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Las tres etapas del rapto 1976-02-22 1 Ponce PR 00:00:00 false

Comenzaremos en el verso 13, y dice así la Palabra del Señor [1 Tesalonicenses 4]:

“Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen, para que no os entristezcáis como los otros que no tienen esperanza.

Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios con Jesús a los que durmieron en él.

Por lo cual os decimos esto en palabra del Señor: que nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor, no precederemos a los que durmieron.

Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero.

Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor.

Por tanto, alentaos los unos a los otros con estas palabras”.

Oremos al Señor: Padre nuestro que estás en el Cielo, Dios eterno, he aquí en esta mañana ante Tu presencia estamos. Te damos gracias por Tus bendiciones, oh Dios. Y en esta mañana, Señor, que estamos adorando y glorificando Tu Nombre, ha llegado el momento, Señor, de Tú hablar y de nosotros oírte, Señor. Oh, Dios eterno, te rogamos Tú te muevas a la escena en esta mañana y nos enseñes Tu Palabra, Señor.

Dios eterno, Dios santo, mira Tu pueblo en esta mañana, todos estamos deseosos de oírte a Ti enseñándonos Tú Palabra. Te rogamos que Tú, que eres el Maestro, Señor, te manifiestes Tú en ese ministerio Tuyo como Maestro, Señor, y nos enseñes lo que debemos aprender y lo que debemos de saber en esta hora final en que estamos viviendo, oh Dios.

Ahora, oh Dios eterno, te lo pido todo en el Nombre del Hijo de David, Rey de reyes y Señor de señores. Amén, amén.

En esta mañana vamos a hablar sobre el tema: “LAS TRES ETAPAS DEL RAPTO”.

Como leímos en esta mañana, el rapto tiene tres etapas; y conforme a como hemos estado viendo en los mensajes que Dios nos ha estado dando, hemos estado viendo…, por ejemplo, en el mensaje titulado “El futuro hogar de la Novia”, hemos estado viendo que todo tiene que estar en tres. Hemos estado viendo eso mismo en otros mensajes más, donde Dios nos dice que todas las cosas tienen que estar en tres.

Ahora, también hemos visto que Dios se perfecciona en tres; por lo tanto, todo tiene que ser en tres, hay tres etapas para cada cosa; luego de pasadas esas tres etapas, es entonces que se llega a donde había que llegar.

La tercera etapa es la etapa de perfección; la tercera etapa es la etapa donde encontramos que es la etapa de plenitud.

Así que viendo que todo está en tres etapas, entonces en esta mañana nos llama la atención el tema de “El Rapto”; porque ese tema, encontramos que tenemos que mirarlo de la manera correcta para ver realmente lo que es el rapto.

La palabra “rapto” en realidad no se encuentra en la Biblia, sino que se encuentra en la Biblia la palabra “traslación” o “traslado”. Esa es la palabra correcta: traslación. Una cosa que es traslada, es una cosa que es sacada de un sitio y colocada en otro, ¿ve? Entonces, encontramos que el rapto o el traslado de los escogidos es nada menos que los escogidos ser sacados de un lugar o de un sitio, y colocados en otro lugar o en otro sitio.

Ahora, podemos ver realmente el tema al cual nos estamos acercando en esta mañana; y que esperamos que el Señor nos ayude para ver ese tema, y ver los ángulos que tiene ese tema; y así entonces poder aprender realmente sobre ese tema lo que debemos de saber, y ver realmente lo que ya ha pasado y lo que está por pasar; o sea, verlo desde los ángulos que tenemos que verlo.

Vemos en el mensaje titulado “El futuro hogar de la Novia”, que Dios a través del hermano Branham nos dice que por el mismo proceso que pasa la Tierra, Dios pasa a Su Iglesia y Dios pasa al ser humano, al hijo de Dios, por el mismo proceso; y son tres procesos.

Encontramos que Dios pasa a la Tierra por el proceso de justificación, santificación y bautismo de fuego. Esto es la Tierra. Este planeta Tierra fue justificado con el bautismo de agua del tiempo de Noé. ¿Ve? Son tres bautismos:

• Bautismo en agua en el tiempo de Noé.

• Bautismo segundo (¿fue qué?) fue el tiempo de la santificación de esta Tierra; y esa etapa de santificación fue en el tiempo en que el Señor fue crucificado y murió en la Cruz del Calvario, y entonces derramó Su Sangre sobre la Tierra; y al derramarla sobre la Tierra, esa fue la etapa o el tiempo del bautismo de la Tierra, el bautismo en la Sangre del Señor Jesucristo. Fue bautizada con la Sangre de Jesucristo, y esa fue su segunda etapa, la cual fue la etapa de la santificación. El Señor santificó este planeta Tierra al derramar Su Sangre sobre esta Tierra. ¿Ve usted?

• Luego la tercera etapa es la etapa ¿de qué? La etapa del bautismo de fuego; esa es la tercera etapa. Y ese bautismo de fuego…, y que será Fuego Santo y fuego literal también, ambos fuegos. Este planeta Tierra pasará por un bautismo de fuego para purificarla, para limpiarla de todos los gérmenes, gérmenes naturales y gérmenes espirituales. Limpiarla de toda cosa mala que hay en este planeta Tierra; y que nosotros sabemos que hay muchísimas cosas malas aquí, ¿ve? Y esta Tierra será limpiada; y no habrá ser humano malo aquí en esta Tierra, porque todos serán quemados, ¿ve? Todos serán quemados con el fuego que ha de venir sobre esta Tierra para purificarla. Y ese fuego vendrá por bombas atómicas, vendrá también por volcanes, y así por el estilo, ¿ve? Esta Tierra será cambiada con un bautismo de fuego.

Ahora, dije algo aquí que no, que parece que esta fuera de lugar, dije: purificada con bombas atómicas. Bueno, ya para esos días… con bombas atómicas va a ser quemada en estos días que vienen ahora, para prepararla para el Milenio.

Luego vendrá una purificación por fuego, fuego literal y fuego espiritual; porque habrá volcanes explotando; y esta Tierra será abrasada en fuego literal y fuego espiritual; fuego literal para quemar las cosas literales (¿ve?), las cosas físicas, las cosas que pueden ser quemadas con cosas físicas; y fuego espiritual para quemar (¿qué?) las cosas espirituales: todo demonio, todo diablo, todo será quemado con fuego espiritual; porque esas son cosas espirituales que no pueden ser quemadas con fuego literal. Y todos los pecadores, sus cuerpos físicos serán quemados con fuego físico; pero su espíritu y su alma será quemada con fuego espiritual, ¿ve? Con el fuego de Dios, donde entonces dejarán de existir totalmente.

Entonces esta Tierra pasará por fuego, será envuelta en fuego, purificada; y luego regresaremos a esta Tierra para vivir eternamente.

¿Ve usted las tres etapas de este planeta Tierra?

Ahora, luego de esa purificación por fuego literal y fuego espiritual de este planeta Tierra, después es que aparece ¿qué? Los Cielos nuevos y la Tierra nueva; y aparece el Árbol de la Vida, y aparecen la gente nueva que han de habitar en esta Tierra nueva; y entonces todo será nuevo en esta Tierra.

Ahora, usted y yo, viendo que todas estas cosas literales que han de acontecer a la Tierra, eso tipifica las cosas espirituales que han de acontecerle a la Iglesia, y que han de acontecerle a usted como individuo…; por las mismas etapas que pasa la Tierra literal, pasa la Iglesia en lo espiritual y pasa también el individuo en lo espiritual.

Por lo tanto, vemos que entonces en lo literal las cosas han de venir…, y sabemos que ya en lo literal este planeta Tierra ya está en la segunda etapa; y lo único que le falta es entrar a la tercera etapa, la cual será después del Milenio. Pero tenemos que ver la fase espiritual; porque por la fase espiritual es que pasamos nosotros como individuos, y también pasa la Iglesia como grupo.

¿Por qué etapa está la Iglesia como grupo? ¿Y por qué etapa está usted, y yo, como individuos? Eso realmente es lo que nos tiene que interesar a nosotros; porque en lo literal, el planeta Tierra en lo literal pasará por esa etapa; pero antes de pasar por esa última etapa, ya nosotros habremos pasado por las tres etapas.

Por lo tanto, los que han de habitar en esa Tierra nueva y en esos cielos nuevos es, ¿quiénes? Los que han pasado por esas tres etapas. Por lo tanto, a nosotros nos debe interesar las etapas por las cuales nosotros tenemos que pasar, y por cuál etapa estamos, y ver qué corresponde a esa etapa en la cual nosotros estamos o por la cual estemos pasando.

Ahora, vemos también que habrá un rapto espiritual; y encontramos que así como hay un rapto literal, hay un rapto espiritual. Así como encontramos que este cuerpo literal será trasladado o pasado a otro lugar, encontramos que también hay un rapto espiritual; porque las cosas naturales o literales representan o muestran (¿qué?) las cosas espirituales.

Por lo tanto, sabemos que este cuerpo literal que nosotros tenemos, ha de ser pasado de esta posición donde se encuentra en este planeta Tierra, y en esta dimensión en la cual nosotros nos encontramos, será pasado de esta dimensión y de esta forma, será pasada a otra dimensión y a otra forma superior a la que nosotros tenemos. Será pasado de lo carnal o de lo físico, será pasado de esto mortal, será pasado a inmortal, ¿ve? Será raptado, será trasladado, ¿ve? Será sacado o trasladado de esta dimensión a otra dimensión.

Eso ocurrirá literalmente en nosotros, eso tiene que pasar; porque lo inmortal absorberá lo mortal; o sea, el cuerpo teofánico nuestro (que es nuestro, porque usted lo tiene aunque no lo ve), eso absorberá (¿qué?) lo mortal, eso absorberá este cuerpo literal que nosotros poseemos en este tiempo actual.

Así que viendo estas cosas, tenemos nosotros que con detenimiento mirar todo esto, para que así nosotros podamos ver la hora en que estamos viviendo; y no solamente eso, sino también poder ver lo que está supuesto a suceder en nuestra vida; y así, de esa manera, entonces, que no se nos escape aquello que no debe escapársenos a nosotros.

Ahora, yo tenía algo (no recuerdo dónde), tenía algo… algo marcado; y no recuerdo bien dónde es que está; pero habla acerca… Sí, ya lo encontré. Se los voy a leer, porque es algo muy importante, y corresponde a esto que estamos hablando en esta mañana. Página 37 y 38 del mensaje titulado “Cosas que han de ser”[1]. Vamos a leer en la página 37, dice, verso 124 en adelante (124 y 125, dice):

“[115] ¡Oh, hijitos!, ¿sienten ustedes la necesidad de esa vitamina esta noche?, ¿ese algo? Hay un cuerpo esperando más allá, hay un cuerpo esperando para ser recibido. Pueblo, no sea engañado”.

Engañado ¿por quién? Por los falsos ungidos (está hablando de los falsos ungidos acá arriba). Y los falsos ungidos… miren lo que con relación a los falsos ungidos dice:

“114 Y ahora, habrá falsos ungidos en los últimos días, no falsos Jesuses; ellos no aguantarían eso (ellos no aguantarían que los llamaran Jesuses, ellos no aguantarían eso ¿ve?), pero falsos ungidos. Son ungidos ¡sí Señor!, pero ellos son anti-Cristo. Ellos son ungidos con el Espíritu para hacer las señales y maravillas que Cristo hizo…”.

Para hacer las señales y maravillas que Cristo hizo en este día a tra… manifestado en carne humana como se manifestó. Las mismas señales y maravillas que Cristo hizo, en este tiempo los falsos ungidos las harán, las maravillas y milagros literales que fueron hechos. *¿*Ve usted? Y ellos son ungidos, ellos reconocen que están ungidos, que tienen la unción, que tienen una unción ¿ve? Pero son falsos ungidos. Sigue diciendo:

“… pero no quieren alinearse con Su Palabra”.

¿Con quién? Con la Palabra de Cristo, de Cristo hoy, ¿ve? Con la Palabra del verdadero ungido hoy. No quieren alinearse con esa Palabra. Eso es lo único que ellos tienen malo. ¿Ve?

Muchos vendrán a mí en aquel día y dirán: Señor, ¿no hemos profetizado y echado fuera demonios en Tu Nombre?.

Y Él dirá: Apartaos de mí, ustedes que obran iniquidad; nunca les conocí.

Yo fui pentecostal, Señor (fui de Laodicea)…”.

¿Ve usted? Los que predican que “estamos en Laodicea”: falsos ungidos. “Señor, yo reconozco y predico que estamos aquí en Laodicea; yo soy pentecostal”. Los falsos ungidos son de ahí.

“—Yo soy pentecostal, Señor. ¡Gloria a Dios! Yo grité, hablé en lenguas, y puse las manos sobre los enfermos y sanaron; eché fuera demonios.

Aparataos de mí, ustedes que obran iniquidad, nunca os conocí”.

¿Ve lo que quiero decir? ¿Qué son…, los falsos ungidos? De ahí de la Edad de Laodicea; los que se quedaron ahí para no dejar salir al pueblo; y se quedan ellos ahí. Pero el verdadero pueblo escogido salió de ahí. Pero ellos se quedaron allí. Por eso, aunque traten de aparentar que son verdaderos ungidos de Dios: son falsos ungidos; porque se quedan ahí. Y lo que muestra que se quedan ahí es las cosas que tienen ¿ve? Las cosas que tienen, pues dicen de dónde son.

Por ejemplo, ¿usted quiere saber quiénes están metidos en la Ley todavía? Hoy en día hay religiones que todavía están metidos en la Ley. Mire lo que tienen, y usted verá de donde son: de la Ley; se les pasó por alto la segunda dispensación, la Dispensación de la Gracia; y ya terminó también esa dispensación, y todavía están metidos en la Ley, guardando días, guardando sábados, guardando esto, guardando carne… en vez de comérsela, no se la comen ¿ve? Porque por la oración es santificado el alimento. Entonces las cosas que practican, las cosas que enseñan, la enseñanza que tienen para practicar muestra de qué dispensación son y de qué edad son.

Y eso mismo pasó en los tiempos de los apóstoles: que muchos vinieron de la primera dispensación, de la Ley; y entonces, ¿qué trataron de hacer? Trataron de impedir que el pueblo saliera de la primera dispensación y se metiera de lleno a la segunda dispensación. Y entonces trataron de coger al pueblo y de decirle: “Sí, es verdad lo de Jesús, es verdad que es el Mesías y esto y lo otro; pero hay que guardar el sábado. Es verdad esto y lo otro, pero hay que… no se puede comer de esta carne, ni la otra, ni la otra… Es verdad eso, pero hay que guardar luna nueva, hay que guardar sábado, hay que guardar esta fiesta, la fiesta de los tabernáculos, hay que guardar estas otras fiestas, hay que seguir guardando lo de la Ley; porque ahí dijo Moisés que eso sería perpetuamente, para siempre”.

Pero no se dieron cuenta que es que cuando se cambia de una dispensación a otra, entonces esas mismas cosas que hay en esa dispensación, que se practican en esa dispensación, luego en la otra dispensación se siguen practicando, pero en una escala diferente.

Vea, aquellas cosas literales en la primera dispensación, luego vino a ser practicado pero en forma espiritual en la dispensación segunda.

Por ejemplo, fíjese, aquellas fiestas que Moisés por mano de Dios recibió para que el pueblo practicase: la fiesta de los ácimos, la fiesta de las trompetas, la fiesta de los tabernáculos, y así por el estilo, todas esas fiestas. Esas fiestas después fueron guardadas, y fueron practicadas en la segunda dispensación, pero no en la misma forma que se practicaban en la primera; no en forma literal, sino en forma espiritual. Y fueron practicadas cada una en su tiempo; que vinieron entonces a ser, las prácticas de esas fiestas, vinieron a ser ¿qué? Vinieron a ser las siete edades de la Iglesia. Y la fiesta espiritual en cada edad, era la fiesta literal que era en la Ley de Moisés.

Entonces, cada edad de la Iglesia venía a ser una de esas fiestas; y la última fiesta era la fiesta ¿de qué? de los tabernáculos. Y vino a representar, la fiesta de los tabernáculos literal que se hacía allá, vino a representar la fiesta de los tabernáculos que es la fiesta espiritual de la última edad de la iglesia, que es la Edad de Laodicea.

¿Ve usted? Dios no quita nada. Lo que Dios hace es que engrandece. Lo de una dispensación en la próxima dispensación está más engrandecido. Y cuando es engrandecida una cosa, entonces corresponde al pueblo de Dios moverse a aquello que Dios ha engrandecido, ¿ve usted? No quedarse con lo que tenía anteriormente en la forma que está; porque para la próxima dispensación eso mismo estará pero en forma más grande, más engrandecida.

Por eso es que encontramos que todas esas cosas literales tipifican las cosas espirituales.

Pero fíjese, después de la séptima fiesta, que es la fiesta de los tabernáculos, que tipifica la fiesta pentecostal o de la edad pentecostal, ¿qué viene después? Viene luego la Santa Convocación, que es el tiempo de Jubileo. Y entonces le corres… Fíjese, todo el pueblo va subiendo. Empieza abajo y va subiendo y va subiendo y va subiendo; pero luego le toca, después que ha subido todas esas edades, luego le toca volar.

Luego le toca subir más arriba, a otro lugar más, donde se celebra la fiesta o se celebra la Santa Convocación; o donde lo que va a encontrar es un Jubileo en ese tiempo de Jubileo, en ese Año de Jubileo, que es el año número 50; porque 50 es Pentecostés.

Y fíjese que el Pentecostés de allá del Día de Pentecostés con los 120, aquel fue un Pentecostés espiritual, donde recibieron las primicias del Espíritu Santo; acá hay otro Pentecostés, acá hay un Pentecostés más grande todavía que aquel. En aquel recibieron las primicias, en este se recibe la plenitud, ¿ve usted? En aquel se recibió ¿qué? En aquel se recibió lo primero. En este se recibe todo.

Todo lo que los hijos de Dios perdieron se recibe en este Pentecostés; porque este es el tiempo en que todo lo que los hijos de Dios perdieron, luego les es restaurado en este tiempo. Y antes de los hijos escogidos de Dios salir de esta dimensión en lo literal, antes de salir de aquí, ellos mostrarán…; y las gentes verán que realmente…; no sé cuántos lo verán, pero estará manifiesto de que realmente los hijos de Dios han regresado a su posición original antes de la caída.

Lo vimos en Jesús, lo vimos en el hermano Branham: tenía poder y autoridad, todo el poder y autoridad que perdió Adán y Eva, todo el poder que perdió Adán. Porque Adán, encontramos en el libro de Los Sellos, encontramos que Adán tenía todo el poder y la autoridad aquí sobre la Tierra; él era Dios aquí en la Tierra, y Dios era el Dios del universo, ¿ve? Pero aquí en la Tierra Dios puso a Adán como Dios: él podía decirle al árbol de mango o al árbol de toronja o al árbol de aguacate, o a cualquier árbol que estaba allí, le podía decir: “Pásate de aquí allá”, y él se pasaría, no había ningún problema.

Él podía hablar, y venían las cosas a la existencia; porque él tenía la Palabra, él tenía el Título de Propiedad como hijo de Dios, él lo tenía; por lo tanto, él en esta Tierra podía hacer todas las cosas que tuviera que hacer.

Todos los animales del campo le obedecían a él; porque él era su rey, su gobernante aquí en la Tierra. Él era el rey, el gobernante aquí en la Tierra, sobre todo lo que había aquí creado: sobre los animales, sobre los peces, sobre las aves, sobre los árboles; sobre todo él era el rey; pero esa posición la perdió cuando pecaron.

Luego encontramos al mismo Dios que se hizo carne humana; y vino y era el Rey; por eso todo le tenía que obedecer a Él ¿ve? Él hablaba y todo le obedecía; le hablaba a cualquier animal, y le tenía que obedecer; le hablaba a la naturaleza, y le tenía que obedecer la naturaleza; por eso encontramos que le hablaba a los árboles, y los árboles actuaban.

Y vea usted que algunas veces habló bendición, pero otras veces habló juicios; aun sobre los árboles. Encontramos que aquella higuera, por no tener el fruto que tenía que tener (porque el Señor lo quería y lo necesitaba, y no lo tuvo), habló palabras de juicio, de maldición, y se murió, ¿ve usted? Pero también encontramos palabras de bendición en otros casos. Y lo que fuese hablado a través de esa carne humana, acontecía.

Encontramos que le habló a los vientos, y los vientos obedecieron. Por lo tanto, vemos que era (¿quién?) el Dios Todopoderoso, el Rey del Universo viniendo aquí a la Tierra; y como Él es el Rey del Universo, lo mismo le tiene que obedecer allá, cualquier planeta de allá, que cualquier cosa aquí en la Tierra. Todo le tiene que obedecer a Él; porque todo fue hecho y creado por Él y para Él.

Por lo tanto, le vimos manifiesto de esa manera; pero después de eso encontramos que no habíamos visto a ningún hombre, ningún ser humano, con todo ese poder restaurado en él, todo el poder restaurado en él en toda Su plenitud; luego lo vimos en uno de los hijos de Dios, en uno de nuestros amados hermanos, uno igual que nosotros, uno que fue redimido, ¿ve usted?

En Jesús lo vimos; pero Él no era uno que fue redimido: Él era uno que vino a redimir; porque Él era Dios.

Pero ese mismo poder que perdió Adán y Eva nunca lo habíamos visto plenamente obrando a través de ningún ser humano en esa forma plena, sino solamente en Jesús; pero luego le hemos visto en este siglo XX en un redimido, en uno que fue redimido: en nuestro amado hermano Branham; lo vimos manifestado a través de él. ¿Quién? Dios a través de él, la Palabra manifiesta a través de él, el Libro de la Vida restaurado en sus manos, ¿ve usted?

Y cuando se tiene el Libro de la Vida, que es la Palabra, que es la revelación de los Sellos, pues entonces cualquier cosa que sea hablada, no importa lo que sea hablado —sea bendición, o sea maldición—: ocurrirá.

Vea usted: “Lo que atares en la Tierra, será atado en los Cielos; lo que desatares en la Tierra, será desatado en los Cielos”. Por lo tanto, no importa lo que sea hablado, tiene que acontecer. Y hacia ahí es que va usted y voy yo, hacia ahí es que vamos. Estamos madurando en esa forma, estamos madurando hasta que lleguemos a la total madurez; y entonces totalmente veremos en nosotros lo mismo que vimos en Jesús, que lo vimos en el hermano Branham, y lo veremos también en nosotros.

Ahora, veamos que lo mismo es en el Cielo que en la Tierra, lo mismo es en esta dimensión que en la otra dimensión, lo mismo es en el campo físico o material que en el campo espiritual, ¿ve usted? Todo depende para qué campo sea hablada esa Palabra. Si es hablada para el campo espiritual, lo que sea hablado tiene que ocurrir en el campo espiritual; no puede ser hablada para el campo espiritual y ocurrir en el campo literal. Si es hablada para el campo espiritual, ocurrirá en el campo espiritual; aunque después, más tarde, se refleje en el campo natural.

Ahora, nosotros vamos en ese camino, y todo esto está supuesto a suceder en este día, o en este tiempo de Jubileo; porque es el tiempo en que los hijos de Dios serán adoptados, es Día de Adopción ¿ve? El Día Octavo, o Día o Año Cincuenta, es el Día de Adopción; es el día en que los hijos de Dios serán adoptados, es el día en que los hijos de Dios reciben y toman el Título de Propiedad, es el día en que ellos tienen la libreta de cheque para firmar todos los cheques que tengan que ser hechos, y así que sea hecho lo que tenga que ser hecho en el Reino de Dios.

Ahora, estamos en este tiempo glorioso en el cual pues estamos madurando. Imagínese, por ejemplo, si usted como padre pues tiene dinero en el banco, y es una persona rica, usted tiene que ver que su hijo es una persona madura, y que ha llegado a una madurez en la cual usted le puede confiar el dinero o la herencia que usted tiene; todo lo que va a ser la herencia para él, toda la herencia…; porque lo que usted tiene, será de sus hijos ¿ve? Entonces, eso usted no se lo va a confiar así porque sí, sin saber que él sabrá usar ese dinero y sabrá administrar todas las propiedades que usted tiene; porque si lo hace, lo que va a hacer es malgastar todo, usarlo mal usado; y en vez de ser de bendición lo que él hace, ha de ser de maldición; en vez de ser de provecho, no va a serle de provecho; en vez de ayudarle, lo que va a hacer es desayudarlo; en vez de hacer un trabajo de beneficio, lo que va a hacer es un trabajo (¿de qué?) de destrucción.

Y a lo último va a actuar tan mal, y seguirá actuando tan mal en lo que le fue permitido usar, que ¿qué le pasará? Lo último que le pasará es que se va a matar él mismo con todo lo que usted le ha dado. Imagínese, si no tiene madurez, a lo mejor compra un carro de carreras, se va a correr, y ahí se va a matar, ¿ve?

En lo espiritual pasa la misma cosa. Es un tesoro, es una herencia muy grande, es el Libro de la Vida, es el Título de Propiedad de los hijos de Dios, es la herencia de los hijos de Dios, es la Palabra en Su plenitud. Pero imagínese que una persona sin tener madurez espiritual, sin haber llegado a madurez, le sea puesta en las manos la plenitud de la Palabra, le sea puesta en las manos ese Título; y… digo como individuo, estoy hablando ahora como individuo. Y usted venga y: “Bueno, ahora yo soy el que mando aquí”; porque es así.

Entonces, por ejemplo, cuando el hijo de la familia es adoptado en la casa… (esto se practica por allá por el oriente); entonces en los negocios del padre, en todos los negocios quien manda es el hijo, ¿ve? Ese hijo que fue adoptado pues viene y: “Bueno, esto se va a hacer así, de esta manera”; él habla y las cosas son hechas como él lo hable, porque ha llegado el tiempo de adopción para él; es lo mismo que si el padre estuviera dando esa orden: todos tienen que obedecerle.

Y la naturaleza, los Cielos, la tierra, los árboles, los animales… Y recuerde… los animales. Y entre los animales está la serpiente, y la simiente de la serpiente está por ahí también, ¿ve usted?

Por lo tanto, todo ser humano, todos los ángeles, todo lo que existe tiene que obedecer a los hijos de Dios cuando ellos como individuos tengan el Título de Propiedad en sus manos, ¿ve usted? Lo que sea hablado, ocurre. Porque ha sido hablado por uno que puede hablarlo y está autorizado para hablar lo que tenga que hablar; y todo le tiene que obedecer.

¿No lo vimos, eso, en Jesús? El Rey eterno haciéndose hombre, pues tuvo que ser hecho así, y todo le tenía que obedecer. Lo que estaba en los Cielos, lo que estaba en la Tierra, lo que estaba debajo de la Tierra, todo tenía que obedecerle.

Lo vimos también manifiesto ahora en uno de los hijos de Dios, el primero de ellos: el hermano Branham, el primero de ellos que fue redimido ¿ve? Que llegó a la madurez. Y entonces, al llegar a madurez, podía entonces hablar; y lo que hablara, tenía que acontecer.

Habló las ardillas a la existencia, y no solamente una ocasión. Fue a cazar unas cuantas veces y no había, y las habló a existencia, y aparecieron.

Es que cuando uno que tiene autoridad y que tiene la herencia en sus manos, lo que le pertenece, cuando dice: “Hágase esto de esta manera”; si no hay: tiene que aparecer para que se haga, ¿ve? Cuando necesita algo…

Es como cuando entra un jefe o el dueño de una compañía, entra a su propiedad y está buscando algo, y dice: “Quiero tal cosa”. —“No hay tal cosa”. — “Bueno, si no hay, pues que la busquen, pero tiene que haberla; porque yo la necesito. Búsquenla donde la haya. Y no me aparezcan aquí sin ella; porque yo la pedí y la necesito”. ¿Ve? Y se cumple ¿qué? Lo que habló.

Y entonces cuando los hijos de Dios, los escogidos, como individuos ya adoptados, necesiten tal o cual cosa, y no lo hay aquí en la Tierra: tiene que ser creado por la Palabra, ¿ve? Tiene que aparecer.

Por lo tanto, hacia allá es que vamos; pero primero tiene usted y yo que recibir ¿qué? El Libro, el Título de Propiedad, recibirlo; tenemos que recibirlo. Y cuando lo tengamos en nuestras manos, cuando lo tengamos con nosotros, entonces la cosa cambiará.

¿Y qué es el Libro de la Vida? ¿Qué es el Título de Propiedad? El Libro de la Vida, el Título de Propiedad, fue abierto. Es la revelación de los Sellos, es el Libro de los Sellos sellado con siete Sellos. Pero cuando fue abierto entonces el Libro fue abierto, el Título de Propiedad fue abierto; y entonces el próximo paso es: Los hijos verdaderos de Dios recibir ese Libro.

Ya está abierto; y fue abierto para los hijos de Dios. Entonces recibirlo es más fácil que abrirlo, ¿ve usted? Dios lo tuvo que abrir; pero quien lo recibe es usted, ¿ve usted? Usted no lo podía abrir, eso era un trabajo de Dios; pero sí, usted puede recibirlo.

Por lo tanto, nosotros estamos en una etapa muy importante, muy gloriosa, en la cual, fíjese, por el mismo proceso que pasa este mundo: pasa la Iglesia, y pasa usted y yo como individuo.

Ahora, el Título de Propiedad, que es los Sellos, que es el Libro, que es la Palabra: Adán perdió el Título de Propiedad, y regresó (¿a dónde?) a las manos de Dios.

Fíjese, Dios lo había puesto en las manos de Adán, pero Adán lo perdió cuando pecó; y Dios lo tomó. El diablo no lo podía tomar.

Imagínese si el diablo toma el Título de Propiedad de los hijos de Dios, ¿qué no hubiera hecho el diablo? Él sin tenerlo y mire todo lo que ha hecho. Pero el diablo no puede hacer una cosa: el diablo no puede crear; él lo que hace es que pervierte lo que ya Dios creó.

Pero si el diablo hubiera logrado apoderarse del Libro de la Vida, del Título de Propiedad de los hijos de Dios, cuando Adán lo perdió, el diablo se hubiera convertido ¿en qué? En un creador; porque el Título de Propiedad es la Palabra, y por la Palabra fueron hechos los Cielos y la Tierra; y todo lo que es hecho, lo que fue creado, fue creado ¿por qué? Por la Palabra.

Pero el diablo no pudo apoderarse de él. Dios lo recogió nuevamente, lo tomó nuevamente.

Él se lo había dado a Adán; Adán lo perdió; Dios lo tomó. Pero el diablo tomó lo que Dios había hecho o lo que había creado a través de la Palabra. Lo que había sido hecho con el Libro de la Vida, con la Palabra, el diablo se apoderó de ello; pero no se pudo apoderar de la Palabra, del Libro de la Vida, del Título de Propiedad.

Por lo tanto, el diablo entonces tomó todo lo que Dios había creado, y comenzó a pervertir todo lo que Dios había creado, ¿ve usted? Entonces comenzó a pervertirlo todo. Y por eso es que comenzó a ligar una cosa con la otra para sacar ¿qué? Otra cosa.

O sea, el diablo es un imitador; y el diablo, con las perversiones, lo que él hace o trata de hacer, es que él trata de crear; pero como él no es un creador, él entonces hace lo mismo que hacen los científicos.

Como los científicos no son creadores, pues lo que hacen es que ligan una cosa por aquí con otra por aquí, y sacan otro producto ¿ve? Entonces ligan esto por aquí con esto por aquí, y sacan otra cosa. Y así es como hace el diablo. Como hacen - como hace el diablo es que hacen (¿qué?) los científicos; porque la ciencia de los científicos viene del árbol de ciencia del bien y del mal, ¿ve?; la ciencia de los científicos viene del diablo. Por eso la línea científica viene por ahí, viene del diablo; y por eso es que ellos lo que hacen es ligar una cosa con otra, de las cosas que ya Dios creó, ¿ve?

Entonces cogen… Por ejemplo, la bomba atómica, mire, eso no es una creación; eso es una perversión de lo que Dios creó; eso es una perversión. Y entonces, ¿qué es lo que producen las perversiones? La perversión siempre produce ¿qué? Produce muerte. Las perversiones siempre producen ¿qué? Mal para aquellos que la reciben.

Quien recibe una bomba atómica explotada, no recibe nada bueno, ¿verdad? El que recibe… al que le explota una bomba atómica encima, no recibe nada bueno. Lo que recibe es muerte, destrucción y todas esas cosas.

Y así pasa también en este tiempo en lo espiritual. ¿Qué nos dice el hermano Branham que es una bomba atómica? [CORTE DE AUDIO]…

… hijos de Dios, porque es una defensa contra el enemigo; pero fíjese que cuando intelectualmente se toma de aquí de la Palabra, de aquí, de aquí y de aquí: forman una denominación, forman un concepto intelectual de lo que Dios dijo.

Y entonces eso: siendo la Palabra una bomba atómica, imagínese lo que ellos están haciendo con eso; entonces les va a explotar en las mismas manos, y los va a matar espiritualmente a ellos.

Y eso es lo que les pasa a ellos por estar ligando una cosa con la otra. Están haciendo esa clase de experimentos, y produciendo cosas intelectuales; la misma Palabra los mata.

Y ¿no es la misma, las mismas bombas atómicas, bombas de hidrógeno, y todas estas cosas que los científicos han descubierto y que los científicos han hecho, no es eso mismo lo que va a destruir esta humanidad? ¿No es por poder atómico que van a ser destruidos dentro de poco estas gentes, esta civilización?

Eso mismo es lo que los va a destruir; porque ellos tomaron… El átomo, ¿quién lo hizo? Lo hizo Dios, ¿ve? Pero ellos comenzaron a descomponerlo.

Y así pasa con la Palabra: quien descomponga la Palabra, le va a ser de destrucción; y va a morir por poder atómico; por ponerse a descomponer la Palabra de Dios. Esa misma Palabra que ellos descomponen, la misma Palabra los va a matar.

Por lo tanto, encontramos entonces, que ese Libro de la Vida, los Sellos, que es el Libro de la Vida, que es el Título de Propiedad que Adán perdió, ese Libro sería restaurado nuevamente ¿a quién? Ese Libro sería restaurado a los hijos de Dios.

Ese Libro es la Palabra. Mientras tanto, estuvo sellado ese Libro. Nadie lo podía abrir. Por lo tanto, nadie nadie podía ¿qué? Nadie nadie podía usarlo, nadie nadie podía usar el Título de Propiedad en esta Tierra; porque estaba en las manos de Dios y estaba cerrado; entienda usted bien eso.

Pero un día sería restaurado el Título de Propiedad a los hijos de Dios. Para ser restaurado tenía que ser tomado entonces, o salir de las manos de Dios; y luego ser entregado nuevamente a los hijos de Dios, ¿ve? Entonces eso fue lo que ocurrió ¿cuándo? Eso fue lo que ocurrió en 1963 con la apertura de los Sellos: Que el Cordero (el Cordero, que se convirtió ¿en qué? Se convirtió en León), el Cordero vino y cambió Su trabajo de Cordero, lo pasó o lo cambió a León.

Y cuando lo cambió a León y vino a ser el León de la tribu de Judá: vino entonces a llevar a cabo algo muy importante para beneficio de todos los hijos de Dios. Vino entonces, y tomó el Libro de la mano de Dios, del Espíritu Eterno, lo tomó; y entonces ¿qué hizo? Lo abrió y lo dio a la Iglesia, lo dio a los hijos de Dios, lo dio a la Iglesia; entonces, lo dio a conocer, lo abrió, lo trajo para la Iglesia y lo abrió; lo dio a conocer a Su Iglesia, a Su Novia ¿ve usted?

Entonces, al darlo a conocer a Su Novia, la Novia entonces, como grupo, como grupo entonces la Novia llegó a la etapa de adopción como grupo ¿ve? Llegó a la etapa de adopción como grupo. Y la Novia tuvo entonces la plenitud de Dios en carne humana cuando tuvo a Dios en toda la plenitud en el hermano Branham.

Ahora dese cuenta usted, cuando las cosas son como grupo: miren cómo funcionan las cosas cuando las cosas son como grupo.

Ahora, tenemos también que ver cómo son las cosas cuando las cosas son como individuo.

Vemos que la Iglesia como grupo o la Novia como grupo, estuvo recibiendo ¿qué? El Libro de la Vida. Y encontramos entonces, que del 63 para acá, cuando fue abierta la revelación de los Sellos, ¿qué estaba recibiendo y qué Dios estaba dándole al pueblo?, ¿qué Dios le estaba dando a Su Novia? Le estaba dando el Libro de la Vida, la Palabra, el Título de Propiedad; eso era lo que le estaba dando a la Novia.

Por eso es que la Novia como grupo podía venir delante de la presencia de Dios, que estaba en carne humana, y desear tal y cual cosa. ¿Y qué era lo que decía Dios? Pasaban así, en línea de oración, pasaban así, y les decía… es más, sin ellos hablarle decía cuál era el deseo del corazón de ellos; cumpliéndose así que, aun antes de ellos hablar, Dios escucharía y les respondería. ¿Ve? ¿Lo ve usted? Dios obrando así como grupo, mire cómo obró: antes de hablar, ya Dios sabía lo que ellos iban a pedir, y ya les es concedido lo que ellos iban a pedir.

Antes de hablar solamente ¿qué era? Aún el deseo del corazón. Ya Dios lo sabía y le contestaba el deseo del corazón, y le era concedido. Entonces les decía: “Su enfermedad es tal o cual, y usted vive en tal y tal sitio; así que váyase, está sano”. ¿Ve? Era el mismo Dios haciendo y hablando y concediéndole las peticiones del corazón de la Iglesia como grupo ¿ve? Estaba discerniéndole el corazón a la Iglesia.

Ahora, todo eso después, más adelante, en otro tiempo y en otra etapa, eso mismo se movería a la escena nuevamente; y entonces vendría a ser como individuo: un trato de Dios con individuos; y ya no más con la Iglesia como grupo, sino con usted como individuo.

Porque así como la Iglesia es el Tabernáculo del Dios viviente —la Iglesia completa es el Tabernáculo del Dios viviente—, usted como individuo es el tabernáculo también del Dios viviente; o sea que lo mismo que es la Iglesia como grupo, usted lo es como individuo.

Por lo tanto, por el mismo proceso que pasa la Iglesia como grupo, pasa usted como individuo; así como por el mismo proceso que pasa esta Tierra como planeta, pasa la Iglesia como grupo, y pasa usted y yo como individuos.

Porque fíjese, la Tierra, este planeta Tierra ¿es qué? Tierra es polvo. Y la Iglesia fue formada ¿de qué? La Iglesia del Señor fue formada de personas que pertenecen al polvo de la tierra, o sea que son tierra también, nuestros cuerpos son tierra. Así que, vea usted que lo mismo que es el planeta, somos nosotros, pero ya en un estado más avanzado.

Así que encontramos, entonces, que cuando se moviera a la escena la etapa de Dios obrar con individuos, y no con grupos, entonces la cosa sería más gloriosa todavía; porque fíjese, cuando obró con Su Novia como grupo, le fue restaurado el Libro de la Vida; y todo lo que la Novia pidiera, le era concedido; todo lo que pidiera, le era concedido.

Y encontramos que todo lo que Dios habló, todo lo que Dios habló a través de esa Novia, de esa Novia adoptada, todo lo que Dios habló a través de esa Novia adoptada, todo fue ASÍ DICE EL SEÑOR. Bueno, ¿y cómo Dios habló a través de la Novia? ¿Y cómo fue adoptada la Novia? La Novia fue adoptada como grupo, y Dios habló a través de la Novia como grupo; pero la boca de la Novia como grupo ¿quién fue? Malaquías 4:5.

Todo lo que tenemos, lo habló Dios a través de la Novia. Dios hablando a través de la Novia, pero el instrumento era el hermano Branham. La Novia, o los miembros de la Novia como individuos, nada teníamos que hablar; era Dios quien tenía que hablar.

Y Dios… Fíjese, un cuerpo… “Bueno, pues está hablando fulano de tal”. Usted ve a una persona hablando: “Está hablando Fulana de tal o Fulano de tal”, pero ¿qué pasa? No está hablando el brazo, no están hablando los pies, no está hablando el cuello, no está hablando nada. ¿Quién está hablando? Está hablando la boca del individuo.

Por lo tanto, la boca era la que tenía que hablar. Y la boca de Dios siempre es ¿qué? Un profeta. Por lo tanto, Dios habló por la boca de Su Novia. Así que encontramos, entonces, que Dios estuvo hablando por Su Novia en este tiempo, Dios habló por Su Novia, y Dios hizo todo lo que hizo a través de Su Novia como grupo ¿ve usted? Dios lo hizo. Pero muchos no se dan cuenta que Dios haciendo todas las cosas, tenía una parte de ese cuerpo, de esa Novia, que era el instrumento que Dios usaba, ¿ve usted?

Entonces, vimos cómo Dios se movió a la escena obrando en la Iglesia o la Novia como grupo; pero por el mismo proceso que pasa la Tierra, pasa la Iglesia como grupo y pasa el individuo.

Y ahora fíjese, ahora en este tiempo en que estamos, estamos en la etapa en que Dios no está obrando en la Iglesia como grupo, porque se ha movido Dios para obrar en usted como individuo; y usted es el tabernáculo del Dios viviente; y ahora Él está obrando en usted como individuo. Por lo tanto, la cosa no tiene nada que ver con que “si fulano acepta o si fulano ve, entonces yo veo”; no; porque es algo ahora en una etapa individual. Muchos pueden ver y usted no ver nada, o usted ver y otros no ver nada, ¿ve usted?

Ahora, Dios se ha movido a la escena para obrar en nosotros como individuos; pero al moverse a la escena para obrar como individuos… Fíjese, tiene que moverse a la escena como se movió allá también; como se movió allá, para Él poder hacer - lo que hizo allá como grupo, poderlo hacer acá en nosotros como individuos.

Entonces, Él allá se tuvo que mover…; porque Él para moverse en medio de Su pueblo, ¿tiene qué? Él tiene Su forma para hacerlo. Él no se mueve a través de cualquier cosa. Él se mueve a través de lo que Él predestino para Él moverse.

Entonces la redención no vino a través de cualquier cosa; vino a través del canal que Dios predestinó para Él llevar a cabo la redención; y ¿fue qué? Jesús de Nazaret. No podía ser cualquiera, tenía que ser Uno especial, Uno predestinado para ese trabajo y para ese propósito.

Encontramos que tampoco la perfección de la Novia o de la Iglesia como grupo, y la restauración del Libro de la Vida a la Iglesia como grupo, no podía venir a través de cualquiera; no podía venir a través de tal ministro, o tal ministro, o tal ministro, o de cualquier hermano de la congregación. Tenía que venir a través de la forma que Dios predestinó para Él llevarlo a cabo, ¿ve usted?

Entonces Él predestinó que habría de venir ¿a través de qué? ¿De un Cordero o de un León? Tenía que venir a través del León de la tribu de Judá. Por lo tanto, tenía entonces que haber una manifestación de parte de Dios en carne humana que concordara con el León de la tribu de Judá.

Entonces, eso tenía que ser entonces Dios obrando y llevando a cabo eso a través de carne humana, identificándose o identificado con el símbolo del León de la tribu de Judá. Y eso lo encontramos y por eso es que hoy en día sabemos quién es el León de la tribu de Judá y cómo se llama: el Hijo de David, ¿ve usted? El cual venció, el cual prevaleció y tomó el Libro, y lo abrió y nos lo dio a conocer.

Así que vemos que ya el León de la tribu de Judá abrió el Libro, abrió los Sellos, y lo dio a conocer, lo reveló, lo trajo a la Novia o a la Iglesia como grupo. Pero, ¿qué pasa? Como individuos no habíamos entendido, porque Dios no estaba tratando con Su Iglesia como individuos, sino como grupo; estaba tratando con la Novia como grupo y no como individuo.

Por eso Él dijo: “Después que yo me vaya, entonces entenderán el Mensaje”. ¿Cómo? ¿Qué quiere decir eso? Bueno, en palabras claras: “Toda la revelación está viniendo, y como individuos la están malinterpretando, la entienden mal; ustedes como individuos entienden mal estas cosas. Pero cuando yo me vaya entenderán bien”.

Ahora, si para Dios, vea usted, para Dios traer el Libro de la Vida, Su Palabra, la revelación de los Sellos, y traerla a la Iglesia como grupo, ¿qué Él hizo? ¿Vino así porque sí? ¿Vino del aire? ¿O la Iglesia como grupo se reunió y comenzó a conjeturar: esto creemos que es esto y esto? No, no, no. Vino por el canal predestinado de Dios, vino a través de uno, de uno del grupo en el cual estaba el ministerio que correspondía para Dios dar a conocer o traer la revelación de todos esos misterios, para Dios traer a Su pueblo el Libro de la Vida, o sea, el Título de Propiedad que Adán había perdido.

Y ahora, para cuando Dios está tratando con nosotros como individuos, entonces cada cual como individuo no va a tratar de buscar y encontrar esas cosas. Dios, de entre cada uno de nosotros como individuos, de entre todos los escogidos como individuos, Dios tendrá aquellos que Él haya predestinado y que en ellos esté el ministerio que corresponde para Dios entonces tomar esa Palabra que fue revelada a la Iglesia como grupo, como Novia… Fue revelada, pero como individuos no entendíamos nada; entonces llegaría el tiempo en que habríamos de entender; porque Él dijo que después que Él se fuera entenderíamos.

Entonces, después que Él se fuera entenderíamos; teníamos entonces que estar esperando, de un momento a otro, entenderlo todo; entender cuál era el misterio del Séptimo Sello, que aunque fue revelado y fue traído, como individuos no lo entendíamos; pero teníamos la revelación. La teníamos porque fue traída; pero no entendíamos esa revelación que fue traída.

Teníamos que entender también cuál fue el misterio de los Siete Truenos, qué fue lo que revelaron los Truenos. Teníamos que entender también cuál era el misterio del Nombre Nuevo y cuál era el Nombre Nuevo; lo teníamos que entender. Fue revelado, fue traído a la Iglesia como grupo, a la Novia como grupo fue traído, fue todo traído, pero como individuos no sabíamos nada de eso.

Entonces habría un tiempo en que Dios prometió que nosotros como individuos entenderíamos. ¿Entenderíamos qué? Entenderíamos el Mensaje, el Mensaje que corresponde para esta tercera dispensación.

Y aunque la Iglesia o la Novia como grupo estaba en la tercera dispensación, como grupo; como individuos no estábamos en la tercera dispensación, como individuos no estábamos en la Edad de la Palabra. Como individuos estábamos todavía metidos y creyendo que estábamos en Laodicea, y metidos en Laodicea todavía, como individuos; pero como grupo estábamos arriba, en la Edad de la Palabra. Entonces, a donde mismo el Señor llevó, subió a Su Novia como grupo, tenía que subirnos a nosotros como individuos.

Ahora, yo le preguntó a usted: ¿Dónde usted está como individuo? ¿Está en Laodicea? ¿Dónde usted está creyendo que está como individuo? ¿Individualmente, dónde usted se coloca? O, ¿dónde lo colocó el Señor? ¿Ve usted? ¿A dónde lo metió el Señor a usted como individuo actualmente? Por lo tanto, ahora la cosa es individual, ¿ve usted?

Entonces, fíjese, ¿qué fue lo que tomó a la Novia como grupo y la subió a la Edad de la Piedra Angular, la raptó a la Edad de la Piedra Angular? La Novia como grupo, espiritualmente, la Novia como grupo espiritualmente fue raptada; fue raptada de acá de Laodicea y fue llevada o raptada a la Piedra Angular, a la Edad de la Palabra, como grupo.

¿Qué fue lo que hizo ese rapto? Cristo, la Palabra. La Palabra es quien la subió, la sacó de Laodicea y la subió arriba. ¿Ve usted? La Palabra. Y Cristo es la Palabra.

Entonces, Cristo, la Palabra, en un hombre y a través de un hombre, siendo expresada en el hermano Branham, fue quien hizo ese trabajo; fue la Palabra, a través de él viniendo, quien subió a la Iglesia; porque el rapto quien lo hace es Cristo, Él es quien rapta a Su Iglesia.

Ahora, entienda bien que estamos hablando de que la Iglesia fue raptada por la Palabra, y fue raptada de Laodicea y fue llevada a la Edad de la Piedra Angular; y que estamos hablando de un rapto espiritual que ya ocurrió, aunque el rapto literal de todos los escogidos, la traslación de todos escogidos todavía no ha ocurrido, ¿ve usted? Porque primero tiene que ocurrir lo espiritual, y luego eso espiritual se materializa; y luego se efectúa en lo físico también, en lo literal.

Ahora, fíjese, la Palabra raptó a la Iglesia como grupo, a la Novia como grupo; por eso es que dice que la Novia está casada. Lo dice desde allá, desde el 63 para acá: la Novia está casada con el virtuoso Hijo de Dios ¿ve? Y encontramos también que la Novia como grupo (como grupo), usted encuentra en algunos lugares que la Novia estaba en la Cena como grupo; y también encuentra, usted encuentra, que el rapto lleva a la Novia a la Cena del Cordero.

Ahora, vea que la llevó de la Edad de Laodicea, la pasó a otra tierra, o a otra dimensión, con un Cielo nuevo, ¿ve usted? Entonces, hacia allá la pasó. Y luego usted encuentra que el Señor nos muestra que… Fíjese, nos muestra Aclamación, Voz de Arcángel y Trompeta de Dios. Cuando el Señor desciende hace las tres cosas; a la misma vez, Él hace las tres cosas.

Ahora, recuerde, esas son tres etapas. Primero, la Aclamación es un Mensaje llamando a la Novia, llamando al pueblo, un Mensaje; y luego, cuando llama a la Novia, la llama con ese Mensaje. Es, ese Mensaje, la revelación de los Sellos. La revelación de los Sellos, la apertura de los Sellos, es la Aclamación.

Luego, ¿qué es el otro paso? El otro paso es la Aclamación… Digo, el otro paso, más bien el otro paso ¿es qué? El otro paso es la Voz de Arcángel. Ahora, vamos a leerlo aquí:

“El Mensaje entonces llama a la Novia”.

Ahora miren, miren un poquito antes: página 31 del mensaje titulado “El Rapto”[2]; dice:

“Yo le puedo perdonar, pero siempre recordaré que usted hizo estas cosas malas. En tal caso usted no es justificado, sino solamente perdonado. Pero en los ojos de Dios, la Novia es justificada. Nunca hizo el mal. Amén. Allí está parada, casada con el virtuoso Hijo de Dios. Nunca pecó”.

¿Ve usted? Ahora, vea que ahí Dios está hablando de Su Novia como grupo. Ahora dice:

“El Mensaje entonces llama a la Novia: ¡La aclamación!”.

Que es el Mensaje, es lo que llama a la Novia.

Aquí en la página 29, también él hablando acerca de la Aclamación dice [párr. 152-153]:

“Ahora, la primera cosa es la aclamación, luego la voz y después la trompeta. La aclamación es un Mensaje preparando a la gente”.

La Aclamación es un Mensaje preparando a la gente*.*

“La segunda cosa es la voz de la resurrección. Es la misma voz que encontramos en Juan 11:38-44, la cual llamó a Lázaro del sepulcro.

Tenemos, pues, la preparación de la Novia y luego la resurrección de los muertos, para subir todos juntos.

(…) Ahora fíjese, son tres cosas que suceden. La siguiente ¿cuál será? La trompeta. Una aclamación, una voz y una trompeta.

La tercera cosa será la trompeta, lo cual, en la fiesta de las trompetas, siempre era llamando a la gente a la fiesta (no se les escapen estas cosas). Eso será la Cena del Cordero con la Novia, allá en el Cielo”.

Ahora, recuerde (como ya hemos estudiado y hemos visto que el Señor nos ha mostrado) que cielo es: atmósfera ¿ve? “En el Cielo”. Hay cielo literal y hay Cielo espiritual, no pierda eso. Cuando hablamos de la cosa literal, pues será cielo literal; cuando hablamos de la cosa en el campo espiritual, pues entonces el Cielo es un Cielo espiritual, y la Tierra es una Tierra espiritual, ¿ve usted?

Y entonces, la Cena es ¿dónde? Allá en el Cielo.

Bueno, y la Cena es ¿para qué? Para comer. Y la Cena ¿viene cuándo? La Cena viene en la Tercera Etapa del rapto, la Cena viene en la Trompeta de Dios. Y la Trompeta es ¿para qué? Para congregar al pueblo para [párr. 154]:

“La primera cosa era el Mensaje llamando a la Novia; y luego es la resurrección de los que duermen, la Novia que ha muerto en las otras edades; y todos se juntarán con la Trompeta en la fiesta en los Cielos”.

Y todos se juntarán con la Trompeta. ¿Con qué se juntan? Con la Trompeta, en la fiesta, para una fiesta y en una fiesta, en los Cielos.

Bueno, y vea usted esta partecita aquí al frente, dice [párr. 153]:

“La tercera cosa será la trompeta, lo cual, en la fiesta de las trompetas, siempre era llamando a la gente a la fiesta”.

Y entonces, la Trompeta esta, que es la tercera fase, ¿qué es lo qué hace? Pues para llamar a la gente a una fiesta también. ¿Que fiesta será? ¿Qué fiesta será a la cual la Trompeta de Dios llama a la gente? Es una fiesta. Entonces… ¿Cuántas fiestas hay ahí? Hay siete fiestas; pero después de las siete fiestas, habría una más grande que todas ellas. ¿Lo que habría sería qué? Un jubileo. Así que ¡eso es más que fiesta! El Jubileo, donde todo lo que pertenece a los hijos de Dios regresaría a las manos de los hijos de Dios. ¿Y qué pertenece a los hijos de Dios? El Título de Propiedad. ¿Y qué es el Título de Propiedad? La revelación de los Sellos. ¿Y qué es la revelación de los Sellos? La revelación de la Palabra en toda Su plenitud, ¿ve? Y eso tiene que regresar a manos de los hijos de Dios como individuos.

Ahora, vea usted que el Señor cuando estuvo tratando en Su Iglesia, con Su Iglesia como grupo, llevó a cabo las tres cosas en lo espiritual y nadie se dio cuenta, ¿ve? Llamó al pueblo, ¿ve? Con la Aclamación el pueblo fue llamado. Luego ¿qué pasó lo otro? Trajo una resurrección de las denominaciones, los sacó literalmente, los sacó de las denominaciones. ¿No fue eso lo que hizo: sacarnos de las denominaciones? Eso es segunda etapa, segunda fase del rapto; porque es el mismo Señor; el mismo Señor, no otro; el mismo Señor con Aclamación, Voz de Arcángel y Trompeta de Dios, ¿ve?

Con la Aclamación trajo un Mensaje para llamar al pueblo. Luego ¿qué paso? Con la Voz de Arcángel, manifestado en la misma persona, ¿qué trajo? Trajo una resurrección, resucitando a Su Novia como grupo, la resucitó de todas las denominaciones, ¿ve? Sacó un grupo, lo sacó como grupo ¿de dónde? De los sepulcros denominacionales; y nosotros caímos en ese grupo, entramos en ese grupo.

Y luego ¿qué pasó? Luego lo otro fue la Trompeta de Dios, llevándola en el rapto a la Edad de la Palabra; por eso usted encuentra en los mensajes que él siempre dice que no estamos en la Edad de Laodicea sino en la Edad de la Palabra, la Edad de la Novia, la Edad de la Venida o la dispensación de la Venida del Hijo del Hombre.

(Con el permiso. Tenemos tan poco tiempo para hacer las cosas, que tenemos que avanzar muchísimo).

Vamos a ver si por aquí en algún sitio hay un sitio donde es hablado acerca de la dispensación actual. Yo quisiera conseguirlo por aquí, déjeme ver si lo consigo[3]:

“El árbol va de un lugar a otro, de una dispensación a la otra”.

Y recuerde que nosotros somos el Árbol, el Árbol-Novia. El Árbol de la Vida es Su Iglesia, Su Novia, hablando de grupo ¿ve? Dice:

“De Lutero pasa a Wesley, de Wesley pasa a Pentecostés, y de Pentecostés pasa a la Palabra.

Es resurrección de nuevo para el verdadero creyente de Su siempre verdadera Palabra. Es Pascua, es resurrección. Dios tiene pueblo por doquier. Ha llegado la resurrección, ha llegado la Pascua para ellos. ¿Por qué? Ellos han resucitado (Amén) de credos y denominaciones…”.

¿Ve? ¿Lo ve usted? ¿De dónde resucitaron? De credos y denominaciones, de Laodicea, que es donde estábamos; ¿y a dónde pasamos? Al día de resurrección, al Día de Pascua, que es el día ocho; porque el Señor resucitó el día ocho, que es domingo. Y esto es nuestro domingo espiritual; no domingo literal, sino domingo espiritual, en una resurrección espiritual y una Pascua espiritual.

“… han salido de ella (de las denominaciones y de los credos). Es Pascua otra vez. La simiente real ha estado escondida en las raíces, la Palabra, escondida allí por años y años; y ahora comienza a ser revelada. Es Pascua. Predestinados desde la fundación del mundo, esta Iglesia ha comenzado a ponerse de pie. Noten cómo predestinó Dios en el principio… (Lo voy a decir de todas formas).

Para restaurar su primer Árbol en tres días, después de Su muerte (después de muerto el primer Árbol), lo restauró en tres días. ¿Es eso correcto? Lo restauró. Así que el Árbol de la Novia va a ser restaurado en tres edades, quise decir tres días, tres etapas, quise decir tres etapas. En tres etapas será restaurado: justificación, santificación y bautismo del Espíritu Santo; uno, dos y tres.

Vean ustedes, después de tres días el primer árbol fue restaurado a lo original, con las mismas señales, las mismas maravillas. Jesús regresa, el mismo Jesús haciendo las mismas cosas. Al final del tercer día las señales aparecieron, no al final del primer día. ¡Oh, hermanos! ¡Espero que ustedes lo estén recibiendo!”.

O sea, entendiendo lo que él está hablando. Sabiendo que nosotros en lo espiritual estamos o estábamos en el tercer día; después de ese tercer día, que es Laodicea, que es la edad pentecostal, después de ese tercer día era entonces el día que aparecería el Señor, aparecería resucitado.

“¡Oh, hermanos! ¡Espero que ustedes lo estén recibiendo! Al tercer día fue cuando la real manifestación de Cristo fue conocida, al final del tercer día. ¿Lo ven? ¿Lo están recibiendo?

Al primer día muerto, al segundo día hubo un rumor pero aún estaba muerto: Lutero, allá todavía muerto. Wesley, hubo un sencillo rumor. (Pero ¿qué pasó?). Al comenzar el tercer día se escuchaba un rumor. Nada en el primer día de Lutero, nada en el segundo día; pero en el tercer día (la dispensación del Espíritu Santo) hubo un rumor de que Él era el mismo ayer, hoy y por siempre.

Pero al final del tercer día es donde él se dio a conocer. Viene entre ellos, viene entre Su pueblo, y dijo: Véanme, Soy el mismo”.

Después que termino ¿qué? El tercer día. Después que terminó la Edad de Laodicea fue que Él apareció y dijo: “Yo soy el mismo”, ¿ve?

“Las formas muertas llegaron hasta Pentecostés; entonces comenzó el rumor de que era Él.

Ahora, en el último día Él está con nosotros moviéndose en medio nuestro. Al final del tercer día Él apareció y les mostró la señal de Su resurrección, de que Él estaba vivo, el mismo ayer, hoy y por siempre. Frutos vivos de Su presencia. ¿Lo están recibiendo? Se manifestó al final del día en que apareció a todos, Su Iglesia. ¿Por qué? Porque se juntaron, los que estaban de acuerdo, al final del tercer día”.

Ahora, vean ustedes la hora en que estamos, vean ustedes el tiempo en que vivimos. Y entonces mediten en la hora en que estamos, y piensen y sepan que lo mismo que el Señor hizo allá en lo literal, cuando murió y resucitó en lo literal, lo ha hecho acá: obrando con el Árbol-Novia en la resurrección de Su Cuerpo: la Iglesia; pero que usted y yo también tenemos que pasar por ese proceso.

Ya la Iglesia, la Novia, pasó por los tres procesos en una forma espiritual, ¿ve? Pasó por los tres procesos en una forma espiritual: pasó por la Aclamación, pasó por la Voz de Arcángel…

Fíjese, en las edades de la Iglesia: siete ángeles; pero para la Edad de la Palabra: un Arcángel, que es más que ángel; porque cuando Dios en… cuando Dios a través del séptimo ángel se manifiesta plenamente ¿qué es eso? Ya no es el séptimo ángel como individuo, ya el séptimo se convirtió (¿en qué?) en el octavo, se convirtió en el Arcángel.

Vea usted eso. No es que haya un octavo, sino que es el mismo siete, el mismo séptimo ángel, viniendo a ser entonces ¿qué? Viniendo a ser entonces la manifestación plena de Dios; o sea, Dios en toda Su plenitud.

Entonces, siendo el mismo Señor usando el velo de carne de la séptima edad, usando ese velo de carne, ese séptimo mensajero, lo uso entonces para Él (Dios) manifestarse en toda Su plenitud en la Edad de la Palabra. Entonces vino a ser ¿qué? Voz de Arcángel, la Voz de Cristo. El mismo Cristo ¿trayendo qué?, ¿o produciendo qué? La resurrección de Su Novia como grupo. La resucitó (¿de dónde?) de las denominaciones. Es una resurrección espiritual, ¿ve?

Ahora, recuerde también que por esos mismos procesos que la Iglesia pasa espiritualmente como grupo, también usted y yo pasamos espiritualmente como individuos; y luego también usted y yo, y todos los muertos en Cristo, pasan por ese mismo proceso en lo literal también. Que no vamos a echar a un lado lo literal, porque lo literal tiene un tiempo; pero lo espiritual también tiene un tiempo.

Entonces vemos que ahora, el ciclo que comenzó hace algún tiempo es el ciclo en que Dios se está moviendo en una forma espiritual, tratando con usted como individuo espiritualmente. Ya no está tratando con la Novia como grupo.

Ahora, eso quizás suena un poquito duro para muchos que no entiendan estas cosas, pero es de esa manera; porque ya Dios trató con la Novia como grupo e hizo lo que iba a hacer.

Ahora está tratando con la Novia como individuo; por eso es que la cosa no… Fíjese, lo que Dios está haciendo ahora no tiene nada que ver que el resto de la Novia lo reciba o no lo reciba, no tiene nada que ver que la Novia como grupo lo reciba o no lo reciba. Lo que tiene que ver es que usted y yo como individuos lo recibamos.

No es asunto de grupos; no es de que aquel grupo, el otro grupo o el otro grupo lo recibe. ¿Ve? Es si usted o yo como individuos lo recibimos; porque ya Dios le dio el Título de Propiedad a Su Novia como grupo. Es la revelación de todos los misterios, la revelación de los Sellos. Ese es el Título de Propiedad. La Novia lo tiene como grupo. Como grupo sí. Y por eso es que como grupo, estando Dios en medio de Ella, cuando estuvo en carne humana en el hermano Branham, ¿qué cosa no podía ser hecha? Todas las cosas eran posibles; porque Dios estaba tratando con Su Novia como grupo, ¿ve? Y cualquier cosa que el pueblo quisiera le era concedido, ¿ve? Y cosas tremendas hizo Dios como grupo con Su Novia; hizo todo lo que tenía que hacer.

Entonces, ahora encontramos que la Novia como grupo entró aun a la Santa Convocación, que es la Edad de la Palabra, es el Día Octavo o Día Cincuenta o Año Cincuenta (lo que usted quiera llamarlo). Como Año Cincuenta: pues es el Año de Pentecostés; como Día Octavo, pues es el Día Eterno o Día de Resurrección, ¿ve? Ese era el tiempo de la Santa Convocación. Y todos… Y como grupo pues entró a la Santa Convocación. Y en la Santa Convocación, ahí es la Cena del Cordero, ¿ve?

Por eso es que como grupo, entonces usted encuentra que el hermano Branham hablaba acerca del pueblo y del alimento que le estaba siendo dado; pero usted encuentra que el alimento estaba siendo dado (¿a qué?) a un grupo, a la Novia como grupo; y la Novia como grupo lo cogió y se lo comió como grupo.

Como grupo se lo comió, como grupo todo lo creyó, todo lo recibió, ¿ve?; pero como individuo es en otra etapa. Como grupo, cuando usted se come algo en lo literal ¿a dónde va? Al vientre; y después le es de alimento a todo el cuerpo. Como grupo, el alimento espiritual, ¿a dónde es que usted almacena el alimento que se come? Cuando lo echa para adentro lo almacena en el estómago, y después es distribuido.

Como grupo la Novia lo recibió en su vientre, en su estómago, ¿ve? Donde es efectuada las operaciones para luego distribuirse para todo el cuerpo, ¿ve usted? Todo el Mensaje fue almacenado en el estómago, en el estómago de la Iglesia como grupo, de la Novia como grupo.

Por eso todo fue almacenado allá en Indiana, las grabaciones y todo; y entonces, de ahí encontramos que se distribuye para todo el cuerpo. Eso es como grupo, vea usted bien eso.

Pero luego, cuando se trata de Dios obrar como individuos, entonces la cosa es que el estómago, donde tiene que ser almacenado, donde tiene que ser metida esa Palabra, ese alimento: es en el alma suya, ¿ve usted? Entonces, para Dios hacerlo, tiene que hacerlo como lo hizo para actuar como grupo, de la misma forma, es la misma forma, pero en otra etapa o en otra fase.

Entonces, ¿primero qué es lo que tiene que suceder? Tiene que suceder primero lo que sucedió primero. Vino primero (¿qué?) un Mensaje: la Aclamación. Un Mensaje ¿para qué? Para recoger o para llamar al pueblo.

¿Cuál fue el Mensaje que vino? Los Sellos. Un Mensaje tiene que salir, que viene a ser Aclamación. Estoy hablando ahora como individuo, y el Trono de Dios como individuo. ¿Cómo vino el Mensaje para Dios obrar allá? ¿Y cómo vino la Aclamación? Vino a través ¿de qué? De uno de los escogidos de en medio del pueblo de Dios, vino a través de uno donde había un ministerio de profeta; y entonces, a través de ese ministerio vino el Mensaje de Aclamación. Y luego, ahí mismo, y a través de ese mismo velo de carne, vino también la Voz de Arcángel y vino la Trompeta de Dios, vino todo.

Entonces, fíjese que necesitó Dios tener un ministerio, porque son ministerios de Dios. Tuvo un ministerio a través del cual Él manifestarse para poder hacer eso. Porque Dios, todas las cosas que hace aquí en esta Tierra, las hace a través de carne humana; y sin carne humana no hace nada.

Por lo tanto, necesita carne humana siempre que Él va a hacer alguna cosa. Entonces ahora, en esta etapa, tiene que volver el ciclo a repetirse para Él tratar con nosotros como individuos. Entonces tiene que venir una Aclamación, que es un Mensaje; tiene que venir por carne humana, no puede venir por otra cosa; y entonces ¿para qué? Para entonces eso venir a nosotros como individuos.

Lo mismo que recibió la Novia como grupo, tenemos nosotros que recibirlo como individuos; y cuando viene para recibirse como individuo es que podemos entenderlo, ¿ve?

La Novia lo recibió como grupo, ¿qué? La revelación de los Sellos. La Aclamación la recibió como grupo. Recibió también la Voz de Arcángel, recibió también la Trompeta de Dios; y como grupo entró a todo eso. Pero como individuos no sabían nada de eso, como individuos nadie supo que había acontecido todo eso, ¿ve?

Pero ahora, cuando Dios se mueve a la escena para Él hacer lo mismo que hizo como grupo, hacerlo ahora como individuos en nosotros, entonces sabemos que Él se mueve a la escena nuevamente; y entonces sabemos que allá no fue el ministerio de un hombre: fue el ministerio de Dios manifestado a través de carne humana, fue el mismo Cristo. Porque es Cristo mismo el que hace el llamado. Entonces, Cristo es la Palabra, ¿ve? Es el mismo Cristo, la misma Palabra. Entonces se mueve a la escena para ahora tratar con nosotros como individuos y hacer lo mismo que hizo en la Novia como grupo.

Ahora, encontramos que Él se ha movido a la escena, porque somos testigos de que Él se ha movido a la escena; y ha salido un Mensaje de Aclamación, un Mensaje para recoger a los escogidos como individuos. Recogerlos ¿en qué? Recogerlos en la Palabra.

Entonces, cuando ha salido ese Mensaje, ¿qué es ese Mensaje? Es la misma revelación de los Sellos, pero ahora para ser entendida. Todo lo que los Sellos revelaron, ahora cuando ha salido el tiempo de entenderlo, eso es la Aclamación ahora, ¿ve? Todo eso ahora está saliendo en esa forma, y entonces es ¿para qué? Para entenderse.

¿Qué revelaron los Sellos? Pues todo lo que revelaron los Sellos, ahora… eso era la Aclamación para la Novia como grupo. Y ahora, cuando eso mismo viene a los escogidos como individuos para que lo entiendan, eso es Aclamación. ¿Y qué pasa? Eso lo que hace es recoger a los escogidos como individuos. Los recoge ¿a qué? Los recoge a la Palabra.

Entonces no importa que por otros países, o por allá o por acá, tal o cual congregación, tal o cual grupo, lo rechace. Nada tiene que ver con grupo, ¿ve? Esto no tiene nada que ver con el grupo de aquí, ni con el grupo de allá, ni con el grupo de allá. Esto tiene que ver con usted y Cristo.

Por eso es que aun aquí como individuos puede haber quienes lo hayan visto, quienes hayan visto y oído la Aclamación en esta fase y etapa en que estamos, Dios tratando como individuos; y la hayan recibido y se hayan juntado ¿dónde? En la Palabra, en esa Aclamación, en ese Mensaje que ha estado viniendo, que ha estado saliendo, ¿ve? Y otros aquí mismo pueden haberlo rechazado. Porque no es asunto que si el grupo lo recibe o lo rechaza; es asunto de individuos. Por eso es que ni yo ni nadie le puede impedir a usted que crea o no crea. Por eso yo los dejo quietecitos a ustedes. Eso es un asunto ahora de usted y el Señor. Está viniendo para Dios tratar con usted como individuo.

Por eso, mire, usted me puede decir a mí: “Mire hermano, yo no creo esto, ni creo lo otro, ni creo lo otro”; y yo ver y saber que eso que usted dice que no cree o que cree, ver y saber que es parte del Mensaje de Aclamación, que es parte de la Aclamación donde Dios está tratando con usted como individuo. ¿Y que yo voy a hacer? Bueno, nada, no puedo hacer nada; porque es un asunto individual.

Por lo tanto, yo nunca le puedo decir ni le puedo obligar a creer una cosa ni a creer otra, ¿ve usted? No se le obliga a usted ni siquiera a cantar, no se le obliga a usted ni siquiera a usar el Nombre. Usted lo usa porque usted lo vio. Pero, a que no se le ha dicho a nadie que no lo haya visto, no se le ha dicho: “Usted tiene que usarlo y no usar ningún otro”; no. Ya eso es un asunto individual entre usted y Dios, ¿ve usted?

Por lo tanto, lo mejor que usted y yo podemos hacer cuando no entendemos algo de esta parte, en esta etapa en que estamos, es irnos a orar delante del Señor. Y si nunca lo podemos creer, lo que Dios haya hablado, mejor entonces nos callamos; porque entonces como individuo es que podemos cruzar la línea.

Cuando la cosa estaba como grupo, muchas congregaciones como grupo cruzaron la línea; y Dios no tiene nada que ver con esas congregaciones como grupo. Pero ahora la cosa es como individuo; y si uno como individuo cruza la línea porque no ve, no entiende o no puede creer algunas cosas, y viene y la cruza y las pisotea, ya entonces la cosa va a cambiar mucho, porque entonces ya Dios no tratará más con usted como individuo.

Así que estamos en una etapa muy pero que muy peligrosa para individuos; no para grupo; porque ya los grupos que iban a cruzar como grupos, ya cruzaron; y los que no iban a cruzar, no cruzaron; pero ahora la cosa se ha movido a individuos. Y entonces, al estar en individuos, entonces encontramos que la cosa es más grande y más gloriosa, porque ahora es que podemos entender; antes no; ahora sí.

Entonces, fíjese, la Aclamación es un Mensaje preparando a la gente, o sea, llamando a la gente. Es un Mensaje.

Luego, lo otro es… fíjese, como individuos nos llama. Luego lo otro ¿es qué? La Voz de la Resurrección. Es la misma Voz que encontramos en Juan 11:38-44, la cual llamó a Lázaro del sepulcro.

Ahora, fíjese, la Voz de la Resurrección ¿es qué? Es la misma Voz que llamó a Lázaro del sepulcro. ¿Y cuándo lo llamó? Lo llamó al cuarto día.

Muchas personas quizás puedan pensar: “Bueno, y fíjese, el Señor fue un poco descuidado; porque después que Lázaro, María y Marta se portaban tan bien con el Señor, después se le muere, se muere Lázaro; y María y Marta mandan a buscar al Señor; y el Señor viene y se queda por allá como si la cosa no fuera con Él. Y deja pasar los días y deja pasar los días, y ya cuando es el cuarto día es que aparece el Señor. Al cuarto día apareció, cuando ya no hay remedio, cuando ya se había podrido, cuando ya la nariz se le había caído a Lázaro”.

Dice el hermano Branham que ya la nariz se le había caído a Lázaro y ya estaba podrido. Por eso Marta le dice: “Mira, ya hiede, ya está apestoso, ya está podrido”. Porque el cuerpo humano, después de las 72 horas comienza a podrirse, comienza a corromperse; entonces ya Lázaro estaba ¿qué? Ya Lázaro estaba que hedía. Y al estar en esa condición, entonces, pues, imagínese, ya para ellas quizás: “Bueno, ya la cosa está bien mala, la situación está bien mala; así que está bastante mala la situación para el Señor aparecerse en este día. No tuvo cuidado el Señor de ellos”.

Pero, ¡qué va! Era que como esa resurrección tipificaba la resurrección de la Novia como grupo, y de usted y yo como individuos, la resurrección espiritual; entonces eso tenía que ser en el cuarto día; porque la resurrección de la Novia fue después del tercer día.

Vino el primer día, que fue Lutero: muerto. Vino el otro día, que fue ¿qué? Wesley: muerto. Vino el tercer día, que fue ¿qué? Fue Laodicea: había un rumor, pero estaba muerto todavía. Pero cuando terminó Laodicea el tercer día, entonces vino el cuarto día, que fue la Edad de la Palabra; y ahí fue la resurrección, en ese día; porque ese es día de resurrección.

Por eso lo leímos aquí en el mensaje titulado “La restauración del Árbol Novia”, y donde Dios nos dice: “Es día de resurrección. Es resurrección, es Pascua”.

Por lo tanto, vemos que fue en el cuarto día, al final del tercer día, que la Iglesia resucitó. Y así también el cuarto día, en el cuarto día espiritual, en la vida espiritual suya, es la resurrección espiritual, ¿ve usted?

Ahora, vamos a seguir adelante. Fíjese, vimos las tres etapas, y las estamos viendo, las tres etapas. Vimos la Voz de la Resurrección en el cuarto día resucitando a la Iglesia como grupo, al Cuerpo de Cristo; pero usted también es el Cuerpo de Cristo. Usted como individuo, espiritualmente y físicamente usted es el Cuerpo de Cristo.

Por lo tanto, usted como individuo, usted también tiene que pasar por esa etapa de resurrección. Y es una voz fuerte como la Voz que fue allá en el tiempo de Lázaro: “¡Lázaro…! (¿Qué fue lo otro?). ¡Ven fuera!”. ¿Ve usted? ¿Fuera de dónde? Del sepulcro. Estaba todo enredado, todo…

Y así es nosotros como individuos: oímos primero la Aclamación, oímos la Aclamación. Nosotros como individuos hemos estado oyendo, y oímos ¿qué? Lo que los Sellos revelaron. Oímos el Nombre Nuevo, y oímos un sinnúmero de cosas más ¿ve? La forma para adorar, y todas estas cosas. Oímos todas estas cosas que los Sellos revelaron.

Y luego hemos oído (¿qué?) la Voz de la Resurrección, que es un llamado fuera. ¿De dónde fue el llamado fuera? Fuera es un llamado fuera allá como grupo, de Laodicea, para salir de las denominaciones, de los dogmas y los credos. Y ahora a nosotros como individuos nos es dada la Voz de la Resurrección, que es una Voz fuerte, una Voz dura, una Voz recia, para salir como individuos de todo el enredo que como individuos estábamos, ¿ve?

Lázaro dice que estaba todo enredado, pero oyó; y cuando salió le fue dicho: “Desenrédenlo todito”. ¿Ve? Si no oye la Voz y sale, se queda enredado; sí, se queda sin la nariz, porque ya se le había caído; y se queda podrido también, porque ya había comenzado a podrirse. Así que lo que el Señor hizo fue ¿qué? Mire, ese fue un milagro bien grande. Ya había comenzado a podrirse ¿y qué pasó? Y la nariz se le había caído, y estaba todo enredado, todo amarrado, y luego sepultado.

Bueno, como individuos, así como la Novia como grupo estuvo en esa condición, como individuos nosotros también como individuos estábamos metidos en Laodicea, en un sepulcro oscuro; como individuos nosotros, metidos en denominación como individuos, porque eso estaba dentro de nosotros ¿ve? Entonces, estábamos llenos de dogmas, credos y tradiciones, como individuos nosotros, como individuos.

Un credo o un dogma viene a ser ¿qué? La Palabra con algo añadido o quitado ¿ve? La misma Palabra mal interpretada. Y eso era de lo que estábamos llenos nosotros: con la Palabra, pero mal interpretada. Entonces estábamos llenos de todas esas cosas, y teníamos ¿qué? Teníamos dentro de nosotros… habíamos salido de la denominación, pero la denominación no había salido de nosotros, ¿ve usted?

Y entonces ahora como individuos Dios está sacando de nosotros todas esas cosas, o sacándonos a nosotros de esas cosas como individuos.

Por lo tanto, vemos que estábamos bien enredados: ¿Estábamos bien enredados nosotros en cuanto al Nombre del Señor, el Nuevo? ¿Estábamos bien enredados en cuanto a la forma para adorar al Señor? ¿Estábamos bien enredados en cuanto al día en que estábamos viviendo, que creíamos que estábamos en Laodicea? Y lo creíamos porque como individuos estábamos metidos. ¿Ve? Como individuos estábamos, pero como grupo no.

Pero cuando llegó el tiempo de Dios obrar en nosotros como individuos: nos sacó de ahí con la Aclamación. Nos sacó de ahí. Y entonces encontramos que nos encontramos ahora, como individuos, en otro lugar. Nos encontramos como individuos ¿dónde? En la Palabra, en la Edad de la Palabra, la Edad de la Piedra Angular. Así como la Novia como grupo fue colocada en esa Edad de la Palabra, la Edad de la Novia.

Encontramos que ha estado ocurriendo una resurrección espiritual en usted y en mí, en esta etapa en la cual estamos viviendo.

Ahora, recuerde que es una Voz ¿qué? Es una Voz fuerte, es una Voz fuerte. Y esa Voz fuerte es lo que nos saca de todas esas cosas denominacionales que estaban dentro de nosotros. Aunque nosotros no estábamos allá metidos, esas cosas estaban dentro de nosotros.

Podríamos seguir hablando aquí de muchas cosas, pero no-no… no vamos a hablar tanto. Vamos ya a ir redondeando.

La Trompeta de Dios. Dice [“El Rapto”, párrs. 153, 154]:

“Eso será la Cena del Cordero con la Novia allá en el Cielo… / y todos se juntarán con la Trompeta en la fiesta en los Cielos”.

Ahora, vemos que la Trompeta de Dios ¿qué hace? La Trompeta de Dios lo que hace es que coge al pueblo y lo resucita. O sea, lo… (más bien, “lo resucita” no; la resurrección es la segunda): Los levanta. Y en ese Cielo nuevo es que se unen ¿con quién? Con el Novio; porque las Bodas son en el Cielo, las Bodas del Cordero ocurren en el Cielo.

Ahora, usted encuentra que en otro sitio el hermano Branham dice: “Las Bodas son aquí, y la Cena es en el Rapto: allá en el Cielo”. Pero en otros lugares usted encuentra que el hermano Branham dice: “Así como Rebeca salió de su tierra; y entonces Isaac vino, salió de la casa de su padre; y entonces, en la mitad del camino se encontraron los dos”. Él dice: “Así también es las Bodas, así es también cuando la Novia se encuentre con Cristo. Se encuentra (¿dónde?) en el aire (¿ve usted?): entre la Tierra y el Cielo, entre el hogar de Ella y el hogar de Él”.

Ahora, vea usted que la Trompeta de Dios: “Eso será la Cena del Cordero con la Novia allá en el Cielo… / y todos se juntarán con la Trompeta en la fiesta en los Cielos”.

Ahora, vea usted que la Trompeta es Dios llamando al pueblo: “Sube acá”. Es rapto. Es siendo raptados para entrar a la Cena del Cordero, es el tiempo para Cenar; porque la Cena será, o la Trompeta de Dios “será la Cena del Cordero con la Novia allá en el Cielo”.

Ahora, vea bien que el hermano Branham algunas veces pone la Cena, la Cena ya cumplida; y en otras ocasiones pone la Cena para el futuro.

Cuando usted lo vea ya cumplido o lo vea para cumplirse acá, antes de irnos en el rapto, entonces todo eso es en lo espiritual. Cuando usted vea que él señala eso para el futuro; y lo señala para el futuro, después que seamos trasladados literalmente; pues eso se trata de la cosa en lo literal también. Entonces - porque como hay un rapto literal, hay una Cena allá también. Pero acá hay un rapto espiritual y una Cena espiritual también. Entonces ¿qué es lo que nos convoca y lo que nos reúne y lo que nos mete a la Cena espiritual? La Trompeta de Dios.

Entonces, con la Trompeta de Dios es que Dios lo que hace es que nos convoca en la Edad de la Palabra a nosotros como individuos, para entonces nosotros tener una cena espiritual, que es la Cena de la Palabra, la Cena del Cordero.

Y entonces ahí es que todas las cosas nos son restauradas a nosotros en lo espiritual; y luego eso espiritual se va materializando, y veremos que también se materializará y será una realidad la restauración literal también, de todo lo que perdió Adán allá en el principio. Pero primero nos tiene que ser restaurado lo espiritual.

Lo que perdieron - lo que perdió la Novia allá en el Concilio de Nicea, y lo que perdieron ellos como individuos, nos tiene que ser restaurado a nosotros; y aquello fue espiritual; y luego lo material, o sea, lo físico luego ocurrirá.

Vea usted, entonces, que a la Novia le fue restaurado ¿qué? El Libro de la Vida, le fue restaurado el Título de Propiedad, que es la revelación de los Sellos, que es la Palabra; le fue restaurada a la Novia como grupo. Y ahora, a nosotros como individuos nos está siendo restaurada (¿qué?) la Palabra. ¿Cómo? La Palabra está viniendo; y en la gran Cena, ahí en esa Santa Convocación, donde estamos cenando, ¿lo que estamos cenando es qué? La Palabra.

Por lo tanto, la Palabra se está haciendo carne en nosotros, y nosotros nos estamos convirtiendo en la Palabra, y la Palabra se está convirtiendo en carne. El Título de Propiedad, el Libro de la Vida, el Acta de Propiedad, la revelación de los Sellos, actualmente está siéndole restaurada a los escogidos como individuos: como individuos.

Nunca lo había sido como individuos, sino lo fue como grupo, cuando vino la revelación a la Novia como grupo; pero como individuos no entendíamos nada. Así que el Título de Propiedad, aunque lo teníamos como grupo, como individuos no lo teníamos; porque es la Palabra, ¿ve? Y ahora estamos recibiendo ¿qué? La Palabra, el Título de Propiedad, el Título que le corresponde a usted y a mí; porque usted y yo somos hijos de Dios.

Por lo tanto, fíjese, es ahí, en la Edad de la Palabra, donde ocurre también la adopción. La Novia como grupo fue adoptada. Y ahora nosotros estamos entrando a un tiempo de adopción. Estamos entrando a un tiempo en que toda la herencia, toda la Palabra, que es nuestra herencia (nos pertenece a nosotros); y ahora nos está siendo (¿qué?) dada, nos está siendo puesta en las manos.

¿No le fue puesto a usted el Nombre Nuevo en las manos? ¿Ve usted? Ahora tiene ¿qué? Ahora tiene derecho para firmar el cheque con el Nombre; porque ahora usted tiene el Nombre que tiene que usar para firmar todos los cheques. Ya le fue puesto el Nombre, su Nombre le fue reconocido; y por ahí usted puede seguir mirando y viendo todas las cosas que usted ha visto en el Título de Propiedad.

Fíjese, usted abre un título de propiedad y ahí especifica esa propiedad que es suya. Y así es el Título de Propiedad, la Palabra, que fue restaurado, fue traído, pero que para nosotros como individuos no nos había sido abierto ¿ve?

Y ahora a nosotros como individuos nos ha sido abierto; y ahora estamos leyendo: “¡Oh, por aquí! Mire cómo yo aparezco aquí en el Título de Propiedad. Mire cómo aparece mi nombre aquí. Mire aquí cómo aparece la propiedad que me pertenece, mire de aquí acá, hasta dónde llega: llega de eternidad a eternidad, no tiene límites”.

Entonces, en ese Título de Propiedad, en esa Palabra que a usted le ha sido abierta, y que usted ahora la está viendo y está sabiendo lo que dice ahí: ahora es que usted está sabiendo lo que dice ahí. ¿Por qué? Porque nos está siendo leído a nosotros como individuos ¿ve? Nos fue leído el Nombre, para empezar; nos fue leído un sinnúmero de cosas; y nos sigue siendo leído todo lo que dice ese Título de Propiedad. Todo lo que dice esa revelación que estaba cerrada con siete Sellos, ahora nos está siendo leída o nos está siendo enseñada, nos está siendo dada a conocer a nosotros como individuos.

Y cuando todo lo tengamos ya, cuando haya concluido de darse a conocer, todo lo que está ahí en ese Título de Propiedad, ¿qué pasa? Usted sabe todo lo que le pertenece a usted, usted sabe cuáles son todos sus derechos como individuo. Usted sabrá como actuar, usted sabrá cómo usar ese Título de Propiedad y esa propiedad que esta ahí registrada, ¿ve? El hermano Branham lo sabía, por eso él podía usar todo cuando él quisiera y cuando fuera necesario. Ahora, no lo hacía innecesariamente.

Y ahora a nosotros nos está siendo dado a conocer, nos está siendo enseñado todo esto. Y esto está viniendo de una manera muy sencilla: está viniendo en la Trompeta de Dios. Eso será y eso es la Cena del Cordero, en donde estamos comiéndonos la carne del Hijo del Hombre, donde estamos comiéndonos la Palabra.

Y a medida que recibimos la Palabra, la Palabra se encarna en nosotros. Así que a medida que usted y yo vamos recibiendo esa Palabra ¿qué va pasando en nosotros? Se va haciendo carne, se va haciendo realidad en nuestra vida esa Palabra. Y entonces, ¿qué sucede? Bueno… en usted se puede manifestar la Palabra que esté encarnada en usted ¿ve usted? Y cuando esté totalmente, entonces se podrá manifestar plenamente toda esa Palabra.

Así que estamos en ese proceso, estamos en ese crecimiento espiritual, estamos en esta etapa o en esta fase. Y tenemos que ser bien cuidadosos porque estamos en la Santa Convocación, donde todo nos está siendo restaurado. Toda la Palabra está viniendo a nosotros, y usted la está tomando y está siendo propiedad suya.

¿Después cómo la usaremos? Como individuos deje que llegue el tiempo. Ahora ocúpese de estar recibiendo ese Título de Propiedad, que lo estamos recibiendo nosotros como individuos. Y ese Título de Propiedad es la Palabra, es la revelación de los Sellos, ¿ve?

¿No es eso lo que estamos recibiendo: lo que los Sellos dieron a conocer, lo que los Truenos hablaron? ¿No es eso lo que Dios nos está dando ahora? ¿No es eso lo que nos está dando para que lo entendamos, nosotros como individuos? ¿No es eso lo que estamos entendiendo ahora? Entonces ahora como individuos estamos recibiendo (como individuos) el Título de Propiedad.

Como grupo lo recibimos allá, ¿ve? Cuando fue traído por el mismo Dios a través de carne humana, a través de uno de los ministros, a través de uno de los ministerios, ¿ve? Y ahora sigue la cosa, y Dios tiene otros ministerios para usarlos y poner en las manos de cada uno de nosotros como individuos, poner ese Libro, ese Título de Propiedad, que es la Palabra.

Bueno, hemos visto bastante, hemos oído bastante, y hemos experimentado bastante de parte del Señor, en nosotros como individuos; y sabemos que ya falta muy poco para todo concluir, falta ya muy poco para todo concluir.

Por lo tanto, luego que todo haya sido puesto en las manos nuestras, ya no quedará nada más. Luego entonces ya ¿cómo haya que usar eso que Dios pondrá en nuestras manos? Lo sabremos a medida que Él nos lo va dando, nos va explicando.

Fíjese, cuando nos dio el Nombre Nuevo, después nos dijo: “Ahora…”. Cuando lo teníamos en las manos, ¿ve? Lo teníamos, nos lo dio, lo teníamos: “Y ahora, ¿qué hago con esto? Con esto tan grande ¿qué voy a hacer? Porque si Él lo dio es para algo. Es para usarlo. Pero ¿qué voy a hacer? ¿Cómo lo voy a usar? O lo voy a esconder debajo de la cama. O lo voy a esconder que nadie sepa que yo tengo esto. ¿Qué haré?”.

Después el Señor vino y nos dijo ¿qué?, nos dijo cómo usar ese Nombre, ¿ve? Luego nos siguió diciendo cosas en las cuales, estas cosas, no es para grupo; estas cosas no es para grupo, sino es para individuos; pero cuando un grupo de individuos se congregan juntos, y todos están de acuerdo, y todos creen lo mismo, y han recibido lo mismo, pues lo hacen todo igual.

Entonces, si nos encontramos un grupo aquí, que recibimos el Nombre, y lo teníamos en las manos; después cuando el Señor nos dijo qué íbamos a hacer con el Nombre, pues entonces, cuando nos dijo, pues empezamos todos a usarlo.

Si usted no lo recibió, y si usted no lo ha creído, pues no tiene que usarlo, ¿ve? Para los que no lo recibieron, y después no vieron ni escucharon ni creyeron que había que usarlo como Él lo mostró, pues entonces para ellos no es el usarlo; no tiene nada que ver con eso, ¿ve? No es suyo.

Pero si usted lo recibió y después vio lo que Él le mostró para hacer con ese Nombre, pues usted automáticamente, cuando va a hacer algo y hay que usar el Nombre, pues lo usa ¿ve? Pero eso es usted como individuo.

Ahora, cuando estamos todos juntos, pues cada uno está actuando como individuo ¿ve? Por eso es que usted canta si quiere cantar; y si no quiere, no canta nada. Y si está aquí, debe estar aquí porque usted es uno de los que recibió lo que Dios le dio; si no lo recibió…, pues yo no sé qué va a hacer, pero no va a estar mucho tiempo ¿ve?

Entonces, cuando todos los escogidos, los que han entrado en esta etapa en que Dios está obrando en individuos, cuando se pueden congregar, ¿qué pasa? Pues encontramos que todos obran y actúan de la misma manera, porque todos han recibido la misma cosa.

Y ahora, con esto encontramos que estamos nosotros pasando por esas tres fases o tres etapas, por las mismas tres etapas que pasaron, ¿quién? Que pasaron o que pasó la Novia como grupo, ahora estamos pasando nosotros como individuos, ¿ve usted? Y estamos recibiendo ¿qué? El Título de Propiedad, el Acta del Título de Propiedad de todo lo que había sido perdido.

Ahora, nosotros estamos muy contentos y muy agradecidos al Señor por el momento en que estamos viviendo; y que este momento es un momento espiritual, es una fase espiritual, y luego vendrá, más adelante, una fase física, que será producto de la fase espiritual.

Así como ha habido un rapto espiritual, habrá un rapto literal. O sea, rapto es traslación. Así como hemos sido trasladados, así como la Novia fue trasladada como grupo, de la Edad de Laodicea a la Edad de la Piedra Angular, luego nosotros como individuos hemos sido trasladados de la Edad de Laodicea (porque todo eso estaba en nosotros), y hemos sido trasladados a la Edad de la Piedra Angular.

Y así como la Novia como grupo recibió el Título de Propiedad, la Palabra, la revelación de los Sellos; como grupo la recibió (¿dónde?) en la Edad de la Palabra; así ahora nosotros como individuos estamos recibiendo ¿qué? El Título de Propiedad, el Acta de Propiedad; o sea, la revelación de los Sellos la estamos recibiendo ahora como individuos. Como grupo la habíamos recibido y la teníamos como grupo, pero como individuos no sabíamos lo que teníamos.

Porque ver es entender; y recibir… usted lo recibe cuando lo puede ver ¿ve usted? Así que usted y yo ahora es que estamos recibiendo y viendo todas estas cosas, porque la cosa se ha movido al individuo, y la cosa está obrando en el alma de cada individuo.

Ahora, fíjese, como individuos sabemos que fuimos (¿qué?) raptados; como individuos sabemos que fuimos, oímos un Mensaje para recogernos; luego oímos la Voz de Resurrección para resucitarnos de todo dogma, credo y tradición, y que eso fuera a quedar afuera de nosotros, y nosotros quedar vivos espiritualmente como individuos, vivos en la Palabra de Dios, ¿ve? Y luego hemos estado entrando a la Trompeta de Dios.

Por eso ahora es que yo puedo ver esos últimos mensajes que han estado viniendo de parte del Señor sobre la Santa Convocación; y que en la santa convocación se sonaba o se tocaba (¿qué?) una trompeta, para congregar al pueblo. Y era en la santa convocación donde el pueblo recibía, cada uno como individuo, recibía todo lo que le pertenecía a él; toda su herencia que la había perdido: la recibía nuevamente, sin pagar ni un centavo.

¿Ve usted que la Santa Convocación es algo como individuo? ¿Se da cuenta usted ahora en la hora en que estamos? ¿Se da cuenta usted en que la misma Palabra, el mismo Mensaje de Aclamación, viene a ser y viene a convertirse en un Mensaje, una Voz de Resurrección y luego en Trompeta de Dios? ¿Ve? Así que vemos que es la misma… el mismo Señor; y Él es la Palabra. Es la misma Palabra haciendo las tres cosas ¿ve? Haciendo las tres cosas ahora en nosotros como individuos.

Entonces ¿cree usted que estamos espiritualmente en la Cena del Cordero?, ¿que nos hemos casado y que estamos en la Cena del Cordero comiendo la carne fresca del Hijo del Hombre, comiendo la Palabra? Pues si estamos en la Cena tiene que haber ¿qué? Tiene que haber ocurrido individualmente, espiritualmente, en nosotros un rapto, un cambio, un cambio de posición.

Fuimos cambiados de la segunda dispensación a la tercera. Pero eso tenía también que ocurrir espiritualmente en nuestra vida. Entonces, como individuo usted tuvo que haber cambiado de una dispensación a otra, de una edad a otra, y de una forma de adorar a otra forma, y de una tierra a otra tierra, y de un Cielo a otro Cielo, ¿ve?

Y recuerde que la Cena del Cordero es ¿dónde? En el Cielo. ¿Ve usted los mensajes pasados que Dios nos ha estado dando, de una Tierra nueva y un Cielo nuevo, una atmósfera nueva? Y en esa atmósfera nueva una Cena nueva, ¿ve? La Cena del Cordero.

¿Y qué fue lo que… lo que trae eso? ¿Qué es lo que trae eso para…? ¿O cómo es que Dios nos llama para esa Cena? A través de la Trompeta de Dios. Y es el mismo Cristo, la misma Palabra, haciendo ese llamado a cada uno de nosotros como individuos, para comernos (¿qué?) la Cena verdadera, comer el Pan verdadero, que es ¿quién? Cristo, la Palabra, la revelación de los Sellos, que fue abierta para nosotros como individuos.

Porque no es solamente oír, de oído; sino oír, recibirlo de todo corazón. Oír es entender, recibirlo de todo corazón, para que eso sea realmente nuestra vida vivida en esta hora final en que nosotros estamos viviendo.

Así que ¿dónde estamos hoy? Espiritualmente estamos en la gran Cena. ¿Y qué es lo que nos lleva a la Cena? La Trompeta de Dios. “Eso será la Cena del Cordero con la Novia allá en el Cielo”.

Conforme a los mensajes que Dios nos había dado hace algunos días atrás ¿estamos en un Cielo nuevo, o no? Oh, bendito el Señor para siempre.

“Y todos se juntarán con la Trompeta en la fiesta en los Cielos”.

¿Quiénes? ¿Cuáles son esos “todos”? Todos los predestinados, todos los escogidos como individuos; pero el que no sea, no podrá, ¿ve? Esto es ya para individuos y no para grupos.

Por lo tanto, es una gran fiesta, es un gran regocijo, es un grande jubileo el que se está viviendo ahí en esa Edad de la Palabra, en esa Santa Convocación, en un Cielo nuevo con una Cena nueva, que es la gran Cena del Cordero; o sea, la carne del Hijo del Hombre, la carne que tenemos que comer; del Hijo del Hombre que se manifestó hoy. No la carne que fue para otro tiempo, sino la carne para hoy y para esta tercera dispensación; o sea, el Mensaje que corresponde a esta tercera dispensación, lo cual, pues, es la gran Cena para nosotros ya servida.

Bueno, vamos a pararnos por aquí, porque si seguimos hablando, hay tanto para hablar que no hay dónde parar. Y como siempre le he dicho: yo me preocupo mucho cuando yo no tengo el Mensaje para predicar.

Cuando llega el sábado, y el sábado ya de las… y no he tenido el mensaje; y llega el domingo por la mañana y no lo tengo, pues me preocupo muchísimo; porque hay una responsabilidad de que hay que alimentar a los escogidos. Y ustedes no vienen aquí a perder el tiempo, no vienen solamente a cantar, ni vienen a oír pamplinas; sino que vienen a comer la Palabra. Y unos de un lado, otros de otro, y así por el estilo, han dado un viaje, no para perderlo. Y si se van sin que haya Palabra: se fueron hambrientos. Y el Señor dijo que le daba mucha tristeza dejarlos ir con hambre en aquella ocasión; así que Él nunca dejará ir al hambriento con hambre.

Si usted viene sin hambre, pues el Señor va a servir la mesa, pero usted no va a comer ni un poquitito; pero si usted viene con hambre espiritual, usted va a comer hasta saciarse.

Bueno, saben ustedes que este es un mensaje, en esta mañana, es un mensaje que yo no sabía que iba a predicar ese mensaje. Y este mensaje pues esto vino de parte del Señor… Esta mañana empezó algo a moverse en casa; porque es que no tengo en estos días, para hoy… no tengo nada, ni quiero tampoco… ni quiero tampoco inventarme un mensaje; sino que sea el Señor el que se mueva para dárnoslo, cada cosa a su tiempo. Y no había nada, así, que bajará de parte del Señor.

Y buscando en las notas, y buscando, me tropecé con estas notitas que había aquí de ese mensaje…; de este mensaje habían unas notas para predicar un mensaje como este, pero que nunca había sido predicado. Y nunca había sido predicado porque es un mensaje bastante delicado si se predica antes de tiempo. Nunca me había atrevido a predicarlo, aunque ya había unas notas ahí puestas por ahí en algún sitio.

Y entonces esta mañana, aun cuando veía esas notas, no quería… no quería ni predicar sobre eso; porque es un mensaje y es algo bastante delicado en esta hora en que nosotros estamos viviendo. Y la aplicación espiritual de ese mensaje y de estas cosas que hemos hablado en esta mañana, la aplicación espiritual de eso es una cosa muy importante para nosotros; y si es predicada fuera de tiempo, no es captada por los escogidos.

Y fíjese, ese mensaje, o esas notas que estaban ahí… esas notas que estaban ahí, no recuerdo bien ni dónde es que están… Estas notas que estaban ahí, estaban ahí hace tanto tiempo. Esas notas ahí sin fecha para predicar en ninguna fecha. Una vez que vino eso, y… las puse ahí sin saber cuándo habría de predicar sobre eso. Y eso era lo único que había ahí. Y no quería todavía esta mañana. Y cuando vi eso, y no tenía otra cosa, y la veía…, no me atrevía a predicar; aun cuando vengo aquí todavía deseando: “Señor, ¿qué es lo que Tú tienes para esta mañana?”.

No sé; porque a esto realmente yo le tenía… le tenía miedo, predicar sobre este tema. Es más, ni aun tema le ten… ni aun había un tema ahí puesto. Solamente: “El Rapto”, y más nada; que es el librito donde… de donde el hermano Branham predica ese mensaje “El Rapto”. Y realmente tenía temor de predicar sobre ese tema.

Pero el Señor ha abierto el cuadro bastante abierto para ver sobre ese tema; y verlo en lo literal, y verlo en lo espiritual; y ver el trato de Dios con nosotros como individuos, y ver el trato de Dios con Su Novia como grupo. Y yo creo que ha sido bastante claro para nosotros este tema de: “LAS TRES ETAPAS DEL RAPTO”. O “LAS TRES ETAPAS DE LA VENIDA DEL SEÑOR”.

Así que el Señor nos ayude. Lo que usted no pueda entender sobre ese tema, yo le digo: quédese calladito, póngase a orar al Señor, que todavía yo creo que el Señor nos dará más sobre ese tema y lo veremos más claro. Porque es que hemos entrado a una línea de mensajes… no que hayamos preparado una línea de mensajes, sino que en forma automática Dios ha venido trayéndolos.

Y, como ustedes han podido darse cuenta: cuando yo predico aquí, cuando yo predicó aquí un día, para el próximo culto yo no sé qué voy a predicar. Y por eso es que me pongo nervioso, por eso me pongo un poco asustado, porque no sé qué voy a predicar; y tengo que dejar que el Señor sea el que me haga saber lo que debo predicar. Y hemos visto cómo han estado viniendo un mensaje tras otro, encajando uno tras otro, hasta traernos en esta mañana a este mensaje en el cual hemos visto lo que Dios está haciendo en usted y en mí como individuos.

Así que si usted… ¿Quién mejor que usted para darse cuenta de lo que está pasando dentro de usted? El que puede decir de lo que está pasando ahí es usted.

Ahora, el Señor por la Palabra puede decir lo que está pasando en cada uno de aquellos donde está Dios operando Su Palabra. Y entonces, cuando usted lo ve y lo compara, entonces dice: “Verdaderamente, eso mismo es lo que está pasando aquí”.

Ha habido un cambio, un cambio real, un cambio genuino; y usted y yo como individuos ya no somos lo que éramos muchos años atrás ¿ve usted? Ya no somos lo mismo. Ya somos personas cambiadas espiritualmente hablando. Y dentro de poco seremos personas literalmente cambiadas también.

El cambio espiritual viene primero; y el físico… el físico viene automáticamente. El físico es producto del cambio interior. Es igual que el nuevo nacimiento; cuando la persona nace de nuevo en lo espiritual, luego el cambio físico (de no fumar, beber y eso), eso viene automáticamente. Pero primero viene el cambio por dentro. Y así es el cambio exterior que estaba esperando. Ese cambio exterior viene por motivo del cambio interior que ha habido dentro de nosotros en este tiempo y en esta etapa o fase en que Dios está obrando con nosotros.

Bueno, vamos a estar puestos en pie.

Alabanza

Gloria al Señor para siempre. Bendito el Señor. Vamos a inclinar nuestros rostros y vamos a ser despedidos en oración en esta mañana. Todos nuestros rostros inclinados:

Padre nuestro, que estás en el Cielo, Dios eterno, he aquí en esta mañana ante Tu presencia estamos. Te damos gracias, Padre, por Tus bendiciones. Gracias por la bendición de Tu Palabra que hemos escuchado en esta mañana; la cual, Señor, está viniendo para encarnarse en cada uno de nosotros como individuos, Señor.

Dios eterno, Dios Santo, en esta mañana te rogamos sigas Tú obrando con nosotros como individuos; y sigas, Señor, trayendo Tu Palabra para encarnarse en nosotros como individuos, Señor.

Ahora, Dios eterno, Dios Santo, hemos de salir de este lugar donde hemos venido para adorar y glorificar Tu Nombre Eterno y glorioso, en espíritu y en verdad. Te rogamos vayas con nosotros. Que Tú Ángel que acampa en nuestro derredor, Señor, nos cuide de todos los peligros espirituales y también de los físicos.

Y que, Señor, el estímulo causado, oh Señor, por Tu Palabra, cuando nos es abierta, esté manifiesto en nuestros corazones tan plenamente, Señor (por lo que hemos oído, oh Señor), que haya regocijo espiritual en nuestra vida espiritual; que nuestro corazón salte de gozo, de alegría en esta hora en que estamos viviendo, Señor.

Dios eterno, ahora todas estas cosas yo te las pido en el Nombre del Hijo de David, Rey de reyes y Señor de señores, para quién sea la gloria y la honra por toda la eternidad. Amén, amén.

Y el pueblo del Señor dice: Amén.

Dios nos bendiga a todos en esta mañana.

“LAS TRES ETAPAS DEL RAPTO”.

[Revisión septiembre-octubre 2021]

[1] 65-1205 “Cosas que han de ser”

[2] SPN65-1204 “El Rapto”, párrs. 163-164

[3] SPN62-0422 “La restauración del Árbol Novia”, párr. 487