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Queremos ver a Jesús 2004-11-26 1 Santiago de Cali Valle del Cauca CO 00:00:00 false

Muy buenas noches, amados amigos y hermanos presentes aquí en Cali, Colombia, y también a todos ustedes amados hermanos allá en Cayey, Puerto Rico, y también a todos ustedes allá en Venezuela, en Chile, también en Argentina, en Brasil, en México y demás países que en estos momentos están conectados con esta transmisión a través del satélite y también de internet.

Que las bendiciones de Jesucristo, el Ángel del Pacto, sean sobre cada uno de ustedes y sobre mí también, y nos hable en esta noche y nos revele Su Palabra, nos abra Su Palabra y nos abra el corazón para oír y entender y creer de todo corazón. En el Nombre Eterno del Señor Jesucristo. Amén y amén.

Es una bendición grande dirigirme a ustedes en esta ocasión con la Palabra de Dios, para tener compañerismo alrededor de la Palabra de Dios. Leemos en el Evangelio según San Juan, capítulo 12, verso 20 en adelante, donde dice:

Había ciertos griegos entre los que habían subido a adorar en la fiesta.

Estos, pues, se acercaron a Felipe, que era de Betsaida de Galilea, y le rogaron, diciendo: Señor, quisiéramos ver a Jesús.

Felipe fue y se lo dijo a Andrés; entonces Andrés y Felipe se lo dijeron a Jesús.

Jesús les respondió diciendo: Ha llegado la hora para que el Hijo del Hombre sea glorificado.

De cierto, de cierto os digo, que si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto.

El que ama su vida, la perderá; y el que aborrece su vida en este mundo, para vida eterna la guardará.

Si alguno me sirve, sígame; y donde yo estuviere, allí también estará mi servidor. Si alguno me sirviere, mi Padre le honrará.

Ahora está turbada mi alma; ¿y qué diré? ¿Padre, sálvame de esta hora? Mas para esto he llegado a esta hora.

Padre, glorifica tu nombre. Entonces vino una voz del cielo: Lo he glorificado, y lo glorificaré otra vez.

Y la multitud que estaba allí, y había oído la voz, decía que había sido un trueno. Otros decían: Un ángel le ha hablado.

Respondió Jesús y dijo: No ha venido esta voz por causa mía, sino por causa de vosotros.

Ahora es el juicio de este mundo; ahora el príncipe de este mundo será echado fuera.

Y yo, si fuere levantado de la tierra, a todos atraeré a mí mismo.

Y decía esto dando a entender de qué muerte iba a morir.”

Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.

Nuestro tema es para esta ocasión: “QUEREMOS VER A JESÚS.”

En todos los tiempos las personas han querido ver a Jesús, y en esta ocasión en que fueron estos griegos que eran convertidos al judaísmo, los cuales estaban en una fiesta religiosa allá en Jerusalén, y ellos querían ver a Jesús, pues habían escuchado acerca de Jesús.

San Pablo hablando de los griegos dice: “Los griegos buscan sabiduría.” Hablando de los hebreos, de los judíos, dice, dice San Pablo: “Los judíos buscan señales.” Y hablando de los creyentes en Cristo San Pablo dice: “Pero nosotros, nosotros predicamos a Cristo, y a éste crucificado.”

Por lo tanto predicamos el Sacrificio de Cristo como el Sacrificio de la Expiación por nuestros pecados, dando a conocer el misterio de la Primera Venida de Cristo y Su Muerte en la Cruz del Calvario, que fue la Muerte por los pecados de nosotros, Él murió por nuestros pecados para así quitar el pecado del mundo y así darnos la salvación y Vida eterna.

Ahora, encontramos que la humanidad siempre ha deseado ver, ver a Jesús.

Y ahora, si Cristo se fue de esta Tierra en Su cuerpo glorificado, ascendiendo al Cielo y se sentó a la Diestra de Dios en el Trono de Dios, encontramos entonces que para muchas personas será difícil ver a Jesucristo.

Pero hay una forma establecida en la Biblia en que el ser humano podrá ver a Jesucristo, muchos desearán ver unos de los días del Hijo del Hombre y no lo verán, desearán ver literalmente como lo vieron allá, verlo de nuevo en Su cuerpo físico; pero ya Él no tiene aquel cuerpo físico mortal, ahora Él ha sido glorificado, tiene un cuerpo glorificado. Por lo tanto, en el cuerpo físico no lo verán, en el cuerpo físico en el que Él vino, porque ya ese cuerpo fue glorificado.

Y ahora, encontramos que cuando Sus discípulos vieron a Jesús resucitado, no lo conocían, pues estaba glorificado; así como cuando nuestros familiares amados que han partido y tenían más de 30 años, o más de 50 años, cuando resuciten, resucitarán en cuerpos glorificados, eternos, inmortales y jóvenes para toda la eternidad, y esos cuerpos representarán de 18 a 21 años de edad.

Por esa misma causa fue que los discípulos del Señor Jesucristo no conocieron a Jesucristo, porque estaba glorificado y por consiguiente estaba joven, ellos esperaban verlo de 33 años, que era lo que tenía cuando murió, pero ahora ven un joven, y no podían creer que ese era Jesús; porque en la resurrección se resucita en cuerpo eterno y glorificado, que representa de 18 a 21 años de edad. Ahí está el misterio por el cual no conocían a Jesús.

Y ahora, ellos habían visto a Jesús crucificado, y cuando lo bajaron de la cruz y lo envolvieron en sábanas, en lienzos, vean, envolvieron un hombre que estaba desfigurado completamente por causa de los golpes y de los azotes, y así por el estilo.

Y ahora, cuando ven a un joven y les dice que Él es Jesús; y en algunas ocasiones, vean ustedes, les aparecía y no les decía quién Él era, y comía con ellos y no creían que era Jesús, creían que era un espíritu, por consiguiente creían quizás que era el Espíritu de Jesús. Pero ahora Jesús les dice en aquella ocasión: “¿Tienes ustedes algo de comer?” Ellos le entregan un pedazo de pescado y un panal de miel (o un pedazo de panal de miel) y Jesús come delante de ellos, Él dice a ellos (vean): “El espíritu no tiene carne y hueso como ustedes ven que yo tengo.”

Aquí Cristo les está aclarando también el misterio de los cuerpos espirituales, los cuerpos angelicales que no tienen carne ni huesos y que no comen; pero ahora Jesucristo también les está aclarando el misterio de lo que es un cuerpo resucitado incorruptible, glorificado, en el cual si se puede comer y se puede beber y se puede tocar.

Pero es un cuerpo interdimensional que puede pasar de una dimensión a otra, puede entrar a un lugar aunque estén las puertas cerradas, como entró Jesús a donde estaban los discípulos con las puertas cerradas a causa del miedo a los judíos. Porque ya habían tomado preso a Jesús, lo habían crucificado, lo habían matado y luego iban a buscar a los discípulos del Señor Jesucristo para hacerles lo mismo.

Pero Cristo, vean, con las puertas cerradas allí los discípulos, Él llegó a ellos, se apareció en medio de ellos y se preguntarían: “¿Cómo entraría aquí Él, este joven?”

Es que en el cuerpo glorificado no hay limitaciones, puede pasar de una dimensión a otra, puede pasar a la dimensión invisible, y de la dimensión invisible y en la dimensión invisible ir a cualquier lugar, y luego aparecer en el lugar, hablar con las personas y luego irse de ese lugar pasando a otra dimensión. Es más sencillo que estar en el cuerpo de carne, porque en el cuerpo de carne tenemos muchas limitaciones, muchos problemas, y para ir de un lugar a otro tenemos que ir o caminando o ir en bicicleta o en un automóvil o ir en avión si es muy lejos, pero el cuerpo glorificado no hay ningún problema.

Ahora, vean ustedes, en el cuerpo glorificado se habrán terminado todos los problemas que nosotros tenemos en este cuerpo de carne. Esa es la forma en que Cristo va a resolver todos los problemas de Sus escogidos: dándonos un cuerpo donde no tengamos problemas, y esa es la clase de cuerpo que Él tiene: es un cuerpo glorificado.

Ahora, Cristo dijo en una ocasión a Sus discípulos en San Mateo, capítulo 28, verso 16 en adelante, dice:

Pero los once discípulos se fueron a Galilea, al monte donde Jesús les había ordenado.

Y cuando le vieron, le adoraron; pero algunos dudaban.

Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra.

Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo;

enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.”

Y ahora, aquí la promesa es que Cristo va a estar con los creyentes en Él todos los días hasta el fin del mundo. Por lo tanto, así como dijeron los griegos a Felipe: “Queremos ver a Jesús.” Si Jesucristo dijo que estaría con los creyentes en Él, con Su Iglesia, con nosotros todos los días hasta el fin del mundo, y estamos en el tiempo final, por lo tanto, Él ha estado en medio de Su Iglesia todo el tiempo.

Todo el tiempo Cristo ha estado en medio de Su Iglesia, y a través de la historia de la Iglesia podemos ver a Cristo de edad en edad manifestado.

En Segunda de Corintios, capítulo 3, verso 17 veamos lo que nos dice San Pablo:

Porque el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad.”

Y ahora, el Señor es el Espíritu dice San Pablo, y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad. Por eso es que en medio de la Iglesia del Señor Jesucristo, donde está Cristo en Espíritu Santo, porque el Señor es el Espíritu, y por consiguiente donde está el Señor que es Espíritu y está en Espíritu Santo, allí hay libertad.

Por lo tanto, ahí es donde se lleva a cabo la liberación de las personas, porque Cristo está libertando a todos aquellos que están escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, que son los miembros del Israel Celestial, así como libertó al pueblo hebreo de la esclavitud en Egipto.

Y ahora, vean ustedes aquí en Colosenses, capítulo 1, verso 12 en adelante, lo que nos dice San Pablo acerca de esta liberación:

Con gozo dando gracias al Padre que nos hizo aptos para participar de la herencia de los santos en luz;

el cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo,

en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados.”

Y ahora vean, Cristo nos ha libertado, nos ha librado, nos ha libertado de la potestad de las tinieblas, nos ha librado de la potestad de las tinieblas, del poder del reino de las tinieblas, del poder del diablo y su reino, y nos ha trasladado, Dios por medio de Cristo al Reino de Su Hijo Jesucristo.

Hemos sido libertados. Cuando Cristo murió en la Cruz del Calvario realizó esa obra de liberación, y se convierte en una realidad en cada persona cuando recibe a Cristo como su único y suficiente Salvador, y arrepentido de sus pecados pide perdón a Cristo por sus pecados, Cristo lo perdona y con Su Sangre lo limpia de todo pecado, es bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y Cristo lo bautiza con Espíritu Santo y Fuego, y así Cristo lo saca del reino de las tinieblas y lo coloca, Cristo ¿en dónde? en Su Reino eterno y glorioso, y ahí lo coloca con Vida eterna. La persona ha obtenido el nuevo nacimiento, ha nacido del Agua y del Espíritu, y ha entrado al Reino de Dios.

Por eso Cristo dijo a Nicodemo en el capítulo 3 de San Juan, verso 1 al 6:

De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios.”

¿Ven? Para entrar al Reino eterno de Dios y obtener así la Vida eterna y vivir eternamente en el Reino de Dios con Cristo, la persona tiene que nacer de nuevo del Agua y del Espíritu. Del Agua, eso es de la predicación del Evangelio de Cristo; y del Espíritu, eso es del bautismo del Espíritu Santo. Por esa causa se predica el Evangelio a toda criatura. Cristo dijo:

Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.

El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.” [San Marcos 16:15-16] Tan simple como eso.

Por lo tanto, a través de la predicación del Evangelio nace la fe de Cristo en el alma de las personas y creen de todo corazón en Cristo, porque la fe viene por el oír la Palabra de Dios, el Evangelio de Cristo, y con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación, se da testimonio público de su fe en Cristo para obtener la salvación de Cristo y la Vida eterna a través de Jesucristo.

Por esa causa es que se predica el Evangelio de Cristo. La meta es que las personas obtengan la Vida eterna, entren al Reino eterno de Dios. Por lo tanto, toda persona que quiera vivir eternamente necesita a Cristo como su único y suficiente Salvador. “Porque no hay otro nombre bajo el Cielo en que podamos ser salvos,” solamente hay uno, y ese Nombre es: SEÑOR JESUCRISTO.

Por eso es que el Arcángel Gabriel le dijo a José y también a la virgen María, que le pusieran por nombre al niño que la virgen María iba a tener, le pusieran por nombre Jesús, que significa “Salvador, Redentor.” El nombre tenía que ver con la obra que Él iba a realizar; por lo tanto, hay un solo Salvador, y Su Nombre es: NUESTRO AMADO SEÑOR JESUCRISTO.

Ahora, siendo que Cristo dijo que estaría con nosotros todos los días hasta el fin del mundo, lo mismo que querían los griegos, lo queremos nosotros: Queremos ver a Jesús. San Pablo dijo en la lectura que tuvimos de Segunda de Corintios, él dijo en el capítulo 3, verso 17:

Porque el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad.”

Y ahora, el Señor Jesucristo en Espíritu Santo vino el Día de Pentecostés y ha permanecido en Espíritu Santo en medio de Su Iglesia, por lo tanto todos los que queremos ver a Jesús, tenemos que ver a Jesús en Espíritu Santo manifestado en cada etapa de Su Iglesia, llevando a cabo la obra correspondiente a cada etapa de la Iglesia del Señor Jesucristo.

A través de la Escritura podemos ver, por ejemplo en el Antiguo Testamento, que Dios habló al pueblo hebreo en Zacarías, capítulo 7, verso 11 al 12. Vean cómo habló al pueblo hebreo y el pueblo hebreo no quiso escuchar:

Pero no quisieron escuchar, antes volvieron la espalda, y taparon sus oídos para no oír;

y pusieron su corazón como diamante, para no oír la ley ni las palabras que Jehová de los ejércitos enviaba por su Espíritu, por medio de los profetas primeros; vino, por tanto, gran enojo de parte de Jehová de los ejércitos.”

Vean, Dios le hablaba al pueblo hebreo, ¿pero cómo? Por medio de Su Espíritu Santo a través de los Profetas. Dios hablando por medio del Espíritu Santo, por medio del Ángel de Jehová, por medio del Varón vestido de lienzo con el tintero de escribano en Su cintura de Ezequiel, capítulo 9, porque ese Varón, ese hombre con el tintero de escribano en Su cintura es el Espíritu Santo.

Cuando se habla de un espíritu, se está hablando de un cuerpo físico de otra dimensión, físico de esa dimensión; no físico de esta dimensión en que estamos nosotros, es un cuerpo de otra dimensión.

Y ese cuerpo angelical llamado el Varón vestido de lienzo con el tintero de escribano en Su cintura, es Jesucristo en Su cuerpo angelical, es llamado el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová en el Antiguo Testamento, el cual le aparecía a los diferentes Profetas, y a través de Sus Profetas también le hablaba al pueblo hebreo, eran ungidos con el Espíritu Santo, eran ungidos por ese Varón de otra dimensión, por ese hombre de otra dimensión, que es Cristo en Su cuerpo angelical.

Por eso el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová en el libro del Éxodo, capítulo 23, versos 20 en adelante, lleva el Nombre de Dios. Dice:

He aquí yo envío mi ángel delante de ti para que te guarde en el camino, y te introduzca en el lugar que yo he preparado.

Guárdate delante de él, y oye su voz; no le seas rebelde; porque él no perdonará vuestra rebelión, porque mi nombre está en él.”

Vean dónde Dios colocó Su Nombre: en Su Ángel, el Ángel de Jehová, que es Cristo en Su cuerpo angelical.

El Profeta Moisés vio ese Ángel en la forma de un hombre, el cual pasó frente a Moisés, y Moisés vio las espaldas de ese hombre, de ese Ángel en quien estaba Dios.

También Manoa y su esposa vieron al Ángel de Jehová, y pensaron que iban a morir, Manoa dijo (eso está en Jueces, capítulo 13): “Hemos de morir porque hemos visto a Dios cara a cara.”

Dios le había dicho al Profeta Moisés en Éxodo, capítulo 32, verso... vamos a ver capítulo 33, verso 18 al 23:

El entonces dijo (Moisés): Te ruego que me muestres tu gloria.

Y le respondió: Yo haré pasar todo mi bien delante de tu rostro, y proclamaré el nombre de Jehová delante de ti; y tendré misericordia del que tendré misericordia, y seré clemente para con el que seré clemente.

Dijo más: No podrás ver mi rostro; porque no me verá hombre, y vivirá.

Y dijo aún Jehová...”

¿Ven? Nadie puede ver el rostro de Dios, nadie puede ver a Dios cara a cara, porque el que vea a Dios cara a cara morirá.

Y dijo aún Jehová: He aquí un lugar junto a mí, y tú estarás sobre la peña;

y cuando pase mi gloria, yo te pondré en una hendidura de la peña, y te cubriré con mi mano hasta que haya pasado.

Después apartaré mi mano, y verás mis espaldas; mas no se verá mi rostro.”

Y ahora, vean, dice Dios que nadie puede verlo a Él, nadie puede verlo a Él porque no lo verá hombre y vivirá. Nadie puede ver a Dios, nadie puede ver el rostro de Dios.

Ahora, vean aquí en San Juan, en el Evangelio según San Juan, capítulo 1, verso 18, dice:

A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer.”

Y ahora, qué fue entonces lo que vieron todas aquellas personas que dan testimonio de que vieron a Dios, y de que hablaron con Dios cara a cara, como Moisés habló con Dios cara a cara, y como también Jacob habló con Dios cara a cara, vio a Dios cara a cara en el capítulo 32, versos 24 adelante del Génesis, dice:

Así se quedó Jacob solo; y luchó con él un varón hasta que rayaba el alba.”

¿Ven? Un hombre, un varón luchó con Jacob, y Jacob con Él:

Y cuando el varón vio que no podía con él, tocó en el sitio del encaje de su muslo, y se descoyuntó el muslo de Jacob mientras con él luchaba.

Y dijo: Déjame, porque raya el alba. Y Jacob le respondió: No te dejaré, si no me bendices.

Y el varón le dijo: ¿Cuál es tu nombre? Y él respondió: Jacob.

Y el varón le dijo: No se dirá más tu nombre Jacob, sino Israel; porque has luchado con Dios y con los hombres, y has vencido.

Entonces Jacob le preguntó, y dijo: Declárame ahora tu nombre. Y el varón respondió: ¿Por qué me preguntas por mi nombre? Y lo bendijo allí.

Y llamó Jacob el nombre de aquel lugar, Peniel; porque dijo: Vi a Dios cara a cara, y fue librada mi alma.”

Y ahora, Jacob dice que vio a Dios cara a cara. También encontramos que Abraham vio a Elohim cara a cara, lo vio (a Elohim) con dos varones más. Génesis, capítulo 18, verso 1 en adelante, esos otros dos varones eran los Arcángeles Gabriel y Miguel, y Elohim, Dios con Sus Arcángeles principales: Gabriel y Miguel.

Se materializaron, Dios tomó del polvo de la tierra y creó para ellos un cuerpo físico y para Sí mismo un cuerpo físico y por eso pudieron comer, porque en el cuerpo angelical no se come, pero estaban materializados apareciéndole a Abraham esos tres varones, y Abraham los invitó a comer y comieron con Abraham.

También en el capítulo 14, verso 1 en adelante, le apareció Dios como Melquisedec a Abraham, como Rey de Salem (o sea, de Jerusalén) y Sacerdote del Dios Altísimo, y le dio pan y vino a Abraham y lo bendijo allí.

Ahora, todas estas apariciones encontramos que era Dios velado en un cuerpo, en un cuerpo angelical, en las ocasiones en que le apareció a Abraham en el capítulo 18, y le apareció a Jacob en el capítulo 32 del Génesis; pero en el capítulo 14, o capítulo 18 fue en cuerpos físicos que Dios creó, pero en el capítulo 14 fue en cuerpo angelical.

Ahora, a Manoa le apareció Dios y a la esposa de Manoa también, en cuerpo angelical, como el Ángel de Jehová, porque el Ángel de Jehová es el cuerpo angelical de Dios el cual es Cristo en Su cuerpo angelical, en quien moró, mora y morará eternamente Dios. Luego el Ángel de Jehová en Malaquías, capítulo 3 está prometido para venir. Dice el capítulo 3, verso 1 en adelante (1 al 2), dice:

He aquí, yo envío mi mensajero, el cual preparará el camino delante de mí; y vendrá súbitamente a su templo el Señor a quien vosotros buscáis, y el ángel del pacto, a quien deseáis vosotros. He aquí viene, ha dicho Jehová de los ejércitos.”

¿Quién vendría? El Señor, el Ángel del Pacto, esto es el mismo Dios con Su cuerpo angelical llamado el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová; vendría, y antes de Su venida, vendría un Mensajero que le prepararía el camino, el cual vino a ser Juan el Bautista. Y luego apareció en la escena el Mesías Príncipe, y en ese cuerpo de carne llamado Jesús, vino Dios con Su cuerpo angelical, llamado el Ángel del Pacto, y habitó en Él en toda Su plenitud.

La Escritura dice que Dios moró en Cristo, en Jesús en toda Su plenitud, eso está en Colosenses, capítulo *1, donde nos habla de esa manifestación de Dios en Cristo. Dice capítulo *1, verso 14 en adelante, dice:

En quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados.

El es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación.”

Jesucristo es la imagen del Dios invisible. ¿Y qué es la imagen de Dios? El cuerpo angelical de Dios llamado el Ángel del Pacto:

Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él.”

¿Ven? Por medio de Cristo en Su cuerpo angelical Dios creó todas las cosas. ¿Y para quién? Para Él:

Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten.”

Por eso Cristo podía decir: “Antes que Abraham fuese, Yo Soy.” San Juan, capítulo 8, verso 58:

...y él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia, él que es el principio, el primogénito de entre los muertos, para que en todo tenga la preeminencia;

por cuanto agradó al Padre que en él habitase toda plenitud.”

Toda la plenitud de Dios, toda la plenitud de la Divinidad; el capítulo 2, verso 9, también dice de Colosenses dice:

Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad.”

¿Y qué significa eso? Que en Jesús, nuestro amado Salvador habitó, habita y habitará eternamente la plenitud de la Deidad, la plenitud de Dios, que es Padre, Hijo y Espíritu Santo, y la plenitud de Dios habitando en Jesús tiene un Nombre JESUCRISTO, porque Dios lo ha hecho Señor y Cristo, ¿a quién? A Jesús, por eso llamamos a Jesús Señor Jesucristo, porque en Él habitó la plenitud de la divinidad, y habita y habitará eternamente.

Dios fue manifestado en carne en la persona de Jesús en toda Su plenitud, por lo tanto, nadie jamás ha visto a Dios, el unigénito Hijo que está en el Seno del Padre, Él le declaró, le ha dado a conocer.

Era Dios a través de Cristo en Su cuerpo angelical manifestado en el Antiguo Testamento y revelado en el Antiguo Testamento, y por consiguiente lo que los Profetas vieron cuando dicen que vieron a Dios, vieron a Dios en Cristo en Su cuerpo angelical, vieron al Ángel de Jehová, al Ángel del Pacto, que es Cristo en Su cuerpo angelical. Por eso Cristo podía decir: “Antes que Abraham fuese, Yo Soy.”

Y ahora vean, Hebreos, capítulo 1, verso 1 al 3, dice:

Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas,

en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo.”

¿Ven? Por medio de Cristo Dios hizo el Universo, por medio de Cristo en Su cuerpo angelical:

...el cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia.”

¿Ven? La imagen misma de la sustancia de Dios es Cristo en Su cuerpo angelical, y la semejanza física de Dios es Cristo en Su cuerpo físico de carne, el cual ya está glorificado, porque Dios glorificó la Casa de Su gloria, la Casa de Su habitación. Y Cristo es Su Casa física, Su Templo físico.

Recuerdan que Cristo en San Juan, capítulo 12, verso 19 en adelante, hablando frente al templo dice a los que estaban allí presentes:

Respondió Jesús y les dijo:

Destruid este templo, y en tres días lo levantaré.

Dijeron luego los judíos: En cuarenta y seis años fue edificado este templo, ¿y tú en tres días lo levantarás?

Mas él hablaba del templo de su cuerpo.”

¿Ven? Por eso también todos los creyentes en Cristo San Pablo dice que son Templo de Dios, y dice que el Espíritu de Dios mora en nosotros, somos Templos de Dios para morada de Dios en Espíritu Santo en nosotros, por lo tanto, somos un Templo humano como individuos, para Dios morar en nosotros en Espíritu Santo acá en nuestro ser, en nuestra alma.

Ahora, el misterio de Dios es revelado en Cristo y a través de Cristo, así como el misterio de cada ser humano es revelado a través de su manifestación en la Tierra en un cuerpo de carne.

Ninguna persona sabría que usted es un ser humano si usted no tuviera el cuerpo de carne. ¿Ven? En el cuerpo de carne en el cual usted vive, usted está revelado, manifestado, es que usted se está revelando como un ser humano.

Por lo tanto, el espíritu que está en usted es un espíritu de una persona y el alma suya es alma de ser humano, no es alma de otra cosa, porque ninguna otra cosa tiene alma, solamente el ser humano.

Por eso es que el ser humano cada día aprende más, cada día sabe más, los animales saben lo mismo que sabían en otros tiempos. ¿Ven? Los monos siguen brincando en los árboles y comiendo guineos y bananos maduros si los encuentran y comiendo frutas, ¿por qué? Porque ellos no tienen alma.

Lo único que tiene alma es el ser humano, porque es lo único que Dios creó a Su imagen y a Su semejanza, por lo tanto, el ser humano es alma viviente; es alma, espíritu y cuerpo, porque Dios lo creó a Su imagen y a Su semejanza.

Y Dios, el misterio de Dios es que Dios es el alma eterna viviente; y Él tiene un Espíritu, el cual es el cuerpo angelical de Cristo, y tiene un cuerpo físico el cual es el cuerpo físico de Jesús, y Dios en Jesús está en toda Su plenitud.

Dios en Jesús está en alma, espíritu y cuerpo a imagen y semejanza del ser humano. ¿Ven? Por eso Isaías, capítulo 7, verso 14 dice, hablándonos de la Venida del Mesías, la cual fue cumplida en la persona de Jesús, dice capítulo 7, verso 14 de Isaías:

Por tanto, el Señor mismo os dará señal: He aquí que la virgen concebirá, y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emanuel.”

Que traducido significa, ¿qué? “Dios con nosotros.” En San Mateo Él nos habla acerca de esto cuando Jesús nació en esos días en Belén de Judea. Capítulo 2 de San Mateo, verso 2 en adelante cuando los magos fueron a Jerusalén buscando al Mesías, al Rey de Israel, dice:

Cuando Jesús nació en Belén de Judea en días del rey Herodes, vinieron del oriente a Jerusalén unos magos,

diciendo: ¿Dónde está el rey de los judíos, que ha nacido? Porque su estrella hemos visto en el oriente, y venimos a adorarle.

Oyendo esto, el rey Herodes se turbó, y toda Jerusalén con él.

Y convocados todos los principales sacerdotes, y los escribas del pueblo, les preguntó dónde había de nacer el Cristo.

Ellos le dijeron: En Belén de Judea; porque así está escrito por el profeta:

Y tú, Belén, de la tierra de Judá,

No eres la más pequeña entre los príncipes de Judá;

Porque de ti saldrá un guiador,

Que apacentará a mi pueblo Israel.”

Y ahora, vean ustedes, esta profecía de Isaías, capítulo 7, verso 14 se cumplió en Jesús. Por lo tanto, en Jesucristo tenemos el cumplimiento de la profecía mesiánica. El nombre Jesús significa “Salvador, Redentor.” Vean dónde tenía que nacer el Mesías, el Redentor.

Ahora, el Mesías naciendo en Belén de Judea estaba cumpliendo la profecía mesiánica, todo esto aconteció, ¿para qué? Para que se cumpliera lo que estaba ya profetizado, nació en Belén de Judea conforme a la profecía, y fue nada menos que Emanuel que traducido es “Dios con nosotros.”

Y ahora, encontramos que Dios fue visto pero a través de Su manifestación en Jesucristo; y Cristo en el Antiguo Testamento fue visto a través de Su manifestación en los Profetas, era Dios en Cristo, en el cuerpo angelical de Cristo manifestado a través de los Profetas; eso es Dios hablando por Su Ángel, el Ángel de Jehová, Dios hablando por medio de Cristo en Su cuerpo angelical a través de los Profetas.

Y ahora, en el Nuevo Testamento luego de Dios haber estado en Cristo en Su cuerpo carne y haber hablado al pueblo hebreo por medio de Cristo, a través de Su cuerpo físico, luego el Día de Pentecostés vino Cristo, el Ángel del Pacto, Cristo en Espíritu Santo, y desde ahí ha estado con Su Iglesia en Espíritu Santo. Esto es en Su cuerpo angelical, como estuvo en medio del pueblo hebreo en Espíritu Santo en Su cuerpo angelical; y así como habló por medio de los Profetas del Antiguo Testamento Dios por medio de Su Espíritu Santo, Dios ha estado hablando por medio de Su Espíritu Santo, Dios ha estado hablando por medio de Cristo en Su cuerpo angelical a Su Iglesia de edad en edad.

Y a través de San Pedro el Día de Pentecostés estuvo Jesucristo hablándole a todos aquellos que allí estaban presentes, y los que estaban allí presentes y que comprendieron que Cristo había descendido en Espíritu Santo y estaba en Pedro hablándole al pueblo, podían decir: “Nosotros queríamos ver nuevamente al Señor Jesucristo manifestado hablándonos, y ahora lo estamos viendo hablando a través de otro velo de carne, a través del velo de carne llamado Pedro.”

Y Pedro, vean ustedes, está hablando no palabras propias de él, sino que es Cristo por medio de Su Espíritu Santo hablando a través de San Pedro. Por eso vean ustedes Primera de Pedro, capítulo 1, verso 10 en adelante, dice:

Los profetas que profetizaron de la gracia destinada a vosotros, inquirieron y diligentemente indagaron acerca de esta salvación,

escudriñando qué persona y qué tiempo indicaba el Espíritu de Cristo que estaba en ellos.”

¿Ven? Era el Espíritu de Cristo que estaba en los Profetas, el cual profetizaba los sufrimientos que le vendrían a Cristo, al Mesías cuando viniera en carne humana, los sufrimientos que tuvo, los cuales culminaron con Su crucifixión en la Cruz del Calvario:

...y las glorias que vendrían tras ellos.”

Y luego cuando resucitó comenzaron las glorias profetizadas que vendrían después de los sufrimientos, como cuando se dice que después de la tormenta viene la paz, viene la tranquilidad, viene la bonanza, vean, después de los sufrimientos vienen las glorias.

Y para los escogidos de Dios, mientras estamos en estos cuerpos físicos, está profetizado que también pasaremos por diferentes etapas de sufrimientos como Cristo pasó. Por eso la Iglesia del Señor Jesucristo ha sido perseguida desde que nació el Día de Pentecostés, y ha sido perseguida a muerte en diferentes etapas de su trayectoria, y eso es pasando por sufrimientos como Cristo pasó por esos sufrimientos.

Y cada creyente en Cristo también pasa por esas etapas de sufrimientos como individuos; pero después vendrán las glorias venideras cuando tengamos el cuerpo nuevo y eterno, ya de ahí en adelante no habrá más sufrimientos. Ahora dice:

A éstos se les reveló que no para sí mismos, sino para nosotros, administraban las cosas que ahora os son anunciadas por los que os han predicado el evangelio por el Espíritu Santo enviado del cielo.”

¿Ven? San Pedro y los demás Apóstoles predicaron el Evangelio de Cristo por el Espíritu Santo, fue el Espíritu Santo en ellos hablando, predicando el Evangelio de Cristo; por eso Cristo dijo que cuando fueran llevados ante reyes, ante gobernantes y ante los concilios, no pensaran qué ellos iban a responder, porque el Espíritu Santo hablaría a través de ellos, sería el Espíritu Santo hablando a través de ellos. El mismo Cristo que habló a través de los Profetas en el Antiguo Testamento, hablaría a través de sus diferentes Mensajeros.

Y ahora, encontramos que Cristo en Espíritu Santo ha estado hablando por medio de Sus diferentes Mensajeros de edad en edad, ha estado hablando ¿qué? Su Palabra, el Evangelio, y dando a conocer a los seres humanos el misterio de la Primera Venida de Cristo y Su muerte en la Cruz del Calvario como el Sacrificio de la Expiación por nuestros pecados.

Y ha estado enseñando a Su Iglesia y a todo ser humano, y recordando las cosas que Cristo habló a Sus discípulos, ha estado recordándolas, para que también todos los creyentes en Cristo después de los Apóstoles supieran las cosas que Cristo predicó. Vean, en San Juan, capítulo 14, verso 26 dice:

Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho.”

¿En qué nombre viene el Espíritu Santo? En el Nombre del Señor Jesucristo. Y ahora, ¿Él viene para qué? Dice:

Él os enseñará todas las cosas.”

El Maestro de la Iglesia del Señor Jesucristo entonces ¿quién es? El Espíritu Santo, Cristo en Espíritu Santo:

...y os recordará todo lo que yo os he dicho.”

Por eso tenemos los Evangelios, porque fue el Espíritu Santo inspirando a los que escribieron los Evangelios. Luego en el capítulo 15, verso 26 de San Juan y verso 27, dice:

Pero cuando venga el Consolador, a quien yo os enviaré del Padre, el Espíritu de verdad, el cual procede del Padre, él dará testimonio acerca de mí.”

El Espíritu Santo viene para dar testimonio ¿de quién? De Cristo, dar testimonio de la Primera Venida de Cristo y de Su obra en la Cruz del Calvario como el Cordero de Dios quitando el pecado del mundo, viene dando testimonio de que Jesucristo al morir en la Cruz del Calvario murió como el Sacrificio de la Expiación por nuestros pecados, y que ya no se necesitan sacrificios de animalitos que no son perfectos, porque los animales no tienen alma. Pero Cristo es el Sacrificio perfecto que fue tipificado en aquellos animalitos que fueron sacrificados.

Y ahora, la reconciliación del ser humano con Dios es a través de Cristo y Su Sacrificio en la Cruz del Calvario. No hay otra forma en que el ser humano pueda ser reconciliado con Dios, no hay otra forma en que el ser humano pueda ser perdonado y limpiado de todo pecado, solamente por medio de Cristo y Su Sacrificio en la Cruz del Calvario, y la Sangre de Jesucristo nos limpia de todo pecado.

No hay otra cosa con la cual el ser humano pueda ser limpio de todo pecado. Por lo tanto, todos necesitamos a Jesucristo, no hay otra forma en que el ser humano pueda obtener la Vida eterna.

Por lo tanto, toda persona que quiera vivir eternamente, tiene de parte de Dios, provisto a Cristo y Su Sacrificio en la Cruz del Calvario por mí. ¿Y por quién más? Por cada uno de ustedes también.

Cuando la persona va a viajar a otro país a través de una linea aérea, pues compra un boleto, ya sea que vaya a una oficina y lo compre y le den un boleto, o por internet que ahora se pueden comprar, y así obtiene un boleto electrónico, pero tiene un boleto, está su nombre escrito en la computadora y la persona ha confirmado que va a viajar, que va a volar por esa linea. Y también en los boletos que no son electrónicos, hay que confirmar y reconfirmar, para que no lo vayan a borrar, y no vaya a ser que cuando llegue su nombre no esté allí.

Y ahora, para toda persona ir a la Cena de las Bodas del Cordero, tiene que tener su boleto y su reservación confirmada, para toda persona que quiera vivir eternamente, tiene que tener su boleto de la Vida eterna, y confirmado.

Recuerden que también la Escritura dice que el nombre de muchas personas va a ser borrado, como es borrado de las computadoras de las lineas aéreas, y después cuando la persona llega le dicen: “Usted no confirmó y su nombre fue borrado, fue borrado de las personas que iban a volar.”

Por lo tanto, tenemos que confirmar nuestro lugar en la lista de los que van a vivir eternamente y de los que van a ir a la Cena de las Bodas del Cordero.

En el Cielo hay un Libro escrito, un Libro llamado el Libro de la Vida del Cordero, que tiene los nombres de todas las personas que van a vivir eternamente, tiene los nombres de todos los escogidos de Dios.

También hay otra sección en el Libro de la Vida, el cual y en el cual están escritos nombres, pero de esa sección algunos pueden ser borrados. Por lo tanto, tenemos que estar seguros de que vamos a vivir eternamente y de que también vamos a ir con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero. Por lo tanto, tenemos que tener nuestro boleto y tenemos que confirmar nuestro lugar en la Vida eterna.

Nuestro boleto es el bautismo del Espíritu Santo, el cual obtenemos recibiendo a Cristo como nuestro único y suficiente Salvador, y siendo bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo arrepentidos de nuestros pecados, y Cristo nos bautiza con Espíritu Santo y Fuego, y obtenemos el boleto a la Vida eterna y el boleto a la Cena de las Bodas del Cordero, obtenemos así el traje o vestidura de boda.

Por lo tanto, todos los que quieren vivir eternamente necesitan saber estas cosas para hacer de acuerdo a como Dios ha establecido, porque la persona no puede esperar vivir eternamente haciendo las cosas a su manera, como algunas personas dicen: “Yo creo en Dios a mi manera.” Eso no le sirve para nada.

EN DIOS HAY QUE CREER COMO DICE LA ESCRITURA, EN DIOS HAY QUE CREER COMO DIOS HA ESTABLECIDO EN SU PALABRA.

Para las personas recibir el boleto a la Vida eterna, el Espíritu Santo, tiene que creer en Cristo, no a su manera, sino a la manera de Dios.

Vamos a ver en San Juan, capítulo 7, verso 37 al 39, lo que nos dice, y eso nos aclara lo que les estoy diciendo:

En el último y gran día de la fiesta, Jesús se puso en pie y alzó la voz, diciendo: Si alguno tiene sed, venga a mí y beba.

El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva.”

¿Ven que no es creer en Dios como las personas quieran? Sino creer en Dios como dice la Escritura, creer en Cristo como dice la Escritura: “De su interior correrán ríos de agua viva. ¿Y qué son estos ríos de agua viva? Vamos a ver:

Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en él; pues aún no había venido el Espíritu Santo, porque Jesús no había sido aún glorificado.”

¿Ven? Estos ríos de agua viva es el Espíritu Santo que viene a la persona que cree en Jesucristo como dice la Escritura, y lo recibe como su único y suficiente Salvador, porque así dice la Escritura que hay que recibir a Cristo: como único y suficiente Salvador, como el Sacrificio de la Expiación por nuestros pecados, para que así Cristo nos perdone y con Su Sangre nos limpie de todo pecado, y seamos bautizados en agua en Su Nombre y Él nos bautice con Espíritu Santo y Fuego y obtengamos el nuevo nacimiento, de lo cual Pedro dijo en el Libro de los Hechos, capítulo 2, verso 36 en adelante:

Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo.”

¿Ven? Por eso llamamos a Jesús: SEÑOR JESUCRISTO, porque Dios lo ha hecho Señor y Cristo:

Al oír esto, se compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos?

Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo.

Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare.”

¿Ven? Para recibir el Espíritu Santo hay que recibir a Cristo como nuestro único y suficiente Salvador y ser bautizados en agua en Su Nombre.

Y ahora, en el libro de los Hechos, capítulo 2, verso 14 en adelante, dice San Pedro:

Entonces Pedro, poniéndose en pie con los once, alzó la voz y les habló diciendo: Varones judíos, y todos los que habitáis en Jerusalén, esto os sea notorio, y oíd mis palabras.

Porque éstos no están ebrios, como vosotros suponéis, puesto que es la hora tercera del día.”

Eso fue el Día de Pentecostés, donde fueron llenos del Espíritu Santo, donde Cristo vino en Espíritu Santo a los creyentes en Él y produjo en ellos el nuevo nacimiento. Todavía ellos no habían nacido de nuevo hasta el Día de Pentecostés, donde vino Cristo en Espíritu Santo sobre ciento veinte creyentes en Él:

Mas esto es lo dicho por el profeta Joel:

Y en los postreros días, dice Dios,

Derramaré de mi Espíritu sobre toda carne,

Y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán;

Vuestros jóvenes verán visiones,

Y vuestros ancianos soñarán sueños;

Y de cierto sobre mis siervos y sobre mis siervas en aquellos días,

Derramaré de mi Espíritu, y profetizarán.

Y daré prodigios arriba en el cielo,

Y señales abajo en la tierra,

Sangre y fuego y vapor de humo;

El sol se convertirá en tinieblas,

Y la luna en sangre,

Antes que venga el día del Señor,

Grande y manifiesto;

Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo.”

“Todo aquel que invocare el Nombre del Señor, será salvo.” Antes que venga el Día de Jehová grande y terrible, antes que venga la gran tribulación en el séptimo milenio, antes que venga el juicio divino sobre la Tierra, antes que Cristo se levante del Trono del Padre y tome el Título de Propiedad y lo abra en el Cielo, antes de eso, todo el que invoque el Nombre del Señor Jesucristo será salvo. Desde el Día de Pentecostés comenzaron a invocar el Nombre del Señor Jesucristo y comenzaron miles de personas y millones de personas a recibir la salvación y Vida eterna, y así a confirmar su lugar en la Vida eterna para vivir eternamente con Cristo en Su Reino eterno.

Y yo he confirmado también mi lugar en la Vida eterna, confesando públicamente a Cristo como mi único y suficiente Salvador, porque todo el que invocare el Nombre del Señor será salvo, y esto es antes que venga el Día del Señor grande y terrible, antes que venga la gran tribulación en el séptimo milenio.

Por lo tanto, todavía hay tiempo para los que todavía no han invocado el Nombre del Señor Jesucristo, dando testimonio público de su fe en Cristo y siendo bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, para obtener el perdón de sus pecados y recibir el Espíritu Santo y obtener el nuevo nacimiento y obtener así la Vida eterna.

Y ahora, a través de la historia bíblica de la trayectoria de la Iglesia de Jesucristo, hemos visto a Cristo en Espíritu Santo en medio de Su Iglesia manifestado, lo vimos manifestado aquí en San Pedro, era el Espíritu Santo, Cristo en Espíritu Santo en San Pedro hablando estas palabras.

San Pedro no tenía este conocimiento humano, era la sabiduría divina, la sabiduría de Dios dada por el Espíritu Santo, y el Espíritu Santo hablando a través de la boca de San Pedro. Esa es la forma en que podemos ver a Jesús en medio de Su Iglesia de etapa en etapa, Dios usando diferentes velos de carne para hablar y cumplir Sus promesas correspondientes a cada tiempo en que Él envía un velo de carne, un Mensajero, un Profeta. La Palabra viene a los Profetas de Dios:

Porque no hará nada Jehová el Señor, sin que revele su secreto a sus siervos los profetas.” Amós, capítulo 3, verso 7.

Y Dios no envía juicio al mundo sin antes avisarle, y le avisa por medio de un Profeta, a quien viene la revelación de las cosas que van a suceder en ese tiempo. Antes de venir el juicio divino de la gran tribulación sobre la Tierra, será dado testimonio de las cosas que han de venir bajo el ministerio de los dos Olivos, que son los ministerios de Moisés y Elías.

Ahora, encontramos que vimos aquí a Jesús manifestado a través de San Pedro, y así a través de la historia bíblica, en el libro de los Hechos vemos también a Jesús manifestado en Felipe, también en Esteban, también en San Pablo, San Pablo decía: “No vivo ya yo, vive Cristo en mí.”

¿Ven? Estaba manifestado Cristo en San Pablo, era Jesucristo en Espíritu Santo en San Pablo hablando, predicando, enseñando el Evangelio de Cristo y haciendo todas aquellas maravillas que Él hacía también.

Era el Espíritu Santo, Cristo en Espíritu Santo haciendo los milagros que la gente veían hacer a San Pablo, no era San Pablo sino Cristo en Espíritu Santo en San Pablo; y así siempre ha sido. En el Antiguo Testamento no fue Moisés el que hizo aquellos milagros y el que libertó al pueblo hebreo, fue Dios por medio de Su Ángel, el Ángel del Pacto, el cual es Cristo en Su cuerpo angelical.

Y ahora, en el Nuevo Testamento sigue siendo Cristo, Cristo en Espíritu Santo en Su cuerpo angelical en medio de Su Iglesia llevando a cabo la obra que Él prometió hacer, y llamando y juntando a Sus ovejas, Sus escogidos, conforme a como Él dijo en San Juan, capítulo 10, versos 14 en adelante (14 al 18), donde dice:

Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas, y las mías me conocen,

así como el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; y pongo mi vida por las ovejas.

También tengo otras ovejas que no son de este redil (o sea, son gentiles, no son hebreos); aquéllas también debo traer, y oirán mi voz; y habrá un rebaño, y un pastor.”

¿Cómo van a escuchar la Voz de Jesucristo esas ovejas, esas personas que el Padre le dio para que les dé Vida eterna? Por medio de Cristo en Espíritu Santo en medio de Su Iglesia hablando y llamando a Sus ovejas por medio de los Apóstoles, de San Pedro, de San Pablo y de los diferentes Mensajeros, Ángeles Mensajeros que Él ha enviado en medio de Su Iglesia: San Pablo, Ireneo, Martín, Colombo, Lutero, Wesley, el Reverendo William Branham. Y para el Día Postrero Jesús dice:

Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias.”

En estos Mensajeros es que la Iglesia del Señor Jesucristo vería a Jesús velado y revelado en carne humana en un velo de carne hablándonos y llevando a cabo la obra correspondiente a cada tiempo. Esa es la forma establecida por Dios. Por lo tanto, hay que creer de acuerdo a la Escritura.

Vean, en Apocalipsis, capítulo 4, verso 1, dice:

Después de esto miré, y he aquí una puerta abierta en el cielo; y la primera voz que oí, como de trompeta, hablando conmigo, dijo: Sube acá, y yo te mostraré las cosas que sucederán después de estas.”

¿Ven? Cristo con esa Voz de Trompeta dijo: “Sube acá, y yo te mostraré las cosas que sucederán después de estas.” Y ahora, ¿cómo es que vamos a subir y a dónde vamos a subir? Vamos a subir a una nueva edad, una edad eterna, la Edad de la Piedra Angular.

La Iglesia ha venido subiendo de edad en edad, hasta llegar a este tiempo, en donde llega a la etapa de la Edad de la Piedra Angular para oír la Voz de Cristo como una gran Voz de Trompeta.

En edades pasadas la Iglesia escuchó la Voz de Cristo a través de los diferentes Ángeles Mensajeros que Él envió, los cuales les mencioné hace unos momentos. Pero ahora, en este tiempo final en la Edad de la Piedra Angular, a la cual ha llegado la Iglesia de Jesucristo, la Voz de Cristo como una Gran Voz de Trompeta dándonos a conocer todas estas cosas que deben suceder, veamos a través de quién estará hablándonos estas cosas. Apocalipsis 22, verso 6, dice:

Y me dijo: Estas palabras son fieles y verdaderas. Y el Señor, el Dios de los espíritus de los profetas, ha enviado su ángel, para mostrar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto.”

Es por medio de este Ángel del Señor Jesucristo, que serán dadas a conocer a la Iglesia de Jesucristo todas estas cosas que deben suceder pronto.

Ese Ángel del Señor Jesucristo en el tiempo de Juan el Apóstol estaba en Su cuerpo angelical, es llamado el Ángel de Jesús, del cual Cristo dijo en Apocalipsis, capítulo 22, verso 16 al 17:

Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias. Yo soy la raíz y el linaje de David, la estrella resplandeciente de la mañana.”

¿Quién es el enviado de Cristo para dar testimonio de estas cosas? El Ángel del Señor Jesucristo:

Y el Espíritu y la Esposa dicen: Ven. Y el que oye, diga: Ven. Y el que tiene sed, venga; y el que quiera, tome del agua de la vida gratuitamente.”

El Espíritu y la Esposa dicen: Ven.”

¿Ven? El Espíritu Santo, Cristo en Espíritu Santo manifestado en Su Ángel Mensajero hablándole a Su Iglesia, y la Iglesia repitiendo lo mismo que el Espíritu Santo le habla a ella, y extendiéndole la invitación a todo ser humano para que tome del Agua de la Vida eterna, para que tome del Espíritu Santo, reciba el Espíritu Santo y obtenga la Vida eterna, porque el Agua es el Espíritu Santo, y la Fuente del Agua de la Vida es Cristo.

Los conquistadores españoles estaban buscando la Fuente de la Juventud, porque querían ser jóvenes y vivir eternamente, y buscaban un manantial o un río del cual ellos pudieran tomar y rejuvenecerse y vivir eternamente.

Pero hay realmente una Fuente de Agua de Vida eterna, hay una Fuente de la Juventud, pero ellos la buscaron literalmente, y ni uno de ellos está vivo, porque la Fuente de la Juventud es Cristo.

Vean, Él es la Fuente del Agua de la Vida eterna. En Apocalipsis, capítulo 21, verso 5 al 7, dice:

Y el que estaba sentado en el trono dijo: He aquí, yo hago nuevas todas las cosas. Y me dijo: Escribe; porque estas palabras son fieles y verdaderas.

Y me dijo: Hecho está. Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin. Al que tuviere sed, yo le daré gratuitamente de la fuente del agua de la vida.

El que venciere heredará todas las cosas, y yo seré su Dios, y él será mi hijo.”

Y ahora, hemos visto que hay una Fuente de Agua de Vida eterna:

Al que tuviere sed, yo le daré gratuitamente de la fuente del agua de la vida.”

¿Ven? Jesucristo es la Fuente del Agua de la Vida eterna; toda persona que quiera recibir el Agua de la Vida eterna, el Espíritu Santo, necesita venir a la Fuente, que es Cristo. Y por eso se le da la oportunidad a todo ser humano luego de predicar la Palabra de Dios, el Evangelio de Cristo, y luego de la persona escuchar la predicación del Evangelio de Cristo, se le da la oportunidad de que tome del Agua de la Vida eterna, viniendo a la Fuente, que es Cristo nuestro Salvador. Cristo dijo:

Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.

El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.”

Por lo tanto, toda persona tiene la oportunidad de escuchar la predicación del Evangelio de Cristo, y la fe de Cristo nace en su alma, la persona cree de todo corazón en Cristo, y se levanta y pasa al frente, viene al frente a recibir a Cristo como su único y suficiente Salvador, viene a la Fuente del Agua de la Vida eterna, que es Cristo, para que Cristo le dé el Agua de la Vida eterna, para que Cristo le dé la Vida eterna, y así la persona confirme su lugar en la Vida eterna con Cristo en Su Reino eterno.

El recibir a Cristo como nuestro Salvador es un asunto de Vida eterna. Ninguna persona podrá vivir eternamente si no ha tomado del Agua de la Vida eterna, que es Cristo, si no ha recibido a Cristo como su único y suficiente Salvador, no puede esperar vivir eternamente con Cristo en Su Reino eterno, pues despreció al Rey de ese Reino eterno.

¿Y cómo va a vivir eternamente en el Reino del Rey, al cual despreció? Cristo dijo: “El que me confesare delante de los hombres, Yo le confesaré delante de mi Padre; pero el que negare delante de los hombres, yo le negaré delante de mi Padre.” Eso está en San Mateo, capítulo 10. Por lo tanto, es un asunto de Vida eterna confesar públicamente a Cristo como nuestro único y suficiente Salvador.

Este es el tiempo final de la Iglesia del Señor Jesucristo, estamos viviendo en los últimos años, y no sabemos cuántos años todavía nos resten en la Dispensación de la Gracia, pues la Dispensación de la Gracia ha llegado a su final, y de un momento a otro se cerrará la Puerta de la Dispensación de la Gracia, y luego ya nadie más podrá ser salvo, porque el Padre de Familia va a cerrar la Puerta en algún momento.

En San Lucas, capítulo 13, verso 21 al 27, nos habla que en algún momento va a ser cerrada la Puerta, y después ya no hay oportunidad para salvación de ninguna persona. Dice en el capítulo 13 del Evangelio según San Lucas, versos 23 en adelante, dice:

Y alguien le dijo: Señor, ¿son pocos los que se salvan? Y él les dijo:

Esforzaos a entrar por la puerta angosta; porque os digo que muchos procurarán entrar, y no podrán.”

¿Y cuál es la Puerta angosta de salvación? Cristo, Él dijo: “Yo Soy la Puerta; el que por mí entrare, será salvo.” San Juan, capítulo 10, verso 9. Y en San Mateo, capítulo 7, versos 13 al 15, Cristo nos dice: “Porque angosto es...” Vamos a ver capítulo 7 de San Mateo, para que tengan el cuadro claro. Capítulo 7, verso 13 al 14, dice de San Mateo:

Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella;

porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan.”

¿Ven? La Puerta es angosto y el Camino es angosto, y Cristo dijo: “Yo Soy la Puerta, el que por mí entrare, será salvo.” Y también en San Juan, capítulo 14, verso 6, Cristo dice:

Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.”

Por lo tanto, nadie puede llegar a Dios si no es a través de Jesucristo nuestro Salvador.

Ahora, continuando en San Lucas, capítulo 13, versos 25 en adelante, dice:

Después que el padre de familia se haya levantado y cerrado la puerta, y estando fuera empecéis a llamar a la puerta, diciendo: Señor, Señor, ábrenos, él respondiendo os dirá: No sé de dónde sois.

Entonces comenzaréis a decir: Delante de ti hemos comido y bebido, y en nuestras plazas enseñaste.

Pero os dirá: Os digo que no sé de dónde sois; apartaos de mí todos vosotros, hacedores de maldad.”

Ahí podemos ver que habrá un tiempo señalado por Dios, en donde la Puerta de salvación, que es Cristo, se va a cerrar, y después las personas aunque digan: “Ahora yo quiero recibir a Cristo como mi Salvador.” Ya no habrá tiempo, porque ya el tiempo de Redención habrá terminado, Cristo ya habrá completado Su Iglesia y ya no podrá entrar nadie más al Cuerpo Místico de Cristo, ya Cristo se levantará del Trono del Padre, tomará el Título de Propiedad, lo abrirá en el Cielo (el cual es el Libro de los Siete Sellos), y hará Su Obra de Reclamo como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores, y resucitará a los muertos creyentes en Él en cuerpos glorificados y a nosotros los que vivimos nos transformará, y entonces tendremos cuerpos eternos, jóvenes, inmortales y glorificados, como el cuerpo glorificado de Jesucristo nuestro Salvador. Y entonces seremos inmortales, seremos eternos y jóvenes para toda la eternidad.

Pero el que no aprovechó para confirmar su lugar en la Vida eterna recibiendo a Cristo como su Salvador, después ya no habrá tiempo, después lo que vendrá para esas personas será el juicio divino de la gran tribulación que durará tres años y medio, en donde los reinos de este mundo serán quitados, y será luego establecido el Reino de Cristo después de la gran tribulación, para comenzar el glorioso Reino Milenial de Cristo, en donde estaremos con Cristo como Reyes, como Sacerdotes y como Jueces, en donde yo estaré con un cuerpo nuevo y glorificado y joven para toda la eternidad. ¿Y quién más? Cada uno de ustedes también, porque ustedes han escuchado la predicación del Evangelio de Cristo y han creído y lo han recibido como vuestro único y suficiente Salvador.

QUEREMOS VER A JESÚS.”

Ese ha sido nuestro tema, y hemos visto cómo es que se ha podido ver a Jesús en medio de Su Iglesia en este planeta Tierra manifestado, es Jesucristo en Espíritu Santo en los Mensajeros que Él ha enviado: San Pedro para los hebreos, y San Pablo en el tiempo de la primera edad entre los gentiles, allá en Asia Menor, y cada Mensajero en el territorio donde Dios lo ha enviado.

En cada uno de esos Mensajeros ha estado Cristo en Espíritu Santo velado y revelado, hablándonos la Palabra y llamando y juntando a Sus ovejas, y eso es Dios velado en carne humana en Sus Profetas Mensajeros a quienes ha venido la Palabra de Dios.

Para este tiempo en el cual vivimos tendremos la última manifestación de Cristo, la última manifestación de Jesucristo en Espíritu Santo en medio de Su Iglesia, dándonos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto.

Cristo estará en Su Ángel Mensajero manifestado en carne humana, hablándonos todas estas cosas que deben suceder pronto. Esa será la última manifestación de Jesucristo en Espíritu Santo hablándonos, y por consiguiente es la última manifestación de Cristo en Espíritu Santo, donde podremos ver a Jesús en medio de Su Iglesia, hablándonos y enseñándonos todas estas cosas que deben suceder pronto, y dándonos la fe para ser transformados y raptados, llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero, dándonos la revelación del Séptimo Sello, la revelación del misterio de la Segunda Venida de Cristo.

Por lo tanto, todos queremos ver a Jesús en este tiempo final. ¿Y cómo es que ha sido prometido que veremos a Jesús? Velado en carne humana en el Día Postrero, así como Él se ha velado en carne humana en Sus Apóstoles y en Sus diferentes Ángeles Mensajeros.

Hay que ver a Jesús, pero en la forma en que está prometido para ser visto, hay que ver a Jesús conforme a las Escrituras.

El Reverendo William Branham hablándonos de este misterio, dice: “Donde esté la Palabra, estará velada en carne.” Dondequiera que esté. Por lo tanto, en cada edad ha estado la Palabra correspondiente a cada edad velada en carne humana en el Mensajero correspondiente a cada edad.

También el Reverendo William Branham dijo: “Si usted puede ver la Palabra, usted está viendo a Jesús.” Y la Palabra siempre estará velada en carne humana en el Mensajero correspondiente al tiempo en que la persona está viviendo.

Para este tiempo final está prometido que el Espíritu Santo vendrá, está prometido que este Espíritu Santo que ha estado en medio de la Iglesia de Jesucristo se encarnará, o sea, estará manifestado en carne humana en el Día Postrero. Por lo tanto, estaremos viendo a Cristo en Espíritu Santo velado en carne humana, estaremos viendo a Jesús.

¿Quiénes estarán viendo a Jesús? Todos los que queremos ver a Jesús en este tiempo final, queremos ver a Jesús conforme a las Escrituras, Él dijo que estaría con nosotros, con Su Iglesia, todos los días hasta el fin del mundo.

Hemos visto cómo es que tenemos que ver a Jesús en medio de Su Iglesia: en Espíritu Santo velado en carne humana en el Mensajero correspondiente a cada edad, a cada tiempo. No hay otra forma en que pueda ser visto; eso es Dios cambiando de velo de carne, Él ha ido cambiando de velo de carne, como cambió de velos de carne en el Antiguo Testamento y luego tuvo Su propio velo de carne.

Y Cristo en Espíritu Santo en el Nuevo Testamento, ha estado cambiando de velos de carne, Cristo en Espíritu Santo estuvo en el velo de carne llamado San Pedro, y así por el estilo, como el Mensajero para los hebreos. Y San Pablo dice: “Así como Dios hizo con Pedro para los hebreos (o sea, para la circuncisión), Dios ha hecho conmigo para los gentiles, o sea, para ser el Mensajero de los gentiles.”

Y a través de San Pablo Cristo estuvo velado y revelado en medio de los gentiles en aquel tiempo, y en San Pedro en medio de los hebreos, y luego en cada Mensajero de cada edad. Y esos fueron velos temporeros que tuvo Cristo en Espíritu Santo en medio de Su Iglesia.

Para el Día Postrero Él tendrá Su último velo de carne en el cual Cristo en Espíritu Santo se manifestará, y ése será el último velo de carne en el cual estará velado y revelado Cristo en Espíritu Santo en medio de Su Iglesia, dándonos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto.

Ése será el que será adoptado en el Día Postrero y el que se sentará con Cristo en Su Trono, ese será el último velo de carne en el cual estará Cristo en Espíritu Santo velado y revelado hablándonos en este tiempo final.

Por lo tanto, ése será el último velo de carne, por lo cual se quedará con ese velo de carne para hablarle luego al pueblo hebreo, y se quedará con ese velo de carne al cual glorificará; a ese Mensajero, lo glorificará. Y con la glorificación de ese Mensajero, vendrá también la glorificación de todos los escogidos de Dios del Día Postrero, vendrá también la resurrección de los muertos en Cristo y nos iremos con Cristo luego a la Cena de las Bodas del Cordero.

Y luego regresaremos a la Tierra para el Reino Milenial de Cristo, en donde el último velo de carne que Cristo en Espíritu Santo tendrá en la Tierra, será el que se sentará con Cristo en Su Trono, así como del Antiguo Testamento el último velo de carne que tuvo Dios por medio de Su Ángel, el Ángel del Pacto, el último que tuvo, que fue Jesús, fue el velo de carne que glorificó y el que sentó en Su Trono Celestial, y luego Cristo dijo: “Todo poder me es dado en el Cielo y en la Tierra.”

Ahora, Cristo dice en Apocalipsis, capítulo 3, verso 21:

Al que venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono.”

¿Ven? En la misma forma en que Dios hizo con Jesús, Jesucristo hará con el Vencedor del Día Postrero:

Al que venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono.”

El Trono de Cristo es el Trono de David, ese es el Trono terrenal de Dios, donde Cristo se sentará como Rey sobre el pueblo hebreo y sobre todas las naciones, porque Jesucristo es el heredero al Trono de David como el Hijo de David.

Y ése es el Trono terrenal de Dios en el cual Cristo se sentará y gobernará, y con Él el Vencedor se sentará en ese Trono, será paralelo en todo a lo que sucedió en el Cielo, lo que va a suceder en ese Reino terrenal de Cristo y en ese Trono terrenal de Cristo.

Por eso es que así como Cristo dijo: “Todo poder me es dado en el Cielo y en la Tierra.” Para el Día Postrero dice en Apocalipsis, capítulo 2, versos 26 en adelante, nos dice el Mismo Cristo, lo cual es una promesa que va a ser cumplida en el Vencedor del Día Postrero, dice:

Al que venciere y guardare mis obras hasta el fin, yo le daré autoridad sobre las naciones,

y las regirá con vara de hierro, y serán quebradas como vaso de alfarero; como yo también la he recibido de mi Padre.”

Por lo tanto, ese Vencedor cuando sea adoptado, sea glorificado, sea transformado, podrá decir: “Todo poder Cristo me ha dado en esta Tierra sobre las naciones,” porque dice:

Yo le daré autoridad sobre las naciones,

y las regirá con vara de hierro, y serán quebradas como vaso de alfarero; como yo también la he recibido de mi Padre.”

¿Ven? Como Cristo recibió esa autoridad y poder sobre los Cielos y la Tierra, ahora Cristo la otorgará a Su Vencedor en el Día Postrero, le otorgará esa autoridad y poder sobre todas las naciones; será paralelo a lo que Dios le dio en el Cielo a Jesús, lo que Jesús le dará al Vencedor en el Día Postrero.

Por eso el ministerio de los dos Olivos de Apocalipsis 11, es un ministerio adoptado que tendrá poder y autoridad aun sobre la naturaleza, tendrá autoridad y poder sobre todas las cosas en esta Tierra.

Esperemos a esa adopción de ese Mensajero final, donde estará manifestándose Jesús en Espíritu Santo, y cuando sea adoptado vamos a ver esa autoridad y poder siendo manifestada por el Espíritu Santo a través de ese Mensajero, y entonces la tercera etapa y todas esas maravillas y milagros serán vistos en el cumplimiento de la Tercera Etapa, conforme a como fue vista en la Visión de la Carpa.

Pero para la Tercera Etapa habrá una bendición para los escogidos, porque la Tercera Etapa será para la Novia, pero también será para las vírgenes insensatas y también será para el mundo.

El mundo verá la manifestación de Jesús a través de un Mensajero, del último Mensajero que Él tendrá en la Tierra, al cual Él adoptará, y las señales y milagros y maravillas a nivel internacional, serán vistas en esa manifestación, y los hebreos dirán: “Esto es lo que nosotros estamos esperando.” Porque verán a Jesús manifestado a través de Su último Mensajero.

Eso es lo que está prometido y eso es lo que tiene que ser cumplido, ahí estarán los ministerios de Moisés y Elías y de Jesús siendo operados por el Espíritu Santo en este tiempo final, en el último velo de carne que Cristo adoptará en este tiempo final, el cual será el Ángel del Señor Jesucristo. Y ese Ángel estará en medio de la Iglesia de Jesucristo y será un Profeta dispensacional, el último de los Profetas dispensacionales y el último de los Mensajeros de Dios.

Por lo tanto, todo lo que Dios ha prometido para este tiempo final para realizar, lo hará por medio de ese Mensajero, y entonces el mundo entero que quiere ver a Jesús de nuevo, lo verá velado y revelado a través de ese Mensajero prometido para la Iglesia y después para el pueblo hebreo, el cual es el Ángel del Señor Jesucristo.

Esa será la única forma en que la Iglesia y luego el pueblo hebreo y el mundo entero verá a Jesús en este tiempo final, y luego cuando seamos transformados y Cristo nos lleve con Él a la Cena de las Bodas del Cordero, veremos a Jesús en Su cuerpo glorificado.

Pero Cristo en Espíritu Santo para ser visto, tiene que ser visto a través de un Mensajero, de un Profeta en medio de la Iglesia del Señor Jesucristo, y a través de él cumplir Sus promesas correspondientes al Día Postrero, y hablarle a Su Iglesia y darle a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto en este tiempo final.

QUEREMOS VER A JESÚS.”

Y ahora, si estuviésemos viviendo, si estuviéramos viviendo en el tiempo de San Pedro, ¿cómo podríamos ver a Jesús? Lo podíamos ver en Pedro en Espíritu Santo manifestado hablando y haciendo aquellos milagros.

Si estuviéramos viviendo en el tiempo de San Pablo en Asia Menor, ¿cómo podríamos ver a Jesús? Lo podíamos ver velado en carne humana en San Pablo, y así por el estilo.

Si estuviéramos viviendo en la séptima edad de la Iglesia, la Edad de Laodicea en Norteamérica, ¿cómo podíamos ver a Jesús? En el Reverendo William Branham velado en carne humana hablándole a Su Iglesia, y haciendo aquellas maravillas que fueron hechas por Cristo en Espíritu Santo a través del Reverendo William Branham.

Y si queremos ver a Jesús en este tiempo final, ¿cómo lo veremos? Lo veremos a través del Ángel del Señor Jesucristo velado en carne humana en este tiempo final, y lo escucharemos hablándonos a través de Su Ángel Mensajero y dándonos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto.

Por lo tanto, todos queremos ver a Jesús, y ya sabemos cómo ver a Jesús en este tiempo final, y después que estemos transformados Él nos llevará con Él, Cristo nos llevará a la Cena de las Bodas del Cordero y veremos a Jesucristo en Su cuerpo glorificado, y veremos también al Ángel del Señor Jesucristo en Su cuerpo glorificado, y veremos a cada uno de los Mensajeros: a San Pedro, a San Pablo, a Ireneo, a Martín, a Colombo, a Lutero, Wesley, y el Reverendo William Branham, los veremos en sus cuerpos glorificados.

¿Y a quién más veremos en cuerpos glorificados? A cada uno de ustedes también. Todos nos veremos en cuerpos glorificados y eternos y jóvenes. Por lo tanto, no vamos a ver a Miguel así como lo vemos con el cuerpo que tiene ahora, sino con un cuerpo de joven glorificado, y también a los ancianos que están en la Iglesia de Jesucristo, tampoco los veremos en cuerpos ya viejos, sino en cuerpos glorificados y eternos y jóvenes para toda la eternidad.

Ni habrá niñitos ni habrá viejos tampoco, ni personas de mediana edad; todos serán jóvenes en esos cuerpos glorificados y eternos. Y eso será para todos aquellos que han visto a Jesús en Espíritu Santo manifestado en el tiempo que les ha tocado vivir en el Mensajero que Dios les ha enviado.

¿Quiénes serán transformados? Yo. Por lo tanto, todos en este tiempo estaríamos viendo a Jesús en Espíritu Santo velado y revelado en este tiempo final, hablándonos todas estas cosas que deben suceder pronto.

Si alguna persona ha recibido a Cristo como su único y suficiente Salvador arrepentido de sus pecados, y ha sido bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y Cristo lo ha bautizado con Espíritu Santo y Fuego, ha obtenido el nuevo nacimiento, y por consiguiente será transformado en este tiempo final si permanece vivo, pero si muere o a muerto en edades pasadas o en este tiempo, será resucitado en un cuerpo eterno.

Yo voy a ser transformado, voy a tener un cuerpo nuevo y eterno. ¿Y quién más? Cada uno de ustedes también, y vamos a ser jóvenes para toda la eternidad, y vamos a estar con Cristo en Su Reino por toda la eternidad, vamos a estar como Reyes, como Sacerdotes y como Jueces en Su glorioso Reino eterno, y disfrutaremos esa Vida nueva, eterna, que Él ha prometido para mí. ¿Y para quién más? Para cada uno de ustedes también.

Si hay alguna persona que todavía no ha recibido a Cristo como su Salvador, puede hacerlo en esta noche, viniendo a los pies de Cristo, Él dijo: “Si Yo fuere levantado, a todos atraeré a mí.”

Y ahora, Cristo levantado en la Cruz del Calvario, atrae a Sí mismo a todos los que están escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, vienen a los Pies de Cristo, vienen reconociendo el Sacrificio de Cristo en la Cruz del Calvario.

Si en esta noche hay personas que todavía no han recibido a Cristo como su único y suficiente Salvador, ya han escuchado la predicación del Evangelio de Cristo, ya ha nacido la fe de Cristo en sus almas, y ya están creyendo en Cristo como su único y suficiente Salvador, porque la fe viene por el oír la Palabra de Dios. “Y con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación,” [Romanos 10:10] se da testimonio público de su fe en Cristo.

Por lo tanto, tienen en estos momentos la oportunidad de dar testimonio público de su fe en Cristo, viniendo para recibir a Cristo como su único y suficiente Salvador.

También los que están allá en Puerto Rico, en Venezuela, en Brasil, en Argentina, en Chile, en México y demás países en estos momentos escuchando esta conferencia, también pueden pasar, venir para recibir a Cristo como vuestro único y suficiente Salvador.

Yo estaré orando por ustedes en esta noche para que Cristo les reciba en Su Reino, les perdone y con Su Sangre les limpie de todo pecado.

Pueden ya comenzar a venir para dar testimonio público de su fe en Cristo. Pueden continuar viniendo a los Pies de nuestro amado Señor Jesucristo para que Cristo les perdone sus pecados, con Su Sangre les limpie de todo pecado, y sean bautizados en agua en Su Nombre y Cristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego y produzca en ustedes el nuevo nacimiento.

Todos los aquí presentes pueden venir a los Pies de Cristo, y también los que están en las diferentes naciones, en los diferentes países viendo y escuchando esta conferencia, también pueden venir a los pies de Cristo en esta noche, para que Cristo les reciba en Su Reino y yo estaré orando por ustedes también en esta ocasión.

Vamos a dar unos minutos en lo que llegan todas las personas que han escuchado y han creído en Cristo de todo corazón y no lo habían recibido todavía como su Salvador, no habían dado testimonio público de su fe en Cristo.

Cristo dice: “El que me confesare delante de los hombres, yo le confesaré delante de mi Padre.” Esas son las palabras de Cristo. Todos queremos que Cristo nos confiese delante de nuestro Padre Celestial.

Pero para los que no le reciben, los que no confiesan públicamente a Cristo como su Salvador, Cristo dijo: “Y a cualquiera que me niegue delante de los hombres, Yo también le negaré delante de mi Padre que está en los Cielos.” San Mateo, capítulo 10, versos 32 al 33.

Por lo tanto, es un asunto de fe en Cristo, para que Cristo nos confiese delante de nuestro Padre Celestial y nos dé la entrada al Reino de Dios y nos dé por consiguiente la Vida eterna:

Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.

El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.” Tan simple como eso.

Cristo ha prometido darle la salvación y Vida eterna a toda persona que lo recibe como su único y suficiente Salvador.

El carcelero de Filipo dijo a Pablo: “¿Qué haré para ser salvo?” Y Pablo le dijo. “Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa.” Es un asunto de creer en Jesucristo para ser salvo y vivir eternamente con Jesucristo en Su Reino eterno. Por lo tanto, todos necesitamos a Cristo para obtener la salvación y Vida eterna.

Vean las promesas hermosas que Cristo hace en San Juan, capítulo 11, verso 25 al 26 hablándole a Marta, la hermana de Lázaro, cuando fue a resucitar a Lázaro, le dice:

Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá.

Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto?”

Ahora vean, el que vive y cree en Cristo no morirá eternamente, si muere físicamente, va al Paraíso a vivir en alma y espíritu, y cuando Cristo complete Su Iglesia lo resucitará juntamente con los Apóstoles y todos los creyentes en Cristo de edades pasadas que murieron físicamente, y a los que vivimos y permanezcamos vivos hasta ese momento, nos transformará y nos dará el cuerpo nuevo, eterno y glorificado.

Cristo dijo en San Juan, capítulo 6, versos 38 en adelante:

Porque he descendido del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió.

Y esta es la voluntad del Padre, el que me envió: Que de todo lo que me diere, no pierda yo nada, sino que lo resucite en el día postrero.

Y esta es la voluntad del que me ha enviado: Que todo aquel que ve al Hijo, y cree en él, tenga vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero.”

¿Ven? La voluntad de Dios es que todo aquel que cree en Cristo, tenga Vida eterna. Esa es la voluntad de Dios para todos los creyentes en Cristo. Por eso en Primera de Juan, capítulo 5, versos 10 al 13, dice:

El que cree en el Hijo de Dios, tiene el testimonio en sí mismo; el que no cree a Dios, le ha hecho mentiroso, porque no ha creído en el testimonio que Dios ha dado acerca de su Hijo.

Y este es el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna; y esta vida está en su Hijo.”

¿Ven? Dios nos ha dado Vida eterna. ¿Y dónde está la Vida eterna? En Su Hijo Jesucristo. Por eso recibimos a Cristo, para que Cristo nos dé la Vida eterna que Dios le ha dado a Él para nosotros:

El que tiene al Hijo, tiene la vida...”

O sea, el que tiene a Cristo acá porque lo recibió como su Salvador, tiene la Vida eterna:

...el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida.”

Lo que tiene es una vida temporal que se le va a terminar en algún momento, pero la Vida eterna no la tiene; solamente la tienen aquellos que han recibido a Cristo como su único y suficiente Salvador, esas son las personas que vivirán eternamente con Jesucristo en Su Reino, porque han recibido a Cristo y Cristo les ha dado la Vida eterna:

Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna, y para que creáis en el nombre del Hijo de Dios.”

Por lo tanto, la buena noticia para los creyentes en Cristo es que tenemos Vida eterna, porque Cristo nos ha dado la Vida eterna, porque hemos creído en Cristo como nuestro único y suficiente Salvador.

Por lo tanto, toda persona que quiera vivir eternamente, ya sabe lo que tiene que hacer: Recibir a Cristo como su único y suficiente Salvador, y Cristo le dará la Vida eterna, y vivirá con Cristo en Su Reino, ¿por cuántos siglos? ¿Por cuántos milenios? ¿Por cuántos millones de años? Por una cantidad que no tiene números, lo cual es por toda la eternidad.

Nunca más morirán esas personas, porque en el cuerpo nuevo y eterno y glorificado no habrá muerte, la muerte será sorbida en victoria. Y todos decimos: “Esa es la clase de cuerpo que yo necesito.” ¿Y quién más necesita esa clase de cuerpo? Cada uno de ustedes también, porque el cuerpo que ustedes tienen en la actualidad y este que yo tengo se va poniendo viejo, y por más hermosa que sea una persona, luego se pone vieja y ya no es tan hermosa, y cuando muere el cuerpo físico mucho menos hermosa.

Pero en el nuevo cuerpo no nos vamos a poner viejos y nunca vamos a morir, por lo tanto permaneceremos en la flor de la juventud y en la flor de la belleza por toda la eternidad, y solamente Cristo puede hacer posible esa promesa que Dios ha hecho para mí. ¿Y para quién más? Para cada uno de ustedes también.

Si falta alguna persona por venir a los pies de Cristo, por venir a dar testimonio público de su fe en Cristo, puede pasar, puede venir en estos momentos para que Cristo le reciba en Su Reino, y así confirme su lugar en la Vida eterna con Cristo en Su Reino eterno y así asegure su futuro eterno.

Todos siempre pensamos en asegurar nuestro automóvil, nuestra casa, nuestra salud, compramos seguros de salud y seguros de vida también y así por el estilo. Pero esos seguros de vida no nos aseguran que viviremos eternamente, es un seguro de vida para si la persona muere otro se quede con el dinero, no se lo puede llevar.

Pero hay un seguro de vida en donde la persona asegura su futuro eterno para vivir eternamente. ¿Y quién es el que tiene ese seguro? Su Nombre es: Señor Jesucristo, Él es el único que nos asegura la vida, nos asegura nuestra alma para vivir eternamente con Él en Su Reino eterno.

Pueden continuar viniendo las personas que faltan por venir, para que así den testimonio público de su fe en Cristo, recibiendo a Cristo como vuestro único y suficiente Salvador. Recuerden que es un asunto de Vida eterna recibir a Cristo como nuestro único y suficiente Salvador.

La meta de la predicación del Evangelio de Cristo es que recibamos la Vida eterna a través de Jesucristo, porque Dios nos ha dado Vida eterna, y esta vida está en Jesucristo, por lo tanto, hay que venir a los pies de Cristo para que Él nos dé la Vida eterna.

Vamos a estar puestos en pie para orar por las personas que han venido a los Pies de Cristo, dando testimonio público de su fe en Cristo; y también para los que están en otras naciones, en otros países que han venido al frente para recibir a Cristo como vuestro único y suficiente Salvador, vamos a orar por ustedes también en esta ocasión, para que Cristo les reciba en Su Reino y les dé la salvación y Vida eterna.

Si todavía falta alguna persona por venir para dar testimonio público de su fe en Cristo, para que así quede incluido en esta oración que haré por todos, puede venir. Y los niños también de diez años en adelante, también pueden venir para que queden incluidos en esta oración, si todavía no han recibido a Cristo como su Salvador, para que así lo reciban y queden incluidos en esta oración.

Vamos ya a orar por las personas que han venido a los pies de Cristo en esta noche.

Algunas veces las personas luego de escuchar la predicación del Evangelio de Cristo y creer, cuando les toca dar testimonio público de su fe en Cristo algunos son tímidos, y se ponen tímidos porque lo ven cuando pase al frente, y entonces sienten por timidez.

Pero para recibir la Vida eterna no puede la persona ser tímida, es un asunto de Vida eterna. Por lo tanto, para recibir a Cristo y recibir la Vida eterna de parte de Cristo no nos podemos avergonzar y no nos podemos sentir tímidos.

Cristo no se avergonzó de nosotros ni fue tímido, Él murió por todos nosotros valientemente en la Cruz del Calvario. Por lo tanto, nosotros recibimos valientemente y sin timidez a Cristo como nuestro único y suficiente Salvador, para que Él nos dé la Vida eterna y así aseguremos nuestro futuro eterno con Jesucristo en Su Reino eterno.

Todos queremos que Cristo nos confiese delante de nuestro Padre Celestial y delante de Sus Ángeles como creyentes en Cristo y Su Sacrificio en la Cruz del Calvario. Vamos ya a orar por las personas que han venido a los pies de Cristo en esta noche.

Si falta todavía alguna persona o algún niño por venir, puede venir, de los que están aquí presentes y de los que están también conectados a través del satélite y de internet en los diferentes países y diferentes congregaciones y también los que están a través de televisión.

Vamos a inclinar nuestros rostros, vamos a orar ya, vamos a levantar nuestras manos al Cielo, a Cristo, y con nuestros ojos cerrados repitan conmigo esta oración las personas que han pasado, que han creído de todo corazón en Cristo, y están dando testimonio de su fe en Cristo en estos momentos. Repitan conmigo esta oración:

Señor Jesucristo, vengo a Ti en estos momentos luego de escuchar la predicación de Tu Evangelio, creo en Ti de todo corazón, creo en Tu Primera Venida, creo en Tu muerte en la Cruz del Calvario como el Sacrificio de la Expiación por mis pecados. Reconozco que soy pecador, y Te ruego tengas misericordia de mí.

Señor Jesucristo, doy testimonio público de mi fe en Ti, y Te recibo como mi único y suficiente Salvador delante de todas estas personas que están presentes.

Señor Jesucristo, en Tus manos encomiendo mi alma, salva mi alma Señor Jesucristo, Te lo ruego, perdona mis pecados y con Tu Sangre límpiame de todo pecado, y bautízame con Espíritu Santo y Fuego, luego que yo sea bautizado en agua en Tu Nombre.

Te ruego produzcas en mí el nuevo nacimiento, quiero nacer en Tu Reino eterno a la Vida eterna, para vivir contigo por toda la eternidad.

Señor Jesucristo, en Tus manos encomiendo mi alma, salva mi alma Señor Jesucristo, Te lo ruego, creo en Ti de todo corazón, creo en Ti como mi único y suficiente Salvador. En Tu Nombre Eterno y glorioso Señor Jesucristo Te lo ruego, Te ruego salves mi alma. Amén y amén.

Y con nuestras manos levantadas a Cristo al Cielo, a Dios, decimos: La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado. La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado. La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado.

Cristo les ha recibido en Su Reino, ha perdonado vuestros pecados y con Su Sangre les ha limpiado de todo pecado, por cuanto ustedes han escuchado la predicación del Evangelio de Cristo y han creído en Cristo de todo corazón, y lo han recibido de todo corazón y han entregado a Cristo vuestras almas, para que Cristo salve vuestras almas, les dé la Vida eterna. Por cuanto han creído en Cristo de todo corazón. Él dijo:

El que creyere y fuere bautizado, será salvo.”

Ya ustedes han creído en Él de todo corazón, y ahora me dirán: “Pero todavía me falta ser bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo. ¿Cuándo me pueden bautizar en agua en el Nombre del Señor Jesucristo?” Es vuestra pregunta: “Quiero ser bautizado en agua lo más pronto posible, porque Él dijo: El que creyere y fuere bautizado, será salvo. Y si Él fue bautizado en agua, necesitó ser bautizado en agua por Juan el Bautista, cuánto más nosotros, cuánto más yo.”

Por lo tanto, bien pueden ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo esta misma noche, en donde ustedes se identificarán con Cristo en Su muerte, sepultura y resurrección.

Cuando la persona va a ser bautizada ya murió al mundo cuando recibió a Cristo como su Salvador, por lo tanto, tiene que ser sumergida en agua en el Nombre del Señor Jesucristo. Eso representa la sepultura.

Y luego cuando el ministro lo levanta de las aguas bautismales, eso representa que la persona ha resucitado a una nueva vida, ¿a qué vida? A la Vida eterna en el Reino eterno de Jesucristo nuestro Salvador, y Cristo lo bautiza con Espíritu Santo y Fuego, y produce en la persona el nuevo nacimiento, así la persona nace del Espíritu Santo, ha nacido entonces del Agua y del Espíritu y ha entrado al Reino de Dios; porque ninguna persona puede entrar al Reino de Dios si no nace del Agua y del Espíritu, de la predicación del Evangelio de Cristo y del bautismo del Espíritu Santo.

Por lo tanto, bien pueden ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo esta misma noche, para que Cristo les bautice luego con Espíritu Santo y Fuego, y produzca en ustedes el nuevo nacimiento y entren así completamente al Reino de Dios, al Reino de Cristo.

Ha sido para mí un privilegio grande estar con ustedes en esta noche, dándoles testimonio de nuestro tema: “QUEREMOS VER A JESÚS.”

Que las bendiciones de Cristo, el Ángel del Pacto, sean sobre cada uno de ustedes, y Cristo les bautice en Espíritu Santo y Fuego, luego que ustedes sean bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y produzca en ustedes el nuevo nacimiento.

Y a vuestros familiares Cristo los traiga a Sus pies y les dé la salvación y Vida eterna para que estén con ustedes en el Reino eterno de Cristo por toda la eternidad. En el Nombre del Señor Jesucristo. Amén y amén.

Que Dios les continúe bendiciendo a todos, y continúen pasando una noche llena de las bendiciones de Jesucristo nuestro Salvador.

Pido al ministro aquí, se acerque: ¿Hay agua? ¿Hay bautisterios? ¿Hay lugar dónde cambiarse de ropas? Hay también vestidores donde cambiarse de ropas y también personas que les ayudarán para poderse preparar para el bautismo y colocarse también las ropas bautismales y la ropa de ustedes ser cuidadas.

Alguien cuidará de vuestras ropas en lo que ustedes se bautizan en agua, y luego que sean bautizados en agua se cambiarán de nuevo de ropas, se pondrán las ropas de ustedes que estarán secas, y regresarán a vuestros hogares gozosos y agradecidos a Cristo por la salvación de vuestra alma, y perseverarán sirviendo a Cristo todos los días de vuestra vida.

Que Dios les bendiga y les guarde, y dejo con nosotros al Reverendo Mauricio Vivas, para que les indique hacia dónde caminar las damas y hacia dónde caminar los caballeros para ponerse, colocarse las ropas bautismales y ser bautizados luego en agua en el Nombre del Señor Jesucristo.

Que Dios les bendiga y les guarde. Y dejo al Reverendo Mauricio Vivas con ustedes.

Dios les bendiga a todos.

QUEREMOS VER A JESÚS.”