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Ganadores de almas 2004-08-07 1 Guatemala GT 01:00:09 false true

Muy buenas noches, compañeros, ministros en el Cuerpo Místico de Jesucristo, nuestro Salvador; es para mí una bendición y privilegio grande estar con ustedes en esta ocasión, para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios y Su Programa correspondiente a este tiempo final. Para lo cual leeremos en Proverbios, capítulo 11, verso 30, donde nos dice:

El fruto del justo es árbol de vida;

Y el que gana almas es sabio.

Ciertamente el justo será recompensado en la tierra;

¡Cuánto más el impío y el pecador!”

Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.

El que gana almas es hombre - el que gana almas es sabio, es un hombre sabio.

Y ahora, nuestro tema es: “GANADORES DE ALMAS,” lo cual hace que la persona sea un sabio de Dios.

Dios creó al ser humano alma, espíritu y cuerpo; y lo más importante de la persona es su alma. Por eso Cristo dijo en San Mateo, capítulo 16, versos 26 al 28:

Porque ¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma?

Porque el Hijo del Hombre vendrá en la gloria de su Padre con sus ángeles, y entonces pagará a cada uno conforme a sus obras.”

Por lo tanto, lo más importante de la persona es su alma, y por eso Cristo cuando se refiere directamente al ser humano, la persona, se refiere al alma de la persona. El cuerpo físico es una casa terrenal donde el ser humano, la persona que es alma viviente está viviendo, para poder ser manifestado en esta Tierra y hacer cosas en esta Tierra. Y el espíritu de la persona es un cuerpo espiritual de otra dimensión.

Pero el alma es lo que en realidad es la persona. Si esa alma viene de Dios, esa alma es un hijo o una hija de Dios. Si no viene de Dios, entonces no es de Dios. “Toda planta que no sembró mi Padre Celestial, será desarraigada;” será desarraigada y echada ¿dónde? En el fuego, dejará de existir. Por lo tanto, lo que en realidad es la persona es alma viviente. Por eso los que ganan almas son personas sabias. El alma de la persona es lo más importante. Cuando Cristo llamó a Sus discípulos para el ministerio, los llamó en la orilla del mar, aquellos pescadores. Y en San Mateo, capítulo 4, verso 18 al 20, dice:

Andando Jesús junto al mar de Galilea, vio a dos hermanos, Simón, llamado Pedro, y Andrés su hermano, que echaban la red en el mar; porque eran pescadores.

Y les dijo: Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres.

Ellos entonces, dejando al instante las redes, le siguieron.

Pasando de allí, vio a otros dos hermanos, Jacobo hijo de Zebedeo, y Juan su hermano, en la barca con Zebedeo su padre, que remendaban sus redes; y los llamó.

Y ellos, dejando al instante la barca y a su padre, le siguieron.

Y recorrió Jesús toda Galilea, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo.”

Ahora vean, Cristo llamó a Pedro y a Andrés, y luego a Jacobo y Juan, y los llamó para ser pescadores de hombres, para ser pescadores de almas, para ser ganadores de almas. Y así por el estilo fue llamando a Sus Apóstoles, a Sus discípulos, para ser ganadores de almas; para eso es que Dios llama a una persona al ministerio: para ser un ganador de alma, y para ser un alimentador de almas con el Alimento fresco de la Palabra de Dios para el tiempo en que se está viviendo, para la Dispensación y Edad que se está viviendo.

Por eso es importante trabajar en la Obra de Cristo, para así ganar muchas almas para Dios. Cristo nos habla en San Juan, capítulo 4, verso 34 en adelante, diciendo:

Jesús les dijo: Mi comida es que haga la voluntad del que me envió, y que acabe su obra.

¿No decís vosotros: Aún faltan cuatro meses para que llegue la siega? He aquí os digo: Alzad vuestros ojos y mirad los campos, porque ya están blancos para la siega.

Y el que siega recibe salario, y recoge fruto para vida eterna, para que el que siembra goce juntamente con el que siega.

Porque en esto es verdadero el dicho: Uno es el que siembra, y otro es el que siega.

Yo os he enviado a segar lo que vosotros no labrasteis; otros labraron, y vosotros habéis entrado en sus labores.”

Y ahora, los que son enviados a trabajar en la Obra del Señor, en la mies del Señor, van a trabajar para recoger el fruto en el tiempo de la cosecha; otros trabajaron en la siembra, otros trabajaron en el riego (regaron con el agua la plantación); y luego otros son los que recogen. Pero vean, uno es el que siembra y otro es el que recoge.

Cristo hablándonos en la parábola del sembrador en el capítulo 13 de San Mateo, verso 1 en adelante (1 al 21) dice que el que siembra... y en San Mateo, capítulo 13, verso 30 al 43, dice que el que siembra la buena semilla es ¿quién? El Hijo del Hombre. Y luego entran a trabajar en ese campo todos los obreros correspondientes a cada tiempo. Pero Cristo es el que siembra la buena semilla. El sembrador es Cristo, y la Buena Semilla son los hijos del Reino, esas almas de Dios; y son colocadas en este planeta Tierra, porque el campo es el mundo, son colocados en cuerpos de carne, y les toca vivir un tiempo aquí en la Tierra.

Pero esas almas de Dios que están dentro de esos cuerpos de carne tienen que ser llamados y juntados en el Cuerpo Místico de Cristo, para lo cual Cristo, el Hijo del Hombre, ha llamado los pescadores de hombres, los pescadores de almas, para pescar esas almas, para ganar esas almas para el Reino de Jesucristo nuestro Salvador. Así está ordenado por Dios, y por consiguiente en el Reino de los Cielos o Reino de Dios, dice Cristo: El Reino de los Cielos es semejante... acá en San Mateo, capítulo 13, verso 3:

Y les habló muchas cosas por parábolas, diciendo: He aquí, el sembrador salió a sembrar.

Y mientras sembraba, parte de la semilla cayó junto al camino; y vinieron las aves y la comieron.”

Y así sigue señalando acerca de la siembra. Y luego llega a la etapa, en donde dice acerca de esta siembra. Vamos a ver, el verso 8, dice:

Pero parte cayó en buena tierra, y dio fruto, cuál a ciento, cuál a sesenta, y cuál a treinta por uno.”

Y luego cuando explica en el verso 23, dice:

Mas el que fue sembrado en buena tierra, éste es el que oye y entiende la palabra, y da fruto; y produce a ciento, a sesenta, y a treinta por uno.”

La Buena Tierra, vean ustedes, viene a ser cada persona elegida por Dios, que oye la Palabra de Dios, la semilla de la Palabra y entiende, cree con toda su alma, y viene a los pies de Cristo y produce el fruto de hijo o hija de Dios, produce el fruto de Cristo por medio de Su Espíritu en la vida de la persona.

Ahora, en la parábola del trigo y de la cizaña, encontramos que Cristo dice que el trigo... vamos a ver, capítulo 13, verso 36 en adelante, dice:

Entonces, despedida la gente, entró Jesús en la casa; y acercándose a él sus discípulos, le dijeron: Explícanos la parábola de la cizaña del campo.

Respondiendo él, les dijo: El que siembra la buena semilla es el Hijo del Hombre.

El campo es el mundo; la buena semilla son los hijos del reino (la buena semilla son ¿quiénes? Los hijos del Reino), y la cizaña son los hijos del malo.

El enemigo que la sembró es el diablo; la siega es el fin del siglo; y los segadores son los ángeles.”

Ahora vean, el campo es el mundo; la siega, dice Cristo que es el fin del siglo; la buena semilla dice Cristo que son los hijos del Reino; y la cizaña, la mala semilla, son los hijos del maligno, del diablo; y luego los segadores son los Ángeles. Aquí tenemos un cuadro claro de todo el Programa Divino en el terreno donde Dios ha sembrado los hijos del Reino.

Ahora, este mundo, como dimensión terrenal es ese campo, ese terreno, donde el Hijo del Hombre de otra dimensión trae esas almas y las siembra aquí en este mundo, los coloca aquí en este mundo en cuerpos físicos, y fueron sembrados, vinieron de otro mundo y fueron sembrados aquí en este mundo, vinieron de otra dimensión, de la Dimensión de Dios, que es la dimensión de las almas de Dios; y han sido colocados en esta dimensión terrenal, pero al nacer en estos cuerpos terrenales obtuvieron un espíritu del mundo; y por eso tienen que nacer de nuevo; y son los únicos que nacen de nuevo: los hijos del Reino, el trigo.

Los demás no pueden nacer de nuevo, porque los demás son del mundo, y por consiguiente no pueden nacer en otra dimensión, porque son del mundo; y por consiguiente pertenecen a la quinta dimensión, y por consiguiente el espíritu que reciben del mundo, es un espíritu de la quinta dimensión. Así también los escogidos al nacer en la Tierra reciben un espíritu del mundo; y luego obtienen el nuevo nacimiento al recibir a Cristo y obtienen un espíritu del Cielo, el Espíritu de Cristo, el Espíritu Santo, y obtienen así el cuerpo angelical, y entonces han obtenido el nuevo nacimiento, han nacido del Cielo.

Y luego el cuerpo físico que recibieron en y de este mundo, va a ser transformado si permanecen vivos hasta el momento en que Cristo complete Su Iglesia, se levante del Trono del Padre, resucite a los muertos en Cristo en cuerpos glorificados, y luego nos transformará a nosotros los que vivimos; y entonces ya en alma, en espíritu, y en cuerpo físico pero glorificado, seremos celestiales. Pero vamos a reinar con Cristo en este planeta Tierra después de la gran tribulación.

Pero antes de la gran tribulación iremos con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero en el cuerpo glorificado, porque tendremos la doble vestidura de boda. Así como la mayoría de ustedes tienen una doble vestidura: tienen la camisa y tienen la chaqueta; y los que no, pues tienen la camiseta y tienen la camisa.

Ahora, tenemos una doble vestidura para poder ir a la Cena de las Bodas del Cordero con Cristo. La primera vestidura que recibimos del Cielo, es el cuerpo angelical, al recibir el Espíritu Santo y obtener el nuevo nacimiento; y luego la doble porción de la vestidura es el cuerpo físico y glorificado. Esa vestidura que hemos de tener como almas vivientes estamos vestidos de un cuerpo espiritual: el espíritu, y de un cuerpo físico. Pero vamos a tener una vestidura celestial, un cuerpo glorificado celestial: el cuerpo físico glorificado, igual al cuerpo glorificado de Jesucristo nuestro Salvador; y así iremos con vestido de boda a la Cena de las Bodas del Cordero.

Así como el medio de transportación que todos tenemos es uno: el cuerpo físico. Pero algunas veces ayudamos al cuerpo físico con una bicicleta o con un automóvil o con un avión, depende hacia dónde queremos transportarnos. Cuando termina nuestra vida en el cuerpo físico, pues perdimos el medio de transporte aquí en la Tierra, y vamos a otra dimensión; ya no nos transportamos más en la Tierra para trabajar en la Tierra; pasamos al Paraíso al ser creyentes en Cristo. Pero Él nos va a dar un cuerpo, un medio de transporte que no estará limitado solamente a esta dimensión, sino que podremos caminar en él en todas las dimensiones.

También tenemos un medio de transporte espiritual, que es el cuerpo espiritual, el cuerpo angelical. Pero con ese cuerpo angelical no podemos hacer nada aquí en la Tierra, a menos que tengamos también el cuerpo físico.

Ahora, todo esto está en el Programa Divino, y ahora podemos ver que para pasar al Reino de Dios, ser sacado del Reino de las tinieblas y pasar al Reino de Dios, tenemos que ser transformados interiormente, recibiendo el Espíritu de Cristo y así obteniendo el nuevo nacimiento, y ya estamos cambiados, sacados del reino de las tinieblas y colocados en el Reino de Cristo, sacados de este mundo, del mundo de las tinieblas, del reino de las tinieblas y colocados en el Reino de Cristo, el Reino de Luz.

Y vamos a ser literalmente también sacados del reino físico de las tinieblas, de este mundo físico, al ser transformados, y entonces seremos personas celestiales, seremos ciudadanos físicamente celestiales también. Y por cuanto el cuerpo glorificado es un cuerpo en el cual podremos viajar en todas las dimensiones, podremos visitar la Tierra, o caminar aquí en la Tierra como caminó Jesús en Su cuerpo glorificado, pero luego ir a la Casa de nuestro Padre Celestial, lo cual haremos cuando vayamos con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero.

Ahora, toda persona escrita en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, es un alma de Dios, y por consiguiente tiene que haber ganadores de almas, llevando el Mensaje del Evangelio de Cristo, la Red para pescar esas almas y colocarlas ¿dónde? En el Reino de Jesucristo nuestro Salvador, sacarlas del reino de las tinieblas y sacarlas del mar de pueblos, naciones y lenguas, y colocarlas en el reino de Jesucristo nuestro Salvador. Para eso fue que Cristo llamó a Pedro y a Andrés, su hermano, y luego llamó también a Jacobo y a Juan, hijos de Zebedeo.

Y para eso me llamó a mí también, para eso llamó también a cada Ángel Mensajero, para eso también me llamó a mí, ¿y a quién más? A cada uno de ustedes también, para ser ganadores de almas, y colocarlas ¿dónde? En el Reino de Jesucristo nuestro Salvador. Para eso es que estamos en esta Tierra. De edad en edad Cristo ha enviado el Mensajero de cada edad, y junto a ese Mensajero ha colocado miles de ministros, miles de colaboradores fieles que han trabajado brazo a brazo con ese Mensajero, con ese pescador. Y vamos a llamarle: con ese Jefe pescador de esa edad, que con el grupo de pescadores de almas que Dios le da, salen por todos los lugares pescando ¿qué? Almas para Cristo y Su Reino.

Así ha sido de edad en edad, y así es también para este tiempo final. En el Mensaje de “Las Siete Edades de la Iglesia,” en la página 265, el Rvdo. William Branham, dice:

Como ya hemos mencionado, Jesús se identifica con el mensajero de cada edad. Ellos reciben de Él la revelación de la Palabra para cada edad.”

Ahora, cuando el pueblo esté esperando que Dios traiga la revelación que ha prometido para ese tiempo, que la palabra sea revelada, pues tiene que saber que tiene que enviar un Mensajero, porque solamente al Mensajero de cada edad viene la revelación para esa edad. Aunque el pueblo haya tenido un Mensajero cuando comience una nueva edad, ya el Mensajero que tuvo para la edad anterior no funciona para la nueva edad, tiene que enviar otro Mensajero para una nueva edad, al cual viene la Palabra revelada, la revelación de la Palabra para esa nueva edad. Y vean lo que sucede:

Ellos reciben de Él la revelación de la Palabra para cada edad. Esta revelación de la Palabra saca del mundo a los escogidos de Dios y los coloca en unión completa con Cristo Jesús.”

¿Con qué es que son llamados y juntados y recogidos los escogidos de Dios, los hijos de Dios? Con la Palabra revelada para cada edad, la cual viene ¿a quién? Al Mensajero de esa edad, el cual proclama esa Palabra, ese Mensaje, y Dios coloca junto a ese Mensajero maravillosos colaboradores que trabajan con él en la Obra de Cristo, y llevan esa Palabra a otros lugares. Y cuando las personas en otros lugares también escuchan esa Palabra, son llamados y recogidos en el Reino de Cristo, son recogidos por estos ganadores de almas que Dios coloca junto al Jefe ganador de almas de esa edad.

Al Jefe pescador de esa edad, Dios coloca muchos pescadores de hombres bajo el liderazgo del Mensajero de Dios para esa edad, en el cual está el Espíritu Santo, que es el Jefe pescador y dueño de todo el Programa Divino, es dueño de todos los peces, y de todos los pescadores también; es Él, Cristo en Espíritu Santo el ganador de almas, pero usa seres humanos para llevar a cabo esa labor; y por medio de esos seres humanos lleva el Mensaje revelado por todos los lugares; y cuando lo escuchan, ahí Cristo por medio de ese Mensaje está llamando y juntando Sus escogidos en cada edad.

Pero tiene seres humanos que en cada edad es el Mensajero con el grupo de colaboradores maravillosos que Dios coloca junto a ese Mensajero. Pero la Obra la hace Jesucristo en Espíritu Santo en medio de Su Iglesia.

Esta revelación de la Palabra saca del mundo a los escogidos de Dios y los coloca en unión completa con Cristo Jesús.”

Pues los coloca en el Cuerpo Místico de Cristo, como parte del Cuerpo Místico de Cristo; y el Cuerpo Místico de Cristo, que es la Iglesia de Jesucristo, es Cristo en la forma de Su Iglesia, es la Planta de Trigo que nació del grano de Trigo, por consiguiente es el Grano de Trigo en la forma de una Planta de Trigo, para llevar muchos granos de trigo, muchos hijos e hijas de Dios.

Estos mensajeros son llamados estrellas porque brillan con una Luz prestada o reflejada.”

Juan era antorcha que ardía, era la mecha encendida de la lámpara, del candelero o de la lámpara del candelero, era la séptima mecha encendida, alumbrando en esa lámpara, en esa lámpara del candelero, era la séptima mecha del séptimo candelero; porque la Iglesia hebrea bajo la Ley tuvo siete edades, como la Iglesia del Señor Jesucristo tiene siete edades. Pero después, luego que la luz de la séptima edad, que es el precursor siempre de la Venida del Señor, el cual fue Juan el Bautista; y en la Iglesia de Jesucristo, la séptima luz de la séptima edad de la Iglesia de Jesucristo, fue el precursor de la Segunda Venida de Cristo, el Rvdo. William Branham.

Ahora, después de la séptima Luz de la séptima edad de la Iglesia hebrea bajo la Ley, después vino una Luz mayor, el cual fue Jesucristo, el cual dijo: “Yo Soy la Luz del mundo, el que me sigue no andará en tinieblas, mas tendrá la Luz de la Vida.” Pero de Juan, Cristo dijo: “Juan era antorcha que ardía y alumbraba, y ustedes quisieron caminar a su luz por un tiempo.” Eso está en San Juan, capítulo 5, verso 35.

Y ahora, en cada Mensajero, en cada Profeta del Antiguo Testamento se reflejó Cristo, ellos eran Luz, eran estrellas, pero con una Luz prestada. Cristo, la Luz del mundo, reflejándose a través de ellos. Y aquí en el Nuevo Testamento también los Mensajeros de cada edad son estrellas que brillan con una luz prestada, o resplandecen con una luz prestada, alumbran, pero con una luz prestada, con la Luz del Hijo de Dios, con la Luz de Jesucristo.

Los Apóstoles también son estrellas, son doce estrellas, los doce Apóstoles de Jesucristo. Una de esas estrellas cayó y otro ocupó su lugar, perdió una de esas estrellas: Judas Iscariote, perdió la bendición, pero otro ocupó el lugar de Judas. La posición no se perdió, se perdió la estrella, pero vino otra estrella, vino otro a ser la estrella que corresponde al lugar que Judas Iscariote ocupaba. Los Apóstoles son esas doce estrellas en la corona de la mujer encinta de Apocalipsis, capítulo 12.

Ahora, veamos a continuación lo que aquí dice:

Estos mensajeros son llamados estrellas porque brillan con una Luz prestada o reflejada, la Luz del Hijo, Jesús. También son llamados estrellas porque son portadores de luz en la noche. Así que en la oscuridad del pecado, ellos traen la Luz de Dios a Su pueblo.”

Y ahora, en el tiempo de Juan, Juan era una luz que alumbraba, pero luego cuando apareció Jesús, ahí está la Luz mayor. Por lo tanto, los que seguían a Juan, luego tenían que seguir ¿a quién? A la Luz mayor, que es Jesucristo, una Luz para alumbrar en el mundo entero a todo ser humano que viene a este planeta Tierra; porque Él es la Luz que alumbra a todo hombre.

Y ahora, de edad en edad, tanto en la Iglesia del Antiguo Testamento, el pueblo hebreo bajo la Ley, como en la Iglesia del Nuevo Testamento, la Iglesia de Jesucristo bajo la Dispensación de la Gracia, han venido siete Profetas, siete Mensajeros. Los hebreos saben que siete Mensajeros, siempre siete Profetas tienen que venir primero para luego venir el Mesías; y vinieron siete Profetas Mensajeros de las siete edades de la Iglesia bajo la Ley, y luego apareció el Mesías en Su Primera Venida; y luego vienen siete Mensajeros durante la Dispensación de la Gracia en medio de la Iglesia de Jesucristo entre los gentiles, y luego tiene que venir aquel al cual el precursor ha anunciado que vendrá después de él.

Y ahí estará la Luz, Cristo, manifestado en toda su plenitud alumbrando; ya no estará reflejándose por medio de los siete Mensajeros, porque ya su tiempo termino; estará Cristo mismo manifestado en el Día Postrero, así como estuvo manifestado en tiempos pasados.

Ahora, Cristo estará alumbrando a Su Iglesia, y en medio de Su Iglesia. Y Cristo en Espíritu Santo estará viniendo a Su pueblo para traer la revelación divina del Día Postrero, y darle a Su Iglesia la fe para ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero. Y Cristo es el ganador de almas, porque Cristo, el Hijo del Hombre, vino a buscar y a salvar lo que se había perdido, Él viene a buscar esas almas de Dios, para darles salvación y Vida eterna.

Y Él ha estado de nación en nación y de edad en edad, buscando esas ovejas del Padre, esas almas de Dios, y ha estado pescándolas, o sea, a través de Sus diferentes Mensajeros, ganando esas almas para Su Reino; son almas que son sacadas, libertadas del Reino de las tinieblas y ganadas para al Reino de Jesucristo nuestro Salvador; y por consiguiente estos ganadores de almas que Cristo usa son personas bienaventuradas, las cuales tendrán un galardón muy grande en el Reino de los Cielos.

Vamos a ver aquí, vamos a ver lo que nos dice en la página 254 del libro de “Las Edades,” dice:

Ahora, Dios no solamente siguió levantando a los Mensajeros para cada edad, sino también levantó a unos maravillosos ayudantes para aquellos mensajeros. Él dio a cada edad maravillosos hombres de Dios y ellos hicieron todo lo que pudieron para traer la iglesia de nuevo a Dios.”

Y ahora, vamos a la página 227, donde dice, del libro de “Las Edades:”

El Mensaje a cada edad individual, tiene un incentivo para el creyente, animándole a ser un vencedor y así ser recompensado por el Señor. En esta edad, el Espíritu está prometiendo el maná escondido y un nombre escrito en una piedrecita blanca.

Ahora, siendo que cada uno de estos mensajes es dirigido al ángel.”

Vean, ¿a quién es dirigido el Mensaje? Al Ángel. Y la Iglesia, ¿a través de quién recibe el Mensaje, la revelación divina? A través del Ángel. No hay otro orden para recibirse el Mensaje de Dios para cada edad o etapa de la Iglesia de Jesucristo. La persona puede decir: “Yo estudié o he leído los Mensajes, y he leído la Biblia; por lo tanto, yo puedo conseguir la revelación de Dios prometida para este tiempo.” No, tiene que ir por el orden divino, tiene que ser de acuerdo al hombre que Dios escogió y de acuerdo a la edad, al tiempo, y sazón; no puede tampoco colocarse en una edad pasada para recibir la Palabra revelada, porque ya esa Palabra revelada de la edad pasada, la recibió el pueblo de esa edad pasada.

Toda revelación que está prometida para venir, toda revelación que no haya venido y está prometida para venir, tiene que venir en una nueva edad y por un nuevo Mensajero, no puede venir de otra forma. Y el que crea que pueda venir de otra forma y pueda recibirla de otra forma, le pasa lo mismo que le pasó a los que se quedaron en edades pasadas, que no pudieron recibir la revelación de una edad nueva que surgió luego de la edad en que ellos vivían.

Ahora, siendo que cada uno de estos mensajes es dirigido al ángel. (mensajero humano), su porción una grande responsabilidad como también un privilegio maravilloso (o sea, la responsabilidad grande está sobre el Mensaje de cada edad, de cada etapa de Jesucristo; pero también es el privilegio más grande. El privilegio más grande en una edad lo tiene el Mensajero; y luego los que con ese Mensajero trabajan. Y los escogidos que reciben ese Mensaje y a ese Mensajero). A estos hombres Dios hace promesas especiales, como en el caso de los doce Apóstoles estando sentados en doce tronos juzgando a las doce tribus de Israel.”

¿Ven? Los doce Apóstoles, por cuanto eran hebreos y estaban trabajando con el pueblo hebreo y en medio del pueblo hebreo, ¿ven? Tienen que ver con el Reino Milenial y la posición que ellos ocuparán en el Reino Milenial de Cristo entre los hebreos. Pero los Ángeles Mensajeros de la Iglesia entre los gentiles tienen que ver en el Reino Milenial de Cristo con el gobierno milenial entre los gentiles; tendrán una posición muy, pero que muy, importante.

Así como los Apóstoles estarán sentados en tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel, los Ángeles Mensajeros de las diferentes edades estarán sentados en tronos también, y tendrán coronas también. Así como los veinticuatro ancianos, que son los doce patriarcas y los doce Apóstoles, en Apocalipsis, capítulo 4, verso 4 al 6; y Apocalipsis, capítulo 20, versos 4 al 6; y otros pasajes bíblicos, encontramos que esos 24 ancianos son los doce Apóstoles y los doce Patriarcas. Por lo tanto, ellos tendrán una parte muy importante en el Reino de Jesucristo.

Los Patriarcas pertenecen al Atrio de la Casa de Dios, y los Apóstoles pertenecen al Lugar Santo, y los siete Ángeles Mensajeros pertenecen al Lugar Santo también. Y para la Edad de la Piedra Angular tenemos la promesa de una bendición mayor que la bendición de cada edad.

¿Dónde estará la Luz en la nueva Jerusalén? En la parte alta. ¿Y dónde estará la Luz, Cristo en Su Segunda Venida en Su Iglesia en el Día Postrero? En la parte alta, en la Edad de la Piedra Angular; porque Él es la Luz. ¿Dónde estaba en Su Primera Venida? En la Edad de la Piedra Angular, luego de la séptima edad, donde Juan estaba como Mensajero, y luego de Juan vino Jesús, la Luz del mundo.

¿Dónde estaba la Luz de la Shekinah, la Columna de Fuego en el Tabernáculo que construyó Moisés y en el templo que construyó Salomón? En el lugar santísimo. Y el Lugar Santísimo en la Iglesia de Jesucristo, en el Templo Espiritual de Cristo es la Edad de la Piedra Angular.

¿Y dónde estaba el lugar santísimo del tabernáculo que construyó Moisés y el templo que construyó el rey Salomón? En el Oeste. Y por consiguiente en la Iglesia de Jesucristo, ¿dónde tiene que estar el Lugar Santísimo? ¿Dónde lo tiene que construir y dónde tiene que estar el Lugar Santísimo de la Iglesia de Jesucristo? ¿Dónde tiene que estar la Edad de la Piedra Angular? En el Oeste, ahí tiene que ser, que nacer esa edad; como ha surgido también cada edad de la Iglesia, viniendo del Este al Oeste.

Ahora, estamos viendo todas estas cosas y estamos viendo que hay grandes bendiciones para los ganadores de almas del Día Postrero, como también para los que ya trabajaron en la Obra de Cristo con el Mensajero de cada edad.

Ahora, leo de nuevo:

A estos hombres Dios hace promesas especiales, como en el caso de los doce apóstoles sentados en doce tronos juzgando a las doce tribus de Israel. Luego, acuérdese de Pablo, a quien se le fue dado una promesa especial: la promesa de presentar a Jesús la gente de la Novia de su día.”

Así es también para cada Mensajero de cada edad: le toca presentar a Cristo el grupo de Su Edad; porque el Mensajero fue el líder de ese grupo, de esa edad. El Mensajero fue el ganador de almas con el grupo que Dios le dio para trabajar en la Obra de Cristo; porque en el Mensajero estaba Cristo en Espíritu Santo, que es el ganador de las almas. Cristo dijo que Él no vino a perder las almas, la gente, sino a ganarlas, sino a salvarlas.

Eso fue cuando los discípulos, ¿verdad? Quisieron dos de los discípulos: Jacobo y Juan, que siempre querían el ministerio de Moisés y Elías, querían hacer bajar fuego sobre los samaritanos, porque no habían recibido a Cristo y Sus Apóstoles, porque el rostro del Señor era como para ir a Jerusalén, tenía Su rostro mirando a Jerusalén. Y le dicen a Jesús: “¿Quieres que mandemos a descender fuego del Cielo y los quememos a todos, como hizo Elías?” Y Cristo les dice: “Ustedes no saben de qué espíritu son. El Hijo del Hombre no vino a perder las almas, sino a ganarlas.” Él por Su Sacrificio en la Cruz ha hecho la Obra para ganar todas las almas de Dios que le fueron dadas por el Padre para que las busque, las gane y les dé salvación y Vida eterna.

Y ahora, para Él llevar a cabo esa labor, tiene instrumentos en cada edad, el Mensajero de cada edad con el grupo de cada edad, para ir buscando las almas de Dios, las ovejas que el Padre le dio a Cristo, para que les dé Vida eterna; y por consiguiente tienen que ir llevando el Mensaje de Cristo revelado para cada edad, que es la Voz de Cristo en Espíritu Santo llamando y juntando las ovejas que el Padre le dio para que les dé Vida eterna. Pero usa seres humanos, los cuales son los ganadores de almas; porque a todo lo que Cristo es heredero, somos nosotros coherederos con Él.

Si Él es el ganador de almas, entonces nos coloca en la posición a nosotros de ganadores de almas, cuando nos envía con el Mensaje al llevar el Mensaje, para que la gente escuchen y reciban a Cristo como su único y suficiente Salvador.

Cristo en nosotros es el ganador de almas, y nos coloca a nosotros como ganadores de almas, porque nos dejamos usar por Él, para Cristo ganar las almas que el Padre le dio, para que les dé Vida eterna, ganarlas, sacarlas del reino de las tinieblas, y colocarlas Cristo ¿dónde? En Su Reino de Luz y Vida eterna.

Para ese Reino es que trabajamos nosotros como ganadores de almas, como pescadores en la gran pesca milagrosa que Cristo llevaría a cabo, echando la Red sobre el mar de pueblos, sobre los mares de pueblos, naciones y lenguas, las aguas de la humanidad, de pueblos, naciones y lenguas, ahí están los peces de Dios; porque Dios colocó esas almas de Dios, ¿dónde? En este planeta Tierra, y por consiguiente están entre los seres humanos, están entre todas las naciones, pueblos y lenguas.

Para el Día Postrero tenemos la promesa en San Mateo, capítulo 13, en donde nos habla más claramente de lo que estará sucediendo. San Mateo, capítulo 13, verso 47 al 50, donde dice:

Asimismo el reino de los cielos es semejante a una red, que echada en el mar, recoge de toda clase de peces;

y una vez llena (vean), la sacan a la orilla; y sentados, recogen lo bueno en cestas, y lo malo echan fuera.

Así será al fin del siglo: saldrán los ángeles, y apartarán a los malos de entre los justos,

y los echarán en el horno de fuego; allí será el lloro y el crujir de dientes.”

Van a tomar a los malos y los van a echar en el horno de fuego, en la gran tribulación; y a los buenos los van a recoger, dice: “Los recogerán en cestas,” los recogerán en el Reino de Cristo, serán recogidos en el Cuerpo Místico de Cristo; y luego serán transformados los que están vivos, los que partieron serán resucitados en cuerpos glorificados, y todos estaremos con cuerpos glorificados en el Reino de Jesucristo nuestro Salvador.

Ahora, aquí vean, para cada edad Cristo envío un Ángel Mensajero, pero para el Día Postrero envía dos, Sus Ángeles, que son los ministerios de los Dos Olivos, los ministerios de Moisés y Elías, los ministerios de los Dos Candeleros, los ministerios de los Dos Ungidos que están delante de la presencia de Dios. Y si son los Dos Ungidos los que están delante de la presencia de Dios, entonces, ¿dónde tienen que aparecen en el Día Postrero? En donde estará la presencia de Dios, que es acá en la Edad de la Piedra Angular.

¿Dónde estaba la presencia de Dios en el tabernáculo que construyó Moisés? En el lugar santísimo. ¿Dónde estaba la presencia de Dios y la Columna de Fuego en el templo que construyó el rey Salomón? En el lugar santísimo. ¿Dónde tiene que estar la presencia de Dios en el Día Postrero? En el Lugar Santísimo del Templo Espiritual de Cristo, que es la Edad de la Piedra Angular, porque Él ha venido pasando de edad en edad, Cristo en Espíritu Santo en la Columna de Fuego ha venido pasando de edad en edad, hasta llegar a la Edad de la Piedra Angular.

Ya no está ninguna de las edades pasadas, porque ya esas edades terminaron. Pero ahora suben la Edad de la Piedra Angular, y ahí es donde tiene que estar delante de la presencia de Cristo, Sus Ángeles, porque el Hijo del Hombre viene con Sus Ángeles. Ahí es donde tienen que estar los Ángeles para la cosecha, para el recogimiento del Día Postrero, para la cosecha del trigo, y para el recogimiento de los peces buenos.

Y ahora, vean quién saca la Red en el Día Postrero: son los Ángeles del Hijo del Hombre; como también en la parábola del trigo y de la cizaña, dice que los segadores son los Ángeles, y dice que la siega es el fin del siglo.

Por lo tanto, el final de la Dispensación de la Gracia tienen que estar presentes en la Iglesia de Jesucristo los Ángeles del Hijo del Hombre, los ministerios de Moisés y Elías, porque esos son los ministerios que corresponden al Día Postrero, a la Edad de la Piedra Angular, a la Edad del Lugar Santísimo, y por consiguiente tienen que estar en y delante de la presencia de Dios, porque son los ministerios de los Dos Olivos, que son los Dos Ungidos que están delante de Dios, por lo tanto tienen que estar en el Día Postrero, en la Iglesia de Jesucristo, delante de la manifestación de Dios, tienen que estar delante de Dios. Porque Dios está en Su Iglesia, Dios en Cristo en Su Iglesia.

Por lo tanto, tienen que estar los Ángeles del Hijo del Hombre delante del Hijo del Hombre para llevar a cabo la labor de sacar la Red y hacer la selección. Y tienen que estar en el tiempo final, en el tiempo de la cosecha, para llevar a cabo la labor de la cosecha. Pero con estos ministerios que estarán en el Ángel de Jesucristo, estarán también los maravillosos colaboradores que Dios le dará para trabajar en la Obra de la Cosecha, en el campo del Señor, y para estar en el tiempo final en esta pesca, donde se saca la Red y se recoge lo bueno y lo malo se echa fuera, se queda para la gran tribulación.

Por lo tanto, ser un colaborador en este tiempo del misterio del Día Postrero es un privilegio grande, ser un instrumento de Cristo para ganar almas en este tiempo final es un privilegio y bendición grande que su valor es incalculable. Por lo tanto, es un privilegio y bendición grande para mí. ¿Y para quién más? Para cada uno de ustedes, ser un ganador de almas para Cristo y Su Reino.

Y podemos ver ahora quiénes son los ganadores de almas de este tiempo final, ¿quiénes son? Hemos visto quiénes son: somos nosotros como ministros de Cristo en medio de Su Iglesia.

Por lo tanto, adelante ganadores de almas, trabajando y ganando almas para Cristo y Su Reino, el Reino de Luz y de Vida eterna.

Que las bendiciones de Cristo, el Ángel del Pacto, sean sobre ustedes y sobre mí también, y nos use grandemente en Su Obra, en Su Iglesia, ganando almas para Cristo y Su Reino. En el Nombre del Señor Jesucristo. Amén y amén.

Bueno, vamos a dejar el Rvdo. Tirzo Ramiro Girón Pinzón por aquí, que fue el que me pasó a mí aquí, para que él se encargue de pasar al Rvdo. Esteban Colón, para así luego finalizar cuando sea el momento de finalizar.

Que Dios les continúe bendiciendo a todos y les guarde, y les use grandemente en Su Obra, ganando almas para Cristo; porque ustedes son ganadores de almas, y yo también. Esa es la labor que llevamos a cabo. Esa es la meta de nuestro trabajo: ganar almas para Cristo, echando la Red del Evangelio de Cristo es que se ganan las almas para Cristo.

Bueno, que Dios les continúe bendiciendo, y con nosotros ya el Rvdo. Tirzo Ramiro Girón Pinzón para continuar.

Que Dios les bendiga y les guarde a todos.

GANADORES DE ALMAS.”