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El Sacerdocio eterno del Mesías 2009-03-05 4 Reynosa Tamaulipas MX 00:00:00 false

Muy buenas noches, amados amigos y hermanos presentes y todos los que están a través del satélite Amazonas o de internet en diferentes naciones. Que las bendiciones de Cristo, el Ángel del Pacto, sean sobre todos ustedes y sobre mí también. En el Nombre del Señor Jesucristo. Amén.

Para esta ocasión, primero les agradezco el respaldo que han estado dándole a Puerto Rico y al proyecto de La Carpa-Catedral en Puerto Rico, y también el respaldo que le han estado dando a AMISRAEL. Que Dios los bendiga por lo que están haciendo.

Para esta ocasión leemos en Génesis, capítulo 14, verso 16 en adelante, esto fue cuando Abraham libertó a su sobrino Lot que había sido llevado prisionero por unos reyes que habían entrado al territorio donde moraba Lot, allá en Sodoma. Dice capítulo 14, verso 16 en adelante del Génesis:

Y recobró todos los bienes, y también a Lot su pariente y sus bienes, y a las mujeres y demás gente.

Cuando volvía de la derrota de Quedorlaomer y de los reyes que con él estaban, salió el rey de Sodoma a recibirlo al valle de Save, que es el Valle del Rey.

Entonces Melquisedec, rey de Salem y sacerdote del Dios Altísimo, sacó pan y vino;

y le bendijo, diciendo: Bendito sea Abram del Dios Altísimo, creador de los cielos y de la tierra;

y bendito sea el Dios Altísimo, que entregó tus enemigos en tu mano. Y le dio Abram los diezmos de todo.

Entonces el rey de Sodoma dijo a Abram: Dame las personas, y toma para ti los bienes.

Y respondió Abram al rey de Sodoma: He alzado mi mano a Jehová Dios Altísimo, creador de los cielos y de la tierra,

que desde un hilo hasta una correa de calzado, nada tomaré de todo lo que es tuyo, para que no digas: Yo enriquecí a Abram;

excepto solamente lo que comieron los jóvenes, y la parte de los varones que fueron conmigo, Aner, Escol y Mamre, los cuales tomarán su parte.”

Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.

EL SACERDOCIO ETERNO DEL MESÍAS.”

A través de la historia bíblica encontramos Escrituras que nos hablan de ese personaje llamado Melquisedec. Hay personas y grupos que piensan que este personaje fue Sem, el hijo de Noé, el cual vivió muchos años, y también algunos piensan que fue un Ángel que apareció, otros piensan que fue la encarnación de Dios, o sea, Dios encarnado; otros piensan que era el Mesías.

Y ahora, veamos a través de la Escritura quién era este personaje llamado Melquisedec. En el Salmo 110, verso 4 nos habla de este personaje, y nos dice el verso 4:

Juró Jehová, y no se arrepentirá:

Tú eres sacerdote para siempre

Según el orden de Melquisedec.”

Y ahora, este Melquisedec es un Sacerdote celestial del Templo celestial, el cual está aquí el rey David tipificándolo, porque en David fue reflejado Cristo, así como fue reflejado en José y otros hombres de Dios; fue reflejado en Abel, el cual murió y en Set que tipifica a Cristo resucitado.

Y de Abel, no hubo simiente que nos cuente la Biblia, como de Cristo físicamente no hubo descendencia; pero ahora, de Set sí hay una descendencia que aparece en la Escritura, y ahora, de Cristo ya resucitado hay una descendencia que son todos los creyentes en Cristo nacidos de nuevo, y por consiguiente nacidos en el Reino de Dios con Vida eterna: han nacido en y a la Vida eterna. Por eso han recibido primeramente un cuerpo angelical al recibir el Espíritu de Cristo, y luego recibirán un cuerpo físico glorificado, eterno, inmortal y joven, como el cuerpo glorificado de Jesucristo nuestro Salvador.

Todos seremos iguales al segundo Adán resucitado, al segundo Adán glorificado. Por eso es que también todos los creyentes en Cristo son iguales a Cristo, a lo que Cristo es heredero, también lo son estas personas.

Cristo es heredero a la Vida eterna y también todos los creyentes en Cristo son herederos a la Vida eterna; a todo lo que Cristo es heredero, lo son también todos los creyentes en Cristo. Por eso también Cristo es Rey, Rey de reyes y Señor de señores; y la Escritura dice que somos Reyes y Sacerdotes, porque Cristo también es Rey y Sumo Sacerdote del Templo celestial, del Orden de Melquisedec.

De ese Orden yo soy Rey y también soy Sacerdote y también soy Juez, ¿y quién más? Cada uno de ustedes también, este es el Orden del Reino celestial, este es el Orden del Templo celestial, este es el Orden del poder judicial del Cielo, que es eterno.

Y ahora, estamos estudiando el sacerdocio eterno del Mesías. Por esa causa ahora San Pablo en Hebreos, capítulo 7, verso 1 en adelante, hablándonos de Melquisedec, nos dice:

Porque este Melquisedec, rey de Salem, sacerdote del Dios Altísimo, que salió a recibir a Abraham que volvía de la derrota de los reyes, y le bendijo,

a quien asimismo dio Abraham los diezmos de todo; cuyo nombre significa primeramente Rey de justicia, y también Rey de Salem, esto es, Rey de paz (es el Rey de Paz, es el Príncipe de Paz).

Sin padre (por lo tanto, es un personaje eterno y el único eterno es Dios, que no tiene padre, no tiene madre y no tiene principio ni fin de días)... sin padre, sin madre, sin genealogía; que ni tiene principio de días, ni fin de vida, sino hecho semejante al Hijo de Dios, permanece sacerdote para siempre.”

Ese es el Sumo Sacerdote del Templo celestial para siempre, ¿por qué? En el orden sacerdotal terrenal, el sumo sacerdote permanecía hasta que terminara su vida en la Tierra, y luego comenzaba otro sacerdote descendiente de Aarón en el ministerio de sumo sacerdote. Pero este Sumo Sacerdote del Templo celestial, por cuanto es inmortal, pues es Sacerdote para siempre: Sumo Sacerdote.

Era el sumo sacerdote en el templo terrenal, tanto en el tabernáculo que construyó Moisés como en el templo que construyó el rey Salomón, el que ofrecía a Dios el sacrificio de expiación por los pecados, y el que llevaba la sangre de ese sacrificio al lugar santísimo en una vasija de oro, y esparcía con su dedo siete veces sobre el propiciatorio que era la tapa del arca del Pacto, y esa tapa era de oro puro con dos querubines, uno a cada lado, de oro también.

El lugar santísimo de ese tabernáculo terrenal y del templo terrenal, tipifica el Lugar Santísimo del Templo celestial, donde está el Trono de Dios. En el templo terrenal y tabernáculo terrenal el Trono de Dios era el propiciatorio donde estaban a cada lado un querubín, uno a la derecha y el otro a la izquierda; así es en el Cielo.

Ese Templo celestial es aquel del cual Cristo dijo que Él se sentaría a la diestra de Dios en el Cielo, esto fue cuando habló a petición del sumo sacerdote que le hacía muchas preguntas, y hubo también muchas personas que como testigos, pero falsos, hablaban cosas en contra de Cristo. “Mas Jesús callaba” dice la Escritura. Vamos a ver cómo lo dice aquí, capítulo 26, verso 57 en adelante, dice:

Los que prendieron a Jesús le llevaron al sumo sacerdote Caifás, adonde estaban reunidos los escribas y los ancianos.

Mas Pedro le seguía de lejos hasta el patio del sumo sacerdote; y entrando, se sentó con los alguaciles, para ver el fin.

Y los principales sacerdotes y los ancianos y todo el concilio, buscaban falso testimonio contra Jesús, para entregarle a la muerte,

y no lo hallaron, aunque muchos testigos falsos se presentaban. Pero al fin vinieron dos testigos falsos,

que dijeron: Este dijo: Puedo derribar el templo de Dios, y en tres días reedificarlo.

Y levantándose el sumo sacerdote, le dijo: ¿No respondes nada? ¿Qué testifican éstos contra ti?

Mas Jesús callaba. Entonces el sumo sacerdote le dijo: Te conjuro por el Dios viviente, que nos digas si eres tú el Cristo, el Hijo de Dios.

Jesús le dijo: Tú lo has dicho; y además os digo, que desde ahora veréis al Hijo del Hombre sentado a la diestra del poder de Dios, y viniendo en las nubes del cielo.

Entonces el sumo sacerdote rasgó sus vestiduras, diciendo: ¡Ha blasfemado! ¿Qué más necesidad tenemos de testigos? He aquí, ahora mismo habéis oído su blasfemia.

¿Qué os parece? Y respondiendo ellos, dijeron: ¡Es reo de muerte!”

Y de ahí en adelante, vean lo que sucedió:

Entonces le escupieron en el rostro, y le dieron de puñetazos, y otros le abofeteaban,

diciendo: Profetízanos, Cristo, quién es el que te golpeó.”

“Profetízanos, Cristo, quién es el que te golpeó.” Todo esto ocurrió cuando el concilio del sanedrín estaba juzgando a Jesús, aquí tenemos esta parte gloriosa en donde Jesús dice:

Tú lo has dicho; y además os digo, que desde ahora veréis al Hijo del Hombre sentado a la diestra del poder de Dios, y viniendo en las nubes del cielo.”

Cristo subió al Cielo y se sentó a la diestra de Dios y por esa causa podía decir en San Mateo, capítulo 28, versos 18 al 20. “Todo poder me es dado en el Cielo y en la Tierra.” Todo poder ha sido entregado en las manos de Cristo. Cualquier persona puede pensar: “Entonces, ¿Dios se quedó sin poder?” No, porque Dios está en Cristo, estuvo, está y estará eternamente, porque Cristo en Su cuerpo angelical es el Ángel del Pacto. Por eso Él podía decir en San Juan, capítulo 8, verso 56 al 58:

Abraham vuestro padre se gozó de que había de ver mi día; y lo vio, y se gozó.

Entonces le dijeron los judíos: Aún no tienes cincuenta años, ¿y has visto a Abraham?

Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Antes que Abraham fuese, yo soy.”

¿Cómo era Cristo antes que Abraham? Él era nada menos que el Ángel del Pacto, el Ángel de Dios que libertó al pueblo hebreo en el tiempo de Moisés. Cristo era nada menos que este Melquisedec que le apareció a Abraham y lo bendijo, era Dios en el cuerpo angelical, y el cuerpo angelical es Cristo, el Verbo que era con Dios y era Dios, a través del cual Dios creó todas las cosas, a través del cual Dios hablaba a existencia todas las cosas.

Vean aquí en San Juan, capítulo 1, hablándonos acerca de Jesucristo, nos da una explicación clara de quién es Jesucristo, y ahí podemos ver que Cristo es la persona más importante que ha pisado este planeta Tierra. Dice San Juan, capítulo 1, verso 1 en adelante:

En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios.

Este era en el principio con Dios.

Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho (todas las cosas fueron hechas por el Verbo, el Verbo que era con Dios y era Dios).

En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.”

Luego en el verso 9 al 10 dice (del 9 en adelante), dice:

Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este mundo.

En el mundo estaba, y el mundo por él fue hecho; pero el mundo no le conoció.”

Vean, por el Verbo aquella luz verdadera que alumbra a todo hombre venía a este mundo, y dice:

En el mundo estaba, y el mundo por él fue hecho...”

Sigue diciendo:

A lo suyo vino (o sea, al pueblo hebreo), y los suyos no le recibieron.

Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios;

los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios (esto es el nuevo nacimiento que es producido por Dios a través de Su Espíritu Santo).

Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad.”

El Verbo que era con Dios y creó todas las cosas, ahora se hizo carne y fue conocido por el Nombre de Jesús, Jesucristo es el Verbo que se hizo carne, Jesucristo es el Ángel del Pacto, el Ángel de Dios que se hizo carne, Jesucristo es Melquisedec, Jesucristo es ese personaje, Sumo Sacerdote del Dios Altísimo del Templo celestial.

Por esa causa en todas las ocasiones en que aparecía este Ángel de Dios, Ángel del Pacto, los que lo veían decían: “Hemos visto a Dios cara a cara,” porque ese Ángel del Pacto, que es Cristo en Su cuerpo angelical, es la imagen visible del Dios invisible, pero visible en otra dimensión, no en esta dimensión.

La semejanza física de Dios, visible en esta dimensión terrenal, es el cuerpo físico del Señor Jesucristo, el cual murió llevando nuestros pecados, fue sepultado, resucitó glorificado y está sentado a la diestra de Dios allá en el Trono de Dios, y está por consiguiente en ese Templo celestial haciendo intercesión como Sumo Sacerdote según el Orden de Melquisedec, por todo ser humano que lo recibe como único y suficiente Salvador.

Ya no se necesitan los sacrificios de animalitos que desde Adán hasta los días de Jesús se efectuaban, tanto en el tabernáculo como en el templo allá en Jerusalén; aquellos sacrificios de animalitos solamente eran el tipo y figura del Sacrificio del Mesías Príncipe, el cual sería llevado a cabo en Su primera Venida.

Por lo tanto, Melquisedec ofreció Su propio cuerpo físico en Sacrificio vivo, en Sacrificio de Expiación por nuestros pecados, para que así nuestros pecados fueran perdonados y quitados con la Sangre de Jesucristo. Él ha estado en el Cielo en el Templo celestial como Sumo Sacerdote haciendo intercesión por mí, ¿y por quién más? Por cada uno de ustedes también.

Él es Melquisedec, el cual se hizo carne y habitó en medio del pueblo hebreo, y por eso tenía acceso a Dios, y las peticiones de las personas las contestaba en el momento, y no tenía que mencionar ningún nombre, porque el Nombre de Dios estaba en Él; porque el Nombre de Dios dice el mismo Dios en el Éxodo, capítulo 23, versos 20 al 23, que está en Su Ángel, el Ángel del Pacto. Ahí es donde está el Nombre de Dios, y ese Ángel del Pacto es el Verbo que era con Dios y era Dios, es el cuerpo angelical de Dios.

Y luego se hizo carne y el Nombre de Dios estaba en ese velo de carne llamado Jesús, por eso Jesús decía: “Yo he venido en Nombre de mi Padre,” y por eso también mandó a predicar en Su Nombre el arrepentimiento y el perdón de los pecados, y también a sanar a los enfermos.

Así que, ya estamos viendo quién es este Melquisedec que le apareció a Abraham en el capítulo 14 del Génesis: es nada menos que Dios en Su cuerpo angelical, y el cuerpo angelical de Dios es el Ángel del Pacto donde está el Nombre de Dios.

Por esa causa cuando le apareció a Moisés, le dijo: “Yo soy el Dios de tu padre (o sea, el Dios de Amram, el padre de Moisés), el Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacob.” Ahora le estaba apareciendo este Ángel diciéndole que Él es el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, era Dios que estaba dentro de ese Ángel, dentro de ese cuerpo angelical, y por consiguiente era nada menos que Melquisedec, apareciéndole a Moisés.

Es el mismo personaje todo el tiempo, el mismo Ángel del Pacto, el mismo Melquisedec; fue el mismo que le apareció a Jacob una noche, Jacob se agarró de Él y no lo soltaba hasta que recibiera la bendición de ese Varón, de ese Ángel, porque es un hombre de otra dimensión; digamos, lo que dicen comúnmente, un extraterrestre, porque no tiene ese Ángel un cuerpo terrenal, hasta que se creó un cuerpo en el vientre de María, el cual nació y vino a ser ese el cuerpo físico de carne, el cual llevó nuestros pecados muriendo en la Cruz del Calvario, fue sepultado y resucitó glorificado para nuestra justificación.

Ahora, estamos viendo que este Melquisedec es nada menos que el Ángel del Pacto, Jesucristo, el cual estaba allá en Su cuerpo angelical y en quien estaba Dios, porque el Ángel del Pacto es el cuerpo angelical de Cristo en el cual estaba Dios, ese cuerpo angelical es llamado el Espíritu Santo, porque un espíritu es un cuerpo de otra dimensión.

Y ahora, podemos ver a Dios en Su cuerpo angelical como Melquisedec, el Sacerdote del Dios Altísimo, el Sacerdote del Templo celestial, el cual luego vino en carne humana en la persona de Jesús; y cuando resucitó glorificado y subió al Cielo, Él a través de ese cuerpo glorificado sigue siendo Melquisedec.

Por eso nos habla el apóstol Pablo acerca de Cristo, como Sumo Sacerdote del Templo celestial según el Orden de Melquisedec. Por eso Cristo decía, estando aquí en la Tierra, en San Juan, capítulo 14, verso 6: “Yo soy el camino, la verdad, y la vida; y nadie viene al Padre, sino por mí.”

Y ahora, encontramos que en el Templo celestial nadie se acerca a Dios, a menos que sea a través del Sumo Sacerdote que presenta el Sacrificio por los pecados de los seres humanos, y Cristo es el Sumo Sacerdote del Templo celestial según el Orden de Melquisedec.

Aquí tenemos el misterio de Dios el Padre y de Cristo, que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo mismo al ser humano. Era Dios, Melquisedec en Su cuerpo angelical, o sea, en Cristo en Su cuerpo angelical, y luego tuvo el cuerpo de carne llamado Jesús, y sigue siendo Melquisedec, y está en el Templo celestial con ese cuerpo glorificado como Sumo Sacerdote haciendo intercesión con Su propia Sangre por todos los que lo reciben como único y suficiente Salvador; y también con Su propia Sangre haciendo intercesión por los creyentes que en algunas ocasiones cometen algún error, falta o pecado y lo confiesan a Cristo, y Cristo con Su Sangre los limpia de todo pecado, y así los mantiene limpios en el Cuerpo Místico de Cristo.

Y ahora, Cristo cuando termine Su labor de Sumo Sacerdote haciendo intercesión en el Cielo, como terminaba Su labor el día diez del mes séptimo cada sumo sacerdote, o sea, terminaba la labor de ese día, de ese día de intercesión.

Y del día de la Dispensación de la Gracia, que es el tiempo de intercesión por el ser humano, cuando entre hasta el último escogido en la Iglesia de Cristo, terminará la intercesión en el Cielo, Cristo saldrá del Trono del Padre y entonces será el León de la Tribu de Judá, el Rey de reyes y Señor de señores de ese mismo Orden de Melquisedec que será establecido en la Tierra; y por consiguiente Él tomará el Trono de David, se sentará sobre ese Trono y reinará sobre el pueblo hebreo y sobre todas las naciones, y traerá la paz para Israel y para todas las naciones.

Estamos esperando la venida de ese Reino, por eso Cristo sabiendo la importancia que tenía la venida del Reino de Dios, dijo que orando todos pidiéramos la venida del Reino de Dios, para que se haga la voluntad de Dios, como el Cielo también aquí en la Tierra (San Mateo, capítulo 6, verso 10).

Por lo tanto, la esperanza para la humanidad es la Venida del Señor para el establecimiento del Reino de Dios en la Tierra, y eso será el Reino de Dios manifestado en la Tierra en la restauración del Reino de David, porque el Reino de David es el Reino de Dios en la Tierra, y el Trono de David es el Trono terrenal de Dios. Tan simple como eso.

Y por consiguiente se tiene que sentar en ese Trono UNO según el Orden de Melquisedec. Por eso a David, Dios le dice que es sacerdote según el Orden de Melquisedec, porque David estaba reflejando a Cristo, en Cristo es que se cumple plenamente esa promesa.

Y ahora, tenemos en el Cielo un Sumo Sacerdote según el Orden de Melquisedec que intercede por nosotros, y Él también es el Rey, pero por el momento está como Sumo Sacerdote. Cuando se complete Su Iglesia, Él vendrá a ser luego el Rey de reyes y Señor de señores, el León de la Tribu de Judá para reclamar Su Reino, reclamar Su Trono y reclamar a todo lo que Él ha redimido con Su Sangre; reclamará Su Iglesia, a los que ya partieron los resucitará en cuerpos eternos, a los que estamos vivos si permanecemos vivos hasta ese momento, nos transformará y entonces todos seremos eternos físicamente y jóvenes para toda la eternidad.

Reclamará también al pueblo hebreo, a Israel, reclamará el Reino de David, reclamará Su Trono, reclamará el planeta Tierra completo, porque como Hijo del Hombre, Él es el heredero al planeta Tierra completo, como Hijo de David Él es el heredero al Trono y Reino de David, como Hijo de Dios Él es el heredero a los Cielos y a la Tierra.

Por lo tanto, Cristo siendo la persona más importante que ha pisado el planeta Tierra, para nosotros que lo hemos recibido como Salvador, ha sido el privilegio más grande que hemos tenido, y Él nos ha dado Vida eterna, Él dijo:

Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.

El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.” Tan simple como eso.

¿Ven lo sencillo que es obtener la Vida eterna? La Vida eterna no puede ser comprada por una persona. Ninguna persona tiene suficiente dinero como para comprar la Vida eterna, y por más que tenga, la Vida eterna no tiene precio, el precio lo pagó Cristo en la Cruz del Calvario.

Y ahora, Dios nos ha dado Vida eterna, y esta vida está en Jesucristo nuestro Salvador, y Él la otorga a todo aquel que lo recibe como único y suficiente Salvador, que son aquellas personas que escuchan la predicación del Evangelio y nace la fe de Cristo en su alma, esas son las ovejas del Padre que le han sido dadas a Cristo para que las busque y les dé Vida eterna.

Él dijo: “Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido.” O sea, que vino a buscarme a mí y a salvarme a mí, ¿y a quién más? A cada uno de ustedes también. Eso está en San Lucas, capítulo 19, verso 10; y en San Mateo, capítulo 18, verso 11 al 14. También Él dijo en San Juan, capítulo 10, versos 1 al 30, Él dijo: “Mis ovejas oyen mi Voz y me siguen, y yo les doy Vida eterna.”

La Voz de Cristo es la Voz del Espíritu Santo dándonos Su mensaje del Evangelio de salvación y Vida eterna, para que recibamos a Cristo como único y suficiente Salvador, porque la fe viene por el oír la Palabra, el Evangelio de Cristo, y entonces lo recibimos como único y suficiente Salvador, somos bautizados en agua en Su Nombre, Él nos bautiza con Espíritu Santo y Fuego y produce en nosotros el nuevo nacimiento, y así nos ha dado la Vida eterna, así hemos nacido en el Reino de Dios en y a la Vida eterna.

No hay otra persona a la cual usted pueda acercarse para que le dé Vida eterna, solamente hay una persona, y Su Nombre es SEÑOR JESUCRISTO, Él es el Sumo Sacerdote del Templo celestial según el Orden de Melquisedec, en quien está Dios y por consiguiente ese es Melquisedec, Sacerdote del Dios Altísimo y Rey de Paz. Y tiene un ministerio sacerdotal eterno, es Sacerdote eterno y Rey eterno y Juez eterno; ese es mi amado Señor Jesucristo, ese es vuestro amado Señor Jesucristo, ese es nuestro amado Señor Jesucristo, Él es el que tiene el sacerdocio eterno del Templo celestial.

EL SACERDOCIO ETERNO DEL MESÍAS.”

Si hay alguna persona que todavía no lo ha recibido como Salvador, lo puede hacer en esta ocasión, y Él va a estar intercediendo por usted en el Templo celestial, y sus pecados van a ser quitados con la Sangre de Cristo. Por lo tanto, tiene la oportunidad ahora de dar testimonio público de su fe en Cristo, porque la fe de Cristo al escuchar la Palabra de Cristo, Su Evangelio, ya ha nacido en vuestro corazón, y ahora puede dar testimonio público de su fe en Cristo recibiéndolo como único y suficiente Salvador.

Recuerden que la fe viene por el oír la Palabra de Dios, y “con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación.” [Romanos 10:10].

Y ahora, pueden recibir a Cristo como único y suficiente Salvador, dando testimonio público de vuestra fe en Cristo, los que todavía no lo habían recibido. Recuerden que es un asunto de Vida eterna recibir a Cristo como nuestro único y suficiente Salvador.

Los que están en otras naciones también pueden venir a los Pies de Cristo en estos momentos, para que queden incluidos en esta oración que estaremos haciendo por todos los que están recibiendo a Cristo en estos momentos, en diferentes naciones. Todos los que están a través del satélite Amazonas o de internet pueden continuar viniendo a los Pies de Cristo, y los que están aquí presentes pueden venir a los Pis de Cristo si todavía no lo han recibido como su único y suficiente Salvador.

Vamos a dar unos minutos mientras llegan las personas que han escuchado la predicación del Evangelio de Cristo y nació la fe de Cristo en su alma, y no lo habían recibido como su Salvador.

Cristo hizo una pregunta muy importante cuando estuvo aquí en la Tierra en Su cuerpo físico, y la pregunta fue:

Porque ¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma?

Porque el Hijo del Hombre vendrá en la gloria de su Padre con sus ángeles, y entonces pagará a cada uno conforme a sus obras.”

El Hijo del Hombre vendrá con Sus Ángeles en la gloria de Su Padre, en la gloria del Padre celestial y entonces va a pagar a cada uno según sean sus obras, Él vendrá como Juez para juzgar y pagar a cada uno según sean sus obras.

Mientras estamos en esta Tierra en estos cuerpos mortales, tenemos la oportunidad de obtener la Vida eterna a través de Cristo, recibiéndole como nuestro único y suficiente Salvador.

Pueden continuar viniendo a los Pies de Cristo los que están presentes y los que están en otras naciones, para que Cristo les reciba en Su Reino, y les perdone y con Su Sangre les limpie de todo pecado, sean bautizados en agua en Su Nombre y Cristo los bautice con Espíritu Santo y Fuego y produzca en ustedes el nuevo nacimiento, y así nazcan en el Reino de Dios del Espíritu, del Espíritu de Dios, así nazcan del Agua y del Espíritu: del Evangelio de Cristo y del Espíritu Santo.

Vamos a estar puestos en pie para orar por las personas que han venido a los Pies de Cristo. Si falta alguna persona por venir, puede venir, y los que están en otras naciones también pueden continuar viniendo a los Pies de Cristo.

Todavía estamos dando unos segundos mientras esperamos los que falten por venir a los Pies de Cristo. Los niños de diez años en adelante también pueden venir a los Pies de Cristo, pues Cristo dijo: “Dejad a los niños venir a mí y no se lo impidáis, porque de los tales es el Reino de los Cielos.”

Lo más importante para el ser humano es la vida, sin la vida no hay nada, usted no puede llevarse su profesión o su dinero; cuando muere no se lo puede llevar a donde usted va, porque usted va a otra dimensión en alma y espíritu, pero su cuerpo físico cuando muere, se queda aquí en la Tierra y luego se lo comen los gusanos, porque estos cuerpos son temporeros para estar aquí, escuchar la predicación del Evangelio de Cristo y ser rociados con la Sangre de Cristo al recibirlo como nuestro único y suficiente Salvador.

Ese es el propósito por el cual estamos en este planeta Tierra, por lo tanto, lo más importante es la Vida eterna. Si una persona viene a este planeta Tierra y nunca recibe a Cristo como Salvador, se conformó con vivir unos años aquí en la Tierra, pero no vivirá eternamente, perdió el derecho a vivir eternamente, porque no recibió a Cristo como su único y suficiente Salvador.

Todos tenemos que entender el propósito de nuestra vida aquí en la Tierra, y todos tenemos la oportunidad de obtener la Vida eterna a través de Cristo, el Sumo Sacerdote celestial según el Orden de Melquisedec.

Ya vamos a orar por las personas que han venido a los Pies de Cristo en esta ocasión. Con nuestras manos levantadas al Cielo, nuestros ojos cerrados, los que han venido a los Pies de Cristo y están aquí presentes o en otras naciones, repitan conmigo esta oración:

Señor Jesucristo, escuché la predicación de Tu Evangelio y nació Tu fe en mi corazón, creo en Tu primera Venida, creo en Tu muerte en la Cruz del Calvario como el Sacrificio de Expiación por nuestros pecados, creo en Tu Nombre como el único Nombre bajo el Cielo, dado a los hombres en que podemos ser salvos. Reconozco que soy pecador y necesito un Redentor, un Salvador, doy testimonio público de mi fe en Ti y Te recibo como mi único y suficiente Salvador.

Te ruego perdones mis pecados y con Tu Sangre me limpies de todo pecado, y me bautices con Espíritu Santo y Fuego luego que yo sea bautizado en agua en Tu Nombre, y sea producido en mí el nuevo nacimiento. Quiero nacer en Tu Reino, quiero nacer a la Vida eterna, quiero vivir contigo por toda la eternidad.

Señor, me rindo a Ti en alma, espíritu y cuerpo. Sálvame Señor, Te lo ruego en Tu Nombre eterno y glorioso, Señor Jesucristo. Amén.

Con nuestras manos levantadas a Cristo, al Cielo, todos decimos: ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! Amén y amén.

Cristo les ha recibido en Su Reino, ha perdonado vuestros pecados y con Su Sangre les ha limpiado de todo pecado, porque ustedes le han recibido como vuestro único y suficiente Salvador.

Cuando la persona recibe a Cristo, muere al mundo; y cuando es bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, es tipológicamente sepultado; y cuando es levantado de las aguas bautismales, está resucitando a una nueva vida. Por eso el bautismo en agua y en el bautismo en agua, la persona se identifica con Cristo en Su muerte, sepultura y resurrección. Por esa causa Cristo dijo:

Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.

El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.”

El agua no quita los pecados, es la Sangre de Cristo; pero el bautismo en agua es un mandamiento del Señor Jesucristo, el cual ha estado siendo obedecido por los apóstoles y por todos los ministros los cuales han bautizado a todas las personas que han recibido a Cristo como único y suficiente Salvador. Aún el mismo Señor Jesucristo fue bautizado por Juan el Bautista, y los discípulos del Señor Jesucristo también fueron bautizados por Juan el Bautista; y también los discípulos de Cristo, los apóstoles a todas las personas que escuchaban la predicación de Cristo y creían, los bautizaban en agua también.

Por lo tanto, el bautismo en agua ha sido un mandamiento de Cristo que ha estado siendo obedecido durante todo el tiempo de la Iglesia del Señor Jesucristo hasta este tiempo en el cual nosotros vivimos, y estamos también obedeciendo ese mandamiento del Señor.

Ustedes me dirán: “He recibido a como mi Salvador, y quiero ser bautizado en agua lo más pronto posible en el Nombre del Señor Jesucristo. ¿Cuándo me pueden bautizar?” Es la pregunta de ustedes. Por cuanto ustedes han creído en Cristo de todo corazón, bien pueden ser bautizados. Y que Cristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego, y produzca en ustedes el nuevo nacimiento.

Pregunto al ministro David, si hay bautisterio, si hay agua: Hay bautisterio. ¿Hay ropas bautismales también? Hay ropas bautismales. ¿Y vestidores? Hay lugar donde colocarse las ropas bautismales, por lo tanto, bien pueden ser bautizados. Y que Cristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego, y produzca en ustedes el nuevo nacimiento; y también los que están en otras naciones que han recibido a Cristo como Salvador; y nos continuaremos viendo por toda la eternidad en el glorioso Reino de nuestro amado Señor Jesucristo.

Dejo al ministro aquí presente, al reverendo David para que les indique hacia dónde dirigirse para colocarse las ropas bautismales y ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo; y en cada nación, en cada país, dejo al ministro correspondiente.

Dios les bendiga y les guarde, y continúen pasando una noche feliz, llena de las bendiciones de Cristo nuestro Salvador.

EL SACERDOCIO ETERNO DEL MESÍAS.”