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|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|
| El Reino de Melquisedec | 2001-02-25 | 1 | Cayey | PR | 00:00:00 | false |
Muy buenas tardes, amados amigos y hermanos presentes; es para mí una bendición grande estar con ustedes en esta ocasión, para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios y Su Programa correspondiente a este tiempo final. Para lo cual quiero leer en el Génesis, capítulo 14, verso 17 en adelante, 17 al 20 (la misma lectura que tuvimos en la mañana), donde dice:
“Cuando volvía de la derrota (o sea, Abraham)...
Cuando volvía de la derrota de Quedorlaomer y de los reyes que con él estaban, salió el rey de Sodoma a recibirlo al valle de Save, que es el Valle del Rey.
Entonces Melquisedec, rey de Salem y sacerdote del Dios Altísimo, sacó pan y vino;
y le bendijo, diciendo: Bendito sea Abram del Dios Altísimo, creador de los cielos y de la tierra;
y bendito sea el Dios Altísimo, que entregó tus enemigos en tu mano. Y le dio Abram los diezmos de todo.”
Nuestro tema para esta ocasión es: “EL REINO DE MELQUISEDEC.”
Siendo que aquí dice:
“Entonces Melquisedec, rey de Salem y sacerdote del Dios Altísimo, sacó pan y vino;
y le bendijo, diciendo: Bendito sea Abram del Dios Altísimo, creador de los cielos y de la tierra.”
Si es Rey de Salem, tiene un Reino.
Melquisedec, y el Orden de Melquisedec tiene ese orden: el Orden Sacerdotal del Sacerdocio, del Sumo Sacerdocio y los demás Sacerdotes del Cielo. Por lo tanto, Melquisedec es el Sumo Sacerdote del Cielo, y todos los descendientes de Melquisedec son los Sacerdotes del Cielo, los cuales estarán establecidos en la Tierra en el glorioso Reino Milenial en este planeta Tierra. Y ese será el Orden Sacerdotal que estará rigiendo durante el Reino Milenial y luego en la eternidad.
También tiene el Orden Teocrático de ese Reino (del Reino de Melquisedec). O sea, que será un Rey gobernando, y será Dios a través de ese Rey gobernando en este planeta Tierra, y se sentará sobre el Trono de David, y gobernará sobre el pueblo hebreo y sobre todas las demás naciones.
Y el Orden Judicial de Melquisedec, encontramos que de ese Orden Judicial de Melquisedec, Cristo es el Juez Supremo, Juez de los vivos y de los muertos. Y la Corte de Cristo como Juez, son los redimidos por Su Sangre preciosa.
Y ahora, encontramos que el Orden de Melquisedec teniendo el Sumo Sacerdocio y el Sacerdocio del Templo Celestial, y teniendo también la monarquía donde será un Rey, el cual es Cristo, para gobernar sobre todos, ese Reino será teocrático; por lo tanto la teocracia y la monarquía se fundirán.
Y ahora, de este Reino Teocrático de Melquisedec es que queremos hablar en esta ocasión; porque Melquisedec es Cristo, el cual se sentará sobre el Trono de David para gobernar el planeta Tierra completo; no solamente en el pueblo hebreo, sino el planeta Tierra completo, y El es también el Rey del universo completo.
Ahora, Dios dice a Moisés en el Exodo, capítulo 17, verso 16 (esto fue cuando Amalec peleó en contra del pueblo hebreo), veamos, capítulo 17, verso 8 en adelante para que tengan el cuadro claro (esto fue cuando ya el pueblo hebreo había sido libertado, y ya se encontraba en el desierto para recibir la Ley en el Monte Sinaí). Dice, capítulo 17, verso 8 en adelante del Exodo:
“Entonces vino Amalec y peleó contra Israel en Refidim (Refidim es un lugar que está frente al Monte Sinaí, ése es el lugar donde también la piedra, la roca fue herida por Moisés con la vara, o sea, en ese territorio).
Entonces vino Amalec y peleó contra Israel en Refidim.
Y dijo Moisés a Josué: Escógenos varones, y sal a pelear contra Amalec; mañana yo estaré sobre la cumbre del collado, y la vara de Dios en mi mano.
E hizo Josué como le dijo Moisés, peleando contra Amalec; y Moisés y Aarón y Hur subieron a la cumbre del collado.
Y sucedía que cuando alzaba Moisés su mano, Israel prevalecía; mas cuando él bajaba su mano, prevalecía Amalec.
Y las manos de Moisés se cansaban; por lo que tomaron una piedra, y la pusieron debajo de él, y se sentó sobre ella; y Aarón y Hur sostenían sus manos, el uno de un lado y el otro de otro; así hubo en sus manos firmeza hasta que se puso el sol.
Y Josué deshizo a Amalec y a su pueblo a filo de espada.
Y Jehová dijo a Moisés: Escribe esto para memoria en un libro, y dí a Josué que raeré del todo la memoria de Amalec de debajo del cielo.
Y Moisés edificó un altar, y llamó su nombre Jehová-nisi;
y dijo: Por cuanto la mano de Amalec se levantó contra el trono de Jehová, Jehová tendrá guerra con Amalec de generación en generación.”
Amalec se levantó en contra del Trono de Dios.
Y ahora, ¿quién es Amalec? Amalec es una nación descendiente del nieto de Esaú, por consiguiente es descendiente de Esaú.
Dice el Génesis, capítulo 36 (hablándonos de Amalec)... dice capítulo 36, verso 8 en adelante:
“Y Esaú habitó en el monte de Seir; Esaú es Edom.
Estos son los linajes de Esaú, padre de Edom, en el monte de Seir.
Estos son los nombres de los hijos de Esaú: Elifaz, hijo de Ada mujer de Esaú; Reuel, hijo de Basemat mujer de Esaú.
Y los hijos de Elifaz fueron Temán, Omar, Zefo, Gatam y Cenaz.
Y Timna fue concubina de Elifaz hijo de Esaú, y ella le dio a luz a Amalec; estos son los hijos de Ada, mujer de Esaú.”
Ahora, miren cómo menciona a Amalec como hijo de Elifaz a través de Timna (la concubina de Elifaz).
Y ahora, es Amalec el que le causa problemas al pueblo hebreo, y del que Dios ahí dice que se levantó en contra del Trono de Dios.
Y ahora, Amalec está sentenciado a desaparecer, será raída la memoria de Amalec.
Y ahora, veamos en el Exodo, capítulo 19, versos 3 al 6:
“Y Moisés subió a Dios; y Jehová lo llamó desde el monte, diciendo: Así dirás a la casa de Jacob, y anunciarás a los hijos de Israel (o sea, que Moisés subió al Monte Sinaí):
Vosotros visteis lo que hice a los egipcios, y cómo os tomé sobre alas de águilas, y os he traído a mí.
Ahora, pues, si diereis oído a mi voz, y guardareis mi pacto, vosotros seréis mi especial tesoro sobre todos los pueblos; porque mía es toda la tierra.
Y vosotros me seréis un reino de sacerdotes, y gente santa. Estas son las palabras que dirás a los hijos de Israel.”
Esto es lo que Dios ha dicho de Israel, el pueblo que libertó de la esclavitud en Egipto, y los llevó al Monte Sinaí para darle allí leyes y así hacer de unos esclavos un pueblo, una nación.
Y ahora, es dicho por Dios: “Vosotros me seréis un reino de sacerdotes, y gente santa (un Reino de Sacerdotes y gente santa).”
Aquí en la Tierra el único Reino que Dios ha tenido como nación es el pueblo hebreo, y por consiguiente El prometió que escogería una persona para sentarse en ese Trono; pero por cuanto los seres humanos están en cuerpos mortales, ese Trono sería ocupado por cada rey descendiente del rey elegido por Dios. Pero llegaría un tiempo en que el Mesías se sentaría sobre ese Trono, y sería para siempre.
En Deuteronomio Cristo, o Dios dice en el capítulo 17, verso 15... vamos a ver bien este pasaje, dice (comenzamos en el verso 14 de Deuteronomio, capítulo 17):
“Cuando hayas entrado en la tierra que Jehová tu Dios te da, y tomes posesión de ella y la habites, y digas: Pondré un rey sobre mí, como todas las naciones que están en mis alrededores;
ciertamente pondrás por rey sobre ti al que Jehová tu Dios escogiere (o sea, que tenía que ser una elección divina, la elección del rey para Israel); de entre tus hermanos pondrás rey sobre ti; no podrás poner sobre ti a hombre extranjero, que no sea tu hermano.”
Dice: “Pero él no aumentará para sí caballos, ni hará volver al pueblo a Egipto con el fin de aumentar caballos; porque Jehová os ha dicho: No volváis nunca por este camino.”
Ahora, vean las ordenanzas divinas para el pueblo hebreo, para cuando llegara a la tierra prometida, y en el Programa Divino llegara el tiempo del establecimiento de un rey para gobernar sobre el pueblo hebreo; por lo tanto, siendo que Dios dijo: “Ciertamente pondrás por rey sobre ti al que Jehová tu Dios escogiere.” Tenía que ser el escogido por Dios, conforme al corazón de Dios.
Y ahora, a través de ese rey, Dios comunicaría Sus pensamientos, los pensamientos del corazón de Dios al corazón de ese rey, y ese rey los comprendería y gobernaría conforme a los deseos de Dios, conforme a los pensamientos del corazón de Dios; porque ese reino aquí en la Tierra sería el Reino de Dios.
Y ahora, podemos ver porqué cuando se levantó Amalec contra Moisés y el pueblo hebreo, se levantó en contra del Trono de Dios: porque el Trono de Dios en el Cielo estaría representado aquí en la Tierra. Por eso también Dios le ordenó construir el tabernáculo, y en el tabernáculo colocar el arca del pacto con el propiciatorio (la tapa del arca del pacto, que es el propiciatorio), el cual tendría dos querubines de oro también, juntamente con el propiciatorio que era de oro; y en medio de los dos querubines estaría Dios, y allí Dios estuvo, porque ese lugar: el propiciatorio con los dos querubines es el Trono de Dios en la Tierra, en el tabernáculo que construyó Moisés y el templo que construyó el rey Salomón. Y todo eso estaría en medio del pueblo hebreo, y por consiguiente el Trono de Dios estaría ¿dónde? Aquí en la Tierra, en el templo.
Pero ahora, en el reino terrenal de Dios (aquí en la tierra) que vino a ser el pueblo hebreo, la nación creada por Dios, donde Dios establecería Su Reino, encontramos que ahí estaría el trono representativo del Trono Celestial de Dios.
Así como en el lugar santísimo sobre el arca del pacto estaba el propiciatorio, y el propiciatorio es el Trono de Dios. Ese propiciatorio de ese templo que construyó Moisés representa el Trono de Dios en el Cielo, el cual mientras hay Sangre de la Expiación es un Trono de Misericordia; pero cuando no está la Sangre, entonces se convierte en un Trono de Juicio.
Y ahora, veamos a... leamos aquí en Primera de Crónicas, capítulo 28, donde dice (28, verso 2 en adelante), donde habla el rey David, dice... ya estaba anciano, con unos setenta o setenta y algo de años, dice... vamos a ver si les puedo dar la edad exacta de David. Mientras... David ya estaba anciano y tenía que colocar a su sucesor en el trono, David tenía 70 años, lo tenemos aquí en Primera de Reyes, capítulo 2, verso 10 al 11, dice:
“Y durmió David con sus padres, y fue sepultado en su ciudad.
Los días que reinó David sobre Israel fueron cuarenta años; siete años reinó en Hebrón, y treinta y tres años reinó en Jerusalén.”
Y David tenía treinta años cuando comenzó a reinar.
Ahora, veamos en Primera de Crónicas, capítulo 28, verso 2 en adelante, dice:
“Y levantándose el rey David, puesto en pie dijo: Oídme, hermanos míos, y pueblo mío. Yo tenía el propósito de edificar una casa en la cual reposara el arca del pacto de Jehová, y para el estrado de los pies de nuestro Dios; y había ya preparado todo para edificar.
Mas Dios me dijo: Tú no edificarás casa a mi nombre, porque eres hombre de guerra, y has derramado mucha sangre.
Pero Jehová el Dios de Israel me eligió de toda la casa de mi padre, para que perpetuamente fuese rey sobre Israel; porque a Judá escogió por caudillo, y de la casa de Judá a la familia de mi padre; y de entre los hijos de mi padre se agradó de mí para ponerme por rey sobre todo Israel.
Y de entre todos mis hijos (porque Jehová me ha dado muchos hijos), eligió a mi hijo Salomón para que se siente en el trono del reino de Jehová sobre Israel.”
Y ahora, el Reino de Jehová sobre Israel es el Reino de David, y el Trono de David es el Trono de Jehová, de Dios en esta Tierra, para Dios gobernar en este planeta Tierra desde el Trono de David por medio del instrumento que El tendría en ese Trono; el primero fue David, después Salomón, aunque Saúl, encontramos que fue el primer rey, pero no fue un rey conforme al corazón de Dios, sino que fue un rey conforme al corazón del pueblo.
Y ahora, para ese tiempo David todavía estaba muy jovencito o todavía no había nacido, cuando el pueblo pidió rey a Samuel. Pero vean ustedes, cuando llegó el tiempo de Dios para colocar un rey conforme a su corazón, ya David estaba en la edad correspondiente para sentarse en el trono, aunque fue ungido como rey siendo un jovencito; pero luego tuvo que luchar, aunque era el ungido de Dios para ser rey sobre Israel, tuvo que luchar para lograr sentarse en el Trono de Dios aquí en la Tierra, que es el Trono en el cual David se sentó.
Ahora, David reinó por 30 años... por 40 años sobre Israel; 7 reinó en Hebrón, 7 años, y luego 33 años en Jerusalén; por lo cual son 40 años, más 30 años que tenía cuando comenzó a reinar, son 70 años.
Y ahora, llega a los 70 años y ya tiene que despedirse del pueblo, de sus hijos (y de sus hijos) y tiene que dejar al sucesor suyo en el trono, porque si él no hace eso, luego todos los hijos de David van a pelear por heredar el Trono; pero ya Dios le había dicho a Betsabé que su hijo Salomón sería el heredero al trono. Pero aun con todo y eso, hubo otros hijos que desearon el trono, pero David tenía que establecer quién sería el próximo rey sobre Israel, sobre el Trono de Dios aquí en la Tierra:
“Pero Jehová el Dios de Israel me eligió de toda la casa de mi padre (dice David).”
Y ahora vean, y dice:
“Y de entre todos mis hijos (porque Jehová me ha dado muchos hijos), eligió a mi hijo Salomón para que se siente en el trono del reino de Jehová sobre Israel.
Y me ha dicho: Salomón tu hijo, él edificará mi casa y mis atrios; porque a éste he escogido por hijo, y yo le seré a él por padre.”
Y ahora, le toca a Salomón la bendición de heredar el Trono de David. Y ahora, dice:
“Asimismo yo confirmaré su reino para siempre, si él se esforzare a poner por obra mis mandamientos y mis decretos, como en este día.”
Y ahora vamos a ver, Dios le había revelado a David todo lo relacionado al templo que iba a hacer; y los planos David los hizo conforme a la revelación que recibió de parte Dios. Por eso en el capítulo 28, verso 19, David dice:
“Todas estas cosas, dijo David, me fueron trazadas por la mano de Jehová, que me hizo entender todas las obras del diseño.”
Y ahora, en el capítulo 29, versos 22 al 23, dice:
“Y comieron y bebieron delante de Jehová aquel día con gran gozo; y dieron por segunda vez la investidura del reino a Salomón hijo de David, y ante Jehová le ungieron por príncipe, y a Sadoc por sacerdote.
Y se sentó Salomón por rey en el trono de Jehová en lugar de David su padre, y fue prosperado; y le obedeció todo Israel.
Y todos los príncipes y poderosos, y todos los hijos del rey David, prestaron homenaje al rey Salomón.”
Aquí nos enseña la Escritura que Salomón se sentó en el Trono de Jehová, porque Dios escogió al pueblo hebreo, para ser el pueblo hebreo (como nación) el Reino de Dios, terrenal, y por eso el Trono de David viene a ser el Trono de Jehová, donde Dios se coloca en el rey ungido por Dios.
Ahora, veamos más adelante, en San Lucas, capítulo 1, versos 31 en adelante, le dice el Arcángel Gabriel a la virgen María:
“Y ahora, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre Jesús.
Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre;
y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin.”
Y ahora, el Trono de Jehová, el Trono de Dios en la Tierra siendo el Trono de David, será heredado por Cristo; Cristo es el Heredero al Trono de David, el cual es el Trono de Jehová, el Trono de Dios en la Tierra.
Y ahora, es Cristo el Heredero al Trono de David, para sentarse sobre el Trono de David y reinar sobre el pueblo hebreo y sobre todas las naciones.
Ahora, veamos lo que dice Cristo en San Mateo, capítulo 16, versos 26 en adelante:
“Porque ¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma?
Porque el Hijo del Hombre vendrá en la gloria de su Padre con sus ángeles, y entonces pagará a cada uno conforme a sus obras.
De cierto os digo que hay algunos de los que están aquí, que no gustarán la muerte, hasta que hayan visto al Hijo del Hombre viniendo en su reino.”
Y luego, en el capítulo 17, dice:
“Seis días después, Jesús tomó a Pedro, a Jacobo y a Juan su hermano, y los llevó aparte a un monte alto;
y se transfiguró delante de ellos, y resplandeció su rostro como el sol, y sus vestidos se hicieron blancos como la luz.
Y he aquí les aparecieron Moisés y Elías, hablando con él.”
En esta experiencia del Monte de la Transfiguración, Cristo le muestra aquí a Pedro, Jacobo y Juan, el orden de la Venida del Hijo del Hombre en Su Reino; o sea, que aquí está en esta visión mostrada la Venida del Reino de Dios a la Tierra, y estarán Moisés y Elías en la Tierra, para el tiempo de la Venida del Reino de Dios.
En el capítulo19 de San Mateo, verso 28, en adelante, dice: “Y Jesús les dijo...” vamos al 27 también:
“Entonces respondiendo Pedro, le dijo: He aquí, nosotros lo hemos dejado todo, y te hemos seguido; ¿qué, pues, tendremos?
Y Jesús les dijo: De cierto os digo que en la regeneración (esto es en el Milenio), cuando el Hijo del Hombre se siente en el trono de su gloria (o sea, cuando se siente en el Trono de David), vosotros que me habéis seguido también os sentaréis sobre doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel.”
O sea, que los Apóstoles se sentarán sobre doce tronos; no son todos, sino los Apóstoles ahí, de los que seguían a Jesús en aquellos días, los que se sentarán sobre doce tronos, porque eran los líderes, los Apóstoles que Cristo había escogido. Judas perdió su lugar (Judas Iscariote), pero el lugar lo ocupa otra persona en el Reino Milenial, otro Apóstol. Y sigue diciendo:
“Y cualquiera que haya dejado casas, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o mujer, o hijos, o tierras, por mi nombre, recibirá cien veces más, y heredará la vida eterna.”
Ninguna otra persona le puede ofrecer lo que Cristo ha ofrecido en esta promesa. También en San Lucas, capítulo 22, verso 28 al 30, dice:
“Pero vosotros sois los que habéis permanecido conmigo en mis pruebas.
Yo, pues, os asigno un reino (o sea, ‘Yo les doy un Reino.’), como mi Padre me lo asignó a mí (o sea, como el Padre le ha dado un Reino a Jesucristo, ahora Cristo lo dará a ellos, a los que están allí hablando con El).
Para que comáis y bebáis a mi mesa en mi reino, y os sentéis en tronos juzgando a las doce tribus de Israel.”
En San Mateo, dice: “Os sentaréis sobre doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel.”
Por lo tanto serán Reyes, serán también Sacerdotes y serán Jueces también para juzgar. Este es el orden en el Antiguo Testamento establecido por Dios, cuando Dios juzgaba al pueblo hebreo a través de los jueces que Dios estableció.
En Samuel nos habla, Primera de Samuel nos habla acerca de la forma en que Dios gobernaba sobre Israel.
Y ahora, vamos a ver un momentito en Primera de Samuel, capítulo 8, verso 7 (esto fue cuando el pueblo hebreo pidió rey), vamos a comenzar en el verso 5, dice:
“Y le dijeron (a Samuel): He aquí tú has envejecido, y tus hijos no andan en tus caminos; por tanto, constitúyenos ahora un rey que nos juzgue, como tienen todas las naciones.
Pero no agradó a Samuel esta palabra que dijeron: Danos un rey que nos juzgue. Y Samuel oró a Jehová.
Y dijo Jehová a Samuel: Oye la voz del pueblo en todo lo que te digan; porque no te han desechado a ti, sino a mí me han desechado, para que no reine sobre ellos.”
Es que Dios reinaba sobre el pueblo hebreo a través de los jueces, de los cuales Samuel fue el último juez. Y por eso para el Reino Milenial Dios volverá a reinar sobre el pueblo hebreo y usará jueces, por eso los sentará sobre doce tronos, y ellos estarán sujetos al Trono de David; por lo tanto serán príncipes, los Apóstoles serán príncipes en el glorioso Reino de Jesucristo, y ellos juzgarán al pueblo hebreo, a las doce tribus de Israel; y es hasta posible que para cada tribu Dios establezca un Apóstol.
Ahora, encontramos que en el Apocalipsis, en el capítulo 4, verso 4 al 5, dice:
“Y alrededor del trono había veinticuatro tronos; y vi sentados en los tronos a veinticuatro ancianos, vestidos de ropas blancas, con coronas de oro en sus cabezas.”
Esos veinticuatro ancianos son los doce patriarcas y los doce Apóstoles. Por lo tanto, en el glorioso Reino Milenial de Cristo estarán los doce patriarcas y los doce Apóstoles.
Ahora, vean que lo que Cristo ofrece a Sus Apóstoles es algo que está en el Programa de Dios. Aquí en el libro del Apocalipsis, en estas visiones apocalípticas, encontramos esos tronos ocupados, pero todavía el Reino de Dios no ha sido establecido en la Tierra para estar establecidos en la Tierra esos tronos y estar en esos tronos los veinticuatro ancianos, que son los doce patriarcas y los doce Apóstoles.
El Profeta Daniel vio acerca de esto que estará sucediendo, y habló acerca de todas estas personas. Dice: “Estuve...” capítulo 7, verso 9 de Daniel en adelante, dice:
“Estuve mirando hasta que fueron puestos tronos, y se sentó un Anciano de días, cuyo vestido era blanco como la nieve, y el pelo de su cabeza como lana limpia; su trono llama de fuego, y las ruedas del mismo, fuego ardiente.
Un río de fuego procedía y salía de delante de él; millares de millares le servían (esos son los miembros de la Iglesia de Jesucristo, vean, el Juez y la Corte, Cristo y Su Iglesia), y millones de millones asistían delante de él; el Juez se sentó, y los libros fueron abiertos.” Así será el juicio final.
Y ahora, pasamos al capítulo 4, el verso 5; ya leímos el verso 4, vamos al verso 5, dice:
“Y del trono salían relámpagos y truenos y voces; y delante del trono ardían siete lámparas de fuego, las cuales son los siete espíritus de Dios.”
Y ahora, se tiene que materializar también lo de las siete lámparas con - las siete lámparas de fuego que están delante del Trono de Dios, y dice:
“Y delante del trono ardían siete lámparas de fuego, las cuales son los siete espíritus de Dios.”
Y la manifestación de los siete espíritus de Dios es la manifestación de los siete Angeles Mensajeros de las siete edades.
Vean, todo lo que Cristo está llevando a cabo en Su Iglesia colocando Sus doce Apóstoles, todo esto está arriba mostrado, son doce tronos de los veinticuatro tronos que están delante de Dios.
Alrededor del Trono de Dios están esos veinticuatro tronos; por lo tanto, aquí en la Tierra Dios tiene que materializar lo que está en el Cielo; y por eso esos veinticuatro ancianos que están ahí en el Apocalipsis, se han hecho realidad aquí en la Tierra, y son los doce patriarcas y los doce Apóstoles. Ya esa parte se materializó en la Tierra. Pero en el Reino de Jesucristo, el Reino Milenial, entonces aquí en la Tierra se materializará también.
Ahora, corresponde luego materializarse, cumplirse en la Tierra durante la Dispensación de la Gracia, las siete lámparas de fuego que son los siete espíritus de Dios, en donde se convierte en realidad aquí en la Tierra en los siete Angeles Mensajeros de las siete edades. “Porque Dios hace a Sus Angeles Espíritus y a Sus ministros llama de fuego.” [Nota - Hebreos 1:7]. Son siete ministros, siete llamas de fuego, siete lámparas encendidas, cada uno en su edad; porque Cristo está materializando en la Tierra lo que está en el Cielo, y lo está materializando en carne humana en Su Iglesia; porque Su Iglesia es el Israel Celestial, por consiguiente la Iglesia del Señor Jesucristo es el Reino de Jesucristo.
Y ahora, los siete Angeles Mensajeros son esas siete lámparas de fuego en la Iglesia del Señor Jesucristo. El Reino de Dios fue quitado del pueblo hebreo como Cristo lo profetizó, cuando Cristo fue rechazado por el pueblo hebreo. Y en una parábola, miren lo que le dice Cristo al pueblo hebreo: capítulo 21, verso 43, vamos a ver... hay que comenzar un poquito antes, capítulo 21, verso 37 en adelante, dice:
“Finalmente les envió su hijo.” Pues había enviado primero Profetas, pero ahora... esta es la parábola del padre de familia que demanda el fruto de su viña; y ahora... aún hay que leer desde el 33, dice:
“Oíd otra parábola (o sea, ‘oído.’)
“Oíd otra parábola: Hubo un hombre, padre de familia, el cual plantó una viña, la cercó de vallado, cavó en ella un lagar, edificó una torre, y la arrendó a unos labradores, y se fue lejos.
Y cuando se acercó el tiempo de los frutos, envió sus siervos a los labradores, para que recibiesen sus frutos.
Mas los labradores, tomando a los siervos, a uno golpearon, a otro mataron, y a otro apedrearon.
Envió de nuevo otros siervos, más que los primeros; e hicieron con ellos de la misma manera (estos fueron los Mensajeros, los Profetas que Dios envió en el Antiguo Testamento).
Finalmente les envió su hijo, diciendo: Tendrán respeto a mi hijo.
Mas los labradores, cuando vieron al hijo, dijeron entre sí: Este es el heredero; venid, matémosle, y apoderémonos de su heredad.
Y tomándole, le echaron fuera de la viña, y le mataron.
Cuando venga, pues, el señor de la viña, ¿qué hará a aquellos labradores?
Le dijeron: A los malos destruirá sin misericordia, y arrendará su viña a otros labradores, que le paguen el fruto a su tiempo.
Jesús les dijo: ¿Nunca leísteis en las Escrituras:
La piedra que desecharon los edificadores,
Ha venido a ser cabeza del ángulo.
El Señor ha hecho esto,
Y es cosa maravillosa a nuestros ojos?
Por tanto os digo, que el reino de Dios será quitado de vosotros, y será dado a gente que produzca los frutos de él.
Y el que cayere sobre esta piedra será quebrantado; y sobre quien ella cayere, le desmenuzará.”
Esta es la Piedra no cortada de manos que vio el Profeta Daniel en el capítulo 2, del libro de Daniel, cuando le interpretó el sueño al rey Nabucodonosor, el cual también había visto esta piedra no cortada de manos que salió de la montaña, fue cortada de la montaña, del Monte de Dios.
Y ahora, en la Primera Venida de Cristo, Cristo es la Piedra no cortada de manos; y para el Día Postrero la Venida de esta Piedra es la Segunda Venida de Cristo, viene esa Piedra en este tiempo final.
Y ahora, el Reino de Dios fue quitado de en medio del pueblo hebreo y fue pasado a la Iglesia del Señor Jesucristo, vino a ser manifestado el Reino de Dios en medio de los gentiles.
Por eso es que los hijos e hijas de Dios, los hijos del Reino, han estado naciendo en medio de los gentiles en su mayoría, y de vez en cuando de en medio del pueblo hebreo también.
Pero el Reino de Dios fue quitado, pero va a ser restaurado al pueblo hebreo en el Día Postrero, que es el Séptimo Milenio de Adán hacia acá, y va a ser establecido el pueblo hebreo como nación, totalmente como el Reino de Dios aquí en la Tierra. O sea, que el Reino de Dios va a ser establecido en medio del pueblo hebreo, y será restaurado el Trono de David, Cristo se sentará sobre el Trono de David y gobernará sobre el pueblo hebreo.
Y ahora, ya los veinticuatro ancianos han sido manifestados en la Tierra (que son los doce patriarcas y los doce Apóstoles); luego tenemos los siete espíritus de Dios que recorren toda la Tierra, los cuales han sido manifestados en la Tierra en los siete Angeles Mensajeros de las siete edades, esos también son siete príncipes de ese glorioso Reino de nuestro amado Señor Jesucristo. Ellos serán los príncipes que encabezarán el grupo de los escogidos de cada edad.
Y luego Cristo dice en Apocalipsis, capítulo 3, verso 21, cuando ya se han acabado los tronos, los veinticuatro tronos, dice:
“Al que venciere, yo le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono.”
Y ahora, tiene que materializarse en la Tierra el que se sentará en el Trono de Cristo con Cristo, y vendrá a ser entonces el Virrey en el glorioso Reino Milenial. Cristo es el Rey, pero el que se sentará con Cristo en Su Trono será Virrey.
Y ahora, en Apocalipsis, capítulo 3, verso 21, dice (lo que les cité):
“Al que venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono.”
O sea, que lo mismo que hizo el Padre (Dios) con Jesucristo, al vencer y ascender al Cielo, lo sentó en Su Trono en el Cielo y le dio un Nombre Nuevo, y recibió autoridad sobre los Cielos y la Tierra. “Todo poder me es dado en el Cielo y en la Tierra.” Dice Cristo en San Mateo 28.
Y ahora, en la misma forma en que el Padre hizo con Jesucristo, al ascender victorioso al Cielo y sentarlo en el Trono del Padre, Cristo hará con el Vencedor, al cual le promete sentarlo en Su Trono, y le dará autoridad y poder sobre todas las naciones, conforme a Apocalipsis, capitulo 2, verso 26 al 28:
“Al que venciere y guardare mis obras hasta el fin, yo le daré autoridad sobre las naciones,
y las regirá con vara de hierro, y serán quebrantadas como vaso de alfarero; como yo también la he recibido de mi Padre;
y le daré la estrella de la mañana.
El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.”
Así que, todas las naciones tendrán un representante de Cristo, que se sentará con Cristo en Su Trono y que recibirá autoridad sobre todas las naciones; y los siete Angeles Mensajeros estarán sujetos a ese que se sentará con Cristo en Su Trono, y habrá un glorioso Reino Milenial de Cristo con estos príncipes: los Apóstoles, los siete Angeles Mensajeros, y el Mensajero que en el Día Postrero se sentará con Cristo en Su Trono, el cual obtendrá la victoria, como la obtuvieron también los Mensajeros de cada una de las edades pasadas.
Ese que se sentará con Cristo en Su Trono estará como Mensajero en la Iglesia de Jesucristo, en la etapa de la Edad de la Piedra Angular, como los siete Angeles Mensajeros de las siete edades estuvieron en cada una de esas edades; por eso ellos son príncipes también para el glorioso Reino del Señor Jesucristo.
Algunas personas piensan que en el glorioso Reino de Jesucristo todos serán iguales, pues seremos iguales en cuanto al cuerpo físico, porque será un cuerpo glorificado para todos los redimidos por la Sangre de Cristo; pero habrá diferentes niveles o posiciones en ese glorioso Reino de nuestro amado Señor Jesucristo.
Cristo dice en Apocalipsis 22, verso 12:
“He aquí yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra.”
Así que, Cristo recompensará a cada uno según sea su obra; y la posición que cada persona ocupará en el glorioso Reino Milenial de Cristo, será de acuerdo a sus obras realizadas en la Iglesia del Señor Jesucristo.
Los Angeles Mensajeros ocuparán una posición muy importante, porque la obra de ellos en la edad que les tocó vivir fue la más importante; fue cada Mensajero el Líder de su Edad, por eso tiene una posición muy importante en el Reino Milenial de Cristo y luego para toda la eternidad en el Reino de Dios.
Así también será para el Vencedor Mensajero del Día Postrero de la Edad de la Piedra Angular. En Apocalipsis 21, verso 5 en adelante, dice:
“Y el que estaba sentado en el trono dijo: He aquí, yo hago nuevas todas las cosas. Y me dijo: Escribe; porque estas palabras son fieles y verdaderas.
Y me dijo: Hecho está. Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin. Al que tuviere sed, yo le daré gratuitamente de la fuente del agua de la vida.
El que venciere heredará todas las cosas, y yo seré su Dios, y él será mi hijo.”
Esta promesa, así como Dios la cumple con Cristo (Cristo, el cual se ha sentado en el Trono del Padre), la cumple con el Vencedor que El tendrá en el Día Postrero, y con los vencedores Mensajeros que El ha tenido durante las siete edades, y con los Apóstoles vencedores que El tuvo. Y cumplirá la promesa de que reinaremos con Cristo por el Milenio y por toda la eternidad. También para todos los cristianos redimidos por la Sangre de Cristo nacidos de nuevo.
Y Cristo entonces tendrá un Reino de Sacerdotes, de Reyes y de Jueces celestiales, que es Su Iglesia y que es el Israel Celestial. Y con ese grupo de Reyes y Sacerdotes se establecerá en este planeta Tierra, y establecerá Su Reino en este planeta Tierra y Su Trono estará en medio del pueblo hebreo. Es el Trono de David al cual Cristo es heredero, ése es el Trono del cual Cristo dice:
“Al que venciere yo le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido y me he sentado con mi padre en su trono.”
Y ahora, alrededor de ese Trono estarán los Apóstoles y los Angeles Mensajeros del Señor Jesucristo de las siete edades, como príncipes representando a todos los cristianos del tiempo de los Apóstoles y del tiempo de las siete edades, y a los creyentes del Antiguo Testamento, los cuales estarán representados en los doce patriarcas; y ese será el Reino glorioso de Melquisedec, el Rey de Salem (o sea, Rey de Jerusalén).
Miren dónde estará el Trono de Melquisedec: en Jerusalén, porque Melquisedec es Rey de Salem (o sea, de Jerusalén), y es Príncipe de Paz y Rey de Justicia.
Por eso es que hay tantas luchas por Jerusalén: es que Dios va a establecer Su Reino aquí en la Tierra, y la capital será Jerusalén, y el Trono del Hijo de David estará en Jerusalén; y así estará el Trono de Dios en la Tierra en Jerusalén. Por eso es que nosotros estaremos con Cristo reinando durante el Milenio y por toda la eternidad. Y ese será el Reino de Melquisedec, que es Jesucristo, nuestro Salvador, y los santos que vienen con El son los miembros de Su Iglesia.
Cuando todos estemos transformados, estaremos inmortales físicamente también, todos seremos iguales a Jesucristo en cuerpos teofánicos y en cuerpos glorificados. Y ese será el Reino de Jesucristo que será establecido en este planeta Tierra. Ese es el Reino de Melquisedec.
Y es una bienaventuranza grande estar en ese glorioso Reino de Melquisedec viviendo, pero aun es más grande la bienaventuranza para los que son miembros de ese Reino, los que son Reyes y Sacerdotes y Jueces en ese glorioso Reino de Melquisedec, que es el glorioso Reino de nuestro amado Señor Jesucristo; porque Melquisedec es nuestro amado Señor Jesucristo, El es el Rey de Jerusalén, y El es el Rey de Paz y Rey de Justicia.
¿Y cuántos son bienaventurados teniendo parte en ese glorioso Reino de Melquisedec? Todos nosotros, pertenecemos nosotros al glorioso Reino de Melquisedec, un Reino Celestial que será establecido en este planeta Tierra, y gobernará sobre el pueblo hebreo y sobre todas las naciones.
Ese es el glorioso Reino al cual yo pertenezco y del cual yo soy Embajador. ¿Y quién más pertenece a ese Reino? Cada uno de ustedes también. A ese Reino es que todos nosotros pertenecemos, un Reino Celestial que será establecido en este planeta Tierra; y desde ese Reino se gobernará el planeta Tierra completo, y luego se gobernará también el Universo completo.
En palabras más claras, el planeta Tierra será el planeta capital del Universo completo; y será el sistema solar, el distrito federal del Universo completo. Y será la Tierra de Israel, para el Reino aquí en la Tierra, será el distrito federal del planeta Tierra; y Jerusalén será la capital del planeta Tierra completo, donde estará el Trono de Jesucristo, el Hijo de David, y donde estaremos todos nosotros con Cristo.
Ese es el Gabinete del Reino de Melquisedec: los redimidos por la Sangre de Jesucristo. Y todos nosotros pertenecemos a ese Gabinete del Reino de Melquisedec, somos los hijos de Melquisedec, hijos de Jesucristo por medio del nuevo nacimiento; por consiguiente somos los miembros del Reino de Melquisedec, con los cuales reinará Cristo por el Milenio y por toda la eternidad.
“EL REINO DE MELQUISEDEC.”
Luego el reino del maligno, Lucero, Lucifer, el diablo, será destruido totalmente, será quitado de la Tierra, y ya nunca más habrá problemas en medio de la raza humana, cuando finalmente Cristo quite al diablo, lo eche en el lago de fuego y desaparezca.
Y también los malos serán echados al lago de fuego, y todos los ángeles caídos que se rebelaron en contra de Dios en esa rebelión que el diablo llevó a cabo en el Cielo, y también los que han estado en el reino de las tinieblas y no han recibido a Cristo como su Salvador, y por consiguiente quedaron esclavos en el Reino de las tinieblas, serán juzgados y echados en el lago de fuego, y toda persona que no tenga su nombre escrito en el Libro de la Vida, también será echado en el lago de fuego.
Así que, podemos ver cuál será el final del reino del maligno.
El Reino del maligno, del diablo, se ha estado materializando en la Tierra, y la última materialización es en el anticristo, el hombre de pecado, con los diez reyes que le darán su poder y su autoridad a la bestia; pero todo eso será quitado, Cristo vencerá a la bestia y a los reyes que le dan su poder y su autoridad a la bestia, y entonces será establecido el glorioso Reino Milenial de nuestro amado Señor Jesucristo. Ese es el Trono, ese es el Reino de Melquisedec para sentarse en el Trono de David.
Ha sido para mí un privilegio grande estar con ustedes en esta ocasión, en este día, dándoles testimonio de: “EL REINO DE MELQUISEDEC.”
En esta mañana les dí testimonio de la Bendición de Melquisedec. O sea, bajo el tema: “SIENDO BENDECIDOS POR MELQUISEDEC.”
Y ahora, para ese Reino Milenial, las bendiciones de Melquisedec vendrán en ese glorioso Reino de Melquisedec, para todos los seres humanos que estarán viviendo en el Reino Milenial.
Ahí estaremos nosotros con Cristo reinando por mil años y luego en la eternidad también, porque pertenecemos, somos miembros del Reino de Melquisedec. “EL REINO DE MELQUISEDEC,” que en palabras claras para nosotros es el Reino de nuestro amado Señor Jesucristo, porque Melquisedec es nuestro amado Señor Jesucristo.
En ese Reino Cristo es Rey de reyes y Señor de señores, Juez de toda la Tierra y también Sumo Sacerdote, y los Angeles Mensajeros y los Apóstoles son Reyes, son Sacerdotes y Jueces también; y todos los miembros del Cuerpo Místico de Cristo de las diferentes edades son Reyes, son Sacerdotes y Jueces también; por eso los santos juzgarán al mundo y juzgarán también a los ángeles caídos que se rebelaron en contra de Dios.
Hemos visto este misterio del Reino de Melquisedec, que es el misterio del glorioso Reino de nuestro amado Señor Jesucristo.
Que las bendiciones de Melquisedec, Jesucristo, nuestro Salvador, sean sobre todos ustedes y sobre mí también, y nos siga abriendo las Escrituras, y nos siga ayudando y preparando para ser transformados y llevados con El a la Cena de las Bodas del Cordero.
Que pronto se complete el número de los escogidos de Dios, y se levante del Trono del Padre, resucite a los muertos en Cristo y nos transforme a nosotros los que vivimos. En el Nombre Eterno del Señor Jesucristo.
Señor Jesucristo, ayúdanos y úsanos para llevar el Mensaje hasta que llegue hasta el último de los escogidos de Dios, y que sea llamado y juntado en el Cuerpo Místico Tuyo, en Tu Iglesia, en Tu Reino. En el Nombre Eterno del Señor Jesucristo. Amén y amén.
Bueno, tenemos mucho trabajo en este año: llevando el Mensaje hasta que llegue hasta el último de los escogidos de Dios, y hasta que nosotros seamos preparados completamente por medio de la Palabra y el Espíritu Santo, para recibir nuestra transformación.
Estemos preparados, con nuestros pecados confesados a Cristo, sirviendo a Cristo con toda nuestra alma todos los días de nuestra vida, trabajando en Su Obra y glorificando siempre Su Nombre, y reuniéndonos siempre en las actividades.
Los domingos están las actividades aquí, para todos ustedes y para todos los que el Señor nuestro Dios llame para venir a las reuniones, para todos los que también ustedes inviten.
Estas actividades son muy importantes para el Cuerpo Místico del Señor Jesucristo aquí en Cayey; por lo tanto, no falten a las actividades de aquí, para que sigan escuchando la Palabra y siendo preparados para la transformación del cuerpo.
Los que se reúnen en algún otro lugar los domingos, pues asistan a donde asisten los domingos, y tengan siempre la Palabra, el Mensaje, pues está grabado ya en videos y también está en folletos.
Lleven también el Mensaje en folletos para que lo lean durante la semana, y así sigan obteniendo más conocimiento del Programa del Reino de Melquisedec, y sigan siendo preparados para nuestra transformación.
Yo continuaré trabajando en la Obra de Cristo, hasta que llegue hasta el último de los escogidos de Dios aquí en Puerto Rico y en todos los países.
Así que, adelante sirviendo a Cristo y asistiendo a las actividades. Todos queremos ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero. Y yo también deseo ser transformado y llevado con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero.
Y yo no deseo una cosa: yo no deseo que ninguno de ustedes vaya a quedarse aquí. Yo deseo que todos ustedes sean transformados y vayamos todos con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero, y lo vamos a lograr, porque Cristo lo ha prometido, es un Programa del Reino de Melquisedec; no es un programa mío ni suyo, es un Programa del Reino de Melquisedec, al cual nosotros pertenecemos; por eso estamos seguros que vamos a ser transformados, y vamos a ir con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero en el Cielo.
Que las bendiciones de Jesucristo, el Angel del Pacto, sean sobre todos ustedes. En el Nombre Eterno del Señor Jesucristo. Amén y amén.
Bueno, mientras escuchamos y cantamos el cántico que nos habla del Hombre que nos transformó, pasará nuestro hermano Félix Caro para finalizar en esta tarde esta actividad, este culto al Señor.
Que Dios les bendiga y les guarde a todos.
“EL REINO DE MELQUISEDEC.”