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title: 'El Testigo Fiel'
date: 2004-11-02
activity: 1
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city: Lota Bajo
state: Región del Biobío
country: CL
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Muy buenas noches, amables amigos y hermanos presentes; es para mí una bendición y privilegio grande estar con ustedes en esta ocasión, para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios y Su Programa correspondiente a este tiempo final. Reciban todos saludos de mi esposa Erica y los niños reciban saludos de América y de Yahannah Gabriela.
Para esta noche leemos en Apocalipsis, capítulo 1, versos 4 al 8, donde nos dice de la siguiente manera:
“*Juan, a las siete iglesias que están en Asia: Gracia y paz a vosotros, del que es y que era y que ha de venir, y de los siete espíritus que están delante de su trono;*
*y de Jesucristo el testigo fiel, el primogénito de los muertos, y el soberano de los reyes de la tierra. Al que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su sangre,*
*y nos hizo reyes y sacerdotes para Dios, su Padre; a él sea gloria e imperio por los siglos de los siglos. Amén.*
*He aquí que viene con las nubes, y todo ojo le verá, y los que le traspasaron; y todos los linajes de la tierra harán lamentación por él. Sí, amén.*
*Yo soy el Alfa y la Omega, principio y fin, dice el Señor, el que es y que era y que ha de venir, Todopoderoso.”*
Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.
Nuestro tema es: **“EL TESTIGO FIEL.”**
A través de la Escritura leemos que Jesucristo es el Testigo Fiel. En Apocalipsis, capítulo 3, verso 14 también nos dice:
“*Y escribe al ángel de la iglesia en Laodicea: He aquí el Amén, el testigo fiel y verdadero, el principio de la creación de Dios, dice esto...”*
Y aquí Jesucristo, el AMÉN, o sea, el ASÍ SEA de Dios. *“...el testigo fiel y verdadero, el principio de la creación de Dios* (o sea, el que ha dado principio a la Creación de Dios)*, dice esto* (o sea, que es Jesucristo el que está hablando aquí en este libro del Apocalipsis, y le está hablando a las iglesias, a las diferentes iglesias o congregaciones, y también a las diferentes etapas de la Iglesia del Señor Jesucristo)*...”*
Vean, cómo dice este mismo capítulo 3, sigue diciendo:
“*Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueses frío o caliente!*
*Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca.”*
Para la séptima etapa de la Iglesia, aquí nos muestra que esa séptima etapa de la Iglesia sería una etapa tibia, ni fría ni caliente, y Dios la vomitaría de Su boca. Por lo tanto, ya Dios no hablaría más en y a través de la séptima edad de la Iglesia; o sea, que la Iglesia en su séptima edad llegaría a su final, y ya Dios no usaría más esa séptima etapa de la Iglesia. Por lo tanto, ya la Palabra de Dios no estaría en la séptima etapa o séptima edad de la Iglesia. Por lo tanto, estaría más arriba, donde dice:
“*Sube acá, y yo te mostraré las cosas que han de suceder después de estas.”* Eso está en Apocalipsis, capítulo 4, verso 1, dice:
“*Después de esto miré, y he aquí una puerta abierta en el cielo; y la primera voz que oí, como de trompeta, hablando conmigo, dijo: Sube acá, y yo te mostraré las cosas que sucederán después de estas.”*
Ya no está hablando a la séptima etapa o edad de la Iglesia: en la Edad de Laodicea, sino que está hablando en la Edad de la Piedra Angular, el mismo Testigo Fiel y Verdadero, que es Jesucristo, el cual murió, resucitó y ascendió al Cielo y se sentó a la Diestra de Dios en el Cielo, y está como Sumo Sacerdote haciendo intercesión con Su propia Sangre en el Cielo, en el Trono de Intercesión, que es el Trono de Dios.
Así está Jesucristo nuestro Salvador con Su cuerpo glorificado como Sumo Sacerdote en el Cielo. Pero Él dijo.
“*No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros.”*
Y ahora, el Día de Pentecostés Cristo descendió en Espíritu Santo y Fuego sobre ciento veinte creyentes en Él, y fueron llenos del Espíritu Santo, y Jesucristo ha estado en medio de Su Iglesia en Espíritu Santo, pues Él dijo: “Yo estaré con vosotros todos los días hasta el fin del mundo.”
Por lo tanto, el Testigo Fiel y Verdadero, que es Jesucristo, ha estado en medio de Su Iglesia en Espíritu Santo; pero Su cuerpo glorificado está en el Cielo como Sumo Sacerdote haciendo Intercesión por cada persona que tiene su nombre escrito en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero.
Ahora vean, en San Juan, capítulo 15, versos 26 al 27, dice Cristo:
“*Pero cuando venga el Consolador, a quien yo os enviaré del Padre, el Espíritu de verdad, el cual procede del Padre, él dará testimonio acerca de mí.*
*Y vosotros daréis testimonio también, porque habéis estado conmigo desde el principio.”*
Y ahora, el Espíritu Santo vendría para dar testimonio de Cristo, porque es Cristo en Espíritu Santo el Testigo Fiel y Verdadero, dando testimonio de Cristo, de Su Primera Venida y de Su Obra de Redención en la Cruz del Calvario, al morir en la Cruz del Calvario.
La muerte de Cristo en la Cruz del Calvario no fue una desgracia sino una bendición, una bendición para la raza humana, una bendición para todo ser humano, porque la muerte de Cristo en la Cruz del Calvario es el Sacrificio de la Expiación por nuestros pecados.
En el Antiguo Testamento el pueblo hebreo llevaba a cabo la fiesta de la expiación, en donde se sacrificaba un macho cabrío por Jehová, y el sumo sacerdote era el que realizaba ese sacrificio, y luego la sangre de ese sacrificio la llevaba en una vasija, en un recipiente, y entraba con ella al lugar santísimo y esparcía con su dedo siete veces sobre el propiciatorio; el propiciatorio que es de oro, y tiene dos querubines de oro (uno a cada lado), es la tapa del arca del pacto y es el trono de Dios en el Antiguo Testamento allí en el templo, y ese trono terrenal allí, ese propiciatorio representa el Trono Celestial de Dios.
Y Cristo como Sumo Sacerdote, ahora encontramos que lo mismo que el sumo sacerdote hacía: que entraba con la sangre de la expiación al lugar santísimo y esparcía con su dedo siete veces, ahora Cristo cuando murió en la Cruz del Calvario, murió como el Sacrificio de la Expiación por nuestros pecados.
Por lo tanto, ya lo que en el Antiguo Testamento era un tipo y figura de lo que Cristo haría, ya cuando Cristo murió se cumplió ya ese tipo y figura, se hizo una realidad para la raza humana.
Y ahora, hebreos y gentiles tienen el Sacrificio de la Expiación por sus pecados, que es el Sacrificio de Jesucristo en la Cruz del Calvario, y por consiguiente ya no se necesita que la persona sea hebrea para tener el Sacrificio de la Expiación por sus pecados, sino que sea un creyente en Cristo, que escuche la predicación del Evangelio de Cristo y crea de todo corazón en Jesucristo como su único y suficiente Salvador, y dé testimonio público de su fe en Cristo, recibiéndolo como su único y suficiente Salvador, y Cristo perdona sus pecados, porque viene arrepentido de sus pecados, y le pide perdón a Cristo por sus pecados, Cristo le perdona y con Su Sangre le limpia de todo pecado.
Y la persona al obtener el perdón de sus pecados, al obtener esa bendición y obtener la Misericordia de Dios y ser bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, Cristo lo bautiza con Espíritu Santo y Fuego y produce en la persona el nuevo nacimiento, y así la persona nace a una nueva vida: a la Vida eterna; porque cuando nacimos en esta Tierra a través de nuestros padres terrenales, nacimos a la vida, pero no a la Vida eterna, sino a una vida temporal, una vida temporera que se le acaba al ser humano (a la mayor parte de las personas) antes de los cien años.
Porque nuestros padres no pudieron darnos una Vida eterna, porque el ser humano había pecado en el Huerto del Edén, y de ahí en adelante toda persona nace en esta Tierra a la vida, pero no a la Vida eterna sino a una vida temporera, a una vida temporal, pero con la oportunidad, bendición y derecho de recibir una Vida eterna, ¿cómo? Recibiendo a Cristo, que es la Vida eterna, recibiéndolo como nuestro único y suficiente Salvador, como el Sacrificio de la Expiación por nuestros pecados, para así obtener la bendición de la Vida eterna:
“*Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.”* (San Juan, capítulo 3, verso 16).
Vean, el porqué Cristo vino a esta Tierra y el porqué el único que nos puede dar la Vida eterna es Jesucristo. Vean, en el Antiguo Testamento en Levítico, capítulo 23, versos 26 al 29 dice:
“*También habló Jehová a Moisés, diciendo:*
*A los diez días de este mes séptimo será el día de expiación; tendréis santa convocación, y afligiréis vuestras almas, y ofreceréis ofrenda encendida a Jehová.*
*Ningún trabajo haréis en este día; porque es día de expiación, para reconciliaros delante de Jehová vuestro Dios.*
*Porque toda persona que no se afligiere en este mismo día, será cortada de su pueblo.”*
Vean, en el Antiguo Testamento el día diez del mes séptimo de cada año, toda persona tenía que venir a Dios arrepentido de sus pecados y pedir perdón a Dios por sus pecados; y por cuanto se efectuaba el sacrificio de la expiación por los pecados del pueblo, ese día el pueblo mientras el sumo sacerdote llevaba la sangre de la expiación al lugar santísimo y esparcía con su dedo siete veces sobre el propiciatorio, el pueblo afuera estaba esperando obtener la Misericordia de Dios y el perdón de sus pecados, para tener derecho a continuar viviendo, para vivir un año más.
Todos los años tenían que efectuar este sacrificio de la expiación por sus pecados, porque los animales no tienen alma, y por consiguiente no son perfectos, y la sangre de un animalito no puede quitar el pecado del ser humano, solamente lo cubría en lo que llegaba un Sacrificio perfecto que quitara el pecado del ser humano.
Cuando Juan el Bautista vio a Jesús dijo: “He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo.” Había llegado el hombre que moriría por la raza humana, para quitar el pecado del mundo, el pecado del ser humano, y el ser humano obtener la oportunidad y derecho a vivir eternamente.
Ahora, ese día diez del mes séptimo de cada año toda persona que arrepentido de sus pecados venía a Dios y le pedía perdón a Dios, mientras el sumo sacerdote hacía la intercesión estaba la persona recibiendo la Misericordia de Dios, recibiendo el perdón de sus pecados y estaba siendo cubierto con la sangre de ese sacrificio.
Y luego que el sumo sacerdote terminaba sus labores ese día de la expiación, que es el día de reconciliación con Dios para el pueblo hebreo, encontramos que cuando terminaba y salía el sumo sacerdote de realizar sus labores y se quitaba las ropas con las cuales había estado ante la presencia de Dios, y se colocaba las ropas doradas, las ropas - la vestidura de oro, ya el que se arrepintió de sus pecados quedaba perdonado y reconciliado con Dios y tenía derecho a vivir un año más.
Un año más porque los sacrificios de animalitos no son perfectos, pero era tipo y figura de un Sacrificio perfecto que le daría la oportunidad al ser humano de vivir no un año más, sino eternamente.
Ahora, el ser humano que no se arrepentía de sus pecados y ese día no pedía perdón a Dios por sus pecados, no quedaba perdonado y no quedaba reconciliado con Dios, y por consiguiente Dios lo cortaba del pueblo, o sea, la persona perdía el derecho a continuar viviendo, y moría en esos días.
Ahora, el ser humano cuando pecó en el Huerto del Edén murió, pues Dios le dijo: “El día que comas del árbol de ciencia del bien y del mal, ese día morirás.” Y por cuanto el ser humano pecó ante Dios, el ser humano murió ese día. Aunque vemos que Adán continuó viviendo y Eva también, y Adán vivió 930 años.
**¿Pero qué sucedió con lo que Dios había dicho: que moriría el día que comiera?** Pues ese día (literalmente) Adán y Eva murieron. Pero encontramos que siguieron viviendo, ellos murieron a la Vida eterna, perdieron la Vida eterna y solamente les quedó vida temporal, vida temporera que luego a Adán se le acabó a los 930 años y a Eva se le acabó mucho antes.
Ahora, también por cuanto un día delante del Señor es como mil años, y mil años como un día, el cuerpo físico de Adán y de Eva no podía vivir mil años, tenían que morir antes de mil años, porque un día delante del Señor es como mil años para los seres humanos.
Por lo tanto, ese mismo Milenio durante esos mismos mil años el ser humano tenía que morir, eso es en la parte física, pero en la parte espiritual murió espiritualmente el mismo día que comió del árbol de ciencia del bien y del mal, murió a la vida. ¿A qué vida? No a la vida terrenal, sino a la Vida eterna murió, y solamente le quedó vida temporera o temporal que se le acabó antes de mil años.
Ahora, si por comer del árbol de ciencia del bien y del mal el ser humano murió a la Vida eterna, para el ser humano vivir eternamente, para el ser humano ser restaurado a la Vida eterna, tiene que comer de otro árbol: del Árbol de la Vida, que es Cristo. ¿Ven?
**¿Ven lo sencillo que es todo?** Para el ser humano vivir eternamente, entonces Dios le ha provisto el Árbol de la Vida que es Cristo, para que coma del Árbol de la Vida y viva eternamente.
**¿Y cómo comemos del Árbol de la Vida, de Cristo?** Escuchando la predicación del Evangelio de Cristo, creyendo en Él de todo corazón como nuestro único y suficiente Salvador, y recibiéndolo como nuestro único y suficiente Salvador, siendo bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo arrepentidos de nuestros pecados, y Cristo nos perdona y con Su Sangre nos limpia de todo pecado, y nos bautiza con Espíritu Santo y Fuego, y produce en nosotros el nuevo nacimiento, nacemos a la Vida eterna; y así somos restaurados a la Vida eterna para vivir eternamente con Cristo en Su Reino eterno.
Vean, el primer Mensaje que predicó San Pedro lleno del Espíritu Santo el Día de Pentecostés, dice en el capítulo 2, verso 34 en adelante del libro de los Hechos:
“*Porque David no subió a los cielos; pero él mismo dice:*
*Dijo el Señor a mi Señor:*
*Siéntate a mi diestra,*
*Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies.*
*Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo.”*
Cristo cuando subió al Cielo, cuando ascendió al Cielo se sentó a la Diestra de Dios, de esto mismo Él le habló cuando le dijo al sumo sacerdote: “Y veréis al Hijo del Hombre sentado a la Diestra de Dios.” Eso está en San Mateo, capítulo 26, verso 64, dice: *“Jesús le dijo: Tú lo has dicho...*” Esto fue cuando le preguntó el sumo sacerdote aquí en el verso 66 le preguntó:
“*Mas Jesús callaba. Entonces el sumo sacerdote le dijo: Te conjuro por el Dios viviente, que nos digas si eres tú el Cristo, el Hijo de Dios.*
*Jesús le dijo: Tú lo has dicho; y además os digo, que desde ahora veréis al Hijo del Hombre sentado a la diestra del poder de Dios, y viniendo en las nubes del cielo.”*
Y ahora, Dios ha hecho a Jesús Señor y Cristo, lo ha sentado a Su Diestra, y por eso Cristo en San Mateo, capítulo 28, versos 16 al 20, dijo:
“*Todo poder me es dado en el Cielo y en la Tierra.”*
Por lo tanto, todo el poder de Dios está en Jesucristo. Jesucristo es Señor y Cristo, por eso llamamos a Jesús SEÑOR JESUCRISTO: porque Dios lo ha hecho Señor y Cristo; y todo poder de Dios ha sido dado a Jesucristo, todo el poder de Dios es manifestado a través de Jesucristo:
“*Al oír esto se compungieron de corazón.”*
Vean, la causa por la cual Pedro dice que Jesús ha sido hecho Señor y Cristo, es por cuanto todo poder le ha sido dado en el Cielo y en la Tierra, y Él es el Rey de reyes y Señor de señores, porque en Jesucristo moró la plenitud de la Divinidad, que es Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Por esa causa es que el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, tienen un Nombre, el Nombre donde moró la plenitud de la Divinidad, donde moró el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, que es Jesús.
Por lo tanto, el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo es SEÑOR JESUCRISTO. Cuando Cristo ordenó a Sus discípulos ir por las naciones y hacer discípulos, y les ordenó bautizarlos diciendo: “Bautizándolos en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.” Ahora vean cómo Pedro dice que hay que bautizar. ¿Por qué? Porque el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo es SEÑOR JESUCRISTO.
Todos sabemos cuál es el Nombre del Hijo de Dios: Jesucristo. ¿Ven? Y el Espíritu Santo estaba en Jesucristo, y el Padre estaba en Jesucristo, la plenitud de la Divinidad, y tenía la plenitud de la Divinidad manifestada en carne humana en la persona de Jesús tenía un Nombre, ese Nombre es SEÑOR JESUCRISTO. Vean:
“*Al oír esto, se compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos?*
*Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo.*
*Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare.*
*Y con otras muchas palabras testificaba y les exhortaba, diciendo: Sed salvos de esta perversa generación.*
*Así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil personas.”*
Ese mismo día fueron bautizados y fueron añadidos a la Iglesia del Señor Jesucristo, porque Cristo los bautizó con Espíritu Santo y Fuego y produjo en ellos el nuevo nacimiento, y luego estaban muy felices todos los días, y vean, el verso 46 al 47 de este mismo capítulo 2 del libro de los Hechos, dice:
“*Y perseverando unánimes cada día en el templo, y partiendo el pan en las casas, comían juntos con alegría y sencillez de corazón,*
*alabando a Dios, y teniendo favor con todo el pueblo. Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos.”*
Los que han de ser salvos, los que han de vivir eternamente son añadidos a la Iglesia del Señor Jesucristo, para eso es que se predica el Evangelio de Cristo. Cristo dijo en San Marcos, capítulo 16, versos 15 al 16:
“*Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.*
*El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.”* Tan simple como eso.
¿Ven? Dios ha hecho el Programa de Salvación sencillo para que toda persona pueda obtener la salvación de su alma, pueda obtener la Vida eterna en el Reino eterno de Jesucristo nuestro Salvador, para que las personas que no han estudiado también tengan la oportunidad de obtener la salvación y Vida eterna.
“*Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido.”* San Lucas capítulo 19, verso 10; y San Mateo, capítulo 18, versos 11 al 14, también nos habla de esto mismo.
Por lo tanto, Él vino para buscarme a mí y salvarme a mí. ¿Y a quién más? A cada uno de ustedes también.
Y ahora, el Testigo Fiel y Verdadero, que es Cristo, el cual está en Espíritu Santo en medio de Su Iglesia desde el Día de Pentecostés en adelante, ha estado dando testimonio de Cristo. Vean que Cristo dijo que el Espíritu Santo sería enviado y daría testimonio de Jesús. Vean:
“*Pero cuando venga el Consolador, a quien yo os enviaré del Padre, el Espíritu de verdad, el cual procede del Padre, él dará testimonio acerca de mí.*
*Y vosotros daréis testimonio también, porque habéis estado conmigo desde el principio.”*
Y ahora, el Espíritu Santo, que es el Espíritu que estaba en Cristo, vino el Día de Pentecostés y ha estado dando testimonio de Cristo, porque es Cristo en Espíritu Santo el Testigo Fiel y Verdadero, el cual ha estado dando testimonio en medio de la humanidad, ha estado dando testimonio de la Primera Venida de Cristo y Su Obra de Redención en la Cruz del Calvario.
Y toda persona que escucha el testimonio del Espíritu Santo, del Testigo Fiel y Verdadero, y cree de todo corazón en Cristo como su Salvador, y da testimonio público de su fe en Cristo y lo recibe como su único y suficiente Salvador, obtiene la bendición de la Vida eterna.
Para eso es que estamos viviendo en este planeta Tierra. La meta es que todos obtengamos la Vida eterna. Vean, en Primera de Pedro, capítulo 1, verso 2, dice:
“*Elegidos según la presciencia de Dios Padre en santificación del Espíritu, para obedecer y ser rociados con la sangre de Jesucristo.”*
¿Ven? Para eso es que estamos viviendo en este planeta Tierra: para obedecer al Evangelio y ser rociados con la Sangre de Jesucristo nuestro Salvador, para ser limpios de todo pecado y así ser restaurados a la Vida eterna.
Vean lo que nos dice San Juan, en Primera de Juan, capítulo 1, verso 7:
“*Pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado.”*
Lo único que limpia al ser humano de todo pecado es la Sangre de Jesucristo, usted no puede ir a la farmacia o a un supermercado para comprar algún producto que lo limpie a usted de todo pecado, solamente hay un producto que limpia al ser humano de todo pecado, y ese producto es la Sangre de nuestro amado Señor Jesucristo.
No hay otra cosa con la cual podamos ser limpios de todo pecado, y el Testigo Fiel, Cristo en Espíritu Santo, el Espíritu Santo, ha estado danto testimonio de esta verdad divina, para que todo ser humano que escucha y cree, obtenga el perdón de sus pecados y sea limpio de todo pecado con la Sangre de Jesucristo nuestro Salvador.
Vean, cómo nos dice San Pablo en su carta a los Romanos, en el capítulo 5 de su carta a los Romanos. Romanos, capítulo 5, versos 8 en adelante, dice:
“*Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.”*
O sea, que murió por los pecadores, no murió por los justos. Cristo dijo que el Hijo del Hombre no vino a buscar justos sino pecadores, pecadores al arrepentimiento, pecadores que escucharan, creyeran y se arrepintieran de sus pecados, y recibieran a Cristo como su único y suficiente Salvador, porque Cristo es el único que nos puede salvar de nuestros pecados, Él es el único que puede quitar nuestros pecados.
Vean, lo que el Arcángel o Ángel le dijo a José, el esposo de la virgen María, dice... luego continuamos con Romanos, capítulo 5, vamos a leer aquí en San Mateo, capítulo 1, versos 18 en adelante dice (al 21, dice):
“*El nacimiento de Jesucristo fue así: Estando desposada María su madre con José, antes que se juntasen, se halló que había concebido del Espíritu Santo.*
*José su marido, como era justo, y no quería infamarla, quiso dejarla secretamente.*
*Y pensando él en esto, he aquí un ángel del Señor le apareció en sueños y le dijo: José, hijo de David, no temas recibir a María tu mujer, porque lo que en ella es engendrado, del Espíritu Santo es.*
*Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS, porque él salvará a su pueblo de sus pecados.”*
El único Salvador tiene un Nombre, Su Nombre es Señor Jesucristo, Él es el único que puede salvar a Su pueblo de sus pecados, para eso fue que Él vino: para salvar a Su pueblo de sus pecados.
Por lo tanto, no hay otro Salvador, y usted y yo no podemos buscar otro Salvador, no podemos buscar otra forma u otra persona que quite nuestros pecados, porque el único que puede salvarnos a nosotros de nuestros pecados es Jesucristo, Él es el único que puede perdonar nuestros pecados y con Su Sangre limpiarnos de todo pecado.
De esto también habló aquí Apocalipsis, capítulo 1, que fue el pasaje que leímos al principio, donde dice capítulo 1, verso 5 al 6:
“*Y de Jesucristo el testigo fiel, el primogénito de los muertos, y el soberano de los reyes de la tierra. Al que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su sangre,*
*y nos hizo reyes y sacerdotes para Dios, su Padre; a él sea gloria e imperio por los siglos de los siglos. Amén.”*
¿Ven? Él nos amó y por amor fue que murió en la Cruz del Calvario llevando nuestros pecados, y con Su Sangre nos limpió de todo pecado; y cuando lo recibimos como nuestro Salvador se hace realidad en nosotros todo lo que Él hizo por nosotros, y quedamos perdonados y limpiados de todo pecado con la Sangre de Jesucristo nuestro Salvador y quedamos reconciliados con Dios. Vean:
“*Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros* (Romanos, capítulo 5, verso 8 en adelante)*.*
*Pues mucho más, estando ya justificados en su sangre, por él seremos salvos de la ira.*
*Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida.*
*Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en Dios por el Señor nuestro Jesucristo, por quien hemos recibido ahora la reconciliación.”*
¿Ven? La reconciliación del ser humano es por medio de Jesucristo y Su Sacrificio en la Cruz del Calvario, así como el día de la expiación era el día de la reconciliación del pueblo hebreo con Dios, por medio de aquel sacrificio del macho cabrío de la expiación en lo que llegaba el Sacrificio perfecto, mientras tanto tenían que tener el tipo y figura, la sombra, lo que tipificaba a Cristo y Su Sacrificio en la Cruz del Calvario.
Por cuanto ya se realizó el Sacrificio perfecto en la Cruz del Calvario, ya no se requieren sacrificios de animalitos, y Dios no los acepta, solamente hay un Sacrificio por el pecado der ser humano que Dios acepta, y es el Sacrificio de Jesucristo en la Cruz del Calvario, y de eso es que el Espíritu Santo, el Testigo Fiel ha estado danto testimonio desde el Día de Pentecostés hacia acá; vino el Espíritu Santo para dar testimonio de Cristo, de Su Primera Venida y Su obra en la Cruz del Calvario, Su Obra de Redención.
Por lo tanto, escuchamos la Voz del Testigo Fiel, de Jesucristo en Espíritu Santo en medio de Su Iglesia, dándonos a conocer el misterio de Su Primera Venida y Su Obra de Redención en la Cruz del Calvario, para obtener la salvación de nuestra alma, y para así asegurar nuestro futuro eterno con Jesucristo en Su Reino eterno, y así estar tranquilos espiritualmente, estar felices y agradecidos a Dios por Cristo y Su Sacrificio en la Cruz del Calvario.
Vean, en Primera de Juan, capítulo 5, versos 10 en adelante lo que nos dice:
“*El que cree en el Hijo de Dios, tiene el testimonio en sí mismo; el que no cree a Dios, le ha hecho mentiroso, porque no ha creído en el testimonio que Dios ha dado acerca de su Hijo.*
*Y este es el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna; y esta vida está en su Hijo.”*
¿Ven? Dios nos ha dado Vida eterna.
**¿Y dónde está la Vida eterna para que la busquemos, la encontremos y la tomemos?** Está en Jesucristo.
Si una persona tiene sed y le dicen: “Hay agua.” Usted dice: “¿Dónde está? Porque quiero tomar agua.” Y le dicen: “Está en aquel envase, en aquella botella.” ¿Qué hace usted? Toma el envase, toma la botella para tomar el agua. Y usted tiene sed de Vida eterna, usted quiere vivir eternamente, y la promesa es Vida eterna en un cuerpo eterno, joven que representará de 18 a 21 años de edad, inmortal, incorruptible, glorificado, como el cuerpo glorificado de Jesucristo nuestro Salvador.
Jesucristo está tan joven como cuando se fue al Cielo, porque el cuerpo glorificado no se pone viejo, por eso era que los discípulos de Jesucristo cuando Cristo resucitó no lo conocían, había resucitado, estaba glorificado, y un cuerpo resucitado, un cuerpo glorificado es joven que representa de 18 a 21 años de edad, y no tiene limitaciones, por eso podía entrar a donde estaban los discípulos con las puertas cerradas Jesús entraba sin nadie abrirle la puerta, ¿por qué? Porque el cuerpo glorificado no tiene limitaciones, Él aparecía y luego desaparecía delante de ellos, pasaba de una dimensión a otra dimensión.
Esa es la clase de cuerpo que Cristo ha prometido para mí. ¿Y para quién más? Para cada uno de ustedes también. Cuando tengamos ese nuevo cuerpo entonces seremos inmortales físicamente como nuestro amado Señor Jesucristo, y así estaremos físicamente restaurados a la Vida eterna y entonces no tendremos limitaciones, podremos ir de un lugar a otro sin necesidad de un automóvil o de un avión.
Exactamente como hacía Cristo, y cuando Cristo tuvo que irse al Cielo, a la Casa de nuestro Padre Celestial, no fue a un aeropuerto, ni siquiera hubo aeropuertos en esos días, no fue a ningún lugar así, sino que subió al Cielo y una nube lo ocultó de los ojos de ellos y pasó a la séptima dimensión, que es la dimensión de Dios.
Así será con nosotros también cuando tengamos el nuevo cuerpo, estaremos aquí en la Tierra por unos treinta o cuarenta días como Cristo estuvo unos cuarenta días con Sus discípulos apareciendo en diferentes ocasiones, no menos de ocho ocasiones apareció a Sus discípulos y luego se fue, cuarenta días después se fue.
También nosotros cuando tengamos el nuevo cuerpo, y los muertos en Cristo resuciten en el nuevo cuerpo estarán con nosotros también, y estaremos aquí en la Tierra ya con el nuevo cuerpo, estrenando el nuevo cuerpo aquí en la Tierra, estaremos unos treinta a cuarenta días y luego nos iremos con Cristo a la Casa de nuestro Padre Celestial, a la Cena de las Bodas del Cordero donde nos están esperando, donde hay una gran fiesta preparada, es la fiesta más grande y más importante del Universo completo a la cual yo he sido invitado. ¿Y quién más? Cada uno de ustedes también. Aquí está la invitación, en Apocalipsis, capítulo 19, verso 7 al 10, dice:
“*Gocémonos y alegrémonos y démosle gloria; porque han llegado las bodas del Cordero, y su esposa se ha preparado.*
*Y a ella se le ha concedido que se vista de lino fino, limpio y resplandeciente; porque el lino fino es las acciones justas de los santos.*
*Y el ángel me dijo: Escribe: Bienaventurados los que son llamados a la cena de las bodas del Cordero.”*
Y ahora, **¿quiénes son esos bienaventurados que han sido llamados a la Cena de las Bodas del Cordero?** Todos los que hemos escuchado la Voz de Cristo, hemos escuchado el Evangelio de Jesucristo que es el Mensaje donde somos invitados a recibir a Cristo como nuestro único y suficiente Salvador, y esa es la invitación a la Cena de las Bodas del Cordero, por lo tanto somos llamados, recibimos el Mensaje; porque si oyes hoy Su Voz no endurezcas tu corazón. ¿Ven? Eso es lo que Dios dice.
Por lo tanto, no hemos endurecido nuestro corazón y hemos recibido a Cristo como nuestro único y suficiente Salvador, y Él nos ha recibido a nosotros en Su Reino y nos ha dado la salvación y Vida eterna, y ha producido en nosotros el nuevo nacimiento y hemos entrado a Su Reino.
Cristo dijo a Nicodemo: “De cierto, de cierto te digo que el que no nazca del Agua y del Espíritu no puede entrar al Reino de Dios.” Y todos queremos entrar al Reino de Dios, Cristo dijo: “Buscad el Reino de Dios y Su justicia.” Eso está en San Mateo, capítulo 6, verso 33.
Pero en San Juan, capítulo 3, verso 1 al 6, hablando Cristo con Nicodemo le dice la forma de entrar al Reino de Dios: del Agua y del Espíritu.
Del Agua, eso es escuchando la predicación del Evangelio de Cristo y recibiendo a Cristo como nuestro único y suficiente Salvador y siendo bautizados en agua en Su Nombre, eso es nacer del Agua, y nacer del Espíritu es recibir el Espíritu de Cristo luego de haber sido bautizados en agua en Su Nombre, y así es como nacemos del Agua y del Espíritu y entramos al Reino de Dios, al Reino de Jesucristo; y venimos a ser parte de la Iglesia del Señor Jesucristo, así somos añadidos a la Iglesia del Señor Jesucristo; porque todos los que han de ser salvos son añadidos a la Iglesia del Señor Jesucristo.
La meta de predicar el Evangelio a toda criatura es que entren al Reino de Jesucristo nuestro Salvador y así obtengan la Vida eterna. Por lo tanto:
“*Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.*
*El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.”* \[San Marcos 16:15-16\]
El que no cree se pierde la bendición de la Vida eterna, pero el que cree recibe la bendición de la Vida eterna, y así asegura su futuro eterno con Jesucristo en Su Reino eterno.
Por lo tanto, la persona tiene que saber a quién va a creer.
**¿A quién vamos a creer?** Al Testigo Fiel y Verdadero, a Cristo en Espíritu Santo en medio de Su Iglesia dando testimonio de estas cosas, dando testimonio de la Primera Venida de Cristo y Su Obra de Redención en la Cruz del Calvario, dando testimonio de la muerte de Cristo en la Cruz del Calvario. Ese es el testimonio que ha estado dando el Espíritu Santo en medio de Su Iglesia por dos mil años.
Y son millones de seres humanos los que han escuchado la Voz del Espíritu Santo, la Voz del Testigo Fiel y Verdadero y han recibido a Cristo como su único y suficiente Salvador y han obtenido la Vida eterna, y aunque hayan muerto físicamente en alma y espíritu están en el Paraíso, y van a ser resucitados en cuerpos glorificados en la Segunda Venida de Cristo; y nosotros los que vivimos si permanecemos vivos hasta ese momento seremos transformados y entonces tendremos un cuerpo eterno, inmortal, incorruptible y glorificado como el cuerpo glorificado de Jesucristo nuestro Salvador, y entonces seremos inmortales físicamente también.
Esa es la Adopción, la Adopción, la Redención de nuestro cuerpo, para el cual hemos sido sellados con el Espíritu Santo de la promesa, hemos sido sellados con el Espíritu Santo, con el Sello del Dios Vivo para el Día de Redención o de la Redención, para el Día en que Él nos dará un cuerpo nuevo y eterno.
Esa es la Redención del cuerpo, la cual yo estoy esperando y espero que sea muy pronto porque yo necesito esa transformación física, necesito ese cuerpo nuevo y eterno, Él ha prometido que me va a hacer a Su imagen y a Su semejanza. ¿Y a quién más? A cada uno de ustedes también.
Por lo tanto, estamos esperando esa transformación física para ser iguales a Jesucristo físicamente, y tener un cuerpo joven y glorificado y eterno. Con ese cuerpo nuevo es que vamos a ir a la Cena de las Bodas del Cordero con Cristo, el que no tenga ese cuerpo nuevo no va a ir a la Cena de las Bodas del Cordero porque no puede decir: “No, pues yo me voy en un avión o me voy en un cohete.” No hay viajes hacia el Cielo, hacia la séptima dimensión, hacia la Casa de nuestro Padre Celestial.
Por lo tanto, el único viaje, el único vuelo que hay prometido es el que Cristo ha prometido para los creyentes en Él, Él ha prometido llevarnos con Él a la Casa de nuestro Padre Celestial y Él sabe cómo hacerlo, pues ya Él fue, por lo tanto, Él sabe cómo viajar, Él nos va a dar el cuerpo nuevo y eterno, y entonces nos iremos con Él a la Cena de las Bodas del Cordero.
Vamos a continuar leyendo aquí el pasaje que estamos leyendo aquí de Primera de Juan, capítulo 5, donde dice:
“*Y este es el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna; y esta vida está en su Hijo.”*
Por eso es que necesitamos recibir a Cristo como nuestro Salvador, porque la Vida eterna está en Jesucristo, y nosotros recibimos a Cristo para que Él nos dé la Vida eterna, y así aseguramos nuestro futuro eterno con Jesucristo en Su Reino eterno, y así aseguramos la Vida eterna para nosotros, con Cristo, porque es Él el único que nos puede asegurar la Vida eterna, que nos puede dar la Vida eterna. Sigue diciendo:
“*El que tiene al Hijo, tiene la vida;”*
¿Ven? Tiene la Vida eterna.
“*...el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida.”*
La persona puede decir: “Yo tengo la vida, tengo vida, estoy viviendo.” Pero esa vida es temporera, la Vida eterna no la tiene ninguna persona a menos que haya recibido a Cristo y tenga a Cristo *acá* en su alma, en su corazón; la fe viene por el oír, el oír ¿qué? La Palabra de Dios, y con el corazón se cree para justicia. ¿Ven? Pero con la boca se confiesa para salvación.
Por lo tanto, se requiere que la persona escuche la predicación del Evangelio de Cristo, crea en Él de todo corazón porque Dios crea la fe de Cristo en el corazón de la persona y la persona descubre que cree, está creyendo en Cristo como su Salvador y luego le corresponde dar testimonio público de su fe en Cristo recibiéndolo como su único y suficiente Salvador, para que Cristo lo perdone y con Su Sangre lo limpie de todo pecado, sea bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo y Cristo lo bautice con Espíritu Santo y Fuego, y produzca en la persona el nuevo nacimiento, y así tener la Vida eterna, así obtenga la persona la Vida eterna, así la persona obtenga el nuevo nacimiento y quede sellado en el Reino de Dios con Vida eterna y así tenga asegurado su futuro eterno.
**¿Qué otra persona le puede asegurar a usted el futuro eterno suyo?** No lo hay, solamente hay uno y Su Nombre es SEÑOR JESUCRISTO. Recibimos a Cristo para que Él nos dé la Vida eterna y nos asegure así nuestro futuro eterno en Su Reino eterno. Sigue diciendo:
“*Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna.”*
Todos los creyentes en Cristo nacidos de nuevo tienen Vida eterna, aunque el cuerpo físico no tenga Vida eterna porque es un cuerpo temporero, mortal, pero nuestra alma tiene Vida eterna y nuestro espíritu dado por Dios, por Cristo, tiene Vida eterna, así que tenemos Vida eterna en nuestra alma y en nuestro espíritu y nos falta solamente en nuestro cuerpo físico que Él nos dé la Vida eterna, que será el cuerpo nuevo que Él nos va a dar con Vida eterna.
“*... para que sepáis que tenéis vida eterna, y para que creáis en el nombre del Hijo de Dios.”*
**¿Ven lo sencillo que es todo?** Para que así toda persona pueda escuchar, creer y recibir a Cristo como su único y suficiente Salvador y obtener la salvación y Vida eterna, y ser limpios de todo pecado con la Sangre de Jesucristo nuestro Salvador. Este es el testimonio que da el Testigo Fiel, el Espíritu Santo, Cristo en Espíritu Santo en medio de Su Iglesia.
“**EL TESTIGO FIEL.”**
**¿Cuántos han creído el testimonio que ha estado dando el Testigo Fiel, el Espíritu Santo?** Todos nosotros, y por consiguiente hemos visto que el testimonio que da el Espíritu Santo es el testimonio de Jesucristo, da testimonio de Jesucristo, Cristo mismo lo dijo, y Él es el que enseña a Su Iglesia, a Su pueblo, y los guía a toda justicia y a toda verdad.
Él nos guía en el camino angosto, Él nos coloca y nos entra por la puerta angosta, que es Cristo, y nos lleva caminando por el camino angosto que es Cristo; y así nos lleva en el camino cristiano, para un día estar viviendo eternamente con Cristo en Su Reino eterno, en donde tendremos un cuerpo físico, eterno, inmortal, incorruptible y glorificado y joven para toda la eternidad.
Cuando tengamos ese nuevo cuerpo diremos: “Este era el cuerpo que yo quería tener.” Nos miraremos en el espejo y nos veremos jovencitos, y podrán pasar mil años o un millón de años y volver a mirarnos en el espejo y nos veremos igual de jóvenes, ¿por qué? Porque en el nuevo cuerpo la persona no se pone vieja, es un cuerpo eterno con juventud eterna y salud eterna para toda la eternidad.
Así será cuando tengamos el cuerpo nuevo que Él ha prometido para todos nosotros; todo esto está en el testimonio del Testigo Fiel, el testimonio que da el Espíritu Santo a los seres humanos.
Por lo tanto, el que tenga oídos para oír, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. El que tenga oídos para oír, oiga. Si oyes hoy Su Voz no endurezcas tu corazón, es Vida eterna lo que el Testigo Fiel, Cristo, quiere darte para que puedas vivir eternamente con Jesucristo en Su Reino eterno.
Yo he escuchado la Voz del Testigo Fiel y he recibido a Cristo como mi único y suficiente Salvador, y Él me ha dado la Vida eterna. ¿Y quién más? ¿Y a quién más? A cada uno de ustedes también.
Si hay alguna persona que todavía no ha escuchado la Voz del Testigo Fiel, del Espíritu Santo, de Jesucristo y no ha recibido a Cristo como Salvador pero desea vivir eternamente con Cristo en Su Reino eterno puede en esta noche pasar al frente, venir al frente y yo estaré orando por usted para que Cristo lo reciba en Su Reino, le perdone sus pecados y con Su Sangre le limpie de todo pecado, y pueda ser bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo y Cristo lo bautice con Espíritu Santo y Fuego y produzca en usted el nuevo nacimiento, y así usted nazca en el Reino eterno de Jesucristo nuestro Salvador, nazca en y a la Vida eterna, y así usted asegure su futuro eterno con Jesucristo en Su Reino eterno.
Pueden pasar en estos momentos y yo estaré orando por ustedes para que Cristo les reciba en Su Reino. Los niños también de diez años en adelante pueden pasar, pueden continuar pasando y yo estaré orando por ustedes en esta noche.
Es un asunto de Vida eterna recibir a Cristo como nuestro único y suficiente Salvador. No hay otra forma en que el ser humano pueda obtener la Vida eterna, solamente a través de Jesucristo es que el ser humano puede obtener la Vida eterna. Pueden continuar pasando, Dios tiene mucho pueblo en esta ciudad y por consiguiente Él los está llamando.
Por consiguiente el que tiene oídos para oír está oyendo la Voz del Testigo Fiel, la Voz de Cristo, la Voz del Espíritu Santo llamándole para que venga a los pies de Cristo y obtenga la salvación y Vida eterna.
**¿Para qué recibimos a Cristo como nuestro Salvador?** Para que Él nos dé la salvación y nos dé la Vida eterna, porque no hay ninguna otra persona que nos pueda dar la salvación y la Vida eterna, solamente hay una persona y Su Nombre es Señor Jesucristo, por eso es que necesitamos recibir a Jesucristo como nuestro único y suficiente Salvador, porque Él es el único Salvador. No hay otro Salvador, no hay otro Redentor, solamente hay uno y Su Nombre es SEÑOR JESUCRISTO.
Todavía vienen más personas de camino por lo tanto vamos a dar unos segundos en lo que pasan las personas que faltan por pasar, de pasar para que así queden incluídos en esta oración que haré por ustedes en esta noche.
Dios tiene mucho pueblo aquí en Lota y en toda la República de Chile. Dicen que en todos los países a donde las personas van encuentran chilenos, en todos los reinos de este planeta Tierra.
**¿Pero saben ustedes una cosa?** Que hasta en el Reino de Jesucristo encontramos chilenos los cuales entran al Reino de Cristo recibiendo a Cristo como su único y suficiente Salvador.
**¿Y por qué van a otros países?** Porque van en busca de condiciones mejores en lo económico y en todos los sentidos.
**¿Y por qué entran al Reino de Cristo las personas?** Buscando la condición mejor, la bendición mejor, la bendición mayor, que es la Vida eterna con Cristo en Su Reino, para vivir con Cristo por toda la eternidad como Reyes y como Sacerdotes.
Si una persona va a otro país y le va bien y prospera económicamente y socialmente, y llega a ser el gobernador o el presidente de esa nación tuvo un éxito grande. Pero vean, en el Reino de Cristo llegamos a ser Reyes y Sacerdotes, y eso es algo seguro porque está prometido, vamos a reinar con Cristo por el Milenio y por toda la eternidad, por lo tanto, el éxito es grande al entrar al Reino de Jesucristo nuestro Salvador.
Por lo tanto, es un asunto de Vida eterna y de prosperidad y bienestar eterno para nosotros entrar al Reino de Cristo. Toda bendición de Dios es en el Reino de Jesucristo nuestro Salvador, y todos queremos la bendición de Dios, todos queremos que Dios nos bendiga, y las bendiciones de Dios están ¿dónde? En el Reino de Jesucristo, en la Iglesia del Señor Jesucristo.
Ahí está la bendición de la Paz de Cristo para el alma de la persona, porque la Paz está en el Pacto de Paz, que es el Nuevo Pacto donde está la Sangre del Nuevo Pacto, que es la Sangre de Jesucristo nuestro Salvador y donde están todas las bendiciones \*redentivas.
Por lo tanto, en el Nuevo Pacto es que está la bendición mía y la bendición, ¿de quién más? De cada uno de ustedes, ahí es donde Cristo bendice al ser humano dentro del Nuevo Pacto. Fuera del Nuevo Pacto la persona no tiene las bendiciones de Dios, en el Nuevo Pacto las bendiciones las tienen los creyentes en Cristo, y todos queremos las bendiciones de Dios, toda bendición de Dios es a través de Jesucristo nuestro Salvador.
Todavía vamos a dar unos segundos en lo que llegan las personas que faltan por pasar, unos segundos y ya oraremos por todas las personas que han escuchado la Voz de Cristo, la Voz del Testigo Fiel y Verdadero y han respondido al llamado de Cristo, pues la Escritura dice: “Si oyes hoy Su Voz no endurezcas tu corazón.” Por lo tanto, abre tu corazón porque Cristo por medio de Su Espíritu te está llamando para darte la salvación y Vida eterna, para darte las bendiciones del Cielo.
Es para darte bendición que Él te está llamando, es para darte la Vida eterna, tú no puedes conseguir la Vida eterna por ti mismo, tú no puede ir a un lugar y pedir Vida eterna, no puedes ir a un supermercado para comprar la Vida eterna, ni puedes ir a una compañía de seguros para colocar un seguro de Vida eterna para ti. Pero podemos llegar a Cristo para que Él nos dé la Vida eterna y así nos asegure nuestro futuro eterno.
Es un asunto de Vida eterna recibir a Cristo como nuestro único y suficiente Salvador. Todos queremos vivir eternamente, por eso, el que creyere y fuere bautizado será salvo, y entonces vivirá eternamente, mas el que no creyere será ¿qué? Condenado, se pierde todas esas bendiciones eternas y será echado en el lago de fuego donde será quemado en alma, espíritu y cuerpo y dejará de existir.
**¿De qué le sirvió haber vivido en este planeta Tierra y haber sido un ser humano?** Lo mismo hubiera sido si hubiese sido un gato, un caballo, un pajarito, una ave, cualquier cosa.
Tenemos que comprender el motivo de nuestra existencia en este planeta Tierra. Dios nos ha enviado a vivir en este planeta Tierra con un propósito y para un propósito: que seamos rociados con la Sangre de Jesucristo al recibir a Cristo como nuestro único y suficiente Salvador.
Estamos aquí para hacer contacto con la Vida eterna a través de Jesucristo y obtener la Vida eterna. San Pablo decía a Timoteo: “Echa mano de la Vida eterna.”
**¿Y cómo echamos mano de la Vida eterna?** Recibiendo a Cristo como nuestro Salvador. Esa es la forma para obtener la Vida eterna.
Los niños de diez años en adelante también pueden pasar, pues Dios tiene lugar en Su Reino para los niños también.
Cristo dijo: “El que me confesare delante de los hombres, Yo le confesaré delante de mi Padre; mas el que me negare delante de los hombres, Yo le negaré delante de mi Padre.” \[San Lucas 12:8-9\].
Nadie desea que Cristo le niegue delante de nuestro Padre Celestial, todos queremos que Cristo diga de nosotros: “Esta persona creyó en mí cuando escuchó la predicación de mi Evangelio, él escuchó mi Voz y me recibió como su Salvador, y Yo lo perdoné y con mi Sangre lo limpié de todo pecado, y fue bautizado en agua en mi Nombre, y Yo lo bauticé con Espíritu Santo y Fuego. Padre éste es un creyente en mí, que entre a Tu Reino eterno.” Y el Padre concede la entrada a Su Reino eterno de esa persona.
Por lo tanto, todos queremos que Él nos confiese delante de Su Padre Celestial, para que así nos dé la entrada a Su Reino eterno para vivir con Él por toda la eternidad.
Todos queremos vivir eternamente, y vivir en condiciones mejores que será en un cuerpo nuevo, eterno, inmortal, incorruptible y glorificado con Cristo en Su Reino eterno, y en donde seremos Reyes y Sacerdotes. ¿Ven? O sea, que en el Reino de Cristo es que tenemos el éxito completo, en donde están todas las bendiciones de Dios.
Todavía hay lugar para las personas que faltan por pasar, vamos a estar puestos en pie. Recuerden que es un asunto de Vida eterna recibir a Cristo como nuestro único y suficiente Salvador.
Todos tenemos que enfrentarnos a la realidad de que necesitamos un Salvador, una persona que nos dé la Vida eterna; y solamente hay una persona y Su Nombre es Señor Jesucristo, por lo tanto, todos necesitamos a Jesucristo.
Unos segundos y ya estaremos orando por las personas que han pasado. Si falta alguna otra persona, puede pasar, pues Cristo les ha hablado directamente a vuestros corazones y la fe ha nacido en vuestros corazones, porque la fe viene por el oír la Palabra de Dios; y con el corazón se cree, por lo tanto, ustedes están creyendo de todo corazón en Cristo. Cristo dijo: “El que creyere (y luego dice), y fuere bautizado será salvo, más el que no creyere será condenado.” (San Marcos, capítulo 16, versos 15 al 16).
Todavía continúan pasando más personas, porque Dios tiene mucho pueblo en esta ciudad de Lota, y en toda la República de Chile; así que el Reino de Cristo se está llenando de chilenos.
Cuando estemos en el Reino Milenial de Cristo con el nuevo cuerpo y como Reyes y Sacerdotes, ustedes me dirán: “¿Recuerda la ocasión en que usted estuvo en Chile y yo pasé al frente y recibí a Cristo como mi Salvador? Esa fue la decisión más importante de mi vida, esa fue la decisión que me colocó en la Vida eterna.” ¿Ven? Porque no hay otra decisión más grande que usted pueda hacer en su vida, la decisión más grande es una sola, y es recibir a Cristo como su único y suficiente Salvador, esa es la única decisión que coloca al ser humano en la Vida eterna.
Vean, no hay otra decisión, una persona puede decidir estudiar para convertirse en un abogado, y lo logra, si estudia; o para convertirse en un médico o en algún otro profesional, y lo logra. Pero para obtener la Vida eterna, ¿cuál es la decisión? Recibir a Cristo como su único y suficiente Salvador, no hay otra decisión. No puede ir a la universidad y decir: “Yo voy a estudiar allá diez años o doce años para obtener un doctorado y obtener la Vida eterna.” No puede. Porque, ¿de qué le vale al hombre si ganare todo el mundo y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma? ¿Ven? No hay recompensa que el ser humano pueda dar por la Vida eterna para su alma, ni estudios, ni sacrificios, solamente hay un sólo Sacrificio y es el Sacrificio de Jesucristo en la Cruz del Calvario, con ese Sacrificio Él nos compró la Vida eterna.
Usted y yo no podíamos comprar la Vida eterna, pero Cristo la compró para todos nosotros. Cuando estemos en el Reino Milenial de Cristo y aún antes de eso, cuando estemos con Él en la Cena de las Bodas del Cordero nos miraremos los unos a los otros y nos diremos: “Yo estoy aquí porque hice la decisión más importante de mi vida, que fue recibir a Cristo como mi único y suficiente Salvador.”
Y en esta noche ustedes han hecho la decisión más grande, la decisión más importante de vuestras vidas, que es recibir a Cristo como vuestro único y suficiente Salvador.
Todavía si falta alguna otra persona puede pasar para que quede incluida en esta oración que estaré haciendo en estos momentos. Vamos a levantar nuestras manos al Cielo, a Cristo, vamos a cerrar nuestros ojos y vamos a orar. Repitan conmigo esta oración las personas que han pasado al frente:
***Señor Jesucristo, vengo a Ti creyendo en Ti de todo corazón luego de haber escuchado la predicación de Tu Evangelio, creo en Tu Primera Venida y creo en Tu muerte en la Cruz del Calvario como el Sacrificio de la Expiación por mis pecados.***
***Señor Jesucristo, reconozco que Tú eres el único Salvador, doy testimonio público de mi fe en Ti y Te recibo en estos momentos como mi único y suficiente Salvador.***
***En Tus manos encomiendo mi alma, salva mi alma, Señor Jesucristo, perdona mis pecados y con Tu Sangre límpiame de todo pecado y bautízame con Espíritu Santo y Fuego; y Te ruego produzcas en mí el nuevo nacimiento, quiero vivir contigo en Tu Reino eterno por toda la eternidad.***
***En Tus manos encomiendo mi alma, salva mi alma Señor Jesucristo Te lo ruego. En Tu Nombre eterno y glorioso, Señor Jesucristo, Te lo ruego. Amén y amén.***
Repitan conmigo, con nuestras manos levantadas al Cielo decimos: **La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado. La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado. La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado.**
Cristo les ha recibido en Su Reino, ha perdonado vuestros pecados y con Su Sangre les ha limpiado de todo pecado, por cuanto ustedes escucharon la predicación del Evangelio de Cristo y creyeron en Cristo de todo corazón.
Ustedes me dirán: “Y ahora, ¿cuándo me pueden bautizar en agua en el Nombre del Señor Jesucristo? Porque Él dijo: El que creyere y fuere bautizado será salvo. Y yo he creído de todo corazón y quiero cumplir el mandato de Cristo completo, quiero ser bautizado en agua en Su Nombre.”
Por cuanto ustedes han creído de todo corazón bien pueden ser bautizados en agua esta misma noche en el Nombre del Señor Jesucristo en donde se identificarán con Jesucristo en Su muerte, sepultura y resurrección.
Cuando la persona recibe a Cristo como Salvador muere al mundo, y cuando el ministro lo sumerge en las aguas bautismales, está siendo sepultado, ese es el tipo y figura, está siendo sepultado con Cristo. Y cuando el ministro lo levanta de las aguas bautismales, está resucitando con Cristo a una nueva vida, a la Vida eterna en el Reino eterno de Jesucristo nuestro Salvador. Y Cristo les bautizará con Espíritu Santo y Fuego y producirá en ustedes el nuevo nacimiento, y así entrarán al Reino de Cristo, nacerán en el Reino de Cristo a la Vida eterna. Por lo tanto, bien pueden ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo esta misma noche.
Pregunto al ministro si: ¿Hay agua? Hay agua, hay bautisterios *aquí*. Hay personas también para bautizarlos en agua, ministros para bautizarlos. ¿Hay ropas bautismales también? Hay ropas bautismales también. ¿Hay también lugar dónde cambiarse de ropas? Hay vestidores, lugares donde cambiarse de ropas y también personas que cuidarán las ropas de ellos mientras ellos van a ser bautizados también.
Así que tienen todas las facilidades para ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo esta misma noche, y así cumplir completamente el mandato de Jesucristo nuestro Salvador.
***Y que Jesucristo nuestro Salvador les bautice con Espíritu Santo y Fuego, y produzca en ustedes el nuevo nacimiento, y así entren al Reino eterno de Jesucristo nuestro Salvador, y a vuestros familiares Cristo les llame y les dé la salvación y Vida eterna, para que estén también con ustedes en el Reino eterno de Jesucristo nuestro Salvador por toda la eternidad. En el Nombre del Señor Jesucristo. Amén y amén.***
Ha sido para mí un privilegio grande estar con ustedes en esta noche, dándoles testimonio de nuestro tema: **“EL TESTIGO FIEL.”**
Ya hemos visto que el Testigo fiel es Jesucristo el cual ha estado en medio de Su Iglesia en Espíritu Santo desde el Día de Pentecostés hacia acá; y en Su cuerpo glorificado Jesucristo el Testigo fiel ha estado en el Cielo y está en el Cielo como Sumo Sacerdote dando testimonio de todo el Programa Divino y dando testimonio de todos aquellos que lo reciben como su único como su único y suficiente Salvador.
***Que las bendiciones de Cristo, el Ángel del Pacto sean sobre todos ustedes y sobre mí también, y continúen pasando una noche llena de las bendiciones de Jesucristo nuestro Salvador. En el Nombre del Señor Jesucristo. Amén y amén.***
Dejo nuevamente al ministro aquí presente, al Reverendo aquí presente para que les indique hacia donde caminar para cambiarse de ropas, colocarse las ropas bautismales y ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo.
Que Dios les bendiga y continúen pasando una noche llena de las bendiciones de Jesucristo nuestro Salvador.
“**EL TESTIGO FIEL.”**