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| Lo que sabemos hablamos | 2008-10-06 | 1 | Santa Marta | Magdalena | CO | 00:00:00 | false | true |
Muy buenas tardes, ministros, compañeros en el Reino de Dios, el Reino de Cristo, el Cuerpo Místico de Cristo en este tiempo final; es una bendición estar con ustedes en esta ocasión, para compartir unos momentos de compañerismo con ustedes alrededor de la Palabra de Dios y Su Programa correspondiente a este tiempo final. Para lo cual leemos en San Juan, capítulo 3, verso 1 en adelante, donde dice:
“Había un hombre de los fariseos que se llamaba Nicodemo, un principal entre los judíos.
Este vino a Jesús de noche, y le dijo: Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro; porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, si no está Dios con él.
Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios.
Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer?
Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios.
Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es.
No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo.
El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido; mas ni sabes de dónde viene, ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu.
Respondió Nicodemo y le dijo: ¿Cómo puede hacerse esto?
Respondió Jesús y le dijo: ¿Eres tú maestro de Israel, y no sabes esto?
De cierto, de cierto te digo, que lo que sabemos hablamos, y lo que hemos visto, testificamos; y no recibís nuestro testimonio.
Si os he dicho cosas terrenales, y no creéis, ¿cómo creeréis si os dijere las celestiales?
Nadie subió al cielo, sino el que descendió del cielo; el Hijo del Hombre, que está en el cielo.
Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado,
para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.”
Que Dios bendiga Su Palabra en nuestros corazones y nuestros corazones con Su Palabra, y nos permita entenderla.
“Lo que sabemos, hablamos,” dijo Jesús a Nicodemo.
“LO QUE SABEMOS, HABLAMOS.”
Y ahora, ¿de qué le estaba hablando Cristo a Nicodemo? Le estaba hablando del Reino de Dios y de cómo entrar al Reino de Dios, pues le estaba hablando acerca del nuevo nacimiento y que el que no nazca de nuevo del Agua y del Espíritu, no puede entrar al Reino de Dios; por lo tanto, le estaba hablando de lo que Él sabía: del Reino de Dios y de cómo entrar al Reino de Dios.
Y Nicodemo que era un maestro de Israel, no sabía, por eso le pregunta: “¿Puede acaso entrar en el vientre de su madre y nacer?” ¿Ven ahí que no sabía acerca de las cosas del Reino de Dios, de cómo eran en realidad? Porque lo que tenía era una educación humana, no celestial, no estaba enseñado por el Padre, sino por los maestros de aquel tiempo. Pero Jesús vino con la enseñanza del Padre celestial, lo que el Padre le mostraba, lo que el Padre le enseñaba, eso era lo que Él enseñaba y eso era lo que Él sabía.
Y ahora, las cosas que Jesús sabía, eran las del Cielo, y esas cosas eran las que Él hablaba.
“LO QUE SABEMOS, HABLAMOS.”
Por ejemplo, si un hombre estudia química, va a hablar de química, va a buscar un trabajo que tenga que ver con química y así por el estilo.
Si un hombre estudia derecho, ¿de qué va a estar hablando? De leyes, de cosas que tienen que ver con el derecho, ¿y qué trabajo va a buscar? Un trabajo que tiene que ver con lo que estudió, y lo invitan a dictar conferencias, ¿de qué lo van a invitar a dictar conferencias? De cosas que tienen que ver con derecho, con leyes, porque lo que sabemos, hablamos. No lo pueden invitar a hablar de otra cosa, porque tienen que invitarlo a hablar de aquello que él conoce.
Y ahora, Cristo le habla a Nicodemo de lo que Él conoce, de lo que Él sabe, de las cosas que el Padre celestial le había enseñado, porque Cristo decía que Él no hablaba nada, sino aquello que Él oía del Padre, y lo que Él oía, esa era la enseñanza que Jesús tenía de parte de Dios para darla al ser humano, y todos serán enseñados ¿por quién dice la Escritura? “Todos serán enseñados de Dios.”
Era la enseñanza de Dios por medio de Jesús, para Nicodemo y para todas las personas; y esa enseñanza Jesús la daba porque eso era lo que Él sabía, y Él usaba parábolas para expresar todas esas cosas también; porque a través de las parábolas, las cuales tenían que ver con las cosas que ya el pueblo conocía, era más fácil para Él hablar de las cosas celestiales por medio de cosas terrenales.
¿Pero cómo sería si Cristo les hablaba de las cosas celestiales mismas, en los mismos términos celestiales y no en términos humanos que las personas conocían? Si no podían entender las cosas terrenales, ¿cómo iban a entender las celestiales? De eso es que nos dice aquí Cristo... dice del verso 11 en adelante, dice:
“De cierto, de cierto te digo, que lo que sabemos hablamos, y lo que hemos visto, testificamos; y no recibís nuestro testimonio.
Si os he dicho cosas terrenales, y no creéis, ¿cómo creeréis si os dijere las celestiales?”
Y ahora, en las cosas que Cristo habló usando términos terrenales, encierra cosas celestiales para que así los seres humanos puedan en estos términos terrenales comprender cosas celestiales. Tenemos las parábolas de Jesús en donde hay muchas cosas presentadas por medio de cosas terrenales.
Ahora, ¿de qué hablaba Jesús? Del Reino de Dios. Dice en San Mateo, capítulo 4, verso 17 y verso 23:
“Desde entonces comenzó Jesús a predicar, y a decir: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado.”
Y el verso 23, dice:
“Y recorrió Jesús toda Galilea, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo.”
Y ahora, ¿qué predicaba Jesús? El Evangelio del Reino, testificando que el Reino de los Cielos estaba muy cerca, y esas eran las cosas que Jesús conocía, porque el Padre se las había enseñado, se las había mostrado, o sea, vinieron del Padre a Jesús, así como vienen las cosas del alma al espíritu, y del espíritu después al cuerpo para ponerlas por obra; y así como vienen del inconsciente al consciente, del alma al espíritu, del inconsciente al consciente. Cuando pasaron a Jesús, ya estaban en la parte consciente para ser expresadas a los seres humanos.
Y ahora, las cosas que todavía estaban en el Padre, solamente el Padre las conocía, pero el Hijo no las conocía. ¿Ven? Cristo, el Ángel del Pacto, no las conocía, tales como la Venida del Hijo del Hombre para el tiempo final, que es la venida o apertura del séptimo Sello, el misterio por el cual hubo silencio en el Cielo como por media hora, en Apocalipsis, capítulo 8, verso 1.
De ese misterio Cristo nos habla, hablándonos acerca de la Venida del Hijo del Hombre, la Venida del Señor, y nos dice que ni aún los Ángeles saben cuándo será el día y la hora, y dice: “Ni el Hijo.” Ni el Hijo. O sea, que Jesús en esos momentos no tenía ese conocimiento, porque no había pasado del Padre al Hijo, a Jesús, era un misterio que estaba encerrado en la mente de Dios y no había pasado al Ángel del Pacto, a Cristo. Pero más adelante Él ya obtiene... el conocimiento pasa, para luego expresar en diferentes lugares y en el libro del Apocalipsis, acerca de estas cosas.
Y ahora, lo que sabemos, hablamos. Cristo no hablaba sino lo que Él sabía, lo que había pasado ya del Padre al Hijo, a Cristo; y así es con el ser humano, lo que sabe, porque lo aprendió, es aquello de lo que habla.
Si usted habla con un ganadero, ¿de qué va a estar hablando él? De vacas, de becerros, de leche y así por el estilo porque de eso es lo que él sabe. Si habla con un pescador, ¿de qué va a estar hablándole un pescador? De peces, de redes, de botes.
Miren, Cristo consciente de que eso es así y eso le dice a Nicodemo, cuando le habla a Sus discípulos, les dice: “Venid, en pos de mí, y yo les haré pescadores de hombres.” ¿Ven? Está hablando en los términos de ellos, porque en esos términos es que ellos hablaban y por consiguiente es que ellos comprendían.
Y si les llega a hablar: “Mira, vengan y yo los haré a ustedes personas que van a ser instrumentos en el Reino de Dios para que tal cosa en el Reino surja de esta forma, y la gente obtengan el nuevo nacimiento en esta forma, obtengan un cuerpo angelical y luego más adelante obtengan un cuerpo transformado que será compuesto en esta forma.” Ellos no iban a entender eso, y en esos días la química y la ciencia no estaba avanzada para entender esas cosas; es más, si les llega a hablar: “Y para el tiempo final van a estar hablando por celular.”
– “¿Qué es eso de celular?”
¿Ven? En ese tiempo no se conocía de eso, o “van a tener televisores y los van a ver, estando en un sitio los van a ver en otro en pantallas,” eso no se podía entender en esos tiempos, por lo tanto, tenía que hablar de las cosas en la forma que ellos podían entender, y las cosas celestiales darlas a conocer con cosas comunes que ellos ya conocieran.
Por eso en las parábolas del Reino que Cristo da a Sus discípulos, encontramos cosas grandes y maravillosas, con relación al Reino de Dios, pero habladas en forma sencilla, en esas parábolas de Jesús, en donde Él dice: “El Reino de los Cielos es como un hombre que se fue lejos para recibir un Reino y volver.”
¿Ven? En la forma en que aquellos tiempos, se hacía también, pero ahora ese hombre es Cristo, que se va al Cielo porque va a recibir el Reino, va a ser allá coronado, adoptado, para después volver para establecer ese Reino que recibe en la corte celestial, y es coronado allá en el Cielo, para luego en la Tierra materializar todo eso, restaurando el Reino a Israel en el tiempo final, lo cual será la restauración del Reino de David, porque el Reino de David es el Reino de Dios en la Tierra, y el Trono de David es el Trono terrenal de Dios, Trono de Dios en la Tierra.
Y ahora, en esas parábolas del Reino de Dios o Reino de los Cielos encontramos muchas cosas grandes pero en forma muy sencilla, en esas parábolas encontramos cómo era el Reino de Dios, cómo entrar al Reino de Dios, cuándo vendría el Reino de Dios, cómo vendría el Reino de Dios, cómo pasaría el Reino de Dios de los judíos a otro pueblo, a otra gente. Eso está en San Mateo, capítulo 1, verso 43: “Porque el Reino de Dios será quitado de vosotros y dado a otra gente, a otro pueblo, que produzca los frutos de él.” Y los frutos del Reino, los hijos del Reino son los hijos e hijas de Dios.
Por lo tanto, esa bendición pasa a los gentiles, a la Iglesia del Señor Jesucristo, la cual estaría produciendo los hijos e hijas de Dios por medio de la unión de Cristo con Su Iglesia.
Y ahora, ¿cómo sería el Reino de Dios? Estaría en la esfera espiritual primero. ¿Cómo entrar al Reino de Dios? Por medio del nuevo nacimiento, naciendo del Agua y del Espíritu, para lo cual se predica el Evangelio de Cristo en todas las naciones y nace la fe de Cristo en el alma de las personas; los que están escritos en el Cielo, esas son las ovejas que escucharían Su Voz y seguirían a Cristo y Él les daría Vida eterna, esos son los que nacerían del agua, o sea, del Evangelio de Cristo, porque creerían; y del Espíritu, o sea, recibirían el Espíritu Santo y obtendrían así el nuevo nacimiento, nacerían en un nuevo reino; porque al nacer en la Tierra a través de nuestros padres terrenales hemos nacido en el reino de las tinieblas, en el reino de este mundo, y por consiguiente hemos recibido un espíritu del mundo, de esa dimensión, de ese reino de las tinieblas.
Y ahora, se requiere nacer de nuevo, nacer en el Reino de Dios del Agua y del Espíritu, donde se recibe el espíritu del Reino de Cristo, el Espíritu o cuerpo angelical de la dimensión de los ángeles de Dios, de la dimensión de Cristo, el Ángel del Pacto; y así la persona ha nacido en el Reino eterno de Dios, en el Reino de Cristo, hemos sido trasladados del reino de las tinieblas al Reino de su amado hijo, Jesucristo, el cual reina, el cual es un Reino eterno para vivir con Cristo por toda la eternidad.
Y ahora, hemos recibido el cuerpo angelical eterno, y luego recibiremos el cuerpo físico eterno y glorificado, igual al cuerpo glorificado de Jesucristo nuestro Salvador.
En el Reino de Cristo, ¿cómo sería? ¿Cómo estaría en la Tierra? Primero en la esfera espiritual estaría manifestado en la forma de Su Iglesia produciendo hijos e hijas de Dios, sería la planta de trigo, producto del grano de trigo, sería la Iglesia, la planta de trigo; y el grano de trigo es Cristo, y la vida del grano de trigo es el Espíritu Santo, sería así el Reino de Dios manifestado en la Tierra en la esfera espiritual.
Y en el Reino de Cristo en la esfera espiritual estarían sucediendo muchas cosas: estarían siendo llamados y juntados los escogidos de edad en edad por medio de la manifestación del Espíritu de Dios a través de un mensajero enviado para cada edad; y ese es el siervo fiel y prudente de cada edad.
Y para el Día Postrero nos habla acerca de la Venida del Señor y dice: “¿Quién es, pues, el siervo fiel y prudente al cual su Señor puso sobre su casa, para que les dé el alimento a tiempo? Bienaventurado aquel siervo al cual cuando su Señor venga, le halle haciendo así.” O sea, todos los mensajeros son bienaventurados porque le dieron el alimento a tiempo; pero el más bienaventurado será el que esté en ese tiempo, en esa etapa o edad del Programa del Reino de Dios para el Día Postrero. “De cierto os digo que sobre todos sus bienes, le pondrá.” Como faraón colocó a José sobre todos sus bienes del Reino, así colocará Cristo al siervo fiel y prudente, así como Dios colocó a Jesús sobre el Trono en el Cielo y por consiguiente lo colocó sobre todos sus bienes.
Y Cristo después dijo: “Todo poder me es dado en el Cielo y en la Tierra,” porque desde el Trono Celestial se gobierna los Cielos y la Tierra. Esta Tierra pertenece a ese conglomerado del Reino de Dios.
Y ahora, en el Cuerpo Místico de Cristo, que es la manifestación del Reino de Dios en la esfera espiritual estarían sucediendo un sinnúmero de cosas en el Programa Divino: la predicación del Evangelio de Cristo, que es el llamado de las ovejas; el recogimiento de esas ovejas, esas ovejas siendo alimentadas por la Palabra correspondiente a cada edad que es el alimento de ovejas y es el alimento que recibirían, esa es la Voz de Cristo, el buen Pastor, hablándole a Sus ovejas en Su Redil, en Su Reino, y en las diferentes parábolas encontramos todo lo que estaría pasando en el Reino de Dios en la esfera espiritual, y lo que también pasaría en el Reino de Dios en la esfera física cuando legaría el tiempo para esa esfera física.
Por ejemplo, tenemos la parábola en donde Cristo dice que el Hijo del Hombre se sentará en el Trono de Su gloria y colocará para juzgar las naciones, serán reunidos delante de Él todas las naciones, y colocará como el pastor: a unas a la derecha y a otras a la izquierda, colocará como el pastor coloca las ovejas a su derecha y los cabritos a su izquierda, así el Hijo del Hombre va a hacer; o sea, que van a haber naciones representadas en ovejas y naciones representadas en cabritos.
Las que ayudaron a los hermanos del Señor, sus hermanos más pequeños, esos serán los que estarán a su derecha, naciones como también individuos; y los que estarán a su izquierda serán aquellos que no ayudaron, y también los que se pusieron en contra, que combatieron a los hermanos más pequeños de Cristo, también estarán a su izquierda; y ahí muestra quiénes van a entrar al Reino de Dios: cuáles naciones entrarán y cuáles naciones no entrarán al Reino de Dios cuando llegue el momento para el Reino de Dios estar manifestado físicamente en la Tierra, lo cual será la restauración del Reino de David.
Y ahora, nos muestra también señalándonos para el tiempo final las cosas que estarían sucediendo en el Reino del Señor que estaría en la esfera espiritual, para luego tornarse en la esfera física.
Él hablaba de estas cosas ¿por qué? Porque de lo que Él sabía era que Él hablaba, no estaba hablando de algo que Él no sabía, cuándo vendría el Reino de Dios; en la esfera espiritual estaría en la Tierra, en la esfera física estaba cerca, porque la venida del Reino de Dios físicamente es la restauración del Reino de David, dio las señales en San Mateo y San Lucas, veamos San Mateo, capítulo 24, versos 30 en adelante, dice:
“Entonces aparecerá la señal del Hijo del Hombre en el cielo; y entonces lamentarán todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria.
Y enviará sus ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán a sus escogidos, de los cuatro vientos, desde un extremo del cielo hasta el otro.
De la higuera aprended la parábola.”
Y la higuera tipifica a Israel. Lo mismo que aquella higuera que Él maldijo representa a Israel, el cual ha estado bajo maldición desde la crucifixión de Cristo en adelante, por cuanto no conoció el día de Su visitación. Pero ahora dice:
“De la higuera aprended la parábola: Cuando ya su rama está tierna, y brotan las hojas, sabéis que el verano está cerca.”
Y ya hemos estado viendo la higuera: Israel, el pueblo hebreo está como una nación libre y soberana, aunque con muchos problemas, pero está allí en su tierra, dice:
“Sabéis que el verano está cerca.”
Ahora, ¿qué es el verano en esta parábola? ¿Ven? Está usando cosas o términos que ya ellos conocen:
“Así también vosotros, cuando veáis todas estas cosas, conoced que está cerca, a las puertas.”
Y ahora, no nos dice todavía qué es el verano:
“De cierto os digo, que no pasará esta generación hasta que todo esto acontezca.
El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.
Pero del día y la hora nadie sabe, ni aun los ángeles de los cielos, sino sólo mi Padre.
Mas como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del Hombre.”
¿De qué está hablando? De la Venida del Hijo del Hombre y el tiempo en que el Hijo del Hombre ha de venir, y ahora, comienza aquí diciendo que será como en los días de Noé. O sea, que será un tiempo paralelo a los días de Noé, en donde la humanidad había llegado a su etapa final, pero había un Profeta allí dispensacional llamado Noé, el cual halló gracia delante de Dios, un hombre justo, un Mensajero dispensacional.
Por lo tanto, todas estas cosas tienen que ser reunidas en el Día Postrero: tiene que estar el Mensajero dispensacional correspondiente a ese tiempo, y tiene que estar preparando al pueblo para escapar del juicio divino que ha de venir, y eso será al final o en el tiempo en que la humanidad habrá llegado a su fin; o sea, será para el tiempo del fin del mundo.
También San Mateo, capítulo 14, verso 14, Cristo dijo: “Y será predicado este Evangelio del Reino por testimonio a todo el mundo o en todo el mundo, y entonces vendrá el fin.”
Tiene que estar un Mensajero predicando el Evangelio del Reino, que gira alrededor de la Segunda Venida de Cristo como Rey de reyes y Señor de señores y Juez de toda la Tierra, y que como Hijo de David vendrá para restaurar el Reino de David. Por eso cuando le hicieron la pregunta en el libro de los Hechos, capítulo 1, verso 1 al 9: “¿Restaurarás Tu el Reino a Israel en este tiempo?” Él les dijo: “No toca a vosotros saber los tiempos y las sazones que el Padre puso en su sola potestad.” Ellos estaban a unos dos mil años de distancia de nuestro tiempo, y no era para aquel tiempo la restauración del Reino.
Para este tiempo final tiene que aparecer un Mensajero como Noé y también como Abraham, porque será como en los días de Lot, en los cuales también hubo un Mensajero dispensacional llamado Abraham, y aquellos pueblos: Sodoma y Gomorra y ciudades cercanas habían llegado a su final o fin, iban a ser destruidas, las cuales tipifican los reinos de este mundo o reino de los gentiles.
Y para el tiempo final tiene que haber un mensaje dispensacional: el mensaje del Evangelio del Reino siendo proclamado, hablando acerca de la venida y restauración del Reino de Dios en la Tierra, el Reino de David, y tiene que estarse predicando, así como Cristo, Juan el Bautista y Cristo estaban predicando en aquel tiempo, y luego se detuvo la predicación del Evangelio del Reino, ya los apóstoles después de la crucifixión de Cristo comenzaron a predicar el Evangelio de la Gracia comenzando el Día de Pentecostés.
Antes de eso, ellos predicaban el Evangelio del Reino, pues Cristo les mandó para ir por las ciudades predicando el Evangelio del Reino y diciéndoles que el Reino de los Cielos se había acercado. Pero luego en el libro de los Hechos el Día de Pentecostés, ya comienzan con la predicación del Evangelio de la Gracia.
Para este tiempo final tenemos la promesa que se predicará nuevamente el Evangelio del Reino por testimonio a todo el mundo, o sea, a todas las naciones, y luego vendrá el fin. Esa es una señal grande del tiempo final; es lo mismo que la promesa que enviará Sus Ángeles con gran Voz de Trompeta y juntarán a Sus escogidos, los escogidos del pueblo hebreo, ciento cuarenta y cuatro mil son juntados con la predicación del Evangelio del Reino de Dios, mensaje para la Dispensación del Reino, pues eso es lo que ellos están esperando: la restauración del Reino de Dios.
Cómo vendría el Reino, “porque el Hijo del Hombre vendrá con Sus Ángeles en la gloria de Su Padre, y entonces pagará a cada uno según sus obras.” También vamos a ver aquí el verso 28 de este mismo capítulo 16 de San Mateo, dice:
“De cierto os digo que hay algunos de los que están aquí, que no gustarán la muerte, hasta que hayan visto al Hijo del Hombre viniendo en su reino.”
Y los llevó al Monte de la Transfiguración, ahí se transfiguró delante de ellos, Su rostro resplandeció como el sol y aparecieron allí Moisés y Elías hablando con Él acerca de la ida de Jesús a Jerusalén.
Vean la relación de la ida de Jesús a Jerusalén, donde Él entraría sobre un burrito, cabalgando, pero lo rechazarían, allí Él entró como Rey y lo rechazaron como Rey, no era el tiempo para recibirlo como Rey, eso por supuesto entonces tenían que rechazarlo para que luego entrara el programa de la Dispensación de la Gracia.
Y ahora, encontramos que el orden de la Venida del Hijo del Hombre viniendo en Su Reino, fue mostrado allí en el Monte de la Transfiguración, tienen que aparecer los dos Olivos: Moisés y Elías, que son los dos candeleros, que son los dos ungidos, tienen que ser vistos esos ministerios siendo manifestados y tiene que ser visto Cristo, el Hijo del Hombre, resplandeciendo como el sol, y así es como entonces para Israel viene la Palabra: “Levántate, resplandece, porque ha venido tu luz, y la gloria del Señor ha nacido sobre ti.”
Tiene que venir como el sol, tiene que ser así esa manifestación. En Malaquías, capítulo 4, verso 2, dice:
“Mas a vosotros los que teméis mi nombre, nacerá el Sol de justicia, y en sus alas traerá salvación.”
Eso es la Venida del Señor, “y en Sus alas traerá salvación,” Sus alas, los ministerios de los dos Olivos, de Moisés y Elías. Y ahora, ahí mismo en ese mismo capítulo 4 de Malaquías, dice:
“Acordaos de la ley de Moisés mi siervo, al cual encargué en Horeb ordenanzas y leyes para todo Israel.”
Y luego más abajo ahí dice también:
“He aquí, yo os envío el profeta Elías, antes que venga el día de Jehová, grande y terrible.”
¿Ven? Está la Venida del sol de justicia y luego está Moisés y luego está Elías también, están mencionados ahí los tres: “A los que temen mi Nombre, nacerá el sol de justicia, y en sus alas traerá salvación.”
La Venida del Señor con Sus Ángeles, con Moisés y Elías, con los dos Olivos. Todo ese es el orden de la Venida del Señor en Su Reino; y en San Lucas, porque San Mateo no nos dice qué es el verano, pero vamos a ver aquí en San Lucas, por eso usted tiene que leer el mismo pasaje que está en San Mateo, ir a San Marcos e ir a San Lucas, para tener más información y hacer el cuadro completo de lo que está hablando el Señor. Dice capítulo 21 de San Lucas, versos 27 en adelante:
“Entonces verán al Hijo del Hombre, que vendrá en una nube con poder y gran gloria.
Cuando estas cosas comiencen a suceder, erguíos y levantad vuestra cabeza, porque vuestra redención está cerca (o sea, la redención del cuerpo, que es la transformación de los vivos y la resurrección de los muertos en Cristo en cuerpos glorificados, está cerca cuando estas señales que Él menciona aquí estén sucediendo, o sea, comiencen a suceder).
También les dijo una parábola: Mirad la higuera (o sea, Israel) y todos los árboles (las demás naciones).
Cuando ya brotan...”
Hemos visto cómo han brotado muchos territorios como naciones libres y soberanas, e Israel está también en su tierra como una nación libre y soberana:
“Cuando ya brotan, viéndolo (o sea, cuando ya brotan, usted viendo que brotan, y ya desde el 48 brotó la higuera y muchos otros árboles)... viéndolo, sabéis por vosotros mismos que el verano está ya cerca.”
Vamos a ver qué es el verano:
“Así también vosotros, cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que está cerca el reino de Dios.”
Vean, el verano está cerca, es el Reino de Dios está cerca, vean cómo compara, tipifica aquí el Reino de Dios con el verano. En el verano es la cosecha, y en la manifestación del Reino de Dios es la cosecha:
“De cierto os digo, que no pasará esta generación hasta que todo esto acontezca.
El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.
Mirad también por vosotros mismos, que vuestros corazones no se carguen de glotonería y embriaguez y de los afanes de esta vida, y venga de repente sobre vosotros aquel día.
Porque como un lazo vendrá sobre todos los que habitan sobre la faz de toda la tierra.
Velad, pues, en todo tiempo orando que seáis tenidos por dignos de escapar de todas estas cosas que vendrán, y de estar en pie delante del Hijo del Hombre.”
De escapar de todos esos juicios divinos que van a venir durante la gran tribulación y estar en pie delante del Hijo del Hombre, porque el Hijo del Hombre vendrá, dice: “Como el relámpago que sale del Oriente y se muestra ¿dónde? ¿Se revela dónde? ¿Se manifiesta dónde? ¿Alumbra dónde? En el Occidente, el Este es el territorio del Medio Oriente allá donde está Israel, y el Occidente es el continente americano al cual pertenece la América Latina y el Caribe.
Y ahora, el Hijo del Hombre vendrá con Sus Ángeles, y eso significa que estarán los ministerios de los dos Olivos presentes en ese tiempo. El Hijo del Hombre vendrá en la gloria de su Padre con Sus Ángeles, es la promesa, “y enviará Sus Ángeles con gran Voz de Trompeta y juntarán a Sus escogidos.” O sea, que esos ministerios de los dos Olivos estarán siendo operados por el Espíritu Santo para el llamado de todos los escogidos, de esos ciento cuarenta y cuatro mil hebreos, que son doce mil de cada tribu.
Y ahora, el Ángel del Pacto, que es Cristo en Su cuerpo angelical, el cual es el Espíritu Santo, viene de edad en edad operando el ministerio correspondiente a cada edad y llamando los escogidos de cada edad.
Para el tiempo final viene Cristo, el Ángel del Pacto, llamando y juntando los escogidos de Su Iglesia de la edad eterna, la Edad de la Piedra Angular, y luego llamará y juntará los escogidos del pueblo hebreo.
El Hijo del Hombre vendrá con Sus Ángeles; dice el reverendo William Branham que cuando se habla del Hijo del Hombre, se está hablando de un Profeta. O sea, se está hablando de la manifestación de Dios, del Ángel del Pacto en un hombre, en un Profeta; o sea, el Espíritu Santo, Cristo, a través de un hombre manifestándose, porque Hijo de Hombre es “Profeta,” y por consiguiente en ese Profeta entonces estará siendo operando el ministerio de Moisés, el ministerio de Elías y el ministerio de Jesús, porque el único que opera ministerios es el Espíritu Santo, el cual es el Ángel del Pacto, Cristo en Su cuerpo angelical, y estará por consiguiente siendo predicado el Evangelio del Reino por testimonio a todo el mundo.
Bajo la predicación del Evangelio del Reino no se da la oportunidad a las personas para que reciban a Cristo como único y suficiente Salvador, es bajo la predicación del Evangelio de la Gracia.
Y ahora, el Reino de Dios y por consiguiente el Hijo del Hombre viniendo en Su Reino con Sus Ángeles, está señalado para el Día Postrero; es para el Día Postrero en donde se estarán hablando de estas cosas en forma clara, abriendo estos misterios a la Iglesia y después al pueblo hebreo, pero primero es la Iglesia Novia del Señor Jesucristo.
Ella tiene la preferencia porque ella tiene la Bendición de la Primogenitura, ella está representada en Efraín, e Israel está representado en Manasés; la bendición que era para Israel pasó a la Iglesia, la bendición que era para Manasés, la de la primogenitura pasó a Efraín por medio de las manos cruzadas de Jacob, lo cual representa por medio de la cruz o crucifixión de Cristo.
Y ahora, ¿por qué hablamos de estas cosas? Porque lo que sabemos, hablamos, hablamos de todas estas cosas del Reino de Dios en la esfera espiritual y del Reino de Dios en la esfera física, porque eso es lo que sabemos; y tenemos que hablar de lo que sabemos.
Lo que sabemos para nuestro tiempo, lo hablamos, y lo que sabemos que fue para tiempos pasados, que ya lo sabemos, lo hablamos también porque ya lo sabemos, hablamos de la historia de la Iglesia del Señor del Nuevo Testamento y hablamos de la Iglesia del Señor del Antiguo Testamento, que es el pueblo hebreo, porque ya sabemos de eso.
Y ahora, muchas personas podrán decir: “¿Por qué hablan de esas cosas? No deben hablar de eso,” pueden decir que ellos no hablan de eso, ¿por qué? Porque no saben de eso. Hablamos de estas cosas, porque lo que sabemos, hablamos. Nicodemo no hablaba del nuevo nacimiento, ¿por qué? Porque no sabía de eso nada, Jesús hablaba del nuevo nacimiento porque Él sí sabía del nuevo nacimiento.
Y ahora, por cuanto lo que sabemos es lo que hablamos, cuando hablamos de estas cosas es porque es de lo que sabemos para este tiempo final. Tenemos muchas cosas para nuestro tiempo, las cuales están en las parábolas del Señor, las cuales son abiertas a nosotros en este tiempo final.
Por ejemplo, en las parábolas de Jesús tenemos al siervo fiel y prudente, pues para cada edad Él ha tenido uno, y hablamos de esas cosas porque sabemos que eso es así, está ahí ya dicho en esas parábolas, y los podemos identificar a todos porque ya han transcurrido siete edades y los siete mensajeros de las siete edades han sido identificados. Y para el Día Postrero sería identificado e identificada la edad eterna de la Piedra Angular y su mensajero y su mensaje y el pueblo que lo recibirá, y de eso, pues también tenemos que estar hablando en el Día Postrero, en el tiempo final.
Y ahora, viviendo nosotros en este tiempo en donde de un momento a otro se cierra la Dispensación de la Gracia, tenemos que estar hablando de las cosas que corresponden a este tiempo, a este entrelace, las que corresponden para el fin de la Dispensación de la Gracia, en donde Cristo dice: “Así será en el fin del siglo, enviará el Hijo del Hombre Sus Ángeles.”
¿Ven? Por eso tenemos que estar hablando de los Ángeles del Hijo del Hombre, que son los ministerios de Moisés y Elías, que con Gran Voz de Trompeta serán enviados, o sea, con el mensaje de la Dispensación del Reino, que es la gran Voz de Trompeta, porque esa es la Voz de Dios, la Voz de Cristo para llamar y juntar Sus escogidos del Día Postrero.
De esas cosas tenemos que estar hablando, ¿por qué? Porque esas son las cosas que estarán sucediendo en este tiempo, y Él al darlas a conocer a nosotros, pues tenemos que hablar de esas cosas que conocemos, porque Él las ha dado a conocer.
Y ahora, en la mente de Dios... de la mente de Dios pasa al Ángel del Pacto, y del Ángel del Pacto pasaba a Jesús, al cuerpo de carne, o sea, de Dios, del Padre pasaba al Ángel del Pacto, al cuerpo angelical que es Cristo en Su cuerpo angelical, el cual es el Espíritu Santo, y de ahí pasaba al cuerpo de carne; y la Iglesia está constituida también en la misma forma, tiene Lugar Santo; tiene Atrio, Lugar Santo y Lugar Santísimo.
Para el tiempo de las edades, Dios dio a conocer muchas cosas, de las cuales, hablaron los mensajeros, pero hubo cosas que no fueron dadas a conocer, porque eso corresponde al Lugar Santísimo, pero esa es la etapa que le toca a la Iglesia en este tiempo final.
Por lo tanto, se le estará hablando a la Iglesia de las cosas del Lugar Santísimo que no fueron dadas a conocer en las edades pasadas; y esas cosas estarán dándole la fe para ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero, estará dándoles a conocer la presencia de Dios en el Lugar Santísimo de Su Templo espiritual, cómo y cuándo, para qué y quiénes estarían ahí, y los ministerios que estarían operando en esa parte del Lugar Santísimo del Templo espiritual de Cristo.
Por eso aunque viajemos por el Atrio del Templo espiritual, o sea, viajemos desde Adán hasta Cristo, y luego aunque viajemos desde Cristo hasta al séptimo mensajero, viajemos por el Lugar Santo del Templo espiritual, luego llegamos al Lugar Santísimo y entonces mostramos: “Este es el lugar donde nos encontramos en este tiempo, y estas son las cosas que corresponden a este tiempo correspondientes al Lugar Santísimo.”
Y las cosas que Dios estará haciendo en la etapa del Lugar Santísimo del Templo espiritual de Cristo, donde con piedras vivas (seres humanos) construye, forma el Lugar Santísimo, para Él venir en la gloria de Su Padre, como vino allá al tabernáculo que construyó Moisés y entró al tabernáculo y se colocó sobre el propiciatorio en medio de los dos querubines de oro, y luego en el templo que construyó Salomón entró y luego se colocó sobre el propiciatorio en medio de los dos querubines de oro.
Y para el Día Postrero va a estar construido ese Templo espiritual, Su Iglesia, y Él ha estado viniendo de edad en edad, y va a llegar al Lugar Santísimo en toda Su plenitud, y se va a manifestar de en medio de los dos querubines de oro y de los dos querubines de madera de olivo cubiertos de oro. O sea, se va a manifestar operando los ministerios de Moisés y de Elías. Todo eso que estaba en el tabernáculo, estaría en Su Iglesia porque aquel tabernáculo y el templo que construyó Moisés, es tipo y figura del Templo espiritual de Cristo, de la Iglesia del Señor Jesucristo, que es un Templo espiritual y por consiguiente celestial, para morada de Dios en Espíritu en Su Iglesia como Cuerpo Místico, y en individuos, los creyentes en Cristo.
¿Y por qué hablamos de estas cosas que fueron tan difíciles para ser comprendidas y aún habladas en tiempos pasados? Porque eso es para nuestro tiempo, y lo que sabemos, eso es lo que hablamos, no podemos hablar de otra cosa que no sabemos.
Y hablando de lo que sabemos, por cuanto Dios lo revela, lo abre para nosotros, eso es lo que Dios respalda, y con eso es que Dios hace la obra de este tiempo final, con eso es que llama y junta los escogidos, con eso es que los confirma en Su Cuerpo Místico de creyentes, con eso es que los alimenta, con eso es que los prepara para ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero, y con eso es que nos llena de gozo, de alegría, porque con eso nos alimenta el alma, “porque no solamente de pan vivirá el hombre, sino de toda Palabra que sale de la boca de Dios,” que sale de la boca de Dios para el tiempo en que la persona está viviendo.
Ese es el alimento a tiempo, el mensaje a tiempo, el mensaje que corresponde a la edad y dispensación en que la persona está viviendo.
“Lo que sabemos, hablamos,” dijo Cristo, y yo les digo también: Lo que sabemos para este tiempo, es lo que hablamos y es lo que le damos al pueblo para que sea alimentado con la Palabra de Dios para nuestro tiempo.
Ya dentro de algunos minutos estará el pueblo para recibir el alimento espiritual para el alma, ¿y qué va a escuchar? De lo que sabemos, lo que sabemos es lo que vamos a estar hablando para todo el pueblo en esta noche, en esta ocasión en que nos encontramos con ustedes disfrutando las bendiciones de Cristo.
Aunque parezca sencillo lo que es hablado en cada tiempo de parte de Dios, aunque parezca sencillo, pues eso es el mensaje que Él da a conocer, y eso es lo que conocen, y lo que conocen o saben los mensajeros, eso es lo que hablan para su edad.
Para nuestro tiempo sería el tiempo en que más conoceríamos y por consiguiente en que más se hablarían cosas que en otras edades no se podían hablar, abriéndolas, dando a conocer lo que significaban, porque no se sabían.
Pero en nuestro tiempo Dios ha estado abriendo todas estas cosas y por consiguiente las hemos estado conociendo, y lo que sabemos, lo que conocemos, pues eso es lo que hablamos.
“Lo que sabemos, hablamos,” dijo Jesucristo nuestro Salvador.
Que Dios les bendiga y les guarde, y ya dejo nuevamente al reverendo Miguel Bermúdez Marín con ustedes.
Mientras él llega, les agradezco a todos todo lo que están haciendo por Puerto Rico en este proyecto de la Carpa-Catedral y sus terrenos que están siendo adquiridos para la gloria de Dios, y hablamos de esto porque lo que sabemos, hablamos, está prometido que habrá una Carpa-Catedral gigante y que Dios va a estar obrando, manifestando Su gloria; y por cuanto sabemos esas cosas, las hablamos y trabajamos en pro de ese proyecto divino, porque la Iglesia del Señor Jesucristo llegará a la parte culminante, la cual será en una Carpa-Catedral, en donde estará la manifestación de la Columna de Fuego.
Vean, quizás se le desapareció, se le perdió la Columna de Fuego en Su trayectoria de edad en edad, a los que se quedaron en una edad se les perdió la Columna de Fuego, pero se había ido para otra edad.
Y ahora, después de la séptima edad se le perdió la Columna de Fuego a muchas personas, pero es que se fue, subió para la Edad de la Piedra Angular; y luego la Columna de Fuego la vio el reverendo William Branham que se posó sobre un cuartito pequeño que estaba en una Carpa-Catedral gigante, y allí estaba obrando la Columna de Fuego, donde entraban la gente enfermas, con problemas físicos del cuerpo físico, y salían muy bien; era una obra de la Columna de Fuego, de Cristo, el Ángel del Pacto; y Él no hace nada sino a través del ser humano.
Por lo tanto, tenía a alguien allí, y el reverendo William Branham vio que estaba sucediendo todo esto y le fue dicho que allí sería la Tercera Etapa, que eso sería la Tercera Etapa.
Por lo tanto, trabajamos en pro de que aparezca el lugar donde la Tercera Etapa está prometida que va a estar manifestada en toda Su plenitud, y sabemos que sería en un idioma desconocido para el séptimo ángel mensajero, por lo tanto, no sería inglés; queda descartado el inglés.
Y tiene que ser del Occidente, porque él dice, Elías: “Habrá otro avivamiento,” por consiguiente tiene que surgir otra edad, tiene que ser entonces una edad eterna, vendrá otro tiempo, otro avivamiento, dice: “Del Occidente,” por lo tanto, tiene que ser del Occidente, el continente americano; ya no puede ser Norteamérica, lo que queda es la América Latina y el Caribe, “del Occidente vendrá un jinete.”
Y ahora, Elías dice que vendrá un jinete, el otro jinete es Moisés, “recorreremos esta senda una vez más,” Elías recorre el camino ministerial con Moisés.
Vean, ¿dónde se crió Moisés? Al Occidente de Israel, allá en Egipto se crió, o sea, suroeste, diríamos, mirando un poco para el Sur, y dice el reverendo William Branham: “Recorreremos esta senda (o sea, el ministerio, camino ministerial) otra vez (o sea, una vez más).”
Y el que opera ministerios es el Espíritu Santo, Cristo, el Ángel del Pacto, por lo tanto estará Cristo, el Ángel del Pacto operando los ministerios de Moisés y de Elías en el Día Postrero.
Todo eso va a tener su parte culminante en el cumplimiento de la Visión de la Carpa. Por lo cual habrá un pueblo y un mensajero que estarán trabajando para que surja esa Carpa-Catedral.
Habrá un grupo de ministros junto a ese mensajero, trabajando en ese proyecto juntamente con sus congregaciones, así que trabajemos brazo a brazo todos, para que por la fe conquistemos esa promesa, como dice San Pablo en Hebreos, capítulo 11, que imitemos a aquellos que por la fe conquistaron promesas, y esa es una promesa divina.
Por lo tanto, por la fe tenemos que conquistarla, conquistar por la fe, trabajando, teniendo la revelación, teniendo la fe de lo que Dios ha prometido, creyendo lo que Dios prometió.
Trabajamos en ese proyecto porque lo creemos, cualquiera puede decir: “Pero puede eso ser una visión que se va a cumplir en lo espiritual,” pues así otros lo creen, pues así trabajan; pero lo creemos, y si es en lo espiritual, también creemos la parte espiritual, y la parte física.
Por lo tanto, continuaremos trabajando en ese proyecto hasta que se haga una realidad, y veamos todo lo que fue visto, lo veamos siendo una realidad en este tiempo final.
Ahí estarán las grandes bendiciones de Dios, el poder de Dios en toda Su plenitud, y eso será la visita o Venida y presencia del Señor en toda Su plenitud a Su Templo espiritual, al Lugar Santísimo de Su Templo, para colocarse en medio de los dos Olivos, en medio de los dos querubines, uno a cada lado.
Por lo tanto, trabajemos en ese proyecto brazo a brazo, para que pronto lo veamos hecho una realidad. Agradezco mucho todo lo que han hecho, lo que están haciendo y lo que continuarán haciendo.
En estos días, pues Puerto Rico necesita un buen empujón para completar la segunda parte del pronto pago del terreno que ahora en estos días ha estado adquiriendo, y también para los pagos de la Carpa-Catedral que mandó a construir, y también los pagos mensuales que se están haciendo del otro terreno.
Cuando hay un edificio muy grande, hay que saber que se necesita terreno para estacionamiento y para las personas caminar también, y de seguro para tener alguna cafetería o restaurant, porque la gente come y no se les va a decir que se vayan a otra ciudad a buscar comida, sino que también es bueno tener un lugar para que puedan comprar sus alimentos; y en esos días, pues también habrá otras necesidades, y esperamos que haya suficiente de todo para afrontar todas las necesidades.
Bueno, que Dios les bendiga y les guarde, y les use grandemente en ese proyecto también en este tiempo final, del cual algunas veces yo pienso: “Como que comenzamos muy tarde,” porque ya tenemos encima una apretura económica, y el dinero se aguanta un poco; pero esperamos que Dios supla y Dios use a todos los ministros y a todos los hermanos para completar lo que falta de este proyecto.
Bueno, que Dios les bendiga y les guarde, y dejo nuevamente al reverendo Miguel Bermúdez Marín con ustedes.
También creo que les hablaron del proyecto: “Un poema para Cristo,” es un proyecto muy bueno. Estén también brazo a brazo en ese proyecto para que así salga algo bonito en donde todos los grupos religiosos tendrán participación, y es bueno que también todos ustedes expresen y los hermanos también expresen su amor a Cristo y le puedan dedicar un poema a Cristo, al hombre más importante, el cual nos ha salvado, nos ha dado la Vida eterna.
Las palabras se quedarán cortas, pero expresaremos con palabras lo máximo que podamos del sentir de nuestro corazón.
También AMISRAEL tiene sus trabajos, sus proyectos, estén también brazo a brazo con AMISRAEL, es un brazo muy fuerte para trabajar en pro de la raza humana, en pro del Medio Oriente y en pro de todas las naciones.
Bueno, que Dios les bendiga y les guarde, y dejo nuevamente con ustedes al reverendo Miguel Bermúdez Marín. Dios les bendiga.
“LO QUE SABEMOS, HABLAMOS.”