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Saludos a los niños 2002-05-14 1 Santa Marta Magdalena CO 00:00:00 false

Muy buenas tardes, niños y maestras de los niños; es para mí una bendición y privilegio grande estar con ustedes en esta ocasión, para saludarlos y pedirle a Cristo Sus bendiciones sobre cada uno de ustedes. Reciban saludos de Erica (mi esposa) y también de mis niñas América y Yahannah Gabriela.

Por aquí tenemos a América, y Yahannah Gabriela también está por aquí, ya la pueden ver; y ya América está grandecita, ya tiene 8 años y va para 9 años, en Agosto ya cumple 9 años, y está ella muy contenta con su hermanita que Dios nos ha dado, y también yo estoy muy contento por haberme dado Dios una niñita, y también Erica está muy contenta, porque los niños son una bendición de Dios.

Dios envía del Cielo niños a los hogares, para que nazcan, crezcan y sirvan a Dios todos los días de su vida. Son muy importantes los niños delante de Dios, a tal grado que Cristo cuando habló del nuevo nacimiento, El dijo que si las personas no se volviesen como niños no entrarían al Reino de Dios.

San Mateo, capítulo 18, verso 1 en adelante, dice:

En aquel tiempo los discípulos vinieron a Jesús, diciendo: ¿Quién es el mayor en el reino de los cielos?

Y llamando Jesús a un niño, lo puso en medio de ellos,

y dijo: De cierto os digo, que si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos.

Así que, cualquiera que se humille como este niño, ése es el mayor en el reino de los cielos.

Y cualquiera que reciba en mi nombre a un niño como este, a mí me recibe.

Y cualquiera que haga tropezar a alguno de estos pequeños que creen en mí, mejor le fuera que se le colgase al cuello una piedra de molino de asno, y que se le hundiese en lo profundo del mar.”

Vean lo importante que son los niños para Dios, que tipifican a los creyentes en Cristo nacidos de nuevo; y por consiguiente los niños creyentes en Cristo son bienaventurados.

¿Dónde están los niños bienaventurados de aquí de Santa Marta? (Nota - Los niños levantan sus manos) ¿Ven? Aquí están. Y los niños espirituales de Santa Marta, bienaventurados, ¿quiénes son? ¿Dónde están? ( Nota - Los presentes responden: “¡Amén!”) Pues todos nosotros.

Así como la persona cuando viene a esta Tierra nace como un bebé, un niñito o niñita en una familia, así también es en el Reino de los Cielos, así es en la Iglesia del Señor Jesucristo, cuando una persona recibe a Cristo como su Salvador, lava sus pecados en la Sangre de Cristo, es bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo y recibe el Espíritu de Cristo, el Espíritu Santo, ha nacido en el Reino de Cristo como un niño, ha nacido en la Casa de Dios, la Iglesia del Señor Jesucristo.

Y ahora, esa persona es un niño espiritual que toma leche espiritual, es alimentado espiritualmente, y va creciendo, así como los niños en los hogares, al nacer, van creciendo a medida que van tomando leche, van creciendo, y después de cierto tiempo es que le dan comida sólida; así es en la Casa de Dios, la Iglesia del Señor Jesucristo.

Por eso Cristo comparó a los creyentes en El, los que obtendrían el nuevo nacimiento, del cual le habló Cristo a Nicodemo diciéndole: “De cierto, de cierto te digo, que el que no nazca de nuevo no puede ver el Reino de Dios.” Nicodemo pensó en un nacimiento natural, pero era un nacimiento espiritual, y Cristo le dice... Nicodemo pregunta: “¿Cómo puede hacerse esto? ¿Puede acaso el hombre ya siendo viejo entrar en el vientre de su madre y nacer de nuevo (o sea, nacer de nuevo)?” ¿Para qué? Para así ver el Reino de Dios y por consiguiente entrar al Reino de Dios, y así nacer como un niño.

Pero Cristo le dijo: “De cierto, de cierto te digo, que el que no nazca de nuevo, o sea, el que no nazca del agua y del espíritu no puede entrar en el Reino de Dios.”

Por lo tanto, la persona al recibir a Cristo como su Salvador, lavar sus pecados en la Sangre de Cristo y ser bautizado en agua en Su Nombre y recibir el Espíritu Santo, la persona ha nacido en el Reino de Cristo, en el Reino de Dios, como un niño.

Y ahora, tenemos niños físicamente pequeños, personas pequeñas, niñitos, en la Iglesia de Jesucristo; y tenemos niños espirituales también, aunque tengan muchos años son niños espirituales en la Casa de Dios, la Iglesia del Señor Jesucristo.

Así que, vean ustedes niños, con ustedes Cristo representó a todos los que creerían en El, los cuales obtendrían el nuevo nacimiento.

Y ahora, los niños creyentes en Cristo son los niños más bienaventurados que hay en el planeta Tierra.

¿Y dónde están esos niños bienaventurados que hay en el planeta Tierra? Aquí hay un grupo de ellos en esta tarde en Santa Marta.

Así que, niños creyentes en Cristo, sepan que ustedes son niños bienaventurados.

En una ocasión Cristo comparando a los discípulos, a los creyentes en El, con los niños, dijo en San Mateo, capítulo 11, versos 25 al 27, dice:

En aquel tiempo, respondiendo Jesús, dijo: Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y de los entendidos, y las revelaste a los niños.

Sí, Padre, porque así te agradó.

Todas las cosas me fueron entregadas por mi Padre; y nadie conoce al Hijo, sino el Padre, ni al Padre conoce alguno, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar.”

Y ahora, la revelación de Dios acerca del misterio de la Primera Venida de Cristo, fue dada esa revelación ¿a quiénes? A los niños, que eran los creyentes en Cristo, entre los cuales hubo niños, hubo jóvenes, hubo adultos y ancianos también. Todos eran niños espirituales, los cuales estaban comenzando en una nueva dispensación, siendo introducidos a una nueva dispensación.

Y esas personas tan sencillas fueron las personas que tenían la revelación divina de quién es Jesucristo nuestro Salvador en Su Primera Venida, eran las personas que lo habían recibido como el Mesías, el Cristo prometido para el pueblo hebreo; fue que la revelación de Dios, del Padre Celestial, vino a esas personas. No eran unas personas educadas con grandes títulos universitarios y con grandes doctorados en teología, en divinidad, sino que eran personas sencillas: pescadores, agricultores; y personas así sencillas en cuanto a conocimiento teológico, en cuanto a conocimiento universitario eran unos niños; pero a ellos vino la revelación del Cielo, del Padre Celestial. Dice:

Todas las cosas me fueron entregadas por mi Padre; y nadie conoce al Hijo, sino el Padre, ni al Padre conoce alguno, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar.”

Por lo tanto, la revelación del Padre Celestial, de quién es el Padre, la tenía Jesucristo, el Hijo, y aquellos a quienes Jesucristo, el Hijo, la quisiera revelar.

Y ahora, ustedes como niños en Cristo, creyentes en Cristo, son niños bienaventurados a los cuales ha venido la revelación del Cielo, la revelación de Dios, del Programa Divino correspondiente a este tiempo, como también el conocimiento del Programa Divino de la Primera Venida de Cristo, para ustedes creer en Jesucristo como su Salvador.

Por lo tanto, ustedes son niños de nuestro amado Señor Jesucristo, son niños bienaventurados.

Por lo tanto, con esa bienaventuranza tan grande que ustedes tienen niños, adelante sirviendo a Cristo y llevando Su Mensaje por todos los lugares, brazo a brazo con sus maestras y también sus padres, y con el ministro y la congregación, y dándole gracias a Cristo por ser niños creyentes en Cristo, niños bienaventurados de este tiempo final.

Que Dios les bendiga grandemente niños, y también a ustedes maestras de los niños, y también a ustedes padres de estos niños bienaventurados, y a todos ustedes, y a mí también.

Que Dios les continúe bendiciendo a todos y les guarde y nos veremos en la próxima actividad con toda la congregación, que comenzará dentro de ¿qué? Una hora más o menos, o media hora, ya estaremos con ustedes en la próxima actividad también, y será de niños espirituales en el Reino de Cristo; aunque tengan mucha edad pero son niños del Reino de Dios.

Bueno, Dios les continúe bendiciendo niños, y dejo nuevamente a nuestro amigo y hermano Miguel Bermúdez Marín, para finalizar nuestra parte en esta ocasión con los niños, y luego continuaremos con todos los niños espirituales, aunque tengan mucha edad pero son niños espirituales también como ustedes.

Bueno, con nosotros nuestro amigo y hermano Miguel Bermúdez Marín.

PALABRAS DE SALUDO A LOS NIÑOS.”