obsidian/es/conferencias/2005/05/spa-2005-05-18-1-jesucristo...

43 KiB
Raw Permalink Blame History

title date activity place city state country duration public youtube translations files
Jesucristo Buscando al perdido 2005-05-18 1 Huancayo Junín PE 00:00:00 false

Muy buenas noches, amables amigos y hermanos presentes, y amables televidentes; es para mí un privilegio grande estar con ustedes en esta ocasión, para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios y Su Programa correspondiente a este tiempo final.

Para lo cual leemos aquí en San Mateo, capítulo 9, versos 9 al 13, donde dice:

Pasando Jesús de allí, vio a un hombre llamado Mateo, que estaba sentado al banco de los tributos públicos, y le dijo: Sígueme. Y se levantó y le siguió.

Y aconteció que estando él sentado a la mesa en la casa, he aquí que muchos publicanos y pecadores, que habían venido, se sentaron juntamente a la mesa con Jesús y sus discípulos.

Cuando vieron esto los fariseos, dijeron a los discípulos: ¿Por qué come vuestro Maestro con los publicanos y pecadores?

Al oír esto Jesús, les dijo: Los sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos.

Id, pues, y aprended lo que significa: Misericordia quiero, y no sacrificio. Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores, al arrepentimiento.”

Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.

Nuestro tema para esta ocasión es: “JESUCRISTO BUSCANDO AL PERDIDO.”

Antes de comenzar nuestro tema, expreso mis saludos y mis agradecimientos a las autoridades del gobierno de esta ciudad de Huancayo, República del Perú, y también a las autoridades religiosas de esta ciudad; y a todas las autoridades religiosas y políticas que se encuentran en esta actividad. Que Dios los bendiga grandemente.

Para esta ocasión nuestro tema es: “JESUCRISTO BUSCANDO AL PERDIDO.”

A través de la historia bíblica, encontramos que el ser humano allá en el Génesis vivió en este planeta Tierra luego que Dios creó al hombre a Su imagen y a Su semejanza.

El hombre, el ser humano tenía Vida eterna. Luego Dios le dijo al ser humano que no comiera del árbol de la ciencia del bien y del mal porque el día que comiera de él moriría.

Y el ser humano más adelante comió del árbol de ciencia del bien y del mal y murió, aunque vemos que Adán en el capítulo 5 del Génesis vivió 930 años, y Dios había dicho que el día que comiera del árbol de ciencia del bien y del mal moriría.

Por lo tanto, el ser humano el mismo día que comió del árbol de ciencia del bien y del mal, y pecó contra Dios, murió a la Vida eterna, y solamente le quedó vida temporal que se le acabó a los 930 años.

Y aun en cuanto a su cuerpo físico, luego también murió y no pudo vivir un día delante de Dios, que son mil años para los seres humanos.

Por lo tanto, Adán murió (cuando pecó), murió a la Vida eterna y después murió físicamente en esos mismos mil años que estaban allí manifestándose; o sea, que desde que pecó no pudo vivir mil años, solamente vivió 930 años y luego murió por causa del pecado, porque la muerte entró a la raza humana por un hombre: Adán.

Adán tenía Vida eterna, pero al pecar perdió la Vida eterna, perdió la inmortalidad, se hizo mortal, y por esa causa luego todos los descendientes de Adán y de Eva han estado destituidos de la gloria de Dios, y por consiguiente han estado destituidos de la Vida eterna.

Ahora, Dios no abandonó al ser humano, Dios descendió a la Tierra y lo buscó, y cuando lo llamó, pues todos los días Dios visitaba al ser humano, y cuando lo visitó en ese día (al aire del día), no estaba Adán como en las otras ocasiones allí en el Huerto del Edén, y Dios lo llamó:

“Adán, ¿dónde estás tú?”

Y Adán respondió: “Tuve miedo y me escondí.”

Dios le dijo: “¿Has comido del árbol de ciencia del bien y del mal, del árbol que te dije que no comieras?”

Y entonces comenzó Adán a explicar lo que sucedió.

Ahora, encontramos que luego de Dios hacer el juicio a la serpiente, a Eva y a Adán, luego encontramos que Adán perdió la Vida eterna y Eva también, y la serpiente perdió su forma que tenía, y de ahí en adelante se arrastra la serpiente.

La serpiente antigua era el eslabón perdido que la ciencia está buscando, podía hablar, razonaba también, era muy inteligente y conocía mucho.

Por lo tanto, esa serpiente antigua era un ser parecido al hombre, pero no tenía alma, y por consiguiente era un animal; y allá dentro del lugar donde tiene que estar el alma, ahí se metió el diablo y a través de la serpiente el diablo engañó a Eva y trajo el pecado a la raza humana y trajo la muerte a la raza humana.

Por eso es que la ciencia encuentra huesos y esqueletos de seres que vivieron hace miles de años o millones de años, esos son los huesos de esa raza de la serpiente antigua, y encontramos que el ser humano no lleva tantos miles de años en la Tierra, lleva unos seis mil años en la Tierra el ser humano.

Ahora, encontramos que el ser humano perdió la bendición de la Vida eterna, perdió su herencia; el Título de Propiedad de la Vida eterna y de toda la Creación, regresó a la Diestra de Dios y ha permanecido allí hasta el momento.

En ese Libro de la Vida, que es el Libro de la Vida del Cordero y que es el Título de Propiedad de toda la Creación, están escritos los nombres de todos los hijos e hijas de Dios que vendrían a este planeta Tierra. Por eso es que Cristo en una ocasión dijo a Sus discípulos: “No os gocéis de que los espíritus se os sujetan en mi Nombre, sino gozáos de que vuestros nombres están escritos en el Cielo.” [San Lucas 10:20]

Por lo tanto, hay un libro que contiene los nombres de todas las personas, de todos los hijos e hijas de Dios que vendrían a este planeta Tierra; así como los padres terrenales antes de tener sus hijos, muchos tienen ya el nombre que le van a poner a sus hijos.

Y si Dios que conoce todas las cosas iba a tener hijos, entonces ya Dios le colocó el nombre y escribió el nombre en el Libro de la Vida del Cordero de todos los hijos que Él iba a tener; por eso es que nos habla la Escritura del Libro de la Vida del Cordero, ahí están escritos los nombres de todos los hijos e hijas de Dios desde antes de la fundación del mundo.

Y ahora, encontramos que esos eran los hijos que Adán y Eva tenían que traer a existencia en este planeta Tierra, pero por cuanto pecaron, ya esos hijos no los tendría Adán y Eva en aquel tiempo, pero sí tenían que venir a esta Tierra y nacer como seres terrenales con cuerpos físicos mortales, corruptibles y temporales, porque el ser humano pecó en el Huerto del Edén.

Por lo tanto, de todas formas teníamos que venir a esta Tierra; pero vinimos en una raza caída, en una raza que perdió la Vida eterna; y por lo tanto aparecemos aquí en la Tierra como perdidos en una raza que está perdida, que perdió la Vida eterna, se perdió de la Vida eterna, de la dimensión de la Vida eterna.

Y ahora, le toca a nuestro amado Señor Jesucristo venir a la Tierra para buscar a todas esas personas y darles la Vida eterna.

Por eso es que en el Antiguo Testamento desde el tiempo de Adán, Dios a Adán le dio pieles de un animal que murió; porque para dar las pieles de un animalito, de un cordero, el animalito tiene que morir, lo cual tipificaba a Cristo muriendo por todos nosotros en la Cruz del Calvario para darnos la vestidura de Dios, para ser vestidos de Cristo.

Y ahora, dice la Escritura que si alguno está en Cristo nueva criatura es. [Segunda de Corintios 5:17]

Ahora, veamos cómo en el Antiguo Testamento el pueblo de Dios de Adán, Abel, Set, también Enoc, Noé, todos estos hombres de Dios: Abraham también, Moisés, el pueblo hebreo; y así todos estos creyentes en Dios sacrificaban animales, animalitos por sus pecados, los cuales eran tipo y figura del Mesías y el Sacrificio del Mesías que realizaría por el pecado, para quitar el pecado de la raza humana.

Por eso es que aquellos sacrificios que efectuaban los hebreos eran aceptados por Dios en aquel tiempo, porque eran el tipo y figura del Sacrificio de Cristo en la Cruz del Calvario.

Por eso es que en Levítico nos habla en el capítulo 23, versos 26 en adelante, dice Moisés:

También habló Jehová a Moisés, diciendo:

A los diez días de este mes séptimo será el día de expiación; tendréis santa convocación, y afligiréis vuestras almas, y ofreceréis ofrenda encendida a Jehová.

Ningún trabajo haréis en este día; porque es día de expiación, para reconciliaros delante de Jehová vuestro Dios.”

Vean, ése es día de reconciliación para ser reconciliados con Dios para vivir un año más reconciliados con Dios.

Porque toda persona que no se afligiere en este mismo día, será cortada de su pueblo.”

Y toda persona que no se afligiera en su alma arrepentida de sus pecados, Dios lo cortaba del pueblo, perdía la bendición, privilegio y derecho a vivir un año más. Eso era así en medio del pueblo hebreo y el día de la expiación, el día del perdón era el día diez del mes séptimo de cada año.

Por lo tanto, aquel sacrificio del macho cabrío de la expiación tipificaba el Sacrificio de Cristo en la Cruz del Calvario; por lo tanto en el Antiguo Testamento estaba el tipo y figura, la sombra del Sacrificio que el Mesías haría en Su Primera Venida.

Ya cuando Cristo aparece en la Tierra, viene para buscar todas esas personas que están escritas en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero.

En San Lucas, capítulo 19, verso 10, dice Cristo (9 al 10), dice:

Jesús le dijo: Hoy ha venido la salvación a esta casa; por cuanto él también es hijo de Abraham (esto fue cuando visitó a Zaqueo y entró a la casa de Zaqueo).

Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido.”

Cristo, el Hijo del Hombre, ¿a qué vino a la Tierra? A buscar y a salvar lo que se había perdido: todas esas almas de Dios, todas esas personas escritas en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero.

También nos habla en San Mateo, capítulo 18, versos 11 en adelante de la siguiente manera, dice:

Porque el Hijo del Hombre ha venido para salvar lo que se había perdido.

¿Qué os parece? Si un hombre tiene cien ovejas, y se descarría una de ellas, ¿no deja las noventa y nueve y va por los montes a buscar la que se había descarriado?

Y si acontece que la encuentra, de cierto os digo que se regocija más por aquélla, que por las noventa y nueve que no se descarriaron.

Así, no es la voluntad de vuestro Padre que está en los cielos, que se pierda uno de estos pequeños.”

No es la voluntad de Dios, nuestro Padre Celestial que se pierda uno de estos pequeños, no es la voluntad de Dios que se pierda una de estas ovejas que el Padre le dio a Cristo para que les dé Vida eterna.

Por eso es que también en San Juan, Cristo hablándonos de las ovejas que el Padre le dio para que les dé Vida eterna, dice en San Juan, capítulo 10, verso 14 en adelante:

Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas, y las mías me conocen,

así como el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; y pongo mi vida por las ovejas.

También tengo otras ovejas que no son de este redil; aquéllas también debo traer, y oirán mi voz; y habrá un rebaño, y un pastor.”

¿Cómo van a escuchar la Voz de Cristo si Cristo murió, resucitó y ascendió al Cielo y está en el Cielo como Sumo Sacerdote haciendo intercesión con Su Sangre? Cristo en Espíritu Santo está en medio de Su Iglesia, Cristo está en este planeta Tierra en Espíritu Santo buscando las ovejas que el Padre le dio.

Por lo tanto, Cristo en Espíritu Santo de etapa en etapa, de edad en edad se ha estado manifestando a través de Sus diferentes Mensajeros: a través de San Pedro y demás Apóstoles, a través de San Pablo, a través de los demás Mensajeros correspondientes a cada etapa de la Iglesia.

Y en este tiempo también es en la misma forma, y a través de esos Mensajeros Cristo ha estado llamando y juntando Sus ovejas en Su Redil y Su Redil en Su Iglesia, y Cristo es el Buen Pastor.

¿Y quiénes son las ovejas? Nosotros, Cristo compara a todos los escogidos de Dios, los hijos de Dios con ovejas.

Por lo tanto, Cristo vino para buscar y salvar lo que se había perdido: seres humanos, hijos e hijas de Dios escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, por eso Él dijo: “Mis ovejas oyen mi Voz y me siguen.” Y aquellos que no querían escucharlo y que lo rechazaban y hablaban mal de Él, Él les dijo: “Ustedes no pueden escuchar mi Palabra porque ustedes no son de mis ovejas.”

Por lo tanto, hay ovejas de Cristo y hay ovejas que no son de Cristo, esa es una realidad bíblica que no podemos negar.

¿Y cómo son conocidas las ovejas que el Padre le dio a Cristo para que las busque y les dé Vida eterna? Cristo dijo: “Mis ovejas oyen mi Voz y me siguen.”

Por lo tanto, esa es la identificación de las ovejas del Señor, de los hijos e hijas de Dios que escuchan la Voz de Cristo.

Por lo tanto la Voz de Cristo estaría en la Tierra llamando y juntando a todas Sus ovejas.

Vean, ¿cuál es la Voz de Cristo? Cristo dijo en San Marcos, capítulo 16, versos 15 al 16:

Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.

El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.”

Tan simple como eso. Millones de seres humanos serán salvos porque escucharán la predicación del Evangelio de Cristo.

Ya millones han sido salvos porque han escuchado la predicación del Evangelio de Cristo, que es la Voz de Cristo llamando y juntando Sus ovejas; y también millones de seres humanos no han escuchado la Voz de Cristo y Cristo dijo: “Mas el que no creyere será condenado.”

Por lo tanto, los que no han creído y no han recibido a Cristo como Salvador han sido condenados, y los que en nuestro tiempo no crean en Cristo serán condenados también, tan simple como eso. Vean aquí en San Juan, capítulo 3, verso 36, dice:

El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él.”

Por lo tanto, el que rehúsa creer en Cristo, el Hijo de Dios no verá la Vida eterna, no vivirá eternamente, sino que la ira de Dios está sobre él, por lo tanto será condenado y dejará de existir, pero el que cree en Cristo dice: “Tiene Vida eterna.”

Es Vida eterna lo que la persona recibe cuando recibe a Cristo como su único y suficiente Salvador.

Por eso es tan importante la persona escuchar la predicación del Evangelio de Cristo para que nazca la fe de Cristo acá en su alma y crea en Cristo de todo corazón, y dé testimonio público de su fe en Cristo y lo reciba como su único y suficiente Salvador, y sea bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y Cristo lo bautice con Espíritu Santo y Fuego y produzca en la persona el nuevo nacimiento, y así la persona nazca del Agua y del Espíritu, nazca de la predicación del Evangelio de Cristo y del Espíritu Santo y entre al Reino de Dios. Cristo dijo a Nicodemo:

De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios.”

Por lo tanto, para entrar al Reino de Dios y obtener la Vida eterna y vivir eternamente con Cristo en Su Reino eterno la persona tiene que nacer de nuevo del Agua y del Espíritu escuchando la predicación del Evangelio de Cristo y creyendo en Cristo de todo corazón, recibiéndolo como Salvador, siendo bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo arrepentido de sus pecados, y Cristo lo perdona, lo limpia con Su Sangre de todo pecado y lo bautiza con Espíritu Santo y Fuego, y así produce el nuevo nacimiento en la persona, y la persona nace a la Vida eterna con Cristo en Su Reino eterno; y así la persona ha asegurado su futuro eterno con Jesucristo nuestro Salvador en Su Reino eterno.

Por lo tanto, es importante que todo ser humano entienda estas cosas para que pueda asegurar su futuro eterno con Jesucristo en Su Reino eterno.

En San Juan, capítulo 10, versos 26 en adelante, dice Cristo. Ahora, leamos aquí, veamos, vamos a comenzar aquí, verso 22 en adelante, para que tengan el cuadro claro, dice:

Celebrábase en Jerusalén la fiesta de la dedicación. Era invierno,

y Jesús andaba en el templo por el pórtico de Salomón.

Y le rodearon los judíos y le dijeron: ¿Hasta cuándo nos turbarás el alma? Si tú eres el Cristo, dínoslo abiertamente.

Jesús les respondió: Os lo he dicho, y no creéis; las obras que yo hago en nombre de mi Padre, ellas dan testimonio de mí;

pero vosotros no creéis, porque no sois de mis ovejas, como os he dicho.”

Y ahora, los que no creen no escuchan la Voz de Cristo y no creen, Cristo dice que es porque no son de las ovejas de Cristo.

Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen,

y yo les doy vida eterna.”

Y ahora, las personas que escuchan la predicación del Evangelio de Cristo, nace la fe de Cristo acá en su alma y creen en Cristo de todo corazón y dan testimonio público de su fe en Cristo y reciben a Cristo como su único y suficiente Salvador, Cristo las identifica a esas personas como Sus ovejas. “Mis ovejas oyen mi Voz y me siguen.” Sigue diciendo Cristo:

Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen,

y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano.

Mi Padre que me las dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre.

Yo y el Padre uno somos.”

Y ahora, estas ovejas son seres humanos, almas de Dios que son dadas a Cristo para que Cristo las busque y les dé salvación y Vida eterna para que vivan eternamente con Jesucristo en Su Reino eterno.

Él vino (Jesucristo) para buscar a los perdidos, para buscar esas ovejas que se habían perdido y que habían perdido la Vida eterna.

Y ahora, aparecen en este planeta Tierra cada uno en el tiempo en que Dios los envía a la Tierra, y a través de la predicación del Evangelio de Cristo escuchan la Voz de Cristo el Buen Pastor y creen, y creen en Cristo y reciben a Cristo como su único y suficiente Salvador, son bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y Cristo los bautiza con Espíritu Santo y Fuego y produce el nuevo nacimiento en esas personas, y así nacen a la Vida eterna, quedan reconciliados con Dios por medio de Jesucristo.

Por eso fue que Cristo vino a la Tierra y murió en la Cruz del Calvario. Vean el amor de Dios para esas ovejas del Padre, el amor de Dios hacia esas ovejas, esos hijos de Dios ha sido manifestado en la siguiente forma: es la expresión máxima del amor de Dios, vean cuál es: en Romanos, capítulo 5, versos 6 al 11, dice San Pablo:

Porque Cristo, cuando aún éramos débiles, a su tiempo murió por los impíos.

Ciertamente, apenas morirá alguno por un justo; con todo, pudiera ser que alguno osara morir por el bueno.

Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.”

La evidencia de que Dios nos ama es que envió a Su Hijo Unigénito al mundo para que muriera por nosotros en la Cruz del Calvario.

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.”

Es Vida eterna lo que obtiene la persona que cree en Cristo y lo recibe como su único y suficiente Salvador. No hay otra forma en que el ser humano pueda obtener la Vida eterna. Y el Amor de Dios hacia nosotros es mostrado en que envió a Su Hijo Jesucristo al mundo para que muriera por nosotros en la Cruz del Calvario. Sigue diciendo:

Pues mucho más, estando ya justificados en su sangre, por él seremos salvos de la ira.

Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida.

Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en Dios por el Señor nuestro Jesucristo, por quien hemos recibido ahora la reconciliación.”

Y ahora, la reconciliación es a través de Jesucristo nuestro Salvador, así como en el Antiguo Testamento eran reconciliados por un año, cuando efectuaban el sacrificio del macho cabrío de la expiación del día diez del mes séptimo de cada año, lo cual tipificaba a Cristo y Su Sacrificio para reconciliar al ser humano.

Ahora Dios no acepta sacrificios de animalitos porque ya el Sacrificio Perfecto, el Sacrificio de Cristo por nosotros fue realizado en la Cruz del Calvario, ese es el único Sacrificio que Dios acepta por cada uno de nosotros.

Es este el Sacrificio de la Expiación por nuestros pecados, y no hay otro ni habrá otro en el futuro, y la Sangre de Jesucristo es la Sangre del Nuevo Pacto, del Pacto eterno.

Usted no puede ir al supermercado o a la farmacia a pedir un detergente o algún blanqueador para bañarse y quitarse los pecados, solamente hay un blanqueador que nos quita el pecado, y es la Sangre de nuestro amado Señor Jesucristo.

Por lo tanto, toda persona que ha recibido a Cristo como su único y suficiente Salvador y ha pedido perdón a Cristo por sus pecados y lo ha recibido y ha sido bautizado en agua en Su Nombre y ha recibido Su Espíritu Santo, ha obtenido el perdón de sus pecados, ha sido limpio de todo pecado con la Sangre de Cristo y ha obtenido el nuevo nacimiento, ha nacido en el Reino eterno de Cristo y ha obtenido por consiguiente la Vida eterna.

Ya tiene en su alma Vida eterna, ha obtenido un cuerpo angelical también de la sexta dimensión, del Paraíso, y luego recibirá un cuerpo físico eterno, inmortal, incorruptible y glorificado como el cuerpo glorificado de nuestro amado Señor Jesucristo.

Esa es una promesa para cada creyente en Cristo para vivir en Su Reino eterno aquí en la Tierra con cuerpos eternos y glorificados, en donde estaremos como Reyes, como Sacerdotes y Jueces de ese Reino, o sea, que perteneceremos al Gabinete del Reino de Cristo, por lo tanto todos necesitamos a Cristo.

Ahora, el ser humano no busca a Dios, el ser humano no busca a Cristo, es Cristo el que busca al ser humano; por eso Él dijo que: “El Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido.” Él dijo también: “También tengo otras ovejas que no son de este Redil, las cuales también debo traer, y habrá un Rebaño y un Pastor.”

Es por consiguiente Jesucristo en Espíritu Santo en esta Tierra buscando lo que se había perdido, buscando esas almas de Dios, esos hijos de Dios para darles salvación y Vida eterna, porque Él vino a salvar lo que se había perdido: hijos e hijas de Dios.

Por lo tanto, en cada tiempo, en cada edad Dios ha estado llamando y buscando, buscando y llamando a todos los que se habían perdido.

A través de la predicación del Evangelio de Cristo escuchamos la Voz de Cristo, porque esa es la Voz de Cristo, la Voz del Espíritu Santo hablando y llamando y buscando y juntando a todos Sus escogidos.

Yo escuché la predicación del Evangelio de Cristo y por consiguiente escuché la Voz de Cristo, y nació la fe Cristo acá en mi alma y creí en Cristo de todo corazón y lo recibí como mi único y suficiente Salvador, y fui bautizado en agua en Su Nombre arrepentido de mis pecados, y Cristo me bautizó con Espíritu Santo y Fuego, y produjo en mí el nuevo nacimiento, y nací en Su Reino eterno, y por consiguiente tengo Vida eterna.

El cuerpo físico mortal todavía lo tengo, pero Él me va a dar un nuevo cuerpo eterno y glorificado y joven para toda la eternidad. ¿Y a quién más? A cada uno de ustedes también que han creído en Cristo y lo han recibido como vuestro único y suficiente Salvador. Porque Él vino a buscar ¿qué? Lo que se había perdido.

Jesucristo buscando lo que se había perdido, me encontró a mí y lo encontró a usted, porque somos hijos e hijas de Dios.

Y ahora, por medio de la predicación del Evangelio de Cristo es que las personas escuchan la Voz de Cristo, por eso dijo:

Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.

El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.”

Para eso se predica el Evangelio de Cristo: para que las personas escuchen, nazca la fe de Cristo en su alma, crean, reciban a Cristo como Salvador, sean bautizados en agua en Su Nombre arrepentidos de sus pecados, Cristo los perdone y con Su Sangre los limpie de todo pecado, y los bautice con Espíritu Santo y Fuego y produzca el nuevo nacimiento en esas personas, y así les dé la Vida eterna, nazcan en la Vida eterna en el Reino eterno de Jesucristo nuestro Salvador.

Si hay alguna persona que todavía no ha recibido a Cristo como Salvador y al escuchar la predicación del Evangelio de Cristo en esta noche, nació la fe de Cristo en su alma, pues la fe es un Don de Dios, y la fe viene por el oír la Palabra de Dios, y usted ha escuchado la Palabra de Dios en esta noche, por lo tanto la fe de Cristo ha nacido en vuestro corazón, en vuestra alma, y con el corazón se cree para justicia.

Por lo tanto, ya usted está creyendo en Cristo, usted está creyendo en la Primera Venida de Cristo y está creyendo en la muerte de Cristo en la Cruz del Calvario como el Sacrificio de la Expiación por sus pecados; por lo tanto ya usted está creyendo.

“Y con la boca se confiesa para salvación.” Ahora tiene la bendición, privilegio y oportunidad de dar testimonio pública de vuestra fe en Cristo recibiendo a Cristo como vuestro único y suficiente Salvador.

Y yo oraré por usted, para que Cristo le reciba en Su Reino, le perdone y con Su Sangre le limpie de todo pecado, y pueda ser bautizado en agua en Su Nombre, en el Nombre del Señor Jesucristo, y Cristo le bautice con Espíritu Santo y Fuego y produzca en usted el nuevo nacimiento; y así usted nazca a la Vida eterna con Cristo en Su Reino eterno, y así usted asegure su futuro eterno con Jesucristo nuestro Salvador.

¿De qué le vale al hombre si ganare todo el mundo y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma? Preguntó Cristo en San Mateo, capítulo 16, versos 26 al 28. Dice:

Porque el Hijo del Hombre vendrá en la gloria de su Padre con sus ángeles, y entonces pagará a cada uno conforme a sus obras.”

Por lo tanto, Cristo juzgará a todo ser humano, por lo tanto nos conviene a todos escuchar la predicación del Evangelio de Cristo, creer, que nazca la fe de Cristo en nuestra alma y dar testimonio público de nuestra fe en Cristo, recibiéndolo como nuestro único y suficiente Salvador, para que Él nos dé el perdón de nuestros pecados, con Su Sangre nos limpie de todo pecado, seamos bautizados en agua en Su Nombre y Él nos bautice con Espíritu Santo y Fuego, y produzca en nosotros el nuevo nacimiento.

Por lo tanto, pueden dar testimonio público de su fe en Cristo los que no lo habían hecho antes, pueden hacerlo en estos momentos y yo oraré por ustedes para que Cristo les reciba en Su Reino.

Vamos a dar unos minutos en lo que pasan acá al frente para yo orar por ustedes en estos momentos, para que Cristo le reciba, les perdone y con Su sangre les limpie de todo pecado, y puedan ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo.

Pueden continuar viniendo a los Pies de Cristo nuestro Salvador.

El propósito de nuestra existencia en la Tierra es importante que lo conozcamos. No podemos vivir en este planeta Tierra sin conocer el porqué hemos nacido en este planeta Tierra.

Hay un propósito por el cual hemos nacido en esta Tierra, y el Apóstol Pedro en Primera de Pedro, capítulo 1, verso 2 nos da a conocer este misterio de nuestra existencia en este planeta Tierra. Vean aquí en el capítulo 1 de Primera de Pedro, verso 2, dice que hemos sido elegidos, elegidos ¿para qué? Dice:

...elegidos según la presciencia de Dios Padre en santificación del Espíritu, para obedecer y ser rociados con la sangre de Jesucristo.”

Hemos sido elegidos ¿para qué? Para obedecer al Evangelio de Cristo y ser rociados con la Sangre de Cristo y así ser limpiados de todo pecado, y ser bautizados en agua en Su Nombre y recibir el Espíritu de Cristo y obtener la salvación y Vida eterna; por lo tanto hemos sido elegidos para salvación, hemos sido elegidos para obtener la Vida eterna.

Usted de sí mismo no tiene Vida eterna, pero puede obtener la Vida eterna a través de aquel que tiene la Vida eterna. Si usted quiere obtener algo, usted tiene que ir a aquél que tiene lo que usted necesita.

Vean aquí en Primera de Juan, capítulo 5, verso, dice:

Este es Jesucristo, que vino mediante agua y sangre; no mediante agua solamente, sino mediante agua y sangre. Y el Espíritu es el que da testimonio; porque el Espíritu es la verdad.

Porque tres son los que dan testimonio en el cielo: el Padre, el Verbo y el Espíritu Santo; y estos tres son uno.”

Y luego acá, Primera de Juan, capítulo 5, verso 10 al 13, dice:

El que cree en el Hijo de Dios, tiene el testimonio en sí mismo; el que no cree a Dios, le ha hecho mentiroso, porque no ha creído en el testimonio que Dios ha dado acerca de su Hijo.

Y este es el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna; y esta vida está en su Hijo.”

¿Dónde está la Vida eterna? Pues todos deseamos la Vida eterna. ¿Dónde está? Aquí dice la Escritura que está en Jesucristo.

Por lo tanto, toda persona que quiere la Vida eterna porque quiere vivir eternamente viene a los Pies de Jesucristo, para que Cristo le reciba, le perdone y con Su Sangre le limpie de todo pecado, y sea bautizado en agua en Su Nombre, y Cristo lo bautice con Espíritu Santo y Fuego, y le dé la Vida eterna. No hay otra forma para recibir la Vida eterna.

Sigue diciendo aquí:

El que tiene al Hijo, tiene la vida.”

¿Ven? El que tiene a Cristo porque lo recibió como Salvador tiene la vida, la Vida eterna.

Pero el que no tiene al Hijo, ¿qué pasa? El que no tiene al Hijo de Dios, no tiene la vida, el que no tiene a Jesucristo el Hijo de Dios porque no lo ha recibido como Salvador, pues no tiene la Vida eterna. No tiene esa Vida eterna para saber que va a vivir eternamente con Cristo en Su Reino, lo que tiene es una vida temporal que se le va a terminar en algún momento y la persona no sabe cuándo se le va a terminar.

Por eso hay que asegurar nuestro futuro eterno con Cristo en Su Reino eterno, para que Él nos dé la Vida eterna; porque Él vino para buscar lo que se había perdido: seres humanos que se perdieron, que perdieron la Vida eterna, y ahora Cristo viene para restaurarnos a la Vida eterna. Sigue diciendo:

Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna, y para que creáis en el nombre del Hijo de Dios.”

La buena noticia para los creyentes en Cristo es que tenemos Vida eterna, hemos asegurado nuestro futuro eterno con Jesucristo en Su Reino eterno.

Todavía pueden continuar viniendo las personas que han escuchado y nació la fe de Cristo en su alma y no habían recibido a Cristo como su Salvador, para que queden incluidos en esta oración que haré por todos los que están viniendo a los Pies de nuestro amado Señor Jesucristo.

También los que están en otras naciones y están a través de internet o del satélite escuchando la predicación del Evangelio de Cristo, pueden también venir a los Pies de Cristo, para que Cristo les reciba en Su Reino.

Pueden continuar viniendo en los demás países también a los Pies de Cristo, pueden continuar pasando al frente en donde ustedes se encuentren allá en los auditorios que se encuentran o en las iglesias que se encuentren, pueden pasar al frente para que queden incluidos también ustedes en esta oración que estaré haciendo por todas las personas que están recibiendo a Cristo en esta noche, en este lugar y en esta ciudad de Huancayo, República del Perú.

Los niños de diez años en adelante también pueden venir a los Pies de Cristo, pues ya tienen conciencia del bien y del mal, y tienen la oportunidad y el derecho de recibir a Cristo como su único y suficiente Salvador.

Ya vamos a orar por las personas que han venido a los Pies de Cristo. Si falta alguno todavía puede venir.

Recuerden que es un asunto de Vida eterna recibir a Cristo como vuestro único y suficiente Salvador. Es para recibir la Vida eterna que recibimos a Cristo. Cristo dijo en San Juan, capítulo 14, verso 6:

Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.”

No hay forma que el ser humano pueda llegar a Dios excepto a través de Jesucristo nuestro Salvador.

También Cristo dijo en San Mateo, capítulo 10, versos 32 en adelante:

A cualquiera, pues, que me confiese delante de los hombres, yo también le confesaré delante de mi Padre que está en los cielos.

Y a cualquiera que me niegue delante de los hombres, yo también le negaré delante de mi Padre que está en los cielos.”

Es un asunto de confesar públicamente a Cristo como nuestro único y suficiente Salvador, dar testimonio público de nuestra fe en Cristo.

Vamos ya a orar por las personas que han venido a los Pies de Cristo en esta ocasión. Si falta alguno puede venir y también los que están en las demás naciones y los que están a través de la televisión, pueden venir a los Pies de Cristo también, ahí donde ustedes se encuentran para que queden incluidos en esta oración que estaré haciendo dentro de unos segundos.

Todavía veo más personas caminando, todavía hay más personas que han escuchado la Voz de Cristo acá en su alma y nació la fe de Cristo en su alma, en su corazón.

Vamos a dar unos segundos en lo que llegan las personas que faltan por venir, para que queden también incluidas en esta oración que estaré haciendo.

Ellos también como ustedes desean la Vida eterna para vivir eternamente con Cristo en Su Reino. Todos queremos vivir eternamente, para eso tenemos que tener Vida eterna, y para tener Vida eterna tenemos que recibirla de Jesucristo, porque Él es el que tiene la Vida eterna.

Dios nos ha dado Vida eterna y esta vida está en Jesucristo, por eso es que recibimos a Cristo para que Él nos dé la Vida eterna.

Ya vamos a orar por las personas que han venido a los Pies de Cristo. Todavía veo más personas que vienen de camino, es que Dios tiene mucho pueblo en esta ciudad de Huancayo, República del Perú; y como tiene mucho pueblo, muchos hijos e hijas, los está llamando; porque Él vino para buscar lo que se había perdido: hijos e hijas de Dios.

Cristo murió por mí y por cada uno de ustedes también para poder darnos la Vida eterna. Cristo tomó nuestros pecados y quitó el pecado del mundo, para que nosotros podamos vivir eternamente.

Todavía veo que vienen más personas, vamos a dar unos segundos más en lo que llegan; es que quieren también ellos vivir eternamente con Jesucristo en Su Reino eterno, y para eso es que Dios los ha enviado a este planeta Tierra y les ha traído en esta noche para estar en esta actividad, para escuchar la predicación del Evangelio de Cristo, y nacer la fe de Cristo en su alma, y creer en Cristo y recibirlo como vuestro único y suficiente Salvador.

Ése es el propósito de nuestra existencia en la Tierra, y el propósito de nuestra presencia aquí en esta noche: para recibir a Cristo, para que Cristo nos dé la Vida eterna.

Todavía si falta alguna persona puede venir para que quede incluido en esta oración.

Vamos a estar todos puestos en pie los que están en las sillas, en los asientos, vamos ya a orar por las personas que han venido a los Pies de nuestro amado Señor Jesucristo.

San Pablo dice en Hebreos, capítulo 3, verso 7; y Hebreos, capítulo 4, verso 7: “Si oyes hoy Su Voz, no endurezcas tu corazón,” Él te está llamando porque tu nombre está escrito en el Cielo, en el Libro de la Vida; y Él te está llamando para por Su Sangre y con Su Sangre limpiarte de todo pecado, y bautizarte con Espíritu Santo y Fuego y darte la Vida eterna, y así tú quedar asegurado con Cristo en Su Reino eterno, o sea, así es como usted asegura el futuro eterno, y tenemos que asegurar nuestro futuro eterno.

No sabemos cuánto tiempo viviremos en estos cuerpos mortales, pero antes de eso tenemos que asegurar nuestro futuro eterno para poder vivir eternamente con Cristo en Su Reino eterno.

Todavía vienen más personas; es que Cristo tiene mucho pueblo en esta ciudad, y por consiguiente desean asegurar su futuro eterno con Jesucristo nuestro Salvador.

Ninguna otra persona le puede asegurar a usted el futuro eterno, solamente Jesucristo nuestro Salvador. Todavía veo que vienen más personas de camino, vamos a esperar unos segundos en lo que llegan, ya vamos a estar listos para orar, si falta todavía alguno puede venir.

Algunas veces hay personas que son un poco tímidas y les da timidez y vergüenza pasar al frente porque piensan que lo van a ver venir pasando al frente, pero usted no puede avergonzarse de Cristo.

Cristo dijo: “El que se avergonzare de mí y de mis palabras, Yo me avergonzaré de él delante de mi Padre, y de Sus Ángeles.”

Por lo tanto, no nos podemos avergonzar de Jesucristo, Él es la persona más importante de Dios, es la persona más importante de los Cielos y de la Tierra.

Vamos ya a estar listos. Si todavía falta alguno que ha estado un poco tímido y no había pasado, pase para que quede incluido en esta oración, levántese y diga: “Yo quiero vivir eternamente con Jesucristo en Su Reino, yo escuché la predicación del Evangelio de Cristo y creí en mi alma, en mi corazón, y yo paso al frente y doy testimonio público de mi fe en Cristo, y lo recibo como mi único y suficiente Salvador.”

Vamos ya a orar, vamos a levantar nuestras manos al Cielo, a Cristo, los que están aquí presentes y los que están en otras naciones también escuchando la predicación de Cristo. Si falta alguna persona por venir, venga para que quede incluida en esta oración.

Vamos a levantar nuestras manos al Cielo a Cristo, los que están aquí presentes y los que están también en otras naciones que han pasado al frente para dar testimonio público de su fe en Cristo. Vamos a cerrar nuestros ojos y repitan conmigo esta oración:

Señor Jesucristo, vengo a Ti habiendo escuchado la predicación de Tu Evangelio, ha nacido Tu fe en mi alma. Creo en Ti de todo corazón, creo en Tu Primera Venida, creo en Tu muerte en la Cruz del Calvario como el Sacrificio de la Expiación por mis pecados.

Señor Jesucristo, reconozco que soy pecador y reconozco que necesito un Salvador, pues quiero ser salvo, quiero vivir eternamente.

Señor Jesucristo, creo en Ti de todo corazón, doy testimonio público de mi fe en Ti y Te recibo como mi único y suficiente Salvador.

Señor Jesucristo, Te ruego salves mi alma, Te ruego perdones mis pecados y con Tu Sangre me limpies de todo pecado, y me bautices con Espíritu Santo y Fuego y produzcas en mí el nuevo nacimiento, luego que yo sea bautizado en agua en Tu Nombre.

Señor Jesucristo, quiero entrar a Tu Reino eterno, quiero vivir Contigo en Tu Reino eterno, quiero nacer a la Vida eterna Señor Jesucristo, en Tus manos encomiendo mi alma, salva mi alma, Señor Jesucristo, Te lo ruego en Tu Nombre eterno y glorioso Señor Jesucristo. Amén y amén.

Y todos con nuestras manos levantadas al Cielo a Cristo, decimos: ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! Amén y amén.

Cristo les ha recibido en Su Reino, ha perdonado vuestros pecados y con Su Sangre les ha limpiado de todo pecado.

Por cuanto ustedes escucharon la predicación del Evangelio de Cristo y nació la fe de Cristo en vuestro corazón, y dieron testimonio público de vuestra fe en Cristo creyendo en Cristo y recibiéndolo como vuestro único y suficiente Salvador, pues Él dijo:

Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.

El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.”

Y ustedes escucharon el Evangelio de Cristo y creyeron, Él dijo: “El que creyere y fuere bautizado, será salvo.”

Ahora, ustedes han creído y lo han recibido como Salvador, y me dirán: “Ahora quiero ser bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo lo más pronto posible, quiero cumplir el mandato de Cristo completo, Él dijo: El que creyere y fuere bautizado, será salvo. Quiero ser bautizado en el Nombre del Señor Jesucristo lo más pronto posible.” Es el deseo de vuestro corazón, de vuestra alma.

Y ahora me preguntarán ustedes: “¿Cuándo me pueden bautizar?” Por cuanto ustedes han creído en Cristo de todo corazón, bien pueden ser bautizados en agua en estos mismos momentos en el Nombre del Señor Jesucristo.

Y que Cristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego y produzca en ustedes el nuevo nacimiento. En el Nombre del Señor Jesucristo.

Y a vuestros familiares Cristo los traiga a Sus Pies y les dé la salvación y Vida eterna. En el Nombre del Señor Jesucristo, para que estén con ustedes en el Reino de Cristo por toda la eternidad.

Y ahora, pregunto aquí al Reverendo Teodolfo Bendezú Montero si hay agua: Hay agua, hay Bautisterios. ¿Hay ropas bautismales también? Hay ropas bautismales también. ¿Hay ministros también que les bautizarán? También hay ministros que les bautizarán. ¿Hay también vestidores de ropas, o sea, lugares dónde colocarse las ropas bautismales. ¿Hay también ropas bautismales? Hay también ropas bautismales. ¿Y también personas que les ayudarán? También hay personas que les ayudarán.

Por lo tanto, bien pueden ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo cada uno de ustedes aquí presentes en Huancayo, República del Perú, y también ustedes que están a través de internet, del satélite o de la televisión.

Ustedes que están por internet o por el satélite en diferentes naciones, también pueden ser bautizados en agua, pues donde ustedes se encuentran hay bautisterios, hay ropas bautismales, hay ministros también que les bautizarán, y hay también lugar donde cambiarse de ropa, para colocarse las ropas bautismales.

Por lo tanto también los que están en otras naciones pueden ser bautizados en agua en estos momentos en el Nombre del Señor Jesucristo.

Y que Cristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego y produzca en ustedes el nuevo nacimiento.

Y ahora, dejo al Reverendo a cargo en cada nación, para que les indique a todos los que han recibido a Cristo hacia dónde caminar para colocarse las ropas bautismales y ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo.

Y aquí en Huancayo, República del Perú, dejo al Reverendo Teodolfo Bendezú Montero, para que les indique hacia dónde caminar para colocarse las ropas bautismales y ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo.

Y que Cristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego y produzca en ustedes el nuevo nacimiento.

Ha sido para mí un privilegio y bendición grande estar con ustedes amables televidentes y también amables amigos y hermanos aquí presentes, dándoles testimonio de: “NUESTRO AMADO SEÑOR JESUCRISTO BUSCANDO AL PERDIDO.” Que Dios les continúe bendiciendo a todos.

Dejo al Reverendo Teodolfo Bendezú Montero para continuar, así que no se retiren amables televidentes, para que así puedan escuchar también dónde ustedes ir para ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo.

Que Dios les bendiga y les guarde a todos.

JESUCRISTO BUSCANDO AL PERDIDO.”