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Pescadores de hombres 2008-09-19 1 Villahermosa Tabasco MX 00:00:00 false

Muy buenas noches, amados amigos y hermanos presentes y los que están a través del satélite Amazonas o de internet, allá en Puerto Rico, en Venezuela, en Colombia, en Brasil, en Paraguay, en Uruguay, en Argentina, en Bolivia, en el Perú, en Colombia y demás paí­ses como El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Costa Rica, Panamá y toda la República Mexicana y demás naciones.

También mis saludos para el reverendo Miguel Bermúdez Marí­n y también para el doctor Salomón Cunha y la doctora Kélita Machado, los cuales se encuentran en Puerto Rico (el doctor Salomón Cunha y su esposa), y el reverendo Miguel en Venezuela. Y que Dios también bendiga a todos los ministros en todos los paí­ses, y los que están también aquí­ presentes.

Para esta ocasión quiero agradecerles por esta gran cena que tienen en esta noche en pro de Puerto Rico, para así­ colaborar con el gran proyecto de la construcción de la Carpa-Catedral y los terrenos que están siendo adquiridos allá en Puerto Rico.

Aprecio mucho el respaldo que le están dando a Puerto Rico en ese gran proyecto, como también aprecio mucho ese gran concierto que se tuvo, que tuvieron allá en Monterrey y que fue en pro de la gran Carpa-Catedral.

Aprecio mucho todo lo que están haciendo en todos los paí­ses en favor de Puerto Rico y ese importante proyecto que están llevando a cabo allá. Y aunque yo no estoy allá, yo respaldo ese gran proyecto que allí­ se está llevando a cabo. Y deseo y espero que sea el lugar que vio el reverendo William Branham, cuando fue transportado a un lugar a donde vio una gran carpa o catedral en donde la gloria de Dios estaba siendo manifestada. En esas profecí­as, en esas visiones está basado ese proyecto.

El domingo próximo estaré con ustedes aquí­, en este auditorio que está aquí­ al lado juntamente con este en donde estamos, para la actividad del domingo y luego en la marcha que se ha de llevar a cabo. También en Monterrey están llevando a cabo esa marcha que será en pro de la paz, y también será a causa del dí­a de la paz.

Mañana también estaré con todos los ministros que estarán reuniéndose para las actividades. Puerto Rico también tendrá una marcha por la paz en Ponce, Puerto Rico, donde han de estar muchas personas, y AMISRAEL es el que preparó esa marcha.

Para algunos va a ser un poco difí­cil, pero para otros va a ser más fácil; los que estén cerca del lugar, se les hará más fácil estar en esas marchas en todos los lugares donde se estarán llevando a cabo.

Para esta noche tenemos la lectura de San Marcos, capí­tulo1, versos 16 al 20, donde dice:

"Andando junto al mar de Galilea, vio a Simón y a Andrés su hermano, que echaban la red en el mar; porque eran pescadores.

Y les dijo Jesús: Venid en pos de mí­, y haré que seáis pescadores de hombres.

Y dejando luego sus redes, le siguieron.

Pasando de allí­ un poco más adelante, vio a Jacobo hijo de Zebedeo, y a Juan su hermano, también ellos en la barca, que remendaban las redes.

Y luego los llamó; y dejando a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros, le siguieron."

Nos llama la atención el verso 17 que dice:

"Y les dijo Jesús: Venid en pos de mí­, y haré que seáis pescadores de hombres."

Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.

"PESCADORES DE HOMBRES." Así­ llamó Cristo a Sus discí­pulos: "PESCADORES DE HOMBRES."

La Dispensación de la Gracia es la etapa en donde Dios ha extendido Su amor y misericordia al ser humano, dándole así­ la oportunidad de obtener la salvación y Vida eterna por medio de Jesucristo. Y para que puedan las personas recibir a Cristo, Él dijo a Sus discí­pulos:

"Id por todo el mundo, y predicad el evangelio a toda criatura.

El que creyere y fuera bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado." [San Marcos 16:15-16].

Ese es el programa para lo cual se predica el Evangelio de Cristo, para que el que cree sea salvo, y el que no crea, pues ya va a saber de antemano que será condenado.

Ahora, siendo que Cristo dice a Sus discí­pulos que los hará pescadores de hombres, la era de Piscis corresponde a la Dispensación de la Gracia, en donde todas las personas que escuchan la predicación del Evangelio de Cristo, que es la red que aparece en San Mateo, capí­tulo 13 [verso 47 al 50] en la parábola de la red, dice:

"Asimismo el reino de los cielos es semejante a una red, que echada en el mar, recoge de toda clase de peces;

y una vez llena, la sacan a la orilla; y sentados, recogen lo bueno en cestas, y lo malo echan fuera.

Así­ será al fin del siglo: saldrán los ángeles, y apartarán a los malos de entre los justos, y los echarán en el horno de fuego; allí­ será el lloro y el crujir de dientes."

Aquí­ en esta parábola nuevamente Jesús nos habla de una red, nos habla de los Ángeles que llevarán a cabo esa labor, y nos habla también del fin del siglo en donde Él enviará a Sus Ángeles, y también nos habla de peces.

Los peces son los seres humanos, la red es el Evangelio del Reino de Dios que es predicado, y los Ángeles son Sus mensajeros. De edad en edad ha enviado diferentes mensajeros que han echado la red, y han realizado una pesca milagrosa cada uno en su edad con el grupo de ministros de su edad, y han tenido una gran pesca.

Como aquellas pescas que tuvieron los discí­pulos, cuando Jesús dice a Pedro que bogara mar adentro y echara la red. Pedro dice: "Hemos pescado (o salido a pescar) toda la noche, y nada hemos obtenido, pero la echaré (la red) en Tu Nombre."

Y cuando la echó una gran multitud de peces fue atrapada por la red y tuvieron que pedir ayuda a la otra embarcación, y vinieron, llenaron las dos embarcaciones; y era tanto, que dice que la red se estaba rompiendo, y también dice que al llenar ambas barcas, ambas barcas casi se hunden de tantos peces. Dice: "...de tal manera que se hundí­an." [San Lucas 5:3-7].

O sea, que fue una pesca grande, una pesca milagrosa, porque fue por la Palabra de Cristo, la cual Él habló y se materializó en esa gran pesca. Lo cual nos habla de una gran pesca milagrosa, que se lleva a cabo en la Dispensación de la Gracia.

De edad en edad el Espí­ritu Santo en el mensajero de cada edad, habla la Palabra, y como Pedro y los otros apóstoles, trabajan en esa labor los diferentes ministros con el mensajero de cada edad, y obtienen una gran pesca.

Para el Dí­a Postrero tenemos la misma promesa, porque se está viviendo durante la Dispensación de la Gracia en la era de Piscis, o sea, en la era de peces; y por consiguiente, hay una gran pesca de edad en edad, y para el Dí­a Postrero una gran pesca milagrosa también.

También cuando Cristo resucitó, en San Juan nos habla de una gran pesca que fue llevada a cabo, aún cuando los discí­pulos y para los discí­pulos no era posible. Vean, en el capí­tulo 21 de San Juan, verso 3 en adelante, dice (ya resucitado Cristo):

"Simón Pedro les dijo: Voy a pescar. Ellos le dijeron: Vamos nosotros también contigo. Fueron, y entraron en una barca; y aquella noche no pescaron nada.

Cuando ya iba amaneciendo, se presentó Jesús en la playa; mas los discí­pulos no sabí­an que era Jesús.

Y les dijo: Hijitos, ¿tenéis algo de comer? Le respondieron: No.

Él les dijo: Echad la red a la derecha de la barca, y hallaréis. Entonces la echaron, y ya no la podí­an sacar, por la gran cantidad de peces.

Entonces aquel discí­pulo a quien Jesús amaba (o sea, Juan) dijo a Pedro: ¡Es el Señor! Simón Pedro, cuando oyó que era el Señor, se ciñó la ropa (porque se habí­a despojado de ella), y se echó al mar.

Y los otros discí­pulos vinieron con la barca, arrastrando la red de peces, pues no distaban de tierra sino como doscientos codos.

Al descender a tierra, vieron brasas puestas, y un pez encima de ellas, y pan (muestra que Jesús sabí­a cocinar también).

Jesús les dijo: Traed de los peces que acabáis de pescar.

Subió Simón Pedro, y sacó la red a tierra, llena de grandes peces, ciento cincuenta y tres; y aun siendo tantos, la red no se rompió (y eran grandes peces)."

Esta pesca milagrosa después de la resurrección de Cristo, nos habla de la pesca de los escogidos y también nos habla de la gran pesca que habrá luego de la resurrección de los muertos en Cristo, así­ como también nos habla de la gran pesca de almas que se ha estado llevando a cabo luego de la resurrección de Cristo dos mil años atrás.

Ciento cincuenta y tres representa a los elegidos, a los escogidos de Dios, los cuales durante la Dispensación de la Gracia han estado siendo pescados por la gran red del Evangelio de Cristo.

Y los ministros, comenzando allá con los apóstoles, son pescadores de hombres como los llamó Jesús, pescándolos para colocarlos en el Reino de Dios, pescándolos en las aguas del mar: de pueblos, naciones y lenguas, porque aguas representa pueblos, naciones y lenguas; y peces seres humanos; y la red el Evangelio de Cristo, el Evangelio del Reino de Dios, del Reino de Cristo; y los pescadores: los ministros, comenzando con los apóstoles.

Así­ que, podemos ver cómo Cristo usaba las parábolas, las cuales las presentaba en forma sencilla para mostrar grandes cosas difí­ciles para comprender, pero que las mostraba en tal forma que las hací­a sencillas para las personas.

Y ahora, para este tiempo final también tenemos la promesa de una gran pesca, la pesca milagrosa de los escogidos de Dios para formar o completar la Iglesia del Señor Jesucristo, y luego la gran pesca de ciento cuarenta y cuatro mil hebreos, doce mil de cada tribu. Esas son las pescas milagrosas que están prometidas para ser efectuadas en este tiempo final.

Y los ministros del Señor son pescadores de hombres; y todos los que colaboran con esos pescadores de hombres, son bendecidos por Dios.

Y cuando llegue el tiempo de Cristo recompensar a cada uno según sea su obra, no solamente los ministros recibirán grandes recompensas, sino también los colaboradores, las personas que han trabajado en favor del Reino de Dios, para que el Reino de Dios crezca, las almas escuchen el Evangelio de Cristo, y reciban a Cristo como único y suficiente Salvador.

Todos eso se ha estado llevando a cabo y se está llevando a cabo siempre en la obra misionera, la obra evangelí­stica, la obra en donde se evangeliza a pueblos, naciones, lenguas, y también por consiguiente individuos.

Para que así­, como los peces en el mar, las personas en medio de las naciones escuchen el Evangelio de Cristo, entren a la red del Evangelio y sean sacados de las aguas de pueblos, naciones y lenguas, y colocados en el Reino del Señor Jesucristo, que es el Reino de Dios para vivir eternamente con Cristo en Su Reino.

Para el Dí­a Postrero, para el fin del siglo, dice Cristo que "así­ será en el fin del siglo: Saldrán los Ángeles." Por lo tanto, aquí­ hay una promesa muy grande.

Los Ángeles son los dos Olivos, los dos Candeleros de oro de Apocalipsis, capí­tulo 11 y Zacarí­as, capí­tulo 4. Y dice que saldrán los Ángeles al fin del siglo, y apartarán a los malos de entre los justos, y los echarán en el horno de fuego. Eso ocurrirá durante la gran tribulación, donde serán echados en el horno de fuego de la gran tribulación, donde será el lloro y el crujir de dientes.

Pero antes de eso, vean, los Ángeles sacan los peces buenos, que son los escogidos de Dios escritos en el Cielo en el Libro de la Vida, los sacan y los traen al Reino de Dios. Como también nos muestra la parábola del trigo y de la cizaña, en donde se recoge el trigo y se coloca en el Alfolí­ de Dios, y esa labor la harán, según dice Cristo, los Ángeles al fin del siglo.

Esos son los ministerios de los dos Olivos, los ministerios de Moisés y Elí­as, que estarán repitiéndose primeramente en medio del Cristianismo y después en medio del Judaí­smo, para llevar a cabo la labor prometida por Dios en medio de la raza humana.

Estos Ángeles, vean, por cuanto ellos echan la red y también la sacan, son pescadores de hombres también como lo fueron Pedro, fue también Juan el apóstol, Jacobo y los otros apóstoles que eran pescadores, y luego vinieron a ser pescadores de hombres.

Y ahora, en el Reino de Dios han estado siendo colocados los peces buenos: los hijos e hijas del Reino de Dios, para vivir con Cristo en Su Reino por toda la eternidad.

Yo escuché el Evangelio de Cristo y recibí­ a Cristo como mi Salvador. Por lo tanto, la red del Evangelio me tomó y me sacó del mundo, y me colocó en el Reino de Dios. ¿Y a quién más? A cada uno de ustedes también.

Si hay alguna persona que todaví­a no ha recibido a Cristo, lo puede hacer levantando su mano donde se encuentra, y ahí­ quietecito, yo estaré orando por usted desde aquí­, para que Cristo le reciba en Su Reino

Si hay alguno puede levantar su mano donde se encuentra, y también en las demás naciones, para que quede incluido en la oración que estaré haciendo.

Aunque hoy es una cena, pero lo más importante es recibir a Cristo como único y suficiente Salvador. En las demás naciones si hay alguno que no ha recibido a Cristo y en estos momentos Cristo le habló al corazón, a su alma, y nació la fe de Cristo en su alma, puede recibirlo como único y suficiente Salvador, para lo cual puede pasar al frente en el paí­s donde se encuentra para recibir a Cristo.

Vamos a pedirle a los que están en las cámaras si tienen alguna comunicación con las demás naciones, que nos indiquen si ya están listos. Vamos a orar por todas las personas que en las demás naciones han recibido a Cristo como Salvador. Con nuestros ojos inclinados:

Señor, Dios eterno, presento a Ti todas estas personas que en diferentes naciones han recibido a Cristo como único y suficiente Salvador. Señor, recí­belos en Tu Reino y perdona sus pecados, y con Tu Sangre lí­mpiales de todo pecado. Te lo ruego en el Nombre del Señor Jesucristo. Amén.

Y ahora, en cada paí­s dejo al ministro correspondiente, para que él continúe adelante con la actividad que están llevando a cabo en cada paí­s.

Que Dios les bendiga y le guarde, y adelante sirviendo a Cristo todos los dí­as de vuestra vida, y adelante en esta cena y tengan todos buen provecho.

Que Dios les bendiga y les guarde, y dejo ya con ustedes aquí­ al reverendo Andrés Cruz Gallego, para que les indique cómo hacer para que así­ continúen la programación que tienen.

Y con los ministros nos veremos mañana Dios mediante, y también con las damas; y el domingo en la actividad correspondiente al domingo en la mañana, y luego en la tarde en la marcha que está ya programada por la paz, ese dí­a tan importante.

Que Dios les bendiga y les guarde a todos.

"PESCADORES DE HOMBRES."

Así­ que, nos veremos también el domingo 21, en la marcha por la paz, el dí­a de la paz que es el dí­a 21 de este mes.

Dios les bendiga.

"PESCADORES DE HOMBRES."