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| Jesucristo como Agricultor | 2004-08-06 | 2 | San Bartolomé, Milpas Altas | Sacatepéquez | GT | 00:00:00 | false |
Muy buenas noches, amados amigos y hermanos presentes; es para mí un privilegio y bendición grande estar con ustedes en esta ocasión, para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios y Su Programa correspondiente a este tiempo final. Reciban todos saludos de mi esposa de Erica, y también los niños reciban saludos de América y de Yahannah Gabriela.
Para esta ocasión leemos en Isaías, capítulo 5, verso 1 al 7, donde dice Dios a través del Profeta Isaías:
“Ahora cantaré por mi amado el cantar de mi amado a su viña Tenía mi amado una viña en una ladera fértil.
La había cercado y despedregado y plantado de vides escogidas; había edificado en medio de ella una torre, y hecho también en ella un lagar; y esperaba que diese uvas, y dio uvas silvestres.
Ahora, pues, vecinos de Jerusalén y varones de Judá, juzgad ahora entre mí y mi viña.
¿Qué más se podía hacer a mi viña, que yo no haya hecho en ella? ¿Cómo, esperando yo que diese uvas, ha dado uvas silvestres?
Os mostraré, pues, ahora lo que haré yo a mi viña: Le quitaré su vallado, y será consumida; aportillaré su cerca, y será hollada.
Haré que quede desierta; no será podada ni cavada, y crecerán el cardo y los espinos; y aun a las nubes mandaré que no derramen lluvia sobre ella.
Ciertamente la viña de Jehová de los ejércitos es la casa de Israel, y los hombres de Judá planta deliciosa suya. Esperaba juicio, y he aquí vileza; justicia, y he aquí clamor.”
Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.
Nuestro tema para esta ocasión es: “JESUCRISTO COMO AGRICULTOR.”
En esta parábola del Antiguo Testamento, Dios nos muestra a Su Viña como el pueblo hebreo, y las plantas de esa viña, que son las plantas de uva, son los hijos de Israel.
Ahora, encontramos que ellos fueron llevados de la tierra de Israel como una vid, y fue plantada en la tierra prometida, para llevar buenas uvas, buen fruto; y fue hallado que llevó esa vid uvas silvestres.
Encontramos que el pueblo hebreo siendo la viña, y siendo que cada miembro de Israel es una vid como individuo, y Dios por medio del Ángel del Pacto allí, es para el pueblo hebreo la vid de donde salen las ramas, las diferentes ramas, las tribus de Israel que vienen de Abraham; pero Abraham viene de Dios. ¿Ven?
Y ahora, estas ramas, tribus, tenían que tener buenos frutos, uvas; o sea, tenían que tener hijos e hijas de Dios. El pueblo hebreo como nación y cada hebreo como individuo también es una planta o una rama como individuo, que tiene que llevar buenos frutos.
Ahora, encontramos en la parábola de nuestro amado Señor Jesucristo, lo siguiente... hablando del pueblo hebreo, en San Mateo, capítulo 21, dice nuestro amado Señor Jesucristo, versos 33 en adelante:
“Oíd otra parábola: Hubo un hombre, padre de familia, el cual plantó una viña (ese hombre, Padre de Familia, es Dios, la viña es el pueblo hebreo), la cercó de vallado ( ¿ven? De lo mismo que hablaba en Isaías), cavó en ella un lagar, edificó una torre...”
¿Ven? Todo lo mismo que dice aquí en Isaías, capítulo 5, verso 1 al 7. Dice que la había despedrado y había cavado en ella una torre, vean en el verso 2:
“La había cercado y despedregado y plantado de vides escogidas; había edificado en medio de ella una torre, y hecho también en ella un lagar; y esperaba que diese uvas, y dio uvas silvestres.”
Eso es lo que dice Isaías, y ahora Cristo esta haciendo referencia a esa parábola, para darle la aplicación correspondiente a ese tiempo en que Cristo estaba en medio del pueblo hebreo, y darle a conocer el cumplimiento correspondiente a ese tiempo, de esa parábola. Vamos a leer de nuevo el mismo capítulo 21, verso 33 en adelante, dice:
“Oíd otra parábola: Hubo un hombre, padre de familia, el cual plantó una viña, la cercó de vallado, cavó en ella un lagar, edificó una torre, y la arrendó a unos labradores, y se fue lejos.
Y cuando se acercó el tiempo de los frutos, envió sus siervos a los labradores, para que recibiesen sus frutos.
Mas los labradores, tomando a los siervos, a uno golpearon, a otro mataron, y a otro apedrearon.”
Esto fue lo que hicieron con los Profetas que Dios envío de tiempo en tiempo, en medio del pueblo hebreo: los apedrearon a unos, a unos los golpearon, a unos los mataron, a otros los apedrearon, y así por el estilo.
“Envió de nuevo otros siervos, más que los primeros; e hicieron con ellos de la misma manera.
Finalmente les envió su hijo...”
Ahora, cuando dice: “Finalmente les envío a su hijo.” Miren, antes de enviar a Su Hijo, al último Profeta antes de la Venida de Cristo, fue Juan el Bautista. ¿Y qué hicieron? Lo decapitaron; lo rechazaron y luego el Rey lo decapitó.
“Finalmente les envió su hijo (eso es la Primera Venida de Cristo en medio del pueblo hebreo en medio de la Viña, en medio de Israel, que es la Viña de Dios)...
Finalmente les envió su hijo, diciendo: Tendrán respeto a mi hijo.
Mas los labradores, cuando vieron...”
¿Y los labradores aquí quiénes son? El sumo sacerdote, el jefe de todos los labradores, el concilio de la religión hebrea, aquellos grandes líderes religiosos del concilio del sanedrín, y los demás doctores de la ley, y fariseos y saduceos, líderes religiosos. Todos ellos eran personas que estaban trabajando en la Viña de Dios del Antiguo Testamento, como obreros. Pero vean, cuando vieron al Hijo de Dios, que es el Heredero de esa Viña, el Heredero del pueblo hebreo, Heredero del Reino de David, Heredero del Trono de David, y por consiguiente el Heredero del Reino de Dios en la Tierra, cuando lo vieron, vean lo que dice:
“Finalmente les envió su hijo, diciendo: Tendrán respeto a mi hijo.
Mas los labradores, cuando vieron al hijo, dijeron entre sí: Este es el heredero; venid, matémosle, y apoderémonos de su heredad.
Y tomándole, le echaron fuera de la viña, y le mataron.”
Eso fue la crucifixión de Cristo: “...y le mataron.” El gobernador Pilato, no encontró causa probable para sentenciar a Jesús a muerte. Pero ellos decían: “Crucifícale, crucifícale.” Decían que si alguno se hacia rey era enemigo del Cesar, y el que se hacía amigo de esa persona, se convertía en un enemigo del Cesar también. Y Pilato, a Pilato le dio miedo, y entonces lo entrego a ellos: a los líderes religiosos, al sumo sacerdote, y los demás sacerdotes que estaban allí con el pueblo, pidiendo que lo crucificaran. Y entonces lo llevaron para ser crucificado por el ejército romano; y encontraron a un hombre que venía de trabajar, y les llevó, le llevó la Cruz a Cristo. Luego los dos hijos de él, luego fueron discípulos de Jesucristo, y fueron personas que trabajaron en la Obra de Cristo, fueron cristianos, en el tiempo de San Pablo, Pablo habla de ellos.
Ahora vean, el pueblo hebreo lo rechazó, pidió la muerte de Cristo y lo llevaron para ser crucificado, para que Pilato lo sentenciara, porque los hebreos no podían ejecutar a muerte, la pena de muerte sobre ninguna persona; tenía que ser por orden de Pilato, por orden romana. Pero fue el pueblo hebreo el que pidió la muerte de Cristo, y a quien luego Pilato lo entregó para que lo crucificaran; y por medio de los soldados romanos fue crucificado.
Ahora vean:
“Cuando venga, pues, el señor de la viña, ¿qué hará a aquellos labradores?
Le dijeron: A los malos destruirá sin misericordia, y arrendará su viña a otros labradores, que le paguen el fruto a su tiempo.
Jesús les dijo: ¿Nunca leísteis en las Escrituras:
La piedra que desecharon los edificadores,
Ha venido a ser cabeza del ángulo.
El Señor ha hecho esto,
Y es cosa maravillosa a nuestros ojos.
Por tanto os digo, que el reino de Dios será quitado de vosotros, y será dado a gente que produzca los frutos de él.
Y el que cayere sobre esta piedra será quebrantado; y sobre quien ella cayere, le desmenuzará.”
Ahora, el Reino de Dios sería quitado del pueblo hebreo, y por consiguiente la viña de Dios bajo el Pacto Antiguo, sería (esa viña) destruida. Y, vean ustedes, en Ezequiel, capítulo 9, dice verso 1 en adelante, dice:
“Clamó en mis oídos con gran voz, diciendo: Los verdugos de la ciudad han llegado, y cada uno trae en su mano su instrumento para destruir.
Y he aquí que seis varones venían del camino de la puerta de arriba que mira hacia el norte, y cada uno traía en su mano su instrumento para destruir. Y entre ellos había un varón vestido de lino, el cual traía a su cintura un tintero de escribano; y entrados, se pararon junto al altar de bronce.
Y la gloria del Dios de Israel se elevó de encima del querubín, sobre el cual había estado, al umbral de la casa; y llamó Jehová al varón vestido de lino, que tenía a su cintura el tintero de escribano,
y le dijo Jehová: Pasa por en medio de la ciudad, por en medio de Jerusalén, y ponles una señal en la frente a los hombres que gimen y que claman a causa de todas las abominaciones que se hacen en medio de ella.
Y a los otros dijo, oyéndolo yo: Pasad por la ciudad en pos de él, y matad; no perdone vuestro ojo, ni tengáis misericordia.
Matad a viejos, jóvenes y vírgenes, niños y mujeres, hasta que no quede ninguno; pero a todo aquel sobre el cual hubiere señal, no os acercaréis; y comenzaréis por mi santuario. Comenzaron, pues, desde los varones ancianos que estaban delante del templo.”
Esta profecía se cumplió plenamente en los días de los Apóstoles. Jesucristo había profetizado en San Lucas, capítulo 19, versos 41 al 44, acerca de Jerusalén:
“Y cuando llegó cerca de la ciudad, al verla (esto fue en Su entrada triunfal)...
Y cuando llegó cerca de la ciudad, al verla, lloró sobre ella,
diciendo: ¡Oh, si también tú conocieses, a lo menos en este tu día, lo que es para tu paz! Mas ahora está encubierto de tus ojos.
Porque vendrán días sobre ti, cuando tus enemigos te rodearán con vallado, y te sitiarán, y por todas partes te estrecharán,
y te derribarán a tierra, y a tus hijos dentro de ti, y no dejarán en ti piedra sobre piedra, por cuanto no conociste el tiempo de tu visitación.”
¿Ven? Cuando vino el Hijo de Dios, el Heredero de la Viña de Dios, el Heredero del pueblo hebreo y del Reino de Dios en medio del pueblo hebreo, ¿ven? No lo reconocieron. ¿Y qué hicieron? Lo mataron. Pero ahora la sentencia era que sobre Jerusalén vendría la destrucción. Esa fue la profecía que Cristo dio en Su llegada cerca a Jerusalén en el día de Su entrada triunfal.
Ahora Cristo también en el Evangelio según San Mateo, y en otros lugares, Él dijo acerca de la destrucción de Jerusalén. Él dijo algo aquí muy importante para aquellos discípulos de nuestro amado Señor Jesucristo. Veamos algunas de las cosas que Él dijo en San Mateo, porque en San Mateo 24, verso 3, estando Jesús con Sus discípulos en el Monte de los Olivos, dice... vamos a ver... y antes de llegar al Monte de los Olivos. Capítulo 24, verso 1 en adelante, dice:
“Cuando Jesús salió del templo y se iba, se acercaron sus discípulos para mostrarle los edificios del templo.
Respondiendo él, les dijo: ¿Veis todo esto? De cierto os digo, que no quedará aquí piedra sobre piedra, que no sea derribada.”
Está profetizando aquí de lo que le va a pasar a la viña del Señor, y lo que le va a pasar a la ciudad de Jerusalén, y al templo, y a todos esos edificios.
“Y estando él sentado en el monte de los Olivos, los discípulos se le acercaron aparte, diciendo: Dinos, ¿cuándo serán estas cosas, y qué señal habrá de tu venida, y del fin del siglo?
Respondiendo Jesús, les dijo (aquí vean, le hacen tres preguntas): ¿cuándo serán estas cosas (o sea, la destrucción de Jerusalén, del templo, y de los edificios que allí estaban), y qué señal habrá de tu venida (o sea, qué señal será vista que esté dando testimonio de Tu Venida), y del fin del siglo? (o sea, qué señal habrá de Tu Venida y qué señal habrá del fin del siglo)...”
Sigue diciendo Jesús... vamos a ver, hay un lugar donde Cristo dice que cuando vean a Jerusalén cercada de ejércitos, aquí está, verso 15 en adelante, dice: “Por tanto...” Vamos a leer un poquito antes, verso 12 en adelante, dice:
“...y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará.
Mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo.
Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin.
Por tanto, cuando veáis en el lugar santo la abominación desoladora de que habló el profeta Daniel (el que lee, entienda),
entonces los que estén en Judea, huyan a los montes.
El que esté en la azotea, no descienda para tomar algo de su casa;
y el que esté en el campo, no vuelva atrás para tomar su capa.
Mas ¡ay de las que estén encintas, y de las que críen en aquellos días!
Orad, pues, que vuestra huida no sea en invierno ni en día de reposo (en invierno, porque es difícil viajar; y en día de reposo, porque no podían caminar mas de una milla),
porque habrá entonces gran tribulación, cual no la ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá.
Y si aquellos días no fuesen acortados, nadie sería salvo; mas por causa de los escogidos, aquellos días serán acortados.”
Y aquí está el lapso de tiempo de la destrucción de Jerusalén por el general romano Tito. Pero los discípulos del Señor Jesucristo tenían la señal del Varón con el tintero en su cintura. ¿Y cuál era la señal? El Bautismo del Espíritu Santo; estaban sellados con el Espíritu Santo; el Día de Pentecostés vino el Espíritu Santo y los selló, porque el Espíritu Santo es el Varón con el tintero en Su cintura. El Espíritu Santo es Cristo en Espíritu Santo, el Varón con el tintero en la cintura, que vino para sellar a todos los escogidos de Dios, vino para sellar a todos los creyentes en Cristo.
Y luego del Día de Pentecostés en adelante, continuó sellando a toda persona que recibe a Cristo como su único y suficiente Salvador, era bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y Cristo lo ha perdonado y con Su Sangre los ha limpiado de todo pecado, y luego los bautizaba con Espíritu Santo y Fuego, y quedaban sellados con el Sello del Dios vivo.
Esas personas tenían de parte de Cristo las instrucciones: que cuando vieran a Jerusalén cercada de ejércitos, huyeran de Jerusalén, los que estaban en Jerusalén; y los que estaban fuera no entraran a Jerusalén a buscar ninguna de sus pertenencias, que estaban en Jerusalén; porque había llegado el tiempo para la destrucción de Jerusalén. Por dos años estuvo cercada Jerusalén: desde el año 68 al año 70; y en el año 70 fue destruida Jerusalén por el general romano Tito. Eso fue en el año 70 de la era cristiana; y así se cumplió la destrucción de Jerusalén, porque no reconocieron y no conocieron el día de la visitación de Dios a través de carne humana, en la persona de Jesucristo nuestro Salvador.
Por lo tanto, vean ustedes, por cuanto ellos no reconocieron esa visitación; y a Jesucristo, el Hijo de Dios, el Hijo del Dueño de la Viña, lo mataron, todo ese juicio divino vino sobre el pueblo hebreo. Dice:
“Y si aquellos días no fuesen acortados, nadie sería salvo; mas por causa de los escogidos, aquellos días serán acortados (y aquellos días fueron acortados por Dios).”
Ahora, hemos visto algo aquí muy importante: y es que la Viña de Dios, que es el pueblo hebreo en el Antiguo Testamento, por cuanto no dio el fruto que tenía que dar, y los obreros rechazaron al Hijo de Dios, y lo mataron por mano de los soldados romanos, todas esas calamidades le vinieron a la Viña de Dios del Antiguo Testamento, el pueblo hebreo.
Está la viña terrenal, que es el pueblo hebreo, el pueblo terrenal de Dios, compuesto por los siervos de Dios; pero está la Viña Celestial de Dios, compuesta por los hijos e hijas de Dios, que es la Iglesia del Señor Jesucristo. El pueblo hebreo tenía la oportunidad y bendición de ser el pueblo a través de los cuales aparecieran en la Tierra manifestados en carne humana, todos los hijos e hijas de Dios, todos los que serían los miembros de la Iglesia del Señor Jesucristo. Pero por cuanto rechazaron a Cristo y lo mataron, por mano de los soldados romanos y por orden de Pilato, al cual le pidieron que lo crucificara.
Vean ustedes, ahora la bendición de tener hijos e hijas de Dios cayó entre los gentiles mayormente; y ahora la Iglesia del Señor Jesucristo en su mayoría está compuesta por gentiles, entre los cuales Dios envío esas almas de Dios, esos hijos de Dios, a nacer en cuerpos de personas gentiles. Pero lo más importante es lo que es la persona en su alma; el cuerpo puede ser de entre los gentiles o de entre los hebreos; puede ser blanco, puede ser negro, puede ser amarillo, eso no tiene ninguna importancia. Luego, Dios cuando nos dé el nuevo cuerpo, ya Él va a saber de qué color y cómo va a ser el cuerpo nuevo que Él nos va a dar; y va a ser un cuerpo perfecto.
Ahora, mientras la bendición de la Viña de Dios ha pasado del Israel terrenal al Israel Celestial, ahora la Viña que está vigente, la Viña de Dios del Nuevo Testamento, es la Iglesia del Señor Jesucristo. Por eso, ahora, acá en la parábola de la viña, de Mateo 21, verso... vamos a ver capítulo 20, verso 1 en adelante, dice:
“Porque el reino de los cielos es semejante a un hombre, padre de familia, que salió por la
mañana a contratar obreros para su viña.
Y habiendo convenido con los obreros en un denario al día, los envió a su viña.
Saliendo cerca de la hora tercera del día, vio a otros que estaban en la plaza desocupados; y les dijo: Id también vosotros a mi viña, y os daré lo que sea justo. Y ellos fueron.
Salió otra vez cerca de las horas sexta y novena, e hizo lo mismo.
Y saliendo cerca de la hora undécima, halló a otros que estaban desocupados; y les dijo: ¿Por qué estáis aquí todo el día desocupados?
Le dijeron: Porque nadie nos ha contratado. El les dijo: Id también vosotros a la viña, y recibiréis lo que sea justo.
Cuando llegó la noche, el señor de la viña dijo a su mayordomo: Llama a los obreros y págales el jornal, comenzando desde los postreros hasta los primeros.
Y al venir los que habían ido cerca de la hora undécima, recibieron cada uno un denario (al venir también los primeros, pensaron que habían de recibir más; pero también ellos recibieron cada uno un denario).
Y al recibirlo, murmuraban contra el padre de familia,
diciendo: Estos postreros han trabajado una sola hora, y los has hecho iguales a nosotros, que hemos soportado la carga y el calor del día.
El, respondiendo, dijo a uno de ellos: Amigo, no te hago agravio; ¿no conviniste conmigo en un denario?
Toma lo que es tuyo, y vete; pero quiero dar a este postrero, como a ti. ¿No me es lícito hacer lo que quiero con lo mío? ¿O tienes tú envidia, porque yo soy bueno?
Así, los primeros serán postreros, y los postreros, primeros; porque muchos son llamados, mas pocos escogidos.”
Aquí tenemos esta parábola, la cual tuvo su cumplimiento en el pueblo hebreo y también tiene su cumplimiento en la Iglesia del Señor Jesucristo; porque en el Nuevo Testamento la Viña del Señor es la Iglesia del Señor Jesucristo. Y la Iglesia del Señor Jesucristo, vean ustedes, es el pueblo donde Dios colocó la Vid verdadera, que es Cristo, para que tuviera Sus ramas (diferentes ramas), y la Vid Verdadera, Cristo, reproducirse a través de Sus ramas; y de ese Tronco, que es Cristo, de ahí sale ese tallo, y en ese tallo surgen las diferentes ramas.
Encontramos que ese tallo que sube es la Iglesia del Señor Jesucristo que nació el Día de Pentecostés, y allí echó la primera rama del tiempo de los Apóstoles; y luego en el tiempo de San Pablo echó otra rama entre los gentiles, la rama de la edad primera de la Iglesia, que la podemos llamar: “La rama de San Pablo.” Por el nombre del Ángel Mensajero de esa edad, la cual se cumplió en Asia Menor. Luego en Europa echó cinco ramas, las diferentes ramas correspondientes a la rama de Ireneo, a la rama de Martín, a la rama de Colombo, a la rama de Lutero, a la rama wesleyana o de Wesley. ¿Ve? Son diferentes ramas del Cristianismo, de la Iglesia del Señor Jesucristo, que han surgido de la Vid Verdadera, que es Cristo; y cada rama ha producido hijos e hijas de Dios en el tiempo que estuvo vigente.
Y luego surgió una rama en Norteamérica, la rama de la séptima edad de la Iglesia entre los gentiles, que es la rama pentecostal, la cual puede ser llamada por el nombre de su Mensajero, el precursor de la Segunda Venida de Cristo: el Rvdo. William Branham. Y luego, de las raíces surge una rama, o sea, surge una rama en la Iglesia de Jesucristo en este tiempo final, que es la Edad de la Piedra Angular; y en cada rama, pues, han nacido los hijos e hijas de Dios. Esas ramas producen fruto bueno, fruto genuino, porque son las ramas de la Vid Verdadera, que es Cristo; y esa Vid Verdadera se reproduce en buen fruto, no en uvas silvestres sino en uvas buenas señaladas por Dios como los hijos e hijas de Dios.
Y ahora, cada creyente en Cristo, siendo que Cristo es la Vid Verdadera, y Cristo dijo: “Y vosotros sois los pámpanos (o sea, las ramas).” Por lo tanto, a través de cada creyente en Cristo como una rama, los frutos, la Vida de Cristo, la Vid Verdadera, pasan a esas ramas para traer el fruto del Espíritu Santo, de Cristo. Eso es para cada creyente en Cristo como individuo.
Por lo tanto, ahora en el Nuevo Testamento, el Israel de Dios es la Iglesia del Señor Jesucristo, es el Israel Celestial; y por consiguiente es la Viña del Señor, donde Él ha enviado obreros a trabajar. Allá en el tiempo de los Apóstoles ellos fueron los primeros obreros; luego en el tiempo de los diferentes Ángeles Mensajeros, esos son los obreros de esas diferentes edades de la Iglesia. Y para el Día Postrero, para este tiempo final, ¿quiénes son los obreros de este tiempo final? Los que trabajan en la Viña del Señor Jesucristo, en la Iglesia del Señor Jesucristo.
Y Cristo es la Vid Verdadera, y nosotros somos Sus ramas como individuos. Y la Iglesia, como Cuerpo Místico de creyentes, es el tallo que está conectada al tronco, a Cristo; o sea, que toda la Vid de uvas es Cristo en la forma de ese árbol o planta de uvas; y todo se alimenta del tronco, de Cristo. Y las ramas en la Iglesia como Cuerpo Místico de creyentes son las diferentes etapas de la Iglesia, y el fruto son todos los hijos e hijas de Dios; y Jesucristo es la Vid Verdadera; y Jesucristo también es el Agricultor, que ha estado trabajando en esa viña, Su viña, y ha estado como la Vid Verdadera reproduciéndose por medio del tallo y las ramas, en uvas, en hijos e hijas de Dios, uvas buenas, hijos e hijas de Dios.
Jesucristo en el Nuevo Testamento es el mismo Jehová del Antiguo Testamento, y Jehová, Dios, por medio de Su Ángel, el Ángel del Pacto, que es Cristo en Su cuerpo angelical, era el Señor y Dueño de la Viña; y por consiguiente era también el Labrador. Pero Él tuvo obreros que colocó a trabajar en Su Viña: el pueblo hebreo.
Y ahora, en el Nuevo Testamento, siendo que el pueblo hebreo es la viña terrenal, ahora en el Nuevo Testamento tenemos a la Iglesia de Jesucristo como la Viña Celestial de Dios, el pueblo Celestial de Dios; y en esa Viña es que usted y yo estamos, como uvas de ese árbol o planta de uvas; y esa planta de uvas, esa Viña o esa Vid, es Cristo; y el tallo que sale de Cristo, el tronco, es la Iglesia con sus diferentes ramas, sus diferentes etapas o edades, las cuales podemos identificar con los nombres de los Mensajeros que ha tenido la Iglesia del Señor Jesucristo. Y cada rama, vean ustedes, así como en una vid surge una rama y esa rama tiene ramificaciones también; y así es en cada etapa de la Iglesia del Señor Jesucristo.
Por lo tanto, consientes de que la Iglesia del Señor Jesucristo es la Viña del Señor Jesucristo, en donde está Cristo, la Vid Verdadera, para reproducirse en muchos hijos e hijas de Dios, le pedimos a Cristo, el Labrador, y también la Vid Verdadera, que nos eche abono, y agua, y que Su Espíritu se manifieste en nosotros, y traiga a vida todas las bendiciones que Él ha prometido para Su Vid Verdadera con todas sus ramas.
Y ahora, para las ramas de este tiempo final: que Él envíe todas Sus bendiciones para la rama de la Edad de la Piedra Angular. Estamos viviendo en el tiempo más glorioso de todos los tiempos, en donde los obreros de este tiempo final, aunque trabajen corto tiempo el tiempo que corresponde a nuestra edad estando en estos cuerpos físicos, vamos a recibir un salario como los Apóstoles de nuestro amado Señor Jesucristo, y será un salario grande en el Reino de Cristo.
Por lo tanto, los obreros de la Viña del Señor Jesucristo del Nuevo Testamento, trabajan con gozo y con Amor Divino, sabiendo para quién trabajan: trabajan para el Señor Jesucristo, el Dueño y Agricultor de la Viña de Dios del Nuevo Testamento, de la Viña Celestial de Dios, que es la Iglesia del Señor Jesucristo, del Pueblo Celestial de Dios, compuesto por los hijos e hijas de Dios.
Y ahora, toda la Vida de Cristo de edad en edad, vean ustedes, ha estado pasando a las diferentes ramas, pero en la Iglesia del Señor Jesucristo. Si alguna persona o algún grupo se sale de ese tallo que sube del tronco, y forma otra religión, ya no está en la Vid Verdadera, que es Cristo. Hay muchísimas religiones en este mundo, pero solamente los que creen en Cristo están en la Vid Verdadera, que es Cristo, y por consiguiente pertenecen a alguna de las ramas de la Vid Verdadera,
Y ahora, la Vida de Cristo por medio de Su Espíritu Santo en la Vid Verdadera, así como pasó a cada edad, a cada rama, está pasando la rama del Día Postrero, que es la Edad de la Piedra Angular, para producir Cristo el fruto de hijos e hijas de Dios en la rama de la Edad de la Piedra Angular. Y todo esto lo hace Jesucristo como el Agricultor. Él sabe cómo hacerlo. Él también es la Vid, Agricultor y Vid; como también Dios es Diseñador, Arquitecto y Constructor del Universo; y así como Jesucristo es el Buen Pastor, y también es la Puerta del Redil de las ovejas.
Ahora, podemos ver la bendición tan grande que tenemos en este tiempo final, al estar en la Iglesia del Señor Jesucristo, lo cual significa que estamos en la Viña del Señor Jesucristo, el Dueño de esa Viña, el Dueño y Agricultor de Su Viña, Su Iglesia. Este es el tiempo en donde todos los escogidos de Dios nacen, los escogidos del Día Postrero nacen en la Viña del Señor en la etapa correspondiente a este tiempo final; los de otras etapas, pues, nacieron en la Iglesia de Jesucristo en el tiempo correspondiente, en el cual ellos vivieron.
Ahora, Jesucristo como Agricultor lo estamos viendo en la Viña, en Su Viña, y en esta Vid Verdadera, que es el mismo Jesucristo. También Cristo como Agricultor tiene un campo de trigo, o sea, tiene la mies de trigo. Pero de eso no vamos a hablar en esta ocasión, sino que estamos hablando solamente del Agricultor en Su Viña, el cual es Jesucristo como Agricultor, ¿dónde? En Su Viña.
Así como Él envío obreros a Su Viña de etapa en etapa, también Él en el campo de trigo, Él envía los diferentes obreros, los diferentes siervos en cada etapa. Pero al final envía Sus Ángeles. Y eso es lo que corresponde a este tiempo final en la Viña del Señor también; porque no puede enviar al final, al tiempo del fin o fin del siglo, que es el tiempo del fin de la Dispensación de la Gracia (no quiere decir: el ultimo día o terminada ya la Dispensación de la Gracia, sino en el último tiempo de la Dispensación de la Gracia) envía a Sus Ángeles con Gran Voz de Trompeta. Eso hace Cristo en el campo de trigo.
Y aquí en el campo llamado: “La Viña del Señor, el campo en donde está la vid de uvas, aquí los que vienen al final son los que vienen con el ministerio del tiempo final, trabajando en la Obra del Señor Jesucristo. Como que este tema, como que es más para ministros; pero es que ustedes son parte también de la Viña del Señor. Todos somos parte de la Viña del Señor, de la Iglesia del Señor Jesucristo. Por lo tanto, es bueno que sepamos qué lugar ocupamos nosotros en la Viña del Señor, y cuáles son los diferentes ministerios que han trabajado en la Viña del Señor, que es lo mismo que el campo de trigo, en donde Dios, Cristo, ha enviado Sus diferentes Obreros, Mensajeros, a trabajar desde el tiempo de los Apóstoles hasta este tiempo final.
Para el tiempo final la señal del fin del tiempo será el ministerio de los Obreros del Día Postrero, los Ángeles del Hijo del Hombre, tanto en el campo de trigo, como en la Viña del Señor, en donde está la Vid Verdadera y en donde están los escogidos de Dios, como el fruto de la Vid Verdadera, el fruto de Cristo, y donde están los escogidos de Dios como individuos, como también Vid, cada uno, o como ramas de la Vid de Cristo, llevando el fruto de Cristo en sus vidas.
Por lo tanto, consientes de que esta parábola se está cumpliendo en la Iglesia de Jesucristo, porque el Reino de Dios pasó de los hebreos a la Iglesia del Señor Jesucristo, así como la bendición que era para Manasés, pasó a Efraín, cuando Jacob bendijo a Efraín y a Manasés en el capítulo 48 del Génesis. Así ha pasado la Bendición de la Primogenitura del pueblo hebreo a la Iglesia del Señor Jesucristo.
Y ahora, Cristo por medio de Su Espíritu Santo está obrando en medio de Su Viña, la Iglesia, Su Iglesia. Ahí es donde está Cristo obrando. Pero pronto Dios va a obrar con el pueblo hebreo, que es la Viña terrenal de Dios.
Vean, cuando en Isaías dice que no va a enviar lluvia sobre la viña, y lo que está en ella, que es el pueblo hebreo, dice, capítulo 5, verso 6 de Isaías, dice:
“Haré que quede desierta; no será podada ni cavada, y crecerán el cardo y los espinos; y aun a las nubes mandaré que no derramen lluvia sobre ella.”
Y ahora, encontramos que sobre el pueblo hebreo como nación, la Lluvia Temprana no ha estado cayendo, ha estado cayendo sobre la Iglesia del Señor Jesucristo de edad en edad y sobre individuos. Por lo tanto, el Espíritu de Dios se fue del pueblo hebreo a los gentiles, y ha estado llamando de entre los gentiles un pueblo para Su Nombre, a medida que ha estado cayendo la Lluvia Temprana de la Enseñanza del Evangelio de Jesucristo nuestro Salvador. Y ha estado con esa Lluvia Temprana, regando la Vid Verdadera, y las diferentes ramas han estado naciendo de la Iglesia del Señor Jesucristo, y han estado llevando el fruto, hijos e hijas de Dios de etapa en etapa.
Y para este tiempo final tenemos la promesa que sobre y que en la Viña del Señor y sobre la Vid, caerá la Lluvia Temprana y Tardía como al principio; esto es la Lluvia Temprana de la Enseñanza de la Primera Venida de Cristo y Su Obra de Redención en la Cruz del Calvario como el Cordero de Dios, y la Lluvia Tardía de la Enseñanza de la Segunda Venida de Cristo como el León de la Tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo.
A través de la Escritura encontramos que está la promesa de la Lluvia Temprana y Tardía. Vean, aquí en Zacarías, capítulo 10, verso 1, dice:
“Pedid a Jehová lluvia en la estación tardía.”
Eso es la Lluvia Tardía; y la Lluvia Tardía cae en el tiempo del verano; y en el tiempo del verano es que se lleva a cabo también la cosecha, porque el fruto madura en el tiempo del verano; y en el tiempo del verano es la Venida del Reino de Dios.
“Jehová hará relámpagos, y os dará lluvia abundante, y hierba verde en el campo a cada uno.”
Ahí tenemos la promesa de la Lluvia Tardía. También en Oseas y Joel.... vamos a ver a Joel primero: Joel, capítulo 2, verso 22 en adelante, dice:
“Animales del campo, no temáis; porque los pastos del desierto reverdecerán, porque los árboles llevarán su fruto, la higuera y la vid darán sus frutos.
Vosotros también, hijos de Sion, alegraos y gozaos en Jehová vuestro Dios; porque os ha dado la primera lluvia a su tiempo, y hará descender sobre vosotros lluvia temprana y tardía como al principio.”
¿Ven? Aquí tenemos la promesa de la Lluvia Temprana y Tardía.
“Las eras se llenarán de trigo, y los lagares rebosarán de vino y aceite.”
¿Ven? Los lagares de la Viña del Señor rebosaran de vino y aceite. Así como cuando viene la Lluvia Temprana y Tardía en los lugares donde hay viñas. Entonces ¿qué sucede? Lleva mucho fruto. Si no hay lluvia las viñas se secan, o sea, los árboles de uvas se secan y no pueden producir el fruto.
Ahora, para la restauración del pueblo hebreo como nación, y para el Espíritu de Dios regresar al pueblo hebreo, tiene que regresar en Su manifestación final, por medio de los ministerios de los Dos Olivos, en esos ministerios el Espíritu Santo estará regresando al pueblo hebreo; y por cuanto el Espíritu Santo está en medio de la Iglesia de Jesucristo, entonces coloca esos ministerios de los Dos Olivos, ¿dónde? En la Iglesia del Señor Jesucristo, para que después de ahí pueda pasar al pueblo hebreo.
Ahora, en Oseas, capítulo 6, verso 1 al 3, dice:
“Venid y volvamos a Jehová; porque él arrebató, y nos curará; hirió, y nos vendará.
Nos dará vida después de dos días (o sea, después de dos mil años; porque un día delante del Señor es como mil años, y mil años como un día), en el tercer día nos resucitará, y viviremos delante de él.”
Una resurrección para el pueblo hebreo, una resurrección como nación; porque con el juicio divino que vino sobre la viña, el pueblo hebreo. Vean, el pueblo hebreo perdió las bendiciones que tenía, y el pueblo hebreo y Jerusalén y el templo fueron destruidas. Pero acá está prometida una resurrección del pueblo hebreo como nación, para lo cual tiene que Dios obrar conforme a la promesa de Ezequiel, capítulo 37, versos 1 al 14; y Ezequiel, capítulo 37, versos 15 al 28, de lo cual no vamos a leer ahora. Pero vean, dice:
“Nos dará vida después de dos días; en el tercer día nos resucitará, y viviremos delante de él.”
Desde los días de Cristo hacia acá han transcurrido ya dos días delante de Dios, dos mil años, y ahora estamos en el tercer día delante de Dios, de Cristo hacia acá. De los días de Cristo hacia acá, son los Días Postreros. Por eso Cristo apareció en Su ministerio terrenal en los Días Postreros. Cuando Cristo tenía de 3 a 7 años de edad comenzó el quinto milenio de Adán hasta Cristo; y el quinto milenio es el primero de los milenios postreros para la raza humana, y por consiguiente de los Días Postreros delante de Dios.
Los Días Postreros delante de Dios son tres: El quinto día, que está representado en el jueves; el sexto día, que está representado en el viernes; aunque no parezca así para los gentiles pero es así, porque el primer día de la semana es el domingo; casi siempre pensamos que es el lunes, pero es el domingo; y el quinto día, que es el jueves, es el primero de los días postreros de la semana; y el segundo de los días postreros de la semana es el viernes; y el último de los días postreros de la semana es el sábado. Y delante de Dios los días postreros son tres. “Y por cuanto un día delante del Señor es como mil años y mil años como un día,” conforme a Segunda de Pedro, capítulo 3, verso 8; y al Salmo 90, verso 4, Salmo del Profeta Moisés, para los seres humanos los tres Días Postreros delante de Dios son los tres milenios postreros, y son el quinto milenio, sexto milenio y séptimo milenio.
Y ahora, después de dos días, ¿ve? Después de los primeros dos Días Postreros, que son los primeros dos mil años postreros, o sea, de los tres milenios postreros, ya han transcurrido dos milenios.
Y ahora, estamos en el milenio postrero, en el Día Postrero delante de Dios, que es el séptimo milenio de Adán hacia acá, representado en el día sábado y representado también en la séptima edad de la Iglesia.
Y ahora, para el Día Postrero que es el Séptimo Milenio de Adán hacia acá, que también es el tercer milenio de Cristo hacia acá, vean, para ese día es que Dios va a restaurar al pueblo hebreo, luego que restaure a Su Iglesia, que complete a Su Iglesia y restaure a Su Iglesia a la Vida eterna espiritual, y luego a la Vida eterna física, resucitando a los muertos creyentes en Él en cuerpos glorificados y transformándonos a nosotros los que vivimos; y así restaurándonos totalmente, espiritualmente y físicamente a la Vida eterna.
“Nos dará vida después de dos días; en el tercer día nos resucitará, y viviremos delante de él.
Y conoceremos, y proseguiremos en conocer a Jehová; como el alba está dispuesta su salida, y vendrá a nosotros como la lluvia, como la lluvia tardía y temprana a la tierra.”
¿Ve? Y vendrá al pueblo hebreo como la Lluvia Tardía y Temprana, a la Viña terrenal de Dios, que es el pueblo hebreo. Pero primero estará en la Viña Celestial de Dios, que es la Iglesia del Señor Jesucristo; ahí estará la Lluvia Tardía y Temprana cayendo, la Lluvia Temprana de la Enseñanza de la Primera Venida de Cristo y Su Obra de Redención en la Cruz del Calvario, y la Lluvia Tardía de la Enseñanza de la Segunda Venida de Cristo como el León de la Tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores, en Su Obra de Reclamo.
¿Ven? Esas dos Enseñanzas de la Primera y Segunda Venida de Cristo las tendrá la Iglesia del Señor Jesucristo, y después pasará al pueblo hebreo. Eso es la Lluvia Temprana y la Lluvia Tardía cayendo sobre la Viña del Señor en el Día Postrero, en este tiempo final en el cual nos ha tocado a nosotros vivir. Y por consiguiente esta es la única etapa de la Iglesia de Jesucristo en la Viña del Señor Jesucristo, la Iglesia del Señor Jesucristo, que caería la Lluvia Temprana y Tardía, la Lluvia Temprana de la Enseñanza de la Primera Venida de Cristo, que eso es la predicación del Evangelio de la Gracia y la Lluvia Tardía de la Enseñanza de la Segunda Venida de Cristo, que eso es la predicación del Evangelio del Reino.
Sobre la Iglesia de Jesucristo en otras edades, solamente cayó la Lluvia Temprana de la Enseñanza de la Primera Venida de Cristo, la revelación divina de la Primera Venida de Cristo. Pero la revelación divina de la Segunda Venida de Cristo, solamente caería sobre la Viña del Señor Jesucristo y sobre la Vid, la Iglesia de Jesucristo, y el Cuerpo Místico de Cristo en el Día Postrero, en la etapa de la Edad de la Piedra Angular; y por consiguiente el grupo del Día Postrero de la Iglesia de Jesucristo, es el grupo, la rama más privilegiada de todas las ramas, porque es la rama en donde llegará a madurez, a ser cristianos maduros; y llegarán a la transformación de sus cuerpos, los escogidos de Dios en la Vid Verdadera, Jesucristo nuestro Salvador, en el Cuerpo Místico de Cristo, que es Su Iglesia, en medio de la Viña del Señor, el Cristianismo.
Ahora, hemos visto lo grande que es Jesucristo, el Agricultor. ¿Ven? Él es Carpintero. Él fue carpintero en Nazaret. ¿Pero saben ustedes una cosa? Que Él es el Creador, Constructor, Diseñador y Constructor, Arquitecto y Constructor, del Universo completo; porque Dios por medio de Cristo creó todas las cosas.
Y luego cuando viene a la Tierra refleja todo eso siendo un carpintero, y luego hablando también de la agricultura, y hablando también de la pesca como pescador. ¿Ven? Era el Pescador de todos los pescadores. Cuando Pedro, que era un buen pescador, no encontró peces, Cristo sabía dónde estaban, Cristo los creó para que Pedro, Andrés, Jacobo y Juan, los pescaran. Cristo es la Cabeza de todo, Cristo es la persona máxima, no solamente del mundo invisible, entre los Ángeles, sino también de entre los seres humanos y de entre Su Iglesia.
“JESUCRISTO COMO EL AGRICULTOR,” vean, ha hecho producir en Su Viña, en el Cristianismo, en medio del Cristianismo, ha hecho producir a la Vid Verdadera, que es el mismo Cristo, el cual está en forma de Su Iglesia, produciendo hijos e hijas de Dios, uvas verdaderas y buenas en las diferentes ramas de Su Iglesia, las diferentes ramas de ese Árbol de uvas o de esa planta de uvas, que es en forma de una enredadera.
De esa bendición fue que le habló Dios por medio de Jacob a José; y la Bendición de la Primogenitura vino sobre José y los hijos de José; y la parte más importante de la Bendición de la Primogenitura cayó sobre Efraín. De eso hablaremos en otra ocasión.
Ya que en la bendición dada a José, Dios dijo: “Rama fructífera es José.” Y también José le puso por nombre a su primer hijo: Manasés, porque Dios lo hizo olvidar; y por consiguiente ese nombre tiene que ver con olvidar. Significa: “El que hace olvidar.” Pero al segundo hijo le puso Efraín, que significa: “Fructífero.” Y José siendo una rama fructífera, vean, a través de Manasés viene un pueblo, porque Jacob dijo: “Él también será un pueblo, pero su hermano Efraín, será más grande que él.” Y de Efraín, dice Jacob en el capítulo 48, hablando la bendición que vendría a través de Efraín, dice:
“Mas su padre no quiso...”
Cuando quiso José que cambiara la mano, y colocara la mano derecha sobre Manasés, pero ya Jacob la había colocado sobre Efraín, y la mano izquierda estaba sobre Manasés. Eso fue lo que sucedió en la Cruz. ¿Ve? La Cruz de Cristo ha hecho que la Bendición que era para el pueblo hebreo, el cual rechazó a Cristo, ahora la Bendición del Reino pasó a la Iglesia del Señor Jesucristo.
Y ahora, Efraín tipifica a la Iglesia del Señor Jesucristo, y Manasés representa al pueblo hebreo.
“Mas su padre no quiso, y dijo: Lo sé, hijo mío, lo sé; también él vendrá a ser un pueblo (¿ven? Manasés vendrá a hacer un pueblo, y tipifica al pueblo hebreo), y será también engrandecido.”
¿Ven? El pueblo hebreo será un pueblo engrandecido, más de lo que ha sido engrandecido en otros tiempos, va a ser engrandecido en el Reino Milenial de Jesucristo.
“...pero su hermano menor será más grande que él, y su descendencia formará multitud de naciones.”
¿Ven? Así que la Bendición de José de ser fructífero pasa a Efraín, para multiplicarse esa rama de esa Vid Verdadera, multiplicarse y formar multitud de naciones. Cristo diciendo que Él es la Vid Verdadera, vean, la Bendición de José pasa a Cristo y Cristo la pasa a Su Iglesia; y Su Iglesia es la Viña, Su Iglesia, el Cristianismo, es la Viña, y Su Iglesia es ese Árbol que surgió de Cristo, del Tronco; y cada etapa de la Iglesia es cada rama de esa Vid; y cada rama tiene diferentes ramificaciones, y el fruto de esas ramas son los hijos e hijas de Dios.
Y ahora, ¿dónde estamos en la Vid Verdadera? En la rama final, la rama de la Edad de la Piedra Angular, como fruto de esa Vid Verdadera, como miembros del Cuerpo Místico de Jesucristo nuestro Salvador. Y todas las bendiciones habladas a José y a Efraín, vean cómo han pasado a la Iglesia del Señor Jesucristo; y todas las bendiciones dadas al pueblo hebreo, pasan de Cristo y a través de Cristo a la Iglesia del Señor Jesucristo, que es la Viña del Señor bajo el Nuevo Pacto en el Nuevo Testamento, y ahí es donde están todas las bendiciones de Dios.
Y ahora estamos esperando una bendición grande en este tiempo final; y todo está preparado por Dios para esa bendición. Cuando se complete Su Iglesia vendrá la resurrección de los muertos en Cristo y la transformación de nosotros los que vivimos, y entonces seremos eternos, con cuerpos glorificados como el cuerpo glorificado de nuestro amado Señor Jesucristo.
Ahora, sabiendo todas estas cosas, las personas al escuchar y no estar - y no han recibido a Cristo, pues desean ser parte de esa Vid Verdadera, ser fruto, un hijo o una hija de Dios de esa Vid Verdadera, de Cristo en Su Iglesia.
¿Y cómo es que se viene a formar parte de la Iglesia Jesucristo? ¿Cómo se viene a entrar al Reino de Cristo? Por medio de nacer del Agua y del Espíritu, y esto es nacer de la predicación del Evangelio de Cristo y nacer del Espíritu Santo; y así es como la persona entra al Reino de Dios, que ha sido pasado de los hebreos a la Iglesia del Señor Jesucristo, que es el Israel Celestial; y por consiguiente es la Viña del Señor, donde está la Vid Verdadera, Cristo, produciendo el fruto a través de las diferentes ramas de Su Iglesia.
Toda persona que ha recibido a Cristo como su único y suficiente Salvador, ha lavado sus pecados en la Sangre de Cristo, ha sido bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo y Cristo lo ha bautizado con Espíritu Santo y Fuego, ha obtenido el nuevo nacimiento, y es parte de la Planta de Uva, es parte de Cristo, la Vid Verdadera.
Los que vivieron en edades pasadas son parte de la Vid Verdadera, de la rama correspondiente al tiempo en que vivieron. Y ahora nosotros somos parte de la rama del Día Postrero, de la Edad de la Piedra Angular, y tenemos la bendición de Cristo fluyendo en Su Iglesia en este tiempo final, y reproduciendose en Su Iglesia.
¿Y dónde están esas personas que son parte de la Vid Verdadera? Estamos aquí presentes en esta noche, escuchando Su Palabra y glorificando a Cristo por todo lo que Él ha hecho en nuestras vidas. Cristo dijo:
“Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.
El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.”
El que escucha y cree Dios ha creado en él esa fe para creer en Cristo. “Porque la fe viene por el oír la Palabra (el Evangelio de Cristo); y con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa, se hace confesión para salvación.” Por lo tanto, la persona al escuchar la predicación del Evangelio de Cristo cree acá en su alma, porque nace en él la fe para creer en Cristo, para creer en Su Primera Venida y Su Obra de Redención en la Cruz del Calvario, y luego hace confesión pública desde lo profundo de su corazón, hace confesión pública de su fe en Cristo, recibiéndolo como su único y suficiente Salvador. Cristo dijo:
“El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.”
Tan simple como eso. Y también Él dijo: “El que me confesare delante de los hombres, Yo le confesaré delante de mi Padre; mas el que me negare, Yo le negaré delante de mi Padre.” Por lo tanto, si le damos la espalda a Cristo, Él nos dará la espalda delante de nuestro Padre Celestial en el Cielo. Pero si lo reconocemos y creemos en Él como nuestro único y suficiente Salvador, Él nos representa delante del Padre Celestial, y da testimonio de nosotros como creyentes en Él, que hemos creído y lo hemos recibido como nuestro único y suficiente Salvador, y hemos obtenido el perdón de sus pecados, y con Su Sangre Él nos ha limpiado de todo pecado y hemos sido bautizados en agua en Su Nombre; y el Padre envía Su Espíritu Santo a nosotros, y produce en nosotros el nuevo nacimiento, y así nacemos en el Reino de Cristo, en la Vid Verdadera como frutos, como fruto de la Vid Verdadera, como uvas de la Vid Verdadera en la Viña del Señor, la Viña de Jesucristo, el Agricultor.
Si alguna persona todavía no ha recibido a Cristo como su único y suficiente Salvador, no está en la Vid Verdadera, que es Cristo, y por consiguiente no pertenece a la Iglesia de Jesucristo todavía, y por consiguiente no está en la Viña del Señor, donde están las bendiciones del Cielo, la Lluvia Temprana y la Lluvia Tardía, bendiciones, Lluvias de bendición para todos los creyentes en Cristo. Pero en esta noche puede asegurar su futuro eterno con Cristo en Su Reino eterno, recibiéndolo como su único y suficiente Salvador; porque ya al escuchar la predicación de la Palabra de Cristo, ya creyó en su alma, la fe nació ya en su alma, en su corazón. “Porque la fe viene por el oír, la Palabra; y con el corazón se cree.” Ya usted está creyendo en su corazón, en Cristo como su único y suficiente Salvador, y le falta solamente dar testimonio público de su fe en Cristo, recibiéndolo como su único y suficiente Salvador.
Para lo cual puede levantase y pasar al frente, y yo estaré orando por usted para que Cristo le reciba, le perdone y con Su Sangre le limpie de todo pecado, y pueda ser bautizado en agua en Su Nombre, y Cristo le bautice con Espíritu Santo y Fuego, y produzca en usted el nuevo nacimiento, y así nazca en la Vid Verdadera, como fruto de la Vid Verdadera, en la rama de la Vid Verdadera del Día Postrero en la Viña del Señor Jesucristo.
Vamos a dar unos segundos en lo que pasan todos los que han escuchado y han creído de todo corazón, y no habían recibido a Cristo como Salvador, para que pasen y para orar por ustedes, para que Cristo les reciba en Su Reino, les perdone, con Su Sangre les limpie de todo pecado, y puedan ser bautizados en agua en Su Nombre, y Cristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego, y obtengan el nuevo nacimiento, y aseguren así su futuro eterno con Cristo en Su Reino eterno.
Pueden continuar pasando, pueden continuar pasando. Recuerden que Cristo está en Su Viña como el Agricultor, trabajando en Su Viña; y ha enviado también obreros a Su Viña a trabajar, que son los diferentes Mensajeros y Ministros en los diferentes tiempos de la Iglesia del Señor Jesucristo. Pueden continuar pasando.
Y los niños de diez años en adelante también pueden pasar, para recibir a Cristo como su único y suficiente Salvador, porque Cristo tiene lugar para los niños también en Su Reino. Cristo tiene lugar para los niños en Su Viña y en la Vid Verdadera, que es Cristo, el cual está en Espíritu Santo en su Iglesia; Su Iglesia es el Cuerpo Místico de Cristo. Por lo tanto, es el tallo de la Vid Verdadera, donde están las ramas y donde está el fruto, los hijos e hijas de Dios. Pueden continuar pasando y los niños también pueden pasar para así queden incluidos en esta oración y puedan ser también bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo; y puedan así nacer en la Vid Verdadera como un fruto de Cristo, la Vid Verdadera en la rama de este tiempo final en Su Iglesia; porque el que nace de nuevo, nace en la Iglesia del Señor Jesucristo.
El que nace en la Viña del Señor nace en la Iglesia del Señor Jesucristo, el que nace en el campo de trigo, nace en la planta de trigo como un grano de trigo. Y Cristo es el grano de trigo que fue sembrado en tierra. ¿Ven? Todo esto nos habla de la agricultura y de Cristo como el Agricultor.
Pueden continuar pasando. Vamos a estar puestos en pie para así orar por las personas que han pasado. Los que faltan por pasar, pues, ya han creído en sus corazones, y pueden pasar para que queden incluidos en esta oración que haré por todos los que estarán aquí presentes.
Algunas veces cuando las personas escuchan la predicación del Evangelio de Cristo, creen porque la fe viene por el oír, y creen en sus corazones en Cristo, pero luego les toca hacer confesión pública de su fe en Cristo, porque con el corazón se cree para justicia pero con la boca se hace confesión para salvación. Y cuando llega ese momento se aguantan [detienen] en dar el paso, dar ese otro paso de pasar al frente para dar testimonio público de su fe en Jesucristo.
Pero lo que la persona tiene que decir es: “Yo he escuchado la predicación del Evangelio de Cristo, y ha nacido en mi corazón la fe para creer en Cristo, y por consiguiente creo en Cristo como mi Salvador, de todo corazón; por lo tanto, me levanto y doy testimonio público de mi fe en Cristo.” Y así Cristo lo escucha, lo recibe, y Cristo testifica públicamente ante Dios y los Ángeles, de la persona. Usted da testimonio público aquí en la Tierra delante de todas las personas, de su fe en Cristo y Cristo da testimonio público delante de Dios y Sus Ángeles, de la fe suya en Cristo; y así es recibido en el Reino de Cristo.
Pueden continuar pasando las personas que faltan por pasar. Lo más importante que hay es la Vida eterna. No hay otra cosa más importante. Si esta vida terrenal es importante, billones de veces más importante es la Vida eterna.
¿Y cómo podemos obtener la Vida eterna? En la misma forma que obtuvimos la vida física Para obtener esta vida física tuvimos que nacer. Si usted no nacía no podía estar aquí en la Tierra. Y para obtener la Vida eterna en el Reino eterno de Jesucristo, usted tiene que nacer, tiene que nacer en el Reino de Jesucristo nuestro Salvador del Agua y del Espíritu. ¿Ven? Por el nacimiento es que usted entra a una nueva Vida, a la Vida eterna en un nuevo Reino, el Reino eterno de Jesucristo nuestro Salvador.
Por lo tanto, ya usted ha escuchado la predicación del Evangelio de Cristo y al recibirlo como Salvador está naciendo del agua, del agua del Evangelio de Cristo; y cuando sea bautizado en agua en el Nombre de Jesucristo, y luego Cristo lo bautice con Espíritu Santo y Fuego, luego ha nacido del Espíritu Santo cuando Cristo lo bautice con Espíritu Santo y Fuego, y así habrá nacido del Agua y del Espíritu, habrá nacido en el Reino de Cristo, habrá entrado al Reino de Cristo, y por consiguiente habrá nacido a una nueva vida, a la Vida eterna para vivir con Cristo por toda la eternidad.
Todos queremos vivir eternamente, y el único Reino eterno es el Reino de Jesucristo. Por lo tanto, todos queremos vivir con Cristo en Su Reino eterno, para lo cual lo recibimos como nuestro único y suficiente Salvador. No hay otra forma para entrar al Reino de Jesucristo y vivir eternamente con Él en Su Reino. Dios nos ha dado Vida eterna y esta Vida está ¿en quién? En Su Hijo, Jesucristo, conforme a Primera de Juan, capítulo 5, versos 10 al 13. También en San Juan, capítulo 3, verso 16 dice:
“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga Vida eterna.
El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios.”
Por eso dijo:
“Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.
El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.”
El que no cree se pierde la bendición de la salvación y Vida eterna, y no podrá vivir eternamente con Cristo en Su Reino, porque no creyó y por consiguiente no fue bautizado, y no recibió el Espíritu Santo y no obtuvo el nuevo nacimiento, no nació a la Vida eterna en el Reino eterno de Jesucristo nuestro Salvador. Por lo tanto, se pierde la Vida eterna. Pero el que cree y es bautizado y Cristo lo bautiza con Espíritu Santo, obtiene la salvación y Vida eterna, porque obtiene el nuevo nacimiento, nace en el Reino eterno de Jesucristo, entra al Reino eterno de Dios.
¿Vieron lo sencillo que es todo? Todavía vienen más personas de camino, por eso estamos dando unos segundos en lo que pasan todas las personas que faltan por pasar, porque desean vivir eternamente con Cristo en Su Reino, y ya han visto la forma para entrar al Reino de Cristo y vivir eternamente con Jesucristo en Su Reino. No hay otra forma, es a través de Jesucristo nuestro Salvador. Cristo dijo en San Juan capítulo 14, verso 6:
“Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; y nadie viene al Padre, sino por mí.”
Es por medio de Jesucristo que llegamos a Dios, y por consiguiente a la Vida eterna y por consiguiente al Reino eterno de Dios. No hay otro camino, Jesucristo es el Camino, Él es también es la Vida, y Él es también la Verdad. No hay otra verdad, no hay otro camino, no hay otra vida. Es Jesucristo. Todo es a través de Jesucristo. Todo el que quiere vivir eternamente lo logra a través ¿de quién? De Jesucristo nuestro Salvador.
Ya vamos a orar por las personas que han pasado. Si falta alguno puede pasar inmediatamente y ya vamos a orar por todos. Vamos a inclinar nuestros rostros para orar. Repitan conmigo esta oración las personas que han pasado. Vamos a levantar nuestras manos al Cielo, a Cristo, repitan conmigo esta oración:
Señor Jesucristo, ante Tu presencia venimos en esta ocasión, glorificando Tu Nombre. Señor Jesucristo, he escuchado la predicación de Tu Evangelio y ha nacido en mi corazón la fe en Ti, la fe para creer en Ti como mi único y suficiente Salvador.
Señor Jesucristo, reconozco que Tú viniste a esta Tierra en Tu Primera Venida como Cordero de Dios, para quitar el pecado del mundo, y en la Cruz del Calvario diste Tu vida por mí, en Expiación por mis pecados. Tú eres el Sacrificio de la Expiación por mis pecados, lo reconozco, y lo creo de todo corazón; por lo cual doy testimonio público de mi fe en Ti y Te recibo como mi único y suficiente Salvador.
Señor Jesucristo, reconociendo que soy pecador, Te ruego perdones mis pecados y con Tu Sangre me limpies de todo pecado. Señor Jesucristo, Te ruego me bautices con Espíritu Santo y Fuego, luego que yo sea bautizado en agua en Tu Nombre. Te ruego produzcas en mí el nuevo nacimiento, quiero nacer en Tu Reino eterno, para vivir contigo por toda la eternidad. Señor Jesucristo, en Tus manos encomiendo mi alma, salva mi alma Señor Jesucristo. Te lo ruego en Tu Nombre eterno y glorioso, Señor Jesucristo. Amén y amén.
Repitan conmigo: La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado. La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado. La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado.
Cristo les ha recibido en Su Reino, ha perdonado vuestros pecados y con Su Sangre les ha limpiado de todo pecado. Por cuanto ustedes escucharon la predicación del Evangelio de Cristo, y creyeron de todo corazón, porque nació en ustedes la fe para creer en Cristo. “Porque la fe viene por el oír la Palabra.” Y Él dijo: “Id y predicad el Evangelio a toda criatura; el que creyere...” Y ya ustedes han creído. Pero me dirán ustedes: “Pero todavía no hemos sido bautizados. Y Él dijo:
‘El que creyere y fuere bautizado, será salvo.” Por lo tanto, “¿cuándo me pueden bautizar?” Me preguntarán ustedes. Por cuanto ustedes han creído de todo corazón en Cristo como vuestro único y suficiente Salvador, bien pueden ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo hoy mismo.
Pregunto al Rvdo. Tirzo Ramiro Girón Pinzón, si hay agua, si hay bautisterios. Me indica, vamos a pedirle pase acá, me indica que hay bautisterios aquí a la mano derecha mía, hay vestidores, ropas bautismales; y hay ropas bautismales también, y vestiduras bautismales allí, y hay vestidores también para cambiarse de ropas para ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y así cumplir el mandato de Cristo: “El que creyere (y ya han creído) y fuere bautizado.” Lo cual harán en estos momentos.
Y Cristo así dirá delante del Padre Celestial: “Estos han creído en mí, ellos me han recibido como su único y suficiente Salvador.”
Y que Jesucristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego, y produzca en ustedes el nuevo nacimiento. En el Nombre del Señor Jesucristo. Amén.
Ha sido un privilegio y una bendición grande estar con ustedes en esta ocasión, dándoles testimonio de nuestro tema: “JESUCRISTO COMO AGRICULTOR.” Él es el Agricultor máximo de todos los agricultores, Agricultor en la Tierra y en el Cielo también, el Agricultor Celestial.
Que las bendiciones de Cristo nuestro Salvador sean sobre todos ustedes y sobre mí también, y continúen pasando una noche llena de las bendiciones de Jesucristo nuestro Salvador.
Que Dios les bendiga y pasen todos muy buenas noches.
Ya dejo con nosotros al Rvdo. Tirzo Ramiro Girón Pinzón.
“JESUCRISTO COMO AGRICULTOR.”