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title: 'La Verdadera Circuncisión'
date: 2001-05-17
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city: Puebla
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Muy buenas tardes, amados amigos y hermanos presentes; es para mí una bendición grande estar con ustedes aquí en Puebla, República Mexicana; para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios y Su Programa correspondiente a este tiempo final. Para lo cual quiero leer en Romanos, capítulo 2, versos 25 en adelante, donde nos dice San Pablo:
“*Pues en verdad la circuncisión aprovecha, si guardas la ley; pero si eres transgresor de la ley, tu circuncisión viene a ser incircuncisión.*
*Si, pues, el incircunciso guardare las ordenanzas de la ley, ¿no será tenida su incircuncisión como circuncisión?*
*Y el que físicamente es incircunciso, pero guarda perfectamente la ley, te condenará a ti, que con la letra de la ley y con la circuncisión eres transgresor de la ley.*
*Pues no es judío el que lo es exteriormente, ni es la circuncisión la que se hace exteriormente en la carne;*
*sino que es judío el que lo es en lo interior, y la circuncisión es la del corazón, en espíritu, no en letra; la alabanza del cual no viene de los hombres, sino de Dios.”*
Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.
Nuestro tema es: **“LA VERDADERA CIRCUNCISION.”**
El tema de la circuncisión viene desde el Antiguo Testamento, y es tan importante que sin la circuncisión ninguna persona está dentro del Pacto de Dios; por lo tanto necesitamos conocer el misterio de la circuncisión.
En el Antiguo Testamento encontramos a Abraham, el Padre de la fe, el cual recibió la promesa de parte de Dios de ser padre de naciones, y él recibió también la circuncisión conforme a como Dios le ordenó, pero ya él había recibido la Palabra de todas esas promesas divinas, y ahora recibe (Abraham) como sello la circuncisión, por haber creído a Dios. Abraham no dudó, y le fue contada su fe por justicia.
En Génesis, capítulo 14, vamos a ver aquí lo que nos dice... capítulo 15 del Génesis, dice: *“Después de estas cosas...”* verso 11 en adelante:
“*Después de estas cosas vino la palabra de Jehová a Abram en visión, diciendo: No temas, Abram; yo soy tu escudo, y tu galardón será sobremanera grande.*
*Y respondió Abram: Señor Jehová, ¿qué me darás, siendo así que ando sin hijo, y el mayordomo de mi casa es ese damasceno Eliezer?*
*Dijo también Abram: Mira que no me has dado prole, y he aquí que será mi heredero un esclavo nacido en mi casa.*
*Luego vino a él palabra de Jehová, diciendo: No te heredará éste, sino un hijo tuyo será el que te heredará.*
*Y lo llevó fuera, y le dijo: Mira ahora los cielos, y cuenta las estrellas, si las puedes contar. Y le dijo: Así será tu descendencia.*
*Y creyó a Jehová, y le fue contado por justicia.*
*Y le dijo: Yo soy Jehová, que te saqué de Ur de los caldeos, para darte a heredar esta tierra.”*
Aquí podemos ver cómo Abraham al recibir toda esta revelación que le dio Dios, ahora Abraham creyó a Dios, y él creyó a Dios esperanza contra esperanza. ¿Por qué? ¿Cómo puede ser esto? ¿Cómo se puede entender: esperanza contra esperanza.? Esperando, pues lo que no se podía esperar; porque de una mujer anciana de 80 y algo de años... Bueno, ya en esta ocasión vamos a ver, Abraham tenía un poquito menos de 80 años, pero tenía ya bastantes años y Sara también tenía muchos años, ya estaban ancianos.
Y ahora, ¿qué hombre anciano, de unos 80 ó 90 años, ó 100 años, puede esperar tener un hijo por medio de una esposa anciana y estéril? No se puede esperar; por tanto esperar, tener un hijo por medio de una esposa anciana y estéril —para colmo—, eso es esperanza contra esperanza: esperar algo que no se puede esperar.
Pero Abraham estuvo esperando algo que no se podía esperar, porque Dios dijo que le iba a dar un hijo por medio de su esposa Sara; y como Dios le dijo Abraham lo creyó, porque Abraham sabe que no hay ninguna cosa imposible para Dios; si Dios lo ha prometido, El lo cumplirá.
Y ahora, Isaac tipifica, representa a Cristo; en Isaac fue reflejado Cristo.
Y ahora, vean ustedes, era una cosa que no se podía esperar —quizás—, la Primera Venida de Cristo en aquellas condiciones en que estaba la humanidad, y con un grupo de líderes religiosos incrédulos, porque los saduceos no creían en resurrección, y tampoco creían en Angeles; y el que vendría sería el Angel de Jehová, el cual vendría en carne humana, moriría y resucitaría.
En dos cosas que no creían los saduceos: en Angel, y ahora le vendrá el Angel de Jehová en carne humana; y luego no creían en resurrección, y el Angel de Jehová en Su cuerpo físico, llamado Jesús, iba a morir e iba a resucitar.
Por lo tanto, ni creyeron en la Venida del Señor, del Angel de Jehová en carne humana, porque no creían en Angel, y no creyeron tampoco en la resurrección del cuerpo físico de Jesús, que es el cuerpo físico del Angel de Jehová.
Y ahora, los saduceos eran los que tenían el sacerdocio, era de los saduceos el sumo sacerdote Caifás y el otro sumo sacerdote, suegro de Caifás, que era Anás, el cual había sido sumo sacerdote antes que Caifás.
Y ahora, vean ustedes, no podían creer en Angel, no creían en el Angel de Jehová, que vino en carne humana, no creían en resurrección, y vino el Angel de Jehová, murió por nosotros en la Cruz del Calvario, y luego resucitó; tampoco creyeron en la resurrección de Cristo, porque ellos no creían en la resurrección.
Y ahora, todo esto ocurrió para Dios establecer un Nuevo Pacto con esa descendencia de Abraham, que sería como las estrellas del Cielo.
Ahora, encontramos que antes de Dios cumplir Su Programa, El lo tipifica, y encontramos los tipos y figuras en el Antiguo Testamento.
Antes de venir el Cordero de Dios para quitar el pecado del mundo, en el Antiguo Testamento se tuvo el tipo y figura de la Venida de Cristo, del Mesías, del Cordero de Dios que quitaría el pecado del mundo.
Por lo tanto, en el Antiguo Testamento tenemos los tipos y figuras de las cosas que Dios haría en el Nuevo Testamento, por consiguiente la circuncisión, la verdadera circuncisión que sería realizada en el corazón, fue tipificada en la circuncisión que Dios le estableció a Abraham y a la descendencia terrenal de Abraham.
Porque con la descendencia celestial de Abraham, que es la Iglesia del Señor Jesucristo, el Israel Celestial, se llevaría a cabo una circuncisión en el alma, en el corazón, de todos los miembros del Israel Celestial, para lo cual Dios estableció el tipo y figura en el Antiguo Testamento; y por eso Abraham fue circuncidado, Ismael también, su hijo que vino por medio de la esclava Agar, y luego Isaac cuando nació también fue circuncidado; Isaac fue circuncidado al octavo día.
Y con la circuncisión en la carne que se llevaba a cabo en medio de la descendencia terrenal de Abraham, quedaban dentro del pacto que Dios estableció con Abraham en y para el Antiguo Testamento; y toda persona que no fuese circuncidada en medio del pueblo hebreo, moriría, estaba sentenciada a muerte toda persona que no estuviera circuncidada. Y Dios lo cortaría del pueblo, moriría la persona y no pertenecería al pueblo, ni físicamente estando allí vivo, ni para cuando ocurra la resurrección de los que han de entrar a Vida eterna en el juico final.
Esas personas del Antiguo Testamento no pueden obtener Vida eterna, como parte del pueblo hebreo, porque no fueron circuncidados estando ellos en medio del pueblo hebreo. Era tan terrible que tenía que ser de esa forma, o de otra forma la muerte sería el resultado para las personas.
Ahora, encontramos que esto de la circuncisión va ligada al Pacto de Dios con el pueblo hebreo.
Ahora, Dios en el Antiguo Testamento nos habla también de una circuncisión, y vean, ya no una circuncisión física, en la carne. Veamos en Deuteronomio 10, verso 16. Dice:
“*Circuncidad, pues, el prepucio de vuestro corazón, y no endurezcáis más vuestra cerviz.”*
Ahora, podemos ver cómo ya Dios está hablando que hay que circuncidar el corazón, el alma; por eso es que en el Antiguo Testamento Dios llama al pueblo hebreo (y el mismo Cristo, y el Apóstol San Pablo): “Duros de cerviz e incircuncisos de corazón.”
Ahora, encontramos que hay una circuncisión prometida, la cual será llevada a cabo, no por mano humana, sino por la mano de Dios, por medio de Cristo en Espíritu Santo llevando a cabo esa circuncisión en la persona, en el corazón de la persona, y eso es bajo un Nuevo Pacto que Dios establecerá con Su pueblo, la descendencia de Abraham; y esto es para el Israel Celestial y para el Israel terrenal también.
En Jeremías nos habla de un Nuevo Pacto, en donde Dios escribirá Sus Leyes en nuestros corazones. Jeremías, capítulo 4 (vamos a ver lo que nos dice ahí) verso 4, dice:
“*Circuncidaos a Jehová, y quitad el prepucio de vuestro corazón, varones de Judá y moradores de Jerusalén; no sea que mi ira salga como fuego, y se encienda y no haya quien la apague, por la maldad de vuestras obras.”*
Ahora, vean ustedes, una persona no circuncidada estaba bajo el juicio divino.
Y ahora, Dios requiere la circuncisión del corazón. Este siendo un misterio que sería cumplido y por consiguiente abierto en el Nuevo Testamento, veamos, bajo esta circuncisión del corazón, las personas entrarían a un Nuevo Pacto, el cual Dios establecería con Su pueblo, la descendencia de Abraham (o sea, el Israel Celestial). Y luego con el Israel terrenal será establecido el Nuevo Pacto en este tiempo final, porque ellos no han querido entrar como nación al Nuevo Pacto que Dios ya estableció con la Primera Venida de Cristo.
Jeremías, capítulo 31, verso 33, dice, verso 31 en adelante, del capítulo 31, verso 31 en adelante de Jeremías, dice:
“*He aquí que vienen días, dice Jehová, en los cuales haré nuevo pacto con la casa de Israel y con la casa de Judá.”*
Recuerden que la nación hebrea después del rey Salomón - el rey David y el rey Salomón tuvieron la nación hebrea en un solo reino; pero luego de la muerte de Salomón, a causa de que Salomón se fue a adorar ídolos, ya al final de su vida, a causa de las esposas gentiles que habían establecido la idolatría en medio del pueblo hebreo, Salomón les había dado permiso, autoridad, para construir templos paganos, y también les acompañó a esos templos paganos, y por consiguiente la ira de Dios estaba para ser vaciada sobre el reino de Salomón; pero por amor a David Dios no trajo juicio sobre el reino de Israel en los días de Salomón.
Recuerden que ese reino es el Reino de Dios, el Reino de Jehová que fue establecido en la Tierra, en medio del pueblo hebreo; pero luego en los días del hijo de Salomón, cuando ya Salomón partió, entonces vino el juicio divino y se dividió el reino de Israel en dos reinos, y fue constituido el reino en dos reinos, divido en el reino del Norte y en el reino del Sur.
El reino del Norte tenía diez tribus y el reino del Sur tenía dos tribus; o sea, que a la descendencia de David por medio de Salomón le quedaron dos tribus nada más, fue roto el reino a causa de lo que hizo el rey Salomón; fue triste, David no actuó en esa forma. Pero vean, este hombre sabio, luego al final, ya cuando ya llegó a una edad mayor, de anciano, por complacer a sus esposas gentiles, idólatras, vean ustedes, cayó en idolatría también.
Ahora, Salomón no se perdió, Salomón es tipo y figura de Cristo, Cristo, el Rey, el Hijo de David.
Ahora, encontramos que Dios le habló y le dijo que el reino sería roto, sería dividido en dos reinos; por supuesto Salomón se arrepintió, pero ya el juicio de Dios vendría sobre el reino de Salomón, pero en los días del hijo de Salomón, no en los días de Salomón; y las dos tribus: la tribu de Judá y la tribu de Benjamín quedaron para el hijo y la descendencia de David por medio de Salomón, y los hijos de Salomón, y los nietos de Salomón.
Y las tribus del Norte formaron el reino del Norte, que corresponde (como cabeza) a la tribu de Efraín; es la tribu que tenía la primogenitura, ahí está Efraín y está también Manasés.
Ahora, fue dado el reino, vean ustedes, a las diez tribus... y por eso, de esas diez tribus en diferentes ocasiones, son levantados reyes, y así quedó dividido el reino de Israel. De la tribu de Efraín también fue Josué, antes de establecerse el reino de David en la Tierra.
Ahora, encontramos que así fue en medio del pueblo hebreo, luego de la división del reino en dos reinos; por eso se le llama el reino de Judá, y al otro reino se le llama el reino de Efraín: porque la cabeza del reino del Sur que quedó a David y a su descendencia, está encabezado por la tribu de Judá.
Siempre es un descendiente de Judá el que se levantaba como rey en el reino del Sur, un descendiente del rey David, pero en las tribus del Norte, que son diez tribus, no era así; en las tribus del Norte, el reino del Norte, no se levantaba rey de la tribu de Judá.
Ahora, en la profecía está... Miguel nos va a dar el pasaje, donde Dios le dice al Profeta (al Profeta Oseas, ¿es Miguel?) Uno de los Profetas le dice... de los dos palos... es Ezequiel 37, en Ezequiel 37; hay algo ahí, que lo vamos a leer para que tengan el cuadro claro. Ezequiel 37, verso 15 en adelante, dice:
“*Vino a mí palabra de Jehová, diciendo:*
*Hijo de hombre, toma ahora un palo, y escribe en él: Para Judá, y para los hijos de Israel sus compañeros. Toma después otro palo, y escribe en él: Para José, palo de Efraín, y para toda la casa de Israel sus compañeros.*
*Júntalos luego el uno con el otro, para que sean uno solo, y serán uno solo en tu mano* (en la mano del Profeta ambos palos serían un solo palo, porque los tomaría en la misma mano)*.*
*Y cuando te pregunten los hijos de tu pueblo, diciendo: ¿No nos enseñarás qué te propones con eso?”*
Recuerden que los Profetas por orden divina llevaban a cabo ciertos símbolos, lo cual tenía un significado. Y ahora quiere el pueblo cuando ve a Ezequiel con dos palos en su mano... donde está escrito: “Palo de Judá.” Y el otro “Palo de Efraín.” Pues saben que algo significa eso. Es un Profeta el cual está en símbolos, colocando el simbolismo de lo que Dios va a hacer.
Siempre en todo lo que Dios va a hacer, primero Dios ha colocado en simbolismo. Hay un simbolismo siempre en la Palabra de Dios, de todo lo que Dios va a hacer.
Y ahora, el pueblo pregunta:
“*...¿No nos enseñarás qué te propones con eso?*
*diles* (o sea, Dios le dice: el pueblo que va a preguntar, ahora)*...*
*diles: Así ha dicho Jehová el Señor: He aquí, yo tomo el palo de José que está en la mano de Efraín...”*
Y el palo de José, el reino de José... era el reino de José, porque José tenía la primogenitura y fue sobre el cual fue echada la Primogenitura, la Bendición de la Primogenitura por Jacob, cuando bendijo a José bendiciendo a sus hijos: Efraín y Manasés; por lo tanto la Bendición de la Primogenitura y del reino del Norte corresponde a Efraín, y desde el Sur corresponde a Judá.
“*...He aquí, yo tomo el palo de José que está en la mano de Efraín, y a las tribus de Israel sus compañeros, y los pondré* (o sea, a las diez tribus)*... y los pondré con el palo de Judá, y los haré un solo palo, y serán uno en mi mano.”*
Y ahora, lo que el Profeta hace: colocar los dos palos, que representan los dos reinos, palo de Judá y palo de Efraín, porque ese palo de José está en Efraín (en Efraín está el reino del Norte), porque fue sobre el cual Jacob echó la Bendición de la Primogenitura, fue el primero que bendijo, antes de bendecir a todos los demás hijos suyos.
Y ahora, lo que sucede con el Profeta tomando en su mano ambos palos, ambos reinos, es lo que Dios hace, porque ahí el Profeta está representando a Dios, está en la Tierra en representación de Dios. Siempre un Profeta en la Tierra está en representación de Dios.
Y ahora, dice:
“*He aquí, yo tomo el palo de José que está en la mano de Efraín, y a las tribus de Israel sus compañeros, y los pondré con el palo de Judá, y los haré un solo palo, y serán uno en mi mano.*
*Y los palos sobre que escribas estarán en tu mano delante de sus ojos,*
*y les dirás: Así ha dicho Jehová el Señor: He aquí, yo tomo a los hijos de Israel de entre las naciones a las cuales fueron, y los recogeré de todas partes, y los traeré a su tierra;*
*y los haré una nación en la tierra, en los montes de Israel, y un rey será a todos ellos por rey.”*
Y ahora no van a tener más dos reyes: uno el rey de Judá y el otro el rey del Norte, el rey de Israel. Dice:
“*...y nunca más serán dos naciones, ni nunca más serán divididos en dos reinos.”*
El problema que causó Salomón allá, por el cual vino la ruptura del reino y se dividió en dos reinos, será corregida en este tiempo final, cuando Cristo, el Rey, Dios, tome el reino de Judá y el reino del Norte (que está representado en Efraín), los tome y los junte, entonces serán un sólo reino, y serán una sola nación.
Ahora, veamos la bendición que hay aquí tan grande:
“*...y un rey será a todos ellos por rey; y nunca más serán dos naciones, ni nunca más serán divididos en dos reinos.*
*Ni se contaminarán ya más con sus ídolos...”*
¿Ven? La causa, lo que causó la ruptura del reino, que era uno solo y se dividió en dos, fue la adoración a los ídolos, se contaminaron con ídolos; pero ahora serán quitados los ídolos, será restablecido el reino: “¿Restaurarás Tú el Reino de Israel en este tiempo?” Le preguntaron los discípulos. El dice: “No os toca a vosotros saber los tiempos y las sazones que el padre puso en Su sola potestad.” No tocaba a ellos conocer; pero toca a los escogidos del Día Postrero conocer el tiempo para la restauración del Reino de Israel, en donde los dos reinos: el reino del Norte y el reino del Sur serán unidos en un solo reino, y tendrán como rey a un sólo rey, tendrán un sólo rey.
Y ahora, para el cumplimiento de esta promesa: de tener un sólo rey, será conforme a como Dios le prometió al rey David. Dice:
“*Ni se contaminarán ya más con sus ídolos, con sus abominaciones y con todas sus rebeliones; y los salvaré de todas sus rebeliones con las cuales pecaron, y los limpiaré; y me serán por pueblo, y yo a ellos por Dios.”*
¿Cómo serán limpios? Es entrando al Nuevo Pacto, bajo la Sangre del Nuevo Pacto.
Vean, de esto vamos a pasar a Isaías, luego continuaremos ahí, ese mismo pasaje. Isaías 59, verso 17 en adelante (el 17 al 21), dice:
“*Pues de justicia se vistió como de una coraza, con yelmo de salvación en su cabeza; tomó ropas de venganza por vestidura, y se cubrió de celo como de manto.”*
Eso es Cristo cambiando de Cordero a León, de Sumo Sacerdote a Juez de toda la Tierra, cambiando a Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo:
“*Como para vindicación* (o sea, como para venganza, ahí vindicación es venganza)*...*
*Como para vindicación, como para retribuir con ira a sus enemigos, y dar el pago a sus adversarios; el pago dará a los de la costa* (el pago dará a los de la costa)*.*
*Y temerán desde el occidente el nombre de Jehová...”*
¿Por qué desde el Occidente temerán el Nombre de Jehová? Porque es en el Occidente que será revelado el Nombre Eterno de Dios, pues Dios lo escribirá, Cristo lo escribirá sobre el vencedor:
“*Al que venciere, yo lo haré columna en el templo de mi Dios, y nunca más saldrá de allí; y escribiré sobre él el nombre de mi Dios, y el nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén, la cual desciende del cielo, de mi Dios, y mi nombre nuevo.”* (Apocalipsis, capítulo 3, verso 12).
“*Y temerán desde el occidente el nombre de Jehová, y desde el nacimiento del sol su gloria; porque vendrá* (¿ven? Desde el nacimiento del sol, la tierra de Israel, el Este, desde el Occidente, pues el continente Americano que constituye la América Latina y el Caribe, y también Norteamérica)*... porque vendrá el enemigo como un río...”*
Este es el anticristo, en el cual estará el diablo encarnado en el tiempo final, en la etapa de los pies de hierro y de barro cocido del reino de los gentiles; vendrá así el enemigo, el diablo en el anticristo hecho carne, vendrá contra la Segunda Venida de Cristo y todos los que estarán con El en Su Venida, que son los miembros de la Iglesia del Señor Jesucristo, los cuales serán resucitados los que han partido, y nosotros seremos transformados.
Pero habrá enfrentamiento: el enemigo vendrá como un río, o sea, que vendrá con pueblos, muchedumbres de gentes y de ejércitos con los diez reyes y sus naciones, y los ejércitos de esos diez reyes. Eso es también lo que está mostrando Apocalipsis, capítulo 12, verso 1 al 17.
“*...porque vendrá el enemigo como río, mas el Espíritu de Jehová levantará bandera contra él.”*
Esa bandera levantada en contra del enemigo, del diablo, que estará encarnado en el anticristo, en el hombre de pecado, la bandera que Dios levantará será la Segunda Venida de Cristo, la Venida del Jinete del Caballo Blanco de Apocalipsis 19, esa es la bandera que Dios levantará, y en esa bandera estará el Nombre de Dios.
“*Y vendrá el Redentor a Sion* (¿ven? Y vendrá el Redentor a Sion, esa es la bandera que El levanta, que Dios levanta: la Venida del Redentor a Sion)*...*
*Y vendrá el Redentor a Sion, y a los que se volvieren de la iniquidad en Jacob...”*
Los que se volvieren de la iniquidad en Jacob en el pueblo hebreo, que serán ciento cuarenta y cuatro mil hebreos, que serán llamados y juntados en este tiempo final con la Gran Voz de Trompeta del Evangelio del Reino, para obtener el perdón de sus pecados, ser lavados de todo pecado y entrar al Nuevo Pacto, el cual ellos ni saben que ya comenzó ese Nuevo Pacto, y ya han transcurrido dos mil años aproximadamente que comenzó el Nuevo Pacto, y ellos todavía están en el Pacto Antiguo, del Antiguo Testamento, cuando el Nuevo Pacto del Nuevo Testamento está en función, en vigor, desde los días en que Cristo estableció el Nuevo Pacto.
Pues cuando Cristo tomó la última cena, dijo: “Comed, este es mi Cuerpo que por vosotros es partido.” Esto fue cuando dio el pan, partió el pan y lo dio a Sus discípulos. Luego tomó la copa de vino y dijo: “Tomad, esta es la Sangre del Nuevo Pacto que por vosotros es derramada.” Y derramando Su Sangre cuando fue crucificado, estableció el Nuevo Pacto.
Y ahora, el Nuevo Pacto está en función desde que Cristo lo estableció. Y todas las personas que reciben a Cristo como su Salvador, lavan sus pecados en la Sangre de Cristo, son bautizados en el Nombre del Señor Jesucristo, reciben al Espíritu Santo y entran al Nuevo Pacto, y quedan bajo la Sangre del Nuevo Pacto; y bajo la Sangre del Nuevo Pacto, quedamos protegidos de todo peligro.
La Sangre de Jesucristo, la Sangre del Nuevo Pacto nos limpia de todo pecado, quitó nuestros pecados; y toda falta, error o pecado que cometamos, lo confesamos a Cristo y también lo quita, lo desintegra. O sea, que la Sangre de Cristo nos limpió y nos mantiene limpios de todo otro pecado, falta o error que cometamos.
De todo corazón la persona se arrepiente, lo confiesa a Cristo, y Cristo con Su Sangre lo limpia de todo pecado. La Sangre de Jesucristo nos limpia de todo pecado (primera de Juan, capítulo 1, verso 7, lo dice), si tenemos comunión los unos con los otros. Dice:
“*Pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado.”*
Ahora, continuamos leyendo aquí, dice:
“*Y vendrá el Redentor a Sion, y a los que se volvieren de la iniquidad en Jacob, dice Jehová.*
*Y este será mi pacto con ellos, dijo Jehová: El Espíritu mío que está sobre ti, y mis palabras que puse en tu boca, no faltarán de tu boca, ni de la boca de tus hijos, ni de la boca de los hijos de tus hijos, dijo Jehová, desde ahora y para siempre.”*
Esta profecía no se ha cumplido, pero va a ser cumplida para el pueblo hebreo; esta profecía sí es cumplida en la Iglesia del Señor Jesucristo, pero para el pueblo hebreo pronto va a ser cumplida.
San Pablo en Romanos, capítulo 11, versos 25 en adelante, dice:
“*Porque no quiero, hermanos, que ignoréis este misterio, para que no seáis arrogantes en cuanto a vosotros mismos: que ha acontecido a Israel endurecimiento en parte, hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles;*
*y luego todo Israel será salvo, como está escrito:*
*Vendrá de Sion el Libertador,*
*Que apartará de Jacob la impiedad.*
*Y este será mi pacto con ellos,*
*Cuando yo quite sus pecados.*
*Así que en cuanto al evangelio, son enemigos por causa de vosotros; pero en cuanto a la elección, son amados por causa de los padres.*
*Porque irrevocables son los dones y el llamamiento de Dios.”*
Y ahora, vean cómo San Pablo nos enseña que para Israel Dios tiene un tiempo en que se tornará al pueblo hebreo.
¿Y de dónde irá el Libertador para el Pueblo hebreo? De Sion, que es la Iglesia del Señor Jesucristo, y se revelará al pueblo hebreo, y quitará sus pecados a todos aquellos que arrepentidos se volverán de su iniquidad y alcanzarán la Misericordia de Dios y entrarán al Nuevo Pacto.
Ahora, bajo el Nuevo Pacto, recuerden la circuncisión es ¿dónde? Acá en el corazón.
Ahora, continuemos con Ezequiel, capítulo 37, donde nos dice, voy por el verso 23, al final dice:
“*Y los salvaré de todas sus rebeliones con las cuales pecaron, y los limpiaré; y me serán por pueblo, y yo a ellos por Dios* (ya hemos visto la forma en que los limpiará de sus rebeliones, de sus pecados)*... y me serán por pueblo, y yo a ellos por Dios.*
*Mi siervo David será rey sobre ellos, y todos ellos tendrán un solo pastor; y andarán en mis preceptos, y mis estatutos guardarán, y los pondrán por obra.*
*Habitarán en la tierra que di a mi siervo Jacob, en la cual habitaron vuestros padres; en ella habitarán ellos, sus hijos y los hijos de sus hijos para siempre; y mi siervo David será príncipe de ellos para siempre.*
*Y haré con ellos pacto de paz, pacto perpetuo será con ellos; y los estableceré y los multiplicaré, y pondré mi santuario entre ellos para siempre.*
*Estará en medio de ellos mi tabernáculo, y seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo.*
*Y sabrán las naciones que yo Jehová santifico a Israel, estando mi santuario en medio de ellos para siempre.”*
Y ahora, el santuario de Dios estando en medio del pueblo hebreo para siempre, vean ustedes lo que será; ya el santuario que construyó Moisés (el tabernáculo), ya no lo tiene el pueblo hebreo; luego el santuario, el templo que construyó el rey Salomón, tampoco lo tiene el pueblo hebreo, y en el lugar donde estuvo construido el templo de Salomón, en la actualidad, lo que hay es un templo gentil, el cual es la Mezquita de Omar.
Y ahora, ¿cómo Dios va a establecer Su Templo en medio del pueblo hebreo? Pues nuestro amado Señor Jesucristo ha estado construyendo el Nuevo Templo con piedras vivas, el cual es la Iglesia del Señor Jesucristo. Ese Templo estará en medio del pueblo hebreo, y por eso es que la Iglesia del Señor Jesucristo estará en medio del pueblo hebreo: porque es el Santuario, el Templo de Dios. San Pablo dice: “¿No saben ustedes que ustedes son templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros?”
Nosotros como individuos somos Templo de Dios, y la Iglesia del Señor Jesucristo como Cuerpo Místico de creyentes es Templo de Dios, es el único Templo que Dios tiene en la Tierra: Su Iglesia como Cuerpo Místico y cada miembro de Su Iglesia como individuo.
Y ahora, hemos visto cuál es el Templo que estará en medio del pueblo hebreo, y ahí en ese Templo estará la Sangre de la Expiación, la Sangre de Cristo, porque la Sangre de Cristo está en la Iglesia del Señor Jesucristo, porque la Iglesia tiene la Puerta al Cielo, que es Cristo, y esa Puerta es la que tiene la Sangre de la Expiación, la Sangre de Cristo.
Así como la puerta de los hogares hebreos, tenía la sangre del cordero pascual que fue sacrificado en Egipto, cada familia sacrificó su cordero pascual el día antes de la salida del pueblo hebreo de Egipto, y eso fue para la preservación de la vida de los primogénitos del pueblo hebreo; los egipcios como no tenían esa revelación divina y no creían que vendría ese juicio divino, no tenían la sangre aplicada del cordero.
Y ahora, los que no han creído en Cristo, pues no han aplicado la Sangre de Cristo en las puertas, el dintel y postes de su alma, de su corazón, por lo tanto ellos no vivirán eternamente, la muerte espiritual los ha matado y luego vendrá la muerte física en el lago de fuego, que es la muerte segunda.
Ahora, los que han aplicado la Sangre de Cristo al recibir a Cristo como su Salvador, han aplicado la Sangre de Cristo a sus almas, tienen la Sangre del Cordero Pascual en el dintel y los postes de las puertas de su corazón, y por consiguiente la muerte espiritual no llega al alma de esas personas; y tampoco la muerte física en el lago de fuego, tampoco llegará a esas personas, porque tienen la Sangre de Cristo aplicada en sus almas, en sus corazones, por medio del Espíritu Santo; porque el Espíritu Santo es la Vida de la Sangre.
La Vida que estaba en la Sangre de Cristo es el Espíritu Santo, y El ha venido a cada creyente en Cristo que lo ha recibido como su Salvador, ha lavado sus pecados en la Sangre de Cristo, ha sido bautizado en Su Nombre y ha recibido el Espíritu Santo, y así la persona ha recibido el nuevo nacimiento, y ha recibido un cuerpo teofánico angelical de la sexta dimensión, ha recibido una vestidura blanca.
Y ahora, esa vestidura blanca se mantiene blanca con la Sangre de Cristo, que nos limpia de todo pecado.
Ahora, hemos visto lo que fue el sacrificio del cordero pascual allá en Egipto por el pueblo hebreo, para la preservación de la vida de los primogénitos.
Y ahora, Juan el Bautista presenta a Cristo en el capítulo 1, versos 29 al 36 de San Juan, diciendo:
“*He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.”*
Jesucristo quitaría el pecado del mundo como el Cordero de Dios, y así sería preservada la Vida eterna para los hijos e hijas de Dios, que son los Primogénitos escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, escritos en el Libro de los Siete Sellos.
Y ahora, San Pablo nos dice en Primera de Corintios, capítulo 5, verso 7:
“*Limpiaos, pues, de la vieja levadura, para que seáis nueva masa, sin levadura como sois; porque nuestra pascua, que es Cristo, ya fue sacrificada por nosotros.”*
Y ahora, vean cómo lo que Dios iba a hacer en el Nuevo Testamento, para quitar el pecado del ser humano y preservar la vida de los Primogénitos escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, vean cómo fue tipificado allá en el cordero pascual siendo sacrificado allá por el pueblo hebreo.
Y ahora, Cristo lo realiza en el Nuevo Testamento por nosotros para la preservación de nosotros, para la preservación de la Vida eterna para nosotros, para estar restaurados a la Vida eterna y no morir con los incrédulos que no han querido recibir a Cristo como su Salvador, para vivir eternamente, pues si no lo reciben, entonces no podrán vivir eternamente. Pero nosotros hemos recibido a Cristo, el Cordero Pascual, al Cordero de Dios; por lo tanto la muerte ni espiritual ni física podrá quitarnos la Vida eterna.
Ahora, ya tenemos Vida eterna, porque hemos recibido a Cristo como nuestro Salvador. “El que oye mi Palabra y cree al que me ha enviado tiene Vida eterna y no vendrá a condenación, más pasó de muerte a vida.” San Juan, capítulo... ¿cuánto? ¿No les dijo Miguel? Capítulo 5, verso 24. Está muy bien, ustedes conocen todas estas Escrituras.
Y vean ustedes cómo pasamos de muerte a vida: recibiendo a Cristo como nuestro Salvador, lavando nuestros pecados en Su Sangre, siendo bautizados en Su Nombre y recibiendo Su Espíritu Santo. Así recibimos el nuevo nacimiento del cual habló Cristo a Nicodemo, y le dijo: “De cierto, de cierto te digo que el que no nazca de nuevo, no puede ver (o sea, no puede entender) el Reino de Dios.”
Nicodemo pensó en un nacimiento así por medio de una mujer o por medio de su madre, y le pregunta: “¿Cómo puede hacerse esto? ¿Puede a caso el hombre ya siendo viejo entrar en el vientre de su madre y nacer de nuevo?” Cristo le dijo: “De cierto, de cierto te digo que el que no nazca del Agua y del Espíritu no puede entrar en el Reino de Dios, lo que es nacido de la carne, carne es, lo que es nacido del espíritu, espíritu es.”
Y ahora, encontramos que el nuevo nacimiento no es nacer por medio de una mujer, sino nacer del Espíritu Santo, y para eso hay que creer en Cristo como nuestro Salvador, lavar nuestros pecados en Su Sangre, ser bautizados en Su Nombre, y recibir Su Espíritu Santo, y así nacemos en el Reino de Dios, en el Reino de Jesucristo, en la Iglesia del Señor Jesucristo, y así estamos a salvo con Vida eterna.
Si nuestro cuerpo físico muere, no hay ningún problema, Cristo cuando termine de recoger a todos Sus escogidos en Su Cuerpo Místico de creyentes, se levantará del Trono del Padre, tomará el Título de Propiedad, que es el Libro de los Siete Sellos de Apocalipsis, capítulo 5, y resucitará a los muertos en Cristo en cuerpos eternos; y entonces la persona que murió, pero era creyente en Cristo, recibirá un nuevo cuerpo eterno, inmortal, incorruptible y glorificado, como el cuerpo glorificado de Cristo y jovencito para toda la eternidad, porque el que ha escuchado la Palabra de Cristo, el cual lo ha llamado y lo ha juntado en el Cuerpo Místico Suyo, ha pasado de muerte a vida. “Y no vendrá a condenación, pues pasó de muerte a vida.” (San Juan, capítulo 5, verso 24).
Ahora, podemos ver que para el creyente en Cristo, el vivir es Cristo y el morir es ganancia, porque nuestra vida, la Vida eterna está escondida, ¿dónde? En Cristo nuestro Salvador, fuera de Cristo no hay Vida eterna para ninguna persona.
Ahora, Dios ha estado llamando y juntando Sus escogidos del Israel Celestial primero, que son como las estrellas del Cielo: en multitud, son millones de personas que desde que nació la Iglesia del Señor Jesucristo han recibido a Cristo como su Salvador, han lavado sus pecados en la Sangre de Cristo, han sido bautizados en Su Nombre y han recibido el Espíritu Santo, y han recibido un cuerpo teofánico angelical, han recibido una nueva vestidura espiritual, la vestidura blanca espiritual. Y en el Día Postrero en adición, recibiremos una nueva vestidura física, que es el cuerpo glorificado, que no estará contaminada con el pecado.
El cuerpo físico fue contaminado con el pecado cuando Adán y Eva pecaron, por eso se pone viejo, se enferma, se muere: porque es temporal, fue contaminado con el pecado; pero Cristo tiene para nosotros un cuerpo eterno, inmortal, incorruptible y glorificado.
Ahora, El ha estado llamando y juntando a Sus escogidos del Israel Celestial; cuando termine ese recogimiento y se levante del Trono del Padre, y reclame Sus escogidos que El ha redimido con Su Sangre, y resucite a los muertos en Cristo y a nosotros nos transforme, eso será la Adopción nuestra que Cristo obrará, entonces El se tornará al pueblo hebreo, se revelará al pueblo hebreo y llamará ciento cuarenta y cuatro mil hebreos, y ahí vendrá todo el Programa Divino para la restauración del Reino de Israel.
La pregunta que le hicieron a Cristo será contestada con su cumplimiento, cuando Cristo se torne al pueblo hebreo, eso será para la restauración del pueblo hebreo, y la restauración del Reino de Dios en medio del pueblo hebreo. El Reino de Dios en medio del pueblo hebreo, vean ustedes, en el Antiguo Testamento era el Reino de David, con el Trono de David ocupado por un descendiente del rey David.
Ahora, para el tiempo final Cristo, el Hijo de David, reclamará Su Trono: el Trono de David, y se sentará sobre el Trono de David.
Vean, en San Lucas, capítulo 1, versos 31 en adelante, dice el Arcángel Gabriel, ese Arcángel Profeta, que trae profecías, que trajo profecías al Profeta Daniel y también al sacerdote Zacarías, y a la virgen María, el cual también le habló a José. Dice.
“*Y ahora, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre* *Jesús*.
*Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre;*
*y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin.”*
Y ahora, Jesucristo nuestro Salvador es el David Mayor, y el Salomón Mayor y el Isaac Mayor. Cristo es el Hijo de Abraham, por lo cual El es el Heredero a todo el territorio de Israel, a toda la herencia de Abraham; El es también el Hijo de David, por lo tanto El es el Heredero al Trono de David, y aquí lo confirma el Arcángel Gabriel; y El es el Hijo del Hombre, por lo cual El es el Heredero al planeta Tierra con todo lo que contiene, y con todo lo que ha de contener en el Milenio y en la eternidad.
Recuerden que estos títulos de Hijo del Hombre, Hijo de David, Hijo de Dios, todos estos títulos contienen o tienen una herencia.
Ahora, El también... e Hijo de Isaac e Hijo de Abraham, Hijo de Abraham que es Isaac. Cristo es Hijo de Abraham, El es el Isaac Mayor; Cristo es el Hijo de David, o sea, Cristo es el Salomón Mayor, el Heredero al Trono de David; Cristo es también el Hijo del Hombre, El es el Heredero al planeta Tierra completo, por lo tanto el Reino de Cristo será mundial, cubrirá todas las naciones, El gobernará todas las naciones. Eso está, ¿dónde?... vamos a verlo aquí en Apocalipsis, capítulo 11, dice, verso 15 en adelante:
“*El séptimo ángel tocó la trompeta, y hubo grandes voces en el cielo, que decían: Los reinos del mundo han venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo; y él reinará por los siglos de los siglos.*
*Y los veinticuatro ancianos que estaban sentados delante de Dios en sus tronos, se postraron sobre sus rostros, y adoraron a Dios,*
*diciendo: Te damos gracias, Señor Dios Todopoderoso, el que eres y que eras y que has de venir, porque has tomado tu gran poder, y has reinado.*
*Y se airaron las naciones, y tu ira ha venido, y el tiempo de juzgar a los muertos, y de dar el galardón a tus siervos los profetas, a los santos, y a los que temen tu nombre, a los pequeños y a los grandes, y de destruir a los que destruyen la tierra.*
*Y el templo de Dios fue abierto en el cielo, y el arca de su pacto se veía en el templo. Y hubo relámpagos, voces, truenos, un terremoto y grande granizo.”*
Vean cómo viene un tiempo en donde los reinos de este mundo vendrán a ser de nuestro Señor y de Su Cristo, de Su Ungido, y El reinará por los siglos de los siglos; esto concuerda con el Salmo 2, donde dice... se le llama a este Salmo: el Salmo del Rey.
Y dice, vean, esto tiene cumplimiento para Su Primera Venida y para Su Segunda Venida, porque Su Primera Venida y Su Segunda Venida es la Venida del Rey de Israel, y por consiguiente del Rey del mundo entero y del Universo entero:
“*¿Por qué se amotinan las gentes,*
*Y los pueblos piensan cosas vanas?*
*Se levantarán los reyes de la tierra,*
*Y príncipes consultarán unidos*
*Contra Jehová y contra su ungido,”*
En Apocalipsis, vean, en Su Primera Venida se juntaron y condenaron a Cristo, en Su Segunda Venida en Apocalipsis, capítulo 17, versos 14 en adelante, dice, hablando de la bestia y de los diez reyes que le darán su poder y su autoridad a la bestia:
“*Estos tienen un mismo propósito, y entregarán su poder y su autoridad a la bestia.*
*Pelearán contra el Cordero, y el Cordero los vencerá, porque él es Señor de señores y Rey de reyes; y los que están con él son llamados y elegidos y fieles.”*
Esos que están con El son los miembros de la Iglesia del Señor Jesucristo, los cuales serán resucitados, los que ya han partido serán resucitados en cuerpos eternos, y los que estamos vivos si permanecemos hasta ese momento, pues seremos transformados. Luego en el capítulo 19 del Apocalipsis, verso 13 en adelante, dice:
“*Estaba vestido de una ropa teñida en sangre; y su nombre es:* *El Verbo de Dios* (ese es el Jinete del Caballo Blanco de Apocalipsis 19)*.*
*Y los ejércitos celestiales, vestidos de lino finísimo, blanco y limpio, le seguían en caballos blancos* (esos son los miembros de la Iglesia de Jesucristo, los cuales recibirán el cuerpo eterno, el cuerpo glorificado)*.*
*De su boca sale una espada aguda, para herir con ella a las naciones, y él las regirá con vara de hierro; y él pisa el lagar del vino del furor y de la ira del Dios Todopoderoso.*
*Y en su vestidura y en su muslo tiene escrito este nombre:* *Rey de reyes y Señor de señores*.
*Y vi a un ángel que estaba en pie en el sol, y clamó a gran voz, diciendo a todas las aves que vuelan en medio del cielo: Venid, y congregaos a la gran cena de Dios,*
*para que comáis carnes de reyes y de capitanes, y carnes de fuertes, carnes de caballos y de sus jinetes, y carnes de todos, libres y esclavos, pequeños y grandes.*
*Y vi a la bestia, a los reyes de la tierra y a sus ejércitos, reunidos para guerrear contra el que montaba el caballo, y contra su ejército.*
*Y la bestia fue apresada, y con ella el falso profeta que había hecho delante de ella las señales con las cuales había engañado a los que recibieron la marca de la bestia, y habían adorado su imagen. Estos dos fueron lanzados vivos dentro de un lago de fuego que arde con azufre.*
*Y los demás fueron muertos con la espada que salía de la boca del que montaba el caballo, y todas las aves se saciaron de las carnes de ellos.”*
Esto será el enfrentamiento entre Cristo, el Jinete del Caballo Blanco de Apocalipsis 19, que viene con Su Ejército, que es Su Iglesia, la cual estará con sus cuerpos glorificados. Este enfrentamiento que Cristo tendrá con el anticristo, el hombre de pecado, el cual y en el cual estará el diablo encarnado, hecho carne en el anticristo, y tendrá a los diez reyes que le darán su poder y su autoridad, con los ejércitos de esas diez naciones y reyes que le darán su poder y su autoridad a la bestia.
Y ahora, la victoria será ¿de quién? De Jesucristo nuestro Salvador y Su Ejército, que es Su Iglesia.
Y ahora, podemos ver esta gran bendición que viene para este tiempo final, para la Iglesia del Señor Jesucristo y después para el pueblo hebreo. Dice: *“Estará en medio de ellos...”*
Ahora continuamos con Ezequiel 37, verso 27 en adelante:
“*Estará en medio de ellos mi tabernáculo, y seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo.”*
Ya no adorarán ídolos, ya no tendrán diferentes religiones, ya solamente habrá una forma de creer en medio del pueblo hebreo, todo lo demás será quitado del pueblo hebreo:
“*Y sabrán las naciones que yo Jehová santifico a Israel, estando mi santuario en medio de ellos para siempre.”*
Y ahora, la Iglesia del Señor Jesucristo va a estar en medio del pueblo hebreo para siempre, como el Templo Espiritual, y de ahí nos moveremos a otras naciones, a otros planetas y a otras galaxias, porque tendremos un cuerpo interdimensional; no tendremos ningún problema con la transportación, ya se habrán acabado los problemas del tráfico, los problemas del embotellamiento, los problemas de estar comprando autos, y así por el estilo. En el cuerpo que tendremos, tendremos todo lo que hemos de usar durante el Milenio y por toda la eternidad.
Ahora, continuemos con el Salmo 2, dice:
“*Y príncipes consultarán unidos*
*Contra Jehová y contra su ungido,*
*diciendo:*
*Rompamos sus ligaduras,*
*Y echemos de nosotros sus cuerdas.”*
¿Ven? Se cumple en la Primera Venida de Cristo y se cumple en la Segunda Venida de Cristo.
“*El que mora en los cielos se reirá;*
*El Señor se burlará de ellos.”*
Luchar, levantárse en contra de Dios y de Cristo, levantárse en contra de Dios y de Su Ungido, eso es el error más grande que cometieron allá en la Primera Venida de Cristo los que se levantaron en contra de Cristo, y será el error más grande que cometerán los que se levantarán en contra de la Segunda Venida de Cristo.
Por eso cualquier persona también se ríe de que alguien se pueda levantar en contra de Dios, eso es tener la batalla ya perdida sin comenzar todavía la batalla. Porque, ¿quién podrá vencer a Dios? ¿Quién podrá pelear contra Dios y vencerlo? Nadie.
Ahora, por la fe nosotros vencemos, porque obtenemos las bendiciones de Dios; así fue como Jacob venció, peleó con los hombres y con Dios y venció, por la fe, creyendo y buscando la bendición de Dios, pero no peleando en contra de Dios. Sigue diciendo: *“Luego...”* Dice:
“*El que mora en los cielos se reirá;*
*El Señor se burlará de ellos.*
*Luego hablará a ellos en su furor* (o sea, hablará los juicios divinos)*,*
*Y los turbará con su ira.”*
Con los juicios de la gran tribulación serán quemados los reinos de los gentiles representados en los pies de hierro y de barro cocido, y encabezados por el anticristo, el hombre de pecado. Pero dice:
“*Pero yo he puesto mi rey*
*Sobre Sion, mi santo monte* (y Dios coloca Su Rey sobre Su Santo Monte, que es Su Iglesia, y después lo coloca allá en medio del pueblo hebreo sobre el Trono de David)*.*
*Yo publicaré el decreto.”*
En el Reino Milenial se gobernará por decreto divino; así fue como también el pueblo hebreo recibió las Leyes divinas: fue por decreto divino.
“*Jehová me ha dicho: Mi hijo eres tú;*
*Yo te engendré hoy.*
*Pídeme, y te daré por herencia las naciones,*
*Y como posesión tuya los confines de la tierra.”*
Las naciones y los confines de la Tierra son herencia divina para el rey que gobernará sobre el pueblo hebreo y sobre todas las naciones, son herencia para Cristo, el Rey de reyes y Señor de señores.
Y ahora, Dios dice: “Pídeme.” Por lo tanto Cristo al tomar el Título de Propiedad y abrir los Sellos, pedirá la herencia que le corresponde como Rey y como Heredero al Trono de David, y por consiguiente le será dado el Reino, y se sentará sobre el Trono de David y gobernará, reinará sobre el pueblo hebreo y sobre todas las naciones.
“*Los quebrantarás con vara de hierro.”*
En Apocalipsis, capítulo 19, viene con una Espada aguda que sale de Su boca, para herir con ella a las naciones, y las quebrantará, las desmenuzará como vaso de alfarero; serán desmenuzadas como vaso de alfarero las naciones.
Vean una profecía en el Salmo 2, luego en Apocalipsis 19, es que tendrá cumplimiento. Dice capítulo 19, verso 15, dice:
“*De su boca sale una espada aguda, para herir con ella a las naciones, y él las regirá con vara de hierro.”*
¿Cómo dice el Salmo? *“Los quebrantarás con vara de hierro.”* Y aquí dice:
*...y él las regirá con vara de hierro; y él pisa el lagar del vino del furor y de la ira del Dios Todopoderoso.”*
Y ahora, en Apocalipsis, capítulo 2, verso 26 en adelante, dice:
“*Al que venciere y guardare mis obras hasta el fin, yo le daré autoridad sobre las naciones,*
*y las regirá con vara de hierro, y serán quebradas como vaso de alfarero; como yo también la he recibido de mi Padre;”*
¿Ven? Es lo mismo que está en el Salmo 2, y aquí nos está mostrando la forma en que va a ser cumplida esa profecía. Y Dios le dará autoridad al Vencedor, le dará autoridad sobre las naciones y las regirá, las gobernará con vara de hierro, y serán quebrantadas como vaso de alfarero.
*...y serán quebradas como vaso de alfarero; como yo también la he recibido de mi Padre.”*
Así como Cristo recibió del Padre esa autoridad sobre todas las naciones: para regirlas, para gobernárlas con vara de hierro, ahora Cristo la otorga al Vencedor. Por eso dice Apocalipsis, capítulo 3, verso 21:
“*Al que venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono.”*
En la misma forma en que Cristo se sentó en el Cielo en el Trono del Padre, ahora le dará al Vencedor que se siente con El (con Cristo) en Su Trono. ¿Cuál es el Trono de Cristo? El Trono de David. El Trono del Padre que está en el Cielo, el Trono de Cristo que está en la Tierra, es el Trono de David.
Ahora, Cristo se sentó en el Trono del Padre al obtener la victoria: morir, ser sepultado y resucitar victorioso y ascender al Cielo victorioso; y fue la primera y la única ocasión en que un Hombre, pero con un cuerpo glorificado, se sentó en el Trono de Dios en el Cielo.
Y ahora, Cristo sentando al Vencedor sobre Su Trono: el Trono de David en la Tierra, en medio del pueblo hebreo, será la primera ocasión en que se sentaría, o en que se sentará un hombre en el Trono de David, con un cuerpo glorificado, porque ese Vencedor que se sentará con Cristo en Su Trono, se sentará con Cristo en Su Trono con un cuerpo glorificado, en la misma forma que sucedió en el Cielo; para sentarse un Hombre en el Trono de Dios en el Cielo, tuvo que tener un cuerpo glorificado.
Cristo resucitó en una condición glorificada, por eso ni lo conocían Sus discípulos, ni María Magdalena, ni las otras personas conocían a Cristo cuando resucitó, porque resucitó en una condición glorificada, por consiguiente Su cuerpo que tenía 33 años cuando fue crucificado, cuando se levantó resucitado ya no aparentaba 33 años, sino de 18 a 21 años de edad, por eso no sabían y no creían que era Jesús, el que les había aparecido; pero luego lo comprendieron, y luego comprendieron que el Cristo tenía que sufrir esas situaciones: morir y luego ser resucitado, entrar a la gloria, y tener así un cuerpo glorificado.
Ahora, vean ustedes cómo esta profecía del Salmo 2, se cumple en la Primera Venida de Cristo y en la Segunda Venida de Cristo también. Las profecías mesiánicas, muchas de ellas, tienen un doble cumplimiento.
“*Ahora, pues, oh reyes, sed prudentes;*
*Admitid amonestación, jueces de la tierra.*
*Servid a Jehová con temor,*
*Y alegraos con temblor.*
*Honrad al Hijo, para que no se enoje, y perezcáis en el camino;*
*Pues se inflama de pronto su ira.”*
De pronto se inflama su ira, y esta bendición del pueblo en el año de la buena voluntad de Jehová, bajo la Dispensación de la Gracia, luego de momento se inflama Su ira y se cierra la Puerta de la Misericordia, y entonces la ira de Dios viene sobre la Tierra.
Dios le ha dado al ser humano, de Cristo hacia acá, unos dos mil años aproximadamente, para que se arrepienta de sus pecados, lave sus pecados en la Sangre de Cristo, sea bautizado en Su Nombre, y reciba el Espíritu Santo, y entre al Nuevo Pacto, y así reciba un nuevo corazón y un nuevo espíritu, y las leyes divinas sean escritas en su alma, en su corazón, y así entre al Nuevo Pacto y esté cubierto con la Sangre del Nuevo Pacto, que es la Sangre de nuestro amado Señor Jesucristo.
Y ahora, ese tiempo de Gracia va a terminar entre los gentiles de un momento a otro, será de un momento a otro, pero para los escogidos de Dios no habrá ningún problema, porque ya cuando eso suceda ya todos tendrán la verdadera circuncisión, ¿dónde? En el corazón, en el alma.
En este tiempo final son circuncidados en el corazón los últimos escogidos de Dios escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, son circuncidados en el corazón los últimos miembros del Cuerpo Místico de Jesucristo, los últimos miembros de la Iglesia del Señor Jesucristo, luego vendrá la circuncisión, la nueva circuncisión para el pueblo hebreo, esa es la circuncisión que ha estado efectuando Cristo en todos los que le reciben como su Salvador; la nueva circuncisión que es en el corazón; y esa es la verdadera circuncisión que fue reflejada, fue simbolizada en la circuncisión que Abraham efectuó para él y para su hijo Ismael, y para Isaac, luego cuando Isaac nació y tuvo ocho días de edad.
Y ahora, la nueva circuncisión es una circuncisión en el alma, es una circuncisión espiritual. “Circuncidaos vuestro corazón.” Dice Dios.
Esa es la circuncisión que ha estado proclamándose, para que toda persona sea circuncidado en el corazón, hombres y mujeres también, para que así tengan el cuerpo teofánico eterno, inmortal, incorruptible y glorificado de la sexta dimensión, y luego en el Día Postrero reciban el cuerpo físico, eterno, e inmortal y glorificado, y todos sean o seamos todos iguales a Jesucristo, seamos todos a Su imagen (cuerpo teofánico) y a Su semejanza (cuerpo físico glorificado).
Ese es el Programa Divino bajo la verdadera circuncisión, y bajo la verdadera circuncisión somos colocados nosotros dentro del Nuevo Pacto, y somos protegidos, cubiertos con la Sangre del Nuevo Pacto, la cual nos limpió y nos limpia, y continua limpiándonos de todo pecado.
Y ahora, tenemos en el Cielo un Sumo Sacerdote intercediendo por nosotros: Jesucristo nuestro Salvador, el cual es el Sumo Sacerdote del Templo Celestial, según el Orden de Melquisedec; y Cristo intercede con Su Sangre, que es la Sangre del Nuevo Pacto.
Y ahora, ya para finalizar, vean ustedes, San Pablo dice que la circuncisión es nada y la incircuncisión es nada. Gálatas, capítulo 6, verso 15:
“*Porque en Cristo Jesús ni la circuncisión vale nada, ni la incircuncisión, sino una nueva creación* (o sea, haber recibido a Cristo como nuestro Salvador, haber sido bautizado en el Nombre del Señor Jesucristo, habiendo lavado nuestros pecados en la Sangre de Cristo, y haber recibido Su Espíritu Santo y así haber obtenido el nuevo nacimiento, y haber obtenido el cuerpo teofánico angelical de la sexta dimensión)*.”*
La nueva criatura es la persona que ha nacido de nuevo por el Espíritu Santo (es una nueva criatura), por consiguiente: “Si alguno está en Cristo nueva criatura es, las cosas viejas pasaron, he aquí todas son hechas nuevas.”
Y ahora, la nueva criatura es la persona que ha nacido de nuevo, eso es lo que vale delante de Dios, esa persona ha recibido la circuncisión en el alma, en el corazón, y está bajo el Nuevo Pacto establecido por Dios a través de Cristo, y está bajo la Sangre del Nuevo Pacto.
Ahora, en Hebreos, capítulo 12, verso 22 al 24, dice:
“*Sino que os habéis acercado al monte de Sion, a la ciudad del Dios vivo, Jerusalén la celestial, a la compañía de muchos millares de ángeles,*
*a la congregación de los primogénitos que están inscritos en los cielos* (¿dónde están inscritos los nombres de los Primogénitos? En el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, que es el Libro de los Siete Sellos)*, a Dios el Juez de todos, a los espíritus de los justos hechos perfectos* (los espíritus de los justos hechos perfectos, ¿qué es? Los espíritus de los justos hechos perfectos es el cuerpo teofánico angelical de cada escogido de Dios nacido de nuevo)*,*
*a Jesús el Mediador del nuevo pacto, y a la sangre rociada que habla mejor que la de Abel.”*
Y ahora, nos hemos acercado a Jesús el Mediador del Nuevo Pacto, y a la sangre rociada que habla mejor que la de Abel, la Sangre rociada de Cristo.
Vean, el Apóstol Pablo en el capítulo 9 de Hebreos, dice (verso 19 en adelante):
“*Porque habiendo anunciado Moisés todos los mandamientos de la ley a todo el pueblo, tomó la sangre de los becerros y de los machos cabríos, con agua, lana escarlata e hisopo, y roció el mismo libro y también a todo el pueblo,*
*diciendo: Esta es la sangre del pacto que Dios os ha mandado.*
*Y además de esto, roció también con la sangre el tabernáculo y todos los vasos del ministerio.*
*Y casi todo es purificado, según la ley, con sangre; y sin derramamiento de sangre no se hace remisión* (no hay perdón de pecados, no pueden ser quitados los pecados sin derramamiento de sangre)*.*
*Fue, pues, necesario que las figuras de las cosas celestiales fuesen purificadas así; pero las cosas celestiales mismas, con mejores sacrificios que estos.*
*Porque no entró Cristo en el santuario hecho de mano, figura del verdadero, sino en el cielo mismo para presentarse ahora por nosotros ante Dios.”*
Y ahora, cuando Moisés dedicó el templo y roció con la sangre de los becerros o becerra bermeja, y también con la sangre de la expiación del macho cabrío, él esparció la sangre con su dedo sobre el propiciatorio siete veces, y también esparció con la sangre en diferentes lugares, sobre los vasos del santuario y sobre el tabernáculo.
Y ahora, eso es tipo y figura de lo que Cristo como Sumo Sacerdote haría en el Cielo.
Y ahora, las cosas que estaban en aquel tabernáculo y el mismo tabernáculo, eran tipo y figura del Templo o Tabernáculo Celestial, y por consiguiente son tipo y figura de la Iglesia del Señor Jesucristo, que es el Templo Espiritual de Jesucristo.
Y ahora, las cosas celestiales mismas son rociadas con la Sangre de Jesucristo nuestro Salvador, por eso, así tal el Celestial, tales también los celestiales; Cristo es el Hombre Celestial.
Y ahora, los celestiales son los miembros de la Iglesia del Señor Jesucristo, redimidos por Cristo, cubiertos con la Sangre de Cristo nuestro Salvador, la Sangre del Nuevo Pacto.
Y ahora, los seres celestiales escritos en el Cielo en el Libro de la Vida del Cordero, son rociados con mejores Sacrificios que los sacrificios del Antiguo Testamento, son rociados con la Sangre del Sacrificio de Jesucristo, el Cordero de Dios, el cual también es el Macho Cabrío de la Expiación, el cual también es la becerra bermeja que era sacrificada por el sumo sacerdote, y los sacerdotes descendientes del sumo sacerdote y demás sacerdotes.
Ahora, podemos ver que nosotros, así como Cristo dijo que descendió del Cielo y que ascendería al Cielo, ahora dijo:
“*Nadie subió al cielo, sino el que descendió del cielo; el Hijo del Hombre, que está en el cielo.”* (San Juan, capítulo 3, verso 13 en adelante).
Y ahora, Cristo dijo también que se iría, iría al Cielo: “Salí del Padre y vuelvo al Padre, salí de Dios y vuelvo a Dios.”
Y ahora, ¿de dónde hemos venido nosotros? De Dios, por lo tanto, regresaremos a Dios, a la Casa de nuestro Padre Celestial, a la Cena de las Bodas del Cordero en y con un cuerpo glorificado, eterno, inmortal, incorruptible, y con cuerpo teofánico, cuerpo angelical eterno también; y así seremos a imagen y semejanza de nuestro Señor Jesucristo, ¿por qué? Porque hemos sido redimidos con la Sangre del Señor Jesucristo, con un Sacrificio mejor que los sacrificios que se efectuaban en el Antiguo Testamento en medio del pueblo hebreo, allá en el templo.
Y ahora, con el Sacrificio de Cristo han sido purificadas las cosas celestiales; hemos sido purificados con el Sacrificio de Cristo y con Su Sangre El nos ha limpiado de todo pecado.
Somos personas celestiales, nuestros nombres están escritos en el Cielo en el Libro de la Vida del Cordero, nuestra alma vino del Cielo, de la séptima dimensión, vino de Dios, de donde mismo vino nuestro amado Señor Jesucristo.
Estábamos en Dios eternamente, y por consiguiente cuando Dios llevó a cabo el Sacrificio por el pecado a través de Cristo, fuimos nosotros redimidos, y fuimos purificados con el mejor Sacrificio que se podía hacer y que estaba prometido para ser hecho, y fue hecho por cada uno de ustedes y por mí también, para que se pueda efectuar la verdadera circuncisión en el alma, en el corazón, de cada uno de ustedes y en mí también.
Hemos visto: **“LA VERDADERA CIRCUNCISION.”**
Con la verdadera circuncisión en el alma, al recibir el Espíritu Santo, y recibir el cuerpo teofánico, quedamos dentro del Nuevo Pacto, y quedamos cubiertos con la Sangre del Nuevo Pacto. Sin esa circuncisión en el corazón, ninguna persona está dentro del Nuevo Pacto, y ninguna persona está cubierta con la Sangre del Nuevo Pacto. Por eso es tan importante la circuncisión del corazón y en el corazón, por eso es tan importante la verdadera circuncisión, la cual es en el corazón.
Y ahora, estando circuncidados en el corazón, estamos dentro del Nuevo Pacto, cubiertos con la Sangre del Nuevo Pacto y con Vida eterna, y reconciliados con Dios; por consiguiente esperamos todas las bendiciones prometidas bajo el Nuevo Pacto, entre las cuales está el cuerpo glorificado y eterno, que pronto vamos a recibir para ir a la Casa de nuestro Padre Celestial, al Cielo, que es la séptima dimensión.
A la séptima dimensión iremos con el cuerpo glorificado, ¿por qué? Porque estamos bajo el Nuevo Pacto, cubiertos con la Sangre del Nuevo Pacto, por cuanto hemos recibido la verdadera circuncisión en el corazón.
“**LA VERDADERA CIRCUNCISION.”**
En la próxima actividad continuaremos viendo: EL MISTERIO DEL BAUTISMO DEL ESPIRITU SANTO, que está ligada a este tema de: LA VERDADERA CIRCUNCISION. Por lo tanto, tendremos una ampliación de este Mensaje, de esta conferencia de esta ocasión.
***Que las bendiciones de Cristo, el Angel del Pacto, nuestro Salvador, bajo el Nuevo Pacto, sean sobre todos ustedes y sobre mí también; y pronto se complete el número de los escogidos de Dios en el Cuerpo Místico de Cristo, pronto sea circuncidado hasta el último de los escogidos en su alma, en su corazón, y pronto se complete así el número de los escogidos de Dios en la Iglesia del Señor Jesucristo; y pronto Cristo se levante del Trono del Padre, tome el Título de Propiedad, el Libro de los Sellos, lo abra en el Cielo y reclame todos los que El ha redimido con Su Sangre, todos los que El ha circuncidado en el corazón, y resucite a los muertos creyentes en El en cuerpos glorificados, y nos transforme a nosotros los que vivimos, y nos lleve con El a la Cena de las Bodas del Cordero en el Cielo. En el Nombre Eterno del Señor Jesucristo. Amén y amén.***
Muchas gracias por vuestra amable atención amados amigos y hermanos presentes, y continúen pasando una tarde llena de las bendiciones de Jesucristo nuestro Salvador. Dejo nuevamente con ustedes al Rvdo. Miguel Bermúdez Marín, para finalizar nuestra parte en esta ocasión, y luego dirigirnos al lugar donde tendremos la próxima actividad, en donde esperamos que Dios nos permita ver todo el misterio del bautismo del Espíritu Santo.
Bueno, ya tenemos a nuestro amigo y hermano, Miguel Bermúdez Marín, aquí presente. Mientras escuchamos el cántico que nos habla del Hombre que nos transformó, pasará nuestro amigo y hermano, Miguel Bermúdez Marín, para finalizar nuestra parte en esta ocasión.
Que Dios les bendiga y les guarde a todos.
“**LA VERDADERA CIRCUNCISION.”**