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title: 'El Alfarero Divino'
date: 2005-11-15
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city: Santa Cruz de la Sierra
state: Santa Cruz
country: BO
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Muy buenas noches, amables amigos y hermanos presentes, y los que están a través de internet o de algún otro medio de comunicación.
***Que las bendiciones de Cristo, al Ángel del Pacto, sean sobre cada uno de ustedes y sobre mí también. En el Nombre del Señor Jesucristo. Amén y amén.***
Y ahora, leemos en el Salmo 8, verso 1 al 9, donde dice este Salmo del rey David:
“*¡Oh Jehová, Señor nuestro,*
*Cuán glorioso es tu nombre en toda la tierra!*
*Has puesto tu gloria sobre los cielos;*
*De la boca de los niños y de los que maman, fundaste la fortaleza,*
*A causa de tus enemigos,*
*Para hacer callar al enemigo y al vengativo.*
*Cuando veo tus cielos, obra de tus dedos,*
*La luna y las estrellas que tú formaste,*
*Digo: ¿Qué es el hombre, para que tengas de él memoria,*
*Y el hijo del hombre, para que lo visites?*
*Le has hecho poco menor que los ángeles,*
*Y lo coronaste de gloria y de honra.*
*Le hiciste señorear sobre las obras de tus manos;*
*Todo lo pusiste debajo de sus pies:*
*Ovejas y bueyes, todo ello,*
*Y asimismo las bestias del campo,*
*Las aves de los cielos y los peces del mar;*
*Todo cuanto pasa por los senderos del mar.*
*¡Oh Jehová, Señor nuestro,*
*Cuán grande es tu nombre en toda la tierra!”*
Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.
“**EL ALFARERO DIVINO.”**
Cuando el rey David dice:
“*Cuando veo tus cielos, obra de tus dedos,*
*La luna y las estrellas que tú formaste.”*
Y ahora, ¿qué está viendo el rey? Está viendo la obra del Alfarero Divino, el cual ha creado los Cielos y la Tierra; y en ese Programa de Creación, encontramos que todas las cosas Dios las creó por medio del Verbo que era con Dios y era Dios, y que es Jesucristo en Su cuerpo angelical, llamado en el Antiguo Testamento: “El Ángel de Jehová.”
Por esa causa, encontramos que en el Éxodo, capítulo 23, verso 20 al 23, hablándonos acerca del Ángel de Jehová, el Ángel del Pacto, nos dice:
“*He aquí yo envío mi Ángel delante de ti para que te guarde en el camino, y te introduzca en el lugar que yo he preparado.*
*Guárdate delante de él, y oye su voz; no le seas rebelde; porque él no perdonará vuestra rebelión, porque mi nombre está en él.”*
¿Dónde está el Nombre de Dios? En Su Ángel, el Ángel de Jehová que le apareció al Profeta Moisés, y a través del Profeta Moisés libertó al pueblo hebreo.
Por cuanto el Ángel de Jehová todavía no se había hecho carne, usaba velos de carne llamados Profetas. Pero algún día el Ángel de Jehová se haría carne, el Verbo se haría carne, y entonces en ese Verbo hecho carne, en el Ángel de Jehová hecho carne estaría el Nombre de Dios también; porque el Nombre de Dios está en Su Ángel, el Ángel de Jehová, el cual es Cristo en Su cuerpo angelical.
Y cuando el Verbo que era con Dios y era Dios y creó todas las cosas, se hizo carne, se hizo hombre, conforme a San Juan, capítulo 1, verso 14, fue conocido por el Nombre de Jesús, el cual es *Yeshua*, y el cual significa: “Salvador,” porque Él salvaría a Su pueblo de sus pecados; traducido al español es Jesús, que significa: “Salvador.”
Y ahora, encontramos que es por medio de Cristo, el Ángel de Jehová, el Ángel del Pacto, que Dios se ha manifestado en el Antiguo Testamento y también en el Nuevo Testamento, y ha llevado a cabo Su obra, la obra del Alfarero, la cual es la creación de los Cielos y la Tierra y la creación del ser humano. Por lo tanto, somos obra de Dios.
Y ahora, vean aquí lo que nos dice el Apóstol San Pablo, hablándonos de Dios, el Alfarero, en el capítulo 9 de Romanos, versos 14 en adelante, vamos a ver aquí:
“*¿Qué, pues, diremos? ¿Que hay injusticia en Dios? En ninguna manera.*
*Pues a Moisés dice: Tendré misericordia del que yo tenga misericordia, y me compadeceré del que yo me compadezca.*
*Así que no depende del que quiere, ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia.*
*Porque la Escritura dice a Faraón: Para esto mismo te he levantado, para mostrar en ti mi poder, y para que mi nombre sea anunciado por toda la tierra.*
*De manera que de quien quiere, tiene misericordia, y al que quiere endurecer, endurece.*
*Pero me dirás: ¿Por qué, pues, inculpa? porque ¿quién ha resistido a su voluntad?*
*Mas antes, oh hombre, ¿quién eres tú, para que alterques con Dios? ¿Dirá el vaso de barro al que lo formó: ¿Por qué me has hecho así?*
*¿O no tiene potestad el alfarero sobre el barro, para hacer de la misma masa un vaso para honra y otro para deshonra?*
*¿Y qué, si Dios, queriendo mostrar su ira y hacer notorio su poder, soportó con mucha paciencia los vasos de ira preparados para destrucción,*
*y para hacer notorias las riquezas de su gloria, las mostró para con los vasos de misericordia que él preparó de antemano para gloria,*
*a los cuales también ha llamado, esto es, a nosotros, no sólo de los judíos, sino también de los gentiles.”*
Y ahora, los vasos de honra preparados por el Divino Alfarero: Dios, son llamados por medio de la predicación del Evangelio, para venir a formar parte de la Iglesia del Señor Jesucristo; a estas personas es que Dios ha prometido bautizar En Espíritu Santo y Fuego y por consiguiente producir el nuevo nacimiento en esas personas. Y todo esto está en el Programa de la obra del Divino Alfarero, que es Dios.
Y ahora, toda persona que entrará al Reino de Dios, es llamado por el Divino Alfarero para Él colocarlo en Su Iglesia, que es el Templo Espiritual de Cristo, Templo que está construyendo el Divino Alfarero. Y por consiguiente lo mismo que Él hace con Su Iglesia, lo hace con cada individuo, con cada creyente en Cristo.
Por lo tanto, Él está creando una Nueva Raza con Vida eterna, para vivir eternamente en el Reino de Dios con nuestro amado Señor Jesucristo, esa es la obra más grande que Dios por medio de Cristo ha estado llevando a cabo; y ya lleva dos mil años llevando a cabo esa obra, y todavía no se ha concluido, porque todavía hay más personas en los cuales la obra del Divino Alfarero será manifestada, será realizada, y Él producirá hijos e hijas de Dios en esta nueva creación de esta Nueva Raza con Vida eterna.
Por lo tanto, el Creador de los Cielos y de la Tierra, el que creó al ser humano, el Divino Alfarero, todavía está trabajando con el barro, el cual representa seres humanos.
Y por lo tanto, Él hace de seres humanos nuevas criaturas, y por consiguiente nacen a la Vida eterna y obtienen un cuerpo angelical de la sexta dimensión, que es la dimensión del Paraíso, y por consiguiente esas son personas que en la obra del Divino Alfarero obtienen esa bendición, son vasos de honra y para honra de Dios.
Y ahora, esos vasos son los miembros de la Iglesia del Señor Jesucristo, es una bendición y privilegio grande ser un vaso de honra y para honra, creado, hecho por el Alfarero Divino que es Dios, por medio de Jesucristo nuestro Salvador, el cual está realizando una creación nueva, una raza nueva de seres con Vida eterna.
Primero le da Vida eterna al alma de la persona, y le da un cuerpo angelical cuando le da Su Espíritu Santo, y ya la persona tiene Vida eterna.
El ser humano es alma, espíritu y cuerpo, y de estas tres cosas: Alma, espíritu y cuerpo, en realidad lo que es la persona es alma viviente. Lo demás: el espíritu y el cuerpo físico, son cuerpos en los cuales está el alma de la persona. O sea, el espíritu de la persona es un cuerpo espiritual de otra dimensión, parecido al cuerpo físico que tenemos.
Por lo tanto, lo más importante es el alma de la persona. Por eso Cristo preguntó en San Mateo, capítulo 16, versos 24 en adelante, dice:
“*Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame.*
*Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará.*
*Porque ¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma?”*
Y aquí, vean ustedes que nos habla del alma, de la perdición del alma o de la salvación del alma, porque es el alma lo que es en realidad la persona, y eso es lo que se salva o lo que se pierde.
Para los que se salvan, Él les dará un cuerpo físico eterno, inmortal, incorruptible y glorificado, juntamente con el cuerpo espiritual que le da cuando les da el Espíritu Santo y produce en la persona el nuevo nacimiento, y la persona viene a ser un ciudadano celestial, como nos dice San Pablo en Filipenses, capítulo 3, verso 20 en adelante, cuando nos habla de nuestra ciudadanía, y nos dice San Pablo de la siguiente manera:
“*Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo;*
*el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya, por el poder con el cual puede también sujetar a sí mismo todas las cosas.”*
Y ahora, aquí San Pablo nos muestra que nuestra ciudadanía es celestial, así como al nacer en esta Tierra a través de nuestros padres terrenales, obtuvimos una ciudadanía terrenal y tenemos un certificado de nacimiento, el cual da testimonio de que somos ciudadanos de una nación y que hemos nacido en esa nación y en cierta ciudad de esa nación. Eso es el certificado de un ciudadano terrenal, nacido en esta Tierra, en y a una vida temporal, pasajera.
Pero ahora, la persona que ha nacido de nuevo, pues Jesús dijo a Nicodemo, en el capítulo 3, verso 1 al 6:
“*De cierto, de cierto te digo, que el que no nazca del agua y del Espíritu, no puede entrar al reino de Dios.”*
Y toda persona desea entrar al Reino de Dios, y para eso hay que nacer de nuevo, nacer del Agua y del Espíritu, nacer de la predicación del Evangelio de Cristo y del bautismo del Espíritu Santo; y así la persona nace a una nueva vida en el Reino eterno de Jesucristo nuestro Salvador, y así ha asegurado su futuro eterno con Jesucristo, y ya el alma de la persona tiene Vida eterna, esa persona vivirá eternamente en el Reino de Dios, que es el Reino de Cristo.
Pero el que no nace de nuevo, pues se conformó con esta vida terrenal que es muy corta, y ya no tendrá derecho a volver a vivir. Volver a vivir ya no en un reino terrenal mortal, sino en el Reino glorioso de nuestro amado Señor Jesucristo, en donde la vida es eterna, y en donde obtendremos un cuerpo físico, eterno, inmortal, incorruptible y glorificado.
Por lo tanto, la persona que se conforma con esta vida terrenal y ya no le interesa volver a vivir, no le interesa vivir eternamente, pues eso será lo que obtendrá; no obtendrá la Vida eterna, sino que ya lo que viva en esta Tierra será toda su vida. Después vendrá el juicio final para la tal persona, será condenado y echado en el lago de fuego, donde dejará de existir en alma, espíritu y cuerpo, ¿por qué? Porque no quiso vivir eternamente.
Toda persona que no quiere venir a los Pies de Cristo para recibirlo como su único y suficiente Salvador, pues no quiere vivir eternamente, y no vivirá eternamente, el ser humano tiene libre albedrío, y por consiguiente el ser humano tiene que recibir a Cristo como Salvador, si quiere vivir eternamente.
Por lo tanto, toda persona que no quiere venir a Cristo, miren lo que Cristo dice de la tal persona, San Juan, capítulo 5, verso 40, dice:
“*Y no queréis venir a mí para que tengáis vida.”*
O sea, el que no quiere venir a Cristo, no quiere tener vida, Vida eterna; y si no quiere tener vida, pues no tendrá Vida eterna, porque no vino a la Fuente del Agua de la Vida eterna que es Jesucristo, para recibir el perdón de sus pecados, ser limpios de todo pecado con la Sangre de Cristo, ser bautizado en agua en Su Nombre, y Cristo bautizarlo con Espíritu Santo y Fuego y darle así el Espíritu Santo, el Agua de la Vida eterna, para la persona obtener así la Vida eterna.
Es Vida eterna lo que obtiene la persona que recibe a Cristo como su único y suficiente Salvador.
Cristo, vean aquí en San Juan, capítulo 5, verso 24, dice:
“*De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida.”*
¿Quiénes son los que tienen Vida eterna? Los que oyen la Palabra de Dios, el Evangelio de Cristo, y creen en Cristo, esas personas ya tienen Vida eterna y no vendrán a condenación, no pasarán por el juicio final, no serán condenados, no serán echados en el lago de fuego, no dejarán de existir, sino que vivirán eternamente con Cristo en Su Reino eterno, la persona ha pasado de muerte a vida, a Vida eterna.
Vean, también aquí en San Juan, capítulo 3, verso 36, dice:
“*El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él.”*
El que rehúsa creer en Cristo no verá la Vida eterna, sino que la ira de Dios está sobre la persona, ¿por qué? “Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es Vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.” (Romanos 6:23)
Por lo tanto, para obtener la dádiva de Dios y por consiguiente obtener la Vida eterna, se requiere venir a Cristo, recibir a Cristo como único y suficiente Salvador.
Pero el que no quiere recibir a Cristo, pues no quiere vivir eternamente y no vivirá eternamente, perdió el privilegio y bendición de vivir eternamente, no quiso confirmar su lugar en la Vida eterna.
Pero, toda persona escrita en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, es una oveja del Padre dada a Cristo, para que le dé Vida eterna. De esas ovejas es que Cristo habló cuando dijo: “Mis ovejas oyen mi Voz y me siguen, y no perecerán jamás, mi Padre que me las dio es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre.” Él dice: “Y yo les doy Vida eterna.” Eso está en San Juan, capítulo 10, vamos a leerlo ahí para que lo tengan claro tal y cómo Él lo dijo. San Juan, capítulo 10, verso 27 en adelante, dice:
“*Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen,*
*y yo les doy vida eterna.”*
Es Vida eterna lo que Jesucristo le da a las personas que vienen a Cristo, que escuchan Su Voz, la predicación del Evangelio de Cristo, y lo reciben como su único y suficiente Salvador, para eso es que se predica el Evangelio de Cristo, para que nazca la fe de Cristo en el alma de la persona, y la persona crea en Cristo de todo corazón y reciba a Cristo como su único y suficiente Salvador, y arrepentido de sus pecados, pida perdón a Cristo por sus pecados, Cristo lo perdone y con Su Sangre lo limpie de todo pecado, y sea bautizado en agua en Su Nombre, y Cristo lo bautice con Espíritu Santo y Fuego, y produzca en la persona el nuevo nacimiento y así obtenga ¿qué? La Vida eterna.
Recibimos a Cristo para que Él nos dé la Vida eterna. Usted no puede ir ni a la farmacia ni al supermercado, ni a ningún otro lugar a buscar la Vida eterna. La Vida eterna está en Jesucristo, la Escritura nos dice en Primera de Juan, capítulo 5, de la siguiente manera (y vamos a leer)... capítulo 5, verso 10 en adelante de Primera de Juan, dice:
“*El que cree en el Hijo de Dios, tiene el testimonio en sí mismo; el que no cree a Dios, le ha hecho mentiroso, porque no ha creído en el testimonio que Dios ha dado acerca de su Hijo.*
*Y este es el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna.”*
¿Qué nos ha dado Dios? Vida eterna, ¿y dónde está la Vida eterna que Él nos ha dado? Vamos a ver:
“*Y esta vida está en su Hijo.”*
El que quiera recibir la Vida eterna que Dios le ha dado a la raza humana, tiene que venir a Cristo, porque esta Vida eterna está en Jesucristo. Por lo tanto, venimos a Cristo para que Él nos dé la Vida eterna:
“*El que tiene al Hijo, tiene la vida* (o sea, el que tiene a Cristo, porque lo recibió como Salvador, tiene la Vida eterna)*; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida.”*
La persona lo que tiene es vida temporal que se le va a terminar en algún momento; pero la Vida eterna solamente la tienen aquellos que han recibido a Cristo como su único y suficiente Salvador:
“*Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna, y para que creáis en el Nombre del Hijo de Dios.”*
La buena noticia para los creyentes en Cristo es que tenemos Vida eterna, hemos confirmado nuestro lugar con Cristo en la Vida eterna; y por consiguiente cuando terminemos esta vida terrenal, continuaremos viviendo en un cuerpo eterno, inmortal, incorruptible y glorificado en el Reino de Cristo, porque Él nos ha dado Vida eterna.
Hemos confirmado nuestro lugar en la Vida eterna con Jesucristo nuestro Salvador, y por consiguiente la angustia existencial se ha ido de nuestra alma. La raza humana tiene angustia existencial, porque no sabe de dónde ha venido, no sabe porqué está aquí en la Tierra y no sabe a dónde va después que muere físicamente.
Pero el que ha recibido a Cristo sabe de dónde ha venido: ha venido del Padre, porque es una oveja del Padre dada a Cristo, para que Cristo le dé Vida eterna.
Por lo tanto, los creyentes en Cristo están escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, y son llamados y juntados en cada tiempo en el Reino de Dios, en la Iglesia del Señor Jesucristo, en el Redil de las ovejas que el Padre le dio a Cristo para que les dé Vida eterna.
“Porque no es la voluntad de nuestro Padre Celestial que se pierda uno de estos pequeñitos.” Eso está en San Lucas, capítulo 19, verso 10:
“*Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido.”*
También en San Mateo, capítulo 18, versos 11 al 14, ahí nos habla que no es la voluntad de nuestro Padre Celestial que se pierda uno de estos pequeñitos. La voluntad de Dios es que seamos salvos y vivamos eternamente con Cristo en Su Reino eterno.
Por lo tanto, el propósito divino es que todos procedan al arrepentimiento, reciban a Cristo como su único y suficiente Salvador y sean rociados con la Sangre de Cristo, y sean limpios por consiguiente de todo pecado, sean bautizados en agua en Su Nombre en donde la persona se identifica con Cristo en Su muerte, sepultura y resurrección, y Cristo luego lo bautiza con Espíritu Santo y Fuego y produce en la persona el nuevo nacimiento, y la persona obtiene un cuerpo angelical de la sexta dimensión, y luego obtendrá un cuerpo físico, inmortal, incorruptible y glorificado cuando Cristo haya completado Su Iglesia.
Y entonces tendremos la inmortalidad física también, y seremos iguales a Jesucristo con un cuerpo glorificado y eterno. Esa es la meta de Dios a través de Jesucristo en esta obra del Alfarero Divino creando una nueva raza con Vida eterna.
“**EL ALFARERO DIVINO.”**
Todos nos hemos colocado en las Manos del Alfarero Divino, para que Él haga de nosotros una nueva creación con Vida eterna.
Yo me coloqué en las Manos del Divino Alfarero y Él me ha hecho una nueva criatura, perteneciente al Cielo.
Y ahora puedo decir que mi ciudadanía está ¿dónde? En los Cielos. ¿Y quién más? Cada uno de ustedes también.
Si hay alguna persona que no se ha colocado en las Manos del Divino Alfarero, para que lo haga una Nueva Creación, una nueva criatura con Vida eterna, lo puede hacer en estos momentos viniendo a los Pies de Cristo, porque es por medio de Cristo que el Divino Arquitecto, Dios, crea una Nueva Raza; una nueva criatura perteneciente al Cielo con Vida eterna, y usted quiere vivir eternamente con Cristo en Su Reino eterno.
Por lo tanto los que todavía no se han colocado en las Manos del Divino Alfarero, lo pueden hacer en estos momentos y yo estaré orando por usted, para que Cristo le reciba, le perdone y con Su Sangre le limpie de todo pecado, y sea bautizado en agua en Su Nombre y Cristo lo bautice con Espíritu Santo y Fuego, y lo haga una nueva criatura, una persona nueva, una persona perteneciente al Cielo, a una raza con Vida eterna.
Vamos a dar unos minutos en lo que vienen a los Pies de Cristo las personas que todavía no lo han hecho, para que el Divino Alfarero, Dios por medio de Jesucristo lo tome y lo haga una nueva criatura, y lo haga una persona celestial, del Cielo.
Vamos a esperar en lo que llegan las personas que quieren colocarse en las Manos del Divino Alfarero, para que los haga una nueva criatura, una nueva creación con Vida eterna.
Pueden continuar viniendo a los Pies de Cristo los que se encuentran aquí presentes en Santa Cruz de la Sierra, República de Bolivia, y los que se encuentran también en otras naciones escuchando la predicación del Evangelio de Jesucristo nuestro Salvador.
Pueden continuar viniendo a los Pies de Cristo, para que Cristo les reciba en Su Reino y les haga una nueva criatura, una criatura del Cielo, celestial, una criatura con Vida eterna para vivir con Cristo en Su Reino eterno.
Pueden continuar viniendo a los Pies de Cristo los que se encuentran aquí presentes y los que se encuentran en otras naciones también.
Pueden venir a los Pies de Cristo también los niños de diez años en adelante, pues Cristo tiene lugar en Su Reino para los niños también.
Dios tiene mucho pueblo en esta ciudad de Santa Cruz de la Sierra, en la República de Bolivia, y los está llamando en estos momentos.
“Si oyes hoy Su Voz, no endurezcas tu corazón,” dice San Pablo en Hebreos, capítulo 3, verso 7, y Hebreos, capítulo 4, verso 7 también.
Por lo tanto, no endurezcas tu corazón, abre tu corazón y recibe a Cristo en tu alma, al Divino Alfarero, para que haga de ti una nueva criatura, una criatura con Vida eterna, una criatura del Cielo.
El nombre de cada uno de ustedes está escrito en el Cielo, en el Libro de la Vida, y por esa causa ustedes están aquí escuchando la predicación del Evangelio de Cristo. Cristo por medio de Su Espíritu Santo les ha traído para que ustedes escuchen la predicación del Evangelio de Cristo, nazca la fe de Cristo en su alma y crean en Cristo de todo corazón, y lo reciban como vuestro único y suficiente Salvador: para eso es que ustedes han venido a esta actividad, traídos, guiados por el Espíritu Santo de Dios.
Es una obra del Divino Alfarero el que ustedes estén aquí y el que ustedes estén recibiendo a Cristo como vuestro único y suficiente Salvador.
Pueden continuar viniendo a los Pies de Cristo las personas que faltan por venir, pues el nombre de ustedes está escrito en el Cielo y los está llamando a Su Reino.
“Mis ovejas oyen mi Voz y me siguen,” dice nuestro amado Señor Jesucristo en San Juan, capítulo 10, versos 27 en adelante, y también en el capítulo 8 de San Juan, verso 47 Cristo dice:
“*El que es de Dios, las palabras de Dios oye.”*
Usted ha estado escuchando la Voz de Dios, porque es de Dios y por consiguiente Él está llamándolo en esta ocasión.
Todavía siguen viniendo más personas a los Pies de Cristo porque Cristo tiene mucho pueblo en esta ciudad; muchos hijos Él tiene, los cuales le han sido dados por el Padre para que les de Vida eterna.
“*Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.”* \[San Juan 3:16\]
Es Vida eterna lo que recibe la persona que cree en Cristo y lo recibe como su único y suficiente Salvador; por lo tanto venimos a los Pies de Cristo y lo recibimos como Salvador, para que Él nos dé la Vida eterna.
Ya sabemos que no hay otro lugar donde podamos encontrar la Vida eterna, porque Dios nos ha dado Vida eterna y esta vida está en Jesucristo, en Su Hijo.
Por lo tanto, para obtener la Vida eterna hay que venir a los Pies de Cristo y entregar a Cristo nuestra alma, nuestro espíritu, nuestro cuerpo para que Él nos dé la Vida eterna.
Vamos a estar puestos en pie para orar por las personas que han venido a los Pies de Cristo. Si falta alguna persona por venir, puede venir y los niños de diez años en adelante también pueden venir a los Pies de Cristo, y los que están en otras naciones escuchando la predicación del Evangelio de Cristo en estos momentos, también pueden continuar viniendo a los Pies de Cristo para que queden incluidos en esta oración que estaré haciendo.
Si todavía falta alguna persona por venir, puede venir. Algunas veces hay personas que son tímidas y les da vergüenza que los vean pasar al frente para recibir a Cristo; pero Cristo no se avergonzó de nosotros para morir por nosotros en la Cruz del Calvario, y nosotros no podemos avergonzarnos de Cristo, Él dijo: “El que se avergonzare de mí delante de los hombres, el que me negare delante de los hombres, Yo le negaré delante de mi Padre que está en los cielos; pero el que me confesare delante de los hombres, Yo le confesaré delante de mi Padre que está en los cielos.”
Si le negamos Él nos negará delante del Padre Celestial, si lo confesamos como nuestro Salvador, Cristo nos confesará delante del Padre Celestial como verdaderos creyentes en Él que lo hemos recibido como nuestro único y suficiente Salvador, y por consiguiente entramos al Reino eterno de Dios. Eso está en San Mateo, capítulo 10, versos 32 al 33.
También en San Marcos (en el capítulo 8 de San Marcos), Jesucristo también nos habla algo aquí, para que nosotros comprendamos la necesidad que tenemos de recibir a Jesucristo como nuestro único y suficiente Salvador. San Marcos, capítulo 8, verso 36 al 38, dice:
“*Porque ¿qué aprovechará al hombre si ganare todo el mundo, y perdiere su alma?*
*¿O qué recompensa dará el hombre por su alma?*
*Porque el que se avergonzare de mí y de mis palabras en esta generación adúltera y pecadora, el Hijo del Hombre se avergonzará también de él, cuando venga en la gloria de su Padre con los santos ángeles.”*
Y ahora vean, el que se avergüenza de Cristo y de la Palabra de Cristo, el Evangelio de Cristo, Cristo se avergonzará de la persona delante de Dios y delante de los santos Ángeles de Dios.
Por lo tanto, no podemos avergonzarnos de Cristo. Si alguno tenía timidez y no se atrevía a pasar al frente, para recibir a Cristo, eche a un lado la timidez, porque para recibir la Vida eterna a través de Cristo no podemos ser tímidos.
Así que, pase al frente para que quede incluido en esta oración que estaré haciendo, diga: “Yo quiero vivir eternamente, quiero entrar al Reino de Cristo y así asegurar mi futuro eterno con Cristo en la Vida eterna.”
Recuerden que solamente tenemos esta oportunidad de obtener la Vida eterna a través de Cristo mientras vivimos en esta Tierra, y usted no sabe cuánto tiempo más va a vivir en este planeta Tierra en el cuerpo físico que usted tiene.
Por lo tanto, lo principal que hay que hacer es buscar el Reino de Dios y Su Justicia. Eso es lo primero y lo más importante por consiguiente; porque así usted asegura su futuro eterno con Cristo en Su Reino eterno.
Se requiere que la persona nazca del Agua y del Espíritu para poder entrar al Reino de Dios, por lo tanto lo más importante es entrar al Reino de Dios y por consiguiente obtener la Vida eterna; y después, aunque mañana usted ya no exista en el cuerpo físico, usted estará seguro en el Reino de Cristo, usted vivirá eternamente con Cristo en Su Reino eterno, usted va al Paraíso a vivir con Cristo, y cuando Cristo complete Su Iglesia, Él resucitará a los muertos creyentes en Él en cuerpos eternos, inmortales y glorificados como Su cuerpo glorificado, y entonces usted tendrá Vida eterna física también.
Pero primero hay que asegurar la Vida eterna para el alma y después nos dará la Vida eterna física también en un cuerpo eterno y glorificado.
Si falta alguna persona por venir a los Pies de Cristo puede venir, eche a un lado la timidez, recuerde que es un asunto de Vida eterna recibir a Cristo como nuestro único y suficiente Salvador. Es lo más importante que podemos hacer.
No hay nada más importante que recibir a Cristo como nuestro único y suficiente Salvador. La decisión más grande que una persona hace es recibir a Cristo como Salvador, porque es la única decisión que coloca a la persona en la Vida eterna.
Usted puede decidir estudiar en la universidad y obtener una profesión en la cual gane mucho dinero, lo cual está bien, porque nosotros creemos que los jóvenes necesitan estudiar para que puedan obtener buenas profesiones y ganar mucho dinero, para tener bien a su familia y también a sus padres, y también ayudar a la comunidad, y ser personas de bien en el país en donde viven.
Pero la decisión de estudiar y obtener una profesión, luego de obtener la profesión, esa profesión no lo colocó a usted en la Vida eterna, lo colocó en una buena posición social y una buena posición económica, pero no en la Vida eterna, pero la persona que recibe a Cristo como su único y suficiente Salvador sea rico o sea pobre, haya estudiado mucho o no haya estudiado nada, esa decisión de recibir a Cristo coloca a la persona en la Vida eterna con Cristo en Su Reino eterno.
Por lo tanto, todos tienen la misma oportunidad, no importa cuánto hayan estudiado, no importa cuánto dinero tengan, no importa el color de su piel, no importa de qué país sean, todos tienen la misma oportunidad de obtener la Vida eterna a través de Jesucristo nuestro Salvador, haciendo la decisión más importante de su vida que es recibir a Cristo como nuestro único y suficiente Salvador.
Si falta alguna persona por venir a los Pies de Cristo puede venir, ya vamos a orar por las personas que han venido a los Pies de Cristo.
Es necesario que tengamos asegurado nuestro futuro eterno, y solamente con Jesucristo es que lo podemos asegurar, porque Dios le ha dado a Jesucristo la bendición de tener la Vida eterna para toda persona que quiere vivir eternamente y viene a los Pies de Cristo para obtener la Vida eterna.
Hay solamente una persona que tiene la exclusividad de la Vida eterna al cual Dios le ha dado esa exclusividad, y Su Nombre es Señor Jesucristo. No hay otra persona.
Por lo tanto el que tenga sed, venga y tome del Agua de la Vida eterna, que es dada gratuitamente. Dios le dará de la Fuente del Agua de la Vida eterna, conforme a Apocalipsis, capítulo 21, verso 5 al 7 y Apocalipsis, capítulo 22, verso 17.
La Fuente es Cristo, el Agua de la vida es el Espíritu Santo. Por lo tanto, no hay otra persona u otro lugar al cual venir para obtener la Vida eterna, para tomar del Agua de la Vida eterna, y todos queremos vivir eternamente, por lo tanto todos necesitamos venir a los Pies de Cristo, y por consiguiente todos queremos venir a los Pies de Cristo para obtener la Vida eterna.
Y ahora, todos ustedes han tenido esa oportunidad y están aprovechando muy bien, porque quieren asegurar vuestro futuro eterno con Cristo en Su Reino eterno.
Vamos ya a orar por las personas que han venido a los Pies de Cristo; los que están en otras naciones también estén listos para que queden incluidos en esta oración.
Vamos a levantar nuestras manos al Cielo a Cristo los que están aquí presentes y los que están en otras naciones y los que han venido a los Pies de Cristo en esta noche. Repitan conmigo esta oración.
***Señor Jesucristo, he escuchado la predicación de Tu Evangelio y nació Tu fe en mi corazón, creo en Ti de todo corazón, creo en Tu Primera Venida, creo en Tu muerte en la Cruz del Calvario como el Sacrificio de Expiación por mis pecados.***
***Reconozco que soy pecador, y que necesito un Salvador, y reconozco que Tú eres mi único y suficiente Salvador, por lo cual doy testimonio público de mi fe en Ti, la cual ha nacido en mi alma, en mi corazón en estos momentos mientras escuchaba Tu Evangelio.***
***Doy testimonio público de mi fe en Ti y Te recibo como mi único y suficiente Salvador.***
***Señor Jesucristo, Te ruego perdones mis pecados y con Tu Sangre me limpies de todo pecado, y me bautices con Espíritu Santo y Fuego luego que yo sea bautizado en agua en Tu Nombre, y produzcas en mí el nuevo nacimiento.***
***Quiero nacer en Tu Reino eterno, quiero nacer a la Vida eterna, quiero vivir eternamente Contigo en Tu Reino eterno. En Tus Manos encomiendo mi alma, salva mi alma, Te lo ruego en Tu Nombre eterno y glorioso, Señor Jesucristo. Amén y amén.***
Y todos con nuestras manos levantadas a Cristo, al Cielo, decimos: **¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! Amén y amén.**
Y ahora, por cuanto ustedes escucharon la predicación del Evangelio de Cristo, como dijo Cristo:
“*Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.*
*El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado”* \[San Marcos 16: 15 al 16\].
Ustedes escucharon la predicación del Evangelio de Cristo, nació la fe de Cristo en vuestra alma, creyeron en Cristo de todo corazón y lo recibieron como vuestro único y suficiente Salvador dando testimonio público de vuestra fe en Cristo.
Y ustedes me dirán: “Ya he creído en Cristo de todo corazón y lo recibí como mi único y suficiente Salvador, pero todavía me falta una cosa, porque Él dijo: El que creyere y fuere bautizado será salvo quiero cumplir el mandato de Cristo completo, por lo cual quiero ser bautizado en agua en Su Nombre en estos momentos, pregunto: ¿Cuándo me pueden bautizar?” Es la pregunta de ustedes.
Por cuanto ustedes han creído en Cristo de todo corazón bien pueden ser bautizados en agua en estos momentos, y que Jesucristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego y produzca en ustedes el nuevo nacimiento.
***Y a vuestros familiares Cristo los traiga a Sus Pies y les dé la salvación y Vida eterna, para que estén con ustedes también en el Reino de Cristo viviendo por toda la eternidad. En el Nombre del Señor Jesucristo. Amén.***
Y ahora, pregunto al Reverendo Christian Jessen, si ¿hay agua? Hay agua, hay bautisterio, ¿hay ropas bautismales también? Hay ropas bautismales también, ¿hay ministros que les bautizarán en agua? Hay ministros que les bautizarán en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, ¿hay también personas que les ayudarán? Hay personas que les ayudarán para llegar a los lugares de los vestidores, porque hay vestidores donde están las ropas bautismales para ustedes colocarse las ropas bautismales y ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, en donde se identificarán con Cristo en Su muerte, sepultura y resurrección.
El bautismo en agua es simbólico, por lo tanto en el bautismo en agua la persona se identifica con Cristo en Su muerte, sepultura y resurrección.
La persona al recibir a Cristo ha muerto al mundo, la persona cuando es sumergida en las aguas bautismales por el ministro, representa que está siendo sepultado en las aguas bautismales y que fue sepultado con Cristo, cuando Cristo fue sepultado.
Y cuando el ministro lo levanta de las aguas bautismales, eso tipifica que usted ha nacido a una nueva vida, a la Vida eterna, y que usted - cuando Cristo se levantó - resucitó, usted estaba con Cristo y en Cristo, y usted resucitó con Cristo.
Porque así como en un gano de trigo hay una planta de trigo con muchos granos de trigo, y donde quiera que usted lleve ese grano de trigo, ahí está en forma potencial una planta de trigo con muchos granos de trigo, y cuando usted ve que una planta de trigo nace, ¿dónde estaba esa planta de trigo? En el grano de trigo que fue sembrado. Y Cristo dijo: “Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, él solo queda, pero si cae en tierra y muere, mucho fruto lleva.”
Cristo es el grano de trigo y Él murió para llevar mucho fruto, muchos hijos e hijas de Dios para reproducirse en muchos hijos e hijas de Dios, por lo tanto estábamos ¿dónde? En Jesucristo.
Y ahora, estamos manifestados aquí en la Tierra para recibir a Cristo y obtener el nuevo nacimiento y nacer en el Reino de Cristo, el Reino de Dios como hijos e hijas de Dios, y por consiguiente nacer a la Vida eterna en el Reino eterno de Jesucristo.
Por lo tanto, bien pueden ser bautizados en agua en estos momentos en el Nombre del Señor Jesucristo.
***Y que Jesucristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego y produzca en ustedes el nuevo nacimiento, y así nazcan como hijos e hijas de Dios en el Reino de Dios, como granos de trigo en el Reino de Dios.***
Ha sido para mí un privilegio grande estar con ustedes en esta ocasión dándoles testimonio de nuestro tema: **“EL ALFARERO DIVINO.”**
Muchas gracias por vuestra amable atención y continúen pasando una noche llena de las bendiciones de Jesucristo nuestro Salvador.
Y bien pueden ser bautizados en agua en estos momentos, tanto los que están aquí presentes como los que están en otras naciones, pues en otras naciones hay bautisterios y ministros que les bautizarán, y hay ropas bautismales también; por lo tanto todos pueden ser bautizados en agua en estos momentos en el Nombre del Señor Jesucristo.
Para lo cual pido al reverendo Christian Jessen, que pase acá, para que les indique hacia dónde caminar las damas y los caballeros y los niños, para colocarse las ropas bautismales y ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo.
Que Dios les continúe bendiciendo a todos.
“**EL ALFARERO DIVINO.”**