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| La Novia ha resucitado hoy | 1974-04-14 | 2 | Ponce | PR | 00:00:00 | false |
... acerca del tema “HA RESUCITADO CRISTO, JESÚS”. Hablábamos acerca de la resurrección de Cristo en esta mañana, y vimos el cuadro en una forma muy clara, y lo de la importancia y significado para nosotros en la actualidad.
Y ahora, en este segundo culto de hoy domingo, vamos a hablar de un tema de resurrección, podríamos decir: “Ha resucitado”, pero ahora vamos a decir: “HA RESUCITADO LA NOVIA”. “LA NOVIA HA RESUCITADO HOY”.
Ese es el tema para esta mañana, y vamos a esperar de parte del Señor que Él nos enseñe lo que debemos saber de este tema en esta mañana.
Como leímos y habíamos visto en esta mañana, el sol que salió en aquella ocasión cuando Dios dijo en Génesis, capítulo 1: “Sea la luz,” y fue la luz, aquel sol estaba representando al Sol de Justicia, a Cristo, que un día iba también a levantarse de la tumba para alumbrar a toda simiente de Dios, todo hijo de Dios que habría de vivir sobre esta Tierra, y que habría de venir a Vida eterna a través del Sol de Justicia, Cristo Jesús.
Ahora, vamos en esta mañana a estudiar y ver que de la misma manera que el Señor pasó por el proceso de nacimiento de un ministerio corto, luego ser juzgado y crucificado, morir, ser sepultado, luego encontramos que resucitó; por ese mismo proceso la Novia del Señor Jesucristo pasó a través de las edades.
Y en esta mañana pues vamos a ver cómo la Novia pasó por esos mismos procesos por los cuales el Señor pasó, porque todo corre alrededor de un círculo, o sea, que todo trabaja de la misma manera, es el mismo plan y funciona de la misma manera; en el Antiguo Testamento vemos los tipos allá, en el nuevo vemos la realidad, y nosotros estamos viviendo la realidad de aquellos tipos que mostraban que algo iba a venir en el futuro.
Ahora, como hemos dicho: “LA NOVIA HA RESUCITADO HOY,” pero para ver y darnos cuenta lo que significa la resurrección de la Novia hoy, como vimos lo que significaba la resurrección de Cristo Jesús hoy para nosotros, entonces tenemos que caminar hacia atrás y ver el nacimiento de la Novia del Señor, cuándo ocurrió, luego el ministerio que tuvo, luego cuando la tomaron presa, luego la condenaron y luego murió; pero ha resucitado hoy.
Ahora, vamos a ver cómo sucedió todo esto conforme a como Dios lo muestra en Su Santa Palabra. Dice el Profeta que han habido siete edades de la Iglesia, y durante ese lapso de tiempo de siete edades de la Iglesia, es que todo esto ha acontecido.
Así como en el lapso de tiempo de la vida del Señor Jesucristo, en un lapso de tiempo de 33 años y medio ocurrió todo eso que ocurrió: nacimiento, ministerio, le tomaron preso, luego lo condenaron, luego lo mataron y luego resucitó, y todo eso ocurrió en un lapso de tiempo de 33 años y medio.
Ahora, la Iglesia del Señor Jesucristo, todas esas etapas, ella pasa por todas esas etapas en un lapso de tiempo de dos mil años aproximadamente, o sea, siete edades de la Iglesia. En un lapso de tiempo de siete edades, ahí la Novia pasa por esas etapas.
Ahora, vamos a ver esas etapas, fíjense cómo todo corre paralelo: hay siete días en la semana (la semana tiene siete días), los días que Dios tomó para recrear lo que se había extraviado, fueron siete días creativos, los cuales representan siete mil años, cada día son o representan mil años.
Cuando el Señor dice en Su Palabra: “Y en el primer día Dios hizo tal y tal y tal cosa,” un día para Dios son como mil años, o sea, que en los años nuestros son mil años, en los de Dios son un día.
Ahora, podemos ver que la semana también que nosotros utilizamos, también tiene siete días; también en el tiempo en que el Señor llevó a cabo Su ministerio, encontramos que la Biblia dice que a la mitad de la semana le sería quitada la vida al Mesías.
Así que, fíjese cómo todo corre paralelo; y cuando el Señor empieza a hablar de semanas y días uno se puede ir al Génesis, y todavía cuando está en Apocalipsis, todavía ve el mismo plano funcionando en una forma perfecta, porque Dios es un Dios perfecto y hace las cosas en forma perfecta, y siete es el número de completación, de obra consumada, de obra terminada, número de perfección.
Entonces podemos ver que en esto de siete hay un plan muy especial de parte del Señor, y luego que se termina con los sietes entonces se entra a eternidad, al número ocho, y el número ocho viene a ser el primer día nuevamente.
Bueno, vamos entonces a tocar algunas cositas que necesitamos ver y así entonces podemos entender el resto.
El Señor fue tomado en una semana, fue tomado, fue azotado, fue juzgado, fue crucificado, fue sepultado, y entonces el primer día de la semana, cuando terminó esa semana, entonces, que iba a comenzar la otra, en el primer día de la otra, apareció, apareció victorioso.
Entonces vamos a ver el paralelo que hay entre los siete días creativos del Génesis, los siete días de la semana en que el Señor fue tomado y crucificado, y las siete edades de la Iglesia.
Porque hay una enseñanza tan tremenda y tan gloriosa, que si captamos la revelación que hay ahí, es algo tan y tan glorioso lo que significa el poder en esta mañana reconocer y proclamar que la Novia ha resucitado, es algo tan y tan grande y tan glorioso, que si nosotros lo podemos ver, si nosotros lo podemos ver, eso va a ser la cosa más tremenda y más grande para la Novia.
Bueno, de esa es la posición que habla el Profeta y que hemos estado hace meses hablando: cuando la Novia reconozca su posición, y hablábamos en estos días pasados que reconocer la posición de la Novia hoy, eso conlleva muchas cosas, hay una posición en que la Novia tiene que estar, y eso conlleva muchísimas cosas, eso requiere entonces colocar cada cosa en su sitio, lo que corresponde a este tiempo, y lo que no corresponde a este tiempo colocarlo fuera de este tiempo.
Bueno, fíjense, estos siete días llevados a compararlos con las siete edades de la Iglesia, encontramos que el primer día de la semana viene a ser la Edad de Efeso; y esa Edad de Efeso, ese primer día de la semana, encontramos que había dejado su primer amor, pero encontramos que en esos días, días anteriores a esos, en ese primer día fue también que la Novia nació.
Fíjense, poquito tiempo antes de haber dejado el primer amor, poquitos años antes había nacido la Novia del Señor en el Día de Pentecostés; el mismo poder que resucitó a Cristo Jesús de entre los muertos, ahora en el Día de Pentecostés resucita a una vida nueva 120 personas, el mismo poder.
Entonces allí en esos 120, esos 120 componían el cuerpo del Señor Jesucristo, Su Novia, Su Iglesia; y ese cuerpo entonces se fue moviendo en el poder de la resurrección, y fueron añadidos a ese cuerpo todos los que pertenecían a ese cuerpo. O sea, que fueron siendo resucitados todos los miembros de ese cuerpo, fueron siendo resucitados por el poder resurrectivo que estaba en los Apóstoles, y estaban siendo resucitados no de los sepulcros literales, sino de los sepulcros denominacionales, de los sepulcros espirituales, de entre los fariseos, saduceos y herodianos, y estaban siendo resucitados del pecado, de la muerte espiritual, donde habían sido enviados por causa del pecado.
O sea, que como grupo, como el cuerpo del Señor, eran resucitados de entre las denominaciones, pero como individuos, cada uno como individuo, era resucitado de la muerte espiritual, del pecado.
Y eso es lo que no podemos perder de vista: que hay una resurrección para el cuerpo del Señor como grupo, porque cada uno de nosotros somos el cuerpo del Señor, y cada uno somos miembros en parte del cuerpo del Señor; pero como individuos cada uno de ustedes también son el cuerpo del Señor, porque ahí es que Dios habita.
Entonces como grupo, como cuerpo todos juntos, miembros cada uno, miembros en parte del cuerpo del Señor han sido resucitados y han estado siendo resucitados a través de todas las edades, han sido resucitados de los sepulcros denominacionales.
Allí en el Día de Pentecostés encontramos que allí fueron resucitados por el poder glorioso del Espíritu de Dios, el poder que resucitó a Cristo Jesús de entre los muertos, ese mismo poder retornó a Su Novia, a Su Novia como grupo y a cada individuo como persona, entonces ahí nació la Iglesia verdadera, el Cuerpo Místico del Señor, la Novia del Señor nació allí, y allí fue que empezaron a nacer los miembros de la Novia del Señor como individuos.
Luego más adelante, cuando ya esa Edad de Efeso comenzó y el Apóstol Pablo fue el Mensajero para esa edad (edades gentiles), entonces ya en esa edad gentil (que el Apóstol Pablo era el Mensajero), esa edad comenzó bien, pero ya más adelante comenzó a dejar su primer amor. Y su primer amor es Cristo, y Cristo es la Palabra, comenzaron a dejar la Palabra.
Entonces comenzó esa Novia, comenzó a ser tomada, tomada por el enemigo, tomada y moviéndose el espíritu del anticristo en medio de ella, o sea, los judas comenzaron a moverse para entregar la Novia del Señor en manos de pecadores, para entregar la Novia del Señor en manos de los romanos como también entregó Judas al Señor, porque quienes crucificaron al Señor fueron los Romanos.
Ahora, ¿quiénes lo entregaron? Fue Judas, lo entregó a los fariseos y saduceos, y ellos lo entregaron entonces, pidieron la muerte y lo entregaron para que Roma lo matase.
Así también ha sucedido con la misma Novia del Señor: los judas entregaron la Novia, la entregaron en manos de los líderes religiosos: fariseos y saduceos y herodianos y esta gente, gentes intelectuales; luego la llevaron presa a Roma y allá en el concilio de Nicea, allá fue que la juzgaron, la azotaron, la juzgaron, y luego más adelante la crucificaron.
Estoy avanzando un poquito. Hemos visto cómo ha sucedido a través de las edades, pero aquí vemos, que aquí tenemos la primera edad donde empezó a dejar su primer amor, luego de haber nacido. Nació el Día de Pentecostés acá, luego comenzó la primera edad, entones comenzó a dejar el primer amor. O sea, nació en una mañana; el Día de Pentecostés fue por la mañana también, fue también un domingo. Bueno, todo esto concuerda porque hay un plan de parte del Señor y todo tiene que cuadrar desde el Génesis hasta el Apocalipsis.
Entonces nació, luego de haber nacido encontramos que más adelante fue dejando su primer amor; luego de ir dejando su primer amor encontramos que más adelante fue tomada presa, al ser tomada presa, entregada por los judas que estaban dentro del pueblo, entonces fue tomada presa, fue azotada, fue azotada con falsas doctrinas, fue azotada con toda cosa de dogmas, credos y tradiciones, y fue juzgada.
Luego de ser juzgada y condenada, porque la Novia es la Palabra, aquella que nació allí fue la Novia Palabra, pero fue juzgada y entonces fue condenada, entonces en el año 325 fue declarado que el bautismo no era como ella lo hacía, sino que era en el Nombre de Padre, Hijo y Espíritu Santo; y que eso de hacerlo en el Nombre del Señor Jesucristo, eso era una mala interpretación que le habían dado los Apóstoles
¿Ven? Siendo azotada la Novia, azotada con dogmas, credos y tradiciones, luego juzgada, luego condenada y luego crucificada; la crucificaron en Roma, los romanos, luego de ser crucificada entonces fue enterrada aquí en la Edad de Tiatira, la edad del oscurantismo, ahí fue enterrada, y esa edad del oscurantismo es la mitad de la semana de las siete edades de la Iglesia, o sea, que es la edad número cuatro.
Si usted cuenta comenzando desde el domingo, mire a ver qué día es el día número cuatro, mire: domingo, lunes, martes y miércoles; el miércoles es el día número cuatro y es la mitad de la semana.
Entonces en el día número cuatro, en la mitad de la semana, fue enterrada, en esa edad del oscurantismo, en la Edad de Tiatira, así como la Biblia dice que la vida al Mesías le sería quitada a la mitad de la semana, o sea, en el día número cuatro.
Bueno, entonces fue enterrada y encontramos que entró en tinieblas, entró en tinieblas, cuando el Señor fue enterrado ¿dónde fue? Fue allá a las tinieblas, al inferno y les predicó a los espíritus encarcelados allá.
Entonces podemos ver que fue enterrada, y ahí estuvo enterrada sin resucitar por tres días, por tres edades, así como el Señor estuvo enterrado por tres días y tres noches.
Pero mientras estuvo enterrado, el Señor estaba haciendo un trabajo, y mientras la Novia estaba enterrada por tres edades, estuvo haciendo también una labor; pero al finalizar, fíjense, el día más tremendo y más oscuro fue el día tercero: la Edad de Laodicea, que ni era día ni era noche. Pero al tiempo de la tarde estaba prometido que habría luz, el día sábado fue el día más oscuro, en los días en que el Señor fue crucificado, fue crucificado, luego pasó tres días y tres noches.
El último día que el Señor estaría en la tumba, pues era el día sábado, porque ya cuando comenzara el día primero de la semana: el domingo, entonces ya entraba el día de resurrección; ¿y saben cuándo comenzaba ese día de resurrección? Ese día de resurrección comenzaba, fíjense, hoy en día nosotros le ponemos la tarde y la noche del día, se la ponemos después que ya ha pasado el día, pero usted no se ha dado cuenta en la Biblia... se los voy a leer para que se den cuenta de esto, miren cómo dice la Biblia... dice:
“Y llamó Dios la expansión cielo y fue la tarde y la mañana el día segundo.”
Nosotros decimos: “Y fue el día y la tarde, o, fue el día y la noche...” o sea, que el día: hoy es domingo, pues la noche del domingo ¿cuál es? La que viene según nosotros hoy en día, de las 6:00 en adelante ya esta es la noche del domingo; pero en la Biblia la noche del domingo ¿saben cuál es? Esta que ya pasamos.
La noche pasada era la noche del domingo, fue la tarde y el día, o fue la tarde y la mañana un día, ¿ven? O sea, que el día comienza en la tarde, luego sigue y se oscurece, y luego después aparece el día. Primero viene la noche y después el día, pero para nosotros hoy en día usamos primero el día y después la noche, pero en la Biblia es al revés.
Bueno, es que cuando el hombre dice una cosa es al revés de eso, cuando el hombre dice: “Grande,” Dios dice: “Pequeño,” cuando el hombre dice: “Pequeño,” Dios dice: “Eso es grande,” por eso dice: “El que se ensalza será humillado, y el que se humilla será ensalzado.” ¿Ven? Lo bajo, para Dios eso es grande, porque es ensalzado, y lo grande es humillado, eso es nada.
Bueno, entonces vemos que el Señor estuvo tres días y tres noches en el sepulcro (Su cuerpo); el día sábado era el último día que Él iba a estar allí, y ya el sábado por la tardecita, a las 6:00 de la tarde ya comenzaba el día domingo (o sea, el primer día de la semana), ya de ahí en adelante era día de resurrección. Escuche eso bien, porque esto tiene significado, ahora en lo espiritual para la Novia, tremendo.
En esa tarde del sábado, al atardecer, ya que se está yendo el día del sábado, ahí en esa misma tarde a las 6:00 de la tarde estaba comenzando el primer día de la semana: el domingo, el día octavo.
El día octavo viene a ser el primer día de nuevo, porque ya terminaron los siete días, entonces se comienza de nuevo, se comienza de nuevo no la misma semana, se comienza otra semana con nuevos días y nuevas horas, pero es otra semana, aunque tiene los mismos días, los mismos nombres, las mismas horas, pero es otra semana y son otros días. Bueno, eso también es muy importante saberlo.
Entonces cuando son las 6:00 de la tarde, ¡oh gloria a Dios! empezó el día de la resurrección, y ya por la mañana cuando las mujeres van para poner especies sobre el cuerpo del Señor, porque antes embalsamaban a los muertos, pero como habían crucificado al Señor y había muerto a las 3:00 de la tarde, y lo vinieron a bajar después, a cierta hora, como casi a las 6:00 de la tarde, no había tiempo para embalsamarlo, entonces lo envolvieron en una sabana y lo metieron al sepulcro, cerraron al sepulcro con una piedra y pusieron unos guardias allí y lo dejaron así puesto.
No dio tiempo ni de embalsamarlo ni hacer nada, porque a las 6:00 de la tarde de ese día que lo crucificaron comenzaba la pascua, y no se podía hacer nada el día de la pascua, tenía que hacerse antes de llegar esa hora, la cual comenzaba a las 6:00 de la tarde, y fue crucificado un miércoles, fue crucificado un miércoles, y a las 6:00 de la tarde ya comenzaba el jueves que era el día de la pascua grande.
Recuerde, era el gran día del sábado, y el sábado no quiere decir el séptimo día de la semana, en ese caso ese sábado, esa pascua era la gran pascua que podía caer en cualquier día de la semana porque era el día que había salido el pueblo de Israel de Egipto, y ese día podía caer lunes, podía caer miércoles, un año caía miércoles, el otro año podía caer martes, el otro año podía caer jueves, y así, es igual como nosotros decir: “El día de San Juan algunas veces cae sábado, otras veces cae domingo,” entonces es como nosotros decir: “El día 24 de diciembre, el día de nochebuena algunas veces cae domingo, pero otras veces cae lunes y otras veces cae jueves.” O sea, que nunca cae el mismo día, cae en días diferentes.
Y así también es el día de la gran pascua, el día que salió el pueblo de Israel de Egipto, caía en diferentes días de la semana, cada año caía un día diferente, y en ese año cayó un jueves, y ese jueves, ese día comenzaba la tarde anterior.
Por lo tanto murió el Señor un miércoles y ya el jueves nadie podía hacer nada, y después viernes también caía otro día de fiesta, y entonces sábado caía otro día de fiesta también, que no se podía hacer nada (los sábados no se podía hacer nada), entonces lo único que quedaba era el domingo, ya desde las 6:00 de la tarde de ese sábado, a las 6:00 de la tarde comenzaba el domingo, ya de ahí en adelante se podía comenzar a hacer cosas.
Entonces estas mujeres comenzaron a preparar sus especies y por la mañana salieron para la tumba (por la madrugada) a buscar el cuerpo del Señor para embalsamarlo, ponerle esas especies aromáticas y así dejarlo todo bien compuesto; pero cuando llegaron allá, esa fue la bendición más grande: No encontrar al Señor en la tumba, conforme a como Él había prometido. Ahí podemos ver que lo que el Señor promete se cumple al pie de la letra.
Ahora, estamos hablando de la resurrección de la Novia, la Novia ha estado, estuvo sepultada, estuvo sepultada por tres edades, por tres días, tres días y tres noches, aquí lo tenemos.
Encontramos aquí, murió aquí, y fue sepultada, entonces aquí estuvo un día y una noche, aquí estuvo un día y una noche, y aquí un día y una noche.
Aunque el Señor fue crucificado, fue muerto un miércoles; pero los tres días y tres noches que estuvo en el sepulcro comienzan a contar jueves, viernes y sábado, mire a ver si lo vio bien claro. O sea, que el miércoles no cuenta porque el miércoles no fue enterrado, o sea, fue enterrado ya en la tarde, así que el miércoles no cuenta, comienza a contar entonces de la 6:00 en adelante, de la tarde, comienza a contar la primer noche, luego jueves durante el día primer día, luego jueves por la tardecita comienza la primer noche del viernes, porque siempre la noche comienza anterior, la noche pues es primero y después el día en la Biblia, acá en lo de nosotros, pues lo dividimos a la medianoche, pero el Señor lo divide a las 6:00 de la tarde del día anterior.
Entonces estuvo jueves en la noche y jueves en el día, estuvo viernes en la noche y viernes en el día (dos días y dos noches), y estuvo el sábado en la noche y sábado en el día, entonces tres días y tres noches.
Y entonces ya cumplidos los tres días y tres noches sepultado, entonces venía el día número ocho que viene a ser el primer día de la semana, pero de otra semana, de la semana próxima; entonces cuando comenzó ese primer día de la semana, que comenzó el sábado, el sábado por la tardecita, cuando terminó a las 6:00 de la tarde el sábado, comenzó el primer día de la semana a las 6:00 de la tarde, ya de ahí en adelante en cualquier momento el Señor se podía levantar, porque ya era día de resurrección.
Entonces encontramos que así sucedió, Él se levantó, entonces lo encontramos el primer día de la semana que viene a ser el octavo, que viene a ser domingo; así también la Novia: aquí fue crucificada, fue muerta, entonces estuvo este día y esta noche, esta edad, sepultada, esta edad, sepultada y esta edad, sepultada, ahí tiene tres días y tres noches, tres edades.
Luego, ¿qué viene después que terminan esas tres edades? ¿Qué viene? Viene el primer día de la semana, porque son siete edades de la Iglesia representando siete días de la semana, después del número siete entonces viene el día número ocho.
Y al octavo día, ya les leí en la Biblia que habla del octavo día en muchos lugares, cuando dice: “El octavo día,” quiere decir el primer día otra vez, porque el octavo día lo que representa es comienzo de la semana de nuevo, pero de otra semana, de otro Programa de Dios, que va a desarrollar Dios durante esa otra semana.
Entonces podemos ver que arriba lo que hay es la Piedra Angular, el primer día de la semana de la resurrección, viene a ser la Piedra Angular de la semana, porque es día de resurrección, es día en que la Palabra se levanta.
Entonces encontramos que la Novia, la resurrección de la Novia ocurre después que ha pasado el séptimo día, porque el séptimo día viene a ser también el tercer día de sepultura, porque mire, es el séptimo día contando desde aquí, este, y es el tercer día este contando desde aquí, uno, dos y tres.
Entonces al terminar el séptimo día, que es la Edad de Laodicea, que es esa edad que ni es fría ni es caliente, que es ese día que dice Zacarías 14:7 que ni es día ni es noche, pero dice:
“Pero al tiempo de la tarde habrá luz.”
¿Y por qué al tiempo de la tarde? Porque en el tiempo de la tarde es que termina la Edad de Laodicea (ese día) y comienza un nuevo día, al tiempo de la tarde; o sea, ya cuando el día ha terminado, esa edad ha terminado, entonces en ese tiempo de la tarde es que hay luz, es que hay una resurrección: la resurrección de la Novia del Señor Jesucristo, ese es el día en que Zacarías dice: “Al tiempo de la tarde habrá luz,” y ese es el mismo día en que dice Malaquías, 4:*2:
“Mas a vosotros los que teméis mi nombre, nacerá el Sol de justicia, y en sus alas traerá salvación.”
¿Cuándo? Al tiempo de la tarde cuando la última edad, cuando el último día de las edades ha terminado, porque siempre los días terminan en la tarde y comienza el otro día la misma tarde, lo único que hay es una división de un minuto, un minuto; ¿y un minuto tiene cuántos segundos? Sesenta.
O sea, que cuando hay ese lapso de tiempo de un minuto nada más, cuando cae un minuto para acá, pertenece acá a la Edad de Laodicea, o sea, cuando llega la... está en las 6:00 menos un minuto, todavía está en la Edad de Laodicea, pero cuando llega a las 6:00 en punto, está en un lugar que ni es de allá ni es de acá, o sea, que está en un lapso de tiempo en que el tiempo se ha acabado.
Entonces cuando la aguja se mueve un segundo, y se mueve, y sigue moviéndose y llega al minuto, entonces ha comenzado el nuevo día, una nueva edad, un nuevo tiempo.
Cuando el Ángel Fuerte descendió del Cielo, Él clamó y dijo: “El tiempo no es más,” ya la aguja del reloj pasó de las 6:00 de la tarde, y llegó a las 6:00 de la tarde, y cuando descendió por completo acabó de dar la vuelta y dio un segundo.
Así que cayó al lado de acá ya habiendo terminado la Edad de Laodicea, y eso es una cosa muy importante que nosotros tenemos que saber.
Cuando el Señor resucitó, al Él resucitar ya toda la Ley había terminado, toda aquella dispensación había terminado y ahora estaba marcando un nuevo día y una nueva dispensación, y las cosas de la Ley fueron echadas a un lado, para dar paso a las cosas nuevas que estaban prometidas que habrían de venir para el pueblo de Dios.
Y ahora, cualquiera que quisiera servir a Dios, tenía que servir a Dios conforme al nuevo día que había comenzado y a la nueva semana que había comenzado con ese primer día de la semana, lo cual vino a ser la semana que había comenzado con ese primer día de la semana, vino a ser entonces la semana de las siete edades de la Iglesia.
Miren, nosotros sabemos que una semana comienza hoy, pero ya el sábado que viene termina; o sea, que comienzan pero terminan.
Esta semana también de las siete edades de la Iglesia comenzó, pero habría de terminar, habría de terminar en el séptimo día, en la séptima edad; y ahí cuando terminase la séptima edad, entonces vendría el día número ocho que es el día primero de la semana para comenzar una nueva semana con una nueva dispensación.
Y esto entonces representa que cosas nuevas comenzarían para el pueblo de Dios, porque el Señor dice: “He aquí yo hago nuevas todas las cosas,” miren, el séptimo día creativo, que es el día sábado, que es el día de reposo, que Dios reposó, ¿saben lo que representaba ese día? Ahora en las edades de la Iglesia representaba la Edad de Laodicea.
¿Y saben lo que representa ese séptimo día: sábado, que representa la Edad de Laodicea? ¿Saben lo que representa en el plan completo de Dios, en el plan eterno de Dios, en el plan que Él ha ido desarrollando a través de todos los siglos? Representa el milenio, que es el séptimo milenio, donde habrá paz y descanso sobre esta Tierra, y después del Milenio, entonces al terminar el milenio, viene una resurrección.
¿Se ha dado cuenta usted de eso? Al terminar el séptimo día milenial, el Milenio que está por venir, entonces ¿qué sucede? Termina el milenio y entonces todos los muertos resucitarán. ¿Ve usted que después del número siete viene el ocho, y el ocho es resurrección?
Entonces con el final del milenio, al finalizar el Milenio por completo, mil años de paz, entonces cuando terminan entonces viene la resurrección de todos los muertos, entonces viene el juicio para cada uno ser juzgado.
¿Y luego qué sucede? Se entra a una eternidad donde ya no habrá más tiempo, donde ya no habrá más edades, donde todo lo que comienza ahí no tendrá fin, donde ya se acabaron las edades, ya el plan de Dios se desarrolló por completo, se consumó y ya no hay nada más, ya lo que hay es vivir sin más problemas, vivir eternamente sin más diablos, más demonios en la Tierra, porque vino el juicio, fue juzgado todo y ya se acabó todo, y ya los herederos de Cristo a heredar todo lo que Dios posee. Eso ocurre en lo literal allá.
Pero siempre, fíjense, siempre antes de ocurrir en lo literal allá, va ocurriendo en lo espiritual, en etapas, eso es lo que tenemos que vigilar siempre, porque ahí es que hay una grande revelación, porque nadie estará allá en la eternidad en el día número ocho, que es el día de la eternidad, si primero no está acá en el día número ocho, que es eternidad, que es resurrección. Primero se está en lo espiritual, y después se está en lo literal allá.
El Señor estuvo en lo espiritual y resucitó el primer día de la semana, el día número ocho, y en el milenio estará reinando allá el día número siete, pero luego pasará al número ocho que es eternidad.
Ahora, fijémonos bien en eso: en este tiempo, la Biblia dice que al tiempo de la tarde habría luz, al tiempo de la tarde cuando la última edad de la Iglesia, la Edad de Laodicea, la séptima edad del séptimo día, cuando termine, entonces viene luz, viene la luz de Dios: “Y a los que temen mi Nombre, nacerá el sol de justicia.”
¿Ven? La luz del Sol de Justicia, “y en sus alas traerá salud, salvación y saldréis...” ¿Ven que cuando viene esa luz hay que salir? ¿Por qué? Porque es tiempo de resurrección, salir, hay una resurrección espiritual para los hijos de Dios que estén viviendo aquí. ¿Salir de dónde? Salir de los sepulcros, ¿cuáles sepulcros, los sepulcros denominacionales.
Por eso dice la Biblia: “Despiértate tú que duermes, y levántate de los muertos y te alumbrará Cristo.” No son muertos literales, para los que estemos vivos son muertos espirituales, sepulcros denominacionales, y los muertos son los que pertenecen a esas dominaciones: “Levántate de en medio de todos esos muertos,” y que duermen, porque los santos no mueren.
Mire, no importa en qué sepulcro usted estuviera metido, usted no estaba muerto, usted estaba durmiendo; pero ha venido el día de la resurrección, el día número ocho, no la edad número siete, no la Edad de Laodicea, ahí estábamos dormidos todavía, porque ese era el día número siete, era el día de sábado.
Pero en el día número ocho, que es el primer día de la semana, de una nueva semana que comienza con una resurrección, comienza con una resurrección espiritual, levántate de entre los muertos y te alumbrará Cristo.
Cuando se levantó usted, cuando se levantó la Novia de entre los muertos denominacionales, y de esos sepulcros de las denominaciones, entonces Cristo le está alumbrando, Cristo es la Palabra, ahora está viendo las cosas como son, porque está de día para ella... [Nota - Corte de cinta]... el Sol de Justicia ha salido y está alumbrándole, ahora puede ver cada cosa como es; antes no podía porque quién metido en un sepulcro puede ver, no puede ver ni la luz del día, menos podrá ver lo que la Palabra de Dios dice.
Pero cuando se levantó y salió, entonces fue que pudo ver la luz del día, la luz de la tarde que estaba prometida, entonces fue que pudo ver el Sol de Justicia brillando en Malaquías 4:5, esa es la luz de la tarde, Malaquías 4:5, Dios en un hombre manifestándose.
Entonces estamos nosotros actualmente no en el día número siete, no en la edad número siete, no estamos en la Edad de Laodicea, ya el día número siete, la Edad de Laodicea, ya terminó, y desde el 1963, de ahí para acá nosotros estamos en el día número ocho, que viene a ser el primer día de la semana.
Ahora, ¿el primer día de qué semana? El primer día de la eternidad; mire, si nosotros podemos ver el tiempo en que estamos, el lugar donde Dios nos ha colocado hoy, eso va a ser una cosa tremenda para la Novia, porque cuando ella reconozca todas esas cosas, esto entonces, Dios puede obrar en ella y entonces es que la Novia se puede mover como se va a mover allá en la eternidad, y con la misma autoridad que tendrá en la eternidad la podrá utilizar en este tiempo, porque primero tiene que reinar en lo espiritual aquí, y luego reinaremos allá en lo literal.
Ya las edades terminaron, ya salimos de los sepulcros, ya salimos de entre los muertos. “Saldréis y correréis como becerros de la manda, saltaréis.”
Ahora sí estamos saltando, saltando de alegría, de regocijo, saltando hacia arriba siempre. Oh, ahora sí, y ahora si que el corazón nuestro salta de alegría y de gozo al ver lo que Dios ha hecho en este tiempo.
Estamos en el octavo día que viene a ser el primer día de la semana; el octavo día es esa Piedra Angular, esa Piedrecita blanca que usted ve arriba, ese es el octavo día y es el primero de la semana, es el primer día de la eternidad que ha de venir.
Entonces tenemos que ver lo que será en la eternidad, y entonces en este primer día de la eternidad que nosotros estamos viviendo hoy, entonces actuar sabiendo que estamos en la eternidad y utilizando todo lo que tenemos, porque ya ha sido dado a la Novia todo lo que tendrá en la eternidad. Cuando el Señor resucitó le dijo a los discípulos: "Todo poder me es dado en los Cielos y en la Tierra".
Cuando la Novia ha resucitado en este día final, cuando el día final, el día de Laodicea terminó, el séptimo día, cuando ha terminado ese día de Laodicea.
En este tiempo de la tarde, que ya no pertenece a la Edad de Laodicea, sino que pertenece al día número ocho, que viene a ser el primer día de la otra semana que viene; entonces cuando esto ha sucedido la Novia ha recibido toda autoridad, todo poder le ha sido dado. El Profeta dice: “La Novia tiene todo el poder, lo único es que no sabe cómo usarlo, no tiene fe para ponerlo en acción.”
Eso es lo que el Señor está haciendo ahora: enseñándonos cómo utilizar ese poder y esa autoridad que Él nos ha dado.
Usted no puede ponerse a utilizar el poder que Dios le ha dado, la Novia no puede utilizar el poder que Dios le ha dado si no sabe usarlo, así como usted no debe ponerse a usar un revolver si usted no sabe cómo usarlo, no vaya a ser que tome y lo agarre, y en vez de poner el cañón mirando para allá lo ponga mirando por encina de él, entonces cuando aprieta y dispara ¿qué hace? Se mata él mismo.
Entonces el Señor le está enseñando a Su Novia lo que Él le ha dado, y cómo funciona ese poder y autoridad que Él le ha dado a ella. La Novia está siendo preparada por el Señor para utilizar lo que Dios le ha dado, para que reine en esta Tierra con ese poder y esa autoridad que Dios ha puesto en ella.
Entonces será Dios en ella, será el Rey y la Reina reinando aquí espiritualmente, con la misma autoridad que han de usar allá en la eternidad, es la misma; por eso es que el mundo va a ser confundido, el mundo se va a quedar perplejo con las cosas que van a suceder.
Ahora, en este tiempo el Señor está preparando Su pueblo, está preparándolo de una manera especial porque Él no quiere que Su pueblo, Su Novia, haga las cosas mal hechas.
Este es un tiempo en que la Novia ha entrado a eternidad, ha entrado a la Piedra Angular, la edad de la Palabra, no la Edad de Laodicea, entró a la edad de la Palabra, y esa es la edad de resurrección, y esa es la edad en que el poder resurrectivo de Dios la ha resucitado y la ha colocado en el Trono de Dios, porque Cristo, cuando fue resucitado, fue arrebatado y colocado en el Trono de Dios. ¿Ven?
Dice que se sentó a la majestad, a la diestra del Padre; eso en el Trono ahí, y dijo: “Todo poder me es dado en la Tierra, en los Cielos y en la Tierra,” así que recibió toda autoridad, todo poder, y estaba allí sentado en el Trono.
La Novia en este tiempo ha sido resucitada, ha sido resucitada porque estuvo tres días y tres noches, estuvo tres edades de la Iglesia, las últimas tres sepultada; pero ahora ha resucitado y ha sido colocada en el Trono de Dios. El Señor dijo: “El que venciere, yo le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido y me he sentado con mi Padre en Su Trono.” ¿Ve? Él se sentó primero en el Trono del Padre. Ahora Él dice: “El que venza se va a sentar conmigo en mi Trono.”
Entonces usted tiene que ver que tiene que vencer para poderse sentar en el Trono, ¿vencer qué? ¿Qué fue lo que el Señor venció? El Señor venció la tumba y se levantó de entre los muertos, porque si no no se podía sentar estando metido allá en una tumba, pues resucitó, se levantó y después ascendió y se sentó allá en el Trono del Padre.
Y ahora, la Novia ha resucitado del sepulcro denominacional, se ha levantado de entre los muertos denominacionales, ¿y qué ha pasado ahora? El Señor la ha exaltado, la ha levantado y la ha sentado en Su Trono; no la ha sentado en la Edad de Laodicea, la ha sentado en la Edad de la Palabra porque ese es el Trono de Dios, ese es el Trono de Cristo, la Edad de la Palabra.
Por eso fíjense, un Trono representa autoridad, representa gobierno, representa ley, representa que lo que se diga desde ese Trono, todos los que estén bajo la autoridad y gobierno de ese Trono y de ese Reinado, todos obedecerán, y eso representa que la Novia ha sido sentada en el Trono de Cristo, y el mundo entero y aun el diablo está bajo la potestad del Trono de Cristo, y el mismo Señor le dijo al diablo: “Al Señor Tu Dios no tentarás, sino que a Él solo servirás y a Él solo adorarás.” ¿Ve usted? Hasta el diablo tiene que obedecer a Cristo sentado en el Trono.
Y hasta el diablo tiene que obedecer a la Novia de este día, que se ha sentado en el Trono de Cristo porque ha resucitado; no crea que es cualquier cosa, la Biblia dice, hablando de la Novia del Señor, cuando estemos allá, y antes de estar allá Él se manifiesta acá en lo espiritual, dice que regiremos con vara de hierro. Eso quiere decir que lo que diga no tiene arreglo, es como lo diga Novia. O sea, que no hay escapatoria de que alguien pueda desobedecer lo que la Novia hable, así será allá y así es hoy en día también en lo espiritual.
Estamos sentados en el Trono de Cristo, la Piedra Angular, no la Edad de Laodicea, la última edad, la séptima edad no, la Edad de la Palabra, el día de las edades, el día número ocho, porque ya los otros siete días de la semana de las edades de la Iglesia ya habían terminado, y ahora ha comenzado una semana nueva, algo nuevo.
Y en sí no es una semana nueva, porque ocho lo que quiere decir es eternidad, lo que ha comenzado es la eternidad, hablando en términos espirituales, para la Novia del Señor.
De esta edad de la Palabra, de esta edad de la Novia, de este día número ocho no se pasa a otro día, no, porque es el día eterno, el día número ocho, el cual es regresar nuevamente al primer día.
¿Y a cual primer día es que vamos a regresar? ¿A este primer día? No, al primer día de la eternidad, lo cual fue interrumpido allá con el pecado original, fue interrumpido, entonces ahora regresamos de nuevo al principio. O sea, eso es comenzar, regresar al principio, y en el principio no fue así: días y semanas, ¿en el principio qué era? En el principio era eternidad.
Entonces en el día número ocho regresamos nuevamente a eternidad, y al regresar a eternidad, entonces ahí la Novia ha recibido nuevo poder en los Cielos y en la Tierra, la Novia tiene todo lo que ha sido prometido por el Señor para ella, la Novia está en la posición más grande de todas las posiciones, los Apóstoles desearon esta posición donde está la Novia hoy, ¿quiere ver que lo desearon? Es el Trono de Dios, es el Trono de Cristo donde la Novia está hoy.
El Señor en una ocasión cuando estuvo aquí en Su ministerio terrenal, Él tenía doce discípulos, y dos de ellos se llamaban Juan y Jacobo, entonces la mamá de Jacobo y Juan vino donde el Señor Jesucristo y le dice al Señor: “Mira Señor, yo tengo una petición.” – “Bueno mujer, ¿cuál es?” – “Mi petición, mi deseo es que yo tengo dos hijos: uno se llama Juan y el otro se llama Jacobo, y mi deseo es que uno se siente a Tu derecha y uno se siente a Tu izquierda en Tu Trono, en Tu Reino.”
El Señor le dijo: “Esto si que no puede ser, porque solamente eso será para aquellos para los cuales está aparejado, para lo cual ha sido ordenado por el Padre, así que para ustedes no puede ser sentarse en mi Trono porque eso corresponde a los escogidos del tiempo final, los que han de ser resucitados de entre las denominaciones en el tiempo de resurrección cuando todas las edades ya hayan terminado, eso solamente corresponde para los vencedores del tiempo final que van a vencer, van a vencer y se van a levantar de entre los sepulcros denominacionales.”
Ahí está la victoria: levantarse en el poder de la resurrección; el que se queda allá en el sepulcro, para ese no hay trono, y es la única recompensa que hay para los escogidos: sentarse en el Trono, tiene que vencer.
Siempre a través de las edades ha habido una recompensa para los vencedores; ahora sepan ustedes bien que los vencedores de una edad heredan la promesa que Dios le ha dado para ellos, y también todas las demás promesas que Dios le dio a los vencedores de las otras edades.
¿Saben lo que quiere decir eso? Que los vencedores de este tiempo, los escogidos de este tiempo, heredamos la promesa de sentarnos con el Señor en Su Trono, y también heredamos todas las promesas que le fueron hechas a los vencedores de las demás edades.
¿Y quieren saber algo más? Y nadie más hereda la promesa que nos ha sido dada a nosotros de sentarse con el Señor en el Trono, son los únicos que se sientan con el Señor en el Trono, son los únicos que gobernarán a todos los habitantes de la Nueva Jerusalén.
Y entonces todos los escogidos de las demás edades, con ese grupito de arriba, entonces gobernará el mundo entero; pero las órdenes principales, el Gabinete principal, es el que está arriba, entonces el que está arriba le da las órdenes a los demás, gobierna sobre los demás, y entonces los demás hacen el resto.
Bueno, esto es más o menos así: está el Rey y la Reina, luego el Rey y la Reina tienen un gabinete, entonces lo que el Rey y la Reina le digan al resto del gabinete, ellos lo hacen y entonces gobiernan todo el Reino.
Mire, si nosotros pudiéramos entender la bendición y la promesa que Dios nos ha dado a nosotros y el privilegio que tenemos, amaríamos más al Señor cada día, nos cuidaríamos más para que nuestra vida fuera más agradable cada día al Señor; si los cristianos de otras edades fueron tan fieles al Señor y tan valientes, que estuvieron dispuestos a dar su vida por el Señor, cuánto más nosotros con las promesas que tenemos hoy en día nosotros.
Ahora, las pruebas y apreturas y persecuciones nuestras no son iguales a las que tuvieron ellos allá, son más fuertes, porque el galardón es más grande.
La prueba que tuvieron allá en las edades pasadas, bueno, hubieron pruebas tales como, en la edad en que era la edad del becerro, que es el animal de sacrificio, pues en esa edad tomaban a los cristianos y se los echaban a los leones, los quemaban en hogueras, los crucificaban y hacían cuanta cosa de esas querían hacerles, el diablo inspirando a toda esa gente y a esos imperios y reyes para hacer esas cosas.
Pero eso es una prueba que si usted la mira detenidamente, eso es una prueba más fácil de pasar que la prueba y lo que tenemos que vencer nosotros en este tiempo, porque la batalla y la lucha nuestra en este tiempo no es si nos van a matar o no nos van a matar, porque si nos matan ya se acaba el problema y ya estamos al otro lado allá con el Señor.
Pero ahora la prueba y la lucha nuestra y la batalla que el diablo nos da, es en la mente, y eso es una batalla y una lucha más fuerte que morir comido por los leones, porque eso es una lucha que no la está dando un montón de leones literales, sino que la está dando el león que está rugiendo buscando a quién devorar juntamente con todas esas fieras, esos espíritus malos, que están tratando de devorarlo a usted espiritualmente; y entonces usted tiene que pararse firme al lado del León de la tribu de Judá, Cristo, y estar parado usted firme como la Reina, Esposa del Rey.
Y si el Rey es un león: el León de la tribu de Judá, la Novia es una leona, entonces hacerle frente a ese león: el diablo, con todos esos instrumentos que tiene que están tratando de destruir a la Novia, hacerle frente, y esa batalla está en la mente, y como está en la mente entonces usted tiene que ser valiente y estar al lado del León de la tribu de Judá, y ahí vencer, porque para eso usted ha sido llamado: para vencer.
Usted no ha sido llamado para que sea un cobarde, usted no ha sido llamado para huir, usted no ha sido llamado para desanimarse, usted ha sido llamado para vencer, “y el que venciere, yo le daré que se siente conmigo en mi Trono,” y Él ha sentado Su Novia hoy en lo espiritual en Su Trono.
Y ya en el milenio y en la eternidad estaremos literalmente sentados en tronos literales, gobernando el universo entero. Oiga, ¿y quién votó por usted para que usted fuera rey? No, solamente uno: Cristo, y lo hizo por elección, no porque usted era bonito, o feo, o grande, o chiquito, no, no, no, nada de eso, porque Él lo eligió a usted para que fuera rey con Él, Él ha elegido a este grupo de escogidos de este tiempo para que sean la Reina, porque Él es el Rey.
Eso es algo maravilloso y eso es algo glorioso, ese es el privilegio tremendo que usted y yo tenemos; por lo tanto tenemos que actuar como lo que somos, tenemos que actuar como Reyes y Sacerdotes que tienen que comportarse como la Reina de Cristo.
Si, así como una mujer fiel a su esposo se comporta como la esposa de su esposo, así la Novia de Cristo, la Reina Esposa del Rey, de Cristo, compórtese como la Reina, la Reina del Rey, la Esposa del Rey.
Estamos en el tiempo más grande de todos los tiempos, el Apóstol Pablo deseó vivir en este tiempo, él sabía lo que había para este tiempo, todos los Apóstoles buscaron y escudriñaron a ver cuándo sería este tiempo.
Juan deseó estar también en este tiempo, y solamente le fue permitido venir a este tiempo solamente en el Espíritu del Señor, y estuvo acá en el siglo XXI y vio todo lo que pasó, y se gozó y hasta se postró a los pies del Ángel Mensajero nuestro, pero él le dijo: “No lo hagas, yo soy siervo contigo.”
Es que a Dios usted no lo puede adorar ni se puede arrodillar delante de carne humana, usted no puede adorar a Dios en la carne ni a través de la carne, usted tiene que adorar a Dios en Espíritu y en verdad. ¿Ven?
O sea, que usted no se puede postrar delante de un hombre, de un pedazo de carne como hacemos nosotros para adorar a Dios, si lo hace usted está adorando un hombre. Ahora, usted se tiene que postrar delante de Dios para adorar a Dios, adorar al Dios que está en el hombre, pero no adorar la carne donde está Dios metido, que son dos cosas diferentes.
Por eso el Apóstol Pablo decía: “Si alguno conocí según la carne, ya no lo conozco; y si a Cristo conocí según la carne, ya no lo conozco.” ¿Ven? Porque es que a Dios hay que conocerlo según el Espíritu, porque Dios es Espíritu, Dios no es carne.
Dios lo que hace es que se hace carne para manifestarse conforme a Su plan, pero no es la carne la que usted tiene que adorar, sino a Dios que es Espíritu.
Tenemos que ver el glorioso momento en que nosotros vivimos, tenemos que reconocer nuestra posición hoy, porque imaginense: si un gobernador que ha sido elegido por el pueblo para ser gobernador, bueno, salió gobernador, ganó, tuvo la victoria, venció y ahora, pues no quiere reconocer que es gobernador y está como, y está como un cualquiera por allá actuando como si no fuera gobernador.
¿Qué clase de gobernador es ese? ¿Para qué fue elegido? Fue elegido para sentarse en la silla que le autoriza para gobernar; y así también la Novia, la Novia ha sido elegida por el Señor, ha sido colocada en la silla, en la silla de los reyes, se ha sentado en el Trono del Señor y está sentada con el Señor en Su Trono.
Entonces tenemos que ver qué el Señor desea que hagamos, tenemos que ver cómo es que hay que gobernar las cosas espirituales del Señor en este tiempo, lo cual no será como era gobernado en los tiempos a través de las edades, porque estamos en un tiempo diferente, en una dispensación diferente.
Ustedes pueden ver que cuando la Dispensación de la Ley terminó y comenzó un nuevo día con una nueva semana desde el día de la resurrección en adelante, y desde el día en que nació la Iglesia del Señor en el Día de Pentecostés, de ahí para adelante las cosas cambiaron mucho, y entonces ya el pueblo de Dios, la Iglesia del Señor, ya no hacía las cosas como se hacían en la Ley, porque la Ley era la sombra de las cosas espirituales que habrían de venir.
Y ahora también estamos en un tiempo en que hemos pasado de una dispensación a otra. Hemos pasado de la dispensación de las edades de la Iglesia a la piedra angular, lo cual es eternidad, lo cual es la Palabra, lo cual es la edad de la Novia, y la edad de la Novia es eterna.
Bueno, tenemos que buscar mucho al Señor ahora para que nos enseñe cómo debemos hacer en esta posición donde Él nos ha colocado en este tiempo final, donde Él nos ha colocado cuando nos ha resucitado en este tiempo final, ha habido una resurrección, no hay quién lo niegue. Ha habido una resurrección de un pueblo: del pueblo escogido del Señor, de la Novia de Cristo.
Por lo tanto estamos en el tiempo más glorioso de todos los tiempos, yo creo que usted está viendo cómo es este tiempo y seguirá viendo; cosas que no entendíamos primero: “Oh, que sencillas son ahora en este tiempo,” cosas que nos rompíamos la cabeza: “¿Y la Biblia qué dice por aquí y por aquí?”
Pero ha llegado el tiempo de entender toda la Biblia, ha llegado el tiempo de entender y conocer dónde estamos parados, de conocer y reconocer nuestra posición, y actuar entonces conforme a la posición en que Dios ha colocado a Su Novia hoy.
Y cuando la Novia reconozca su posición, entonces, pues comenzará a actuar de acuerdo a su posición, ¿y entonces qué pasa? Ocurrirá el rapto.
Oh, yo me gozaba el viernes, yo me gozaba en una forma tremenda, pero no saben porqué quizás, yo sé que el Señor nos dio Palabra en esa ocasión, yo me gozaba con la Palabra y me gozaba también viendo el efecto que estaba haciendo la Palabra, yo me gozaba viendo el efecto que estaba haciendo la Palabra, y me gozaba que tuviéramos algunos hermanos de visita de otros lugares, porque la Palabra estaba haciendo un efecto tan grande y tan glorioso, que después me testificaron de lo que pudieron ver, o sea, que pudieron ver en la Palabra, pudieron ver la hora que vivimos.
Oh, yo me gozaba en grande manera porque estas cosas no son solamente para nosotros los de aquí de Ponce, son para toda la Novia.
Nosotros cuando hemos dicho, le hemos dicho a ustedes, cuando yo les he dicho: “No le digan de estas cosas nada a nadie,” no es porque yo no deseo que otros la reciban, no, lo que no deseamos es que vayan a tropezar, porque una persona que no sea escogida para predicar estas cosas vaya a ponerse a hablarlas, y entonces las hable mal y entonces lo que haga sea traer confusión, y entonces en vez de hacerle bien a alguien lo que hace es mal.
Entonces lo que se desea es que cuando llegue al oído de los demás de la Novia, llegue bajo la unción del Espíritu de Dios y con la autoridad de Dios, de tal manera que rompa todas las barreras que haya y penetre esa Palabra hasta lo profundo del corazón, y sea recibida por ellos y haga aquello para lo cual ha sido enviada esa Palabra, ha sido enviada para la Novia, para hacer una obra especial, para colocarla en la posición correcta.
Entonces eso es lo que queremos: que cuando sea oída, sea oída bajo la unción del Espíritu de Dios, con la autoridad de Dios y coloque a los oyentes de la Novia en la posición que le corresponde.
Oiga, y esto está moviéndose de una manera tan y tan maravillosa, que usted sabrá pronto cómo se ha estado moviendo la Palabra de esta hora final para la Novia: colocándola en la posición correcta.
Venezuela está siendo sacudida, la Novia de Venezuela está siendo sacudida, está siendo resucitada (si es que no ha resucitado) para que reconozca la posición en que Dios ha colocado Su Novia en este tiempo.
Y esto es motivo de alegría, de gozo, así como fue motivo de alegría y de gozo para los discípulos saber que Cristo había resucitado.
Y ahora saber que la Novia ha resucitado y está sentada en lugares celestiales en Cristo Jesús, está sentada en el Trono de Cristo, como Él prometió que iba a hacer con los vencedores de este tiempo, mire, eso es motivo de alegría, de gozo, de regocijo saber que ya usted no pertenece a ninguna de las edades pasadas, ya eso pasó, ahora estamos en la edad perfecta, en la edad de la Palabra, en el día de resurrección, en el día número ocho, lo cual está representado por el día domingo.
El día domingo representa el día número ocho, porque el día domingo es el primer día de la semana y representa eternidad, representa eternidad, y la Novia ha entrado a una edad eterna. Las otras edades de la Iglesia eran edades temporeras, y empezaba una y luego terminaba y empezaba la otra.
Pero esta edad a la cual ha entrado la Novia, que es la edad número ocho, que es la edad de la Palabra, no que hayan ocho edades, sino que la edad número ocho lo que quiere decir es la edad eterna, que ha entrado a eternidad, a una edad que no se termina, porque es la edad de la Palabra, y la Palabra es eterna.
Y lo que la Novia y lo que a la Novia le es revelado hoy, capte esto bien: lo que a la Novia le es revelado hoy y lo que la Novia practicará hoy, será lo que se practicará eternamente porque es una edad eterna.
Eso es lo grande de la edad en que estamos viviendo ahora: que nosotros comenzamos a participar y a practicar las cosas que se practicarán, y la forma en que se servirá a Dios a través de la eternidad, es lo grande de este tiempo, y eso es lo que la Novia necesita reconocer y la posición que la Novia se tiene que situar para que pueda ocurrir el rapto.
Pero yo confío en que ustedes van a orar mucho por nosotros aquí en Puerto Rico, por los ministros aquí, porque Dios ha empezado a moverse aquí en medio de los ministros aquí en Puerto Rico, y deseamos que el Señor se siga moviendo y que Él haga lo que desea hacer.
Recuerden que tenemos luchas tremendas, el diablo sabiendo que le queda poco tiempo y sabiendo que la Novia se está colocando en su posición correcta, él sabe que enseguida que toda la Novia esté lista en su posición correcta, entonces ocurre el rapto y entonces el tiempo que le queda es tan cortito.
Miren, el diablo está contento de que la Novia no haya reconocido su posición por tantos años, porque miren, él sabe que después que la Novia vea, lo que le quedan son tres años y medio, y luego será suelto después, mil años después va a ser suelto porque va a estar por mil años así con los brazos cruzados como un bobo, no puede hacer nada porque los que están aquí son los escogidos.
¿Y qué le podrá hacer el diablo a los escogidos cuando estemos aquí en el milenio? Nada, estará como un bobo, no se sabe, ahora él le da muchos cocotazos a usted, ¿verdad? No se sabe cuántos usted le dé después allá.
“Vean, el que nos molestaba tantas veces acá, ahora estás como un bobo ahí ah, tú que te hiciste rey porque decías: 'Subiré a las alturas de los Cielos y seré semejante al Altísimo,' vas tirado por el suelo, y tú que decías que yo no era nada, que yo no era un escogido, que yo no era un rey, aquí estoy reinando con Cristo.” Aleluya, el que se decía que era rey sobre esta Tierra, amontonado por ahí porque no tiene sobre quién reinar, y los que él les decía que no eran nada, reinando sobre esta Tierra.
Miren, qué glorioso es lo que el Señor ha empezado a hacer con Su Novia, es algo glorioso, maravilloso, y sabemos que realmente la Novia ha resucitado hoy.
No la busque allá en los sepulcros denominacionales, allá no está la Novia, ella resucitó; usted estaba allá cuando estaba muerto durante esas tres edades, estaba en denominaciones; pero cuando terminó el tiempo de estar en los sepulcros llegó la resurrección, entonces se oyó un clamor a medianoche: “He aquí el esposo viene, salid a recibirle, salid de los sepulcros."
Salimos, y ahora estamos todos juntos, reunidos con Cristo, el Esposo, gozándonos, estamos en resurrección genuina, resurrección real, y Cristo está alumbrándonos de una manera tan maravillosa, que estamos viendo todas las cosas claras como son.
Bueno, usted también lo ha mirado, ha mirado a Cristo y hasta ha conocido cómo se llama; antes no, ahora si, todas esas cosas corresponden a la posición en que Dios nos ha situado.
Por eso hasta que se es reconocida la posición donde Dios nos ha colocado hoy, no se puede saber nada de eso. Ustedes saben todas estas cosas porque han reconocido la posición, si no, no podía ser.
Usted puede saber lo que hay en su casa si usted está dentro de su casa; usted puede saber lo que hay dentro de su carro si usted se mete dentro de su carro, pero uno que esté fuera no puede decir: “Ahí hay tal y tal cosa.” No, el que sabe es usted. Y entonces así pasa en lo espiritual.
Yo me alegro que estemos en esa posición, y que ustedes se hayan dado cuenta de la posición donde está la Novia hoy, y que hayan visto todas estas cosas maravillosas que hay dentro de esta edad de la Palabra.
Hoy nos gozamos en grande manera por lo que Dios nos ha dado, todo está en nuestras manos, y ahora vamos siendo enseñados por el Señor y el Señor mostrándonos. Usted sabe que cuando una pareja se casa, entonces van a su casa nueva, a la casa nueva, entonces el esposo viene: “Mira, este es el cuarto dormitorio, mira, esta es la cocina,” le dice a la esposa: “Mira, esto es esto, mira esto es esto.”
Así está haciendo el Señor con nosotros: “Mire, esto es esto, mire esto es esto otro, mire esto es esto otro.” ¡Bendito el Señor para siempre, la Novia ha resucitado hoy, no le busquéis entre las denominaciones, sepulcros blanqueados, no, no está allá!
Ya ella resucitó, salió de allá, ahora le está alumbrando Cristo, no le busquéis en el sepulcro, como también el Ángel del Señor le dijo a aquellas mujeres: “¿Por qué buscáis al que vive.” – “¿por qué lo buscáis entre los muertos?” A uno que vive, a uno que ha resucitado en esta hora final, mire, es pérdida de tiempo irlo a buscar allá entre los muertos, no está allá, no está allá, no está en ningún sepulcro de esos, no está allá, no puede estar en dos sitios a la vez, no puede estar en un sepulcro y fuera del sepulcro, o está adentro o está afuera.
Pero la Novia ha resucitado hoy, está fuera de los sepulcros, y está en el Reino de Dios sentada en lugares celestiales en Cristo Jesús, sentada en el mismo Trono de Cristo, como Él dijo: “Al que venciere, le daré que se siente conmigo en mi Trono, así como yo he vencido y me he sentado con mi Padre en Su Trono.” Ha habido una resurrección.
Ahora, nos gozamos en esta mañana al saber que Cristo había resucitado, y nos gozamos en la resurrección de Cristo; pero ahora en esta ocasión nos estamos gozando de la resurrección de nosotros, de que también hemos resucitado como Novia del Señor. ¡Aleluya!
Así que si usted está contento, si usted está alegre, vamos a levantarnos y vamos a expresar esa alegría y ese regocijo levantando nuestras manos al Cielo y adorando a nuestro Dios.
¡Aleluya! ¡Oh gloria a Dios en las alturas! ¡Aleluya! ¡Oh León de la tribu de Judá! Te alabamos y Te glorificamos en esta mañana, esta mañana conmemorativa de la resurrección de Cristo Jesús, y que también des testimonio de la resurrección de Tu Novia en este día final, ¡Aleluya! Señor, Dios nuestro, he aquí en Tus manos estamos.
Oh Dios Eterno, Dios Santo, ¡aleluya! Te alabamos y Te glorificamos Señor, Te alabamos y Te glorificamos oh Dios Eterno, ¡aleluya, aleluya Señor! Oh, cuan glorioso eres Señor, cuan glorioso es Tu Nombre Dios Eterno, cuan maravillosa Tu bendición y Tu presencia.
¡Aleluya, aleluya, aleluya! ¡Santo, Santo Tu Nombre para siempre Señor Dios Eterno, aleluya, aleluya Señor, aleluya Señor, Santo, Santo Tu Nombre, oh Señor, oh León de la tribu de Judá, oh Dios Eterno!
Te adoramos y Te glorificamos en esta mañana, ¡aleluya, Santo, Santo Tu Nombre para siempre Señor, aleluya, aleluya Señor, gracias Señor, gracias por esta resurrección gloriosa de Tu Novia, gracias Señor, gracias Señor, aleluya, aleluya!
¡Gracias Señor, aleluya Señor, aleluya Señor, aleluya, Santo Señor, aleluya Señor, Santo Señor, aleluya, Santo Señor, aleluya, Santo Señor, Santo Señor, aleluya.
Yo le amo
yo le amo
porque Él a mi me amó
y me compró mi salvación
allá en la cruz. ¡Aleluya!
Con nuestros ojos cerrados y nuestros rostros inclinados seremos despedidos en oración:
Padre nuestro que estás en el Cielo, Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Israel, Dios nuestro, he aquí ante Tu Santa y majestuosa presencia, en esta mañana estamos aquí congregados adorando y glorificando Tu Santo y majestuoso Nombre y escuchando Tu gloriosa Palabra Señor.
He aquí que has hablado a nuestros corazones Señor, ayúdanos en todo Señor para que actuemos conforme a la posición en que Tu has colocado a Tu Novia en este día final Señor.
Ahora Señor, estamos muy agradecidos a Ti por Tu presencia Señor en esta mañana, desde esta madrugada; y ahora Señor, hemos de salir de este lugar y regresar a nuestros hogares, pero Te rogamos Señor que este mensaje que ha sido predicado en esta mañana, y que ha sido grabado este mensaje o parte de él, toda persona que lo escuche Señor, sienta el impacto de Tu presencia y la unción Tuya fluya en la persona que lo escuche, y Tu revelación fluya en él y pueda entender lo que ha sido predicado en esta mañana Señor, por cuanto todo es para Tu Novia Señor.
Ahora, oh Dios Eterno, ve con cada uno de nosotros, que el estímulo, lo cual es producido por Tu Palabra revelada, esté desbordándose en nuestras almas Señor.
Oh Señor, que la misma experiencia que tuvieron aquellos caminantes de Emaús contigo cuando resucitaste, sea la misma experiencia de cada hermano al estar aquí en medio de Tu Novia resucitada. Oh Señor, Dios Eterno, en Tus manos estamos.
Ahora, líbranos de todos los peligros del enemigo, peligros espirituales y peligros físicos Señor.
Y ahora, Dios Eterno, en Tus manos estamos, ve con cada uno de nosotros, que Tu bendición sea una realidad y que todos estos días durante la semana estemos gozándonos y disfrutando de lo que Tú nos has dado Señor. Por Jesucristo nuestro Salvador Te lo ruego todo, para quien sea gloria y honra por los siglos de los siglos. Amén y amén.
Y el pueblo del Señor dice: “Amén.” Dios los bendiga a todos en esta mañana.