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Permaneced en la Fe 2005-09-23 1 Goiânia Goiás BR 00:00:00 false

Muy buenas noches, amados amigos y hermanos presentes, y los que están a través de internet o del satélite en otras naciones; es para mí una bendición y privilegio grande estar con ustedes en esta ocasión, para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios.

Para lo cual leemos en el libro de los Hechos, capítulo 14, versos 19 en adelante, donde dice (del 19 al 22), dice:

Entonces vinieron unos judíos de Antioquía y de Iconio, que persuadieron a la multitud, y habiendo apedreado a Pablo, le arrastraron fuera de la ciudad, pensando que estaba muerto.

Pero rodeándole los discípulos, se levantó y entró en la ciudad; y al día siguiente salió con Bernabé para Derbe.

Y después de anunciar el evangelio a aquella ciudad y de hacer muchos discípulos, volvieron a Listra, a Iconio y a Antioquía,

confirmando los ánimos de los discípulos, exhortándoles a que permaneciesen en la fe, y diciéndoles: Es necesario que a través de muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios.”

Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.

Tomamos el verso 22 donde dice: “Exhortándoles a que permaneciesen en la fe.”

“PERMANECED EN FE.”

“Permaneced en la fe.” Ése fue el consejo de San Pablo a los que habían creído en Cristo, ese es el consejo para todos nosotros también: “PERMANECED EN LA FE.”

PERMANECED EN LA FE.”

La fe viene por el oír la Palabra de Dios, la fe de Cristo, para creer en Cristo de todo corazón y perseverar en Él, siguiéndole todos los días de nuestra vida. “Porque el que pone su mano en el arado y mira atrás, no es apto para el Reino de Dios.” [San Lucas 19:62]

Por lo tanto, la recomendación es: permaneced en la fe, y así usted será apto para el Reino de Dios; por lo tanto permaneced en la fe, en la fe de Cristo, y por consiguiente en la fe del Evangelio de Jesucristo.

Le preguntó a San Pablo un hombre: “¿Qué haré para ser salvo?” Él le dijo: “Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa.” [Hechos 16:31] Y él creyó en Jesucristo y su familia también y fueron salvos.

Por lo tanto, hay que permanecer en fe, para así asegurar nuestro futuro eterno.

La Escritura nos dice que hay una familia, la Familia de Dios. Y en Gálatas, capítulo 6, verso 10, identifica San Pablo esa Familia diciendo:

Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y mayormente a los de la familia de la fe.”

Esa Familia de la fe son los que permanecen en la fe de Cristo, esa es la Familia de la fe, y por consiguiente las personas que han obtenido salvación y Vida eterna. San Pablo nos dice en Primera de Timoteo, capítulo 4, verso 10:

Que por esto mismo trabajamos y sufrimos oprobios, porque esperamos en el Dios viviente, que es el Salvador de todos los hombres, mayormente de los que creen.”

Por lo tanto, el que cree tiene la bendición de Dios.

Vean aquí también en Primera de Timoteo, capítulo 6, verso 12, dice:

Pelea la buena batalla de la fe, echa mano de la vida eterna, a la cual asimismo fuiste llamado, habiendo hecho la buena profesión delante de muchos testigos.”

La batalla de la fe, esa cada persona tiene que pelearla. Hay muchas cosas en la vida que tratan de quitarle la fe al creyente en Cristo; pero usted pelee la buena batalla; echa mano de la Vida eterna, y no la sueltes, permaneced en la fe.

También nos dice la Escritura: “Contendiendo eficazmente por la fe que una vez fue dada a los santos, a los Apóstoles.” [Judas 1:3]

Y ahora, tenemos que mantenernos en la fe, y por consiguiente nos mantendremos en el Redil del Señor Jesucristo, en la Iglesia del Señor Jesucristo, con nuestra fe puesta en Cristo.

Por lo tanto, es la fe de Cristo en nuestras almas; y por consiguiente nos mantenemos salvos con la fe puesta en Cristo, y como miembros de la Familia de la fe. Vean esta Familia de la fe en Efesios, capítulo 2, verso 19 al 22:

Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios.”

Los que permanecen en la fe de Cristo son miembros de la Familia de Dios, son hijos e hijas de Dios, y por consiguiente tienen Vida eterna.

Edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo,

en quien todo el edificio, bien coordinado, va creciendo para ser un templo santo en el Señor;

en quien vosotros también sois juntamente edificados para morada de Dios en el Espíritu.”

Y ahora, podemos ver que pertenecemos a una familia, la Familia de Dios, esa es la Familia de la fe, esa es la Familia que permanece en la fe, en la fe de Cristo, y por consiguiente es la Familia que ha sido justificada por la fe en Cristo, porque el justo por la fe vivirá.

Y ahora, esta Familia de la fe permanece en la fe de edad en edad, y cada miembro de esa Familia permanece en la fe de Cristo, y por consiguiente vivirá eternamente en el Reino de Cristo.

Si hay alguna persona que no ha entrado a esa Familia, que no ha nacido en esa Familia, para nacer en esa Familia necesita escuchar la predicación del Evangelio de Cristo, para que nazca la fe de Cristo en su alma.

Y en esta noche, si alguno no ha entrado a esa familia, no ha nacido en esa familia, puede nacer; ya ha escuchado la predicación del Evangelio de Cristo, nació la fe de Cristo en su alma, y ahora tiene la oportunidad de dar testimonio público de su fe en Cristo, para permanecer en la fe de Cristo.

En el Libro de los Hechos, capítulo 4, verso 11 al 12, dice San Pedro:

Este Jesús es la piedra reprobada por vosotros los edificadores, la cual ha venido a ser cabeza del ángulo.

Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.”

No hay otro Nombre para salvación, solamente hay un Nombre y es SEÑOR JESUCRISTO, por lo tanto ése es el Nombre para salvación y Vida eterna para todo ser humano; y para la persona recibir esa fe de Cristo, se predica el Evangelio de Jesucristo. Cristo dijo:

Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.

El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.” San Marcos, capítulo 16, versos 15 al 16.

Y ahora, hemos escuchado la predicación del Evangelio de Cristo, y hemos visto que no hay salvación y Vida eterna fuera de Jesucristo, para lo cual la persona necesita creer en Cristo, creer en Su Nombre, recibirlo como Salvador y ser bautizado en agua en Su Nombre.

A San Pedro le preguntaron (en el Día de Pentecostés), las personas que estaban escuchándolo predicar... vean aquí, le preguntaron: “¿Qué haremos?” Y Pedro les dijo lo que tenían que hacer. Libro de los Hechos, capítulo 2, verso 36 en adelante:

Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo.

Al oír esto, se compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos?

Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo.

Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare.

Y con otras muchas palabras testificaba y les exhortaba, diciendo: Sed salvos de esta perversa generación.

Así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil personas.”

Y luego el verso 47, dice que estaban:

...alabando a Dios, y teniendo favor con todo el pueblo. Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos.”

Los que han de ser salvos son añadidos a la Iglesia del Señor Jesucristo, y permanecen en la fe, en la fe de Cristo. En el capítulo 13, verso 48 del libro de los Hechos, dice San Pablo:

Los gentiles, oyendo esto, se regocijaban y glorificaban la palabra del Señor, y creyeron todos los que estaban ordenados para vida eterna.

Y la palabra del Señor se difundía por toda aquella provincia.”

Y ahora, ¿quiénes creyeron? Los que estaban ordenados para Vida eterna, porque son los ordenados para Vida eterna los que creen, ordenados para Vida eterna desde antes de la fundación del mundo.

Por lo tanto, usted que cree en Cristo y permanece en la fe de Cristo, fue ordenado para Vida eterna por el Dios eterno, Creador de los Cielos y de la Tierra. Por eso en Segunda de Tesalonicenses, capítulo 2, verso 13 San Pablo dice:

Pero nosotros debemos dar siempre gracias a Dios respecto a vosotros, hermanos amados por el Señor, de que Dios os haya escogido desde el principio para salvación, mediante la santificación por el Espíritu y la fe en la verdad,

a lo cual os llamó mediante nuestro evangelio, para alcanzar la gloria de nuestro Señor Jesucristo.”

Y ahora, todos los escogidos desde el principio para salvación son llamados por el Evangelio.

Y ahora, estas son las personas que permanecen en la fe, en la fe de Cristo; y esos son los miembros de la Familia de la fe, esos son los miembros de la Familia de Dios, descendientes de Dios, escogidos para salvación desde el principio. Escuchan la predicación del Evangelio de Cristo, nace la fe de Cristo en su alma, porque la fe viene por el oír la Palabra del Señor, y dan testimonio público de su fe en Cristo, porque con la boca se confiesa para salvación.

¿Cuántos ya han dado testimonio público de su fe en Cristo recibiendo a Cristo como Salvador? Todos nosotros.

Si alguno todavía no ha dado testimonio público de su fe en Cristo para salvación y Vida eterna, lo puede hacer en estos momentos y yo oraré por usted.

Pueden venir a los Pies de Cristo en estos momentos, para que queden incluidos en esta oración que estaré haciendo.

Vamos a dar unos minutos para los que todavía no han recibido a Cristo puedan hacerlo en estos momentos, para que permanezcan en la fe de Cristo.

Los que están en otras naciones también pueden venir a los pies de Cristo si no lo habían hecho anteriormente, para que así permanezcan en la fe de Cristo. Los niños de diez años en adelante también pueden venir a los Pies de Cristo, porque ya tienen edad en la cual tienen conciencia del bien y del mal.

Pueden continuar viniendo a los Pies de Cristo los que faltan por venir los que están aquí presentes y los que están a través de internet en otras naciones.

Todos queremos estar en la Familia de la fe, la Familia de Dios, todos queremos permanecer en la fe de Cristo. Todos queremos vivir eternamente con Jesucristo en Su Reino eterno. Todos queremos estar en el Reino de Dios, y para eso hay que entrar al Reino de Dios. Cristo dijo a Nicodemo en el capítulo 3, verso 1 al 6:

El que no nazca del Agua y del Espíritu, no puede entrar al Reino de Dios.”

Para lo cual la persona escucha la predicación del Evangelio de Cristo, nace la fe de Cristo en su alma y da testimonio público de su fe en Cristo recibiéndolo como su único y suficiente Salvador, es bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo y Cristo lo bautiza con Espíritu Santo y Fuego, y produce en la persona el nuevo nacimiento, y así la persona ha nacido del Agua y del Espíritu y ha entrado al Reino de Dios.

Esa es la forma para entrar al Reino de Dios, y para así tener Vida eterna, y permanecer en la fe de Cristo, y ser un miembro de la Familia de la fe, ser un miembro de la Familia de Dios, ser un miembro de la Iglesia del Señor Jesucristo.

En las demás naciones también pueden venir a los Pies de Cristo las personas que todavía no lo habían hecho y nació la fe de Cristo en su alma; y los niños de diez años en adelante también pueden venir a los Pies de Cristo en las demás naciones que están escuchando la predicación del Evangelio de Cristo en esta ocasión.

Vamos ya a orar por las personas que han venido a los Pies de Cristo, vamos a estar puestos en pie para orar. Si falta alguna persona todavía por venir a los Pies de Cristo, puede venir.

Algunas veces hay personas un poco tímidas que escuchan la predicación del Evangelio de Cristo, nace la fe de Cristo en su corazón, en su alma, creen en Cristo de todo corazón, y luego les toca dar testimonio público de su fe en Cristo recibiéndolo como su único y suficiente Salvador, pero son un poco tímidos, y piensan que van a estar mirándolos cuando él venga a los Pies de Cristo, y por timidez se aguantan y no pasan al frente.

Pero Cristo dijo: “El que se avergonzare de mí, yo me avergonzaré de él delante de mi Padre Celestial, de mi Padre que está en los Cielos.” Pero también dice: “El que me confesare delante de los hombres, Yo le confesaré delante de mi Padre que está en los Cielos.” Eso está en San Mateo, capítulo 10, versos 32 al 33.

No nos podemos avergonzar de Jesucristo, porque Él se avergonzaría de nosotros delante del Padre Celestial. Todos queremos que Él nos confiese delante de nuestro Padre Celestial como creyentes en Él, como personas que creemos en Jesucristo el Hijo de Dios de todo corazón.

Vamos ya a orar por las personas que han venido a los Pies de Cristo. Si falta alguna persona por venir, puede venir, de los que están aquí presentes o de los que están en otras naciones escuchando en esta ocasión la predicación del Evangelio de Cristo.

Vamos ya a orar, vamos a prepararnos, vamos a levantar nuestras manos a Cristo al Cielo para orar. Si falta todavía alguna persona puede venir.

Oremos (repitan conmigo esta oración los que han venido a los pies de Cristo en estos momentos):

Señor Jesucristo, vengo a Ti reconociendo que al escuchar la predicación de Tu Evangelio nació Tu fe en mi corazón; creo en Ti de todo corazón, creo en Tu Primera Venida, creo que Tú eres el Hijo de Dios, creo en Tu muerte en la Cruz del Calvario como el Sacrificio de la Expiación por mis pecados; reconozco que soy pecador y reconozco que necesito un Salvador, y Te reconozco a Ti como el único y suficiente Salvador para mi alma.

Señor Jesucristo, salva mi alma, Te lo ruego. En Tus manos encomiendo mi alma. Perdona mis pecados y con Tu Sangre límpiame de todo pecado, y bautízame con Espíritu Santo y Fuego luego que yo sea bautizado en agua en Tu Nombre. Te ruego produzcas en mí el nuevo nacimiento, quiero nacer en Tu Reino eterno, quiero nacer a la Vida eterna, quiero entrar a Tu Reino para vivir eternamente Contigo en Tu Reino. En Tus manos encomiendo mi alma. Me entrego a Ti en alma, espíritu y cuerpo.

Señor Jesucristo, sálvame Te lo ruego. En Tu Nombre eterno y glorioso Señor Jesucristo. Amén.

Y ahora, con nuestras manos levantadas a Cristo al Cielo, todos decimos: ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! Amén y amén.

Y ahora, ustedes me preguntarán: “¿Cuándo me pueden bautizar?” Pues Jesucristo dijo: “El que creyere y fuere bautizado será salvo.” Usted me dirá: “Quiero ser bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo lo más pronto posible, porque he creído en Jesucristo de todo corazón.” Por cuanto ustedes han creído en Cristo de todo corazón, bien pueden ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo en estos momentos.

Y que Jesucristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego, y produzca en ustedes el nuevo nacimiento. En el Nombre del Señor Jesucristo. Amén.

Y a vuestros familiares Cristo también los traiga a Sus pies y les dé la salvación y Vida eterna. En el Nombre del Señor Jesucristo. Amén y amén.

Y ahora, pregunto al Reverendo Salomón Cunha si hay agua: Hay agua y un bautisterio. ¿Hay ropas bautismales también? Hay ropas bautismales también. ¿Hay ministros que les bautizarán también? Hay ministros que les bautizarán. Hay personas que les ayudarán también, y que les llevarán hasta los vestidores de ropas, en donde están las ropas bautismales, para colocarse las ropas bautismales y ser bautizados en agua. También hay personas que les ayudarán.

Por lo tanto, bien pueden ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo en estos momentos, ustedes que se encuentran aquí presentes y los que se encuentran en otras naciones y han recibido a Cristo como su único y suficiente Salvador en estos momentos.

Y que Jesucristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego y produzca en ustedes el nuevo nacimiento. En el Nombre del Señor Jesucristo. Amén.

Ha sido para mí un privilegio y bendición grande estar con ustedes en esta noche. Dios les continúe bendiciendo a todos y muchas gracias por vuestra amable atención.

Con nosotros nuevamente el Reverendo Salomón Cunha para indicarles hacia dónde caminar para colocarse las ropas bautismales y ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo. Que Dios les bendiga y les guarde a todos.

PERMANECED EN LA FE.”