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El rugido del León 1976-11-07 1 Servicio de Carpa Cayey PR 00:00:00 false

Muy buenos días, amados hermanos. El Señor nos continúe bendiciendo a todos en esta hermosa mañana en que podemos estar congregados para adorar a nuestro Dios, o adorando a nuestro Dios, y para escuchar Su gloriosa Palabra.

Ya pues, como vemos, vamos a necesitar unas cuantas sillas más para acomodar a los hermanos. Y ya algún día, algún día, veremos más bien algo conforme a la Palabra del Señor; algún día esta carpa se hará pequeña y entonces tendremos que, de alguna forma, ya sea aquí en Puerto Rico o en algún otro lugar…, pues veremos entonces una más grande. ¿Y eso está de acuerdo a qué? Está de acuerdo a la Palabra del Señor; porque fueron dos carpas las que vio en la visión, una grande y una pequeña. ¿Pero lo importante estaba dónde? En la pequeña.

Bueno, entonces estamos contentos que estamos en algo pequeño, por el momento, pero que luego será —o Dios lo hará— más grande.

En esta mañana, pues, vamos a ir inmediatamente a la Palabra, porque si… Esperamos de parte del Señor, pues, grandes bendiciones en estos días que hemos de estar aquí; y esperamos todo lo que el Señor tenga para nosotros, ya que es Su plan tenernos aquí algunos diitas. Y estamos aquí esperando de Él lo que Él tenga para nosotros; y sabemos que Él no va a fallar en darnos Su Palabra para que ella se encarne en nuestros corazones y podamos ser la Palabra hecha carne en toda Su plenitud.

Vamos a leer Apocalipsis, capítulo 10; Apocalipsis 10, ahí leeremos; y dice la Palabra del Señor:

“Vi descender del cielo a otro ángel fuerte, envuelto en una nube, con el arco iris sobre su cabeza; y su rostro era como el sol, y sus pies como columnas de fuego.

Tenía en su mano un librito abierto; y puso su pie derecho sobre el mar, y el izquierdo sobre la tierra;

y clamó a gran voz, como ruge un león; y cuando hubo clamado, siete truenos emitieron sus voces.

Cuando los siete truenos hubieron emitido sus voces, yo iba a escribir; pero oí una voz del cielo que me decía: Sella las cosas que los siete truenos han dicho, y no las escribas.

Y el ángel que vi en pie sobre el mar y sobre la tierra, levantó su mano al cielo,

y juró por el que vive por los siglos de los siglos, que creó el cielo y las cosas que están en él, y la tierra y las cosas que están en ella, y el mar y las cosas que están en él, que el tiempo no sería más,

sino que en los días de la voz del séptimo ángel, cuando él comience a tocar la trompeta, el misterio de Dios se consumará, como él lo anunció a sus siervos los profetas.

La voz que oí del cielo habló otra vez conmigo, y dijo: Ve y toma el librito que está abierto en la mano del ángel que está en pie sobre el mar y sobre la tierra.

Y fui al ángel, diciéndole que me diese el librito. Y él me dijo: Toma, y cómelo; y te amargará el vientre, pero en tu boca será dulce como la miel.

Entonces tomé el librito de la mano del ángel, y lo comí; y era dulce en mi boca como la miel, pero cuando lo hube comido, amargó mi vientre.

Y él me dijo: Es necesario que profetices otra vez sobre muchos pueblos, naciones, lenguas y reyes”.

Oremos al Señor:

Padre, aquí ante Tu presencia estamos, y te damos gracias por Tus bendiciones; y te rogamos, oh, Dios, en esta mañana hables a nuestros corazones y nos edifiques a todos, Señor.

Dios eterno, necesitamos que realmente seas Tú en esta mañana hablándonos, ya que sabemos que Tu Palabra es la que se debe encarnar en nosotros. Señor, no permitas que salga algo de mí mismo en esta mañana, sino que lo que salga a través de estos labios sea Tu Palabra, Señor. Aunque no concuerde con nuestro pensamiento, aunque no concuerde, Señor, con la mente humana, que de todos modos lo que salga sea Tu Palabra, Señor, para así poderse encarnar en nosotros, Señor.

Ahora, Dios eterno, en Tus manos me encomiendo y en Tus manos encomiendo esta congregación para Tu gloria y Tu honra. Y en el Nombre del Hijo de David te lo pido todo, Dios eterno. Amén.

En esta mañana vamos a hablar sobre el tema: “EL RUGIDO DEL LEÓN”. Ese será el tema sobre el cual estaremos entrando en la enseñanza en esta mañana; y que esperamos que el Señor nos ayude en esta mañana, para ver este tema, ya que según leímos en la Escritura, en la Segunda Venida del Señor, encontramos que el Señor dice aquí que cuando Él hubo clamado… Dice:

“… y clamó a gran voz, como ruge un león; y cuando hubo clamado, siete truenos emitieron sus voces”.

Así que vemos en esta mañana que Apocalipsis 10 es la Segunda Venida del Señor. Lo vemos claramente; y vemos que cuando Él viene, dice que clama; y cuando ha clamado, dice que clama como cuando ruge un león.

“… y cuando hubo clamado, siete truenos emitieron sus voces”.

Juan dice: “Y yo iba a escribir. Yo iba a escribir (¿lo qué?) lo que oí”. Porque cuando ruge como un león, dice que siete truenos emitieron sus voces. Eso no quiere decir en ningún momento que fue un ruido, o siete ruidos, siete truenos literales, siete ruidos que fueron escuchados; más bien encontramos que trueno es la Voz de Dios. Entonces, cuando Juan fue a escribir, ¿qué fue a escribir Juan? Lo que la Voz de Dios dijo.

Ahora, recuerde usted que lo que los truenos hablaron ahí, ¿qué fue? Lo que los truenos hablaron o lo que los truenos revelaron, ¿fue qué?

Déjeme buscar por aquí, ya que vamos a entrar… Vimos el viernes que el Señor nos metió a un área que nunca antes nos había metido, pero que ya nos había preparado. Yo creo que con estos últimos cuatro meses y pico que hemos tenido de enseñanza, yo creo que estamos preparados para oír de parte del Señor cualquier cosa que Él quiera darnos a conocer y no entrar en ningún momento en fanatismos ni escandalizarnos tampoco.

Hay dos cosas muy importantes, y es ni entrar en fanatismos ni escandalizarnos, ya que todo es para nuestro beneficio. Y siendo para nuestro propio beneficio, entonces sabemos que habrá cosas que serán inconcebibles a la mente humana; pero sabemos que sería inconcebible esa Tercera Etapa, sería inconcebible esa última parte de la Tercera Etapa.

Por lo tanto entonces no debe a nosotros escandalizarnos en ningún momento las cosas que habremos de oír, ya que esas son las cosas que realmente necesitamos escuchar para llegar a la perfección e irnos de aquí, que es lo que deseamos nosotros. Porque no deseamos seguir viviendo aquí en esta Tierra mientras el Señor no la haya limpiado; pero Él la va a limpiar; y cuando la haya limpiado entonces, realmente, realmente entonces regresaremos o estaremos aquí viviendo sin ningún problema.

Ahora, vea usted que lo que Juan va a escribir ahí… Lo que el rugido del León habló, Juan lo iba a escribir. Entonces…

Bueno, usted oye a un león rugiendo y usted no entiende nada, usted no entiende nada; pero si usted conociera el idioma de los leones, usted sabría lo que dijo. ¿Ve?

Ahora, realmente, realmente la Leona debe saber —y sabrá— lo que el León ha dicho; y cualquier otro león que haya también sabe de lo que se trata. Él sabrá si se trata de un rugido amistoso o si se trata de un rugido de guerra; él sabrá si se trata de un rugido de ir a tomar la presa que él tiene delante de él.

Bueno, entonces vemos que ese rugido de león emite siete truenos.

Bueno, entonces, con el rugido del León, habló algo el León; y lo que habló, los siete truenos fue lo que Él habló; y los siete truenos no son siete truenos literales, sino que es ¿qué? La Voz que fue hablada cuando rugió.

Entonces, ¿qué fue o qué es lo que los truenos revelan? ¿Cuál es el misterio de lo que los truenos hablaron? ¿Cuál es el misterio de lo que Juan escuchó allí y no pudo él escribir, le fue prohibido? ¿Cuál fue ese misterio? Bueno, ese misterio estaba oculto desde antes de la fundación del mundo.

Encontramos que Elías nos dice que Daniel escuchó también eso que los truenos hablaron. Déjeme ver por aquí si consigo… En el libro de Citas, página 15… Hay un sinnúmero más. Está la página 15, párrafo 112; está la página 43, párrafo 347; está la página 76, párrafo 650. En esos tres lugares nos dice que Daniel escuchó lo que los truenos hablaron.

Ahora, vamos a leer solamente una: página 15, párrafo 112, del libro de Citas, nos dice (página 15 nos dice):

112 “Entonces Daniel, cerrando al último él vio un ángel descender, puso un pie en la tierra y uno en la mar…”.

¿Quién? Daniel vio eso. Ahora vea usted cómo Daniel lo vio allá y después cómo Juan lo vio acá. Bueno:

“… puso un pie en la tierra y uno en la mar, un Arco Iris sobre su cabeza. Él levantó sus manos y juró por El que vive para siempre y para siempre, que el tiempo no será más al finalizar de ese tiempo que él le dijo… en otras palabras, este tiempo dividido en que estamos viviendo ahora, del tiempo de la venida del príncipe hasta este día. Y dijo: a ese tiempo el misterio de Dios será consumado…. Daniel escuchó siete truenos que emitieron sus voces. Daniel tomó su pluma y comenzó a escribir y el Ángel le dijo: No lo escribas. Amén. ¿Están ustedes listos? Vamos a entrar en ello, sólo por los próximos cinco minutos. ¿Lo hace? Escuche: No lo escribas. Juan vio la misma cosa y ya había sido escrito afuera de la Biblia y tenía siete sellos detrás del libro que ningún hombre podía abrir los sellos… eran esas voces. Aquí está la Biblia escrita, quien es un misterio en sí mismo, pero la parte detrás de la Biblia las revelaciones y también así dijo Daniel que contiene siete voces que serán emitidas, que ningún hombre puede abrir; ningún hombre sabía qué era. Pero la Biblia dijo y Él le dijo a Daniel y también a Juan que en los últimos días estas siete voces serían conocidas por la real verdadera Iglesia”.

Bueno, entonces tenemos la promesa de que a la verdadera Iglesia le serían (¿qué?) dadas a conocer.

Si Daniel no las pudo escribir, aunque las oyó (Daniel entonces oyó, pero no pudo escribir; le fue dicho: “Sella las palabras de esta profecía hasta el tiempo del fin, y no las escribas”), entonces también encontramos que Juan escuchó, pero no pudo escribir; pero a la Simiente Real le será (¿qué?) dado a conocer. En palabras más claras, para que lo vayan viendo desde ahora, en palabras más claras: lo que Daniel vio y oyó, lo que Juan vio y oyó… Fíjese, lo que Daniel vio y oyó, luego Juan más adelante lo vio y lo oyó.

Y recuerde que Dios nos enseña a través de Elías que Juan tuvo que venir a este tiempo para ver y oír esas cosas. Entonces los escogidos de Dios, viviendo en este tiempo, verán y escucharán lo mismo que Juan y Daniel vieron y escucharon.

Bueno, no les dije mucho, pero se los dije todo ahí.

De la misma manera que Juan y Daniel lo vieron, así lo verían los escogidos en este tiempo, y así lo escucharían.

Ya mismo vamos a ver dónde, dónde está lo que ha estado pasando hace algún tiempito; porque todo tiene que estar ahí. Porque yo mismo en muchas ocasiones ni me he dado cuenta de cosas que han estado pasando a través de cierto tiempo en adelante, pero que cuando a través del Mensaje de Elías lo he visto ahí, pues ha sido realmente algo contrario a la manera de pensar mía; pero con todo y eso sigue siendo la Palabra; y he echado a un lado la manera mía de pensar y me he quedado con la manera de pensar de Dios. Y cuando eso he hecho, entonces la cosa…; pues entonces después he tomado mi forma de pensar, he quitado la forma de pensar mía, acá, terrenal, y he puesto la forma de pensar de Dios en mi pensar; y entonces pienso como Dios piensa. ¿Ve?

Y esa es la manera para cada uno de nosotros: echar a un lado la manera humana de pensar en cuanto a las cosas de Dios y dejar entonces que venga la forma de Dios pensar y la manera de Dios ver las cosas; y entonces quitamos la nuestra y ponemos la forma de Dios; y aunque no esté de acuerdo con la forma humana nuestra pues hay que echar una de las dos a un lado. Echamos la nuestra y dejamos la de Dios, y entonces pensamos como Dios piensa.

¿Acaso no es eso lo que dice Elías en el mensaje titulado “Cristo es el misterio de Dios revelado”?

CORTE

que es la Edad de

CORTE

¿[…] que después de la Edad del Ojo, que es la Edad del Vidente, que es la Edad de Elías, después de eso no queda otra cosa sino la mente? Y es la mente de Cristo entonces. Lo único que queda después de la Edad del Ojo, de la Edad de Elías, ¿qué es lo único que queda? La mente. No hay otra cosa más alta después de eso.

Entonces realmente es la Edad de la Piedra Angular, es la edad en que la mente de Cristo tiene que operar en cada uno de nosotros. Para eso entonces la mente de Cristo tiene que darse a conocer a nosotros.

En palabras más claras: tenemos entonces que oír la manera en que Dios piensa y de la manera en que Dios ve esas cosas que Él prometió, y entonces esa mente de Cristo tiene que operar, para beneficio nuestro.

Por supuesto ya sabemos cómo tiene que operar: después de la Edad del Ojo, viene ¿qué? La mente.

La mente de Cristo tiene que operar conforme al Plan de Su Segunda Venida.

¿Con Elías opera qué? La Edad del Ojo, vidente. Él lo ve todo: ve todo lo que ha pasado, ve todo lo del presente y ve todo lo del futuro; y empieza a hablar del pasado, del presente y del futuro.

Después viene la mente en operación; y cuando viene la mente en operación, entonces es que la Palabra se puede hacer carne en cada uno de nosotros, porque entonces podemos ver a través de la mente de Cristo operando y dándonos a conocer todo lo que ya fue visto por el ojo, que es Elías. ¿Ve?, la Edad del Ojo, es Elías. Y fíjese que los dos están en la Edad de la Piedra Angular, el ojo y la mente, los dos están ahí, operan los dos ahí.

Bueno, entonces, usted sabe lo que pasaba; era que todo estaba operando allá arriba, pero nosotros estábamos en la Edad de Laodicea; entonces oíamos lo que Elías decía, pero no veíamos las cosas como él las veía. ¿Ve? Pero cuando viene entonces la mente de Cristo, el tiempo de la mente de Cristo operar, ¿entonces qué es lo que pasa? Entonces lo que él vio, entonces ahora nosotros con la mente de Cristo lo entendemos. Entonces echamos a un lado nuestra propia mente; porque eso era el problema: la mente humana tratando de ver lo que vio el ojo.

Con una mente humana, ¿cómo se ve? Se ve muy diferente a como él lo vio. Al verlo muy diferente a como él lo vio, entonces ahí es que fallamos y entonces la Palabra no se puede hacer carne en nosotros.

Entonces sabemos que, sabemos que (fíjese), sabemos que la Edad del Ojo y la Edad de la Mente, las dos están en la Edad de la Piedra Angular; son dos fases o dos etapas que ocurren ahí, en la Edad de la Piedra Angular; y esas dos partes o dos fases son la misma Tercera Etapa, que tiene dos partes: tiene la Edad del Ojo y la de la Mente. Entonces es la misma Tercera Etapa, con dos partes; porque la Segunda Venida del Señor tiene dos partes; tiene dos partes: tiene la parte de Elías y tiene la parte de Moisés, tiene la parte del ojo y tiene la parte de la mente.

Entonces encontramos que tenemos que entonces nosotros situarnos en la manera correcta y en la posición correcta, ahí, dentro de la Edad de la Piedra Angular, y entonces ver con la mente de Cristo lo que Elías ya vio; porque no vamos a tratar de ver otra cosa.

La mente de Cristo operando a través de Moisés y luego la Palabra encarnándose en nosotros para la mente de Cristo operar en cada uno de nosotros, no puede operar mirando otra cosa que no sea (¿qué?) lo que ya vio Elías. Entonces, tenemos que saber esas cosas.

Ahora, vamos a ver en esta mañana qué fue lo que Juan oyó y qué fue lo que Daniel oyó. Ambos quisieron escribir, porque ambos tuvieron ¿qué? Vieron y oyeron la cosa más grande que profeta alguno podía ver y oír; fueron los dos profetas que oyeron y vieron la cosa más grande: oyeron la cosa por la cual hubo silencio en el Cielo por casi media hora. Dice por casi media hora.

Encontramos entonces que el rugido del León fue, es y será la cosa más grande que cualquier ser humano pueda escuchar en esta Tierra.

Sea profeta o sea del ministerio que sea, o aunque no tenga ningún ministerio, oír lo que Daniel oyó y lo que Juan oyó es un privilegio muy grande; y nos está prometido que ese privilegio lo va a tener un grupo en este tiempo final, el cual va a oír lo que…

CORTE

Entienda esto: Juan y Daniel, para oír lo que ellos oyeron y ver lo que ellos vieron, tuvieron que pasar de tiempo y venir al tiempo actual.

Nos dice Elías, nos dice Elías que un hombre en la Biblia puede representar toda una iglesia. Entonces eso nos da un conocimiento claro de lo que representa entonces el rapto que Juan tuvo; porque a Juan le fue dicho: “Sube acá”.

Encontramos entonces que Juan ¿representa a qué? Juan representa a la Iglesia. Juan representa a la Iglesia, entienda bien eso. Juan representa a la Iglesia. Déjeme ver si por aquí se lo puedo conseguir; página 27 del mensaje titulado “Revelación, capítulo 4. Parte I”… Página 27, página 29 y página 32, nos habla de esto. Vamos a leer la página 27 a ver qué nos dice. Dice:

¿Qué a ti si él queda hasta que Yo venga?.

Y siendo que ellos dijeron eso, Él solo escogió a Juan y lo raptó y le mostró la cosa aun antes que muriera, así que él vivió la cosa entera. ¡Le mostró lo que sería!”.

Ahora, voy a parar por aquí (déjeme ver) y a seguir más abajito, en la otra página. Dice:

“¿Qué a ti si (de otra manera), si él queda hasta que Yo venga?. Entonces le levantó y simplemente ensayó la cosa a él y le mostró lo que iba a acontecer. ¡Oh, yo justamente amo eso! ¡Oh, vaya!

Noten ahora, veamos lo que era esto:

E inmediatamente yo fui en el espíritu: y, he aquí, un trono que estaba puesto en el cielo, y sobre el trono estaba uno sentado.

Fue una Voz que le llamó. ¡Oh, esa Voz! Oh, no puedo alejarme de eso, esa Voz de Este, esa Voz de Ese, detrás de él. Entonces él miró allá abajo, y Él le mostró todas las edades de la Iglesia, porque él estaba en pie en las edades de la Iglesia, los siete candeleros de oro. Luego él oyó esa Voz después que las edades de la Iglesia habían cesado”.

Después que las edades de la Iglesia habían terminado él oyó esa Voz. ¿Dónde? Arriba.

“Esa Voz dejó la tierra, subió. Cuando Él entró en Gloria, él le oyó decir: ¡Sube acá! Te voy a demostrar lo que ha de suceder después de esto”.

Entonces, ya ustedes pueden ver que esa Voz fue oída después que las edades de la Iglesia terminaron.

Ahora vean ustedes que Dios pasó a Juan ¿por dónde? Lo pasó primero por las edades de la Iglesia; por eso ve Apocalipsis 1 hasta Apocalipsis 3. Luego de Apocalipsis 4 ya han terminado las edades de la Iglesia; y entonces la misma Voz que él escuchó en las edades de la Iglesia…

¿Y cómo la escuchó él? A través del mensajero de cada edad; ahí estaba la Voz de Dios para cada tiempo, en cada edad de la Iglesia.

Entonces, luego, esa misma Voz que estaba en cada uno de los mensajeros de la Iglesia, luego que terminaron las edades, esa Voz dejó la Tierra, como nos dice aquí; dejó, había dejado la Tierra; y al dejar la Tierra, ¿para dónde cogió? Para arriba.

Entonces, Juan escuchó esa misma Voz —que ya la conocía—, la escuchó; y cuando la escuchó, dice que la escuchó arriba; y cuando miró para arriba vio una puerta abierta. La misma Voz, la Voz no cambió; la Voz no cambió, sino que lo que cambió fue el sitio donde estaba la Voz. Más bien la Voz se movió de las edades de la Iglesia arriba, al Cielo, a donde había una puerta abierta.

Ahora, vea usted que en las edades de la Iglesia el Señor estaba ¿cómo? De pies, parado. Arriba, cuando Juan lo ve, ¿está cómo? Sentado en el Trono. En las edades lo vio caminando en medio de los candeleros.

Ahora déjeme ver la página ¿qué? La otra que le sigue a esto es la página 32; página 32, aquí nos dice:

“Ahora noten. ¡Oh! Él terminó Su obra en la tierra y tomó a Su Iglesia, y ahora Él envía el juicio. El mundo lo rechazó y Él envió Su juicio. Él y Su Iglesia se han ido a la Gloria.

Juan, allí en la Isla de Patmos, un revelador a la Iglesia, como en el tipo de la Iglesia la cual es levantada en Gloria: ¡Sube acá! Mostrando… Usted dice: ¿Representó él la Iglesia?.

A todo el que oye Su Palabra, Juan lo representó”.

¿Qué le parece eso? Juan… Porque fíjese; lo que pasa es que, como no era el tiempo todavía de subir allá arriba para todos nosotros, pues Juan… tiene que tomar uno de aquel tiempo; y lo sube arriba (¿mostrando qué?) mostrando que ese es el tipo de todos los que van a subir arriba, que van a salir (¿de dónde?) de las edades de la Iglesia.

Entonces Juan saliendo de la Tierra es (¿qué?) los escogidos que vivirán en la última edad de la Iglesia, que es Laodicea, saliendo de la Edad de Laodicea y subiendo arriba, donde hay una puerta abierta; y escuchando esa Voz desde arriba, desde ese lugar donde está la puerta abierta, escuchando esa Voz, que los llama a subir arriba.

¿Por qué? Porque ya el Señor no podrá hablar más abajo en la Tierra, no podrá hablar más abajo en las edades terrenales.

Por lo tanto entonces hay una edad celestial, hay un lugar arriba con una puerta abierta, en donde Él está sentado en el Trono. ¿Para qué? Para hablar, y le dice a Juan: “Ven acá, que yo… Sube acá arriba, que yo te mostraré las cosas que han de ser después de estas”.

Cuando Juan subió allá arriba fue que pudo ver y oír las cosas que habrían de ser después de las edades de la Iglesia. “Te mostraré las cosas que han de ser después de estas”, después de las edades de la Iglesia.

Y fue después de las edades de la Iglesia, y fue después que él subió allá arriba, que él escuchó ¿qué? Que él vio al Ángel Fuerte descendiendo del Cielo, oyó cómo rugió y oyó los siete truenos; y quiso escribir eso (¿para qué?) para las edades de abajo. Y dijo:

“Hmmm. Eso no puede ser para las edades de abajo. ¡No lo escribas!”. ¿Ve? “Así que, Juan, eso no es cosa para los que están allá abajo, sino que eso es cosa para los que suben acá arriba. Esto no puede ir allá abajo, Juan, tú no lo puedes llevar para allá abajo, sino que esto es para aquellos que suben acá arriba. Por lo tanto (Juan, Daniel y los que vieron), eso no lo puedes llevar para allá abajo, Juan”.

Entonces el Mensaje que es oído ahí arriba —porque ya Dios no hablará abajo, sino arriba, en la edad de arriba, en la Edad Eterna—, eso es para los que suben allá arriba: “Sube acá, y yo te mostraré las cosas que han de ser después de estas (después de las edades)”. Y entre las cosas que le fue mostrado, ¿qué fue? Él oyó los Truenos, supo lo que los Truenos hablaron.

Por lo tanto vemos que el conocer lo que los Truenos habían hablado sería (¿para qué tiempo?) para después de las edades de la Iglesia. ¿Y sería dado a conocer dónde? Sería dado a conocer en una edad eterna; sería dado a conocer arriba, no abajo en las edades de la Iglesia.

Ahora usted encuentra que lo que los Truenos hablaron, ¿qué fue? El misterio que estaba oculto y que los Truenos revelan, ¿cuál es? Mire cuál es ese misterio; dice… Página 466 y 467 nos dice [Los Sellos]:

“Tan cierto como yo estoy parado aquí en la plataforma esta noche, tuve la revelación que lo reveló, y es en una manera triple. Y ahora con la ayuda de Dios quiero hablarles de una parte de eso…”.

De una parte. ¿Y las otras?

“… quiero hablarles de una parte de eso. Entonces Uds.… Primeramente veamos esto. Aquí está la revelación para dar comienzo porque quiero decirles lo que es. Lo que sucedió es: aquellos Siete Truenos que él escuchó y que le fue prohibido escribir, ese es el misterio detrás de esos Siete Truenos consecutivos que salieron”.

¿Cuál es el misterio detrás de los Siete Truenos consecutivos que salieron? ¿Cuál es el misterio que los Siete Truenos hablaron? El misterio del Séptimo Sello. ¿Qué es el Séptimo Sello? La Segunda Venida del Señor, conforme al orden de Su Segunda Venida.

  1. Ahora, ¿por qué? Prosigamos a probarlo: Este es el secreto que ninguno conoce. A Juan le fue prohibido escribirlo y aun de conocer un símbolo. ¿Por qué? Aquí está: No había ninguna actividad en el Cielo, porque de otra manera podría revelar el secreto. ¿Ahora lo ven? Si es tan tremendo, pues tiene que ser incluido, porque tiene que suceder; pero cuando sonaron los Siete Truenos... Ahora noten bien: Cuando vinieron los siete ángeles para tocar sus trompetas, entonces hubo un trueno; cuando Israel fue juntado, hubo una trompeta; cuando el tiempo no será más, entonces será la última trompeta, un trueno. Pero aquí tenemos siete truenos, uno tras otro: uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete —un número perfecto. Siete truenos, uno tras otro, (tronaron) así rápidamente: uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, pero sin que se entendiera. Luego, los Cielos no lo pudieron escribir, porque no lo conocen. Ninguna otra cosa tampoco lo conoce, porque no hay en qué basarse; es un tiempo de reposo. Fue tan tremendo que hasta a los ángeles no les fue dado a conocer. Ahora, ¿por qué?”.

¿Cuál fue el motivo? ¿Por qué no les fue dado a conocer a los ángeles? ¡Que por qué! ¡Je!

“… ¿por qué? Si (Satán) lograra conocer esto, quizás haría gran daño (ahí está la causa). Y esa es una cosa que él no sabe. Él puede interpretar lo que quiera y personificar cualquier don…”.

Puede personificar cualquier don. Y el Mensaje, o lo que le correspondió a la última edad, la Edad de Laodicea, fue (¿qué?) la restauración (¿de qué?) de los dones. Satán puede personificar cualquier don, cualquier don. Entonces:

“… (ojalá estén aprendiendo)…”.

Así que ¿qué es lo que hay allá en Laodicea? Mucha personificación.

“… pero él no puede conocer esto, porque ni está escrito en la Palabra. Es un secreto por completo. Los ángeles y todos se callaron. Si ellos hubieran hecho algún movimiento, quizás eso hubiera servido para revelar algo; por eso se callaron y no se movieron.

  1. Siete es el número perfecto de Dios, y hubo estos siete truenos consecutivos uno tras otro. Estos siete truenos sonaron así rápidamente, como si estuvieran deletreando algo. Ahora noten, pues, que en ese tiempo, Juan comenzó a escribir y le fue dicho: No lo escribas. Jesús nunca habló de esto; Juan no lo podía escribir; los ángeles no sabían nada de esto. Entonces, ¿qué es? (¿Qué es entonces?). Es aquello de lo cual dijo Jesús que ni los ángeles en el Cielo lo conocían, ni Jesús mismo lo conocía; porque Él dijo que solamente Dios lo conocía. Pero nos dijo que cuando comenzáramos a ver estas (cosas) señales aparecer… ¿Ahora están entendiendo mejor? Podemos ver las señales”.

Ahora, entonces, si nadie dijo nada, ¿qué es? Es aquello que Jesús dijo que nadie conocía ni en el Cielo, ni los ángeles conocían. ¿Y qué es lo que nadie conocía? La Segunda Venida del Señor.

¿Qué fue lo que los Truenos hablaron?, ¿qué fue lo que los Truenos revelaron? La Segunda Venida del Señor.

¿Cuál es el Mensaje que sale con el rugido del León? El Mensaje de la Segunda Venida del Señor, revelando, dando a conocer, ¿qué? La Segunda Venida del Señor.

Para poder oír y conocer lo que los Truenos hablaron, tiene que con la persona pasar lo mismo que pasó con Daniel y pasó (¿con quién?) con Juan. Para Juan conocer y Daniel conocer tuvo (¿que qué?) que ser transportado; y entonces pasar de las edades de la Iglesia arriba, a un lugar donde había una puerta abierta y donde estaba Uno sentado allí.

Por lo tanto, entonces, encontramos que para eso, para poder entender esas cosas, hay que subir a un sitio; hay que salir de las edades de la Iglesia.

Cualquier persona dentro de las edades de la Iglesia nunca sabrá ni entenderá; porque saber (queremos decir “entender” o “ver”), lo que los Truenos hablaron, nunca lo verá, ¿por qué? Porque allá abajo, la Voz de Dios no estaría en las edades de la Iglesia ya más, porque ya terminaron las edades de la Iglesia; y la Voz de Dios estaría arriba, donde para poder oírla hay que entrar por una puerta abierta.

Esa es la misma puerta que dijo Elías… Él dijo: “De un momento a otro las puertas para entrar a la tierra prometida pueden abrirse, de un momento a otro. Y cuando se abran, entonces entraremos con el verdadero canto y el verdadero regocijo”.

Por lo tanto, entonces, hay un lugar para entrar donde se escucha lo que Daniel escuchó y lo que Juan escuchó.

Y así como ellos lo escucharon e iban a escribir (les fue prohibido), nosotros hoy en día somos aquellas personas que tenemos el privilegio que podemos subir a ese lugar donde hay una puerta abierta, en donde está la misma Voz que estuvo en las edades, a través de cada uno de los siete mensajeros; esa misma Voz está más arriba. Juan subió más arriba. ¿Ve?

Y el llamado de Dios es a salir fuera de Laodicea, que es la última edad. ¿Y para dónde va a coger? Para más arriba. Entonces porque hay una edad eterna a donde los escogidos pueden entrar.

Entonces vemos que esa es la edad a la cual Juan entró; porque Juan pasó por las siete edades de la Iglesia, pero allí no supo nada (¿de qué?) de los Siete Truenos; pero cuando subió arriba, a la Edad Eterna, entonces allí él supo todo lo que nunca había sabido en las edades de la Iglesia; porque en las edades de la Iglesia ni la mitad había sido dicho, según hemos entendido a través de Elías, ni la mitad.

Por lo tanto en las edades de la Iglesia, en algunas de las edades se habló y se dijo que el Señor tenía un nombre nuevo; se dijo que Él nos daría Su Nombre Nuevo y tendríamos el Nombre Nuevo de Él también, y que la Ciudad tenía el mismo nombre de Él. ¿Ve?

Pero solamente, fíjese, se dijo eso y no se dijo ni la mitad del Nombre Nuevo, no se dijo ni la mitad del Nombre que recibiríamos, no se dijo ni la mitad del Nombre que tenía la Nueva Jerusalén (o que tendría la Nueva Jerusalén). Y recuerde que la Nueva Jerusalén es la Esposa, y la Esposa lleva el Nombre (¿de quién?) del Esposo. Entonces vea que la Esposa, esa Nueva Jerusalén, esa Ciudad, lleva el Nombre del Esposo, el mismo nombre.

Entonces…, pero en las edades ni la mitad se dijo. O sea que usted leyendo todo eso en las edades de la Iglesia se queda ¿cómo? Se queda solamente conociendo que el Señor tiene un nombre nuevo; se queda solamente conociendo que recibirá un nombre nuevo usted también; se queda solamente sabiendo que la Nueva Ciudad, la Nueva Jerusalén (que es la Iglesia verdadera del Señor, que es la Esposa), también tiene y le es colocado el mismo nombre, el Nombre del Señor.

Entonces se queda sabiendo eso pero nunca llega a saber cuál es el Nombre. ¿Por qué? Porque eso no cae en esa mitad que correspondía a las edades; y no solamente la mitad, fue dicho… Dice: “Ni la mitad fue dicha, ni la mitad”. Así que usted conociendo todo el Mensaje de las edades de la Iglesia, conociendo todas esas cosas, no conoce ni la mitad.

Ahora, fíjese, cuando usted lee que los Sellos o que los Truenos son las revelaciones contenidas en las siete edades de la Iglesia o en los Sellos (que cubre las siete edades de la Iglesia), cuando usted —fíjese— puede ver eso, todavía usted no ve ni la mitad, ni la mitad.

Sabemos que cada uno de los mensajeros tenía (¿qué?) un Mensaje, y cada uno de esos Mensajes era dado por Dios, y cada uno de esos Mensajes era el reflejo del Mensaje que habría en la Edad de la Piedra Angular; y ellos no pudieron decir ni la mitad.

Por lo tanto, fíjese, en todas las edades no se dijo ni la mitad; y sabemos que había siete mensajeros. Y si ellos todos juntos no dijeron ni la mitad, ¿qué pasó? Entonces no dijeron, cada uno de ellos no dijo ni una séptima parte de la mitad. Todos juntos, a lo más que podía llegar era (¿a qué?) a la mitad, durante el tiempo de las edades de la Iglesia.

O sea, durante el Mensaje para cada edad, en el Mensaje para cada edad, ni la mitad fue dicha, incluyendo todas las edades, incluyéndolas todas; porque el Mensaje para la séptima edad, ¿cuál fue? La restauración de los dones. ¿Ve? Ahí no hay ni una séptima parte del Mensaje.

Bueno, ahora ya vimos aquí lo que los Truenos dan a conocer. ¿Lo que los Truenos dan a conocer es qué? La Segunda Venida del Señor. ¿Y cuándo lo dan a conocer? En la Venida del Señor. El Señor viniendo es el que ruge como un león, y entonces siete truenos emiten sus voces. Esos Siete Truenos, pues, sabemos que es la Voz de Dios en Su Segunda Venida. Entiéndalo bien.

Sigue diciendo por aquí, dice [Los Sellos, pág. 467]:

“146. Ahora, si Satanás pudiese agarrarse de esto… Por ejemplo: Si usted quiere que algo suceda (ahora tendrán que creerme solamente por mis palabras)…, pero si yo tengo planes (de) hacer cierta cosa, yo (no sé, no) puedo decírselo a nadie. No es que (la) persona lo andaría contando, pero la cosa es que Satanás lo oiría. Pero él no puede entrar en mi corazón, por cuanto Dios lo tiene sellado con el Espíritu Santo. Entonces la cosa es entre Dios y yo. El diablo no sabe nada hasta que usted lo habla, y en eso él lo oye. Yo he tratado, le he dicho a la gente que tengo planes para hacer esto o aquello, y de allí en adelante puedo ver al diablo poniéndome estorbo tras estorbo para él poder llegar antes. Pero si yo obtengo la revelación de Dios y no digo nada, entonces eso es muy distinto.

  1. ¡RECUERDEN: Satanás tratará de personificar!”.

¿Entonces qué tratará de personificar? Tratará de personificar eso que nadie conoce. Tratará de personificar y de revelar él en una forma pervertida (¿qué?) lo que los Truenos hablaron. ¿Ve? Tratará de hacer una personificación para impedir (¿que qué?) que cuando sea dado a conocer públicamente como es anunciado: “Bueno, ya eso lo hemos oído por otras personas, ya sobre eso han hablado mucho”. ¿Y qué es eso? El diablo tratando de personificar.

Ahora, vea usted que el diablo en otras ocasiones personificó; pero aquí en esta ocasión trata. ¿Por qué? Aquí trata, pero él no sabe lo que es; y al no saber lo que es, él está tratando, él está trabajando a tientas. “Bueno, si no me sale con esto, me… Voy a probar con esto por aquí, con esto por aquí”.

Por eso es que hay tantos; y usted los junta, a todos aquellos instrumentos del diablo que se han prestado para hacer una personificación, y usted los junta a todos, y cada uno tiene una personificación de algo diferente el uno al otro. Uno ve esto de esta manera y el otro de esta, y lo presenta de esta y de esta.

Es que el diablo no sabe lo que es, y como no sabe lo que se está tratando de adivinar. Entonces se levanta uno por allá, otro por acá; y si los junta a todos, ninguno con el otro no está de acuerdo. ¿Ve? ¿Por qué? Porque está tratando de personificar. Él sabe que hay algo real pero no lo entiende; y como no lo entiende, pues, algo tiene que hacer. No se va a quedar con las manos cruzadas, porque él sabe que va a tener mil años con las manos cruzadas. Dice: “Pues antes que me lleguen los mil años, déjame hacer algo aquí”.

Y como sabe que es lo más grande que alguien ha oído y que alguien ha visto, lo cual Dios tiene para que los hijos de Él —de Dios— lo vean y lo oigan, él dice: “Pues siendo lo más grande trataré de hacer la cosa más grande yo también”. ¿Ve? Entonces se acercará tanto, pero no llegará; en algo estará fuera de sitio. ¿Ve?

Entonces, cuando venga lo real, lo genuino, lo cual se efectuará en la última parte, en la tercera parte de la Tercera Etapa…; porque la Tercera Etapa tiene tres partes. ¿Ve? El Séptimo Sello tiene tres partes también. Entonces vemos que…

Fíjese, el Séptimo Sello tiene (¿qué?) tres partes. ¿Las dos primeras partes es qué? Dice [Los Sellos, pág. 472, párr. 165]: “Es como vino Juan el Bautista y como el nacimiento del Señor Jesucristo”. Las dos primeras partes del Séptimo Sello. ¿Ve?

La Tercera Etapa también tiene tres partes: las primeras dos partes se cumplieron (¿cómo?) allá con Elías, donde se cumplieron dos partes del Séptimo Sello. La última parte del Séptimo Sello, ¿pues es qué? La otra parte de la Segunda Venida del Señor, que viene con Moisés. Y la última parte de la Tercera Etapa es la misma cosa, ¿ve?

Entonces encontramos que todo esto es sencillo; pero el diablo ha tratado de personificar tanto por todo sitio. Pero con todo y eso, porque el diablo haya tratado de personificar y porque haya hecho tantas cosas que se parecerán a lo genuino cuando Dios lo haga, eso no quiere decir que Dios se va… “No, no… Ya de eso… Han hecho tantas personificaciones que ya yo no voy a hacer nada”. Dios no se desilusiona. Dios tiene Sus planes y Él los lleva a cabo aunque el diablo haga las imitaciones que haga.

Bueno, sería que ahora los… Por ejemplo, vamos a ponerles un ejemplo de los Estados Unidos. “Bueno, han hecho tantas falsificaciones, han falsificado tanto los billetes de 10 y de 20, que vamos a quitar los billetes de 10 y de 20”. No lo hacen. Más bien lo mejor que podrían hacer es quitarlos todos; y eso, cuando Roma le diga que los quite, lo van a quitar. ¿Ve?

Bueno, ahora vemos, vemos que Dios no se detiene. Y siendo tan importante lo que Dios tiene programado para llevar a cabo, y siendo para tanto beneficio para el pueblo del Señor, ¿usted cree que Él va a dar para atrás?, ¿usted cree que Él le va a coger miedo al diablo?, ¿usted cree que el diablo va a arruinar los planes de Dios? No. Dios va a destruir al diablo; y los que siguen al diablo en sus personificaciones serán destruidos también. ¿Ve? Todos los pervertidores de la Palabra serán destruidos también, por prestarse ¿para qué? Por prestarse para interrumpir el plan de Dios; pero el plan de Dios sigue hacia adelante, se levante quien se levante para tratar de interrumpirlo.

Ahora vemos que ese misterio de los Siete Truenos es aquello…

Parte en blanco de la cinta —Editor

El Mensaje que tenían los Truenos era (¿qué?) el Mensaje de la Segunda Venida del Señor, o sea, el Mensaje del misterio del Séptimo Sello. Entonces eso fue lo que Dios tuvo siempre oculto.

Daniel no pudo escribir de eso, Juan tampoco; los ángeles no sabían. Jesús mismo como hombre, la parte humana, Él dice [San Marcos 13:32]: “Uh, uh. Ni el Hijo sabe nada de eso”, de cuándo vendrá Él, de cuándo Él regresará nuevamente en carne humana con Elías y Moisés. “Yo ni sé de eso. Más bien yo sé de esta ocasión en que Él ha venido en esta carne en la Primera Venida; pero de la Segunda, de eso yo no sé nada”.

Usted sabe, Jesús, la parte humana, como hombre, Él no sabía de eso, de la Segunda Venida; de cómo vendría y cuándo vendría, de cómo vendría con Elías y Moisés, y cuándo y todas esas cosas: el tiempo, el día y la hora; ¿pero sería cómo? Sería como fue en el Monte de la Transfiguración.

Bueno, aquí seguimos adelante. Sigue diciendo aquí (se me rodó la hoja aquí), sigue diciendo:

“147. ¡RECUERDEN: Satanás tratará de personificar! Él tratará de copiar todo lo que hace la iglesia. Así ha obrado en el pasado, pues lo vemos claramente en el anticristo. Pero esta es una cosa en particular que él no podrá personificar. Acerca de esto no habrá copiadores. Y así será porque él no lo sabe, ni hay manera que lo llegue a conocer tampoco”.

¡Ja! Ni lo sabe ni hay manera que lo llegue a conocer. ¿Por qué? Bueno, los únicos que lo sabrán y lo llegarán a conocer son aquellos que suben, como Juan subió; los demás no sabrán de eso. No hay manera que lo sepa ni hay manera que lo llegue a conocer tampoco.

“Esta es la Tercera Etapa, y él no sabe nada en cuanto a eso, no lo entiende”.

Oh, entonces los Truenos…, lo que los Truenos hablaron es la Tercera Etapa. Ahí lo tiene. ¿Y lo que los Truenos hablaron fue qué? ¿Qué fue lo que dieron a conocer ellos? El misterio del Séptimo Sello.

Esta es la Tercera Etapa, y él no sabe nada en cuanto a eso, no lo entiende. Pero hay un secreto (bajo) eso (hay un secreto bajo eso)… ¡GLORIA A DIOS EN LAS ALTURAS! Yo nunca podré pensar igual como antes por más años que viva, después de haber visto (ah, entonces él vio)… Ahora yo sé cuál es el próximo paso (sabía cuál era el próximo), pero no sé cómo interpretar eso (¿Por qué será? Él dice que estaba en un idioma, ¿qué?, desconocido). Pero ya no falta mucho.

  1. Tengo escrito aquí… Si cuando esto sucede, ustedes pudieran ver mi libreta…”.

Nos gustaría ver la libreta, ¿verdad? Porque tiene que estar directamente señalando ¿qué? Señalando eso que estaría pasando cuando eso sucedería.

¡PÁRATE, NO PROSIGAS!’”.

Ahora, ¿ustedes se dan cuenta cómo Dios a través de él mismo le habla? Es que no tiene otra boca para hablar.

“Ahora, yo no tengo la costumbre de ser fanático, les estoy diciendo la verdad”.

Así que parece que es que lo que es, parece que puede sonar fanático para muchos. Sigue diciendo:

“Pero (recuerden que) cuando Él me elevó y me dijo: Esto es la Tercera Etapa y nadie lo conocerá. ¿Se acuerdan? Las visiones nunca fallan, más bien son perfectamente la verdad.

  1. Ahora, acuérdense también de la visión de la constelación”.

Bueno, déjeme ver… Déjeme leerle por aquí otro lugarcito aquí; se lo voy a leer aquí… Ustedes se dieron cuenta que cuando hermano Branham fue subido arriba, a la constelación de los ángeles… Miren lo que él dice aquí (página 473 dice):

[167]. “… y ellos llegaron y me arrebataron al aire, y entonces yo estaba fuera de mí. El Ángel que me parecía ser tan extraordinario estaba a mi izquierda donde yo entré a la constelación; pero contando de izquierda a derecha, Él hubiera sido el séptimo Ángel. Ahora, recuerden los siete mensajeros”.

Déjeme ver entonces si puedo conectarles esto aquí, para que ustedes vean la posición que estaban los ángeles y la posición que estaba (¿quién?) hermano Branham. Él dice (páginas 484 dice):

[203]. “¿Recordarán también que fue en la pirámide donde estaba la piedra blanca misteriosa que no tenía nada escrito? Los ángeles me elevaron de donde estaba, adentro de esa pirámide formada por ellos mismos. Los misterios de Dios eran solamente conocidos por ellos, y ellos fueron los mensajeros que vinieron para interpretar esa pirámide, el mensaje del secreto de estos Siete Sellos que están dentro de la pirámide. Este ángel (ahora va a hablar de uno en particular) estaba a mi izquierda, Él era el último o séptimo ángel, contando de izquierda a derecha, porque Él estaba a mi izquierda, viéndolo yo así de frente hacia el Occidente, y él viniendo hacia el Oriente. Estaba a la izquierda y él sería el mensaje del último Ángel, uno muy extraordinario”.

¿Cómo estaba? Dice que hermano Branham estaba mirando (¿hacia dónde?) hacia el occidente; y los ángeles venían para el oriente.

Por lo tanto… Vamos a poner bien el ejemplo (el oriente está allá, occidente…). Aquí yo puedo predicarles a ustedes, y frente a ustedes puedo estar predicando hacia el norte y hacia el este. El este queda por ahí y el norte queda hacia acá.

Bueno, usted sabe, ahí podríamos hablar algo. ¿Sabe cuál es la puerta del norte?, ¿sabe cuál es la puerta del norte? El águila. ¿Sabe cuál es la puerta del este? El león. ¿Ve?

Entonces el grupo del águila está ¿dónde? Está entonces por la puerta del norte; y para los de la puerta del norte, para los del águila, para los de Elías, se les puede predicar; y también para los de la puerta del este, que son (¿qué?) los hebreos. ¿Ve usted? Desde aquí se cubren los dos: norte y este. Bueno, desde aquí, desde este púlpito, usted sabe.

Ahora vamos a ver… Bueno, cuando termine, cuando se termine el Mensaje para los de la puerta del norte, entonces se enfocará por completo para la puerta del este. Eso es lo que dice Elías, ¿verdad?

Vamos a ver entonces. Les estaba leyendo que Elías (hermano Branham), ¿estaba cómo? Estaba mirando hacia el ¿qué? Hacia el occidente. ¿Que eso es qué? El occidente, eso es para allá para Mayagüez.

Entonces el este es hacia acá, Mayagüez es hacia allá. Y hermano Branham estaba parado así, mirando hacia allá. Los ángeles estaban allá mirando hacia acá.

Entonces él dice que ese mensajero que lo tomó, que lo tomó a él y lo subió allá, dice que él estaba —ese mensajero estaba— mirando para el oriente (así, hacia el oriente); y hermano Branham lo veía. Hermano Branham estaba así parado y él estaba así mirando hacia allá. Entonces él contó los siete mensajeros y él dice: “Ese mensajero hacía el número siete de los siete que me aparecieron”. Y allí estaba el séptimo mensajero también frente a ellos; el séptimo mensajero, el mensajero de la séptima edad estaba allí, frente a ellos, mirándolos; y entonces el hermano Branham dice (mire lo que dice):

“… Él era el último o séptimo ángel, contando de izquierda a derecha, porque Él estaba a mi izquierda…”.

“Él estaba a mi izquierda”, dice él. Entonces, si estaban así los siete mensajeros, y el mensajero que él vio y que lo subió arriba estaba a su izquierda…

Vea usted, estaba a la izquierda de Elías, Elías estando parado frente a ellos. Ahora, si Elías viene y da la vuelta y se para en la misma posición que ellos están, ¿entonces estaría a qué mano? A la mano derecha entonces. ¿Ve usted? Pero Elías, ¿estaba mirando hacia dónde? Hacia el occidente. Él trató en algunas ocasiones de mirar para el oriente y el Señor le dijo: “No es el tiempo. No mires para allá”. Bueno, ya ustedes saben.

Ahora, ¿lo quieren ver nuevamente (a Elías)?, ¿quieren ustedes verlo nuevamente mirando el mismo cuadro, pero en forma de tipos y figuras? ¿Lo quieren ver mirando hacia la izquierda y viéndolo ahí a la izquierda?; y luego haciendo lo que yo les dije: si él se colocara entonces en la otra posición, en la misma posición que están los ángeles, entonces sería el de la derecha.

Vamos a verlo aquí; aquí está en tipos y figuras, mírelo. Página 471; en la 471, ahí… Voy a tener que buscar también aquí en el libro de Notas, si acaso fuera necesario. Dice ahí el párrafo del centro, dice:

[161]. “En eso la Voz me dijo: No puedes enseñarles las cosas sobrenaturales a los bebés pentecostales. ¡Déjalos!. Entonces me alzó y me colocó en un lugar muy elevado (Juan también fue levantado, alzado, y colocado en un lugar muy elevado), donde había una reunión, y parecía una carpa o una especie de catedral. Yo miré, y (hacia) un lado…”.

Es como… Fíjese, él no estaba en la plataforma donde se estaba llevando esa reunión; él entró. Entonces, dice:

“Yo miré, y (hacia) un lado parecía que había una cajita, un lugar pequeño”.

Hacia un lado había algo; él como que entró… Pongamos por ejemplo como que entró así, y entonces hacia uno de los lados había una cajita pequeña.

“… un lugar pequeño. Y esa Luz que ustedes ven sobre la fotografía estaba hablando con alguien más arriba de donde yo estaba. Se fue volando de donde yo estaba, y se fue a posar sobre la carpa, y dijo: Te encontraré allí. Esto será la Tercera Etapa, y no se lo dirás a nadie.

  1. Y allá en el Cañón Sabino, Él me dijo: Esta es la Tercera Etapa. Hay tres cosas muy grandes que acompañan la Tercera Etapa. Una de ellas se abrió ayer, otra hoy, y queda una cosa que no puedo interpretar, porque está en un idioma desconocido. Pero estuve allí parado, y lo miré directamente; y esta es la Tercera Etapa, lo que viene. Y el Espíritu Santo de Dios… ¡Oh, hermano! ¡Por eso fue que todo el Cielo estuvo en silencio!
  2. **(Más vale) pararme aquí (je; si sigue, imagínese), porque me siento dirigido a no decir más. Recuerden: La razón por no haberse abierto el Séptimo Sello y que no nos ha sido dada la revelación, es porque nadie lo debe conocer (usted sabe, por causa de las personificaciones, si lo llegan a conocer allá)”.

Entonces, ya vimos que aquí está Él colocado nuevamente mirando hacia el frente.

Usted encontrará que allá, en la ocasión cuando le es dado a conocer sobre la Visión de la Carpa, encontramos que eso viene desde muchos años atrás, Dios mostrándole y dándole a conocer sobre esas cosas; y encontramos que él fue señalando que vendría a acontecer eso, que vendría, que vendría; y encontramos que (déjeme ver por acá) desde el 50 y pico él viene hablando de la Visión de la Carpa, porque Dios se la mostró; y la cosa es que él siempre ha estado pensando y estuvo pensando que esa Visión de la Carpa sería realizada, sería vista literalmente [CORTE] aún él estando ministrando en el ministerio del cuarto Elías.

Y él ya a lo último, en el 65, sabiendo que ya estaba por partir, él dice [Citas, pág. 120, párr. 1068]: “Bueno, queda una cosa que todavía falta por cumplirse; de todo lo que he dicho queda una cosa, y es la Visión de la Carpa”. Y ya estaba por irse, y señala que quedaba eso por cumplirse, ¿ve? Y se fue, y en los días que él vivió esa parte faltó de cumplirse. Pero no quiere decir que no se habría de cumplir, sino que siendo Palabra de Dios, entonces tiene que tener fiel cumplimiento; porque la Palabra de Dios no puede fallar, por causa que es una promesa la cual Dios ha hecho; y siendo una promesa, entonces tiene que cumplirse de acuerdo a como Dios lo vio.

Déjeme ver si puedo buscarles por aquí… Fíjese, aquí dice: “A su izquierda…”. Usted ve lo que él vio a su izquierda. Entonces si usted puede ver eso que él vio a su izquierda, entonces usted podrá entender eso en las dos formas; usted lo puede entender en lo espiritual y lo podrá entender en lo literal. Recuerde bien eso: que las cosas de Dios tienen su forma literal y su forma espiritual para ser visto.

Yo creo que ustedes lo van a tener que buscar allá en su libro de Citas, allá donde dice la Visión de la Carpa; y usted va a encontrar ahí que él dice que él estuvo allí parado, y él miró hacia la izquierda (miró hacia la izquierda); y cuando miró hacia la izquierda, él vio ¿qué? Él vio un cuartito allí pequeño. Al ver ese cuartito pequeño allí, él dice que vio el Pilar de Fuego que voló hacia allá, él vio todas esas cosas que acontecieron allí; y luego dice que el Señor le dijo que aquello era la Tercera Etapa y que él no se lo diría a nadie.

Por lo tanto, entonces, vea usted que lo que él vio, vea usted que ya él no estaba en el ministerio, lo primero; vea usted que él está entrando para ver algo, porque ya el ministerio ya había concluido cuando eso ocurriera.

Entonces ya el mismo Pilar de Fuego, que le hablaba a él, dice que voló de él, había volado de él, y ya estaba hablándole a otro. ¿Qué usted piensa de eso? Bueno, eso fue lo que dijo ahí.

Y el sitio donde estaba hablándole a otro estaba a la izquierda de él; él parado allá estaba a la izquierda, pero él dice: “Pero si yo estuviera en el púlpito parado, eso sería entonces mi derecha; pero yo mirándolo de donde yo estaba, eso era mi izquierda”.

Ahora ustedes pueden ver también que cuando le aparecen los ángeles, hermano Branham está de frente a ellos; y al lado izquierdo de él está el que lo levantó, el cual era muy diferente a los demás. Su Mensaje era muy diferente al Mensaje de los demás de las edades de la Iglesia; su Mensaje, bueno, era muy diferente. ¿Y ese estaba mirando hacia dónde? Hacia el oriente; y eso sería entonces el Mensaje del séptimo ángel.

Ahora vea usted entonces que después que terminan las edades de la Iglesia, después que terminan los Mensajes de las edades de la Iglesia (y el último Mensaje de las edades de la Iglesia fue la restauración de los dones), ¿luego el próximo Mensaje cuál es? El próximo Mensaje es un Mensaje muy diferente al Mensaje de las edades de la Iglesia.

Ahora nosotros vemos que dice Elías, Elías dice, que esos siete mensajeros tenían ¿qué? Tenían y conocían el misterio de los Sellos.

También encontramos, encontramos una cosa muy importante aquí. Mire lo que dice aquí; página 484 dice:

“[204]. Ha sido el Espíritu Santo mandando a estos mensajeros, y ellos nos lo han estado revelando”.

La apertura de los Sellos, ahí vemos claramente que fue (¿qué?) los siete mensajeros revelando ¿qué? Revelando los Sellos. Eso es lo que dice Elías; dice que esos siete mensajeros eran los únicos que conocían el misterio de los Siete Sellos; y él dice también, al principio de Los Sellos él dice: “Esperamos que Dios envíe Sus ángeles y nos abran estos Sellos”. Eso usted lo encuentra ahí mismo en el libro de Los Sellos.

Ahora fíjese entonces: el misterio del Séptimo Sello, ¿qué ángel fue el que se lo dio a conocer a Elías? Bueno.

Bueno, eso lo tocamos así nada más; no lo vamos a explicar ahora, en esta mañana, mucho. Eso es lo que sería entonces el Mensaje del séptimo ángel. Entonces vemos que —fíjese— Elías fue el mensajero de la Edad de Laodicea.

La Edad de Laodicea lo echó fuera; echó fuera a Cristo, que estaba en Elías. Por eso Cristo a través de Elías estaba tocando a la puerta, y no quisieron abrir; pero él dijo…

El Espíritu Santo dice [Apocalipsis 3:20]: “Yo estoy a la puerta y llamo”. Fue el Espíritu Santo en Elías. “Yo estoy a la puerta y llamo. Si alguno abriere la puerta, yo entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo”. Entonces, vea usted, ¿una promesa para qué? Para cenar.

Está a la puerta porque lo echaron fuera; y a la puerta entonces también al final de la Edad de la Iglesia se encuentra (¿qué?) fuera.

¿Pero qué pasa? Uno de los ángeles que viene en la constelación…, a Elías lo tenían fuera, y uno de los ángeles viene y lo tomó y lo metió a la constelación. ¿Ve usted? Aun Elías estando vivo, entonces, siendo echado de la Edad de Laodicea, le pasó lo mismo que le pasó a Juan: que fue subido arriba, a la Edad de la Piedra Angular; y entonces, al ser subido arriba, entonces conoció el misterio de los siete Sellos. Y el misterio del Séptimo Sello le fue dado a conocer; pero le fue prohibido hablarlo abiertamente, una parte de ese Séptimo Sello.

Entonces, ya vemos entonces que si los siete ángeles le dieron la revelación…; que es lo que él dice: la revelación de los siete Sellos se la dieron (¿quién?) los siete ángeles.

Vea usted entonces de lo que se trata el Séptimo Sello y la revelación del Séptimo Sello, y cómo la revelación del Séptimo Sello le fue dada a Elías por uno de los ángeles. ¿Ve? Pero no pudo hablar cierta parte abiertamente, porque eso sería conocido por los escogidos en el tiempo final, ya antes de irnos de aquí, cuando ellos —cuando ellos, los escogidos— sufrieran la misma experiencia que sufrió Elías, que sufrió Juan y que sufrió Daniel: que fueran subidos arriba; y cuando fueran subidos arriba, entonces la Voz les dijo a ellos [Apocalipsis 4:1]: “Yo te mostraré todas las cosas que han de ser después de estas”.

Cuando Elías fue subido arriba, a esa pirámide de ángeles, ahí le fue mostrado…, ahí estaban los mensajeros con la revelación de los Sellos y ahí le fue revelado todo. Entonces después fue a predicarlo allá en Jeffersonville, Indiana.

Bueno, entonces de lo que no pudo hablar abiertamente fue del Séptimo Sello, cierta parte del Séptimo Sello, o sea, la parte final del Séptimo Sello no la pudo hablar abiertamente; y las otras dos partes anteriores las habló, pero en cierta forma que aun los que estaban allí ni pudieron entender; porque Elías estaba predicando ¿desde dónde? ¿Desde la Edad de Laodicea? No. ¡Estaba predicando desde el Sol!

¿No es eso lo que él dice, que se vio en una visión predicando desde el sol? [Citas, pág. 7-B, párr. 72]. Eso es cuando él fue levantado arriba; y cuando fue levantado arriba, entonces de ahí para adelante él estuvo predicando ¿desde dónde? ¡Desde el Sol! ¿Y qué es eso? La Edad de la Piedra Angular. Porque allá en la Nueva Jerusalén en lo literal, cuando estemos allá, veremos en la parte de arriba ¿a quién? A Dios en forma de luz alumbrando, en forma de sol alumbrando; y no habrá necesidad de sol de acá, porque Aquel, que es Dios, alumbrará allí.

Entonces también vemos que Elías predicó, trajo el Mensaje, ¿desde dónde? Desde la Edad del Sol, ¿que es qué? La Edad del Hijo.

Hijo en inglés es son. Entonces el hermano Branham, usted sabe, en el mensaje titulado “Ya salido el Sol”, él empieza a explicar eso.

Y ahora, pues, ya no es el día del sol; o sea, como lo celebran allá los paganos, que celebran el 25 —me parece que es— de diciembre, el día del sol literal, y le celebran la fiesta al sol; eso es…, le ponen por nombre “Apolo”.

Entonces el hermano Branham dice que ya no es el día del sol sino que es el Día del Hijo. ¿Por qué? Cuando viniera vendría ¿cómo? Como el Sol de Justicia­.

Así que el sol literal tipificaba a la Segunda Venida del Señor, ¿que vendría cómo? Como el sol. Por eso es que el Ángel Fuerte que desciende del Cielo desciende del Cielo y ¿Su rostro es cómo? Eso es la Segunda Venida del Señor.

Déjeme ver si lo puedo… Dice [Apocalipsis 10:1]:

“Vi descender del cielo a otro ángel fuerte, envuelto en una nube, con el arco iris sobre su cabeza; y su rostro era como el sol, y sus pies como columnas de fuego.

Tenía en su mano un librito abierto; y puso su pie derecho sobre el mar, y el izquierdo…”.

Final parte 2da. cinta

… sobre Su cabeza; y no medio arco, sino el arco iris completo. Luego, ¿Su rostro es cómo? Como el sol.

¿Cómo es que viene el Señor por segunda vez? Como el Sol de Justicia; porque “a los que temen mi nombre, nacerá el Sol de Justicia, y sobre Sus alas traerá salud” [Malaquías 4:2].

Ahora, vemos que la Segunda Venida del Señor sería como el sol, y aquí en Apocalipsis 10 está la Segunda Venida del Señor como el sol; y viene con el Libro abierto; y viene con el arco iris alrededor de Su cabeza, viene el arco iris sobre su cabeza. ¿Qué es eso? El arco iris es Pacto. Entonces, viene con el Pacto ¿para quién? Para la simiente de Abraham. ¿Ve usted?

Es un tiempo muy grande. Entonces, realmente es el tiempo en que el Pacto Eterno, Pacto Eterno para los hijos de Dios, será establecido; y comenzará a funcionar estando nosotros aquí viviendo, aquí en la Tierra; porque Él viene con el Pacto para confirmar el Pacto a los hijos de Abraham, a la simiente de Abraham. ¿No dice que así sería?

Entonces, también viene con el Libro abierto; y cuando clama, los Truenos hablan, o sea, se oyen los Truenos, que es la Voz de Dios abriendo o dando a conocer la Segunda Venida del Señor.

Bueno, vamos a seguir adelante, porque aquí hay muchas cosas muy importantes que tenemos nosotros en esta mañana.

Yo no pensaba que el Señor fuera a comenzar estos cultos aquí en Cayey de la manera que comenzó el viernes, y en esta mañana ha continuado. Recuerde que dijimos que íbamos a hacer una pausa. Hemos estado dando un repasito ahí en esta mañana; y vamos a entrar o estamos entrando a algo bastante bastante profundo, pero sencillo. Lo sencillo es lo que puede hacer que algunas personas no puedan darse cuenta de lo grande que es la hora en que vivimos.

Daniel vio esta hora y oyó lo que los Truenos hablaron, y no pudo hacer nada, no pudo escribirlo. Juan lo vio, oyó, y no pudo escribirlo. Ellos fueron pasados de aquel tiempo a este tiempo.

Y vea usted que cuando esto sucede es ¿cuando qué? Cuando el Ángel pone su pie sobre el mar y sobre la Tierra, la Segunda Venida del Señor. ¿Ve? Y cuando nuestro Señor aparezca sobre la Tierra.

Y Apocalipsis 10, ¿es qué? La Segunda Venida del Señor. Y cuando Él venga, ¿cómo será? Se lo voy a leer por aquí. Dice… En la página 256 (párrafo por ahí del medio) de Los Sellos, dice:

“121. Pero cuando nuestro Señor aparezca sobre la Tierra, Él vendrá sobre un caballo blanco como la nieve, y será completamente Emmanuel —la Palabra de Dios encarnada en un hombre”.

Ahí lo tienen.

Bueno, vamos a seguir adelante por aquí. Vemos en el libro de Los Sellos que en un lugar hermano Branham…, allá en el mensaje titulado “Señores, ¿es este el tiempo?” (o si usted lo quiere titular “¿Qué hora es?”), en ese mensaje que predicó en el 62, él dice: “Los Truenos emiten sus voces aquí en la Tierra”. Escuche bien eso.

En otros lugares usted encuentra que él dice: “Los Truenos hablarán desde el Cielo”. Entonces usted dice: “Bueno, o es en la Tierra o es en el Cielo”. Las dos cosas están bien, las dos cosas están bien. Solamente resta que usted vea: cuando habla de que será en el Cielo, pues vea y entienda qué significa eso; y cuando dice que será en la Tierra, pues entienda qué significa eso. ¿Ve?

Bueno, encontramos que los Truenos emiten sus voces aquí en la Tierra. Eso nos enseña entonces que habrá gente aquí en la Tierra para oír lo que los Truenos hablarán.

Y sabemos que el Señor en Su Segunda Venida, cuando Él viene en Su Segunda Venida, es que los Truenos son oídos. ¿Por qué? Porque los Truenos son la Voz de Dios en Su Segunda Venida; o sea, que es lo que Dios habla en Su Segunda Venida.

Entonces, la Segunda Venida del Señor aquí a la Tierra, encontramos que cuando Él venga, ¿será qué? Cuando nuestro Señor aparezca aquí en la Tierra ¿será qué? La Palabra encarnada en un hombre. Entonces cuando aparezca aquí en la Tierra la Palabra encarnada en un hombre, entonces oiremos ¿qué? Oiremos ese clamor; porque cuando clamó, siete truenos emitieron sus voces. Entonces escucharemos el clamor y escucharemos las voces de los Siete Truenos, escucharemos lo que los Truenos hablan; escucharemos lo que la Voz de Dios nos estará diciendo.

¿Y qué nos estará diciendo la Voz de Dios en esos días?, ¿qué nos estará dando a conocer? Nos estará dando a conocer la Segunda Venida del Señor, nos estará dando a conocer ¿qué? El misterio del Séptimo Sello.

Le he estado dando vuelta por aquí y por allá, mostrándoselo de los diferentes ángulos, para que usted pueda ver de qué se trata todo esto.

Ahora fíjese, dice que los Truenos emiten sus voces aquí en la Tierra. Mirándolo desde ese ángulo, entonces no habrá que esperar que nos vayamos en el rapto literal para oír y saber cuál es ese misterio, sino que estaremos aquí en carne y hueso, como estamos nosotros; porque Él vendrá para hacer eso.

Ya vio entonces que emitirían sus voces aquí en la Tierra.

Ahora vamos a ver… También, fíjese, también, cuando Elías estuvo, bueno, encontramos que nadie entendió nada, nadie entendió nada. Estaban en una edad terrenal las gentes, por eso no podían entender; pero él estaba en una edad más arriba: él estaba en la Edad de la Piedra Angular.

Desde el 63 para adelante (vamos a poner desde el 63 para adelante), él estuvo en la Edad de la Piedra Angular predicando. Por eso fue que desde el 63 para adelante fue más difícil para entenderlo la gente que del 63 para atrás. Del 63 para atrás señalaba lo que venía del 63 para adelante.

Bueno, entonces, lo vemos allá arriba en la Edad de la Piedra Angular; lo vemos, a Elías, ahí; y lo vemos que está al lado ¿de quién? De otro ángel. Entonces usted mira y dice: “Pues hay dos séptimos ángeles”. No, no hay dos séptimos ángeles, sino que más bien lo que pasa es que el séptimo ángel de la Edad de Laodicea… Bueno, en la Edad de Laodicea no lo quisieron, entonces vino el de acá y se lo trajo para acá arriba. Y entonces se cumple lo que fue dicho, que el Señor enviaría Sus Ángeles con Gran Voz de Trompeta, ¿ve?

Entonces, en la Edad de la Piedra Angular, ahí estaría Elías, ahí. Entonces le sería dado ¿qué? La Trompeta, la Trompeta del Año del Jubileo. Porque fíjese: él predicó abajo, en la Edad de… En la Edad de Laodicea, él estuvo predicando ahí; y él tuvo la Séptima Trompeta de la Edad de Laodicea. ¿Pero qué pasó? Cuando subió ahí arriba, no podía ir a tocar ahí arriba el Mensaje de la Edad Pentecostal. Entonces…; pero tenía la Trompeta, tenía la Trompeta; entonces le fue dado el Mensaje de ahí arriba, él lo conoció y entonces empezó a predicarlo; y en la Séptima Trompeta fue tocada la Trompeta de Dios.

En la Séptima Trompeta fue tocada la Trompeta del Año de Jubileo; o sea que siguió para adelante y, entonces, siguió anunciando entonces el Año del Jubileo; y después dice: “Bueno, tengo que entregar esta Trompeta a otro. Ustedes saben que les he dicho que tengo que entregarla a otro”.

Entonces si él está ahí, y está ahí Elías y está ahí Moisés a su lado, bueno, ¿a quién se la va a entregar?, si tiene que haber alguien ahí, al lado de él, para él entregársela.

Bueno, pues se la entregará al que está a su lado, que es el que le dio o tiene el Mensaje de la Edad de la Piedra Angular; pero como no había llegado el tiempo para sonarlo, pues entonces Elías empezó a sonarlo. ¿Y después continúa quién? Moisés sonando el Mensaje de la Edad de la Piedra Angular. Y entonces, Elías decía: “Bueno, ahora ustedes malinterpretan, malentienden el Mensaje, pero después que yo me vaya, ustedes entenderán”. ¿Ve? Así que habría un tiempo para entender.

Ahora vamos a ver aquí, vamos a ver aquí; sobre el misterio del Séptimo Sello dice [Los Sellos, pág. 482, párr. 199]:

“199. Está hablando de Israel en su propia patria. Pero, ¿notaron que Él no habla nada de la revelación de este Séptimo Sello; y también acá en Apocalipsis, en la apertura de los Sellos, también lo omitió? Vemos, pues, que es un misterio por completo, y la hora todavía no ha llegado para que se diera a conocer este misterio. Hemos llegado hasta aquí (¿vio usted que el misterio del Séptimo Sello no fue dado a conocer públicamente?), y lo demás nos será dado allí: en el tiempo cuando aparezca Jesús nuevamente sobre la Tierra…”.

¿Y no estaba en Elías? Estaba en Elías; pero cuando se va Elías después regresa nuevamente sobre la Tierra con Moisés. “Y cuando nuestro Señor aparezca sobre la Tierra, será (¿qué?) completamente Emmanuel —la Palabra encarnada en un hombre”.

¿De dónde vendrá el Libertador para Israel, para los 144.000? ¿Qué dice la Biblia? “De Sion vendrá el Libertador” [Romanos 11:26]. ¿Y quién es Sion? [CORTE] La Novia. ¿De qué parte de Sion? De la parte de arriba de la Montaña; de la cima de la Montaña baja para buscar a los 144.000.

“… y lo demás nos será dado allí: en el tiempo cuando aparezca Jesús nuevamente sobre la Tierra para llevar a Su Novia, o lo que llegue a suceder en ese tiempo”.

Ahora ya vemos cuál es el propósito del Señor venir por segunda vez: viene con Elías y después viene con Moisés; con Moisés ya (¿para qué?) para llevarse Su Novia. ¿Por qué? Porque dice la Escritura que vino a través de Elías, la Palabra que vino a través de Elías, dice que nosotros no podemos hacer el rapto sin la Palabra.

El Señor dijo [San Juan 14:3]: “Vendré y os tomaré a mí mismo”. ¿Por lo tanto Él viene a tomar qué? A tomar la Palabra. Por lo tanto tenemos que ser la Palabra; y para poder ser la Palabra, la Palabra se tiene que encarnar en nosotros; y para que se pueda encarnar, entonces tiene que venir (¿qué?) el ministerio de Moisés, la segunda parte de la Segunda Venida. ¿Para qué? Viene para buscarnos. Entonces, para podernos llevar, entonces tiene que encarnarse la Palabra en nosotros; y al hacer eso, dice que ahí es el tiempo donde será dado a conocer ¿qué? El misterio del Séptimo Sello.

Ahora, dice… Por aquí dice, fíjese, página 481 (último párrafo dice):

“193. Ahora, noten que la apertura del Séptimo Sello también es en un misterio triple. Les he dicho que es el misterio de los Siete Truenos (¿La apertura del Séptimo Sello es el misterio de qué? De los Siete Truenos). Los Siete Truenos en el Cielo abrirán este misterio”.

Ahorita les estaba hablando de que los Siete Truenos emitirían sus voces aquí en la Tierra. ¿Por qué? Porque Elías lo dijo. Y ahora leímos donde dice que los Siete Truenos en el Cielo abrirían este misterio.

Los Siete Truenos no pueden abrir ese misterio en la Tierra, en las edades terrenales; no pueden abrir ese misterio en la Edad de Laodicea, porque ella echó fuera a Cristo, lo rechazó, en Su Segunda Venida cuando vino con Elías.

Entonces ese misterio no puede ser predicado o abierto a la Edad de Laodicea, o en la Edad de Laodicea; tiene que ser abierto arriba en el Cielo, en una edad celestial, en la Edad de la Piedra Angular; y entonces será dado a conocer ahí arriba.

¿Los Truenos entonces dónde hablarían, para dar a conocer públicamente el misterio del Séptimo Sello? ¿Hablarían entonces dónde? Arriba, en la Edad de la Piedra Angular, que tiene una puerta abierta, para llamar a todos aquellos predestinados que fueron representados en los mensajeros que estuvieron allí presentes, cuando aparecieron los ángeles y fueron fotografiados; pues todos los que fueron representados allí, en los mensajeros que había allí, entonces suben acá a la Edad de la Piedra Angular; y entonces ahí escuchan ¿qué? Los Truenos emitiendo sus voces y dando a conocer el misterio del Séptimo Sello; ¿que es qué? La Segunda Venida del Señor, con Elías primero y con Moisés después. Y el propósito de la Segunda Venida; porque no solamente es saber que vino, es “¿Y para qué vino?”.

No es solamente saber la gente que el Señor vino la primera vez; el mundo entero sabe que vino, menos los judíos. ¿Pero y de qué le vale a la gente saber que vino si no saben el plan de la redención, para el cual Él vino? ¿Ve?

Entonces, no es solamente hoy en día saber, conocer el misterio de la Segunda Venida del Señor; sino que también entonces, luego de eso, conocer cuáles son los planes que Dios tiene para llevar a cabo en Su Segunda Venida. No viene para… Él no viene para redimirnos, ya que Él nos redimió cuando vino en la primera vez.

Bueno, entonces, vamos a seguir adelante en este mensaje en esta mañana, titulado “EL RUGIDO DEL LEÓN”. Vea usted que Él viene y ruge como León.

¿En Su Segunda Venida cómo habría de venir el Señor? ¿Como Cordero? No, como León. Si viene como León, pues no va a rugir como Cordero, sino que tiene que rugir como León.

Ahora, eso ocurre cuando el tiempo de redención ha terminado, y entonces de Cordero se convierte a León. Por eso cuando Juan estaba allá, el anciano le dijo [Apocalipsis 5:5]: “No llores más. He aquí el León de la tribu de Judá, el cual ha vencido, el cual ha prevalecido y ha vencido, y es digno para tomar el Libro y abrir los Sellos”. Entonces, cuando Juan miró, ¿qué fue lo que vio? Juan miró para ver un león y lo que vio fue un cordero, un corderito, un cordero ensangrentado.

Bueno, nos es dicho a través de Elías que el anciano estaba (¿cómo?) en lo correcto, cuando dijo que era un León; aunque Juan miró y él vio a un Cordero, pero era un León.

¿Qué lo identifica como León? Sabemos que es identificado como León cuando viene como León porque ruge como León; ruge como León. Como León es que Él ruge, y los Truenos hablan.

Bueno, eso es la Segunda Venida del Señor: Él viene como León.

El león es el símbolo de la tribu de Judá. La tribu de Judá es la tribu del este, es la que guarda el este. La puerta del este tiene el símbolo del león. Entienda bien eso también. Entonces, ¿por dónde viene el Señor?, ¿por qué puerta ha de aparecer el Señor? ¿Por qué puerta? Por la puerta del este, porque la puerta del este es la puerta que tiene el símbolo del León de la tribu de Judá; es la puerta del este, o sea, del oriente.

Ahora, él dice… página 50 y 51, párrafo 438, del libro de Citas, dice:

438 Y él tomará de la sangre del becerro, la rociará con su dedo sobre el asiento de misericordia. Sobre el asiento de misericordia - mire. Nosotros vamos a entrar dentro de esto después de un poco. Hacia el Este. ¿De dónde viene Jesús? Del Este en una nube de gloria. ¿De dónde sale el sol? (Del) Este. ¿De dónde saldrá el Hijo? (Del) Este. ¿En dónde estaba el asiento de misericordia asentado? Hacia el Este. ¿Por qué los tengo a todos sentados de este modo, hacia el Este? ¿Por qué está el altar hacia el Este? Nosotros veremos eso después de un poco”.

Bueno, entonces, entonces ustedes pueden mirar y darse cuenta entonces de todo lo que significa eso. El Señor entonces vendría por la puerta del este, por ahí sería que aparecería; y entonces la puerta del este es la puerta del león, es del León de la tribu de Judá.

Ahora, escuchen bien ahora. El Señor allá, cuando vino en Su Primera Venida, vino como, ¿como qué?, como Cordero; y la Paloma, que es Dios, el Espíritu Santo en forma de paloma, estaba sobre Él guiándolo. Era (¿qué?) la Paloma guiando al Cordero.

En la Segunda Venida del Señor, ¿será qué? El Señor cambia de Cordero a León. El Señor en Su Venida viene como León y no como Cordero.

Así como de Cordero (de Cordero en Su manifestación, en Su Venida, en Su manifestación en carne en Su Venida, cambia de Cordero a León), así como cambia de Cordero a León en Su manifestación, en Su Venida; así también Dios, que es el Espíritu, en Su manifestación cambia de Paloma, del símbolo de paloma a símbolo de águila.

Por eso entonces usted encuentra en el mensaje titulado “Sobre las alas de una paloma blanca”, usted encuentra que dice (¿cómo?): “Paloma guiando a Cordero”. Usted sabe el resto. Usted sabe, entonces debe entender que entonces acá es Águila guiando a León, porque es la forma para este tiempo.

Ahora, ya yo…, ya estamos terminando, pero les tengo algo aquí que lo… Espero que ya con lo que Dios nos ha dado por cuatro meses y pico, yo espero que esto no lo estremezca tanto, en el sentido de estremecerlo para confundirlo, sino que si lo estremece… Usted sabe que estremecimiento quiere decir avivamiento. ¿Y los Truenos producen qué? Un estremecimiento o un avivamiento. Y los Truenos, ¿quién emite los Truenos? Es el Señor en Su Segunda Venida cuando ruge como León.

Bueno, vamos a ir por aquí a llevarlo poco a poco, para que entonces usted lo pueda ver sin mucho esfuerzo. Página 359 de Los Sellos dice:

“141. Ahora, Esaú no tenía necesidad del dinero de Jacob, como tampoco lo necesita Roma, porque Roma tiene las riquezas del mundo en sus manos. Pero hallamos que en aquella ocasión cuando todavía era Jacob, se encontró con Dios, y estaba pasando por ese tiempo de tribulación, entonces Jacob echó mano a algo que era real. Hubo un Ángel que bajó (¿de dónde?) del Cielo…”.

Agarren bien eso, porque lo van a necesitar ya mismo:

“Hubo un Ángel que bajó del Cielo, y Jacob mantuvo sus brazos alrededor del Ángel, y allí se mantuvo. Este Ángel le dijo: Tengo que irme, ya está amaneciendo. Hermano: ¡El Día está por aparecer, está por llegar!

  1. Pero Jacob dijo (¡jum!): ¡No te voy a dejar ir si no me bendices!’”.

Ese Ángel se tenía que ir, ¿verdad? Se tenía que ir para la otra dimensión. Bueno.

“142. Pero Jacob dijo: ¡No te voy a dejar ir si no me bendices! No puedes partir, yo me voy a quedar contigo. Yo quiero que venga un cambio a mi situación. Esos son los 144.000, los ganadores de dinero que han sido tan deshonestos con las finanzas; pero cuando ellos por fin ven la cosa verdadera…”.

¿Y qué fue la cosa verdadera que vio Jacob allá? Un Ángel que bajó del Cielo.

“… cuando ellos por fin ven la cosa verdadera y la posibilidad de agarrarse de ello, allí estarán Moisés y Elías”.

¿Para qué? Para los 144.000 agarrarse ¿de quién? De la cosa verdadera, ¿que es qué? Moisés y Elías.

“… allí estarán Moisés y Elías. ¡Amén! Ellos también lucharán con Dios hasta que los 144.000 de las doce tribus de Israel sean llamados y sacados fuera.

  1. Eso sucede justamente antes de comenzar la tribulación”.

¿Por qué? Porque el Ángel se tiene que ir antes de comenzar la tribulación, y ellos le dicen: “No te voy a dejar ir. Tú te tienes que ir antes de…, pero no te voy a dejar ir hasta que haya un cambio en mi situación”. Entonces tienen que ser cambiados de la Ley a la Gracia; y hay un cambio de nombre para ellos, y ellos también tendrán el Nombre Eterno del Señor. ¿Ve? Ellos lo llevarán.

“143. Eso sucede justamente antes de comenzar la tribulación. ¡Cuán hermoso! Estos dos profetas predicarán como Juan el Bautista, y les dirán: El Reino de los Cielos está a la mano. ¡ISRAEL, ARREPIÉNTANSE!. ¿Arrepiéntanse de qué? Arrepiéntanse de sus pecados y de su incredulidad, y regresen a Dios”.

Entonces, un Ángel del Cielo descendió y Jacob se agarró de él. ¿Y acá desciende qué? Un Ángel del Cielo y los 144.000 se agarran de él. ¿Y ese Ángel del Cielo será quién? Moisés y Elías, un profeta con un doble ministerio.

Ahora, página 351 nos dice (de Los Sellos):

“99. En este Sexto Sello es cuando Israel recibe el Mensaje del Reino por medio de los profetas de Apocalipsis 11. Recuerden: Israel es una nación, un pueblo; ellos son los siervos de Dios. Y cuando Israel dé el paso de entrada al Reino, eso tendrá un carácter nacional. En Israel, durante la Edad del Reino, será cuando el Hijo de David se sentará sobre el Trono. Por eso fue que aquella mujer en Mateo 15:22 clamó: ¡Hijo de David!, porque Dios le juró a David que Él levantaría Su Hijo que tomaría Su Trono y sería un Trono perpetuo, que no tendría fin. Salomón fue el tipo cuando edificó el templo, pero Jesús les dijo aquí que: No quedará piedra sobre piedra. Pero ¿qué es lo que les está procurando decir aquí? Que Él mismo iba a regresar”.

Bueno, usted quizás no entiende estos términos así. Fíjese, cuando Él les dice que no quedará piedra sobre piedra, que aquel templo que Salomón hizo iba a ser destruido, dice aquí (Elías dice): “Jesús les dijo que no quedaría piedra sobre piedra. Pero ¿qué es lo que está procurando de decir aquí? Que Él mismo iba a regresar”. Je, je.

Eso es como cuando él estaba predicando el sermón profético aquel, y está hablando de la venida de…

Parte en blanco en la cinta Ed.

Ahora, ya les leí estas cositas aquí.

Vimos que un Ángel desciende del Cielo, allá cuando Jacob; y Jacob lo agarra y le dice: “Ahora es que yo estoy en problemas. Ahora es que por ahí Esaú viene a mi encuentro”.

“Por ahí es que viene Roma a mi encuentro. Ahora es que la cosa va a estar mala para mí”. ¿Ve?, ¿por qué? Porque Roma rompe el pacto con los judíos, y entonces ellos saben el problema que van a tener. Les cogieron los chavos [el dinero] y todas esas cosas; y ahora, pues, ya usted sabe, Roma no tiene necesidad del dinero de los hebreos. Entonces es roto el pacto, y entonces ellos realmente tienen una necesidad muy especial.

Y ellos están esperando al Mesías; y cuando ellos ven a ese Ángel que desciende del Cielo… Y ya vimos que ese Ángel que desciende del Cielo ¿para ellos es quién? Dice: “Y cuando ellos vean la posibilidad de agarrarse de la cosa verdadera, genuina…”. ¿Ve? Como se agarró Jacob de aquel Ángel que descendió, que era la cosa genuina. “Y cuando ellos vean la posibilidad de agarrarse de ese Ángel que desciende del Cielo, allí estará pues Moisés y Elías”. O sea que será ¿qué? Moisés y Elías del Ángel que ellos se van agarrar; y la bendición les vendrá a través de la Palabra de bendición que va a venir a través de Moisés y Elías, así como vino la Palabra de bendición a través de aquel Ángel del cual Jacob se agarró.

Ahora, fíjese que es un Ángel que desciende ¿de dónde? Del Cielo.

Ahora, ya yo creo que están preparados (ya con esto terminamos), ya yo creo que están preparados para lo que vamos a leer.

Nosotros creemos lo que dijo Elías. Y, cuando venga Moisés, él hablará conforme a como ya habló Elías; por lo tanto no va a tener ningún problema con los verdaderos creyentes, porque los verdaderos creyentes creen lo que dijo Elías. Y lo que dijo Elías pues fue lo que le dijo aquel Ángel a él, con el que se encontró en la constelación. ¿Ve?

Así que vamos a ver; vamos a ver entonces la página 85 del libro de Citas, párrafo 722. (También eso se encuentra en el libro de Los Sellos, en el libro de “Brecha”, allí también está. Por lo menos en el inglés debe estar, no sé si en el español. Yo lo busqué así, ligero, y no lo pude encontrar. Si no está, pues puede ser que sea que no lo hayan traducido; pero vamos a ver aquí). Vamos a ver aquí el Ángel del cual se van a agarrar los 144.000. Véalo bien; vea lo que le estoy diciendo, al principio, para que capte lo que va a ver ahí. Dice:

722 “Este Libro de los Siete Sellos es revelado al tiempo de los siete truenos de Apocalipsis 10. Vamos a voltear a Revelación 10: Y vi otro ángel fuerte descender del cielo, cercado de una nube, y el arco celeste sobre su cabeza…. Si usted se fija, es Cristo, porque en el Viejo Testamento fue llamado el Ángel del Pacto; y Él viene directamente a los judíos ahora porque la Iglesia es terminada. Bueno: ‘… y su rostro era como el sol, y sus pies como columnas de fuego. ¿Se recuerdan el Ángel en Apocalipsis o Revelación 1? La misma cosa. Ángel es un mensajero, y él es un mensajero a Israel. La Iglesia ha sido raptada, ahora, o preparándose para ser raptada, Él viene por Su Iglesia”.

Bueno, yo creo que si usted estuvo pendiente, si usted estuvo pendiente ahí usted vio ese Ángel Fuerte que desciende del Cielo, quién es ese Ángel Fuerte. ¿Ese Ángel Fuerte es qué? Dice aquí (vamos a ver), dice:

“‘… y el arco celeste sobre su cabeza…. Si usted se fija, es Cristo, porque (Él) en el Viejo Testamento fue llamado el Ángel del Pacto; y Él viene directamente a los judíos ahora porque la Iglesia es terminada”.

¿Ve? Las edades habían terminado. ¿Ve? Entonces, dice:

“‘… y su rostro era como el sol, y sus pies como columnas de fuego. ¿Se recuerdan el Ángel en Apocalipsis o Revelación 1? La misma cosa. Ángel es un mensajero, y él es un mensajero a Israel”.

¿Y quién es el Mensajero a Israel? ¿Quién es el Mensajero, el Ángel del cual los 144.000 se agarran?; y le dicen: “No te dejaré hasta que me bendigas. Tú te vas, Tú te quieres ir, pero no te puedes ir hasta que me bendigas”. ¿Ve usted?

Entonces veamos que es la Segunda Venida del Señor; y en la Segunda Venida del Señor, ya usted sabe el orden de la Segunda Venida del Señor; ya usted sabe entonces cómo también les va a aparecer el Señor a los 144.000, ya ustedes saben eso, cómo es que les va a aparecer a los 144.000.

Entonces vemos que ese Ángel Fuerte es el Mensajero a los 144.000, del cual se agarrarán los 144.000 y no lo dejarán ir.

Es el mismo Ángel que aparece en la constelación de ángeles que sube a Elías. ¿Ve? Es lo mismo ahí. Por eso entonces usted encuentra que Su rostro era resplandeciente como el sol, porque esa es la forma en que el Señor viene en Su Segunda Venida, conforme a Malaquías 4: “Y a los que temen mi nombre, nacerá (¿quién?) el Sol de Justicia”. ¿Y eso es qué? Cristo viniendo en Su Segunda Venida con Elías primero y con Moisés después.

Ahora, ese es el orden, esa es la forma, y usted y yo no podemos ni añadirle ni quitarle a la Palabra del Señor.

¿Quién dijo que Apocalipsis 10 era el Mensajero de los 144.000? Lo dijo Elías. ¿Cómo lo supo? Porque Él subió allá arriba, él subió allá arriba y él supo todo eso; porque ese Ángel le dijo a él, le dijo a él esas cosas. El séptimo ángel le dio a conocer el misterio del Séptimo Sello, y él lo vio.

Es más… Déjeme ver si puedo conseguir algo por aquí. Ahora, usted no confunda los velos de carne con el Señor. ¿Ve? Recuerde que también, cuando el Señor desciende…, como le leímos en la página 256 (dice):

“121. Pero cuando nuestro Señor aparezca sobre la Tierra…”.

Y ahí Apocalipsis 10 dice que viene y desciende, y pone un pie en la tierra y otro (¿dónde?) en el mar. Ahí lo tiene viniendo sobre la Tierra.

Y dice que cuando Él aparezca sobre la Tierra será ¿qué? “… será completamente Emanuel —la Palabra encarnada en un hombre”. No que el hombre sea él, pero que Él viene a través del hombre, a través de carne.

Si la primera vez vino a través de carne, la segunda vez también viene a través de carne.

Entonces, ¿quiere verlo nuevamente?, ¿quiere ver a ese Ángel? ¿El mismo que subió a Elías, el mismo que sube a los que fueron representados allá con Elías y el mismo que sube arriba, a la cima del Monte, a los 144.000?

Porque en Apocalipsis 14 aparecen ahí […] (¿aparecen quién?) los 144.000 en la cima (¿del monte qué?) del Monte de Sion o en la cima del monte Sinaí.

¿Quién los subiría allá? El mismo que sube a los escogidos de este tiempo a la parte de arriba del Monte, a la parte de arriba, que es la Edad de la Piedra Angular. El mismo que subió a Juan allá arriba, la misma Voz es la que les reveló a ellos y le revela a Elías y les revela a los escogidos todas esas cosas.

Ahora, ¿usted lo quiere ver nuevamente? Dijo Elías que la Luz lo había dejado a él (a Elías) y se había ido, y estaba allá hablándole a otro; la Luz estaba con otro. ¿Lo quiere ver con la Luz encima? ¿Lo quiere ver? Vamos a verlo; en la página 376, dice:

“232. Algo sucedió hoy…”.

Página 376 de Los Sellos.

“232. Algo [CORTE]”.

Y eso es hablando en el Sexto Sello, cuando le estaba siendo dada a conocer la revelación del Sexto Sello.

“232. Algo sucedió hoy, yo vi algo aparecer, y casi no podía respirar. Él…”.

Ahora vea, él vio algo aparecer, y casi no podía respirar. ¿Qué fue lo que vio aparecer? Vio aparecer a alguien.

“… yo vi algo aparecer, y casi no podía respirar. Él estaba allí parado con esa Luz”.

Mírenlo ahí. Lo que vio aparecer estaba parado con esa Luz.

“Él estaba allí parado con esa Luz. Yo sé que esto es la Verdad.

  1. Pensé: Dios, yo no puedo decir eso, no puedo. Salí de la casa y caminé un rato. Pensé: ¿Qué puedo hacer?. Tendré que salir a pescar o hacer algo para distraerme. Señor, Tú… No se los puedo decir.
  2. Nos hemos gozado, ¿verdad? Alabado sea Dios. Nosotros estamos en un tiempo muy tremendo; y mi corazón está rebosando de gozo y alegría. Pero cuando pienso en este mundo y los miles que sé que están perdidos, veo las sombras negras; entonces el corazón me duele tanto. ¿Qué podemos hacer?
  3. Podemos sentir al Espíritu Santo gimiendo dentro de nuestro corazón; así como debió haber sido con nuestro Señor Jesucristo cuando desde el Monte de las Olivas miró sobre la ciudad de Jerusalem, viendo Su propia gente, dijo: Jerusalem, Jerusalem, ¡cuántas veces quise juntar tus hijos, como la gallina junta a sus pollos debajo de las alas, y no quisiste!. Y ahora sentimos al Espíritu decir: ¡Cuántas veces os quise juntar, pero no quisisteis!.
  4. Amigos, estamos aquí a la puerta de algo. Lo que es, sólo Dios lo sabe. Nadie, pero nadie, sabe cuándo sucederá. Eso sí es un secreto. Pero Jesús nos dijo: Cuando viereis estas cosas comenzando a suceder…. Esto es todas estas cosas que hemos visto esta noche, la comparación del Sexto Sello con lo que Él dijo en Mateo capítulo 24. Ahora, recuerden lo que dijo: Cuando viereis todas estas cosas, sabed que está cercano, a las puertas. (¿Qué es lo que está cercano, a las puertas?). Y noten también en el versículo 31, que dice: Y enviará sus ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán sus escogidos de los cuatro vientos, de un cabo del cielo hasta el otro”.

¿Qué es lo que estaba a las puertas? Los mensajeros para recoger a los escogidos.

¿Qué es lo que él vio aparecer?… Está hablando del Sexto Sello. ¿Y en el Sexto Sello qué fue lo que él vio aparecer?…

¿Qué es el Sexto Sello? Moisés y Elías. ¿Qué fue lo que él vio aparecer en el Sexto Sello? Los mensajeros de San Mateo 24:31, él lo vio aparecer; vio que era ¿qué? Un profeta con un doble ministerio con la Luz con él.

Bueno, la Luz está en otra dimensión. Para poderla ver tendríamos que pasar a otra dimensión, ¿ve?, a menos que Él se deje ver. Pero realmente lo que nosotros necesitamos no es ver a la Luz: es oír los Truenos; porque los Truenos es lo que da la fe para el rapto.

Así como Juan los oyó, así como Elías los oyó, también nosotros necesitamos oírlos; y nos fue prometido que nosotros lo escucharíamos ¿cuándo? Nosotros lo escucharíamos en el tiempo cuando Él regresase; escucharíamos los Truenos dándonos a conocer ¿qué? El misterio del Séptimo Sello.

Ahora, vemos la hora en que estamos viviendo; vemos que Apocalipsis 10, Apocalipsis 11 y Apocalipsis 19 están conectados. ¿Ve? Entonces, ¿ve? Y Apocalipsis 19 también. Es la Venida del Señor.

Entonces vemos el misterio de la Segunda Venida del Señor; y eso sería conocido, entendido por el pueblo del Señor, cuando los hijos del Señor subieran arriba, a donde subió Juan, a donde subió Daniel y a donde subió Elías. Entonces habría un tiempo en que los escogidos del Señor subirían, ¿cuándo? Cuando ellos escucharan el llamado de subir arriba.

Entonces, teníamos que ser resucitados espiritualmente de las denominaciones, del sepulcro denominacional, resucitados de dogmas, credos y tradiciones; y luego el próximo paso era ¿qué? Subir arriba.

¿Por qué? Porque hay tres pasos muy importantes: Aclamación, Voz de Arcángel y Trompeta de Dios. La Trompeta de Dios es la que nos llama a subir a la Edad de la Piedra Angular y con la Trompeta de Dios es que los Truenos son conocidos por los escogidos del Señor.

Ahora vimos en la Segunda Venida del Señor, vimos en la aparición de los ángeles: vimos el cumplimiento de Mateo (¿Mateo qué?), Mateo 24, donde la señal del Hijo del Hombre fue vista en los cielos; y eso también cumplió ¿qué? Cumplió Apocalipsis 10, en donde vimos descender del Cielo un Ángel Fuerte envuelto en una nube.

Ahora, ¿usted quiere ver a ese Ángel Fuerte envuelto en una nube? Déjeme ver por aquí; le voy a leer solamente la página 44…

Recuerde que si está envuelto en una nube y el arco iris está alrededor de Su cabeza, es el arco iris completo, el arco iris completo. Por lo tanto cuando desciende no viene con la mitad: viene con todo, y viene con el Pacto completo. Entonces, al venir así, viene para encontrarse con Sus escogidos; y ese es Cristo, la Palabra.

Ahora, vamos a verlo por aquí; es la misma cosa como fue allá en el monte de Sinaí. Dice [SPN61-0101 “Apocalipsis capítulo 4 Parte II”, págs. 34-35]:

  1. Tal vez no teníamos todo ese verso. Mire ahora, cuando Juan lo vio, ese color esmeralda alrededor de Él, tenemos todos los colores, los arcoíris y demás, y todo de lo que se trataba esto. Ahora en el verso 4, la primera cosa que él habla aquí, en el verso 4: Y alrededor del trono….
  2. ¡Vigile! Tan hermoso cuadro aquí, no les pase por alto, “el Trono” (no les pase por alto ese cuadro).
  3. Usted sabe, regresemos a Moisés. Moisés… No tenemos tiempo para excavarlo…

Allá no hubo tiempo; yo creo que realmente el tiempo lo tenemos nosotros. Bueno:

“No tenemos tiempo para excavarlo…”.

Pero con todo y eso, con no haber tenido tiempo para excavarlo, vamos a ver hasta donde excavó:

“No tenemos tiempo para excavarlo, así que usted solamente tome lo que estoy diciendo. Moisés, cuando a él le fue dada una visión arriba en el Monte Sinaí…

  1. Yo quiero que ustedes noten que este no era ya más un Trono de gracia”.

Ahora vea que cuando lo que Moisés vio allá ya no era Trono de Gracia; allí no había Sangre, no había nada. Él tuvo una visión, subió arriba y tuvo una visión del tiempo final cuando las edades terminaran que ya no habría Trono de Gracia. Dice:

“Allí, la sangre se ha ido, y el sacrificio se fue de regreso de nuevo y ellos han sido aceptados, y la sangre estaba fuera del asiento de misericordia (del propiciatorio). Y era ahora un asiento de juicio, porque truenos y relámpagos procedían de ello. ¿Es eso correcto?

  1. Recuerde, fue como el monte Sinaí”.

¿Qué fue como el monte Sinaí? Lo que Juan vio cuando subió arriba. Lo que Juan vio cuando oyó la Voz que le dijo: “Sube acá”, y cuando él subió y vio un trono allí, y a Uno sentado sobre el trono, dice: “Recuerde, fue como el monte Sinaí”.

“Cuando Moisés fue sobre el monte Sinaí, ¿qué sucedió? Truenos, relámpagos. Y aun si una vaca o un becerro o una oveja, o cualquiera que tocaba la montaña, debía morir (cualquiera que tocara la montaña debía morir). La Biblia dijo: Tan grande fue el temblor que aun Moisés estaba temeroso. Cuando Moisés… Dijo (o sea, Dios le dijo): Quita tus zapatos aquí, tú estás sobre tierra santa. Josué el gran guerrero iba a hacer pasar a los hijos y dividir su herencia, podría solamente subir a la mitad arriba de la montaña.

  1. Aquí se paraba Moisés; aquí arriba con los colores de Dios…”.

Dice que acá sería como fue allá. Lo que él vio allá era lo que sería acá. Lo que Juan vio acá fue igual a lo que Moisés vio allá. Entonces allá muestra lo que sería acá. Entonces allá, mostrando lo que sería acá, dice:

“205. Aquí se paraba Moisés; aquí arriba (en la cima de la montaña) con los colores de Dios, destellos y relámpagos y esmeraldas alrededor de él (¿De quién? De Moisés), vigilando aquellos mandamientos que fueron escritos (¿Qué son los mandamientos hoy? Los Sellos). Parándose en la Presencia de Dios, esa Voz hablando: Moisés, ¿dónde estás tú? Quita tus zapatos aquí, tú estás sobre tierra santa.

  1. Asiento de juicio estaba ahora, nada podría pararse allí sino el redimido (Ahí arriba no es nada más que ¿para quién? Para el redimido). El pecador no podría acercarse en ninguna manera (terminado), el asiento de juicio. Correcto.
  2. Ahora, Moisés hizo cosas sobre la tierra, hizo el tabernáculo, como las cosas que él vio en el Cielo. Hallamos que Pablo hizo la misma cosa. Hebreos 9:23, que Moisés hizo las cosas justamente como él hizo. Y Pablo en su visión cuando él subió al Cielo (cuando él enseñó ese gran libro de Hebreos), él debió haber visto en su visión la misma cosa que vio Moisés, porque él lo dijo (él enseñó ese libro maravilloso de Hebreos), cómo ese cristianismo fue el antitipo del Antiguo Testamento. Él era un gran maestro, fue Pablo. Ahora, eso era Su Trono entonces.

Y aquí, un poquito más abajo, sigue diciendo:

“209. Ahora, Dios, cuando Él está entronizado, Él es entonces Juez. Eso es correcto. ¿Cuándo juzgan los jueces? Cuando él viene a su asiento de juicio, un trono”.

Ahora ya vieron entonces, con todo esto ustedes han visto la hora en que estamos viviendo. Vemos entonces que en la hora en que vivimos no hay Trono de Misericordia; eso estuvo y era para las edades de la Iglesia. Y vemos entonces que es Trono de Juicio, que el Señor está como Juez; Él se entronaría, ¿ve?, y entonces estaría como Juez.

Por eso entonces, como Juez, proclama juicio y juzga a este mundo con vara de hierro. Eso es lo que dice Apocalipsis 11 y otros lugares más: que será con vara de hierro.

Ahora, en esta mañana hemos visto la enseñanza sobre “EL RUGIDO DEL LEÓN”. Hemos visto entonces que el rugido del León, ¿es qué? Cuando ruge emite los Truenos; y vemos que el león es el símbolo del este, de la puerta del este. Por lo tanto entonces vemos cómo el Señor se manifestaría después que Elías se fue, ¿para darnos a conocer qué? Para darnos a conocer lo que los Truenos hablaron, ¿y así nosotros poder conocer qué? Poder conocer el misterio del Séptimo Sello.

Él está como León y ruge como León, y entonces los Truenos son oídos (que es la Palabra de Dios), ¿y entonces podemos conocer qué? Podemos conocer el misterio del Séptimo Sello.

Ahora recuerden (miren esto, que no quiero que se les escape). En la primera edad de la Iglesia encontramos que el Señor allí, ¿estuvo manifiesto cómo? ¿Cómo estuvo manifiesto en la primera edad a través del apóstol Pablo, de ese mensajero? Encontramos que Él estuvo manifiesto a través del apóstol Pablo de la siguiente manera: página 480, último párrafo dice [Los Sellos]:

“190. Ahora, Dios hizo lo mismo cuando mandó Su Espíritu en forma de León (lo cual era Su Palabra), para combatir al anticristo”.

Entonces vemos que en la primera edad el Señor mandó Su Espíritu en forma de león, en forma del León de la tribu de Judá; y entonces allí, en aquella edad, estaba el Señor manifiesto como el León de la tribu de Judá en la enseñanza del León de la tribu de Judá, que venía a través del apóstol Pablo, un profeta. ¿Ve usted?

Entonces, fíjese, hay dos símbolos muy importantes en los cuales Dios se manifiesta: uno es el león y el otro es el águila.

Entonces vemos que allá el león tenía que ver (¿con qué?) con la enseñanza. El Señor vino en aquella edad, la Palabra vino en aquella edad, en la enseñanza del León de la tribu de Judá, a través del apóstol Pablo, el primer mensajero de las edades. Luego encontramos que el último símbolo es el águila.

Luego que viene el águila, entonces, al concluir eso, entonces, ¿qué pasa? Entonces cuando el Señor regresa de nuevo (luego de haber estado en Elías), cuando regrese de nuevo, ¿viene cómo? Viene como León (¿no es eso?), viene como el León de la tribu de Judá; y entonces Águila guía a León. ¿Entonces eso es qué? Eso es un ministerio doble.

Pablo estaba [como león allá pero] era un águila también; porque águila representa a los profetas. Entonces, el ministerio final —de Elías y Moisés— estará bajo el símbolo de león [y águila], un doble ministerio. ¿Ve?

Entonces, como León, vendrá entonces toda la enseñanza; toda la revelación de la Palabra vendrá a través del símbolo de león, y tendremos la enseñanza del León de la tribu de Judá; y bajo la enseñanza del León de la tribu de Judá es que es dado a conocer el misterio del Séptimo Sello, cuando los Truenos hablan y dan a conocer el misterio del Séptimo Sello.

O sea que sería conocido públicamente el misterio del Séptimo Sello. Los Truenos hablarían ¿cómo? Cuando el León [rugiera. Y el León al rugir…].

Ahora, ustedes pueden ver

Entonces, ya vemos la hora en que estamos. Ya vemos que cuando los judíos vean eso, cuando los judíos vean eso lo difícil es, ¿sabe qué? Lo difícil es salir de ellos, hasta que ellos reciban un cambio de situación. Tienen que recibir un cambio de dispensación, cambio de nombre, todas esas cosas tienen que recibirlo; y entonces ellos quedarán tranquilos para enfrentarse ¿a qué? Para enfrentarse a Roma y estar dispuestos a morir.

Pero el Ángel que le apareció a Jacob allá, dijo [Génesis 32:26]: “Mira, suéltame, que ya tengo que irme”. Y vemos que ese Ángel son Moisés y Elías, según nos dijo Elías. Ajá, ahí vemos entonces que el Ángel se escapa, después que saca a los 144.000, el Ángel se va y quedan ellos.

Bueno, ¿cómo ha de acontecer todo eso? Deje que el tiempo pase, deje que todo pase; porque, cuando veamos todas esas cosas acontecer, entonces es que usted va a ver aquello de lo cual le hemos estado hablando en este tiempo.

Por lo tanto entonces la prisa no es llevarles el Mensaje a ellos, la prisa es que lo que viene para nosotros, la Palabra que tiene que encarnarse, venga lo más pronto posible y se encarne, para que entonces pueda pasar a ellos.

Vea usted que los mensajeros que le aparecieron a Elías…; y ese Mensajero que iba mirando hacia el oriente, antes de ir para allá, para el oriente, tuvo que pasar por donde estaba Elías.

Lo mismo pasa con el Mensajero que va para allá, para el oriente, para los 144.000: antes de llegar allá tiene que pasar por donde están los de Elías, el grupo de Elías, para subirlos arriba; y después se puede ir hacia allá.

Pero la mirada estaba puesta hacia allá, pero tenía que pasar por donde estaba Elías. Y tiene que pasar por donde está el grupo de Elías, para levantarlos hacia arriba y ellos conocer todo lo que Elías llegó a conocer.

Pero luego de eso entonces le podremos decir: “Bueno, ya todo está. Así que ahora lo que falta es que lleguen los demás, para entonces después podernos ir nosotros también”. ¿Por qué? Porque nos iremos todos juntos, nos iremos todos juntos en esa ocasión que tengamos que irnos hacia arriba, hacia la otra dimensión; pero primero veremos el regreso de los 144.000, porque eso es la Palabra de Dios, que es una promesa, y vamos a ver eso.

Bueno, yo no sé los que estén esperando que eso ocurra en otro tiempo. Bueno, la cosa es que nosotros no estaremos aquí en la Tierra, en las edades terrenales; estamos arriba, cuando eso ocurre; pero de ahí arriba tiene que bajar Uno para sacarlos a ellos. Entonces de ahí arriba tiene que bajar un Ángel, de la Edad de la Piedra Angular, porque de Sion les llega el Libertador; y Sion es (¿qué?) la Novia. Y de la parte de arriba de Sion, de la cima de la montaña es que baja un Ángel, que es el Mensajero de la Edad de la Piedra Angular; baja para llevarles el Mensaje a ellos, y después pues tendrá que irse.

Bueno, pero ellos no lo van a soltar. Imagínese, ¿cuántos miles de años están esperándolo? Hace miles de años que lo están esperando. Cuando les llegue, ellos no van a tener preguntas como nosotros hemos tenido tantas preguntas. Ellos no van a tener tantas preguntas. Ellos van a ver (¿por qué?) porque Dios les va a abrir los ojos para que vean. Y Él, Dios, se va a identificar delante de ellos, se va a identificar públicamente delante de ellos, y ellos lo van a reconocer. ¿Ve?

Ahora, cuando eso ocurra, pues ya usted y yo, ya tendremos la Palabra en Su plenitud encarnada. ¿Ve usted? Por eso es que ellos están esperando por que se acabe de encarnar en nosotros, para que entonces el Mensaje pueda pasar a ellos.

Por eso entonces lo mismo que estamos predicando en esta mañana, y en todas estas ocasiones que estaremos predicando, lo estaremos predicando mirando hacia el norte y mirando hacia el este también; porque lo mismo que es para nosotros, los de la puerta del norte, los de la puerta del Águila, también lo es para los de la puerta (¿de quién?) del León. Entonces será la misma cosa, será el mismo Mensaje para ambos grupos.

Y así como nosotros tuvimos que salir de la segunda dispensación, ellos tienen que salir de la primera. El mismo Ángel saca a unos y saca a los otros. Bueno, ¿por qué? Porque sacó a Elías de allí; y ya él también estaba allá arriba. Así que, bueno, veremos el grupo de Elías saliendo, y también el grupo de Moisés y Elías saldrán también.

Bueno, vamos a dejarlo por aquí quietecito. “EL RUGIDO DEL LEÓN”.

Yo no sabía que estas cosas fueran de esa manera; pero Elías dice que así le fue revelado a él, y así en esta mañana lo decimos: como Dios lo dijo a través de Elías.

Entonces, Dios nos bendiga en esta mañana.

Lo que usted no pueda entender (como les dije el viernes), quédese calladito la boca, que si no lo puede ver ahora, cuando salga el grupo de los hebreos, a lo mejor usted dice: “Oye, pero no parecía que la cosa era así. ¡Bueno, tiene que ser!, ¡porque si están saliendo ellos, pues tiene que ser entonces!”. Quédese calladito, porque si no se queda callado corre el peligro de cruzar la línea; y al cruzar la línea, entonces, aunque después diga que lo ve, ya no hay tiempo para oportunidad que usted pueda tener, ¿porque qué? Porque no hay Trono de Misericordia sino Trono de Juicio; y siendo Trono de Juicio, entonces lo que cada cual se merece lo va a recibir. Así que quédese quieto.

Yo no entendía estas cosas tampoco; pero a medida que el Señor me las ha ido mostrando —y Él me las ha ido mostrando a través de toda la Palabra—, yo no he podido hacer otra cosa sino decirle: “Bueno, Señor, no está de acuerdo a mi entendimiento, no está de acuerdo a mi pensar”. ¿Y sabe lo que he tenido que hacer? “Pero… No está de acuerdo a mi pensar, a mi entendimiento, a mi mente; pero Tú lo dices por Elías y lo dices ahí en Tu Palabra”. Cojo mi pensamiento, lo echo al zafacón de la basura: “Esto es ASÍ DICE EL SEÑOR”. Punto. Aunque no lo pueda entender todo, por el momento, Dios lo dijo, por lo tanto es ASÍ DICE EL SEÑOR.

Yo no me voy a poner a pelear con Él, yo no me voy a poner a pelear con Él en eso, ni voy a tratar de estorbarle el plan que Él tiene en esta hora, que es para beneficio de todos nosotros. Tampoco voy a estorbar el ministerio que Él ha puesto en cada uno de los ministros que Él tiene en esta hora. Tampoco voy a estorbar el ministerio que Él ha puesto sobre mis hombros; porque si lo hago, sería un traidor en hacerlo, porque estaría poniéndome entonces de parte del diablo en vez de ponerme de parte de Dios.

Él tiene un plan y Él ha prometido que lo ha de llevar a cabo, y entonces yo le digo amén: “En lo que Tú quieras usarme, Señor, aquí estoy. Aunque lo que tenga que ser hablado sea un escándalo para muchos, Señor, aquí estoy. Lo que sea que tenga que ser hablado, Señor, háblalo y vindícalo Tú”. Después que sea hablado, ya entonces la cosa es más fácil; porque Él dice que primero tiene que ser hablada la verdad para Él poderla vindicar. ¿Ve? Entonces Él dice en Su Palabra a través de Elías: “Hablar la Palabra, eso es un hombre; confirmar la Palabra, eso es Dios”.

Así que la Palabra ha sido hablada. Ya entonces Él es el que se encarga de confirmarla.

Para mí eso que Él ha dicho en Su Palabra a través de Elías, eso está claro para mí. Yo no lo entendía. Usted sabe, al principio, cuando uno ve esas cosas tan grandes, uno: “Bueno, Señor, pero…”.

Bueno, hermano Branham también dice que cuando él veía esas cosas, él dice: “Yo me rasco la cabeza y… ¡Pero, Señor!”. ¿Ve? Al ver…, usted sabe, cuando él veía el plan de Dios y lo que se estaba cumpliendo en él. Él dice que se rascaba la cabeza y daba vueltas, pero no podía hacer otra cosa; tenía que aceptarlo, porque era lo que Dios había prometido; y Dios le mostraba que eso era el cumplimiento.

Oh, ¿cómo sería cuando él supo lo del Nombre Nuevo?, ¿verdad? ¿Cómo sería eso?

Bueno, alguien, según supe, le dijo: “[Hermano Branham], ¿usted sabe el Nombre Nuevo? Si usted lo sabe, ¿por qué no [lo ponemos aquí] en Las Edades?”. ¿Cómo se sentiría él? Pues, se rascaría la cabeza.

Es que si la gente supiera cuál era el Nombre Nuevo…; él lo sabía, pero si ellos supieran, para la gente —los cuales no estaban todavía en la Edad de la Piedra Angular, los cuales no habían subido—, eso los arruinaría a ellos. ¿Ve? Entonces por no arruinar la cosa, pues entonces dejó la cosa quieta, porque eso sería dado a conocer ¿cuándo? Cuando el [León rugiera] por la enseñanza, entonces sería dado a conocer todo eso y entonces lo veríamos; y los que están ahí arriba no se escandalizarían, no se escandalizarían sino que verían que la cosa era más gloriosa de lo que nosotros nos podíamos imaginar.

Ahora, él supo y vio la Segunda Venida (la primera parte la vio cumplida en él), él supo todas esas cosas; y por eso es que él en algunas ocasiones dice que daba vueltas en la cama, se volteaba, se rascaba la cabeza; pero con todo y eso no podía hacer nada, con todo y eso era de esa manera. Aunque él viera que él era un hombre tan sencillo, que lo que tenía era algún séptimo grado y que no sabía hablar bien, con todo y eso tenía en él la primera parte de la Segunda Venida cumplida en carne humana. ¿Ve usted? Y él dijo: “El Señor en Su Primera Venida habló en el común del pueblo”. [Él dice: “Yo] espero que así sea en Su Segunda Venida”.

Bueno, entonces vamos ya a terminar “EL RUGIDO DEL LEÓN”.

Creo que es algo muy importante, porque es con el rugido del León que los Truenos son oídos y que puede ser entendido lo que los Truenos hablaron.

Dios nos bendiga y Dios nos guarde en esta mañana, y esperamos que el Señor siga adelante.

En estos días tenemos corrido (corrido tenemos) los viernes y los domingos (corrido). Hemos visto algo; y queremos darle una oportunidad al Señor que si Él quiere hacer algo, y los viernes y los domingos (ahí corrido) darnos (ahí corrido) esas cosas que Él quiere encarnar en nosotros, darle la oportunidad a Él; si Él quiere, yo también se la estaré dando a Él. Si Él quiere darme esas cosas para ustedes, estaré poniéndome en las manos del Señor.

Yo espero que ustedes oren por mí para que, por lo menos…

Vamos a hacer algo, vamos a hacerlo de esta manera. Por supuesto, Él sabe el plan (el Señor sabe el plan) y Él sabe lo que Él quiere que nosotros hagamos, pero vamos (para presentarlo delante de ustedes o delante de la gente), vamos a hacerlo de esta manera: vamos a probar (vamos a probar estos dos meses, o mes y pico que nos queda de este año), vamos a probar a ver si el Señor puede darnos viernes y domingo Palabra para encarnarse en nosotros, vamos a ver si Él puede hacerlo. ¿Usted cree que puede? Vamos a ver qué Él puede hacer si nosotros nos ponemos en Sus manos. Vamos a ver qué Él puede hacer y qué es lo que Él quiere hacer; vamos a darle esa oportunidad a Él en estos días.

Adalberto me estaba diciendo que a él no le gustaría predicar y le gustaría estar un tiempito. Entonces, pues, vamos a dejar que coja un poquito de vacaciones en estos días (pero que nos dirija los devocionales).

Y entonces vamos a ver qué puede hacer y qué quiere hacer el Señor en estos días; ya que, por lo que hemos visto con lo que ha empezado, con lo que ha empezado el viernes y con lo que ha continuado en esta mañana, eran cosas que no sabíamos. Aun con los mensajes que nos dio el Señor en esos cuatro meses y pico, todavía no sabíamos de esto que oímos el viernes y que oímos hoy.

Bueno, y si después de cuatro meses y pico todavía viene el Señor y nos sorprende con esas cosas y nos lo muestra tan claro en Su Palabra ahí que no hay lugar para yo poderlo rechazar, ni para usted rechazarlo. Nos ha sorprendido el Señor.

A mí me sorprendió con el mensaje del viernes y me sorprendió —me parece que fue anoche, estudiando—, me sorprendió con eso que les leí ahí. Me sorprendió.

El sorprendido soy yo, no es usted. El sorprendido soy yo en estas cosas que Dios ha estado mostrando; pero con todo y estar sorprendido, y asustado… Porque entonces uno se asusta más. ¿Por qué? Porque es que entonces uno se tiene que poner en las manos del Señor y tener temor, tener miedo de no meter una cosa por la cuenta de uno, por la mente de uno, sino que sea la mente de Dios operando; porque así es que tiene que funcionar para poderse encarnar en cada uno de nosotros la Palabra del Señor.

Quizás estas cosas del viernes, y más la de hoy, quizás suenen un poco…, usted sabe, un poco raras, un poco fanáticas; pero realmente nosotros no estamos llamados a ser fanáticos. Ahora, si por ver estas cosas como Dios las mostró con Elías y a través de Elías, si por verlas de la manera que él las vio, pues le dicen a uno fanático, ¿qué uno va a hacer? Pero uno sabe que no es fanatismo: ¡que es realidad! ¿Ve?

¿Y sabe lo que señala que no es fanatismo? Que no nos iremos ni a un lado ni a otro. ¿Ve? Esa fue la victoria de Lutero: que con todo y el fanatismo que había en aquel tiempo, no se fue para ningún lado; se mantuvo firme en el Mensaje que le correspondía. Y eso esperamos en esta hora: no irnos ni a un lado ni a otro.

Cuando empezó a saberse lo del Nombre Nuevo, empezaron muchos en fanatismo, ¿verdad? Empezaron: “No, no. Hay que bautizar, porque en la segunda dispensación se bautizaba”; y se fueron a bautizar, entraron en fanatismo.

Pero la victoria nuestra no es que hayamos solamente salido de Laodicea, es que nos hemos podido mantener en la línea recta, en todo el centro; que aun viendo que muchos se van al extremo este o al otro extremo, ¿ve?, a ambos extremos, con todo y eso nosotros podemos seguir adelante, esperando que el Señor sea el que nos muestre cómo actuar, qué debemos hacer.

Bueno, ¿cuántos quizás de ustedes pensaban: “Bueno, de un momento a otro, de un momento a otro nos van a explicar que tenemos que ir para las aguas”? Y se lo explicamos: para las aguas, y les bautizamos; pero ni se dieron cuenta. Les bautizamos en las aguas de la Palabra, en el Nombre Nuevo del Señor, ¿y qué pasó? Otros siguieron otra ruta y no vieron lo que era, por no esperar; y por allá están entonces todos extraviados, metidos en la línea fanática.

Pero nosotros no queremos meternos en líneas fanáticas, sino esperar en el Señor; y aunque lo que el Señor nos dé a saber parezca fanático para muchos, para nosotros no será fanatismo.

Fanatismo es ir más allá de donde hay que ir. Fanatismo es añadirle a la Palabra del Señor cosas que no van con la Palabra; y se las añaden por causa de emoción, y ya quieren seguir adelante; y sintiendo por aquí y viendo visiones y teniendo sueños. Y a eso es que llevan todas las…, sueños y visiones, esto y lo otro, y experiencias personales de muchos, queriendo conseguir las cosas, lleva al fanatismo. ¿Ve?

Pero nosotros no estamos basados en lo que soñó fulano o sutano, o en la experiencia que tuvo o en la visión que tuvo: estamos basados en la Palabra de Dios para esta hora, para esta Edad de la Piedra Angular.

Esa Palabra es la que nos guiará; y no solamente a nosotros, sino a los 144.000; y con ella también van a ser libertado otro grupo, pero que no tendrá la Palabra encarnada como nosotros. El único grupo en donde se encarna la Palabra plenamente es en todos nosotros.

Ahora, ¿usted piensa que cuando Moisés vaya allá a los 144.000 se va a olvidar de nosotros? El grupo más importante somos nosotros. Sí, ese es el grupo más importante. Ese es el grupo que realmente tiene grande valor delante de Dios. ¿Ve? Él será uno de nosotros; así que si será uno de nosotros no podrá olvidarse de nosotros. Será una parte nuestra, por lo tanto nunca nos podrá olvidar; ni nosotros tampoco a Él.

Bueno, parece que hemos hablado bastante; y parece —por lo que veo— que Dios lo ha hecho tan simple todo en esta mañana, para que veamos las cosas correspondientes a esta hora, que si nosotros hemos actuado de la manera que hemos actuado y hemos visto de la manera que hemos visto, ¿qué no será el grupo de los 144.000?

Ahora, realmente no nos vamos a poner a pelear con ellos. ¿Ve? No nos vamos a poner a pelear con ellos; porque cuando ya, pues, eso ocurra, pues ya el Mensaje, ya nos lo ha dado a nosotros primero y después se lo dará allá a ellos. ¿Ve? O sea, que no vamos a pelear con ellos en ese sentido.

Bueno, vamos a parar aquí. Cada vez que les digo que vamos a concluir nos queda un poquito, y, si no hacemos una pausa, pues entonces nunca terminaremos. Vamos a hacer una pausa. Es que el tiempo se nos ha pasado volando; yo no sé por qué, pero el tiempo se nos ha ido volando. Y vemos que ha habido mucho de lo cual oír; y si ha habido mucho, yo creo que resta también todavía bastante; pero como van las cosas, parece que en poco tiempo terminará Dios de encarnar lo que falta en nosotros.

Dios nos bendiga en esta mañana, Dios nos guarde.

Yo estoy vigilando algo, vigilen ustedes también; porque de un momento a otro el Mensaje pues ya termina de llegar a nosotros completo, todo lo que falta; y pasará hacia el este, hacia los judíos, ¿cómo? Bueno, espere hasta que llegue ese tiempo. De seguro será más sencillo de todo lo que usted se haya imaginado. Será de una manera tan sencilla todo que mejor es ni imaginárselo, porque quizás después la imaginación o el pensamiento suyo no va a estar de acuerdo con la forma en que Dios lo va a hacer. Vamos a dejar eso para cuando ocurra.

Dios nos bendiga en esta mañana.

“EL RUGIDO DEL LEÓN”.