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title: 'Oye Su Voz'
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date: 1983-09-25
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… es para mí un privilegio estar con ustedes en esta hermosa mañana, en donde se ven ustedes muy felices, muy contentos y así estamos todos en esta mañana, en esta mañana realmente nos sentimos muy pero que muy alegres.
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Hemos estado escuchando aquí a nuestro hermano Bermúdez, quien nos ha estado hablando estas hermosas palabras de la Palabra de Dios y a través de estas palabras podemos ver y podemos entender que Dios en cada tiempo tiene un Programa, tiene un plan para el pueblo y que el pueblo tiene siempre que cuidarse para no salirse del Programa de Dios, porque el que pierde es el pueblo, porque sale del plan de Dios.
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Siempre han habido problemas en la Tierra, siempre la gente han tenido problemas y los hijos de Dios también han tenido problemas y si no se cuidan pues son más los que tienen que los que debían tener. No queremos, nosotros no queremos tener problemas, nadie quiere tener problemas, pero si no nos cuidamos tendremos más de los que normalmente tenemos.
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Bueno, siguiendo la línea de pensamiento de la cual hemos estado escuchando en esta mañana, vamos a leer en la Escritura.
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Antes de leer esta Escritura, quiero darle saludos de los hermanos de Puerto Rico quienes les envían saludos, ellos les aman mucho a ustedes y algún día esperan encontrarse con ustedes en el glorioso Reino Milenial del Señor.
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También, no sé si nuestro hermano Bermúdez les dio saludo de los hermanos de Venezuela, Colombia, Perú y Chile, no sé si se los dio, él se los dio. Yo le dije al hermano Bermúdez y a Palacios: son tantos los saludos que llevamos para allá que ustedes me tienen que ayudar, no vaya a ser que se me olvide alguno; así que reciban saludos de los hermanos de Venezuela, Colombia, Perú y Chile.
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Bueno, si ustedes tienen saludos para los hermanos de Bolivia para donde vamos, quiero llevárselos también; y para los hermanos de Brasil y para los hermanos del Paraguay y para los de Venezuela y para los de Puerto Rico; pues les llevaremos saludos también a todos ellos. Yo quiero que nuestro hermano Bermúdez también y nuestro hermano Palacios me ayude, porque le llevamos millones de saludos para todos; imagínense, aquí todos son millonarios y cuando mandan saludos son… aquí no le quitamos nada a los saludos.
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Así que los mandamos hacia todos los lugares, así sin quitarle de cero como le han quitado los ceros, aquí los enviamos completitos, son saludos millonarios para todos los hermanos de todos los lugares.
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Bueno, vamos a leer una Escritura, esto se encuentra en Éxodo, capítulo 23 y verso 20 en adelante. Éxodo, capítulo 23, verso 20 hasta el 23. Si alguno no ha conseguido la Escritura puede escuchar la lectura, dice Dios de la siguiente manera:
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*“He aquí yo envío el Ángel delante de ti para que te guarde en el camino, y te introduzca en el lugar que yo he preparado.*
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*Guárdate delante de él, y oye su voz; no le seas rebelde; porque él no perdonará vuestra rebelión: porque mi nombre está en él.*
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*Pero si en verdad oyeres su voz, é hicieres todo lo que yo te dijere, seré enemigo á tus enemigos, y afligiré á los que te afligieren.*
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*Porque mi Ángel irá delante de ti, y te introducirá al Amorrheo, y al Hetheo, y al Pherezeo, y al Cananeo, y al Heveo, y al Jebuseo, á los cuales yo haré destruir”.*
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Que Dios bendiga Su Palabra en nuestros corazones.
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En esta mañana disertaremos sobre el tema: **“OYE SU VOZ”.**
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Aquí Dios dice: *“Guárdate delante de él, y oye su voz”*. Cuando Dios envió a Moisés lo envió acompañado de Su Ángel, el Ángel del Señor acompañó a Moisés, el Ángel del Señor tenía, llevaba el Nombre de Dios. Él dijo: *“… mi nombre está en él”.*
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Así que el Ángel del Señor llevaba el Nombre de Dios y el Nombre de Dios fue proclamado cuando Moisés quiso conocer el Nombre de Dios, y cuando Moisés también quiso ver a Dios, él quiso ver a Dios cara a cara y entonces fue proclamado el Nombre de Dios.
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Dios dice: “Oye Su Voz”. La Voz ¿de quién? La Voz del Ángel del Señor.
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Hay muchas voces sobre la Tierra, hay muchas interpretaciones bíblicas, hay muchas líneas de pensamiento en cuanto a la interpretación bíblica; pero hay una sola Voz que tiene que ser oída y es la Voz del Ángel del Señor y Él dice: “No le seas rebelde; porque Él no perdonará. Oye Su Voz. Él irá delante de ti, Él te guiará y Él te llevará y te meterá a la tierra prometida”.
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El pueblo de Israel habría de salir con la promesa de llegar a la tierra que fluía leche y miel, en estos dos productos está sintetizada, está sintetizado todo lo que el ser humano necesita en cuanto a sus necesidades terrenales, en cuanto a sus necesidades de su cuerpo.
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Por lo tanto, Dios le estaba prometiendo abundancia para ellos, riqueza para ellos y Dios le daría el poder para hacer las riquezas; por lo tanto, el Ángel del Señor tenía que ir delante del pueblo de Israel e iba delante del pueblo Israel porque allí iba un hombre llamado Moisés, un hombre que podía comunicarse con el Dios Eterno, un hombre que podía hablar y hasta ver a Dios en la forma en que Él se le presentaba, un hombre del cual Dios dijo: “Nadie ha sido como Moisés mi siervo, al cual y con el cual yo he hablado cara a cara con él; el cual ha hablado también conmigo cara a cara” \[Deuteronomio 34:10\].
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¿Y por qué Moisés podía hablar cara a cara con Dios? Moisés fue escogido por Dios para una gran labor, la labor de libertar al pueblo hebreo, la labor de una dispensación. Era una labor que ningún hombre podía hacer, excepto un hombre enviado por Dios con las dos consciencias juntas y escogido para esa labor.
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Moisés en lo demás era como los demás hombres, pero tenía las dos consciencias juntas y era escogido para ese propósito en específico: para cumplir, para realizar las promesas divinas que Dios le había hecho a Abraham, a Jacob, a Isaac y a todos esos profetas.
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Y como ya todos entendemos a través de la Escritura, para Dios cumplir lo que Él ha prometido siempre ha usado y usará seres humanos; lo único es que estos seres humanos que Él envía para cumplir Su Palabra, los envía con las dos consciencias juntas y por eso es que son mencionados en la Biblia como profetas, como videntes.
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Toda generación que ha tenido el privilegio de tener un profeta, ha sido una generación, una edad, una dispensación bienaventurada y un continente, una nación, un pueblo, un hogar que tenga el privilegio de tener un profeta es bienaventurado.
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Por eso allá cuando fue a nacer Juan el Bautista y cuando también fue a nacer y luego nació Jesús, aquellas mujeres, aquellos hogares eran hogares bienaventurados, porque nacía en el seno de ese hogar un hombre con las dos consciencias juntas, el cual podía comunicarse con el Eterno Dios para comunicarle al pueblo la Palabra divina, para darle a conocer al pueblo los planes y propósitos divinos y así el pueblo poder estar en contacto con el Programa Divino y beneficiarse de todo lo que Dios estaría haciendo en esos días.
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Ahora pasando nuevamente a Moisés, Moisés fue y es y será un hombre muy grande, Moisés fue un profeta dispensacional. Un profeta dispensacional comparado con un profeta de una edad, la diferencia es que un profeta de una edad, como lo fueron los demás profetas en medio del pueblo de Israel (excluyendo a Jesús), estos profetas fueron profetas para la edad en que ellos vivieron; pero Moisés fue un profeta dispensacional, su ministerio, el Mensaje que él trajo en su tiempo cubrió toda la Dispensación de la Ley.
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Por eso todos los profetas hablaban de Moisés, del Mensaje de Moisés y en toda la sinagoga, incluyendo también el templo de Jerusalén, tenían todo lo que Moisés habló, todo lo que Moisés trajo por Palabra de Dios ¿y saben lo que se enseñaba en el templo de Salomón y en todas las sinagogas de pueblo de Israel? El Mensaje de Moisés, eso era lo que se leía, eso era lo que se enseñaba y cuando se leía algo que había hablado algún otro, alguno otro de los profetas, eso concordaba con lo que Moisés había hablado.
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Y no solamente eso, sino que ese profeta como por ejemplo Isaías, del cual se leía en algunas ocasiones y también de alguno de los otros profetas de Dios del Antiguo Testamento, esos profetas tenían que estar en acuerdo con el Mensaje que Moisés había traído.
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Por eso usted encuentra que dicen que hubieron otros profetas que hablaron pero no aparecen aquí, hubieron otros profetas que hablaron, pero de eso no se leía en el templo; porque de esos que aparecían como que eran profetas, eran falsos profetas que se rebelaban en contra del Mensaje que había traído Moisés el gran profeta dispensacional, y querían torcer el Mensaje que Moisés había traído estando en la dispensación (vamos a decir) de Moisés, porque la Dispensación de la Ley es la Dispensación de Moisés, porque el mensajero de esa dispensación es Moisés y ningún otro Mensaje podía caber en esa dispensación; y todo profeta que Dios enviara tenía que concordar con lo que Moisés había traído.
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Por eso en la Escritura tenemos una historia que nos ilustra cómo son las personas que Dios envía: los envía trayendo, hablando de acuerdo a la Palabra de Dios, de acuerdo al Mensaje correspondiente para ese tiempo.
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Por ejemplo, si Dios envía un profeta en este tiempo y ese profeta comienza a decirle a la gente: “Viene un diluvio, hay que construir un arca”. ¿Saben ustedes una cosa? Ese profeta o ese hombre puede estar dando un mensaje muy bonito, pues Noé dijo y predicó ese Mensaje, cualquiera puede decir: “Pues si eso está en la Biblia”. Pues claro que está en la Biblia, pero eso fue para otro tiempo, si aparece cualquier profeta en este tiempo predicando lo mismo que Noé predicó y diciendo que hay que hacer un arca porque viene un diluvio, ese es un falso profeta, porque el verdadero profeta que tenía que predicar eso ya vino, lo predicó, hizo el arca y se salvaron los que se iban a salvar.
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Hay que decirle a cualquier profeta que se levante en este tiempo predicando algo así: “Llegaste como con cuatro mil años de atraso, estás tan atrasado y no sabes ni dónde te encuentras, tienes que averiguar cuál es el Mensaje que corresponde para nuestro tiempo. Y como estás tan atrasado mira, ni eres el mensajero que tenías que predicar sobre el arca y sobre el diluvio y tampoco eres el mensajero para este tiempo”.
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Cuando Moisés apareció y tenían que cruzar el mar, Moisés no dijo: “Vamos a construir un arca”, porque eso fue el Mensaje de Noé. Para cada tiempo hay un Mensaje y hay un mensajero, porque no puede haber un Mensaje sin mensajero, porque el Mensaje y el mensajero son una sola cosa.
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Y usted encontrará a través de la historia bíblica que no hay dos mensajeros mayores a la misma vez, no hay dos profetas mayores a la misma vez. Si hubieran dos profetas mayores a la misma vez entonces cada uno predicaría un Mensaje diferente, y entonces habrían dos grupos, una división en medio del pueblo de Dios; por eso es que Dios no envía dos profetas mayores al mismo tiempo.
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Cuando más cerca hemos visto dos profetas mayores fue en el caso de Elías y de Eliseo, y Eliseo no comenzó hasta que Elías no concluyó; y luego Juan el Bautista y Jesús.
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Y cuando Juan el Bautista comenzó, las gentes salían de Jerusalén para oírlo y ser bautizados, pero cuando Juan dijo \[San Juan 1:27\]: “Después de mí, detrás de mí viene uno del cual yo no soy digno de desatar la correa de Su calzado”. Y cuando Jesús vino a Juan para ser bautizado y Juan vio al Espíritu Santo descendiendo sobre Jesús en forma de paloma, Juan le dijo: “Un momentito, un momentito. ¿Tú vienes a mí para que yo te bautice? Bautízame tú a mí, yo soy el que tengo necesidad de que tú me bautices”. Jesús le dijo: “Juan, es necesario que cumplamos toda justicia, tu Mensaje es de arrepentimiento y bautismo; por lo tanto, bautízame, es necesario que cumplamos toda justicia”.
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A duras penas (como decimos nosotros) ahí luchando, a lo último Juan si estaba reconociendo que ese era aquel del cual él estaba anunciando que vendría después de él, pues tenía que obedecerle: “Juan, bautízame”. El sacrificio tenía que ser lavado allá en el templo, el cordero, así que Él era el Cordero de Dios, tenía que ser bautizado; no hubo más discusión.
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Luego, Juan le presentó al pueblo, le presentó el Cordero de Dios cuando dijo \[San Juan 1:29\]: *“He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo”.* Y no era el cordero que estaba allá en el templo, que sacrificaban en el templo, porque aquel cordero significaba o representaba o simbolizaba a Jesús de Nazaret, el cual era el Cordero de Dios.
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Ahora, vean ustedes que aquellos símbolos, aquellas cosas que se hacían en el templo simbolizaban cosas que habrían de ser realizadas por seres humanos. Todo lo que usted ve allá en el templo, todos aquellos simbolismos en el templo: candeleros, ve también querubines, ve también maná, todas estas cosas que usted ve que fueron establecidas allá en el templo que levantó Moisés y que luego también Salomón levantó uno allá en Jerusalén; todo aquello simboliza cosas que serían realizadas por seres humanos en el Programa de Dios.
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Por ejemplo, el templo, el templo aquel de piedra representa el Templo de Dios, el Templo del Espíritu Santo que son los hijos de Dios. Por eso el apóstol San Pedro dijo \[Primera de Pedro 2:5\]: “Vosotros sois piedras vivas”. No piedras muertas como son las piedras literales con las cuales se construye un edificio, sino piedras vivas, ¿para qué? Para la construcción del Templo del Espíritu Santo.
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Y así por el estilo todo lo que también está dentro del templo tiene su significado.
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Por eso tenemos nosotros que estar bien a la expectativa en nuestro tiempo, porque todas las cosas que allá en el templo fueron colocadas, simbolizan cosas que serán realizadas a través de las generaciones entre los seres humanos y por los seres humanos, y no queremos que a nosotros se nos escape lo que Dios esté realizando en nuestro tiempo, lo cual simbolizó en el pasado, en el templo allá del pasado y también en otros eventos que ocurrieron en el pasado.
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¿Y cómo nosotros vamos a saber lo que Dios esté haciendo en nuestro tiempo? Esa sí que es una pregunta bien importante, porque el ser humano común y corriente no tiene las dos consciencias juntas; por lo tanto, él no tiene la capacidad de recibir directamente de parte de Dios la revelación divina de lo que Dios está haciendo en esta Tierra.
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Por lo tanto, los seres humanos tienen un problema y ese es el problema, y todos los seres humanos quieren saber lo que Dios está haciendo, todos los seres humanos quieren oír a Dios también y quieren ver a Dios ¿y quién no? Imagínese, si la historia bíblica nos cuenta que Moisés habló con Dios, que Moisés vio a Dios y Dios dice: “Él habló conmigo cara a cara”, ¿y a quién no le gustaría eso?
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Ahora, la raza humana tiene ese problema y ese problema lo tiene ¿saben por qué? Porque en el Huerto del Edén hubo un problema y a causa de ese problema entonces los hijos comenzaron a nacer en la forma incorrecta. Los hijos que tenían que aparecer allá, tenían primeramente que surgir, que aparecer en la sexta dimensión, o sea, vamos a explicarlo en una forma más sencilla.
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El ser humano no es de la Tierra, lo que es de la Tierra es este cuerpo terrenal que usted y yo poseemos, pero el ser humano viene de otra dimensión. Por eso es que cuando se muere una persona, toman en el cuerpo, lo echan en allá en la tierra y se acabó ya la persona aparentemente; pero esa persona, la persona en sí no se acabó, lo que se acabó fue el cuerpo terrenal.
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San Pablo decía \[Segunda de Corintios 5:1\]: “Si nuestra casa terrera (que es esta, que es este cuerpo) se deshiciera, se muriese, tenemos un edificio, no hecho de manos, un edificio hecho por Dios”.
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¿Saben una cosa? El Señor Jesucristo dijo \[San Juan 14:27\]: “Mi paz os dejo, mi paz os doy: no como el mundo la da, yo os la doy”.
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“Voy, pues, a preparar morada, lugar para vosotros. Porque en la Casa de mi Padre muchas moradas hay, muchos palacios hay. Voy, pues, a preparar lugar, morada para ustedes \[San Juan 14:2\]”.
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Cuando los hijos de Dios vienen a esta Tierra ¿saben de donde ellos vienen? Porque si vienen es porque no estaban aquí, ¿dónde estaban? Ellos vienen de Dios. Así que de donde está Dios, donde es el lugar de morada de Dios, es el lugar de partida de los hijos de Dios hacia esta Tierra.
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Ustedes lo van a entender bien fácil: el cuerpo terrenal suyo ¿de dónde viene? Usted dice: “De la Tierra”. Pero en el principio vino de la Tierra, pero todavía viene de la Tierra, aunque usted no ve que viene de la Tierra; lo que pasa es que está la Tierra en la forma que se llama planeta Tierra, pero también está la Tierra en un estado más perfeccionado y la Tierra en un estado más perfeccionado, así como la Tierra, el planeta Tierra se mueve, camina por el espacio, la Tierra en un estado más perfeccionado camina también.
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Miren, este es un cuerpo de Tierra, camina para acá, camina para acá, porque es en un estado más perfeccionado; y de ahí, de la Tierra entonces salen los cuerpos terrenales de los seres humanos.
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¿Dónde estaba el cuerpo terrenal suyo? En los lomos de su padre, porque usted antes de tener este cuerpo que usted ve así, antes era un gene y entonces siguió pasando por el proceso, hasta que hoy en día es lo que es; pero seguida que nació, fíjense, era un bebé, siguió el proceso de alimentación y después siguió hacia adelante hasta que es lo que es.
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Y después, del polvo fuiste tomado, el polvo, el cual estaba en un estado más perfeccionado y al polvo volverás, al polvo de donde fue tomado Adán, o sea, que va por ese proceso; y del polvo volverá en la resurrección.
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¿Pero y por qué todo este problema y toda esa trayectoria del ser humano? Es que allá en el Edén con el problema que hubo, entonces vinieron los hijos en la forma incorrecta, pero los hijos de Dios, fíjense, vienen de la dimensión en que Dios está, Dios está en la séptima dimensión. Hay siete dimensiones y de ahí es que vienen los hijos de Dios, porque todo hijo viene ¿de dónde? De su padre y los hijos de Dios vienen de Dios, del Padre celestial, por eso pueden decir: “Padre nuestro”.
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Y los hijos de Dios conforme al plan original, conforme a la forma en que vino Adán, Dios lo trajo de la séptima dimensión, Él era un gene de los pensamientos divinos. Todos los hijos de Dios han estado en la mente de Dios, un pensamiento en la mente de Dios, son parte de Dios. Dios sin Sus hijos no es Dios, está incompleto.
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Luego, de ahí Dios pasa esos atributos, esos pensamientos, eso que es parte de Él, lo pasa a la sexta dimensión que es la dimensión de la Palabra, es la dimensión del Paraíso. Así hizo con Adán, lo pasó allá y ya Adán entonces él siendo alma, entonces luego tenía un cuerpo allá en la sexta dimensión, en el Paraíso; y luego de allí Dios le hizo un cuerpo acá, y entonces tuvo un cuerpo humano y ahí colocó a Adán.
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Por eso Adán tenía el Título de Propiedad, Adán tenía autoridad y poder sobre toda la naturaleza, todo le fue entregado a Adán y le fue dicho que él se encargara aun de ponerle nombre a todas las aves y a todos los animales que habían aquí, porque él era el rey de la Tierra; pero Dios el rey del universo y de la Tierra también, o sea, que Dios estaba sobre Adán, por eso Adán tenía que darle cuenta al rey de los Cielos y de la Tierra.
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Bueno, imagínense si el padre es el Rey de los Cielos y de la Tierra, es natural que Sus hijos sean también reyes, eso lo dice la Escritura: que somos reyes y sacerdotes, ¿por qué? Porque somos hijos ¿de quién? Del Rey del rey de los Cielos y de la Tierra. Así que esa es una herencia de todos los hijos de Dios.
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Bueno, ya ustedes vieron a Adán, vino en esa forma: de la séptima dimensión donde siempre existía y donde siempre han existido los hijos de Dios, de ahí pasó a la sexta dimensión donde Dios los llevó y le puso un cuerpo allí, un cuerpo espiritual, o sea, un cuerpo que puede caminar, podía hacer todo pero en otro mundo, en otra dimensión; y de allí ya lo pasó acá a la Tierra y le puso un cuerpo de acá de la Tierra.
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Y entonces vemos que Adán tenía el cuerpo físico y el cuerpo espiritual, pero el ser humano tiene dos cuerpos, pero el ser humano es uno. El ser humano es, miren: alma, espíritu y cuerpo, el ser humano es alma, pero tiene un espíritu y tiene un cuerpo terrenal, el alma está dentro del espíritu y el espíritu está dentro del cuerpo.
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¿Ven? Cuando muere, lo que le llaman la muerte aquí, lo que muere es el cuerpo terrenal, pero sigue con el cuerpo espiritual, el alma y el espíritu entonces siguen existiendo en esa dimensión que es invisible para los seres humanos comunes y corrientes que no tienen las dos consciencias juntas y no pueden ver al otro lado, pero que todos sabemos que existe ese otro mundo.
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Y si hay algún individuo que piense que no existe, habría que preguntarle ¿y dónde está Jesucristo el cual ascendió a los Cielos y no lo han visto más? El ser humano realmente es algo más grande de lo que el mismo ser humano se imagina.
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El ser humano, fíjense, oímos a través de las noticias que se ponen a hablar de que vienen extraterrestres, de que hay cosas misteriosas, platillos voladores y cosas así y tienen miedo de que lleguen los extraterrestres a la Tierra y no saben que el mismo ser humano es un extraterrestre, que vino de otro mundo, su alma es de la séptima dimensión, de la dimensión de Dios, todos los hijos de Dios son de la séptima dimensión y su espíritu es de la sexta dimensión.
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Por eso cuando un hijo de Dios muere, dejó el cuerpo acá y se va a la sexta dimensión que es el Paraíso. El Paraíso es la sexta dimensión, es un mundo donde hay árboles, donde hay pajaritos, donde hay gente que caminan como usted y yo, que usted los puede tocar, que usted puede hablar con ellos, que razonan, que entienden; lo único es que no tienen el ajoro que nosotros tenemos acá, no tienen las luchas que nosotros tenemos acá, no tienen los problemas que nosotros tenemos acá, no tienen las enfermedades que nuestros cuerpos tienen acá, porque allí es un lugar de descanso, descansan de todos esos problemas, es un Paraíso, no fuera un paraíso si tuvieran los problemas que tenemos acá.
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Allí se va a descansar esperando que llegue el día de la resurrección para levantarse con un cuerpo transformado, con un nuevo cuerpo que no tendrá los problemas que tuvo el cuerpo viejo.
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Bueno, para ellos habrá un momento muy importante en donde ellos van a saber que se van a levantar, allá en el Paraíso están esperando la resurrección, porque ellos desean volver para acá; pero no desean volver para acá para tener el mismo cuerpo viejo que les dio tantos problemas, porque se volverían a morir; quieren venir con un cuerpo nuevo y eso es lo que Dios ha prometido.
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Ahora, ¿qué ellos están esperando? El Señor Jesucristo dijo \[San Juan 5:25\]: “Viene la hora, cuando todos los muertos escucharán la Voz del Hijo del Hombre”. Y nuestro tema es **“OYE SU VOZ”.**
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Allá están esperando oír Su Voz también, ellos están deseosos por escuchar esa Voz, porque esa Voz les traerá el Mensaje que ellos necesitan para resucitar y no solamente ellos escucharán esa Voz sino nosotros aquí en la Tierra, los que estemos vivos.
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Dice el apóstol San Pablo \[Primera de Corintios 15:52\]: “A la final trompeta; porque será tocada la Trompeta de Dios”. La final Trompeta, es el final Mensaje, el último Mensaje y el último Mensaje que sonará, que se oirá en esta Tierra será la Voz de Dios, el Mensaje de Dios para todos los que viven aquí en la Tierra.
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¿Y quién traerá ese Mensaje? Porque ese Mensaje es para guiar al pueblo, para guiarlos para que puedan entrar a la tierra prometida, a la nueva tierra y la nueva tierra será el nuevo cuerpo; porque esta es la vieja tierra, ese cuerpo que usted tiene es el viejo cuerpo que vino en la manera incorrecta. El cuerpo de los hijos de Dios no debía de venir a través de la unión y relación de un hombre y una mujer, sino que debía de venir por la Palabra hablada del hombre hacia la mujer.
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Luego de aquel problema allá surgió otro hombre que vino no por la relación entre un hombre y una mujer, ese otro hombre fue el segundo Adán, un segundo Adán apareció en la escena y se llamó Jesús de Nazaret. Él no vino a través de la unión de un hombre y una mujer, Él vino por Creación, por la Palabra hablada; así será la manera que Dios utilizará para traer nuestros cuerpos nuevos que necesitamos para vivir por toda la eternidad.
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Ahora, veamos, fue hablada la Palabra y después a los nueve meses apareció ese nuevo cuerpo. Aquella joven virgen llamada María oyó Su Voz, la Voz del Ángel del Señor, la Voz del Arcángel Gabriel.
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Todos nosotros estamos esperando oír Su Voz, porque para la resurrección y para la transformación se necesitará oír Su Voz que es la Trompeta Final, y cuando se esté oyendo estará entonces operándose en cada uno de los que estén oyendo esa Voz, algo grande y glorioso de parte de Dios, entrarán en el proceso preparativo para la transformación.
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Sin oír esa Voz de Dios y recibirla no habrá transformación, como tampoco habrá resurrección para los muertos hasta que oigan la Voz de Dios, la Voz del Hijo del Hombre que dijo el Señor que todos los muertos escucharían.
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Es necesario que entendamos eso, porque si no lo entendemos no recibiremos las promesas que Él nos ha hecho. Estamos esperando entrar a una nueva tierra que será un nuevo cuerpo, y así como para entrar, para ser guiados hasta entrar a una nueva tierra Dios dice \[Éxodo 23:20\]: “Yo he enviado mi Ángel para guiarlos, no le seas rebelde”.
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\[CORTE DE AUDIO\]
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… guiar, Él no viene para estar escuchando excusas de la gente, Él viene para traer un Mensaje que guiará al pueblo hacia la tierra prometida: “No le seas rebelde; porque Él no perdonará”.
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Todo aquel que fue rebelde allá en el Antiguo Testamento, en el tiempo de Moisés, pereció en el desierto. El profeta Moisés lo que hablaba ¿saben lo que era? La Palabra de ese Ángel que lo acompañaba, el que no escuchaba al profeta Moisés no estaba escuchando la Voz del Ángel de Dios; el que era rebelde a la Voz de Moisés estaba siendo rebelde a la Voz del Ángel del Señor y Él no perdonaría, por eso no perdonó a la multitud que salió de Egipto, aunque era el pueblo que había sido sacado por Moisés.
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Solamente dos personas pudieron entrar a la tierra prometida, y fueron Josué y Caleb, que se mantuvieron firmes al lado de la Voz del Ángel de Dios y esa Voz del Ángel de Dios fluía a través de los labios ¿de quién? De Moisés, porque solamente un profeta podía transmitir la Voz celestial del Ángel del Señor.
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El Ángel del Señor entonces estaba ¿qué? Estaba encarnado en Moisés, y ese Ángel ponía Su Palabra en la boca de Moisés y Moisés hablaba lo que ese Ángel le decía, y fue ese Ángel el que trajo los diez mandamientos; pero se ve que era Moisés el que traía todo, Moisés era el instrumento.
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Siempre es un hombre el instrumento de Dios para Dios hablar, para Dios guiar al pueblo, para Dios decirle al pueblo lo que se debe hacer y para Dios comunicarle Su Mensaje para ese tiempo y fuera de ese Mensaje no hay otro, y fuera de este profeta no hay otro; y cualquiera que se levante para tratar de guiar al pueblo diferente, para decirle al pueblo que él también es profeta además de ese que Dios ha enviado, está haciéndolo mal.
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Son conceptuados, son señalados en la Biblia como Datán, como Coré, como Abirán y como toda esa gente que quisieron ocupar el lugar de Moisés para decirle al pueblo lo que debían hacer, cuando el que tenía que decírselo ¿era quién? Moisés, porque el Ángel estaba con Moisés.
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Moisés era el profeta, pero es que algunos allá creían que, porque Dios los había usado en alguna cosita, también ellos tenían el derecho de decir: “¿Acaso Dios no ha hablado por nosotros?” Y ya se creían que tenían derecho a ocupar el lugar de Moisés.
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Moisés era el único que tenía autoridad de parte de Dios para hacer lo que él quisiera hacer ¿y qué era lo que él quería hacer? Lo que el Ángel le decía que hiciera.
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Era duro para Moisés, por diez ocasiones quisieron apedrearlo y era el profeta que Dios le envió, no crean que un ministerio de profeta como el de Moisés, de profeta dispensacional es fácil. Mire, Moisés la primera vez huyó y estuvo escondido cuarenta años por allá viviendo en otro lugar y cuando regresó decía \[Éxodo 32:9\]: “Ese pueblo es rebelde, es un pueblo de corazón duro, con ese pueblo no se puede bregar”. Y Moisés sabía que era profeta, pero Moisés no quería trabajar ni llevarles ningún Mensaje; sin embargo, usted encontrará a través de la historia bíblica que los que no son profetas y quieren hacerse profetas, quieren buscar por aquí y por allá e inventarse algún mensaje a su manera para guiar al pueblo.
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Pero un verdadero profeta le gustaría mejor evitar tener que estar frente a un pueblo llevándole el Mensaje, porque sabe que en todas las ocasiones de la Biblia el mismo pueblo algunas veces, se le ha virado en contra al mismo profeta. Por diez ocasiones quisieron apedrear a Moisés, y preferían mejor a Datán y a Coré que a Moisés.
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¿Ven? Pero un profeta no se hace profeta, viene con las dos consciencias juntas, ve lo que ve para su tiempo y lo anuncia porque no puede hacer otra cosa, porque si trata de quedarse callado, la Palabra de Dios es como fuego y comienza a quemarlo por dentro espiritualmente, que tiene que hablar o si no se quema por dentro, de tal manera que no encuentra ni qué hacer, no puede vivir sino del Mensaje. Cuando va dando el Mensaje se siente mucho mejor y si se siente mejor entonces sigue dándolo.
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Aunque sepan una cosa: la Palabra, el Mensaje de cada tiempo para el mensajero de ese tiempo es dulce en la boca, él lo come primero, lo digiere en su corazón, en su vientre espiritual y en la boca es dulce. Él cuando lo adquiere es dulce y cuando lo habla también es dulce, porque es la cosa más dulce hablar la Palabra de Dios para el tiempo en que uno vive, hablar, traer la revelación es la cosa más dulce.
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Y para los que escuchan, cuando oyen esa Palabra y la creen, la están comiendo espiritualmente y es una dulzura para la persona recibir esa Palabra; pero es amargo en el vientre. La amargura de cada uno de los profetas es por la Palabra que ellos tienen, por el Mensaje que ellos tienen, porque le ocasiona en la vida de ellos tantos problemas.
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Mire, Moisés con este Mensaje glorioso que tenía, un Mensaje dispensacional, mire todos los problemas que le ocasionó tener ese Mensaje. El mismo pueblo de Israel, más de dos millones de personas en contra de él la mayoría, por diez veces por poco lo apedrean y era el que le estaba trayendo la bendición de Dios, y un sinnúmero de problemas más.
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En una ocasión, ya a lo último, Moisés cuando Dios le dijo \[Números 20:8\]: “Toca la piedra”. Moisés se llenó de ira e hirió la piedra y ahí pecó contra Dios, y era el más manso de todo el pueblo; y por esa causa nada más Dios le dijo: “No entrarás a la tierra prometida, sino que vas a morir antes, porque no me honraste a mí delante del pueblo”.
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O sea, en palabras más claras: “Con mala crianza, tú no puedes venir conmigo, aunque eres el mensajero de la dispensación completa, esa es una mala crianza que tú has hecho y te has llenado de ira y has descargado tu ira haciendo una cosa que no debiste hacer con mi poder”. Y Dios lo llamó a cuenta y le dijo: “No vas a entrar a la tierra prometida. Sube al Monte, mira la tierra prometida para que después mueras, porque no vas a entrar”. Así que tenía a Dios en ese momento en su contra, porque hizo lo que no debió hacer.
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Ahora, eso no quiere decir que Moisés se perdió, pero tuvo problemas con Dios por causa del pueblo. Por causa del pueblo Moisés no pudo entrar a la tierra prometida en su cuerpo, escuchen bien: en su cuerpo terrenal; pero como los hijos de Dios tienen el cuerpo espiritual, el cuerpo teofánico, el cuerpo con el cual van al Paraíso, que se puede hablar, que se puede saludar y todo, pues Moisés entró en el otro cuerpo.
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¿Quieren ustedes ver a Moisés en la tierra prometida ahí adentro? Ustedes nunca lo llegaron a ver allá en la tierra prometida después que el pueblo Israel entró, pues ¿saben ustedes quién lo vio? Pedro, Jacobo y Juan y Jesús, allá en el Monte de la Transfiguración lo vieron con Elías que hablaba con Jesús. ¿Ve que entró? Pero entró en el cuerpo teofánico que es el cuerpo de la sexta dimensión.
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Bueno, ya estamos viendo todas estas cosas, vemos la importancia de oír la Voz de Dios, porque solamente podemos recibir la bendición, podemos recibir el cumplimiento de lo que Dios ha prometido oyendo la Voz de Dios; si no, no recibimos nada, ¿y de qué nos vale decir que creemos las cosas de Dios, que amamos a Dios, que creemos que la Biblia es la verdad si no oímos la Voz de Dios? No nos sirve de nada.
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De esta clase de personas han habido demasiado aquí en la Tierra, usted no debe ser así, usted debe ser de las personas que digan: “Yo creo la Palabra de Dios, yo sé que Dios cada tiempo, en cada edad y en cada dispensación, Él ha dejado oír Su Voz aquí en la Tierra; pero al Él ha dejado oír a través del mensajero que Él ha tenido para ese tiempo, para esa edad o para esa dispensación. Por lo tanto, yo deseo saber qué, deseo saber quién, dónde y cómo puedo yo oír al mensajero de este tiempo, quiero saber conforme a la promesa divina dónde, cuándo y cómo aparecerá ese mensajero, y qué Mensaje está prometido que él va a traer. Porque es que hay tantos diciendo que tienen un mensaje y hay tantos y tantos falsos profetas, que yo quiero un verdadero profeta”.
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Porque es que porque hayan falsos profetas usted no va a decir: “No quiero a ninguno”. No, no, no, cuando hay mucha cosa falsa es cuando más uno desea lo correcto, y es que no puede haber cosas falsas si no, no hay algo verdadero; no puede haber un billete falso si no hay un billete verdadero, porque un billete falso es la imitación a lo verdadero.
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Por lo tanto, usted y yo diremos: “Oh Dios, sabemos que hay algo verdadero, que hay muchos falsos profetas. Si fue dicho que habrían muchos falsos profetas en la Tierra, es porque habría un verdadero profeta para traer la Voz de Dios, si hay en la Tierra falsas enseñanzas es porque habría una verdadera enseñanza. Yo no quiero oír falsedades ni a falsos profetas, oh Dios, ayúdame, déjame ver lo verdadero”.
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Vamos entonces a lo verdadero, a ver qué es lo verdadero, que es lo que Dios ha prometido, porque usted no puede dejarse llevar de que fulano, zutano por acá o en otro país o por otro continente hace tal o cual cosa. Hay que dejarse llevar por lo que está escrito, porque lo que está escrito y está prometido es lo único que Dios va a cumplir.
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El Señor Jesús dijo lo mismo que Dios dijo acá en el Antiguo Testamento, Dios dijo acá en el Antiguo Testamento: “He aquí yo envío el Ángel delante de ti para que te guarde en el camino y te introduzca en el lugar que yo he preparado”. Y acá Jesús en el Apocalipsis, en el capítulo 22 y verso 16 dice:
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*“Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias”.*
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Y dice en el mismo capítulo 22, y verso 7, verso 6 y 7 dice:
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*“Y me dijo: Estas palabras son fieles y verdaderas. Y el Señor Dios de los santos profetas ha enviado su ángel, para mostrar á sus siervos las cosas que es necesario que sean hechas presto.*
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*Y he aquí, vengo presto. Bienaventurado el que guarda las palabras de la profecía de este libro”.*
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Y para eso Él dice: “Yo Jesús he enviado Mi Ángel”. ¿Qué es lo que usted está buscando en este tiempo para poder oír la Voz de Dios?, ¿a quién usted está buscando? Porque es que la gente quieren oír una cosa y no saben a quién están buscando para oírlo.
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Algunas veces a la gente le sucede como a algunas personas en lo espiritual, en lo religioso a la gente le sucede como a muchas personas le sucede, que quieren ir para escuchar un buen músico y se van a uno que lo que sabe tocar es maracas, eso es… y entonces no pueden oír una buena música de guitarra, porque se fueron a donde uno que no sabe tocar guitarra, a uno que lo que sabe es hacer es ruido; y así sucede en lo espiritual, la gente desean oír la Palabra de Dios.
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Nos dice la Escritura que habrá hambre sobre la Tierra en el tiempo final, pero hambre no de pan, ni sed de agua, sino de oír la Palabra de Dios \[Amós 8:11\].
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Pero ¿qué ha prometido Dios para el tiempo final, para que la gente pueda oír la Palabra de Dios? El Señor Jesucristo dice: “Yo les envío Mi Ángel”. Un Ángel es un mensajero, un profeta que traerá la Palabra del Señor Jesucristo, que les enseñará la revelación apocalíptica, que les enseñará todos esos símbolos, que les enseñará todo lo que se necesita saber para poder ser preparado para ser transformados y entrar a la nueva tierra, al nuevo cuerpo.
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Y Él dice como fue dicho en el Antiguo Testamento: “Yo les envío Mi Ángel para guiarlos con el Mensaje, para darles testimonio de estas cosas”. Fuera de ese mensajero no hay otro prometido para ese tiempo.
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Por lo tanto, Él podrá manifestarse como Elías, podrá manifestarse como Moisés, porque al manifestarse como Elías cumplirá la quinta manifestación ministerial de Elías; al manifestarse como Moisés cumplirá la segunda manifestación ministerial de Elías. ¿Y qué Él podrá hacer si se manifiesta como Moisés? Tomar la ley y traerle la ley al pueblo como la trajo Moisés, pero no va a tomar la ley allá literal y a traérsela, porque aquel Mensaje fue para aquel tiempo, Él tomará la ley de Moisés, Él tomará aquellas fiestas y solemnidades que Moisés trajo y las actualizará, y ahí estará con el ministerio de Moisés operándolo, porqué Moisés trajo la ley y con el segundo ministerio de Moisés traerá la ley actualizada; y el pueblo hebreo podrá recibirlo y Elías traerá el Mensaje actualizado, el que corresponde a nuestra edad.
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¿Saben ustedes una cosa? Que Moisés siempre pidió un ayudante y Dios le da a Moisés, Dios le da como ayudante a Elías. Así que Elías y Moisés harán una buena pareja. Y como Dios no tiene dos ministerios mayores al mismo tiempo, dos profetas mayores al mismo tiempo, entonces el Ángel del Señor podrá manifestarse como Moisés cuando tenga que hacerlo, podrá manifestarse como Elías cuando tenga que hacerlo.
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Y aún más, está la promesa también de la manifestación o Venida del Señor Jesús, y ese Mensajero, el Ángel del Señor se manifestará también como la Venida del Señor; aunque él no es el Señor, pero él estará cumpliendo la Venida del Señor, porque el Señor estará en él.
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El ministerio de Señor estará en él, el ministerio de Elías estará en él, el ministerio de Moisés estará en él. Por eso es que usted aquí en el Apocalipsis encontrará los siguiente, lo cual usted debe ver con sus propios ojos Apocalipsis, capítulo 1 (léanlo también en su casa) Apocalipsis, capítulo 1 dice, verso 1:
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*“La revelación de Jesucristo, que Dios le dió, para manifestar á sus siervos las cosas que deben suceder presto; y la declaró, enviándola por su ángel á Juan su siervo…”.*
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Vean ustedes que toda la revelación de Jesucristo es enviada para ser declarada por un Ángel, por el Ángel del Señor, por el Mensajero del Señor, por un profeta que va a aparecer en la Tierra en estos últimos días y lo que va a hacer es declarar estas cosas.
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Todo lo que el Señor Jesucristo quiere hablar a los seres humanos, lo va a hablar a través de ese profeta y ese será el Ángel del Señor, el Mensajero del Señor para guiar con Su Mensaje al pueblo hacia la tierra prometida, hacia la transformación de los cuerpos terrenales y para traer con Su Mensaje a los santos que partieron en el pasado, pues ellos le están esperando, porque ellos tienen la promesa que oirán la Voz del Hijo del Hombre y se levantarán.
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**“OYE SU VOZ”.**
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Una sola Voz, no muchas voces, una sola Voz y una sola Voz trae un solo Mensaje, el Mensaje correspondiente para nuestro tiempo, para esta nueva dispensación, esta tercera dispensación en donde todo lo de las dispensaciones anteriores será actualizado.
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**“OYE SU VOZ”.**
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Oye Su Voz para que vivas, porque no solamente de pan vivirá el hombre, sino de toda Palabra que sale de la boca de Dios. Ese es el Alimento para ti y para mí, el alimento espiritual. Él dijo \[Apocalipsis 2:17\]: “Al que venciere, yo le daré del Maná escondido”. Él te da a ti y a mí de ese Maná escondido.
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El Maná escondido representa la Palabra de Dios, el Mensaje Dios, el Maná escondido representa el Mensaje o la revelación que estuvo escondido en otras edades, en otros tiempos, en otros siglos; pero que en este tiempo es dada esa revelación para que los hijos de Dios se la coman.
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Es el Maná escondido, escondido de la vista de los sabios y de los entendidos. pero revelado a los pequeños, a los niños. Escondido porque fue escondido en el lugar santísimo, en donde fue escondido literalmente allá en el Antiguo Testamento el maná que fue tomado y echado en una vasija y colocado en el arca del pacto, allá en el templo que Moisés levantó.
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Por eso, ese maná que fue escondido estando en el lugar santísimo no se corrompía, no se dañaba, porque allí estaba el Fuego Santo de Dios, la presencia de Dios en el lugar santísimo; y ese maná escondido estaba bajo los pies de los dos querubines, que representan el ministerio de las Dos Olivas, de los Dos Candeleros, de Moisés y de Elías.
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Ese Maná escondido al no corromperse, el que lo come, entonces su cuerpo será transformado, porque el que come algo eterno entrará a eternidad, el que come algo corrompido se enfermará, se corromperá como el alimento que come; pero el que come algo eterno que no se corrompe, tampoco su cuerpo se corromperá.
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Por eso es que no se le puede añadir ni se le puede quitar a ese Mensaje, porque ese Mensaje del Ángel del Señor, esa revelación es el Maná escondido, es lo que Él dejó para este tiempo final, es lo que Él en otros tiempos no dio a conocer; por eso el Ángel del Señor viene para dar testimonio de estas cosas en las iglesias, para dar testimonio, para traer la revelación apocalíptica.
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Nadie más tendrá la autoridad ni la revelación divina para dar a conocer los misterios apocalípticos que corresponden ser dados a conocer en este tiempo. Cualquiera que quiera conocerlos, los conocerá a través de la Voz de Dios que saldrá de labios de ese Mensajero.
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Toda persona que quiera oír la Voz de Dios tendrá la oportunidad de escucharla en el tiempo final, porque habrá una sola Voz: la Voz de Dios para los hijos de Dios; las demás voces no es la Voz de Dios para los hijos de Dios. Él dijo \[San Juan 10:27\]: “Mis ovejas oyen Mi Voz”. Y la Voz del Señor estará en Su Ángel, Su Mensajero.
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Dice: “Y me siguen”, o la siguen, ¿qué seguirán los hijos de Dios? La Voz del Señor, una sola Voz.
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Si se juntan todos los hijos de Dios de todos los países, habrá el mismo entendimiento, tendrán el mismo Mensaje y tendrán un solo mensajero, no muchos mensajeros.
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Cuando un pueblo tiene muchos mensajeros, lo que tiene es mucha confusión, porque uno enseña de una manera, otro enseña de otra manera y entonces esos que dicen ser mensajeros lo que hacen es poner a pelear a los hermanos unos con otros y a decirles: “Estos son los están bien, vénganse acá con nosotros”. Y los otros dicen: “No, nosotros somos los que estamos bien”. Y comienzan a pelear y comienzan a criticar y comienzan entonces a buscarse faltas y comienzan a vituperarse los unos a los otros y comienzan a echarse oprobios los unos a los otros, y cuando vienen a ver han destruido la Obra de Dios.
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Y no es tiempo para destruir la Obra de Dios, sino para construir la gran Obra de Dios, y para eso Él tendrá un Mensajero con un Mensaje. Y Él dice: “Ese es Mi Ángel, Mi Mensajero”. Y él traerá el Mensaje correspondiente para nuestro tiempo.
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Dice la Escritura \[Apocalipsis 1:3\]: “Bienaventurado el que lee, y oye las palabras de la profecía, el que oye, el que lee y el que oye, y los que oyen las palabras de esta profecía y guardan las cosas en ellas escritas”.
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La bienaventuranza ¿está dónde entonces? En leer y oír las palabras de esta profecía, de la profecía que trae el Ángel del Señor. Por eso usted encuentra por aquí en Apocalipsis, capítulo 10… capítulo 10, y verso 10 y 11 dice:
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*“Y tomé el librito de la mano del ángel, y lo devoré; y era dulce en mi boca como la miel; y cuando lo hube devorado, fué amargo mi vientre.*
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*Y él me dice: Necesario es que otra vez profetices á muchos pueblos y gentes y lenguas y reyes”.*
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¿Para qué le es dado a comer ese Librito a ese profeta? Para que luego profetice, porque la profecía tiene que ser dada por un profeta que se come la Palabra de Dios, para luego tenerla en la boca y darla al pueblo.
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Juan, el discípulo amado, estaba representando o simbolizando al último de los profetas que vendría para comerse el Librito de la mano del Ángel Fuerte. El Ángel Fuerte es el Señor Jesucristo que termina en el Lugar de Intercesión Su Obra de Intercesión y va y se para frente al que tiene el Librito en Su mano allá en el Cielo, y que está en el Trono y toma ese Librito, abre Sus Sellos y luego desciende a la Tierra y viene con el Librito abierto en Su mano, como lo muestra Apocalipsis, capítulo 10. Véanlo aquí, verso 1 en adelante del capítulo 10, de Apocalipsis dice:
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*“Y vi otro ángel fuerte descender del cielo, cercado de una nube, y el arco celeste sobre su cabeza* (el arco iris es la señal de Pacto)*; y su rostro era como el sol…”.*
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¿Recuerdan ustedes en el Monte de Transfiguración? El Señor se transfiguró y Su rostro brilló como el Sol en toda su fuerza, y Malaquías dice \[Malaquías 4:2\]: “A los que temen y nombre, nacerá el Sol de Justicia, y en sus alas traerá salud”. Por eso este Ángel Fuerte que es el Señor Jesucristo en Su Segunda Venida, tiene que presentarse con esas características en Su Venida, esas características son símbolos de cosas que Él manifestará en Su Venida:
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*“… y sus pies como columnas de fuego.*
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*Y tenía en su mano un librito abierto: y puso su pie derecho sobre el mar, y el izquierdo sobre la tierra;*
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*Y clamó con grande voz, como cuando un león ruge…”.*
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¿Por qué? Porque Él viene como el León de la tribu de Judá, ya no viene como Cordero, viene como León, porque Su ministerio cambió en el Cielo; al terminar Su labor de intercesor terminó Su labor como Cordero intercesor y entonces comienza la labor como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores y Juez de toda la Tierra. Sigue diciendo:
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*“… y cuando hubo clamado, siete truenos hablaron sus voces”.*
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Y más adelante dice: “Y cuando yo iba a escribir, me fue dicho: ‘No escribas lo que los truenos hablaron’”. ¿Por qué? Porque eso le tocaba al Ángel del Señor, al Mensajero del Señor en el último tiempo, revelar lo que esos truenos hablaron, esos truenos se oirían de nuevo a través del Ángel del Señor que sería el instrumento del Señor, a través del cual la Voz del Señor se escuchará en este tiempo final.
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Por eso usted encontrará en el Apocalipsis que en algunas ocasiones el Señor dice: “Yo Jesús, tal y tal y tal cosa”. Pero en otras ocasiones usted encuentra que es el Ángel del Señor el que está hablando en primera persona, y otras veces habla segunda persona.
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Él puede hablar en primera persona o puede hablar en segunda persona, porque es el Señor Jesucristo el que hablará a través de él y aunque él es el Ángel del Señor, cuando usted lo ve hablando en primera persona es que es el Señor a través de él, es la Palabra, el Mensaje del Señor y es igual a como fue cuando David dijo \[Salmo 22:16\]: “Horadaron mis manos y mis pies”. Estaba hablando en primera persona y eso se iba a cumplir después también en Jesucristo, pero parecía que estaba hablando de sí mismo; y estaba hablando proféticamente, porque era el Espíritu de Cristo que estaba anunciando las cosas que Cristo padecería.
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Eso es algo muy importante que usted y yo tenemos que conocer, que cuando los profetas hablan, en muchas ocasiones hablan en primera persona o en segunda persona; y cuando hablan en primera persona o Dios habla en primera persona a través de ellos, cualquiera podrá decir: “oye, pero como que esta persona está diciendo eso como de sí mismo”. Y no se dan cuenta que es el Espíritu de Dios que está hablando a través de los labios humanos de ese hombre.
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Ahí en el Apocalipsis usted encontrará al Ángel hablando siempre como si él fuera Jesucristo; pero cuando Juan se le arrodilló a él para adorarlo, él le dijo \[Apocalipsis 19:10\]: “No, levántate: yo soy siervo contigo, y con tus hermanos los profetas y con todos los que sirven a Dios”. Es que Juan confundió como se puede confundir cualquier persona, porque lo veía siempre hablando en primera persona y él dijo: “Este es Jesucristo, este es el mismo Jesucristo”.
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Él sabía que Jesucristo estaba con él y en él, pero no hizo la separación, él vio que en ese Mensajero se cumplía la Venida de Moisés, la Venida de Elías, se cumplía también la Venida del Señor; todo eso se estaba cumpliendo en él y él dijo: “Pues hay que adorarlo”, pero él dijo: “No, adora a Dios, a mí no porque yo soy siervo contigo y con tus hermanos”. Por eso es que Juan no podía adorar al Ángel del Señor, aunque hablaba el Señor a través de él en primera persona; pero hay que siempre saber hacer la diferencia.
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Ahora, ese Mensaje que él traerá, será el Mensaje correspondiente para una nueva dispensación, para la tercera manifestación. Él será un Mensajero dispensacional, un Mensajero dispensacional como lo fue Moisés y como lo fue Jesús, son tres mensajeros dispensacionales: Moisés, Jesús y el Mensajero final, el Ángel del Señor que Él enviará en estos días finales.
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Y todo el que quiera entender el Apocalipsis, Jesús dice: “Yo lo envío para que dé testimonio de estas cosas”, de estas cosas apocalípticas para todas las iglesias, para todos los que desean conocer la Palabra de Dios, escuchar la Voz de Dios y hacer conforme a la Voz de Dios.
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Por eso siendo un Mensaje dispensacional que es para una dispensación completa hasta que termine, y si es una dispensación eterna nunca terminará, Su Mensaje nunca terminará tampoco, no podrá venir otro Mensaje; entonces será el último de los Mensajes y con ese se queda Dios, y se queda todo el mundo, porque en ese habrá llegado a la perfección todo el Programa de Dios.
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Dios se perfecciona en tres, y en el tercer Mensaje dispensacional ahí se perfecciona la Obra de Dios y ahí es que llegan a la perfección todos los hijos de Dios y ahí es que llegará a la perfección el cuerpo de cada hijo de Dios, en donde tendrán un cuerpo perfecto, un cuerpo transformado (los que estén vivos) y los que murieron resucitarán con un cuerpo incorruptible, ¿dónde? En el tercer Mensaje dispensacional.
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Por eso es que, fíjense, vea usted en esta ocasión el Ángel del Señor está hablando aquí, porque él es el que trae todo el Apocalipsis, es el Ángel del Señor, lo que pasa es que… por ejemplo hay momentos donde el Señor Jesús, que es el que habla a través de él, quiere hablar algo Él y hace que se vea la separación.
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Y vean ustedes aquí en Apocalipsis, capítulo 22 y verso 18, el Ángel del Señor está hablando y lo que está hablando es la Palabra del Señor Jesús, por eso Él dice:
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*“Porque yo protesto á cualquiera que oye las palabras de la profecía de este libro”.*
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El que oye las palabras de la profecía de este libro. Él dice: “Yo lo protesto”, protesto al que oye no quiere decir que lo rechaza, sino que hace algo aquí para el que oye y le quita o le añade, Él lo protesta. Ahora vean:
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*“Porque yo protesto á cualquiera que oye las palabras de la profecía de este libro: Si alguno añadiere á estas cosas, Dios pondrá sobre él las plagas que están escritas en este libro.*
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*Y si alguno quitare de las palabras del libro de esta profecía, Dios quitará su parte del libro de la vida, y de la santa ciudad, y de las cosas que están escritas en este libro”.*
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De todas las bendiciones que están escritas ahí, le será quitada la parte a cualquiera que le quite a la profecía de este libro. No se le puede quitar nada a lo que el Ángel Mensajero del Señor Jesucristo diga en Su Mensaje; ni se le puede quitar ni se le puede añadir, porque ese es un Mensaje dispensacional que es para toda la eternidad y el que no esté dispuesto a recibirlo como es y lo quiera arreglar, no tendrá parte ni suerte en la eternidad, su parte será quitada de la eternidad.
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Porque si comienza a tratar de quitarle o añadirle aquí, eso mismo trataría de hacer en la eternidad, porque no está de acuerdo con lo que el Señor Jesucristo le ha dicho a Su Ángel que diga aquí en la Tierra; y si no está de acuerdo con el plan de Dios, pues no puede ir para vivir en la eternidad, su parte le será quitada porque no está acuerdo con el Programa de Dios.
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Y nadie que no esté de acuerdo con el Programa de Dios, no se va a sentir bien allá, porque si no se siente bien acá donde Dios está dando Su Programa, menos se va a sentir bien allá; y para que sea un Judas allá y un Judas acá, que se quede acá y se vaya para donde se fue el Judas anterior a él, el que vendió al Señor. Hay una sentencia muy grande para el que le quite o le añada al Mensaje de ese Ángel del Señor Jesucristo.
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Hay que entender que él hablará la Palabra del Señor Jesucristo, la revelación del Señor Jesucristo para este tiempo final, él no podrá venderse con nadie para arreglar el Mensaje, él lo dará tal y como es. En su boca será dulce como la miel, él lo saborea, lo saboreará cuando lo reciba de parte de Dios y cuando lo habla, pero será amargo en su vientre, porque tendrá muchas pruebas, dificultades, apreturas, persecuciones, críticas y de toda cosa por causa de este Mensaje que él tendrá por dentro, pero él lo dará.
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\[CORTE DE AUDIO\]
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… Mensaje y también de experimentar lo amargo, entonces se le dice: “Es necesario que profetices otra vez a muchos pueblos, naciones, lenguas y reyes”. Luego de comer ese Librito y luego de encontrarlo dulce en la boca y luego de encontrarlo amargo en su vientre, después se le dice: “Es necesario que profetices otra vez”.
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Todo el plan de Dios de que se le entregara ese Librito a ese hombre y de que él se lo comiera y de que lo encontrara dulce y después amargo en su vientre, era ¿para qué? Para que después pudiera profetizar, porque ¿quién va a profetizar si no tiene el Mensaje de Dios para profetizar? Y la profecía, la profecía que él traerá será el testimonio que él dará, el testimonio que Jesucristo le da para que él de.
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Por eso dice, por eso es que él dice de la siguiente manera: “Bienaventurado el que guarda las palabras de la profecía de este libro”. Este libro es un libro profético, y las palabras que él traerá serán las palabras de la profecía de este libro; o sea, que su Mensaje será un Mensaje profético. Toda la enseñanza que él traiga, todo eso será una enseñanza profética y todas las cosas que él muestre será su Mensaje profético y las palabras de la profecía de este libro será el Mensaje de ese mensajero.
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El que guarde este Mensaje estará guardando las palabras de la profecía de este libro, el que lo rechace estará rechazando las palabras de la profecía de este libro, el testimonio del Ángel del Señor, ese es el Mensaje, esas son las palabras de la profecía de este libro; no hay otro libro, no hay otro Mensaje.
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El último Mensaje que será escuchado en la Tierra será un Mensaje profético, será el Mensaje apocalíptico y lo traerá el Ángel del Señor, el último profeta que el Señor tenga aquí en la Tierra. Siendo él el último, él será el Benjamín de todos los profetas.
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Pero Benjamín tuvo una doble porción, por eso él tendrá una doble porción, él será el último, por eso después de él no necesitará Dios ningún otro profeta y antes de él, ¿saben cuál era el que vino antes de Él? El precursor de la Segunda Venida del Señor, el cuarto Elías. Y después del cuarto Elías viene el Mensajero, el Ángel del Señor que cumplirá el ministerio del quinto Elías, cumplirá el ministerio del segundo Moisés y cumplirá el ministerio de la Segunda Venida del Señor, cumplirá todos esos ministerios. Pero él ni será Elías.
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Juan el Bautista era Elías en su ministerio, el espíritu ministerial, pero no era Elías en lo personal, era Juan. Así también este Mensajero será Elías en su quinto ministerio, o sea, el espíritu ministerial, pero no será Elías sino un hombre de este tiempo.
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Él será Moisés en su segundo ministerio o espíritu ministerial, pero no será Moisés en lo literal, pero traerá la Ley de Moisés, pero actualizada; y todo lo que Moisés trajo en el Antiguo Testamento, todas las fiestas y todo eso, él lo actualizará y él realizará… esa fiesta la realizará, la cumplirá, pero en una forma actualizada.
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Él cumplirá la Venida del Señor, pero él no será el Señor, pero en él el Señor cumplirá Su Venida, porque Él la cumplirá manifestándose a través de él y hablando a través de él el Mensaje que Él tiene que hablar; pero ese profeta será un hombre como todos los hombres del siglo XX en donde Él cumpla Su Venida.
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Lo único será que él tendrá las dos consciencias juntas y por eso él podrá recibir al Señor en Su Venida, él podrá recibir el Librito de la mano del Señor, él podrá comerse ese Librito y él podrá entonces cumplir el Programa de Dios para este tiempo.
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Pero será el Señor a través de él haciendo esa Obra, porque el Señor siempre ha usado hombres, y ustedes tienen que ver y entender que siempre que Dios ha obrado ha usado un hombre del tiempo en que Él hace esa Obra. No trae, no resucita un profeta de otro tiempo para usarlo en este tiempo; Él más bien coge un hombre de este tiempo y coloca el espíritu ese profético, el ministerio de aquel otro hombre lo coloca en este otro hombre y lo convierte en el profeta de este tiempo.
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Si dice que va a enviar a Elías, pues Él lo que hace es, coge el ministerio de Elías que estuvo en el pasado y lo coloca en un hombre del presente y dice: “Este es Elías”, aunque se llame de otra manera. Juan el Bautista era Elías, Jesús dijo que era Elías, pero era Juan, ¿ve? Pero fue que Dios tomó el espíritu de Elías, el espíritu ministerial, el ministerio de Elías y lo colocó en Juan y dijo: “Este es Elías”.
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Y cuando Dios dice: “Este es Elías”, Él sabe por qué lo dice, es porque el ministerio de Elías está en un hombre de ese tiempo, o sea, que lo que Dios hace es, actualiza los ministerios de los profetas. Los ministerios proféticos, esos ministerios Dios los actualiza, los coge y los coloca en hombres del tiempo donde Él quiere dar Su Mensaje.
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Si Dios va enviar a Elías en este tiempo ¿que Él hace? Pues coge un hombre de este tiempo y le coloca el espíritu ministerial, el ministerio de Elías y dice: “Ahí tienen a Elías”, aunque no se llame Elías, pero el ministerio sí es el ministerio de Elías.
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Bueno, así es en todas las cosas, Dios actualiza esos ministerios del pasado con gente del presente y entonces Él dice: “Oye Su Voz, oye la Voz de Mi Ángel, oye la Voz de Mi Mensajero, porque él les guiará a la tierra prometida. Ustedes no saben el camino, pero él conoce el camino, él les guiará hasta la tierra prometida para que reciban todas las promesas que yo les he hecho”.
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Él hizo la promesa del Maná escondido, pues mire, Él les va a dar el Maná escondido. Un Mensaje que estaba escondido para otros tiempos y para la gente, pero que Él lo sacará porque será el Mensaje escondido que nadie lo conocía, lo sacará y les dirá: “Aquí está el Maná escondido, este es el Mensaje que nunca antes se había dado a la humanidad, aquí está el Alimento escondido para ustedes en este tiempo final”.
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Y será el Alimento que necesitarán para ser transformados los que están vivos, y para ser resucitados los que están en el Paraíso, porque el Mensaje de este Mensajero, de este Ángel del Señor, este Mensaje es para mucha gente, muchas naciones, muchos pueblos, muchos reyes y es un Mensaje para diferentes idiomas, para diferentes lenguas, para diferentes naciones, es un Mensaje profético, es un Mensaje que abarcará toda la Tierra y que también llegará hasta el Paraíso, porque es el último de los Mensajes y como es el último es un Mensaje eterno.
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Y cuando ese Mensaje esté corriendo sobre la Tierra OYE SU VOZ, porque es la Voz del Ángel que el Señor envía, él estará proclamando el Año del Jubileo, él estará proclamando una nueva dispensación, él estará proclamando todo lo correspondiente a nuestro tiempo, él estará proclamando una nueva dispensación, él estará proclamando un Nuevo Nombre, el Nuevo Nombre del Señor, porque el Señor Jesucristo dijo que Él tenía un Nuevo Nombre y eso nadie lo sabía; pero el Ángel del Señor, él proclamará, declarará cuál es el Nombre Nuevo del Señor.
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Ese Nombre Nuevo del Señor es el Nombre Eterno de Dios y con ese Nombre Eterno se reinará por toda la eternidad, y todas las cosas que Él ha prometido que dará a Su pueblo, las dará a aquellos que tengan ese Mensaje.
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Por eso Él dice: “Oye Su Voz”, no muchas voces sino una sola Voz, la Voz del Ángel del Señor, del Ángel del Señor Jesucristo que Él promete enviar para darle a conocer la revelación apocalíptica a toda la gente; es para todas las personas, para todos los seres humanos.
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No hay otro Mensaje, no habrá otro mensajero, solamente un Mensajero ¿y los demás, y los demás ministros que serán? Pues son los ayudantes, siempre que Dios ha enviado un profeta, siempre Dios ha colocado personas que le ayuden, porque él solo no puede hacer la labor, él tiene que traer el Mensaje y después que trae Mensaje, ese mismo Mensaje tiene que ser extendido a todos los seres humanos y para eso Dios escoge también otras personas y los coloca como ministros y les exige que sean fieles y que no le añadan ni le quiten a ese Mensaje, porque si le añaden o le quitan, entonces corre peligro la vida de ellos, el nombre de ellos puede ser borrado del Libro de la Vida y entonces ¿de qué le valió, de qué le valió saber quién era el Mensajero y cuál era el Mensaje? Más bien tienen que tener temor de Dios, no añadirle ni quitarle.
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Vean ustedes, cuando Moisés, todo lo que Moisés habló fue escrito y entonces en la sinagoga y en el templo lo leían y ahí no se le añadía ni se le quitaba. Si alguien se salía de esa forma y se ponía a explicar, ahí corrían el riesgo de añadirle o de quitarle.
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Cuando Pablo, Pablo enviaba sus cartas apostólicas y las leían y ahí estaban establecidas las doctrinas paulinas para la Iglesia en aquel tiempo.
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Y para este tiempo habrá una bendición muy grande ¿saben cuál es? La bendición grande que hay en este tiempo es que podrá estar escrito, por eso bienaventurado el que lee ¿qué va a leer? Las palabras de esta profecía apocalíptica que traerá ese Ángel, porque su Mensaje quedará grabado en cintas magnetofónicas, en casetes y después lo pasarán a imprenta y toda la gente podrán leerlo también; y bienaventurado el que oye, porque estará grabado y también estará en video, estará en película, podrá ser visto y oído a la misma vez.
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Miren, el tiempo mejor para todos los demás ministros, para todos los ministros es este tiempo en donde Dios va a enviar ese Ángel Mensajero, en donde el Señor Jesucristo dice que enviará Su Ángel ¿sabe por qué? Porque todo quedará grabado en cintas magnetofónicas y en películas y los ministros, los pastores de cada congregación lo único que tendrán que hacer para no añadirle ni quitarle, es decir: “Hoy vamos a pasar una película en donde escucharemos el Mensaje de esta ocasión, escucharemos la revelación apocalíptica. Vamos a ver la película, vamos a oír el Mensaje y ver a la misma vez todo”. Y ahí oyen y ven y no se le añadió ni se le quitó.
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Y en las casas podrán oír las cintas en las grabadoras y ni le añaden, ni le quitan y podrán leer los folletos también y ni le añaden y ni le quitan; pero el que se atreva a añadirle o quitarle, el mismo Ángel dice: “Yo protesto a cualquiera que le añada o que le quite”, o sea, que él tendrá la autoridad de parte de Dios para decidir, porque así como en el Antiguo Testamento Dios dijo: “Yo envío Mi Ángel, oigan Su Voz, no le seas rebelde porque él no perdonará”. Y aquí dice que el que le añada o le quite no será perdonado.
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Así que lo mejor es entonces hacer que el Mensaje que traiga ese Ángel, ese Mensajero, pase directo al pueblo sin estar tratando de añadirle por aquí o de quitarle por acá o de darle una interpretación privada, para usted decir una cosa que no está diciendo él.
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No se le puede ni quitar ni añadir, el que se tome esa libertad estará arriesgando la vida eterna que tanto desea. ¿Y para qué entonces le sirve haber sido ministro, para qué le sirve entonces haber hablado y dicho: “Esto significa esto y lo otro” si lo que está haciendo es hundiéndose él mismo? Lo mejor era quedarse quietecito, decir: “Tenemos aquí un Mensaje titulado tal y tal, lo tenemos en película”.
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Lo mejor entonces es qué, entonces si no tenemos los vídeos y no tenemos las máquinas de pasar videos, vamos a juntar dinero para que el Mensaje lo podamos escuchar tal y como salga del Mensajero que el Señor nos enviará y así nos sentaremos todos, oiremos todos y nadie corre el riesgo de que su nombre sea borrado del Libro de la Vida, porque ser borrado de ahí eso significa que nunca más aparecerá en ese Libro y ya perdió la gran oportunidad.
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Así que hay que entender estas cosas, no se puede caminar a la deriva, el Señor tiene un orden, Él no se sale de ese orden. Si usted trata de salirse, usted es el que se busca esos problemas, si usted trata de establecer otra cosa Dios no lo va a respaldar, va a tener problemas con Dios; si usted trata de negar lo que está prometido aquí, usted tendrá problemas con usted mismo, porque no se va a beneficiar de las bendiciones de Dios.
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¿Y para qué usted quiere decir que cree la Biblia? Si aun diciendo que la cree se va a perder, porque su nombre va a ser borrado; pero oiga Su Voz, oye Su Voz, porque Él viene para guiarte a ti y guiar a todos los hijos de Dios a la tierra prometida de un nuevo cuerpo, de un nuevo mundo; todo eso está en el Mensaje que él traerá.
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Él será fiel dando Su Mensaje, se tu fiel escuchando Su Mensaje, escuchando Su Voz, porque habrá grande misericordia de parte de Dios para los que escucharán Su Voz; pero habrá grandes juicios para los que menosprecien Su Voz y le añadan o le quiten a Su Mensaje.
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No es tiempo de estar luchando o peleando, sino de estar oyendo, oyendo la Voz del Señor.
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Ya vimos la forma en que Él nos hablará, Él no usará otra forma y es la última ocasión en que nos dice que la Voz del Señor será escuchada. Por eso aparece en Apocalipsis 22, el verso 16, después de ese no aparece otro hablando sino él es el último que vendrá con el Mensaje de Dios, con el testimonio apocalíptico; y será un privilegio para todos tener un Mensajero y un Mensaje de esa clase.
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Él será un Mensajero dispensacional con un Mensaje dispensacional, con un Mensaje Eterno para la gente que tienen las promesa de no ver muerte. Si se nos va alguien adelante, no se preocupe, que cuando él regrese él será una señal de que la resurrección aconteció, porque lo vamos a conocer.
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Los de otras edades no los conocemos, pero si se va uno de los nuestros, si se va uno o dos de los nuestros no vamos a preocuparnos, ni a pensar que no era del grupo nuestro, sino: “Dios nos lo llevó para que cuando ocurra la resurrección sepamos que ya ocurrió porque lo vamos a ver”. Que si tenía una, dos o tres faltitas, nosotros también las tenemos y estamos esperando la transformación; así que no hay ningún problema en cuanto a eso, si ha escuchado la Voz de Él (del Señor) no hay ningún problema en cuanto a lo demás, cada cual se esfuerza por ser lo mejor que pueda.
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No estamos para criticar a los hermanos, no estamos para criticarnos los unos a los otros sino para ayudarnos y para disfrutar de la Voz de Dios, y cada cual es responsable de sí mismo, cada cual esfuércese en leer, oír y guardar las palabras de la profecía de este libro, del libro apocalíptico.
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Yo creo que todos hemos entendido el Mensaje en esta mañana, espero que les sea de mucha ayuda espiritual y espero que cada uno de ustedes que está aquí presente sean muy pronto transformados, porque creo que la transformación está muy cerca y lo que falta es que cada hijo de Dios que vive sobre la Tierra escuche la Voz de Dios y entre en ese proceso de perfeccionamiento, entre en ese proceso de conocimiento del Mensaje de Dios para nuestro tiempo, hasta que de momento, en un momento dado llegue la resurrección y la transformación nuestra, y eso está muy cerca.
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Yo les hablo la Palabra a ustedes no con el propósito de regañarlos, no los he regañado ni los voy a regañar sino de orientarlos, de darle a conocer los misterios de Dios, de darle a conocer la revelación apocalíptica que es la que se necesita en este tiempo final; no hay otra revelación sino la revelación apocalíptica, esa es la revelación que está prometida que el Ángel del Señor traerá y esa es la que hay que guardar conforme a como dice aquí el Ángel del Señor. Y la bienaventuranza está para aquellos que guardan las Palabras de la profecía de este libro.
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Así que hay una grande bienaventuranza, no queremos que ninguno de ustedes la vaya a perder, sino yo les digo cómo obtener esa bienaventuranza; hay que oír, hay que recibir ese Mensaje y guardar ese Mensaje, o sea, guardar las palabras de la profecía de ese libro y la bienaventuranza es suya, la bendición es suya.
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Así que nos veremos entonces en el Milenio, allá reinando todos, porque ustedes son reyes también, reyes y sacerdotes, así que nos veremos allá reinando y en toda la eternidad nos veremos todos y entonces platicaremos y usted y yo nos recordaremos de esta ocasión y usted me dirá también: “Aquel Mensaje que oí en aquella ocasión me ayudó para tener un cuadro más claro y darme cuenta que habría una Voz para ser oída, sería la Voz del Señor Jesucristo y vi en la forma que esa Voz se escucharía y que sería una sola Voz; y entonces yo fui iluminado para entender todo eso y entonces ya sé que no hay más voces para oír sino una sola Voz”.
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Y al oír esa sola Voz, entonces usted me dirá: “Por eso me encuentro aquí en el Milenio y por eso estoy aquí en la eternidad disfrutando de esas bendiciones, porque oí una sola Voz, las demás voces las eché a un lado. Cualquiera otra persona que me dijera: ‘Mira, esto significa tal cosa y esto y esto’. Yo le dije: ‘Puede estar correcto lo que tú dices, yo no te voy a contradecir, pero yo voy a ver lo que dice una Voz que el Señor dijo que oyera, Él dijo que oyera la Voz de Su Mensajero, de Su Ángel y cuando yo escuche a través de ese Mensajero, cuando yo escuche a través de Su Voz la explicación de eso que tú me dices, entonces es que yo diré amén a eso; pero yo diré amén a lo que él diga que significa eso, y si llega a ser lo mismo que tú dices, pues tu adivinaste, está bien; pero él no adivinó, sino que él trajo la revelación. Así que tú te le adelantaste, así que yo no quiero nada adelantado porque me haría daño y si lo recibo adelantado por uno que no sea el Mensajero que Él envía, entonces voy a tratar de buscar a otro para que lo reciba y a otro y a otro para que reciba eso por adelantado, y entonces lo que voy a hacer es a dividir esta congregación aquí, está allá y esta allá y entonces voy a causar un problema tremendo, y entonces les voy a causar un problema grande a ese Mensajero del Señor y él no va a tener para mí otra cosa sino una tremenda maldición’”.
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Porque ahí dice: “Yo protesto a cualquiera que le quite o le añada”. Así que cualquiera que se adelante tendrá problemas, porque está tratando de ocupar el lugar del Mensajero, del Ángel que el Señor envía.
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Así que ¿está haciendo qué? Está haciendo que el Mensajero que el Señor envía, haciéndolo un inútil, un inútil que no sabe lo que tiene que enseñar; pero es que él no enseña lo que le da la gana o lo que usted le da la gana enseñar, sino que él enseña lo que Dios quiere que él enseñe en el tiempo que Dios quiere que él enseñe.
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Pero si hay personas que enseñan cuando le da la gana (como decimos nosotros), enseñar tal cosa y esto tiene que ser así, eso es problema de esa persona, a esa persona le gana Dios le tiene un lugar para que allá entonces estén y no estén con los que son personas que esperan en la Voz del Señor.
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Yo espero que aquí no haya ninguno que quiera adelantarse, sino más bien caminar al paso, al compás de la Voz del Señor. Los que se quisieron adelantar allá en medio del pueblo de Israel y no quisieron consultar a Moisés ni a Josué en el tiempo que tenían que salir a la guerra, sino que dijeron: “Esto lo podemos conquistar nosotros mismos”, cuando fueron recibieron una paliza y vinieron huyendo después, ¿ve? Porque Dios no estaba con los que se adelantan, sino con lo que se mantienen al compás del mensajero que Dios envía.
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Así que es mejor obedecer, la obediencia es más agradable a Dios que los sacrificios. Una persona se puede sacrificar muchísimo…
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\[CORTE DE AUDIO\]
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… puede ser obediente, muy buena y no hacer tanto como hace otro y sin embargo estar bien con Dios. Lo que queremos es estar bien con Dios, caminar al compás del Plan de Dios, no nos queremos adelantar. Ahora, tampoco queremos atrasarnos, porque el que se queda atrás entonces se queda solo y no adelanta nada, no camina al compás de lo que Dios está dando a conocer y cuando viene a ver todo el mundo sabe todo el Plan de Dios y él no sabe nada.
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Está como un niño ignorante: “Oye ¿eso se había dicho? Oye, yo no había oído eso”. ¿Por qué? Porque se había atrasado, ¿qué cosas le harían atrasar? Bueno, sabe, lo único que hace que la gente se atrasen o se adelanten: no oír la Voz de Dios, porque cuando están oyendo la Voz del Señor, la Voz del Señor los va guiando al compás del Plan de Dios, ni se adelantan, ni se atrasan; pero cuando oyen otra voz, esa otra voz puede estar adelantándolos a una cosa que a lo mejor no es de esa forma, o puede estarlos atrasando para que no oigan la Voz de Dios y no estén al tanto de lo que Dios está haciendo, y entonces están atrasados y no tienen el conocimiento de lo que Dios está haciendo.
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Así que no hay Voz mejor que la Voz del Señor para estar al día con Dios, para estar agradando a Dios. Las demás voces ¿sabe lo que usted debe hacer o usted tiene que hacer si no quiere tener problemas? Lo que usted hace con lo que no sirve.
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Lo que sirve entonces usted lo conserva y lo único que sirve es la Voz de Dios, cualquier otra voz no sirve, así que usted puede botarla para donde usted quiera botarla, la puede mandar hasta para el infierno y no tiene problemas.
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Por supuesto no va… este es un término que estoy usando, pero no es que usted va a mandar al infierno a una persona que no entiende lo mismo que usted está entendiendo, sino que usted más bien si tratan de enseñarle una cosa diferente, usted le dice: “Tú puedes estar bien para ti en esto, pero mira, lo mejor es que tú oigas la Voz de Dios y tú no te salgas de ahí, porque si tú tratas de seguir por tu cuenta te vas a buscar muchos problemas. En cuanto a mí, yo no estoy interesado en recibir tu enseñanza, porque yo estoy recibiendo la enseñanza de la Voz de Dios. Así que yo te amo mucho, yo te quiero mucho, toma estos mensajes grabados, toma estos mensajes escritos y orientarte para que en vez de tú estar dando una Voz, tú estés oyendo una Voz, una sola Voz, la Voz del Señor que te hará mucho bien a ti y entonces tú no le harás daño a las demás personas, porque si tratas de venir con otras cosas y con otra enseñanza, y tratas de traer problema al pueblo, entonces tú mismo te estás haciendo daño y le estás haciendo daño a otras personas que tú amas y que te aman a ti, porque te… y por cuanto te aman por eso algunas veces te oyen”.
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Pero amemos más a Dios y a la Voz de Dios y entonces así no escucharemos ninguna otra Voz. El que es de Dios la Voz de Dios, la Palabra de Dios oye. Por eso ustedes la oyen, para el que no la oye ¿sabe lo que el Señor Jesucristo dijo? \[San Juan 10:26\]: “Ustedes no oyen mi voz, no pueden recibir mi Palabra, porque ustedes no son de mis ovejas”. Imagínense, aquella palabra fue muy dura, pero es que molestaron tanto y no querían oír la Voz del Señor, y Él era el Mensajero para ese tiempo que les tuvo que decir así; y nadie quiere oír una cosa como esa, sino que nos gusta más esa palabra que dice: “Mis ovejas oyen mi Voz y me siguen. Por eso ustedes oyen mi Voz, porque son de mis ovejas”.
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Así es que dice el Señor, por eso queremos seguir siempre oyendo la Voz del Señor, el Mensaje del Señor, un solo Mensaje, una sola Voz, un solo pueblo, un solo pueblo amoroso, creyendo un solo Mensaje, sin discusiones los unos con los otros sino amándonos los unos a los otros con Amor Divino.
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**“OYE SU VOZ”.**
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Es lo mejor para ti, es la mejor medicina, es la mejor recomendación que yo les puedo hacer a cada uno de ustedes: OYE SU VOZ, porque Jesús dijo: “Yo les envío Mi Ángel para dar testimonio de estas cosas en todas las iglesias”.
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Oye la Voz del Ángel del Señor, no escuches otra Voz, no sigas otros consejos. Cualquier cosa que vayas a hacer encamínala con la Voz del Señor que viene a través de Su Ángel.
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Cada ministro escuche solamente la Voz del Señor, cualquier cosa que vayan a hacer consulten el Mensaje que ha traído o que trae la Voz del Señor, la Voz del Ángel del Señor para que no tengan problemas; y siempre estaremos también nosotros dispuestos para ayudarle, nosotros estaremos viajando como siempre por toda la América Latina y cualquier cosa en que nosotros podamos ayudarle, estamos para eso.
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Tenemos a nuestro hermano Bermúdez, el cual siempre está en buena disposición para asesorarle en toda cosa que tiene que ver con la Obra de Dios.
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Nadie debe quedarse a hacer algo en la Obra de Dios a menos que no esté seguro que lo está haciendo bien, no vaya a ser que haga más daño que bien y después a lo último se encuentre en contra del Plan de Dios.
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Más bien, es bueno que siempre cosas importantes ustedes si no están seguros hablen con nuestro hermano Bermúdez, él podrá asesorarle si él ve necesario que nos reunamos y él desea preguntarle alguna cosa o que hablemos sobre ese tema, entonces hablaríamos, oraríamos a Dios y veríamos si le conviene a toda la Obra de Dios, si le conviene a nuestra dispensación, si le conviene al Plan de Dios; si no le conviene le diríamos: “Eso no le conviene a la Obra de Dios aunque tú pienses que le conviene, no le conviene, no lo hagas para que no hagas daño en la Obra de Dios, porque tú lo que deseas es hacer bien, ser útil en la Obra de Dios. No hagas eso porque vas a causar problemas y después el problema es más difícil para arreglar y entonces tú eres el culpable de todos esos problemas”.
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No haga cosas que no esté seguro que está de acuerdo al Mensaje de Dios para nuestro tiempo, consulta a las personas que deben ser consultadas. Yo les recomiendo a nuestro hermano Bermúdez que siempre está viajando y conoce toda la América Latina y conoce toda la Obra de Dios en la América Latina y él sabe qué es lo mejor para la Obra.
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Así que estos son algunos consejitos, ya que ahí en Apocalipsis, el capítulo 22 nos dice: “El que le añada o el que le quite tendrá estos problemas”. Imagínense, al que le quite le van a quitar el nombre del Libro de la Vida, imagínese ¿estaré yo preocupado por ustedes? Pues claro que sí, porque yo no estoy interesado en que el nombre de algunos de ustedes vaya a ser quitado del Libro de la Vida. La lucha mía es para que el Mensaje le llegue a todo el mundo y puedan entrar a la eternidad, la gente por multitudes.
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Así que esa es nuestra labor, no el que le sean quitados los nombres, sino en que permanezcan esos nombres escritos ahí.
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Así que OYE SU VOZ. Una sola Voz, no la ligue con otras voces porque se confunde y después estarán más enredados que antes de venir al Mensaje.
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**“OYE SU VOZ”.**
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Bueno, voy a dejar por aquí a nuestro hermano Bermúdez para que concluya nuestra parte en esta mañana.
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Yo creo que por allá por Colombia son como las 11 de la mañana ¿verdad? Bueno, es más fácil oír que tener que hablar, pero para mí ha sido un privilegio, un placer hablarles a ustedes en esta mañana.
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Ustedes han sido, son una audiencia muy amable, una audiencia que capta todo lo que uno habla y por esa causa es que no he podido despegarme de aquí, porque ustedes han estado muy atentos y han estado entendiéndolo todo y el Mensaje entonces ha venido para usted en esta forma sencilla, no con palabras de humana sabiduría, sino con palabras sencillas que son entendibles aun para los niños, los jovencitos.
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Son palabras entendibles y les hablo en esta forma porque deseo que todos entiendan el Mensaje de Dios para nuestro tiempo y todos reciban la bendición que hay en ese Mensaje, porque fuera de ese Mensaje no hay bendición de Dios; lo que hay fuera de ese Mensaje es ¿qué? Juicio de Dios, donde único hay bendición es dentro del Mensaje del tiempo que nos toca a nosotros vivir, y por eso les hablo el Mensaje sin yo preocuparme (yo mismo) por mi condición, por mi beneficio humano.
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Y cualquier persona podrá pensar: “Puede estar cansado, puede ya estar un poco débil o tener hambre o puede ya la garganta estar un poco afectada”. por ustedes a mí no me importa nada.
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Que si estoy un poco cansado, cuando tenga tiempo pues descanso; que si estoy sudando, pues eso lo seco yo con el pañuelo y se acabó el problema, pero la oportunidad de hablarle a un grupo tan atento, un grupo tan noble como ustedes, esa yo no la dejo pasar.
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Les doy de todo corazón todo lo que Dios me ha dado para darlo de gracia a la gente, lo hago de todo corazón, lo hago con Amor Divino y consiente de que es el alimento espiritual que ustedes necesitan, como también yo lo necesito, que es la revelación divina que Él ha prometido darle al pueblo.
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Por eso no me importa viajar de tan lejos para estar con ustedes un solo día hablándole a ustedes. Así que Dios les bendiga, Dios les guarde y recuerden siempre que tiene allá en Puerto Rico, aunque casi nunca me paso en Puerto Rico sino viajando, pero tienen allá en Puerto Rico un hermano y amigo que les ama con Amor Divino y que siempre ha estado dispuesto y estará dispuesto siempre a traer el Mensaje de Dios, para que sea oído por usted aunque sea a través de grabaciones, aunque sea a través de las películas y aunque sea a través de folletos para leer. Siempre estaré dispuesto para traer este Mensaje para que ustedes puedan obtenerlo.
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Así que Dios les bendiga, Dios les guarde y muchas gracias por vuestra amable atención.
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Dejo con ustedes a nuestro hermano Bermúdez para que concluya nuestra parte en esta tarde.
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**“OYE SU VOZ”.**
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