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El Pacto sin defectos 2004-12-20 1 Chilpancingo Guerrero MX 00:00:00 false

Muy buenas tardes, amados amigos y hermanos presentes; es para mí una bendición y privilegio grande estar con ustedes en esta ocasión aquí en Chilpancingo Guerrero, República Mexicana, y también con ustedes a través de internet y del satélite o de algún otro medio de comunicación en los diferentes países de la América Latina, el Caribe, Norteamérica, Europa, el África y cualquier otro país.

Que las bendiciones de Cristo, el Ángel del Pacto sean con cada uno de ustedes y conmigo también, y nos abra el corazón, y nos abra las Escrituras y nos enseñe Su Palabra en esta ocasión, pues la promesa es: todos serán enseñados de Dios. Que Dios nos enseñe por Su Espíritu Santo en esta ocasión Su Palabra. En el Nombre del Señor Jesucristo. Amén y amén.

Y ahora, buscamos en nuestras Biblias en Hebreos, capítulo 8, versos 1 al 13 (vamos a leer el capítulo completo), dice:

Ahora bien, el punto principal de lo que venimos diciendo es que tenemos tal sumo sacerdote, el cual se sentó a la diestra del trono de la Majestad en los cielos,

ministro del santuario, y de aquel verdadero tabernáculo que levantó el Señor, y no el hombre.

Porque todo sumo sacerdote está constituido para presentar ofrendas y sacrificios; por lo cual es necesario que también éste tenga algo que ofrecer.

Así que, si estuviese sobre la tierra, ni siquiera sería sacerdote, habiendo aún sacerdotes que presentan las ofrendas según la ley;

los cuales sirven a lo que es figura y sombra de las cosas celestiales, como se le advirtió a Moisés cuando iba a erigir el tabernáculo, diciéndole: Mira, haz todas las cosas conforme al modelo que se te ha mostrado en el monte.

Pero ahora tanto mejor ministerio es el suyo, cuanto es mediador de un mejor pacto, establecido sobre mejores promesas.

Porque si aquel primero hubiera sido sin defecto, ciertamente no se hubiera procurado lugar para el segundo.

Porque reprendiéndolos dice:

He aquí vienen días, dice el Señor,

En que estableceré con la casa de Israel y la casa de Judá un nuevo pacto;

No como el pacto que hice con sus padres

El día que los tomé de la mano para sacarlos de la tierra de Egipto;

Porque ellos no permanecieron en mi pacto,

Y yo me desentendí de ellos, dice el Señor.

Por lo cual, este es el pacto que haré con la casa de Israel.

Después de aquellos días, dice el Señor:

Pondré mis leyes en la mente de ellos,

Y sobre su corazón las escribiré;

Y seré a ellos por Dios,

Y ellos me serán a mí por pueblo;

Y ninguno enseñará a su prójimo,

Ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce al Señor;

Porque todos me conocerán,

Desde el menor hasta el mayor de ellos.

Porque seré propicio a sus injusticias,

Y nunca más me acordaré de sus pecados y de sus iniquidades.

Al decir: Nuevo pacto, ha dado por viejo al primero; y lo que se da por viejo y se envejece, está próximo a desaparecer.”

Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.

Nuestro tema es: “EL PACTO SIN DEFECTOS.”

En el Programa Divino, desde antes de la fundación del mundo estaba Dios tener un Pacto eterno, un Pacto perfecto con el ser humano, y el ser humano dentro de ese Pacto perfecto viviría eternamente porque tendría Vida eterna estando dentro de ese Pacto perfecto y eterno.

Y ahora, a través de la Escritura podemos ver que ese Pacto perfecto eterno es un Pacto Celestial que Dios haría para el pueblo Celestial, el Israel Celestial, pero en el cual también entrarían personas del pueblo hebreo.

Por lo tanto, bajo este Pacto Celestial las personas que entran a él son personas celestiales escritas en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero desde antes de la fundación del mundo.

Para que todos comprendieran que Dios establecería un Pacto eterno con los seres humanos, Dios lo reflejó todo, lo representó todo en el pacto que dio al pueblo hebreo, en donde el pueblo hebreo tenía un sacrificio de expiación por sus pecados, el cual se efectuaba el día diez del mes séptimo de cada año, para cada hebreo ser reconciliado con Dios, obtener el perdón de sus pecados y ser reconciliado con Dios, esto está en Levítico, capítulo 23, versos 26 al 29, donde dice:

También habló Jehová a Moisés, diciendo:

A los diez días de este mes séptimo será el día de expiación; tendréis santa convocación, y afligiréis vuestras almas, y ofreceréis ofrenda encendida a Jehová.

Ningún trabajo haréis en este día; porque es día de expiación, para reconciliaros delante de Jehová vuestro Dios.

Porque toda persona que no se afligiere en este mismo día, será cortada de su pueblo.”

Y ahora, bajo este sacrificio de expiación por los pecados de los hebreos, toda persona venía en ese día diez del mes séptimo de cada año afligido y arrepentido de sus pecados con dolor en su alma, en su corazón por haber pecado contra Dios, y venía pidiéndole perdón a Dios por sus pecados, y el sumo sacerdote ese día sacrificaba el macho cabrío de la expiación en el atrio, y luego la sangre de ese macho cabrío la tomaba en una vasija y luego entraba al lugar santísimo con esa sangre en esa vasija, y esparcía con su dedo siete veces sobre el propiciatorio donde el sumo sacerdote concluía completamente las labores de ese día, ya en la tarde, ya oscureciendo, ese día el pueblo hebreo cada hebreo había obtenido el perdón de sus pecados y había sido cubierto con la sangre de ese sacrificio, de esa expiación, había sido cubierto, aunque sus pecados no eran quitados porque la sangre de los animales no quita el pecado, solamente hay una Sangre que quita el pecado y es la Sangre de Jesucristo nuestro Salvador.

Pero mientras llegaba el Sacrificio perfecto y la Sangre perfecta el pueblo hebreo tenía aquel sacrificio de la expiación por sus pecados, eran perdonados, pero sus pecados permanecían en ellos, pero quedaban cubiertos con la sangre de la expiación, y Dios los miraba y los veía sin pecado y por consiguiente les daba un año más de vida, quedaban reconciliados con Dios para vivir un año más.

Toda persona que no se afligía en su alma y no pedía perdón a Dios por sus pecados, no quedaba perdonado y por consiguiente Dios miraba a la persona y veía los pecados de la persona, pues no estaban perdonados y por consiguiente no estaban cubiertos con la sangre de esa expiación que había efectuado el sumo sacerdote con el macho cabrío de la expiación, y por consiguiente la persona que no pedía perdón a Dios en ese día (arrepentido de sus pecados), al no quedar perdonado, Dios lo miraba y lo veía con todos los pecados que tenía la persona y ¿qué sucedía?, dice:

Porque toda persona que no se afligiere en este mismo día, será cortada de su pueblo.”

¿Ven? porque la paga del pecado es muerte, ¿ven? eso está en Romanos, capítulo 6, verso 23. Pero para todos los que arrepentidos de sus pecados pedían perdón a Dios, vean se reflejaba lo que ahí mismo en Romanos, capítulo 6, verso 23 dice San Pablo. Vean esas personas quedaban perdonadas y quedaban cubiertas con la sangre de la expiación, recibían, obtenían la misericordia de Dios y obtenían la reconciliación con Dios para vivir un año más reconciliado con Dios, porque la paga del pecado es muerte, pero la Dádiva de Dios es Vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.

Por lo tanto, allí se está reflejando Cristo como la Dádiva de Dios que ha sido dada para dar Vida eterna al ser humano, porque en Cristo vino la Vida eterna, por lo tanto la Dádiva de Dios es la Vida eterna en Cristo Jesús, fuera de Cristo no hay Vida eterna, fuera de Cristo la Dádiva de Dios no existe, es en Cristo donde está la Vida eterna, la Dádiva de Dios la cual Él nos da gratuitamente a toda persona que ahora bajo el Nuevo Pacto recibimos a Cristo como nuestro único y suficiente Salvador.

Ahora, ya no se necesitan sacrificios de animalitos por los pecados del ser humano, ya todo lo que aquellos sacrificios representaban se cumplió en Cristo cuando Cristo murió en la Cruz del Calvario como el Sacrificio de la Expiación por nuestros pecados.

Este es un Sacrificio Perfecto y por consiguiente es la Sangre del Nuevo Pacto, del Pacto perfecto que Dios ha dado para todo ser humano que arrepentido de sus pecados recibe a Cristo como su Salvador y Cristo lo perdona y con Su Sangre lo limpia de todo pecado, la persona es perdonada y la persona luego de que es bautizada en agua Cristo lo bautiza con Espíritu Santo y Fuego y produce en la persona el nuevo nacimiento.

La persona nace a una nueva vida, a la Vida eterna en el Reino eterno de Jesucristo nuestro Salvador, y queda reconciliada con Dios, no para vivir un año más sino para vivir por toda la eternidad con Cristo en Su Reino eterno.

Por lo tanto ha sido reconciliado para vivir en paz con Dios por toda la eternidad, ha quedado perdonado y ha quedado limpiado de todo pecado con la Sangre del Nuevo Pacto, la Sangre de Jesucristo, y cuando Dios lo ve, lo ve sin pecado como si nunca en la vida hubiese pecado y por consiguiente le da la Vida eterna, es restaurado a la Vida eterna, es reconciliado con Dios.

Pero toda persona que no cree y no recibe a Cristo como su Salvador, pues no queda perdonado y por consiguiente Dios lo mira y ve la persona con todos sus pecados y no le puede dar la Vida eterna, porque la Dádiva de Dios es Vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.

Por lo tanto para los que están en Cristo es la Vida eterna, la Dádiva de Dios. “Si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.” [Segunda de Corintios 5:17]

Por lo tanto, todo lo que estaba tipificado en el Antiguo Testamento en aquellos sacrificios, se cumplió en nuestro amado Señor Jesucristo, todo aquello que era hecho allá era la sombra, el tipo y figura de lo que Cristo realizaría en Su Primera Venida muriendo por mí en la Cruz del Calvario, y muriendo por ¿quién más? por cada uno de ustedes también. Vean aquí en el verso 5 de este capítulo 8 de Hebreos, dice, hablando de los sacerdotes, verso 4, aún verso 3 en adelante, dice:

Porque todo sumo sacerdote está constituido para presentar ofrendas y sacrificios; por lo cual es necesario que también éste tenga algo que ofrecer.

Así que, si estuviese sobre la tierra...”

O sea, si Jesucristo estuviese sobre la Tierra, ni siquiera sería Sacerdote, ¿por qué no sería Sacerdote en medio del pueblo hebreo, Cristo si estuviera físicamente en la Tierra? Porque Cristo no es de la tribu de Leví sino de la tribu de Judá, y de la tribu de Judá no es el orden sacerdotal que el pueblo hebreo tenía en el Antiguo Testamento. Ahora, dice:

Así que, si estuviese sobre la tierra, ni siquiera sería sacerdote, habiendo aún sacerdotes que presentan las ofrendas según la ley;

los cuales sirven a lo que es figura y sombra de las cosas celestiales,”

¿Ven? todos esos sacrificios y esas ofrendas y todas esas cosas solamente sirven de tipo y figura de las cosas celestiales.

Y ahora, el pueblo hebreo no tiene un templo tampoco para llevar a cabo el sacrificio de la expiación por el pecado, pero tampoco lo necesitan, no necesitan ni el templo ni tampoco necesitan sacrificios de animalitos por el pecado porque ya bajo el Pacto perfecto, bajo el Nuevo Pacto tenemos un Sacrificio perfecto para toda la eternidad con una Sangre perfecta que fue derramada: la Sangre del Nuevo Pacto, la Sangre del Pacto eterno que es la Sangre de Jesucristo nuestro Salvador la cual nos limpia de todo pecado.

Por lo tanto, todo lo que era tipo y figura en medio del pueblo hebreo bajo la Ley, ahora se ha convertido en algo real, en una realidad, ahora tenemos la realidad, la realidad de las cosas celestiales las cuales eran tipificadas en las cosas terrenales que el pueblo hebreo tenía.

Por lo tanto ahora hay un Sumo Sacerdote según el orden de Melquisedec del Templo Celestial y en el Templo Celestial, vean por eso Cristo cuando murió y resucitó no fue al templo terrenal para llevar allí Su Sangre y presentarla por nosotros ante Dios, sino que Él subió al Cielo y allí se presentó como Sumo Sacerdote llevando Su propia Sangre de Su propio Sacrificio y la colocó sobre el propiciatorio del Templo Celestial, y ese propiciatorio es el Trono de Dios.

Así como el sumo sacerdote entraba al lugar santísimo con la sangre de la expiación y esparcía con su dedo siete veces sobre el propiciatorio, ahora Cristo subió al Templo Celestial, al Cielo y entró en el Lugar Santísimo, y en el Trono de Dios que es el Trono de Intercesión mientras está la Sangre de Cristo allí. Por lo tanto, Cristo ha colocado Su propia Sangre de la Expiación sobre el propiciatorio, o sea, sobre el Trono de Dios.

Para eso se sentaría Cristo en el Trono de Dios, para eso Cristo se sentaría a la Diestra de Dios: para ser nuestro Sumo Sacerdote, nuestro Abogado. El sumo sacerdote era el que abogaba por el pueblo ante Dios en el templo terrenal.

Y ahora, el Sumo Sacerdote del Templo Celestial que es Cristo, el cual es conforme al orden de Melquisedec, encontramos que intercede por nosotros ante Dios; si alguno ha pecado, Abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo Su Hijo, el Hijo de Dios.

Por lo tanto, Él intercede como lo hacía el sumo sacerdote en el templo terrenal. Cristo en el Templo Celestial intercede por mí, y ¿por quién más? Por cada uno de ustedes también.

Por lo tanto, Cristo es nuestro Abogado, nuestro Sumo Sacerdote Abogado que intercede por nosotros con Su propia Sangre, y con Su Sangre nos limpia de todo pecado.

Por lo tanto, ahora tenemos un Pacto sin defecto y tenemos una Sangre perfecta, una Sangre sin defectos, no una sangre de animalito sino la Sangre de Jesucristo el Cordero de Dios que murió por nosotros en la Cruz del Calvario.

Vean hablándonos San Pablo del templo, del tabernáculo que construyó Moisés, nos dice, y esto también pues incluye por consiguiente el templo que construyó el rey Salomón, en el capítulo 9 de su carta a los Hebreos, dice:

Ahora bien, aun el primer pacto tenía ordenanzas de culto y un santuario terrenal (o sea, ese era el tabernáculo que construyó Moisés).

Porque el tabernáculo estaba dispuesto así: en la primera parte, llamada el Lugar Santo, estaban el candelabro, la mesa y los panes de la proposición.

Tras el segundo velo estaba la parte del tabernáculo llamada el Lugar Santísimo,

el cual tenía un incensario de oro y el arca del pacto cubierta de oro por todas partes, en la que estaba una urna de oro que contenía el maná, vara de Aarón que reverdeció, y las tablas del pacto;

y sobre ella los querubines de gloria que cubrían el propiciatorio; de las cuales cosas no se puede ahora hablar en detalle.”

Y ahora aquí, vean ustedes cómo en ese tabernáculo terrenal que construyó Moisés estaban todas estas cosas las cuales son tipo y figura de las cosas que hay en el Cielo, o sea, en el tabernáculo que construyó Moisés, con todo lo que estaba en el tabernáculo, era tipológico de todo lo que está en el Cielo. Y ahora continuemos leyendo este pasaje, dice:

Y así dispuestas estas cosas, en la primera parte del tabernáculo entran los sacerdotes continuamente para cumplir los oficios del culto;

pero en la segunda parte, sólo el sumo sacerdote una vez al año, no sin sangre, la cual ofrece por sí mismo y por los pecados de ignorancia del pueblo;

dando el Espíritu Santo a entender con esto que aún no se había manifestado el camino al Lugar Santísimo, entre tanto que la primera parte del tabernáculo estuviese en pie.

Lo cual es símbolo para el tiempo presente, según el cual se presentan ofrendas y sacrificios que no pueden hacer perfecto, en cuanto a la conciencia, al que practica ese culto,

ya que consiste sólo de comidas y bebidas, de diversas abluciones, y ordenanzas acerca de la carne, impuestas hasta el tiempo de reformar las cosas.”

Vean, el tiempo de reformar las cosas fue cuando Cristo vino, Cristo vino para reformar las cosas, para tomar lo que era tipo y figura de las cosas celestiales, tomar esas cosas y convertirlas en una realidad, o sea, materializarlas en el Nuevo Pacto con un Sacrificio perfecto, el Sacrificio de Cristo.

¿Ven? por lo tanto el sacrificio que efectuaba el pueblo hebreo ya ahora viene a ser un Sacrificio perfecto en la persona de Cristo con el Sacrificio que Cristo realizó, y así formar cosas que estaban en medio del pueblo hebreo bajo la Ley, ahora bajo el Nuevo Pacto son cosas hechas perfectas.

Por ejemplo, encontramos que el pueblo hebreo tiene el séptimo día, día de descanso, pero ahora Cristo dijo: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados (cansados), y yo os haré descansar.” [San Mateo 11:28]

Cristo es nuestro Sábado, Cristo es nuestro descanso, Él es nuestro descanso para el alma, en Cristo nuestra alma descansa en paz, descansa tranquila sabiendo que tiene Vida eterna en Cristo.

Y ahora, todas las demás cosas, los sacrificios, todos ahora se cumplieron en Jesucristo, han sido hechos perfectos en Cristo, o sea, que el Sacrificio de Cristo es el Sacrificio perfecto el cual estaba tipificado en los sacrificios que el pueblo hebreo realizaba.

Y ahora, con este Sacrificio perfecto Cristo ha estado haciendo perfectos a todos los creyentes en Él. Continuamos leyendo aquí, sigue diciendo:

Pero estando ya presente Cristo, sumo sacerdote de los bienes venideros,”

¿Ven? el Sumo Sacerdote de los vienes venideros ¿quién es? Jesucristo, ya no hay sacerdotes ni sumos sacerdotes terrenales que puedan interceder por los seres humanos, pero hay un Sumo Sacerdote que sí intercede por el ser humano, y es el Sumo Sacerdote del Templo Celestial según el orden de Melquisedec el cual es Jesucristo nuestro Salvador.

Pero estando ya presente Cristo, sumo sacerdote de los bienes venideros, por el más amplio y más perfecto tabernáculo, no hecho de manos, es decir, no de esta creación,

y no por sangre de machos cabríos ni de becerros, sino por su propia sangre, entró una vez para siempre en el Lugar Santísimo, habiendo obtenido eterna redención.

Porque si la sangre de los toros y de los machos cabríos, y las cenizas de la becerra rociadas a los inmundos, santifican para la purificación de la carne,

¿cuánto más la sangre de Cristo, el cual mediante el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios, limpiará vuestras conciencias de obras muertas para que sirváis al Dios vivo?

Así que, por eso es mediador de un nuevo pacto, para que interviniendo muerte para la remisión de las transgresiones que había bajo el primer pacto, los llamados reciban la promesa de la herencia eterna.”

Por lo tanto, bajo el Nuevo Pacto los llamados reciben la promesa de la herencia eterna, por eso Cristo ordenó ir por todo el mundo predicando:

Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.

El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.” San Marcos, capítulo 16, versos 15 al 16.

Vean, se predica el Evangelio para que las personas entiendan y crean de todo corazón en la Primera Venida de Cristo y lo reciban como su único y suficiente Salvador para obtener el perdón de sus pecados, y ser limpios de todo pecado con la Sangre de Cristo, y ser reconciliados con Dios y ser restaurados a la Vida eterna para que así puedan vivir eternamente con Cristo en Su Reino eterno.

Sin Cristo el ser humano está perdido y está sin esperanzas, pero el ser humano con Cristo tiene la salvación y Vida eterna, y tiene la esperanza de vivir eternamente con Cristo en Su Reino eterno, en un cuerpo nuevo, eterno, inmortal, incorruptible y glorificado.

Por lo tanto, nuestro única esperanza es Jesucristo, no hay otra esperanza para el ser humano. Sigue diciendo:

Así que, por eso es mediador de un nuevo pacto, para que interviniendo muerte para la remisión de las transgresiones que había bajo el primer pacto, los llamados reciban la promesa de la herencia eterna.”

Reciban la Vida eterna por medio de Cristo, por eso nos da Su Espíritu Santo que es el Agua de la Vida eterna, que es la vida para todos nosotros.

Así como el ser humano sin agua no puede vivir, se muere si no hay agua, así también el ser humano no puede vivir eternamente sin el agua del Espíritu Santo; por eso a la mujer samaritana Cristo le dijo que si ella supiera quien le pedía agua, ella le pediría a Él y Él la daría agua que salta para Vida eterna, y esa Agua es el Espíritu Santo.

Y ahora, continuemos aquí leyendo en Hebreos, capítulo 9, continuemos aquí leyendo el verso 16, dice:

Porque donde hay testamento, es necesario que intervenga muerte del testador.

Porque el testamento con la muerte se confirma; pues no es válido entre tanto que el testador vive.

De donde ni aun el primer pacto fue instituido sin sangre.

Porque habiendo anunciado Moisés todos los mandamientos de la ley a todo el pueblo, tomó la sangre de los becerros y de los machos cabríos, con agua, lana escarlata e hisopo, y roció el mismo libro y también a todo el pueblo,

diciendo: Esta es la sangre del pacto que Dios os ha mandado.

Y además de esto, roció también con la sangre el tabernáculo y todos los vasos del ministerio.

Y casi todo es purificado, según la ley, con sangre; y sin derramamiento de sangre no se hace remisión.

Fue, pues, necesario que las figuras de las cosas celestiales fuesen purificadas así;”

Todo lo que Moisés purificó con la sangre, rociando la sangre sobre el tabernáculo, sobre todos los utensilios del tabernáculo y sobre todo el pueblo, aquello solamente era el tipo y figura de las cosas celestiales. Ahora vean:

Fue, pues, necesario que las figuras de las cosas celestiales fuesen purificadas así; pero las cosas celestiales mismas, con mejores sacrificios que estos.

Porque no entró Cristo en el santuario hecho de mano, figura del verdadero, sino en el cielo mismo para presentarse ahora por nosotros ante Dios;”

Y ahora, las cosas celestiales no son purificadas con sangre de animalitos sino con la Sangre preciosa de Jesucristo nuestro Salvador, para eso Cristo ascendió al Cielo luego que resucitó y se presentó como el Sumo Sacerdote del Templo Celestial con Su propio Sacrificio, Su propia Sangre, para presentar esa Sangre por nosotros ante Dios, que es la Sangre que nos limpia de todo pecado.

Hemos venido a este planeta Tierra por y para un propósito divino. Vean aquí en Primera de Pedro, capítulo 1, verso 2, dice que hemos sido elegidos, vean:

elegidos según la presciencia de Dios Padre en santificación del Espíritu, para obedecer y ser rociados con la sangre de Jesucristo.”

¿Ven? hemos sido elegidos para obedecer, ¿obedecer qué? obedecer al Evangelio de Cristo, al escuchar la predicación del Evangelio de Cristo, creer en Cristo como nuestro único y suficiente Salvador para ser rociados con la Sangre de Jesucristo y ser limpiados de todo pecado.

¿Ven lo sencillo que es todo? Pero todo tuvo que ser tipificado en medio del pueblo hebreo en aquel orden religioso del pueblo hebreo y aquel pacto antiguo y aquellos sacrificios que eran efectuados allá, los cuales solamente eran el tipo y figura de lo Celestial, del Sacrificio de Cristo para entrar Cristo con Su Sangre al Templo Celestial, y así como Intercesor interceder por mí y ¿por quién más? por cada uno de ustedes también, y con Su Sangre rociarme y limpiarme de todo pecado, y ¿a quién más? a cada uno de ustedes también.

Y ahora, las cosas celestiales mismas, los seres celestiales mismos que son los escogidos de Dios, los miembros de la Iglesia de Jesucristo que es el Israel Celestial escrito en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, cada miembro en la Iglesia está escrito en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, estas personas celestiales serían rociadas con la Sangre de Jesucristo nuestro Salvador, lo cual fue tipificado allá en el Antiguo Testamento en medio del pueblo hebreo.

Ahora, tenemos el Pacto perfecto, el Pacto sin defectos, para que todos los que escuchen la predicación del Evangelio de Cristo lo reciban como su Salvador, laven sus pecados en la Sangre de Cristo, sean bautizados en agua el Nombre del Señor Jesucristo arrepentidos de sus pecados y Cristo los bautice con Espíritu Santo y Fuego y produzca el nuevo nacimiento en las personas creyentes y así nazcan a una nueva vida, a la Vida eterna y que estén reconciliados con Dios para vivir eternamente con Cristo en Su Reino eterno.

Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.

El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.” Tan simple como eso, San Marcos, capítulo 16, versos 15 al 16.

Ahora, vemos porqué Cristo tuvo que venir a la Tierra y morir en la Cruz del Calvario: para así efectuarse el Sacrificio de la Expiación por nuestros pecados por nuestro amado Señor Jesucristo del cual Juan el Bautista cuando lo vio dijo: “He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo.”

Tuvo que morir para poder quitar nuestros pecados, tuvo que morir y derramar Su Sangre para quitar nuestros pecados con Su Sangre preciosa con la cual nos limpia de todo pecado.

Por lo tanto, ya tenemos un Nuevo Pacto y tenemos la Sangre del Nuevo Pacto, la Sangre del Pacto eterno que es la Sangre de Jesucristo nuestro Salvador, y tenemos las cosas celestiales mismas purificadas con la Sangre de Jesucristo nuestro Salvador, el Israel Celestial que es la Iglesia del Señor Jesucristo que sería purificada con la Sangre de Jesucristo, la Sangre del Sacrificio perfecto, la Sangre del Pacto perfecto, la Sangre para hacer perfectos a todos los escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero.

Por lo tanto, toda persona que ya ha recibido a Cristo como su único y suficiente Salvador arrepentido de sus pecados y ha sido bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, han recibido el perdón de sus pecados, toda persona que ha sido bautizada en agua en el Nombre de Jesucristo y ha recibido el Espíritu Santo, ha obtenido el nuevo nacimiento y ha obtenido un cuerpo angelical de la sexta dimensión, y por consiguiente ya usted como alma viviente ya tiene Vida eterna, y tiene un cuerpo eterno angelical de la sexta dimensión igual al cuerpo angelical de Jesucristo nuestro Salvador.

Por lo tanto, ya tenemos Vida eterna, Él nos ha dado Su Espíritu Santo y por consiguiente nos ha dado la Vida eterna, y ya lo que nos falta es que se complete el grupo de los escogidos de Dios en la Iglesia del Señor Jesucristo, y luego Cristo se levantará del Trono del Padre, tomará el Título de Propiedad, el Libro de la Vida del Cordero donde están escritos nuestros nombres desde antes de la fundación del mundo, abrirá ese Título de Propiedad, el Libro de los Siete Sellos conforme a Apocalipsis, capítulo 5 y Apocalipsis, capítulo 6 y hará Su Obra de Reclamo como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo, o sea, que cambiará de Cordero a León, y de Sumo Sacerdote a Juez de toda la Tierra y a Rey de toda la Tierra.

Por lo tanto, pronto Cristo completará el número de los que están escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, los completará ¿dónde? En Su Iglesia y luego ya Dios ahí en adelante Cristo cambia de Cordero a León, de Sumo Sacerdote a Rey y Juez y hará Su Obra de Reclamo, resucitará a los muertos creyentes en Él en cuerpos eternos y glorificados, y a nosotros los que vivimos si permanecemos vivos hasta ese momento nos transformará, y nos dará así el nuevo cuerpo, el cuerpo eterno y glorificado, y entonces todos seremos inmortales físicamente con un cuerpo nuevo, eterno, inmortal y glorificado como el cuerpo glorificado de Jesucristo nuestro Salvador.

Jesucristo está tan joven como cuando se fue al Cielo, y así será nuestro cuerpo nuevo que Él nos dará, un cuerpo eterno al cual le pasarán los años, los milenios, los billones de años y nunca se pondrá viejo, y todos decimos: ese es el cuerpo que yo necesito.

Por lo tanto, ese es el que Él ha prometido para rodos los creyentes en Él que entran al Nuevo Pacto, al Pacto sin defectos, y son rociados con la Sangre de ese Pacto eterno, de ese Pacto sin defectos que es la Sangre de Jesucristo nuestro Salvador, esa es la Sangre que nos limpia de todo pecado y nos mantiene limpios de todo pecado.

Por lo tanto, toda persona que ya ha recibido a Cristo como Salvador, ha sido bautizado en agua en Su Nombre siendo bautizado, arrepentido de sus pecados, siendo bautizado y Cristo lo ha bautizado con Espíritu Santo y Fuego, ha obtenido el nuevo nacimiento y ya tiene Vida eterna, esa es la buena noticia para todos los creyentes en Cristo: que ya tenemos Vida eterna, nuestra alma tiene Vida eterna. Vean aquí en Primera de Juan, capítulo 5, lo dice claro aquí, verso 10 en adelante, dice:

El que cree en el Hijo de Dios, tiene el testimonio en sí mismo; el que no cree a Dios, le ha hecho mentiroso, porque no ha creído en el testimonio que Dios ha dado acerca de su Hijo.

Y este es el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna; y esta vida está en su Hijo.

El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida.”

O sea, no tiene la Vida eterna, lo que tiene la persona es una vida temporal o temporera que a la mayor parte de las personas se les termina antes de los cien años en la actualidad.

Por lo tanto, la persona que quiere vivir eternamente necesita entrar al Pacto sin defectos que es el Nuevo Pacto, para ser limpios de todo pecado con la Sangre del Nuevo Pacto la Sangre del Pacto eterno, ser limpio con la Sangre de Jesucristo nuestro Salvador para poder tener la Vida eterna en adición a la vida temporal.

Tenemos vida temporal pero todo creyente en Cristo tiene Vida eterna acá en su alma, pero el que no tiene a Cristo acá en su alma porque no lo ha recibido, pues no tiene Vida eterna y no tiene esperanzas de volver a vivir, no tiene esperanza de vivir eternamente, pero los creyentes en Cristo si mueren físicamente tienen la esperanza de volver a vivir, serán resucitados pero en cuerpos eternos para vivir eternamente en esa nueva vida, la Vida eterna con Cristo en Su Reino eterno. Sigue diciendo aquí: “Estas cosas os he escrito...” el verso 11, dice:

Y este es el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna; y esta vida está en su Hijo.”

¿Ven? el que quiere tener la Vida eterna tiene que saber que Dios nos ha dado Vida eterna y esta vida está en Su Hijo, en Jesucristo. Por lo tanto toda persona que quiere recibir la Vida eterna de parte de Dios, la tiene que recibir a través de Jesucristo, no hay otra forma para recibir la Vida eterna. Ahora, el verso 13, dice:

Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna, y para que creáis en el nombre del Hijo de Dios.”

Ahí tenemos la buena noticia para los que creen en Cristo, la buena noticia es que tenemos Vida eterna, hemos asegurado nuestro futuro eterno con Cristo en Su Reino eterno, hemos asegurado nuestro futuro eterno en la Vida eterna para vivir eternamente con Jesucristo en Su Reino eterno; pero si hay alguna persona que todavía no ha recibido a Cristo, pues todavía no ha asegurado su futuro eterno.

Yo ya he asegurado mi futuro eterno con Jesucristo en Su Reino eterno, y por eso es que sé que viviré eternamente con Cristo en Su Reino, porque he entrado al Pacto son defectos que es el Nuevo Pacto y he sido cubierto, rociado con la Sangre del Nuevo Pacto, la Sangre de Jesucristo nuestro Salvador que me ha limpiado de todo pecado, ¿y quién más? cada uno de ustedes también.

Por lo tanto, viviremos eternamente con Cristo en Su Reino, si se nos acaba esta vida terrenal no hay ningún problema, tenemos la Vida eterna para nuevamente tener un cuerpo nuevo, y eterno y vivir eternamente con Cristo en Su Reino, si se nos acaba la vida en este cuerpo físico Dios nos dará un nuevo cuerpo con Vida eterna que nunca morirá.

Si alguna persona todavía no ha recibido a Cristo como Salvador, no ha dado testimonio público de su fe en Cristo, por cuanto la fe viene por el oír la Palabra de Dios, el Evangelio de Cristo, usted ha estado escuchando la predicación del Evangelio de Cristo para poder entender y poder creer de todo corazón, para Cristo crear en su corazón, en su alma la fe en Cristo y de Cristo, y ya usted ha escuchado, por lo tanto ya Cristo por medio de Su Palabra y Su Espíritu ha creado la fe en su alma, en su corazón.

Ya usted tiene la fe de Cristo en usted para creer en Cristo como vuestro único y suficiente Salvador, la fe viene por el oír la Palabra de Dios, y con el corazón se cree para justicia.

Por lo tanto, ya también usted está creyendo en Cristo como vuestro único y suficiente Salvador, ya usted sabe que solamente a través de Cristo es que usted puede recibir la salvación y Vida eterna, y usted quiere vivir eternamente, usted no quiere ser condenado y no quiere ser echado en el lago de fuego, usted quiere vivir eternamente con Cristo en Su Reino eterno.

Por lo tanto, ahora es el momento para usted dar testimonio público de su fe en Cristo porque con el corazón se cree para justicia pero que con la boca se confiesa para salvación, y ahora es el momento para usted confesar públicamente su fe en Cristo, dar testimonio público de su fe en Cristo confesando a Cristo como vuestro único y suficiente Salvador.

Por lo tanto, daremos unos minutos para que tengan así la oportunidad de todos los que todavía no han recibido a Cristo como Salvador, puedan hacerlo dando testimonio público de su fe en Cristo recibiéndolo como vuestro único y suficiente Salvador, para lo cual les pediré vengan al frente, pasen acá al frente, y yo estaré orando por ustedes para que Cristo les recibe en Su Reino.

También los que están a través de internet o a través del satélite, o de la televisión, pueden también venir a los Pies de Cristo, pueden pasar al frente, venir para recibir a Cristo para que queden incluidos en esta oración que estaré haciendo por las personas que en esta noche o en esta ocasión estarán recibiendo a Cristo como vuestro único y suficiente Salvador, tanto aquí los que están presentes en Chilpancingo Guerrero, República Mexicana, como los que están en toda la República Mexicana en estos momentos viendo y escuchando esta actividad y escuchando la predicación de Evangelio de Cristo y como también los que están en otras naciones.

Pueden venir a los Pies de Cristo en estos momentos para que Cristo les reciba en Su Reino y entren así al Pacto eterno, al Pacto sin defectos. Pueden continuar viniendo a los Pies de Cristo en estos momentos.

Cristo dijo: “El que me confesare delante de los hombres, yo le confesaré delante de mi Padre, pero el que me negare delante de los hombres, yo le negaré delante de mi Padre.” San Mateo, capítulo 10, versos 32 al 33.

Por lo tanto, es un asunto de fe en Cristo dando testimonio público de nuestra fe en Cristo para obtener la salvación y Vida eterna, y así asegurar nuestro futuro eterno con Jesucristo en Su Reino eterno, pues todos queremos vivir eternamente con Jesucristo, por lo tanto todos necesitamos a Cristo, todos necesitamos recibir a Cristo para entrar al Pacto sin defectos, el Pacto eterno que Cristo ha establecido para que todo aquel que entre a ese Pacto eterno entre a la Vida eterna y viva eternamente con Cristo en Su Reino.

Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.

El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.”

Todos queremos ser salvos, por lo tanto todos hemos creído y todos recibimos a Cristo como nuestro único y suficiente Salvador. San Pablo nos dice en Segunda de Corintios, capítulo 6, verso 2:

Porque dice:

En tiempo aceptable te he oído,

Y en día de salvación te he socorrido

He aquí ahora el tiempo aceptable; he aquí ahora el día de salvación.”

El Día de salvación está ahora en tiempo presente, la Dispensación de la Gracia es el Día de salvación, el tiempo de salvación, Cristo el Ángel del Pacto ha establecido un Nuevo Pacto y ahora la Sangre para limpiar de todo pecado al ser humano es la Sangre de Jesucristo nuestro Salvador.

He aquí ahora el tiempo aceptable; he aquí ahora el día de salvación.”

En la Dispensación de la Gracia que comenzó en los días en que Cristo fue crucificado, comenzó el Día de la Dispensación de la Gracia, el Día dispensacional en que Dios acepta a toda persona que recibe a Cristo como su único y suficiente Salvador, y la persona obtiene la salvación y Vida eterna.

Recibimos a Cristo como nuestro Salvador para que Él nos dé la Vida eterna, es Vida eterna lo que Él le da a toda persona que lo recibe como su único y suficiente Salvador, en San Juan, capítulo 3, verso 16 en adelante, dice:

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.”

¿Ven? Para eso fue que Dios le dio a la raza humana a Su Hijo Jesucristo para que muriera en la Cruz del Calvario por nosotros llevando nuestros pecados y nos diera la Vida eterna, por lo tanto todo el que cree en Él recibe la Vida eterna.

Todavía vienen más personas que quieren vivir eternamente con Cristo en Su Reino, que quieren entrar al Pacto eterno sin defectos, al Pacto eterno, y quieren ser cubiertos con la Sangre del Pacto eterno para ser limpios de todo pecado con la Sangre del Pacto eterno, la Sangre de Jesucristo nuestro Salvador.

También los niños de diez años en adelante, de diez años arriba, pueden venir para recibir a Cristo como vuestro único y suficiente Salvador. También los que están en otros países en estos momentos a través de internet o a través del satélite, o de la televisión también pueden venir a los Pies de Cristo, pasar al frente para dar testimonio público de su fe en Cristo recibiéndolo como vuestro único y suficiente Salvador.

Pueden continuar pasando, viniendo a los Pies de Cristo tanto las personas que están aquí en Chilpancingo Guerrero, República Mexicana, como los que están allá en el Brasil, en la Argentina, en Bolivia, en Uruguay, en Paraguay, en Perú, en el Ecuador, en Colombia, en toda la República Mexicana, allá también en Puerto Rico, en Venezuela, en República Dominicana, en Haití, en Norteamérica, en Europa, y en el África y en los demás países que en estos momentos están viendo esta actividad y escuchando esta conferencia que ha estado siendo dictada en esta ocasión.

Pueden continuar viniendo a los Pies de Cristo en otros países también en estos momentos, para que queden incluídos en esta oración que haré por todas las personas que están viniendo a los Pies de Cristo en esta noche.

Todavía continúan viniendo más personas que desean la Vida eterna que Cristo da a los que lo reciben como su único y suficiente Salvador. Pueden continuar viniendo, todavía vienen más personas, pueden acercarse más los que pueden acercarse más.

Dios tiene mucho pueblo aquí en Chilpancingo Guerrero, República Mexicana, y también en todos los alrededores, en todas las ciudades cercanas, en Acapulco también y en toda la República Mexicana, y por consiguiente en esta noche se está llenando el Reino de Cristo con mexicanos, por lo tanto México está teniendo una representación grande en el Reino de nuestro amado Señor Jesucristo.

En el Reino más importante no solamente de la Tierra sino del Cielo, ahí la presentación de México es grande, es que Dios tiene mucho pueblo en la República Mexicana, muchas personas escritas en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, y las está llamando en estos días, y en esta ocasión el llamado ha salido. Y San Pablo dice en Hebreos, capítulo 3, verso 7 y Hebreos, capítulo 4, verso 7:

Si oyereis hoy su voz,

No endurezcáis vuestros corazones,”

Es la Voz de Cristo por medio de Su Espíritu Santo llamando Sus ovejas y colocándolas en Su Redil, en Su Iglesia.

Pueden continuar viniendo a los Pies de Cristo para dar testimonio público de vuestra fe en Cristo las personas que todavía faltan por venir.

Algunas veces luego de la predicación del Evangelio de Cristo cuando ya la persona ha escuchado pues ya está creyendo en su alma, en su corazón, pero le falta dar testimonio público de su fe en Cristo, y cuando llega el momento para hacerlo, algunas personas son tímidas y les da vergüenza o timidez de pasar al frente, porque piensa que lo van a mirar, lo van a ver, pero no se puede avergonzar de Cristo porque el que se avergüence de Cristo, Cristo se avergonzará de él delante de nuestro Padre Celestial.

Y para recibir la Vida eterna a través de Cristo, la persona no se puede avergonzar, más bien tiene que venir arrepentida de sus pecados para que Cristo le reciba, le perdone y con Su Sangre le limpie de todo pecado, y pueda ser bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo arrepentido de sus pecados y Cristo luego lo bautiza con Espíritu Santo y Fuego, y produce en usted el nuevo nacimiento, y así la persona nace a la Vida eterna en el Reino eterno de Jesucristo nuestro Salvador.

Si falta todavía alguna otra persona por venir a los Pies de Cristo para dar testimonio público de su fe en Cristo, puede venir, ya estamos para orar por las personas que han venido a los Pies de Cristo. Vamos a estar puestos en pie lo que están aquí presentes en esta actividad, y los que están a través de internet o a través de la televisión en estos momento en las diferentes naciones allá en el África, en Europa, en Norteamérica, en la América Latina y el Caribe, en todos esos lugares y demás naciones, pueden continuar viniendo a los Pies de Cristo para dentro de unos segundos ya orar por ustedes también, para que queden incluidos en la oración que estaré haciendo por lo que están aquí presentes.

Si falta todavía alguna persona de los que están aquí presentes por venir a los Pies de Cristo, puede hacerlo en estos momentos, puede venir a los Pies de Cristo dando testimonio público de su fe en Cristo, “el que me confesare delante de los hombres, yo le confesaré delante de mi Padre, pero el que me negare delante de los hombres, yo le negaré delante de mi Padre,” San Mateo, capítulo 10, versos 32 al 33, capítulo 10, verso 32 al 33 de San Mateo.

Ahí está el testimonio que Cristo da acerca de los que lo reciben como Salvador y lo confiesan públicamente, y también está el testimonio que Cristo da de los que no lo reciben, de los que no creen y dan testimonio público de su fe en Cristo, también Cristo dice lo que será de esas personas.

Por lo tanto, es un asunto de fe en Cristo y de dar testimonio público de nuestra fe en Cristo recibiéndolo como nuestro único y suficiente Salvador.

Si falta todavía alguna persona aquí, de los que están aquí presentes por venir a los Pies de Cristo, puede hacerlo inmediatamente, y también si falta alguna persona de los que están a través de internet, o de la televisión, o del satélite, pueden venir a los Pies de Cristo inmediatamente para que queden incluidos en esta oración que estaré haciendo por los que están aquí presentes dando testimonio público de su fe en Cristo.

Recuerden que los niños de diez años en adelante también pueden venir a los Pies de Cristo. Vamos ya a orar por las personas que han venido a los Pies de Cristo, vamos a levantar nuestras manos al Cielo, y vamos a repetir esta oración que haré por ustedes, con nuestros ojos cerrados, repitan conmigo:

Señor Jesucristo, he escuchado la predicación de Tu Evangelio y ha nacido Tu fe en mi corazón, y creo en Tu Primera Venida, y creo en Tu muerte en la Cruz del Calvario como la Expiación por mis pecados, y creo en Tu resurrección y en Tu ascensión al Cielo. Creo que Tú estás como Sumo Sacerdote haciendo intercesión por mí ante el Padre Celestial, estás intercediendo por mí con Tu propia Sangre. Tú eres mi Abogado delante de Dios, del Padre Celestial, Tú eres mi Sumo Sacerdote delante del Padre Celestial.

Señor Jesucristo, doy testimonio público de mi fe en Ti y Te recibo como mi único y suficiente Salvador.

Señor Jesucristo, reconozco que soy pecador, Te ruego perdones mis pecados y Te ruego me limpies de todo pecado con Tu Sangre preciosa, y me bautices con Espíritu Santo y Fuego luego que yo sea bautizado en agua en Tu Nombre, y produzcas en mí el nuevo nacimiento.

Quiero nacer en Tu Reino eterno, quiero nacer en la Vida eterna para vivir contigo por toda la eternidad. Señor Jesucristo, en Tus manos encomiendo mi alma, salva mi alma Señor Jesucristo Te lo ruego. En Tu Nombre eterno y glorioso, Señor Jesucristo. Amén y amén.

Y ahora, todos decimos: ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado!

Cristo les ha recibido en Su Reino, ha perdonado vuestros pecados y con Su Sangre les ha limpiado de todo pecado.

Por cuanto ustedes escucharon la predicación del Evangelio de Cristo y creyeron en Él como vuestro único y suficiente Salvador, y dieron testimonio público de vuestra fe en Cristo recibiéndolo públicamente como vuestro único y suficiente Salvador, Cristo dijo:

Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.

El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.”

Ustedes ya han creído. Pero me dirán: “Pero todavía me falta ser bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo.” Y me dirán ustedes: “Yo quiero ser bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo lo más pronto posible, ¿cuándo me pueden bautizar?” Por cuanto han creído de todo corazón, bien pueden ser bautizados esta misma noche en el Nombre del Señor Jesucristo en agua, en donde ustedes se identificarán con Cristo en Su muerte, sepultura y resurrección.

Cuando la persona recibe a Cristo como Salvador muere al mundo, y cuando el ministro lo sumerge en las aguas bautismales, eso tipológicamente representa que usted está siendo sepultado, el viejo hombre está siendo sepultado, y cuando lo levanta de las aguas bautismales, usted está resucitando a la Vida eterna, usted está resucitando como un nuevo hombre, como una nueva criatura en Cristo Jesús para vivir con Cristo en Su Reino por toda la eternidad. Y vivir todos los días de su vida terrenal sirviendo a Cristo todos los días con amor y con dedicación a Cristo.

Por lo tanto, bien pueden ser bautizados en agua hoy mismo en el Nombre del Señor Jesucristo.

Para lo cual pregunto al Reverendo Jacobo Uriostegui Pineda si hay agua. Hay agua, hay bautisterios, ¿hay ropas bautismales también? Hay ropas bautismales también para damas y para caballeros, y para niños también, hay también vestidores, lugares dónde cambiarse de ropas, también hay lugares dónde cambiarse de ropas, ¿hay personas que cuidarán de sus ropas y que también les ayudarán? También hay personas que les ayudarán, y cuidarán también de vuestra ropa en lo que ustedes serán bautizados, y luego regresarán de nuevo al lugar para cambiarse de ropa, a los vestidores para cambiarse de ropa y colocarse las ropas de ustedes, y regresar a vuestros hogares gozosos y agradecidos a Cristo por la salvación de vuestra alma.

Así que, dejaré al Reverendo Jacobo Uriostegui Pineda para que les indique hacia dónde caminar para cambiarse de ropas.

Que Dios les bendiga y les guarde, y les bautice con Espíritu Santo y Fuego luego que ustedes sean bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo. Y a vuestros familiares Cristo les dé la salvación y Vida eterna también, para que estén con ustedes viviendo con Cristo en el Reino de Cristo por toda la eternidad. En el Nombre del Señor Jesucristo. Amén y amén.

Continúen pasando una noche de las bendiciones de Jesucristo nuestro Salvador, y ustedes también en los diferentes países, bien pueden ser bautizados en agua esta misma noche.

Los ministros, el ministro allá en cada país les indicara dónde están los vestidores para que se cambien de ropa y sean bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo.

Y que Cristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego. En el Nombre del Señor Jesucristo. Amén.

Bueno, ya con nosotros el Reverendo Jacobo para continuar. Dios les bendiga y les guarde a todos.

EL PACTO SIN DEFECTOS.”