17 KiB
| title | date | activity | place | city | state | country | duration | public | youtube | rm | translations | files |
|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|
| Palabras de saludo | 2008-08-16 | 1 | Asunción | Asunción | PY | 00:00:00 | false | true |
Muy buenos días, ministros compañeros en el Reino de Cristo, en Su Cuerpo Místico de creyentes; es una bendición y privilegio grande estar con ustedes en esta ocasión, para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios. Para lo cual leemos en San Juan, capítulo 21, versos 15 al 19, que dice:
“Cuando hubieron comido, Jesús dijo a Simón Pedro: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas más que éstos? Le respondió: Sí, Señor; tú sabes que te amo. El le dijo: Apacienta mis corderos.
Volvió a decirle la segunda vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas? Pedro le respondió: Sí, Señor; tú sabes que te amo. Le dijo: Pastorea mis ovejas.
Le dijo la tercera vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas? Pedro se entristeció de que le dijese la tercera vez: ¿Me amas? y le respondió: Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te amo. Jesús le dijo: Apacienta mis ovejas.
De cierto, de cierto te digo: Cuando eras más joven, te ceñías, e ibas a donde querías; mas cuando ya seas viejo, extenderás tus manos, y te ceñirá otro, y te llevará a donde no quieras.
Esto dijo, dando a entender con qué muerte había de glorificar a Dios. Y dicho esto, añadió: Sígueme.”
Que Dios bendiga Su Palabra en nuestros corazones o bendiga nuestros corazones con Su Palabra y nos permita entenderla.
Es una bendición grande ser un ministro, un ministro de fe, y por consiguiente tiene una responsabilidad delante de Cristo.
Aquí en este pasaje que leímos, le dice Cristo a Pedro por tres ocasiones, en la primera le dice: “Apacienta mis corderos.” Y luego le dice: “Apacienta mis ovejas.” Representa a las personas con ovejas, las cuales tienen que ser llamadas y juntadas.
Por ejemplo, cuando nos habla de la casa de Israel, Él dice: “No he sido enviado, sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel.” O sea, del reino del Norte que corresponde a las diez tribus del Norte, a las cuales Él les llama las ovejas perdidas.
Cuando fue dividido el Reino de David en el tiempo de su nieto Roboam, allá ese grupo que formó el reino del Norte, fue compuesto por diez tribus; y luego más adelante por el mismo problema de idolatría que tuvo Salomón, luego a Jeroboam, al cual le fueron dadas diez tribus, él era un descendiente de Efraín, y esas diez tribus cayeron en idolatría al rey colocarle dos becerros de oro para que lo adoraran, uno en Dan y otro en Bet-el.
Eso fue ocasión de pecado ante Dios y luego fueron desarraigadas de su tierra, porque la sentencia era que toda persona o tribu que tuviera ídolos o que adorara ídolos, sería cortada del pueblo.
Y ahora, esas tribus perdidas se les llama las tribus perdidas, perdieron su tierra y perdieron el nombre también, fueron asimiladas; pero Dios sabe quién es descendiente de esas tribus perdidas y quién no es descendiente, y Él dice también que vayan a las ovejas perdidas de la casa de Israel.
Ahora, el Evangelio tiene una relación muy directa con las ovejas perdidas de la casa de Israel. También Cristo dijo en San Juan, capítulo 10:
“También tengo otras ovejas que no son de este redil; aquéllas también debo traer, y oirán mi voz; y habrá un rebaño, y un pastor.”
El rebaño es la Iglesia del Señor Jesucristo, y el Pastor es el Señor Jesucristo, el cual dijo: “Yo soy el buen Pastor, y el buen Pastor Su vida da por las ovejas.”
Y ahora, es una bendición grande ser también un pastor al cual le han sido encomendadas las ovejas del Señor.
Así como a Pedro le fue dicho: “Apacienta mis corderos.” Y luego: “Apacienta mis ovejas,” a todos los ministros les ha sido encomendada esa labor: apacentar las ovejas del Señor, unas son pequeñas, otras son más grandecitas y otras son ovejas ya mayores, y ovejas ya ancianos; o sea, que las ovejas tendrían sus diferentes edades, porque el nuevo Pacto no es solamente para los ancianos, es para toda persona que recibe a Cristo como su Salvador, y ahí entran ancianos, personas mayores, jóvenes, niños también, y tienen que ser apacentados. Por eso para los niños también hay la parte de la escuela bíblica, las clases para los niños, para que así ellos puedan también asimilar el mensaje de Cristo el buen Pastor.
Cristo a través de cada ministro se manifiesta para pastorear esas ovejas, es Cristo en los ministros. Y hay una responsabilidad grande de alimentar con la Palabra esas ovejas y de guiarlas siempre por el camino de Cristo, así fue en edades pasadas y así es en la Edad de la Piedra Angular, la edad de oro de la Iglesia del Señor Jesucristo.
La Iglesia ha llegado a su etapa más importante: la edad de oro.
En la fiesta de las semanas, encontramos que transcurrían siete semanas de días y luego llegaba el día cincuenta, el Día de Pentecostés, lo cual se hizo realidad cuando recibieron el Espíritu de Cristo, el Espíritu Santo los creyentes que estaban allí en el aposento alto, los cuales eran ciento veinte, pero luego de eso fueron llamados, muchas personas fueron llamadas, y el primer grupo que entró por el ministerio del Espíritu de Dios a través de San Pedro fueron como tres mil personas, y después siguió creciendo la Iglesia hasta que son millones de personas los que han venido a los Pies de Cristo a través de todas estas etapas de la Iglesia.
Esas siete semanas, luego en términos proféticos vuelven a recorrer su trayectoria en las diferentes edades de la Iglesia; y ahora, nos encontramos luego de la séptima edad de la Iglesia que corresponde al día número cuarenta y nueve en términos proféticos, luego pasamos al día cincuenta, Día de Pentecostés, que ahora es una etapa, una edad en donde el Espíritu de Dios visita Su Iglesia en la Edad de la Piedra Angular.
Y luego también están los años, cincuenta años que se recorren en el año cincuenta, es el año del jubileo, lo cual corresponde en la Iglesia a la Edad de la Piedra Angular el año del jubileo, y así como estuvieron el día, diez días antes los discípulos reunidos hasta el Día de Pentecostés, ahora tenemos aquel tipo y figura, Día de Pentecostés, donde recibieron el Espíritu de Dios, y luego tenemos el tipo y figura del año de Pentecostés.
Los cuarenta y nueve días corresponde a las siete edades de la Iglesia, y el día cincuenta corresponde a la Edad de la Piedra Angular; y luego en cuanto a los años, hasta el año del jubileo, los cuarenta y nueve años corresponde a las siete etapas o edades de la Iglesia, y el año cincuenta corresponde a la Edad de la Piedra Angular.
Allá en el Día de Pentecostés al recibir el Espíritu, obtuvieron el nuevo nacimiento y hubo un cambio o transformación interior en los que allí estaban, y hubo por consiguiente una liberación.
Y ahora, habrá otro Pentecostés, el cual es señalado en el año cincuenta, año del jubileo, de acuerdo a Levítico, capítulo 25, verso 8 en adelante, dice:
“Y contarás siete semanas de años, siete veces siete años, de modo que los días de las siete semanas de años vendrán a serte cuarenta y nueve años.
Entonces harás tocar fuertemente la trompeta en el mes séptimo a los diez días del mes; el día de la expiación haréis tocar la trompeta por toda vuestra tierra.
Y santificaréis el año cincuenta, y pregonaréis libertad en la tierra a todos sus moradores; ese año os será de jubileo, y volveréis cada uno a vuestra posesión, y cada cual volverá a su familia.
El año cincuenta os será jubileo; no sembraréis, ni segaréis lo que naciere de suyo en la tierra, ni vendimiaréis sus viñedos,
porque es jubileo; santo será a vosotros; el producto de la tierra comeréis.
En este año de jubileo volveréis cada uno a vuestra posesión.”
Y ahora, los cuarenta y nueve años en términos proféticos corresponden al tiempo de las siete etapas o edades de la Iglesia, desde el Día de Pentecostés hasta la Edad de Laodicea, que es la séptima edad de la Iglesia o séptima etapa, y luego entre el año cincuenta, el año del jubileo, que corresponde a la Edad de la Piedra Angular.
En el año del jubileo, así como en el día del jubileo, vean, una obra del Espíritu Santo fue llevada a cabo.
Y ahora, tenemos que estar conscientes de la edad en que estamos y la responsabilidad que tenemos para con el pueblo, la responsabilidad en la Edad de la Piedra Angular. Vean, dice:
“Y pregonaréis libertad en toda la tierra.”
O sea, que es un tiempo en que hay que dar a conocer todo el Programa Divino correspondiente a esa Edad de la Piedra Angular que corresponde al año cincuenta en esas etapas de la Iglesia, y es la edad en donde se pregona que va a suceder la resurrección de los muertos en Cristo y la transformación de los que viven, y así seréis libertados, vendrá la liberación de todos los hijos e hijas de Dios.
Primero, el Día de Pentecostés los que estaban allí recibieron una liberación espiritual, y durante todos estos años pasados y etapas pasadas de la Iglesia se ha estado recibiendo una liberación interior, que es el nuevo nacimiento por el Espíritu de Cristo, y han estado entrando al Reino de Dios millones de seres humanos.
Pero para entrar al Reino de Dios físicamente, viene el año del jubileo, es la etapa o edad de la Iglesia más gloriosa de todas, es la etapa en que vendrá la transformación, para entrar físicamente al Reino de Dios, en donde ya todos seremos jóvenes y todos estarán iguales a nuestro amado Señor Jesucristo.
Esta es la edad de oro, la edad en donde el Espíritu Santo visita a Su Iglesia para darle la fe para el rapto y para, la fe para ser transformados a todos los creyentes en Cristo.
Recuerden que todo en la vida tiene un diagrama, y de acuerdo a ese plano o diagrama es que van a suceder las cosas.
La parte de la resurrección de los muertos en Cristo y la transformación de los vivos no podía ocurrir en edades pasadas, porque es para la Edad de la Piedra Angular que corresponde a este tiempo final.
Tenemos una responsabilidad, y es de tener al tanto a los hermanos de todo el programa de Dios correspondiente a nuestro tiempo. Estamos en la edad más gloriosa de todas, es la edad de oro, es la edad en que va a ocurrir la resurrección de los muertos y la transformación de los vivos en Cristo.
¿Y por qué va a ser en esta edad y no en las otras edades pasadas? Porque no era para otras edades pasadas, las edades pasadas eran para una transformación interior, pero no para transformación del cuerpo físico; para nuestra edad: la Edad de la Piedra Angular tenemos las dos cosas.
Los que reciben a Cristo como Salvador, son bautizados en agua en Su Nombre y reciben el Espíritu de Cristo, reciben una transformación interior, son sacados del reino de las tinieblas y son colocados en el Reino de Dios, y luego tendrán la transformación física los que continúen vivos hasta la resurrección, y entonces ya todos tendremos el cuerpo glorificado y eterno, como el de nuestro amado Señor Jesucristo.
Los truenos del Ángel Fuerte que desciende del Cielo en Apocalipsis 10, que es la Voz de Cristo hablando, es lo que le da la fe, la revelación que le da la fe para ser transformados y raptados a los hijos e hijas de Dios, ese Ángel Fuerte que desciende del Cielo es Cristo, ahí lo vemos descender del Cielo con un Librito abierto en Su mano.
Es el mismo Ángel Fuerte que le apareció a Moisés y lo comisionó para la liberación de Israel allá en Egipto, es el mismo que lo acompañó en toda la trayectoria ministerial de Moisés.
Es también el mismo Ángel del cual Jacob dice en el capítulo 48 del Génesis: “El Ángel que me liberta de todo mal, bendiga estos jóvenes.” Eso fue cuando estaba bendiciendo a Efraín y Manasés.
Ese Ángel, todos sabemos que es Cristo en Su cuerpo angelical y por consiguiente es el Espíritu Santo, porque un espíritu es un cuerpo de otra dimensión; por eso Cristo podía decir: “Antes que Abraham fuese, yo soy.” San Juan, capítulo 8, verso 56 al 58.
Ese Ángel ha estado acompañando a la Iglesia, Su Iglesia, todo el tiempo, y ha estado pasando de edad en edad y ungiendo al Mensajero de cada edad y también ungiendo ministros para trabajar apacentando las ovejas del Señor, y los ministros han sido encomendados a hacer esa labor.
Y ahora, la Iglesia ha pasado a una nueva edad, y ahí estarán los ministros de esa nueva etapa de la Iglesia apacentando las ovejas del Señor, atendiendo la responsabilidad que tienen de parte de Dios.
Es una bendición y privilegio grande saber en qué edad, en qué etapa de la Iglesia nos encontramos en este tiempo final, es una bendición grande tener ese conocimiento de parte de Dios, porque uno puede esperar lo que está prometido para esa edad, esa etapa de la Iglesia.
Los discípulos estuvieron esperando el Espíritu de Cristo por diez días, y vino el día décimo. Ahora, no podía venir en otro tiempo, tenía que venir en el día que vino, porque ese era el día en que la ley fue dada en el Monte Sinaí, el día de la fiesta de Shavuot.
Y por consiguiente aquello que sucedió allá cuando la ley fue dada, en donde la presencia de Dios estaba y el pueblo veía un fuego, luego el Día de Pentecostés allí estaban en Jerusalén personas que fueron para esa fiesta, y viene el mismo que estuvo en el Monte Sinaí, viene sobre ciento veinte y ven lenguas de fuego que se posaban sobre los creyentes que allí estaban.
La ley, los mandamientos divinos, así como fueron dados en el Sinaí y fue establecido un pacto allá, ahora el nuevo Pacto Dios lo está dando y está escribiendo sus leyes en el corazón de los creyentes, un nuevo Pacto que Dios dijo que establecería con Su pueblo.
Y ahora, miren ustedes, el mismo día de la fiesta de Shavuot que celebra la ley que fue dada, el día en que fue dada la ley allá en el Monte Sinaí, ahora un nuevo Pacto comienza el Día de Pentecostés y comienza allí a escribirse en el corazón la ley divina, “escribiré sobre el corazón, o en el corazón,” dice en Jeremías, capítulo 31.
Recuerden, esos días de fiestas y años festivos tienen un significado. Por ejemplo, tenemos también la Pascua: en la víspera de la Pascua fue que Moisés tomó (Moisés y también todo padre de familia tomaron) un cordero y lo sacrificaron, y colocaron la sangre en el dintel y los postes de los hogares para la preservación de la vida de los primogénitos, luego Cristo murió en la víspera de la pascua.
O sea, que esas fiestas hebreas son muy importantes porque tienen que ver con el programa no solamente de lo que ya Dios hizo, sino de lo que Dios hará, porque lo que fue ya es, y lo que ha de ser ya está aconteciendo. Eso es Eclesiastés que nos habla de esto.
O sea, que usted puede ver que hay una repetición de lo que Dios hizo, lo hace en una escala mayor a medida que es repetido lo que Dios hizo.
Por ejemplo, tenemos el día de hoy, que es sábado ¿y qué es el sábado? ¿Qué es el día de hoy? Una repetición de lo que fue el sábado pasado, vuelve a repetirse en el ciclo divino, y además ¿qué es el día de hoy? Una repetición de lo que fue el día de ayer. ¿Qué es la hora que tenemos hoy? Una repetición de la hora de ayer en estos mismos momentos. Y así es la vida, tiene ciclos que se repiten.
Ahora, en este ciclo divino de la Edad de la Piedra Angular la Iglesia tiene la bendición más grande para ser manifestada, es la única etapa o edad en que la Iglesia y los creyentes serían transformados.
Por ejemplo, la Iglesia, en este ciclo es una Iglesia joven y fue mostrado así también en unas jóvenes que pasaban y que el reverendo William Branham las vio pasar.
Y ahora, la Iglesia es joven porque la Iglesia tiene la promesa de que será transformada, como también cada creyente en Cristo tiene la promesa de que será transformado; por lo tanto para recibir una transformación, volver a ser joven, pues hay que estar en una edad joven de la Iglesia.
Y ahora, tenemos la responsabilidad de hacer llegar todas las cosas que corresponden a nuestro tiempo en y para la Iglesia del Señor Jesucristo. Es el tiempo de la proclama de libertad o liberación para los escogidos de Dios.
Por lo tanto, adelante ministros compañeros, alimentando los corderos del Señor y alimentando las ovejas del Señor, y que Dios les bendiga y les use grandemente en Su obra en este tiempo final.
Y que Dios les dé paz en Paraguay, y que Paraguay progrese y tengan paz en el Paraguay. En el Nombre del Señor Jesucristo. Amén.
Bueno, ya yo creo que tenemos que salir hacia una escuela también, tenemos algunos compromisos, pero ya nos volveremos a ver el domingo, o sea, mañana Dios mediante, y mañana hablaremos más ampliamente.
Que Dios les bendiga y les guarde, ¿y a quién dejo por aquí, Salomón? ¿A quién? Adelante.
Que Dios les bendiga y les guarde y por aquí. Dios te bendiga.
“REUNIÓN DE MINISTROS EN PARAGUAY.”