14 KiB
| title | date | activity | place | city | state | country | duration | public | youtube | translations | files |
|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|
| La Edad de la Adopción | 2001-08-13 | 1 | San Salvador | San Salvador | SV | 00:00:00 | false |
Muy buenas noches, amados amigos y hermanos presentes aquí en El Salvador (El Salvador), República del Salvador (¿así es?); es para mí una bendición grande estar con ustedes en esta ocasión, para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios y Su Programa correspondiente a este tiempo final. Reciban también saludos de mi esposa Erica, todos los hermanos; y los niños reciban saludos de América, mi niña.
Para esta ocasión leemos en Romanos, capítulo 8, versos 14 en adelante, dice:
“Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios.
Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre!
El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios.
Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados.
Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse.
Porque el anhelo ardiente de la creación es el aguardar la manifestación de los hijos de Dios.
Porque la creación fue sujetada a vanidad, no por su propia voluntad, sino por causa del que la sujetó en esperanza;
porque también la creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción, a la libertad gloriosa de los hijos de Dios.
Porque sabemos que toda la creación gime a una, y a una está con dolores de parto hasta ahora;
y no sólo ella, sino que también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, nosotros también gemimos dentro de nosotros mismos, esperando la adopción, la redención de nuestro cuerpo.
Porque en esperanza fuimos salvos; pero la esperanza que se ve, no es esperanza; porque lo que alguno ve, ¿a qué esperarlo?
Pero si esperamos lo que no vemos, con paciencia lo aguardamos.”
Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.
Nuestro tema es: “LA EDAD DE LA ADOPCION.”
Para poder comprender el misterio de la Edad de la Adopción, tenemos que saber qué es la Adopción y qué es la Edad de la Adopción.
La Adopción es: la Adopción de los hijos e hijas de Dios como hijos e hijas de Dios, con cuerpos teofánicos eternos y con cuerpos físicos, eternos y glorificados.
O sea, que la Adopción es para cada alma de Dios que está escrita en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, desde antes de la fundación del mundo. La Adopción, su Adopción, es cuando tenga su cuerpo nuevo, físico, eterno, inmortal, incorruptible y glorificado, igual al cuerpo glorificado de Jesucristo, juntamente con el cuerpo teofánico angelical que estará dentro del cuerpo físico glorificado.
Y así como para todas las construcciones que se hacen legalmente, conforme a las leyes de los gobiernos, hay un plano que es el diseño, el diseño donde está contenido todo lo que va a ser construido; así como Dios le dio el diseño a Moisés para la construcción del tabernáculo, y luego también el rey David le dio a su hijo Salomón los planos de toda la construcción que iba a realizar, la construcción de la Casa de Dios y todas las dependencias que iba a tener, todos los edificios, y todo; y dijo el rey David que todo eso fue trazado por la mano de Dios.
Es que tanto el templo que hizo Salomón como el tabernáculo que construyó el Profeta Moisés, son tipo y figura del Templo Celestial, y por consiguiente son tipo y figura de la Iglesia del Señor Jesucristo.
Y ahora, así como Moisés tuvo un diseño que le fue dado, y por consiguiente tuvo un plano para construir (de acuerdo a ese diseño, a ese plano) el tabernáculo; y así como Salomón para construir el templo tuvo un plano, un diseño, que le fue entregado para construirlo todo de acuerdo a ese plano, el Señor Jesucristo está construyendo un Templo para Dios con piedras vivas, seres humanos, los cuales llegarán a ser (como individuos) perfectos; por consiguiente serán templos humanos (como individuos) perfectos; como Jesucristo, el Templo de Dios perfecto fue manifestado en la Tierra, y fue perfeccionado, y se sentó luego en el Trono de Dios en el Cielo y tiene ese cuerpo glorificado; así también cada creyente en Cristo tendrá un cuerpo glorificado también, será una persona perfecta y Dios morará en él en toda Su plenitud.
Vean que San Pablo nos enseña que el propósito divino, el plan es que todos lleguemos a la perfección, a la estatura de un Varón Perfecto.
Ahora, el Programa de la perfección, de la Adopción, es para cada alma que tiene su nombre escrito en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, porque esas son las almas de Dios, la simiente de Dios; y por consiguiente el Cuerpo Místico de creyentes compuesto por esas personas es, como Cuerpo Místico de creyentes, la Iglesia del Señor Jesucristo; por lo tanto, el mismo Programa es aplicado a la Iglesia del Señor Jesucristo, hasta que llegue a su perfección.
Por lo tanto, para llegar a la perfección tiene que haber una edad perfecta donde sean colocados los que van a llegar a la perfección, y por consiguiente esa edad tiene que pertenecer a una Iglesia que tiene que estar creciendo de etapa en etapa; o sea, que una edad perfecta no puede ser colocada sobre otro lugar que no sea el Cuerpo Místico de Cristo de edad en edad, que ha ido creciendo, y la Edad perfecta es la Edad de la Piedra Angular, que es colocada sobre las siete edades de la Iglesia, o sea, es unida en el tiempo final.
Ahora, tiene que haber una Iglesia, un Cuerpo Místico de creyentes donde estén esas personas que van a llegar a la perfección, sus pecados tienen que ser quitados, porque nadie puede llegar a la perfección con pecado.
¿Y cómo vamos a quitar los pecados? Pues no somos nosotros sino Jesucristo es el que quita nuestros pecados con Su Sangre. Por lo tanto esas personas llegan a ser vistas perfectas delante de Dios, sin pecado, como si nunca en la vida hubiesen pecado, porque la Sangre de Jesucristo nos limpia de todo pecado.
Tiene que haber entonces un Cuerpo Místico de creyentes y esa es la Iglesia del Señor Jesucristo, donde El coloca esas personas que van rumbo a la perfección, de etapa en etapa, de edad en edad. Y tiene que haber un Mensajero en cada etapa, en cada edad a través del cual Cristo en Espíritu Santo se vele y se revele, Cristo se manifiesta a través de ese Mensajero y habla a través de ese Mensajero, y llama y junta a los escogidos de esa edad, para colocarlos en el camino de la perfección.
Ahora, el camino de la perfección, vean ustedes, para la Iglesia es de edad en edad, cada edad está en el camino de la perfección con el Mensajero de cada edad, con el grupo de cada edad, hasta que llegará la Iglesia del Señor Jesucristo a la edad perfecta, que es la Edad de la Piedra Angular, donde estará el Mensajero con el grupo de su tiempo final, del tiempo final, para ocupar su lugar en el camino de la perfección, que es el camino cristiano, el camino de Cristo; y es en esa edad donde la promesa para el Día Postrero, que los muertos en Cristo van a resucitar primero y luego nosotros los que vivimos vamos a ser transformados, esa promesa va a ser cumplida en esa edad perfecta, la Edad de la Piedra Angular. Para poder obtener la perfección hay que llegar a la edad perfecta.
Los de las edades pasadas estaban en el camino de la perfección, pero no habían llegado a la edad de la perfección, para obtener la perfección física; pero por cuanto la Iglesia del Señor Jesucristo es el Templo Espiritual de Cristo, es la Casa de Dios, el nuevo Templo, vean ustedes, en el Programa de la perfección, en el camino de la perfección es Cristo el Camino, pues El dijo: “Yo Soy el Camino, la Verdad y la Vida, y nadie viene al Padre sino por mí.” (San Juan, capítulo 14, verso 6).
Ahora, en este camino de la perfección, encontramos que así como Cristo es perfecto, vean la trayectoria de Cristo, porque esa misma es la trayectoria para todos nosotros como individuos y para la Iglesia del Señor Jesucristo como Cuerpo Místico de creyentes.
Antes de Cristo aparecer en la Tierra en cuerpo de carne, El ya estaba en Su cuerpo angelical, Su cuerpo teofánico. Por eso es que Juan el Bautista cuando lo presenta o cuando habla de que vendrá uno después de él, dice hablando de Jesús en el capítulo *1, de San Juan, y lo vamos a leer para que vean ustedes... Juan el Bautista tenía una gran revelación del que vendría después de él. Dice capítulo *1, verso... verso 19 en adelante, dice... todavía tenemos que comenzar un poquito antes; verso 15 en adelante, dice, de San Juan capítulo *1:
“Juan dio testimonio de él (o sea, Juan el Bautista dio testimonio de Jesús), y clamó diciendo: Este es de quien yo decía: El que viene después de mí, es antes de mí; porque era primero que yo.”
Y ahora, el que viene después es primero.
Es como Esaú y Jacob, nació primero Esaú y después nació Jacob, pero el primogénito delante de Dios era ¿quién? Jacob, se llevó la Bendición de la Primogenitura.
Y ahora, Juan dice que el que viene después es primero, y algunas personas no pueden comprender esto: que uno que venga después sea primero, pero Juan aquí lo dice y entonces hay una forma para comprender este misterio.
“En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios.
Este era en el principio con Dios.
Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho.
En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.
La luz en las tinieblas resplandece, (pero las tinieblas no comprendieron, no comprendieron la luz)...
La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella (no prevalecieron contra la luz).”
Ahora, vean ustedes (esto fue capítulo 1, verso 1 al 5 de San Juan); y el capítulo 1 mismo, verso 6 en adelante, dice:
“Hubo un hombre enviado de Dios, el cual se llamaba Juan.
Este vino por testimonio, para que diese testimonio de la luz, a fin de que todos creyesen por él.
No era él la luz, sino para que diese testimonio de la luz.
Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este mundo.”
¿Cómo venía a este mundo esa luz verdadera que alumbra a todo hombre y creó todas las cosas? Venía en carne humana.
“En el mundo estaba, y el mundo por él fue hecho; pero el mundo no le conoció.
A lo suyo vino (o sea, al pueblo hebreo), y los suyos no le recibieron.
Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios;
los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios.”
Eso es el nuevo nacimiento: engendrados de Dios, no de carne y sangre. Por medio de nacer a través de nuestros padres terrenales, nacemos en la Tierra como seres humanos, esclavos del reino de las tinieblas, no nacemos como hijos de Dios; pero por medio de creer en Cristo como nuestro Salvador, lavar nuestros pecados en Su Sangre, ser bautizados en Su Nombre y recibir Su Espíritu, nacemos como hijos e hijas de Dios, porque estamos obteniendo el nuevo nacimiento.
Y así como Cristo antes de tener Su cuerpo de carne tenía Su cuerpo angelical teofánico, cada alma de Dios en el Programa de Redención, para su Adopción como un hijo o una hija de Dios, antes de recibir el cuerpo físico, nuevo y glorificado, igual al cuerpo de Jesucristo, primero tiene que recibir su cuerpo teofánico, su cuerpo angelical, el cual recibe al recibir a Cristo como su Salvador, lavar sus pecados en la Sangre de Cristo, ser bautizados en Su Nombre y recibir Su Espíritu Santo, y obtiene el nuevo nacimiento y obtiene el cuerpo angelical; porque cuando hay un nacimiento tiene que haber un cuerpo, es el cuerpo angelical teofánico el que la persona obtiene, ha nacido un bebé en el Reino de los Cielos. ¿Ve?
Y ahora, recuerden que todo esto ocurre en el Reino de los Cielos, en el Reino de Cristo, el Reino de Luz.
Y ahora, primero hay que tener el cuerpo teofánico angelical, porque es en esa forma en que la persona es hecha perfecta, un hijo o una hija de Dios. Primero viene la Adopción espiritual, cuando la persona recibe el nuevo nacimiento, y recibe el Espíritu Santo y recibe el cuerpo angelical, fue adoptado espiritualmente en la sexta dimensión, pero falta la Adopción física. Por lo tanto, necesita estar en el Cuerpo Místico de Cristo, porque es ahí donde recibe también el nuevo nacimiento, la Adopción espiritual; y luego persevera hasta que llegue el momento exacto en que Cristo adopte a los creyentes en El que han partido, lo cual será la resurrección de ellos en cuerpos glorificados, y nos transforme a nosotros, lo cual será la Adopción nuestra, de nosotros los que vivimos.
Ahora, continuamos leyendo aquí, dice:
“Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad.”
El Verbo que era con Dios y era Dios, ¿saben quién es? Nuestro amado Señor Jesucristo en Su cuerpo angelical, nuestro Señor Jesucristo en Su cuerpo angelical es el Angel del Pacto, el Angel de Jehová, es el cuerpo angelical de Dios, Dios ha creado al ser humano a Su Imagen y a Su Semejanza.
Ahora, San Pablo dice que como hemos traído la imagen del terrenal (de Adán), traeremos también la Imagen del Celestial, o sea, de Jesucristo, nuestro Salvador; o sea, que todos vamos a ser a Imagen y Semejanza de Cristo, nuestro Salvador; este es un misterio grande aquí.
Primera de Corintios, capítulo 15, verso 42 en adelante, dice:
“Así también es la resurrección de los muertos. Se siembra en corrupción, resucitará en incorrupción.
Se siembra en deshonra, resucitará en gloria; se siembra en debilidad, resucitará en poder (o sea, que la resurrección para los muertos en Cristo es en gloria, en cuerpos glorificados, en cuerpos gloriosos).
“Se siembra cuerpo animal (recuerden este cuerpo que tenemos es cuerpo animal)...