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La bendicion sacerdotal 2008-09-17 2 Torreón Coahuila MX 00:00:00 false true

Les reitero mis saludos a todos ustedes ministros que están presentes y los que están a través del satélite Amazonas o de internet en diferentes naciones.

Un saludo para el reverendo, misionero Miguel Bermúdez Marín de todo corazón de mi parte, y también un saludo para el reverendo, doctor Salomón Cunha y para su esposa, la doctora Kélita Machado de Cunha, y para todos los ministros que se encuentran también en otras naciones. Que Dios les bendiga y les guarde y les use siempre grandemente en Su Obra en este tiempo final.

Para estos momentos leemos la bendición sacerdotal, que se encuentra en Números, capítulo 6, versos 22 en adelante, dice:

“Jehová habló a Moisés, diciendo:

Habla a Aarón y a sus hijos y diles: Así bendeciréis a los hijos de Israel, diciéndoles:

Jehová te bendiga, y te guarde;

Jehová haga resplandecer su rostro sobre ti, y tenga de ti misericordia;

Jehová alce sobre ti su rostro, y ponga en ti paz.

Y pondrán mi nombre sobre los hijos de Israel, y yo los bendeciré”.

Que bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.

“LA BENDICIÓN SACERDOTAL”.

Dios ordena al profeta Moisés que le diga a Aarón, su hermano, el cual era el sumo sacerdote en aquel entonces, que le diga la forma en que debe bendecir al pueblo, y aquí están las cosas que debe pedir Aarón como intercesor del pueblo, como sumo sacerdote, las cosas que debe pedir en esa bendición en favor del pueblo. Dice:

“Jehová te bendiga, y te guarde (bendición y protección);

Jehová haga resplandecer su rostro sobre ti, y tenga de ti misericordia”.

A través de los diferentes tiempos, encontramos que el rostro de Dios, está prometido y está pedida esa bendición para que el rostro de Dios resplandezca sobre Su pueblo. “A los que temen mi Nombre, nacerá el sol de justicia, y en sus alas traerá salud, salvación”. Malaquías, capítulo 4, verso 2. Y también en el Salmo *80, veamos lo que nos dice aquí este Salmo, verso 1 adelante:

“Oh Pastor de Israel, escucha;

Tú que pastoreas como a ovejas a José,

Que estás entre querubines, resplandece.

Despierta tu poder delante de Efraín, de Benjamín y de Manasés,

Y ven a salvarnos”.

Y aquí la petición es que despierte Su poder delante de Efraín, y Efraín es el que tiene la Bendición de la Primogenitura; de Benjamín el hermano menor de José, y Manasés el hermano de Efraín; o sea, que esto está ligado a Jacob con su hijo, sus dos hijos: José y Benjamín, los hijos de la mujer amada con la cual él se casó:

“Oh Dios, restáuranos”.

Y ahora, es una petición para que venga la restauración para el pueblo hebreo.

“Haz resplandecer tu rostro, y seremos salvos”.

En el monte Sinaí el rostro de Cristo resplandeció como el sol. Ahora, aquí mismo en el verso 7, dice:

“Oh Dios de los ejércitos, restáuranos;

Haz resplandecer tu rostro, y seremos salvos”.

Y ahora, para la salvación y restauración de Israel se requiere que el rostro de Dios resplandezca. ¿Y cómo va a resplandecer el rostro de Dios? Por medio de Su manifestación final, en donde la presencia de Dios estará manifestada y por consiguiente la bendición de Dios para la restauración vendrá a Su pueblo.

Cuando Jacob se encontró con el Ángel y se agarró de él y no lo soltó hasta que recibió la bendición del Ángel, el cual le cambió el nombre, luego Jacob le puso por nombre Peniel, al sitio donde tuvo esta experiencia, porque dijo: “Vi a Dios cara a cara y fue librada mi alma”. Peniel, el lugar donde vio a Dios cara a cara.

Peniel significa: “Rostro de Dios”. Y ahora: “Haz resplandecer tu rostro y restáuranos, sálvanos”, allí Dios cuando estaba con Jacob en Su cuerpo angelical, y Jacob lo vio, tuvo la bendición de Dios, estaba viendo el rostro de Dios, o sea, el rostro del cuerpo angelical de Dios, estaba viendo cara a cara a Dios a través de Su cuerpo angelical.

Cuando Cristo estuvo en la Tierra, Él dijo: “El Padre y yo, una cosa somos; el que me ha visto a mí, ha visto al Padre”. Y dijo: “Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no andará en tinieblas, más tendrá la luz de la vida” [San Juan 8:12]. Estaban viendo a Dios cara a cara los discípulos del Señor Jesucristo, allí estaba resplandeciendo el rostro de Dios, esa manifestación de Dios a través de Cristo.

En San Juan, capítulo 5, verso 35, Cristo hablando acerca de Juan el Bautista, dice que Juan era antorcha que ardía, y dice: “Y ustedes quisieron caminar a su luz”. O sea, que cuando la Palabra prometida para una edad o dispensación se hace carne en el mensajero correspondiente a ese tiempo, ahí está Dios con Su cuerpo angelical, manifestándose y resplandeciendo Dios que es luz, a través de un velo de carne correspondiente al tiempo en que se lleva a cabo esa manifestación de Dios.

Y la Palabra prometida hecha carne, hecha realidad en el hombre correspondiente al tiempo correspondiente, esa Palabra hecha carne es la luz para la edad en que están viviendo las personas, esa es la luz prometida para cada edad y para cada dispensación. Por eso Jesús podía decir: “Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no andará en tinieblas, más tendrá la luz de la vida”.

Moisés fue la luz para el tiempo en que él vivió, era la Palabra en él hecha carne. En cada profeta a los cuales ha venido la Palabra y se ha hecho carne en ellos, ellos han sido la luz de Dios para el día en que vivieron.

Y así también fue a través de las diferentes etapas o edades de la Iglesia, en donde Dios envió para cada edad un mensajero, a través del cual el Espíritu Santo resplandeció y alumbró en cada edad en el Lugar Santo del Templo espiritual de Cristo, o sea, de Su Iglesia.

Allí estaba la luz hecha carne, la Palabra hecha carne prometida para cada edad estaba allí, era la mecha de cada candelero o cada lámpara del candelabro, encendida con el Fuego del Espíritu Santo, y encendido con el Fuego del Espíritu y colocado en ese vaso del candelabro, alumbraba y tenía el aceite del Espíritu Santo que era el que ardía en él; y por consiguiente alumbraba en la Iglesia en la edad correspondiente a la cual él fue enviado.

La Palabra hecha carne en el mensajero correspondiente a cada edad, es la luz de la edad cuando la ven. Así es también con los mensajeros dispensaciones; ya cuando es un mensajero dispensacional, es una luz mayor. Por eso Juan era una antorcha, o sea, una lámpara que ardía, como las del candelero o candelabro, pero Jesús era una luz mayor, porque Jesús está representado en el Lugar Santísimo, en donde hay una sola luz: la Luz de Dios, la Luz de la Columna de Fuego.

Él en esa Luz manifestado sobre el propiciatorio alumbrando en el Lugar Santísimo y hablándole allí al sumo sacerdote que era el que entraba, y cuando estaba Moisés todavía vivo, Moisés entraba al Lugar Santísimo y Dios hablaba con él cara a cara. Eso fue lo que le dijo Dios a Moisés, de ahí le hablaba todas las cosas que Moisés le tenía que hablar al pueblo, eso fue luego de todo lo ocurrido en el monte Sinaí.

Y ahora, vean ustedes, cuando Moisés en la segunda ocasión que baja del monte con las nuevas tablas de la ley que él mismo cortó y preparó conforme a como Dios le dijo, para luego subir al monte y traer escrito todo ahí, lo que había estado escrito en las primeras tablas que Moisés quebró.

Cuando descendió del monte su rostro estaba resplandeciendo; y cuando se dieron cuenta, luego fue colocado un velo en su rostro y permanecía con ese velo; cuando entraba a hablar con Dios se lo quitaba, y cuando… al Lugar Santísimo entraba sin el velo; y cuando hablaba con Dios, terminaba, luego salía con su rostro cubierto con un velo, y así cubriendo esa gloria de Dios que a través de él estaba siendo manifestada.

Y ahora, Dios resplandece a través del velo de carne que Él tenga para el tiempo en que Él se está manifestando.

Dios va a resplandecer para el pueblo hebreo pronto; y ellos van a ver esa Gloria de Dios manifestada en el Lugar Santísimo del Templo espiritual de Cristo, que es la Edad de la Piedra Angular.

Y ellos van a ver esa manifestación en esa “Tercera Etapa” que llamó el reverendo William Branham. Ahí ellos van a ver a Cristo, el Ángel del Pacto, el Mesías, resplandeciendo y manifestando Su gloria, manifestando Su poder, y así por el estilo.

Ya eso va a ser en los últimos días ya, que la Iglesia-Virgen va a estar en la Tierra. Cuando llegue ese momento, ya sabemos que serán pocos días los que nos faltarán para ir con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero.

En esos días: el que no haya sido transformado todavía, va a ser transformado; y los muertos en Cristo que no hayan resucitado, van a ser resucitados.

Va a ser un tiempo en que la gloria de Dios estará manifestada, en donde el rostro de Cristo, de Dios, estará resplandeciendo sobre Efraín; y Dios estará despertando Su poder delante de Efraín.

Y Efraín es el hijo de José, el cual fue bendecido primero que su hermano Manasés. Eso está en el capítulo 48 del Génesis.

Y por consiguiente, siendo que Efraín vino a ser la cabeza, la tribu cabeza que tenía la Bendición de la Primogenitura, y recibió el reino de las diez tribus del norte cuando le fue entregado a Jeroboam, un descendiente de Efraín… Vean, no podía ser entregado ese reino a otra persona, tenía que ser a Efraín, un descendiente de Efraín.

Y ahora, en [Primera] Crónicas, capítulo 5, vean lo que nos dice [verso 1]:

“Los hijos de Rubén primogénito de Israel (porque él era el primogénito, mas como violó el lecho de su padre, sus derechos de primogenitura fueron dados a los hijos de José, hijo de Israel, y no fue contado por primogénito;

bien que Judá llegó a ser el mayor sobre sus hermanos, y el príncipe de ellos; mas el derecho de primogenitura fue de José)”.

Así que la tribu de José, que consta de dos tribus: de la tribu de Efraín y de la tribu de Manasés, tiene José el derecho de la primogenitura.

Por lo tanto, Dios manifestará Su poder delante de Efraín, o sea, delante de Efraín y de Manasés (los que tienen el derecho de la primogenitura y forman la tribu de José); y también delante de Benjamín, que es el hermano de José. Y va a abarcar, por consiguiente, el reino del norte y el reino del sur; porque Benjamín pertenece al reino del sur y José al reino del norte.

Así que esta petición, esta oración del salmista aquí, va a ser una realidad para el cristianismo y luego el judaísmo: van a ver el poder de Dios manifestado. Y va Dios a despertar ese poder delante de Efraín, de Benjamín y de Manasés.

Y los descendientes de José, y por consiguiente de Efraín y Manasés, están en medio del cristianismo bajo un Nuevo Pacto, los que han entrado al Nuevo Pacto.

Los que no han entrado, pues están o en el judaísmo o no son creyentes, sino que viven como si no tuvieran Dios; porque en medio de los judíos no todos son creyentes; quizás la mitad o más no son creyentes.

Recuerden que en los tiempos pasados se tornaban a la idolatría, algunas veces una tribu completa y en otras ocasiones las diez tribus.

En el tiempo de Elías, Dios le dijo a Elías, el cual creía que ya todo Israel se había apartado de Dios por completo y que solamente Elías quedaba, Dios le dijo: “Todavía tengo siete mil que no han doblado su rodilla a Baal”.

Siete mil, de tantas personas, es un grupo pequeño, pero son las reliquias; como también Dios tendrá un grupo de 144.000 escogidos del pueblo hebreo, 12.000 de cada tribu. Y del cristianismo, pues tiene los escogidos del Día Postrero en el tiempo final, así como tuvo en cada edad los escogidos correspondientes que formaron la Iglesia del Señor.

Y ahora, la bendición sacerdotal para el pueblo, vean ustedes, tiene un sinnúmero de cosas que son pedidas en esa bendición; y le corresponde al sacerdote, sumo pontífice y a sus hijos, que son los sacerdotes; porque los demás levitas no eran sacerdotes, sino el sumo sacerdote y su familia; o sea que tenían que ser descendientes del sumo sacerdote los demás sacerdotes.

Y ahora, viendo el contenido de esa bendición sacerdotal, que nos dice: “El Señor te bendiga y te guarde (bendición y protección); haga resplandecer Su rostro sobre ti”; ya hemos visto cómo Él hace resplandecer Su rostro.

Y en el Monte [de la Transfiguración] vimos el rostro del Señor resplandeciendo, y aparecieron Moisés y Elías.

Cuando los ministerios de Moisés y Elías sean vistos manifestados en medio del cristianismo y después en medio del judaísmo, y por consiguiente el ministerio también de Jesús, el rostro de Dios estará resplandeciendo; esa es la forma para estar resplandeciendo el rostro de Dios: mirando primero a Su Iglesia, y después mirando a Su pueblo Israel con amor y misericordia.

[Números 6:25] “Jehová haga resplandecer su rostro sobre ti, y tenga de ti misericordia (ahí obtiene la misericordia: al resplandecer el rostro de Dios mirando a Su pueblo);

Jehová alce sobre ti su rostro, y ponga en ti paz”.

¿Y ponga qué? “Y ponga en ti paz”, porque Dios es el que da la paz.

También el que… Él dice: “Yo he quitado la paz de este pueblo” [Jeremías 16:5]; por causa de los pecados del pueblo fue quitada la paz.

Por causa del pueblo acercarse a Dios con sinceridad de corazón, viene la restauración para el pueblo, y —por consiguiente— viene la paz también como bendición para el pueblo, y como meta: la felicidad; porque sin paz no hay felicidad.

“Y pondrán mi nombre sobre los hijos de Israel, y yo los bendeciré”. O sea, que tienen el sumo sacerdote y los sacerdotes cuando bendicen al pueblo, conforme a como está establecido aquí, tienen que hablar el Nombre de Dios sobre el pueblo, para lo cual tienen que conocer el Nombre de Dios.

Y ahora, en el Nuevo Testamento hablamos todas las bendiciones en el Nombre de nuestro amado Señor Jesucristo, “y todo lo que pidáis al Padre en mi Nombre (dice), yo lo haré”, y también en otros lugares dice: “El Padre lo dará”.

Y ahora, hemos visto esa bendición sacerdotal y hemos visto también que hay un misterio para hablar esa bendición. Los ministros, los sacerdotes del templo eran los que tenían esa comisión; no los levitas, aunque esos sacerdotes eran levitas descendientes de Leví por la línea de Coat, de la cual vino Moisés y Aarón.

Y ahora, vean el orden sacerdotal, el ministerio del sumo sacerdote o sacerdotal, corresponde en el Antiguo Testamento a Aarón y a sus hijos, sus descendientes, y eso es para siempre en el Antiguo Testamento.

Por eso, vean ustedes, para ser un sacerdote, en el Antiguo Testamento tiene que ser descendiente de Aarón, y para ser un sumo sacerdote, tiene que ser un descendiente también de Aarón; esa es la forma que Dios estableció, y para echar la bendición sobre el pueblo: sumo sacerdote o uno de los sacerdotes descendientes también de Aarón, el cual podía bendecir al pueblo en esta forma.

Y ahora, no hay sacerdotes ministrando en el templo de Dios en Jerusalén, porque no hay templo; pero no hay ningún problema tenemos el Sumo Sacerdote del Templo celestial, que es Cristo, para bendecir en el Nombre Eterno de Dios a todos los creyentes en Él.

Y tenemos un Orden sacerdotal en el Cielo, el Orden de Melquisedec del cual Cristo es el Sumo Sacerdote y todos los creyentes en Cristo, dice Apocalipsis, capítulo 1, versos 5 al 6 y Apocalipsis capítulo 5, verso 8 al 11, y Apocalipsis, capítulo 20, versos 4 al 6, que Dios, que Cristo nos ha limpiado con Su Sangre, nos ha limpiado de todo pecado son Su Sangre y nos ha hecho para nuestro Dios, Reyes y Sacerdotes y reinaremos con Él.

Estaremos también no solamente como Reyes, o sea, en la parte política, sino como Sacerdotes también en la parte religiosa, la parte espiritual. Bendiciendo al pueblo Cristo juntamente con su Orden Sacerdotal en el Reino Milenial, estará bendiciendo al pueblo.

Cristo y los creyentes en Él que son Sacerdotes de ese mismo orden de Cristo, tendrán la Palabra de bendición para el pueblo, para los individuos.

Y en la actualidad en que el reino está en la esfera espiritual, también los ministros como sacerdotes de ese Reino de Cristo, bendicen al pueblo en cada ocasión que el pueblo se reúne; al orar y pedir la bendición sobre el pueblo y sobre el mismo ministro, lo hace en el Nombre del Señor, porque pone el Nombre del Señor sobre el pueblo, el Nombre de salvación, que es Señor Jesucristo.

En el Reino Milenial ya veremos cómo va a ser, porque ahí dice que los que se bendigan, por el Dios de verdad se bendecirán o serán bendecidos, pero eso lo vamos a dejar quietecito por ahora.

Veamos cómo es bendecido el pueblo cuando el ministro en el Nombre del Señor pide la bendición de Dios para el pueblo.

“LA BENDICIÓN SACERDOTAL”.

Por eso es muy importante que los ministros oren por el pueblo en las actividades y en todo tiempo, y pidan la bendición de Dios para el pueblo y también en el Nombre del Señor pidan todas esas bendiciones, y también hablen la bendición sobre el pueblo en el Nombre del Señor, colocando así el Nombre del Señor, y Dios los bendecirá.

Así también es en el bautismo en agua: se coloca el Nombre de Dios sobre la persona, para Dios bendecir a la persona y para que así como dijo Pedro:

“Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo”.

Haciendo así, se está bautizando en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, porque el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, es Señor Jesucristo.

Bueno, hemos visto la bendición que hay al mencionar, al colocar el Nombre del Señor sobre la persona en el bautismo, y en las oraciones para la sanidad del cuerpo, y en la oración para cuando vienen a los Pies de Cristo recibiéndolo como Salvador. El Nombre no puede estar ausente, “y pondrán mi Nombre sobre los hijos de Israel, y yo los bendeciré”.

“LA BENDICIÓN SACERDOTAL”.

Recuerden que pertenecemos a un Orden sacerdotal celestial: el Orden sacerdotal de Melquisedec del cual el Sumo Sacerdote es el Señor Jesucristo, ese Orden sacerdotal va a estar aquí en la Tierra en el Reino Milenial, y ahí vamos a ver cómo es que va a funcionar ese Orden sacerdotal. Vamos a dejarlo ahí quietecito, y con más detalles en el Reino Milenial de Cristo veremos cómo será todo.

Nos veremos ya en la tarde Dios mediante, oren para que Dios nos bendiga grandemente en esa actividad; y a ti Miguel, que Dios te bendiga grandemente, y también a ti Salomón y Kélita, que Dios les bendiga grandemente y les use siempre grandemente en Su obra en este tiempo final.

Y a Benjie de Puerto Rico si me estás escuchando, que Dios te bendiga grandemente también y te use grandemente en Su Obra en este tiempo final, y por favor comunícate con Benjamín Cruz a su teléfono, porque tiene algo para hablar si todavía no lo ha hablado contigo.

Bueno, que Dios les bendiga y les guarde, y con nosotros el licenciado Benjamín Cruz Alfaro para finalizar ya nuestra parte. Dios les bendiga y les guarde a todos.

Aprecio mucho la cooperación de todos ustedes con Puerto Rico, aprecio y agradezco mucho que se hayan colocado brazo a brazo con Puerto Rico, en ese proyecto que Puerto Rico está llevando a cabo de la construcción de la una Carpa Catedral y los terrenos que está adquiriendo.

Si hacemos un esfuerzo, ya podrán dar el pronto pago en estos días, no lo han podido dar porque les falta todavía para el pronto pago, el cual el banco le ha estado pidiendo que ya lo den, pero ustedes ya entienden estas cosas de los negocios con los bancos; y si todos hacemos un esfuerzo, van a poder entonces cumplir con esos compromisos que tienen, pues todos deseamos que pronto aparezca esa Carpa Catedral, y esperamos que esa sea la que vio el reverendo William Branham.

Bueno, que Dios les bendiga y les guarde, y ya continúa el licenciado Benjamín Cruz.

También aprecio mucho que están brazo a brazo con AMISRAEL en todas las labores que se están llevando a cabo, y apoyando acá en la República Mexicana todos los trabajos de AMISRAEL.

Ya el domingo se tiene la marcha por la paz allá en Villahermosa y en Monterrey también; los que están acá están cerca a Monterrey, ahí pueden estar, que es cerca, en esa marcha por la paz.

Que Dios les bendiga y adelante también brazo a brazo con AMISRAEL y con el delegado de AMISRAEL acá, y también con el reverendo Miguel Bermúdez Marín en todas las labores misioneras que está llevando a cabo en favor de todo el Cuerpo Místico de Cristo.

“LA BENDICIÓN SACERDOTAL”.