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| Ministros diligentes | 2004-08-16 | 1 | Santo Domingo | DO | 00:51:22 | false | true |
Muy buenas tardes, ministros, compañeros en el Cuerpo Místico de Cristo, en este tiempo final; es para mí una bendición grande estar con ustedes en esta ocasión, para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios y Su Programa correspondiente a este tiempo final.
Leemos en Segunda de Timoteo, capítulo 2, verso 11... aun podemos comenzar en el verso 10 en adelante... de Segunda de Timoteo, capítulo 2, verso 10 en adelante, dice:
“Por tanto, todo lo soporto por amor de los escogidos, para que ellos también obtengan la salvación que es en Cristo Jesús con gloria eterna.
Palabra fiel es esta: Si somos muertos con él, también viviremos con él;
Si sufrimos, también reinaremos con él;
Si le negáremos, él también nos negará.
Si fuéremos infieles, él permanece fiel;
El no puede negarse a sí mismo.
Recuérdales esto, exhortándoles delante del Señor a que no contiendan sobre palabras, lo cual para nada aprovecha, sino que es para perdición de los oyentes.
Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad.
Mas evita profanas y vanas palabrerías, porque conducirán más y más a la impiedad.”
Tomando en el verso 15, donde dice:
“Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad.”
Nuestro tema es: “MINISTROS DILIGENTES.”
Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.
Un ministro diligente es aquel ministro que con diligencia se ocupa de su ministerio, de todas las responsabilidades que hay bajo ese ministerio, y de todas las personas que están bajo ese ministerio, para tenerles la Palabra, el Alimento Espiritual, y para ayudarles para que caminen en el Programa Divino todos los que están bajo ese ministerio. Si es un pastor, que no les falte el Alimento Espiritual a las ovejas que Cristo ha colocado bajo ese ministerio; ayudándoles en todo lo que ese ministro vea que necesitan esas personas, cuidando siempre de este Rebaño que Dios le ha dado.
También los que trabajan fuera en la Obra, o sea, fuera, en el campo misionero, también tienen sus responsabilidades ministeriales. Pero el pastor no solamente tiene la responsabilidad allí con su congregación, sino con toda la comunidad, para que les llegue el Mensaje a toda la comunidad, a la ciudad, y a todo el territorio; y aun se pueda extender brazo a brazo con otros ministros de otros territorios; porque tienen la responsabilidad de llevar el Mensaje del Evangelio de Cristo, él con su congregación, de donde Dios levantará ayudantes maravillosos que trabajen con él en esa labor, y toda la congregación también trabajando con él en esa labor, y orando por el ministro, y orando también por toda la Obra que llevan a cabo.
De modo que esa congregación con su pastor, y los ayudantes que Dios le haya dado, estén evangelizando, para que Dios añada a esa congregación más y más escogidos de Dios, y manteniendo buen compañerismo con las otras congregaciones y los otros ministros; evitando también con otros ministros y otras congregaciones denominacionales, evitando discusiones, palabrerías, que no ayudan en nada; sino manteniendo buen compañerismo con todos, y también proveyéndole literatura y mensajes grabados también a otros ministros y otros hermanos de otras congregaciones, de otros grupos, para que así ellos también sepan la bendición que Dios nos ha dado, y así la compartamos con otras personas también.
Por lo tanto, no tenemos barreras en cuanto a grupos, no importa que sean grupos de diferentes denominaciones.
Ahora, para este año, me estaban diciendo en Brasil que un ministro líder de un grupo, de una denominación, que está a cargo de un territorio completo, quiere que yo esté con ellos predicándoles; ha estado leyendo los Mensajes, y está muy interesado, y es un líder muy grande.
Así que ya está marcado un día para estar con ellos en ese lugar de Brasil; solamente falta ya que la persona a la cual le pidieron que estemos allá con ellos, se vean para ya confirmar la fecha, porque no tenían fecha para darles a ellos, pero ya hay una fecha en la cual ya podemos estar con ellos visitándoles y compartiendo con ellos las bendiciones que Dios nos ha dado. Así también Miguel en México tiene buena amistad con otros grupos también, y con grupos mesiánicos, también le llaman: “Grupos hebreos-mesiánicos,” también compartimos con ellos.
En Puerto Rico también nos han visitado, y les hemos dado la bienvenida a ellos también. Y compartimos con ellos la Palabra, y toda la literatura que ellos necesiten, y los videos, lo pueden conseguir con nosotros. ¿Ven? No tenemos barreras, porque el Mensaje es para todos los creyentes en Cristo. Y para los que no son creyentes en Cristo también, para que reciban a Cristo como su Salvador. Recuerden que cuando un Mensaje viene para una edad o una dispensación, ese Mensaje es para todos los que viven en el planeta Tierra.
Por lo tanto, conociendo esto entonces no tenemos barreras con ninguna persona, sino que compartimos las bendiciones que Dios nos ha dado con todos los grupos y con todos los ministros, y con todos los creyentes en Cristo de todos los grupos religiosos, y también con los que no son creyentes, para que crean en Cristo como Salvador; pues Cristo dijo: “Id por todo el mundo y predicad el Evangelio, ¿a quién? A toda criatura; el que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.”
Por lo tanto, esa es una misión divina que Cristo ha encomendado a Su Iglesia y a Sus ministros. Esa comisión divina tenemos nosotros que llevarla a cabo, llevando el Mensaje por todos los lugares, y Cristo hará la Obra de llamar y juntar Sus escogidos; porque Él dijo: “También tengo otras ovejas que no son de este Redil, las cuales también debo traer; y oirán mi Voz, y habrá un Rebaño y un Pastor.” La Voz de Cristo, es la Voz de Cristo por medio de Su Espíritu Santo a través de la predicación del Evangelio de Cristo.
Por lo tanto, la Voz de Cristo es el Evangelio de Cristo, el Evangelio de la Gracia, el cual se ha estado predicando. Esa es la Voz de Cristo, la Palabra de Cristo para la Dispensación de la Gracia; y para la Dispensación del Reino es el Evangelio del Reino; y para el tiempo final ambas Lluvias de Bendición, porque el Evangelio de la Gracia es una Lluvia de Bendición, y el Evangelio del Reino es una Lluvia de Bendición también. Ambas Lluvias de Bendición caerían sobre la Iglesia de Jesucristo para este tiempo final.
Durante las edades pasadas estaba cayendo solamente la Lluvia Temprana de la predicación del Evangelio de la Gracia. Pero ahora tenemos ambas Lluvias, para que así recibamos la fe para recibir a Cristo como nuestro Salvador, para recibir el misterio, la revelación divina de la Primera Venida de Cristo y Su Obra de Redención en la Cruz del Calvario, y obtener la salvación de nuestra alma, y obtener la transformación espiritual.
Y bajo la Lluvia Tardía de la Enseñanza del Evangelio del Reino, que gira alrededor de la Segunda Venida de Cristo y Su Obra de Reclamo, recibir la fe, la revelación, para poder ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero, obtener la transformación física, y así obtener el cuerpo nuevo y glorificado.
Así como ninguna persona puede obtener la salvación de su alma, sin la predicación del Evangelio de la Gracia, para poder recibir a Cristo como Salvador, ser bautizado en agua en Su Nombre, y recibir el Espíritu Santo y obtener el nuevo nacimiento, vean, ninguna persona puede recibir el nuevo nacimiento, y entrar al Reino de Cristo, a menos que escuche la predicación del Evangelio de Cristo, y reciba a Cristo como su Salvador, y sea bautizado en agua en Su Nombre, y Cristo lo bautice con Espíritu Santo y Fuego, y obtenga así el nuevo nacimiento y entre al Reino de Dios.
Por eso fue que Cristo ordenó ir por todo el mundo y predicar el Evangelio a toda criatura, y el que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado. Y los que no escuchan, pues no creen; porque la fe viene por el oír la Palabra de Dios; y con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se hace confesión, se confiesa para salvación.
¿Y cómo van a escuchar? ¿Cómo van a oír? Si no hay quien les predique. ¿Y cómo van a predicar si no son enviados? Y ahora San Pablo dice: “¿Y cómo van a creer? Porque la fe viene por el oír la Palabra. Por lo tanto, hay un Orden Divino: ir por todo el mundo predicando el Evangelio de la Gracia a toda criatura, y el que creyere, porque la fe viene por el oír; el que creyere y fuere bautizado, será salvo. ¿Pero cómo van a creer si no hay quien les predique? Por eso Cristo ha enviado Sus ministros para llevar el Mensaje por todos los lugares.
Así que la transformación espiritual gira alrededor de la Primera Venida de Cristo y Su Obra de Redención en la Cruz del Calvario, y para que ocurra esa transformación espiritual, se tiene que predicar el Evangelio de Cristo, de la Gracia, que gira alrededor de la Primera Venida de Cristo y Su Obra de Redención en la Cruz del Calvario como el Cordero de Dios, y entonces las personas oyen y nace la fe en sus almas, y creen los que están ordenados ¿para qué? Para Vida eterna.
Porque para eso es que Cristo envió a Sus discípulos a predicar: la meta es que crean, nazca la fe en ellos, crean y obtengan la salvación de sus almas; porque la fe viene por el oír la Palabra del Señor, de Dios; y con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación. Son bienaventurados y benditos los pies de los que anuncian las buenas nuevas, las buenas nuevas del Evangelio de Cristo, las buenas nuevas de la predicación del Evangelio de Cristo, del Evangelio de la Gracia; y también para el Día Postrero los que predican las buenas nuevas del Evangelio del Reino, doble bendición, doble bendición para los ministros del Día Postrero.
Los ministros, no todos, sino los ministros diligentes, que se ocupan de la labor ministerial que les corresponde conforme al ministerio que Dios ha colocado en ellos. Dice la Escritura en Eclesiastés, capítulo 11, verso 1 en adelante.
“Echa tu pan sobre las aguas: porque después de muchos días lo hallarás.
Reparte a siete, y aun a ocho; porque no sabes el mal que vendrá sobre la tierra (la gran tribulación).”
No sabes el mal que vendrá durante ese tiempo de la gran tribulación, por lo tanto, reparte a siete; y ya se ha repartido a siete. Cada Ángel Mensajero repartió a siete con el grupo de obreros, de ministros, de colaboradores maravillosos que Dios le dio a cada Mensajero para repartir el Mensaje que Cristo dio a cada Mensajero; porque la Palabra revelada, la revelación para cada edad viene al Mensajero, y del Mensajero pasa al pueblo. Pero para pasar al pueblo, Dios coloca maravillosos colaboradores con ese Mensajero, para hacer esa labor de hacer que llegue el Mensaje a todos los lugares.
Por lo tanto, es una bendición grande vivir en este tiempo final, no para repartir a siete, porque ya a siete edades se repartió, sino para repartir a ocho, a la Edad de la Piedra Angular, que corresponde al número ocho. Hay que saber dónde repartir el Alimento, donde echar el pan sobre las aguas.
Vean, San Pablo lo echó en Asia Menor; Ireneo lo echó en el territorio correspondiente, pero de ahí se extiende a otros lugares. Y así cada Mensajero echó el pan del Evangelio de Cristo, el Alimento Espiritual sobre las aguas de pueblos, naciones y lenguas; en el territorio que le tocó ministrar, ahí lo echó, y de ahí se extendió a otros lugares; y así ha sido de etapa en etapa, de edad en edad, y para nuestro tiempo es de la misma manera.
Por lo tanto, para nuestro tiempo hay una bendición, y es doble, es una bendición de Primogenitura. Por lo tanto, la bendición más grande Dios la tenía para nuestro tiempo. Para nuestro tiempo es que Dios en Su Programa tiene el enviar el Mensajero más grande de todos los Mensajeros que Jesucristo ha enviado a Su Iglesia. ¿Y por qué el más grande? Porque San Pedro, San Pablo, Ireneo, Martín, Colombo, Lutero, Wesley, y el Rvdo. William Branham, fueron Mensajeros de edades. Ninguno de ellos fue un Mensajero dispensacional.
Para el Día Postrero Cristo enviará a Su Iglesia un Mensajero dispensacional con ambas Lluvias: la Lluvia Temprana del Evangelio de Cristo, de la Gracia, y con la Lluvia Tardía del Evangelio del Reino, para la Iglesia de Jesucristo recibir una doble bendición en este tiempo final.
Con el Evangelio de la Gracia en cada edad, cada Mensajero colocó en unión completa con Cristo al grupo que recibió el Evangelio de Cristo, y fue bautizado en agua en el Nombre del Señor, y Cristo lo bautizó con Espíritu Santo y Fuego, y obtuvo la persona el nuevo nacimiento, y obtuvo la Redención Espiritual, obtuvo la Adopción Espiritual, en donde obtuvo el cuerpo angelical y fue adoptado espiritualmente en el Reino de Cristo, entró al Reino de Cristo, recibió la primera porción de la Adopción.
Para el Día Postrero los escogidos del Día Postrero recibirán primero la Adopción Espiritual, y después la Adopción física, que es la transformación de nuestro cuerpo. Pero para eso no basta solamente con la Lluvia Temprana, necesita el pueblo la Lluvia Tardía también. Alrededor de la Lluvia Temprana, de la Primera Venida de Cristo, del Evangelio de la Gracia, gira la transformación espiritual, la Adopción Espiritual; y alrededor de la Lluvia Tardía, de la predicación del Evangelio del Reino, que gira alrededor de la Segunda Venida de Cristo, gira la Adopción física, que es la transformación de nuestros cuerpos, y luego también la resurrección de los muertos en Cristo en cuerpos glorificados.
Pero eso no puede suceder, hasta que entre al Cuerpo Místico de Cristo hasta el último escogido de Dios, hasta que sea adoptado espiritualmente, hasta que reciba el llamado y nazca en su alma la fe para creer en Cristo, y crea en Cristo, lo reciba como Salvador, y sea bautizado en agua en Su Nombre, en el nombre del Señor Jesucristo, y Cristo lo bautice en Espíritu Santo y Fuego, y obtenga la Adopción Espiritual, obtenga el nuevo nacimiento y entre al Reino de Dios, nazca en el Reino de Dios a y en la Vida eterna.
Luego cuando el grupo de escogidos se haya completado en la Iglesia, luego viene la otra parte, que es la Adopción física, lo cual será nuestra transformación. Por lo tanto, todos los que desean pronto ser transformados, entonces trabajemos más arduamente y diligentemente, buscando hasta el último escogido de Dios, y haciendo esa labor con Amor Divino, por amor a ellos. Así como Dios no quiere que ninguno se pierda, y Cristo tampoco, tampoco nosotros queremos que se pierda alguno de los escogidos de Dios, por lo cual trabajamos con Amor Divino llevando el Mensaje, para que entren al Reino de Cristo los que faltan por entrar; porque Cristo murió para congregar en uno a todos los hijos de Dios que estaban dispersos.
Y ahora nos ha enviado para la labor del recogimiento de los escogidos de Dios. Pero el que hace ese recogimiento es Cristo en Espíritu Santo manifestado en medio de Su Iglesia. Y nosotros somos instrumentos de Él en esta gran labor ministerial, que Él ha colocado en nosotros en medio de la Iglesia del Señor Jesucristo. El que cosecha, siega, en tiempo de verano, ¿es qué, Miguel? Es una persona entendida. Proverbios 10:5, ¿verdad? Es una persona entendida el que siega, el que cosecha en tiempo de verano. Por eso es que Cristo habló tanto del tiempo del verano. Dijo que cuando veamos todas esas señales que Él dio, Él dijo: “Sabed que el verano está cerca. Cuando vean estas cosas, sabed que el Reino de Dios está cerca.” En Proverbios 10:5, dice:
“El que recoge en el verano es hombre entendido;
El que duerme en el tiempo de la siega es hijo que avergüenza.”
Por lo tanto, no queremos que Cristo se avergüence de nosotros. Él se avergonzará de todos los que en el tiempo de la cosecha, tiempo del verano, duermen. Pero Cristo se pondrá orgulloso y feliz con los que en el tiempo del verano cosechan, recogen; porque están recogiendo fruto en el Reino de Cristo, conforme a San Juan, capítulo 4. Y vean, todo esto se conecta lo uno con lo otro. Dice capítulo 4, verso 34 en adelante (34 al 38) de San Juan, dice:
“Jesús les dijo: Mi comida es que haga la voluntad del que me envió, y que acabe su obra (y esa es nuestra comida también).
¿No decís vosotros: Aún faltan cuatro meses para que llegue la siega? He aquí os digo: Alzad vuestros ojos y mirad los campos, porque ya están blancos para la siega.
Y el que siega recibe salario, y recoge fruto para vida eterna...”
Es para Vida eterna que se está recogiendo el fruto, que se está recogiendo a todos esos hijos de Dios, para colocarlos en la Vida eterna, en el Reino eterno de Jesucristo nuestro Salvador. Es un fruto para Vida eterna, es el trigo, los hijos e hijas de Dios que están siendo recogidos en nuestro tiempo, como fueron recogidos en cada edad de la Iglesia.
Y ahora, dice: “Y el que siega, ¿recibe qué? Recibe salario.” Va a tener una recompensa en el Reino de Cristo, porque Cristo es el Dueño y Señor de todo ese campo de trigo, de todos esos escogidos de Dios; o sea, que estamos trabajando para una persona, para Jesucristo nuestro Salvador.
En la parábola en la cual en padre de familia ordenó que fueran obreros a trabajar en su viña o a la mies; fueron contratados obreros desde la mañana hasta la tarde. Y vean, a cada uno les fue pagado lo correspondiente por su labor. Por lo tanto, el que trabaja y recoge fruto para Vida eterna recoge, y recibe ¿qué? Salario.
Ahora, nos preguntamos: “¿Cómo es que vamos nosotros a ser multibillonarios allá en el Reino de Cristo? Pues trabajando en la Obra del Señor Jesucristo. Para eso Dios nos ha dado talentos y ministerios. El que recibió un talento y no quiso trabajar con ese talento en la Obra de Cristo, y lo guardó, lo escondió, cuando le fue a pedir cuenta, perdió la bendición que estaba en esa oportunidad que le fue dada para trabajar con ese talento en la Obra de Dios; y le fue quitado el talento y le fue dado al que tenía más.
Por eso en la Obra de Cristo, mientras más uno trabaja, sabe que Dios le va a dar más todavía. Y el trabajo que no hagan los vagos, los que duermen, lo va a dar Cristo a nosotros, para que esos talentos los usemos en la Obra que estamos llevando a cabo. Al que tiene diez, le será dado más, porque al que tiene, mucho más le va a ser dado. Por eso Cristo dijo: “Que lo den al que tiene más.” Cualquier persona diría: “Al que tiene menos es mejor dárselo.”
La pregunta sería: “Si usted ve que un... digamos un banquero, usted ha negociado o sabe de dos banqueros, de dos bancos; y hubo dos personas que tenían, digamos: diez mil dólares, y diez mil dólares tenía el otro; y cada uno de ellos lo llevó al banquero para que lo pusiera a trabajar; y cuando tuvo un año de trabajo, el banquero, uno de los banqueros le dijo a su cliente cuando fue el cliente a ver cómo estaban los negocios, le dijo: “Los diez mil dólares que tú me diste para colocarlo en el banco y para trabajar han ganado diez mil dólares más; ya tienes veinte mil.” Pero el otro que había dado diez mil al otro banquero, va al banco y el banquero le dice: “Fue bueno, tu dinero ganó.” – “¿Cuánto ganó?” – “Ganó cinco mil.” Que está bueno.
Pero viene el que oyó lo que sucedió con esos dos banqueros y esos dos clientes; y tiene cincuenta mil dólares. ¿A cuál usted cree que se los va a dar para que se los trabaje? Pues eso es lo que Cristo está haciendo. “No se lo voy a dar a éste, que con lo que le dí, hizo menos, se los voy a dar al que hizo más, al que sabe trabajar con más cantidad.” Al que tiene más, porque Dios da de acuerdo a la capacidad de cada persona.
Por lo tanto, le dio al que tenía más capacidad, le dio otro talento más. Por lo tanto, Cristo a todos los obreros los va a recompensar, porque el que trabaja en la Obra de Cristo, recoge fruto para Vida eterna, y recibe ¿qué? Salario. Cristo va a pagar a cada uno conforme a Sus obras, conforme a sus labores en el Reino de Cristo. Y en el Reino de Cristo habrá unos que recibirán cierta, digamos, riqueza física y riqueza espiritual, de acuerdo a como trabajó; y habrá otros que recibirán mayor riqueza espiritual y mayor riqueza física en el Reino de Cristo; porque Él pagará a cada uno conforme sea Su Obra.
También en la parábola de las minas, les hablé de la parábola de los talentos; y en la parábola de las minas, que es la misma parábola pero desde otro enfoque, nos dice que a uno lo colocó luego sobre tantas ciudades, y a otro sobre tantas ciudades, sobre diez; a uno sobre diez ciudades y a otro sobre cinco ciudades. ¿Y a otro qué...? ¿Ven? Entonces, una persona por ejemplo en un gobierno de cualquier país de la América Latina, una persona que esté sobre diez ciudades gobernando, ¿qué es? No... pero ahora, digamos en una democracia: un gobernador. Pero uno que esté sobre una sola ciudad, ¿qué es? Un alcalde, ¿ve? Tiene un nivel más bajo.
Pero uno que esté sobre todas las ciudades de ese país, ¿qué es? El presidente. ¿Ve? O sea, que hay diferentes escalas en un gobierno; y todos esos alcaldes y todos esos gobernadores, reinan, gobiernan con ese presidente que está a cargo de todo el país.
Y Cristo nos indica que va a colocar, nos coloca en Su Reino como Reyes, porque es una monarquía y la teocracia junta, o sea, fusionada la teocracia y la monarquía; la monarquía de David que será restaurada por Cristo, el Hijo de David, y también la teocracia que fue establecida en el tiempo de los jueces. ¿Ven? Por eso los jueces, con jueces es que se trabaja la teocracia. Por eso a los Apóstoles Cristo dijo que los iba a colocar sobre doce tronos, e iban a juzgar a las doce tribus de Israel; y a los patriarcas también los colocará sobre doce tronos, pues son los veinticuatro ancianos de Apocalipsis, capítulo 24, verso 4 al 6; y son también los veinticuatro ancianos de Apocalipsis, capítulo 5, verso 8 en adelante; y también de otros lugares de la Biblia. También están por ahí en el Apocalipsis, capítulo 20, verso 4 en adelante, aparecen también.
Ahora, también la Iglesia del Señor Jesucristo como Cuerpo Místico de Cristo, estará juzgando al mundo y aun a los ángeles. Pero en la Iglesia habrá personas con diferentes rangos, diferentes niveles. El que hizo muy poco, dice Pablo: “El que siembra escasamente, pues escasamente cosechará.” Estamos trabajando como sembrando para cosechar en el Reino de Cristo, y en el Reino de Cristo tener una buena cosecha de una buena herencia para toda la eternidad.
Por lo tanto, el que desea tener mucho en el Reino de Cristo, en ese Reino Milenial que va a ser establecido, pues, ¿qué tiene que hacer? Pues trabajar mucho. El que no le interesa tener mucho en el Reino de Cristo, pues miren, no va a trabajar mucho tampoco, no tiene el entendimiento para saber que todo lo que vamos a recibir en el Reino Milenial de Cristo, la posición que vamos a tener, y toda esa bendición que vamos a tener allí es de acuerdo a lo que hayamos trabajado en el Reino de Cristo.
Cuando una persona sabe esto y ama a Cristo, se esfuerza en trabajar más y más con Amor Divino en la Obra del Señor Jesucristo.
Cristo dijo que el que trabaja y recoge, recibe ¿qué? Salario. Por lo tanto, Cristo pagará a cada uno según sea su obra. Y el pago de él en la Vida eterna: galardones y posiciones importantes que hemos de tener. Por eso cuando los Apóstoles le dicen a Jesús, Pedro le dice: “Bueno, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido, ¿qué tendremos en Tu Reino? ¿Qué tendremos?” Eso está por el capítulo 19, verso 26 ó 28 al 30 de San Mateo; y también en el capítulo 22, verso 28 al 30 de San Lucas.
Entonces Cristo les dice que... vamos a leerlo para que quede ahí ya en la grabación. Capítulo 19, verso 27 al 30, dice:
“Entonces respondiendo Pedro, le dijo: He aquí, nosotros lo hemos dejado todo, y te hemos seguido; ¿qué, pues, tendremos?
Y Jesús les dijo: De cierto os digo que en la regeneración (eso es para el Reino Milenial, en donde va a ser restaurado el Reino de David, y por consiguiente el Reino de Dios en la Tierra), cuando el Hijo del Hombre se siente en el trono de su gloria, vosotros que me habéis seguido también os sentaréis sobre doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel.
Y cualquiera que haya dejado casas, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o mujer, o hijos, o tierras, por mi nombre, recibirá cien veces más, y heredará la vida eterna.
Pero muchos primeros serán postreros, y postreros, primeros.”
Aquí claramente nos habla Cristo de las recompensas que han de tener los Apóstoles allá, y por consiguiente también cada hijo e hija de Dios.
Por lo tanto, en la Nueva Creación hemos de tener grandes bendiciones en el Reino de Cristo. Por eso tenemos que ser ministros ¿qué? Diligentes, trabajando en la Obra de Cristo conociendo, sabiendo la labor que tenemos que hacer, y haciéndola con Amor Divino. Por lo tanto: “Id y predicad el evangelio a toda criatura; el que creyere y fuere bautizado, será salvo.” Esto es: Echa tu pan sobre las aguas, que después de muchos días lo hallarás.
¿Dónde lo va a encontrar? En los que lo recibieron. Reparte a siete y aun a ocho. O sea, la Iglesia de Jesucristo con todos los ministros han repartido a Siete Edades entre los gentiles, y ahora es: reparte a ocho. Tenemos que estar conscientes dónde, en qué edad, en qué etapa de la Iglesia de Jesucristo estamos nosotros trabajando y repartiendo el Alimento Espiritual para el alma de las personas.
También nos habla la Escritura del Siervo Fiel y Prudente, al cual puso Su Señor sobre Su Casa para que les dé el Alimento a tiempo. La Casa de Dios es la Iglesia del Señor Jesucristo, y los que están en esa Casa son los miembros de esa Casa, los hijos e hijas de Dios nacidos de nuevo. Ahora, dice:
“¿Quién es, pues, el siervo fiel y prudente, al cual puso su señor sobre su casa para que les dé el alimento a tiempo?
Bienaventurado aquel siervo al cual, cuando su señor venga, le halle haciendo así.
De cierto os digo que sobre todos sus bienes le pondrá.”
Eso está en San Mateo, capítulo 24, versos 41 al 47, y también está en... vamos a ver en qué otro pasaje lo encontramos. Está en San Marcos, capítulo 13, ahí está también, del 28 al 36; y está también en San Lucas (en San Lucas también aparece)... San Lucas, capítulo 12, versos 35 hasta el 48, ahí aparece el Siervo Fiel y Prudente, y también aparece el negligente. El negligente es llamado: “siervo malo.” Y si el negligente, si el que no hizo nada, si el que no se encargó de tenerle el Alimento a tiempo es llamado negligente, pues el que le tuvo el Alimento a tiempo es llamado: “Diligente.”
Y ahora, vean aquí, del 42 en adelante del capítulo 12 de San Lucas, dice:
“Y dijo el Señor: ¿Quién es el mayordomo fiel y prudente al cual su señor pondrá sobre su casa, para que a tiempo les dé su ración?
Bienaventurado aquel siervo al cual, cuando su señor venga, le halle haciendo así.
En verdad os digo que le pondrá sobre todos sus bienes.”
Eso es: Lo colocará como Administrador. Cada Mensajero de cada edad es un administrador, como lo es cada gobernador en cada nación. Pero tiene también alcaldes que también ministran con él. Ahora vean:
“Mas si aquel siervo dijere en su corazón: Mi señor tarda en venir; y comenzare a golpear a los criados y a las criadas, y a comer y beber y embriagarse,
vendrá el señor de aquel siervo en día que éste no espera, y a la hora que no sabe, y le castigará duramente, y le pondrá con los infieles.
Aquel siervo que conociendo la voluntad de su señor, no se preparó, ni hizo conforme a su voluntad, recibirá muchos azotes.
Mas el que sin conocerla hizo cosas dignas de azotes, será azotado poco; porque a todo aquel a quien se haya dado mucho, mucho se le demandará; y al que mucho se le haya confiado, más se le pedirá.”
Así que vean, Dios pide cuenta por todo lo que da a Sus ministros y a cada persona como individuo. Veamos también aquí en la misma parábola pero en San Mateo, capítulo 24, versos 42 en adelante, dice:
“Velad, pues, porque no sabéis a qué hora ha de venir vuestro Señor.
Pero sabed esto, que si el padre de familia supiese a qué hora el ladrón habría de venir, velaría, y no dejaría minar su casa.
Por tanto, también vosotros estad preparados; porque el Hijo del Hombre vendrá a la hora que no pensáis.
¿Quién es, pues, el siervo fiel y prudente, al cual puso su señor sobre su casa para que les dé el alimento a tiempo? (Vean, la Casa es la Iglesia del Señor Jesucristo, esa es la Casa de Dios, la descendencia de Dios, los hijos e hijas de Dios)...
¿Quién es, pues, el siervo fiel y prudente, al cual puso su señor sobre su casa para que les dé el alimento a tiempo?”
Vean, en Hebreos, capítulo 3, verso 1 al 6, nos muestra que esa Casa de Dios, dice: “Somos nosotros.” Y también en Efesios, capítulo 2, verso 17 al 22, también nos muestra que somos personas pertenecientes a una Familia, la Familia de Dios: “Miembros de la Familia de Dios.” La Familia de Dios es la Casa de Dios, Casa de Dios como Familia. Por eso cuando se habla también de la Casa de David, es la descendencia de David, la familia de David. Dice:
“Bienaventurado aquel siervo al cual, cuando su señor venga, le halle haciendo así.
De cierto os digo que sobre todos sus bienes le pondrá.”
Y esa es una bendición bien grande para cada siervo fiel y prudente, para cada ministro diligente, en la edad que le toca vivir junto al Mensajero de esa edad. Ahí está la bendición de Dios para cada ministro diligente en la Edad que le toca vivir, dentro del Cuerpo Místico de Jesucristo.
Por lo tanto, seamos ministros diligentes, ocupándonos de la Obra del Señor Jesucristo y del pueblo, la Iglesia del Señor Jesucristo. Y Dios respaldará siempre al ministro diligente. Por lo tanto, Dios nos respaldará siempre al trabajar diligentemente en Su Obra.
“MINISTROS DILIGENTES.”
Adelante, trabajando en la Obra del Señor Jesucristo de todo corazón con Amor Divino, por amor a Cristo y a los escogidos de Dios. Pablo decía: “Por amor a los escogidos.”
Que Dios les continúe bendiciendo a todos y les guarde, y les use grandemente en Su Obra como ministros diligentes que trabajan en la Obra de Jesucristo con Amor Divino en sus corazones.
Ha sido para mí una bendición grande estar con ustedes en esta ocasión, dándoles testimonio de nuestro tema: “MINISTROS DILIGENTES.”
Que Dios les bendiga y les guarde, y dejo nuevamente al Rvdo. Miguel Bermúdez Marín con nosotros para continuar, y trabajemos en la Obra de Cristo diligentemente, no solamente en el país o la comunidad o ciudad o pueblo donde vivamos, sino en toda la nación donde vivamos y también nuestra labor se extienda a otras naciones, se extienda a otras naciones, aun sin ir, sino colaborando con los que van.
Como por ejemplo, ¿cuántos están trabajando en África? Todos nosotros. Sin embargo, ¿quién ha ido a África de ustedes? Ninguno. Pero ha ido Miguel, y hemos estado con nuestras oraciones y también económicamente con Miguel, brazo a brazo trabajando en esa labor, y allí hay mucho trabajo para llevar a cabo. Y yo les he dicho: “Si el grupo de la Iglesia de Jesucristo, si la Iglesia de Jesucristo se tiene que completar con personas del África, pues que así sea.” Nosotros no miramos el color de las personas sino que miramos la Palabra y llevamos el Mensaje para que todos los escogidos de Dios, los hijos e hijas de Dios entren al Reino de Jesucristo.
Por lo tanto, hay lugar para todos los hijos de Dios en la Iglesia del Señor Jesucristo, en el Cuerpo Místico de creyentes, en el Reino de Jesucristo nuestro Salvador.
Que Dios les bendiga y les guarde, y vamos a dejar a nuestro hermano Bermúdez, que se está aguantando bastante allá, pero yo creo que ya puede pasar para continuar, y así ya indicarles (si no les ha dicho), cómo está la Obra en el África y en otros lugares; ya como es reunión de ministros, pues puede Miguel aprovechar para darles a conocer cómo está la obra allá en el África. No sé si ya él habló del África. ¿Ya les habló? O sea, Miguel siempre está adelantado. Así que ya les habló.
Oren mucho por esa labor, esa obra misionera en el África, y también en toda la América Latina y el Caribe, y en el mundo entero. Y adelante, repartiendo a ocho, echando el pan sobre las aguas, de pueblos, naciones y lenguas, repartiendo a ocho, a la Edad y en la Edad de la Piedra Angular, en la Casa de Dios, la Iglesia del Señor Jesucristo.
Bueno, ya tenemos a Miguel por aquí, viene aquí a... ¿cómo le llaman? Vuelta de rueda, ¿es? Como el tráfico cuando está bien fuerte. Pero ya, es que él siempre espera el postre, le gusta el postre. Pero ya el postre ya lo dimos Miguel.
Así que Dios te bendiga Miguel y te use grandemente en Su Obra en toda la América Latina, el Caribe, Europa, Norteamérica y el África, y el mundo entero. Amén. Y a ustedes también, y a mí también. Amén.
Que Dios les bendiga y les guarde a todos.
“MINISTROS DILIGENTES.”