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|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|
| La construcción del Tabernáculo | 1975-09-14 | Ponce | PR | 00:00:00 | false |
… Vamos a buscar capítulo 8, comenzando en el verso 10; y buscaremos también en Efesios 2:21, también vamos a buscar. Ahora vamos a leer en Primera de Reyes, capítulo 8, verso del 10 en adelante, donde nos dice:
“Y como los sacerdotes salieron del santuario…”.
Esto es la dedicación del templo que Salomón construyó conforme al mandato del Señor. Dice:
- “Y como los sacerdotes salieron del santuario, la nube hinchió la casa de Jehová.*
- Y los sacerdotes no pudieron estar para ministrar por causa de la nube; porque la gloria de Jehová había henchido la casa de Jehová.*
- Entonces dijo Salomón: Jehová ha dicho que él habitaría en la oscuridad.*
- Yo he edificado casa por morada para ti, asiento en que tú habites para siempre.*
- Y volviendo el rey su rostro, bendijo á toda la congregación de Israel; y toda la congregación de Israel estaba en pie.*
- Y dijo: Bendito sea Jehová Dios de Israel, que habló de su boca á David mi padre, y con su mano lo ha cumplido, diciendo:*
- Desde el día que saqué mi pueblo Israel de Egipto, no he escogido ciudad de todas las tribus de Israel para edificar casa en la cual estuviese mi nombre, aunque escogí á David para que presidiese en mi pueblo Israel.*
- Y David mi padre tuvo en el corazón edificar casa al nombre de Jehová Dios de Israel.*
- Mas Jehová dijo á David mi padre: Cuanto á haber tú tenido en el corazón edificar casa á mi nombre, bien has hecho en tener tal voluntad;*
- Empero tú no edificarás la casa, sino tu hijo que saldrá de tus lomos, él edificará casa á mi nombre.*
- Y Jehová ha verificado su palabra que había dicho; que me he levantado yo en lugar de David mi padre, y heme sentado en el trono de Israel, como Jehová había dicho, y he edificado la casa al nombre de Jehová Dios de Israel.*
- Y he puesto en ella lugar para el arca, en la cual está el pacto de Jehová, que él hizo con nuestros padres cuando los sacó de la tierra de Egipto.*
- Púsose luego Salomón delante del altar de Jehová, en presencia de toda la congregación de Israel, y extendiendo sus manos al cielo,*
- Dijo: Jehová Dios de Israel, no hay Dios como tú, ni arriba en los cielos ni abajo en la tierra, que guardas el pacto y la misericordia á tus siervos, los que andan delante de ti de todo su corazón;*
- Que has guardado á tu siervo David mi padre lo que le dijiste: dijístelo con tu boca…”*
¿Cómo fue que lo dijo? ¿cómo fue que Dios le dijo a David? ¿u con qué fue? Con la boca de Dios, Dios le dijo esas cosas a David. ¿Y quién fue el que le dijo esas cosas a David? Natán, el profeta de Dios; porque la boca de Dios siempre es ¿quién? Un profeta.
- “...* con tu boca, y con tu mano lo has cumplido, como aparece este día.
- Ahora pues, Jehová Dios de Israel, cumple á tu siervo David mi padre lo que le prometiste, diciendo: No faltará varón de ti delante de mí, que se siente en el trono de Israel, con tal que tus hijos guarden su camino, que anden delante de mí como tú has delante de mí andado.*
- Ahora pues, oh Dios de Israel, verifíquese tu palabra que dijiste á tu siervo David mi padre.*
- Empero ¿es verdad que Dios haya de morar sobre la tierra? He aquí que los cielos, los cielos de los cielos, no te pueden contener: ¿cuánto menos esta casa que yo he edificado?*
- Con todo, tú atenderás á la oración de tu siervo, y á su plegaria, oh Jehová Dios mío, oyendo propicio el clamor y oración que tu siervo hace hoy delante de ti:*
- Que estén tus ojos abiertos de noche y de día sobre esta casa, sobre este lugar del cual has dicho: Mi nombre estará allí; y que oigas la oración que tu siervo hará en este lugar.*
- Oye pues la oración de tu siervo, y de tu pueblo Israel; cuando oraren en este lugar, también tú lo oirás en el lugar de tu habitación, desde los cielos: que oigas y perdones”.*
Vamos a pararnos aquí y vamos entonces a pasar a Efesios, capítulo 2, verso 21. Podríamos empezar un poquito antes, empezar en el verso 19, donde nos dice:
- “Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino juntamente ciudadanos con los santos, y domésticos de Dios;*
- Edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo;*
- En el cual, compaginado todo el edificio, va creciendo para ser un templo santo en el Señor:*
- En el cual vosotros también sois juntamente edificados, para morada de Dios en Espíritu”.*
Vamos a pararnos ahí. Vamos a orar al Señor en esta mañana: Padre nuestro que estás en el Cielo, Dios Eterno, he aquí en esta mañana ante Tu presencia estamos. Te damos gracias por Tus bendiciones, oh, Dios. Gracias por la bendición de poder estar aquí en esta mañana para poder adorar y glorificar Tu Nombre, y para oír Tu gloriosa Palabra.
Señor, en esta mañana Te rogamos hables a nuestros corazones, Te rogamos nos edifiques en esta mañana. Y Señor, estás edificando Tu Tabernáculo, Tu Templo en el cual has de morar, y sabemos que somos parte ese tabernáculo, somos ese tabernáculo, el cual Tú estás edificando. Y Te rogamos en esta mañana, Señor, Tú trabajes en la obra de Tu Tabernáculo y nos edifiques en esta mañana.
Ahora Señor, Tú eres nuestro Maestro, Tú eres el que sabe todas las cosas; por lo tanto, oh, Dios, Tú que Te revelaste a través de carne humana y revelastes todos los misterios a través de carne humana, en esta mañana Te ruego Tú Te manifiestes como el Gran Maestro, porque Tú eres nuestro Maestro y nuestro Señor. Enséñanos, Señor, en esta mañana Tu Palabra, la cual Tú revelastes a través de carne humana a través del séptimo mensajero, cuándo Señor te encarnaste en él.
Manifiesta en esta mañana ese atributo Tuyo de Maestro, y enséñanos lo que debemos aprender y lo que debemos conocer en Tu Palabra. Edificamos con la enseñanza de Tu Palabra gloriosa. Dios Eterno, Todopoderoso, Te lo pido en Tu Nombre Eterno y glorioso, el Hijo de David. Amén, amén.
En esta mañana vamos a ponerle como tema a la enseñanza de esta mañana, vamos a ponerle como tema: “LA CONSTRUCCIÓN DEL TABERNÁCULO DE DIOS”. “LA CONSTRUCCIÓN DEL TABERNÁCULO DE DIOS”.
Como vimos esta mañana, encontramos que Dios estuvo manifiesto como el Pilar de fuego para sacar al pueblo de Israel de Egipto, le apareció a Moisés también en una Columna de fuego, y esa Columna estaba en una zarza (en un árbol) allá en el Monte (en el Monte Sinaí) donde Moisés subió; y allí Dios, desde la zarza ardiendo, el Pilar de fuego le habló a Moisés y le dijo: “YO SOY EL QUE SOY”. Y comenzó a darle las instrucciones y a decirle cuál era el llamado que Dios le había hecho y cuál era el ministerio para el cual él había nacido sobre esta Tierra. Le dio a conocer cuál era el plan predestinado de Dios para con Moisés y el trabajo que Dios tenía para hacer a través de Moisés.
Y ese mismo Pilar de fuego que le habló a Moisés acompañó a Moisés en toda la trayectoria que tuvo para llegar al pueblo de Israel y luego sacar al pueblo de Israel de Egipto, y llevarlos a una tierra nueva que fluía leche y miel.
Encontramos que Dios estaba en ese Pilar de fuego, y encontramos que Él se manifestaba y hablaba. Entonces, encontramos que luego que el pueblo de Israel entró a la tierra prometida, a Canaán (a Palestina), entonces ese Pilar de fuego se encontraba en el tabernáculo que ellos tenían, que era un tabernáculo el cual ellos llevaban por el desierto.
Entonces David siendo rey pensó en su corazón y dijo: “Yo tengo una buena casa, tengo un palacio, el palacio del rey; pero el Rey de reyes y Señor de señores, el Dios Todopoderoso que nos sacó de Egipto, que es realmente el Rey, no tiene un lugar donde morar”. Y el tabernáculo éste (movible) que ellos traían por el desierto, ese lugar no tiene un lugar donde ser situado, una casa amplia donde sea situado, donde todo el pueblo pueda venir para adorar a Dios.
Por lo tanto, David siendo un hombre conforme al corazón de Dios, si era un hombre conforme al corazón de Dios, entonces, vemos que el pensamiento que Dios siempre tuvo, el cual pensamiento era morar en un tabernáculo, morar en el corazón del ser humano (y ese es el tabernáculo de Dios), entonces David siendo un hombre conforme al corazón de Dios también pensó de la misma manera y pensó que Dios debía de tener un lugar donde morar.
Entonces él pensó en hacer un tabernáculo, un templo, donde pudieran ser colocadas las tablas de la Ley, el maná y también la vara de Aarón, y los dos querubines que fueron hechos por Aarón cuando venían de camino por el desierto. Y todo eso ser colocado en ese tabernáculo, en ese templo, donde todo el pueblo de Israel pudiera venir y adorar en ese lugar.
¿Saben ustedes que ese tabernáculo que Salomón construyó, ese tabernáculo acomodaba sesenta mil personas; así que, era en local bastante cómodo, y era un local donde l pueblo de Israel venía a adorar a Dios cada cierto tiempo, cada año venía el pueblo y adoraba a Dios en ese lugar… [corte de audio].
…Tenía ese deseo en su corazón, y cuando Natán, el profeta, vino donde David, entonces le dijo a David: “Haz conforme a lo que hay en tu corazón”.
Entonces David comenzó a prepararse para construir ese tabernáculo, ese templo; y Dios vino y le habló a Su profeta Natán, y le dijo: “Ve y dile a David que él no me puede construir el tabernáculo, por causa de que él ha derramado sangre. Pero que su hijo, el cual nacerá de sus lomos, él me construirá el tabernáculo, el cual David tiene en su corazón construirme”.
Entonces David no pudo construir el tabernáculo que tenía en su corazón construirle a Dios. Pero él comenzó entonces, sabiendo que no podía (no trató de hacerlo), sino, comenzó a almacenar todos los materiales que iban a ser usados en esa construcción; para que cuando su hijo, el cual le construiría el tabernáculo, el cual sería un rey, cuando él apareciera en la escena y llegara el tiempo de la construcción, entonces ahí tuviese todos los materiales y no faltase nada, entonces pudiera ser construido ese tabernáculo.
Encontramos que el hijo de David fue el que le construyó a Dios, en el cual aquel Pilar de fuego que acompañó al pueblo de Israel por el desierto, cuando dedicaron ese tabernáculo, cuando Salomón lo construyó y lo dedicó delante de la presencia de todo el pueblo, dice que vino la nube, el Pilar de fuego, y se metió dentro; se metió al lugar santísimo tras las cortinas de pieles que habían allí.
Porque ese tabernáculo tenía tres partes: tenía lugar santísimo, lugar santo y el atrio; y Dios habitaría en el lugar santísimo. Por eso cuando fue dedicado, dice que se metió la Columna de fuego, se cubrió el lugar de humo, y entonces los sacerdotes no podían ya ministrar más de ahí en adelante, por causa de que la gloria de Dios estaba allí.
¿Dónde se metió? Se metió en el lugar santísimo. Y allí estuvo habitando el Señor, el Pilar de fuego, pero el pueblo no lo podía ver después de la dedicación, le vieron en la dedicación que se metió, pero no le pudieron ver más. Y el pueblo tenía que por fe creer y saber que detrás de aquellas cortinas en el lugar santísimo allí estaba el Pilar de fuego que había guiado al pueblo de Israel por el desierto y que se había metido allí y que allí estaba, y que ellos oraban y Dios oía su oración, y Él estaba allí metido.
Entonces, encontramos que el sumo sacerdote era el único que podía entrar a ese lugar, a la presencia de Dios; y sin sangre, sin sangre no podía entrar, porque entonces Dios lo mataba.
Entonces encontramos, que, fíjese, ese tabernáculo en el cual Dios habitó, ese lugar siendo un lugar físico, material, sería un lugar temporero por causa de que en el Plan de Dios, no era en lo literal habitar en un edificio, sino que ese edificio, ese tabernáculo, tipificaba algo espiritual.
Entonces, vemos que cuando apareció el Señor Jesucristo, entonces encontramos que en el río Jordán, cuando el Señor estaba siendo bautizado, que tenía casi 30 años, entonces descendió aquel Pilar de fuego, aquella Columna de fuego que estaba en el lugar santísimo del tabernáculo. ¿Qué hizo? Se movió del tabernáculo que Salomón le construyó, se movió el lugar santísimo (el lugar santísimo físico del templo) y se movió y se metió ¿dónde? En el Lugar Santísimo espiritual que era el Señor Jesucristo. Se metió allí adentro, y Juan dice: “Y yo vi el Espíritu Santo que descendía en forma de paloma; y el que me mandó a bautizar me dijo: Sobre aquel que tú veas que el Espíritu Santo viene sobre él en forma de paloma, ese es el Cristo, ese es el Mesías”.
Sabe usted entonces, vemos que cuando el Señor tenía casi 30 años, el Pilar de fuego se movió de lugar: del lugar santísimo físico al Lugar Santísimo espiritual, que era el Señor Jesucristo.
Entonces vemos que Dios, el Pilar de fuego cambió de ¿qué? Cambió de tabernáculo. Entonces vemos que allí habitó; por lo tanto, allí estaba, en ese Tabernáculo, allí estaba el Nombre de Dios. Así como en el tabernáculo que construyó Salomón, allí estaba el Nombre de Dios, como leímos en las Escrituras que tuvimos lectura. Dice: “Y David mi padre tuvo en el corazón edificar casa al nombre de Jehová Dios de Israel”.
¿Ve usted? Y también dice: “Desde el día que saqué mi pueblo Israel de Egipto, no he escogido ciudad de todas las tribus de Israel para edificar casa en la cual estuviese mi nombre…”
¿Ve? Antes no había escogido ninguna ciudad, ningún lugar, hasta que llegó ese tiempo donde fue construido el tabernáculo allá en Jerusalén; entonces allí fue colocado el Nombre del Señor, el Nombre de Dios, el Nombre de Dios del Antiguo Testamento.
Entonces usted puede ver que el Nombre de Dios siempre ha estado en el tabernáculo de Dios, donde la plenitud de Dios habita. Pero primeramente, recuerde que ese tabernáculo tiene que ser construido; después de ser construido es dedicado; y después que es dedicado entonces viene la presencia de Dios, el Pilar de fuego, y se mete dentro, y entonces habita Dios plenamente en ese tabernáculo.
Y entonces encontramos que ese tabernáculo lleva el Nombre de Dios.
Ahora vean ustedes que no pueden confundir cuando la cosa es física, material, y cuando la cosa es espiritual; porque cuando las cosas son espirituales son aún más grandes delante de la presencia de Dios.
Cuando hablamos del tabernáculo literal o tabernáculo en lo material, pues ahí Dios está. Pero cuando hablamos en lo espiritual, entonces, está Dios ahí también; y entonces Dios antes de habitar plenamente en un tabernáculo literal o material, primero tiene que ser construido. Antes de Dios habitar en un tabernáculo espiritual, primero tiene que ser construido y edificado también.
Por lo tanto, vemos que primeramente Salomón tuvo que construirlo y después vino la presencia de Dios plenamente y se metió allí.
Encontramos que nos dice el apóstol San Pablo, que somos Templo del Espíritu Santo; y también nos dice que ese Templo del Espíritu Santo va creciendo para ser un Templo santo en el Señor, o sea, va creciendo y va siendo edificado, va siendo preparado.
Entonces encontramos en Gálatas 4:26 nos dice a nosotros, que nosotros pertenecemos no al Jerusalén terrenal, Palestina, sino a la Jerusalén de arriba; la Jerusalén de arriba la cual es libre, la cual es el pueblo escogido del Señor, o sea, la verdadera Iglesia del Señor. Esa es la Jerusalén de arriba, esa es la nueva Jerusalén; porque la vieja Jerusalén es la Jerusalén de allá de Palestina; pero la Jerusalén de arriba es la Iglesia verdadera del Señor, la cual desciende en Apocalipsis 21 como una esposa ataviada para su marido.
Ahora vea que en esta nueva Jerusalén, esa nueva Jerusalén es construida por el mismo Señor, no es construida por ningún ser humano. Él es el Ingeniero, Él es el Arquitecto de esa nueva Jerusalén, de esa Iglesia, Él es el todo en esa Iglesia.
Y entonces, Él cuando trabaja para edificar esa Iglesia, esa nueva Jerusalén, Él entonces se manifiesta a través de vasos de carne, y entonces cuando se manifiesta a través de vasos de carne, Él hace la obra o el trabajo que tiene que hacer a través de cada uno de esos instrumentos; pero el que está trabajando no es la persona, sino que es Dios a través de las personas que él ha predestinado para trabajar en la construcción de esa nueva Jerusalén.
Por lo tanto, encontramos en este mismo libro de Efesios, fíjese, como Él trabaja en esa nueva Jerusalén para llevarla a la perfección, o sea, para hacerla totalmente esa nueva Jerusalén y entonces que Dios pueda venir a ella en toda Su plenitud y morar en ella.
Por cuanto mientras no es terminada totalmente la construcción de esa ciudad celestial, de esa nueva Jerusalén que es la Iglesia verdadera del Señor, mientras no es terminado el trabajo, Él está solamente en… Él está solamente en una porción en medio del pueblo. O sea, Él está en una porción en cada uno de los miembros de esa nueva Jerusalén. Y eso es el bautismo del Espíritu Santo, para que cada uno como individuo siga creciendo hasta llegar a la perfección, o sea, hasta llegar a la estatura de un Varón perfecto, a la medida de Cristo, o sea, a la medida de un Tabernáculo perfecto.
Jesús es un Tabernáculo perfecto donde habitó la plenitud de Dios. El hermano Branham fue un Tabernáculo perfecto donde habitó la plenitud de Dios. Y Él quiere que usted y yo seamos, como individuos, un Tabernáculo perfecto donde pueda habitar la plenitud de Dios.
Y que para cada uno de nosotros pueda llegar a esa perfección, entonces Dios está trabajando en usted, Él está trabajando en usted para llevarlo a esa perfección.
Entonces ¿cómo Él trabaja en usted, usted siendo un tabernáculo como individuo? También como grupo, todos los escogidos son ese Tabernáculo; y como grupo Él está trabajando también en medio de todo el pueblo, tratándolos como grupo. Él ha estado trabajando e hizo un tabernáculo perfecto como grupo. Ya eso está cumplido; ha habido un Tabernáculo perfecto, que es el pueblo, la Esposa de Cristo, en el cual Él pudo estar encarnado.
¿Y cómo estuvo encarnado en medio de ese grupo que es la Iglesia perfecta? ¿Cómo? Pues estuvo encargado a través del séptimo mensajero. Entonces estuvo en medio del pueblo en carne humana en toda Su plenitud. Ya eso está cumplido. Por eso es que tenemos estas tres figuras de las pirámides, y los tres son tres tabernáculos. Uno es el tabernáculo, ¿cuál? El Tabernáculo del Señor, que es la Esposa como grupo. La Esposa del señor como grupo, esa es la que llegó a la perfección y fue coronada. ¿Dónde fue coronada? Pues la Iglesia del Señor está compuesta en las edades de la Iglesia.
Y esa Iglesia fue coronada como grupo, con el grupo de los escogidos de este tiempo final, siendo un grupo perfecto, en el cual Dios estuvo manifiesto en carne humana a través de séptimo mensajero. En ninguno de los grupos de las edades pasadas, en ninguno de esos grupos Dios estuvo plenamente manifiesto.
Dios estuvo en San Pablo, en Wesley, en Martín, en Lutero y en todos esos mensajeros, Dios estuvo en ellos metido en una parte, una porción de Dios estuvo ellos; ellos no eran plenamente la Palabra en su totalidad.
Por eso Dios estuvo en ellos metido en las edades de la Iglesia, en cada una de esas edades, pero Dios no estuvo plenamente manifiesto en ninguno de las edades de la Iglesia, porque en ninguno de los mensajeros estuvo Dios plenamente metido, para entonces a través del mensajero manifestarse a el grupo de esa edad.
Por eso las edades de la Iglesia ninguna fue una edad perfecta; por eso en todas las edades de la Iglesia siempre hubo algo fue de lugar. Siempre el espíritu del anticristo se coló en una forma; siempre través de las edades de la Iglesia estuvieron las dos líneas. Y nadie sabía, o sea, hubo una liga y no era permitido que hubiera una separación.
Pero en ese tiempo final, en este tiempo final Dios se manifestó plenamente en el séptimo mensajero, y entonces Dios estuvo manifiesto en este tiempo final en carne humana en medio de un grupo perfecto; porque el grupo es hecho perfecto por el que está dentro de ellos, que es el que es perfecto.
Si el grupo es un grupo santo por causa del que está dentro del grupo es el Santo de los santos, es el Señor. Si el grupo es un grupo justificado, porque el que lo justifica está en medio de ellos. Si el grupo es un grupo que no tiene mancha ni arruga, porque el que está en medio de ellos es el que quitó toda mancha y arruga, el que nos lavó con la Sangre preciosa derramada en la Cruz del Calvario; y ahora viene y nos limpia de todo dogma, credo y tradición ¿cómo? A través de las aguas preciosas de la Palabra de Dios revelada, la cual vino ya revelada a través del séptimo mensajero.
Entonces como grupo, entonces encontramos que ya la Iglesia, la cual está compuesta de todas las edades de la Iglesia, ya fue coronada, con el grupo que es la corona de todos los grupos. Ya los del grupo de la Piedra Angular, el grupo que pertenece a la Piedra Angular es usted, soy yo y somos todos los escogidos de este tiempo.
Por lo tanto, cuando ese grupo apareció y fue manifiesto como el grupo de la Piedra Angular, entonces ¿qué pasó? A la Iglesia, le fue unida la Piedra Angular. Entonces encontramos que ya la Iglesia como grupo fue coronada.
Encontramos también que nunca había habido un mensajero que hubiera sido coronado con la corona de la plenitud de Dios.
San Pablo no tuvo la plenitud de Dios, tampoco Martín, tampoco Ireneo, tampoco Lutero, tampoco Wesley, pero en este tiempo hubo uno que tuvo la plenitud de Dios. ¿Quién fue ese? El séptimo mensajero, él tuvo la plenitud de Dios manifestada en su vida; por lo tanto, encontramos un mensajero perfecto en el cual Dios se fundió.
Entonces, ya encontramos que era hombre y era Dios; como hombre, encontramos forma de actuar de cualquier hombre corriente, y de la vida de un hombre corriente; pero como Dios, entonces encontramos que era igual a como cuando Dios se fundió en Cristo; era hombre, pero era Dios. La parte humana, era la parte humana, un hombre como los demás hombres; pero la parte divina era el Dios Todopoderoso plenamente encarnado en ese cuerpo. Y así también es en este tiempo, cuando Dios se encarnó.
Como hombre lloraba, como hombre le daba hambre; pero como Dios multiplicaba los panes y los peces, también mandaba a la tempestad que se callara, y se callaba; y como hombre lloraba, sufría, pero como Dios no había nada que no se sujetase a lo que hablaba a través de carne humana.
También ha pasado lo mismo en este tiempo: como hombre estaba, lloraba, sufría, le daba hambre y todas estas cosas; pero como Dios, decía: “Sea una ardilla allí”, y aparecía una ardilla. “Sea otra ardilla allí”, y apareció otra ardilla. Decía: “No hay osos por aquí, pero Dios es Jehová-Jireh: Jehová proveedor”. Y Él es el mismo Jehová proveedor que le proveyó a Abraham aquel carnero para el sacrificio. “Él puede proveer ese oso que él me dijo que yo iba a cazar; Él lo puede proveer, Él puede crearlo allí. Mírelo allí, allí está”. Cuando fue hablado de esta manera fue creado, y entonces lo cazó.
¿Ve usted? Como hombre estaba buscando un oso, pero como Dios habló la Palabra y creó el oso.
Entonces usted tiene siempre que saber diferenciar, porque que usted no puede ligar la parte humana con la parte divina; son dos naturalezas diferentes la una de la otra. La importante es la parte divina; pero la parte divina no se puede manifestar, a menos que sea a través de la parte humana.
Siempre, siempre para Dios hacer algo, obrar una cosa, tiene que buscar carne humana. Él siempre ha estado haciendo lo mismo de la misma manera.
Yo no sé porque la gente tropieza cada vez que Dios hace la misma cosa. Cuando Dios lo hizo allá en el tiempo de Jesús, las gentes tropezaron; cuando lo ha hecho acá en este tiempo a través de la hermano Branham, la gente ha tropezado de nuevo; y no se han dado cuenta es que Dios siempre cuando va a hacer algo, cuando Él ha prometido algo, siempre lo tiene que cumplir utilizando carne humana.
Si Él dijo que habría de regresar por segunda vez, pues cuando vino por Primera vez ¿cómo vino? Vino en carne humana. Entonces si ha de venir la Segunda vez, tiene que venir en carne humana en alguno de los que están viviendo en carne humana en este tiempo.
Entonces si Él dijo que habría de dar a conocer Su Nombre Eterno, Su Nombre nuevo, el cual es el Nombre nuevo del Señor Jesucristo, si Él dijo que habría de darlo a conocer, ¿cómo fue que dio a conocer el Nombre de Redención para nosotros recibir Redención? Lo dio a conocer cuando se manifestó en carne humana; y entonces en carne humana estuvo puesto ese Nombre; porque aquel era el Tabernáculo del Señor. Y allí en ese Tabernáculo Dios se metió en toda Su plenitud, por lo tanto, allí tenía que estar Su Nombre. Porque siempre el Nombre de Dios está en el Tabernáculo de Dios.
Entonces, nadie tiene que preguntarse quién es el que está adentro; solamente con ver el Nombre que está fuera usted sabe quién es el que está adentro.
Entonces sabiendo allá en el principio que el Nombre que estaba en aquel joven de Nazaret era Jesús, entonces no había que preguntar ¿cómo se llama ese Dios que está plenamente en ese joven? Había entonces que reconocer que el que estaba dentro se llamaba Jesús y que ese era el Nombre de Dios para redimirnos. Por eso es que los apóstoles entonces pudieron predicar que el Nombre de Dios para Redención era Jesús.
Y ahora cuando Dios dijo que habría de revelar Su Nombre Eterno, el Nombre glorioso. Si Él reveló Su Nombre para Redención a través de Su manifestación a través de carne humana, y ahí estaba puesto, y entonces esa persona se llamaba de ese Nombre, ¿cómo habría de revelar entonces Su Nombre Eterno, el cual ninguno conocía, el cual el Señor recibió cuando ascendió a los Cielos, tenía entonces que hacerlo de la misma manera: manifestándose en carne humana y poniendo sobre esa carne humana Su Nombre Eterno.
Entonces sabiendo nosotros que en ese Tabernáculo de carne estaba la plenitud de Dios, entonces usted ni siquiera tiene que preguntar cómo se llama el que está adentro. Mira el Nombre que tiene por fuera, y el Nombre que tiene por dentro es el mismo Nombre que tiene por dentro. ¿Ve usted? Porque Dios siempre pone Su Nombre ¿dónde? En la Puerta, en Su Tabernáculo.
Nadie tiene que estar preguntando ¿cómo se llama Dios? ¿Cuál es el Nombre Eterno de Dios? Mire el Tabernáculo de Dios, donde Dios está metido en toda Su plenitud, mire a ver cómo se llama, y ese es el Nombre de Dios. ¿Ve usted?
Eso es lo que nos ha sido enseñado en el mensaje titulado El Lugar de Dios Para Adorar y El Lugar Provisto de Dios Para Adorar, en esos dos mensajes, eso es lo que la hermano Branham o Dios a través del hermano Branham nos enfoca para que nosotros podamos ver.
Entonces, vemos que siempre el tabernáculo de Dios primeramente tiene que ser ¿qué? Formado, construido. Salomón tuvo que construir el tabernáculo y luego Dios pudo meterse cuando fue dedicado. Cuando vino a ver un tabernáculo de carne humana en el cual Dios se habría de meter, primero tuvo que ser construido y tuvo que ser formado, y entonces fue formado en el vientre de María. ¿Ve usted?
Fue formado allí, y luego cuando tuvo 29 años y medio, entonces ya estaba maduro, ya estaba preparado, ya había madurado ese muchacho, ese joven, ya había madurado, ya era una persona de capacidad.
Imagínese si a los 12 años confundió a los maestros de la Ley allá, a los doctores de la Ley ¿cómo sería ya a los 25 y 28 años? ¿Cómo sería ya a esa edad? Ya a esa edad, ya él estaba maduro, ya él estaba preparado; y en el día que Juan el Bautista lo bautizó, ese día fue dedicado a Dios en Su Tabernáculo de carne; y cuando fue dedicado, entonces el Espíritu de Dios, el Pilar de fuego vino y se metió dentro de ese Tabernáculo. Y entonces Dios manifiesta ese Pilar de fuego a través de ese Lugar Santo.
Entonces fíjense la gente podían ir al otro tabernáculo anterior que Salomón había edificado, ir a pedir, ir a buscar, ir y hacer esto y lo otro, pero ya había otro tabernáculo; había un Tabernáculo, no un edificio literal, sino un Edificio espiritual de carne humana, en el cual Dios estaba en toda Su plenitud. Y cualquier cosa que el pueblo quisiese, podía ir directamente a ese Tabernáculo y pedirle al que estaba dentro de ese Tabernáculo; no pedirle a aquel joven como hombre, sino pedirle al que estaba dentro de ese joven.
El hermano Branham dice: “Job deseó conocer a Dios. Job deseo saber cuál era la Casa en donde Dios moraba, y poder ir a la puerta de la Casa de Dios, tocar allí, y tener una entrevista con Dios.
Ahora, vean ustedes, y cualquier persona en los días en que el Señor Jesucristo estaba sobre la Tierra, cualquier persona podría venir a la Casa de Dios, que era aquel Tabernáculo de carne humana. Podía tocar a la puerta; el Señor dijo: “Yo soy la Puerta”, y podía tener una entrevista con el que estaba dentro de aquel Tabernáculo.
Fíjese la mujer sirofenicia tuvo una entrevista con Él, y recibió lo que ella vino a buscar. Y así por el estilo encontramos que muchas personas tuvieron una entrevista directa, tocaron a la puerta de aquel Tabernáculo y tuvieron una entrevista directamente con Aquel que estaba dentro de aquel Tabernáculo: con el Dios Todopoderoso que había guiado el pueblo de Israel por el desierto en forma de luz; ahora esa luz estaba metida en aquel cuerpo.
Ese Pilar de fuego estaba allí metido y la gente no lo podían ver, porque velado en carne humana, estaba metido en Su Templo, en Su Tabernáculo. Porque la Biblia dice que el Señor vendría a ¿dónde? Y el Ángel del Pacto a ¿dónde habría que venir? Dice que habría de venir a Su Templo, a Su Tabernáculo.
Entonces el Señor Jesucristo aquel cuerpo… [corte de audio]...
Casi siempre el tropiezo donde la gente tiene problema, es cuando Dios se vela, cuando Dios se mete en Sus instrumentos, en Sus velos de carne, cuando Dios se llega a meter en algún velo de carne, ahí es que tropieza la gente con el velo de carne; porque siempre, siempre, siempre, Dios obra en forma tan sencilla y tan humilde, que la sencillez y la humildad en que Dios se manifiesta eso choca con la gente.
Fíjese, cuando Dios se manifestó en carne y se veló en carne en Jesús de Nazaret, las gentes decían: “Ese Jesús de Nazaret, a Sus hermanos nosotros conocemos, a su mamá María y a José, nosotros lo conocemos también. ¿Quién es ese? (o sea) ¿Quién es ése para venirnos a enseñar? ¿quién es ése para venir a darnos órdenes? ¿quién es ese para tratar de hacerse Él Mesías? Si a ése nosotros lo conocemos y sabemos de dónde viene. Cuando el Mesías venga no sabemos a dónde ha de venir. Cuando el Mesías venga no se sabrá así como se sabe de eso. ¿Ve usted?
Pero ¿qué fue el motivo de tropiezo para la gente? Fue el velo de carne, el tabernáculo de carne en el cual Dios se metió.
Quizás sí la gentes hubieran oído de que Caifás era el Mesías, hubieran dicho: “Sí, ése tiene que ser porque, ese es el hombre más grande aquí, ése es el sumo pontífice”. ¿Pero sabe usted que le sumo pontífice del templo literal no servía para el nuevo Tabernáculo?
Entonces, encontramos que en el nuevo Tabernáculo había un Sumo Pontífice, y ese era el Señor.
Entonces vemos que la gente tropezaron, no pudieron ver; pero toda persona que quisiera recibir algún beneficio tenía que venir, tocar a la puerta de aquel Tabernáculo, y Él era la Puerta, y entonces poder hablar con el que estaba allí dentro. Y cualquier persona que quisiera recibir salvación a través de las edades de la Iglesia, tenía que ser a través del Tabernáculo en donde Dios se manifestó como Redentor, en donde Dios tenía Su Nombre como redentor. ¿Ve usted?
Entonces encontramos que usted y yo tocamos a esa Puerta; fue abierta y recibimos el beneficio de la salvación.
Ahora encontramos que durante las edades de la Iglesia Dios comenzó a edificar un Tabernáculo; ya no una sola persona, sino un grupo de Creyentes que vendrían a ser el Tabernáculo de Dios, el pueblo de Dios donde Dios moraría.
y Él comenzó a edificar ese Tabernáculo ¿en qué forma? Él mismo metido dentro de ese pueblo y Él mismo llevando a cabo esa obra de construcción.
Ahora vemos, que siempre para Dios llevar a cabo la obra de construcción, Él tiene que entonces si los hijos de Dios están en carne, entonces Él tiene que manifestarse a través de carne humana para poder hablarle a Sus hijos y para poderlos edificar espiritualmente. Y ellos son edificados a través de la Palabra de Dios; no hay poca cosa para edificar ese Tabernáculo: es por la palabra. Y ellos tienen entonces que convertirse en la Palabra.
Ahora vemos, entonces, que en el tiempo del Señor Jesucristo, cuando Él comenzó a hablar acerca de ese Tabernáculo que iba a ser construido, Él le dijo al apóstol San Pedro cuando él tuvo aquella tremenda revelación de quién era el Hijo del Hombre, que Pedro le dijo: “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente”, cuando tuvo esa revelación, el Señor le dijo: “Bienaventurado eres Simón, porque no te lo reveló carne ni sangre (o sea), no sabes estas cosas por el intelecto humano, no sabes estas cosas porque las has oído por persona, sino mi Padre Te lo ha revelado”. Entonces el Señor le dice: “Y yo te digo que tú eres Simón Pedro, y sobre esta roca (¿qué roca? Sobre la roca de revelación, sobre esa roca de revelación, y revelación de ¿qué? Revelación de conocer quién es el Señor en cada tiempo), sobre la revelación que Dios manifestado en carne, sobre revelación yo edificaré mi Iglesia; y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella”. [San Mateo 16:16-19].
Ahora vamos a pasar un momentito a algunos lugares y veremos cómo comenzó la construcción de ese Tabernáculo, de ese Edificio, el cual es el Edificio en el cual Dios habría de morar plenamente en medio de ese Edificio, de este Tabernáculo. Vamos a ver… vamos a buscar aquí en el mensaje titulado La Fe Perfecta, página 17 y 18.
Recuerde usted siempre, que cuando Dios va a hacer algo, siempre tiene que usar instrumentos de carne. Si Él va a edificar un pueblo, el cual está en carne humana, entonces Él tiene que usar carne humana para poderlo edificar; de otra manera no podría edificar a ese pueblo, el cual Él quiere edificar conforme a Sus planes y propósitos.
Ahora, tenemos unos cuantos lugares; pero no vamos a hablar de muchos lugares, sino que vamos a entrar enseguidita a lo que tenemos.
Fíjese, el Tabernáculo de Dios, el Templo de Dios, comenzó a ser edificado en el tiempo de los apóstoles. Vea usted eso. Ahí comenzó a ser preparado todo, ahí comenzó todo el material a ser colocado en su sitio; y encontramos que entonces para la edificación de ése tabernáculo, mire lo que Dios usa. Efesios, capítulo 4, versos del 10… o del 9 en adelante, dice:
- “... (Y que subió, ¿qué es, sino que también había descendido primero á las partes más bajas de la tierra?*
- El que descendió, él mismo es el que también subió sobre todos los cielos para cumplir todas las cosas.)*
- Y él mismo dió unos, ciertamente apóstoles; y otros, profetas; y otros, evangelistas; y otros, pastores y doctores;*
- Para perfección de los santos, para la obra del ministerio, para edificación del cuerpo de Cristo…”*
Para la edificación de ¿quién? El Tabernáculo de Cristo, del Cuerpo de Cristo; porque el Cuerpo de Cristo es Su Iglesia verdadera.
- “...Hasta que todos lleguemos á la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, á un varón perfecto, á la medida de la edad de la plenitud de Cristo…”*
¿Ve usted que esa Iglesia, ese Tabernáculo donde Dios habría de meterse un día en toda Su plenitud, ese tabernáculo primeramente tenía que ser edificado. Y encontramos que a través de las edades de la Iglesia estuvo siendo edificado ese Tabernáculo a través de los ministros que Dios escogió para ese trabajo; y esos ministros a través de la predicación de la Palabra, traían la Palabra para ese tiempo, y era edificado una parte del edificio.
Encontramos que la construcción comenzó en el tiempo de los apóstoles, y la zapata fue echada en el tiempo allá apostólico; y ellos… fue echado el primer piso o la primer parte, que fue la primer edad de la Iglesia: la edad de Éfeso; y esa construcción de ese Edificio, esa Iglesia, ese Tabernáculo es un Tabernáculo gentil, es una Iglesia gentil, es un Templo gentil; pero su fundamento es un fundamento hebreo, un fundamento de allá de los judíos. Que si usted mira bien, usted encuentra que la primera edad es la edad de Éfeso, pero encuentra más abajito que hay un fundamento, o sea, la zapata, la zapata de ese edificio; el fundamento de ese edificio es los profetas y los apóstoles.
Ahora vea que cuando se echó esa zapata, Fíjense, cuando fue echada la zapata, dice:
- “Pedro, el ministro del grupo se levantó y dijo:*
- …éstos no están borrachos, como vosotros pensáis, siendo la hora tercia del día; 16 Mas esto es lo que fué dicho por el profeta Joel (lo mismo que estoy diciendo hoy):*
- Y acontecerá en los últimos días, dice el Señor, que derramaré mi Espíritu sobre toda carne, y vuestros hijos e hijas profetizarán; y mostraré maravillas en los cielos y señales en la tierra.*
- Y sucederá que cualquiera que invocare el nombre del Señor será salvo.*
- Ahora Pedro predicó en Pentecostés del mismo profeta que yo estoy predicando hoy, acerca del árbol plantado. Y allí Él lo plantó, ¿ve? Allí sobre… plantó el Árbol Novia, que es la Iglesia, que es el Tabernáculo de Dios, el pueblo de Dios, la Iglesia de Dios donde Él habría de morar en toda Su plenitud. Salieron con sus dones espirituales, sanaron a los enfermos, predicaron, fueron encarcelados; pero ellos estaban deseosos de sufrir por causa de la Palabra. Y usted como americano…”*
Vamos a dejar esto aquí, es otra cosita. Si la tocásemos habría que hablar un montón de cositas ahí, y no queremos entrar en muchos detalles en esta mañana.
Vamos a irnos directo a las cosas que tienen que ver con lo que estamos hablando en esta mañana.
Fíjese ahí fue puesto el fundamento, ahí fue sembrado el árbol, ¿dónde? En el tiempo de pentecostal fue sembrado; y ahí fue cimentado, entonces luego en las edades de la Iglesia vinieron para entonces comenzar la construcción. Pero primero tenía que ser hecha o puesta la zapata o el fundamento.
Sigue diciendo aquí en la página 9 del mensaje titulado El Absoluto, dice:
- “Si usted tiene una experiencia y alguien trata de convencerlo de que estas cosas no son para este tiempo, ¡tenga cuidado! chequee con la Palabra de Dios. No hay otra forma de conocer la verdad, sino a través de la Biblia. No importa cuál sea su experiencia, lo grandioso que parezca, tiene que estar de acuerdo con la Palabra.*
- Si un constructor ve que la casa que está construyendo no va de acuerdo con los planos* (usted recuerde que estamos hablando de la construcción del Tabernáculo, del Edificio donde Dios habrá de morar plenamente), la destruye y la vuelve a edificar. Toda experiencia espiritual que tiene que estar en perfecto acuerdo con el plano de Dios, la Biblia. Si ** le quiere tan solo le quiere insinuar que algo en la Biblia no es verdadero, o que no se aplica hoy como se aplicada con Cristo y Sus apóstoles, reconócelo, porque solo la Palabra de Dios es verdadera. Si nuestro absoluto está en el ministro, en los diáconos o en algún hombre importante en la congregación, y no en Jesucristo, entonces hermano, deténgase a pensar en estas palabras: ‘Sobre esta roca edificaré mi absoluto, y las puertas del infierno no prevalecerán contra él”, la revelación espiritual de quién es él”.
Ahí lo tiene. Vemos que el absoluto suyo y el absoluto mío no puede ser ninguna persona, sino que tiene que ser el Señor.
Entonces tenemos que mirar bien, porque si el edificio cuando está siendo construido no es el edificio, el cuerpo del Señor verdadero, cuando está siendo construido, si no va siendo construido de acuerdo a la Palabra, entonces tiene que ser destruida esa parte del Edificio que fue construido mal. Porque si ese Edificio es mal construido, no importa lo bonito que parezca, Él no vendrá a meterse a ese Edificio, a ese Tabernáculo; Él no se meterá en ningún momento, porque no está siendo construido de acuerdo al plano original.
Ahora vea, aquí en la página 25 [23] del mensaje titulado Ya Ha Salido El Sol, dice:
- “107 Le dije: Para que Ud. sepa, Jesús le dijo a los apóstoles y a Pedro (después que él tuvo la revelación de quién era el Señor y hubo dicho, Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente): Bienaventurado eres hijo de Jonás. Carne ni sangre no te lo ha revelado; mas mi. Padre que está en los cielos te lo ha revelado ; y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia y las puertas del infierno no prevalecerán en su contra. Y a ti te doy las llaves. LO QUE TU LIGARES EN LA TIERRA, TAMBIÉN LO LIGARE EN EL CIELO. LO QUE DESATARES EN LA TIERRA ... Esa es aquella Revelación Divina de la Palabra hecha carne. Si fue carne en aquel día por medio del Hijo, el Novio, entonces también es carne hoy por medio de la Novia”.*
¿Ve usted? Así que, vea usted, fue de carne allá, fue en carne humana, Dios manifestado en carne allá en aquel tiempo y ha sido Dios manifestado acá en carne en este tiempo por la Novia.
Por lo tanto la revelación que tuvo Pedro allá, tenía que ser la revelación, la misma revelación, tenerla acá; porque es tiempo de restauración, es tiempo de regresar al original. Es tiempo de regresar al tiempo apostólico, donde la revelación que ellos tenían era la revelación de Dios manifestado en carne con el Nombre de Dios manifestado en ese Tabernáculo de carne; y si habríamos de regresar en este tiempo final al original, entonces tendríamos que regresar a ¿qué? A Dios manifestado en carne con el Nombre de Dios puesto en esa carne, en ese Tabernáculo de carne, donde Dios habría de estar plenamente metido.
Por lo tanto, Dios tenía que venir nuevamente en carne humana, para entonces podernos restaurar a ¿qué? A lo mismo que tenían los apóstoles. Ellos tenían la revelación de Dios manifestado en carne en aquel tiempo con el Nombre de Dios para Redención en aquel tiempo; y reconocían que aquel era el Tabernáculo de Dios, en el cual Dios hábito plenamente.
Por lo tanto el pueblo que en este tiempo sería restaurado, vería la manifestación de Dios en carne en este tiempo con el Nombre de Dios puesto en esa carne ¿ve usted? Entonces eso es regresar al original.
Entonces vemos que fue allá cuando comenzó todo, cuando todo el material comenzó a ser reunido para tener el fundamento de ese edificio, de esa Novia, de este Tabernáculo, de esa Iglesia, lo primero fue que hubo la revelación de lo alto, de quién era el Hijo del Hombre; y hubo la revelación de que Aquel era Dios manifestado en carne, el Hijo de Dios.
Entonces encontramos que el Señor tenía 12 apóstoles y además de eso tenía 70 predicadores más. Pero de todos los ministros que habían eran 70 y 12 son: 82; de 82 ministros, los cuales tenían poder concedido de parte de Dios, fueron y echaron fuera demonios, sanaron los enfermos, resucitaron muertos, hicieron las mismas cosas que el señor hacía, de todos ellos, encontramos que lo más importante no era los milagros que eran hechos en lo físico; lo más importante de todo era tener la revelación de quién era Aquel que estaba con ellos.
Y de todos los que habían allí, solamente uno la tuvo, y no la tuvo por los sentidos. Uno la tuvo y no la tuvo porque la oyó de Fulano de tal o Fulano de tal, sino porque la recibió de lo alto; y supo que Aquel era Dios manifestado en carne, supo que Aquel era el Hijo de Dios. Él supo que el Título que le acompañaba a Hijo de Hombre, era Hijo de Dios.
Entonces vemos, que cuando Dios se ha manifestado nuevamente en este tiempo como el Hijo del Hombre, Dios encarnado, entonces nuevamente se requiere conocer quién es el Hijo del Hombre hoy. Y si de 82 ministros que habían, buenos predicadores, con poder de parte de Dios, solamente uno tuvo la revelación para entonces luego sobre esa revelación edificar a la Iglesia, ponerle el fundamento, ¿qué podríamos decir de hoy cuando el Hijo del Hombre se ha manifestado y que lo que falta es la terminación del edificio? Cuando lo único que falta es hacer el trabajo que hay que hacer, no ya en el pueblo de las edades de la Iglesia, sino en la parte arriba del Edificio, la última parte. ¿Ve usted?
Entonces, se requiere entonces, que alguien conteste la pregunta: ¿Quién es el Hijo del Hombre hoy? No una contestación intelectual: “A mí parece, tal vez, o quizás”, o “yo oí que Fulano dijo esto, o yo veo esta letra”. No, sino que venga de lo alto la revelación de Dios y pueda alguien de todos los ministros que existen en el Mensaje, allá existían 82 ministros, hoy en día no sabemos cuántos son (pero son bastantes), ¿quién de todos ellos recibirá la revelación de quién es el Hijo del Hombre hoy? Para que le dé los toques finales a ese pueblo, a ese Tabernáculo del Señor, que como individuo usted es ese Tabernáculo en el cual la plenitud de Dios se ha de meter.
Encontramos que Pedro tenía la revelación para poner el fundamento de ese Edificio. Por lo tanto él allí sembró, él allí puso el fundamento, y el fundamento fue Dios manifestado en carne para redimir con el Nombre Nuevo. Lo primero y lo último es la misma cosa.
La Luz de la mañana es la misma Luz de la tarde; el Alfa es el fundamento, es también la Omega, que es el final. Entonces el fundamento es Dios manifestado en carne humana en Su Primera Venida, y la Piedra Angular, y los toques finales ¿qué es? Dios manifestado en carne en Su Segunda Venida.
Y fue fundamentada, fue puesto el fundamento predicándose la revelación de Dios manifestado en carne como Hijo de Dios. Y hoy en día es originada la construcción del Edificio predicándose, Dios manifestado en carne en Su Segunda Venida con Su Nombre Eterno para reclamarnos; no para redimirnos, porque ya nos redimió en el principio, en Su Primera Venida, ahora viene a reclamarnos. Y entonces recibimos los toques finales ¿para qué? Para entonces Dios meterse en cada uno de nosotros como individuos.
Como grupo, ya Dios se metió como grupo; estuvo metido en medio de un grupo, el cual fue el grupo de la Piedra Angular, en el cual Dios estuvo metido como uno de nosotros; y la gente no sabía que era Dios metido en un velo de carne humana, Dios metido en un tabernáculo. ¿Ve usted?
Y ahora vemos que luego que todo esto ha sido cumplido por el Señor. Entonces vemos que ahora este Tabernáculo espiritual, los escogidos del Señor como individuos, están siendo edificados. Ya a usted, a algunos quizás les falta menos que a otros; a unos quizás les falta menos que a otros para llegar a la perfección, para llegar a la estatura de un Hombre perfecto.
Y ¿cómo es que Él lo está haciendo? Él lo está haciendo a través de Su Palabra. Y ¿cómo es que viene la Palabra? Y ¿cómo es que nos convertimos en la Palabra? Nos convertimos en la Palabra a medida que la recibimos. Y ¿cómo la recibimos? A medida que la vemos siendo enseñada de la manera que es.
Por lo tanto, vemos que Dios está haciendo una obra maravillosa en este tiempo final. Él nos está perfeccionando para poder nosotros ser como individuos, este Tabernáculo perfecto, terminado totalmente, en el cual el Ángel del Pacto, nuestro Señor, se meterá plenamente; y entonces será ¿qué? Dios manifestado en carne nuevamente, como fue manifestado en carne en Jesús, como fue manifestado en carne en el hermano Branham, será manifestado en carne en usted plenamente; porque usted es ese Tabernáculo de carne que Dios está edificando, en el cual Él habitará plenamente.
Ahora, vemos que la construcción está siendo llevada a cabo. ¿Quién fue el que construyó el tabernáculo literal allá en el Antiguo Testamento donde el Pilar de fuego, la Columna de fuego que guío al pueblo de Israel se metió? ¿Quién lo construyó? Fue el hijo de David. Este Tabernáculo espiritual donde el cual el Hijo de David construirá, son personas que serán construidas espiritualmente a la estatura de un Varón perfecto.
Ahora vea usted, si ese es el proceso por el cual usted está pasando y que usted tiene que ser una persona muy cuidadosa, no vaya a dejar que cualquier cosa incorrecta vaya a pegarse en usted. Es como cuando están construyendo o están empañetando, que eso es lo último que se le está dando, el empañetado, para después darle la pintura. Si viene un albañil, como decimos nosotros, un albañil chapucero, le va a dañar la terminación; viene y pone una plasta de mezcla en un sitio y le descuadra todo el edificio, y usted cuando viene se desagrada todito. Y si es en un edificio que están construyendo para el gobierno Federal o para cualquier cosa así, cuando viene el inspector dice: “Mm, mm, eso no pasa inspección; rompa eso y hágalo de nuevo”.
Tenemos uno que pasa inspección en medio nuestro, y es el Señor. Entonces Él pasa inspección con el plano ¿sabe? Entonces hay un plano, y conforme a ese plano tiene que ser hecho ese Edificio.
y el hermano Branham dice: “Si un constructor está construyendo una casa, y ve que la construcción no va de acuerdo al plano, la rompe y comienza a hacerla de nuevo. ¿Ve usted?
Entonces encontramos que esta nueva Jerusalén, este Tabernáculo el cual es el grupo de los escogidos del Señor, los cuales como individuos están siendo perfeccionados, para un día de estos la plenitud de Dios meterse dentro de ellos, si algo va y no va de acuerdo al plano, hay que romperlo y hacerlo de nuevo; si algo es enseñado y no es de acuerdo al plano, hay que romper eso, hay que destruir eso, hay que echar eso a un lado y ponerlo de nuevo, hacerlo de nuevo, construir eso de nuevo, porque si no, entonces no pasa inspección.
Ahora vea, el que construiría este Tabernáculo ¿quién sería? El Hijo de David. ¿Cómo se ha manifestado Dios en este tiempo? Recuerde que David tipifica a Cristo y también Salomón tipifica a Cristo.
David con sus 500 mujeres tipifica Cristo con Sus escogidos; porque las 500 mujeres de David es una sola esposa. David tenía una esposa, la cual estaba compuesta de 500 mujeres. Ninguna de ella podía ser de ningún otro hombre. ¿Ve usted? Eso tipifica a Cristo con Su pueblo, Sus reunidos. El hijo de David Salomón tenía 1000 mujeres, las cuales eran una sola esposa; él tenía una sola esposa compuesta de 1000 mujeres. ¿Ve usted? Y eso tipifica también a Cristo, el Hijo de David; el Hijo de David.
¿Cómo es que ha venido Cristo en carne humana hoy? ¿Cómo está manifestado el Hijo del Hombre hoy? Ha venido como Hijo de David. Ahí lo tiene.
¿Quién es el que construyó el templo a Salomón? El templo de Salomón ¿quién fue que lo construyó, el tabernáculo para Dios? Lo construyó el hijo de David.
Vea usted que ese Tabernáculo en el cual habitará la plenitud de Dios, el que lo construye es el hijo de David; y entonces Dios en toda Su plenitud cuando esté terminado, entonces se meterá dentro de él.
Fíjese, como grupo, como grupo encontramos que Él se metió en medio de un grupo, el cual fue el grupo último. Pero ahora el trato es como individuo, porque ahora falta de Dios meterse con individuos en cada uno de nosotros. ¿Y quién es el que construye ese Edificio, ese Tabernáculo? ¿Quién es el que lo edifica a usted? Es el Hijo de David. ¿Cómo lo edifica y con qué lo edifica? Con la Palabra, con la revelación que Él trajo, con la revelación de todos los misterios.
Ahora vea, página 12 y página 13 del mensaje titulado de Los Sellos, dice:
- “37. Entonces el verdadero Hijo de David…”*
Vamos a empezar un poquito antes. Dice… página 11 al final dice:
- “36. Ahora, Dios no permitió a David construir el templo, él no lo pudo hacer; pero Dios le dijo que ‘de tu simiente levantaré uno quien construirá el Templo, el cual será un Templo Eterno, y sobre tu hijo, el Hijo de David, será un Reino eterno, el cual Él controlará.’ Salomón, el hijo de David según la carne, construyó una casa para el Señor, un templo; pero cuando vino la verdadera Simiente de David, el Hijo de David, Él dijo que vendría un tiempo cuando no habría una piedra sobre otra de aquel templo; pero Él trató de mostrarles otro Templo. Juan el Revelador en el libro de Apocalipsis vio este Tabernáculo, en Apocalipsis capítulo 21. Él vio el Nuevo Templo descendiendo del Cielo, dispuesto como una esposa ataviada para su marido. Entonces una Voz procedía del Templo…”*
¿Dónde estaba la Voz? En el Templo. Y ese Templo ¿qué era? El Tabernáculo de Dios. Ataviada como ¿qué? Como una esposa. ¿Quién era esa? Era la Esposa de Cristo.
- “36. …Y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y el mismo Dios será su Dios con ellos.*
- Y limpiará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y la muerte no será más; y no habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas son pasadas.*
- Apocalipsis 21:3-4*
-
- Entonces el verdadero Hijo de David, el cual veremos con más detalles en los mensajes de esta semana…”*
¿A quién veríamos en la revelación de los Sellos? Está aquí en el mensaje Dios En Simplicidad. ¿A quién era qué habría de verse en esos mensajes en la revelación de los Sellos? Al Hijo de David viniendo el Señor por Segunda vez como el León de la tribu de Judá, Rey de reyes y Señor de señores, el Hijo de David; eso fue lo que sería dado a conocer, lo que se vería. Aunque muchos no lo hayan visto. Pero a través de la revelación de los Sellos lo que hemos visto es la Segunda Venida de Cristo como el León de la tribu de Judá, como el Rey de reyes y Señor de señores, como el Hijo de David. Dice:
- “37. …el cual veremos con más detalles en los mensajes de esta semana, vendrá a Su Templo, el Templo de Dios, el Tabernáculo verdadero, el cual Él ha ido a construir ahora…”*
Ese Templo, ese Tabernáculo que estaba siendo construido ¿qué era? Era la Iglesia verdadera del Señor, la nueva Jerusalén. ¿Y a dónde fue que vino el Señor, el Hijo de David, Dios manifestado en carne humana? ¿A dónde fue que vino: a los mahometanos o a los hindúes? No. Vino a Su Templo, al Tabernáculo de Dios, donde Dios, en el cual Dios comenzó a construir, y puso el fundamento a través de Pedro allá en el tiempo apostólico, y luego siguió siendo construido, construido hasta el final. Y entonces el Hijo de David vendría ¿cómo? Vendría manifestado en carne humana ¿a dónde? A Su Templo, que es la Iglesia del Señor.
Miren aquí, aquí está como Él habría de venir. Página 14 dice:
“* Mesías volviese a llevar Su Novia, y entonces presentarse, hacerse conocido a Israel. Así que vemos a Dios nuevamente viniendo…”*
A Dios nuevamente porque ya había venido la Primer vez en un joven llamado Jesús de Nazaret. Ahora vendría nuevamente, o sea, por segunda vez en otra persona.
- “...vemos a Dios nuevamente viniendo para tomar una relación física con el hombre…”*
¿Ve? Tomar una relación física, o sea, aparecer en forma de hombre, aparecer metido en un velo de carne.
- “...tomar una relación física con el Hijo de David…”*
Entonces cuando apareciera en forma física en un cuerpo humano, ¿cómo aparecería? Como el Hijo de David. Y como el Hijo de David ¿a dónde habría de venir? A Su Templo, a Su Iglesia, el cual es Su Tabernáculo.
- “...como el Hijo de David, Rey de Reyes y Señor de señores y el Novio de la Novia gentil”.*
¿Ve usted? Entonces vemos que allí estaba profetizado que habría de venir y así cumplió Su Venida. Y entonces vemos… Sigue diciendo:
- “El cual Él ha ido a construir ahora, como djo en Juan, capítulo 14: ‘En la Casa de mi Padre muchas moradas hay, yo yo iré…’ ¿Y qué vien siendo eso? Que ya estaba preordenado. ‘...y yo iré a preparar lugar para vosotros, y entonces volveré para recibiros a mi mismo’. ** y nosotros sabemos que eso será en la Gran Edad que está por venir”.*
Está hablando antes de los Sellos, está hablando de la edad, de la Gran Edad que está por venir, que es la edad ¿de qué? La Edad de la Palabra.
- “...la Gran Edad que está por venir, que está por delante. Entonces la verdadera simiente de David, Jesucristo, tomará el Trono; y allí gobernará sobre la Iglesia con Su Novia en la Casa con Él, y sobre las 12 tribus de Israel por toda la eternidad.*
- Entonces estos lugares así como David no pudo construir el verdadero tabernáculo de Dios, porque no estaba preparado para ello; él no podía hacer nada siendo un mortal que había derramado sangre, así también es Él con nosotros, no estamos preparados para construir el verdadero Tabernáculo de Dios. Hay uno sólo que lo puede hacer, y aún está ocupado en su construcción ahora mismo.*
- En este Tabernáculo, juntamente con el templo que edificó Salomón y los demás son lugares de adoración a Dios, un lugar temporal hasta que llegue la hora cuando el verdadero tabernáculo sea establecido sobre la Tierra; y la justicia reine de cielo a cielo, y no haya más llanto, no habrá ningún punto ** en aquel Tabernáculo, ni habrá más matrimonios, porque será un solo matrimonio por toda la eternidad. ¡Qué tiempo será!*
- Pero propongamos en nuestros corazones hoy, que en cuanto a conmemoración y en espera de aquel Tabernáculo, nosotros nos caractericemos por Su Espíritu, a tal grado que podamos gobernar en este lugar como si estuviéramos en aquel lugar, pero esperando la venida de ese Tabernáculo.*
- Ahora, pongámonos de pie mientras leemos las sagradas Escrituras:*
- Y vi un cielo nuevo, y una tierra nueva: porque el primer cielo y la primera tierra se fueron, y el mar ya no es.*
- Y yo Juan vi la santa ciudad, Jerusalem nueva, que descendía del cielo, de Dios, dispuesta como una esposa ataviada para su marido.*
- Y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y el mismo Dios será su Dios con ellos.*
- Apocalipsis 21.1-3.”*
El Tabernáculo de Dios ¿cuál será y dónde será? El Tabernáculo de Dios no será en un local, sino serán los hombres; donde Dios se meterá en toda Su plenitud, y entonces allí habitará plenamente en ellos. Y entonces a través de ellos Él reinará y hará todo aquello que Él tiene propuesto hacer.
Entonces encontramos que esa nueva Jerusalén que desciende del Cielo, no es otra sino, Su Novia, Su Esposa, descendiendo del Cielo.
Ahora sabemos que la Escritura nos dice, que nosotros no somos de la Tierra, sino que somos de la nueva Jerusalén, la que desciende del Cielo; la madre de toda la gente, de toda criatura. Entonces sabemos que estamos sentados en lugares celestiales. ¿Ve usted? Aunque su cuerpo está viviendo aquí usted no es de aquí de la Tierra; porque usted era de la Tierra cuando nació de su papá y de su mamá, porque usted tiene una naturaleza terrenal; pero cuándo nació de nuevo, nació del Cielo. Entonces usted no es de la Tierra, sino que es del Cielo. ¿Ve usted?
Entonces, esa nueva Jerusalén es la verdadera Iglesia del Señor, el Tabernáculo verdadero del Señor, en el cual Dios habita plenamente en cada uno de ellos como individuos.
Ahora vea usted, que en el principio de la construcción, cuando comenzó la construcción, encontramos que fue puesto el fundamento; uno tenía la llave, la revelación, el fundamento para ser colocado esa Iglesia; y entonces, a él le fueron dadas las llaves; abrió la puerta, fue puesto el fundamento, y comenzó todo en ese tiempo. Comenzó esa Iglesia a ser edificada.
Ahora vea que Dios edifica a través de ¿qué? A través de Sus ministros ordenados para ese trabajo.
Usted mismo esté pensando, de que usted por su cuenta podrá ser edificado, de que usted por su cuenta podrá buscar por aquí los Mensajes por acá y por acá, y usted allá pues va a crecer hasta la estatura de un Hombre perfecto.
Dice la Palabra que esos ministerios fueron colocados para la perfección de los santos. ¿No ha llegado la perfección? Pues entonces necesita que Dios lo edifique, y es usando a algún ministro. Ese ministro tiene que venir ¿con qué? Con la Palabra pura ciento por ciento para usted poder ser edificado. Si viene con un por ciento de la Palabra, entonces va a montar una pared mal montada, va a edificarlo, pero lo va a edificar mal edificado, y entonces nunca va a llegar a la plenitud de la estatura de un Hombre perfecto; y entonces por lo tanto nunca la plenitud de Dios se meterá dentro de usted.
Por lo tanto, sabemos el tiempo en que estamos, sabemos la hora en que vivimos y sabemos la importancia de ser edificados en Cristo, la Palabra.
El fundamento fue puesto sobre Cristo, la Palabra; y la Iglesia fue edificada sobre revelación, la revelación de quién es el Señor; y la edificación, o sea, la terminación de esta Iglesia verdadera, de ese Tabernáculo verdadero donde Dios se meterá como individuos, la edificación o la terminación, es también la misma; la terminación es Dios manifestado en carne humana hoy. Y Dios tiene que levantar a alguien al cual le dé las llaves, las llaves de la revelación, de la manifestación de Dios en carne hoy, y el propósito para la cual se ha manifestado en carne. ¿Ve usted? Entonces usted como individuo está siendo edificado.
Sabemos que en una construcción ahí está el dueño, el dueño de la construcción; pero también está el arquitecto de la construcción, el cual fue el que diseñó esa construcción; también está el contratista, el cual hace el trabajo; y también está el ingeniero, también está inspector y también está el maestro de obra; y también están los demás maestros… hay más maestros: está el maestro de carpintería, está el maestro del acero, está el maestro de la electricidad, está el maestro de plomería y hasta el maestro de la pintura también está. ¿Ve usted? Son diferentes maestros, pero son maestros, estos maestros… el de la carpintería, el de la albañilería, el de la electricidad, el de la plomería y todos estos maestros son maestros que no tienen que ver con toda la obra, sino con aquella parte que le toca hacer.
El de plomería nada tiene que ver con electricidad, ni se puede meter en el trabajo de electricidad. Imagínense si el maestro de plomería se mete en el trabajo de electricidad, ¿qué va a pasar? Cuando usted le dé el switch ¿qué va a pasar? Va a estar botando agua por los switchs, porque la plomería tiene que ver con agua; y entonces es el de la electricidad se mete en el asunto de plomería, cuando usted abre la toma, lo que va a es a carbonizar, porque lo que va a salir es electricidad por ahí; le va a conectar los cables a la tubería del agua, y entonces lo que va es carbonizarse usted. ¿Ve usted?
Entonces cada uno de estos maestros, de estos ministros tiene que ir con un trabajo local y no pueden meterse en el resto del trabajo. Pero hay uno de los maestros, el cual tiene que ver con todos ellos y con toda la construcción. ¿Cuál es ese? El maestro de obra.
Ahora fíjese, estos otros maestros tienen el plano; pero el plano que tienen, el de la plomería tiene el plano de plomería, el de carpintería tiene el plano de carpintería, el de electricidad tiene el plano de electricidad. ¿Ve usted? Y ese es el plano que ellos tienen que leer… o el de electricidad.
Entonces, encontramos que sobre todos esos maestros hay otro maestro, que es el maestro de obra; ese maestro de obra, fíjese, ese maestro de obra, es el que tiene los planos completos de toda la construcción. Ese es el que sabe de carpintería, de plomería, de albañilería, de todo la obra; porque él es el maestro de toda la construcción, él es el que tiene todos los planos y él es el que puede corregir a todos esos otros.
Y él es el que lo chequea y él es el que inspecciona todo el trabajo y él es el que puede mandar a romper tal trabajo o tal trabajo antes de que llegue el inspector que le toca inspeccionar la construcción para pasarla o no pasarla. Pero primero tiene que ser inspeccionada y chequeada por el maestro de la obra, o sea, el maestro de construcción, que es el maestro general; y ese es el responsable de esa construcción. Si queda mal, el responsable es ése; sí queda bien, pues el responsable es ése. ¿Ve usted?
Entonces ese tiene todos los planos y ese es el que sabe leer bien todos los planos. Quizás el maestro de albañilería, pues no sabe leer los planos de electricidad, quizás el maestro de plomería no sabe leer los planos de carpintería, los planos de electricidad; porque es que a cada uno de ellos les fue dado lo que ellos tienen que hacer; pero el maestro de obra conoce y sabe leer todo el plano general de toda la construcción.
Entonces fíjese, está el Dueño, que es Dios; está el Arquitecto, que es el mismo Dios que diseñó ese Edificio; porque Su Iglesia, Su Tabernáculo verdadero, Su Tabernáculo espiritual está tipificado por un edificio; y si es un edificio que va a ser construido, tiene que haber un dueño, el cual va a habitar en ese sitio, tiene que haber un arquitecto, el cual diseñe ese edificio, ese tabernáculo, tiene que haber un contratista, tiene que haber un ingeniero tiene que haber un inspector y tiene que haber un maestro de obra, y tienen que haber obreros para trabajar en esa construcción. ¿Ve usted?
Entonces, vea usted, que el Dueño es Dios, el Arquitecto que lo diseñó es el mismo Dios, y encontramos que el Contratista es el mismo Dios, que contrata a los obreros que van a trabajar en esa obra. Él es el que contrata y pone a cada cual a trabajar en esa obra en diferentes ministerios. Y Él es el Ingeniero también y Él es el Inspector.
Y Él que es todo esto, se manifestó en carne humana hoy, como se manifestó ayer. Entonces sabe lo que tiene que ser hecho ha sido dado para que se ha hecho. Y Él sabe en la construcción lo que hay que hacer.
Lo sabe el dueño, arquitecto, el contratista, el ingeniero y el inspector, todos ellos saben eso, pero ninguno de ellos están la construcción cuando está siendo hecha la construcción.
El arquitecto está en su oficina y solamente de vez en cuando, cuando hay una necesidad que lo llaman, él viene. El contratista casi nunca está en la construcción (digo hablando de construcciones grandes). Fíjese, los contratistas de estas urbanizaciones Levittown, y todas esas cosas así, la construcción se hace acá y los dueños de esa firma constructora, los contratista viven por los Estados Unidos; y de vez en cuando es que se pueden dar un paseíto para ver cómo va la obra; pero ellos ni cogen un martillo en la mano, cogen un palustre para tirar mezcla, ni cogen nada de esto.
Entonces, fíjese, el arquitecto hizo los planos, entonces el contratista recibe los planos, el ingeniero y contratista leen los planos, ven cómo va todo, y entonces vienen y consiguen a un maestro para hacer la construcción. Entonces cuando consiguen un buen maestro, que eso es lo difícil para ellos conseguir; por eso usted encuentra que son muy pocos los maestros de obra, y cuando hay un buen maestro de obra los contratistas lo persiguen; porque del maestro de obra depende la garantía del trabajo que va a ser hecho.
Un buen contratista con un mal maestro de obra, todo el trabajo le queda todo **, queda mal, y entonces vienen las demandas. ¿Ve usted? Y entonces la fama del contratista y del arquitecto la echaron por el piso.
Entonces si un edificio queda mal hecho o una organización queda mal hecho, el contratista y el arquitecto jalan al maestro de obra, ** de acá. “Vamos a ver dónde metiste la pata. Vamos a chequear el plano para ver dónde hiciste las cosas mal; porque conforme al plano esto tenía que quedar bien, porque fue bien diseñado”. ¿Ve usted?
Entonces, nosotros tenemos el plano de la Palabra de Dios. El Dueño, Arquitecto, Contratista, Ingeniero e Inspector: Dios, el Espíritu Santo se encarnó, y nos trajo el plano: “Aquí está el plano, la revelación total de todos los misterios ha sido traída; ahí está el plano, ahí está la Palabra toda. Ese es el plano”.
Entonces, el arquitecto no es el que se pone a trabajar en la construcción, ya él hizo su trabajo; el contratista tampoco se pone a trabajar en la construcción, ya él hizo su trabajo. Entonces le toca entonces decirle el maestro de obra que consiguieron, y que no es nada más que un maestro de obra en toda construcción, solamente uno; si ponen dos, se echan a pelear el uno con el otro; el uno quiere saber más que el otro. Por eso siempre buscan el mejor, para que todo quede bien. Entonces los otros, que son el maestro del acero, el maestro de la carpintería, el maestro de la electricidad, a ellos entonces solamente se le da el plano de la parte que le toca; pero ellos están sujetos al maestro de la construcción. ¿Ve?
Entonces, encontramos que cuando le es entregado el plano al maestro de la construcción, entonces le es entregado también los materiales para que él trabaje; le es entregada toda la revelación de la Palabra de Dios: “Aquí está todo”. Y como él es el maestro y sabe lo que tiene que hacer, él sabe para qué va a usar aquello, para qué va a usar aquello, para qué se usan las varillas, para qué se usa la madera, y entonces él pone en orden todas las cosas, y el personal que va a trabajar pone orden; y entonces él también es el que escoge a los demás que él le va a dar cierta parte de los planos.
A unos le da una parte, a otros otra: “Bueno, aquí tiene esto, haz esto conforme a esto, haz esto tú conforme a como esto está aquí”. Entonces pone a los líderes de cada brigada que va a trabajar en esa construcción; a los del acero les pone un líder, a los de la carpintería les pone un líder; pero ellos le tienen que responder al maestro principal de la construcción.
Entonces empieza la construcción, y luego continúa la construcción hasta que es terminada la construcción. Entonces pasa inspección o no pasa inspección después.
Usted sabe que han habido edificios grandísimos que después de estar terminados, planificación no le ha pasado esa construcción, se la ha rechazado ¿y qué ha pasado? Si era un condominio, se quedó vacío. No lo pueden ocupar, porque no fue hecho conforme a cómo debía ser hecho; hubo alguna falla en algún lugar, algún defecto tuvo el edificio y fue rechazado; y se quedó sin habitar.
Este Edificio, el cual el Señor está construyendo, si llega a ser hallada alguna falla, no pasa inspección, entonces se queda sin habitar la plenitud de Dios; no puede venir para habitar dentro de ese Edificio qué está siendo construido. Y usted como individuo está siendo construido hasta llegar a la perfección.
Por lo tanto, tenemos que tener nuestros ojos abiertos en todo momento para ver y saber cómo estamos siendo edificados; porque de otra manera podremos imaginarnos: “Bueno ya está todo y la plenitud de Dios no llega nunca”.
Por lo tanto, oremos mucho al Señor en todo momento. Vigilemos siempre, y siempre miremos de la manera correcta lo que debemos de mirar en esta hora en la cual estamos.
Si usted va a una construcción, y en una construcción todo tiene un orden. Cualquier persona no puede hacer lo que le da la gana en una construcción. Y el maestro… hay diferentes líderes en la construcción, maestros como les dije de carpintería, de albañilería, de plomería, de electricidad; pero hay un maestro dice que los dirige a todos ellos y dirige a la construcción.
Si usted quiere saber y usted quiere conocer acerca de esa construcción y del plano de esa construcción y de cómo va a verse cada cosa y de cómo va cada cosa, ¿a dónde usted iría? ¿Al que tiene una sola parte del plano? Pues él le puede mostrar la parte del plano que él tiene; y si trata de mostrarle algo va a fallar y usted va a estar confundido siempre, y no va a saber lo que viene ni va a saber qué es lo que está siendo hecho.
Entonces, usted va a cualquier construcción, y dice: “Bueno yo quiero ver los planos”, usted no tiene que especificar qué parte del plano, sino los planos, los planos de la construcción. “Quiero ver los planos de la construcción”, ¿a dónde lo mandan? Si va al albañil y le dice: “Mira, yo quiero ver el plano de la construcción, muéstrame los planos de la construcción”. Él le va a decir enseguida: “¿Qué plano de la construcción puedo tener yo? Lo que tengo es un palaustre aquí, y aun lo que hago, lo que hago lo hago porque me dijeron que lo haga así; y si me queda mal, me mandan a romperlo, porque los planos no los tengo yo. Ve y habla con mi jefe para que él te diga dónde están los planos y quién los tiene”.
Fue y habló con el jefe de los albañiles: “Mira yo quiero ver los planos de la construcción. Él le dice: “Los planos de la construcción yo no los tengo. Yo solamente tengo la parte que me dieron para yo hacer”.
- “No, pero yo quiero ver los planos de toda la construcción”.
- “Ah, mira, ¿tú ves a aquel que no está haciendo nada? que está caminando para arriba y para abajo, que lo que hace es mirando aquí, mirando allá, ése que no está haciendo nada, ese que no está sudando, ése que no tiene ni un palustre, ni un serrucho, si, es ése, ése que parece ser el más vago; mira, ése que tiene esos papeles debajo del brazo, ése no es un periódico, esos son los planos y ese es el maestro de la construcción, él es el que te puede explicar todo desde abajo, desde del fundamento hasta que lo termina. Ve a hablar con él”.
¿Ve usted? Entonces siempre, siempre los planos los tiene el maestro de obra; y a ese es que le piden cuenta y ese es el único que puede dar cuenta, y puede decir las cosas como son aún sin todavía verse lo que va a hacer hecho; porque a él le fueron dados los planos. Y a cualquiera que le sean dado a los planos de la Palabra, la revelación completa de todo lo que Dios reveló, él puede mirar para atrás y decir: “Esto fue así en el pasado, así y así, y por esto, por esto, por esto, y esta hora, en este piso en que estamos no es así por esto, por esto y por esto; y en esta edad fue así por esto, por esto, y por esto, pero en esta otra edad no es así; y acá en el futuro será así, así y así”. ¿Ve usted? “Y aunque tú no lo puedas creer ahora, aunque tú no lo puedas ver ahora, será de esa manera; espera que llegue esa manera”. ¿Ve usted?
Entonces, encontramos que es de esa manera, y Dios nos está edificando, y Él el que nos está diciendo cómo cada cosa tiene que ser hecha. “Esto tiene que ser hecho de esta manera, de esta manera, de esta manera”. ¿Y cómo podremos saber eso? Bueno, cuando los planos le sean dados o le son dados a alguien, entonces eso nada más lo constituye, cuando le son dado todos los planes, toda la revelación de la Palabra, que es la espada en la mano, cuando les es dado, eso, seguidamente lo coloca en la posición de ¿qué? Del Maestro de obra, Dios manifestándose y guiando a Su pueblo y dirigiendo la cosa.
Porque, fíjese, el maestro de obra, él de sí mismo no hace nada; el no hace nada, él lo único que tiene los planos, pero el que hizo ¿quién fue? El Dueño y el Arquitecto y el Constructor; el Dueño ordenó que se hiciera, Él quería un edificio, un Tabernáculo de esa manera, entonces el Arquitecto, que es el mismo Dios, el mismo Dueño, vino y diseño cómo sería hecho todo e hizo los planos. Y luego el Contratista, que es el mismo Dios, vino y contrató los obreros que iban a trabajar ahí; y entre los obreros que contrató ¿qué fue lo que hizo? Lo primero que hizo fue que contrató al maestro de obra; y el maestro de obra es el que se encarga de buscar a los otros que van a trabajar ahí.
Si el maestro de obra dice: “Mm, mm, aquí Fulano no; ese lo que hace es dañar paredes”. Pues entonces ése no va a trabajar en esta construcción.
Entonces ¿qué sucede? El plano es la Palabra de Dios que ha sido revelada a través de la manifestación de Dios en carne; son todos los misterios que fueron revelados. Y si a alguien le es dada esa Palabra, si a alguien le es dada esa revelación completa de esa Palabra, entonces le han sido dados los planos.
Entonces los planos no le son dados a ninguna persona que no sepa de planos. ¿Ve usted? Tiene que saber el plano, por lo tanto, tiene que ser ¿qué? Un maestro; no un carpintero, un maestro.
Entonces al ser un maestro, un maestro conoce todo lo de la construcción, desde el comienzo hasta el final. Entonces él sabe leer los planos, entonces los planos, él aunque muchas personas digan o piensen: “Ese no hace nada, y está para arriba y para abajo”, ése es el más que está haciendo, porque ese es el responsable de toda la labor. Ese es el responsable de la forma en que quede el edificio.
Si el tercer piso le queda en el quinto piso, él fue el que tuvo la culpa. ¿Ve usted?
Entonces, vemos que cuando en una construcción todos los demás que han sido colocados frente a los grupos: el maestro de carpintero, el maestro de albañil, si cada uno de ellos o alguno de ellos quiere saber más que el maestro de obra, que es fue puesto por el contratista, y si alguno seguro quiere saber más y hacer las cosas como le da la gana, ¿qué le pasa? Es echado fuera y es colocada otra persona en ese lugar. ¿Ve usted?
Entonces, Dios sí está construyendo Su Tabernáculo (¡je!) si Él está construyendo Su Tabernáculo y Él ha hecho los planos, entonces los planos son ¿qué? La Palabra que ha sido revelada en este tiempo a través del séptimo mensajero; y la tenemos, tenemos los planos. ¡Oh, bendito el Señor para siempre!
Si nosotros como ministros del Señor pudiéramos ver quién ha sido colocado en la posición en la cual le hayan sido dado los planos para poder decirle: “Esto es así, esto es así para beneficio de la edificación del Cuerpo de Cristo de cada uno de los escogidos como individuos, para que puedan ser edificados correctamente, y en su vida no haya nada virado, no haya ninguna enseñanza errónea, sino que todo esté bien colocado y podamos crecer hasta la plenitud de Dios. Entonces cuando todo haya sido terminado, entonces el Maestro de obra le podrá decir al Contratista y al Arquitecto: “He aquí está terminada la construcción; está hasta pintadita todita, todo está terminado listo para habitarla ya”.
Entonces viene la inspección; cuando es inspeccionado todo, piso por piso, parte por parte, conforme del plano:
.Ok.
.Ok.
.Ok.
Bueno, ya el candidato, o los candidatos que estaban esperando que estuviera terminada la construcción para meterse dentro de ella, ya pueden meterse.
Hay un candidato esperando que se termine esta construcción; y ese candidato es el Espíritu Santo, que viene para habitar plenamente en ese Tabernáculo. Viene para habitar ahí, y ese Tabernáculo como individuo es usted y soy yo; y estamos siendo edificados, estamos siendo construidos. Estamos siendo construidos hasta llegar a la estatura de un Hombre perfecto.
Por lo tanto, estás virtudes que usted ve que cada uno de los escogidos debe tener en usted a medida que usted está siendo edificado, a medida que usted vaya creciendo, usted cada día ver a esas virtudes se manifiestan más libremente en su vida; y entonces cuando estén manifestándose esas virtudes en tal grado en que usted haya llegado al máximo, entonces ¿qué pasa? Viene la Piedra Angular sobre usted como individuo, o sea, la plenitud de Dios se mete dentro de usted, porque usted ya ha llegado a la estatura que tenía que llegar; ya usted fue totalmente edificado, y ya lo que falta es que venga la plenitud para habitar dentro de usted.
Así que, en esta mañana hemos hablado acerca del tema: “LA CONSTRUCCIÓN DEL TABERNÁCULO DE DIOS”.
Ahora vea usted, este Tabernáculo, ese Tabernáculo lleva el Nombre de ¿quién? Del que se va a meter dentro. Por eso es que el tabernáculo que Salomón construyó llevaba el nombre de Dios. Por eso, que el tabernáculo donde Dios se metió en toda Su plenitud en carne humana, en Jesús de Nazaret, por eso es que llevaba el Nombre de Dios. Desde el principio ya llevaba el Nombre de Dios, antes de meterse; de cuando fue bautizado ya tenía el Nombre.
Entonces encontramos que en el hermano Branham, también ese Tabernáculo ya tenía el Nombre Eterno de Dios aún antes de la plenitud de Dios meterte. ¿Ve usted?
Por eso es que este Tabernáculo que está siendo construido ya tiene el Nombre de Dios. Ya tiene el nombre de Dios, por eso es que el que se va a meter ahí, no es otro sino ése que tiene el Nombre ahí. Ya tiene el Nombre ahí puesto y está siendo construido.
¿No ha visto usted que las urbanizaciones cuando la están construyendo y los edificios le ponen el nombre fuera, y todavía no lo han terminado de construir y ya tiene el nombre puesto?
Así que usted puede ver que ya ese Tabernáculo en donde Dios va a habitar plenamente, ya tiene el Nombre. Ya tiene el Nombre puesto y está siendo terminado; y cuando se ha terminado totalmente, entonces podrá decirse: “He aquí el Tabernáculo de Dios ya terminado. Señor, ya el trabajo está terminado; lo dedicamos a Ti este Tabernáculo”. Y entonces el Pilar de fuego vendrá y se meterá a ese Tabernáculo, dentro de usted, dentro de usted, dentro de mí, dentro de cada uno de los escogidos que han sido edificados hasta llegar a esa estatura perfecta.
¿Está contento usted de qué está siendo edificado? ¡Bendito el Señor para siempre!
Yo creo que el Señor ha estado permitiendo que los planos los podamos ver. Sabemos que es la Palabra de Dios revelada a través del séptimo mensajero.
Conforme a los planos fue establecido Dios manifestado en carne, fue establecido el Nombre nuevo del Señor, fue establecido la forma de adoración, fue establecido la manifestación del Hijo del Hombre e Hijo de David; fue establecido en medio del pueblo ¿qué? El Hijo de David como Rey de reyes y Señor de señores.
Ya yo creo que falta muy poco para ser terminada esa labor y la plenitud de Dios venir a cada uno de los escogidos.
Sabemos que será un grupito pequeño; no va a pasar de 700. Pero yo no sé si sean los 700 a la misma vez; eso yo no lo sé. Pero una cosa yo sé, y es que todos los que sean edificados, todos los que se dejen edificar, recibirán la plenitud de Dios.
Así que, estamos en ese proceso ahora, en ese proceso de terminación. Por lo tanto, estemos contentos, estemos alegres, y dejemos que el Señor nos siga edificando a todos en esta hora final en que estamos viviendo.
Puede ser que usted oiga por todos sitios o por muchos sitios decir: “Yo tengo los planos, yo tengo los planos, yo tengo los planos”. No se preocupe por eso. Los planos, el Dueño de los planos, el Señor si Él los da a quién Él quiera darlos.
Por lo tanto, tenemos entonces que dejarnos guiar por el Señor para ser edificados de la manera correcta; porque, siempre habrá, siempre el mismo problema, de que muchos querrán tener los planos y cada cual querrá edificar a su manera. Oiga usted bien: Una cosa es que un albañil o que un maestro de plomería quiera tener los planos, y los agarren; porque los planos es la revelación de Dios que fue traída en este tiempo final, y está a la mano de todo el mundo; es el Mensaje de la hora, todo lo que Dios reveló a través del hermano Branham, esos son los planos.
Cualquiera puede decir: “Yo los tengo”, si los tiene, ¿pero los sabe leer? “No, por aquí yo veo que aquí hay una curva, o aquí hay esto y esto, así que hay que hacerlo así”. Sépase que un maestro de plomería sabe leer el plano de plomería, un maestro de electricidad aprendió a leer el plano de electricidad, un maestro de carpintería aprendió a leer el plano de carpintería, pero no sabe de lo demás; pero un maestro de obra fue preparado para leer totalmente el plano, conocerlo todo, y saber cómo va cada cosa; aún sin haber nada él sabe cómo empezar cómo hacer la zapata cómo poner el fundamento y cómo hacerlo todo en esta Tercera Dispensación en que hemos comenzado.
Así que estando nosotros en esta Tercera Dispensación, entonces tenemos que saber que muchos se levantarán y querrán coger el plano, pero pasará inspección el trabajo que hagan. San Pablo decía: “Yo como perito arquitecto (decía San Pablo) yo he puesto el fundamento. Ahora cada cual, cada predicador, cada cual mire bien cómo sobreedifica, no me le vaya a poner encima del fundamento que yo he puesto no me le vas a poner leña, madera o cualquier cosa mal puesta; porque va a ser quitado lo que se ha puesto sobre el fundamento que yo puse”. Y él dice: “Porque el fuego hará la prueba; y la obra del tal será quemada para que él se salve en el día de juicio”. ¿Ve usted?
Entonces no vale la pena uno tratar de decir: “Yo tengo el plano, coger el plano y ponerse a edificar: esto es así y esto vamos a establecerlo así y esto vamos a establecerlo así”. Eso es tratar de edificar con el plano, con el Mensaje, con la revelación tratar de edificar: “Vamos… esto está así y esto es así, y yo lo veo así, y yo…” hay que tener cuidado, porque si no ha sido ordenado y predestinado y escogido para este trabajo, lo que va es a edificar mal y entonces el fuego va a destruir esa edificación, y entonces tiene que darle cuenta al Señor.
¿De qué le valió trabajar tanto? Mejor se hubiera puesto de acuerdo con el maestro de obra que Dios había escogido, el cual fueron dados los planos, al cual le fue dado el plano y él sabe leerlo, porque le fue dado la revelación para entender todo lo que ese plano dice, para entender todo lo que Dios reveló a través del hermano Branham.
Entonces si se hubiera puesto en armonía con el que tiene todos los planos, ¿qué hubiera hecho? Entonces cuando fuera terminada esa labor, esa nueva Jerusalén, ese Tabernáculo en el cual morará la plenitud de Dios, cuando fuera terminado ¿qué pasaría? Entonces Dios le diría al maestro de obra con los demás obreros, que estuvieron colaborando, le diría: “Muchachos, buen trabajo han hecho; entren en el gozo de su Señor. Buen trabajo han hecho, siéntense conmigo en mi Trono. Buen trabajo han hecho, sean ustedes ahora en el Milenio y en la eternidad, sean ahora ustedes gobernadores”. Como los valientes, como los tres valientes que fueron sentados ¿dónde? En el trono con David.
Y eso es lo que le espera a los edificadores que edifiquen bien. Pero los que edifiquen mal, eso mejor le hubieran hablado acerca del plano. Lo que siempre pasa es que Dios obra tan sencillo, obra tan en simplicidad, que siempre pues, se nos pasa por encima las cosas que Dios ha prometido que va a ser.
Un maestro de obra no tiene ni que ser fuerte, ni grande, porque él con lo que va a bregar es con los planos; y un rollo de papel que son los planos es solo carga el hombre más flaco que puede haber. Pero dentro él lo que tiene que tener es ¿qué? Lo que tiene que tener es el conocimiento de lo que dice ahí en esa letra, en esos garabatos que nadie lo entiende, pero que ese maestro de obra lo entiende, porque él fue preparado para eso; él fue preparado en esa forma.
Y también usted encuentra que los profetas fueron preparados de la forma que fueron preparados, con las dos conciencias juntas, para que despiertos puedan mirar y ver a través de los ojos, ver a la otra dimensión; pero los maestros fueron preparados, no para mirar a la otra dimensión, sino para mirar ¿qué? Los planos, los cuales son traídos por Dios manifestados en forma de profeta, los trae de la otra dimensión a esta, y los trae todito; pero ¿quién puede leer eso? ¿Ve usted?
Entonces Dios los prepara en Su escuela, en Su universidad, los prepara de esa manera para que ellos sepan leer ese plano y no fallen en la construcción que están llevando a cabo.
Bueno, yo creo que hemos hablado bastante, y hemos hablado claro; porque cuando se habla la verdad no hay temor de hablarla. Porque cuando uno lo que está hablando es la Palabra, uno no tiene temor de que digan por aquí, por allá, porque uno lo que está diciendo es la Palabra de Dios; y Dios es el que respalda Su Palabra. Si yo le digo la Palabra como es, del resto se va a encargar Dios. Y entonces es que Dios puede edificarnos a nosotros cuando alguien se para y dice las cosas como son; sino nunca llegaremos a donde debemos de llegar.
Entonces seríamos un tabernáculo que comenzó a ser construido y se quedó ¿cómo? A media asta. Pero hay un tabernáculo que comenzó a ser construido y que no se va a quedar a media asta; que aunque solamente sea uno o dos o tres personas, van a llegar hasta allá arriba; y van a ser habitados por la plenitud de Dios.
Bueno, en esta mañana, pues, Dios nos ha permitido estás cositas sencillitas para que veamos lo que Dios está haciendo por dentro de cada uno de nosotros, y cómo nos está edificando. Eso nos quiere decir a todos nosotros que tenemos que tener total interés en estar para oír la Palabra, la enseñanza de la Palabra, para hacer edificados en el conocimiento de toda la Palabra de Dios que fue revelada.
Dios nos bendiga, Dios nos guarde en esta mañana. Vamos a estar puestos en pie.
CANTAN UN CORO - El Hno. William habla
Bueno vamos a despedirnos en oración en esta mañana, todos con nuestros rostros inclinados: Padre nuestro que estás en el Cielo, Dios Eterno he aquí en esta mañana ante Tu presencia estamos. Te damos gracias por Tus bendiciones. Gracias, oh, Señor por esta bendición de poder estar aquí en esta mañana gozándonos, regocijándonos en Tus bendiciones, escuchando la enseñanza de Tu Palabra Señor, a través de la cual Tú nos estás edificando en estos días finales hasta llegar a la estatura de un Hombre perfecto.
Ahora, oh, Dios Eterno, Dios Santo ten misericordia de nosotros, ten misericordia de los ministros todos, ten misericordia de todos nosotros, y ayúdanos para ver la hora en que estamos viviendo, de modo que no nos peleemos los unos con los otros, para alguno tratar de arrebatarle el plano al otro; porque Señor Tú eres el Dueño de los planos y a quién Tú quieres lo das.
Ahora Señor, ayúdanos a verte a Ti Señor, detrás de Tus ministros escogidos para el trabajo que Tú tienes para cada uno de Tus ministros, Señor. De que no estemos mirando Señor al maestro que Tú uses, sino que estemos mirando Señor, al Dueño de la Obra, el Arquitecto y al Constructor, el cual es el que está detrás de todo eso, y el cual a través del plano la ha entregado al maestro lo que debe de hacer; y él no podrá hacer nada excepto lo que está en el plano. Permítenos, Señor, verte a Ti en esos planos, permítenos, Señor, ver que eres Tú y que no es ninguna persona particular en esta hora final en que estamos viviendo Señor.
Dios Eterno, en Tus manos estamos. Sé con nosotros síguenos guiándonos y perfeccionándonos, hasta que lleguemos totalmente a la perfección. No queremos quedarnos a mitad Señor de construcción, como hemos visto en muchos edificios Señor, que se han quedado a mitad. Señor, otros los hemos visto terminados, pero que no han sido aprobados por planificación y se han quedado sin habitar; otros han sido construidos y luego han sido destruidos, porque fueron edificados sin permisos, sin autorización o porque fueron mal construidos, y hay peligro para la gente que vivan cerca o en ese edificio. Ayúdanos para que Señor, la construcción de Tu Tabernáculo, vaya adelante perfectamente Señor, sin ninguna cosa equivocada, sin ningún error Señor, hasta que todos llegamos a la perfección.
Ahora ve con cada uno de nosotros, oh, Dios, y que el estímulo el cual es producido por Tu Palabra cuando nos es dada a conocer, cuando nos es revelada, esté manifiesta nuestras almas, de tal manera Señor de que vayamos meditando en lo que hemos oído y en lo que hemos visto a través de Tu Palabra en esta hora, y de lo que Señor, Tú Señor con Tu gracia nos has permitido oír en esta mañana. Y que Señor, todas estas cosas a jugar demos en nuestro corazón sin comentarlas con nadie sin tratar Señor, de hacer nada, sino Señor guardarlas en nuestro corazón para llegar a la perfección.
Dios Eterno en Tus manos estamos. Ayuda a nuestros hermanos de otros lugares de la América Latina, de Estados Unidos, en todos los lugares Señor, donde está Tu pueblo ayúdanos a todos, para Señor, que todos seamos edificados en esta hora en que estamos viviendo y el grupo que tiene que llegar a la perfección pueda llegar a la perfección.
Dios Eterno, ahora ve con cada uno de nosotros, cuidándonos en todo momento de todos los peligros conforme a Tus promesas; y en Tu Nombre Eterno y glorioso, el Hijo de David, Te lo pido todo, oh, Dios Todopoderoso. Amén, amén.
Y el pueblo del Señor dice: Amén.
Dios nos bendiga a todos en esta mañana.
“LA CONSTRUCCIÓN DEL TABERNÁCULO DE DIOS”.