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| Tiempo de buscar a Dios | 2001-07-04 | 1 | Chicago | Illinois | US | 00:00:00 | false |
Muy buenas tardes, amados amigos y hermanos presentes; es para mí una bendición estar con ustedes en esta ocasión, para compartir con ustedes aquí en Chicago unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios y Su Programa correspondiente a este tiempo final.
Para lo cual quiero leer en Isaías, capítulo 55, versos 1 en adelante, donde dice:
“A todos los sedientos: Venid a las aguas; y los que no tienen dinero, venid, comprad y comed. Venid, comprad sin dinero y sin precio, vino y leche.
¿Por qué gastáis el dinero en lo que no es pan, y vuestro trabajo en lo que no sacia? Oídme atentamente, y comed del bien, y se deleitará vuestra alma con grosura.
Inclinad vuestro oído, y venid a mí; oíd, y vivirá vuestra alma; y haré con vosotros pacto eterno, las misericordias firmes a David.
He aquí que yo lo di por testigo a los pueblos, por jefe y por maestro a las naciones.”
Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.
Nuestro tema es: “TIEMPO DE BUSCAR A DIOS.”
A través de la historia bíblica, encontramos que Dios le ha dado a la raza humana tiempo para que le busque, y lo encuentre, y reciba la bendición de la Vida eterna para su alma.
¿Por qué es importante buscar a Dios? Porque Dios hizo al ser humano a Su imagen y a Su semejanza, por lo cual lo hizo Dios al ser humano alma, espíritu y cuerpo.
Y lo más importante del ser humano es su alma; el espíritu es un cuerpo de otra dimensión, y el cuerpo físico es un cuerpo de esta dimensión; pero el alma es lo más importante del ser humano, porque eso es lo que es en sí la persona: alma viviente, y tiene dos cuerpos, que son el espíritu, que es un cuerpo de otra dimensión y el cuerpo físico de esta dimensión.
Ahora, toda persona desea vivir eternamente. A través de la historia de la raza humana muchos han buscado la fuente de la juventud, pero no la han encontrado porque han buscado una fuente, un río, un lago o un pozo artesiano que brote agua y que al tomarla puedan vivir eternamente las personas.
Pero miren, Jesucristo hablándonos de la Fuente del Agua de la Vida, dijo a la mujer samaritana que El le daría Agua que salta para Vida eterna.
Esa Agua que salta para Vida eterna es el Espíritu Santo, en donde la persona que recibe a Cristo como su Salvador, y lava sus pecados en la Sangre de Cristo, y es bautizado en el Nombre del Señor Jesucristo, recibe el Espíritu Santo, la Fuente del Agua de la Vida o el Agua de la Fuente de la Vida, y vive eternamente, obtiene Vida eterna, porque el ser humano cayó de la Vida eterna.
Y ahora, para ser restaurado la Vida eterna, Cristo ha venido para darnos de la Fuente del Agua de la Vida eterna, Cristo es la Fuente y el Agua de la Vida eterna es el Espíritu Santo que estaba en El, el cual El ha ofrecido para todos los creyentes en El. Juan el Bautista dijo, hablando de Jesús: “Este es aquel al cual yo di testimonio y dije que después de mí vendría uno del cual yo no soy digno de desatar la correa de su calzado, El les bautizará con Espíritu Santo y fuego.”
La persona creyente en Cristo y bautizada en el Nombre del Señor Jesucristo, la cual ha sido lavada con la Sangre de Cristo, recibe el Espíritu Santo, porque es una promesa para los creyentes en Cristo, y la persona obtiene el nuevo nacimiento, nace en el Reino de Dios, la Iglesia del Señor Jesucristo, y viene a ser una nueva criatura, viene a ser una nueva criatura, es una persona que ha sido colocada en una Nueva Creación. Esa Nueva Creación es la Iglesia del Señor Jesucristo, es una Nueva Raza que está siendo creada por Dios a través de Jesucristo, y el primero de esa Nueva Raza es Jesucristo, nuestro Salvador.
En Apocalipsis, capítulo 3, verso 14, dice que El es el principio de la Creación de Dios; o sea, de esta Nueva Creación Cristo es el primero, y El tiene un cuerpo angelical, teofánico, y tiene un cuerpo físico glorificado.
Y en esa misma forma es que Jesucristo está creando esta Nueva Raza, le da primero un cuerpo teofánico angelical de la sexta dimensión, al recibir las personas el Espíritu Santo, reciben ese cuerpo angelical teofánico y angelical de Jesucristo, nuestro Salvador.
El cuerpo angelical o teofánico de Jesucristo en el Antiguo Testamento es llamado ‘el Angel del Pacto, el Angel de Jehová,’ el cual libertó al pueblo hebreo. Y por eso es que Cristo en San Juan, capítulo 8, verso 56 al 58 dijo:
“Abraham vuestro padre se gozó de que había de ver mi día; y lo vio, y se gozó.
Entonces le dijeron los judíos: Aún no tienes cincuenta años, ¿y has visto a Abraham?
Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Antes que Abraham fuese, yo soy.”
El era antes que Abraham, ¿cómo? En Su cuerpo teofánico, Su cuerpo angelical. Ese Angel de Jehová que libertó al pueblo hebreo es Jesucristo en Su cuerpo teofánico, cuerpo angelical.
Y ahora, en ese cuerpo angelical mora Dios en toda Su plenitud y luego se hizo carne, se hizo hombre, y habitó en medio de la raza humana. Ese cuerpo angelical es llamado el Verbo que era con Dios y era Dios, el Verbo que salió de Dios, o sea, el cuerpo teofánico, cuerpo angelical que salió del mismo Dios, en el cual Dios mora en toda Su plenitud. Y por eso dice en el Exodo, capítulo 23, versos 20 al 23 que el Nombre de Dios está en ese Angel.
Exodo, capítulo 23, versos 20 en adelante, dice:
”He aquí yo envío mi Angel delante de ti para que te guarde en el camino, y te introduzca en el lugar que yo he preparado.
Guárdate delante de él, y oye su voz; no le seas rebelde; porque él no perdonará vuestra rebelión, porque mi nombre está en él.”
¿Dónde está el Nombre de Dios? En Su Angel. El Angel de Jehová, el Angel del Pacto tiene el Nombre de Dios. Y cuando el Angel del Pacto, el Angel de Jehová, se hizo hombre, se hizo carne, el cual se hizo hombre, se hizo carne al nacer Su cuerpo de carne a través de la virgen María; así el Verbo se hizo carne y habitó en medio del pueblo hebreo y fue conocido por el nombre de Jesús. Por eso Jesús decía: “Yo he venido en nombre de mi Padre y no me recibís.”
Luego en San Juan, capítulo 12, verso 28, Cristo dijo:
“Padre, glorifica tu nombre. Entonces vino una voz del cielo: Lo he glorificado, y lo glorificaré otra vez.”
Lo glorificó en la Primera Venida de Cristo y lo glorificará en la Segunda Venida de Cristo.
Ahora, hemos visto porqué Jesucristo podía decir que antes que Abraham fuese El era: porque El era en la forma de Angel de Jehová, de Angel del Pacto, El estaba en Su cuerpo angelical, Su cuerpo teofánico; y más adelante se hizo hombre, y habitó en medio de la raza humana, y fue conocido por el nombre de Jesús.
Y ahora, nuestro amado Señor Jesucristo vino con un propósito específico en medio de la raza humana: vino para redimir al ser humano, redimir a todos los que están escritos en el Libro de la Vida del Cordero desde antes de la fundación del mundo, para restaurarlos a la Vida eterna, para lo cual Cristo tenía que venir en la forma de hombre, un cuerpo de carne, estar en medio del pueblo hebreo y tener un ministerio, luego morir en la Cruz del Calvario llevando nuestros pecados, para que así nosotros podamos vivir eternamente.
Porque miren ustedes, la paga del pecado es la muerte, pero si es quitado el pecado, entonces tenemos Vida eterna, porque no hay una paga de muerte si no hay pecado.
Cristo tomó nuestros pecados, se hizo mortal, murió en la Cruz del Calvario y llevó lejos nuestros pecados.
Y cuando la persona lo recibe como su Salvador, lava sus pecados en la Sangre de Cristo y es bautizado en Su Nombre, los pecados de la persona desaparecen de la persona y queda libre de pecado, y por consiguiente recibe el Espíritu Santo y recibe Vida eterna.
“El que oye mi Palabra y cree al que me ha enviado, tiene Vida eterna (tiene Vida eterna), y no vendrá a condenación, más pasó de muerte a vida.” Ese es el milagro divino que Dios realiza por medio de Jesucristo, nuestro Salvador.
Y así como Dios libertó al pueblo hebreo de la esclavitud en Egipto por medio de Moisés, ahora Cristo liberta al Israel Celestial, que es Su Iglesia, todos los miembros de Su Iglesia, todos los escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, Cristo los liberta del Egipto espiritual, o sea, del mundo, del reino de las tinieblas, del reino del diablo, los liberta del faraón, que es el diablo, y los lleva a Su Reino, al Reino de Cristo, y los coloca ahí con Vida eterna.
Esto es lo que nos habló San Pablo en Colosenses, capítulo 1, verso 12 en adelante, cuando dice:
“Con gozo dando gracias al Padre que nos hizo aptos para participar de la herencia de los santos en luz;
el cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo.”
Vean, nos sacó del reino del diablo y nos colocó en el Reino de Cristo.
Ahora, pertenecemos al Reino de Jesucristo con Vida eterna, para vivir con Cristo por toda la eternidad.
Ya El en lo espiritual nos ha dado un nuevo cuerpo espiritual: el cuerpo angelical, cuerpo teofánico, y pronto nos libertará físicamente de esta dimensión terrenal y de este cuerpo terrenal, ¿cuándo? Cuando nos transforme, lo cual será cuando haya completado Su Cuerpo Místico de creyentes, y entonces resucitará a los muertos creyentes en El y a nosotros nos transformará, y así todos estaremos con cuerpos eternos y glorificados, igual al cuerpo glorificado de nuestro amado Señor Jesucristo.
Y así estaremos libertados físicamente también y estaremos libres de la muerte, libres de las enfermedades, libres de los problemas que tenemos en estos cuerpos, libres de las huellas del tiempo, que es la vejes, libres de todas esas cosas, porque tendremos un cuerpo eterno y glorificado, y ya estaremos iguales a nuestro amado Señor Jesucristo, ya seremos personas perfectas físicamente en nuestro cuerpo, porque tendremos un cuerpo glorificado. Esa es la clase de cuerpo más importante que hay.
Y ahora, hay tres clases de cuerpos: cuerpo espiritual, ya sea de la sexta dimensión o de la quinta dimensión; cuerpo físico de carne, mortal, corruptible y temporal; y cuerpo glorificado.
Ahora, vean ustedes, hemos recibido una transformación espiritual y por consiguiente hemos recibido un cuerpo espiritual teofánico, igual al cuerpo teofánico angelical de Jesucristo, y pronto recibiremos en adición una transformación física, en donde obtendremos un nuevo cuerpo eterno, inmortal y glorificado, igual al cuerpo glorificado de nuestro amado Señor Jesucristo.
Ahora, para todo esto Dios ha establecido un tiempo en donde cada alma que viene de Dios a la Tierra confirma su lugar en la Vida eterna, al recibir a Cristo como su Salvador, lavar sus pecados en la Sangre de Cristo y ser bautizado en Su Nombre, y recibir Su Espíritu Santo, y así ha quedada confirmada la persona en la Vida eterna, y ha quedado dentro del Reino de Jesucristo, el único Reino que existirá por toda la eternidad.
El reino del maligno va a ser destruido y va a ser echado al lago de fuego juntamente con el diablo y todos sus ángeles, pero el único Reino que será para toda la eternidad es el Reino de nuestro amado Señor Jesucristo.
Por eso las personas que no reciben a Cristo como su salvador, han despreciado la oportunidad de vivir eternamente en el Reino de Cristo, y por consiguiente esas personas serán destruidas juntamente con el diablo en el reino del diablo, porque la persona cuando nace en la Tierra, nace en el reino del diablo, porque la raza humana cayó y el diablo se apoderó de la raza humana, y es dentro del reino del maligno que nace todo ser humano.
Pero es libertada la persona cuando recibe a Cristo como su Salvador, y es pasado del reino del Egipto espiritual y del faraón espiritual, que es el diablo, es pasado de ese reino al Reino de Jesucristo, Reino con Vida eterna, Reino de Luz, Reino de verdad, el Reino de la Palabra.
Así que, para poder alcanzar Vida eterna, hay que recibir a Cristo como nuestro Salvador, para que El perdone nuestros pecados, nos limpie con Su Sangre preciosa y nos bautice con Su Espíritu Santo y nos coloque en Su Reino.
Ahora, podemos ver que todo este misterio del Reino de Dios y el reino del maligno es sencillo: se nace en el reino del maligno, pero por medio de Cristo somos sacados del reino del maligno y colocados en el Reino de Cristo.
Miren el pueblo hebreo que fue libertado, ¿dónde nacieron ellos? En el reino del Faraón, pero fueron libertados y fueron llevados a la tierra prometida; y así es en lo espiritual, en esta Tierra se nace en el reino del maligno, por eso se recibe un espíritu del mundo, pero Cristo llevó a cabo Su Obra de Redención, y cuando la persona lo recibe como su Salvador, queda libertada la persona, porque aceptó su libertad y es sacado del reino del maligno y colocado en el Reino de Jesucristo.
Ahora, los que no reciben a Cristo como su Salvador, le sucede como cualquier persona del pueblo hebreo, que pudiera decir en el tiempo que Dios estaba libertando al pueblo hebreo, podía decir: “No, yo estoy bien acá en Egipto, yo no salgo con Moisés, yo estoy bien en Egipto, yo no salgo con ese grupo de personas que se va con Moisés.” Pues se quedaba en el reino del faraón esclavizado; porque estaba allí como esclavo, todo hebreo que estaba en Egipto.
Por eso cuando se suena la trompeta de liberación, la perdona al escucharla, tiene que responder a ese llamado para salir libre y recibir así Vida eterna.
Ahora, estamos en un tiempo en donde la Trompeta de liberación espiritual ha estado sonando desde que Cristo murió, fue sepultado, resucitó y ascendió al Cielo, y luego se comenzó a predicar el Evangelio, cuando se recibió el Espíritu Santo el Día de Pentecostés. Y ha estado sonando esa Trompeta de liberación para que toda persona que la escucha, la predicación del Evangelio de la Gracia, reciba su liberación.
Luego para el Día Postrero en adición, la Trompeta para la liberación física, que es la Trompeta Final, estaría también sonando, para que luego que cada persona reciba su liberación espiritual, pueda recibir luego su liberación física también en este tiempo final, que es el Día Postrero, cuando Cristo termine de realizar la liberación espiritual de cada persona que tiene su nombre escrito en el Libro de la Vida del Cordero, luego realizará la liberación física, resucitando los muertos en Cristo en cuerpo glorificados y eternos, y luego transformándonos a nosotros los que vivimos.
Y entonces tendremos la doble porción de la Redención, la doble porción de la liberación, tendremos entonces liberación espiritual y liberación física también, tendremos resurrección espiritual y resurrección física también. Eso es una doble porción en el Programa de Redención.
Recibimos primero la Redención espiritual y después recibiremos la Redención física, que es la Redención del cuerpo, la transformación de nuestro cuerpo.
Ahora, ¿por qué todavía no han resucitado los muertos en Cristo y nosotros los que vivimos no estamos transformados? Porque todavía Cristo está llamando y está juntando en Su Iglesia todos los que faltan de llegar a Su Iglesia, todos los que están escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero.
Por lo tanto, todavía hay tiempo para buscar a Dios y encontrar a Dios, todavía hay tiempo para recibir a Cristo como nuestro Salvador en la Edad correspondiente a este tiempo final. Eso es muy importante, porque ya las demás edades terminaron, todas ya se denominacionalizaron y murieron; la única que queda viva es la Edad de la Piedra Angular.
Por lo tanto, es en la Edad de la Piedra Angular donde Cristo está llamando y juntando a Sus escogidos con la Gran Voz de Trompeta del Evangelio del Reino.
Es ahí donde hay tiempo de buscar a Dios, y de encontrarlo y recibir Sus bendiciones.
Por lo tanto, nosotros oramos por nuestros familiares, para que aprovechen este tiempo que todavía queda, el cual es corto, pero lo hay. El Rvdo. William Branham hablándonos en el libro de “Los Sellos,” página 369, dice, hablando de los dos Olivos, Moisés y Elías, dice, página 369, dice:
“Ya pronto será tiempo para que acontezca todo esto del sexto Sello. Y cuando eso suceda, será el FIN. Y en esa hora la Novia ya habrá subido. La Reina ya estará en su lugar; mientras esto sucede sobre la tierra, ella estará allá celebrando las bodas con el Rey. Entonces el remanente de Israel es sellado (o sea, los ciento cuarenta y cuatro mil hebreos) y listo para salir, y en ese tiempo comienzan a estremecerse las fuerzas de la naturaleza. ¡Qué tiempo!
Ahora fijémonos en los últimos dos versículos de Apocalipsis 6, o sea, lo que sucederá con los que hicieron mofa y se rieron de la predicación de la Palabra vindicada del Dios Viviente. Esos profetas estarán allí y harán toda clase de milagros, oscurecerán el sol, y todas esas cosas a través de ese tiempo. Luego aquellos clamarán a las piedras y a los montes que los escondan de la misma Palabra de la cual antes se habían burlado, porque ahora lo podían ver que venía. Decían: ‘Escondednos de la ira del Cordero.’ El es la Palabra. Ellos se habían burlado de la Palabra y ahora allí estaba la Palabra encarnada. Ellos se habían mofado grandemente de esos profetas, pero ahora había venido la Palabra encarnada. ¿POR QUE NO SE ARREPINTIERON? No pudieron; ya era demasiado tarde. Y ellos conocían muy bien el castigo que les esperaba; habían oído todo eso. Ellos habían estado en cultos como éste, y habían escuchado todas esas cosas. Ellos sabían que estaban encarando las mismas cosas que esos profetas habían predicho. Pero lo habían rechazado; despreciaron la misericordia de Dios por última vez.”
Ahora vean, bajo el ministerio de Moisés y Elías es que estará la Misericordia por última vez manifestada en la Tierra, y los que se mofarán de los Dos Olivos, de Moisés y Elías, de los Angeles del Hijo del Hombre que estarán aquí en la Tierra llamando y juntando los escogidos de Dios, estos ministerios de los Angeles del Hijo del Hombre, estos ministerios de Moisés y Elías manifestados en el Angel del Señor Jesucristo, en el llamado final de los escogidos. Luego el llamado pasará al pueblo hebreo, donde serán llamados ciento cuarenta y cuatro mil hebreos.
Ahora vea, estamos en el tiempo final, en el llamado final de Dios, estamos en donde pronto la puerta de la Misericordia se ha de cerrar. Como leyó el Rvdo. Miguel Bermúdez Marín en San Lucas, capítulo 13, verso 25, donde nos dice el mismo Cristo hablando:
“Después que el padre de familia se haya levantado y cerrado la puerta, y estando fuera empecéis a llamar a la puerta, diciendo: Señor, Señor, ábrenos, él respondiendo os dirá: No sé de dónde sois.”
Ahora, así como se cerró la puerta del arca, en el tiempo de Noé, donde estuvo Noé predicando por unos 100 ó 120 años, y anunciando que vendría el juicio divino sobre la raza humana, vendría el diluvio sobre la raza humana, pero tardó todo ese tiempo que Noé estuvo construyendo el arca, porque no podía venir el diluvio hasta que el arca no estuviera construida.
Y ahora, Cristo está construyendo Su Iglesia y no puede venir el juicio del diluvio de fuego, no puede venir el día ardiente como un horno, hasta que se haya completado la Iglesia del Señor Jesucristo, estén todos dentro, y entonces Cristo cerrará la Puerta de la Misericordia, Cristo cerrará esa Puerta, que es El mismo, y entonces ya no habrá más Misericordia para las personas, para escapar del juicio divino de la gran tribulación.
El que no esté dentro antes de Cristo cerrar la Puerta de la Dispensación de la Gracia, se quedará en la Tierra para pasar por la gran tribulación, morirá durante la gran tribulación. Pero los escogidos estarán dentro y escaparán del juicio divino que ha de venir sobre la raza humana.
Vean, por eso fue que Cristo comparó este tiempo final con los días de Noé: “Es como en los días de Noé (dijo Cristo) la Venida del Hijo del Hombre para este tiempo final.” Por eso Cristo en San Lucas, capítulo 22 ó 21, verso 34 al 36, dijo:
“Mirad también por vosotros mismos, que vuestros corazones no se carguen de glotonería y embriaguez y de los afanes de esta vida, y venga de repente sobre vosotros aquel día.
Porque como un lazo vendrá sobre todos los que habitan sobre la faz de toda la tierra.
Velad, pues, en todo tiempo orando que seáis tenidos por dignos de escapar de todas estas cosas que vendrán, y de estar en pie delante del Hijo del Hombre.”
Ser tenidos por dignos de escapar de todos estos juicios divinos que vendrán durante la gran tribulación, para ser tenidos por dignos, las personas tienen que haber recibido a Cristo como su Salvador, haber lavado sus pecados..... para que las personas puedan buscar a Dios.
Todavía estamos en tiempo de buscar, y Dios dijo..... que todo corazón le hallaréis... [Nota - Audio original defectuoso]...
“TIEMPO DE BUSCAR A DIOS.”