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El domingo de Luz 1978-03-26 1 Cayey PR 00:00:00 false
CORTE AL INICIO DEL AUDIO

En esta mañana vamos inmediatamente a buscar nuestras Biblias, vamos a buscar en nuestras Biblias en el Evangelio según San Mateo, capítulo 28 (es la lectura que hemos de tener en esta mañana); y dice así la Palabra de Dios:

  • “Pasado el día de reposo, al amanecer del primer día de la semana, vinieron María Magdalena y la otra María, a ver el sepulcro.*
  • Y hubo un gran terremoto; porque un ángel del Señor, descendiendo del cielo y llegando, removió la piedra, y se sentó sobre ella.*
  • Su aspecto era como un relámpago, y su vestido blanco como la nieve.*

Y de miedo de él los guardas temblaron y se quedaron como muertos.

  • Mas el ángel, respondiendo, dijo a las mujeres: No temáis vosotras; porque yo sé que buscáis a Jesús, el que fue crucificado.*
  • No está aquí, pues ha resucitado, como dijo. Venid, ved el lugar donde fue puesto el Señor”.*

En esta mañana vamos a hablar sobre la historia del ser humano… [CORTE DE AUDIO @1:43]… hablar sobre este domingo de luz en que resucitó Jesús.

En el mensaje pasado, nos quedamos o llegamos hasta el sacrificio expiatorio, el sacrificio de la Pascua, el cual fue hecho por Jesús en la Cruz del Calvario.

Encontramos que aquel sacrificio que en el Antiguo Testamento se efectuaba en el día de la pascua, estaba representando que habría de ser llevado a cabo un sacrificio para quitar el pecado del mundo y un Cordero habría de efectuar ese sacrificio; y ese Cordero vino a ser Jesús, el cual nació allá en Palestina, el cual vino a ser el Cordero de Dios para quitar el pecado del mundo.

Encontramos que luego de Él haber estado muerto, encontramos que las personas en sí no mueren, sino que lo que muere o descansa es el cuerpo terrenal, pero en sí la persona continúa adelante en otra dimensión.

Encontramos que Jesús luego que Su cuerpo de carne murió, encontramos que Él, Jesús, descendió al infierno en Su otro cuerpo, el cuerpo teofánico, y allí estuvo predicando la Palabra a personas que no podían ser salvas, a personas que estaban allí en el infierno, porque ellos habían llenado los requisitos para estar en ese lugar.

Luego encontramos que al terminar Su estadía allá en el infierno, en la quinta dimensión, encontramos que Jesús pasó al Paraíso, donde estaba Abraham, Isaac y estaban todos los profetas del Antiguo Testamento. Allí Él entró al Paraíso y allí entonces Él vino con un propósito, y fue con el propósito de quitar todo lo que estorbaba para que aquellas personas que allí estaban en el Paraíso pasarán a la presencia de Dios.

Encontramos que Él entró al Paraíso y del Paraíso sacó a todos los que estaban allí en el domingo en la madrugada, en la mañana Jesús Se levantó y con Él juntamente se levantaron aquellos que estaban en el Paraíso esperando por Él.

Ellos estaban allí esperando por Él, a que Él llegase para ellos poder pasar a la presencia de Dios, por causa de que ellos no podían pasar a la presencia de Dios a causa de que el sacrificio que ellos habían hecho era el sacrificio de un cordero, y ese cordero solamente cubría sus pecados, pero no borraba sus pecados. Por lo tanto, ellos estaban esperando hasta que el Cordero de Dios, un hombre, un hombre: un Cordero con cuerpo, espíritu y alma, lo cual viene a ser entonces ¿qué? Un hombre, muriese y con Su Sangre ellos fuesen limpiados, y entonces Él lo fuese a buscar para pasarlos a la presencia de Dios.

Así sucedió, y ese domingo de resurrección ellos se levantaron con Él, conforme a como nos dice en el Evangelio según San Mateo, capítulo 27 y verso 52 y 53, nos dice:

  • “… y se abrieron los sepulcros, y muchos cuerpos de santos que habían dormido, se levantaron;*
  • y saliendo de los sepulcros, después de la resurrección de él* (de Jesús), vinieron a la santa ciudad, y aparecieron a muchos”.

Encontramos que juntamente con Jesús se levantaron muchos de los santos de la antigüedad que habían dormido y estaban en el Paraíso.

Muchos de ellos aparecieron en Jerusalén, y le aparecieron allá a muchas personas; y encontramos que aquellos días fueron grandes días, días maravillosos en los cuales vinieron a haber reuniones de los santos que habían partido y habían regresado, con personas y con los santos que estaban aquí en la Tierra.

Encontramos entonces que vino a suceder algo tan maravilloso que llenó de regocijo, de alegría a las personas que pudieron ver a aquellos santos resucitados. Pero de todos los santos que habían resucitado, el más importancia que tenía para los santos que estaban vivos, era Jesús, que era el último de los santos que había dormido, que había partido; era el Santo de los santos.

Por lo tanto, entonces, encontramos que Jesús al haber resucitado el domingo en la mañana, encontramos que Él tuvo que guardar el orden. La resurrección de Jesús vino a ser conforme al orden de la resurrección para aquel tiempo; vino a ser conforme a ese orden, el cual tiene que ser guardado en toda resurrección que Dios tenga para llevar a cabo en otros tiempos.

¿Y dónde encontramos ese orden para Él resucitar domingo, para Él resucitar el primer día de la semana? Lo encontramos aquí en la Palabra. Recuerde que en el libro del Génesis está la promesa de la Venida del Mesías, de la Venida del Cordero de Dios que habría de quitar el pecado del mundo. Y también aquí en el Génesis encontramos la promesa del día en que Él habría de resucitar. ¿Por qué? Porque Dios no puede hacer nada si no es conforme a como ya Él lo ha hecho en otros tiempos.

Encontramos aquí una resurrección; esa resurrección la encontramos en el capítulo 1 del libro del Génesis y en el verso 2, encontramos esa resurrección; pero vamos a leer desde el verso 1 para que usted vea todo esto. Dice:

  • “En el principio creó Dios los cielos y la tierra”.*

Y en el verso 2, dice:

  • “Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas”.*

Y luego el verso 3 hasta el 5 dice:

  • “Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz.*
  • Y vio Dios que la luz era buena; y separó Dios la luz de las tinieblas.*
  • Y llamó Dios a la luz Día, y a las tinieblas llamó Noche. Y fue la tarde y la mañana un día”.*

¿Y qué día fue ese? El primer día. Luego encontramos que en los otros días, que Dios sigue hablando Su Palabra para traer a existencia las cosas que Él desea, encontramos que Él habla la Palabra, vienen a existencia las cosas, y luego al final dice:

  • “Y fue la tarde y la mañana el día segundo”.*

¿Ve? Pero el día primero fue el día en que Dios dijo: “Sea la luz; y fue la luz. Y fue la tarde y la mañana el primer día”. Vino a ser ¿qué? El primer día de la semana; y el primer día de la semana, ¿qué? Domingo. Ahí usted tiene el día domingo, el día domingo de Dios; domingo de Dios: primer día de la semana de Dios.

Porque estos días, estos siete días que encontramos aquí, representan en días nuestros y en años nuestros, representan mil años; “porque un día delante del Señor es como mil años de los nuestros” [Salmos 90:4; 2 Pedro 3:8]. Por lo tanto, este primer día de la semana fueron los primeros mil años; el primer día eran mil años, y ese primer día vinieron a ser el día domingo; porque el primer día de la semana siempre es el domingo.

Por lo tanto, encontramos aquí que la Luz apareció, resucitó el primer día de la semana: el día domingo, día primero de la semana de Dios. Y Jesús cuando estuvo aquí sobre la Tierra Él dijo: “Yo soy la luz del mundo” [San Juan 8:12]. Por lo tanto, esa Luz, esa Luz se ocultó, vinieron tinieblas por algunos días, y esa Luz fue ocultada por las tinieblas. Él fue a un lugar de tinieblas, fue allá al infierno; y esa Luz no podía ser vista por los seres humanos mientras Él estuvo allí. No podía ser vista por los seres humanos que estaban viviendo aquí en la Tierra.

Pero la Escritura dice que “la luz en las tinieblas resplandece” [San Juan 1:5]; por lo tanto, Él aun allá estaba siendo visto por aquellos que estaban allá en el infierno y Él allí estaba resplandeciendo en medio de aquellas tinieblas; pero acá afuera, en los que estaban vivos todavía ,no lo estaban viendo, estaba oculto para ellos porque la Luz… [CORTE DE AUDIO @13:30]… hablaba por algún lapso de tiempo. Y para esa Luz volver, para esa Luz regresar, para haber una resurrección de esa Luz, tenía que esperar conforme al orden de la resurrección de la Luz, tenía que esperar al primer día; y ese primer día de la semana venía a ser domingo. Por eso Él no podía resucitar ni sábado, ni jueves, ni viernes, sino que tenía que esperar hasta el domingo.

Por lo tanto, el domingo entonces fue que Él resucitó, fue que Él se levantó de entre los muertos, el poder de Dios lo levantó; y entonces apareció ese día en la mañana, en la madrugada, y cuando fueron a ver el sepulcro y el cadáver de Jesús, encontraron una sorpresa muy agradable.

Hubiera sido agradable encontrarlo, encontrar Su cuerpo para hacer aquel trabajo que iban a hacer, pero fue más agradable, fue más glorioso no haber encontrado Su cuerpo y haber oído la noticia de aquel Ángel que dijo: “No está aquí en el sepulcro, ha resucitado como Él dijo que habría de resucitar al tercer día” [San Mateo 28:6]; porque así dijeron los profetas que debía de ser. Por lo tanto, entonces Él ya no estaba en el sepulcro, sino que se había levantado… [CORTE DE AUDIO @15:08]… comenzaba un nuevo tiempo, comenzaba un nuevo ministerio y Él comenzó a ministrar ya resucitado.

Él comenzó ese mismo día domingo, Él comenzó un nuevo ministerio en ese primer día de la semana. Y encontramos que estuvo ministrando por 40 días, estuvo apareciendo en un lapso de 40 días (no sabemos cuántas apariciones Él llegó a efectuar), pero estuvo por ese lapso de tiempo apareciendo y desapareciendo.

Y juntamente con la resurrección del Señor se levantaron también los santos del Antiguo Testamento y estuvieron también apareciendo y desapareciendo. Luego de los 40 días de ministerio del Señor ya resucitado, ya glorificado, entonces luego de eso llegó el tiempo de Él partir juntamente con los santos que Él había traído en la resurrección y ascendió entonces a los Cielos. En palabras más claras: se fue a otra dimensión conforme a como Él dijo.

Ahora, miren ustedes vamos a examinar por un momento qué clase de ministerio y qué cosas Él estuvo ministrando en esos días en que Él estuvo apareciéndole a Sus discípulos.

Noten ustedes que Él estuvo apareciéndole a Sus discípulos, a Sus seguidores, a los que creían en Él; el resto de la humanidad no lo veía, ni tampoco estuvo escuchando Sus enseñanzas, ni tampoco estuvo bajo aquel nuevo ministerio que Él tuvo en esos días ya resucitado.

Dice la Escritura en Hechos, capítulo 1, verso 3 en adelante, dice:

  • “… a quienes también, después de haber padecido, se presentó vivo con muchas pruebas indubitables, apareciéndoseles durante cuarenta días y hablándoles acerca del reino de Dios”.*

Ahora, vean ustedes la clase de Mensaje que Él estaba administrando a ellos; les estaba hablando del Reino de Dios. Y apareció con muchas pruebas indubitables; por lo tanto, eran pruebas las cuales no podían ser echadas a un lado, sino que eran pruebas que lo identificaban a Él como el mismo que había muerto, pero que ahora estaba resucitado.

Encontramos, que Él hablándoles del Reino, predicándoles ese Mensaje del Reino, los discípulos que se habían reunido con Él, dice:

** [Hechos 1:6] “Entonces los que se habían reunido le preguntaron, diciendo: Señor, ¿restaurarás el reino a Israel en este tiempo?

  • Y* (Él) les dijo: No os toca a vosotros saber los tiempos o las sazones, que el Padre puso en su sola potestad…”.

“No les toca a ustedes saber el tiempo, la edad, la dispensación en que el Reino a Israel les será restaurado; no es a ustedes a los que le toca saber eso. Por lo tanto, si no es a ustedes, entonces no hay explicación para ustedes sobre esto. Más bien estas cosas corresponden para aquellos que les toque vivir en el tiempo de la Venida… [CORTE DE AUDIO @19:24]… en donde el Reino será restaurado a Israel; por lo tanto, a ustedes no le toca esto. Ustedes no van a entrar por el momento a la Dispensación del Reino, a ustedes no les toca por el momento entrar al tiempo en que el Reino ha de ser restaurado a Israel; más bien a ustedes les toca entrar (¿a qué?), a ustedes les toca entrar a la Dispensación de la Gracia, a ustedes les toca entrar a la dispensación segunda; por lo tanto, ustedes no les toca saber con relación al establecimiento del Reino de Dios en Israel. Así que, y si no les toca, entonces no les voy a hablar acerca de esto, no les voy a contestar esa pregunta”.

Porque ellos querían saber: qué momento, cuándo, y le preguntan: “Señor, ¿es ahora el tiempo, vas a restaurar el Reino de Israel en este tiempo?”. Y Él entonces no quiso abundar sobre eso. Imagínese si Él le dice: “No, la restauración del Reino a Israel, eso va a ser dentro de dos mil años, aproximadamente dentro de dos mil años es la restauración del Reino a Israel”. Imagínese qué hubiera sido para ellos esa noticia; pero Él no quiso abundar sobre eso y les dijo: “No les toca a ustedes saber sobre ese tema”.

Así que, todavía entonces no se podía hablar abiertamente sobre la restauración del Reino a Israel; porque ellos estaban esperando que en aquellos días sucediera algo, lo cual está predicho, está profetizado por los profetas del Antiguo Testamento, que el Hijo de David se sentará sobre el Trono de David para reinar sobre las doce tribus de Israel; y ellos entonces estaban esperando que, si Jesús había muerto y había resucitado, ahora Él se sentará como Rey para gobernar sobre las doce tribus de Israel y comenzar o restaurar el reino que David y Salomón habían tenido; y entonces en ese tiempo el Hijo de David: Jesús, sentarse sobre el trono y continuar el reinado sobre Israel. Y un reino que no tendría fin.

Pero ellos no entendieron que para poder el reino a Israel ser restaurado, Israel tenía que recibir a su Rey; e Israel, las doce tribus de Israel, le rechazaron.

Por lo tanto, vea usted el atraso que es para un pueblo o para una persona, cuando un pueblo o una persona rechaza el Plan de Dios y rechaza al que Dios ha enviado para hacer la obra para ese tiempo.

Encontramos que nadie entendía que la semana setenta, a la mitad de la semana, que el Mesías habría de morir, que ahí se pararía, ¿qué? El trato de Dios con los judíos —el trato de Dios en lo espiritual con los judíos se pararía— y habría ahí una brecha, habría ahí un espacio de tiempo, el cual no contaría para Israel. Y usted sabe que cuando en la Palabra de Dios hay una coma, encontramos que una coma en una profecía bíblica, en cuanto a tiempo, puede ser el equivalente a mil años, a dos mil años, a tres mil años o a un millón de años; todo depende qué signifique esa coma para Dios.

Así que, ni un tilde, ni una coma, ni nada de la Palabra de Dios puede perecer, todo tiene su fiel cumplimiento.

Ahí entonces hubo un espacio de tiempo de aproximadamente dos mil años, y en ese tiempo de aproximadamente dos mil años, Israel no ha sabido nada acerca de su Dios. Por esa causa, Israel, en ese lapso de tiempo, no tiene la respuesta para una pregunta que él tiene en su mente y en su corazón; la cual para los que estuvieron leyendo los mensajes allá en Israel en este año pasado, los que pudieron captar a través de aquellos mensajes que se publicaron en dos de los periódicos de allá de Israel (en agosto y en diciembre se estuvieron publicando algunos mensajes allá). En uno de ellos se le explica el por qué ellos estuvieron sufriendo bajo la mano de Hitler, Mussolini y Stalin.

Y entonces, encontramos que si ellos se dieron cuenta del motivo por lo cual estuvieron sufriendo, ellos tienen la respuesta a esa pregunta que ellos tienen en su mente y en su corazón, ellos se preguntan: “¿Y por qué Dios nos ha dejado sufrir en todos esos años pasados, y unos 8.000.000 de hebreos fueron masacrados, fueron matados por Hitler en aquellos tiempos? Y ellos no se explican por qué Dios dejó que Su pueblo pasara por una situación como esa.

Pero la respuesta a su pregunta, a la pregunta de ellos es: que por causa de ellos haber rechazado y haber entregado a muerte al que ellos estaban esperando, del cual todos los profetas hablaron que habría de venir, el cual sería el Mesías; por haber ellos sido ciegos al Mesías, al Prometido, y haberlo entregado a muerte, por esa causa ellos tuvieron que pasar por esas masacres por las cuales ellos pasaron. Por esa causa ellos fueron esparcidos a todas las naciones de debajo del cielo; esa es la contestación a esa pregunta que ellos tienen en su corazón.

Encontramos, que en ese lapso de tiempo de dos mil años, la semana número setenta de la profecía de Daniel se paró.

Ahora vean cómo Dios puede parar el tiempo; para Dios no hay nada imposible. Dios puede parar el tiempo de tal manera que una semana puede durar miles de años.

Encontramos que a la mitad de la semana setenta el tiempo se paró para Israel; y al pararse el tiempo para Israel, entonces no le ha estado contando esas setenta semanas, no les ha estado contando desde la muerte del Mesías. Y le comenzará a contar cuando ellos lo reciban en Su Segunda Venida.

Encontramos que lo que es imposible para los hombres, es posible para Dios. Pídale a usted a los científicos, pídale usted a cualquier hombre que pare - que pare una semana, y que haga que esa semana se estacione de tal manera, que se permanezca ahí y no pase ningún día. La única forma para poder estacionar, parar el tiempo, parar una semana, es de la siguiente manera: parar el tiempo; no hay otra forma. Y para parar el tiempo, tienen que saber cómo es que el tiempo funciona para poderlo parar; de tal manera que donde mismo lo paran, ahí mismo después, cuando quieran continuar, puedan continuar. Y entonces delante de los científicos, entonces no ha pasado ni un minuto, sino que pararon el tiempo de tal manera que no se perdió ni un minuto.

Realmente cuando Dios comience nuevamente, cuando Dios continúe la semana setenta, delante de Dios no se ha perdido ni un minuto.

Ahora, fíjese, para poder parar el tiempo, que el tiempo no cuente, entonces lo que hay es que salirse del tiempo, salirse de tiempo; y entonces cuando regresa a tiempo nuevamente, se regresa a donde había estado antes de salir.

Dios paró el tiempo para Israel, Dios paró el calendario para Israel; y al pararlo ¿qué fue lo que Dios tuvo que hacer? Pues salirse de tiempo; y al salirse de tiempo, pues automáticamente, queda parado el tiempo. Si Dios se queda allá en Israel tratando con los judíos, el tiempo hubiera tenido que continuar. Pero Dios paró el tiempo saliéndose de Israel y pasando a los gentiles; al pasar a los gentiles, entonces el tiempo comenzó a contar para los gentiles y para los judíos se paró el tiempo.

Bueno, fíjese, nosotros mismos, si quisiéramos parar el tiempo de nuestra vida, bueno, cuántas personas desearían parar el tiempo en su vida; y les gustaría pararlo en ese tiempo de 18 a 25 años o de 18 a 21 años; porque es el tiempo más hermoso en donde todo es alegría, todo es juventud, y donde la persona mira la vida de una manera, como decimos nosotros: “color de rosa”; todo es hermoso para las personas de esa edad, y para las personas de esa edad todas las cosas las ve posible. ¿Ve?

Encontramos que en esa edad es una edad muy hermosa, muy gloriosa, y si una persona quisiera parar el tiempo, parar su vida, su tiempo en esa… [CORTE DE AUDIO @31:04]… lo que tendría que hacer es ¿qué? Escapar de la dimensión de tiempo y entonces se quedaría toda su vida jovencito; entonces tendría que salir de esa dimensión de tiempo, y al hacerlo entonces sí podría permanecer jovencito.

Cuando los científicos enviaron esas personas allá fuera de la órbita terrenal, los científicos después dijeron que el tiempo que estos astronautas estuvieron allá en órbita, ellos dicen, que ellos de su vida lo perdieron ni un minuto, ni un día. O sea que ellos en ese tiempo que estuvieron fuera de la órbita de esta Tierra, ellos no envejecieron ni un día, ni una hora, ni un minuto. ¿Por qué? Porque ellos estaban fuera…, ¿fuera de qué? Fuera de la órbita de esta Tierra, ellos estaban más allá; o sea, ellos se salieron de aquí y pasaron a allá, y allá no hay tiempo.

Si usted les pregunta a ellos allá: “Del tiempo que estuvieron ustedes allá, ¿cuánto tiempo ustedes, cuántas noches ustedes pasaron allá?”. Mire, déjeme darle un ejemplo: Bueno, aquí tenemos, tenemos esta, vamos a ponerle esta roja aquí, tenemos esto, usted coloca el sol por acá así en esta forma; y si usted está allá, allá es que usted puede ver…, fíjese, vamos a colocar si usted está aquí, viviendo aquí, y el sol está aquí, cuando el planeta Tierra da vuelta depende en qué lado esté el planeta Tierra en que usted vive. Si está de frente al sol, pues usted está viviendo de día; pero cuando el planeta Tierra da la vuelta y el lugar donde usted está viviendo se encuentra aquí y el sol está acá, usted está de noche; pero si usted logra salir de aquí o de aquí, y logra colocarse aquí arriba y comienza a dar vuelta ahí, usted nunca estará de noche, usted no verá noche ¿por qué? Porque usted ha salido de aquí, del planeta Tierra y está más arriba.

Ahora esa es la única manera, ¿para qué? Para usted salirse de tiempo. Entonces para usted el tiempo ha terminado, el tiempo no es más para usted, ¿por qué? Porque entonces ya usted no vivirá días y noches, sino que ya usted está de día todo el tiempo; ya usted estará viendo el sol siempre, porque el sol, el sol - el sol en sí no se oculta para que venga la noche y venga el día, sino que lo que pasa es que como la Tierra da vuelta, el sol también da vuelta; el sol da vuelta así (vamos a ponerle que sea así), pero la Tierra da vuelta así y da vuelta así también.

Entonces en una de las vueltas que da, es la que ocasiona día y noche; y en otra de las vueltas que da, que es de la otra forma, es lo que ocasiona los años. Entonces si usted se sale de ahí, entonces ya si está colocado acá está de frente al sol todo el tiempo. Ya no hay días ni noches para usted, todo es un eterno día. Entonces usted entró ¿a qué? A un día eterno; y si está en un día eterno ahí no hay día ni noche. Ahí usted no puede decir: “Bueno, son las 6:00 de la tarde”, todo el día para usted ahí es por la mañana. ¿Ve?

Para usted desde el momento que usted llegue ahí y ve el sol, para usted amaneció; y sigue en un eterno amanecer, en un eterno día en donde no hay noche, ¿por qué? Porque lo que ocasionaba que hubiera un día y otro día, un día y una noche o un día y una noche, un día y una noche, era que usted estaba en un lugar donde el tiempo contaba, donde existe el tiempo; y a causa de eso, entonces, usted entonces es una persona de tantos años; pero una persona que ha dado más vueltas alrededor del sol entonces tiene más años. ¿Por qué? Porque ha dado más vueltas alrededor del sol —en el lugar donde se encuentra.

Entonces, encontramos que eso es lo que ocasiona que usted tenga tantos años, porque han vivido más en este planeta Tierra y ha visto más el sol que otras personas. Encontramos que no hay otra solución.

Eso es lo que los científicos quieren hacer: ellos quieren salir de este planeta Tierra, y al salir de este planeta Tierra, si lo lograsen hacer, entonces ellos lograrían salirse ¿de qué? De tiempo; y al salirse de tiempo, entonces ellos podrían lograr ¿qué? Ellos podrían lograr vivir eternamente, si llegan a salirse de tiempo, que es lo que los limita (tiempo y materia, y estas cosas, son lo que los limita a ellos), y entonces pasaría eso. Pero, si Dios no le dejó al hombre allá alargar la mano, menos se las dejará alargar a los científicos.

Y conforme a la Escritura la ciencia dejará de ser [1 Corintios 13:8]. Si Dios le dejara seguir adelante; pero Dios ha dicho que ellos van a ser detenidos.

Encontramos que la detención de ellos es ¿cuándo? Conforme a la Palabra eso es en la Tercera Etapa, cuando habrá un jinete sobre un caballo, y ahí al hablar, dice que la Tierra se va a estremecer y los científicos van a ser confundidos.

Bueno, encontramos que todo esto, fíjese, de lo cual estamos hablando, encontramos que Jesús resucitó en el primer día de la semana, primer día de una nueva semana.

Encontramos que si Dios va a traer a Sus hijos a una resurrección, Él tiene que hacerlo como siempre lo ha hecho. Él trajo a esta Tierra a una resurrección en el primer día de la semana, que viene a ser el día domingo; y Dios trajo a Jesús a una resurrección, y con Él trajo a los santos que partieron en el pasado, y lo hizo también en el primer día de la semana, que vino a hacer el domingo: domingo de resurrección.

Y Dios ha prometido traer los santos del Nuevo Testamento, Él ha prometido traer a los escogidos de estos dos mil años aproximadamente de trato de Dios con los gentiles, Él ha prometido traerlos a resurrección, y tiene que hacerlo ¿qué día? No lo puede hacer - no lo puede hacer cualquier día; porque Él no puede salirse del orden de Su Palabra. Él cada vez que hace algo, Él lo hace tomando Su Palabra, tomando Su plano, que es Su Palabra, y repitiendo Su mismo plano en nuevas edades, nuevas dispensaciones y nuevos tiempos, en donde Dios ha prometido hacer cosas; y Él no falla Su promesa.

Por lo tanto, para Dios no es una cosa difícil Él hacer lo que Él ha prometido; más bien para los seres humanos es que es difícil poder entender el Plan de Dios. Pero el que quiera entenderlo, tiene que saber que Dios obra siempre de la misma manera.

Por lo tanto, como Él obró en tiempos pasados a través de la historia bíblica, Él obrará en este tiempo. Por lo tanto, sabemos que Él así lo ha prometido y Él así hará.

Son tantas las cosas que Él ha prometido para este tiempo, las cuales han de ser…, más bien lo que será la historia del pasado. Nosotros estamos viviendo en el tiempo en que haremos la historia del pasado.

Ahora, vea usted, leer la historia del pasado es algo maravilloso; y usted cuando lee la historia del pasado le gustaría haber sido alguno de los personajes del pasado; pero nosotros hoy estamos viviendo en el tiempo que en que estamos haciendo la historia de este siglo XX, y que allá en el Milenio y en la eternidad, la historia que se contará del siglo XX, será la realidad que nosotros hemos vivido. Siempre la historia verdadera es la realidad que vivieron los del pasado.

Por lo tanto, nosotros estamos haciendo historia, e historia de la buena. Estamos en una parte, y la parte final de la historia del ser humano, de la historia de los hijos de Dios. Y estamos viviendo en la historia de los hijos de Dios en el día de Luz, en el día de resurrección, en el día primero de la semana; y siempre el día primero de la semana es el día más grande y más glorioso de todo.

Encontramos, que es el día que da comienzo… [CORTE DE AUDIO @42:10]… el mismo Dios por Su Palabra hablada trajo a realidad todas aquellas cosas que fueron habladas. El día primero fue el día que dio comienzo y que introdujo A aquellos otros días de la semana, y las cosas que habrían de acontecer en aquellos otros días.

Fue también el día domingo el día primero de la semana que resucitó el Señor; y fue aquel día el que dio comienzo y el que introdujo las nuevas cosas de la nueva dispensación que estaría viviéndose por aproximadamente dos mil años en la Dispensación de la Gracia o segunda dispensación. Si no hubiera llegado aquel primer día de la semana, aquel domingo, la historia que tenemos de dos mil años aproximadamente de Dispensación de la Gracia, no hubieran sido posible haberse efectuado esa historia.

Por lo tanto, siempre el primer día de la semana es el día que da comienzo, es el día que introduce el resto de las cosas que Dios hará en esos otros días. Pero si llega a venir un día eterno, entonces en ese día eterno - en ese día eterno entonces ocurren todos los demás días, o los demás tiempos o las demás cosas que Dios ha prometido hacer.

Ahora, fíjese, en dos mil años de dispensación de la Gracia, de trato de Dios con los gentiles, en dos mil años de trato espiritual de Dios con los gentiles, vinieron a acontecer o vinieron a vivirse siete días. Y usted dice: “¿Y cómo puede ser posible que en dos días se puedan vivir siete días?”. Bueno, delante de Dios, un día es como mil años. Por lo tanto, dos mil años de la Gracia equivalen a dos días delante de Dios. Y en esos dos días delante de Dios, vino a vivirse las siete edades de la Iglesia, que vienen a ser siete días (hablando en términos espirituales), siete edades: siete días, que son tipificados por los siete días de la semana. Y todo esto se vivió en dos días delante de Dios.

Por lo tanto, delante de Dios solamente lo que lo que le tomó a Dios tratar espiritualmente con los gentiles fue dos días, aproximadamente dos días. Encontramos que, finalizando esos dos días, finalizando esos dos mil años aproximadamente, encontramos que entonces tiene que entrar otro tiempo. Y note usted que siempre los días comienzan en la tarde. Los días al comenzar en la tarde, tenemos que entender que un nuevo día que haya de aparecer, se entrelaza con el día que está pasando; y eso ocurre en el tiempo de la tarde.

Encontramos, que después de los siete días de trato de Dios con los gentiles, después de las siete edades de la Iglesia, y comenzó: lunes, martes, miércoles, jueves, sábado…, jueves, viernes y sábado, y eso son las siete edades la Iglesia. Comenzó con: Éfeso, que fue el primer día: lunes, o sea, que fue el segundo día —segundo día conforme a los días de Dios— porque primer día fue domingo; primer día fue domingo.

Ahora usted tiene que entender esto: el tiempo - el tiempo de Dios es conforme a como Él lo establece en lo espiritual o en lo literal; y usted tiene que entender cuándo Dios está tratando en términos espirituales y cuándo Dios está tratando en términos literales.

Fíjese, encontramos que esas siete edades de la Iglesia representan los siete días de la semana, pero también encontramos que esas siete edades de la Iglesia existieron en un tiempo de noche, de oscuridad.

Ahora cuando usted puede ver a través de la Escritura que existieron en tiempos de oscuridad, eso nos muestra que las siete edades de la Iglesia ocurrieron mientras el pueblo estaba en este lado y el sol acá; por lo tanto, Dios tenía que tener una estrella y la colocaba acá arriba, y esa estrella tomaba la luz del sol, él estaba viendo la luz del Sol para alumbrarle en esa hora de la noche; porque son siete vigilias que vivió - vivieron las siete edades de la Iglesia (están representadas por siete vigilias); y entonces esa estrella le reflejaba la luz del Sol a la Iglesia del Señor que estaba en este lado, en este lado del tiempo de Dios, en este lado de la Tierra. Luego encontramos que así pasaron las siete vigilias, los siete tiempos de la noche.

Ahora, como los días siempre comienzan por la tarde, encontramos que siempre por la tarde hay luz, pero después viene la oscuridad, y después viene la mañana.

Ahora yo le voy a mostrar la Luz de la tarde; la Luz de la tarde en el tiempo pasado, lo cual señalaba la Luz de la tarde en este tiempo también. Vean ustedes, si en este tiempo final hubo la Luz de la tarde, y que fue…, ¿qué fue la Luz de la tarde? Fue la Palabra de Dios viniendo en un mensajero para restaurar al pueblo al lugar original.

Ahora, la Luz de la tarde - la Luz de la tarde fue vista también allá en el tiempo en que todavía no habían comenzado las siete edades de la Iglesia, cuando todavía no habían comenzado a las siete edades de la Iglesia…, porque las siete edades de la Iglesia vinieron a la existencia en el tiempo de la noche, pues antes del tiempo de la noche era la tarde, y en el tiempo de la tarde allá había Luz; y aquella Luz que había era la luz que estaba en medio del pueblo en aquel tiempo. Y aquella Luz estuvo brillando en medio de ellos.

Aquella Luz fue la Palabra en Su Primera Venida, ¿ve usted? Y luego encontramos que el grupo que recibió la Palabra en aquel tiempo, tenía la Luz de la tarde; porque allí se entrelazaron, allí se entrelazaron ¿qué? Se entrelazaron tiempos, edades y dispensaciones. Luego esa misma Luz que salió allá, es la misma Luz que regresa nuevamente ¿para qué? Para seguir alumbrado.

Ahora, vea usted que todo eso es conforme al Plan de Dios. Por eso entonces, acá a través de Malaquías, capítulo 4, tenía que venir la Luz de la tarde, ¿para qué? Para mostrarnos un nuevo día que estaba por comenzar; una nueva edad, la cual sería una edad eterna.

Encontramos que esa misma Luz de la tarde allá, vino a ser la Luz de la tarde acá. Estamos hablando de dispensación allá y de tiempo allá, a un tiempo acá; y quiero que ustedes me entiendan, porque también podemos mostrarla aquella Luz como la Luz de la mañana; pero eso depende desde el ángulo que uno mire lo que está hablando y lo que está oyendo.

Estamos hablando ahora de tiempo y de eternidad. Y en cuanto a eternidad, allí fue mostrado —en el tiempo de la Primera Venida del Señor—, allí fue mostrado ¿qué? El tiempo en que aquella Luz en ese tiempo de la tarde comenzó a brillar, y estaba hablando ¿de qué? Estaba hablando de una vida eterna, estaba hablando de un tiempo eterno que habría de venir. Y cuando decimos tiempo eterno, al decir tiempo, si usamos la palabra “tiempo” con el sentido de lo que quiere decir “tiempo”, pues está limitada; pero vamos a hablar de eternidad, estaba hablando de eternidad, y Él dijo que era la vida, que Él era la Luz, Él era la eternidad.

Y allí Él comenzó a mostrarse; pero de momento aquella Luz dejó de brillar allá en Palestina e Israel, y luego encontramos que esa Luz vuelve a brillar ¿para qué? Por toda la eternidad a todos aquellos que le han de recibir en Su Segunda Venida.

Aquí, pues la explicación que hemos estado dando, si usted no vigila, usted puede confundirse un poco; porque hemos estado explicando estas cosas y hemos estado incluyendo edades… [CORTE DE AUDIO @52:44]… edades es una cosa y dispensaciones son otra cosa.

Por lo tanto, encontramos que el que los hebreos, los judíos, rechazaran aquella Luz que brilló en medio de ellos, eso dio lugar a que entonces esa Luz - esa Luz viniera a brillar para los gentiles a través de un mensajero en cada edad.

Pero esa Luz nunca fue vista en las edades de la Iglesia alumbrando directamente a los que vivieron en las edades de la Iglesia, a causa que las edades de la Iglesia ocurrieron en el lado oscuro, del lado oscuro; y entonces al ocurrir del lado oscuro, Dios tuvo que tener un mensajero para cada edad que aparecía en cada tiempo; pero en la séptima vigilia, en la séptima vigilia encontramos que es que aparece el clamor. Y el clamor, entonces al aparecer, recuerde que el último mensajero anuncia que ya el sol está por brillar y que ya entonces terminan las edades de la Iglesia, anuncia que ya las edades están por terminar, y entonces cuando termina el séptimo mensajero de dar su Mensaje, él entonces lo que hace es preparar al pueblo que está en este lado, prepararlo y decirle: “Ya pronto ustedes van a ver directamente el sol brillando, las estrellas…”.

Recuerden, las estrellas podían ver el sol, y principalmente la última más que todas ellas. La primera también; la primera dice: “¡Je! Yo fui al Tercer Cielo y vi cosas que no puedo mostrarle ustedes; solamente lo único que puedo es alumbrarle con esto que me es dado para alumbrarle, pero el resto tengo que guardarlo” [2 Corintios 12:2-4]. Y la última estrella dijo que fue al Paraíso, la última estrella dijo que vio también a Jesús; la última estrella podía ver directamente porque estaba arriba, no estaba acá dentro, no estaba detrás, aunque estaba alumbrando aquí, pero él estaba en una en una dimensión más alta que el resto del pueblo; y así han estado todas las estrellas.

Encontramos que el séptimo, la séptima estrella dice: “Y ahora, yo les tengo que preparar a ustedes para que ustedes reciban (¿qué?) para que ustedes reciban directamente la luz del Sol; ya el pueblo, ya las edades terminan con este mensaje que yo les estoy dando; y luego, al terminar, entonces viene la mañana. Al llegar la mañana ustedes van a ver el sol, van a verlo directamente con los ojos de ustedes; ustedes no me necesitaran más a mí. Y aún si yo estuviese, ustedes no me verían a mí, ustedes verían al Sol”. ¿Han notado ustedes que cuando sale el sol las estrellas no se ven? Sin embargo, hay estrellas, hay mensajeros, pero lo único que se ve es el Sol.

Y entonces esa séptima estrella les dijo: “Ahora hay una señal que ustedes van a ver por la madrugadita, ya saliendo el día, ya saliendo ese día, ya en la mañana, en ese primer día, en ese primer día de la semana que será domingo; porque ustedes están viviendo actualmente en el séptimo día, y es de noche, ustedes están viviendo en la séptima edad y por eso yo les tengo que dar luz”. Esa séptima estrella, ese séptimo mensajero tenía que darle luz, y por eso tuvo que darle luz, tuvo que darle el Mensaje que le fue dado para darle al pueblo para restaurarlos nuevamente a su condición original.

Entonces él dice: “Yo tengo que darle la luz que me es dada para darle ustedes. El sol me da esa luz, yo la recibo del Sol, pero recibo la que tengo que dar. Después que yo termine, entonces ustedes serán alumbrados directamente con la luz del Sol, y todo lo que yo no le pude dar ni los otros mensajeros, ustedes lo van a recibir directamente del Sol”.

O sea, que ustedes no tendrán ya más necesidad de siete mensajeros en las siete edades de la Iglesia para que les dé luz, porque lo que ellos podían darle era solamente un poquito para cada edad. Pero cuando ustedes estén directamente delante del Sol, la luz será tan brillante y habrá tanta luz, y no se acabará ese día, de tal manera que las cosas que San Pablo y que los demás mensajeros, incluyendo al séptimo mensajero, la séptima estrella, que las cosas que ellos no pudieron darles a ustedes, porque ellos tenían la luz ordenada que tenían que darle; pero cuando terminó el tiempo de ellos, se acabó ya entonces no pueden darle más luz.

Entonces, cada uno de los mensajeros pudo dar la luz que recibió, y no podían dar más luz de la que habían recibido.

Encontramos a San Pablo, dio la luz que recibió de parte de Dios, de parte del Sol; y así también encontramos a cada uno de los mensajeros, encontramos a Lutero que la luz que recibió esa fue la luz que le dio. Encontramos que recibió un rayito de luz.

Recuerde que hay tiempo donde las estrellas se ven más y hay tiempo donde las estrellas se ven menos; hay tiempo donde se les ve más luz a las estrellas y hay tiempo que se le ven menos luz a las estrellas.

Encontramos entonces, que Lutero dio aquel rayito de luz que recibió “el justo por la fe vivirá” [Habacuc 2:4; Romanos 1:17]: Justificación; y en esa luz caminó el pueblo, porque no había nadie más que pudiera dar más que esa. Y él mismo no podía dar más luz de la que había dado.

Luego, encontramos que de ahí no pudo salir: Justificación. Él no pudo dar más luz con relación a los diferentes temas bíblicos que hay; no le podía dar, no le podía iluminar - no podía iluminar al pueblo en otros temas bíblicos que hay en la Palabra de Dios. Por lo tanto, tenía que dejar esas otras cosas quietas; y lo único que podía era conjeturar (si quería conjetural), pero en cuanto a decir: “Esto es de esta manera”, darle la luz correcta sobre ese tema, no podía hacerlo; el tema que él tenía era Justificación: “el justo por la fe vivirá”, de eso y nada más; de ahí no se podía salir. Si se salía de ahí se salía conjeturar.

Cuando se puso a hablar de los judíos, no supo lo que estaba hablando. Si hubiera él tenido la luz completa con relación al tema de los judíos, hubiera dicho… (recuerde que Lutero era alemán), Lutero hubiera dicho: “¡Cuidado! ustedes compatriotas alemanes, ¡cuidado con tocar a los judíos! Porque ese es el pueblo de Dios, y aunque Dios ha parado el trato de Él con los judíos, Él lo ha hecho para tratar con los gentiles a través de las siete edades de la Iglesia; pero cuando terminan las edades de la Iglesia, el tiempo de los judíos, el calendario de ellos comienza a caminar de nuevo, ¡así que tengan cuidado con ellos!; porque el que los bendiga, será bendito, pero el que los maldiga, el que los persiga, el que trate de destruirlos, la maldición que le cae a ellos, al que los persiga, es tan terrible que no se podrá levantar”.

Busque a Hitler, ni lo encontraron, no se sabe ni dónde está; así que hubiera sido mejor que Lutero no se hubiera puesto a hablar de los judíos, porque no tenía suficiente luz para hablar de ellos.

Pero, el hermano Branham, dice: “Pero Lutero hizo lo máximo con la luz que tenía, con la que tenía hizo lo máximo e hizo lo que podía hacer”. Cuando trató de meterse en otro territorio que le tocaba a otra persona para hablar sobre Israel, cuando se metió en terreno de otro, no pudo dar luz sobre ese tema.

Por lo tanto, entonces, encontramos que Lutero no era un profeta (eso es lo que dice el hermano Branham), ¿verdad? Eso es lo que dice el cuarto Elías. Si hubiera sido un profeta no hubiera hecho lo que hizo; porque un profeta no puede contradecir lo que otro profeta ha dicho. Oh entonces, ¿para hablar de los judíos hay que ser un profeta? Para no hablar contrario a lo que ya Dios ha hablado con relación a los judíos.

Entonces, encontramos, que luego vino Wesley y vino con el Mensaje de Santificación; y de ahí no podía salirse, porque esa era la luz que recibió del Sol para alumbrar en la edad que le correspondió.

Luego vino la edad pentecostal, la edad de Laodicea, y la luz para la edad de Laodicea fue la luz de la restauración de los dones; y de ahí no podía salirse. Para la edad de Laodicea no podía haber otra clase de Mensaje.

Y luego que terminan las edades de la Iglesia, entonces hay un resumen en el tiempo de la tarde, para decir la historia de todo lo que pasó en las edades de la Iglesia, y entonces anunciar lo que ha de venir …[CORTE DE AUDIO @1:03:52]… y ahí la séptima estrella hace un buen trabajo.

Tenía tanta luz que pudo hablar sobre los diferentes temas; y aún pensaba hablar, dar la luz completa sobre el Séptimo Sello, sobre los Truenos, sobre todas las cosas que hay ahí dentro, pero el Señor le dijo: “Mm, mm, eso déjalo quieto, eso no te toca a ti; eso será cuando el Sol salga en la mañana, ese domingo de resurrección, ese primer día de la semana, cuando salga, eso quedará claro; eso quedará tan claro que ese Séptimo Sello - ese Séptimo Sello, ¿sabe lo que es? Ese Séptimo Sello es la salida del Sol, y cuando vean el Sol que ha salido, eso es el Séptimo Sello.

Entonces la séptima estrella advierte al pueblo, la séptima estrella prepara al pueblo y les dice: “Ahora ustedes van a recibir una señal antes que amanezca por completo, antes que ustedes vean el Sol cara a cara, luego de la séptima estrella, ustedes van a ver algo muy importante, ustedes van a ver la Estrella de la Mañana, que es la estrella que se ve de día, que es la estrella que se ve cuando está amaneciendo; las demás estrellas no se ven, pero esa sí se ve. Por lo tanto, cuando ustedes vean la Estrella de la Mañana brillando, cuando ustedes vean esa Estrella…”.

Recuerden: esa Estrella está brillando y esa Estrella ¿será quién? La Escritura dice que Él es la Estrella de la Mañana, el Señor es la Estrella de la Mañana, por lo tanto, cuando vean esa Estrella aparecer por la mañana, cuando ustedes vean esa Estrella, eso que estarán ustedes viendo será la Venida del Señor; ustedes estarán viendo la Venida del Señor, aunque de momento no lo entiendan, pero después que vean el Sol, ustedes verán primero la Estrella, pero después que hayan visto la Estrella, ustedes verán el Sol.

Recuerden que la estrella y el sol salen por ahí mismo, se ven por el mismo lado; la estrella de la mañana es la estrella más cercana al sol.

Por lo tanto, entonces, entonces esa Estrella será la señal de la salida del Sol, será la señal de un nuevo amanecer, será la señal de ese primer día de la semana, será la señal del domingo, será la señal de la resurrección, será la señal de que ha llegado el día de la resurrección.

Por lo tanto, hablando del Señor, nos es dicho que Él es la Estrella resplandeciente de la Mañana.

Por lo tanto, esa Estrella comenzará - comenzará ¿cómo? A alumbrar como una estrella; y quizás muchas personas dirán: “Pero es que no han de haber más estrellas, más mensajeros; la última era la estrella número siete, el mensajero número siete”. Pero es que la Estrella de la Mañana no pertenece a la noche, no pertenece a las edades de la Iglesia; la Estrella de la Mañana pertenece al día. Y lo único que la Estrella de la Mañana hace ¿es qué? Decir que el Sol está detrás de él.

Entonces la Estrella de la Mañana lo que hace es dar testimonio de que el Sol ha salido, de que ha llegado el Sol de Justicia, de que la Venida del Señor ha aparecido, ha acontecido ¿cuándo? ¿Cuándo se levantó? El primer día de la semana.

Entonces encontramos que tiene que ser el primer día de la semana que el Señor se levante, que el Señor aparezca a Su pueblo; y tiene que ser en la mañana en donde Él se revela, se da a conocer a Su pueblo ¿cómo qué? Como el Sol de Justicia, como el Sol que viene a alumbrar, que viene a brillar para dejar todo en claro; y entonces no habrán más dudas, no habrán más preguntas, y a medida que el sol comienza a brillar, comienza a dar luz, ahí no habrá una porción de luz, sino que será toda la luz. Y ya entonces el pueblo de Dios que ha terminado las edades de la Iglesia, porque ya entonces no será de noche para el pueblo de Dios, sino que será por la mañana.

Y recuerde que después que terminan las siete vigilias y las siete vigilias, la última termina a las 6:00 de la mañana, entonces de 6:00 a 9:00 es que ocurre ¿qué? El rapto. Entonces ahí es que el pueblo de Dios viene a ver al Sol brillando, alumbrando, de la manera que nunca antes le había visto. Y todo lo que fue anunciado por los profetas y por los siete mensajeros que habría de acontecer, entonces con sus propios ojos los escogidos que vivan en el final de la séptima edad, los que vivan ahí y son predestinados, entonces salen de la séptima vigilia. ¿Y hacia dónde cogen? La séptima vigilia fue de 3:00 de la madrugada a 6:00 de la mañana. O sea, ahí en ese lapso de tiempo está la séptima vigilia.

Recuerde que en eso, el hermano Branham dice que la que las vigilias son divididas en tres partes; entonces en esas tres partes de la vigilia de la noche, están incluidas las siete edades de la Iglesia.

Encontramos entonces que de 9:00 a 12:00 es una vigilia, de 12:00 a 3:00 en la segunda vigilia y de 3:00 a 6:00 de la mañana la tercera vigilia. Y la edad de Laodicea vive en los últimos tiempos o las últimas horas de la séptima vigilia.

Al vivir en la última hora, luego de la séptima vigilia, ¿qué es lo próximo que hay? El rapto. ¿Y para dónde va a coger el pueblo del Señor? ¿Va a coger para la primera edad, segunda o tercera? Eso sería coger de nuevo ¿para qué? Para la noche. Y si coge para la noche, entonces necesitaría una estrella arriba para reflejarle una porción de luz para esa edad.

Por ejemplo, si coge para la primera edad, necesitaría a San Pablo que venga para la que le predique el Mensaje para esa edad, porque otro mensajero no serviría para esa edad; entonces tendría que pedirle a Dios que le envíe a San Pablo.

Si coge para la segunda, pues necesitaría que venga el mensajero de la segunda edad para traerle el mensaje.

Y si coge, así por el estilo, para la tercera, necesita el tercer mensajero. Si coge para la cuarta, necesita el cuarto mensajero. Si coge para la quinta, necesita que venga Lutero. Si coge para la sexta, necesita que venga Wesley. Si coge para la séptima, necesita el séptimo mensajero, ¿ve?

Entonces encontramos que, si coge y sale fuera de las siete vigilias, ¿para dónde coge? Coge para la mañana; entonces se encontrará en el primer día de la semana, se encontrará en domingo: domingo de resurrección; en un domingo, el cual nos habla de eternidad. Por eso entonces, en ese domingo de lo que se habla es de cosas eternas; ya no se hablará de las cosas que correspondían para las edades de la Iglesia para practicarse en este tiempo, porque ya las cosas viejas pasaron, y las cosas de las siete edades de la Iglesia ya pasaron, ya terminaron.

Por lo tanto, entonces, en ese día de resurrección, en ese primer día de la mañana, ¿de qué fue que le habló el Señor? ¿De qué era que le estaba hablando por 40 días? No sabemos cuántos sermones predicó en esos 40 días; no sabemos si venía todos los domingos a donde ellos, a hablar con ellos. pero la cosa es que el tema del cual les hablaba era del Reino de Dios.

¿De qué será en este primer día de la semana, en este domingo de resurrección, en donde el pueblo de Dios resucita a un nuevo día, se levanta a un nuevo día? ¿De qué será el tema? ¿Cuál será el tema? ¿Cuál será el Mensaje que se tratará en ese tiempo? Será el Mensaje del Reino de Dios.

Por lo tanto, el Mensaje del Reino será el Mensaje correspondiente para el día de resurrección. Y estamos en el día de resurrección; y no es día literal, hablando del día de la semana, si no un día espiritual, una edad espiritual, la cual es una Edad eterna, que no tiene fin; por lo tanto, se habla del Reino de Dios.

El Mensaje del Reino de Dios es el Mensaje correspondiente para ser predicado; y conoceremos al mensajero de ese día eterno por la clase de Mensaje que él tendrá. Él no tendrá el Mensaje de Justificación ni tampoco el Mensaje de Santificación; aunque en su Mensaje se habla de santificación, se habla de justificación y se habla de todo, pero ya es una obra que debe estar hecha en cada uno de los escogidos; ya esa es una obra que Dios ha estado haciendo en cada escogido y esa es una obra que ya usted conoce. Entonces se habla ¿de qué? El Mensaje habla del Reino de Dios. Se habla de ese tema y se muestra ese tema, de tal forma que no habrá duda, no habrá sombra de duda en los escogidos, con relación a ese tema.

Será un tema que a medida que la luz del Sol alumbre, a medida que va pasando el tiempo, aunque estamos en eternidad, pero al decir “el tiempo”, quiere decir a medida que los rayos del Sol siguen alumbrándonos, y a medida que vamos viendo y oyendo la Luz que emana el Sol de Justicia en Su Segunda Venida, entonces todos esos temas que no habíamos entendido antes, vienen a ser tan claros para nosotros, de tal manera que realmente si nos podemos a meditar, yo les preguntaría a ustedes y ustedes me contestarían, y yo sé cuál sería la contestación que ustedes me darían: me van a decir que no.

¿Quiere ver que ustedes me van a decir que no? ¿A cuántos les gustaría haber vivido en la primera edad? ¿En la segunda, tercera, cuarta, quinta, sexta o séptima? ¿A cuántos les gustaría pertenecer a algunas de esas edades? Pasamos por la séptima, pero volando; no pudimos ser detenidos allí porque éramos hijos del día, hijos de resurrección. Y los primeros frutos de la resurrección son tomados, son cosechados en este tiempo. Los primeros frutos de la resurrección son cosechados en el día de resurrección, en el día octavo… [CORTE DE AUDIO @1:17:37]…

…que es una Edad eterna; cuando se habla de 8 [∞], se habla de eternidad. cuando usted escucha que estamos hablando del día octavo de la edad octava, estamos hablando de eternidad, de cosas eternas, de una Edad eterna; por lo tanto, siendo una Edad eterna, entonces metidos dentro de esa Edad eterna, eso ocasionará que nosotros seamos pasados estando vivos, pasados, ¿qué? ¿Al sepulcro? A eternidad, esa es la promesa. “Y nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la Venida del Señor, hasta que la veamos, los que la veamos no seremos delanteros a los que durmieron; porque el mismo Señor con Aclamación, Voz de Arcángel y Trompeta de Dios” [1 Tesalonicenses 4:16-17], ¿ve?

Descenderá del Cielo y nosotros… y los que han partido resucitarán primero, y nosotros que vivimos seremos transformados. Ellos resucitan, ¿en qué día van a resucitar los muertos en Cristo? ¿En qué día resucitó el Señor? El día octavo, el domingo en la mañana. ¿En qué día es el día que está señalada la resurrección para los santos que han partido en las edades pasadas? ¿Qué día fue que resucitaron los santos del Antiguo Testamento? Domingo en la mañana con el Señor que resucitó y fue la cabeza de todos ellos.

Por lo tanto, si los santos del Antiguo Testamento resucitaron domingo de resurrección, los santos del Nuevo Testamento tienen que resucitar domingo de resurrección, y ese domingo de resurrección es la edad octava, la Edad de la Piedra Angular, el día número ocho, que es la Edad del Hijo del Hombre.

Esta no es la edad de Lutero, ni de Wesley, sino la Edad del Hijo del Hombre. Y si es la Edad del Hijo del Hombre, entonces es una Edad eterna, es una Edad en la cual los muertos en Cristo tienen que aparecer en esta Edad de la Piedra Angular, y en la mañana; y eso quiere decir mucho. En el tiempo de la tarde no podía ocurrir la resurrección, con la Luz de la tarde no podía ocurrir la resurrección, porque la resurrección allá ocurrió por la mañana. Por lo tanto, la Luz de la tarde lo que hace es dar testimonio de la Luz de la mañana, que va a venir para traer a los muertos en Cristo.

Por lo tanto, estamos en el tiempo de resurrección, estamos en el tiempo en que los muertos en Cristo tienen que aparecer de un momento a otro. Allá cuando aparecieron, le aparecieron a sus familiares, aparecieron a muchas personas allá, y tuvieron compañerismo, confraternidad; y acá tiene que ser de la misma manera. Pero ¿en qué día fue que resucitaron? En el día domingo.

Así que, estamos nosotros viviendo en las primeras horas del día de resurrección. Estando viviendo nosotros las primeras horas del día de resurrección, tenemos que entender entonces, que él no está mu… [CORTE DE AUDIO @1:21:36]… y que Él no está en el sepulcro denominacional. ¿Ve usted?

Cuando Él resucitó, Él no apareció en el sepulcro; Él apareció fuera del sepulcro. Por lo tanto, usted puede ver, usted puede entender, que en Su Venida Él no aparecerá en el sepulcro denominacional, sino fuera del sepulcro.

Entendemos entonces, bien la hora en que estamos, entendemos que la humanidad en este tiempo está celebrando la resurrección del Señor, lo cual fue algo glorioso, lo cual fue algo muy importante; y sin esa resurrección no estaríamos nosotros aquí. Pero también tenemos que entender lo que esa resurrección representa en este tiempo en su repetición. Todo lo que Dios ha hecho en el pasado, Él lo ha estado repitiendo para hacerlo en nuestro siglo presente.

Sabemos entonces que aquello mostró lo que Él habría de hacer en este tiempo en Su Segunda Venida.

Por lo tanto, conociendo estas cosas, sabemos que tenemos la promesa de parte de Dios, todos los que han sido predestinados, todos los que son escogidos, tienen la promesa de Dios para ser transformados. todos los que han sido predestinados para ser transformados tienen la promesa de Dios para ser transformados.

Por lo tanto, no estamos esperando morir, no estamos esperando el día de nuestra muerte; estamos esperando el día de nuestra transformación, que será en alguno de estos días, de este Día. ¿Me entendieron? En alguno de estos días que la gente cuenta con día y hora, en algunos de estos días de este Día glorioso de Dios, del Día de la Piedra Angular, en el cual nosotros estamos viviendo.

Nosotros hemos entrado a un Día eterno… [CORTE DE AUDIO @1:24:16]...

… el problema de que si fulano está muy delgado o el otro está muy grueso, ahí no va a haber ese problema.

Encontramos que tampoco va a haber el problema de que usted tendrá que decir: “Fulano de tal ya se está poniendo muy viejo”; y el que es bastante mayorcito decirles a los muchachitos: “Mira, tú eres muy jovencito, salte de aquí, esta es conversación ya de personas mayores”. Todos seremos iguales, todos seremos jóvenes; y todo eso en este Día.

Seremos glorificados, seremos transformados, tendremos nuestros cuerpos glorificados, esa es la promesa que Dios nos ha hecho. Y nosotros, que vivimos en este Día de resurrección tenemos la promesa de no ver muerte; agárrese bien de esa promesa y viva como debe vivir: vidas santas agradables a Dios, porque eso es agradable a Dios.

O sea que porque estamos en este Día eterno, en este día glorioso de resurrección, usted no puede pensar que puede vivir como quiera y va a ser transformado. No. Santidad, justificación y santidad eso es parte de la vida diaria suya, eso tiene que estar en usted; porque Dios dijo: “Sed santos, porque Yo soy santo” [Levítico 11:44], dijo Dios. Por lo tanto, ya eso tiene que estar en usted.

Y personas que viven en una Edad eterna, entonces ellos son las personas de las cuales habló el apóstol Pablo que no todos habrían de morir; entonces eso que no habrían de morir, cuando habló de esos que no habrían de morir, estaba hablando de nosotros, estaba hablando de los escogidos de este tiempo. No es que le tengamos miedo a la muerte; sabemos que tenemos la promesa también de que “el que oye la Palabra tiene vida eterna, y no vendrá a condenación” [San Juan 5:24]. Y también Él dijo: “El que cree en mí, aunque esté muerto vivirá” [San Juan 11:25].

Así que, si se muere va a ser resucitado; no hay ningún problema con vivir o morir. Lo único es que Dios ha hecho una promesa de que los escogidos, los santos que vivan en el tiempo final y sean raptados, sean levantados a la Edad eterna, la Edad de resurrección, la Edad de la Piedra Angular, entonces han de ser transformados y después han de ser trasladados a otra dimensión. Hay un rapto espiritual y hay un rapto literal.

El rapto literal es más más sencillo que el rapto espiritual. ¿Por qué? Porque al rapto literal van a ir todos los que entren al rapto espiritual, o sea, que no va a haber ningún problema. Difícil es querer entrar al rapto literal sin haber entrado al rapto de espiritual; eso es imposible.

Si es imposible, pues entonces se cumple en toda persona que trate de hacer el rapto de literal, se cumple la parábola ¿de qué? La parábola del que entró a la cena sin vestido de boda. ¿A qué Cena? A la Cena de las Bodas. Por lo tanto, fue echado a la tribulación.

Así que, podemos ver esas cosas, podemos entender todas esas cosas de una manera sencilla; se ha hecho tan sencilla para todos nosotros todas estas cosas, todos estos temas. Dios ha estado alumbrándonos en todos esos temas de una manera tan poderosa, que han sido, han sido hechos tan claros para nosotros que podemos ya entenderlo.

Todo ha sido tan claro en este tiempo, que aún el misterio del Séptimo Sello, aun lo que los Truenos hablaron, y los Truenos son los que revelan el Séptimo Sello; todo eso ha sido tan claro, la Luz de la Palabra ha estado brillando tan poderosamente que ha hecho tan claro todos esos temas ante nuestros ojos que podemos ver todo eso, toda la revelación de eso, podemos ver el cumplimiento de esas promesas de una manera tan clara que no hay quien nos pueda decir que no es así.

Cualquier persona que pueda decir o quiera decir que no es así, pues es que el Sol o lo ha cegado, o se encuentra al otro lado donde lo que hay es oscuridad. Si se encuentra en Laodicea, Laodicea está en oscuridad completa. Si se encuentra en otra edad, las edades están en la oscuridad completa, por lo tanto, desde allí no se puede ver.

Así que, usted tiene que ver, usted tiene que entender la hora en que nosotros vivimos.

También nos ha sido dicho, nos ha sido dicho que la Venida del Señor, cuando Él venga, cerrará, cegará los ojos de los teólogos; eso es dicho en el mensaje, en el mensaje “Tratando de hacer servicio a Dios fuera de Su voluntad” o “Haciendo servicio a Dios fuera de Su voluntad” [pág. 35, párr. 175], el último mensaje en español que salió. Ahí se encuentra eso escrito, y lo dijo el cuarto Elías.

Ahora, fíjese una de las cosas que la salida del Sol en la mañana dice que hará con los ojos de todos los teólogos, que los cerrará. ¿Y qué es eso? Imagínese por la mañana, cuando cualquier persona se levanta acabando de abrir los ojos y llega a ver el sol alumbrando en toda su fuerza, cuando los abre queda ciego. ¿Ve usted?

Por lo tanto, hubiera sido mejor haber madrugado, y cuando estaba amaneciendo ya, ponerse a buscar la estrella de la mañana; y cuando la viera, la Estrella de la Mañana le iba a señalar ¿qué? Iba a identificar el Sol naciente, iba a identificar ¿qué? La Venida del Señor, iba a identificar el Séptimo Sello.

Pero al salir de golpe, cuando ya el sol está caliente y una persona acabar de levantarse de dormir, queda completamente ciega. Imagínese, el sol acá en lo natural, dicen que no lo miren así fijamente porque le quema la retina de los ojos, de la vista; y si eso sucede en lo en lo literal, cómo será en lo espiritual para los teólogos. Es que hay que ver las cosas de la manera correcta.

Pero recuerde que la promesa es para los escogidos, que aunque el sol esté brillando, y en esas primeras 3 horas de la mañana de 6:00 a 9:00, aunque esté brillando, el águila puede mirar directamente al sol y no se le daña la vista; y puede volar - puede volar ¿de dónde? Del corral de las gallinas donde había sido criado primero, puede volar de ahí de la edad de Laodicea, y subir arriba a la Edad de la Piedra Angular, desde donde él oye el llamado: “Sube acá, tú no eres de allá, sube acá; tú no eres un pollito, tú no eres de la edad de Laodicea, tú no eres un pentecostal. Sube acá arriba, tú eres de acá de donde son las águilas,” ¿ve? Y al subir allá, entonces se encuentra bien allá arriba, entre águilas; y Dios se muestra Él mismo como un águila también.

Por lo tanto, allá arriba sí se encuentra cómodo, recuerden que fueron dos veces que mamá águila clamó. Él clamó en el tiempo de la tarde y después en el tiempo de la mañana.

En el tiempo de la tarde, encontramos que, según explica el cuarto Elías, con relación al llamado que mamá águila le hace a su hijo que está allá abajo en el corral de las gallinas, encontramos que dice que mamá águila pasó y vio que allá estaba su hijo, y clamó y lo llamó, y él le dijo... ella le dijo: “Sube, sube acá arriba, vuela”. Él dijo:

—“Pero yo no he sido enseñado a salir de esa, de la edad de Laodicea, yo no he sido enseñado a salir hacia otra edad, yo no he sido enseñado a volar por los aires”.

Entonces mamá águila le dice:

—“Brinca, sube, mueve tus alas”.

Él da su brinquito, pero…

—“No, no, no, he sido enseñado a estar acá, nunca he hecho eso, nunca he salido de aquí”.

Y vuelve mamá águila y da otra vuelta en el tiempo de la mañana, y en ese otro brinco, que ese pichón de águila tiene que dar, ahí mamá águila para que no falle, le dice, lo instruye bien y le dice: “Mira, extiende bien tus dos alas, extiende bien ese doble ministerio que tú tienes para volar para arriba; extiéndelo bien, tu ala derecha y tu ala izquierda, extiéndelo bien y luego comienza a mover esas dos alas, comienza a moverlas fuertemente y brinca hacia arriba”. Y cuando ese pichón de águila hizo eso, se elevó hacia arriba, porque se elevó. En la segunda ocasión fue que logró salir de allí adentro.

¿Y cómo le diría su madre de crianza? La gallina y los pollitos. ¿Cómo lo mirarían hacia arriba irse? Bueno, seguro que mirarían: “Ya mismo cae por ahí, por ahí todo destruido”. ¡Pero qué va!, él iba escoltado por mamá águila.

¿Cómo le diría a mamá águila cuando estarían allá volando? “Hijo, tanto tiempo estuve buscándote, yo sabía que tú estabas allá abajo; y ahora ha llegado el momento de encontrarme contigo y de sacarte de allá. Así que, en este día de resurrección, ha sido resurrección para ti, porque ha salido de esa edad de Laodicea, de ese sepulcro denominacional; y ahora has subido conmigo, y ahora te voy a llevar a un sitio, donde vas a conocer a tu otro hermanito. Te voy a llevar de arriba ,a lo alto, donde ahí te vas a encontrar con los santos de la Dispensación de la Gracia; y no solamente con ellos, sino que también luego te vas a encontrar con las demás águilas, vas a conocer las demás águilas de todos los tiempos pasados; vas a conocer a Abraham, a Isaac, a Jacob, vas a conocer a todas esas águilas del tiempo pasado, más tus hermanitos los santos del Nuevo Testamento”.

Así que, esa es la promesa; para eso es que nos ha subido allá arriba, para eso es que hemos volado hacia arriba, porque es el tiempo de encontrarnos nosotros con ellos y ellos con nosotros, en ese día de resurrección; en ese glorioso amanecer de resurrección es que ellos regresan. Por lo tanto, estamos en un tiempo muy hermoso.

Aquel domingo de resurrección fue domingo de luz, la luz literal estaba saliendo en ese domingo en la mañana. Pero la Luz espiritual se había levantado también en esa mañana porque Él dijo: “Yo soy la Luz del mundo” [San Juan 8:12].

Así que, en esa mañana y en eso domingo había habido algo que no había acontecido en los otros domingos: dos luces se habían levantado; la luz literal, que representaba la luz espiritual; y la luz espiritual era aquel que dijo: “Yo soy la Luz del mundo”.

Por lo tanto, allí estaba brillando para los escogidos de aquel tiempo, estaba brillando la Luz de la humanidad, la Luz que estaba saliendo en un nuevo día. Y juntamente con Él estaban saliendo y estaban apareciendo también los santos del Antiguo Testamento que vinieron con esa Luz. Por lo tanto, podemos ver que, con la Luz del domingo de resurrección, con la luz de esta mañana gloriosa, esa Luz es la que trae a los santos del Antiguo Testamento; porque Él era esa Luz.

Así que, ustedes pueden ver qué Luz en la que trae a los santos del Nuevo Testamento. No es la luz de Lutero, ni la luz de Wesley, ni la luz de la séptima edad, es la Luz de ese nuevo amanecer, que no pertenece a las siete edades de la Iglesia, sino que pertenece ¿a qué? A la Edad eterna, la Edad de la Piedra Angular, la Edad del Hijo del Hombre.

Y ahí al terminarse de tocar la Trompeta, entonces tienen que aparecer los santos del Nuevo Testamento.

Yo creo que ya estamos finalizando, yo creo que no falte mucho del tocar de esa Séptima Trompeta; pero al finalizar tiene que haber una resurrección literal de los santos del Nuevo Testamento. Con esa luz somos nosotros perfeccionamos y con esa misma luz son ellos traídos, esa misma luz es la que los trae a ellos.

Así que, en esta mañana de resurrección, en esta mañana gloriosa, mañana en lo literal y en lo espiritual, esta mañana gloriosa, creo que para nosotros en lo espiritual es más glorioso que lo que es en lo literal; porque en lo literal, esta mañana de este domingo ya se ha estado yendo, ya estamos - ya estamos en el mediodía. Pero en lo espiritual esta mañana de domingo de resurrección comenzó en el 74, y todavía estamos de 6:00 a 9:00.

Por eso, siendo de 6:00 a 9:00 eso, señala que habrá un lapso de tiempo para todos los que son escogidos puedan subir en ese rapto de espiritual, para después poder subir en la traslación literal. De 6:00 a 9:00 la luz de la mañana, la luz del Día de resurrección, estará brillando ¿para qué? Para recoger ¿a quién? A los escogidos que están vivos y a los escogidos que han partido en las edades de la Iglesia.

Así que, vean ustedes, esa etapa de ese día octavo, esa etapa cubre de 6:00 a 9:00; así que hay 3 horas de diferencia —3 horas o 4— 3 horas o 4 de diferencia, en la cual usted tiene que entender que los que no vienen a la primera hora, pues vendrán después a la segunda o a la tercera, los que no llegaron a las 6:000…

Recuerde que cuando Jesús resucitó, no todos llegaron a las 6:00 de la mañana, no todos llegaron en la madrugada; así que, unos llegaron primero, después otros llegaron más tarde, y así por el estilo; unos llegaron en cierta hora, otros llegaron a otra, pero la cosa es llegar.

Por lo tanto, sabemos que todo escogido que haya, aunque no haya llegado todavía, tiene que llegar, aunque sea como Tomás.

Por supuesto que Tomás llegó bastante tarde, bastante tarde llegó Tomás por no estar, por no estar junto con aquellos que habían visto al Señor ya resucitado, que habían visto la Venida del Señor.

Por no estar con aquellos que habían visto la Segunda Venida, por no haberlos oído, oyó solamente los rumores y decía: “Bueno, no; un momento, ustedes me cuentan, me cuentan que el Séptimo Sello ha sido dado a conocer, que los Truenos han emitido Sus voces, me cuentan del Nombre Nuevo, me cuentan de esto y de lo otro. Mm, mm, yo si no veo - yo si no veo no creo. Yo si no veo esto y veo esto otro y veo esto otro, no creeré”.

¿Qué querrá decir eso? La pregunta es, ¿qué querrá decir eso para este tiempo? ¿Querrá acaso decir eso que hasta que ellos no vean a los judíos recibiéndole y creyendo y diciéndole: “¿Qué heridas son estas en Tus manos y Tus pies?” Y Él diciéndole: “Con estas fui herido en la casa de mis amigos”. Y ellos se lamentarán y llorarán.

¿No estarán tratando de ver esas mismas señales? Esas fueron las señales que quería ver Tomás. Por lo tanto, no queremos esperar ese tiempo; desde la madrugada antes de ver el sol salir, la Estrella de la Mañana. O sea, fíjese, la Venida del Señor es mostrada como Estrella de la Mañana saliendo y como el Sol de Justicia. Primero estrella: mensajero; y segundo: el Sol de Justicia. Los dos tipifican la Venida del Señor.

Por lo tanto, entonces, nosotros tenemos que entender esas cosas y tenemos que dar gracias a Dios que la mayoría de los que estamos aquí en esta mañana o en este día domingo, llegamos domingo bien temprano, salimos a buscarle para recibirle y le encontramos domingo temprano. Bueno, el resto que venga después, pues se habrá perdido todas las demás bendiciones que habían venido antes.

Así que, la bendición para los que llegan primero ¿es qué? No tendrán que lamentarse de haber tardado tanto tiempo en haber llegado; pero el que llega después, se ha perdido todo lo que vimos del 74 para acá. Y después, pues imagínese, ¿cómo estarían los demás discípulos que vinieron después a los últimos y Tomás? “¿Y qué fue lo que dijo el primer día? ¿Qué fue…?” Y el segundo, ¿y la tercer vez? Bueno, así pasa.

¿Qué fue sucedió en la primera hora de la mañana, a las 6:00? Y después a las 8:00, y después a las 9:00. ¿Qué fue lo que sucedió? ¿Qué fue lo que fue hablado? ¿Qué fue lo que hizo? Mire, aunque llegue a lo último dele gracias porque llega; porque malo es no llega nunca. Pero recuerde que lo que lleguen últimos, los que lleguen último como Tomás, y aún como los dos caminantes de Emaús tienen una buena, una buena reprimenda (podríamos decir) o un buen elogio. Ellos habían oído, ellos sabían de lo que se estaba hablando, pero ellos fueron incrédulos a las cosas que habían oído que estaba sucediendo, y no quisieron ir para averiguar.

Así que, a los caminantes de Emaús… [CORTE DE AUDIO @1:48:40]… en el día de resurrección les dice ¿cómo? Les dice: “Incrédulos, incircuncisos de corazón, tardos para oír, para oír y creer lo que los profetas dijeron que habría de suceder en este tiempo” [Hechos 7:51]. Tardos e incrédulos para oír y creer lo que el cuarto Elías dijo que habría de acontecer en este tiempo. Y a Tomás le dijo: “Mira Tomás, ven acá, mete tu mano aquí en mi costado, en mis manos y no seas incrédulo” [San Juan 20:27].

Así que, la bendición y el elogio no es para los últimos que llegan; aunque lleguen no hay ningún elogio para los últimos que lleguen. Porque el que llega último habiendo oído de las cosas que estaban sucediendo, y si llegan… [CORTE DE AUDIO @1:49:51]… es porque no creyeron cuando oyeron de las cosas que estaban pasando. Si hubieran creído, hubieran dicho: “Así hablaron los profetas de Dios, desde el primero hasta el último profeta, que fue el precursor de todas esas cosas que están sucediendo y que estamos oyendo que están sucediendo. Así que el precursor de todas esas cosas que estamos oyendo que están sucediendo, fue el cuarto Elías. Por lo tanto, si Él dijo que estas cosas habrían de suceder de esa manera y están sucediendo, vamos a ir”.

Recuerde, los caminantes Emaús, los caminantes de Emaús se encontraron con el Señor, no cuando fueron - no cuando fueron, sino cuando Él vino a ellos [San Marcos 16:12-13; San Lucas 24:13-35]. Pero las mujeres que fueron allá para encontrarle Jesús se encontraron con Él, porque ellas fueron [San Mateo 28:1-10; San Marcos 16:1-8; San Lucas 24:1-12; San Juan 20:1-10]. Es mejor ir para encontrarse y no encontrarse con Él porque Él venga.

Recuerde que cuando Él vino a ellos, ellos se iban, e iban desilusionados: “Todas las cosas que Él nos dijo falló, ya es el tercer día y…”. Y así se lo dijeron a Él, le dijeron: “¿Tú eres turista aquí? ¿Tú no sabes lo que ha estado pasando aquí? Lo que ha estado pasando aquí, algo tremendo, algo terrible. Jesús Nazareno es un joven, un joven profeta de Nazaret, al cual nosotros seguíamos y al cual nos había dicho que lo iban a matar y que al tercer día Él iba a resucitar. Él creía eso y nosotros estábamos creyendo eso, y hace 3 días atrás lo mataron; y Él dijo que al tercer día se iba a levantar y ya es el tercer día y no lo hemos visto, no hemos visto nada de lo que Él dijo que iba a hacer.

Y nosotros estábamos en Jerusalén esperando que Él se levantara; y ya nos hemos tenido que ir de Jerusalén; así que ya la cosa está tan difícil que nos… ya nos vamos para Emaús, y allá pues nos quedaremos por allá. Solamente hay una… ha habido algo que nos ha inquietado un poco, pero no lo creemos tampoco; pero algo, algunas noticias ahí, Tú sabes que siempre que pasa algo así, siempre aparecen noticias para confundir a la gente, y han aparecido unas noticias por ahí que unas mujeres de las seguidoras de Él, una de nuestras… de las que pertenecía al grupo de nosotros, unas mujeres ahí pues que fueron por la mañana allá al sepulcro para preparar Su cuerpo”. ¿Qué preparar Su cuerpo, para qué? Y no estaba esperando que Él resucitara, habían comprado una especie, usted sabe, para embalsamarlo y eso; porque no habían tenido tiempo de hacer ese trabajo antes, se les había olvidado que Él iba a resucitar (parece) lo querían embalsamar.

Entonces, y si hubieran habido, usted sabe por ley allá que se le hiciera la autopsia para saber de qué había muerto, pues le hubieran hecho también todo ese trabajo. Pero ¿qué pasó? Cuando fueron, pues ellas dicen que no lo encontraron, y que un Ángel allí, pues les apareció a ellas y les dijo: “No está aquí, ha resucitado”. Y entonces luego…

“Y que Él les apareció a ellas y les dijo que vayan a Galilea, porque allí Él se va a mostrar a todos los discípulos. Así que, esas son las noticias que tenemos; y luego también oímos que alguien más, uno: Cefas, cuando supo eso salió corriendo para allá, para el sepulcro, y cuando llegó allá no había nadie. Así que, esas son las noticias que hay, pero son noticias sin fundamento por causa de que nosotros no lo hemos visto”.

¿Y acaso porque ellos no lo hubieran visto Dios no había cumplido Su promesa? Estaban exactamente como Tomás, el mismo espíritu de incredulidad que tenía Tomás lo tenían ellos; porque ellos, si no lo veían no creían lo que se estaba anunciando de que Él había resucitado.

Entonces, ellos le cuentan esa historia al mismo, que ellos decían que les había prometido que iba a resucitar y que no había resucitado. Y Él entonces comienza… [CORTE DE AUDIO @1:51:00]…

… así dijo el salmista David y así dijo el profeta Fulano de tal y así dijo el profeta Isaías, y así dijo el profeta Jeremías, y así dijo el profeta Ezequiel. Y comenzó a buscar las partes que cada profeta había hablado de Él, de Su muerte y de Su resurrección.

Imagínese, viajando con Él a pie por todo ese trayecto. ¡Qué tremendo Mensaje les predicaría! Un Mensaje bastante largo; porque ahí donde está la historia de cuando el Señor caminó con ellos, dice que comenzó a citarle desde los salmos y los profetas, todo lo que habían dicho de Él; así que imagínese, un buen Mensaje de unas cuantas horas.

Una lástima que estos dos caminantes a Emaús no se recordaran de todo lo que predicó el Señor a ellos en esa en esa ocasión y lo hubieran escrito para que nos hubieran dejado de ese Mensaje de resurrección que predicó Jesús. ¡Qué tremendo Mensaje de resurrección les predicó Jesús a dos de Sus discípulos, y no sabían quién era el que les estaba predicando! Y estaba predicándole a ellos caminando; o sea, que para predicar la Palabra no hay problema, se puede predicar en diferentes maneras.

Ahora nosotros venimos aquí a adorar a Dios y nos sentamos quietecitos para oír la Palabra; pero, por ejemplo, cuando algún hermano, el hermano Bermúdez o alguno de los ministros va viajando en un avión y va hablándole del Mensaje a otra persona, va predicando y van viajando; o si van caminando o si van en un automóvil, y se va predicándole, está dando un Mensaje ahí; y a lo mejor no sea tan corto como uno que podamos predicar acá, quizás puede ser un Mensaje de 10 horas de vuelo o de 5 horas de vuelo, y así pues el tiempo pues no se notará mucho.

Pero encontramos que fue un glorioso Mensaje que el Señor les predicó a ellos identificando todo lo que pasó, ¿con qué? Con la Escritura, porque Dios toda cosa que hace, lo tiene que hacer de acuerdo a lo que está escrito. Él no puede hacer nada fuera de lo que ya está ahí ya en Su Palabra, Él tiene que obrar de acuerdo a Su Palabra.

Entonces, vemos que el Señor también en esa mañana les predicó también a aquellas mujeres, aquellas hermanas que fueron al sepulcro; cuando les apareció les predicó y les dijo, les dio la encomienda de que se fueran, les avisaran a todos los discípulos para que lo esperaran allá en Galilea. Y esos fueron los dos Mensajes que predicó (me parece) en esa mañana de resurrección; uno a aquellas mujeres, un Mensaje cortitito; pero el más largo fue aquel otro, aquellos caminantes de Emaús. Y fue un Mensaje ¿de qué? Un Mensaje de juicio, un Mensaje de reprimenda por la incredulidad que ellos tenían, que no habían creído a lo que los profetas habían dicho de lo que habría de suceder; y aquellas mujeres sí lo creían y lo habían visto. Así que, encontramos que el resto lo vería en otro lugar.

Bueno, esto puede representar muchísimas cosas, cuando se cumpla todo el Plan de Dios veremos, entonces miraremos para atrás y veremos los tipos y figuras, y verá que cuadraran una… los tipos y figuras con las cosas que han de pasar; al igual que las cosas que han estado pasando, usted los lleva al pasado y usted puede ver que todo cuadra, encaja perfectamente, con las cosas que pasaron en el pasado.

Así que, estando nosotros viviendo en este tiempo tan glorioso, tan hermoso, en este Día de Luz; porque este es un Día de Luz, esta es una mañana de Luz; y siendo una mañana de Luz, la Luz seguirá alumbrando y llegará hasta Israel. Lo mismo que nosotros creemos, los mismos Truenos que nosotros oímos, el mismo misterio del Séptimo Sello que nos es abierto a nosotros y que nosotros recibimos y creemos, es lo mismo que ellos recibirán y creerán, es la misma cosa; y eso es entonces el Evangelio yendo de los gentiles hacia los judíos —el Evangelio del Reino; porque el Evangelio del Reino es el Evangelio que se predica en el día de resurrección, en el tiempo de resurrección. Y de eso es que se habla en ese día, y de eso fue que el Señor les habló después que Él resucitó, y les estuvo hablando de ese tema por 40 días.

En ese tiempo el ministerio del Señor ¿fue cuál? El ministerio de predicarles el Evangelio del Reino, predicarles sobre el Reino de Dios; y por eso después que Él terminó de predicarles sobre el Reino de Dios en esos 40 días, cuando se fue ahí, le preguntan ellos: “Bueno, hemos oído sobre ese tema; y ahora ¿cuándo le restauras el reino a Israel?”. Si le llega a decir dentro de dos mil años aproximadamente, ¡qué noticia hubiera sido para ellos!

Pero Él le dijo: “No toca a ustedes saber el tiempo y las sazones, así que no les toca a ustedes saber en qué tiempo eso va a suceder, no les toca a ustedes saber si va a suceder segunda, tercera, cuarta o quinta o séptima, no les toca a ustedes saber eso; así que estén quietecitos que cuando llegue al grupo que les toca saber eso, Yo regreso a ellos y comenzaré a hablarles nuevamente del Reino de Dios, comenzaré a predicarles nuevamente del Reino de Dios, y será nuevamente un domingo, será nuevamente un día de resurrección, será nuevamente por la mañana; y entonces yo les explicaré a ellos cuándo será ese tiempo. Y en ese tiempo en que yo comienzo a hablarles de eso, entonces ese es el tiempo en que estaré introduciendo el Reino y entonces eso será la introducción al Milenio; eso será la introducción al Reino Milenial y eso será la introducción a todas las cosas que están en el futuro.

Recuerde que siempre hay una introducción, y la introducción al Reino Milenial, la introducción es antes del Milenio. Y la introducción al Milenio, la introducción al Reino de Dios es conforme a como fue mostrado allá en el Monte de la Transfiguración, que Él dijo que algunos no verían la muerte hasta que vieran al Hijo del Hombre viniendo en Su Reino.

Ahora, fíjese, si allá Él dijo que algunos allá no verían la muerte, aquellos que no verían la muerte allá representan los que no verían la muerte acá. Y ellos vieron un hombre allá, y aquel hombre que ellos vieron, aquel era el que habría de venir; por lo tanto, ellos lo vieron y lo vieron cambiado, se cambió, se transfiguró delante de ellos.

Fíjese, ellos subieron con Jesús de Nazaret, y cuando está allá arriba, cuando ellos lo ven, vieron Su rostro cambiado, transfigurado; y eso lo que nos muestra es lo que en este tiempo final está señalado que tiene que suceder. En la subida arriba entonces es que hay un cambio, una transformación. Y cualquiera... Y que el Hijo del Hombre tiene que venir en Su Reino cuando Él regresa - cuando Él regresa entonces Su rostro está cambiado.

Los que vieron la Venida del Señor, la Primera Venida, cuando le ven en Su Segunda Venida, ven que Su rostro ha cambiado, que no es el mismo rostro, está cambiado; y entonces eso ocurre en la parte de arriba del Monte. Eso ocurre entonces arriba en la Edad de la Piedra Angular.

Por eso es que, entonces ahí al ocurrirle esas cosas es mostrado que Él viene en Su Reino con Moisés y Elías.

Entonces, para poder ver al Señor viniendo en Su Reino en Su Segunda Venida, hay que ver, hay que verlo con Moisés y Elías, hay que verlo con el ministerio de Moisés y Elías a Su lado, uno a cada lado.

Por lo tanto, entonces esa es la manera que está prometido que Él regresa en Su Segunda Venida en el día octavo, en el sía de resurrección, porque Él viene, ¿para qué? Para resucitar a los santos que han partido en los tiempos pasados y transformarnos a nosotros. Ese es el propósito de Su Segunda Venida.

Por lo tanto… [CORTE DE AUDIO @2:05:22]… la importancia de lo que los Truenos hablaron. y sabiendo la importancia de eso, nosotros queremos estar entre aquellos que puedan decir: “Nosotros llegamos en la primera hora de la mañana; nosotros no esperamos hasta que llegara Israel, el cual tiene que llegar. Por lo tanto, ya nosotros estamos… [CORTE DE AUDIO @2:06:04]…

…lleguemos a todas las cosas y a todas las bendiciones que Dios nos tenga; que por incredulidad ninguno de nosotros vaya a quedarse para lo último. Si no que estemos siempre - que estemos siempre llegando a la hora primera en las cosas del Señor; eso siempre es lo que hemos deseado en las cosas del Señor, y eso siempre es lo que lucharemos.

Y los primeros que llegan, pues tienen que esperar a los que faltan por llegar; pero es mejor esperar a los que faltan por llegar, que venir de camino para donde están los que ya llegaron.

Mientras se va de camino hay muchos obstáculos, hay muchos problemas, hay muchas inconveniencias, pero el que ya llegó, lo único que tiene que hacer es sentarse a esperar; y mientras se sienta a esperar en el lugar seguro, pues se come todo lo que estén sirviendo, se toma todo lo que le den para tomar; y cuando los últimos lleguen: “Bueno, ¿no hay nada por ahí para mí? Estoy en todo ese camino, en toda esa trayectoria he estado sufriendo de hambre, de necesidad; y ustedes no saben lo que me ha costado para poder llegar”.

—“Bueno, nosotros hace rato llegamos y hemos estado comiendo, hemos estado de fiesta, en esta gran fiesta de esta Gran Cena del Cordero, hemos estado de fiesta y esta gran Boda, donde nos han estado sirviendo de todas las cosas que hay, así que nosotros estamos muy contentos. Los únicos problemas que tenemos son los problemas acá terrenales, que eso siempre los hay, pero lo espiritual Dios no nos ha faltado nunca; cada día hemos estado teniendo la Palabra, hemos estado teniendo lo que Dios quiere que nosotros sepamos. Y nosotros los vemos ustedes bastante flaquito”. Imagínese, llevan unos cuántos años sufriendo por ahí para acá y todavía no han llegado, y cuando llegan se ven tan débiles, están enfermos. Pero cuando ellos miran hacia los que ya llegaron, pues, imagínese con una buena dieta, pues imagínese cualquiera se pone gordito espiritualmente.

Bueno, eso es la realidad que cada uno experimentará. Y aunque de momento, mientras no hayan llegado, pueden pensar que cuando hablamos de esta manera sea criticando a alguien; no lo hacemos de esa manera. Sino que más bien lo que estamos dando testimonio de la bendición que tenemos y de lo tiempo que estamos, y que nos lamentamos y nos da mucho dolor que haya personas que estén sufriendo necesidad mientras hay tanto alimento para ellos.

Pero cuando lleguen, ellos se darán cuenta que no era ni por criticar, ni por hablar mal de ellos, sino que era más bien dando testimonio del gozo, del regocijo que hay en nuestros corazones; y que cuando ellos lleguen se darán cuenta de lo de lo que hay dentro del corazón nuestro y ellos desearan de lo mismo.

Y ellos, los que son escogidos van a recibir de lo mismo, de lo mismo que dijeron primero que no sabían si era verdad o si era mentira; de lo mismo que pudieron haber estado comiendo y bebiendo desde el principio, pues de eso mismo, a lo último tendrán que tomar y beber.

Lo que pasa es que cuando uno tiene suficiente tiempo para comer, come con calma, disfruta la comida, hablan los unos con los otros y se deleita en lo que está comiendo; cuando hay que comer de prisa, hay que comerse lo que hay, de prisa, sin perder ni un minuto.

Por lo tanto, entonces ya la cosa, entonces no es como es ahora. Cuando sea de prisa, la cosa va a ser de una manera más seria (como decimos nosotros); al decir “más seria”, no es que actualmente no sea seria, es seria siempre, lo único que nosotros tenemos suficiente tiempo, hemos tenido suficiente tiempo para ir - para ir por toda la Escritura probándolo por acá, por allá, en tipos, en figura, y en todas las formas lo hemos estado viendo a través de los Mensajes que están en la Palabra de Dios en el Antiguo Testamento, en el Nuevo Testamento, y todos los Mensajes que fueron predicados por el cuarto Elías; o sea que hemos tenido tiempo suficiente para ir cogiendo de aquí, comiendo, cogiendo por aquí, comiendo, hasta completar todo lo que nos vamos a comer.

Cuando los últimos lleguen no van a tener ese tiempo de decir: “Bueno, yo quiero comenzar y quiero el primer, lo primero que se sirvió 3 o 4 años atrás”. Usted sabe que en algunos restaurantes, cuando se va allí empiezan primero por una cosita por aquí, se la pone, y uno se come todito eso.

—“Bueno, ¿la comida dónde está?”.

—“Está allá en la cocina todavía”.

Luego le ponen otra cosita y se la comió. Y luego uno dice:

—“Ahora viene… no todavía, todavía hay otras cositas que hay que darle”.

Viene esto, se lo traen, se lo come también. En algunos lugares hasta le sirven una sopita, y uno dice:

—“¿Esa es la comida?”.

—“No, es para abrir el apetito”.

Y se lo comió también; y después viene esa comida tan tremenda, y a comérsela también; y después de eso: el postre.

No nos gustaría que nadie venga la hora del postre, ¿verdad? Que venga a la hora del postre a procurar la sopita, ¡je! El que venga a la hora del postre a procurar el aperitivo o a procurar lo que le abre el apetito a uno, usted sabe: “No, porque es que de momento comerse ese flancito, eso será para abrir el apetito”; no, eso es lo que lo último que se ha servido. O que aparezca cuando están sirviendo toda la comida: “Si me como eso sin abrir el estómago con algo livianito, ponerme yo a comer eso tan pesado, me puede caer mal al estómago”.

—“Bueno, es que ya lo livianito ya se sirvió y ya nos los comimos, ya eso pasó”.

Así que, hay que comer lo que se está sirviendo en el momento. Y cuando vengan los últimos - cuando vengan los últimos y no haya ni postre, bueno, entonces hay que decirle: “Bueno, ya el tiempo se les pasó, se acabó, y como no hay tiempo, pues, ¡¿qué vamos a hacer?!, si ya nos comimos lo que había, ya el tiempo para la comida se acabó, así que, prepárense, prepárense para la tribulación”.

Así que, en todo esto y en las cosas de Dios siempre están los que llegan primero, ¿por qué? Porque son creyentes que se agarran bien de la Palabra, y donde ellos seguida oyen que está pasando algo, ellos seguida chequean a ver si está prometido que algo así está pasando. Y si chequean y ven que está prometido algo así, bueno pues, lo próximo es: “Vamos para allá, vamos a ver con nuestros ojos qué es lo que está pasando, si cuadra con la promesa y si es la promesa cumplida. Bueno, si los demás no quieren, yo me quedo con la Palabra”.

—“No, que hay que esperar”.

—“Bueno sí, si hay que esperar, espera tú, pero ya yo, ya yo llegué y vi lo tenía que ver, y con esto me quedo yo, yo no te espero a ti. No quieras tú que yo espere por ti, para que yo espere por ti para yo recibir lo que lo que yo tengo que recibir cuando tú lo recibas; no, yo lo recibo porque eso es individual. Después que yo lo reciba y si tú… [CORTE DE AUDIO @2:15:32]… acá en la Palabra, no me vas a esperar tú allá, yo te voy a esperar aquí a ti.

Así que, cuando tú veas, ven a la Palabra que yo estaré con mis brazos abiertos para decirte: Me alegro, que Dios te haya ayudado para ver lo mismo que yo vi hace tiempo, y entonces tú me dirás: Bien estuvo que tú no esperarás por mí, porque fíjate todo el tiempo que yo he perdido y ahora lo que yo estoy en lamentándome de no haber venido cuando debí haber venido y he perdido todo ese tiempo. Ahora dime por dónde van. Muchacho si te empiezo a contar por dónde vamos, nos vamos a tener que quedar aquí todo el tiempo. Así que, coge un resumen ahí rapidito, y mira a ver cómo lo digieres; ya tú sabes que, ya tú sabes que es la verdad; por lo tanto, no te lo podré explicar con tanto detalle como yo lo pude oír, como yo le pude recibir, pero te lo voy a explicar ahí rapidito, y recíbelo así de esa manera porque no hay tiempo para mucha explicación”.

Bueno, pero que bueno es disfrutar con calma, disfrutar, saborearse en las cosas que uno está comiendo espiritualmente; porque cuando uno llega a tiempo, pues tiene tiempo para disfrutarlo todo; cuando uno llega ajorado y ya… fíjese cuando una persona llega a la casa que va a cenar, y va a cenar y seguida, si va a cerrar a las 6:00 de la tarde, si va a cenar o tiene compromiso para las 6:00 de la tarde, y llega casi a las 6:00 de la tarde, tiene que comerse lo que haya rápido e irse para donde va. Y yo creo que así ha de pasar con los que llegue tarde.

—“No, pero yo quiero una explicación más clara de esto, de lo otro”.

—“Acaba de comerte lo que hay, porque aún con lo que vas a recibir, aún con lo que vas a recibir, poco tiempo tiene para comértelo; si no avanzas…”.

Y yo creo que ese tiempo está llegando.

—“No, pero búsquenme por ahí en tal sitio y en tal sitio, dónde en el Antiguo Testamento y en el Nuevo Testamento o el cuarto Elías, en qué mensaje el cuarto Elías dice así”.

—“Hace tiempo que ya eso fue dicho y fue mostrado”.

¿Ve usted? Por lo tanto, entonces tiene que recibirlo, aceptarlo cuando oigan, sepan o no sepan en qué mensaje o en qué página está.

Recuerde que Jesús cuando predicaba Él no siempre decía el profeta tal, en tal capítulo dijo tal cosa. Él decía: “Así está escrito”. ¿Y dónde está eso? Búsquenlo si quieren, tantos años que tienen con los rollos de la Palabra ahí y no saben… [CORTE DE AUDIO @2:18:57]…

— “Eso yo lo leí hace años”.

Él podría decir:

—“Eso es allá cuando yo estaba creciendo, quién me crio a mí, me leía la Escritura, y eso yo lo oí que mi madre de crianza me lo leyó; y aún después que estaba grande, yo leía las Escrituras y eso lo leí yo. Por lo tanto, ustedes saben que eso está en la Escritura”.

Y sino, le decía:

—“El profeta Fulano de tal, Isaías dijo tal cosa”.

—“¿En qué parte?”.

—“Búsquelo ustedes”.

Cuando Él necesitaba buscar algo, Él lo buscaba; cuando necesitaba ir a la Escritura, cuando le dieron la Escritura del profeta Isaías, Él necesitó buscar tal Escritura, Él la tomó y no le dijo: “Mira, ¿dónde es que se encuentra tal sitio?”. Él mismo lo buscó, Él la conocía muy bien. La buscó, la leyó, y dijo: “Hoy se ha cumplido esto” [San Lucas 4:21]. ¿Qué más explicación tenía eso? Él no tuvo que estar buscando por acá para probar que se estaba cumpliendo eso. Él dijo: “Hoy se ha cumplido”: punto.

—“Si hubieran ido cuando yo estaba naciendo allá en Belén, pues entonces tuvieran ustedes, de ustedes mismos una explicación mejor para esto que yo estoy diciendo ahora”.

Así que, vean ustedes que yo creo que viene un tiempo en que no va a haber mucha explicación, yo creo que toda la explicación ha estado viniendo por muchos años; y cuando estas cosas pasen más adelante y Dios haga algo más, yo creo que no va a haber tanta explicación como ha habido por todos estos años. Pero no importa la poca o mucha explicación que haya, lo importante que Dios respalde lo que sea hablado.

Así que, usted puede ver que lo importante es que Dios respalde lo que ha sido hablado. Para nosotros, bueno ha tenido que ser, haber toda esa explicación porque nosotros hemos llegado bien por la mañana; en la madrugada llegamos y como llegamos en la madrugada, entonces hemos tenido suficiente tiempo para entonces ver por dónde está esto, dónde está esto acá, dónde fue prometido esto, dónde está prometido esto otro y ver todo el cuadro completo.

Así que, Dios respaldará esa Palabra que hemos recibido, esa Palabra que tenemos y esa Palabra que predicamos y esa Palabra con la cual vamos a donde quiera que vamos.

Él respalda y respaldará ese Mensaje del Evangelio del Reino; porque estamos en el día domingo, en el día de resurrección.

Y una de las vindicaciones grandes que vendrá para testificar de que este Evangelio del Reino que predicamos es el Evangelio que corresponde para este día en que vivimos, la vindicación más grande a la vista de las gentes, ¿cuál será? ¿Y a la vista de todo el pueblo? Será la resurrección de los santos y la transformación de nuestro cuerpo. Esa será la vindicación más grande que va a haber.

La vindicación más grande del cuarto Elías ¿sabe cuál es? El cuarto Elías dijo que la vindicación final de que el cuarto Elías es el mensajero precursor de la Segunda Venida del Señor, la señal más grande y la última señal y la última vindicación es: la Venida del Señor; porque el Señor en Su Venida testificará del cuarto Elías, y lo identificará y lo vindicará.

Así que, aunque hayan muchos ministros en la redondez de la Tierra que se atrevan a hablar mal, en contra del cuarto Elías, y decir que él dijo cosas que no se cumplieron, habrá Uno que le hablará del cuarto Elías y lo vindicará en todo. Así como Jesús habló de Juan el Bautista y dijo que era el mayor de todos los que habían nacido de mujer y que era el Elías que habría de venir en aquel tiempo, que era el precursor de Él [San Lucas 7:27-28]. Por lo tanto, la Segunda Venida del Señor al identificarse, también va a identificar y a vindicar al cuarto Elías.

Si la Segunda Venida del Señor no se cumpliese el cuarto Elías quedaría ¿cómo qué? Como un mentiroso; porque anunció y precursó algo que no se cumplió. Pero todos sabemos que él precursó, que él introdujo la Segunda Venida del Señor.

Después del profeta Juan el Bautista, el próximo profeta era la persona que él había precursado, era el Mesías. Y el Mesías cuando apareció era un profeta. Después de la aparición del cuarto Elías, del precursor de la Segunda Venida del Señor, el cual es un profeta, el próximo profeta después del cuarto Elías, será el quinto Elías y segundo Moisés, el cual será un profeta y será el profeta en el cual estará cumplida la Segunda Venida del Señor.

Por lo tanto, después del cuarto Elías está prometido que viene el Señor en Su Segunda Venida; el próximo profeta después del profeta Elías, después del cuarto Elías, será el Señor en Su Segunda Venida. Entre medio de la Segunda Venida del Señor Jesucristo y el cuarto Elías, no hay nada, no hay ningún otro profeta; está el profeta, el cuarto Elías, y después el próximo es el Señor en Su Segunda Venida; y cuando Él aparece será un profeta, y entonces será el quinto Elías y segundo Moisés, para cumplir también Apocalipsis 10 del 1 al 6 y Apocalipsis 11.

Así que, todo es tan sencillo, todo están claro para nosotros en este día por causa de que hemos salido, ¿de dónde? Hemos salido de la parte oscura de las edades de la Iglesia y hemos subido arriba, y entonces ya estamos en una posición en que el Sol nos está alumbrando directamente, y al estar alumbrándonos directamente ya todas las cosas se van haciendo claras. Cada vez que se habla de un tema, ese tema se hace claro a la vista nuestra y entonces las preguntas van desapareciendo.

Al ir desapareciendo nuestras preguntas, entonces nuestra fe, nuestra fe va obrando en nosotros, esa fe perfecta, esa fe de rapto, de tal manera que algún día nuestros cuerpos terrenales estarán - serán transformados.

Estamos nosotros en esta tarde o en este día, hablando sobre este tema el cual hemos tomado, que comenzamos el domingo pasado: “LA HISTORIA DEL SER HUMANO”; y en este tema de la historia del ser humano en este domingo hemos hablado del “DOMINGO DE LUZ”, para mostrar lo que es el domingo de resurrección, lo que es el domingo de luz y poder disfrutar de lo que aquel domingo estaba señalando que acontecería en este tiempo final. Para poder disfrutar de todos los beneficios de la resurrección, para poder disfrutar de todos los beneficios que hay en este tiempo en el cual nosotros vivimos.

“DOMINGO DE LUZ”.

Ese es nuestro día, esa es nuestra Edad, la Edad de eterna; primer día de la semana: día de resurrección, día de transformación, día glorioso en donde Dios cumplirá todas las cosas que Él ha prometido para este día.

“DÍA DE LUZ”, “DOMINGO DE LUZ”, en este tema de: “LA HISTORIA DEL SER HUMANO”.

Dios nos bendiga y Dios nos guarde en este “DOMINGO DE LUZ” en que nos encontramos, es más glorioso de lo que usted y yo nos podíamos imaginar… [CORTE DE AUDIO @2:28:53]… viendo de la manera que fue prometido.

¿Y cómo fue prometido? Fue prometido que todo sería en simplicidad; y ha estado siendo en tal simplicidad en este tiempo, que si usted con los sentidos tratase de ver las cosas antes de verla desde adentro, usted fallaría. Primero hay que verlas adentro con el sentido del alma para después de ahí pasarla a los sentidos humanos; y entonces usted ajusta, los sentidos suyos los ajusta a la revelación, los ajusta a la Palabra, los ajusta al cumplimiento de lo que Dios ha prometido ¿ve?

A lo mejor los sentidos de uno le pueden decir: “Pero ¿y cómo puede ser esto de esta manera, y…?” Entonces usted viene ajusta esos sentidos con lo que hay acá adentro, y entonces al ajustarlos, los va ajustando de tal manera, que después usted ve con sus sentidos de la manera que usted ha recibido acá; y entonces después usted dice: “Bueno, esto yo no lo podía entender bien, pero lo había recibido, pero ahora sí que lo veo bien”. ¿Ve?

Porque usted no se deja llevar por los sentidos, sino que ajustó, controló sus sentidos con lo que usted había recibido aquí adentro; entonces de ahí comienza a salir por sus sentidos, y después ya usted entiende el Mensaje en los sentidos, pero primero usted lo tiene acá.

Si usted trata de entender el Mensaje del Evangelio del Reino, el cual es el Mensaje que ha de ser predicado a los 144.000, si usted trata de entenderlo con los sentidos para después recibirlo acá, usted nunca lo va a recibir.

Así que, en este “DOMINGO DE LUZ”, en este “DOMINGO DE LUZ”, la Luz tiene que brillar adentro, en el alma, y ahí ha estado brillando; y ya podemos decir que ya entendemos algunas cosas, ¿verdad? Ya las entendemos acá, pero las tenemos hace tiempo acá dentro. Primero las hemos entendido, las hemos creído dentro; y ya pues ha sido el entrenamiento tan bueno de parte de Dios, que ya pues podemos con los sentidos también entender estas cosas, y son sencillas a nuestros sentidos actualmente.

Bueno, nosotros aunque entendemos estas cosas en los sentidos ya, no es porque la recibimos por los sentidos, sino que la recibimos acá dentro primero y de ahí las pasamos a los sentidos y de ahí las pasamos a obra; todo lo que vemos hecho y todo lo que hacemos, es la obra de lo que está acá adentro.

Por lo tanto, toda obra que es hecha conforme a la Palabra de Dios para esta hora, es la obra de lo que tenemos sellado acá dentro; y no hemos sido manufacturados, porque no trabajamos en los sentidos para hacer que la gente crea, sino que trabajamos dentro, en el alma, allá en el corazón, para que por fe, por revelación las personas entiendan, capten la revelación para esta hora, y luego después que la hayan captado, después la entenderán en sus mentes.

Dios nos bendiga, Dios nos guarde y nos ayude en esta hora; y démosle gracias a Dios por haber llegado en este domingo de resurrección, en este “DOMINGO DE LUZ”, en las primeras horas de la madrugada. Al llegar en las primeras horas de la madrugada, de seguro podemos ver la Estrella de la Mañana y luego el Sol en la mañana saliendo.

Dios nos bendiga a todos.

“DOMINGO DE LUZ”.