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|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|
| Mire al este | 1977-05-29 | 1 | PR | 00:00:00 | false |
Muy buenos días, amados hermanos el Señor nos continúe bendiciendo a todos en esta hermosa mañana en que podemos congregarnos para adorar y glorificar a nuestro Señor y oír Su gloriosa Palabra.
Vamos inmediatamente a buscar nuestras Biblias, vamos a buscar en Apocalipsis, capítulo 5, empezar ahí en el en el verso 1; vamos a comenzar en el verso 1. Y dice así la Palabra del Señor:
“Y vi en la mano derecha del que estaba sentado en el trono un libro escrito por dentro y por fuera, sellado con siete sellos.
Y vi a un ángel fuerte que pregonaba a gran voz: ¿Quién es digno de abrir el libro y desatar sus sellos?
Y ninguno, ni en el cielo ni en la tierra ni debajo de la tierra, podía abrir el libro, ni aun mirarlo.
Y lloraba yo mucho, porque no se había hallado a ninguno digno de abrir el libro, ni de leerlo, ni de mirarlo.
Y uno de los ancianos me dijo: No llores. He aquí que el León de la tribu de Judá, la raíz de David, ha vencido para abrir el libro y desatar sus siete sellos.
Y miré, y vi que en medio del trono y de los cuatro seres vivientes, y en medio de los ancianos, estaba en pie un Cordero como inmolado, que tenía siete cuernos, y siete ojos, los cuales son los siete espíritus de Dios enviados por toda la tierra.
Y vino, y tomó el libro de la mano derecha del que estaba sentado en el trono”.
Oremos al Señor: Dios Eterno, he aquí ante Tu presencia estamos. Te damos gracias por Tus bendiciones, y Te rogamos, oh, Dios, hables a nuestros corazones en esta mañana y nos edifiques a todos en esta mañana.
Señor, háblanos lo que necesitamos escuchar, y encarna en nosotros Tu Palabra en esta mañana. Señor, quiero una grande porción de Tu Palabra sea encarnada en nosotros en esta mañana. Dios Eterno, en Tus manos estamos todos; y Te lo ruego todo en el Nombre del Hijo de David. Amén, amén.
En esta mañana vamos a hablar sobre un tema muy sencillo, un tema muy sencillo; y el tema para esta mañana será un tema sacado aquí, de esto mismo que Juan hizo. Aquí es preguntado, él dice:
“Y uno de los ancianos me dijo: No llores. He aquí que el León de la tribu de Judá, la raíz de David, ha vencido para abrir el libro y desatar sus siete sellos.
Y miré, y vi que en medio del trono y de los cuatro seres vivientes, y en medio de los ancianos, estaba en pie un Cordero como inmolado…”.
“Y miré” dijo Juan. El tema para esta noche es para este día es “MIRE AL ESTE”.
Juan, como ya ustedes saben, representa a los escogidos, y Juan viendo las edades de la Iglesia, eso representa a los escogidos pasando por las edades de la Iglesia. Pero cuando Juan llega al capítulo 4 de Apocalipsis y él mira hacia arriba, y ve una puerta abierta y desde arriba le es dicho: “Sube acá” eso representa ¿qué? Juan representando a los escogidos en el último tiempo cuando las edades han terminado.
Entonces, mirando hacia arriba de donde una Voz le dice: “Sube acá”, o sea, entonces es sacado ¿de dónde? De las edades de la Iglesia, porque delante de Dios en lo espiritual han terminado, y entonces tiene que coger hacia algún lugar. Porque Juan, vean ustedes, a través de su vida, ahí teniendo la revelación de Apocalipsis, él pasó, entró a la edad de Éfeso, luego de la edad de Éfeso pasó a la otra edad y de la otra edad pasó a otra edad, fue pasando por cada edad y viendo lo que había en cada edad. Luego, cuando las siete edades de la Iglesia terminan, entonces Juan mira aquí en la Tierra y no sabe hacia dónde pasar, ¿ve? Y entonces él está esperando oír, oír nuevamente; porque en estas ocasiones estaba siendo dicho: “Y escribe al ángel de tal Iglesia, de tal Iglesia”, pero en el capítulo 4, entonces lo que escucha es: “Sube acá”; él no escucha: “Escribe”, sino, él no escucha: “Escribe al ángel de tal Iglesia”, sino que lo que escucha es: “Sube acá, y yo te mostraré las cosas que han de ser después de estas”. O sea, después de las edades de la Iglesia.
Ahora vean ustedes, que Juan subiendo ¿eso es qué? Eso es el grupo de escogidos subiendo arriba, saliendo de las edades de la Iglesia y subiendo a la Edad de la Piedra Angular. Luego, cuando está arriba, él ve todo lo que está allí: ve un Trono, ve uno sentado en el Trono, luego ve al que está sentado en el Trono, lo ve con un Libro escrito por dentro y por fuera, pero ese Libro está sellado; y entonces sabemos que ese Libro es el Libro de la Redención. Siendo el Libro de la Redención ahí están escritos los nombres de todos los redimidos.
Entonces ese Libro de la redención tiene que ser abierto, y si ese Libro de la redacción no es abierto, entonces lo que pasaría sería ¿qué? Sería que todo se perdería; aún todo lo que está escrito en ese Libro si no es abierto, todo deja de existir. Porque fíjese, hay tiempo para todo, hay tiempo para todo; por lo tanto, habiendo tiempo para todo, entonces cuando Juan sube arriba, ve que ha llegado el tiempo para que el Libro donde están escritos los nombres de los redimidos sea abierto, sea reclamado ese Libro y sea abierto, y entonces sea hecho el reclamo de todos los redimidos.
Ahora eso es como fue con el caso de Rut; nos dice nuestro amado hermano Branham, que eso es lo mismo del caso de Rut. Encontramos que el caso de Rut, es que ella primero tuvo que decidirse a salir, a salir de donde estaba, de allá de Moab, porque ya Noemí estaba por irse a su tierra, y Noemí siendo la suegra de Rut ya iba de regreso hacia su tierra; y entonces sus yernas Rut y Orfa podían decidir, porque tenían libertad para decidir sí se quedaban, se iban a sus compueblanos o se iban a Israel con Noemí.
Entonces encontramos que esa oportunidad ellas la tuvieron, y Noemí le dice: “Ustedes váyanse a su tierra y a su parentela, y regresen ustedes a sus dioses, yo voy a regresar a mi tierra”. Y entonces, pues Orfa vino, besó a Noemí y se despidió de ella, y se regresó a sus dioses y a su tierra. Y conforme a la Palabra de Dios, Orfa representa la Iglesia tibia, que es Laodicea, ¿ve? Besando a Noemí, Noemí representa a Israel (entonces la Iglesia hebrea). Entonces se regresa ¿a dónde, la Iglesia tibia, Orfa? Se regresa a su lugar de origen. ¿Ve? Salió de Nicea y vuelve a Nicea. Salió ¿de dónde? De allá de un concilio y entonces regresa allá. O sea que a través del Concilio de Nicea salió la organización y entonces regresa a otro concilio, y ahí entonces estaba regresando a sus dioses y a su pueblo.
Encontramos que eso de trinidad creer nosotros creemos en la trinidad, pero en la trinidad de Dios, en la trinidad de la manera correcta, que Dios es Padre, Hijo y Espíritu Santo, y que Dios se ha manifestado como Padre, Hijo y Espíritu Santo, el mismo Dios; porque hay un solo Dios, y ese único Dios se ha manifestado en tres formas, y es el mismo Dios, no ha cambiado de ser el mismo Dios.
Por eso cuando Dios se hizo carne, seguía siendo el mismo Dios, pero en forma humana ¿ve? Por eso el Señor dijo, que el Padre y Él una cosa eran. Dios Se manifestó como Padre en la Ley, como Hijo en la gracia y como Espíritu Santo en esta tercera dispensación; pero sigue siendo el mismo Dios, no ha cambiado. O sea que la forma en que Dios se manifieste no lo cambia a Él en lo que Él es. Él sigue siendo el mismo por toda la eternidad.
Ahora, creer que Dios es tres divinas personas, que Él es tres personas, ya eso está fuera de lugar. Él es uno solo que se manifiesta en tres formas: como Padre, como Hijo y como Espíritu Santo.
Bueno, pero Orfa se va ¿a dónde? A sus dioses y a su pueblo. Por lo tanto, entonces vemos que eso es lo que ocurre en este tiempo, vemos el regreso; vemos a Orfa allá metida en medio de su pueblo y allá con sus dioses. Y ahora también vemos Rut, Rut haciendo su decisión. Rut tiene cuatro etapas en su vida; esas cuatro etapas de Rut son las siguientes:
· Rut decidiendo.
· Luego la segunda es: Rut sirviendo.
· La tercera es: Rut descansando.
· Y la cuarta es: Rut siendo recompensada, recibiendo la recompensa.
Esas cuatro etapas son las siguientes:
· Rut saliendo o decidiendo en el tiempo de Lutero.
· Rut sirviendo o trabajando en el tiempo de Wesley.
· Y Rut descansando en el tiempo pentecostal; y luego del tiempo pentecostal o lo de la edad pentecostal, luego la próxima cosa es, la próxima etapa o edad por la cual Rut pasa es:
· La Edad o Etapa de la recompensa.
Ahora fíjese, se los voy a leer aquí: página 31 del mensaje titulado “Revelación, capítulo cinco, parte I”, Revelación, capítulo cinco, recuerde que leímos ¿dónde? Revelación, capítulo cinco. Revelación, capítulo cinco es de lo cual nos habla aquí Dios a través del cuarto Elías. Dice [pág. 23]:
“151 Hay tres etapas de Rut. Rut-Rut, decidiendo, ella estaba decidiendo si ella iba a tomar la decisión o no, de regresar a la tierra natal (igual que la Iglesia). Rut, sirviendo, cuando ella salió a espigar. Rut, descansando, eso es lo que Rut está haciendo ahora (la Iglesia). Ahora Rut, recompensada, ahora eso es lo que ... la siguiente cosa que sucedió (es la recompensa de la Iglesia)”.
Ahora fíjese, fíjese ahí lo que es hablado ahí en esas palabras, lo próximo después de la edad pentecostal, lo próximo es la recompensa de Rut; ese próximo paso es lo que ocurre en Apocalipsis, capítulo 5. Es el tiempo entonces ¿para qué? Ese es el tiempo entonces para Rut recibir la recompensa, es el tiempo entonces para el reclamo ser hecho, para que entonces Rut se convierta en la esposa de Booz. Es el tiempo entonces para que Rut reciba la recompensa que le es prometida.
Ahora, fíjese, que el tiempo para la recompensa de Rut ser recibida, es el tiempo de Noemí ser redimida. Entonces Noemí tiene que ser redimida, tiene que ser reclamada, entonces…, y ahí en el tiempo de la reclamación es Noemí es redimida, y es el tiempo en que Rut, entonces, al ser Noemí redimida, entonces automáticamente cae Rut en la propiedad de Noemí; porque Rut pertenece a Noemí, y entonces todo lo de Noemí, entonces pertenece ¿a quién? Al que la redime. Booz redimió a Noemí y tomó como esposa a Rut.
Bueno, en ese tiempo, en que era el tiempo de la reclamación, que era el tiempo de Apocalipsis 5, es el tiempo en donde se pregunta, en donde se pregunta por alguien que sea digno, que tome el Libro que está en la mano del que está sentado en el Trono; porque hay un Libro que tiene que ser abierto, y en ese Libro están todos los nombres de los redimidos. Si ese Libro no es abierto, los redimidos que han partido en las edades pasadas seguirán durmiendo. En palabras más claras, en palabras más claras: si el Libro de la Redención no es abierto, entonces todos los redimidos, todos los escogidos de Dios, que han partido a través de las edades pasadas, seguirán viviendo por toda la eternidad en la sexta dimensión y no pueden regresar hacia acá; y los que estemos vivos, obligatoriamente tendremos que morir también y pasar a la sexta dimensión; pasar allá, pero quedarnos allá y no poder regresar a la Tierra.
Pero lo que le fue dicho al hermano Branham allá cuando él fue allá, cuando el hermano Branham dijo:
—“Yo quiero ver a Jesús. Él fue mi redentor, Él me salvó, Él murió por mí. Él es mi Salvador, por lo tanto, yo quiero verlo a Él”.
Le fue dicho:
—“Él está más arriba, no lo puedes ver ahora. Él está más arriba, así que, por ahora tú no lo no lo puedes ver, Él vendrá a ti y Él te va a juzgar a ti primero, y entonces nosotros regresaremos contigo a la Tierra, y entonces podremos comer; regresaremos a la Tierra, tomaremos cuerpo y podemos comer, aquí no comemos ni dormimos”.
Ahora vean ustedes si ellos estarán interesados en regresar acá a la Tierra, vean ustedes si ellos están interesados en que aparezca lo que tiene que aparecer. Ellos todos están esperando allá hasta que Apocalipsis 5 se cumpla, y entonces ellos poder regresar a la Tierra.
Encontramos que ese es el acontecimiento más grande de todos los acontecimientos de la Biblia: Apocalipsis, capítulo 5. Encontramos que ahí es que es llevado a cabo el reclamo, y ahí es en Apocalipsis 5, es que aparece el Ángel Fuerte que dice: “El tiempo no es más”.
Ahora fíjese, es el tiempo de Rut recibir su recompensa, es el tiempo de los escogidos recibir su recompensa; lo cual Dios les ha prometido. Es el tiempo es el tiempo en que Rut será redimida.
Ahora fíjese, encontramos que el Señor nos redimió allá en la Cruz del Calvario y nuestros nombres están escritos en ese Libro; pero nuestros cuerpos terrenales todavía, todavía (hablando en términos literales) todavía nuestros cuerpos terrenales no han sido redimidos. Porque ‘redimir’ es volver otra vez al principio, ¿ve? En el principio cuando Dios nos vio, no nos vio con estos cuerpos terrenales que tenemos ahora venidos por el sexo, Él no nos vio de esa manera. Nos dice la Escritura que, Él nos dice fíjese, en Romanos 8, ahí Él nos dice cómo Él nos vio. Romanos, capítulo 8, vamos a leerlo para que usted vea ahí cómo Él nos vio, y entonces usted podrá tener un cuadro más claro de la manera en que Él nos vio allá en el principio. Romanos 8, verso 28 en adelante, nos dice:
“Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.
Porque a los que antes conoció…”.
Antes, antes de la fundación del mundo, antes de haber alguna cosa creada, ya Dios lo conoció a usted. Dice:
“Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo…”.
¿Ve? Así que no es, no es para… Él cuando nos conoció no nos conoció conforme a la imagen esta terrenal, esta terrenal, sino Él nos conoció conforme a la imagen de Su Hijo, y nos predestinó para ser conforme a la imagen de Su Hijo.
“…para que él sea el primogénito entre muchos hermanos.
Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó.
¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?”.
Ahora vea usted cómo Él nos vio desde antes de la fundación del mundo. Usted nunca se había visto así de esa manera, usted mirándose usted mismo; pero si miramos la manera en que Dios nos vio ahora podemos ver que Él nos vio, entonces, de esa manera; Él nos vio de la manera que Él predestinó que nosotros seríamos. Pero hemos pasado por este este estado de tiempo y espacio, en el cual hemos estado sujetos por algún tiempo, pero seremos libertados, y entonces en lo literal nuestros cuerpos serán como Él los vio desde antes de la fundación del mundo.
Ahora estamos pasando por el proceso, por un proceso, pero ya pronto, ya pronto habrá terminado el proceso, y entonces usted se verá como Dios lo vio a usted.
Por eso entonces no miramos el presente, en el sentido de mirar nuestra flaqueza humana como seres humanos aquí, ni nuestras limitaciones que tenemos aquí para nosotros desanimarnos o para nosotros poder excusas en esta vida, sino que miramos por encima de todo eso, miramos a través de la cortina del tiempo, a través de esa cortina miramos al otro lado y vemos lo que Dios ha predestinado y tiene preparado para nosotros.
Por lo tanto entonces, fíjense, Juan no veía nada y era el tiempo de la reclamación, del reclamo, era el tiempo, era el día de redención, era el día para los que estaban escritos en el Libro de la Redención, los cuales y por los cuales el Señor había muerto allá en la Cruz del Calvario, ahora había llegado en Apocalipsis 5 el tiempo para eso por los cuales Él murió y derramó Su Sangre y fueron limpios con Su Sangre, ahora tenían ellos el momento grande y glorioso de recibir las recompensas que Dios les ha les había prometido a todos ellos. Era tiempo para ser recompensado, era el tiempo para esas recompensas que Él prometió ahí en el libro de Apocalipsis, que dice: “Al que venciere Yo le daré, Yo le haré”, era el tiempo para recibir las recompensas.
Por lo tanto, entonces, para poder recibir la recompensa el Libro tenía que ser ¿qué? Abierto.
Por lo tanto, entonces, fíjese, era ese glorioso tiempo para todos los hijos de Dios, para los que habían partido y para los que estaban presentes todavía en cuerpos humanos, ¿ve? Entonces, nos dice la Escritura que todos los santos han orado por ese día.
Por eso en Apocalipsis nos dice que un ángel, un ángel echó incienso, incienso a las oraciones de los santos, y entonces lo echó, lo derramó sobre el altar, y el fuego y el humo subió delante de la presencia de Dios. Los santos habían orado por ese día de redención, por ese día en el cual los que están en la sexta dimensión regresarán y tomarán cuerpo, resucitarán; y los que estemos vivos en ese tiempo, pues no tendremos necesidad de partir, sino que, en vez de nosotros ir a ellos, ellos vendrán a nosotros; en vez de nosotros ir a la sexta dimensión, la sexta dimensión vendrá a nosotros.
Entonces no tendremos que dejar, no tendremos que dejar ¿qué? Estos cuerpos mortales no tendremos que dejarlos y que lo entierren en un sepulcro para entonces habitar en el otro cuerpo, si no que, en vez de ser desvestidos de este cuerpo para vestirnos del otro, seremos revestidos. Eso es lo que dice el apóstol Pablo cuando nos hablaba de esto, nos dice: “No quisiéramos ser desvestidos, sino revestidos” [Segunda de Corintios 5:4], no quisiéramos ser desnudados, ¿ve? Sino revestidos, y eso es lo que viene para los que estén vivos.
Ahora los que pasaron a través de las edades pasadas, ellos tuvieron que ser desnudados, desnudados ese cuerpo terrenal que tenían y luego vestirse del cuerpo teofánico, ponerse la otra vestidura, y entonces tienen que estar viviendo donde están los que están vestidos de la manera que ellos están vestidos. Ellos no están vestidos de carne y sangre venida por sexo, sino que ellos allá están vestidos de un vestido, un cuerpo, el cual no es nacido de carne y sangre, ni de voluntad de varón, sino de Dios [San Juan 1:13], ¿ve? El cual, es el cuerpo del nuevo nacimiento, el cuerpo predestinado por Dios desde antes de la fundación del mundo, ese cuerpo de la sexta dimensión, el cual Dios ha prometido para Sus hijos.
Ahora encontramos una cosa, y es que nosotros, nosotros en vez de haber pasado por el proceso de ponernos primero aquel cuerpo, aquella vestidura y luego ponernos…, venir con aquella vestidura y venir para tomar una vestidura, una vestidura terrenal, pero sin intervención del sexo, lo que sucedió con nosotros fue que nos pusimos primero la vestidura de carne, esta vestidura de carne la cual, pues vino a través del sexo, y por esa causa entonces hemos tenido tantos problemas. Pero ahora cuando los que están en la sexta dimensión vestidos del cuerpo teofánico, cuando regresan, entonces ya no van a tener ese problema; cuando ellos regresan no van ellos a regresar para nacer a través de un matrimonio, no van ellos a tener ese cuerpo que van a tener…, porque ellos vienen para tomar ¿qué? Le dijeron al hermano Branham: “Nosotros aquí ni comemos ni bebemos ni dormimos, pero nosotros regresaremos contigo a la Tierra y entonces tomaremos cuerpo, y entonces comeremos”, ¿ve?
Ahora ellos no van a tomar el mismo cuerpo que fue echado al sepulcro, porque ese cuerpo que fue echado al sepulcro ¿fue qué? Fue el cuerpo venido por el sexo. Ahora recuerde, que será como fue con Jesús. Vamos a vamos a ver: Dios, siendo Dios, Él se hizo y tuvo y tiene un cuerpo de la sexta dimensión. Luego de ahí, bajó y creó en el vientre de María un cuerpo, un cuerpo el cual es un cuerpo de carne y sangre, pero no es carne ni sangre humana, no es carne y sangre venida a través del sexo, sino por la Palabra hablada, es por creación; por lo tanto, esa Sangre es la Sangre de Dios.
Ahora vea usted eso, entonces ¿qué sangre tendrán los cuerpos? No será cualquier sangre, será Sangre de Dios, Sangre eterna.
Ahora, vea usted todas estas cosas y entonces usted verá cómo será lo que ha de acontecer.
Ahora nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado hasta ver la Venida del Señor, no seremos delantero a los que durmieron, sino que ellos resucitarán primero y luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado hasta ver la Venida del Señor, hasta la Venida del Señor, conforme al orden de Su Venida, entonces ¿qué pasará con nosotros? No seremos desnudados, porque no hay tiempo para quitarse ahora la ropa para que echen a uno en un sepulcro para después resucitar.
Entonces todo ese proceso por el cual ellos han estado pasando, nosotros lo pasaremos tan rápido, que seremos revestidos; y una persona ser revestida, es una persona que teniendo una vestidura le ponen otra encima. ¿ve usted? Es igual que una rellenura, que es una cosa que está llena, echarle más, rellenar eso. 33
Entonces encontramos que una revestidura es para alguien que está vestido, ¿ve? Pero se le reviste, por lo tanto, entonces nosotros tenemos esta vestidura terrenal, esta vestidura de carne y sangre, pero seremos revestidos ¿en qué tiempo? En el tiempo de la resurrección, porque ese es el tiempo en que vienen, en que la sexta dimensión, todos los de la sexta dimensión, que es la dimensión de la Palabra, y los cuerpos teofánicos son el cuerpo de la Palabra, esos cuerpos fueron creados por la Palabra, son el cuerpo de la Palabra.
Por lo tanto, entonces, no crea que en esos cuerpos entrará cualquier cosa. Para entrar en un cuerpo de esos, tiene que ser la Palabra. Si usted no es la Palabra, olvídese, que ese es el cuerpo de la Palabra. Si usted es la Palabra, pues lo estaba esperando; el cuerpo de la Palabra, entonces, está esperando la Palabra que entre allí.
Ahora vea usted que los escogidos de las edades pasadas, ellos eran la Palabra en la porción que le correspondía a cada uno de ellos ser en ese tiempo; y cuando ellos dejaron sus cuerpos terrenales, había un cuerpo incorruptible esperando por ellos, porque ellos eran la Palabra, entonces la Palabra regresó al cuerpo de la Palabra. ¿Ve?
Entonces, cada uno de los escogidos los tiempos pasados, siendo la Palabra para su tiempo, al morir, el cuerpo de la Palabra, el velo de la sexta dimensión, un cuerpo de la sexta dimensión, que es el lugar donde la Palabra de cada tiempo, de cada edad, los escogidos de cada edad son la Palabra de ese tiempo hecha manifiesta; y entonces cuando terminan aquí en esta Tierra, pues entonces pasan a la sexta dimensión.
Bueno, entonces encontramos, que eso es lo prometido ahí para los escogidos. Encontramos entonces que cuando llega el tiempo de la apertura, de la apertura del Libro de la Redención, para ser entonces llamados todos aquellos que para ser llamados todos aquellos que tienen cuerpos teofánicos, ya sea que estén en ellos o no estén en ellos todavía. Entonces cuando llega ese tiempo, que es en Apocalipsis 5, entonces en ese tiempo glorioso, los que están vivos, los que están vivos no tendrán necesidad, no tendrán necesidad de morir; porque, imagínese, morir, lo que la gente llama morir —que para los escogidos no es morir, sino descansar—, dormir por eso el Señor en el caso de Lázaro le dice: “Él no está muerto está durmiendo, está dormido”. Pero Él vino en el cuarto día, y lo llamó; es lo mismo hoy, es lo mismo hoy.
Que, si murieron allá en la primera edad, segunda, tercera, cuarta, quinta sexta o séptima, no están muertos, están dormidos.
Encontramos que Lázaro estuvo muerto ¿cuántos días? En el cuarto día estuvo muerto, estuvo muerto tres días, al cuarto día fue resucitado. Encontramos entonces que es lo mismo hoy en lo espiritual; o sea, el caso literal allá representa el caso espiritual de este tiempo. Lázaro representa a los escogidos. Muerto por tres días, pero al cuarto día fue la resurrección. Porque el cuarto día, el cuatro es adopción.
Ahora fíjese, fíjese bien: primer día, segundo día, tercer día: Lutero, Wesley, Laodicea; pero después de Laodicea: el cuarto día, la Edad de la Piedra Angular, la Edad de la Palabra, la Edad de la resurrección. Entonces al cuarto día es que el Señor viene, es la Venida del Señor en el cuarto día.
Bueno, entonces, viene para ¿qué? Para resucitarlo a Lázaro, que representa a los escogidos que han dormido a través de las edades pasadas.
Ahora, él regresa, y cuando regresa le dice allá a Marta y a María, le dice: —“No está muerto, está dormido. Él resucitará”.
Ella le dice:
—“Señor, yo sé que resucitará en el Día Postrero”.
¿Ve? En el Día Postrero.
Bueno, estaba hablando de la resurrección, estaba hablando ella de este tiempo; pero como lo que el Señor iba a ser allá representaba lo que haría acá, entonces para Él poder tipificar lo que Él haría acá, tipificarlo allá, aunque no era literalmente el tiempo para todos los que han dormido resucitar en aquel tiempo, Él tuvo que resucitar un hombre que tipificara ¿a quién? A todos los escogidos.
Nos dice la Escritura que Lázaro era amigo de Dios, amigo de Jesús. ¿Ve? También nos dice la Biblia que Abraham era amigo de Dios; y el Señor dijo: “No os llamaré siervos, sino que os llamaré (¿cómo?) amigos” [San Juan 15:15]. Por lo tanto, el amigo de Dios allá, representa los amigos del Señor, los escogidos; y entonces en el cuarto día, en el cuarto día es que aparece el Señor; en el cuarto día es que Él viene, ¿para qué? Para resucitar a Lázaro.
Ahora recuerde que María era la que se sentaba a los pies de Jesús.
Ahora mire usted, aquí en este tiempo de la apertura del Libro, en este tiempo en que los Sellos tienen que ser desatados, todos los Sellos, y reclamar ¿qué? Reclamar a todos los que están escritos ahí.
Ahora mire lo que sucede: página 85 dice, de Los Sellos, dice:
“124. Note que cuando Él tomó el Libro, el acta del título, estaba sellado (cuando lo tomó estaba sellado). Retenga eso bien en la mente. Ahora abre los sellos de los misterios para revelarlos y traerlos a todos Sus súbditos redimidos”.
Los abre ¿para qué? Para traerlos a todos Sus súbditos redimidos, para traerles esa revelación a todos Sus súbditos redimidos, y traer entonces a Sus súbditos redimidos traer… [CORTE DE AUDIO @41:16]…
“Ahora cuando llegamos a esto en el estudio de los Sellos vamos a ver aquellas almas bajo el altar clamando: ‘Señor, ¿hasta cuándo? ¿hasta cuándo?’ Y aquí está como Mediador sobre el altar, diciendo: ‘Un corto tiempo más…”.
Escuchen bien cuando les dice un corto de tiempo más está ¿cómo? Está como Mediador todavía diciéndole: “Un poquito más de tiempo, esperen un poquito más”.
“… porque hay otros que tienen que sufrir como ustedes.’ Pero ahora Él viene de ese lugar en el último sello (¿En qué Sello? En el último Sello)…”.
Ahora fíjese, puede ser abierto el primer Sello, segundo, tercero, cuarto, quinto, sexto, pero en el último Él viene, Él viene de ese lugar, y entonces ¿qué sucede?
“... ya no es Mediador sino Rey. Y ¿qué hace? Si es el Rey, entonces tiene que tener súbditos, y Sus súbditos son aquellos que ha redimido. Y ellos no pueden venir ante Él hasta que Él tome los derechos de la redención. Y ahora Él sale de Su posición de Mediador, de donde la muerte nos entregó a la tumba, Él ahora viene con los derechos (¡Amén!); y aun aquellos que están vivos y han quedado hasta ver Su Venida, no estorbarán a aquellos que duermen, porque la trompeta de Dios sonará, en la última trompeta, cuando el último sello es abierto, cuando el séptimo ángel haya dado su Mensaje, entonces sonará la última trompeta; y los muertos en Cristo resucitarán, y nosotros que estamos vivos, que hayamos quedado, seremos arrebatados juntos para recibir al Señor en el aire. Él ahora se presenta para reclamar Su posesión (¿Ve usted?)”.
Ahora, ¿ve usted lo que sucede cuando Él se presenta para tomar el Libro y abrir los Sellos? ¿Cuándo se presenta? En el último Sello, Él se presenta para tomar el Libro y abrir los Sellos; en el ultimo Sello. En palabras más claras: fíjese, una cosa, una cosa es la historia, la historia del primer Sello, segundo Sello…, una cosa en la historia, las cosas que han sucedido en esos Sellos pasados, y otra cosa ¿es qué? Es el darse a conocer la historia que ya pasó.
Ahora, vea usted, aquí cuando Él aparece como León y toma el Libro, es en el tiempo en que se estará viviendo la realidad del Séptimo Sello. Espero que hayan entendido lo que les he dicho. Es en ese tiempo en que se estará cumpliendo, cumpliendo la realidad del Séptimo Sello, que se estará viviendo en carne la realidad del Séptimo Sello, en ese tiempo es que Él aparece como León y entonces toma el Libro de la Redención, y entonces abre ¿qué? Abre los Sellos. En el Séptimo Sello, en la realidad del Séptimo Sello, es que toma el Libro de la Redención.
Ahora una cosa, usted sabe, una cosa es hablar de la historia del pasado y otra cosa es hablar de la realidad del presente.
Ahora vamos a ver aquí; encontramos que en ese tiempo es el tiempo en que con la apertura, con la apertura de los Sellos —de los Sellos, en el Séptimo Sello, en el tiempo del Séptimo Sello, entonces es el tiempo en que los Truenos emiten sus voces. Es el tiempo del Séptimo Sello que los Truenos emiten sus voces es en el tiempo del Séptimo Sello, el tiempo ¿de qué? De la resurrección.
Ahora, usted puede ver entonces la hora en que estamos, usted puede darse cuenta de las cosas que han de estar sucediendo en este tiempo en el cual nosotros estamos viviendo, y usted puede entonces hacer como Juan hizo. Juan no veía a nadie que pudiese hacer ese trabajo de tomar el Libro, el Título de Propiedad, y abrirlo para reclamar todo lo que estaba ahí. Y lo que estaba ahí ¿qué era? Primero tiene que tomar el Libro, que es la Palabra, y entonces luego hacer la reclamación de todos los redimidos. Entonces tiene que reclamar a todos los redimidos, entonces todos los redimidos son los escogidos de las edades pasadas y los escogidos de este tiempo. Entonces ahí en ese tiempo es que tiene que ocurrir la resurrección, para ellos entonces poder estar entre nosotros acá; porque ellos han de estar con nosotros, ellos han de estar con nosotros.
Cuando el Señor resucitó, ¿no estaban con Él los que resucitaron? ¿No regresaron ellos, y nos dice la Escritura que muchos de los santos que dormían se levantaron y aparecieron a muchos allá en la ciudad? Por lo tanto, entonces, la misma cosa se repite.
Ahora fíjese que todo eso tiene que ver…, allá tuvo que ver con terremotos; dice que cuando el Señor murió hubo un terremoto, y también entonces cuando el Señor se levantó por la mañana, dice que un Ángel removió la piedra, ¿ve? Un estremecimiento allí. Y dice que los santos que se habían levantado, dice que aparecieron a muchos allá en la ciudad
Por lo tanto, entonces, usted puede ver lo que ha de suceder en este tiempo. La misma cosa tomará lugar en este tiempo, por causa de que es una promesa de parte del Señor.
Muchas personas quizás que piensan, que cuando los santos se levanten, pues eso va a ser algo tan tremendo, que las tumbas van a ser abiertas, y que van a ver la tierra removida, y van a buscar y no van a encontrar ni los huesos de las personas que fueron echadas ahí; pero eso no es de esa manera.
Encontramos que el cuarto Elías nos dice, que en una cucharadita, solamente una cucharadita de polvo, en una cucharadita ahí están todos los todos los elementos que componen el cuerpo humano.
¿Cómo fue que Dios hizo el cuerpo humano de Adán? Pues del polvo de la tierra. Usted no puede pensar cómo piensan muchas personas, que creen que Dios vino y empezó, empezó como hacen alguna estatua de barro, que empezó a coger tierra y a ligarlo con agua, y comenzó a formar un cuerpo ahí e hizo un cuerpo ahí de barro, ahí literalmente, formándolo las manos por aquí, y así, cogiendo más tierra y formando así de tierra, de fango o de barro un cuerpo. Él más bien, lo que nos dice la Palabra, es que Él tomó del polvo de la tierra y formó, creó, al cuerpo, el cuerpo donde Adán habitó.
Él no necesitaba…, Él no necesitó 4000 pescados para alimentar a 4000 personas, ¿ve?
Él no necesita, si el cuerpo de Adán pesaba, vamos a ponerle que pesara 130 a 150 libras (póngale eso), si pesaba 130 a 150 libras, Él no necesitaba 150 o 130 libras de tierra para hacer el cuerpo de Adán. ¿Entiende lo que le quiero decir? Él tomó del polvo de la tierra, y tomó los componentes, lo que compone un cuerpo humano (ahí está todos los elementos de un cuerpo humano) y tomó esa cantidad, y de ahí por la Palabra hablada, formó el cuerpo donde Adán habitó, el cuerpo terrenal; porque ya Adán tenía el cuerpo teofánico, porque Dios hizo a Adán a imagen de Dios, ¿ve? Él le hizo un cuerpo teofánico primero y después le hizo un cuerpo terrenal.
Ahora, ya ustedes pueden ver cómo fue que Dios hizo ese cuerpo. Y ahora usted puede ver cómo es que entonces, por la Palabra hablada, por la Palabra hablaba entonces Dios le dará un cuerpo a los santos que están en la sexta dimensión.
Ellos han de regresar para tomar el cuerpo que Dios les va a dar; y nosotros que estamos vivos, entonces, nuestro cuerpo teofánico de la otra dimensión…, porque vienen todos los cuerpos teofánicos; y como vienen, pues nosotros no tenemos que ir entonces para allá, no tenemos que morir. Entonces, seremos revestidos.
Y dice la Escritura: “Lo mortal (esto mortal, este cuerpo mortal) será absorbido por lo inmortal (por la vida)” [1 Corintios 15:54]; y al ser absorbido, no quedará ni rastro de este cuerpo humano venido por el sexo. No quedará rastro, ni en la carne, ni en la sangre, ni en los huesos; será un cuerpo diferente en su… en lo que en realidad es el cuerpo ¿ve?
Ahora, ¿qué se podrá comer, se podrá beber y todo? Eso Sí. El Señor dijo: “Toquen y vean” [San Juan 20:27], y comió también. Bueno, pero es un cuerpo, es un cuerpo que no está sujeto ni a tiempo, ni a materia, ni a nada; no está sujeto a las leyes de esta dimensión terrenal. Es un cuerpo, es un cuerpo tan glorioso lo que Dios tiene, un cuerpo tan glorioso lo que Dios tiene ordenado para nosotros, y predestinado desde antes de la fundación del mundo, que puede ser, puede ser tangible cuando se quiere ser tangible a los de esta dimensión; pero puede ser invisible, cuando se quiera hacer invisible. O sea que no está sujeto a tiempo, espacio y materia.
Es un cuerpo que puede trasladarse por todas las dimensiones, es un cuerpo que puede transformarse…, transformarse, porque si no fuera de esa manera, que no se pudiera transformar, entonces sería todo el tiempo: materia, y visible; pero si se puede transformar, pues se puede hacer invisible ¿ve? Transformarse. Y por eso el Señor podía estar caminando, y tenía que entrar por tal puerta, no tenía que tocar a la puerta, lo único que tenía ¿era qué? Bueno, si la puerta de la casa estaba por allá, la puerta del frente y la puerta de atrás estaba por allá, bueno y Él venía por este lugar y no había puerta, no le importaba ¿ve? Él podía entrar, no necesitaba puerta para entrar a donde tuviera que entrar ¿ve? ¿Sabe lo que el Señor dijo? “Yo soy la puerta” [San Juan 10:9]. Así que por donde quiera estaba la puerta.
Ahora el tema de esta mañana es “MIRE AL ESTE”. Recuerde que el este es la puerta del León de la tribu de Judá.
Juan no había visto nadie, pero cuando el anciano le dijo: “Mira, he aquí el León de la tribu de Judá, mira para que lo veas. Juan dice: Y miré, y miré y vi un Cordero saliendo” [Apocalipsis 5:5-6]. Ahora usted puede ver entonces lo que eso significa.
Encontramos que el Señor, conforme a lo que ya hemos nosotros leído, a lo que ya nosotros conocemos, a través de la Palabra de Dios nosotros ya sabemos que el Señor se presenta, el Señor aparece ¿por qué puerta? Por la puerta del este. Por ahí es que viene el Señor.
Por lo tanto, Juan no había visto nada, pero cuando el anciano le dijo: “Mira”, y Juan miró, dice que entonces vio. Ahí venía alguien, ahí estaba apareciendo alguien por la puerta del este; y entonces al aparecer por la puerta del este, entonces él vio al Cordero viviendo, ¿ve? Al Cordero viniendo. El que vino la Primera vez como Cordero en Su Primera Venida, ahora está viniendo por Segunda vez como el León de la tribu de Judá; el mismo Dios, eso no le cambia, sigue siendo el mismo.
Ahora fíjese:
“Revelación, capítulo cuatro, parte III”, pág. 17
... la rociará... al lado oriental; y hacia el propiciatorio. esparcirá con su dedo siete veces... aquella sangre.
103 Oh, ¿No es hermoso eso? ‘Siete veces hacia el este. ¿Qué es esto? Las Siete Edades de la Iglesia serán cubiertas por la Sangre. Aleluya! La Sangre de Jesucristo es tan suficiente, ayer, hoy, y por los siglos, y para cada edad, para salvar a todo pecador…”.
Bueno, ya usted vio ahí entonces, que la cosa es hacia el este. Y él dice: “¿Por qué los tengo a ustedes mirando hacia el este?” Y la cosa en esta mañana, el tema de esta mañana es “MIRE AL ESTE”, mire hacia el este. Él lo colocó bien: mirar hacia el este, entonces es mirar hacia la puerta del León de la tribu de Judá, porque por ahí es que viene ¿quién? El León de la tribu de Judá en Su Segunda Venida; el Señor en Su Venida viene conforme al orden de Su Venida, viene por la puerta oriental.
Así que mire, en palabras más sencillas: el Señor en Su Segunda Venida, lo cual es el Séptimo Sello, el Séptimo Sello es la Segunda Venida del Señor, y el Séptimo Sello es identificado con la Segunda Venida del Señor. ¿Y por qué puerta viene? Por la puerta oriental, por la puerta del este. Por lo tanto, el Señor en Su Segunda Venida como el León de la tribu de Judá es identificado, identificado viniendo por la puerta del este. ¿Ve?
Ahora, encontramos, que fíjese, cuando el cuarto Elías, cuando el cuarto Elías fue para recibir la visitación de siete ángeles, siete ángeles —y él dice que son los mensajeros de la Iglesia—, entonces fíjense, el hermano Branham vivía o estuvo viviendo en Jeffersonville, Indiana, esa área, parado uno por allá por Arizona, y mirar para para Indiana, eso… Arizona, Tucson, Arizona, está en el oeste (es oeste), mirar de Arizona para Indiana es mirar del oeste hacia el este. Entienda bien esto que le quiero explicar en esta mañana, para así no pasar mucho rato aquí en esto.
Encontramos que el hermano Branham no podía quedarse en el este, no podía quedarse en Indiana para recibir la revelación, para recibir a los mensajeros; él tenía que ir al oeste, y después de estar en el oeste, allí era que la visitarían los siete mensajeros; y allí era que le darían la encomienda para entonces pasar al este y llevarle el Mensaje que habría de recibir.
Ahora vea usted que había un mensajero de los siete mensajeros que le aparecieron al hermano Branham, él dice: “Todos los mensajeros eran muy importante, pero el más de todo era el séptimo, el cual estaba a mi izquierda, contando de derecha a izquierda, pues él estaba a mi izquierda; él era el más importante para mí, el más sobresaliente. Él era ese mensajero, ese Ángel que estaba mirando hacia el este, y venía volando hacia el este”. Bueno, pero apareció en el oeste. El Ángel que estaba mirando y volando hacia el este, donde apareció fue en el en el oeste, ¿ve? Pero iba para el este. El Trueno sonó allá en el oeste.
Bueno, ahora entonces vemos que el séptimo ángel de la edad de Laodicea, que es nuestro amado hermano Branham, fue el mensajero que tuvo que en su ministerio venir a ser… venir en su ministerio, y ese ministerio tipificar todo lo que ese mensajero qué le apareció y le fue el más sobresaliente de todos, que le apareció en el oeste, pero que estaba mirando hacia el este y volando hacia el este, entonces el mensajero, de lo de todos los mensajeros de las edades de la Iglesia, el mensajero que representa o que tipifica al mensajero que va para el este, el que lo tipifica es el mensajero séptimo de la edad de Laodicea. Por lo tanto, entonces la vida y ministerio del séptimo mensajero de la edad de Laodicea, entonces todo lo que él hace y todo ese ministerio estará señalando el ministerio del Mensajero que va hacia Israel. En su vida y en su ministerio está señalando, mostrando el ministerio que tendrá el Mensajero que va a para Israel.
Por lo tanto, entonces, todo lo que ese Mensajero que va para Israel ha de hacer, entonces el séptimo mensajero de la edad de Laodicea, entonces tiene que mostrarlo haciéndolo él en tipos y figuras señalando lo que este Mensajero ha de hacer.
Es como fue allá en el tiempo de la Primera Venida del Señor. En el tiempo de la Primera Venida del Señor, ya anteriormente todos los mensajeros de las edades pasadas habían señalado en su vida y en su ministerio lo que haría el Señor en Su Primera Venida. Por eso entonces la vida de cada uno de los mensajeros allá de la Iglesia hebrea señalaba ¿qué? La Venida del Señor. Y el último que vino, fue el más que señaló lo que haría el Señor en Su Primera Venida.
Por ejemplo, vemos todo lo que aconteció con Juan el Bautista, ¿ve? Entonces él fue el precursor de la Primera Venida del Señor, y en su vida se mostró y se reflejó más ampliamente lo que el Señor haría cuando apareciera allí en esos días. Y entonces encontramos, en el ministerio, fíjese, en el ministerio del Señor Jesucristo en Su Primera Venida, ¿estaba qué? Estaba todo lo que había sido mostrado en tipos y figuras, estaba entonces cumplido literalmente.
Ahora recuerde entonces, que lo que todos los mensajeros de las edades pasadas hicieron, todo eso señala ¿qué? Lo que el Señor hará en Su Segunda Venida.
Entonces, el más, el más de todo, que señala las cosas que Él hará, y el más que se parecerá a lo que hará el Señor en Su Segunda Venida, es el séptimo mensajero, ¿ve? Es el séptimo mensajero; y que lo único que le faltó abrir públicamente ¿fue qué? El Séptimo Sello; lo único que le faltó hablar públicamente fue ¿qué? Los Truenos.
Por lo tanto, eso nada más que le faltó, señala que él no era el Mensajero a Israel; eso nada más. Porque el Mensajero a Israel, ese Ángel Fuerte que le apareció y lo tomó y estaba ese Ángel Fuerte mirando hacia el este y volando hacia el este, y que ya sabemos que es el Mensajero a Israel conforme a lo que Dios ya nos habló; entonces encontramos… nos habló a través del cuarto Elías que ese mensajero de Apocalipsis 10, es el Mensajero a Israel. Y el Mensajero a Israel conforme a los Sellos es Moisés y Elías, ¿ve?
Así que ya usted sabe entonces de qué se trata todo ese misterio.
Por lo tanto, entonces “MIRE AL ESTE”. Mire al este para poder ver lo mismo que Juan vio: uno apareciendo en la escena tomando el Libro de la Redención y abriendo los Sellos. Y eso ocurre, dice el cuarto Elías, eso ocurre ¿cuándo? En el Séptimo Sello. ¿Ve usted?
Por lo tanto, entonces, para poder ver lo que Juan vio y no pudo escribir, hay que mirar hacia donde Juan miró, ¿ve? ¿Hacia dónde miró él miró? Hacia el este, porque de ahí es que viene el Señor en Su Segunda Venida como el León de la tribu de Judá. Por eso el anciano le dijo: “He aquí, el León”. Juan miró dijo que vio un Cordero. Pero dice el cuarto Elías: “El anciano estaba correcto, era un León”. El anciano estaba correcto, era el León de la tribu de Judá, era el Mensajero a Israel.
Ahora eso ocurre durante ¿qué? Durante el Séptimo Sello; y el Séptimo Sello es la Segunda Venida del Señor. Eso ocurre en la Segunda Venida del Señor o durante la Segunda Venida del Señor, conforme al orden de Su Venida.
Ahora recuerde que él abrió los Sellos gradualmente.
Ahora esto que vemos, que el cuarto Elías hizo, abriendo los Sellos que abrió y mostrando las edades pasadas de la Iglesia, eso representa ¿qué? Que cuando aparezca el Ángel Fuerte ¿él qué hará? Abrirá los otros Sellos que a Juan le fue prohibido escribir; esos otros Sellos, los cuales ¿son qué? Los Truenos.
Entonces encontramos que fue en el Séptimo Sello, cuando le tocó abrir el Séptimo Sello fue que el cuarto Elías se paró y no pudo seguir hacia adelante, ¿por qué? Porque en el Séptimo Sello es el tiempo de la Segunda Venida del Señor, y es el tiempo ¿de qué? De los Truenos. Por lo tanto, se tenía que parar ahí y entonces esperar que llegase ese tiempo, para que entonces el Séptimo Sello fuera abierto públicamente.
Entonces es abierto públicamente el Séptimo Sello ¿con qué? Con los Truenos; los Truenos abren públicamente el misterio del Séptimo Sello. Los Truenos abren, abren públicamente el misterio de la Segunda Venida del Señor. Fue un misterio la Primera Venida del Señor; lo que decían que le estaban esperando no lo pudieron recibir. Pero aquellos predestinados que estaban esperándole, aquellos le recibieron.
Ahora recuerde que los judíos están esperando la Venida del Señor, pero ellos no están esperando el retorno de Jesús, porque ellos no creyeron de Jesús. Ahora los gentiles están esperando la Segunda Venida del Señor Jesucristo; y siempre el Señor aparece o viene al pueblo que le está esperando.
Cuando los judíos estaban esperando la Venida del Señor, la Primera apareció ¿dónde? En donde le estaban esperando, pero le rechazaron. Luego, cuando los gentiles están esperando la Venida del Señor Jesucristo, la Segunda, entonces ¿dónde tiene que aparecer? En el oeste, porque el oeste señala a los gentiles, el este señala a los judíos.
Ahora recuerde que el Ángel, éste Séptimo Ángel que apareció al hermano Branham allá con los otros seis ángeles, ese Ángel apareció ¿dónde? En el oeste, pero mirando para el este; mostrando el sitio en donde aparecería el Señor en Su Segunda Venida: en el oeste, pero mirando para el este. ¿Ve usted?
Ahora encontramos que por esa causa fue que hermano Branham no podía decir: “Bueno si Dios me va a revelar algo, me lo tiene que revelar aquí en Indiana. Si ya Él me apareció en una ocasión allá en el 46, cuando yo estaba allá en una cabaña, aquella noche Él me apareció, el Ángel del Señor me apareció allí y me habló, así que yo no tengo que ir para ningún sitio, yo me quedo aquí lo que Él me quiera revelar que me lo revele aquí”. No podía ser de esa manera, por causa de que entonces estaría rompiendo los tipos y figuras de lo que Dios haría más adelante, en el cumplimiento de Su Segunda Venida conforme al orden de Su Segunda Venida.
Los gentiles son los que están esperando ¿qué? La Segunda Venida del Señor; el oeste, los del oeste están esperando la Segunda Venida del Señor. ¿Ve usted?
Por lo tanto, entonces tiene que aparecer ¿en qué área? En el oeste; lo cual ¿es qué? Lo cual es el área, el área de las Américas; las Américas, eso es el oeste. Y entonces, por eso entonces en Estados Unidos de América, en ese territorio entonces Dios tuvo que tipificar, tuvo que tipificar las posiciones de norte, sur, este, oeste, las posiciones mundiales, tuvo que tipificarla en una nación, en los cuatro lados de la nación americana; norte, sur, este y oeste, pues ahí entonces Él tuvo que tipificar lo que Él haría en términos mundiales.
Entonces fíjense, el área de Indiana, el área de Indiana, entonces tipifica ¿qué? Tipifica, es el este; entonces tipifica el área este, en términos mundiales, que es Palestina.
Por lo tanto, entonces, todas estas cosas que ocurrieron en la vida de nuestro amado Hermano Branham señalaban, representaban lo que Dios haría más adelante, en el tiempo que estaba por llegar.
Ahora fíjese, no es que hayan dos séptimos ángeles, sino que de los ángeles que le aparecieron al hermano Branham, le aparecieron siete ángeles, y el hermano Branham era el séptimo mensajero de la edad de Laodicea también; así que habían dos siete ahí. Había ocho ángeles, pero dos de ellos hacían el número siete. Por lo tanto, entonces, encontramos que es ¿qué? De los siete que le aparecieron, uno era uno era el que miraba hacia el este: el Mensajero a Israel, y entonces el séptimo mensajero acá de la edad de Laodicea, entonces tuvo que tomar la posición de ese Mensajero, para mostrar en tipos y figuras lo que ese Mensajero haría cuando él apareciese.
Entonces encontramos, que el séptimo mensajero de la edad de Laodicea, fíjese, tuvo que tomar la Trompeta de ese Mensajero que miraba hacia el este. Tuvo que tomarla y sonar esa Trompeta, revelar esos Sellos que reveló, tocar esa Trompeta; pero fíjese es la Gran Trompeta. Pero luego dice: “Yo tengo que entregar, devolver”. Bueno cuando usted tiene que devolver una cosa que usted tiene a alguien, es porque no es suya, sino que es de otro que se la prestó a usted ¿ve? “Tengo que devolverle esta Trompeta a otro” a alguien.
Sabemos que después del cuarto Elías, el que viene es el quinto Elías y segundo Moisés. Y conforme a la Palabra de Dios, quien toca la Gran Trompeta para Israel, es el quinto Elías y segundo Moisés. Por lo tanto, ya ustedes saben a quién era que él dijo que tenía que devolverle esa Trompeta; no era a cualquier persona.
Cualquier persona trata de tomar de tomar esa Trompeta para tocarla, pero no sabe la música que tiene que tocar; ni siquiera es la Trompeta. Podrá aparecer con cualquier flautita o con cualquier corneta de esa de que tocan, que suenan en año viejo, pero no puede tomar, porque no es del que quiere ni del que corre, no es de cualquiera que quiera tomarla. Él no dijo: “Venga el que quiere, y tome esta Trompeta y tóquela”. ¿Qué fue lo que él dijo? “Tengo que entregarla, tengo que entregarla”. Por lo tanto, él la entrega en las manos.
Él dijo también, él dijo: “La Trompeta y la Espada, y todo eso va junto”, ¿ve? Él dijo: “Señor tengo que entregar, permíteme entregar esta Espada a uno, a alguien” … déjeme ver si se los leo por aquí. Dice página 479 de Los Sellos dice:
“188. … Ruego que me ayudes y me concedas ser sincero, honesto y verdadero…”.
Fíjese: “Me concedas ser sincero, honesto y verdadero”. Son tres cosas muy importantes en un ministerio; porque sin sinceridad no trabaja bien la cosa, sin honestidad tampoco trabaja bien la cosa; y dice: “…ser sincero, honesto y verdadero”. Y sin verdad, si no hay verdad en lo que se dice, en lo que se predica, en lo que se enseña, tampoco se llega a ningún sitio.
“...concedas ser sincero, honesto y verdadero para que así pueda llevar el Mensaje hasta donde me es ordenado llevarlo”.
Y la pregunta es: ¿y después quién lo continuará?
“…hasta donde me es ordenado llevarlo”.
¿Y por qué lo llevó a Israel? Porque el Señor le dijo: “No te es ordenado llevarlo hasta allá. Es hasta donde te es ordenado llevarlo (y ya él no comprendía bien). No te metas por allá para Israel, porque no te es ordenado llevarlo allá”. Entonces después el Señor le hizo saber que no era él el que lo tenía que llevarla hasta allá, sino que solamente él lo llevaría hasta donde tenía que llevarlo, y de allí para otro sitio…, porque los gentiles se los llevan a los judíos, pero ¿cómo es que se los llevan? No el cuarto Elías, sino el quinto Elías y segundo Moisés; a él le es ordenado llevarlo de los gentiles a los judíos.
“Luego, cuando me llegue el tiempo de descanso…”.
Cuando me llegue el tiempo de descanso recuerde los santos no mueren sino que descansan.
“... cuando me llegue el tiempo de descanso, cuando llegue allá al río y me lleguen las olas (usted sabe estos son símbolos), oh Dios, concede que pueda entregar esta Espada a otro que sea honrado y que lleve la verdad… [FIN PRIMER AUDIO].
Ahora ya ustedes pueden ver, entonces, que después del cuarto Elías, Él pide y sabe que tiene que haber otro que tome esa Espada, y que sea honrado y lleve la verdad. Y esta verdad, esta Espada, este Mensaje, tiene que llegar ¿hasta dónde? Hasta el este.
Fue mostrado cuando los siete ángeles le aparecieron allá en Arizona, porque tuvo que ir a al oeste, y después del oeste tuvo que regresar al este para darle a conocer allí, para darle a conocer allí aquellas cosas que le había sido ordenado darle a conocer allí abiertamente a los que estaban en el este.
Ahora, encontramos que entonces, así fue en los tipos y figuras. Aquello allá ahora muestra cómo será en este tiempo, muestra cómo irá el Mensaje hacia Israel, muestra cómo tiene que acontecer todo. Por ejemplo, el Mensajero a Israel no puede estar allá en Israel y decir: “Bueno si Dios me va a revelar algo tiene que revelármelo acá, tiene que revelarlo acá en el este”. No, ¿por qué? Porque fue en el oeste donde aparecieron los siete ángeles.
Eso muestra algo muy importante que está por acontecer; hay algo muy importante que está por acontecer, ¿y sabe lo que es? ¿Sabe usted que hemos de ver a nuestros amados hermanos? ¿Sabe usted que ellos regresarán?
Dice hermano Branham que cuando los ángeles le aparecieron, dice que venían de la eternidad. Entonces ¿qué pasó? Rompieron la barrera del sonido o del tiempo.
Bueno, romper la del tiempo, rompieron entonces después la del sonido, ¿verdad? Al romper la del tiempo, una tremenda explosión, y aparecieron. Pero pues, ¿qué pasó? Los observatorios de allá dijeron, dijeron ¿qué? Dijeron: “Una nube misteriosa”, una nube misteriosa.
Entonces vemos que los siete ángeles le aparecieron al séptimo mensajero de la edad de la Laodicea, y para la gente eso era una nube misteriosa. Dicen que allá en el negociado este del tiempo, este que hace las investigaciones o del tiempo o de los que tomaron fotografías, y todo esto, lo que ellos también dicen es ¿qué? Que era, que era y que… un platillo volador, los ovnis, que eran ovnis los que aparecieron.
Bueno la velocidad que tenían y lo que fue retratado… bueno, cualquier persona lo mira y dice: “No parecen ángeles”; es que a la velocidad que venían, usted sabe que es que no hay límites, no hay límites de velocidad. Por lo tanto, entonces a esa velocidad que venían, a esa velocidad que venían era tan rápido que la cámara por más rápido que le pusieran el número para captar la velocidad más rápida que pudieran captar, ni siquiera podía tomar un retrato claro de esos ángeles.
Ahora si hubiera habido una cámara, una cámara especial que pudiera captar la velocidad de millones de años luz, bueno de seguro hubiera captado entonces un retrato más claro. Pero la velocidad en que caminan, en que se viaja, pues es tan rápida que todavía no ha estado inventando una cámara que pueda, que pueda conseguir esa velocidad, esa velocidad tan rápida en la cual esos ángeles estaban viajando.
Entonces, ¿qué es lo que decían? Bueno, son ovnis, ovnis que aparecieron; entonces es la única explicación que ellos dan. Pero mire aquí lo que dice Dios a través del cuarto Elías en el mensaje titulado “Cristo el misterio de Dios revelado”, Cristo es… Cristo está revelado en Su propia Palabra; y lo voy a leer de aquí del libro de Citas, página 159 nos dice:
“1416 - Y ellos van a descubrir algún día que no están viendo ciento cincuenta millones de años de espacio de luz…”.
“Que no están viviendo”, que no están viendo más bien cuando miran a través de esos equipos: telescopio, y después dicen: “Estamos mirando a tal estrella que está a tantos millones de años luz”. Mire lo que el hermano Branham dice:
“Y ellos van a descubrir algún día…”. “Van a descubrir algún día”, pero ya será muy tarde ¿sabe? Cuando lo descubran ya no podrán hacer lo que, lo que usted sabe que podrían hacer si ellos llegan a descubrir esto antes de tiempo. Si ellos llegaran a descubrir esto antes de tiempo, ellos no tendrían que estar gastando tanto dinero enviando cohetes y haciendo cohetes que rompan, que vuelen a tal velocidad y a tal velocidad, sino, que lo único que ellos tendrían que hacerle es conseguir cómo pasar de esta dimensión a otra y estarían en cualquier lugar que ellos quisieran estar. ¿Lo entendieron?
Porque allá al pasar a la otra dimensión, pues ahí no hay límite de velocidad, límite de tiempo, no hay límite de nada; o sea que se camina con el pensamiento.
¿Cuánto tiempo le toma a usted pensar que está en la estrella más lejana que hay? Le toma el mismo tiempo que le toma pensar que está aquí sentado. ¿Y eso es qué? Eso es una de las cosas que se puede hacer con la omnipresencia.
“1416 - Y ellos van a descubrir algún día que no están viendo ciento cincuenta millones de años de espacio de luz tampoco; están volteando directo en círculo. Eso es exactamente. Ustedes van a descubrir uno de estos días que cuando ustedes vayan al cielo (y también nosotros vamos a descubrirlo uno de estos días) no se vuelan a alguna otra parte, están todavía aquí mismo también, sólo en otra dimensión más rápida que esto”.
¿Ve usted lo sencillo que será la traslación, el rapto? ¿Ve usted lo sencillo que es todo esto? Y mira, sigue diciendo aquí, dice:
Citas, pág. 159, párr. 1417
Él había visto eso, él había… si él lo hubiera dado la aplicación espiritual a la ley de la luz, a las leyes de la luz y todas estas cosas, él nos hubiera podido enseñar algo y nos hubiera podido enseñar cómo pasar de esta dimensión a otra. Nos hubiera podido enseñar cómo hacer para crear cielos, tierra, para crear ardillas, para crear lo que haya que crear y para hacer lo que haya que hacer.
Ahora el cuarto Elías conoció, pero le fue prohibido especificar; le fue prohibido descubrirnos el secreto. Pero está prometido que vendrá otro, y entonces entenderemos. Vendrá otro que sabrá darle la aplicación espiritual; y entonces, fíjese, que el secreto está… fíjese, Einstein si hubiera podido dar la aplicación espiritual ¿a qué? Al estudio este que él tuvo sobre la luz, pues él lo hubiera ¿qué? Hubiera podido enseñarnos algo; no hubiera quizá hecho, no hubiera quizás hecho todas esas cosas que hizo para la bomba atómica, sino que hubiera hecho algo mejor.
Pero, fíjese, encontramos que le dio la aplicación acá humana, y mire todo lo que produjo. Pero la Escritura conforme a la Palabra de Dios nos promete que habrá una aplicación espiritual que será dada y será conocida por el pueblo de Dios y vamos a aprender algo, Einstein nos hubiera enseñado algo. ¿Ve? Hubiera tenido un gran ministerio de maestro para enseñarnos algo.
Pero como no le dio la aplicación espiritual a nosotros, no nos puede enseñar nada. Allá los científicos y el mundo le puede enseñar muchísimo para que se destruyan los unos a los otros. Pero para el pueblo de Dios hay que darle la aplicación espiritual a la ley de la luz. Entonces la aplicación espiritual, la Palabra es Luz, Dios es Luz, y entonces, por ahí entonces será dado a conocer a nosotros cómo pasar de una dimensión a otra; cómo hacer lo que tenemos que hacer ¿para qué? Para poder estar listo o para poder hacer que el cuerpo teofánico venga a nosotros y esto, este vestido humano que tenemos, pues ¿qué pasa? Que seamos revestidos, porque tiene que haber un ministerio para eso, para que pueda traerla a los luteranos, a los wesleyano y a todos los que murieron en las edades pasadas; tiene que haber un ministerio perfecto para que pueda llevar a cabo ese trabajo que tiene que ser llevado a cabo.
Ahora vean ustedes que conforme a la Palabra, conforme a lo que está aquí en la Palabra, conforme a los Sellos, encontramos que Apocalipsis 11 tendrá el secreto, conocerá el secreto que Einstein dijo que si un hombre conocía podía crear tierras, podía hacer lo que quisiera ser. Ahí está el Apocalipsis. Dice que Apocalipsis 11 lo conoce; dice que puede traer las plagas que quiera traer, dice que puede cerrar los cielos para que no llueva, dice que puede hacer lo que quiera hacer ¿ve?
No solamente eso, hablando de todo el pueblo del Señor, dice que todo el pueblo del Señor llegará a tal condición, de que de que conocerá ese secreto. ¿Dónde está? En los Truenos. En los Truenos está la aplicación espiritual, en los en los Truenos está todo ahí oculto y es revelado a medida que oímos los Truenos.
Entonces los científicos han tratado y se han metido en el laboratorio de Dios, y mire todo lo que han producido; cosas que no debieron de haber producido. Pero habrá alguien que sabrá bregar con el laboratorio de Dios. ¿Ve?
Cuando el hermano Branham está teniendo la visión, o alguien tuvo la visión, donde aparece el hermano Branham montado sobre un caballo blanco, un caballo militar, dice que recorrió, recorrió cierto camino, o dijo que recorrería cierto camino, y dice que el hermano Branham, dice que el hermano que tuvo la visión miró hacia abajo, y dice que cuando miró hacia abajo, los científicos estaban, usted sabe con esos tubos de ensayo y todas esas cosas, bregando en sus laboratorios, y la Tierra fue estremecida.
Y luego los científicos miraron para arriba y se encogieron de hombros, y siguieron allá en sus proyectos, en sus laboratorios; y luego dice que Elías dijo: “Yo recorreré este sendero una vez más”. Y dice que la Tierra fue estremecida, y todos los equipos y todas las cosas de los científicos fueron estremecidos, y hubo una tremenda cosa que aconteció. ¿Ve?
Así que, el espíritu ministerial que estaba en el cuarto Elías dijo: “Yo recorreré una vez más, por última vez, por quinta vez este sendero. Yo ministraré una vez más: por quinta vez”. Y cuando lo hace ¿qué pasa? Un estremecimiento, la Tierra se estremecida, todo será estremecido; y ¿no dice que el ministerio de Moisés y Elías podrá producir, podrá hablar a la existencia terremotos cuantas veces quieran; temblores, maremotos, volcanes, plagas, lo que sea.
Si eso no es que sabe el secreto, yo no sé qué es eso entonces. Si eso no es que sabe el secreto para crear lo que tenga que crear, yo no sé qué es eso entonces. Si estuviera ahí, están por ahí, pregúntele a él. Ya él dijo lo que era, que si alguien descubre ese centro del universo, puede hacer lo que quiera hacer.
Ahora, el hermano Branham dice: “Si él lo hubiera dado la aplicación espiritual nos hubiera podido enseñar algo a nosotros. Por lo tanto, si alguien puede darle la aplicación espiritual, podrá enseñarnos algo; y si nos puede enseñar algo, entonces con lo que nos enseñe, pues podremos aprender cómo hacer lo mismo.
Dice Dios a través del cuarto Elías, que nosotros lo aprenderemos; que lo sabremos todos, y podremos hacer lo que queramos hacerlo. Se lo voy a leer, lo que Dios dice a través de todos nosotros; lo que Dios dice a través de usted, que usted quizás no sabe la ciencia acá humana, pero fíjense todas las cosas que han hecho con la ciencia humana, la cual viene del árbol de la ciencia del bien y del mal. Si todo eso que han hecho, han hecho tantas cosas, tantas cosas que sorprenden a mucha gente. ¿Qué no se podrá hacer con la ciencia de Dios? No hay límites en lo que podrá ser hecho con la ciencia de Dios. Y nosotros sin ser científicos en lo natural, acá conciencia humana, podemos aprender la ciencia de Dios; y con la ciencia de Dios podremos trabajar en el laboratorio de Dios. ¿Ve? Bueno, no dice la Escritura: ¿a quién se enseñará ciencia? ¿A quién? Dice: “A los destetados”. No a lo que están de leche, sino a los que han sido destetados, ¿ve? Los que pueden comer vianda sólida, carne fresca; no a los niños, sino a los que ya tienen dientes fuertes y pueden comer carne fresca; a esos se enseñará ciencia y a través de esa ciencia, la ciencia de Dios, se conocerán todos los misterios de Dios; se conocerá todo a tal grado, que mire lo que dice acerca de esos estudiantes de ciencia —pero no de cualquier ciencia, sino de la ciencia de Dios.
Bueno, mire lo que dice, página 254 de Los Sellos dice:
“106. Ahora, anoche vimos que venía con su grande espada para
matar (Ese es el Anticristo que viene con una grande espada para matar), y también vimos que él será muerto con la Espada —la Espada de la Palabra. La Palabra de Dios es una espada de dos filos que lo matará”.
Ahora, ¿cuándo? ¿Cuándo lo va a matar? ¿Cuándo esa Espada de dos filos va a matar al anticristo? ¿Cuándo? ¿Hasta cuándo hay que esperar? No se apure, esto es como le fue dicho a los que estaban a las almas que estaban debajo del altar, a aquellos judíos, les fue dicho:
—“¿Hasta cuándo Señor?”
Y le fue dicho:
—“Esperen un poquito, hasta que sean completados los que faltan de morir como ustedes”.
Y ahora aquí, dice que la Espalda los filos va a matar al anticristo. ¿Cuándo?
“Espere usted hasta que esos Siete Truenos pronuncien sus voces; y aquel grupo que en verdad puede tomar la Palabra de Dios…”.
¿A qué venimos aquí? Venimos a tomarla, venimos a tomarla para que se encarne.
Cuando una persona va a una universidad y va a estudiar, allá pues va a tomar la enseñanza que se le da. Y después que ha terminado de tomar todas las enseñanzas y todo, y ha terminado de tomar todos los créditos que tiene que tomar, y recibe su bachillerato, pues ya está graduado y puede usar lo que lo que recibió, lo que fue a buscarlo allí, ¿ve? Y aquí no venimos a perder el tiempo, venimos a tomar algo, venimos a buscar algo; y eso es ¿qué? La Palabra de Dios. Estamos aquí para ser enseñamos en la ciencia del Altísimo, la ciencia de Dios.
“… y aquel grupo que en verdad puede tomar la Palabra de Dios y colocarla bien, entonces cortará y partirá; podrán cerrar el cielo, podrán hacer esto o aquello o lo que les plazca”.
¿Usted sabe por qué dicen estas dos o 3 cositas nada más? “Podrá…, cortará, partirá, podrá cerrar el cielo, podrá hacer esto, aquello o lo que les plazca”. Solamente dice: “Podrá cerrar el cielo”, y después lo último, es como dice el apóstol San Pablo: “El tiempo nos faltaría para mencionar las cosas que podrán hacerse”. Por lo tanto, en síntesis, él dice lo que podremos hacer; en síntesis, lo dice en esa palabra que dice: “O lo que les plazca”. Ahí, esa palabrita nada más, lo dice todo; esa palabrita nada más dice que podrán hacer todas las cosas que tengan que hacer, que no habrá límite en lo que podrán hacer.
Oh, ¿había visto usted, o había oído usted a Dios hablándonos por Su Palabra en alguna edad como nos habla en este tiempo en que nosotros vivimos? En ningún tiempo. En ningún tiempo a través de la historia ha hablado Dios de la manera que habla Dios en este tiempo, de los escogidos.
Todos llegaremos a la estatura de un Hombre perfecto, hermanos y hermanas, todos llegaremos hasta ahí, ¿y entonces qué? Pues, seremos exactamente como era el Señor: no había limitaciones en lo que Él podía hacer. Y lo que nos plazca, lo podremos hacer; y nos place hacer lo que agrada a nuestro Padre Celestial.
Por lo tanto, no va a haber problema de que cada cual va a tirar para su sitio; no va a haber problema de que usted va a decirle al hermano: “No, yo tengo más poder que tú” o “vamos a probar el poder”, “vamos a jugar con…”. No, no, no. Sabremos que no es para juguete, no es un juguete lo que Dios nos ha dado, sino que es algo tan poderoso, que no se puede jugar con eso que Dios pone en nuestras manos, porque en vez de hacer bien, haríamos mal, ¿ve?
Es como los niños, cuando pequeños, pues, usted les regala pues, usted sabe le regala juguete, le regala pistolita, revólveres de fulminante, y cosas así, y ellos con esos juguetes pues, empiezan a jugar a los vaqueros y se disparan el uno al otro, pero no se hacen nada. Pero si llegan a coger un arma de fuego, de las que de verdad se dispara y hace, pues ya usted sabe qué hace daño. Por eso es que a los niños no le dan licencia para portar arma, ni para tener armas de fuego; eso es para los mayores, ¿ve? Por lo tanto, entonces, solamente los que son encontrados capacitados para poseer un arma de fuego, son aquellos a los cuales le dan la una licencia.
Por eso es que hacen tantas investigaciones; porque es que una persona que no tiene madurez y que no… y eso se lo chequean, la madurez que tiene una persona para poseer un arma de fuego, se le chequean ¿sabe cómo? A través de su historial de ciudadano donde vive; van, investigan, chequean. Bueno, si esa persona sin un arma de fuego no ha tenido un control de su vida para actuar correctamente y ha actuado tan incorrectamente, ¿cómo será con arma de fuego? ¿Ve? Pero una persona que ha sabido mantener su vida controlada, conforme a las leyes establecidas y conforme a las leyes naturales, pues, entonces donde mejor está un arma de fuego es en las manos de uno que las sepa usar. Es el mejor lugar donde puede estar un arma de fuego.
Yo creo que, al nosotros no ser legalistas, porque no somos legalistas, nosotros no nos escandalizamos de los hermanos que tienen arma de fuego; sino, fuéramos escandalizar nunca hubiéramos recibido el Mensaje del cuarto Elías. ¿Por qué? Porque él era uno de los que tenía un arsenal de armas de fuego, ¿ve? No somos legalistas, somos realistas. Y si todas las armas de fuego que hay, todas las bombas atómicas y todas las armas de guerra que hay, si pudiéramos coger todas esas armas y ponerlas en las manos de los escogidos, no habría ni una guerra; más bien, más bien lo que se haría era impedirse, impedirse todas las guerras y todos los problemas que hay.
Bueno, también el Señor Jesucristo en aquellos tiempos pues, no tenía revólveres ¿saben? No tenían armas de fuego como hoy en día; pero en una ocasión le dijo a Sus discípulos: “Mire, el que no tenga espada, vaya y compre una, y el que no tenga capa consígase una”, ¿ve? Así que el Señor tampoco era legalista; y a través de la historia bíblica usted puede ver cómo se han desarrollado las cosas.
Por lo tanto, nosotros estamos aprendiendo la ciencia de Dios, y en la ciencia de Dios no pueden haber legalismos, ¿ve? En la ciencia de Dios pues nosotros lo que hacemos es aprender, aprender lo que Dios tiene para enseñarnos a nosotros.
Bueno, así que usted no se escandalice si sabe que hay hermanos que tienen armas de fuego; bueno si las tienen es porque cualifican, y si cualifican, y el gobierno de Puerto Rico a través de la corte les autoriza, y la policía les autoriza pues, es que son ciudadanos buenos, ¿ve? Más bien, si son buenos ciudadanos, pues, es el mejor lugar donde podrían estar; o sea, al no tener nosotros legalismo, ni se le dice a nadie que tenga o que no tenga. Sí la tiene y sabe usarla, pues, ya eso es algo personal, algo personal eso.
Yo también, pues, como muchos de ustedes saben, yo también tengo las mías: tengo mi escopeta que me regalaron; es verdad que no he disparado ni un tiro todavía, no he tenido lugar donde hacerlo, porque no se puede hacer en cualquier sitio; o sea, que no he disparado un tiro con ella, no porque no quiera hacerlo, sino, porque es que no lo voy a hacerlo allí en casa porque estaría violando las mismas leyes que me autorizan a mí a tenerla, y ya eso está fuera de lugar. Entonces lo que hago es ¿qué? Que la puedo perder y puedo cogerla… las mismas leyes que me autorizaron a tenerla son las mismas leyes después que me pueden meter una multa, me la quitan, me quitan la licencia y todo, y entonces uno debe saber cómo usar las cosas.
Así que, la Palabra no es para usarse como práctica, como donde quiera o como quiera, sino, más bien de la manera correcta, ¿ve? No por problemas, no por peleas ni por nada de eso.
Así que, en todo esto lo que estamos mirando es el tipo en la forma espiritual, y que es muy importante conocer que estamos aprendiendo la ciencia de Dios, y luego de terminar nuestro bachillerato, pues, ya sabremos que tendremos todo poder, toda autoridad de hacer lo que nos plazca.
Pero recuerde, que si usted no actúa de la manera que debe de actuar, usted no se va a graduar. Usted se va a colgar, a colgar como decimos nosotros, y entonces no va a tener el bachillerato que la autorizará a usar lo que aprendió o lo que se enseñó. ¿Eso es qué? Usted no será adoptado.
Bueno, como les dije, pues, si no se escandalizaron con el cuarto Elías teniendo tantas armas de fuego; viajaba con ellas también. Allá en los Estados Unidos es hasta más fácil todas estas cosas. Bueno, yo creo que ustedes tampoco se escandalizan cuando saben que algunos hermanos también tienen arma de fuego. Yo también las tengo, no les puedo criticar la ellos tampoco; yo también las tengo. Como les dije, tengo mi escopeta, tengo un revólver también; pero, todo eso por las vías legales, todo eso con las licencias correspondientes para que no haya ningún problema, ¿Ve?
No está mal, no hay nada de malo tener nada de eso. Lo que está malo es tenerlo sin estar autorizado; ahí es que uno se busca problemas y uno tiene que atenerse a las consecuencias. Y entonces si usted va a tener algo, debe tenerlo conforme a las reglas establecidas, para que así nadie tenga nada que decir contra usted.
Bueno, ya estamos terminando.
En alguna ocasión tenía que entrar todo esto ¿verdad? En alguna ocasión tenía que entrar todo esto. Yo creo que por nada nos escandalizamos nosotros, y creo que deseamos el bien para todo el mundo, lo deseamos; no deseamos ningún mal para nadie.
Cualquier cosa, cualquier pregunta que alguien tenga, sobre eso, si es que sobre esto que ha oído, pues puede alguien tropezar, después más adelante si quiere hable con el mando de Alberto o busque los mismos Mensajes del hermano Branham y usted pues no tropezarán en estas cosas, que son muy sencillas.
Bueno, es que, usted sabe, son cosas… el mismo automóvil que usted usa es un arma hasta más poderosa que un arma de fuego; que si no lo usa bien, si no lo usa bien, solamente de un golpe puede matar un sinnúmero de personas. O sea que todas las cosas son armas de muerte, las cuales han venido por el árbol de ciencia del bien y del mal.
Mire, los aviones, cada vez que explota uno, se estrella uno, mueren muchísimas personas. Los automóviles cada vez que hay un accidente, mueren muchísimas personas. En sí, mueren más personas por accidentes de tránsito, que por accidentes de armas de fuego. Todo está en la manera en que se usan las cosas. Si usted no va a guiar bien, mejor que no tenga licencia, mejor que no tenga un automóvil. Si le va a dar coraje y va a chocar cuando quiera así o va a correr exceso de velocidad, está violando las leyes. ¿Sabe lo que dijo el cuarto Elías sobre eso? Y eso es Así dice el Señor.
Así que, si usted no puede cumplir con los requisitos de la ley, mejor es entonces que usted no tenga nada. ¿Por qué? Porque las leyes que han establecido es para la defensa, no solamente suya, sino de todas las personas. Imagínese si todas las violan, lo que hay entonces una confusión, y entonces lo que hay son accidentes por donde quiera; y todo el mundo entonces quiere tener la razón.
Así que, eso es lo que el cuarto Elías nos ha dicho; así que si usted corre más de lo que debe correr; si está señalado que debe ser a tal velocidad y usted corre a más velocidad, ya usted sabe lo que el cuarto Elías dijo. “No, pero es que se me hace tarde”. Pues salga más temprano.
El hermano Branham dice, ¿sabe lo que dice el hermano Branham? “Corren a exceso de velocidad, pueden tener hasta un accidente para llegar a su casa y sentarse para tomarse una sopa”.
Bueno, después que **, no era en sí ningún caso de emergencia de vida o muerte. Ya pues, usted sabe, las leyes de Puerto Rico para casos de vida o muerte, pues le permiten en la permisiva, usted sabe, en la permisiva pueden pasar ciertos límites y hasta la misma policía le ayuda. Pero eso son casos especiales; y los casos, en el 99%, en los casos en que se violan las leyes no son casos especiales, sino que son casos de que las personas lo hacen porque quieren hacerlo.
Bueno, ustedes saben que es que yo no puedo hablar de otra manera. Tengo que decir lo que el cuarto Elías dijo, aunque me parta por el medio a mí. Y tengo yo que amoldarme a lo que él dijo. Gracias al Señor que el carro que el Señor me dio último, pues tiene unos botoncitos ahí, que yo le pongo la velocidad y él sigue solo, y no tengo mucho problema. Algunas veces se mueve un poquito más o menos, pero está por ahí siempre, conforme a como está establecido en la en la ley, usted sabe. Así que, en eso, pues eso me ayuda a mí.
Usted sabe que algunas veces uno se descuida mirando el millaje, y cuando viene a ver, si es uno que tiene el pie pesado, pues ya va una velocidad demasiado. Si es uno que es un tortuga, perdonen que ustedes los que sean sí; si es un tortuga en la carretera, va una velocidad que puede causar un accidente también. Va a una velocidad que un cilindro lo puede alcanzar a uno. Las dos cosas son malas. Tan peligroso es uno como es el otro. Dicen que, dicen aún más, que los tortugas, son más peligrosos que los que los que corren mucho. Imagínese, se tropieza un tortuga con uno que corre mucho y no puede pasar, tremendo problema; dos polos opuestos, que de seguro va a haber un accidente
Por eso es que uno no debe irse a los extremos. Ni mucho ni poco. Ya los que saben de eso y han medido los peligros que hay, han establecido lo correcto para que no haya problema y se eviten el máximo de los accidentes. Todas estas cosas vienen así de momento y hay que aprovechar el tiempo en que vienen. Y así pues vamos aprendiendo de parte del Señor lo que Él tiene para decirnos a nosotros.
Ahora estamos mirando hacia ¿dónde? Estamos mirando o estamos llamados a mirar ¿adónde? Al este.
El Mensaje en esta mañana de enseñanza es: “MIRE AL ESTE”. Y la respuesta nuestra debe ser: “Miramos al este”.
Ahora, mira aquí, lo que sucede. Sigo aquí en la página 31 del mensaje titulado “Revelación, capítulo cinco, parte I”. Y ese fue el capítulo que leímos, “Revelación 5”, sigue diciendo [Pág. 23]:
“153 Aquí mismo se une la cosa entera. Sí Señor. Tenía que ser digno, así que Jesús es digno. En Su retorno gozaremos plenamente la bendición de la Redención”.
¿Cuándo? En Su retorno conforme al orden. ¿Gozaremos de qué? De la bendición de la Redención.
“Los mansos heredarán la tierra. El hombre y la mujer serán de nuevo hijas e hijos de Dios Serán de nuevo hijos e hija de Dios”.
Como lo eran ¿dónde? En el Edén antes de la caída. Y si serán de nuevo hijos e hijas de Dios ¿qué es eso? Serán adoptados, y entonces al estar adoptado, entonces serán como eran allá: tendrán toda la autoridad, lo que ellos digan tendrá que ocurrir, porque Adán tenía la Palabra allá, ellos tendrán la Palabra acá, lo que Adán decía tenía que cumplirse, lo que ellos digan acá tiene que cumplirse; porque ellos acá serán hijos de Dios adoptados, hijos de Dios nuevamente.
Y ¿qué sucederá? Y ¿qué es lo que pasará? El movimiento milenial completo comenzará. El movimiento milenial completo comenzará. No es el movimiento para entrar a una edad luterana o a una edad wesleyana o a una edad pentecostal; sino el movimiento para entrar al Milenio literal.
Ahora, recuerde que una cosa es el movimiento y otra cosa es el estar literalmente a la cosa.
Bueno, entonces, en ese tiempo de adopción, es el tiempo en que los hijos de Dios regresan a ser hijos e hijas de Dios; y el movimiento milenial completo comenzará. La introducción del Milenio comenzará… [CORTE DE AUDIO @42:11]… mientras la introducción a algo, ¿ve?
Entonces, comienza el movimiento milenial ¿para qué? Para entrar al Milenio. Para entrar a esa tierra que nos ha sido prometida, para entrar a esa tierra literal, ¿ve? Una tierra literal, un Milenio literal: 1000 años, lo cual pues, estamos nosotros deseando que comiencen, porque como están las cosas aquí en la Tierra, eso no nos gustaría que dure, no nos gustaría que dure 10 años. Porque cada día las cosas van de mal en peor.
Así que, vamos a leer aquí. Ya estamos concluyendo. Ya usted vio que el movimiento milenial completo comenzará aquí en la Tierra manifiesto en el tiempo de adopción.
Ahora nosotros estamos viviendo en tiempo de adopción, pero estamos siendo adoptados en la cima del monte; y estamos viendo todas las cosas que tendremos que hacer luego de ser plenamente adoptados.
Ahora aquí, página 20 [16] del mensaje titulado “El tercer éxodo”, dice:
“104 Es tiempo para hoy éxodo, es tiempo para un llamamiento fuera, hacia la Tierra prometida”.
Un llamamiento para ¿dónde? Es un llamamiento fuera, un llamamiento fuera hacia la tierra prometida.
“No la promesa de ir a otro país (No la promesa de ir para otro país)…” Ahora,¿ ve usted que no hay necesidad de que nuestros amados hermanos de otros países se vengan para acá o nosotros irnos para allá? Este éxodo no es para salir a una tierra, a otro país; a una tierra que hable de estas que hay acá, a tal o cual país. No lo promesa de ir a otro país, sino a un hogar: al Milenio.
Así que, en este tiempo no vaya a cualquiera a salir con lo mismo que salieron del tiempo del hermano Branham decir que el Milenio ya estaba viviéndose y que se estaba viviendo debajo un puente; y ahora que aquí hay un puente vaya a venir alguien con la misma la misma historia pero decían: “Allí debajo del puente, al cruzar el de Louisville a Jeffersonville, allí debajo del puente, por allí estaba el Milenio viviéndose”. El Milenio todavía está en el futuro. Pero el movimiento milenial comenzará antes de llegar al Milenio.
“Tiempo para un llamamiento, tiempo para llamar fuera”.
Por lo tanto, entonces, este es un tiempo de llamado fuera para ¿qué? Para entrar al glorioso Milenio. O sea, este es un tiempo de preparación y llamamiento fuera, con la vista puesta en el Milenio que está ahí pegadito.
Entonces salimos fuera de todo dogma, creo, tradición, de todas las denominaciones, de todas las cosas del mundo, entonces somos circuncidados, circuncidados espiritualmente, circuncidados espiritualmente. Esto no es otra cosa, no es otra cosa sino una circunscripción espiritual; no es otra cosa sino, que todo lo del mundo, todas esas cosas sean cortadas, cortado de nosotros todas esas cosas mundanas, y entonces preparados para entrar al glorioso Milenio.
Usted sabe que usted no podrá entrar ni yo podré entrar con las cosas mundanas, con una vida mundana, eso en ningún momento usted podrá llegar a ningún lugar. Por lo tanto, entonces, todo, toda vida mundana y toda cosa mundana tiene que ser cortada de nosotros, para entonces nosotros poder entrar a donde debemos entrar.
Aquí en la página 27 del mensaje titulado “Liderato”, página 27 [23] párrafo 178 [177], nos dice:
“177 El Espíritu Santo los guio a ustedes aquí (Ven? Ven?) para oír. ¡Circuncídese! Corten esas cosas del mundo, acepten la guianza de Jesucristo o perecerán juntos con el Mundo”.
¿Ve? Circuncidarse es cortar todas esas cosas mundanas, esas cosas del mundo. Por supuesto, no es que no vaya a tener una casa o un carro, porque son cosas de este mundo. No se refiere a eso, sino se refiere a las cosas mundanas que usted que están mal delante de Dios. Corte eso.
Entonces eso es ¿qué? Una circuncisión espiritual en su vida ¿para qué? Para entrar a la tierra prometida, para poder entrar al glorioso Milenio, que está por llegar.
Ahora tengo que seguir aquí. Ya ustedes vieron que la tierra prometida…, hay una tierra prometida, y es el Milenio. Y estamos en eso, estamos nosotros acá el grupo escogido acá, está en el movimiento milenial, está en ese movimiento de preparación para dentro de poco literalmente, estar viviendo en Milenio. Por supuesto, luego de pasar la gran tribulación.
Y ahora, antes de entrar literalmente al Milenio literal, antes de entrar a ese Milenio, que es la tierra prometida, hay una tierra prometida también, otra tierra prometida, lo cual es el cuerpo teofánico; lo cual es el otro cuerpo que hemos nosotros de tener, lo cual será lo que ha de manifestarse en nosotros.
Eso también es la tierra prometida, porque nosotros somos tierra. Y tenemos esta tierra, pero los ha sido prometida, nos ha sido prometido otro lugar de morada, otra tierra. ¿Ve?
Entonces, vamos a ver aquí. Dice página 21 y página 22 [17]del mensaje titulado “El tercer éxodo” nos dice:
“111 … Es correcto.
112 La iniquidad de los amorreos no está llena todavía, así que ellos tuvieron que demorar y esperar antes del éxodo. Pero cuando los amorreos tenga llena su iniquidad, entonces viene un éxodo espiritual, o éxodo natural, para guiar al pueblo a una tierra natural en donde un amorreo natural había vivido una vez, llamaron a eso su tierra.
113 Y la iniquidad de la denominación amorrea, la cual se ha llamado a sí misma ‘la iglesia’ por tanto tiempo hasta que su iniquidad está por cumplirse.
114 Está por venir un éxodo donde Dios mostrará quién es quién, donde la Iglesia misma la Novia de Jesucristo hará un éxodo a la tierra que está prometida. ‘En la casa de Mi Padre, hay muchas moradas en este lugar’. Usted no tiene que ir allá y pelear como ellos hicieron; está ya preparada. ‘Si está morada del tabernáculo terreno se deshiciere tenemos uno ya esperándonos, para que donde Yo estoy, vosotros también estéis’. ¡El gran éxodo está a la mano!”.
¿Lo ve? Ahora una cosa es un éxodo espiritual y otra cosa es un éxodo literal. El éxodo espiritual nuestro, saliendo, entonces ese es ¿qué? Un éxodo saliendo para entrar a ¿qué? A una nueva tierra, a un nuevo tabernáculo; lo cual es el otro tabernáculo, “porque si este tabernáculo terrestre que tenemos se deshiciese, tenemos uno ya preparado de Dios” [2 Corintios 5:1].
Entonces vea usted que en este tercer éxodo, en este tercer éxodo tenemos que ver todos los ángulos; tenemos que ver lo que es un éxodo literal para entrar en una tierra literal, y tenemos que ver lo que es un éxodo espiritual para salir espiritualmente y entrar espiritualmente.
Por lo tanto, entonces, ve usted que es, vea usted la forma que Dios usó allá en el éxodo literal, y vea usted entonces acá, lo que Dios hace, que tiene que ser de acuerdo a la sombra y a los tipos. Lo que Dios hace en este tercer éxodo, en el cual nosotros estamos viviendo, y el cual es el que es importante para nosotros. Tenemos entonces nosotros que entrar a esa tierra prometida, a ese otro cuerpo, tenemos nosotros que ser entonces ¿qué? Transformados. Y antes de entrar, la circuncisión tiene que ocurrir; y eso es ¿qué? Eso es cortando espiritualmente toda cosa mundana de nuestras vidas; eso es lo que, sin usted saberlo estado sucediendo, y Dios ha estado arreglando nuestras vidas en todo, contando todo lo que está mal, lo que está de más.
Y ahora, usted puede ver el tiempo, usted puede ver el tiempo en que vivimos, lo grande de esta hora. Puede ver que de un momento a otro las puertas de la tierra prometida se abrirán.
Bueno, ¿le dije algo o no vio lo que le dije? Así como en términos espirituales, fíjese, está la tierra nueva de un nuevo mensaje. Está la tierra nueva de un mundo nuevo: el Milenio. Está la tierra nueva de un cuerpo nuevo; y la tierra nueva de un nuevo Mensaje (la puerta ya se abrió), Y vemos que fue la puerta de ¿qué? Del este; ese es el tema de esta mañana: “MIRE AL ESTE”.
Y ahora, vemos que la puerta milenial se tendrá que abrirla algún día, ¿ve? Pero también necesitamos que la puerta de la tierra nueva, del otro cuerpo que vamos a tener, necesitamos que se abra.
Por lo tanto, ¿cómo se moverá? Estamos por etapa; y todas esas puertas de la tierra nueva, del nuevo mensaje, que es la tierra nueva del cuerpo nuevo, que es la tierra nueva del Milenio, que es la tierra nueva. ¿Ve? Usted tiene que ver todos esos ángulos para poder entrar a la tierra nueva del nuevo cuerpo, tiene que haber entrado primero a la tierra nueva del nuevo Mensaje; y tienen que haberse abierto primero esas puertas.
Luego para entrar a la tierra nueva del Milenio, tiene que haber entrado ya por las puertas de la tierra nuevo del nuevo Mensaje, y por la puerta de la tierra nueva del nuevo cuerpo. Porque el Milenio se abrirá para gente nueva, gente preparada.
Entonces, estamos al borde de que se abra la tierra nueva del nuevo cuerpo. Y después de eso, la tierra nueva del Milenio.
Así que, ya vimos cómo se abrió la puerta, y la puerta siempre es ¿qué? La Puerta siempre es Cristo; y la puerta del este es Cristo. Por lo tanto, es la puerta del este, el León de la tribu de Judá.
Cuando Él estuvo aquí en Su Primera Venida, Él dijo: “Yo soy la puerta” [San Juan 10:9]. También dijo: “Yo soy el camino, yo soy la verdad y la vida” [San Juan 14:6]. Por lo tanto, usted puede ver entonces que la Puerta siempre es Cristo. Por lo tanto, para entrar al nuevo Mensaje hay que entrar por la puerta, para entrar al nuevo cuerpo hay una puerta, para entrar al milenio hay una puerta, y siempre la Puerta es Cristo; y siempre el llamado para salir y para entrar Lo hace Cristo.
Y aquí en la página en la página 20 y 21 [18] del mensaje titulado “Liderato” nos dice:
“140 ¿No dijo Jesús: ‘En los últimos días’ (Mateo 24:24) que ‘ambos serían tan parecidos que engañarían si fuera posible a los mismos predestinados, a los Escogidos’? Casi igual a la cosa real. Vea así será en los últimos días. Ahora vean ustedes que ahora es tiempo de trigo, es tiempo de cosecha. Esta no es la edad de Lutero, esta no es la edad pentecostal, esta es la edad de la Novia.
141 Tal como Moisés llamó a una nación fuera de una nación, Cristo hoy está llamando a una Iglesia fuera de una Iglesia. Es la misma cosa en tipo, llevándola a la gloriosa y eternal Tierra prometida.
142 Ahora rechazar esa persona que está haciendo el llamado, Cristo, no importa si usted es pentecostal, metodista, luterano, lo que sea usted, usted tiene que, esta edad, no hay nada en contra de ellos de ninguna manera, pero ahora en esta edad usted tiene que aceptar como hicieron ellos en aquella edad a la persona de Cristo, la cual es la Palabra.
En el principio era la Palabra, y la Palabra era con Dios, y la Palabra era Dios.
- Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros, …*
- …el mismo ayer…. hoy, y siempre*
- Hebreos 13:8. ¡Verdad, usted tiene que aceptar a esa Persona de Vida Eterna!”.*
¿A qué persona de vida eterna? A Cristo, la Palabra hecha carne. Yo creo que ustedes lo habían entendido; por eso es que él cita que la Palabra se hizo carne, y que es el mismo, el mismo que se hizo carne ayer, haciéndose carne en este tiempo final.
“143 Ahora, la vida que Lutero tuvo fue justificación. Wesley le añadió santificación. Pentecostés tuvo la restauración de los dones siendo añadida, pero ahora se está completando las tres fases en el cuerpo, y fuera de eso. Ahora cuando viene la resurrección, la vida que vivió en los luteranos y que salió, la vida que vivió en los metodistas y que salió, y que salió la vida que entró en los pentecostales, toda será raptada fuera de la tierra hacia el cuerpo de la Novia para ser llevada ante Jesucristo. ¡Gloria a Dios! ¡Oh, es excitante! ¡Es la verdad!
144 ¡Hemos doblado una esquina! Estamos mirando hacia el Cielo vigilando la Venida, el tope de la pirámide, o como diríamos ¡Su regreso!”.
Bueno, “¡Hemos doblado una esquina! Estamos mirando hacia el Cielo”. Hacia el Cielo, no hacia ninguna de las siete edades, sino, hacia el Cielo, hacia una edad celestial. Estamos mirando hacia el Cielo vigilando ¿qué?
“…la Venida, el tope de la pirámide, o como diríamos ¡Su regreso! (El tope de la pirámide o su regreso). La iglesia tiene que ser resucitada pronto, y nosotros tenemos que prepararnos.
145 Y la única forma que usted puede prepararse, es no diciendo: ‘Bueno yo pertenezco a las asambleas, pertenezco a los unitarios’, o lo que sea, todas ellas…”.
Bueno, vamos a dejarlo aquí. Déjeme ver:
“… ‘Nuestros padres danzaron, gritaron’, eso está perfectamente bien, ese fue su día. Pero hoy usted es encarado, no con la organización que ellos hicieron, sino con la vida presente que es Jesucristo”.
Bueno, vamos a dejarlo aquí, es que hay tanto.
Entonces dice el Cuarto Elías: “Estamos vigilando por Su Venida, estamos mirando hacia el Cielo”. ¿Y qué fue lo que lo que Juan hacía? Mirando a ver si aparecía el que tenía que tomar el Libro; y no veía a nadie. Él estaba vigilando también, pero el anciano le dice: “No llores más, mira: He aquí, he aquí”… entonces lo pone a mirar, y cuando mira hacia el este ¿qué pasó? Vio entonces uno que venía.
Ahora usted puede ver entonces, y el tema de esta mañana. El hermano Branham dijo: “Yo los tengo a ustedes sentados mirando hacia el este”. Y ahora aquí en lo que leímos dice: “Estamos vigilando mirando hacia el Cielo, mirando, vigilando por Su Venida. Por el tope de la montaña, o sea, Su regreso”. Así que, mirar hacia arriba, mirar la hacia la Edad de la Piedra Angular. Todo el que quiera ver Su Venida tiene que mirar para allá arriba.
Entonces es ahí arriba que es llamado todo hijo de Dios, todo predestinado, para encontrarse con Él ¿dónde? Ahí arriba, en el Cielo, en la Edad celestial, la Edad de la Piedra Angular, la Edad de la Palabra, la Edad de la Novia, la Edad del Hijo del Hombre. Ahí es que fue visto allá en el monte de la Transfiguración; la Venida fue vista ¿dónde? En la cima del monte.
Entonces es mirando ahí donde único se puede ver la Venida del Señor como el León de la tribu de Judá.
Gracias al Señor por esta hora en que estamos. Y como les leí el tema: “Mire al este”, no miré hacia la edad luterana, wesleyana o pentecostal. No es por ahí por donde está prometido que Él aparecerá. Mire al este, y usted verá Su Venida como el León de la tribu de Judá.
Ahora recuerde que nosotros tenemos el privilegio de ver todas esas cosas antes de que lo que están abajo sepan de lo que pasa arriba. ¿Ve usted? Así que, ya estamos muy cerca, ya de que las puertas de la tierra prometida del cuerpo que hemos de tener y en el cual hemos de habitar, ya estamos muy cerca de que sea abierta esa puerta para entrar. Estamos muy cerca. De seguro se abrirá como se abrió la puerta para entrar al nuevo Mensaje Yo no veo otra forma, por lo tanto, usted esté vigilando, Yo estaré vigilando, para que cuando llegue el momento, entonces podamos entrar todos, y los que están al otro lado también se encuentren con nosotros.
Estamos muy cerca de todo, ya la cosa, el tiempo se está acabando, pero algún día algún día se habrá acabado. El tiempo ya está por concluir ya pronto. Ya pronto se oirá se oirá la Voz de Dios, será oída la Voz de Dios por este mundo gentil, será oída la Voz de Dios por los hebreos en dónde será hablado, será dicho: “Se acabó el tiempo. El tiempo no es más”. Ya pronto será oído todo eso allá abajo.
Pero nosotros con anticipación sabemos todas las cosas que van a ser que van a ser dichas allá abajo, por causa de que hemos sido predestinados para oír y ver todas estas cosas como las estamos viendo y las estamos oyendo. El mundo no sabe nada de estas cosas, los que están en Laodicea no saben nada de estas cosas; pero ya nosotros sabemos bastante de estas cosas, y ya pronto todo habrá terminado.
El mundo está ignorancia, pero no nosotros. Porque sabemos la hora en que estamos, y con temor y temblor nos ocupamos de nuestra salvación, nos ocupamos de la vida que debemos de vivir, y no nos ocupamos de criticar a los demás, sino, el mejor crítico, el mejor crítico sabe cómo puede ser el mejor crítico, si va a criticar a alguien: critíquese así mismo. Critíquese así mismo, no para destruirse tampoco, sino para arreglarse, arreglarse delante del Señor.
Así que sea su propio crítico usando la Palabra y vea dónde está mal y arréglese entonces delante del Señor. Yo les amo a ustedes, yo deseo para ustedes lo mejor de parte de Dios. Y cuando les hablo claro y les hablo cosas algunas veces que son un poquito, usted sabe, duras, no lo hago con el propósito de hacerle daño a ustedes. Yo sé que si trato de hacerle daño a ustedes, el que toca a los escogidos, toca a la niña de los ojos del Señor. O sea que si yo tratase de hacerle daño a ustedes me busco tremendo problema con Dios. Tremendo problema.
Por lo tanto, cuando les hablo algo, se lo hablo con todo mi corazón para el beneficio de ustedes, para que cada día ustedes estén mejor delante de la presencia del Señor. No lo hago por criticarlos, pero tampoco me puedo quedar callado la boca que usted crea que lo está haciendo bien, y después al fin del camino usted me dice: “Si lo sabía por qué no cuando se paró allí no predicó y habló de eso”. Pero yo creo que hemos hablado de casi todas las cosas que pueden estar o pudieran estar mal o pudieron estar mal en otro tiempo en nuestras vidas. Y yo creo que hemos estado recibiendo beneficio, beneficio espiritual en nuestras vidas en todo esto. Y yo creo que usted hoy ve que usted ha prosperado espiritualmente a través de la Palabra que ha recibido, porque la ha puesto por obra y ha comenzado a ver que en usted ha estado operándose algo que usted en su vida antes no había experimentado. Es la Palabra que está trabajando de adentro para afuera en la vida suya.
Bueno, entonces, en la hora en que estamos es una hora muy gloriosa. Por lo tanto, no mire para el lado, no mire para ningún sitio: Mire al este.
Y ahora entonces usted podrá saber por qué el cuarto Elías nos tenía a todos mirando para el este. ¿Y por qué usted puede ver lo que ve? Porque por el este es que viene Jesús nos dice el cuarto Elías, y viene conforme al orden de Su Venida: por la puerta del este.
Esa es la razón porque Elías, el cuarto Elías tenía al pueblo mirando para el este. ¿Para qué? Para que vieran la Venida del Señor por la puerta del este como el León de la tribu de Judá, para tomar el Libro y abrir los Sellos. Así que no mire para otro lugar, porque no aparece ni viene por otro lugar. El cuarto Elías nos colocó bien, por lo tanto, entonces nadie se mueva de su lugar.
¿Por qué muchas personas no pueden ver lo que usted ve? Bueno, pues el cuarto Elías colocó el pueblo mirando para el este y se pone a mirar para otro lugar. Se ponen a mirar para otro lugar y no pueden ver lo que tienen que ver. Se ponen a mirar para el norte o para el sur, o para el oeste, cuando hay que mirar para este. El Ángel poderoso que el hermano Branham dice que lo tomó y lo levantó, iba volando y estaba mirando para el este.
Entonces encontramos que para ahí es el único lugar que hay que mirar: para el este. Para poder ver la Segunda Venida del Señor hay que verla mirando para el este y cuando se ve mirando para el este, ¿qué es lo que se ve Se ve en la Venida del Señor Jesucristo conforme a la orden de Su Venida con Moisés y Elías. ¿Ve? Entonces se ve la Venida del Señor con el ministerio ¿de dónde? Del este, con el Ministerio que Dios usará para sacar los 144.000 judíos, que es el ministerio de Moisés y Elías.
Así que se ve la Venida del Señor cuando la persona está mirando para el este. Mira para cualquier otro lugar, no puede ver nada, ¿ve?
Así que el Señor nos bendiga en esta mañana, Dios nos guarde. Y “Mire al este”; todo lo que Dios vaya a hacer y todo lo que Dios estará haciendo, lo veremos mirando al este. Por ahí es la puerta, por ahí es todo, mirando al este, pues vemos el nuevo Mensaje. La puerta de la tierra prometida del nuevo Mensaje se abrió y entramos. Mirando al este se tiene que abrir la puerta para entrar al nuevo tabernáculo, el nuevo cuerpo que tendremos; mirando al este se tiene que abrir también la puerta para entrar al Milenio. Todo eso por la puerta del este viene, por lo tanto: “MIRE AL ESTE”.
Dios nos bendiga en esta mañana. Y quiero hacerles una pregunta: ¿para dónde está mirando usted? Yo quiero contestarle esa pregunta, pero la quiero contestar con todos ustedes; podemos decir ¿estamos mirando para el este? Estamos mirando al este. Estamos mirando al este.
Bueno, entonces esa es la causa por lo cual vemos lo que vemos. “No que yo no veo eso”. Deja que te viremos la cara para que lo puedas ver. Juan no veía nada, Juan no veía edad tampoco; pero el anciano… ¿sabe lo que son ancianos? Ministros, pastores; entonces un anciano le dijo: “Mira al este. Mira al este: He aquí, el León de la tribu de Judá”, ¿ve? Entonces, queremos en esta mañana para cualquiera que esté desesperado y esté muy preocupado y no haya visto nada, en esta mañana quiero decirle, en este día quiero decirle: No llores más, mira al este. Mira al este y verás el León de la tribu de Judá que ha vencido y ha prevalecido para tomar el Libro y abrir sus Sellos. Mira este y lo verás.
Bueno, de ahí hasta podríamos hasta sacar un himno: “Mira al este y lo verás” es un buen tema, un buen tema para otro mensaje también ¿verdad? “Mira el este y lo verás”. Y lo verá como el mensaje “Yo era ciego, más ahora veo”. Bueno hay tantos temas que nos llegan aquí, cuando estamos aquí, pero cuando yo estoy solo por allá, solito orando, pidiéndole al Señor, no me llega nada y me pongo muy nervioso; pero cuando estoy aquí, pues ya la cosa cambia ahí y entonces llegan tantos temas, que podríamos comenzar por la mañana y terminar… comenzar por lo menos a las 10:00 h de la mañana y terminar a las 10:00 de la mañana del otro día, y todavía, y todavía no terminar de predicar.
Bueno, eso es porque, usted sabe, no es lo que no es lo que uno pueda conseguir o lo pueda hacer, sino lo que Dios tiene para nosotros; y siendo una promesa y siendo Él el principal interesado en su Plan y en Su Programa para nosotros, Él entonces se mueve la escena. Y cuando algunas veces pues yo pienso, usted piensa que nada tenemos… Bueno yo creo que en menos que piensa que no tenemos nada es usted. Usted cuando viene siempre cree y viene creyendo que habrá de parte de Dios algo; y por eso es que Dios no defrauda la fe suya. Si no fuera porque ustedes vienen así, Él no los podría tener nada.
Porque algunas veces yo vengo aquí sin tener nada para ustedes, pero Él viene conmigo; y yo no traigo nada pero Él trae. Y si Él trae, pues Él tiene una forma para hacer el que usted lo oiga, y entonces yo tengo que decirle: No soy yo el que el que le traigo algo, ni el que le digo algo, sino que es Él entonces. Porque yo de mí mismo nada tengo para ustedes; nunca he tenido nada, ni tengo nada, ni tendré nada, pero Él sí tiene todo lo que Él ha prometido para todos nosotros. Y yo mismo, y yo mismo recibo lo que Él tiene para todos nosotros.
No crea que el que más que se goza aquí es usted, el más que se goza aquí soy yo, el más que hace cosa aquí soy yo viendo las cosas que el Señor nos trae, nos muestra, y viendo la forma en que Él lo hace, en que Él no los presenta de una manera tan sencilla, que las cosas que con los sentidos humanos no pueden colocarse en orden, Él aquí nos lo hace tan sencillo, que todo encaja una cosa con la otra, y vemos el cuadro completo, ¿ve?
Yo no puedo hacerle eso, ustedes saben que yo no lo puedo hacer; pero sí Él lo puede hacer y Él es el que lo ha estado haciendo. Si en algo me tengo que gloriar es en que yo nada he hecho. En eso me tengo que gloriarme, en que nada he podido hacer, sino que Él lo ha hecho todo. Yo no sirvo para nada, si de mí dependiera el que ustedes tuvieran alimento aquí. Mire ya todos ustedes se hubieran ido. ¿Por qué? Porque sin alimento no hay águila que se esté quieta en un sitio si no hay alimento; y yo realmente reconozco que no tengo nada, ni sé nada, pero reconozco que Él tiene todo el alimento que necesitamos.
Él tiene un Plan, lo hemos visto, hemos confiado en Su Plan, nos hemos colocado en Sus manos para que Él haga lo que Él quiera hacer, y hemos estado viendo la mano poderosa del Señor haciendo conforme a como Él prometió y vemos cómo todo se ha ido cumpliendo conforme a lo que está prometido. O sea que no hemos estado viendo cosas entre nosotros que no hayan sido prometidas, sino que todo lo que se está cumpliendo, es cosas que están ahí prometidas y que tienen que cumplirse.
Por lo tanto, entonces sabemos que el Señor está con nosotros en esta hora; y eso nos da confianza, eso nos da seguridad, eso nos hace sentir también que realmente lo principal de nuestra vida es la Palabra del Señor, lo principal para nosotros es el vivir conforme al Mensaje para esta hora en que vivimos.
Así que, permanezca mirando al este. “MIRE AL ESTE”. Todo lo que usted quiera saber, todo lo que usted quiera ver, todo lo que usted está esperando: “MIRE AL ESTE” por ahí viene todo. Ahí lo veremos todo “MIRE AL ESTE”
este te esperando qué cosas de parte del Señor que Él ha prometido “MIRE AL ESTE”. Miramos y continuamos mirando al este nosotros. Yo también, usted también, y todos mirando al este para ver la obra gloriosa que Él ha prometido que va a hacer y que está haciendo en esta hora.
“MIRE AL ESTE”.