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El poder magnético 1977-11-27 1 Cayey PR 00:00:00 false

Buenos días amados hermanos, Dios nos continúe bendiciendo a todos en esta hermosa mañana.

En esta mañana deseo leer en el libro de Primera de Tesalonicenses, capítulo 4, vamos a comenzar en el verso 13. Dice así la Palabra del Señor:

“Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen, para que no os entristezcáis como los otros que no tienen esperanza.

Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios con Jesús a los que durmieron en él.

Por lo cual os decimos esto en palabra del Señor: que nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor, no precederemos a los que durmieron.

Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero.

Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor.

Por tanto, alentaos los unos a los otros con estas palabras”.

Oremos a Dios:

**Dios eterno, ante Tu presencia estamos en esta mañana, y te rogamos derrames de Tus bendiciones sobre nuestros corazones y nos edifiques a todos. Que Tu Palabra en esta mañana se haga carne en nosotros, oh Dios. Te lo ruego todo en el Nombre del Hijo de David. Amén.

Para esta mañana vamos a hablar sobre un tema sencillo, ya que esta promesa de la cual hemos leído ha estado cumpliéndose en parte y se terminará de cumplir pronto.

Por lo tanto, pueden sentarse, para hablar sobre estas cosas que están para cumplirse y también observar las que ya se han cumplido.

Todos estamos esperando nuestra transformación. No estamos esperando ser resucitados porque estamos vivos todavía; más bien estamos esperando no morir sino ser transformados; y para esa transformación tiene que venir el poder de Dios y hacer esa transformación.

Por lo tanto en esta mañana vamos a hablar sobre ese poder y vamos a llamarle: “El PODER MAGNÉTICO”.

Encontramos que Dios a través del cuarto Elías nos habló de estas cosas y nos dijo de la siguiente manera en el mensaje titulado “El Evangelio sobrenatural”…, y vamos a leer aquí en ese mensaje estas cosas que dijo el cuarto Elías para entonces ver nosotros lo que ha de suceder con nosotros en esta hora en que estamos.

Dice el cuarto Elías en el mensaje titulado “El Evangelio sobrenatural”1*,* página 26 y 27, dice:

“Hace algún tiempo estuve en Gary, Indiana, y me llevaron para mostrarme una de esas grandes fábricas de acero. Los hombres estaban trabajando y entonces sonó un pito y ellos pararon, las virutas fueron barridas de los pasillos (o sea, los pedazos de acero); y el hombre que estaba mostrándome los alrededores, presionó un botón… un gran electroimán descendió por el pasillo en una vía, y todas las partículas de acero fueron atraídas por el electroimán, y fueron cargadas para ser magnetizadas y ser nuevamente echadas dentro de una cúpula y ser moldeadas nuevamente (dentro de una caldera).

Mi guía preguntó: ¿Cómo le gusta eso?. Yo le dije: ALELUYA!. Él preguntó: ¿Qué es lo que pasa?. Yo dije: Yo solamente estoy pensando acerca de algo. Él dijo: Debió ser eso ¿qué es?. Yo dije: Yo estoy pensando en un gran electroimán allá en la gloria: uno de estos días Él va a descender, y este cuerpo viejo y débil Él lo sacará y lo volverá a hacer.

¿Por qué el electroimán no atrajo todas las partículas? Algunas de ellas son aluminio, ellas no son atraídas por el electroimán. Yo dije: Aleluya. Pero ¿por qué no subió ese pedazo de hierro?, él contestó: Porque está asegurado con pernos.

Hermano, yo estoy contento de cortar cada grillo, deja ir todo y piérdete en Cristo Jesús, nazca de nuevo y sea lleno con el Espíritu Santo, sea magnetizado por Su poder; que cuando Él venga te irás con Él. Deseo decir como dijo Pablo a fin de conocerle en el poder de Su resurrección, cuando Él me llame de entre los muertos, deseo salir fuera de entre ellos”.

Ahora, usted puede ver que esas partículas de metal tenían que ser magnetizadas por el electroimán para ser llevadas arriba y ser echadas en el lugar donde podían ser hechas de nuevo, lo cual representa lo que ha de acontecer con nosotros.

Tenemos que ser magnetizados por ese Electroimán, y eso ocurre en este tiempo en que Dios va a levantarnos a nosotros. No podemos estar atados aquí en la Tierra a ninguna cosa terrenal, porque de otra manera el Electroimán se lleva lo que se va a llevar, pero el que esté atado aquí a las cosas terrenales no puede ser levantado.

Por lo tanto, de eso es que nos está hablando el cuarto Elías. Y hay otros que no podrán ser levantados porque no son del mismo material del imán; por eso no pueden ser magnetizados. Recuerden que el Electroimán es la Palabra, y para ser levantados tiene la persona que ser magnetizada.

¿Y cómo podrá ser magnetizada por ese Electroimán si no es del mismo material del Electroimán? Por lo tanto, tiene que ser del mismo material, tiene que ser la Palabra desde antes de la fundación del mundo, tiene que ser un pensamiento en la mente de Dios desde antes de la fundación del mundo, el cual ha sido expresado en carne humana; y ahora usted, siendo un pensamiento de Dios, ahora se encuentra expresado, se encuentra hecho carne en ese cuerpo que usted está.

Y la promesa es que todos los que son simiente de Dios, todos los que son una parte de Dios, serán magnetizados por el poder de ese Electroimán. Y entonces podemos ser levantados, podemos ser entonces transformados, podemos ser hechos de nuevo. ¿Ve usted?

Entonces, necesitamos ser hechos de nuevo, pero fíjense ustedes que usted será tomado y hecho de nuevo; entonces usted encontrará que lo primero que tiene que suceder es que usted será magnetizado y entonces puede ser atraído por ese Imán, podrá subir en ese momento.

Y usted ha sido magnetizado y espiritualmente ha sido subido hacia arriba, hacia la Edad de la Piedra Angular. ¿Cómo logró subir? Porque usted fue magnetizado por el poder de ese Electroimán que se encontraba arriba y lo atrajo hacia arriba.

Y es como le dijo mamá águila al pichón de águila, le dijo: “Sube acá, tú no eres de allá abajo, tú no eres un pedazo de aluminio, tampoco tú estás allá como un pedazo de hierro amarrado allá; tú estás libre, por lo tanto sube acá”. Y aquel pichón de águila fue magnetizado por la voz de aquel que le hablaba, de aquella águila que estaba volando; y aquella águila le decía: “Sube acá”.

—“¿Y cómo podré subir si he sido enseñado que no puedo subir para allá arriba, que todo es acá abajo; que no se puede vivir allá arriba y que no se puede volar allá arriba todo el tiempo?, sino que hay que estar acá en este corral, este corral terrenal”.

Pero mamá águila le dijo: “Eso es allá para los pollitos; pero tú no eres un pollito, aunque estás con los pollitos; tú no eres terrenal. Tú eres un ave celestial, tú eres un águila. Tú has estado ahí en ese corral por algún tiempo, porque naciste ahí, tu cuerpo nació ahí, pero no eres de ahí”.

Entonces los escogidos han nacido aquí en esta Tierra, en estos cuerpos terrenales, pero no son de aquí; son de arriba.

Entonces él preguntó: “¿Y cómo podré salir de aquí? Lo único que he aprendido es brincar, y eso es lo único que sé. La gallina lo único que me ha enseñado es dar brincos, volar un poquitito en el corral, pero de ahí no salir; por lo tanto, no sé cómo hacer para volar como tú estás volando tan alto”.

Entonces mamá águila le dijo: “Tú tienes el equipo por dentro, tú naciste con el equipo para poder volar como yo, porque tú eres como yo, tú eres mi hijo”. Entonces él le pregunta: “¿Y cómo hago?”. Ella le dice: “Mueve tus alas, muévelas rápidamente; y brinca, y entonces saldrás de ahí”.

Encontramos que por dos veces mamá águila voló y le mostró la forma para salir de allí; y él en la segunda ocasión logró salir del corral de las gallinas y de los pollitos, que estaban allí pero no pudieron salir, ellos no tenían el equipo para salir; pero ese pichón de águila tenía dos grandes alas, y esas dos grandes alas fue el equipo que Dios le dio para poder salir de allí.

Entonces encontramos que hay una forma para salir, y esa forma para salir está dentro de ese que va a salir. ¿Por qué? Porque los que van a salir tienen el equipo ya adentro.

Fíjense, encontramos que los santos del Antiguo Testamento cuando resucitaron tenían que salir de aquí para ir a la otra dimensión, entonces encontramos que cuando llegó el momento de volar… porque ellos estuvieron aquí en la Tierra por unos cuarenta días apareciendo y desapareciendo, porque ellos ya tenían un cuerpo con el cual poder aparecer y desaparecer; pero llegó un día en que tenían que irse. Y entre ellos había uno que fue el primero, que fue las primicias, que fue el líder del grupo; y entonces cuando Él dijo: “Llegó la hora de salir, llegó la hora de irnos”…

Vean que ese líder del grupo también estaba apareciendo y desapareciendo así como los demás del grupo; pero el líder del grupo fue ese que había muerto pero que había dicho: “Al tercer día me levantaré”. Entonces encontramos que cuando Él dijo: “Llegó la hora de irnos, nos vamos de aquí”, entonces todos se reunieron y levantaron vuelo y se fueron.

Entonces encontramos que el pueblo que va a salir ha de levantar vuelo un día y se va a ir de aquí de esta dimensión; algún día será así; porque las dos grandes alas de águila que tendrá ese grupo, le va a sacar de aquí.

Esas dos grandes alas de águila sabemos que es el Señor en Su Venida, que nos levantará. Y está prometido que Él nos levantará. ¿Con qué nos levantará? Con Sus dos alas.

Entonces, tenemos que ser magnetizados; y el cuarto Elías nos dice que Él nos magnetizará, ese Grande Imán; y dice que ese Grande Imán es el Imán de la gloria.

Es Jesucristo ese Gran Magneto que nos magnetizará en Su Segunda Venida, nos recogerá; seremos recogidos ¿en qué? Encontramos que todas las partículas que son de la misma clase del material del imán, cuando llega el momento de ser subidas ¿dónde se pegan? En el electroimán. ¿Y dónde se pegarán todos los escogidos cuando llegue ese momento? En el Electroimán, en el Señor en Su Segunda Venida; ahí ellos se pegarán. Y entonces el imán se moverá de tal manera que tenemos que ser transformados, tenemos que ser colocados en la forma correcta para ser transformados.

Entonces, recordemos que estas son las cosas que el cuarto Elías nos ha dicho y esta es la forma que el cuarto Elías nos enseña que acontecerá en este tiempo. Ahora fíjense, él nos dijo… quiero leerlo, dice:

“Yo estoy pensando en un gran electroimán allá en la gloria; uno de estos días Él va a descender…”.

Ahora, fíjense lo que eso significa: ese Electroimán, el Señor Jesucristo, aquí el cuatro Elías nos dice que va a descender, que va a venir conforme al orden de Su Venida.

Ahora, ustedes recuerden que cuando el electroimán fue visto por el cuarto Elías que apareció, fue cuando aquel hombre hundió el botón, entonces apareció el electroimán. ¿Para qué? Para descender y recoger aquellas partículas de metal. Y luego que las tenía recogidas se fue otra vez hacia donde tenía que irse; pero no se fue solo, se fue con aquellas partículas de metal, porque eran parte de él, eran del mismo material. Y entonces el mismo poder magnético que estaba en el imán, estaba en las partículas; y por eso eran inseparables del electroimán.

Ahora, fíjense: “… y este cuerpo viejo y débil Él lo sacará y lo volverá a hacer”.

Ahora, ustedes pueden ver cómo en lo espiritual todo esto se ha estado moviendo, mostrando lo que en lo literal ha de acontecer con este cuerpo: será transformado, será hecho de nuevo, será hecho un nuevo cuerpo, un cuerpo glorificado.

Ahora, ustedes pueden ver cómo el Señor ha hecho una transformación en lo espiritual; y el Cuerpo espiritual, el Cuerpo del Señor, la Iglesia del Señor, el Cuerpo espiritual fue tomado y hecho de nuevo; fue llevado por el Electroimán a esa caldera y fue fundido - y se le metió fuego y entonces fue fundido, y entonces fue hecho de nuevo.

Y ahora ustedes pueden ver en esta Edad de la Palabra, en esta Edad de la Piedra Angular, cómo ha sido hecho de nuevo un nuevo Cuerpo en el cual el Señor ha prometido morar. Entonces encontramos en esta Edad de la Piedra Angular, en esta edad hebrea, cómo ha sido formado un nuevo Cuerpo: de aquel antiguo ha sido transformado a un nuevo Cuerpo; entonces el Cuerpo del Señor hoy, el verdadero Cuerpo del Señor, ha sido colocado en una posición glorificada en esta Edad de la Piedra Angular.

Por eso es que entonces podemos también encontrar al Señor en medio de ese Cuerpo, ¿en qué forma? El Hijo del Hombre glorificado. Por eso entonces, estando el Hijo del Hombre glorificado en medio del pueblo del Señor, entonces es invisible a la vista humana, pero es visible a través del velo de carne que Él usa para manifestarse.

Entonces Él se hace manifiesto a través de carne humana; y las obras que hace, lo identifican a Él, porque Él dijo las cosas que Él haría cuando Él viniese en Su manifestación.

Entonces el Hijo del Hombre se revelaría, se daría a conocer a través de carne humana en este tiempo final. Y eso es la revelación de Jesucristo conforme al libro de Apocalipsis, porque ese es el libro de la revelación de Jesucristo en este tiempo final, y ahí está la forma en que Él lo haría, en que Él se daría a conocer a Su pueblo en este tiempo final.

Eso fue mostrado en tipos y figuras en las edades de la Iglesia. Y como Él se manifestó, se dio a conocer en la porción que Él indicó para cada edad, y lo hizo a través de cada mensajero en cada edad, a través de carne humana Él se reveló en la porción para cada edad que Él ordenó; y eso mostraba la forma en que Él lo haría en este tiempo final. Pero no sería una porción, no sería una porción de la Palabra, sería toda la Palabra.

En las edades fue una porción; por eso fue que en una edad tenía una parte del Mensaje pero le faltaba la otra, la cual vendría en la próxima edad, a través de un hombre ungido por Dios para traer esa parte. Esa parte de la Palabra se velaba en ese velo de carne y luego se develaba.

Entonces, cuando se develaba era dado a conocer lo que estaba velado en ese mensajero que Dios había ungido para ese tiempo; y cuando se develaba entonces se veía lo que ese mensajero tenía por dentro. ¿Y era qué? La Palabra para esa edad.

Entonces, cuando eso sucedía, aquellas personas que estaban ordenadas para captar a Dios manifestado a través de carne humana en cada mensajero, esas personas lo captaban y recibían esa Palabra; y al recibirla, esa Palabra se velaba en ellos también, la porción que correspondía para cada edad.

Pero como en cada edad no vino la plenitud de la Palabra para revelarse y velarse en cada escogido, por eso es que ellos tuvieron que morir; pero en este tiempo final está prometido que habrá un grupo el cual captará la plenitud de la Palabra, que será develada al pueblo.

Y al verla, ellos la recibirán; al recibirla, esa Palabra se vela en ellos también, se encarna en ellos; al encarnarse en ellos, entonces no tendrán que morir. ¿Por qué? Porque lo que se encarnará en ellos no será una porción de la Palabra, será toda la Palabra; y al encarnarse toda la Palabra, ellos vendrán a ser la Palabra en Su plenitud encarnada. Y entonces, al ser así, entonces nadie le podrá quitar la vida a esas personas. ¿Por qué? Porque son la Palabra hecha carne en toda Su plenitud.

Ahora, ustedes deben entender que esa Palabra, la forma de encarnarse es sencilla, es lo más sencillo que usted se puede imaginar; porque todas las cosas de Dios son sencillas; y como son sencillas, entonces usted tiene que entender que, para esa Palabra encarnarse en usted, primero se tiene que encarnar en uno, porque Dios siempre obra de la misma manera: la Palabra de Dios viene a uno; y siempre ese uno tiene que ser un profeta.

Entonces luego: de uno pasa a los demás hermanos y se encarna en el resto de los hermanos. Como individuos ninguno de los hermanos podrá lograr que se encarne en él si no es un profeta. Tiene que ser primero en un profeta, y luego de ahí pasa al resto de los hermanos, y entonces todos vienen a ser la Palabra hecha carne para ese tiempo y esa edad en que están viviendo.

Encontramos (vamos a poner algunos ejemplos), en el tiempo de Pablo, en el tiempo de Martín, en el tiempo de Colombo, en el tiempo de Ireneo, en el tiempo de Lutero y en el tiempo de Wesley y en el tiempo pentecostal, de la edad pentecostal, la Palabra para cada una de esas edades venía; y luego se expresaba, se predicaba esa Palabra; y los que estaban ordenados para ser los velos de carne donde se encarnaría esa Palabra, entonces por revelación veían esa Palabra, abrían su corazón y esa Palabra entraba allá; primero la oían, porque la fe viene por el oír; luego de oírla, la aceptaban: entraba allá dentro y se encarnaba, cuando ya la habían recibido, ya era la Palabra encarnada en esas personas.

Pero recuerden que cada edad estaba ordenada una porción; por lo tanto, esa porción se encarnaba cuando las personas la recibían, la aceptaban; entonces aquellas personas eran la Palabra hecha carne en la porción que correspondía para esa edad.

Y en esta edad, lo que corresponde en cuanto a la Palabra de Dios para ser encarnado, no es una porción; es la plenitud de la Palabra de Dios. Por lo tanto, sabemos que habrán velos de carne en los cuales esa Palabra se encarnará. Y entonces esos velos de carne que están ordenados para ser el tabernáculo en donde habitará la Palabra, esos tabernáculos verán la Palabra que corresponde encarnarse en ellos; no permitirán que se encarne en ellos una cosa que fue para otro tiempo.

Por ejemplo, si se encarna en usted lo que era para la edad luterana, usted sería un luterano. Si se encarnase en usted lo que correspondía para la edad wesleyana, usted vendría a ser un wesleyano; y eso ya fue para un tiempo pasado. Al ser para un tiempo pasado, ya los velos de carne que estaban ordenados para esa porción de la Palabra, ya en ellos se encarnó y se fueron; y están esperando para que el Señor los resucite, porque ellos tuvieron la porción que correspondió para su tiempo; pero no lo tuvieron todo, por eso fue que tuvieron que descansar.

Pero en este tiempo es el tiempo de recibirlo todo; y al recibirlo todo, entonces la bendición es muy grande para nosotros. Hemos tenido la bendición de vivir en el tiempo en que la Palabra en Su plenitud se encarnará; y usted en esta hora tiene el privilegio de ser el velo de carne donde esa Palabra se encarnará. Si usted ha sido predestinado para ser ese tabernáculo, ese velo de carne donde la Palabra se encarnará, dele gracias a Dios porque grande es la bendición que le ha tocado.

¿Y cómo sabe usted que ha sido predestinado para eso? ¿Cómo lo sabe? Sencillo. Si usted fuera el velo de carne para encarnarse la Palabra del tiempo de Lutero, usted hubiera vivido en el tiempo de Lutero y usted le hubiera dicho “amén” al mensaje de Lutero, y eso se hubiera encarnado en usted; y entonces usted tenía esa evidencia de que era escogido para esa edad, ¿por qué? Porque tenía la evidencia. ¿Y cuál era la evidencia? Recibir el Mensaje para esa edad.

Y ahora la evidencia de que usted es de esta Edad de la Piedra Angular es que recibe el Mensaje de la Edad de la Piedra Angular.

¿Y quién es el que trae el Mensaje de la Edad de la Piedra Angular? ¿Lutero? No, él trajo el Mensaje para la edad de él, y esa fue la quinta edad; y Wesley trajo el mensaje para la sexta edad. Y entonces encontramos que el Mensaje para la séptima edad fue la restauración de los dones; y cuando vino su mensajero para traerles su Mensaje y colocarlos en su lugar, no lo quisieron; y entonces encontramos que al rechazarlo luego vino en el séptimo mensajero la manifestación del Hijo del Hombre; y entonces él comenzó a ser instrumento de Dios para traer ¿qué? El Mensaje de la Edad de la Piedra Angular; él fue el que comenzó a traer el Mensaje de la Edad de la Piedra Angular, él fue el que comenzó a tocar la Trompeta del Año del Jubileo, él fue el que comenzó a tocar la Trompeta de la Edad de la Piedra Angular. Pero recuerden que la Edad de la Piedra Angular tiene dos etapas.

Entonces la Edad de la Piedra Angular es el tiempo de la Venida del Hijo del Hombre. Y el Hijo del Hombre viene en gloria, viene el Hijo del Hombre glorificado con Moisés y Elías. Y entonces encontramos que en el tiempo de la tarde comenzó a moverse (¿qué?) el Mensaje de la Edad de la Piedra Angular; y luego la segunda parte del Mensaje de la Edad de la Piedra Angular es en el tiempo de la mañana. Entonces encontramos que esa es la forma para este tiempo en que estamos, es el Hijo del Hombre viniendo en Su Reino conforme al Orden de Su Venida.

Entonces el mensajero de la Edad de la Piedra Angular no es un mensajero terrenal, es un Mensajero celestial: es el Hijo del Hombre glorificado; pero para dar Su Mensaje necesita usar algún velo de carne, para que después, cuando sale ese Mensaje, pueda encarnarse en cada uno de nosotros; y entonces todos nosotros ser los velos de carne en donde la Palabra de la Edad de la Piedra Angular se ha hecho carne.

Ahora, encontramos que en este tiempo es el tiempo más grande de todos los tiempos, porque es un día eterno; estamos en ese día eterno. Y en este tiempo en que hemos llegado, en donde el tiempo ha terminado, ¿qué tiempo es el que ha terminado? Las edades de la Iglesia, las siete edades terminaron, y hemos entrado al glorioso día octavo; o sea, el Año del Jubileo, que es un tiempo eterno. Y ahora en este tiempo es que nosotros sabemos lo que debemos ser.

Encontramos que en este tiempo la gente se pregunta: “Bueno, ¿nosotros debemos de ser luteranos, wesleyanos o pentecostales? ¿Qué debemos de ser en este tiempo? ¿A qué grupo debemos pertenecer nosotros en este tiempo?”.

Si fuésemos luteranos, pertenecemos al grupo de Lutero, y eso fue años atrás, debimos haber vivido en aquellos días para poder ser del grupo luterano; o para ser del grupo de Wesley, teníamos que haber vivido en el tiempo de Wesley; y para ser del grupo pentecostal, teníamos que haber sido pentecostales, de aquel tiempo pentecostal que comenzó en el 1906.

Pero nosotros no somos de esos grupos pasados. Y entonces la pregunta es: ¿En este tiempo qué debemos ser entonces nosotros? ¿Debemos ser luteranos, wesleyanos o pentecostales?. La contestación a eso, ¿saben que tiene que ser de parte de Dios? ¿Y en qué tiempo viene la contestación a eso? Vamos a dejar al cuarto Elías que nos diga lo que nosotros debemos de ser, y cuándo sería el tiempo en que se nos diría lo que debemos de ser nosotros. Página 49 del mensaje titulado “Ya salido el sol”2.

Recuerden que el sol sale por el este, y en ese mensaje es donde encontramos esto que vamos a leer. Es cuando el anciano pescador salió a pescar con el joven pescador y estaban perdidos allá en la noche en medio del mar, y entonces el anciano dijo:

Siéntate hijo, siéntate. El viejo pescador tranquilo, ustedes saben, él sabía de lo que estaba hablando. Decía: Solo espera hasta que salga el sol, entonces veremos dónde nos hallamos.

Ustedes dicen: ¿Debería yo ser metodista, bautista, pentecostal?.

Solo espere. Espere, el Hijo sube…”.

¿Por dónde sube? Por el este, el sol sube por el este. Y entonces ¿qué pasa? El Hijo sube. ¿Y qué pasará?

“… veremos dónde nos hallamos”.

Veremos si nos hallamos en la edad luterana, wesleyana o pentecostal; y entonces sabremos lo que debemos ser. Sabremos si debemos ser luteranos o si debemos ser wesleyanos o si debemos ser pentecostales o si debemos ser alguna otra cosa.

“Él es la Palabra. Espere hasta que vea la Palabra manifiesta”.

Él es la Palabra. Y entonces el cuarto Elías dice: “Espera hasta que veas la Palabra hecha carne, manifiesta”. ¿Por dónde? ¿Levantándose por dónde? Por el este.

Entonces el sol se levanta por el este como el Mensajero del Este, como relámpago que sale del este y se muestra, se da a conocer en el oeste.

En el oeste le conocemos como el Mensajero del Este, porque en el este es que Él es el Mensajero; pero en el oeste Él se da a conocer. Él se revela a los del oeste y les dice: “Yo soy el Mensajero del Este, yo soy el Sol del Este”. Y el cuarto Elías era el Sol del Oeste, el cuarto Elías se identificó como el Sol del Oeste, y el quinto Elías se identifica como el Sol del Este. No hay ninguna contradicción ni ningún orgullo en eso, solamente lo que hay es sinceridad.

El cuarto Elías, cuando lo hacía, lo hacía porque estaba diciendo la verdad; y siempre hay que dar a conocer la verdad. ¿Para qué? Para que los que son de la verdad oigan la verdad, y la sigan; porque ellos la seguirán. Pero al extraño no seguirán, a esas luces, luces que no son - luz de diferentes lugares que no son la luz del este no la van a seguir, porque la luz del este es la misma del oeste, y la luz del oeste era Elías, la luz del este será Elías también. Lo que pasa es que es Elías (el cuarto Elías) la luz del oeste, y la luz del este será el quinto Elías, será Elías manifiesto por quinta vez. Entonces, vea usted:

“Él es la Palabra. Espera hasta que veas la Palabra manifiesta, brillando sobre la simiente, la Gavilla mecida, y veremos dónde nos hallamos”.

Ahora, en este tiempo podemos ver dónde nos hallamos. Y si podemos ver dónde nos hallamos, entonces a través de la Palabra, a través de la luz que ha resplandecido, a través del sol que ha brillado para nosotros y lo vemos brillando por el este, lo vemos como la luz del este, entonces podemos ver dónde nos hallamos. Ahora podemos saber lo que tenemos que ser: tenemos que ser la Palabra encarnada para la Edad de la Piedra Angular, y entonces podemos saber lo que somos.

¿Qué somos? ¿La Palabra encarnada de la edad de Lutero? No, eso ya pasó, esa porción ya se encarnó; y en los que se encarnó ya se fueron. Así también pasó con los de la edad wesleyana y con los de la edad pentecostal; pero con los de la Edad de la Piedra Angular, los de esta edad, son las personas en los cuales se ha estado encarnando el Mensaje del Año del Jubileo, el Mensaje de la Edad de la Piedra Angular.

Entonces esas personas están viviendo en este tiempo y son personas que tienen la promesa de saber dónde están. ¿Dónde estamos? Estamos en la cima del Monte, estamos en la Piedra Angular, estamos en una edad perfecta, donde hay un Mensaje perfecto con un mensajero perfecto, que es el Hijo del Hombre glorificado.

Pero para poder el Hijo del Hombre darnos a conocer el Mensaje del Año del Jubileo tiene que hacerlo a través de carne humana; y esa carne humana a través del cual lo hace, obligatoriamente tiene que ser un profeta para la Palabra.

Para el Mensaje de esa Edad de la Piedra Angular poder venir a él, tiene que ser un profeta, porque la Palabra solamente viene a profetas, y a través de profetas luego es dada a conocer al pueblo de Dios para que se encarne en ellos; y luego que se encarne en ellos, ellos vienen a ser la Palabra hecha carne de esa edad, y vienen a ser entonces cartas leídas de todos los hombres: la gente puede leer en ellos (¿qué?) la Palabra de esa edad.

Los escogidos de esta Edad de la Piedra Angular, en ellos está escrito esa Palabra de esta edad, está escrita en carne humana, está encarnada esa Palabra en corazones de carne; entonces cuando le gente mira a los escogidos de esta Edad de la Piedra Angular, cuando ellos los miran y leen en ellos lo que está escrito en ellos, ellos dicen: “Estos no son luteranos”. ¿Por qué? Porque ellos no ven escrito en esas personas el mensaje de Lutero. Y después miran y dicen: “Estos no son wesleyanos” ¿Por qué? Porque no ven encarnado en ellos el mensaje de Wesley. Después miran y dicen: “Tampoco son pentecostales”. ¿Por qué? Porque no ven en ellos encarnado el Mensaje de la edad pentecostal.

¿Y cuál es el Mensaje de la edad pentecostal? La restauración de los dones; pero cuando la gente ven un grupo con la restauración de los dones funcionando en ellos, la gente dice: “Son pentecostales”. Pero cuando no ven eso, dicen: “No son pentecostales”. ¿Ve?

Y entonces: “Bueno, ni son luteranos ni son metodistas, no son bautistas ni tampoco son pentecostales. Bueno, ¿y qué son esta gente?”. Y entonces cuando los observan bien, ven en ellos un Mensaje encarnado en ellos, y entonces ellos dicen: “Esto no lo habíamos visto nunca”. Es que Dios lo tenía reservado para el fin, Él lo tenía reservado para la Edad de la Piedra Angular.

Y entonces, cuando la Trompeta del Año del Jubileo suena, esa Gran Trompeta al sonar, entonces es el tiempo para esa Palabra ser dada a conocer al pueblo de Dios; y entonces, al ser dada a conocer ellos la reciben y se encarna en ellos.

Y entonces los que pertenecen al Año del Jubileo, entonces están fuera de las edades de la Iglesia, no pertenecen a ninguna de las siete edades; ellos pertenecen a un tiempo más grande y más glorioso, ellos pertenecen a una edad eterna, ellos pertenecen a un Mensaje eterno y ellos tienen un mensajero eterno, el cual es el Hijo del Hombre, el cual es Jesucristo mismo en Su Venida, conforme al Orden de Su Venida, pero que para darse a conocer necesita tomar carne.

Así como Él para redimirnos allá en la Cruz, Él necesitó tomar carne; y se hizo carne y pudo llevar a cabo el plan que Él vino a cumplir.

Pero encontramos que antes de Él hacerse carne, Él era una teofanía; pero como una teofanía, Él no podía morir. Él era Melquisedec, pero un día Melquisedec se hizo carne; y cuando se hizo carne era la teofanía en carne humana. Y entonces la teofanía no murió, lo que pudo morir fue el cuerpo de carne, pero luego fue resucitado ese cuerpo y fue glorificado.

Y ahora, cuando Él viene glorificado entonces tiene que buscar otro velo de carne que le pueda servir para Él hacer el trabajo que Él va hacer en este tiempo; y tiene que encontrarlo, y Él dijo que lo encontraría, Él dijo que sí lo haría; y Él lo mostró en el Monte de la Transfiguración, Él dijo que vendría de esa manera. Y siendo ese el orden, entonces el Hijo del Hombre al venir glorificado entonces se vela en carne humana para el bien de todo el pueblo de Dios, porque de otra manera no nos puede hablar.

Imagínese usted, Dios puede hablar, pero si no habla a través de carne humana nadie entiende lo que Dios habló. Solamente hay una clase de persona que puede oír a Dios hablar sin velo de carne y entenderlo. ¿Saben qué clase de persona es esa? Yo se los voy a mostrar a través de la Escritura y usted va a saber qué clase de persona es esa.

Encontramos a Job en una ocasión que estuvo hablando con Dios, pero Dios no necesitó un velo de carne para hablar con Job. Habló con Job, Dios se movió en un torbellino. La gente veían un torbellino, o sea, como un remolino moviéndose, y cualquier persona podía decir: “Un tornado está moviéndose”; pero Job podía decir: “Dios está hablando conmigo”. ¿Ve usted?

¿Y por qué Job podía directamente oír a Dios en esa forma que Dios estaba moviéndose y hablando, y aun Job podía hablar con Dios y ambos se entendían? Porque Job era un profeta, y un profeta tiene las dos consciencias juntas. Y entonces un profeta, al tener las dos consciencias juntas, no necesita que Dios venga en carne humana para él poderlo ver y para él poderlo oír, sino que siendo profeta puede mirar a la otra dimensión y puede ver y oír a Dios. No así todo el mundo. Solamente hay pocos que son hechos de esa manera, y cuando Dios los envía es con algún propósito.

Ahora, encontramos que eso es lo que explica el hermano Branham. Y el hermano Branham podía explicar eso y sabía cómo funcionaba eso, ¿saben por qué? Porque el mejor que puede explicar una cosa como esa, es uno en el cual se opere esas dos consciencias de esa forma. O sea, uno que tenga las dos consciencias juntas puede explicar cómo es que funciona eso en el Plan de Dios.

Pero recuerden que todo eso Dios lo hace no para beneficio de la persona, lo hace para beneficio de todo el pueblo de Dios. Por eso una persona que es nacida de esa manera es un servidor del pueblo de Dios, y es un instrumento de Dios a través del cual Dios se manifiesta para hablarle a Su pueblo.

Ahora escuchen, también encontramos al resto de los profetas: Isaías, Ezequiel, Jeremías, Elías…, y todos estos profetas podían hablar con Dios, Dios hablar con ellos; podía Dios hablarles a través del Pilar de Fuego y nadie ver nada y nadie oír nada, pero ellos sí; podía Dios hablarles a través de un torbellino, y ellos entendían lo que Dios les estaba hablando.

Entonces encontramos que una persona de esa clase puede entender el idioma celestial aunque él como hombre no lo haya aprendido o no lo sepa hablar; pero cuando se opera en él, cuando Dios opera en él ese equipo que tiene por dentro, no importa lo que sea dicho en un idioma celestial, él sabe lo que fue dicho.

Encontramos, fíjense, cuando el Señor Jesucristo iba a resucitar a Lázaro, encontramos que Él dijo: “Gracias, Padre, porque siempre me oyes”, y oró; y dice que un trueno fue oído. Unos decían: “Ángel le habló”. Otros decían: “¡Fue un trueno! Tantos truenos que hacen. ¡Ahora van a decir ustedes que fue un Ángel que habló! Si truenos siempre han habido”.

¿Pero qué dijo Jesucristo? “Gracias, porque siempre me oyes. Yo dije esto por causa de la gente, pero tú siempre me oyes”. Pero Dios le habló desde arriba; y entonces aquello que habló, la gente no supo lo que fue hablado. Ellos decían: “Trueno le habló”. Otros decían: “Ángel le habló”. Pero nadie sabía lo que había sido hablado. Pero aquel que oyó, entendió lo que fue hablado; y entonces en la Escritura está escrito lo que fue hablado por aquel trueno.

Ahora, no vamos a pensar que cada vez que truena: “Bueno, ¿qué fue lo que dijo Dios?”. Pero hay ocasiones en que Dios habla y lo que se oye es un trueno. Hay que saber diferenciar entre los truenos corrientes en el tiempo de lluvia, y cuando Dios truena y se oye un ruido y ya eso no es un trueno natural, es la Voz de Dios. Y solamente encontramos que hay una sola clase de personas que pueden saber lo que ese trueno dijo o lo que el torbellino dijo, y entonces darlo a conocer al pueblo de Dios.

Encontramos al cuatro Elías, él dice que cuando él estaba por el monte, dice que el Ángel del Señor vino en un torbellino y entonces vino cortando las copas de los árboles; y dice que vino así por tres veces, y cada vez que venía hacía una explosión. Y entonces dice que pasaba como a unos dos o tres pies (me parece que fue), de alto, de la cabeza del hermano Branham; o sea que pasaba bajitito ese torbellino, ese remolino, ese remolino pasando por encima del hermano Branham.

Ahora, el hermano Branham le dijo a los demás compañeros que estaban con él (recuerden que estaban cazando, estaban en la montaña), él les dijo: “Escóndanse lo más rápido posible, métanse debajo de los automóviles o donde puedan esconderse”, pero el hermano Branham no se escondió. ¿Ve? El hermano Branham se quitó el sombrero, caminó hacia adelante y le dio la bienvenida a Dios. Job también tuvo esa experiencia.

Entonces todos los hermanos veían ese torbellino y oían esos truenos, esas explosiones, y veían esos árboles que eran cortados, que sus copas eran cortadas, y veían las piedras brincando; porque la explosión que hizo ese torbellino causó que las piedras fueran cortadas. Y dice el hermano Branham que después las personas recogían las piedras y dice que estaban en forma de pirámide o de piedra angular.

Entonces encontramos que ninguna de las personas que estaban allí supo qué fue lo que fue hablado, tampoco vio a Dios; solamente vieron un torbellino y oyeron un ruido; pero el cuarto Elías, siendo profeta, sus dos consciencias juntas, él dice: “Y aquel Pilar de Fuego venía moviéndose en ese torbellino o en esa forma, y cortó los árboles, cortó las rocas, y habló”.

Entonces esas explosiones no era otra cosa sino Dios hablando con Su profeta. Entonces cuando él tradujo, cuando él interpretó para el pueblo lo que Dios habló, ¿saben lo que Dios habló? Sobre juicio en la costa oeste (me parece que fue); y entonces, unos días después, Alaska por poco se hunde.

Entonces ya usted puede ver cómo Dios habla y cómo Dios se manifiesta a Sus profetas; y entonces usted puede ver que la única ocasión en que podemos ver a Dios y entender a Dios, es cuando Él se vela en carne humana y entonces nos habla en el idioma nuestro. Cuando Él habla velado en un torbellino o en otra forma que no sea en carne humana, nadie lo puede entender, a menos que sea un profeta, y que sea el profeta para ese tiempo, con el cual Dios esté tratando.

Por lo tanto, tenemos que ver entonces que si Dios ha prometido algo para el pueblo, para poder el pueblo entenderlo, Dios tiene que dárselo a conocer a través de carne humana; y para Él poderlo dar a conocer a través de carne humana, Dios tiene que dárselo a conocer a esa carne humana de la manera que Él sabe dárselo a conocer: a Sus profetas; porque toda revelación tiene que venir a profeta, y de profeta pasa al pueblo.

Entonces, encontramos que los Sellos es la revelación prometida para este tiempo. El cuarto Elías siendo un profeta pudo recibir la revelación de los Sellos y pudo dar a conocer al pueblo de Dios públicamente seis sellos; pero cuando le tocó hablar del séptimo, él no pudo hablar nada, él no pudo darlo a conocer, porque no le correspondía a él; y aunque él entendía que el Séptimo Sello era la Venida del Señor y había visto bastante de lo que habría de acontecer y de lo que ya estaba aconteciendo en él, tuvo que mantenerlo en secreto hasta que llegara el tiempo para Dios darlo a conocer a Su pueblo.

Y para darlo a conocer a Su pueblo tiene que haber profeta en la Tierra; porque no hay otra forma para Dios revelar a Su pueblo Su Palabra. Eso nos muestra entonces, que si el Séptimo Sello no fue dado a conocer al pueblo de Dios en los tiempos del cuarto Elías, en los tiempos de ese poderoso profeta, y él se fue y no lo pudo dar a conocer públicamente, y fue prometido que sería dado a conocer públicamente, eso nada más nos hace saber que después del cuarto Elías tiene que venir el quinto Elías, para Dios a través de él dar a conocer Su Palabra, Su revelación a Su pueblo, porque no tiene Dios otra forma para darle a conocer a Su pueblo Su Palabra.

Dios no puede revelar a Su pueblo Su Palabra, a menos que sea a través de profetas. Y entonces tenemos que saber que si el Séptimo Sello es una revelación, esa revelación tiene que venir a alguien, y tiene que ser un profeta; y de esa persona entonces pasa a todo el pueblo, esa revelación luego todo el pueblo predestinado para recibirla, la recibe.

Los Truenos son la Voz de Dios; por lo tanto, la Voz de Dios es la que contiene el misterio o la revelación del Séptimo Sello.

Entonces encontramos que la Voz de Dios siempre ha estado velada en carne humana, y a través de carne humana Dios ha hablado a Su pueblo; por eso sabemos que los Truenos emiten sus voces, hablan al pueblo de Dios a través de carne humana, para el pueblo poder entender. De otra manera el pueblo de Dios no podría entender.

Cuando el hermano Branham vio la Tercera Etapa, él dijo que eran esos Siete Truenos, esos Siete Truenos surgiendo; y él dijo que esa última fase de la Tercera Etapa estaba en un idioma desconocido.

No era en un idioma de arriba, celestial, era en un idioma terrenal, pero desconocido para él porque no era inglés; entonces él oyó, pero no entendió.

Escuchen bien, no entendió. ¿Por qué? Porque fue hablado en un idioma terrenal. Si esos Truenos hubieran hablado en un idioma celestial, el cuarto Elías hubiera entendido. ¿Por qué? Porque un profeta entiende el idioma celestial cuando es hablado el idioma celestial; pero un profeta no entiende cuando alguien habla en un idioma que no es el de él, en un idioma terrenal.

Bueno, entonces encontramos que la promesa para este tiempo es Dios darnos a conocer el misterio del Séptimo Sello; y sabemos que son los Truenos la Voz de Dios a través de carne humana, que nos dan a conocer ese misterio de la Segunda Venida del Señor en carne humana, conforme al Orden de Su Venida; y eso es la Venida del Reino de Dios, eso es la Venida del Hijo del Hombre glorificado.

Entonces todas estas cosas son prometidas para este tiempo. Y estamos viviendo no en el tiempo en que Dios nos ha prometido estas cosas, sino en el tiempo en que Dios ha estado cumpliendo estas cosas.

La promesa fue hecha mucho tiempo atrás, este es el tiempo del cumplimiento de la promesa. Por eso es que una cosa es vivir en el tiempo que la promesa es hecha, y otra cosa es vivir en el tiempo en que la promesa es cumplida.

Estamos nosotros viviendo en el tiempo del cumplimiento de todas las promesas de Dios para el pueblo de Dios. Y entonces todo eso que Él hace en este tiempo nos envuelve en el poder magnético de Dios; nos envuelve en ese poder, de tal manera que entonces venimos a ser como Él, entonces venimos a tener ese poder magnético como Él también lo tiene.

Entonces Él ascendió a los Cielos, también nosotros ascenderemos a los Cielos, ascenderemos a otra dimensión, nos iremos de aquí. ¿Cómo Él lo hizo? ¿Quiénes fueron con Él? Pues los santos que resucitaron.

¿Cómo lo haremos nosotros? Muy sencillo. No se rompa la cabeza tratando de buscar la mecánica de eso. Recuerde que el pueblo de Israel salió de Egipto; ellos no entendieron la mecánica, pero ellos vieron la dinámica de eso, ellos vieron el resultado de todo eso.

Entonces encontramos que entre ellos había uno que entendía la mecánica. ¿Saben quién era ese? Moisés entendía la mecánica, los demás no la entendían; y ellos entonces no estaban llamados a estar averiguando lo que no les correspondía a ellos; ellos lo que tenían que ver era los resultados de eso.

Entonces Moisés sabía cómo trabajar, él sabía lo que hacía, y él sabía los resultados que iba a tener; por eso él podía tomar polvo de la tierra y entonces mirar para el este, tirarlo, y después aparecer pulgas, venir moscas, venir todas esas plagas.

Cualquiera podía venir donde Moisés y decir: “Oye Moisés, ¿cuál es la mecánica de eso? Porque mira, a mí me gustaría hacer también igual, y saldríamos más rápido de aquí de Egipto”.

Pero Él no necesita ayuda, Él ya tiene Su plan. Más bien, la única forma en que podemos ayudar o trabajar realmente es poniéndonos al lado del plan de Dios. No hay otra forma. Tratar de quitarle la bola a otro, eso está fuera de lugar; lo que le corresponde a una persona hacer, nadie más debe tratar de hacerlo, más bien debe dejarle ese trabajo a esa persona.

Imagínese que los demás del pueblo de Israel, los demás ministros, vinieran donde Moisés: “Mira Moisés, enséñanos a nosotros a tomar polvo, tirarlo para arriba y que vengan moscas, y que vengan pulgas, y que vengan todas esas cosas. Mira, yo si tomo el polvo, tierra, y lo tiro, no pasa nada”. Pero Moisés lo hacía y sí sucedía.

Ahora, vean ustedes, mirando para el este él lo hizo, y vino lo que Dios dijo que vendría: vinieron las plagas cuando Moisés miró para el este y extendió su mano y tiró hacia arriba el polvo de la tierra.

Así que miren cómo vinieron las plagas: mirando para el este; y del oeste entonces vinieron las plagas. Bueno, Moisés sabía la mecánica, sabía cómo tenía que acomodarse, sabía hacia dónde tenía que mirar, sabía qué tenía que tomar; y entonces todo tenía que acontecer, porque Dios dijo que acontecería. Y entonces le mostró a Moisés qué hacer para que aconteciera, le mostró la mecánica para entonces funcionar todo lo que Dios había dicho que había de acontecer.

Ahora, en este tiempo en que estamos, encontramos (mirando para el pasado) que todos los profetas de Dios tomaron cosas para simbolizar otras cosas que habían de acontecer; ellos vivieron en esos tiempos en que tenían que simbolizar con algo lo que habría Dios de hacer. Y luego de simbolizarlo, ocurría. Por ejemplo, encontramos a Moisés, a Elías, a Eliseo, al mismo Jesús, ellos tomaron ciertas cosas físicas, simbolizando cosas que iban a suceder.

Mire usted, Jesús tomó la higuera que no tenía fruto; y entonces vino a ella, buscó fruto (tenía hambre Jesús) y no encontró fruto, y la maldijo. Entonces la higuera se secó. Eso fue tipo del pueblo de Israel: que vino Dios en carne humana, buscó fruto en Israel, no lo halló, y le vino la maldición; y encontramos que vinieron a secarse sus hojas, sus ramas, y entonces vino a ser un árbol seco. Y tras de eso dice Dios que cortó ese árbol, cortó esas ramas y las puso aparte, e injertó a los gentiles ahí, en esas raíces, en ese tronco.

Pero ahora en este tiempo es el tiempo de Dios cortar a los gentiles y colocar a los judíos en su sitio, y entonces es el tiempo de la higuera reverdecer. Por eso el Señor dijo, hablando del tiempo del fin: “Mirad la higuera, cuando ya sus ramas se enternecen; cuando sus ramas se enternecen, el verano está cerca”. ¿Y qué es eso? Que el tiempo de la cosecha de ellos está cerca, el tiempo en que van a ser cosechados los 144.000 está cerca; y cuando ese tiempo llega, enviará a Sus Ángeles con Gran Voz de Trompeta.

Ahora, ustedes pueden ver todas esas cosas y ver que todos esos símbolos mostraban cosas que habrían de acontecer.

Ahora, en este tiempo encontramos al cuarto Elías, el cual con la Palabra hablada hizo muchas cosas; y esas cosas que hizo vinieron a representar cosas que Dios haría en el campo espiritual. Entonces encontramos que el cuarto Elías sin tener nada en sus manos para tipificar lo que iba a pasar, habló la Palabra y cosas acontecieron.

Ahora, recuerden que también en otras ocasiones él tomó cosas en sus manos y entonces eso tipificó cosas que fueron hechas por él; pero también sin tener nada en sus manos, habló la Palabra y cosas acontecieron; y todas esas cosas que acontecieron mostraban que, sin nada, Dios habría de hacer, por Su Palabra hablada, cosas en este tiempo final; porque esa es la Tercera Etapa: sin nada en las manos, sin nada para empezar, sin nada para tipificarlo, hacer las cosas; y eso es la Tercera Etapa.

Por eso es que yo creo, en este tiempo, que no hemos de necesitar nada para tipificar las cosas que Dios está haciendo o hará en el futuro, porque ya todos los tipos de lo que Dios está haciendo y de lo que Dios hará, ya fueron hechos, ya están los tipos y figuras. Usted empieza a buscar del cuarto Elías para atrás a todos los profetas que han venido, y usted ve los tipos y figuras a través del ministerio de ellos, mostrando lo que Dios estaría haciendo en este tiempo.

¿Usted quiere ver los tipos y figuras de lo que Dios está haciendo hoy? Búsquelos en la vida, en el ministerio de todos los profetas que ha habido; del cuarto Elías para atrás usted encontrará todo eso mostrado allá; pero nosotros hoy no estamos viviendo en los tipos y figuras, nosotros estamos viviendo la realidad de lo que fue mostrado en tipos y figuras allá.

Por eso este tiempo nosotros no estamos buscando simbolizar nada, ya fue simbolizado. Ahora estamos nosotros viviendo una realidad. Nosotros no estamos buscando símbolos, estamos viviendo realidad.

Entonces por eso es que ustedes algunas veces notarán que yo sea un poquito reacio, un poquito alérgico a hacer cosas simbólicas, por causa de que me gusta la realidad; y nosotros somos realistas. Lo que otros profetas del pasado tipificaron para hoy, nosotros lo estamos viviendo en una realidad. Lo que ellos desearon vivir en realidad, lo vivieron en tipos y figuras. Pero hoy nosotros estamos en esa realidad, en esa gloriosa realidad que está mostrada en toda la Palabra de Dios en tipos y figuras.

Todo eso fue mostrado en todos los profetas, en todos los mensajeros de las edades, todo eso fue mostrado que habría de acontecer de esa manera, y así está aconteciendo.

Por tanto, estamos contentos en esta hora.

Hemos estado siendo magnetizados y hemos sido subidos arriba en una forma espiritual, aunque nuestros cuerpos todavía están aquí en esta dimensión; pero recuerden, tenemos otro allá arriba, en la otra dimensión.

Así que vamos a ser un día de estos trasladados de esta dimensión, vamos a ser… estos cuerpos están siendo magnetizados por el Mensaje, por la Palabra de esta hora; y alrededor de ese cuerpo se materializará otro cuerpo del cual el cuarto Elías dijo que sería un cuerpo glorificado lo que habremos de tener.

Ahora, recuerde, eso no es para todo el mundo; eso es para los escogidos, eso es para los que son parte integrante… - eso es para los que son de la Edad de la Piedra Angular en los cuales la Palabra se ha estado encarnando.

Ahora, quiero leerles aquí en la página 58 y 59 de **“Preguntas y Respuestas Número 3”3, **y miren esto, fue en el tiempo como en los días de Sodoma y Gomorra que esto sucedió, y así será el tiempo en que sucederá con cada Hijo de Abraham.

Recuerden que Abraham y Sara fueron rejuvenecidos alrededor de la Palabra que ellos habían recibido de parte de Elohim, ellos fueron rejuvenecidos; y fue en aquel tiempo como en los días de Lot. Y ahora escuche:

“Así que potencialmente está…”.

**[CORTE EN EL CAMBIO DE CINTA]

“… saborear, palpar, oler y oír; ahora, eso es el cuerpo exterior, este cuerpo terrenal está sujeto a muerte y morirá. En el interior, esa es la persona que no puede morir. ¿Ven? Y esa es la persona de la cual comienza la vida nueva, de este nuevo nacimiento; y construye otra persona a imagen de esta persona que usted es, alrededor de esa vida. ¿Lo captan?

Así que potencialmente está aquí dentro, ¿y qué es? La Palabra prometida antes de la fundación del mundo. Y alrededor de ahí, esto únicamente refleja el negativo, que refleja a lo positivo, la Palabra. ¿Ven? Y es la misma cosa, la traslación de la Novia será la misma cosa. La Palabra que hay en ti, el cuerpo se materializará alrededor de esa Palabra, y la misma cosa que le hizo a Sara”.

Ahora, usted puede ver que alrededor de esa Palabra que está dentro de usted, alrededor de esa Palabra va a haber una materialización, así como fue con Sara.

“Y cuando ese cuerpo viejo que ella tenía, aquel primer cuerpo, tuvo que ser transformado para así producir un hijo (Recuerden, Sara fue transformada y Abraham también, para poder tener a Isaac). ¿Lo captan? Aquel cuerpo no podía hacerlo (aquel cuerpo viejo de Sara y de Abraham no podían producir ese hijo). Este cuerpo no puede hacerlo, así que para recibir al hijo tendrá que ser transformado de la misma manera”.

Ahora, ya usted puede ver dónde estaba, dónde era que estaba aquello alrededor de lo cual se materializaría aquel cuerpo nuevo. Y usted y yo sabemos que alrededor de esa Palabra que está aquí dentro se va a materializar un nuevo cuerpo; y estos viejos cuerpos, estos cuerpos débiles, estos cuerpos que están limitados a tiempo, que están limitados a espacio, que están limitados a distancia, que están limitados a esta dimensión, estos cuerpos van a desaparecer, la vida va a absorber este cuerpo mortal; y entonces tendremos un nuevo cuerpo. Y al tenerlo no estaremos limitados a tiempo: ese cuerpo será un cuerpo joven y no se pondrá viejo, ese cuerpo no estará limitado a esta dimensión terrenal.

Por lo tanto, puede estar aquí o puede irse de aquí, puede aparecer o puede desaparecer; así como los santos que se levantaron con Jesús aparecían y desaparecían, y Jesús cuando resucitó aparecía y desparecía, no estaba limitado tampoco a espacio.

Por lo tanto, Él podía ir caminando y entrar a una casa, a un edificio o a cualquier lugar aunque las puertas estuvieran cerradas. ¿Por qué? Porque no estaba limitado, no estaba sujeto a esta dimensión de materia.

¿Ve? Porque ese cuerpo nuevo que usted y yo hemos de tener, no será carne y sangre de esa que usted tiene ahora, porque la carne y la sangre no pueden heredar el Reino de Dios; y si no lo pueden heredar, pues tenemos que ser transformados; y cuando seamos transformados no tendremos las limitaciones que tenemos ahora en este cuerpo.

Lo que nos tiene a nosotros aquí sin podernos ir es este cuerpo, pero será transformado; y ya dentro tenemos el equipo, dentro tenemos aquello alrededor de lo cual se tiene que materializar el nuevo cuerpo.

Entonces encontramos que así fue con Abraham y así fue con Sara, y ellos siguieron caminando. Ahora, encontramos que así va a ser con nosotros. Tenemos por dentro lo que necesitamos y ya pronto algo tiene que suceder.

Yo les he dicho: si el Mensaje de la Edad de la Piedra Angular, si ya todo lo que tenía que ser traído a ustedes, si ya todo ha sido traído, entonces lo próximo tiene que ser la resurrección de los santos y la transformación nuestra.

Por lo tanto, vamos a observar aquí algo más en el mensaje titulado “Velo adentro”. Dice el cuarto Elías:

“Sigan el compás, y el compás es el Espíritu Santo. El polo magnético del norte mantiene a ese compás apuntando exactamente hacia el norte. ¿No es maravilloso que la electrónica del aire…? Yo estaba parado cerca del Polo Norte hace algunos años, y aquí usted ve luces nórdicas pasando y los relámpagos de luces amarillas y verdes en la oscuridad, en la oscuridad de la medianoche, que alumbraría tanto como está de iluminado este salón”.

Vea usted, relámpagos de luces amarillas y verdes. Ahora, sigue diciendo:

“Y yo pensé que allá en América Central o desde cualquier lugar ese compás apuntará exactamente hacia el polo magnético, lo guiará hacia el norte en cada ocasión; y qué glorioso es saber que tenemos un sistema magnético en gloria, y cada hombre ha sido hecho un compás para guiar a través de esta vida o apuntar hacia Jesucristo, tan ciertamente como que estamos aquí sentados en la Iglesia hoy”.

Entonces el Polo Norte verdadero ¿es quién? Jesucristo. Y ahora, usted puede ver el polo magnético; encontramos que el cuarto Elías dice que allá en América Central hay algo, hay algo así, hay un sistema magnético. Es probable que esté hablando en lo literal del Triángulo de las Bermudas, pero en lo espiritual tenemos un sistema magnético en gloria. ¿Dónde? En gloria. Por tanto entonces tenemos que buscar la edad de la gloria, y la edad de la gloria es la Edad del Hijo del Hombre glorificado.

Y ahora, ustedes pueden ver, el Triángulo de las Bermudas, si usted ve ese triángulo, un triángulo es una piedra angular; y ahora, si usted mira en la cima de la montaña, en la cima de las edades lo que hay es un triángulo. La Edad de la Piedra Angular es una edad que si usted la mira es un triángulo. ¿Ve usted?

Una piedra angular, usted la mira por cada lado y lo que ve es un triángulo. Ahora, ese triángulo ahí en América Central, por ahí por algún lugar por ahí, usted tiene que ver que lo literal representa lo espiritual.

Entonces, los científicos han descubierto, según ellos, que lo que hay ahí en el Triángulo de las Bermudas es algo magnético, que funciona de cierta manera que hace desaparecer a los barcos, a los aviones y también a las personas.

Entonces ellos dicen que ese magnetismo funciona de cierta manera y hace una ionización - produce algo; cuando ese sistema magnético comienza a funcionar, produce algo alrededor de esa área que hace una transformación de la materia, transforma la materia.

Entonces los científicos, en el año 43, allá en la guerra, en el tiempo de la guerra, ellos hicieron un experimento por ahí frente a Filadelfia; y entonces… Fue un experimento secreto del Ejército. Ustedes saben, ellos estaban tratando quizás de descubrir nuevas armas y nuevas formas de protección en contra de sus enemigos; y entonces ellos habían descubierto o habían leído de la ley del magnetismo. Ustedes saben que Einstein escribió sobre la ley magnética, y entonces él escribió acerca del magnetismo; y él mostró que si se lograba cierta cosa con el magnetismo, se llegaría a un descubrimiento de algo grande.

Y entonces, conforme a la ley de Einstein tiene que haber tres campos magnéticos: uno es un campo de magnetismo, otro es luz y el otro es (no recuerdo) un campo de ruido o algo así; y entonces uno de esos campos es producido por los otros dos; y entonces al producirse eso, algo tiene que suceder en esa área donde ese campo magnético está operando.

Entonces los científicos tomaron por ahí frente a Filadelfia, Estados Unidos, tomaron un barco lleno de marinos, entonces lo estacionaron en cierta área y consiguieron unos equipos, unos motores magnéticos para producir un campo magnético alrededor de ese barco; y entonces consiguieron todo el equipo y comenzaron a tirar ese campo magnético sobre ese barco.

¿Y saben lo que sucedió para sorpresa de ellos? El área del barco comenzó a ponerse en una luz verdosa alrededor del barco, y entonces el barco comenzó a desaparecer de la vista humana; y entonces solamente se veía esa luz verdosa, pero no se veía el barco; y entonces lo que se veía solamente en el agua era el efecto del barco, pero no se veía el barco. O sea, en palabras más claras, se vería el movimiento del agua, y el agua cuando le daba al barco; y se veía el agua en ese movimiento, pero no se veía el barco. Eso fue algo que les sorprendió a ellos.

Entonces el barco no lo veían y empezaron también a desparecerse los marineros; y entonces… eso fue una sorpresa para ellos. Y luego les dio trabajo para volver todo a la normalidad. Dicen que algunos marineros se quedaron invisibles; algunos eran oídos, y entonces los lograron recuperar con ciertos equipos que prepararon para retornarlos nuevamente a esta dimensión.

Luego, otros que habían desaparecido también, de los marineros, no se oían ni se podían detectar; entonces a los que les pasó eso decían (los demás marineros y los que estaban trabajando en el experimento) que esos que no podían retornar y que no los podían ellos oír, se habían quedado pegados a la melaza - o sea que habían quedado pegados allá y no podían retornar; entonces tuvieron que preparar ciertos equipos para lograr detectar el sitio donde estaban esas personas, porque esas personas no podían comunicarse con los que estaban haciendo el experimento.

Entonces los que estaban haciendo el experimento tuvieron que preparar equipos electrónicos para detectar dónde estaban esos marineros, y luego de detectarlos lograr traerlos nuevamente a materia.

Entonces dicen que luego el barco… los marineros fueron sacados, fueron llevados al hospital casi todos ellos, ¡imagínense!; y luego el barco retornó a la visibilidad. Pero dicen que mientras estuvo en esa condición, ese barco apareció por otro lugar, y después retornó otra vez allí.

Entonces dicen que ese barco después fue remolcado para ser llevado a cierta área; y cuando estaba siendo remolcado, explotó. Entonces las personas, los marineros, que ya habían sido sacados fuera y estaban en los hospitales y otros en algunos sitios diferentes, luego del experimento entonces con esas personas lo que sucedió fue que algunos quedaron mal de la mente, su mente fue afectada, fue cambiada; otros fueron hospitalizados y otros quedaron con el efecto que les produjo ese campo magnético. Y dice el reporte que algunas veces esas personas iban caminando por la calle o algunos estaban algunas veces sentados en algunos lugares, algunos restaurantes o bares, y delante de la gente se les desaparecían, y aparecían en otras ocasiones en otros lugares o allí mismo. Entonces así quedaron algunas de esas personas que estuvieron en ese campo magnético.

Ahora, vean ustedes que eso nos muestra algo que Dios ha de hacer con nosotros: nuestra mente ha de ser cambiada, nosotros hemos de ser transformados y vamos a aparecer y vamos a desaparecer. Lo único que pasará es que esta gente no tenían control de esas cosas, pero nosotros tendremos control de todo y sabremos cómo operar todo ese equipo que tendremos por dentro.

Ahora, esto que yo les he estado diciendo se encuentra en el libro titulado: El Triángulo de las Bermudas, escrito por Charles Berlitz; esta es una persona que está relacionada con estas escuelas de idiomas, entonces él recopiló todo lo que pudo recopilar con relación al Triángulo de las Bermudas, y mostrar toda esa información a la gente a través de ese libro; y entonces él fue el que escribió ese reporte de ese experimento del Ejército de los Estados Unidos. Fue un experimento secreto y no fue dado a conocer públicamente, pero un científico logró conocer todo ese experimento y entonces se lo dio a conocer a otro amigo de él, y así entonces fue que este escritor pudo conseguir ese informe de ese experimento científico y colocarlo en su libro.

Entonces el escritor dice: “Lo raro de todo esto es que eso mismo que fue visto en ese experimento, es lo mismo que ocurre en el Triángulo de las Bermudas, es lo mismo que ha sido reportado que ocurre allí; y es lo mismo del magnetismo que es efectuado en esa área; y entonces es lo mismo que le sucede a los barcos y a la gente y aun a los aviones que pasan por esa área.

Y dice, principalmente en el tiempo del invierno, en el tiempo de diciembre, por ese tiempo de navidades, dice que cualquier embarcación, cualquier barco o avión o cualquier cosa que pase por ahí, dice que es imposible que escape del efecto de ese magnetismo y es imposible que salga de ahí.

Entonces ellos dicen: “Ahí es un área que por lo que se ve es la puerta de otra dimensión”, y dice que los que entran ahí después no saben cómo salir (de seguro); y entonces ese es el problema: entran y después no pueden salir. Pero fíjense, ahí mismo en el libro dice que esa es el área de los platillos voladores; ahora vean, ellos pueden entrar y salir, ellos saben entrar y saben salir.

El cuarto Elías dijo que son ángeles investigadores de juicio, eso fue lo que el cuarto Elías dijo.

Ahora, ¿qué dimensión habrá por ahí? ¿Qué dimensión será? ¿Será la sexta o será la quinta? Si es la quinta nada nos interesa, si es la sexta algún día la conoceremos.

Ahora, hay un magnetismo espiritual, y ese magnetismo espiritual es producido por Jesucristo en Su Venida: Él nos magnetiza con el poder de Su Palabra. Y entonces ese poder magnético del sistema magnético de Dios, entonces ¿qué sucede? Empieza a hacer una transformación dentro de nosotros; y a medida que ese poder magnético sigue actuando en nosotros, por dentro y por fuera, algo está pasando; está habiendo una transformación por dentro, y entonces llegará el momento en que estos cuerpos van a desaparecer; y entonces ya no seremos gentes terrenales, sino celestiales; porque lo somos, pero lo único que nos detiene aquí es este cuerpo que será transformado.

Ahora, fíjense, el cuarto Elías dice, hablando de esos platillos voladores, de esos carros de fuego, él dice: “No le tenga temor a ellos, son ángeles investigadores de juicio”. Y esas luces misteriosas, una de ellas algún día va a venir sobre usted, y entonces esto mortal será vestido de inmortalidad.

Así que no tenemos temor de las cosas que van a pasar. Él dijo: “Y en un momento vamos a sentir el cambio, y entonces vamos a ver cómo este cuerpo va a ser transformado”.

Usted que tiene unos cuantos años, que ya nota el tiempo que tiene ese cuerpo suyo, va a notar el cambio cuando se vea transformado con un cuerpo que lo que representa es de 18 a 21 años, y que se puede dejar ver o se puede ocultar de la vista humana.

Entonces el cuarto Elías nos dijo: “No tengan temor a esas luces misteriosas, ellos vendrán a nosotros y seremos transformados; uno para cada uno”. Esos son de la otra dimensión, de la sexta dimensión; ellos vienen a buscar este cuerpo (¿para qué?) para transformarlo; y entonces no estaremos sujetos ni a tiempo, ni a espacio, ni a materia, ¡a nada! Entonces estaremos libres, estaremos libertados.

Entonces esa liberación que viene es en un tiempo de liberación, esa es la liberación nuestra para estos cuerpos, la cual estamos esperando; seremos entonces libres completamente: nada ni nadie nos podrá sujetar a leyes terrenales; y entonces las leyes de esta dimensión terrenal no tendrán ninguna autoridad sobre nosotros, ninguna autoridad.

¿Por qué? Porque entonces seremos personas a los cuales ese cuerpo material ha sido transmutado, usted está transmutado, usted está… - es una transmutación. Usted ha tenido un cambio. Y ahora después de haber tenido ese cambio, usted puede aparecer o desaparecer, puede aparecer en una forma o en otra forma.

¿Saben lo que quiere decir eso? Eso quiere decir que usted puede aparecer en forma de hombre aquí en la Tierra, o en forma de luz o en alguna otra forma, porque ya entonces usted no está limitado a materia.

Cuando uno está limitado a materia, este cuerpo solamente puede aparecer en forma así visible de carne; no puede aparecer en forma de luz ese cuerpo, todo el tiempo tiene que aparecer en forma de carne; pero si entra a una transmutación entonces ya no está limitado a una forma ni a materia; entonces por eso es que estas luces misteriosas pueden aparecer en diferentes formas.

Por eso es que el Pilar de Fuego, Melquisedec, encontramos que aparecía y desaparecía; aparecía en forma teofánica, después desaparecía; después apareció en otra ocasión en una forma o en otra forma y en diferentes formas, pero el mismo Dios. Y así será con nosotros, podremos aparecer en diferentes formas, pero será usted siempre el mismo, la misma persona.

Miren ustedes, Melquisedec apareció a Abraham en cuerpo teofánico, cuerpo de la sexta dimensión, pero luego se desapareció; y después apareció en forma de carne y fue conocido por Jesús de Nazaret.

Luego ese cuerpo fue glorificado; y entonces, al ser glorificado ¿entonces después qué pasó? Él dijo: “Salí de Dios y vuelvo a Dios, salí del Padre y vuelvo al Padre”. Y cuando regresó al lugar de donde había salido, luego apareció a Saulo de Tarso y era Jesús, Jesucristo, ¿pero cómo apareció? En forma de luz.

Entonces usted puede ver que podía aparecer y desaparecer. Entonces en otras ocasiones puede aparecer en diferentes formas, encontramos que puede aparecer en forma de Ángel, el Ángel del Señor, y así por el estilo.

Ahora, cuando vuelve a aparecer en forma de carne es en el tiempo cuando aparece en los días como Sodoma y Gomorra; y entonces toma la carne, ¿la carne de quién? Del cuarto Elías y del quinto Elías, pero es el mismo Dios; no ha cambiado, es el mismo Dios para poderse manifestar en la forma humana. ¿Por qué? Porque como él fue transformado, como él fue glorificado, entonces ya no tiene un cuerpo de carne como el que nosotros tenemos, es un cuerpo glorificado el que tiene.

Ahora, para aparecer en forma de carne igual que la nuestra, tiene que tomar algún cuerpo de los hijos de Dios de este tiempo, y entonces en esa forma Él se da a conocer a Su pueblo; pero sigue siendo el mismo Dios manifestándose a través del cuarto Elías y del quinto Elías en medio de Su pueblo; y entonces también toma la carne de cada uno de los hijos, de Sus hijos, y entonces ahí también está la Palabra manifiesta en carne humana.

Entonces, recuerde usted que todos los hijos de Dios son una parte de Dios, cada hijo es una parte de Dios; por lo tanto entonces sabemos quiénes somos; entonces salimos de Dios y volvemos a Dios, entonces seremos como Él es.

Por lo tanto, entonces, después en las edades por venir, ya usted puede ver de las diferentes maneras en que podemos aparecer y desaparecer; y también puede ver lo mucho que podremos viajar, no solamente aquí en esta dimensión sino en las demás dimensiones que hay, podremos viajar en las demás dimensiones y no habrá ningún problema.

Entonces usted puede darse cuenta la hora en que estamos. Es una hora gloriosa en que ya pronto el cambio de cada uno de nosotros ha de acontecer. El cuarto Elías dijo: “No vamos a adelantarnos a los que durmieron, ellos van a resucitar primero; y entonces nosotros cuando les veamos a ellos, vamos a ser nosotros transformados?.

Por tanto, ya usted puede ver lo que va a pasar pronto. Si algo debemos desear es que acontezca la resurrección, no porque nosotros vamos a ser resucitados, sino porque vamos a ser transformados después que ocurra la resurrección de los santos.

Ahora, nosotros tenemos un Plano y entonces podemos ver el orden de las cosas, podemos saber entonces que todavía no estamos transformados; por eso es que tenemos todavía problemas. Pero ya pronto tiene que ocurrir la resurrección; y cuando ocurra la resurrección entonces nosotros seremos transformados y estaremos iguales a los que resucitaron, en la misma condición: en un mismo cuerpo glorificado cada uno estará, podrá aparecer y desaparecer.

Ahora, en esos días tendremos un trabajito que hacer, en esos días podremos decir: “Nadie nos quita la vida”. Por lo tanto, el cuarto Elías dijo que cuando ese tiempo llegara y la apretura viniera, no podrían bloquear a los escogidos porque se les habrían de desaparecer. ¿Por qué? Ellos sabrán cómo desaparecerse en esos días.

Por lo tanto, estando en estos días en los cuales se tienen que cumplir todas estas cosas, y viendo que el tiempo de los gentiles termina en el 1977, y hemos visto cómo ha estado terminando, entonces lo que nos falta es que Dios cumpla para nosotros lo que Él ha prometido; pero primero tiene que cumplir para los que han partido, los que están en la sexta dimensión, tiene que cumplir lo que Él les ha prometido.

¿Qué les ha prometido Él? Que aunque estén muertos sus cuerpos terrenales, han de resucitar, entonces ellos tienen que regresar. ¿Usted ve? Ellos vienen a nosotros, y ahí también viene nuestro cuerpo teofánico, la sexta dimensión viene hacia nosotros; entonces sabemos que algo ha de acontecer muy pronto.

¿Cómo será la transformación de este cuerpo? Bueno, tenemos por dentro lo que se necesita para cuando esa luz, esas luces misteriosas vengan sobre nosotros, pues habrá dentro de nosotros lo que se necesita para que cuando venga esa luz haga contacto y seamos transformados.

Bueno, a otras personas quizás esas luces los puedan quemar, los puedan matar, pero a nosotros no podrá hacernos eso; aunque será muerte, sí, porque morir es dejar este cuerpo; este cuerpo será transformado. Es el proceso de la muerte, pero en una forma rápida, de tal manera que usted lo que verá será una transformación.

No tendrá que ver el proceso de la muerte y la resurrección como fue visto en las edades pasadas: que la persona moría, era enterrado, su cuerpo se podría e iba desapareciendo ese cuerpo; y en la resurrección entonces ellos, en sus cuerpos de la sexta dimensión, sus cuerpos teofánicos regresan para tomar una porción terrenal, de tierra, y esa porción ser transformada, y entonces tendrán un cuerpo transformado.

Pero nosotros pasaremos por todo ese proceso en un momento tan rápido que casi ni nos daremos cuenta. Entonces no tenemos que esperar que este cuerpo se convierta en polvo (porque este cuerpo es polvo), entonces estando así completo seremos transformados.

¿Y por qué hablamos tanto en este tiempo de estas cosas? Porque este es el tiempo para Dios cumplirlo; en otros tiempos no estaría muy adecuado hablar de ello, era más adecuado hablar de la resurrección, y entonces colocar en el futuro un pueblo que estaría vivo, que no vería muerte y que sería transformado; pero nosotros hoy no ponemos a ese pueblo que estará vivo para ser transformado, no lo colocamos en el futuro, lo colocamos en el presente; porque esas gentes somos nosotros, que no tendremos que ver muerte, todos los que han sido predestinados, todos aquellos en los cuales se está encarnando el Mensaje de la Edad de la Piedra Angular.

Entonces encontramos que no estamos hablando del futuro, sino que estamos hablando del presente. La cosa entonces es con nosotros, la bendición es para nosotros. Los juicios son para el mundo; porque no pasará esta generación sin que todas estas cosas acontezcan: las bendiciones para los hijos de Dios, los juicios para el mundo gentil, para todos los sistemas mundiales.

Para nosotros una bendición grande nos espera, para el mundo miren lo que les espera… ¿Saben cuándo salió esto? Esto salió publicado en el periódico El Imparcial. Ya se fue… desapareció él, ¿verdad? Pero lo que publicó es para este tiempo. Esto salió el sábado 10 de marzo de 1962 (por eso es que está tan deteriorado). Todavía conservo este recorte, ustedes no saben lo que esto significa para mí.

El cuarto Elías dice que el ministerio de Elías siempre ha sido un ministerio en el cual habla con relación a las jezabeles: a las mujeres que se cortan el pelo, se pintan el rostro y actúan en contra de la Palabra de Dios. Y él dice que esa clase de mensaje siempre identifica el ministerio de Elías.

Usted lo busca a través de todos los cuatro ministerios anteriores y usted lo encontrará hablando con relación a la posición de la mujer. Encontramos, entonces, que eso tiene que ver con el ministerio de Elías.

Ahora, para mi sorpresa… Porque el único que se ha estado sorprendiendo cada vez soy yo. Cada vez que Dios me hace saber algo, el que se sorprende soy yo.

Yo leía eso ahí… Bueno, yo no sabía sobre eso bien; y un día el Señor me trajo a la memoria el primer mensaje que yo prediqué, el cual fue predicado en la iglesia “Discípulos de Cristo” de Sabana Seca (fue un domingo en la noche).

Yo no era un predicador, yo no sabía predicar ni sabía hablar delante del público, pero Dios me estaba llamando para predicar. Yo no sabía cómo hacerlo, no sabía ni hablar. Imagínese, uno pararse delante de la gente para hablar, y luego para predicar la Palabra sin uno ser un predicador. ¡Eso es algo muy difícil para una persona!

Entonces cuando Dios me llamó al ministerio…, Él comenzó a llamarme al poquito tiempo de yo haber venido al Evangelio. Yo vine al Evangelio en el 59, y ya poco tiempo después Dios comenzó a llamarme al ministerio. Yo le decía al Señor: “Señor, yo no creo en institutos ni en seminarios”. Y yo sentía como odio en contra de los institutos y los seminarios. ¡Yo no sabía ni por qué era! Cuando leo lo que sentía el hermano Branham acerca de las denominaciones y de los seminarios, ahora yo entiendo lo que yo sentía.

Bueno, yo le decía al Señor: “Señor, si Tú me llamas a predicar yo no voy a prepararme a ningún seminario ni instituto. Tú me tienes que enseñar a mí y decirme lo que yo voy a predicar. Y Tú me dices lo que yo predique, que yo me paro y lo digo”. ¡O sea que no era ni siquiera predicar! Más bien era: “Tú me dices lo que yo hable, y yo me paro y digo lo que tú quieras que yo diga”.

Bueno, y así fue desde el comienzo que Dios comenzó a llamarme. Y yo estuve dispuesto a predicar solamente bajo esa condición: que Él me diera a conocer lo que tuviera que hablar. Y así ha sido desde que comencé, en el 62.

Para ese tiempo Él me llamó a predicar, y entonces yo estuve dispuesto a predicar. Me fui delante de Dios en ayuno, estuve unos cuantos días en retiro, y entonces le dije: “Dame ahora lo que Tú quieres que yo predique”.

El primer mensaje que me dio para predicar fue Isaías, capítulo 3. Y si usted ha leído Isaías, capítulo 3, usted sabe que ese es un mensaje directo para la posición de la mujer para este tiempo. Y entonces en ese primer mensaje que yo prediqué, yo le pedí al ministro que me dejara predicar porque Dios me estaba llamando a predicar; y entonces él me dijo: “Bueno, predícate un miércoles, que es el día de la… (de esto de damas) Sociedad de Damas, porque como tú no has predicado nunca, tú sabes, si te turbas y te equivocas pues no se nota mucho”.

Pero un domingo en la noche… Y yo le decía: “No, yo quiero un domingo en la noche para predicar un domingo”. Y él me decía: “Bueno, el domingo es el día del pastor predicar su mensaje, y ese día el ministro no se lo da a nadie. Ese es el día del pastor predicar su mensaje, domingo en la noche. Y hay mucha gente, y si te equivocas pues ya… o sea, te vas a poner nervioso”. Y yo le dije: “No, no, deme el domingo. Otro día no lo quiero. Tiene que ser domingo”.

Yo decía: Bueno, si Dios me está llamando Él me tiene que respaldar. Usted sabe, iba a ser una prueba para mí, porque si Dios no me estaba llamando Dios no me iba a respaldar; y entonces comenzando pues había terminado y había salido de ese problema.

Entonces… bueno, tanto estuvimos yo hablándole a él y él a mí, hasta que por fin. Dijo: “Bueno, está bien, vas a predicar entonces domingo en la noche”. Entonces, ya yo estaba muy contento, porque ya Dios me había dicho lo que tenía que predicar; pero yo no le dije a él lo que iba a predicar, porque si le digo (de seguro) no iba a poder predicar; porque con una clase de mensaje como ese… para comenzar, uno ha fracasado si Dios no está con uno.

Con esa clase de mensaje fue que yo comencé en el ministerio, y nadie me ayudó sino Dios. Estuve como una hora predicando. Cuando terminé, el que estaba sorprendido era yo, de que hubiera podido estar una hora predicando delante de una congregación que era bastante grande (quizás de algunas 400, 500 personas; no sé cuántos estarían en esa noche). No recuerdo si lo anunciaron, yo creo que lo anunciaron. Y de seguro algunos fueron para ver qué era lo que iba a pasar.

En esa ocasión, en esos días Dios había puesto en mis manos esta revista, este periódico; y entonces con este reportaje científico yo les probé por la Palabra de Dios y por la ciencia que vendría un tiempo en que las mujeres que se cortan el pelo y que se pintan, y que actúan de esa manera incorrecta, como dice el profeta Isaías que estarían actuando en el tiempo final: se les caería el pelo y su carne se caería de su piel; porque Isaías dice que serían una llaga podrida desde la cabeza hasta los pies.

Y entonces yo les probé, con este reportaje científico, que para cumplirse eso, las bombas atómicas, la radioactividad, al ser manifiestas, a través de las explosiones nucleares han de producir eso. Ese fue mi primer mensaje.

Ahora, usted puede ver cómo comenzó este ministerio: comenzó en forma sencilla pero comenzó con un mensaje bastante duro. Realmente si Dios no hubiera estado conmigo, comenzando de esa manera no estaríamos aquí en esta tarde. Y después con mensajes tan largos como vienen en casi todas las ocasiones, si Dios no estuviera detrás de todo eso, realmente no quedaría ni uno escuchando la Palabra.

Pero lo que pasa es que los que vienen son la Palabra y lo que oyen es la Palabra, y no se pueden negar a sí mismos. El cuarto Elías decía que tenía un problema, que era que predicaba muy largo, y después decía: “Y los mensajes de enseñanza por naturaleza son largos”. Ese siempre ha sido el problema; y ese siempre ha sido algo que ha sido visto en el ministerio de Elías.

Por lo tanto, no podemos quejarnos en ningún tiempo, porque todo es para la bendición del pueblo de Dios. Y quizás lo que de momento uno no entiende, después escuchando la grabación o leyendo los libritos, entonces puede entender lo que no entendió cuando se estuvo predicando; pero tenía que ser hablado para entonces ser grabado y ser pasado a libro; y después, ya al estar todo eso, Dios se encargará de ayudarlo a usted para que usted lo capte y se haga carne en usted.

Así que, aquí cuando venimos lo creemos todo, sabemos que viene de parte de Dios el Mensaje, y aunque entendamos la mitad, la otra mitad la entendemos después. Ahora, algo ha estado pasando, y es que hemos estado entendiendo más de la mitad cada vez que nos reunimos.

Por lo tanto, que Dios nos siga ayudando en esta hora. Algún día ya ustedes no van a ver más libros así cuando les predique; ya esto ya pronto terminará. Yo espero que pronto termine.

Ahora, estaba pensando, en el viaje que voy a dar de visita a ver a mis hermanos, no llevar libros; pero de todos modos estaba pensando después: “Bueno, me llevo Los Sellos, Las Edades, la Biblia y eso; y en el hotel o en donde esté, estudio allí”.

Ahora, es probable que cuando el Mensaje pase a los judíos, si aparece algún libro para serles leído, a lo mejor sea el Antiguo Testamento; y después más tarde (a lo mejor), cuando ellos ya hayan recibido, se les puede enseñar el Nuevo Testamento y algunas cositas más. Y quizás les podamos enviar todos estos mensajes que han sido predicados aquí, que están grabados y traducidos al inglés, y también los que están ya en libros en inglés también los podrán leer, porque ya ellos sabrán que la cosa es de parte de Dios.

Pero he pensado que los primeros mensajes que ellos escucharán, a lo mejor no vean ni un libro delante de ellos; pero Dios lo vindicará. Quizás lo que vean sea la Biblia. En la película también es así, esas tres películas que se tomaron, ellos no ven todo este montón de libros como ustedes ven aquí; ellos solamente me ven a mí con la Biblia, y no sé si saben que está el Antiguo y el Nuevo Testamento ahí. No sé si ellos piensan, cuando la vean, que es el Antiguo Testamento nada más.

Bueno, se podrá predicar aun sin tener nada, nada escrito delante, porque ya esa Palabra estará escrita en carne humana; lo único que hay que hacer es (¿qué?) leer lo que está escrito ahí o darlo a conocer.

Así que mientras tenemos tiempo y podemos leer, leemos; y oímos grabaciones; cuando llegue el tiempo que no podamos, ya eso estará acá, ya lo conoceremos bien.

Bueno, no sé qué hora es. Es que estamos en una edad en que el tiempo ha terminado, y comenzamos a hablar así y como que nos metemos a esa otra dimensión en que el tiempo no existe; y cuando volvemos en sí y regresamos a tiempo, nos damos cuenta que el tiempo ha volado.

Pero del tiempo, del tiempo nuestro, no hemos perdido ni un segundo; porque hemos estado durante todo el mensaje y durante el devocional sin perder ni un minuto: hemos estado en eternidad. ¿Ve?

Pero cuando despertamos otra vez, cuando regresamos otra vez, acá en el tiempo humano, han pasado algunas horas; pero algunas veces decimos: “¡Cómo ha volado el tiempo!”. Es como si hubiéramos salido fuera de esta dimensión terrenal. Y algún día vamos a salir por completo; y entonces, ya entonces no tendremos que regresar para ningún sitio acá; hemos llegado a casa cuando eso ocurra y entonces todo es nuestro.

Bueno, déjenme ver cuál es el tema. El tema de la enseñanza de esta mañana ha sido: “EL PODER MAGNÉTICO”.

Creo que ha sido un tema sencillo, pero ha sido un tema en el cual hemos podido ver algunas cosas de las cuales Dios ha hablado para nosotros en este tiempo; y siendo nosotros los herederos de estas promesas, entonces tenemos que conocer las cosas que Él nos ha prometido y ver cómo Él las está cumpliendo, y ver cómo Él estará cumpliendo las que faltan de ser cumplidas. Somos herederos de todo.

Nos faltaron algunas cositas. En todos esos libros hay tanto que nunca terminamos. En cuanto a nosotros, en esta mañana hemos estado hablando con esto nada más, y algún día no tendremos que escribir nada y podremos seguir hablando.

Así que yo pienso que cuando Jesús de Nazaret se ponía a predicar, Él no tenía el problema que tenemos ahora. Él empezaba a hablar y eso era todo. Muy pocas veces Él tenía una Biblia a la mano, o sea, el Antiguo Testamento, como lo tuvo allá en el templo cuando el sacerdote le dio el libro del profeta Isaías. Lo tuvo por un ratito, leyó lo que iba a leer, se lo entregó al sacerdote y después ¿qué hizo? Le entregó la letra al sacerdote, al ministro. ¿Por qué? Él tenía la vida de esa letra, toda esa letra estaba en Él, Él era la Palabra de Dios; el sacerdote le dio la Palabra escrita, pero Jesús era la Palabra en carne humana.

Por lo tanto, Él no necesitaba estar para arriba y para abajo con la letra, porque Él tenía la vida, Él era la Vida de esa letra; o sea, Él era esa letra hecha carne, cumplida. Y siendo la letra hecha carne, cuando Él se paraba delante de la gente, ¿qué estaba delante de la gente? La Palabra que ellos tenían en letra, allí estaba en forma de hombre; y de la Palabra en forma de hombre salía todo lo que estaba en Él cumplido. ¿Ve?

Entonces ellos estaban oyendo allí a Isaías 61. Primero lo oyeron de la letra. Luego cuando Él les dijo: “Hoy se ha cumplido esta Escritura”, estaban oyendo ¿de dónde? De la Palabra que estaba en carne humana. Así que Jesús se paraba y empezaba a predicar; y sin embargo estaba predicando (¿qué?) lo que la letra decía, la cual la tenían allá en un libro; pero cuando Jesús se paraba delante de la gente, aquella letra estaba en carne, era en un estado superior, era en un estado que realmente le era de bendición a los que la podían recibir.

Ahora, una cosa es recibir la Palabra en forma de letra, cualquier la puede recibir y andar con ella debajo del brazo toda su vida; y sin embargo esa Palabra en letra no hace nada en su vida. ¿Ve?

Pero ¿qué pasa? Cuando la recibe, cuando esa Palabra se hace carne y esa Palabra se expresa, y sale un mensaje acerca de esa carne en donde está esa Palabra, al recibir ese mensaje entonces le es de bendición a la persona que lo recibe. ¿Por qué? Porque está recibiendo a Dios manifestado a través de carne humana; y entonces ese Mensaje que recibe es el Mensaje de Dios, y ese Mensaje es Dios; porque el Mensaje y el mensajero son una sola cosa.

Así que usted puede ver que lo más importante no es tener la letra, aunque caminamos y lo hacemos todo de acuerdo a la letra; pero esa letra tiene un significado correcto y ese es el significado que Dios le da a esa letra, y eso es lo que tenemos nosotros en este tiempo.

Así que estamos muy contentos nosotros en esta hora en que estamos. Algunas veces no sabemos cómo empezar a predicar, y después no sabemos cómo terminar; porque es que no hay dónde detenerse. Y algunas veces yo tengo que escribir algunas cosas para que no se me olviden, y algunas veces después que las he escrito se me olvida dónde está el papel en que las escribí, tengo el mismo problema siempre. Y entonces en algunas ocasiones me vienen a la memoria y entonces las cito de memoria, y después consigo el papel donde están escritas. Yo creo que en todo esto Dios está.

No es cuando uno quiere sino cuando Dios quiere que se digan las cosas, porque entonces ese es el momento en que hace el trabajo que Dios quiere que haga, entonces la Palabra no vuelve a Dios vacía, sino que hace aquello para lo cual fue enviada.

Así que esperamos de parte de Dios que sea como Él quiere y no como nosotros queramos. Por eso es que no podemos decir: “Vamos a predicar sobre tal tema y tal tema”. O ustedes decir: “Queremos que nos prediquen sobre tal tema”. Mejor decimos: “Que sea como Dios desee, porque Él sabe lo que nos conviene a nosotros”.

Yo aquí cuando me paro, algunas veces traigo algunas notas y pongo todos los libros ahí. ¿Sabe por qué? No es que los voy a usar toditos, es que no sé cuál voy a usar; y como no sé cuál voy a usar, los pongo todos ahí; entonces cuando Dios me trae tal cosa de tal mensaje o de tal mensaje, entonces si me da tiempo y lo consigo rápido, lo busco aquí.

Por eso usted puede ver que estos libros están escritos por dentro y por fuera; por dentro también con índice, y por fuera; porque en el frente tiene las cosas más importantes, los temas más importantes para no tener que ir al índice que está acá dentro. Imagínense que tenga que ir allá al índice; y si no está en ese libro lo que estoy buscando, tener que buscar en otro mensaje, y buscar así esos índices (aunque son índices temáticos). Yo no sé mucho de esto de temáticos y cosas así, pero fue la forma en que Dios me guio a hacerlo desde muchos años atrás y ahora les estoy sacando provecho… o Él nos está usando.

Entonces quizás algunas personas puedan pensar que los libros que yo uso están muy deteriorados y los debo de cambiar. Algunos están así. Y el hermano Adalberto me dice: “Dámelos para arreglártelos o coge otros”. Y algunas veces algunas personas no saben lo que significa esto para mí.

Si estuvieran nuevecitos, no los he usado. Es que ya están en cantos de tanto uso. Y después que ya yo tengo marcado un libro así, mientras más deteriorado está, más cosas tiene y más cosas están marcadas ahí, y entonces yo no lo cambiaría por uno nuevo. Usted puede ver cómo están marcados casi todos los libros. Quizás alguna persona puede pensar: “Lo que hace es dañar el libro”; está dañado para muchas personas, para mí ahora es que está bueno.

Quizás una persona lo coge y no lo entiende; pero cuando está así es que yo lo entiendo bien; porque cuando está así es cuando Dios me ha hablado, me ha mostrado lo que significa cada cosa ahí, lo he marcado, le pongo al lado algunas cosas que significa, le pongo citas de otros libros ahí, que están relacionadas con eso, y entonces le he sacado realmente a ese mensaje el significado de ese mensaje y el propósito con el cual fue predicado por el cuarto Elías.

Y cada vez que leo un libro, aunque esté así marcado, le encuentro más cosas y me gozo más. No sé cómo haría el hermano Branham, él no tenía esta bendición que tenemos nosotros ahora, de tener tantos mensajes así; él solamente tenía los de los apóstoles aquí en la Biblia; y me imagino que su Biblia estaría más o menos como está cada mensaje de estos: toda marcada por todos los sitios.

Así que, realmente cuando uno estudia la Palabra de Dios en el Espíritu de Dios, entonces no se puede controlar; si logra controlarse y no marcar nada ni escribir nada, después se le puede olvidar.

Bueno, ya estamos terminando, o sea, estamos llegando a una pausa; yo no sé si esta pausa sea larga, ya que si los pasajes están listos para esta semana próxima, saldré de vacaciones.

Ahora, ustedes recuerden que aun las vacaciones que he de tomar, que he tratado de tomarlas por tantos años, si Dios quisiera usar mis vacaciones o esas vacaciones para hacer algo, ustedes saben que yo no me opondría; pero si Él no quiere hacer nada estaré pronto de regreso aquí. Si Él quisiera hacer algo, luego que termine todo, nos veremos nuevamente.

Ustedes saben que de una forma o de otra yo voy a regresar, eso ustedes lo saben; y entonces, si regreso de otra manera, de la otra forma que ya ustedes saben, entonces ustedes van a ser transformados, porque no vendré solo, vendremos todos los de la otra dimensión.

Bueno, quiero… no me voy a despedir. Hace meses que yo me despedí de ustedes porque no sabía cuándo iba a salir, pero ya yo creo que estoy por salir. Yo creo que si no salgo esta semana, saldré la otra. Yo creo que este mes de diciembre, de ahí no puedo pasar.

Bueno, saldré de visita. ¿Qué cosas pueden suceder? Bueno… ¿quiere saber qué cosas pueden suceder? Las cosas que Dios ha dicho que van a suceder. Si ha llegado el tiempo, pueden suceder; si no, pues hemos estado en un paseo todos juntos visitando a nuestros amados hermanos que están allá.

Así que dejaremos entonces todo preparado allá para una próxima ocasión; pero dejaremos todo preparado para una actividad allá.

Ahora, a mí siempre me ha gustado que Dios sea el que obre en todo, porque yo no sé hacer nada; por lo tanto, yo espero que Dios esté aun en estas vacaciones, para que así sea de bendición para mí y para todo el pueblo del Señor.

Todo continuará igual aquí, todos los domingos aquí, los viernes no; solamente los domingos en la mañana. El hermano Mario estará aquí, él se encargará de todo; luego cuando el hermano Adalberto regrese, él continúe (el hermano Adalberto) con el hermano Mario.

Yo creo que Dios tiene un propósito grande con esta Carpa y este grupo aquí. Así que pase lo que pase los ojos de Dios estarán sobre ustedes para bendición.

Así que no sé qué más decirles en esta hora en que vemos frente a nosotros cómo el tiempo ha estado terminando, conforme a como el cuarto Elías dijo, que el tiempo de los gentiles terminaría en el 77.

Así que Dios les bendiga a todos en esta mañana o en esta tarde; y permanezcan aquí en todos los cultos. Cualquier cosa llamaremos desde allá y le haremos saber cualquier cosa, y sigan orando por nosotros. Y si quieren seguir trabajando mientras estemos allá, lo pueden seguir haciendo, y el hermano Nelson nos enviará allá todo lo que ustedes quieran enviar allá y que sea usado allá.

El trabajo es de ustedes, estamos todos juntos en esa Obra, en ese trabajo, y estamos contentos de que Dios nos haya escogido para la gloriosa labor de esta hora.

¿Cómo se hubiera sentido Lutero si hubiera sabido que él era el mensajero con su grupo, que llevaría el Mensaje a los judíos? ¿Cómo se hubiera sentido Wesley? ¿Cómo se sentía el cuarto Elías pensando que él era? Y después el Señor le dijo: “Tú no eres. Es conforme a Apocalipsis 11, y tú no eres Apocalipsis 11. Así que ese trabajo déjaselo para aquel que le corresponde. Mantente fuera de Jerusalén, no te asomes por allí a llevar actividades a cabo”. ¿Ve usted?

Pero ahora nosotros sabemos la bendición que nos ha tocado y nos hemos estado acercando por allí para trabajar y para que Dios cumpla lo que Él ha dicho que va a hacer con nosotros allí.

Por lo tanto, sabemos que a nosotros nos ha tocado la gran bendición de llevar el Mensaje a los judíos. Por lo tanto, en eso es que estamos trabajando y seguiremos trabajando hasta que ellos sean despertados, resuciten espiritualmente, y ellos digan como nosotros: “¡Eso es lo que estábamos esperando nosotros! No podíamos creer a Wesley ni a Lutero, ni a ninguno de los siete mensajeros. Aunque vinieran aquí no les ibamos a creer. Pero ahora la cosa ha cambiado”.

Así que estamos trabajando a la segura, estamos trabajando sobre una promesa de Dios. Así que cada centavo que usted ha colocado en este trabajo que se ha comenzado a hacer desde hace unos meses atrás, cada centavo está en la Obra de Dios usado; ni uno se ha perdido. Así como ni un cabello de nuestra cabeza se pierde, ni un centavo de lo que usted ha colocado en la Obra para todo este trabajo que ha de ser hecho allá, y el que ha estado siendo hecho entre nosotros, ni un centavo se ha perdido.

Por lo tanto, sabemos la bendición que tenemos; y sabiéndolo, ese es el motivo por el cual hemos estado trabajando, sin forzar a nadie, de libre voluntad cada uno. Aquí no le metemos miedo a nadie para que trabaje, sino que le mostramos el libre albedrío que cada uno tiene para hacerlo; y el que desea, lo hace; el que no lo desea, no lo hace, y le seguimos amando. Cuando se dé cuenta de lo que podía hacer, se dará cuenta que ya no tiene tiempo para hacerlo. El único tiempo que tiene es, para hacer, lo que puede hacer en ese tiempo; pero lo que ya no hizo, ya no lo podrá hacer, ya eso pasó.

Entonces, hemos todos estando trabajando juntos, haciendo todo lo que ya ha sido hecho, y haciendo lo que está siendo hecho. Y seguiremos para hacer lo que falta de ser hecho.

Tenemos que estar unidos en amor todo el tiempo, sabiendo que somos uno solo en Cristo trabajando. Es Dios el que está obrando con cada uno y a través de cada uno.

Por eso es que le damos la gloria a Dios de todo lo que ha sido hecho. Nosotros de nosotros mismos nada hemos hecho, para estar aquí nada hemos hecho. Si hubiera sido por nuestra propia voluntad, dígame dónde estaría usted. Pero ha sido por la voluntad de Dios, y por eso Él ha estado con nosotros para bendecirnos, y ahora podemos entender el plan de Dios.

Bueno, déjeme hacer la pausa. Como no sé si esa pausa es un poquito… tome un poquito de tiempo hasta que pueda volver acá a hablar con ustedes… o no sé si el domingo pueda estar otra vez; todo depende de la fecha del pasaje. Yo desearía que fuera esta semana que viene, y así hemos estado tratando.

Por lo tanto, hasta que nos volvamos a ver nuevamente: Dios nos bendiga, Dios nos guarde. No se turbe vuestro corazón. Pase lo que pase, ya usted sabe todas las cosas que pueden pasar; y si la Palabra de Dios lo dice, deben cumplirse.

Por lo tanto, sepa usted estar tranquilo, seguro, firme y esperando lo que Dios le ha prometido a usted que ha de hacer con usted.

Así que esta es una hora para estar tranquilos todos. No estar descontrolados en ningún momento por las cosas que Dios tenga que hacer, sino estar tranquilos, conscientes de las cosas que Dios ha dicho que deben de suceder.

Estos son consejos para todos ustedes, para que sepan ustedes cómo actuar y cómo sentirse en estos días venideros.

En los Estados Unidos parece que la huelga se ha estado poniendo un poquito mala. No sé si la arreglaron o si pronto la arreglen. Pero el cuarto Elías dijo que vendría una depresión, una depresión grande. Y ahora, usted puede ver que vienen grandes problemas para Estados Unidos, y cada día será peor. Y eso va a ocasionar nuevas cosas y nuevas leyes y nuevas estrategias y nuevas formas para actuar.

Por lo tanto, tambén he oído que en Puerto Rico ha estado habiendo un poquito de escasez de alimentos para el área de Mayagüez, he oído que hay bastante escasez. Yo les aconsejé en estos días, que si pueden conseguir algunas cosas, lo más que pueda, pero sin desesperarse, las tenga guardaditas por ahí; y si llega el momento que no haya nada, úselas. Hay diferentes cosas que se pueden obtener, que no se dañan, como cosas enlatadas y otras cosas más, el arroz y esas cositas, en lo que somos transformados.

Ya usted sabe, ninguno queremos ver a nuestros hijos sufriendo, y si estamos apercibidos… Bueno, en esa parte si tenemos esas cositas, por ese lado no sufrirían esa prueba, ya que ustedes han entrado al Mensaje y a la Edad Eterna sin necesidad de una apretura. Yo creo que no la necesitaríamos, por lo menos nosotros. Los que la necesiten, bueno, a ellos les vendrá. Pero si usted no la necesita, si usted no está apegado aquí a las cosas terrenales, entonces pues a lo mejor sea más suave para nosotros.

Bueno son consejos… estos consejos es porque a mí no me gusta verlos a ustedes sufrir por nada. En lo espiritual no me gusta que ustedes sufran por alimento espiritual, y en lo material tampoco me gustaría que ustedes pasaran por algo así; así que pueden tomar precauciones. Los que deseen hacerlo, lo hacen bien. El que no lo haga por negligencia, es un negligente. No se queje nunca, entonces, del fruto de su negligencia.

Así que estén preparados para cualquier cosa. De seguro será por corto tiempo, pero vendrá esa apretura y esas necesidades.

Cuando uno está así que no sabe cuándo vuelve a predicar, uno quisiera dar todo lo más que uno pudiera dar… por si acaso, algo pues se le queda a uno sin hacérselo saber al pueblo.

Esto de seguro pasó así con el apóstol Pablo cuando se estaba despidiendo de los hermanos, porque tenía que partir; y entonces quiso dejar todo en orden, para que cuando él se fuera el diablo no pudiera hacerle daño al pueblo de Dios de ninguna forma.

Por lo tanto, aun en esta parte material a mí no me gustaría que ustedes sufrieran, y que yo supiera por allá que ustedes están padeciendo de necesidades económicas o de alimentos. Más bien me gustaría saber que todo está bien.

Aunque los juicios estén sobre la Tierra, que para ustedes todo esté bien.

Así como no me gustaría ver a mi familia pasar por algo así, tampoco ustedes; porque ustedes son mi familia: somos hermanos unos de los otros.

Bueno, oraré por ustedes a Dios, para que Dios les ayude y les supla todas las necesidades, y les ayude a todos ustedes hasta que lleguemos a ser transformados.

Dios nos bendiga y Dios nos guarde, y será hasta muy pronto.

“EL PODER MAGNÉTICO”.

[Revisión febrero 2020]

1 “El maniaco de Gadara” - 20 de julio de 1954 - Chicago, Illinois, E.U.A.

2 SPN65-0418M “Ya salido el sol”, pág. 46, párr. 330

3 SPN64-0830M “Preguntas y Respuestas” (Número 3), pág. 1016, párr. 248, 249, 250