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La poderosa Mano de Dios 2005-03-16 1 San Bartolomé, Milpas Altas Zacatepéquez GT 00:00:00 false

Muchas gracias, reverendo Tirzo Ramiro Girón Pinzón; y muy buenas tardes, a cada uno de ustedes aquí presentes y también los que están a través de internet en diferentes naciones, y también a través del satélite.

Que Dios les bendiga grandemente a todos, y nos abra el corazón, la mente y las Escrituras, para escuchar, entender y creer de todo corazón la Palabra de Cristo. En el Nombre del Señor Jesucristo. Amén y amén.

Para esta ocasión leemos en Primera de Pedro, capítulo 5, verso 4 al 6, las palabras de San Pedro que dice:

Y cuando aparezca el Príncipe de los pastores, vosotros recibiréis la corona incorruptible de gloria.

Igualmente, jóvenes, estad sujetos a los ancianos; y todos, sumisos unos a otros, revestíos de humildad; porque:

Dios resiste a los soberbios,

Y da gracia a los humildes.

Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo;

echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros.”

Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.

Nuestro tema para esta ocasión es: “LA PODEROSA MANO DE DIOS.”

San Pedro dice: “Humillaos bajo la poderosa mano de Dios.” Y Josué en el libro de Josué, en el capítulo 4, verso 19 en adelante, dice:

Y el pueblo subió del Jordán el día diez del mes primero, y acamparon en Gilgal, al lado oriental de Jericó.

Y Josué erigió en Gilgal las doce piedras que habían traído del Jordán.

Y habló a los hijos de Israel, diciendo: Cuando mañana preguntaren vuestros hijos a sus padres, y dijeren: ¿Qué significan estas piedras?

declararéis a vuestros hijos, diciendo: Israel pasó en seco por este Jordán.

Porque Jehová vuestro Dios secó las aguas del Jordán delante de vosotros, hasta que habíais pasado, a la manera que Jehová vuestro Dios lo había hecho en el Mar Rojo, el cual secó delante de nosotros hasta que pasamos;

para que todos los pueblos de la tierra conozcan que la mano de Jehová es poderosa; para que temáis a Jehová vuestro Dios todos los días.”

Aquí también Josué le da a conocer al pueblo que la Mano de Dios es poderosa. Y para que todos los pueblos, no solamente Israel sino para que todos los pueblos sepan que la Mano de Dios es poderosa.

Ahora, cuando se habla de la Diestra de Dios se está hablando del poder de Dios, y cuando el poder de Dios es manifestado, la Diestra de Dios está siendo manifestada, la Mano de Dios está siendo manifestada. La Mano de Dios es manifestada para bendición o para juicio sobre los seres humanos, sobre individuos, sobre ciudades, sobre pueblos, y así por el estilo.

Todos queremos que la poderosa Mano de Dios sea manifestada sobre nosotros para bendición. Y la Iglesia del Señor Jesucristo quiere que la Mano de Dios sea manifestada en todo Su poder, para bendición; y para el pueblo hebreo, el pueblo hebreo también quiere que la Mano de Dios sea manifestada en todo Su poder para bendición.

A través de la historia bíblica encontramos la Mano de Dios manifestada. Dios dice que Su mano hizo todas las cosas, o sea, que toda la Creación fue realizada por la Mano de Dios o por las Manos de Dios; y por consiguiente por el poder de Dios fue creado el Cielo y la Tierra, o los Cielos y la Tierra.

Y ahora, siendo que por medio de Cristo, Dios creó los Cielos y la Tierra, la Diestra de Dios es el poder de Dios, y Dios ha hecho a Jesús Sabiduría y Poder. Por lo tanto, Jesucristo es la Diestra de Dios que se ha manifestado de edad en edad, y de dispensación en dispensación.

Por eso es que Cristo también cuando estuvo hablando acerca de que Él iba a morir, de que lo iban a matar, sabiendo que lo iban a crucificar, cuando estaba siendo juzgado, el sumo sacerdote con el concilio del sanedrín estaban juzgando a Cristo.

Y ahora, dice en el capítulo 28 de San Mateo, versos 59 en adelante:

Y los principales sacerdotes y los ancianos y todo el concilio, buscaban falso testimonio contra Jesús, para entregarle a la muerte,

y no lo hallaron, aunque muchos testigos falsos se presentaban. Pero al fin vinieron dos testigos falsos,

que dijeron: Este dijo: Puedo derribar el templo de Dios, y en tres días reedificarlo.

Y levantándose el sumo sacerdote, le dijo: ¿No respondes nada? ¿Qué testifican éstos contra ti?

Mas Jesús callaba. Entonces el sumo sacerdote le dijo: Te conjuro por el Dios viviente, que nos digas si eres tú el Cristo, el Hijo de Dios.

Jesús le dijo: Tú lo has dicho; y además os digo, que desde ahora veréis al Hijo del Hombre sentado a la diestra del poder de Dios, y viniendo en las nubes del cielo.

Entonces el sumo sacerdote rasgó sus vestiduras, diciendo: ¡Ha blasfemado! ¿Qué más necesidad tenemos de testigos? He aquí, ahora mismo habéis oído su blasfemia.

¿Qué os parece? Y respondiendo ellos, dijeron: ¡Es reo de muerte!

Entonces le escupieron en el rostro, y le dieron de puñetazos, y otros le abofeteaban,

diciendo: Profetízanos, Cristo, quién es el que te golpeó.”

Aquí vean ustedes que Cristo dice que verían al Hijo del Hombre sentado a la Diestra del Poder de Dios, y viniendo en las nubes del Cielo. De esto también nos habla aquí San Marcos... San Marcos nos habló de este momento. Vamos a ver en San Marcos, capítulo 14, verso 62, donde dice (61 al 62):

Mas él callaba, y nada respondía. El sumo sacerdote le volvió a preguntar, y le dijo: ¿Eres tú el Cristo, el Hijo del Bendito?

Y Jesús le dijo: Yo soy; y veréis al Hijo del Hombre sentado a la diestra del poder de Dios, y viniendo en las nubes del cielo.”

Ahora vean, esta profecía que Cristo está dando aquí es de acuerdo a lo que estaba prometido en el Salmo 118, verso 15, Cristo sabía quién Él era; y por cuanto Él sabía quién Él era, Él sabía que iba a morir, pero iba a resucitar, y se iba a sentar a la Diestra de Dios, porque así estaba prometido, así estaba profetizado. Dice en el Salmo 118, verso 15 en adelante:

Voz de júbilo y de salvación hay en las tiendas de los justos;

La diestra de Jehová hace proezas. ”

¿Ven? ¿Ven lo poderosa que es la Diestra de Dios? ¿Ven lo poderosa que es la Mano de Dios? La Mano de Dios hace proezas.

La diestra de Jehová es sublime;

La diestra de Jehová hace valentías.

No moriré, sino que viviré,

Y contaré las obras de JEHOVÁ.

Me castigó...”

Aquí podemos ver que la Mano de Dios hace maravillas, la Diestra de Dios.

Ahora, encontramos en otros Salmos donde nos habla de que no dejaría su alma en el infierno. Esto lo citó San Pedro en el libro de los Hechos... vamos a ver cuál de los Salmos aquí fue el que San Pedro estuvo citando, aquí se está refiriendo al Salmo 16, verso 8.

Vamos a ver lo que nos dice en el Salmo 16, verso 8:

A Jehová he puesto siempre delante de mí;

Porque está a mi diestra, no seré conmovido.

Se alegró por tanto mi corazón, y se gozó mi alma;

Mi carne también reposará confiadamente;

Porque no dejarás mi alma en el Seol,

Ni permitirás que tu santo vea corrupción.

Me mostrarás la senda de la vida;

En tu presencia hay plenitud de gozo;

Delicias a tu diestra para siempre.”

Y ahora, en la Diestra de Dios hay delicias para siempre para los creyentes en Dios, hay grandes bendiciones.

Ahora, vean aquí en el Salmo en que hemos estado leyendo, dice que no permitirá que Su Santo vea corrupción.

Y ahora, esto es una profecía Mesiánica. David murió y vio corrupción. Pero ahora el que no vería corrupción es Cristo, el David Mayor, el Rey Mayor, el Rey de los Cielos y de la Tierra.

Vean aquí en la forma en que San Pedro explica esta profecía. En el libro de los Hechos, capítulo 2, verso 25 en adelante, dice:

Porque David dice de él...”

Y ahora, David está hablando de Él, de Su Señor: “Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi Diestra.” O sea, que dijo Dios al Señor de David, que es Cristo: “Siéntate a mi diestra.”

Porque David dice de él:

Veía al Señor siempre delante de mí;

Porque está a mi diestra, no seré conmovido.

Por lo cual mi corazón se alegró, y se gozó mi lengua,

Y aun mi carne descansará en esperanza;

Porque no dejarás mi alma en el Hades,

Ni permitirás que tu Santo vea corrupción.

Me hiciste conocer los caminos de la vida;

Me llenarás de gozo con tu presencia.

Varones hermanos, se os puede decir libremente del patriarca David, que murió y fue sepultado, y su sepulcro está con nosotros hasta el día de hoy.

Pero siendo profeta, y sabiendo que con juramento Dios le había jurado que de su descendencia, en cuanto a la carne, levantaría al Cristo para que se sentase en su trono,

viéndolo antes, habló de la resurrección de Cristo, que su alma no fue dejada en el Hades, ni su carne vio corrupción.”

¿Ven? O sea, lo que el Profeta y rey y patriarca David decía, se refería al Mesías, al Hijo de David, al Heredero al Trono de David.

A este Jesús resucitó Dios, de lo cual todos nosotros somos testigos.

Así que, exaltado por la diestra de Dios (¿ven? Exaltado por la Mano de Dios, la Diestra de Dios, por el Poder de Dios)...

Así que, exaltado por la diestra de Dios, y habiendo recibido del Padre la promesa del Espíritu Santo, ha derramado esto que vosotros veis y oís.

Porque David no subió a los cielos; pero él mismo dice:

Dijo el Señor a mi Señor:

Siéntate a mi diestra,

Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies.

Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo.”

Y ahora, Cristo cuando ascendió al Cielo se sentó a la Diestra de Dios, o sea, que todo el poder de Dios es manifestado a través de Cristo, porque Cristo está a la Diestra de Dios. Por lo tanto, Cristo es el instrumento a través del cual se manifiesta el Poder de Dios.

Y ahora, Cristo es - Jesús es Señor y Cristo, por esa causa llamamos a Jesús SEÑOR JESUCRISTO. Dios está en Cristo, y por medio de Cristo es que Dios manifiesta Su poder, por medio de Cristo fue que Dios creó los Cielos y la Tierra, por medio de Cristo es que Dios siempre ha estado obrando, y continuará obrando. Y ya tiene un cuerpo físico glorificado.

Cristo antes de tener Su cuerpo físico glorificado tenía un cuerpo angelical, el cual es llamado en el Antiguo Testamento el Ángel de Jehová o Ángel del Pacto. Y todo el Poder de Dios era manifestado también en el Antiguo Testamento a través de Cristo, el Ángel del Pacto. Así es como se manifiesta la poderosa Mano de Dios. Es por Cristo y es Cristo, la Diestra de Dios.

Por lo tanto, es a través de Cristo que la Mano de Dios es manifestada para bendición para mí. ¿Y para quién más? Para cada uno de ustedes también. Y también es manifestada para juicio para aquellos que no creen en Cristo.

Ahora, encontramos que en una ocasión Josué se encontraba frente a Jericó, y vean lo que allí sucedió: Josué, capítulo 5 (veamos lo que dice), versos 13 al 15, dice:

Estando Josué cerca de Jericó, alzó sus ojos y vio un varón que estaba delante de él, el cual tenía una espada desenvainada en su mano.”

Ese es el Ángel de Jehová, Cristo en Su cuerpo angelical, con una espada en Su Mano, en Su Diestra, para así la Diestra de Dios, el Poder de Dios ser manifestado para juicio de Jericó y de todos los que estaban habitando en ese territorio, porque Dios le iba a dar todo ese territorio al pueblo hebreo.

La Diestra de Dios, la Mano poderosa de Dios, podemos ver que se manifestaba a través de Cristo en Su Cuerpo angelical. Y cuando luego Él estuvo en carne humana, también fue manifestada a través de carne humana la Mano poderosa de Dios; también fue manifestada la poderosa Mano de Dios a través de los Profetas, como a través de Moisés, cuando Dios por medio de Moisés habló los juicios que vendrían sobre el pueblo egipcio. Eso fue la poderosa Mano de Dios manifestada para juicio de los egipcios, del faraón y su imperio.

Ahora, aquí el pasaje de Josué, capítulo 5, la poderosa Mano de Dios va a ser manifestada en contra de Jericó, o sea, para juicio de Jericó. Pero será una bendición para el pueblo de Dios, para el pueblo hebreo. Dice:

Y Josué, yendo hacia él, le dijo: ¿Eres de los nuestros, o de nuestros enemigos?

El respondió: No; mas como Príncipe del ejército de Jehová he venido ahora. Entonces Josué, postrándose sobre su rostro en tierra, le adoró; y le dijo: ¿Qué dice mi Señor a su siervo?

Y el Príncipe del ejército de Jehová respondió a Josué: Quita el calzado de tus pies, porque el lugar donde estás es santo. Y Josué así lo hizo.”

Ahora, aquí tenemos al Príncipe de los Ejércitos de Jehová, el cual es el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová, el cual es Cristo en Su Cuerpo angelical. Ahí lo tenemos para traer el juicio divino.

Ahora, acá el juicio divino sobre los gentiles que vivían en la Tierra que Dios le había prometido a Abraham, a Isaac, a Jacob, a los patriarcas, y a los hijos de los patriarcas.

Ahora, aquí en Samuel también nos habla, en Segunda de Samuel, capítulo 24, verso 16... esto fue cuando David había pecado contra Dios a causa de tener una relación íntima con la esposa de uno de sus oficiales del ejército; o sea, con Betsabé.

Ahora, Dios le había dado a escoger a David unas cuantas cosas como juicio divino por el pecado que Él había cometido, un pecado doble, porque mandó también a que colocaran al frente en la guerra al esposo de Betsabé, para que luego muriera también. Todo eso Dios lo vio.

Ahora, veamos aquí, David luego escogió, cuando el Profeta vino y le dijo que escogiera qué castigo él aceptaba, y le puso unos cuantos castigos: caer en las manos de sus enemigos. Y David dijo: “No, no caiga yo en las manos de mis enemigos, porque el enemigo no tiene piedad.” Y le habló unas cuantas cosas y luego dice David: “No, caiga yo en las Manos de Dios, caiga yo en las manos de Dios porque Dios es misericordioso, el cual se arrepiente del castigo.”

Por lo tanto, David prefirió caer bajo las Manos poderosas de Dios, la Mano poderosa de Dios trayendo el juicio sobre David.

Vamos a ver en Segunda de Samuel, capítulo 24, verso 11 en adelante, dice:

Y por la mañana, cuando David se hubo levantado, vino palabra de Jehová al profeta Gad, vidente de David, diciendo:

Vé y dí a David: Así ha dicho Jehová: Tres cosas te ofrezco; tú escogerás una de ellas, para que yo la haga.

Vino, pues, Gad a David, y se lo hizo saber, y le dijo...”

Recuerden que los reyes siempre cuando en medio del pueblo había un Profeta, el rey seguida se lo llevaba para que estuviera en el palacio y fuera el consejero del rey, y fuera el punto de contacto del rey con Dios, y de Dios con el rey. Dios le hablaba al Profeta, y el Profeta le decía al rey lo que Dios había dicho, y entonces el rey le hablaba al Profeta para que orara y le pidiera a Dios o le preguntara alguna cosa, y el Profeta oraba a Dios, y Dios le hablaba al Profeta y le decía lo que tenía que decirle al rey. ¿Ven? Así cuando los reyes sabían que había un Profeta en medio de la tierra, seguida lo tomaban para que fuera la persona clave entre el rey y Dios.

Eso fue lo que hizo el rey Nabucodonosor también con Daniel, y eso fue lo que hicieron otros reyes con Daniel, luego que terminó el imperio de Nabucodonosor. Y eso encontramos que hicieron también - habían hecho con José, el hijo de Jacob allá en Egipto, cuando el faraón tuvo un sueño y los magos y sabios del imperio del faraón allá en Egipto no podían interpretar el sueño.

Vamos a ver porqué causa no lo podían interpretar... está en Génesis, capítulo 41, verso 14 en adelante, dice el rey que él veía, dice:

Entonces Faraón dijo a José: En mi sueño me parecía que estaba a la orilla del río;

y que del río subían siete vacas de gruesas carnes y hermosa apariencia, que pacían en el prado (o sea, que comían en el prado).

Y que otras siete vacas subían después de ellas, flacas y de muy feo aspecto; tan extenuadas, que no he visto otras semejantes en fealdad en toda la tierra de Egipto.

Y las vacas flacas y feas devoraban a las siete primeras vacas gordas;

y éstas entraban en sus entrañas, mas no se conocía que hubiesen entrado, porque la apariencia de las flacas era aún mala, como al principio. Y yo desperté (o sea, que las vacas flacas, cada una se comió una de las vacas, de las gordas, y seguían siendo flacas, continuaban igual de flacas como estaban). Luego:

Vi también soñando, que siete espigas crecían en una misma caña, llenas y hermosas.

Y que otras siete espigas menudas, marchitas, abatidas del viento solano, crecían después de ellas;

y las espigas menudas devoraban a las siete espigas hermosas; y lo he dicho a los magos, mas no hay quien me lo interprete.

Entonces respondió José a Faraón: El sueño de Faraón es uno mismo; Dios ha mostrado a Faraón lo que va a hacer (o sea, que Dios extendería Su Mano sobre Egipto, Su Mano de juicio, traería siete años de juicio sobre Egipto; pero primero traería siete años de bendición, de bendición en la agricultura, de bendición para el pueblo). Dice:

Las siete vacas hermosas siete años son; y las espigas hermosas son siete años: el sueño es uno mismo.

También las siete vacas flacas y feas que subían tras ellas, son siete años; y las siete espigas menudas y marchitas del viento solano, siete años serán de hambre.

Esto es lo que respondo a Faraón. Lo que Dios va a hacer, lo ha mostrado a Faraón.”

Vean, tan sencillo que era todo, pero se necesitaba un Profeta para que Dios le revelara el significado de ese sueño que le había dado al faraón.

He aquí vienen siete años de gran abundancia en toda la tierra de Egipto.

Y tras ellos seguirán siete años de hambre; y toda la abundancia será olvidada en la tierra de Egipto, y el hambre consumirá la tierra.

Y aquella abundancia no se echará de ver, a causa del hambre siguiente la cual será gravísima.

Y el suceder el sueño a Faraón dos veces, significa que la cosa es firme de parte de Dios, y que Dios se apresura a hacerla.

Por tanto, provéase ahora Faraón de un varón prudente y sabio, y póngalo sobre la tierra de Egipto.

Haga esto Faraón, y ponga gobernadores sobre el país, y quinte la tierra de Egipto en los siete años de la abundancia.

Y junten toda la provisión de estos buenos años que vienen, y recojan el trigo bajo la mano de Faraón para mantenimiento de las ciudades; y guárdenlo.

Y esté aquella provisión en depósito para el país, para los siete años de hambre que habrá en la tierra de Egipto; y el país no perecerá de hambre.

El asunto pareció bien a Faraón y a sus siervos,

y dijo Faraón a sus siervos: ¿Acaso hallaremos a otro hombre como éste, en quien esté el espíritu de Dios?

Y dijo Faraón a José: Pues que Dios te ha hecho saber todo esto, no hay entendido ni sabio como tú.

Tú estarás sobre mi casa, y por tu palabra se gobernará todo mi pueblo (o sea, que vendría a ser el administrador del reino); (dijo también faraón a José) solamente en el trono seré yo mayor que tú.

Dijo además Faraón a José: He aquí yo te he puesto sobre toda la tierra de Egipto.

Entonces Faraón quitó su anillo de su mano, y lo puso en la mano de José, y lo hizo vestir de ropas de lino finísimo, y puso un collar de oro en su cuello.

y lo hizo subir en su segundo carro, y pregonaron delante de él: ¡Doblad la rodilla!; y lo puso sobre toda la tierra de Egipto.

Y dijo Faraón a José: Yo soy Faraón; y sin ti ninguno alzará su mano ni su pie en toda la tierra de Egipto.

Y llamó Faraón el nombre de José, Zafnat-panea; y le dio por mujer a Asenat, hija de Potifera sacerdote de On. Y salió José por toda la tierra de Egipto.

Era José de edad de treinta años cuando fue presentado delante de Faraón rey de Egipto; y salió José de delante de Faraón, y recorrió toda la tierra de Egipto.

En aquellos siete años de abundancia la tierra produjo a montones.

Y él reunió todo el alimento de los siete años de abundancia que hubo en la tierra de Egipto, y guardó alimento en las ciudades, poniendo en cada ciudad el alimento del campo de sus alrededores.

Recogió José trigo como arena del mar, mucho en extremo, hasta no poderse contar, porque no tenía número.”

Aquí podemos ver que sobre José vino la Mano de Dios para bendición y sobre el pueblo Egipcio vino la Mano de Dios en esos primeros siete años para bendición, pero después vendría la Mano de Dios sobre el pueblo Egipcio para juicio divino.

Pero vean, estando un Profeta en la Tierra que conocía lo que iba a suceder, y sabía que tenían que hacer, o sea, tenía la revelación del juicio que vendría, pero también tenía la solución para evitar el juicio que vendría.

Es como en este tiempo en el cual vivimos que es dado a conocer el juicio que viene sobre la Tierra. Pero la solución también está, la solución es escuchar la gran Voz de Trompeta, la Trompeta del Evangelio del Reino juntamente con la Trompeta del Evangelio de la Gracia, para obtener la fe de Rapto, la fe para ser transformados y raptados, e ir con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero, y así evitaremos el juicio divino que vendrá sobre la raza humana durante la gran tribulación; la gran tribulación que son tres años y medio, que corresponde a la última parte, a la segunda parte de la semana número setenta, será el tiempo en que esta Tierra va a ser purificada, bajo el juicio divino.

Habrá un día ardiente como un horno, dice Malaquías, capítulo 4, verso 1, y ese es el Día terrible de Jehová, ése será el tiempo del juicio divino sobre la raza humana. Y sabiendo que vienen esos tres años y medio de juicio divino sobre la raza humana, ¿qué vamos a hacer? Escuchar la Voz de Dios. ¿Qué hizo el faraón? Pues escuchó la Voz de Dios a través de un profeta, a través del profeta José, que le dijo, le recomendó lo que tenía que hacer. Y el faraón vio que eso era correcto y los consejeros del rey también vieron que eso era lo correcto.

Y luego vieron que José había recomendado que el faraón escogiera un hombre y lo colocara sobre todos sus negocios; y el faraón y sus consejeros vieron que no había otro hombre como José; y había salido de la cárcel, salió de la cárcel para reinar, para gobernar en el imperio o reino del faraón; porque ahora le fue entregada la administración de ese reino a José. El anillo del rey fue colocado en la mano de José.

Por lo tanto, el sello del faraón ahora lo tenía José. Por lo tanto, todos los negocios los firmaba con el sello, los sellaba, y ese era el sello del faraón; o sea, que a través de José, el rey estaba reinando, estaba trabajando; eran todos los negocios del rey los que estaba atendiendo José.

Y ahora, encontramos que eso es tipo de Cristo, es tipo de la Segunda Venida de Cristo. Cristo ascendió al Cielo y se sentó en el Trono de Dios, y todos los negocios del Padre Celestial, del Reino de los Cielos y de la Tierra fueron encomendados a Cristo. Por eso Cristo cuando resucitó y apareció a Sus discípulos, dijo: “Todo poder me es dado en el Cielo y en la Tierra.”

Por lo tanto, Cristo tiene el poder para administrar todos los negocios del Padre Celestial, no solamente aquí en la Tierra sino en el Cielo también; porque todo poder le ha sido dado a Cristo en el Cielo y en la Tierra. Él se ha sentado en el Trono de Dios, Él está a la Diestra de Dios, y por consiguiente todo el poder de Dios es manifestado a través de Jesucristo nuestro Salvador.

¿Y cómo Cristo va a manifestar Su poder aquí en la Tierra? Por medio de Su Espíritu Santo Él lo manifiesta y Él envía Sus diferentes Mensajeros a través de los cuales Cristo se manifiesta y manifiesta Su poder en esos Mensajeros.

Encontramos que manifestó Cristo Su poder a través de San Pedro y de otros Apóstoles, y también manifestó Su poder a través de San Pablo, de Ireneo, de Martín, de Colombo, de Lutero, de Wesley y del Reverendo William Branham. Esos Mensajeros de las siete edades de la Iglesia estaban en la Mano de Dios, son las siete estrellas en la Diestra de Dios.

Por lo tanto, en la Diestra del Hijo del Hombre, en la Diestra de Cristo, y Cristo en medio de Su Iglesia, ha tenido esos Mensajeros en Su Diestra. Eso significa que esos Mensajeros han estado en el poder de Dios llevando a cabo el ministerio que Dios les ha dado. El poder de Dios ha sido manifestado, el poder de Cristo ha sido manifestado a través de esos Mensajeros.

La Diestra de Cristo significa el poder de Cristo, la Diestra de Dios significa el poder de Dios y el poder de Dios ha sido otorgado a Cristo, por consiguiente el poder de Cristo, la Diestra de Cristo teniendo en Su Mano siete estrellas, que son los siete Mensajeros de las siete edades, significa que esos Mensajeros han estado en las Manos o en la Mano de Cristo, y el poder de Cristo ha sido manifestado de edad en edad a través de esos Mensajeros.

El poder de la revelación divina, el poder de la predicación del Evangelio de Cristo, el poder de salvación, y así todos estos poderes, y el poder para hacer los milagros y maravillas que Cristo prometió hacer en medio de Su Iglesia. Todo esto está en la Mano de Cristo, en la Diestra de Cristo, porque todo poder le fue dado a Cristo.

Y por consiguiente ahora los Mensajeros representados en siete estrellas, estando en la Diestra de Cristo, la Diestra del Hijo del Hombre, representa que están ellos ministrando en la Iglesia del Señor Jesucristo con el poder de Cristo, es con el Espíritu y poder de Jesucristo que ellos han tenido ese ministerio que Dios les ha dado en medio de la Iglesia del Señor Jesucristo, han venido en el Espíritu y el poder de Jesucristo nuestro Salvador, con la revelación divina para cada edad.

Por lo tanto, han venido con el poder de la revelación divina para el pueblo de Dios, la Iglesia del Señor Jesucristo. Ellos fueron mencionados como siete estrellas, esos siete Mensajeros de la Iglesia del Señor Jesucristo para las siete etapas entre los gentiles.

Y ahora, para el tiempo en el cual vivimos, ¿qué Cristo tiene? Cristo ha dicho: “Al que venciere Yo le daré la Estrella de la Mañana.” Por lo tanto, recibirá el Vencedor del Día Postrero la Estrella de la Mañana. Cristo en Apocalipsis, capítulo 12, verso 28, lo dice: “Y le dará poder también.” Apocalipsis, capítulo 22, veamos versos 26 en adelante... pues estamos hablando de la poderosa Mano de Dios.

Por lo tanto, tenemos que ver la Mano poderosa de Dios siendo manifestada, y tenemos que conocer el orden de la manifestación de la Mano poderosa de Dios. En el libro del Apocalipsis, capítulo 2, versos 26 al 29, dice:

Al que venciere y guardare mis obras hasta el fin, yo le daré autoridad sobre las naciones (o sea, que tendrá el poder de Jesucristo, para poder tener autoridad sobre las naciones).”

Por lo tanto, en ese Vencedor el poder de Jesucristo que le fue otorgado por Dios le será dado al Vencedor, y con ese poder de Dios, el poder de la Mano poderosa de Dios siendo manifestado en el Vencedor, tendrá autoridad sobre todas las naciones; y le dará autoridad sobre las naciones.

...y las regirá (o sea, las gobernará)... y las regirá con vara de hierro, y serán quebrantadas como vaso de alfarero; como yo también la he recibido de mi Padre.”

Vean, en la misma forma en que Cristo recibió el poder y autoridad de los Cielos y de la Tierra, ahora Cristo le otorgará al Vencedor poder, el poder que Él tiene sobre la Tierra se lo otorgará al Vencedor. La misma forma en que el Padre lo otorgó a Él, Él lo otorgará al Vencedor. Dice:

...como yo también la he recibido de mi Padre;

y le daré la estrella de la mañana.

El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.”

Es Cristo en Espíritu Santo hablando a las iglesias, es el Espíritu Santo dando esta promesa, o sea, el Espíritu de Cristo.

Por lo tanto, el Vencedor recibirá esa autoridad y poder sobre todas las naciones, y las regirá con vara de hierro, y serán quebrantadas como vaso de alfarero; así como Cristo ha recibido de Su Padre Celestial.

...y le daré la estrella de la mañana.”

Y ahora, ya las siete estrellas de las siete edades terminaron su tiempo de ministerio, las siete estrellas son los siete Ángeles Mensajeros de las siete edades, representados en siete estrellas y representados en los siete pastores de las siete iglesias mencionadas aquí en el Apocalipsis.

Ahora, la promesa es que le dará Cristo, la Estrella de la Mañana.

Ahora, veamos cuál es la Estrella de la Mañana, que va a recibir el Vencedor. En Apocalipsis, capítulo 22, verso 16, dice:

Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias. Yo soy la raíz y el linaje de David, la estrella resplandeciente de la mañana.”

Cuando Cristo le dé la estrella resplandeciente de la mañana, ¿qué va a recibir el Vencedor? A Cristo, a Cristo en Su Segunda Venida. Él recibirá a Cristo en Su Segunda Venida, y así estará recibiendo la Estrella resplandeciente de la Mañana, que es Cristo, y estará recibiendo autoridad sobre todas las naciones, así como Cristo la recibió del Padre.

También dice Cristo - si va a recibir autoridad sobre todas las naciones, sobre las naciones, y las va a regir, las va a gobernar con vara de hierro, pues tiene que ser un rey, y tiene que tener un trono, sentarse en un trono.

En Apocalipsis, capítulo 3, versos 20 al 21, dice:

He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo.”

No dice: “Desayunaré con él ni almorzaré con él.” No dice: “Y almorzaré con él.” Sino que dice: “Y cenaré con él.” Por lo tanto, corresponde al tiempo de la tarde.

Al que venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono.

El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.”

Vean, es el Espíritu Santo, Cristo en Espíritu Santo haciendo esta promesa para el Vencedor.

Y ahora, Cristo le dará que se siente con Él en Su Trono. ¿Cuál es el Trono de Cristo? Cristo está sentado en el Cielo, en el Trono Celestial, en el Trono del Padre, pero ese no es el Trono de Cristo, ese es el Trono del Padre. El Trono de Cristo, dijo el Arcángel Gabriel a la virgen María que es el Trono de David. Eso está en San Lucas, capítulo 1, versos 30 en adelante, donde dice:

Entonces el ángel le dijo: María, no temas, porque has hallado gracia delante de Dios.

Y ahora, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS.

Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre;

y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin.”

Y ahora, ¿quién es el Heredero al Trono de David? Nuestro amado Señor Jesucristo, y por consiguiente ese es el Trono de Cristo. El Trono de Cristo es el Trono de David, es el Trono en esta Tierra, por consiguiente ese es el Trono de Jehová en la Tierra, del cual le habló Dios allá a David y a Salomón. El Trono del Reino de Jehová sobre la Tierra es el Trono de David. Y el Reino de Jehová sobre la Tierra es el Reino de David.

Y Cristo es el Heredero a ese Reino y a ese Trono. Y ese es el Trono del cual Cristo dice: “Al que venciere, Yo le daré que se siente conmigo en mi Trono; así como Yo he vencido y me he sentado con mi Padre en Su Trono.” Así como el Padre sentó a Cristo ya resucitado en Su Trono, y por consiguiente le dio todo el poder y autoridad en los Cielos y de los Cielos, y en la Tierra, así Cristo sentará en Su Trono terrenal, el Trono de David con Él al Vencedor, para que rija a las naciones con vara de hierro.

Así como el faraón colocó a José para que le administrara los negocios del Reino, y Dios tiene a Cristo en el Trono Celestial como el administrador de los Cielos y de la Tierra.

Y ahora, Cristo va a colocar en Su Trono, en Su Reino, con Él al Vencedor. Ese Vencedor está aquí profetizado por el mismo Cristo en San Mateo, capítulo 24... y vamos a ver aquí a ese Vencedor. En el capítulo 24 de San Mateo, verso 42 en adelante, dice:

Velad, pues, porque no sabéis a qué hora ha de venir vuestro Señor (o sea, a qué hora ha de suceder la Venida del Señor, la Segunda Venida de Cristo).

Pero sabed esto, que si el padre de familia supiese a qué hora el ladrón habría de venir, velaría, y no dejaría minar su casa.

Por tanto, también vosotros estad preparados; porque el Hijo del Hombre vendrá a la hora que no pensáis.

¿Quién es, pues, el siervo fiel y prudente, al cual puso su señor sobre su casa para que les dé el alimento a tiempo?”

¿Cuál es la Casa del Señor? La Iglesia del Señor Jesucristo. Y la Casa del Señor como pueblo en el Antiguo Testamento es el pueblo hebreo. Y la Casa del Señor como templo, como edificio, era el templo que Salomón construyó, y luego fue reedificado, restaurado en diferentes ocasiones, luego de ser destruido. Y el tabernáculo que construyó Moisés también era la Casa de Dios en medio del pueblo hebreo cuando iban por el desierto hasta llegar a la tierra prometida.

Y ahora, en el Nuevo Testamento la Casa de Dios es la Iglesia del Señor Jesucristo, es un Templo Espiritual para morada de Dios en Espíritu Santo en Su Iglesia y en el alma de cada creyente en Cristo. Por eso es que San Pablo nos habla. Vamos a hacer una pausa aquí de la lectura que estamos teniendo, y vamos a leer aquí en Hebreos, capítulo 3, lo que nos dice San Pablo... capítulo 3, verso 5 al 6, dice:

Y Moisés a la verdad fue fiel en toda la casa de Dios, como siervo, para testimonio de lo que se iba a decir;

pero Cristo como hijo sobre su casa, la cual casa somos nosotros...”

¿Cuál es la Casa de Dios? Los hijos de Dios, la Familia de Dios, donde está el Espíritu de Dios, y por consiguiente esa es la Iglesia del Señor Jesucristo, el Templo Espiritual de Cristo.

...pero Cristo como hijo sobre su casa, la cual casa somos nosotros, si retenemos firme hasta el fin la confianza y el gloriarnos en la esperanza.”

Y ahora, esta Casa es la Iglesia del Señor Jesucristo, la Familia de Dios, los descendientes de Dios.

Ahora, en Efesios, capítulo 2, Cristo también nos habla de esta Casa, de este Templo, nos habla a través de San Pablo en el capítulo 2 de Efesios, versos 19 al 22, y nos dice:

Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos , sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios (miembros de la Familia de Dios como hijos e hijas de Dios),

edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo,

en quien todo el edificio, bien coordinado, va creciendo para ser un templo santo en el Señor.”

Todos los hijos e hijas de Dios están colocados en la Iglesia del Señor Jesucristo, a medida que van recibiendo a Cristo como su único y suficiente Salvador, y van siendo bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y Cristo los bautiza con Espíritu Santo y Fuego, y son colocados en el Templo Espiritual de Cristo, en la Casa de Dios, la Familia de Dios, con Vida eterna.

...en quien todo el edificio, bien coordinado, va creciendo para ser un templo santo en el Señor;

en quien vosotros también sois juntamente edificados para morada de Dios en el Espíritu.”

Y cada creyente en Cristo como individuo también es edificado para ser un templo humano, un templo espiritual, en donde mora Dios en Espíritu Santo. Pablo decía: “¿No sabéis que vosotros sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros?” Por lo tanto, la Casa de Dios como Cuerpo Místico de creyentes es la Iglesia del Señor Jesucristo. Y la Casa de Dios como individuo es cada creyente en Cristo.

Y ahora, ¿quién es el siervo fiel y prudente al cual puso su Señor sobre Su Casa, o sea, sobre Su Iglesia, la Iglesia del Señor Jesucristo, para que les dé el Alimento a tiempo? Sobre la Casa de Su Señor, la Casa de Cristo, Su Iglesia, la Iglesia de Jesucristo, la Familia de Cristo, los descendientes de Dios, los hijos e hijas de Dios.

Ahora, ¿cuál es el Siervo fiel y prudente? De edad en edad Cristo ha enviado diferentes Siervos, diferentes Mensajeros: San Pedro en medio de los hebreos, luego San Pablo en medio de los gentiles, luego Ireneo, Martín, Colombo, Lutero, Wesley y el Reverendo William Branham. Esos fueron Siervos fieles y prudentes que le dieron el Alimento Espiritual a los hijos de Dios en la Casa de Dios, en la Iglesia del Señor Jesucristo.

El Alimento Espiritual es la Palabra de Dios, porque no solamente de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios. Por lo tanto, el Alimento es la Palabra de Dios, el Mensaje de Dios revelado para ese tiempo en que Dios envía a cada uno de esos Mensajeros.

Y ahora, en la Casa de Dios hay Alimento Espiritual en abundancia de edad en edad, Cristo se encarga por medio de Su Espíritu Santo de traer ese Alimento a través del Mensajero correspondiente a cada edad, el cual es el Siervo fiel y prudente correspondiente a cada edad.

Pero para el Día Postrero, ¿cuál es el Siervo fiel y prudente que estará viviendo en la Tierra en medio de la Iglesia de Jesucristo y trayendo ese Alimento Espiritual por medio del Espíritu Santo? Ese será el que tendrá la bendición mayor en el Reino de Cristo. Dice:

¿Quién es, pues, el siervo fiel y prudente, al cual puso su señor sobre su casa para que les dé el alimento a tiempo?

Bienaventurado aquel siervo al cual, cuando su señor venga, le halle haciendo así.”

¿Ven? El Siervo fiel y prudente, en la Iglesia del Señor Jesucristo, en la Casa de Dios correspondiente al Día Postrero, cuando Cristo venga ese Siervo fiel y prudente que esté en la Iglesia de Jesucristo dándole el Alimento Espiritual a tiempo, que será el Mensajero del Día Postrero será el más bienaventurado de todos los Mensajeros que Cristo ha enviado a Su Iglesia. Dice:

Bienaventurado aquel siervo al cual, cuando su señor venga, le halle haciendo así.”

¿Ven? Le halle dándole el Alimento a tiempo. Ya los otros Mensajeros trajeron el Alimento, la Palabra revelada para cada edad y se fueron. Pero habrá uno en la Tierra, colocado por Cristo en Su Iglesia, el cual estará dando el Alimento Espiritual a tiempo, el Alimento correspondiente a este tiempo, el Mensaje revelado de Cristo para este tiempo final, el Mensaje correspondiente a la etapa de la Edad de la Piedra Angular en la Iglesia del Señor Jesucristo.

Ahora, vean la bendición:

De cierto os digo que sobre todos sus bienes le pondrá.”

Lo mismo que hizo faraón con José: le puso sobre todos sus bienes. Y lo mismo que hizo Dios el Padre con Jesús: lo puso sobre todos sus bienes; y lo sentó ¿dónde? En Su Trono en el Cielo, y le dio poder, autoridad en los Cielos y en la Tierra.

Y ahora, Cristo tendrá un Administrador que estará siendo el instrumento de Cristo para traer el Alimento Espiritual a la Iglesia de Jesucristo en este Día Postrero, para que los hijos de Dios sean bien alimentados con la Palabra revelada para este tiempo final. “Porque no solamente de pan vivirá el hombre sino de toda Palabra que sale de la boca de Dios.”

Usted no puede darle a su alma un pedazo de pan literal, porque el alma no come pan literal; a su cuerpo sí le puede dar, y come. El alma suya y el alma mía, solamente come un Alimento: es la Palabra de Dios. Ese es el Alimento para nuestra alma. El que no come ese Alimento, la Palabra, entonces es un alma toda débil, enfermiza y delgada o flaca, no porque debe ser así sino porque no come el Alimento Espiritual.

Deje usted de comer alimento por un mes y verá como se pone, o por dos meses y verá como se pone. Así como necesitamos el alimento físico para el cuerpo, necesitamos el Alimento Espiritual para el alma de nosotros; de otra forma muere nuestra alma por falta de Alimento Espiritual.

Y aquí el Siervo que Cristo pone sobre Su Familia, sobre Su Iglesia, lo que trae es Alimento Espiritual para el alma.

En Amós nos dice que habrá hambre sobre la Tierra. Vean, Amós capítulo 8, verso 11, dice:

He aquí vienen días, dice Jehová el Señor, en los cuales enviaré hambre a la tierra, no hambre de pan, ni sed de agua, sino de oír la palabra de Jehová (como envió hambre en el tiempo del faraón y de José, allá sobre Egipto; y como lo ha hecho en otras ocasiones).”

Y ahora, el hambre que Él dice aquí que enviará, dice:

...no hambre de pan, ni sed de agua, sino de oír la palabra de Jehová.”

Y por cuanto la Palabra de Jehová viene a la Iglesia de Jesucristo, como vino al pueblo hebreo por medio del Espíritu Santo a través de un hombre, de un Profeta. Eso está en Deuteronomio, capítulo 18, versos 15 al 19, dice:

Profeta de en medio de ti, de tus hermanos, como yo, te levantará Jehová tu Dios; a él oiréis.”

¿A quién dice Moisés que hay que escuchar? Al Profeta que Dios envía, ¿por qué? Verso 18 en adelante aquí... dice de este mismo capítulo 18, verso 18 al 19, dice:

Profeta les levantaré de en medio de sus hermanos, como tú (o sea, eso lo dice Dios, le está diciendo Dios a Moisés); y pondré mis palabras en su boca.”

¿Por qué hay que escuchar al Profeta que Dios envía? Porque Dios coloca Su Palabra en la boca de ese Profeta, y cuando ese Profeta habla, lo que está hablando es la Palabra de Dios. Esa es la Voz de Dios, viniendo al pueblo a través de un hombre, a través de un Profeta.

...y él les hablará todo lo que yo le mandare.”

¿Ven? Ese Profeta habla todo lo que Dios le mande a hablar.

Mas a cualquiera que no oyere mis palabras que él hablare en mi nombre, yo le pediré cuenta.”

Por lo tanto, toda persona que no escuche la Voz de Dios a través del hombre, del Mensajero que Dios envía, recibirá de Dios la recompensa, Dios le pedirá cuenta. Y cualquiera que no escucha la Voz de Dios será cortado del pueblo.

En Zacarías capítulo 7, verso 11 al 12, dice... hablando de los que no quisieron escuchar la Voz de Dios por medio de los Profetas, dice:

Pero no quisieron escuchar, antes volvieron la espalda, y taparon sus oídos para no oír;

y pusieron su corazón como diamante, para no oír la ley ni las palabras que Jehová de los ejércitos enviaba por su Espíritu, por medio de los profetas primeros; vino, por tanto, gran enojo de parte de Jehová de los ejércitos.”

Vean, ¿cómo Dios le hablaba al pueblo? por medio de Su Espíritu Santo, por medio de Cristo en Su Cuerpo angelical. Cristo en Su cuerpo angelical es el Espíritu Santo, el Ángel del Pacto. Dios por medio del Ángel del Pacto, de Su Ángel hablaba a través de los Profetas, y lo que el pueblo escuchaba hablar a esos Profetas era la Palabra de Dios, era la Voz de Dios a través de esos hombres de Dios.

Y ahora, encontramos que los que escuchan la Voz de Dios, la escuchan por medio de la manifestación de Dios, por medio de Su Espíritu Santo, a través de los Profetas que Él envía.

Y ahora, hemos visto porqué a través de las edades del pueblo hebreo, que es la Iglesia del Antiguo Testamento, y a través de las edades o etapas de la Iglesia del Señor Jesucristo del Nuevo Testamento, siempre Cristo en Espíritu Santo ha estado manifestado a través de diferentes hombres, hablándole a Su pueblo, tanto al pueblo hebreo en el Antiguo Testamento como al pueblo de Dios del Nuevo Testamento, a la Iglesia del Señor Jesucristo. “Porque no hará nada el Señor Jehová sin que antes revele Sus secretos a Sus Siervos Sus Profetas.” Amós, capítulo 3, verso 7.

Ahora, si ya se fueron los siete Ángeles Mensajeros de las siete edades, a través de los cuales Cristo en Espíritu Santo estuvo hablándole al pueblo, ¿cómo nos va a hablar en este tiempo? Vamos a ver lo que nos dice el Reverendo William Branham aquí... siendo que el Reverendo William Branham fue el séptimo Mensajero de la séptima edad de la Iglesia entre los gentiles, y fue también el precursor de la Segunda Venida de Cristo, el cual fue enviado con el Espíritu y virtud de Elías; o sea, el Espíritu Santo operando en el ministerio de Elías por cuarta ocasión.

Veamos en la página 301 y 302 del libro de “Los Sellos,” lo que él dijo. Dijo:

Noten bien: En el tiempo cuando Dios iba a librar al mundo antes del diluvio, Él mandó un águila (o sea, un Profeta; porque los Profetas son tipificados en águilas). Cuando decidió librar a Israel, también mandó un aguila (eso fue Moisés, el águila de Dios, el Profeta de Dios; para el tiempo del diluvio mandó un águila, que fue Noé, el Profeta de Dios. Esos son Profetas dispensacionales).¿No cree usted que cuando Juan estaba en la Isla de Patmos, este mensaje era tan perfecto que aun no podía ser confiado a un Ángel? Ahora, un ángel es un mensajero, pero ¿sabía usted que aquel mensajero era un profeta?”

Y ahora, aquí el Reverendo William Branham dice que el Ángel que le dio la revelación del Apocalipsis a Juan el Apóstol, era un Profeta. Un Profeta que estaba en Su cuerpo angelical. Así como Cristo antes de venir a la Tierra en un cuerpo de carne humana, el cual nació en Belén de Judea, antes de eso Cristo estaba en medio del pueblo hebreo; y a través de Cristo, Dios hablaba al pueblo hebreo.

Cristo en el Antiguo Testamento antes de tener Su cuerpo de carne, tenía Su cuerpo angelical, el cual es el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová. Cristo estaba en cuerpo espiritual, era un Espíritu de Profeta: Cristo, el Ángel del Pacto.

Por eso cuando apareció en carne humana era el Profeta de Nazaret, un Profeta. Si es un Profeta en cuerpo angelical, cuando aparezca en carne humana, ¿qué tiene que ser? Un Profeta también. Y si es un espíritu de Profeta mayor, entonces tiene que ser un Profeta mayor, dispensacional, cuando venga a la Tierra; o sea, que no pierde la posición o rango que tiene en el mundo espiritual.

Ahora, este Ángel que le apareció a Juan el Apóstol, dice el Reverendo William Branham que era un Profeta, o sea, un espíritu de Profeta, un Profeta en cuerpo angelical; como el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová, era nada menos que Cristo en Su cuerpo angelical, Cristo en Su cuerpo espiritual.

Ahora, continuamos aquí leyendo:

¿Sabía usted que aquel Mensajero era un Profeta? ¿Lo creen? Vamos a probarlo. Veamos Apocalipsis 22:9 para ver si no fue un águila. Él era un Ángel, un Mensajero, pero era un Profeta, el cual reveló a Juan completamente este libro de Apocalipsis. Ahora veamos lo que Juan vio:

Yo Juan (esto está en Apocalipsis 22:8-9) soy el que ha oído y visto estas cosas. Y después que hube oído y visto, me postré para adorar delante de los pies del ángel que me mostraba estas cosas.

Y él (el ángel) me dijo: Mira que no lo hagas (y dice el Reverendo William Branham)(ningún verdadero Profeta recibiría adoración alguna [o sea, ningún verdadero Profeta recibirá adoración alguna], o Mensajero cualquiera): porque (dice)yo soy siervo contigo, y con tus hermanos los profetas, y con los que guardan las palabras de este libro. Adora a Dios. (Apocalipsis 22:8-9).”

Y ahora, este Ángel del Señor Jesucristo, que le dio a Juan la revelación del Apocalipsis, que llegó a Juan con la revelación de Jesucristo, es un Profeta en cuerpo espiritual. Y si es un Profeta en cuerpo espiritual algún día tiene que venir en cuerpo de carne en medio de la Iglesia del Señor Jesucristo. Pero ha estado todo el tiempo en cuerpo angelical en medio de la Iglesia de Jesucristo, pero para el Día Postrero cuando terminen los siete Ángeles Mensajeros, estará en medio de la Iglesia de Jesucristo en carne humana. Sigue diciendo en la página 302:

Ahora, el Libro era tan importante, y es la Palabra de Dios. ¡Cuidado! Cuando la Palabra de Dios es revelada, tiene que ser traída por el profeta porque solamente a él llega la Palabra de Dios.”

¿Ven? ¿Por qué? “Porque Dios no hará nada sin que revele Sus secretos a Sus siervos Sus Profetas.” Es a través de los Profetas que Dios envía, que Él revela a Su pueblo Su Palabra.

Los Profetas vienen con las dos conciencias juntas. No hay tal cosa como una escuela o un seminario o un instituto bíblico-religioso que haga Profetas. Los Profetas nacen Profetas, nacen con las dos conciencias juntas, y nacen ya para una labor determinada en el Programa Divino.

Y este Ángel del Señor Jesucristo tiene una misión determinada en medio de la Iglesia del Señor Jesucristo, para lo cual Cristo lo envía en medio de Su Iglesia desde tiempo pasado. A Juan se lo envió con la revelación de Jesucristo; y por consiguiente ha estado todo el tiempo en la Iglesia del Señor Jesucristo en cuerpo angelical.

No solamente Juan el Apóstol ha visto al Ángel del Señor Jesucristo, sino otros Apóstoles también. Y eso lo vamos a dejar quietecito, porque lo importante es que para este tiempo final habrá miles de personas o millones de personas que verán al Ángel del Señor Jesucristo.

Pero de todos los que lo vean en carne humana cuando venga en carne humana, ¿cuántos lo van a reconocer y a recibir, y a recibir el Mensaje que él nos traerá? ¡Todos nosotros!

Él será conocido por el Mensaje que él traerá, que será la Palabra revelada para este tiempo final, la cual ninguna otra persona podrá traer, porque ninguna otra persona conoce el misterio del Ángel del Señor Jesucristo, y ninguna otra persona conoce el misterio de la Palabra prometida para este tiempo final, y ninguna otra persona comprende el misterio de la etapa de la Iglesia del Día Postrero que corresponde a la Edad de la Piedra Angular, y ninguna otra persona conoce el misterio del territorio donde esa Edad de la Piedra Angular se estará llevando a cabo y donde aparecerá el Ángel del Señor Jesucristo en un cuerpo de carne humana. Él estará trayendo la revelación de Jesucristo a la Iglesia de Jesucristo y después al pueblo hebreo.

Por lo tanto, toda revelación para este tiempo final vendrá exclusivamente a través del Espíritu Santo en el Ángel del Señor Jesucristo. A través de ese Ángel Mensajero de Jesucristo en carne humana manifestado en el Día Postrero, estará Cristo manifestado revelándose a Su Iglesia y dándonos la revelación de Su Palabra para este Día Postrero, y por consiguiente dándonos la fe, la revelación para ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero.

A través de ese Ángel Mensajero Cristo en Espíritu Santo estará sonando la Gran Voz de Trompeta, la Trompeta final; a través de ese Mensajero, Cristo estará llamando y juntado a Sus escogidos con gran Voz de Trompeta, como dice en San Mateo, capítulo 24, verso 31: llamará y juntará a los escogidos correspondientes a la Iglesia del Señor Jesucristo, y después llamará y juntará ciento cuarenta y cuatro mil hebreos, doce mil de cada tribu. Ese es el Ángel que viene con el Sello del Dios Vivo en Apocalipsis, capítulo 7, verso 2 en adelante. Ese es el Ángel enviado por Jesucristo a Su Iglesia, es el Ángel del cual dice en Apocalipsis, capítulo 22, verso 16:

Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias. Yo soy la raíz y el linaje de David, la estrella resplandeciente de la mañana.”

¿A quién dice Cristo que ha enviado? A Su Ángel. En San Juan, capítulo 13, verso 20, dice:

De cierto, de cierto os digo: El que recibe al que yo enviare, me recibe a mí; y el que me recibe a mí, recibe al que me envió (o sea, al Padre).”

¿Y cómo van a estar recibiendo a Jesucristo y al Padre, al recibir al Enviado de Cristo? Porque Jesucristo vendrá manifestado en ese Enviado, y Dios el Padre vendrá manifestado en ese Enviado. En palabras más claras: Dios, que es el Alma Eterna viviente, con Su cuerpo angelical, que es Cristo en Espíritu Santo, vendrá manifestado en Su Enviado. Tan simple como eso. Como vino en Jesús y como ha venido en los demás Mensajeros que Él ha enviado; y así será manifestada la poderosa Mano de Dios en la Tierra, en medio de la Iglesia de Jesucristo, para traer la bendición, traer la revelación divina del Día Postrero, para que los escogidos sean llamados y juntados en el Cuerpo Místico de Cristo, y reciban la bendición de Dios bajo la Mano poderosa de Dios.

LA PODEROSA MANO DE DIOS.”

Vean, cómo es que ha sido manifestada y cómo estará manifestada en este tiempo final. En Apocalipsis, capítulo 4, verso 1, Cristo con esa Voz de Trompeta, dice:

Sube acá, y yo te mostraré las cosas que sucederán después de estas.”

Y ahora, ¿a dónde vamos a subir? De edad en edad los creyentes en Cristo han sido llamados para subir a la edad que les corresponde, y han ido subiendo de edad en edad.

Y ahora, ¿a dónde vamos a subir? Vamos a subir a la Edad de la Piedra Angular. Ahí estará Cristo hablando, así como estuvo Cristo en cada Mensajero hablando en cada edad.

Ahora, Cristo estará hablando en la Edad de la Piedra Angular a través de Su Ángel Mensajero, que será enviado a Su Iglesia en carne humana. Y a través de Su Ángel Mensajero Cristo estará velado y revelado, dándonos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto. Nos dice con esa Voz de Trompeta:

Sube acá, y yo te mostraré las cosas que sucederán después de estas.”

Apocalipsis, capítulo 4, verso 1. Y Apocalipsis, capítulo 22, verso 6, está la respuesta, aquí nos muestra a través de quién van a ser dadas a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto:

Y me dijo: Estas palabras son fieles y verdaderas. Y el Señor, el Dios de los espíritus de los profetas, ha enviado su ángel, para mostrar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto.”

¿A quién dice que ha enviado? A Su Ángel. ¿Quién es el enviado de Cristo? Su Ángel. “El que recibe al que Yo enviare, a mí me recibe,” dice Cristo. “Y el que a mí me recibe, recibe al que me envió (o sea, al Padre).”

Y ahora, el Enviado de Cristo es Su Ángel, es Enviado a Su Iglesia ¿para qué? Para dar a conocer, para mostrar todas estas cosas que deben suceder pronto. No hay otra forma en que puedan ser mostradas todas estas cosas que deben suceder pronto en este tiempo final, sino a través de Cristo en Espíritu Santo en Su Ángel Mensajero, dándonos testimonio de todas estas cosas que deben suceder pronto. No hay otra forma, esa es la que Cristo ha establecido, porque esa es la que estaba en el Programa de Dios eternamente cuando Dios diseñó Su Programa y diseñó Su Iglesia.

Por lo tanto, en la Iglesia del Señor Jesucristo estará Cristo en Espíritu Santo velado y revelado en Su Ángel Mensajero, dándonos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto. Y esa será la manifestación de la poderosa Mano de Dios en medio de Su Iglesia, para traer bendiciones en abundancia, y darnos la fe para ser transformados y raptados, y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero.

Por lo tanto, es a través del Ángel del Señor Jesucristo, que Cristo nos estará dando el Mensaje del Evangelio del Reino, que gira alrededor de la Segunda Venida de Cristo, y también nos estará hablando el Mensaje del Evangelio de la Gracia que gira alrededor de la Primera Venida de Cristo.

El Mensaje del Evangelio de la Gracia es la Lluvia Temprana y el Mensaje del Evangelio del Reino es la Lluvia Tardía. Es la Lluvia de Enseñanza, es la Lluvia de la Palabra revelada para el pueblo de Dios.

Por lo tanto, son Buenas Nuevas que son predicadas a los escogidos de Dios, las Buenas Nuevas de la Primera Venida de Cristo como el Cordero de Dios en Su Obra de Redención en la Cruz del Calvario y la Segunda Venida de Cristo como el León de la Tribu de Judá en Su Obra de Reclamo. Y todo esto será hablado por el Espíritu Santo a través del Ángel del Señor Jesucristo.

A través de los otros Ángeles Mensajeros solamente el Espíritu Santo habló el Evangelio de la Gracia, o sea, la Lluvia Temprana que estuvo cayendo sobre la Iglesia del Señor Jesucristo. Pero para este tiempo final ambas lluvias: la Lluvia Tardía y la Lluvia Tempana estarían cayendo sobre la Iglesia del Señor Jesucristo. Eso está prometido en Joel, capítulo 2, versos 23 en adelante, donde dice:

Vosotros también, hijos de Sion, alegraos y gozaos en Jehová vuestro Dios; porque os ha dado la primera lluvia a su tiempo, y hará descender sobre vosotros lluvia temprana y tardía como al principio.”

Y también en Oseas, capítulo 6, verso 1 en adelante, nos habla de esta Lluvia Temprana y Tardía, y nos dice capítulo 6, verso 1 a 3:

Venid y volvamos a Jehová; porque él arrebató , y nos curará; hirió, y nos vendará.

Nos dará vida después de dos días; en el tercer día nos resucitará, y viviremos delante de él.”

“Un día delante del Señor es como mil años y mil años como un día,” dice San Pedro en Segunda de Pedro, capítulo 3, verso 8; y dice el Profeta Moisés en el Salmo 90, verso 4. Por lo tanto, estos días aquí son días mileniales; o sea, son dos milenios; y el tercer día es el Tercer Milenio.

Y conoceremos, y proseguiremos en conocer a Jehová; como el alba está dispuesta su salida, y vendrá a nosotros como la lluvia, como la lluvia tardía y temprana a la tierra.”

¿Así será qué? Así será que vendrá la manifestación de Cristo, primero a la Iglesia del Señor Jesucristo y después al pueblo hebreo. Por eso también dice en Zacarías, capítulo 10, verso 1:

Pedid a Jehová lluvia en la estación tardía (o sea, la Lluvia Tardía), Jehová hará relámpagos, y os dará lluvia abundante, y hierba verde en el campo a cada uno.”

Todo esto se refiere al Evangelio del Reino, que es la Lluvia Tardía, que es la predicación del Misterio de la Segunda Venida de Cristo como el León de la Tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores, en Su Obra de Reclamo.

Y ahora, todo eso será bajo la manifestación de la poderosa Mano de Dios, para traer bendición en abundancia a la Iglesia del Señor Jesucristo. Y eso será la visitación de Dios a Su Iglesia y después al pueblo hebreo en este tiempo final, en donde la poderosa Mano de Dios estará manifestada para traer bendición en abundancia a todos los escogidos de Dios de la Iglesia de Jesucristo, y a todos los escogidos de Dios del pueblo hebreo.

Luego la poderosa Mano de Dios será manifestada en juicio divino para los que han rechazado a Cristo y para el mundo entero, para el reino de los gentiles, para esa etapa de los pies de hierro y de barro cocido del reino de los gentiles, de esa etapa que vio el rey Nabucodonosor, en esa estatua que vio que su cabeza era de oro, su pecho de plata, y sus brazos de plata, y su vientre y sus muslos de bronce, y sus piernas de hierro, y sus pies de hierro y de barro cocido. Este es el tiempo de los pies de hierro y de barro cocido del reino de los gentiles, del imperio de los gentiles.

Pero es el tiempo en que la Piedra no cortada de manos estará manifestada y herirá a la estatua, a la imagen en los pies de hierro y de barro cocido, en la manifestación de la poderosa Mano de Dios. La poderosa Mano de Dios para juicio para el imperio de los gentiles y para bendición para el Reino de Dios, para el Reino de Cristo, para la Iglesia del Señor Jesucristo.

LA PODEROSA MANO DE DIOS.” Ese ha sido nuestro tema para esta ocasión.

La poderosa Mano de Dios trayendo bendición para todos los que escuchan la predicación del Evangelio de Cristo, y nace la fe de Cristo en su alma, y reciben a Cristo como su único y suficiente Salvador, creyendo en Cristo de todo corazón, y creyendo en Su Primera Venida y creyendo en Su muerte en la Cruz del Calvario como el Sacrificio de la Expiación por nuestros pecados, y dando testimonio público de su fe en Cristo, recibiéndolo como su único y suficiente Salvador.

Cristo lo recibe, lo perdona y con Su Sangre lo limpia de todo pecado, es bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y Cristo lo bautiza con Espíritu Santo y Fuego, y produce en la persona el nuevo nacimiento; la persona nace a la Vida eterna en el Reino eterno de Jesucristo nuestro Salvador, y así ha nacido del Agua y del Espíritu, y ha entrado al Reino de Dios. ¿Ven lo sencillo que es todo?

Cristo ha estado llamando y juntando a Sus escogidos de edad en edad, en la manifestación de la poderosa Mano de Dios, en cada edad a través del Mensajero de cada edad, en la etapa de la Iglesia en cada edad.

Y ahora, estamos en la Edad de la Piedra Angular, donde la poderosa Mano de Dios está siendo manifestada, y están siendo llamados y juntados todos los escogidos de Dios. Ya yo escuche Su Voz y respondí a Su llamado, Él me recibió, yo lo recibí como mi único y suficiente Salvador, y dí testimonio público de mi fe en Cristo, y pedí perdón a Cristo por mis pecados, y Él perdonó mis pecados y con Su Sangre me limpió de todo pecado, y fui bautizado en agua en Su Nombre, y Él me bautizó con Espíritu Santo y Fuego, y produjo en mí el nuevo nacimiento. ¿Y quién más? Cada uno de ustedes también.

Por lo tanto, ya usted fue sellado en el Reino de Dios con el Espíritu Santo, con el Sello del Dios Vivo, para el Día de la Redención, para el día en que Cristo resucitará a los muertos creyentes en Él, en cuerpos glorificados, y nos transformará a nosotros los que vivimos, y producirá así la Adopción de todos Sus hijos, la Redención de nuestro cuerpo.

Si hay alguno que todavía no ha dado testimonio público de su fe en Cristo, y ha escuchado en esta mañana la predicación del Evangelio de Cristo, ustedes aquí presentes en Guatemala y ustedes allá en otras naciones, en diferentes países de la América Latina, del Caribe, Norteamérica, del Canadá, de Europa, del África, y demás países, ustedes también que han escuchado la Voz de Cristo, si oyes hoy Su Voz, no endurezcas tu corazón, abre tu corazón, y recibe Su Palabra y recibe a Cristo como tu único y suficiente Salvador, para que Él te reciba en Su Reino y te dé la salvación y Vida eterna.

Para lo cual daré unos minutos en lo que pueden venir para dar testimonio público de vuestra fe en Cristo. Porque la fe viene por el oír la Palabra de Dios, y con el corazón se cree para justicia. Ya ustedes han escuchado la Palabra de Dios y ya la fe de Cristo ha nacido en vuestro corazón, y están creyendo en Cristo como vuestro único y suficiente Salvador.

Ahora, les falta dar testimonio público de vuestra fe en Cristo, para que Cristo les reciba en Su Reino. Por lo tanto, daré unos minutos para que ustedes puedan venir a los Pies de Cristo, dando testimonio público de vuestra fe en Cristo, y yo oraré por ustedes para que Cristo los reciba en Su Reino.

Pueden ya venir a los Pies de Cristo los que están aquí presentes y que todavía no han recibido a Cristo como Salvador, para que así den testimonio público de su fe en Cristo, lo reciban como vuestro único y suficiente Salvador. Y a los que están en otras naciones también pueden venir a los Pies de Cristo, pueden pasar al frente ahí donde ustedes se encuentran, en las nación que se encuentran, y en el lugar donde se encuentran, pueden venir a los Pies de Cristo, pueden pasar al frente para que queden incluidos en esta oración que estaré haciendo por todas las personas que en esta tarde estarán recibiendo a Cristo como su único y suficiente Salvador.

Los niños de diez años en adelante también pueden venir a los Pies de Cristo. Cristo tiene lugar en Su Reino para los niños también. Él dijo: “Dejad a los niños venir a mí y no se lo impidáis, porque de los tales es el Reino de los Cielos.”

Pueden continuar viniendo a los Pies de Cristo, ya pueden venir para orar por ustedes en esta tarde, para que Cristo los reciba en Su Reino, les perdone y con Su Sangre les limpie de todo pecado. Dios tiene mucho pueblo en la República de Guatemala, Dios tiene mucho pueblo aquí en San Bartolomé, Milpas Altas, Zacatépeques, República de Guatemala. Y Dios tiene mucho pueblo también en donde ustedes se encuentran allá, en las diferentes naciones, a través de internet y del satélite.

Por lo tanto, también pueden continuar viniendo a los Pies de Cristo, usted que se encuentran en otras naciones, para que queden incluidos en la oración que estaré haciendo por todas las personas que están viniendo a los Pies de Cristo en estos momentos. Pueden continuar viniendo a los Pies de Cristo. Cristo les está llamando para darles la salvación y Vida eterna.

Cristo dijo en San Mateo, capítulo 10, verso 28:

Y no temáis a los que matan el cuerpo, mas el alma no pueden matar; temed más bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno.”

¿A quién tenemos que temer? A Dios. Y si tenemos a Dios, recibimos a Cristo como nuestro único y suficiente Salvador. Cristo también dijo en San Mateo, capítulo 10, verso 31 al 33:

A cualquiera, pues, que me confiese delante de los hombres, yo también le confesaré delante de mi Padre que está en los cielos.”

Toda persona que da testimonio público de su fe en Cristo, confesando a Cristo como su único y suficiente Salvador, Cristo lo confiesa delante del Padre Celestial y le da la salvación y Vida eterna, el Padre le da la entrada al Reino eterno para que viva eternamente con Cristo en Su Reino. Pero que el que no confiesa a Cristo, ¿qué le sucede?

Y a cualquiera que me niegue delante de los hombres, yo también le negaré delante de mi Padre que está en los cielos.”

Cristo le negará, no le permitirá entrar a la Vida eterna. Por lo tanto, la persona pierde la oportunidad, privilegio y derecho a vivir eternamente. Vean aquí en San Juan, capítulo 3, versos 34 al 36, lo que dice, para que así sepamos porqué recibimos a Cristo como nuestro único y suficiente Salvador. Capítulo 3, verso 35 al 36, vamos a leer, dice:

El Padre ama al Hijo, y todas las cosas ha entregado en su mano.”

¿Ven? Todas las cosas han sido entregadas a Cristo. Cristo es el Administrador de todas las cosas de Dios, de los Cielos de la Tierra. Cristo es el Administrador.

El que cree en el Hijo tiene vida eterna...”

¿Qué reciben y qué tienen los que creen en Cristo? La Vida eterna.

Pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él.”

Por tanto, el que rehúsa creer en Cristo no verá la Vida eterna, no vivirá eternamente, no entrará al Reino de Dios. Por lo tanto, la bendición está en, luego de escuchar la predicación del Evangelio de Cristo, creer en Cristo como nuestro único y suficiente Salvador, y dar testimonio público de nuestra fe en Cristo, recibiéndolo como nuestro único y suficiente Salvador, para que Él nos reciba en Su Reino, dé testimonio delante de Dios y de los Ángeles de Dios, de que nosotros hemos creído en Cristo y lo hemos recibido como nuestro único y suficiente Salvador.

Lo que hay en creer y recibir en Cristo como Salvador es la Vida eterna. No hay otra cosa, es Vida eterna lo que Él da a los que lo reciben como su único y suficiente Salvador. Y todos nosotros queremos vivir eternamente, queremos vivir eternamente en Su Reino eterno, para lo cual recibimos a Cristo como nuestro único y suficiente Salvador.

Todavía siguen, continúan viniendo más personas a los Pies de Cristo, pues Dios tiene mucho pueblo en esta ciudad y en toda la República de Guatemala.

Vean, lo que dice el Apóstol Juan en Primera de Juan, capítulo 5, verso 10 en adelante, dice:

El que cree en el Hijo de Dios, tiene el testimonio en sí mismo; el que no cree a Dios, le ha hecho mentiroso, porque no ha creído en el testimonio que Dios ha dado acerca de su Hijo.

Y este es el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna; y esta vida está en su Hijo.”

¿Dónde esta la Vida eterna? En Jesucristo. Por eso tenemos que recibir a Cristo, para que Él nos de la Vida eterna.

El que tiene al Hijo, tiene la vida (o sea, el que ha recibido a Cristo como Salvador, tiene a Cristo acá en su alma y tiene la Vida eterna), el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida.”

El que no tiene a Cristo acá en su alma, porque no lo ha recibido como Salvador, pues no tiene la Vida eterna, solamente lo que tiene es una vida temporal que se le va a terminar en algún momento, y no sabe cuándo se le va a terminar. Y cuando se le acabe esa vida, pues se quedó sin vida para vivir o volver a vivir en este planeta Tierra, no volverá a vivir, no volverá a ser un habitante de este planeta Tierra, ¿por qué? Porque no tiene Vida eterna, sino que lo que tiene es una vida temporal para vivir una sola vez en ese cuerpo físico.

Si quiere volver a vivir, será en un nuevo cuerpo, eterno, inmortal, incorruptible y glorificado, y ése nuevo cuerpo solamente lo recibirán aquellos que han recibido a Cristo como su único y suficiente Salvador. No hay otra forma para recibir un cuerpo eterno y glorificado con Vida eterna. Por eso es tan importante recibir a Cristo como nuestro único y suficiente Salvador. Sigue diciendo:

Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna.”

Esa es la buena noticia para todos los creyentes en Cristo: que todos tenemos Vida eterna, porque somos creyentes en Cristo y lo hemos recibido como nuestro único y suficiente Salvador.

...y para que creáis en el nombre del Hijo de Dios.”

Por lo tanto, los creyentes en Cristo, los creyentes en el Nombre del Hijo de Dios, tienen Vida eterna, y no perecerán jamas, vivirán eternamente con Cristo en Su Reino eterno. Cuando se nos acabe esta vida temporal, no hay ningún problema, tenemos la Vida eterna para vivir con Cristo en Su Reino eterno.

Y Él nos dará el cuerpo eterno que corresponde al cuerpo de la Vida eterna, un cuerpo físico eterno, inmortal, incorruptible y glorificado como Su cuerpo glorificado. Cristo está tan joven como cuando subió al Cielo; porque en el cuerpo glorificado la persona no se pone vieja, es un cuerpo que representa de 18 a 21 años, para toda la eternidad.

Así será el cuerpo que Cristo me va a dar a mí. ¿Y a quién mas? A cada uno de ustedes también, porque ustedes han escuchado la predicación del Evangelio Cristo, han creído en Cristo como vuestro único y suficiente Salvador, han sido bautizados en agua en Su Nombre, arrepentidos de vuestros pecados, Cristo les ha perdonado y con Su Sangre les ha limpiado de todo pecado, y les ha bautizado con Espíritu Santo y Fuego, y ha producido en ustedes el nuevo nacimiento, han nacido a una nueva vida, a la Vida eterna en el Reino eterno de Jesucristo nuestro Salvador.

Por lo tanto, es un asunto de Vida eterna recibir a Cristo como nuestro único y suficiente Salvador. Es para recibir la Vida eterna que recibimos a Cristo como nuestro Salvador. Por lo tanto, si oyes hoy Su Voz, no endurezcas tu corazón, Él quiere darte la Vida eterna; y para dartela, tú lo tienes que recibir como tu único y suficiente Salvador, dando testimonio público así de tu fe en Él, en Cristo nuestro Salvador.

Pueden continuar viniendo los que faltan, ya vienen de camino más personas, pues cada uno ustedes que están aquí presentes tienen sus nombres escritos en el Cielo en el Libro de la Vida. Y Cristo, el Buen Pastor, está llamando Sus ovejas por sus nombres. Por eso les ha llamado a ustedes: porque Él conoce el nombre de ustedes que está escrito en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero.

También ustedes que están en otras naciones, que están recibiendo a Cristo, ustedes tiene sus nombres escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida, y por esa causa ustedes han escuchado la Voz de Cristo, la Voz del Evangelio de Cristo, y están recibiendo a Cristo como su único y suficiente Salvador. Por esa causa es que ha nacido la fe de Cristo en su alma, en su corazón, y han creído en Cristo. Cristo dijo: “El que es de Dios, la Voz de Dios oye.” San Juan. capítulo 8, verso 47. Y en San Juan, capítulo 10, versos 14 al 30, Cristo dice:

Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen,

y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano.

Mi Padre que me las dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre.”

Por lo tanto, tenemos la garantía en Cristo de que viviremos eternamente con Él en el Reino de Dios, que es el Reino que Cristo hereda, que Cristo ha heredado para Cristo vivir con todos los creyentes en Él eternamente.

Todavía vienen más personas de camino, los niños también puede venir (de diez años en adelante), para que queden incluidos en esta oración que estaré haciendo por todos los que están viniendo a los Pies de Cristo. Y también los niños que están en otras naciones y están escuchando esta predicación del Evangelio de Cristo, pueden venir a los Pies de Cristo también. Pueden continuar viniendo todos a los Pies de Cristo, lo que están en otras naciones, para que queden incluidos en esta oración que estaré haciendo por todos los que están viniendo a los Pies de Cristo, aquí en Guatemala, y también en otras naciones.

Vienen más personas todavía, que como ustedes quieren vivir eternamente con Cristo en Su Reino, y ya ha nacido la fe de Cristo en su alma, y ya están creyendo en Cristo como su único y suficiente Salvador; porque Cristo al morir en la Cruz del Calvario, vino a ser, Su muerte en la Cruz del Calvario, el Sacrificio de la Expiación por nuestros pecados. No hay otro sacrificio que usted pueda hacer por los pecados suyos, ya el Sacrifico Perfecto fue hecho por Cristo en la Cruz del Calvario. Ese es el Sacrifico de la Expiación por los pecados de hebreos y de gentiles también, es un Sacrifico Universal para todo ser humano en todos los tiempos.

Pueden continuar viniendo a los Pies de Cristo, para así segurar su futuro eterno con Cristo en Su Reino eterno. Tenemos que asegurar nuestro futuro eterno, y el único que nos puede asegurar nuestro futuro eterno es nuestro amado Señor Jesucristo. Ninguna otra persona le puede dar a usted o a mí la Vida eterna. Ninguna otra persona puede asegurarnos que viviremos eternamente, solamente Jesucristo nuestro Salvador.

En la Tierra hay muchas compañías de seguro, seguros para todas las cosas, menos para una cosa: menos para la Vida eterna; porque el seguro de la Vida eterna lo tiene Jesucristo nuestro Salvador. Él es el único que nos da el seguro de la Vida eterna, y gratuitamente. Los demás seguros acá en la Tierra, la persona tiene que pagarlos. Pero el seguro de la Vida eterna lo da Cristo gratuitamente a todo aquél que lo que recibe como su único y suficiente Salvador. Él nos asegura la Vida eterna en Su Reino eterno.

Tenemos que asegurar la Vida eterna con Cristo, antes de morir físicamente, porque después que la persona muere físicamente, ya no tiene oportunidad de asegurar su futuro eterno con Cristo en Su Reino eterno. Es mientras se está viviendo en el cuerpo físico que la persona puede asegurar su futuro eterno con Jesucristo nuestro Salvador.

Los que dejan para luego asegurar su futuro eterno con Cristo, y mueren, les sucede como al hombre rico que murió, y cuando despertó... murió, y cuando de momento mira dónde se encontraba, se encontraba en el infierno. Pero nadie quiere ir al infierno, pero vean, tenemos que ocuparnos de nuestra salvación con temor y temblor, y echar mano a la Vida eterna, que es Jesucristo nuestro Salvador. Cristo dijo: “Yo Soy el Camino la Verdad y la Vida, y nadie viene al Padre sino por mi.” San Juan, capítulo 14, verso 6.

Y en San Juan, capítulo 11, Cristo dice las siguientes palabras... y vamos a leerlas para que las tengamos claras en nuestra mente. Cristo en el capítulo 11 de San Juan, dice, verso 21 en adelante (cuando Cristo fue a resucitar a Lázaro se encontró con Marta o Marta lo encontró antes de llegar a la tumba), dice:

Y Marta dijo a Jesús: Señor, si hubieses estado aquí, mi hermano no habría muerto.

Mas también sé ahora que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo dará.

Jesús le dijo: Tu hermano resucitará.

Marta le dijo: Yo sé que resucitará en la resurrección, en el día postrero.”

Marta sabía que en el Día Postrero Cristo va a resucitar a todos los creyentes en Él que han muerto físicamente, y va a transformar a todos los creyentes que estén vivos en este tiempo final.

Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá.”

¿Ve? Todo creyente en Cristo aunque muera físicamente, vivirá eternamente con Cristo en Su Reino eterno, porque Cristo lo va a resucitar en cuerpo eterno y glorificado, para que viva eternamente con Cristo en Su Reino eterno.

Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto?

Le dijo: Sí, Señor; yo he creído que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, que has venido al mundo.”

Y ahora, Cristo nos dice:

Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto?”

Amén, yo lo creo de todo corazón.

Todo creyente en Cristo aunque muera físicamente, no morirá eternamente, va a resucitar en un cuerpo eterno y glorificado. Y mientras llega ese momento de la resurrección, si muere físicamente lo que muere es el cuerpo físico, pero la persona en alma y en espíritu, en cuerpo espiritual, cuerpo angelical, va al Paraíso a vivir, donde están los santos de la Iglesia de Jesucristo, los Apóstoles y todos estos hombres y mujeres de Dios que han creído en Cristo en tiempos pasados.

Por lo tanto, la garantía de creer en Cristo como nuestro Salvador es la Vida eterna, es que nos da Vida eterna para vivir con Él en el Reino de Dios por toda la eternidad. El que no tiene a Cristo, no tiene esta esperanza. El que tiene a Cristo en su alma, tiene esta esperanza de vivir eternamente con Cristo en Su Reino eterno, y por consiguiente ha asegurado su futuro eterno con el único que podemos asegurar nuestro futuro eterno: con nuestro amado Señor Jesucristo.

Pueden continuar viniendo las personas que faltan por venir a los Pies de Cristo en esta ocasión. También los que están en otras naciones pueden continuar viniendo a los Pies de Cristo, para que queden incluidos en esta oración que estaré haciendo por todos los que están viniendo a los Pies de Cristo en esta ocasión.

Algunas veces hay personas que son tímidas y escuchan la predicación del Evangelio de Cristo, y creen en Cristo, nace la fe de Cristo en sus almas; pero cuando luego les toca dar testimonio público de su fe en Cristo para salvación y Vida eterna, son tímidos y les da timidez pasar al frente, porque piensan que lo van a estar mirando, y entonces no pasan al frente rápidamente por timidez.

Pero para recibir a Cristo y recibir la Vida eterna, usted no puede ser tímido. De eso depende el futuro eterno suyo: de que reciba a Cristo como Su Salvador para vivir eternamente con Cristo. Si no lo recibe no vivirá eternamente con Cristo, sino que el juicio de Dios está sobre usted, y será condenado en el juicio final y será echado en el lago de fuego, donde será destruido en alma, espíritu y cuerpo, y dejará de existir totalmente.

Pero usted no quiere dejar de existir, usted está conciente que existe, que es un ser humano, que es un alma viviente, y quiere continuar viviendo por toda la eternidad. Para lo cual Dios hizo provisión, envió a Cristo a la Tierra para tomar nuestros pecados y morir en la Cruz del Calvario por nosotros, para darnos la salvación y Vida eterna. Por eso dice en San Juan, capítulo 3, verso 16:

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.”

¿Ven? Es Vida eterna lo que obtiene la persona que cree en Cristo. Por lo tanto, es un asunto de Vida eterna creer en Cristo. Algunas personas quizás pensaban que era un asunto de fanatismo religioso creer en Cristo, como lo pensaron los lideres religiosos de la religión hebrea en los tiempos de Jesús y en los tiempos de los Apóstoles; pero, y vean le llamaban que era un camino de herejía, pero era el Camino de la Vida eterna, era el Camino de la salvación y Vida eterna.

Por lo tanto, Pablo decía: “Conforme al camino que llaman herejía, yo sirvo al Dios de mis padres.”

Y ahora, Cristo es el Camino de la Vida eterna, es el Camino angosto, pero es el Camino de la Vida eterna que nos lleva al Cielo, que nos lleva a Dios. Y Cristo también es la Puerta al Cielo, Él dijo: “Yo Soy la Puerta, el que por mí entrare será salvo, y entrará y hallara pastos.” San Juan, capítulo 10, verso 9.

Por lo tanto, Cristo es la Puerta al Cielo, es la Puerta que fue abierta el Día de Pentecostés, para que entren al Cielo todas las personas que escuchan la predicación del Evangelio de Cristo y creen en Cristo como su único y suficiente Salvador.

Por lo tanto, estamos llamados para entrar al Cielo a través de la Puerta, que es Cristo, y caminar en el Camino al Cielo, que es Jesucristo nuestro Salvador, escuchando la Voz de Cristo y siguiendo a Cristo todos los días de nuestra vida.

Pueden continuar viniendo a los Pies de a Cristo para así ya orar por las personas que han venido a los Pies de Cristo.

Vamos a estar puestos en pie para orar por las personas que han venido a los Pies de Cristo en esta ocasión

Aquí hubo un corte en el audio original

...y obtener la Vida eterna. Cristo no fue tímido para morir por nosotros en la Cruz del Calvario. Por lo tanto, deje la timidez a un lado, porque la timidez no le va a llevar a ningún lugar bueno, deje la timidez a un lado y levantese, pase al frente y diga: “Yo doy testimonio publico de mi fe en Cristo, y lo recibo como mi único y suficiente Salvador.”Y Cristo le recibe en Su Reino, lo perdona y con Su Sangre le limpia de todo pecado, y es bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y Cristo le bautiza con Espíritu Santo y Fuego, y produce en usted el nuevo nacimiento, nace a la Vida eterna en el Reino eterno de Jesucristo nuestro Salvador.

Ya vamos a orar por las personas que han venido a los Pies de Cristo aquí en Guatemala, y también en las demás naciones que están en contacto con esta transmisión por internet o por el satélite.

Vamos ya a orar por las personas que han venido a los Pies de Cristo. Todos los que están en otras naciones también que han venido a los Pies de Cristo, vamos todos a levantar nuestras manos al Cielo, a Cristo, vamos a cerrar nuestros ojos y repitan conmigo esta oración:

Señor Jesucristo, vengo a Ti habiendo escuchado la predicación de Tu Evangelio, ha nacido Tu fe en mi alma, en mi corazón; creo en Ti de todo corazón, creo en Tu Primera Venida, creo en Tu muerte en la Cruz del Calvario como en el Sacrificio de la Expiación por mis pecados, y doy testimonio público de mi fe en Ti y Te recibo como mi único y suficiente Salvador.

Señor Jesucristo, reconozco que soy pecador, Te ruego perdones mis pecados y con Tu Sangre me limpies de todo pecado.

Señor Jesucristo, Te ruego me bautices con Espíritu Santo y Fuego, luego que yo sea bautizado en agua en Tu Nombre. Te ruego produzcas en mí el nuevo nacimiento. Quiero nacer en Tu Reino eterno, quiero entrar a Tu Reino eterno, quiero vivir eternamente Contigo en Tu Reino, quiero entrar a la Vida eterna.

Señor Jesucristo, en Tus manos encomiendo mi alma, salva mi alma, Señor Jesucristo, Te lo ruego. En Tu Nombre eterno y glorioso, Señor Jesucristo. Amén y Amén.

Y todos con nuestras manos levantadas a Cristo al Cielo decimos: ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! Amén y amén.

Cristo les ha recibido en Su Reino, ha perdonado vuestros pecados y con Su Sangre les ha limpiado de todo pecado. Por cuanto ustedes escucharon la predicación del Evangelio de Cristo y nació la fe de Cristo en vuestros corazones y creyeron en Cristo de todo corazón, y dieron testimonio público de vuestra fe en Cristo, recibiéndole como vuestro único y suficiente Salvador. Cristo dijo:

Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.

El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.” San Marcos, capítulo 16, verso 15 al 16.

Ustedes escucharon la predicación del Evangelio de Cristo y creyeron en Cristo como vuestro único y suficiente Salvador, porque creyeron que la muerte de Cristo en la Cruz del Calvario fue el Sacrificio de la Expiación por nuestros pecados.

Por lo tanto, ustedes creyeron en Cristo, creyeron en Su Nombre y en Su Sacrificio como la Expiación de nuestros pecados. Ustedes me dirán: “Pero todavía me falta una cosa: me falta ser bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, porque Él dijo: “El que creyere y fuere bautizado, será salvo.” Y usted me dirá: “Ya yo he creído en Cristo de todo corazón y me falta ser bautizado en agua en Su Nombre, quiero ser bautizado en agua lo más pronto posible en el Nombre del Señor Jesucristo. ¿Cuándo me pueden bautizar?” Es la pregunta de vuestra alma.

Por cuanto ustedes han creído en Cristo de todo corazón y quieren cumplir el mandato de Cristo completo: “El que creyere y fuere bautizado, será salvo.” Ustedes quieren cumplir ese mandato para obtener total salvación, bien pueden ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo en estos mismos momentos.

Para lo cual pregunto al Reverendo Tirzo Ramiro Girón Pinzón si hay agua: Hay agua. ¿Hay bautisterios aquí? Hay bautisterio también en la parte de afuera. ¿Hay ropas bautismales también? También hay ropas bautismales. ¿Hay vestidores de ropa? Hay vestidores de ropas también, dónde cambiarse de ropas, colocarse las ropas bautismales, para ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo. ¿Hay personas también que les ayudarán? Hay personas que les van a ayudar. ¿Y también ministros que les bautizarán? También hay ministros que les bautizaran en agua en el Nombre del Señor Jesucristo.

Por lo tanto, bien pueden ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo en estos mismos momentos.

Y que Jesucristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego, y produzca en ustedes el nuevo nacimiento, y nazcan en la Vida eterna y a la Vida eterna en el Reino eterno de Jesucristo nuestro Salvador, y así entren al Reino de Dios, así obtengan el nacimiento del Agua y del Espíritu. En el Nombre del Señor Jesucristo. Amén y amén.

Y a vuestros familiares Cristo los traiga a Sus Pies, y les dé la salvación y Vida eterna también, para que estén con ustedes en el Reino eterno de Cristo, viviendo por toda la eternidad. En el Nombre del Señor Jesucristo. Amén y amén.

Ha sido para mí un privilegio grande estar con ustedes en esta ocasión, dándoles testimonio de: “LA PODEROSA MANO DE DIOS.”

La poderosa Mano de Dios manifestada para salvación a todo aquel que cree en nuestro amado Señor Jesucristo.

Será hasta otra próxima ocasión en que nos veremos nuevamente, ya sea en este cuerpo físico o en el nuevo cuerpo que Cristo nos dará.

Por lo tanto, nos continuaremos viendo por toda la eternidad, nos continuaremos viendo en estos cuerpos físicos y después en el cuerpo físico, eterno y glorificado, que Él nos va a dar; por cuanto ustedes han creído en Cristo como vuestro único y suficiente Salvador; y Él lo que da es Vida eterna a todos los que lo reciben como su único y suficiente Salvador.

Que Dios les continúe bendiciendo a todos, y continúen pasando una tarde llena de las bendiciones de Jesucristo nuestro Salvador, todos ustedes que están aquí presentes y los que están también en otras naciones; los cuales también pueden ser bautizados en agua en estos mismos momentos allá donde ustedes se encuentran, pues también hay bautisterios y ropas bautismales, y ministros para bautizarlos en agua en el Nombre de Señor Jesucristo.

Por lo tanto, dejo a los ministros de cada país frente a las congregaciones donde están, y al Reverendo Tirzo Ramiro Girón lo dejo aquí con ustedes nuevamente, para que les indique hacia dónde caminar las damas y hacia dónde caminar los caballeros, para colocarse las ropas bautismales y ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo.

¿Recuerdan ustedes que en los tiempos de Juan el Bautista y de Jesús y de los Apóstoles, luego de la predicación del Evangelio, las personas eran bautizadas en agua? No esperaban al otro día, seguida que se predicaba y la personas creían y recibían a Cristo como Salvador, eran bautizados en agua en ese mismo momento; porque luego de creer en Cristo y dar testimonio público de su fe en Cristo, el próximo paso es ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo.

Vean: “El que creyere y fuere bautizado, será salvo.” Por lo tanto, ahora es el próximo paso ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo.

Que Cristo les bendiga, les guarde y les acompañe todos los días de vuestra vida, desde ahora y para siempre. Amén.

Con nosotros nuevamente el Reverendo Tirzo Ramiro Girón Pinzón.

LA PODEROSA MANO DE DIOS.”