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El que tiene la Llave 2001-03-05 1 São José dos Campos São Paulo BR 00:00:00 false

Muy buenos días, amados hermanos y amigos aquí en San José de los Campos, Brasil. Reciban un saludo de mi esposa Erica, y los niñitos, los cachorritos, un saludo de América también. Es para mí una bendición grande estar nuevamente con ustedes, para compartir en estos días, del Programa de Dios correspondiente a este tiempo final.

Estamos viviendo en un tiempo muy importante, como los días de Jesús y Sus Apóstoles, en donde un gran evento se estaba llevando a cabo. Era tan grande aquel tiempo, que en una ocasión Jesús hizo una pregunta muy importante, y el que tuvo la respuesta recibió una bendición muy grande. El pasaje que narra este evento es San Mateo, capítulo 16, versos 13 al 20, y dice:

Viniendo Jesús a la región de Cesarea de Filipo, preguntó a sus discípulos, diciendo: ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre?

Ellos dijeron: Unos, Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, Jeremías, o alguno de los profetas.

El les dijo: Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?

Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente.

Entonces le respondió Jesús: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos.

Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella.

Y a ti te daré las llaves del reino de los cielos; y todo lo que atares en la tierra será atado en los cielos; y todo lo que desatares en la tierra será desatado en los cielos.

Entonces mandó a sus discípulos que a nadie dijesen que él era Jesús el Cristo.”

Encontramos en esos capítulos, o en ese capítulo, una revelación muy grande, la cual es la revelación de quién es el Hijo del Hombre. Pedro tuvo esa revelación, la cual recibió del Cielo, y por consiguiente recibió las llaves del Reino de los Cielos, concedidas por Jesucristo a Pedro.

Y ahora, la pregunta es: ¿QUIEN TIENE LA LLAVE?, porque el que tenga la llave puede abrir o puede cerrar.

Cuando se llega a un lugar para algo muy importante y la puerta está cerrada, todo el mundo pregunta quién tiene la llave.

Y ahora, para abrir la Puerta del Reino de los Cielos, ¿quién tiene la llave? La llave la tenía Jesucristo y la dio a San Pedro, y el Día de Pentecostés San Pedro ya siendo un hombre nacido de nuevo, abrió la Puerta del Reino de los Cielos. La Puerta es Cristo; abrió a Cristo, abrió la revelación de la Primera Venida de Cristo como Cordero de Dios, para quitar el pecado del mundo, y así el ser humano ser reconciliado con Dios.

Y la llave a esa Puerta, la llave, la revelación de la Primera Venida de Cristo fue concedida a San Pedro, y por eso él abrió el misterio de la Primera Venida de Cristo. Cristo siendo la Puerta, Pedro con la revelación divina, con esa llave, abrió esa Puerta, y entraron cientos de personas o miles de personas ese día al Reino de los Cielos.

Siendo que Pedro es el que tiene las llaves, concedidas por Cristo en el tiempo de los Apóstoles, le tocó también abrir la Puerta de la Gracia a los gentiles, lo cual sucedió cuando Dios lo envió a la casa de Cornerlio, y a Cornelio también le avisó para que mandara a buscar un hombre llamado Pedro, el cual le explicaría todo el Programa de Dios.

Pedro llegó a la casa de Cornelio, aunque al principio no quería ir, porque los Judíos no se trataban con los gentiles, ni siquiera con los samaritanos. Pero ahora miren ustedes, Pedro tenía que ir a los gentiles; aunque en una ocasión Cristo había dicho: “Por camino de gentiles no vayan.” [Nota - San Mateo 10:5]. Pero ahora sí tenían que ir, porque ahora la Puerta de la Gracia se había abierto el Día de Pentecostés. Pedro abrió esa Puerta allí, abrió la revelación de la Primera Venida de Cristo como Cordero de Dios en Su Obra de Redención, para la Redención del ser humano, y reconciliación del ser humano con Dios.

Y ahora, ¿quién tiene la llave para abrir la Puerta a hebreos y a gentiles? La Puerta de la Dispensación de la Gracia la tenía Jesús y la otorgó a San Pedro.

Ahora, nosotros estamos viviendo en un tiempo en donde están entrando por esa Puerta abierta los últimos escogidos de Dios. Pero está prometido que esa Puerta será cerrada. San Lucas, capítulo 13, versos 22 en adelante, dice:

Pasaba Jesús por ciudades y aldeas, enseñando, y encaminándose a Jerusalén.

Y alguien le dijo: Señor, ¿son pocos los que se salvan? Y él les dijo:

Esforzaos a entrar por la puerta angosta; porque os digo que muchos procurarán entrar, y no podrán.

Después que el padre de familia se haya levantado y cerrado la puerta, y estando fuera empecéis a llamar a la puerta, diciendo: Señor, Señor, ábrenos, él respondiendo os dirá: No sé de dónde sois.”

Ahí tenemos la profecía de que esa Puerta de la Gracia va a ser cerrada en algún momento, por el Padre de la Familia. Es la Puerta de la Gracia, y es Cristo esa Puerta: Cristo en Su Primera Venida como Cordero de Dios quitando el pecado del mundo. Pero vendrá un tiempo que las personas ya no podrán entrar por esa Puerta, porque ya habrá terminado la Dispensación de la Gracia y ya Cristo se habrá levantado del Trono del Padre, y habrá realizado el llamado, el reclamo de todos Sus escogidos, y habrá resucitado a los muertos en Cristo, y habrá transformado a los vivos en Cristo nacidos de nuevo.

Ahora, veamos en San Mateo 25, versos 10 al 13, esto es en la parábola de las diez vírgenes, cinco eran prudentes y cinco eran insensatas. Las prudentes tomaron consigo aceite en sus lámparas (el aceite es el Espíritu Santo); por lo tanto esas cinco vírgenes prudentes son los cristianos que han recibido el Espíritu Santo, las otras cinco vírgenes insensatas son los cristianos profesantes que no han recibido el Espíritu Santo.

Y ahora, miren lo que sucederá en este tiempo final, verso 6 en adelante, del capítulo 25 de San Mateo:

Y a la medianoche se oyó un clamor: ¡Aquí viene el esposo; salid a recibirle!

Entonces todas aquellas vírgenes se levantaron, y arreglaron sus lámparas.

Y las insensatas dijeron a las prudentes: Dadnos de vuestro aceite; porque nuestras lámparas se apagan.

Mas las prudentes respondieron diciendo: Para que no nos falte a nosotras y a vosotras, id más bien a los que venden, y comprad para vosotras mismas.

Pero mientras ellas iban a comprar, vino el esposo; y las que estaban preparadas entraron con él a las bodas; y se cerró la puerta.

Después vinieron también las otras vírgenes, diciendo: ¡Señor, señor, ábrenos!

Mas él, respondiendo, dijo: De cierto os digo, que no os conozco.

Velad, pues, porque no sabéis el día ni la hora en que el Hijo del Hombre ha de venir.”

Aquí tenemos nuevamente la Puerta de la Gracia (que es Cristo), siendo cerrada esa Puerta, y por consiguiente acabándose así toda oportunidad de salvación, toda oportunidad de recibir a Cristo como Salvador, lavar los pecados en la Sangre de Cristo, ser bautizados en Su Nombre y recibir el Espíritu Santo. Por lo tanto, las vírgenes insensatas se quedaron sin aceite, sin el bautismo del Espíritu Santo, y se quedaron sin entrar con Cristo a las Bodas del Cordero. Por lo tanto, quedaron en la Tierra para pasar por la gran tribulación; mientras las vírgenes prudentes irán con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero en el Cielo, en cuerpos eternos y glorificados.

La transformación es para las vírgenes prudentes, la resurrección de los muertos en Cristo es para las vírgenes prudentes que han partido en edades pasadas y algunos de los nuestros que han partido.

Ahora, podemos ver que esta Puerta que fue abierta el Día de Pentecostés y que ha permanecido abierta, será cerrada algún día. Por lo tanto, algún día la dispensación sexta, que es la Dispensación de la Gracia, será cerrada, pero la Dispensación del Reino se abrirá plenamente.

Y ahora, siendo que cada dispensación tiene un Profeta Mensajero dispensacional con la llave para esa dispensación, y siempre está la Puerta en esa dispensación, que es Cristo.

Ahora, para abrir la Puerta de la Dispensación del Reino, esa Puerta Celestial que tiene que ser abierta, la pregunta es: “¿QUIEN TIENE LAS LLAVES DE LA PUERTA?”

Recuerden que el que recibió la revelación de la Primera Venida de Cristo fue el que recibió la llave o las llaves del Reino de los Cielos, para abrir la Puerta de la Gracia el Día de Pentecostés.

Y ahora, para abrir la Puerta de la Dispensación del Reino, siendo que Cristo siempre es la Puerta, para abrir la Puerta de la Segunda Venida de Cristo, como León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo, ¿quién tiene las llaves para abrir ese misterio de la Segunda Venida de Cristo, para abrir ese misterio de Cristo como León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo, en Su Segunda Venida? El que tenga la llave, es el que tenga la revelación del Cielo de parte de Dios para este tiempo final. Y éste será enviado por Jesucristo, para dar a conocer de este misterio de la Segunda Venida de Cristo, y así abrir ese misterio, esa Puerta para los escogidos de Dios del Día Postrero.

Y ahora, ¿quién tiene la llave?, la llave para abrir la Puerta de la Dispensación del Reino, para abrir la Puerta de la Segunda Venida de Cristo, para abrir la Puerta del Reino de David. Jesucristo dice:

Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias.”

Jesucristo es el que tiene las llaves y El entrega esas llaves o esa llave a Su Angel Mensajero, que El envía para dar testimonio de estas cosas en las iglesias. Así como envió a Pedro para dar testimonio de la Primera Venida de Cristo, y abrir así la Puerta de la Primera Venida de Cristo, la Puerta de la Gracia, para que el ser humano pudiera recibir a Cristo como su Salvador, lavar sus pecados en la Sangre de Cristo, ser bautizados en el Nombre del Señor Jesucristo y recibir el Espíritu Santo y obtener el nuevo nacimiento, y quedar así reconciliado con Dios el ser humano.

San Pedro teniendo las llaves del Reino de los Cielos abrió esa Puerta, y Cristo es la Puerta, abrió la revelación de la Primera Venida de Cristo, como Cordero de Dios en Su Obra de Redención en la Cruz del Calvario.

¿Y para este tiempo final quién tendrá las llaves o la llave del Reino de Dios, para ser restablecido en la Tierra ese Reino de Cristo? Ese es el que recibe de parte de Cristo esa revelación del Séptimo Sello, de la Segunda Venida de Cristo, y lo da a conocer a todos los escogidos de Dios. Y el único que Cristo ha señalado en el libro del Apocalipsis que envía para dar testimonio de todas estas cosas, el mismo Jesucristo dice que es Su Angel:

Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias.” (Apocalipsis 22, verso 16).

Y Apocalipsis 22, verso 6, dice:

Y el Señor, el Dios de los espíritus de los profetas, ha enviado su ángel, para mostrar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto.”

El que viene dando testimonio, revelando todas estas cosas que deben suceder pronto es el Angel del Señor Jesucristo. Todas las cosas que deban suceder, después de las siete etapas o edades de la Iglesia, son dadas a conocer por Cristo a través de Su Angel Mensajero. Por eso las palabras de Cristo, de Apocalipsis, capítulo 4, verso 1, hablando con esa gran Voz de Trompeta, dice:

Y la primera voz que oí, como de trompeta, hablando conmigo, dijo (o sea, me dijo.): Sube acá, y yo te mostraré las cosas que sucederán después de estas (las cosas que han de suceder después de las que ya han sucedido durante las siete etapas o edades de la Iglesia).”

Y ahora, las cosas que han de suceder luego de las siete edades de la Iglesia, Cristo dice que las va a dar a conocer a todos aquellos que suban donde El está en este tiempo final. De edad en edad El estuvo en cada edad. ¿Pero ahora dónde está El? Estuvo en las siete edades de edad en edad, pero ahora ha subido a la Edad de la Piedra Angular, y llama a Sus hijos a subir a la Edad de la Piedra Angular... llama a Sus hijos a subir a la Edad de la Piedra Angular, para darle a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto.

Y la llave para poder dar a conocer, para abrir estos misterios, Cristo la da a Su Angel Mensajero, para abrir el Séptimo Sello, que es Cristo, y Cristo es la Puerta; para abrir la Puerta de la Dispensación del Reino, para que entren a la Dispensación del Reino todos los hijos e hijas de Dios que han pasado primeramente por la Dispensación de la Gracia.

Hay que pasar por la Dispensación de la Gracia: recibiendo a Cristo como nuestro Salvador, y así entrando por la Puerta de la Dispensación de la Gracia, que es la Primera Venida de Cristo, y ser bautizados en Su Nombre y recibir el Espíritu Santo, y luego subimos a la Edad de la Piedra Angular y obtenemos el conocimiento de todas estas cosas que deben suceder pronto. A la Edad de la Piedra Angular subimos, entramos a través de la Puerta de la Segunda Venida de Cristo, a través de la Puerta del misterio de la Segunda Venida de Cristo siendo revelada a la Iglesia del Señor Jesucristo, a todos los que tienen sus nombres escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero.

Y ahora, la pregunta es: “¿QUIEN TIENE LAS LLAVES?” Así como Pedro tenía las llaves para abrir la Puerta de la Dispensación de la Gracia, para abrir el misterio de la Primera Venida de Cristo, y abrió esa Puerta.

Ahora, ¿quién tiene las llaves para abrir la Puerta de la Segunda Venida de Cristo, abrir la Puerta de la Dispensación del Reino? El Angel del Señor Jesucristo es el que está señalado para dar a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto; por lo tanto él es el que tiene las llaves para abrir la Puerta. Y él abrirá y nadie cerrará; porque es Cristo el que tiene la llave y la otorga a Su Angel Mensajero, para que abra la Puerta de la Dispensación del Reino. La Puerta de la Dispensación del Reino es Cristo en Su Segunda Venida, como la Puerta de la Dispensación de la Gracia es Cristo en Su Primera Venida.

Y ahora, para recibir las bendiciones que Cristo ha prometido para Sus hijos en Su Segunda Venida, hay que subir a la Edad de la Piedra Angular, hay que entrar por esa Puerta abierta (celestial), para poder obtener todas las bendiciones que El ha prometido para Su pueblo, para este tiempo final. Por lo cual estamos esperando que El cumpla todas Sus promesas, que El cumpla todas Sus bendiciones prometidas para cada uno de nosotros, porque hemos subido a la Edad de la Piedra Angular, por la Puerta abierta de la Segunda Venida de Cristo.

Por ese misterio abierto hemos subido a la Edad de la Piedra Angular, porque la llave, la revelación de la Segunda Venida de Cristo está siendo manifestada, por lo tanto la Puerta de la Dispensación del Reino ha sido abierta para subir a la Dispensación del Reino, subir a la Edad de la Piedra Angular, la Edad eterna de la Iglesia del Señor Jesucristo, para obtener pronto el cuerpo eterno, inmortal, incorruptible y glorificado; y para los muertos en Cristo ser resucitados en cuerpos eternos y estar con nosotros en este tiempo final en cuerpos eternos. Cuando los veamos, nosotros seremos transformados.

Ahora, hemos visto: “EL QUE TIENE LA LLAVE.”

El que tiene la llave, ya hemos visto que dos mil años atrás fue Cristo y la otorgó a Pedro; por lo tanto Pedro fue el hombre que la tuvo, el cual la recibió de parte de Cristo, recibió la llave, la revelación de la Primera Venida de Cristo.

Y ahora, para el Día Postrero es Cristo el que tiene la llave y la otorga en este tiempo final a Su Angel Mensajero, otorga la llave, la revelación para abrir la Puerta de la Segunda Venida de Cristo.

Ha sido para mí un privilegio grande estar con ustedes, dándoles testimonio de: “EL QUE TIENE LA LLAVE.”

EL QUE TIENE LA LLAVE.”

Ya hemos visto quién es el que tiene la llave en este tiempo final, para abrir a los hijos de Dios la Puerta de la Dispensación del Reino, la Puerta es Cristo. Cristo es la Puerta, y la Segunda Venida de Cristo es la Puerta que es abierta para los hijos de Dios en este tiempo final, para entrar por esa Puerta, con la Segunda Venida de Cristo a la Dispensación del Reino. No hay otra Puerta por la cual podamos entrar para la Dispensación del Reino, como tampoco hay otra Puerta por la cual podamos entrar a la Dispensación de la Gracia, sino la Puerta de la Primera Venida de Cristo como el Cordero de Dios, quitando el pecado en la Cruz del Calvario.

Que las bendiciones de Jesucristo, la Puerta, sean sobre todos ustedes y sobre mí también, y se materialicen en ustedes y en mí todas las bendiciones que están en la Dispensación de la Gracia y en la Dispensación del Reino, porque hemos entrado por la Puerta, la Dispensación de la Gracia, y hemos entrado por la Puerta de la Dispensación del Reino. Y se materialicen en ustedes y en mí todas las bendiciones contenidas en la Primera Venida de Cristo y la Segunda Venida de Cristo. En el Nombre Eterno del Señor Jesucristo. Amén y amén.

Muchas gracias por vuestra amable atención, y dejo nuevamente con ustedes al Rvdo. Gian del Corto, para continuar y finalizar nuestra parte en esta ocasión, mientras escuchamos y cantamos el cántico que nos habla del Hombre que nos transformó, el cual es nuestro amado Señor Jesucristo. El es la Puerta, la Puerta es Jesucristo. El es el Hombre que nos transformó, nos transformó interiormente y nos transformará físicamente también, y nos dará el cuerpo glorificado. Ese es Su Programa, es un Programa de Creación divina, de transformación.

Así que, adelante sirviendo a Jesucristo, el Hombre que nos transformó.

Mientras cantamos, Gian del Corto ..... continuará. Que Dios les bendiga y les guarde a todos. Que Dios te bendiga Gian.

EL QUE TIENE LA LLAVE.”