obsidian/es/conferencias/1977/09/spa-1977-09-25--el_sol_naci...

102 KiB
Raw Blame History

title date activity place city state country duration public youtube translations files
El Sol naciente 1977-09-25 PR 00:00:00 false

Muy buenos días, amados hermanos; el Señor nos continúe bendiciendo a todos en esta hermosa mañana en que podemos congregarnos para adorar a nuestro Dios y oír Su gloriosa Palabra.

En esta noche o en este día, estamos contentos de poder estar nuevamente aquí; ya la carpa pues, dice que no va más, pero tiene que ir hasta que llegue la nueva, más bien esta carpa está como la carpa terrenal que nosotros tenemos nuestros cuerpos, son tipificados por una carpa, y estos cuerpos ya casi no dan más, pero tienen que llegar hasta, hasta que llegue el nuevo, hasta que sea transformado, entonces - entonces sí, ya entonces no lo necesitaremos, entonces será más bien cambiado.

Así que, cuando llegue la nueva y la instalemos, pues ya entonces no la necesitaremos más a esta. Así que, por esa causa es que le hemos dado el viernes, lo hemos dejado ahora sin culto, para cuando le pase algo a la carpa esta en lo que llega la otra, le dé tiempo a los hermanos que se encargan de eso, de arreglarla, le dé tiempo para arreglarla, y así usted no vaya a dar un viaje y cuando llegue, pues no haya culto y vaya muy desalentado.

Bueno, vamos a buscar nuestras Biblias, en Malaquías, capítulo 4, y ahí hemos, hemos de leer la Palabra… [CORTE DE AUDIO @2:38]… y dice así la Palabra del Señor: Malaquías, capítulo 4, comenzando en el verso 1, dice:

“Porque he aquí, viene el día ardiente como un horno, y todos los soberbios y todos los que hacen maldad serán estopa; aquel día que vendrá los abrasará, ha dicho Jehová de los ejércitos, y no les dejará ni raíz ni rama.

  • Mas a vosotros los que teméis mi nombre, nacerá el Sol de justicia, y en sus alas traerá salvación; y saldréis, y saltaréis como becerros de la manada”.*

Oremos al Señor: Dios Eterno, he aquí ante Tu presencia estamos. Te adoramos y Te glorificamos en esta mañana, oh, Dios Eterno, y Te damos gracias por Tus bendiciones; y Te rogamos, en esta mañana, hables a nuestros corazones y nos edifiques a todos. Te lo rogamos en el Nombre del Hijo de David. Amén, amén.

Si acaso notan que tengo que cerrar los ojos un poquito, es a causa de la claridad, pero todo está bien; el sol pues, está fuerte en esta mañana, el reflejo es fuerte, la claridad es fuerte, ¿pero saben ustedes una cosa? El tema de esta mañana es: “EL SOL NACIENTE”.

Así que, hasta por la parte literal, pues lo vamos a tener aquí un poquito fuerte y el reflejo va a ser fuerte; pero el Señor nos ayuda a ver en esta mañana lo que debemos de ver.

Conforme a la Escritura que tuvimos en esta mañana, dice:

“… (y a) los que teméis mi nombre, nacerá el Sol de justicia, y en sus alas traerá salvación; y saldréis, y saltaréis como becerros de la manada”.

** Dice que “a los que temen mi Nombre, nacerá el Sol de Justicia”.

Ahora ustedes pueden ver que el sol cuando nace, nace por la mañana. Por eso el tema de esta mañana es: “EL SOL NACIENTE”.

Ahora, para que tengamos una idea clara de lo que todo esto significa: el sol o la salida del sol esto lo que representa aquí conforme a la Palabra, es la Venida del Señor. Bueno, vamos a leerlo aquí. Dice página 20 del mensaje titulado “¿Cuál es la atracción en el monte?” Dice:

“Mas a vosotros los que teméis mi nombre, nacerá el Sol de justicia, y en sus alas traerá salvación (campañas de sanidad); y saldréis, y saltaréis como becerros de la manada”.

Y nos dice un poquito antes de eso. Dice:

“… y la Segunda Venida de Cristo, y Elías de antemano”.

Bueno, aquí nos muestra claramente que esto que nos habla del Sol de Justicia saliendo, eso no es otra cosa, sino la Segunda Venida del Señor apareciendo, surgiendo en el escenario aquí en la Tierra, y manifestándose la Segunda Venida del Señor conforme al orden de Su Venida para traer salud, salvación, vida eterna a todos los escogidos que han de estar viviendo en esta Tierra en el tiempo de la Segunda Venida del Señor, los cuales, los que estén aquí y hayan sido predestinados para no ver muerte, ellos entonces entrarán a eternidad aun estando viviendo sobre sus pies. En Palabras más claras: no tendrán que morir o dormir; y los que estén durmiendo, serán despertados en ese tiempo en donde será manifiesta la Segunda Venida del Señor.

Ahora encontramos sobre este tema “EL SOL NACIENTE”, allá en el Génesis, en el Génesis nos dice la Escritura, en el capítulo 1, allí encontramos un día en que el sol apareció y fue para traer bendición en esta Tierra a toda la simiente que había en esta Tierra, la cual estaba en esta Tierra, pero que estaba en tinieblas, en oscuridad —estaba aquí pero estaba perdida—; pero en ese día en que salió el sol, entonces toda esa simiente vino a ser redimida, vino a regresar nuevamente a su posición, o sea, nuevamente a estar sobre la Tierra en forma entonces de árboles: la simiente de árboles, en forma de animales: los animales, y así por el estilo cada cosa en su posición o lugar en donde Dios les había colocado en el principio.

Ahora encontramos aquí en Génesis, capítulo 1, que dice [verso 1]:

“En el principio creó Dios los cielos y la tierra”.

Ahí usted encuentra que cuando Dios creó los cielos y la tierra, todo lo hizo bien, lo hizo ordenado, y eso sucedió hace millones de años; no sabemos cuántos millones de años sucedió. Pero luego de eso, en el verso 2 dice:

“Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas”.

Aquí encontramos que del verso 1 al verso 2, entre medio del verso 1 y verso 2 ocurrió algo conforme a la Palabra, algo en donde todo cayó en oscuridad, en tinieblas y en desorden. Y entonces más adelante dice:

“… y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas”.

Así que aún, con todo y eso, el Espíritu de Dios estaba moviéndose sobre la faz de las aguas, porque Él habría de restaurar o retornar toda aquella creación, retornarla nuevamente a una posición ordenada, a una posición en donde estaba anteriormente, antes de estar en esa condición de tinieblas y oscuridad.

Luego, en el verso 3, dice:

“Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz.

  • Y vio Dios que la luz era buena; y separó Dios la luz de las tinieblas.*
  • Y llamó Dios a la luz Día, y a las tinieblas llamó Noche. Y fue la tarde y la mañana un día”.*

Ahora vemos en esos - en esos siete días que aparecen ahí, son esos siete días… y comienza el primero, comienza con la luz apareciendo nuevamente. Encontramos que esos son días en los cuales Dios lleva a cabo una restauración de las cosas que estaban caídas, y lleva a cabo un plan en el cual Él va gradualmente, gradualmente, colocando las cosas en su lugar original, trayéndolas a la vista nuevamente; y encontramos que lo primero que hace es traer luz. Encontramos que lo primero que acontece es que la luz apareció; por lo tanto, entonces, encontramos que para una restauración lo primero que se necesita es que aparezca la luz.

Encontramos que así es el Plan original de Dios; y siendo de esa manera entonces nosotros miramos espiritualmente todas esas cosas que en lo literal son llevadas a cabo, que muestran cosas espirituales que tienen que ser llevadas a cabo para que pueda entonces ser llevado a cabo el Plan de la restauración de los hijos de Dios, para ser colocados nuevamente en su posición original, o sea, regresar a lo que eran antes de venir aquí a esta Tierra a vivir en estos cuerpos terrenales, los cuales vinieron estos cuerpos a través de las vías - de las vías del matrimonio y la convivencia del esposo y la esposa.

Pero esa forma era una forma ya caída, eso era una forma que fue pervertida - una forma pervertida; y por esa causa es que entonces todo hijo de Dios que viene a esta Tierra y nace por esa línea, luego encontramos que tiene una sentencia de muerte su cuerpo: muere por esa causa, porque vino por una vía o por una línea pervertida que fue pervertida allá en el comienzo de la raza humana y que nosotros no tenemos culpa de haber venido de esa manera. Y tenemos nosotros una promesa de que seremos restaurados a nuestra posición original y que entonces estaremos en una condición, seremos llevados a una posición, y será esa posición la posición en la cual nosotros debimos de haber aparecido aquí en la Tierra; o sea que nosotros estamos regresando al comienzo, al lugar de origen nuestro.

Por lo tanto, entonces encontramos que a través de la Biblia Dios tipificó eso que habría de hacer en este tiempo, lo tipificó también con el año del jubileo allá, donde todas las cosas regresaban a su dueño original y a su condición original. Por lo tanto, entonces todos los hijos de Dios tienen que regresar a su condición original; y entonces encontraremos que Dios tiene un proceso, un Plan a través del cual Él mete a Su pueblo para regresarlos a su lugar original.

Ahora fíjese, esa restauración de la Tierra comenzó apareciendo la luz. Encontramos también en el tiempo de la resurrección del Señor, que el primer día de la semana, o sea, domingo, apareció el Señor, resucitó, se manifestó también en ese día a Sus discípulos, y encontramos que ese fue un día glorioso porque allí el Sol de Justicia se levantó después de haber muerto, después de haber ido a la quinta dimensión y haber pasado también luego por el Paraíso.

Ahora encontramos que el tema de esta mañana es “EL SOL NACIENTE”. Siempre es necesario que nazca el sol para así traer vida a las cosas que hay en esta Tierra; y estando los hijos de Dios en esta Tierra y necesitando vida, y viendo los hijos de Dios que ya sus días están por terminar aquí en la Tierra y que si las cosas siguen como van, entonces a la Luz de Dios todas las cosas están perdidas, todas las cosas están sin esperanza, entonces necesitamos que haya ¿qué? Que haya un nuevo amanecer, necesitamos que aparezca el Sol naciente para que pueda hacer una labor que necesitamos que sea hecha en este tiempo, porque de otra manera nosotros que estamos vivos nos pasará lo mismo que le ha pasado a todos los hijos de Dios que vivieron en las edades pasadas.

Ellos vivieron un tiempo aquí en la Tierra en cuerpos terrenales, pero tuvieron que descender a la tumba, descender a la tierra —ya sea de una manera o de otra—; y la condición de los hijos de Dios en esta hora en que vivimos es una condición de real necesidad, de que el Sol naciente brille en este día final, porque de otra manera nos dice la Escritura, que “si esos días no fueran acortados, ninguna carne sería salva” [San Mateo 24:22], no habría ninguna persona para ser transformada y raptada de los que estuvieran vivos aquí; y los que están muertos no pueden ser perfeccionados sin nosotros.

Por lo tanto, para que pueda haber una resurrección de los que han partido, primero tiene que haber un grupo de escogidos aquí a los cuales le brille el Sol de Justicia, le brille un nuevo amanecer, y pueda brillarle de tal manera que produzca en ellos lo que ellos necesitan que sea producido en ellos, y les imparta vida, pero vida eterna. O sea, que estando vivos ellos puedan recibir la Palabra que necesitan y la fe que necesitan para poder ser transformados. Sabemos que la fe de rapto y la fe para ser transformados nos las da el Señor en Su Segunda Venida.

Ahora, fíjese la condición, la condición delante de Dios, la condición en que se encuentra esta Tierra y en que se encuentra todo el Plan de Dios hasta que aparezca el Sol de Justicia brillando, o sea, el Pariente Redentor se presente y tome el Libro. Dice página 76 de Los Sellos, dice:

“86. La Biblia dice que Juan lloró mucho. Ahora, ha habido aquellos que han enseñado sobre esto, y en una ocasión escuché un hombre que dijo: “Juan lloraba porque vio que él mismo no era digno.” Cualquier persona bajo la unción del Espíritu Santo sabría que esa no era la razón. Aquí está mi pensamiento sobre por qué lloraba Juan”.

Ahora, Juan no lloraba por cualquier cosa ni porque era muy sentimental, sino porque Juan entendía - entendía lo que estaba pasando y entendía la hora que él estaba viendo, al haber sido trasladado, trasladado a este tiempo final, él se estaba dando cuenta, porque es que, en el otro cuerpo, en el otro cuerpo se sabe, se saben todas las cosas, se entiende; y entonces él estaba viendo y entendiendo la situación que había en ese tiempo final. Él estaba en este tiempo final. Y la razón por la cual él lloraba mucho, dice el cuarto Elías:

“[86.] Era porque si no había ninguno digno de abrir el Libro de la Redención, entonces la Creación entera estaba perdida. Así se encontraba la situación a la luz de la ley de Dios y, desde luego, Dios no puede ir en contra de Su propia ley.

  1. Dios requería un Redentor semejante que fuera digno y que tuviera la habilidad y la sustancia para hacerlo; y el Ángel dijo: “Ahora deje que el Redentor semejante se presente.” Entonces Juan miró por toda la Tierra y debajo de la tierra, y no se halló a ninguno digno. Por eso toda la Creación estaba perdida. Con razón Juan lloró, porque todo es- taba perdido; pero su llanto no duró más que unos momentos, porque uno de los ancianos allí cerca, dijo: “No llores Juan.” Su llanto no duró mucho. Juan estaba pensando: “¡Oh, Dios! ¿Dónde está el hombre?”.

Era requerido un hombre para tomar el Libro y abrir los Sellos; y era requerido un Redentor, el Redentor semejante Jesucristo, y no estaba por todo sitio, no estaba por allí.

“[87.] Allí están los sabios y allá están los otros... Aquí no hay nadie.”

88. “Yo quiero un hombre que tenga la habilidad para hacer esto, yo quiero un hombre que pueda redimir.” Pero tal hombre no se hallaba. Entonces Juan empezó a llorar porque todo estaba perdido, y lloró amargamente. Él estaba muy triste porque toda la Creación y todas las cosas estaban perdidas si no se hallaba esta persona. ¡Gloria a Dios! Si no hallaban uno que pudiera cumplir con ese requisito, todos los seres humanos, el mundo entero y toda la Creación estarían sin esperanza. Todo había caído: los derechos de la Vida Eterna…”.

Los derechos de la vida eterna estaban perdidos, había caído ¿ve? Por lo tanto, aquí sobre la Tierra no habría entonces nadie que pudiera recibir vida eterna, entonces los que estaban en la sexta dimensión se quedarían allí en la sexta dimensión, no podría venir una resurrección, ¿ve? Entonces todo estaba perdido.

“[88.]… los derechos de la Vida Eterna (todo eso estaba ¿qué? Cancelado), la Luz (también), y todos estos derechos habían sido confiscados, y ahora no había nadie que pudiera pagar el precio. En esto Juan empezó a llorar porque no había ninguno digno ni aun de mirar el Libro. Se necesitaba un ser humano, y Juan lloraba porque no había nadie digno y todo estaba perdido.

89. Entonces procedió la voz de uno de los ancianos parados en medio de los cuatro animales y todas las huestes celestiales, y dijo: “¡Juan, no llores!” (Y recuerde que Juan representa a la Novia del Señor, a la Iglesia verdadera del Señor). (Oh, hermano, la gracia de Dios). “Juan, no se quebrante tu corazón, no llores más, porque el León de la tribu de Judá, la raíz y el linaje de David, Él ha prevalecido.” Prevalecer quiere decir que alguien ha luchado y ha vencido al enemigo. Allá en el huerto del Getsemaní cuando la sangre caía de Su rostro, allí estaba venciendo. “El León de la tribu de Judá y la raíz de David ha prevalecido, ha vencido”.

Bueno, ya usted puede ver entonces, ya usted puede ver entonces la situación de la humanidad, la situación aún del pueblo de Dios, la situación aún de todo lo que Dios había hecho a través de las edades, todo eso estaría perdido si el Libro de la Redención no es abierto, y abierto por completo.

Por lo tanto, entonces, encontramos que esa era la causa por la cual Juan estaba llorando tanto, y al Juan estar llorando tanto, sabiendo lo que todo eso significaba, sabía entonces que no podía haber una resurrección; sabía que los santos que murieron en las edades no se levantarían, aunque el Señor dijo que habría, que habría de resucitarlos, no podía resucitar porque el Señor Jesucristo dijo que El sería el que los resucitaría.

Por lo tanto, para que pudiera venir una resurrección, tiene que entonces aparecer el que prometió llevar a cabo la resurrección; y ese es el Cordero, ese es Jesucristo, pero como Cordero - como Cordero, como Intercesor, Él no puede llevar a cabo una resurrección, no puede tampoco abrir el Libro; porque como Intercesor, como Cordero, Él es Intercesor, y Él hace la Obra de Intercesor e intercede por cada uno de los que están escritos en el Libro de la Vida del Cordero desde antes de la fundación del mundo.

Y ya cuando, cuando llega el tiempo final en donde están las bombas atómicas, bombas de hidrógeno y todos esos artefactos explosivos y destructivos, listos para explotar, listos para destruir la raza humana, encontramos que es el tiempo en que el Libro debe ser tomado y abierto para reclamar a todo lo que están en ese Libro, porque de otra manera, si no se lleva a cabo eso, entonces aún los hijos de Dios que estén viviendo sobre la Tierra han de ser destruidos en ese tiempo de destrucción.

Porque dice la Escritura… fíjese, la misma Escritura que leímos de Malaquías, dice:

“Porque he aquí, viene el día ardiente como un horno, y todos los soberbios y todos los que hacen maldad serán estopa; aquel día que vendrá los abrasará, ha dicho Jehová de los ejércitos, y no les dejará ni raíz ni rama”.

Ese día está frente a todos nosotros: el día de la destrucción, el día de ser destruidos como estopa todos los seres humanos. Y siendo de esa manera, entonces es proclamado y llamado a alguien que tome el Libro, el Libro de la Vida del Cordero, y lo abra para llamar, para reclamar a todos los escogidos para que no sean destruidos juntamente con el mundo pecador, con los impíos que han de ser destruidos.

Por lo tanto, entonces ese es el tiempo para ser abierto el Libro.

El Libro tampoco puede ser abierto, a menos que el último de los escogidos haya entrado al Plan de Dios, y haya el Señor Jesucristo como Intercesor, hecho intercesión por él; y entonces es cuando Él puede salir de Intercesor para convertirse en el León de la tribu de Judá.

Ahora, la página 78 de Los Sellos, dice:

“96. Ahora, Él vendrá por medio de Judá, y el león es símbolo de la tribu de Judá. Él ha prevalecido, ha vencido. Cuando Juan volteó para ver dónde estaba el León, vio más bien un Cordero. Eso es algo muy extraño, esperar ver un León, y encontrarse con un Cordero. Ahora, el anciano lo llamó un León, pero cuando Juan miró, vio un Cordero que parecía haber sido inmolado desde la fundación del mundo. ¿Cómo estaba este Cordero? Estaba ensangrentado y herido. Era un Cordero inmolado, pero ahora estaba vivo otra vez y estaba ensangrentado. Oh, gente, ¿cómo pueden mirar este cuadro y quedarse todavía en sus pecados?

97. El anciano dijo: Un León ha vencido, el León de la tribu de Judá. Juan miró para ver el León y allí venía un Cordero sacudiéndose; estaba todo ensangrentado y herido, pero había prevalecido; se podía ver que había estado en una lucha y había sido inmolado, pero ahora estaba vivo de nuevo. Juan no había visto este Cordero antes, no tenemos mención de él; cuando Juan miró por todas partes del Cielo, no lo vio; pero aquí viene para presentarse. Note bien: ¿de dónde vino? Vino del Trono del Padre, donde había estado sentado desde que fue inmolado y resucitado de nuevo. Él resucitó y fue a la diestra de Dios, vivo para siempre, intercediendo. ¡Amén! Fue puesto allí para ser Intercesor con Su propia Sangre, para interceder por la ignorancia del pueblo. En Aquel estoy confiando yo. Todavía estaba cubierto con el cloro, el cloro del perdón de los pecados”.

Ahora, la página 79 nos sigue diciendo:

“100. Recuerde, acá Él estaba antes en Su Obra de Mediador, pero ahora los sellos están a punto de ser abiertos y el Cordero vino del Santuario de Dios y se presentó. Espere usted hasta cuando lleguemos a esa media hora de silencio de Apocalipsis 8:1, cuando había humo en el Santuario, entonces ya no hay intercesión porque el Sacrificio ha salido y ahora es un tribunal de juicio. Ya no hay Sangre para ese tiempo porque el Cordero ensangrentado salió de allí. No vaya usted a esperar hasta ese tiempo.

101. Recuerde allá en el Antiguo Testamento, que por el tiempo que la sangre no estaba sobre el propiciatorio, entonces era tribunal de juicio; pero si estaba la sangre, entonces había misericordia; pero cuando el Cordero salió, allí terminó la misericordia”.

Bueno, ya ustedes pueden ver que ese Cordero es Cristo, es el que fue crucificado allá. Él es el Sol de Justicia, Él es el Hijo de David, Él es el Rey de reyes, Él es el Hijo del Hombre, Él es el Hijo de Abraham, Él es el Hijo de Dios, todos esos Títulos son Títulos de Jesucristo. Encontramos que a través de cada uno de esos Títulos hay algo que Él adquiere, hay una herencia que Él recibe; porque la Escritura nos dice que nosotros somos herederos con Cristo Jesús, somos herederos y coherederos. Así que ya usted puede ver, somos herederos y coherederos juntamente con Él.

Así que ya usted puede ver entonces que Él hereda todo, y al heredarlo todo, entonces heredamos nosotros juntamente con Él, todas las cosas ¿ve? Por eso es que con la apertura de los Sellos, todas las cosas que le pertenecen a Él, todas las cosas que Él redimió, entonces las hereda, y al heredarlas Él, entonces nos las pasa a nosotros y somos herederos y coherederos.

Por lo tanto, entonces, vemos que la apertura de los Sellos, encontramos que en la apertura de los Sellos es el tiempo en que nosotros recibimos la herencia, la herencia que nos corresponde; y todo lo que perdió Adán, nosotros los recibimos nuevamente.

Ahora fíjese, Él tiene cuatro Títulos de Hijo, eso nos los explica el hermano Branham en el mensaje titulado “Revelación, Capítulo 5, parte II” (este librito), nos dice que tiene cuatro Títulos de Hijo:

·uno es Hijo de David,

·otro es Hijo de Abraham,

·otro es Hijo del Hombre

·y otro es Hijo de Dios.

Cada uno de esos Títulos, y a través de cada uno de esos Títulos se adquiere, se adquiere una herencia.

Encontramos que, fíjese:

·con el Título de Hijo de David: Él es heredero al Trono.

·Con el título de Hijo de Abraham: Él es heredero a la otorgación real, que es Palestina y todo lo que está allá en Palestina.

·Con el Título de Hijo de Dios: Él es heredero de todas las cosas en el Cielo y en la Tierra.

·Y con el Título de Hijo de Hombre: Él es heredero de la Tierra.

Así que usted puede ver entonces, esos Títulos ahí, y puede ver lo que conlleva cada Título, la herencia que hay en cada Título; y nosotros somos coherederos juntamente con Él. Por lo tanto, entonces, todas estas bendiciones que hay aquí, nosotros las heredaremos juntamente con Él, seremos participantes de ellas, y nos gozaremos en todas estas bendiciones que hay prometidas aquí.

Ahora, fíjese, cuando Él vino en Su Primera Venida, Él era todo esto: Él era Hijo de David, Hijo de Abraham, Hijo de Dios, Hijo del Hombre. Ahora Él manifestó allá el Título de Hijo del Hombre y era también Hijo de Dios; pero eso lo dejó sin revelar, y en las edades de la Iglesia fue revelado o manifestado como Hijo de Dios; o sea, el Espíritu Santo se manifestó en las edades de la Iglesia como Hijo de Dios. Era entonces el Título de Hijo de Dios manifiesto en las edades de la Iglesia.

Luego, encontramos que en este tiempo final en que estamos viviendo, en Su regreso Él sigue siendo - Él sigue siendo Hijo del Hombre, porque Hijo del Hombre siempre ¿es qué? Un profeta. Por lo tanto, en Su regreso, en Su regreso Él será Hijo del Hombre. En palabras más claras: será la manifestación de Dios en carne humana, y eso será ¿qué? Un profeta.

Por eso los judíos dicen: “Cuando nuestro Mesías venga, Él será un profeta”. ¿Por qué? Porque Hijo del Hombre, lo que quiere decirle es: un profeta. Ese es el Título de profeta que Dios toma cuando Él aparece en carne humana.

Ahora, fíjese, el cuarto Elías en el mensaje titulado “Develando a Dios”, página 63, nos dice… déjeme leerles las 61 también. Nos dice:

“360. Ayuda a cada persona a que crea, en esta mañana, Padre; rompe todo velo de egoísmo, todo velo de incredulidad, y que vean al Poderoso Conquistador Develado delante de los creyentes. Porque: He aquí, Yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Todavía un poco, y el mundo no Me verá más, pero vosotros Me veréis. Muéstrate entre nosotros, Señor, como lo has estado haciendo. Permanece siempre haciéndolo así hasta que estemos visiblemente delante de Ti, cuando el en morphe haya sido cambiado y Tú seas otra vez el Hijo del Hombre, e Hijo de David”.

Y ahora la página 63 del mismo mensaje “Develando a Dios”, dice:

“370. ¿Cuántos lo ven a Él parado allí, el Poderoso Conquistador, la Palabra hecha carne, revelado delante de nosotros; el Alfa, el Omega; el que Era, que es, y que Vendrá; a Raíz y el Linaje de David; era el Hijo del Hombre, Hijo de Dios, Hijo de hombre, será el Hijo de David? ¿Lo creen con todo su corazón? Él mismo revelándose en cada edad, presentado al creyente, Él mismo velándose en carne humana del incrédulo. Él está escondido detrás de un velo. ¡Que Dios rompa todo velo, y lo veamos como Él es!”.

Bueno, usted puede ver entonces, que Dios se vela en carne humana, y al velarse en carne humana se esconde de los incrédulos. Los incrédulos no pueden ver detrás de ese velo humano, el que está dentro de ese ve el humano, no pueden ver a Dios. Pero el creyente, el creyente verdadero, el escogido, ese sí puede ver a Dios escondido o velado; él puede ver a través del velo y ver el que el que está detrás de ese velo es Dios; y él conoce las obras que está supuesto Dios hacer cuando Él Se vela en carne humana en el tiempo en que Él lo hace. ¿Por qué? Porque la Palabra de Dios tiene promesas que tienen que ser cumplidas, cada una en su tiempo.

Por lo tanto, entonces, encontramos que en cada tiempo que Dios ha de cumplir alguna promesa, Él tendrá un velo de carne en el cual Él velarse y a través de ese velo de carne, cumplir lo que hay para ese tiempo.

Ahora encontramos que algunas veces la Palabra de Dios está velada en carne humana en una porción, y otras veces encontramos que la Palabra se vela en carne humana en toda Su plenitud.

Encontramos a través de los tiempos pasados del Antiguo Testamento, que la Palabra se veló en carne humana en los profetas de Dios, y se veló una porción en uno, una porción en otro, otra porción en otro. Pero cuando vino el fin, cuando vino el cumplimiento de los tiempos, toda la Palabra se veló en uno solo. Entonces aquella Palabra que había estado velada en carne humana en cada uno de los profetas, la porción que había estado en cada uno de ellos, entonces la porción de cada uno se veló en uno solo; por lo tanto, uno solo tenía la porción que tenía cada uno de los demás.

Entonces, cuando así sucedió, entonces fue conocida la Palabra velada en carne humana por el nombre de Jesús de Nazaret.

Encontramos entonces que en Jesús de Nazaret estaba velada la porción que estaba en Moisés, la porción que estaba en Josué, la porción que estaba en Elías, la porción que estaba en Eliseo, la porción que estaba en José, la porción que estaba en Jacob, la porción que estaba en Abraham, la porción que estaba en Isaac, la porción que estaba en Juan, todas esas porciones de la Palabra que estaban distribuidas en uno aquí, en otro allá, en otro acá en cada tiempo, llegó un tiempo en que todo eso fue reunido en uno solo …[CORTE DE AUDIO @43:22]… más la porción que no se había cumplido nunca, estaba allí también. Por lo tanto, Él era todos los profetas. Él era el todo en todo.

Por lo tanto, entonces, el mensaje de cada uno de los enviados de Dios en el Antiguo Testamento estaba en uno solo.

Por lo tanto, entonces, Él podía decir: “De mí habló Moisés”, y podía también decir: “De mí habló Isaías, de mí habló Ezequiel, de mí habló Jeremías”. Por lo tanto, todos los profetas hablaron de la Venida del Sol de Justicia en aquel tiempo; y todos ellos anunciaron Su Primera Venida y anunciaron también Su Segunda Venida. como nos dice el apóstol Pedro, que dice, que todos los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo [2 Pedro 1:21]; y anunciaron ¿qué? Anunciaron la Venida del Mesías y anunciaron los sufrimientos que habría de tener, Sus aflicciones y también las glorias después de esas aflicciones. O sea, anunciaron Su Primera Venida y las aflicciones que habría de sufrir, y luego anunciaron la Segunda Venida y la gloria que tendría y con la cual vendría en Su Segunda Venida.

Ahora, usted puede en esta mañana ver de lo que estamos hablando del Sol naciente; usted entonces en esta mañana puede mirar lo que está prometido a través de cada uno de los instrumentos de Dios que vinieron en el pasado, a través de los profetas del Antiguo Testamento y a través de los profetas del Nuevo Testamento, todo lo que ellos hablaron en este tiempo es el tiempo de cumplirse y es el tiempo de toda esa Palabra que estuvo una porción en uno, una porción en otro, una porción en otro, ser recogida en uno solo: en la Venida del Señor.

Entonces, encontramos que, en la Venida del Señor, conforme al orden de Su Venida, toda la Palabra será recogida y encarnada en uno solo, y entonces podremos ver la Venida del Señor conforme al orden de Su Venida, cuando la Venida del Señor es identificada con el Séptimo Sello. Entonces el Séptimo Sello estará abierto al público; abierto al público es dado a conocer al público ¿qué? El Séptimo Sello o la Segunda Venida del Señor; y será proclamada la Segunda Venida del Señor en carne humana. Por supuesto todos no creerán.

Nos dice Dios a través del cuarto Elías, él nos dice: “Cuando el Señor Jesucristo vino en Su Primera Venida (dice), ni el diez por ciento de la humanidad supo que Él estaba sobre la Tierra”, ni el diez por ciento. Y aún, aún en el mismo Palestina, en el mismo Israel, allá cuando se cumplió la Primera Venida del Señor conforme a como todos los profetas anunciaron, allí ni el diez por ciento de los habitantes de Palestina supieron que el Mesías estaba sobre la Tierra.

Más bien cuando oían acerca de la aparición o de la Venida del Mesías en aquel tiempo, bueno, lo que se oía era que ellos estaban esperando al Mesías, pero que habían venido unos cuántos falsos mesías —había venido Teudas, luego había venido Judas también— y era un falso mesías, un falso ungido; y ahora por allí, pues estaba otro llamado Jesús de Nazaret, al cual ellos conceptuaban como otro falso ungido, como otro falso mesías “porque Él siendo hombre se hacía Dios” [San Juan 10:33]; y conforme a la enseñanza teológica de los fariseos y de los saduceos, pues Él no vino conforme a la manera que los fariseos y saduceos, la religión de aquel tiempo había enseñado que debía venir.

Ellos esperaban quizás, que cuando viniera, pues viniera primeramente a donde el sumo pontífice, y para que el sumo pontífice fuese el que lo presentase delante del pueblo. Pero no era dicho que habría de venir de esa manera, había sido dicho que habría de venir, ¿cómo? Habría de venir siendo anunciado por un precursor que sería la Voz que clamaba en el desierto, y ese era el hombre que habría de presentarlo delante del pueblo; no el sumo pontífice, no Caifás, sino uno que saldría del desierto, el cual conforme a la Palabra fue Juan el Bautista.

Y Juan el Bautista tampoco salió de en medio de los fariseos o saduceos, tampoco era un ministro de ellos, aunque era de la línea de los ministros; pero para ellos ese era un ministro de la línea, un rebelde - un rebelde. Pues siendo de una línea tan buena como esa, porque Zacarias su papá, pues usted sabe era un ministro, un sacerdote, pero su hijo, pues no siguió la línea de su papá; en vez de haberse ido al seminario a estudiar para que fuera un ministro, un sacerdote en la casa de Dios, en la sinagoga allá, pues entonces en vez de hacer eso se fue para allá, para el desierto a los 9 años; pero no se dieron cuenta que fue el Espíritu de Dios que se lo llevó para allá, para Su seminario, para el mismo seminario que metió a Moisés y que metió a Elías, ese es el seminario donde Él mete a los que va a enseñar.

Bueno, y allá lo tenía, lo tenía allá enseñándole; y por eso fue que cuando Juan el Bautista apareció dijo: “El que me mandó bautizar, me dijo que sobre quien Él - sobre quien yo viera la señal, sobre quien yo viera el Espíritu Santo bajando, descendiendo en forma de paloma, ese era el Mesías” [San Juan 1:33].

Juan el Bautista, no tenía un conocimiento teológico como los líderes de aquel tiempo para ponerse a examinar por aquí, por términos teológicos o psicológicos, a ver si tal persona pues podría cualificar para hacer el Mesías. Él ni siquiera podía irse a buscar al Mesías entre los predicadores para examinarlo a través de un concepto teológico, para ver cuál calificaba para ser el Mesías, porque ni siquiera teología tenía Juan el Bautista; ni siquiera tenía escuela, ni siquiera sabía hablar bien, ni siquiera sabía usar los términos teológicos en su predicación.

Por lo tanto, él estaba confiando en que él saldría predicando el Mensaje que introduciría, que presentaría al Mesías. Y él confiaba en que lo que Dios le había dicho, que él vería la señal sobre el Mesías, y cuando la viera dijera: “Ese es el hombre”. Que no se pusiese a investigar: “¿Y quién es? ¿De dónde viene? ¿Dónde estudiaste? ¿Tú sabes predicar? ¿Tú conoces la Ley? ¿Tú conoces lo que dijo Moisés por aquí o por allá?” Dios no le dijo: “Investígalo, examínalo de esa manera”. Dios más bien le dijo a Juan: “Vete a predicar y bautiza a todos los que vengan a ti con bautismo de arrepentimiento. Y uno que ha de venir a ti, uno de ellos va a ser el Mesías”. ¿Por qué? Porque es que la Palabra siempre viene ¿a quién? Al profeta, y el Mesías tenía que llegar ¿a dónde? Al profeta.

Por lo tanto, Juan sabía entonces que él habría de predicar el Mensaje que prepararía el terreno, prepararía al pueblo, para entonces decirles: “Bueno, ya les he predicado que el Mesías está cerca, ahora ese es el hombre”. ¿Ve usted? ¿Y qué lo identifica? Bueno, yo lo identifico por lo que Dios me dijo que Él que sería Su identificación.

Por lo tanto, entonces, Juan vio la identificación; y Juan le dijo al pueblo, le dijo a la gente: “Ese es el hombre”.

Ahora, vean el profeta es el que ve la señal, la señal que Dios le da para ser identificado; y luego el pueblo tiene que creer a lo que el profeta dice, entonces el pueblo tiene que creer lo que ese profeta le dice: “Ese es el hombre”, y punto, se acabó.

Así que, fíjese cómo son las cosas en cuanto a las cosas de Dios. No es de la manera que la gente quiere que Dios haga las cosas, porque ya Dios tiene un Plan ya trazado desde antes de la fundación del mundo de la manera en que Él va a obrar. Por lo tanto, entonces, no estamos llamados a exigirle a Dios que Él haga las cosas de la manera que nosotros deseamos que Él las haga, para nosotros creerlas, más bien estamos nosotros llamados a creer y aceptar las cosas de la manera que Él prometió y que Él las cumple. No de la manera que Él prometió y otros las interpretan, sino de la manera que Él prometió y Él las cumple.

Entonces, encontramos que, fíjese, Dios no se sometió a la enseñanza teológica de las religiones de aquel tiempo. El mismo Señor Jesucristo cuando apareció, encontramos que no se sujetó a las enseñanzas teológicas de ellos; más bien Él se sujetó a la Palabra, a lo que estaba escrito de Él, a las cosas que Él debía de hacer, y eso fue a lo que Él se sujetó y Él la hizo. Por eso Él podía decir: “¿Quién de ustedes me condena a mí? ¿Quién de ustedes me condena de pecado? ¿Quién de ustedes me acusa de pecado, de incredulidad?, (porque el único pecado es incredulidad), ¿quién de ustedes me puede probar que no he hecho conforme a lo que está escrito que el Mesías ha de hacer cuando venga? ¿Quién de ustedes puede probar que no ha hecho cada una de las cosas que dice que el Mesías hará cuando venga?” Entonces todo el mundo se quedaba calladito. Bueno, unos decían: No, lo hace por el dedo de Beelzebú, por obra del diablo es que hace esas cosas, es una imitación. Pero no era ninguna imitación, era la realidad de la Palabra cumpliéndose delante de ellos.

Ahora vea usted que siempre la manera intelectual en que la gente interpretan las cosas y esperan las cosas que Dios ha prometió - ha prometido eso siempre es el tropezadero para las gentes; eso es lo que no los deja progresar espiritualmente para ver lo que Dios está haciendo en cada tiempo.

Ahora vea usted, si cuando Él vino la primera vez fue de esa manera, y ni una décima parte de la humanidad supo que el Mesías estaba sobre la Tierra, y aún el mismo pueblo que lo estaba esperando, ni una décima parte de ellos supo que el Mesías estaba sobre la Tierra; decían que era un falso, que era que era Beelzebú.

Bueno, estaba allí todo cumplido; aún el tiempo estaba cumplido, aún si se hubieran puesto a sacar cuenta, se hubieran dado cuenta que estaban viviendo allí el tiempo de los 1950 años —estaban viviendo ese lapso de tiempo de 1950 al 1954— de los años prometidos para Israel, para aparecerle el Mesías a ellos; estaban ellos viviendo allí en la semana setenta y no se daban cuenta de eso; estaban en la misma semana setenta y no lo sabían.

Bueno, quizás ellos estaban esperando:

— “Bueno, sí estamos en esa semana, pero este no es el hombre”.

—“Sí, todo eso que Él dice está bien que el Mesías debe aparecer en este tiempo, y debe hacer tal y tal cosa, pero ese no es el hombre”.

¿Ve? No les gustó. Les hubiera gustado que hubiera sido un teólogo, les hubiera gustado que hubiera sido un sacerdote o el sumo pontífice; pero no le gustó la simplicidad en que Dios siempre hace las cosas. Porque eso echó por tierra, por el suelo la teología de las religiones de aquel tiempo; eso echó por el piso la sabiduría humana que ellos tenían, y entonces toda la interpretación humana que le habían dado a la Palabra de Dios y habían señalado: “Será de esta manera, será de esta manera”, y cuando se cumple y no es de la manera que ellos decían, sino que es de la manera que Dios decía, pero que ellos la habían dado una mala interpretación a la Palabra, bueno, todo eso echaba por el piso el orgullo teológico, el orgullo religioso que ellos tenían, que ellos eran los únicos que sabían lo que la Biblia decía, que ellos eran los únicos que sabían cómo Dios habría de hacer las cosas.

Pero el Señor Jesucristo dijo: “Gracias Padre, porque escondiste estas cosas de los sabios y entendidos (de los fariseos y saduceos, de los doctores de la Ley, de los teólogos), y las has revelado a los niños, porque así te agradó” [San Mateo 11:25; San Lucas 10:21].

Ahora vean ustedes, Juan no es un teólogo, Juan no es un hombre sabio —Juan el Bautista—, pero cuando aparece el Mesías allí para ser bautizado como el resto de las personas que iban donde Juan, Juan le dice: “Yo tengo necesidad de ser bautizado por ti ¿y Tú vienes a mí para que yo te bautice? Yo he bautizado a toda esta gente y ahora no tengo quien me bautiza a mí; y ahora el que me puede bautizar a mí, quiere que yo lo bautice a Él ¿cómo es esto? No, no bautízame mejor Tú a mí”. Pero el Señor le dice: No, no, estate, quieto Juan, tú sabes que es necesario que sea cumplida toda justicia” [San Mateo 3:13-15].

Por lo tanto, Juan entendió —siendo un profeta— que el sacrificio siendo Jesucristo el Cordero que iba a ser sacrificado, entonces tenía que ser lavado; y entonces Juan le bautizó y dejó la lucha.

Imagínese, cuando un profeta tan grande como Juan, que el Señor Jesucristo dijo: “De los nacidos de mujer, no ha habido ninguno más grande que él, no ha habido ninguno mayor” [San Lucas 7:28]. Cuando un profeta tan grande como ese, se tropieza con algo más grande que él, empieza a pelear.

Ahora la pelea de Juan con Jesús, no era porque Jesús no creyera el Mensaje de Juan, sino que era porque Jesús quería someterse al Mensaje de Juan, ¿ve? Y Juan decía: “No, no, pero Tú no tienes que, Tú no tienes que llenar esta parte”, y Él sí la tenía que llenar; porque Él era el Sacrificio. Por lo tanto, entonces Juan le bautizó, y dice que vio el Espíritu Santo descendiendo en forma de paloma sobre Jesús cuando subía de las aguas.

Ahora, usted puede ver que entonces Juan, Juan cuando está - luego está predicándole al pueblo, y ve a Jesús por allí, le dice al pueblo: “Miren: He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo” [San Juan 1:29]. Juan lo identificó, ya sabía que Ese era el Mesías. Por la Palabra del precursor fue identificado el Mesías, ¿ve? Por el Mensaje del precursor; porque en el Mensaje del precursor estaba ¿qué? La identificación del Mesías; estaba señalando al Mesías, el Mensaje que estaba proclamando el precursor del Mesías.

Entonces, encontramos que, fíjese, Juan no tenía muchas personas; más bien venían unos que oían y creían, y eran bautizados, pero otros venían para oír y para criticar, otros venían para preguntarle:

— “Bueno, eres tú, eres tú, ¿eres tú el Cristo?”.

—“No, no soy”.

—“¿Eres tú Elías?”.

—“No, no soy”.

—“¿Eres tú el profeta?”.

—“No, no soy”.

Y le dicen:

—“¿Y por qué estás bautizando?”.

¿Ve? Siempre hay las personas que van a oír y a ver lo que está pasando, y llevan una idea o una interpretación de la Palabra de Dios, y cuando ven las cosas siendo llevadas a cabo, entonces dicen: “Bueno, ¿y por qué esto? ¿Y por qué esto otro? ¿Y por qué esto otro?” ¿Ve? Más bien van a enseñar, en vez de ir a aprender.

Y entonces Juan ni les dio importancia a ellos; más bien en una ocasión, más bien lo que dijo fue: “Serpientes, generación de víboras, ¿quién les enseñó a ustedes a huir del fuego que ha de venir?” [San Lucas 23:33]. Por lo tanto, así les habló Juan el Bautista, y así les habló también el Mesías a aquellos que creían que lo sabían todo.

Por lo tanto, entonces, usted puede ver que cuando Dios promete algo grande, Dios viene y lo cumple conforme a Su promesa, y usted encuentra que los que pueden ver y creer lo que está pasando son un grupo de personas ignorantes, son un grupo de personas que no tienen en su cabeza una interpretación intelectual o teológica de lo que Dios habría de hacer; y entonces por revelación de Dios ellos ven y entienden lo que está pasando; entonces Dios se mueve la escena y se le revela a ellos, y les abre el cuadro y ellos ven que lo que está pasando es lo que estaba prometido en la Palabra. Entonces eso no lo aprendió ni en seminario, ni en instituto, ni lo aprendió tampoco de un teólogo, sino que más bien lo aprendió por revelación de Dios.

Por eso el Señor dijo: Gracias Padre, porque escondiste estas cosas de los sabios y entendidos, y las has revelado a los niños (¿ve? A los que no saben nada), porque así te agradó. Y nadie sabe quién es el Padre, sino el Hijo; y nadie sabe quién es el Hijo, sino el Padre, y aquel a quien el Hijo lo quisiere revelar” [San Lucas 10:21-22. ¿Ve usted?

Por lo tanto, entonces es por revelación que la persona puede entender y ver lo que Dios está haciendo en el tiempo en que la persona está viviendo. Por lo tanto, entonces nadie se puede gloriar de sí mismo, de que lo que entiende o sabe fue porque fue a tal o cual seminario o instituto o universidad, sino porque por gracia Dios se le reveló, y él ve el Plan de Dios.

Así que, usted puede ver que entonces, si no fuera de esa manera y hubiera que tener un conocimiento teológico para poder ver el Plan de Dios para el tiempo en que uno vive y recibir el beneficio que hay de parte de Dios, entonces, ¿qué pasaría? Entonces imagínese, cada uno de los hijos de Dios tenía que ir a un seminario a estudiar un año, dos años o tres años, y graduarse allí. ¿Para qué? Para poder ver y captar y entender el Plan de Dios para el tiempo en que uno vive. Pero dice el hermano Branham que cuando una persona, más bien hace eso, se aparta a miles y miles de millas del Plan de Dios, de lo que Dios estará haciendo; porque es que la revelación donde trabaja es en el alma y el conocimiento humano o intelectual donde trabaja es en el espíritu humano de la persona. Pero la revelación se capta en el alma, es allá adentro.

Por lo tanto, entonces lo que tiene que ser entrenado, lo que tiene que ser instruido, no es, no son los sentidos humanos del ser humano, sino lo que tiene que ser instruido es el alma, y entonces eso viene por revelación de parte de Dios; y entonces cuando el escogido oye la revelación, porque la fe viene por el oído, cuando el escogido oye la revelación de Dios para el día en que uno vive, entonces eso llega al alma, y cuando llega al alma, ahí es captado, ahí es entendido allá adentro y entonces lo ve, entonces dice: “Bueno, yo con los sentidos humanos no lo puedo entender todavía bien, pero yo veo que eso es así; yo lo veo aunque no lo entiendo con mi cabeza lo entiendo y lo veo acá adentro. Así que entonces lo que no entiendo acá todavía más tarde lo voy a entender; voy entonces ¿a qué? A que de ahí salga para acá”, ¿ve?

Entonces, cuando de ahí uno limpia todo esto y saca todo el intelecto humano, saca todo idea humana, denominacional, saca toda idea intelectual, toda idea teológica, la saca de la mente y entonces deja que eso que está acá dentro, esa revelación suba para arriba, entonces pasa por los diferentes sentidos, y eso entonces va siendo entendido arriba también; pero primero tiene que ser captado acá en el corazón, en el alma, porque ahí es que la revelación funciona. ¿Ve usted?

Hay personas que quieren algunas veces entender las cosas acá para después creerlas acá, y dicen: “Bueno, si yo no veo, no creo; yo tengo que ver para creer”. Así que eso es una manera incorrecta para una persona actuar. Más bien lo que la persona tiene que hacer es creer acá; al creer acá, él acá adentro entiende que eso es lo que la Palabra de Dios dice y no tropieza en el velo o los velos de carne a través de qui3nes eso que Dios prometió se está cumpliendo.

Entonces al creerlo acá en el corazón, sin importar el velo de carne que Dios esté usando, entonces eso se hace realidad, se hace carne allá adentro, y entonces después todo eso va saliendo para los diferentes sentidos del espíritu humano y del cuerpo humano. Y entonces llega cierto tiempo en qué también ya lo entiende con los sentidos humano. Pero primero tiene que captarlo ahí adentro.

Entonces, después cuando ya lo entiende con los sentidos humanos, y ya ve, tiene el cuadro completo en los sentidos humanos también, pues ya entonces ¿qué pasa? Ya entonces para esa persona es una etapa de victoria grande; porque ya ninguna persona con sus sentidos humanos y con sus términos teológicos o eclesiásticos, o con su razonamiento, no puede ni siquiera confundirlo; porque ya aún en el espíritu humano y en los sentidos humanos, ya la persona entiende el Plan completo de Dios. Pero primero tiene que ser captado acá adentro, de otra manera no funciona.

Bueno, entonces usted fíjese, usted ya lo que tiene, lo que está trabajando en su sentido es la Palabra que sale del alma suya, sale hacia afuera y explota, y entonces usted… fíjese, con el razonamiento usted razona de acuerdo a lo que cree, a lo que tiene allá adentro, a lo que recibió allá adentro. Su pensamiento cuando piensa en cuanto a las cosas que Dios habla en Su Palabra, pues su pensamiento estará de acuerdo con lo que está ahí adentro, su imaginación estará de acuerdo a lo que está ahí en la Palabra.

O sea, fíjese, vamos a poner un ejemplo de la imaginación, cómo funciona en un en un escogido que ha captado por revelación el Plan de Dios y en otra persona que no ha captado el Plan de Dios. Vamos a ponernos a - vamos a dejar que la imaginación opere por un momentito: está prometido que los judíos han de recibir el Evangelio, han de recibir a Jesucristo.

Bueno, la imaginación de una persona que no tiene la revelación, bueno dice: “Eso va a ser algo tremendo”. Y entonces empieza a imaginarse: “Y esto será de esta manera, y esto será de otra, de esta otra manera; y esto así y esto así”. Y esa persona cuando venga ese que tiene que predicar el Mensaje conforme a la Biblia… Eso, eso debe ser una persona de tal manera, de tal manera, eso debe ser uno que ha estudiado mucho; eso, eso debe ser a lo mejor un teólogo allá, un rabino de allá de Palestina; o si no es así, pues debe ser otro más grande que eso. Porque dice, dice en la Palabra y dice aún el cuarto, Elías, dice que será una cosa grande, una cosa gloriosa.

Así que eso va a ser tan grande, que imagínese… “Ya puedo imaginarme cómo va a ser eso. Y yo me voy a poner al lado, al lado de ese Mensaje y ese mensajero cuando aparezca para Israel, y voy a hacer todo lo que tenga que hacer, para aún si me puedo ir con él, irme con él para estar allá y ver lo que va a hacer; porque si con la muestra que tenemos en la Palabra de Dios, de lo que Dios hace a través de los profetas y lo que Dios ha hecho a través del último, y dice que lo que va a hacer hecho allá con el pueblo de Israel va a ser algo nunca antes acontecido, en el sentido de que será en una escala tan, tan amplia, que nunca antes ha acontecido de en esa escala; sí ha acontecido pero en escala, en escala locales o en escala o en escala o en forma parcial, pero nunca en la plenitud en que va a suceder. Por lo tanto, eso será la cosa más grande que ha de acontecer a través de toda la Biblia: será Dios cerrando con broche de oro Su Obra. Por lo tanto, yo me imagino (¿ve?), yo me imagino que será así, será así será así. Así que, eso va a ser una cosa tan tremenda”.

Pero ¿qué pasa? Esa es la imaginación trabajando, la imaginación trabajando; y el pensamiento se mueve para acá, para acá, y la imaginación se mueve; y luego el razonamiento pues dice: “No, tiene que ser de esta manera (empieza a razonar), tiene que ser de tal país, tiene que aparecer por tal país o en tal país”.

Bueno, ¿saben ustedes que también así estaba el pueblo de Israel? “Tiene que ser… (al tomar la Palabra y ver las promesas que había), bueno, aquí dice que tiene que ser de Belén, así que tiene que ser de Belén”. Entonces, cuando apareció Jesús preguntan:

—“¿De dónde es?”.

—“De Nazaret2.

—“Mm, mm, si es de Belén, la Biblia dice que es de Belén”.

Aparentemente, aparentemente estaba bien Natanael y todos los demás, y los fariseos y saduceos, que decían: “Ese no es, porque la Biblia dice que es de Belén, no de Nazaret”.

Bueno, apareció en Su ministerio en Nazaret, pero era de Belén; y nadie se daba cuenta que era de Belén, ¿ve?

Entonces… no solamente eso; fíjese, cuando llegó el tiempo de cumplirse lo de Belén, los teólogos, los saduceos y fariseos, y el rey y todos ellos, y el sumo sacerdote, ni caso hicieron para irse a Belén a ver el cumplimiento de lo que decía que de Belén saldría. Cuando llegaron aquellos magos, aquellos astrónomos allá… venían de Babilonia, eran astrónomos judíos y que observaban los cielos; y ellos conocían, ellos conocían la Biblia, la Primer Biblia, y la Primer Biblia es el zodiaco. Ellos la conocían y por eso ellos sabían que todo lo que estaba escrito aquí en la Biblia de letra, de papel y letra, pues eso mismo estaba escrito allá; y aquí la Biblia decía que de Israel saldría una Estrella. Por lo tanto, entonces la Primer Biblia en el zodiaco, una Estrella tendría que aparecer también; aquella estrella representaba la Estrella que habría de aparecer en Belén.

Ahora aquella estrella literal representaba la Estrella espiritual; y una estrella es un mensajero, y ese mensajero era Jesucristo, ¿ve? Allá arriba una estrella de lo que fuera, del material que fuera, pero acá una Estrella de carne y hueso.

Entonces… recuerde que los ángeles, los mensajeros de Dios son tipificados por estrellas; por eso aparecen siete estrellas en la mano del Señor en las ciudades de la Iglesia.

Bueno, entonces cuando llegó el tiempo para cumplirse lo de Belén, pues llegaron los astrólogos - astrónomos por allí y alborotaron a Jerusalén. Jerusalén, se alborotó todita:

— “¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido?”.

Y dicen:

—“¿Cómo? No sabemos de eso”.

—“Su Estrella hemos visto en el oriente. ¿Dónde está?, ¿dónde está el Rey de los judíos, porque Su Estrella hemos visto en el oriente? Su Estrella se ha estado moviendo por el oriente, brillando por el oriente. ¿Dónde está?”.

—“No sabemos ni de que nos está hablando, no sabemos del tal Mesías, porque aquí no ha aparecido. El sumo sacerdote… vamos a llamar al sumo sacerdote aquí a ver qué dice: Aquí están estos científicos diciendo que han visto algo en los cielos”.

Y científicamente, fíjese la Primera Venida del Señor, científicamente fue probada. ¿Qué de la Segunda?

Bueno, encontramos que allí estaban los científicos, y eran científicos religiosos, científicos judíos, pero que habían estado por allá por Babilonia; porque cuando fueron llevados cautivos a Babilonia, los judíos tuvieron que vivir por allá, y ellos no había regresado a Jerusalén para vivir en Jerusalén. Puede ser que vinieran, ustedes sabe, una vez al año allá a Jerusalén, pero no vivían en Jerusalén; y ahora, cuando ven la Estrella de Belén y ellos estaban esperando también al Mesías, pues vienen a Jerusalén, vienen a Palestina buscando al Mesías, y cuando llegan en donde debía de estar y en donde debían estarse gozando con la Venida del Mesías, nada sabían del Mesías.

Bueno, al único que le llamó la atención fue… ¿a quién fue? A Herodes ¿fue? Y no por, y no por porque amaba la Venida del Mesías, sino porque odiaba la Venida del Mesías y sabía que el Mesías sería un Rey; y siendo un Rey, entonces su reino iba para el suelo, según él pensaba. Él no sabía que eso era en la Segunda Venida.

Entonces, bueno, el más que se interesó por la Venida del Mesías fue el rey que había allí, y dijo: “Bueno, vamos a chequear dónde está supuesto a venir, porque si científicamente, si los científicos han dicho que ya la señal ha aparecido y que está en Palestina, vamos a buscarlo, vamos a averiguar bíblicamente dónde debe estar. Vamos a averiguar porque vamos a…”. Lo que había en el corazón de ese rey —de Herodes— era ¿qué? Era averiguar para mandarlo a matar para arruinar los planes de Dios.

Bueno, entonces buscan los líderes religiosos, buscan los escribas, buscan al sumo pontífice, le dicen:

— “Bueno, vamos a chequear, chequéenme ahí dónde está supuesto a aparecer el Mesías, dónde está supuesto a estar el Mesías, si la señal del Mesías está sobre la Tierra”. Buscaron y dijeron:

— “Bueno, aquí el profeta dice que de Belén de Judea, de Belén”.

Bueno, por lo menos allí les dieron cierta información a los científicos, usted sabe. Los científicos llegaron a Jerusalén buscándolo en Jerusalén en la capital, pero estaba por allá por una ciudad pequeña, por allá, por el campo, una ciudad que pertenecía a Judea, y entonces estaba por allá en cierto lugar, en una casa.

Y fíjese, los científicos tardaron dos años en dar ese viaje; dos años la señal del Mesías en los cielos y los religiosos no la habían visto. Y los científicos viendo eso raro, y dos científicos, dos o tres científicos (no sabemos cuántos), dos o tres científicos religiosos que conocían la Biblia sabían de qué se trataba esa señal en el cielo.

Bueno, entonces lo que estos científicos no habían visto o no se habían dado cuenta, era que era en Belén la cosa; o si se dieron cuenta, pues a lo mejor pensaron: “Bueno, pero ya han pasado dos años, ya el muchachito tiene dos años, ya el Mesías tiene dos años de haber nacido; así que ya debe estar en Jerusalén, ya debe haber sido presentado en el templo de Salomón, y ya los sacerdotes, ya lo deben de tener, ya lo deben de tener hasta con una corona ahí. Y cada vez diciéndole al pueblo, cada vez que llegan: Aquí tenemos al Mesías, y así como tuvimos al profeta Samuel desde pequeñito aquí en el templo, ahora tenemos al Mesías aquí; y Él seguirá creciendo y Él será el Rey de Israel, Él es el Rey de Israel, y ya cuando tenga suficiente tiempo lo sentaremos en el trono de David y Él será el Rey aquí”.

Bueno, quizás así pensarían ellos, pero… o quizás vieron la Escritura que dice: “Y vendrá a Su Templo el Señor (el Mesías, el Ángel del Pacto””. Y a lo mejor pues, encontraron esa Escritura y dijeron: “No, está en el templo; en el templo de Salomón, allí tiene que estar, y eso es Jerusalén”. Pero no habían visto otra Escritura que decía que era en Belén.

Bueno, es que fíjese, cuando Dios promete algo, hay tantas cosas que Él promete cuando Él va a hacer algo, que cada cosa tiene su tiempo. Hay una cosa que se cumple primero, otra después, otra después y así, hasta que todas se cumplen. Si usted coge la última cosa que Él ha prometido que va a cumplir y todavía no ha llegado el momento de Él cumplir eso, y está cumpliendo la primera, usted está perdiendo su tiempo; usted ha ido, usted se ha ido adelante o delante del Señor, y está a donde todavía el Señor no ha llegado; por lo tanto, entonces usted llegó primero ¿y qué pasó? No lo encontró a Él ahí. Por lo tanto, usted mira y no lo ve y dice: “Bueno, estoy desanimado, ya no sigo para adelante porque - porque yo creía que ya pues era el momento para esto y no ha pasado nada, no hay, no hay nada”. ¿Qué pasa? No debe seguir caminando hacia adelante, sino que debe caminar un poquito hacia atrás; no se le debe ir delante al Señor, sino debe ir al compás; caminar un poquito hacia atrás y verá por dónde va el Señor.

Entonces, bueno le dijeron: “Eso es en Belén de Judea, todavía le queda un poco de camino para caminar”. Bueno ellos llegaron, caminaron dos años para llegar a Palestina, caminarían el tiempo que fuera necesario para llegar entonces a Belén. Entonces Herodes le dice: “Bueno, ahora ustedes vayan allá a Belén, chequeen bien, busquen bien por todos sitios, y cuando lo encuentren me avisan para yo ir a adorarlo”. Bueno, de seguro que él quería, quería encontrar al Mesías; pero era con el propósito de mandarlo a matar para que no hubiera otro rey.

Él sabía que el pueblo de Israel al saber que el Mesías estaba sobre la Tierra, y al conocerlo y al crecer ese muchachito, habría de acontecer una revolución en Israel; y entonces, usted sabe la manera en que los hebreos estaban esperando al Mesías, como un hombre guerrero, como un valiente, como un jefe frente a un ejército el cual pues destruiría a los romanos —así lo estaban esperando— ya que el pueblo de Israel estaba siendo gobernado por los romanos. Por lo tanto, entonces esperaban un guerrero valiente, un rey valiente que iba a pelear de verdad e iba a desatar una tremenda guerra en contra de los romanos; y los romanos estaban preparados para seguida que supieran del Mesías, mandarlo matar, porque matarían al líder de la revolución más grande que se le podía formar. Pero Él en Su Primera Venida, vino con un Plan y un propósito para llevarlo a cabo, y eso fue lo que llevó a cabo.

Ahora aquellos sabios llegaron allá a Belén, y al llegar a Belén lo encontraron (ya tenía como dos años, unos dos años tenía), así que ya de seguro hablaba algunas palabras, ya estaría jugando por el patio cuando lo encontraron, ¿ve? Y ya el muchachito pues, ya estaba bastante desarrollado, fuerte, y jugaría bastante cuando ellos llegaron; hicieron aquello que ellos tenían en su corazón hacer —ofrecerle oro, mirra e incienso— reconociéndolo ¿cómo qué? Oro: eso quiere decir que ellos lo reconocieron como la divinidad hecha carne. Entonces, cada una de esas cosas significa o representa algo que en la vida del Mesías habría de cumplirse. …[CORTE DE AUDIO @1:26:38]…

…oraron y luego se fueron a su tierra nuevamente o a donde tuvieron que irse. y los científicos de Jerusalén nada supieron los religiosos de Jerusalén oyeron sobre eso, pero no le dieron importancia y no fueron allá a Belén para ver lo que estaba pasando. Realmente con esa actitud que asumieron, teniendo la fecha cumplida para ese tiempo, habiendo entrado a la semana setenta y teniendo las noticias científicas de lo que estaba sucediendo, en esta mañana yo les digo: que si habían y se han habido ministros irresponsables delante de Dios, aquellos ministros de aquel tiempo son tan responsables como los de hoy en día; porque teniendo todo cumplido no se ocuparon de los negocios de Dios; más bien estuvieron ocupados y preocupados por la posición de ellos. ¿Ve? Estaban más ocupados en sus terminologías teológicas, religiosas, que en el cumplimiento de la promesa de Dios para ellos. Y no se aparecieron allí en el nacimiento del Mesías ni se aparecieron en el momento en que los científicos fueron allí para llevarle a aquellos regalos y adorarle. ¿Ve usted?

Entonces los líderes religiosos no estuvieron en Su nacimiento, no estuvieron tampoco para adorarle; y donde único los encontramos a ellos es en aquellos momentos que venían para contradecirle y después en el momento para condenarle a crucifixión. Pero en los momentos para darle gloria y darle honra, para adorarle y reconocerlo como el Mesías, allí ellos no tuvieron parte; allí ellos no estaban porque conceptuaban la cosa como algo ridículo y fanático. Pero era la Palabra siendo cumplida conforme a como Dios prometió; porque Él cumple lo que Él prometió conforme a como Él lo prometió, no conforme a como los teólogos interpreten, sino como Él prometió que habría de cumplirlo.

Ahora, en esta hora en que nosotros vivimos, tenemos que ver la hora en que estamos, tenemos que ver “EL SOL NACIENTE”, porque allá el Sol naciente surgió y no fue visto. Y el Señor para aquellos que no vieron el Sol naciente naciendo en aquel tiempo, el Señor dijo de ellos: “Son ciegos, guías de ciegos” [San Mateo 15:14], y los ciegos nunca ven el sol. Si usted le dice a un ciego:

— “Mira, está el sol brillando de tal manera que todo se ve clarito”.

Él dice:

— “Yo no veo nada”.

Para un ciego el día y la noche son oscuro, son tinieblas; y eso en lo espiritual fue así con los líderes religiosos de aquel tiempo.

Ahora usted puede ver y entender que ellos tenían mucho celo con el Señor por causa de que… fíjese, los líderes religiosos de aquel tiempo, ni fariseos ni saduceos, las religiones de aquel tiempo no le respaldaban a Él en Sus actividades. Él cuando venía a hacer algo lo hacía a la fuerza (como decimos nosotros); y venía y predicaba, porque tenía que predicar, pero no, pero no porque las religiones de aquel tiempo estuvieran a Su lado para reconocerle como el Mesías. Y Él cuando les probaba y les mostraba que Él era el Mesías, lo hacían no porque la gente estaba de acuerdo con que Él era el Mesías, sino porque Él estaba diciendo la verdad, aunque la gente no lo creyeran. ¿Ve?

Por lo tanto, entonces Él mostró todas estas cosas conforme a la Palabra; y luego los retó y les dijo que les probaran donde Él había fallado en cumplir lo que la Palabra decía que el Mesías habría de hacer cuando Él viniese.

Ahora usted puede ver que cuando realmente se cumple algo que Dios ha prometido, tiene que ser identificado por Dios en Su Palabra; y luego en esa misma cosa que Él prometió, tiene que identificarse con esa Palabra escrita. Si tiene miedo, hay algo mal. Jesús nunca tuvo miedo de identificarse con la Palabra prometida de la Venida del Mesías en Su Primera Venida.

Así que, mientras más Él se identificaba con lo que estaba prometido para ese tiempo, más los líderes religiosos se ponían en su contra. Y por último pidieron Su muerte porque Él se identificó como el Mesías, Él se identificó como Dios hecho carne; y los líderes de aquel tiempo dijeron: “Tú siendo hombre, te haces Dios” [San Juan 10:33]. Pero era al revés: Él siendo Dios se hizo hombre ¿ve? Porque fue Dios que se hizo carne; y aquel velo de carne solamente era el instrumento donde Dios obraba, a través del cual Dios obraba a través del cual Dios se movía, por eso fue que aquellos griegos cuando dijeron: “Queremos ver a Jesús”, lo único que vieron fue el velo de carne, pero no vieron al que estaba dentro, no vieron a Dios, no vieron a Jesucristo allí dentro, que es Espíritu, no lo vieron dentro de ese velo de carne; ellos solamente vieron un hombre, pero no vieron - no pudieron ver a Dios en un hombre o hecho hombre.

Ahora usted puede ver en la hora en que estamos viviendo que la historia se repite en Su Segunda Venida y el Sol naciente está prometido que ha de salir. “Y a los que temen mi Nombre, nacerá el Sol de Justicia”. ¿Y con qué propósito es que el Sol de Justicia sale? Tiene realmente un propósito específico. Allá fue para redimir, y redimir quiere decir: volver otra vez a su posición original a los hijos de Dios. Allí Él estuvo en la Cruz del Calvario redimiendo a los hijos de Dios.

Ahora nosotros estamos viviendo en un tiempo de redención, y el apóstol Pablo dijo que todos los hijos de Dios a través de las edades, a través de todas las edades, han sido sellados con las arras, con las primicias del Espíritu, hasta el día de la redención [Efesios 1:12-14]. En este tiempo final en que vivimos es el tiempo de la redención, y redención quiere decir: volver otra vez a el principio original. Nosotros hemos venido a esta Tierra por un lapso de tiempo en estos cuerpos, pero estos cuerpos serán transformados y entonces regresaremos a la condición original, regresaremos al comienzo de nuevo.

Por lo tanto, para regresar al comienzo en este día de redención, pues tiene que aparecer el Redentor; y eso ocurre cuando el Redentor deja Su Obra de Intercesión y entonces sale como León de la tribu de Judá, como el Hijo de David y toma el Libro y abre los Sellos. Y entonces es el Sol de Justicia naciendo, es el nacimiento del Sol de Justicia, la aparición del Sol de Justicia en esta Tierra para llevar a cabo una obra que tiene que ser llevada a cabo. Y nosotros que estamos vivos, los que hemos quedado y que pasamos de tiempo, cuando el que logra pasar de las edades de la Iglesia, el que logra salir de las edades de la Iglesia, el que logra pasar el tiempo señalado de las edades de la Iglesia, y pasa de ahí hacia adelante, entra en un tiempo en donde está la promesa de ser transformado y raptado sin ver muerte. Y la única forma para eso es: a través del Sol de Justicia, el cual, con Su Mensaje, con Sus rayos de poderosa Luz nos alumbra y nos… con esa Palabra nos va transformando.

La transformación empieza por dentro: empieza una transformación espiritual, una transformación que vamos siendo transformados de una dispensación a otra, de una edad a otra, de un Mensaje a otro, de un nombre a otro, y así por el estilo, y lo último que quedará será: de un cuerpo a otro. ¿Ve usted?

Entonces, mire cómo es tipificado aquí en el mensaje titulado “Dolores de parto”, y ese mensaje habla ¿de qué? De un nuevo mundo, de un nuevo cuerpo, de una nueva dispensación, de todas las cosas nuevas que están prometidas, pero que primero hay dolores de parto.

Ahora, en la página 13, nos habla aquí de la transformación, nos habla aquí de la forma para ser regresado a la posición original a donde estábamos primero. Dice:

“71 Y de esa manera nosotros conseguimos lo que queremos, es clamando por ello. ¡Clame! No se avergüence. Diga: Tengo hambre de Dios. No importa los diáconos, pastores o quien esté alrededor, grite de todas maneras. Los vecinos están sentados allí, ¿qué importa? Clame, es la única manera que hay para conseguirlo, hasta que Ud. reciba ayuda. Él enseñó eso cuando estaba aquí en la tierra, Uds. saben, con lo del juez injusto.

72 Una (ahora escuche bien) gotita de rocío, yo no sé la fórmula de eso. Tal vez haya una ciencia aquí de… Simplemente voy a decir la manera como lo pienso. Pudiera ser alguna clase de materia congestionada de la atmósfera, que se junta en una noche oscura, y eso cae en la tierra. Y cuando lo hace, nace en la noche. Pero en la mañana, yace allí fría y tiritando sobre una hojita de césped o colgada de la cuerda de un tendedero de ropa (de los cordeles de la rora, usted sabe, de tender ropa). Pero solo deje que el sol empiece a brillar, ¿se han fijado Uds. lo contenta que se pone? Simplemente resplandece y tiembla. ¿Por qué? ...”.

Usted ha visto algunas veces esas gotas de rocío en los cordeles o en las hojas o en los ganchos o en el pasto, que usted la mira por la mañanita y las ves que brillan, y ustedes dicen: “¿Qué será eso?”. Bueno, usted va y entonces descubre que es una gota de rocío que está allí en forma de agua, y está allí brillando porque el sol le está dándole, el sol le está reflejando en ella su luz. Pero algo va a pasar con esa gota de rocío. Dice:

“… resplandece y tiembla. ¿Por qué? Ella sabe que esa luz del sol la va a regresar a donde ella estaba en el principio.

73 Y así es con cada hombre o mujer que es nacido del Espíritu de Dios. Hay algo al respecto, cuando la Luz nos cubre que nos hace felices, es porque sabemos que estamos regresando de donde vinimos, del seno de Dios.

74 Puede destellar con gozo, cuando el sol la toca, por supuesto, sabiendo que vuelve de donde vino”.

Bueno, ya ustedes pueden ver, fíjese, en tal sencillez el hermano Branham nos muestra que ¿qué? Nos muestra aquí, nos muestra aquí a los escogidos, nos muestra aquí el Sol naciente y nos muestra aquí la actitud que asumirán los escogidos verdaderos, cuando esa luz del Sol, del Sol naciente les da, pues lo que hace es ¿qué? Se pone contenta, brilla. Entonces, ese brillo, si alguien la mira, ese brillo ¿es qué? Es el reflejo del Sol, ¿ve? Ese brillo, ese brillo que esparce esa gota de rocío, ese escogido ¿es qué? Es el brillo del Sol de Justicia viniendo por Segunda vez, ese brillo es el Mensaje que tiene, que la hace brillar.

Y cualquiera dice: “Bueno, ¿y por qué, y por qué estás así de contenta esa gota de rocío? ¿Y ese brillo por qué brilla en ella y por qué no brilla en un canto de piedra? ¿Por qué no brilla un canto de madera?” Bueno, porque el canto de madera se va a quedar ahí, ¿ve? El canto de madera se va a quedar ahí, pero esa gotita de rocío que fue formada por la noche, esa gotita de rocío por la mañana se va. Y cuando ya usted al mediodía viene y dice: “Pero si esto estaba lleno de gotas de rocío, ¿qué pasó? ¿Para donde cogieron?” Se las llevaron. ¿Quién? El Sol de Justicia se las llevó, las llevó, las transformó.

Vean ustedes que tuvo que haber una transformación, tuvo que sufrir una transformación esa gota de rocío para ser llevada nuevamente a su lugar original; y nosotros tenemos que ser transformados para ser llevados a nuestro lugar original.

Bueno, el sol sabe cómo transformar esa gota de rocío. ¿Cómo? Dándole más y más Luz, brillando más y más sobre esa gota; y esa Luz y ese calor que tiene esa Luz, ¿hace qué? Hace que esa gota de rocío llegue a cierto grado de calor también ¿ve? Porque el calor del Sol le es transmitido a la gota de rocío y la gota de rocío va cogiendo calor, va cogiendo calor hasta que llegue a cierto grado en que es transformada. ¿Ve? Es transformada y entonces se evapora; y al evaporarse ¿para donde cogió? ¿Para dónde se fue? Sufrió una transformación. Y así pasará con nosotros una transformación nos está prometida, y nos es dicho que alrededor de esa Palabra que nosotros tenemos dentro, alrededor de ella, ha de ocurrir una transformación y un nuevo cuerpo se ha de materializar. ¿Ve usted?

Por lo tanto, entonces, sabemos que en el tiempo de la mañana ¿es qué? El rapto, que en el tiempo de la mañana es la transformación; y que el Sol naciente es el Sol que nos lleva de regreso a nuestro lugar original.

Por eso entonces, el rapto es ¿cómo? En la mañana, conforme a como nos dijo el cuarto Elías, él nos dijo que es de 6:00 a 9:00 ¿es?.

Así que ya usted puede ver cómo en lo espiritual y en lo literal todo esto se mueve de cierta manera que todo tiene que cumplirse conforme a lo que está prometido en la Palabra del Señor.

Así que, usted puede ver que a los que temen mi Nombre nacerá el Sol de Justicia, dice Dios. Entonces hay una promesa para los escogidos, de que el Sol de Justicia le ha de nacer y ha de brillar sobre ellos, y entonces tiene que haber entonces una transformación para regresar al Seno de Dios. Y como Jesús dijo: “Salí del Padre, y vuelvo al Padre; salí de Dios, y vuelvo a Dios” [San Juan 16:28]. Nosotros entonces también sabemos que salimos de Dios, salimos del Seno de nuestro Padre celestial y volvemos al Seno de nuestro Padre celestial, volvemos al Seno de Dios.

Estamos de regreso, ya es de mañana; y siendo de mañana entonces lo que necesitamos ¿es qué? Es que el Sol brille más y más, y más hasta que lleguemos a tal grado de calor espiritual ¿ve? De calor espiritual, lleguemos a tal grado que seamos transformados y trasladado arriba, trasladados a nuestro lugar de origen, porque así es la promesa de parte del Señor.

Bueno, usted puede ver la simplicidad en que Dios nos muestra, y a través de nuestro amado hermano Branham nos muestra ahí la transformación y el rapto en una gotita de rocío y en el sol, en el sol de la mañana brillando.

Bueno, así son las parábolas bíblicas, pero que cuando se entra, se entra a ellas y se ve lo que significa todo eso, no con una mente teológica o intelectual, sino más bien por la revelación de Dios, entonces uno disfruta esas cosas que están ahí colocadas y habladas en forma parabólica para que sea dado a conocer a los escogidos del Señor; porque para los escogidos, para los escogidos las parábolas son dadas a conocer abiertamente, para los demás les es hablado en parábola o parabólicamente.

Bueno, es igual, fíjense, es igual que cuando el hermano Branham fue a cazar, y fue a cazar con un indio (mire que pareja); un indio americano fue a cazar y fue el guía de un de un - de uno, de un americano o de uno de descendencia irlandesa, pero por parte de madre, un poquito de línea, de línea de indio, usted sabe. Entonces fue a cazar, a cazar por allá por la… por cierta área, y el indio era el guía del hermano Branham.

Entonces llegaron al sitio donde… a caballo llegaron al área donde iban a cazar, y cuando llegaron el hermano Branham pues vio para allá un ciervo, en la cima de la montaña había un ciervo, y se tiró del caballo y salió corriendo; y el indio con su calma, pues se bajó y siguió detrás de él. Y el hermano Branham miraba para atrás y lo veía muy lento, y le decía:

— “Avanza, avanza, indio avanza, que el ciervo está allí en la cima de la montaña”.

Y el indio le decía:

— “Él nació allí y se quedará allí, ese es su sitio de vivienda”.

O sea, que no había problema de que se fuera a ir del campo, porque si ese es su sitio. Y el hermano Branham desesperado y ajorando al indio, y el indio con su calma caminando y mirando bien todito, y el hermano Branham adelante… Y sabe cómo se sentía el hermano Branham y cómo se sentía el indio. Bueno, el hermano Branham desesperado.

Y como ya ustedes saben que el hermano Branham cuando era un jovencito como de unos 14 años, pues él tuvo un accidente de que un amiguito de él se le disparó el rifle o la escopeta, y estaba apuntando hacia el piso y entonces hirió al hermano Branham en los pies. Entonces, a causa de eso las operaciones que le hicieron al hermano Branham en los pies, entonces ocasionó que el hermano Branham —en cuanto a sus piernas— fuera un poquito diferente a nosotros, a causa de las operaciones; y al ser la de esa manera por causa de las operaciones, era una persona que podía caminar y caminar y no se cansaba como nosotros nos cansamos —no se le cansaban los pies como a nosotros se nos cansan así de esa manera—, o sea, que tenía cierta ventaja; y el pobre indio, imagínese, ellos que de por sí, según se ve, pues son lentos cuando salen así.

Pues, entonces el hermano Branham, uno bien rápido —el hermano Branham— y el otro bien lento. Entonces, pues el hermano Branham, pues usted sabe cómo se sentiría yéndose adelante al guía; imagínese, el guía iba detrás y el que - y el que iba a ser guiado, iba mandado adelante.

Así que, ahora vamos a ver aquí, porque hay una enseñanza grande aquí. Vamos a ver aquí. Vamos a leerlo completo y después, después hablamos un poquito de la enseñanza que hay aquí. Dice [“Dejando escapar la presión”, pág 8.]:

“Hace como tres años atrás, que yo estaba en un viaje de cacería y tenía un guía indio. Yo cazo realmente rápido, eso es una bagatela…”

Fíjese, después que él dice la forma de él cazar y lo rápido que él es, después dice que... o sea, que un cazador así, y cazar así, eso no se disfruta nada, no es ningún deporte. ¿Ve? O sea, que no, no es una bagatela; es como es como una persona venir y que le sirvan una comida ahí sabrosa, y venga y se la comió:

—“¿Y cómo está?”.

—“Ni el sabor le cogí yo”.

¿Para qué se cansó tanto la hermana (o quien se cansó) preparando una comida tan sabrosa, para que venga uno que no sabe apreciar lo que es comer y se la comió tan rápido que ni el sabor le cogió? Bueno, hubiera sido lo mismo una cosa que la otra.

Bueno, él dice:

“¿Ven ustedes? Uno de sus formadores de presión.”

¿Ve? Hacer las cosas así, es una cosa que forma presión en la vida de la persona, en la misma persona; esa persona que siempre está ajorado en todo, esas personas son gente que siempre están llenos de presión; y son personas que siempre están nerviosas, que están que en cualquier momento pueden explotar de una manera incorrecta, de una manera contrario a la Palabra de Dios y después tener que estarse lamentando: “Ay, fue que estaba tan, tan nervioso, fue que estaba tan oprimido, que cometí el error que cometí” y después tienen que estarse lamentando.

El hermano Branham aquí en este mensaje dice que hay personas que cometen errores, y dice que hay dos clases de personas; personas que lo cometen porque quieren cometerlo. Pero que hay otra clase de personas que los cometen bajo presión, que están en cierta - con cierto grado de presión que cometen ciertos errores, ciertas faltas que ellos no desearían cometerla; pero al estar en esa condición, cometen errores y se salen fuera de la Palabra de Dios sin querer. Y después, ¿qué pasa? Pues tienen entonces que están lamentándose y pidiendo perdón; pero Dios ha hecho provisión para ello, ¿ve? Dios ha hecho provisión para ellos, y entonces Dios cuando la persona es sincera… porque hay que tener sinceridad para arreglar las cosas que uno hace mal, y entonces, con sinceridad real, reconociendo que uno lo hizo mal, bajo esa condición de presión, pero que uno lo hizo mal, que nunca debió de hacerlo; que uno se salió de la Palabra lo haya hecho voluntariamente o involuntariamente: faltó, pecó. Pero el que lo hace y después se arrepiente, realmente lo reconoce y le duele en su corazón haberlo hecho, pues Dios tiene misericordia de él; “porque un corazón contristo y humillado no despreciarás Tú, oh, Dios” [Salmos 51:17], dice la Palabra.

Por lo tanto, usted nunca vaya delante del Señor buscando perdón y buscando arreglar las cosas, usted tratando de demostrar que usted tuvo razón cuando, cuando falló; nunca ha tenido razón nadie que haya fallado, uno es culpable. Si usted va tratando de justificar su error, su falta, usted es como como el fariseo ¿verdad? Como el fariseo, y entonces esa es una falta más grande que la misma que quiera arreglar.

Entonces, esa actitud y esa forma de ser de la gente, de las cosas rápidas así, usted sabe, fuera de la forma normal de hacerse, eso ocasiona presión en la gente y sigue amontonando esa presión y esa presión, y algunos se enferman de los nervios, uno se siente como que la cabeza le va a explotar como que se va a volver loco ¿ve? Entonces eso es que está lleno de presión; y todas esas cosas que uno trata también de hacer fuera de la forma correcta para hacerlo, y a una velocidad más rápida de lo que debe hacerlo, todo eso ocasiona más presión.

Es más, el hermano Branham habla acerca del exceso de velocidad; dice que eso, más bien lo que ocasiona es presión en la gente. Usted, usted y yo, los dos hemos pasado por la misma experiencia, cuando usted o yo tenemos prisa y tenemos que llegar a cierta hora a tal sitio, ahí es importante y hemos salido un poquito tarde y se nos presenta un tapón, y empezamos a amontonar presión, y mira por aquí a ver si se puede meter por la orilla, y por acá y por allá, y usted cuando viene a ver se encuentra haciendo cosas fuera de orden, violando las leyes. ¿por qué? Porque entra en esa condición de presión ¿por qué? Porque se vio en ese momento difícil.

Por eso es que, uno debe saber más o menos cuánto tiempo debe usar para tal cosa y entonces añadirle un poquito más para que le sobre tiempo mejor, y entonces uno va disfrutando lo que va haciendo, lo va disfrutando con calma, ¿ve? Con todo el tiempo necesario; y entonces si es viajando, el viaje no le es molesto ¿por qué? Porque va disfrutando todo; puede ver el paisaje también, pero cuidándose de que no vaya a chocar ¿ve? Va disfrutando todito, mirando el paisaje que está al frente así, usted sabe; y el viaje, pues se le hace un viaje placentero. Pero cuando es un viaje de que el viaje le toma una hora y lo que tiene es media hora para llegar, usted cuando llega, llega asfixiado, llega todo nervioso, dice: “Por poco, choco por allá, por poco me pasa esto”.

Bueno, ya usted sabe, el hermano Branham es el que está hablando aquí, de que dice que esa forma de él ser, de… por eso usted encuentra en el hermano Branham era bien nervioso; y dice que él tenía, dice que él padecía de opresión mental, dice él. No es que estaba loco. Es que usted sabe, algunas veces usted se encuentra en una operación mental tan difícil que no sabe qué hacer, no la encuentra salida a las cosas y se pone todo nervioso, y está descontrolado de los nervios en algunas ocasiones; eso es presión que es almacenada un día un poco, otro día otro poco, y a causa de la condición actual de este siglo XX.

Bueno, vamos a seguir aquí, dice [“Dejando escapar la presión”]:

“Así que yo—yo estaba cazando con el indio, y salté del caballo. Y había alces (un alce es como un ciervo, usted sabe) en la montaña, y comencé a subir. El indio era como diez años mayor que yo. Él estaba resoplando (parece que venía usted sabe andando bien relax, andando así bien cómodo y usted sabe lo traía un poquito ajorado al indio entonces), viniendo ahí detrás de mí. Le decía: “¡Apúrate jefe, apúrate!”. Dijo: “¡Muy rápido! ¡Muy rápido!”. Pensé: “¡Oh, vaya!”. Le dije: “Ven”, y comenzaba.

50 Él decía: “¡Muy rápido!”. Aminoré la marcha (el hermano Branham viene disminuye la velocidad y el jefe indio todavía por allá atrás y cuando mira para atrás lo vuelve a ver lejísimo y el indio le dice, entonces le dice) “¡Muy rápido!”. Llegué hasta caminar”.

Primero iba, iba caminando corriendo y fue bajando la velocidad cada vez que el indio le decía: Vas muy rápido y dice que bajó la velocidad hasta ir caminando. Pero usted sabe que uno camina, unos caminan poquito a poco y otros caminan bien rápido, y el hermano Branham iba caminando y mira al indio y el indio le dice: “Muy rápido caminando”, y el indio le dice: “Muy rápido”.

“¡Oh, vaya! Le dije: Jefe, ¡el alce está allá arriba!. Él respondió: Él quedarse allí. Él nacer allí. Le dije: Supongo que eso es verdad”. Él quedarse allí. Él nacer allí. Él dijo: “Predicador caza muy rápido, espanta todos los animales. Dijo: Haga como indio: Da un paso, mira nueve veces.

51 Bueno, me puse a pensar ¿a qué paso tendría que andar para llegar hasta allá? Cuando yo iba a las carreras subiendo la montaña, él decía: Dé un paso, luego mire nueve veces. Mire todo muy bien, alrededor, nueve veces, antes de dar otro paso. ¡Oh, vaya! Pero vean, él no anda de prisa”.

El jefe indio no tenía prisa alguna, el guía de él no tenía ninguna prisa. Bueno, vamos a ver mira camina una vez y mira ¿cuántas? Y mira nueve. Vamos a ver por aquí, debe haber algo por aquí, déjeme ver si es la página 17 por ahí, que nos dé una enseñanza porque de otra manera, de otra manera pues habló y no hay ninguna enseñanza ahí. Hoy en día encontramos, fíjese el indio le dice:

“Predicador caza muy rápido, espanta todos los animales”.

Bueno, y hoy en día hay muchos predicadores. Hoy en día hay muchos predicadores y han salido corriendo montaña arriba, rodeando la montaña ¿ve? Y ¿qué pasa? No, está allí la cosa, está allí y quieren cazar, quieren cazar lo que hay ahí, lo que hay en la cima de la montaña, van en mandado corriendo. Y el indio le dice: “Echan a perder la cosa, el juego, eso es lo que hacen. Muy rápido creen que lo saben todo, creen que van a llegar primero, creen que van a hacer algo”, pero el jefe indio, el indio, el guía, iba poco a poco sabiendo hacia dónde iba. Daba un paso y miraba nueve veces.

“Dios Ocultándose En La Simplicidad”

114 Ahora, los hombres tienen sus propias ideas de lo que Dios debe ser y de lo que Dios va hacer. Como he dicho muchas veces, el hombre sigue siendo hombre. El hombre siempre está alabando a Dios por lo que hizo, y siempre mirando a lo que Dios hará en el futuro, pero ignorando lo que Dios está haciendo. ¿Ven? Así es como lo pasan por alto. Miran hacia atrás y ven la cosa tan grande que Dios hizo, pero fallan en ver la cosa tan sencilla que utilizó para lograrlo. ¿Ven? Luego miran hacia adelante y ven algo grande que viene, que va suceder, y en nueve de cada diez casos, ya está sucediendo a su derredor. Y es tan sencillo que no lo saben”.

Ahí tienen: nueve de diez; ahí entonces el indio dice… los indios dan un paso, caminan una vez, y miran nueve.

Ahora usted puede ver que todo en esta hora que estamos viviendo es solamente dar un paso y mira nueve veces; porque las nueve cosas que hay que ver, ya están; de diez cosas nueve ya están. Por lo tanto, un paso y ver o mirar nueve veces.

Así que ahí es que está el contenido de eso y han caminado tanto y han caminado tanto y no han visto las cosas que ya tenían que ver.

Así que, fíjese cuando se va a cazar así, y cuando se va a cazar espiritualmente comida espiritual, hay que dar un paso y mirar nueve veces. ¿Por qué? Porque de diez cosas que Dios promete, nueve están cumplidas y están todas alrededor, y la gente no la ven, porque van tan rápido, van tan rápido y son tan rápidos que se les olvida caminar una vez, dar un paso y mirar nueve veces.

Bueno, nos gustan los indios. ¿Sabe usted que el cumplimiento de la Visión de la Carpa el hermano Branham dice que eran gente, usted sabe, eran gente de color, de color trigueño, era gente de color latino?, como de color mexicano, usted sabe. Así que, es que los indios dan un paso, caminan una vez, y miran nueve; y en las nueve veces ven las nueve cosas que hay que ver. Pero encontramos que no así los predicadores rápidos que quieren usted sabe, que camina muy rápido, y creen que van a llegar primero y que van a lograr lo que desean, pero no es así. Nos gusta la forma de los indios.

Bueno, aunque parezcan lentos, ellos saben por dónde van caminando y saben el propósito para lo cual se mueven hacia adelante.

Así que, todo está ahí arriba en la montaña, en la cima de la montaña: el alimento espiritual. Pero es caminando, dando un paso, y mirando nueve veces para ver las nueve cosas de las diez que Dios ha prometido, ver nueve ya cumplidas, y ver la otra, ver la otra para ser cumplida.

Bueno, “EL SOL NACIENTE”, ese es el tema de esta mañana.

Nos salimos un poquito del tema ahí para ver estas cositas de enseñanza que habían ahí. Usted puede ver entonces como en todas las cosas que el hermando Branham, usted sabe, habló, todas esas cosas son cosas parabólicas que representan en lo espiritual ciertas cosas, que si nosotros las captamos, las asimilamos, nos son de grande bendición a nosotros para así entonces seguir adelante en el crecimiento espiritual que llevamos hacia adelante hasta llegar a la estatura de un Hombre perfecto, de un Varón perfecto, en donde hermanos y hermanas, jóvenes, jovencitas y niños, todos llegaremos por la gracia del Señor.

Bueno, el sol aquí no, no lo sentí tanto, quizás es que, esté esto así, de eso transparente de la otra, las dos dan calor, así es que no noté mucho que, no note mucho el cambio, solamente un poco de claridad, pero las dos dan calor.

Bueno, pero el Señor nos ayuda y de vez en cuando nos deja sentir un poquito de brisa, y aquí pues ninguno nos quejamos; si usted siente un poco de calor allá, pues ya usted sabe que aquí como estamos más cerca, pues sentimos un poquito más; pero lo importante es que lo que venimos a buscar Dios nos los permita, Dios nos los dé, y así pues eso es lo que nos interesa.

¿Cómo sería en el pueblo de Israel cuando estaban 40 años por el desierto, en el tiempo de calor? Y ellos vivían en casetas de campaña, las carpitas, las carpas que pudieran tener ellos. Así que, eso debió de haber sido caluroso en el tiempo de calor y frío… [CORTE DE AUDIO @2:10:11]…

…como decimos acá nosotros: en las papas; con todas las faltas que podamos ver las cosas que tenemos, estamos en las papas; que si el carrito suyo no es tan bueno como el del otro, estamos en las papas, antes era a pie. 40 años por el desierto y a pie, el que tenía su burrito o su camellito tenía que buscarle pasto, dónde encontrarle pasto. Bueno, tenía doble trabajo. Así que… y el pueblo en su totalidad, dos o tres millones a pie, 40 años. ¿Cuánto llevamos nosotros y tenemos nuestros buenos carros? No nos podemos quejar, ¿verdad?

Así que, estamos realmente en lo material, mejor que cualquier grupo de cualquier edad o dispensación. Somos los mejores que estamos, “porque las cuerdas nos han caído en lugares deleitosos, y grandes es la heredad que nos ha tocado” [Salmos 16:6].

Así que, tenemos la bendición más grande en lo espiritual y en lo material, en lo económico, en todos los sentidos tenemos las bendiciones más grandes. Así que, seamos agradecidos. Son bendiciones que Él nos ha dado por Su propia voluntad.

Por lo tanto, esperamos que Él nos ayude a usarlas correctamente para beneficio de todo el pueblo de Dios, para beneficio de toda la Obra del Señor.

Oren mucho también por este viajecito que ya, ya comenzó, ya el hermano Adalberto, su esposa y hermano Bermúdez también y el hermano Ramos, ya están en Phoenix, ya están haciendo todos los preparativos para esta misma semana ahora que viene para comenzar viernes, sábado y domingo, comenzar allá a predicar. No sé si hoy en la mañana esté predicando el hermano - el hermano Adalberto o si ya predicó el viernes allá en Phoenix, en alguna de congregación allá; así que, ya el trabajo hacia allá comenzó. Y ya salimos con ellos, ya salimos en los primeros que salieron, salimos toditos; y cada vez que salga alguno, salimos todos con ese, porque estamos representados en aquellos que estén allá, porque vamos con ellos en la forma que Dios nos ha permitido ver, que es la forma de poder ir en cada trabajo, en cada viaje que se haga. Por lo tanto, estaremos todos trabajando allá.

Y el Señor nos ayude, ustedes oren acá mientras estén acá, ya que el Señor será el que obrará en todo; como siempre en forma simple, sencilla, pero Dios hará lo que Él desea hacer, si Él nos puede usar a nosotros allá.

Así que, Él hará lo que Él tenga planeado. Yo no sé ni qué hacer, yo no sé ni qué voy a predicar cuando llegue allí, ya que hasta donde hemos preparado los planes se pasará viernes y sábado, el viernes una película y el sábado otra, de las películas que se han tomado aquí —que son de 2 horas o 2 horas y pico cada una— y luego el domingo será el día que yo estaré predicando si no predica Bermúdez o el hermano Adalberto; sino pues entonces seré yo el que estaré predicando; y yo no sé ni qué voy a predicar allá, pero espero que el Señor me dé lo que sea para predicarlo allá; y bueno Él se encargará de lo que vaya Dios a hacer allá.

Yo no sé cómo se van a mover las cosas de parte de Dios allá, yo lo único que sé es que vamos a estar allí, vamos a predicar, a llevar este Mensaje, el Mensaje del Evangelio del Reino, que no se liga ni con el Mensaje de la primera dispensación ni con el de la segunda, sino que toma el Mensaje de la primera y de la segunda y muestra a través de esos Mensajes como tipo y sombras, muestra ¿qué? La realidad del Mensaje del Evangelio del Reino. De eso es que estaremos hablando allí y Dios hará lo que Él tenga planeado en Sus planes para llevar a cabo.

Yo no puedo garantizar que va a pasar tal o cual cosa, yo no, no… el único que puede garantizar una cosa como esa es Dios, lo único que sí podemos garantizar es que estaremos dispuestos y estaremos predicando el Evangelio del Reino sin temor, sin miedo, sin escondernos abiertamente lo estaremos predicando. Y sabemos que eso es lo que Dios necesita, que se predique, que se diga la verdad y Él entonces la respalda y hace lo que Él quiere hacer.

Así que, cuando Dios va a hacer algo lo que aparece es ¿qué? Un Mensaje siendo predicado para ese tiempo y entonces Dios hace lo que Él ha prometido.

Bueno, esperamos, esperamos que Dios haga lo que Él desea hacer, no nos gustaría tener que volver ni a Phoenix, ni a Tucson, más bien nos gustaría que Dios haga lo que vaya a hacer y no volver para allá a nada, en cuanto a mí, ya que ya el viernes, los viernes no tendremos culto aquí, solamente los domingos hasta que esté la nueva carpa; usted sabe, eso es por causa de que si se daña o algo la carpa durante la semana le da tiempo a los hermanos para repararla y para que el domingo ya esté lista en lo que se instala la nueva carpa cuando llegue ya el mes que viene ya estará instalada.

Así que, les volveré a ver cuando regrese de allá, sea de una forma o de otra. Yo creo que ustedes entienden. Bueno si no puedo venir a estar entre ustedes con este cuerpo vendré con otro mejor. Ya ustedes saben entonces de lo que les estoy hablando; así que para nosotros no hay ningún problema ni motivo para tristeza, porque si algo pasase, pues ya sabemos que “si nuestro tabernáculo terrestre se deshiciese tenemos uno preparado por Dios” [2 Corintios 5:1-9], y tenemos la promesa de este mismo ser transformado.

Por lo tanto, entonces no hay ningún miedo, ningún temor a lo que me pueda hacer el hombre, sino que vamos confiados hacia allá. Y ustedes seguirán aquí sabiendo que regresaremos hacia acá y estaremos nuevamente con ustedes para darle buenas noticias. Así que, cualquier cosa llamaremos de allá hacia acá también, y entonces en el culto del domingo el hermano Mario les dará a conocer cualquier cosa que le hagamos saber desde allá a ustedes, él se lo hará saber.

Ya hermano de Adalberto llamó en estos días, llamó hacia acá y todo va muy bien y ya todo está siendo preparado. Así que, hay bastante material allá, más el que vamos a llevar; así que va a haber bastante material para trabajarla allí, allí en la Obra del Señor, de tal manera que Dios pueda hacer cualquier cosa que Él desea hacer en este viaje que vamos a tener. Yo creo que llevamos bastante material y bueno.

Así que, vamos a estar alerta, vamos a estar pendiente, no sé qué pueda pasar, lo que sí sabemos es que vamos a predicar la Palabra, el Mensaje del Evangelio del Reino, el mismo Evangelio que va a ser predicado a los judíos.

Así que, ese es el mismo que vamos a predicar, no vamos a predicar otro. ¿Sabe por qué? Porque no tenemos otro, tenemos el último qué es el eterno. Así que, así iremos confiados y sabemos que Dios estará con nosotros allí.

Bueno, ya hemos concluido el Mensaje de esta mañana “EL SOL NACIENTE”. Y esperamos que siga la luz del Sol brillando en nuestros corazones, la revelación de la Palabra siga alumbrándonos para que Dios siga siendo la Obra que Él ha comenzado en nosotros hasta que nos lleve, nos traslade al lugar de donde vinimos. No somos terrenales, aunque estamos en cuerpos terrenales.

Bueno, quizás esto si los científicos los escuchan o estos que estudian los objetos voladores, estos los ovnis, que si llega a alguien de ellos oírnos a nosotros se va a… puede pasar un buen susto, puede pasar el susto más grande que alguien haya pasado, ya que pues ellos dicen que lo que los ultraterrestres están aquí en la Tierra y que, y que se han adaptado a vivir la aquí en la Tierra de tal manera que viven como los demás, las demás gente de la Tierra y nadie los conoce, y llevan sus actividades como los demás seres humanos de aquí de la Tierra, y nadie sabe que son ultraterrestre. Pero realmente pues si vamos por la Palabra, aquí hay personas que no son de aquí, como tampoco el Señor Jesucristo era tampoco de aquí, Él dijo: “Cuídalos del mundo, porque no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo” [San Juan 17:6].

Así que, ya ustedes pueden ver entonces que lo que ellos llaman ovnis, lo que ellos llaman platillos voladores, pues ya ustedes saben lo que ha dicho el cuarto Elías que uno va a descender sobre nosotros, sobre cada uno de nosotros y vamos a ser transformados. Así que, ya usted puede ver entonces como está entrelazado, ligado todo esto, y si ellos llegan a saber eso, el susto que pasan es más grande que todo lo que ellos han, se han imaginado y han pensado que son los platillos voladores, por supuesto que también la quinta dimensión también hace sus imitaciones, el diablo, hace sus imitaciones y la Biblia dice que se transforma el diablo en ángel de luz para engañar.

Así que, entonces, entonces también el diablo puede, usted sabe tratar de hacer imitaciones, pero cuando se trata del pueblo de Dios y los hijos de Dios, para ellos estará lo original y a ellos vendrá lo original, los genuinos. Y entonces, ya usted sabe no tiene que tener la preocupación usted, tanta gente ha visto platillos voladores y yo nunca he visto uno dirán algunos, no se preocupe que cuando lo vea, que cuando lo vea dice el hermano Branham: será el momento cuando va a ser transformado.

Por lo tanto, no se preocupe de eso, usted y yo sabemos que tenemos otro cuerpo, un cuerpo de otra dimensión, de la sexta dimensión que está preparado. Por lo tanto, él estará, él está por ahí, está siempre cerca de nosotros, pero en otra dimensión, pero algún día lo vamos a ver. Yo siempre he deseado ver así hablar como hablo con ustedes en otro cuerpo, el cuerpo teofánico mío, pero Dios no me lo ha permitido, igual que usted desearía hablar con usted mismo. Pero Él no lo ha permitido hasta el momento, pero más tardecito ya va a estar. El hermano Branham dice que estaba en el otro y miraba para acá y lo veía acostado en la cama y desde allá miraba para acá y veía todo acá y dice: Y eso no estaba más de doce pies. Esa reunión que tuvo allá con todos los que estaban allá; así que, la cosa no es tan lejos, está alrededor de nosotros, pero en otra dimensión.

Así que, nosotros estamos seguros en esta hora, aunque están las amenazas de una tercera guerra atómica, aunque están las amenazas del terremoto de California, aunque están las amenazas de Phoenix, que va a hacer el barrido, va a ser destruido, todo eso son la sentencia del juicio de Dios sobre gentiles. Pero para nosotros hay una bendición que ha sido hablada, Así que, nosotros siempre estaremos seguros en la Palabra, por lo tanto, no tenemos motivo para tener temor, para tener miedo, sino estar tranquilo porque todas las cosas obrarán a bien para los escogidos.

Así que, en esta hora caben bien las Palabras del Señor que dijo: “Buscad primeramente el Reino de Dios y Su justicia y las demás cosas serán añadidas”. Por lo tanto, no se preocupe por qué será, qué ha de ser cuando acontezcan todas esas cosas, ¿qué será de mí? ¿Qué será de mi familia, qué serán de sus nenes? Dios hará provisión para nosotros en esa hora.

Espere que llegue esa hora, no se preocupe tanto por los problemas que han de venir; porque Dios tendrá la solución para ellos. Imagínese si cuando Dios le dijo a Moisés: “Ve a Egipto que voy a sacar a mi pueblo de allí, y a traerlos acá”, y saber Moisés que eran dos o tres millones de personas que había allí. Si Moisés se pone a pensar: Bueno, y después cuando lo saque de allí hay que pasarlos por el desierto y en el desierto, ¿qué les voy a dar de comer? ¿Qué voy a hacer en el desierto cuando empiezan a pedir agua o a pedir comida? Si se pone a pensar en eso, no va a ningún sitio, esos eran problemas que Dios tendría su solución cuando llegaran esos problemas. La cosa y el problema que había que afrontar en esos momentos era sacar al pueblo, después que tuvieran fuera, los demás problemas serían resueltos en el camino, los problemas del camino serán resueltos en el camino.

Por lo tanto, entonces yo creo que no hay ningún motivo de preocupación para nosotros de qué será cuando venga la apretura o qué será cuando California se hunda o qué será cuando pase tal o tal cosa, ningún problema tenemos. Entonces Dios, Dios que cuida de los pajaritos, cuida de los peces, cuida de todas las cosas que hay, ¿no tendrá mayor cuidado de nosotros? Pues sí lo tendrá, pues entonces sabemos que estamos seguros, los únicos que tienen un full cover, un seguro completo son los escogidos, un seguro que lo que lo cubre todo, no hay problema, es un seguro completo; así que no se preocupe, entonces en lo que será el mañana, viva la hora y el Plan de Dios para la hora en que está, viva el momento disfrute el momento de parte de Dios que hay para nosotros.

Bueno, “EL SOL NACIENTE”, eso es la Segunda Venida del Señor para llevarnos de aquí.

Dios nos bendiga y Dios nos guarde en esta hora.

“EL SOL NACIENTE”.