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El Día de Salvación 2004-07-28 1 Mapachapa Minatitlán Veracruz MX 00:00:00 false

Muy buenos días, amados amigos y hermanos presentes; es para mí un privilegio y bendición grande estar con ustedes en esta ocasión, para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios y Su Programa correspondiente a este tiempo final. Reciban todos saludos de mi esposa Erica y los niños reciban saludos de América y de Yahannah Gabriela.

Para esta ocasión leemos en Segunda de Corintios, capítulo 6, verso 2, donde dice el Apóstol Pablo:

Porque dice:

En tiempo aceptable te he oído,

Y en día de salvación te he socorrido.

He aquí ahora el tiempo aceptable; he aquí ahora el día de salvación.”

Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.

Nuestro tema para esta ocasión es: “EL DÍA DE SALVACIÓN.”

San Pablo toma este pasaje de Isaías, capítulo 49, verso 8 en adelante, donde dice:

Así dijo Jehová: En tiempo aceptable te oí, y en el día de salvación te ayudé; y te guardaré, y te daré por pacto al pueblo, para que restaures la tierra, para que heredes asoladas heredades;

para que digas a los presos: Salid; y a los que están en tinieblas: Mostraos. En los caminos serán apacentados, y en todas las alturas tendrán sus pastos.

No tendrán hambre ni sed, ni el calor ni el sol los afligirá; porque el que tiene de ellos misericordia los guiará, y los conducirá a manantiales de aguas.

Y convertiré en camino todos mis montes, y mis calzadas serán levantadas.

He aquí éstos vendrán de lejos; y he aquí éstos del norte y del occidente, y éstos de la tierra de Sinim.

Cantad alabanzas, oh cielos, y alégrate, tierra; y prorrumpid en alabanzas, oh montes; porque Jehová ha consolado a su pueblo, y de sus pobres tendrá misericordia.

Pero Sion dijo: Me dejó Jehová, y el Señor se olvidó de mí.

¿Se olvidará la mujer de lo que dio a luz, para dejar de compadecerse del hijo de su vientre? Aunque olvide ella, yo nunca me olvidaré de ti.

He aquí que en las palmas de las manos te tengo esculpida; delante de mí están siempre tus muros.

Tus edificadores vendrán aprisa; tus destruidores y tus asoladores saldrán de ti.

Alza tus ojos alrededor, y mira: todos éstos se han reunido, han venido a ti. Vivo yo, dice Jehová, que de todos, como de vestidura de honra, serás vestida; y de ellos serás ceñida como novia.”

En este pasaje, vean ustedes, encontramos que Dios habla del Día aceptable delante de Dios: “En tiempo aceptable te oí, y en el día de salvación te ayudé.”

Y ahora, encontramos que este Día aceptable delante de Dios, este tiempo aceptable delante de Dios y Día de Salvación es el Día de la Gracia, la Dispensación de la Gracia que comenzó desde que Cristo fue crucificado en la Cruz del Calvario, y el Día de Pentecostés se abrió la Puerta de la Dispensación de la Gracia y comenzaron a entrar a la Dispensación de la Gracia miles de personas, primero ciento veinte que recibieron el Espíritu Santo en el Día de Pentecostés en el Aposento Alto, y luego como tres mil personas que escucharon la predicación del Evangelio de Cristo a través de San Pedro y creyeron, y fueron bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo.

Allí encontramos que comenzaron a entrar al Día agradable delante del Señor, al Día aceptable, al Día de Salvación, al tiempo en que Dios acepta a todo ser humano en Su Reino que recibe a Cristo como su único y suficiente Salvador, y arrepentido de sus pecados pide perdón a Cristo, Cristo lo perdona y con Su Sangre lo limpia de todo pecado y es bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo y Cristo lo bautiza con Espíritu Santo y Fuego y produce en la persona el nuevo nacimiento, porque en Día de Salvación recibió a Cristo como su único y suficiente Salvador, en Día de Salvación en la Dispensación de salvación que es la Dispensación de la Gracia.

Y toda persona que recibe a Cristo como Salvador, lava sus pecados en la Sangre de Cristo, es bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, Cristo lo bautiza con Espíritu Santo y Fuego, y produce en la persona el nuevo nacimiento, nace la persona de nuevo y así entra al Reino de Dios. Cristo dijo: “El que no nazca del Agua y del Espíritu, no puede entrar al Reino de Dios.”

Pero el que nace del Agua y del Espíritu, de la predicación del Evangelio de Cristo y cree en Cristo como su Salvador y es bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo arrepentido de sus pecados, Cristo lo bautiza con Espíritu Santo y Fuego y la persona obtiene así el nuevo nacimiento, ha nacido del Agua, de la predicación del Evangelio de Cristo y del Espíritu (el Espíritu Santo), y ha entrado al Reino de Dios, ha nacido a una nueva vida, a la Vida eterna.

Pues la vida que tenemos físicamente obtenida a través de nuestros padres terrenales es una vida temporera, pero que nos da la oportunidad, la oportunidad de en este tiempo aceptable delante del Señor, en este Día de Salvación, que es la Dispensación de la Gracia que comenzó en los días de Jesús y los Apóstoles, vean, hemos recibido a Cristo y nos ha dado la oportunidad así de hacer contacto con Cristo la Vida eterna para recibir la Salvación y Vida eterna.

El Día de Salvación en la Dispensación de la Gracia en donde Dios acepta a todo ser humano que recibe a Cristo como Salvador y la persona obtiene de parte de Dios a través de Jesucristo la salvación de su alma. Por eso es que Cristo compara a todos los hijos e hijas de Dios como ovejas, y Cristo dice en San Lucas, capítulo 19, verso 10:

Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido.”

Por lo tanto, la Primera Venida de Cristo fue para buscar y salvar lo que se había perdido: seres humanos que se habían perdido, los cuales recibirían a Cristo como Salvador y obtendrían la salvación y Vida eterna, porque Cristo vino para salvar esas personas, las cuales están escritas en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, y colocarlos dentro del Nuevo Pacto y cubrirlos con la Sangre del Nuevo Pacto, que es la Sangre de nuestro amado Señor Jesucristo.

Y así estando dentro de ese Nuevo Pacto tenemos paz para con Dios, tenemos la paz de Cristo, esa paz que Cristo dijo: “Mi paz os dejo...” Vamos a ver cómo lo dice aquí en San Juan, capítulo 14, verso 27, vamos a ver cómo lo dice aquí nuestro amado Señor Jesucristo, dice:

La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo.”

Ahora vean, Cristo da la paz al ser humano acá en su alma, no como el mundo la da; la paz de Cristo que Él da al ser humano es la paz bajo el Nuevo Pacto, dentro del Nuevo Pacto.

Para una persona obtener la paz que Cristo da, tiene que recibir a Cristo como su único y suficiente Salvador, arrepentido de sus pecados y ser bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, pidiendo perdón a Cristo por sus pecados, Cristo lo perdona y con Su Sangre lo limpia de todo pecado y lo bautiza con Espíritu Santo y Fuego y produce en la persona el nuevo nacimiento, y la persona nace en el Reino de Dios, y por consiguiente ha nacido una oveja en el Redil del Buen Pastor, el redil de Jesucristo nuestro Salvador, la cual tiene la paz de Cristo en su corazón porque está dentro del Nuevo Pacto, el Pacto de Paz.

Ninguna persona puede obtener la paz de Cristo fuera del Pacto de Paz, que es el Nuevo Pacto, en el cual la Sangre del Nuevo Pacto es la Sangre de Jesucristo nuestro Salvador.

Ya el pacto del Antiguo Testamento pasó, ahora estamos bajo el Nuevo Pacto cubiertos con la Sangre del Nuevo Pacto, que es la Sangre de Jesucristo nuestro Salvador.

En Levítico, capítulo 23 nos habla del sacrificio por el pecado que se efectuaba en medio del pueblo hebreo en el Antiguo Testamento, el cual era tipo y figura del Sacrificio de Cristo en la Cruz del Calvario. Dice capítulo 23, verso 26 en adelante de Levítico:

También habló Jehová a Moisés, diciendo:

A los diez días de este mes séptimo será el día de expiación; tendréis santa convocación, y afligiréis vuestras almas, y ofreceréis ofrenda encendida a Jehová.

Ningún trabajo haréis en este día; porque es día de expiación, para reconciliaros delante de Jehová vuestro Dios.”

¿Para qué era ese sacrificio? Para reconciliar al ser humano delante de nuestro Dios, era efectivo ese sacrificio porque tipificaba al Sacrificio que Cristo efectuaría en la Cruz del Calvario, dice:

Porque toda persona que no se afligiere en este mismo día, será cortada de su pueblo.”

Y pierde la persona el derecho a continuar viviendo y Dios lo corta del pueblo y deja de existir la persona, la persona que no se afligiere en ese mismo día, que afligido en su alma por haber pecado contra Dios no pidiera perdón a Dios en ese día para obtener el perdón de sus pecados y ser cubierto con la sangre de la expiación y ser reconciliado con Dios.

Aquello era el tipo y figura del Sacrificio de Cristo en la Cruz del Calvario, por eso tenía valor delante de Dios; y si el tipo y figura era así, cuánto más la realidad que es el Sacrificio de Cristo en la Cruz del Calvario. Ya no tenemos el tipo y figura sino que tenemos la realidad: tenemos el Sacrificio de Cristo realizado en la Cruz del Calvario el cual es el Sacrificio de la Expiación por nuestros pecados, para que toda persona afligida en su alma por haber pecado contra Dios pida perdón a Cristo por sus pecados, y Cristo lo perdona y con Su Sangre lo limpia de todo pecado, sea bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y Cristo lo bautice con Espíritu Santo y Fuego y produzca en la persona el nuevo nacimiento y obtenga la persona la Vida eterna en el Reino eterno de Jesucristo nuestro Salvador, y así entre la persona al Reino de Dios.

¿Ven lo sencillo que es entrar al Reino de Dios? Pero todo esto es para el Día de Salvación, que es el día de la Dispensación de la Gracia que comenzó desde que Cristo murió en la Cruz del Calvario, y todavía ese Día de Salvación está vigente, porque todavía Cristo está llamando y juntando Sus hijos, Sus escogidos, las ovejas que el Padre le dio para que les dé salvación y Vida eterna.

Por eso todavía todo ser humano que vive en la Tierra tiene la oportunidad de obtener la Misericordia de Dios por medio de Jesucristo, obtener el perdón de sus pecados, ser limpios de todo pecado con la Sangre de Jesucristo nuestro Salvador y ser reconciliados con Dios para obtener la salvación y Vida eterna en este tiempo o Día de Salvación, Día de Salvación, el Día de la Dispensación de la Gracia.

Cristo representó a todos los hijos e hijas de Dios que el Padre le ha dado para que les dé Vida eterna, los representó en ovejas. Por eso en San Juan, capítulo 10, también nos dice Cristo, versos 14 en adelante:

Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas, y las mías me conocen,

así como el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; y pongo mi vida por las ovejas.

También tengo otras ovejas que no son de este redil; aquéllas también debo traer, y oirán mi voz; y habrá un rebaño, y un pastor.”

El Buen Pastor es Jesucristo, el Rebaño del Buen Pastor es la Iglesia del Señor Jesucristo; y las ovejas, el Redil es la Iglesia de Jesucristo, y las ovejas son ¿quiénes? Nosotros. Por lo tanto, todas las ovejas que el Padre le dio para que les dé Vida eterna escucharán la Voz de Cristo el Buen Pastor, Él dijo: “Mis ovejas oyen mi Voz y me siguen.” Ahora, sigue diciendo:

Por eso me ama el Padre, porque yo pongo mi vida, para volverla a tomar.

Nadie me la quita, sino que yo de mí mismo la pongo. Tengo poder para ponerla, y tengo poder para volverla a tomar. Este mandamiento recibí de mi Padre.”

O sea, que Cristo vino con una misión, un mandamiento del Padre, y era poner Su vida en Sacrificio por el pecado del ser humano en la Cruz del Calvario para luego volver a tomar la vida, resucitar. Ese mandamiento Cristo lo recibió del Padre conforme a Sus Palabras.

Ahora, veamos lo que Cristo - lo que sucede aquí en el capítulo 10, verso 22 en adelante, dice:

Celebrábase en Jerusalén la fiesta de la dedicación. Era invierno,

y Jesús andaba en el templo por el pórtico de Salomón.

Y le rodearon los judíos y le dijeron: ¿Hasta cuándo nos turbarás el alma? Si tú eres el Cristo, dínoslo abiertamente.

Jesús les respondió: Os lo he dicho, y no creéis; las obras que yo hago en nombre de mi Padre, ellas dan testimonio de mí;

pero vosotros no creéis, porque no sois de mis ovejas, como os he dicho.”

Ahora, hay personas que no son de las ovejas de Cristo, no son de las ovejas que el Padre le dio a Cristo para que les dé Vida eterna. ¿En qué se conocen las ovejas que el Padre le dio para que les dé Vida eterna y en qué se conocen las que no son ovejas del Señor? Esas ovejas representan seres humanos. Vean, los que no pueden creer en Cristo, Cristo dice:

Pero vosotros no creéis, porque no sois de mis ovejas, como os he dicho.”

¿Ven? Los que no pueden creer, los que no creen, pues no son de las ovejas de Cristo que el Padre le dio para que les dé Vida eterna. Sigue diciendo:

Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen.”

¿Ven? ¿En qué se conocen las ovejas que el Padre le dio a Cristo para que les dé Vida eterna? En que oyen la Voz de Cristo y siguen a Cristo. La Voz de Cristo que está en medio de Su Iglesia en Su redil, en Su Rebaño hablando Cristo por medio de Su Espíritu Santo a través de Sus Mensajeros que Él envía de etapa en etapa, de edad en edad. De etapa en etapa de la Iglesia del Señor Jesucristo a través de los diferentes tiempos.

Y yo les doy vida eterna...”

Cristo le da Vida eterna ¿a quién? A esas ovejas que el Padre le dio, las cuales escuchan la predicación del Evangelio de Cristo y creen en Cristo, porque nace en ellos la fe en Cristo cuando escuchan la predicación del Evangelio de Cristo, Dios crea en sus almas, en sus corazones esa fe de Cristo y creen en Cristo como su único y suficiente Salvador, porque la fe viene por el oír la Palabra de Dios.

“Y con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se hace confesión, se confiesa para salvación.” Y entonces la persona al creer en Cristo como su único y suficiente Salvador, al escuchar la predicación del Evangelio de Cristo cuando llega el momento del llamamiento la persona se levanta y recibe a Cristo como su único y suficiente Salvador dando testimonio público de su fe en Cristo.

Para eso se le da la oportunidad a las personas luego de predicar el Evangelio de Cristo, se le da la oportunidad a las personas que han escuchado que den testimonio público de su fe en Cristo, ya han creído en Cristo al escuchar la predicación del Evangelio de Cristo y ahora les toca dar testimonio público de su fe en Cristo levantándose y pasando al frente, y dando testimonio público de su fe en Cristo y recibiendo a Cristo como su único y suficiente Salvador en el Día de Salvación, en la Dispensación de Salvación, que es la Dispensación de la Gracia, que es el tiempo aceptable delante de Dios, donde Dios acepta a toda persona que recibe a Cristo como su único y suficiente Salvador, y que es bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo arrepentido de sus pecados, y Dios bautiza a la persona con Espíritu Santo y Fuego y la persona obtiene el nuevo nacimiento, nace en el Reino eterno de Dios, el Reino de Jesucristo, y la persona así queda sellada en el Reino de Jesucristo, en el redil de Jesucristo como una oveja de nuestro amado Señor Jesucristo, porque escuchó la Voz de Cristo, el Buen Pastor, la predicación del Evangelio de Jesucristo nuestro Salvador. Esa es la Voz de Cristo: el Evangelio de Jesucristo.

Por lo tanto, toda persona necesita escuchar la Voz de Cristo y recibir a Cristo como su único y suficiente Salvador para que Cristo produzca el nuevo nacimiento en la persona y nazca como una oveja en el Redil de nuestro amado Señor Jesucristo, nazca en la Iglesia del Señor Jesucristo por medio del Agua y del Espíritu, por medio de la predicación del Evangelio de Cristo y por medio del Espíritu Santo.

Por lo tanto, toda persona que ha recibido a Cristo como su único y suficiente Salvador lo ha hecho en el Día de Salvación, en la Dispensación de la Gracia.

Algún día se cerrará la Dispensación de la Gracia y ya no habrá más oportunidad para las personas recibir a Cristo como su único y suficiente Salvador, pero todavía no se ha cerrado la Puerta de la Misericordia, todavía estamos en el Día de Salvación, donde Dios recibe en Su Reino a toda persona que recibe a Cristo como su único y suficiente Salvador, y la persona es bautizada en agua en el Nombre del Señor Jesucristo arrepentido de sus pecados, y Cristo lo recibe, lo bautiza con Espíritu Santo y Fuego y produce en la persona el nuevo nacimiento, nace como una oveja en el Redil del Señor, y en el Rebaño del Señor viene a ser una oveja que ha sido hallada y salvada por nuestro amado Señor Jesucristo, porque Jesucristo, el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido. Por esa causa es que San Juan, capítulo 3, verso 16, dice:

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.”

Por lo tanto, creer en Cristo es la bendición y privilegio más grande que una persona puede tener, porque el que cree en Cristo no se perderá, sino que tendrá Vida eterna. “Para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga Vida eterna.” Por eso se abrió en el Templo Celestial el Día de Salvación, el tiempo aceptable delante de Dios, que fue tipificado en el día de la expiación del capítulo 23 de Levítico, versos 26 al 29, el cual, lo cual leímos hace algunos minutos atrás.

Por lo tanto, ahora estamos en la realidad del día de la expiación desde la muerte de Cristo en la Cruz del Calvario. “Para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga Vida eterna.” Y sea colocado en el Reino eterno de Jesucristo como una oveja nacida en el Reino de Jesucristo.

La persona nace como un hijo o como una hija de Dios cuando recibe a Cristo como su Salvador y es bautizado en agua en el Nombre de Jesucristo y Cristo lo bautiza con Espíritu Santo y Fuego, y produce el nuevo nacimiento, nace en el Reino de Cristo como un hijo o una hija de Dios, y todo esto en el Día de Salvación, el cual todavía está vigente.

Y ahora, ¿cuántos han aprovechado el Día aceptable del Señor, el tiempo aceptable del Señor, el Día de Salvación, para recibir a Cristo como su único y suficiente Salvador? Todos nosotros; por lo tanto tengo buenas noticias para todos ustedes, las cuales están aquí en Primera de Juan, capítulo 5, verso 10 en adelante, donde dice:

El que cree en el Hijo de Dios, tiene el testimonio en sí mismo; el que no cree a Dios, le ha hecho mentiroso, porque no ha creído en el testimonio que Dios ha dado acerca de su Hijo.

Y este es el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna; y esta vida está en su Hijo.”

Vean, Dios nos ha dado Vida eterna. ¿Y dónde está la Vida eterna que Dios nos ha dado? En el Hijo de Dios: Jesucristo. Para recibir la Vida eterna hay que recibir al que tiene la Vida eterna que es Jesucristo, es a través de Jesucristo que recibimos la Vida eterna de Dios, así nos imparte Dios Vida eterna por medio de Jesucristo nuestro Salvador. Sigue diciendo:

El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida.”

¿Ven? El que no tiene al Hijo de Dios - el que tiene al Hijo de Dios tiene la vida, ¿qué vida? La Vida eterna, en adición a la vida física que tenemos. La más importante es la Vida eterna, por eso tenemos que asegurar la Vida eterna con Cristo en Su Reino mientras vivimos en este cuerpo físico, mortal, corruptible y temporero:

El que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida.”

Aunque esté vivo está muerto a la Vida eterna, lo que tiene es una vida temporera que se le va a terminar en algún momento.

Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna.”

Esa es la buena noticia para todos los creyentes en Cristo: que tenemos Vida eterna.

Y para que creáis en el nombre del Hijo de Dios.”

¿Ven? Por lo tanto, creyendo en Cristo y Su Nombre de salvación Dios nos ha dado la salvación y Vida eterna por medio de Jesucristo nuestro Salvador.

Hemos venido a este planeta Tierra con y para un propósito divino: para obtener la salvación y Vida eterna por medio de Jesucristo nuestro Salvador. Por eso en Primera de Pedro, capítulo 1, verso 2, dice San Pedro que hemos sido ¿qué? Elegidos, dice:

Elegidos según la presciencia de Dios Padre en santificación del Espíritu, para obedecer y ser rociados con la sangre de Jesucristo.”

Hemos sido predestinados, elegidos desde antes de la fundación del mundo, para ser santificados y para obedecer al Evangelio de Cristo y recibir a Cristo como nuestro único y suficiente Salvador para ser rociados con la Sangre de Jesucristo nuestro Salvador, y así ser limpios de todo pecado.

Por lo tanto, tenemos que comprender el propósito de nuestra existencia aquí en la Tierra para aprovechar el Día de Salvación, el tiempo en que Dios recibe a toda persona que recibe a Cristo como Salvador, Dios lo recibe en Su Reino, perdona sus pecados y con la Sangre de Cristo queda limpio de todo pecado y es bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo y Cristo lo bautiza con Espíritu Santo y Fuego y produce en la persona el nuevo nacimiento y así la persona nace a una nueva vida, a la Vida eterna en el Reino eterno de Jesucristo nuestro Salvador.

Vean lo sencillo que es todo. Por eso es que Cristo en San Marcos, capítulo 16, verso 15 al 16 dijo a Sus discípulos luego que había resucitado, dice:

Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.

El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.” Tan simple como eso.

Es un asunto de dar una mirada de fe a Cristo y Su Sacrificio en la Cruz del Calvario, y creer de todo corazón en la Primera Venida de Cristo y Su Sacrificio en la Cruz del Calvario como el Sacrificio de la Expiación por el pecado de cada ser humano.

Cuando la persona ve esta verdad bíblica, la persona dice: “Yo creo en Cristo de todo corazón, y creo en Su Sacrificio en la Cruz del Calvario como el sacrificio de la Expiación por mis pecados, yo lo creo, por lo tanto yo de todo corazón acepto a Cristo como mi único y suficiente Salvador, yo quiero vivir eternamente con Cristo y Su Reino, yo quiero ser limpio de todo pecado con la Sangre de Cristo, yo quiero ser aceptado por Dios en Su Reino, y estoy viviendo en el Día de Salvación, en el Día o tiempo de la Dispensación de la Gracia, por lo tanto tengo la oportunidad de obtener la salvación y Vida eterna, ¿y cómo? Recibiendo a Cristo como vuestro único y suficiente Salvador.

El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.”

Cristo también dijo: “El que me confesare delante de los hombres, Yo le confesaré delante de mi Padre, más el que me negare, Yo le negaré delante de mi Padre.”

Todos queremos que Cristo nos confiese delante de nuestro Padre Celestial como creyentes en Él, y por consiguiente con personas que lo hemos recibido como nuestro único y suficiente Salvador arrepentido de nuestros pecados y hemos sido bautizados en agua en Su Nombre, y Cristo nos ha perdonado y con Su Sangre nos ha limpiado de todo pecado, y Dios entonces nos bautiza con Espíritu Santo y Fuego y produce en nosotros el nuevo nacimiento, y así nacemos en el Reino eterno de Jesucristo a y en la Vida eterna, y así hemos asegurado nuestro futuro eterno con Jesucristo en Su Reino eterno.

Hemos venido a vivir a este planeta Tierra en estos cuerpos mortales para asegurar nuestro futuro eterno con Cristo en Su Reino eterno recibiéndolo como nuestro único y suficiente Salvador.

Yo he asegurado mi futuro eterno con Jesucristo en Su Reino eterno. ¿Y quién más? Cada uno de ustedes también. Si hay alguna persona que todavía no ha asegurado su futuro eterno con Cristo en Su Reino, pues no tiene esperanzas de volver a vivir, de vivir en un cuerpo eterno con Cristo en Su Reino eterno, pero desea vivir eternamente con Cristo en Su Reino eterno.

Por lo tanto, tiene la oportunidad en esta ocasión de confirmar su lugar en la Vida eterna recibiendo a Cristo como su único y suficiente Salvador para que Cristo le reciba en Su Reino y le bautice con Espíritu Santo y Fuego y produzca en usted el nuevo nacimiento, y así asegure usted su futuro en el Reino eterno de Jesucristo nuestro Salvador, y así usted asegure su futuro en la Vida eterna, donde tenemos que asegurar nuestro futuro.

Por lo tanto, toda persona que en esta ocasión desea asegurar su futuro eterno y no lo ha asegurado todavía con Cristo que es el único que se lo puede asegurar, porque no hay otra persona que lo pueda asegurar a usted al futuro eterno suyo para que usted pueda vivir eternamente, solamente hay uno y se llama: nuestro amado Señor Jesucristo.

En el libro de los Hechos, capítulo 4, versos 11 al 12, San Pedro hablando acerca de Cristo y el Nombre de Cristo, dice:

porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.”

Y si no hay otro nombre, pues no podemos buscar otro nombre ni a otra persona, solamente hay un nombre y lo tiene nuestro amado Señor Jesucristo. Por eso Dios ha hecho a Cristo: Señor y Cristo, lo cual significa que en Cristo estaba, está y estará eternamente la plenitud de Dios: Padre, Hijo y Espíritu Santo, y por eso Él es Señor y Cristo, y por eso llamamos a Jesús: SEÑOR JESUCRISTO, porque Dios lo ha hecho Señor y Cristo, porque en Él moró la plenitud de Dios y mora la plenitud de Dios.

Así que toda persona que en esta ocasión todavía no ha confirmado su lugar con Cristo en la Vida eterna para vivir eternamente con Cristo en Su Reino, puede hacerlo en esta ocasión levantando su mano y yo oraré por usted en esta ocasión, y pueden pasar al frente para orar por ustedes, para que Cristo les reciba en Su Reino, les perdone y con Su Sangre les limpie de todo pecado.

Pueden hacerlo ahora y oraré por todos ustedes en esta ocasión. Vamos a esperar unos segundos en lo que pasan todos para orar por ustedes en esta ocasión.

Pueden continuar viniendo las personas, pueden pasar aquí al frente. Hemos visto: El misterio del Día de Salvación, que es el misterio de la Dispensación de la Gracia en donde se proclama el Evangelio de Cristo y se da a conocer a todo ser humano la forma establecida por Dios para la salvación del alma de todo ser humano, para que así todo ser humano asegure su futuro eterno con Cristo en Su Reino eterno, y así tenga el derecho y privilegio de vivir eternamente con Cristo en Su Reino eterno, para que así el alma suya no se pierda más tenga Vida eterna.

Porque ¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma?

Porque el Hijo del Hombre vendrá en la gloria de su Padre con sus ángeles, y entonces pagará a cada uno conforme a sus obras.” Eso está en San Mateo, capítulo 16, versos 26 al 28.

Por lo tanto, no hay recompensa que el ser humano pueda dar por la salvación de su alma. El precio para la salvación del alma de todo ser humano lo pagó Cristo con Su Vida en la Cruz del Calvario: muriendo por todos nosotros, Él pagó el precio de la redención, se hizo pecado por nosotros y murió por nosotros, Él dio Su vida por la vida del mundo, por la vida de la humanidad, para que todo ser humano tenga oportunidad y derecho a obtener la Vida eterna, y es todo sencillo, esta Vida eterna está en Jesucristo. ¿Ven?

Por lo tanto, recibimos a Cristo donde está la Vida eterna y Él nos imparte la Vida eterna. Recibir a Cristo como Salvador significa (para nosotros) la Vida eterna, porque recibir a Cristo es Vida eterna para todos nosotros, recibimos a Cristo para recibir la Vida eterna, y recibir de Él el perdón de nuestros pecados, y ser limpios de todo pecado con la Sangre de Jesucristo nuestro Salvador, porque no podemos quitar nuestros pecados con agua, con jabón o con algún detergente. Solamente hay una cosa que quita el pecado del ser humano, y es la Sangre de Jesucristo nuestro Salvador.

Por lo tanto, todos necesitamos a Cristo, para que perdone nuestros pecados y con Su Sangre nos limpie de todo pecado, y nos bautice con Espíritu Santo y Fuego, y produzca en nosotros el nuevo nacimiento, y nos coloque en Su Reino eterno, y así nos asegure nuestro futuro eterno con Él en Su Reino eterno. Por lo tanto, todos necesitamos a Jesucristo nuestro Salvador.

Todavía están pasando más personas que desean vivir eternamente con Cristo en Su Reino eterno, por eso le estamos dando algunos segundos en lo que pasan, pues todos deseamos vivir eternamente con Jesucristo en Su Reino eterno, y ustedes están recibiendo a Cristo y dando testimonio de vuestra fe en Cristo porque todavía estamos en el Día de Salvación, en el tiempo aceptable delante del Señor, tiempo en donde Dios acepta a toda persona que recibe a Cristo como su único y suficiente Salvador.

Todavía vienen más personas de camino, por lo tanto vamos a esperar a que lleguen, pues Dios tiene mucho pueblo aquí en Minatitlán y sus alrededores, y por consiguiente hay muchas personas aquí, y todavía están viniendo más que han reconocido que estamos en el tiempo, en el Día de Salvación, y por consiguiente están aprovechando la oportunidad de salvación y Vida eterna recibiendo a Cristo como vuestro único y suficiente Salvador.

Todavía pueden pasar las personas que faltan por pasar, y los niños de diez años en adelante también pueden pasar para recibir a Cristo como su Salvador, porque Cristo tiene lugar en Su Reino para los niños también. Por eso Él dijo: “Dejad a los niños venid a mi, y no se los impidáis, porque de los tales es el Reino de los cielos.”

Por lo tanto, los niños también pueden pasar, de diez años en adelante, y luego también los niños de menos edad que no han sido presentados a Dios para que queden dentro del Reino de Dios y dentro del Nuevo Pacto, luego lo pueden hacer también para que el ministro o los ministros oren por los niños también, para que Cristo los reciba en Su Reino y queden bajo la Sangre del Nuevo Pacto; y así estén seguros en el Reino de Cristo y los tengamos luego en la eternidad con nosotros, y ya cuando los tengamos en la eternidad ya los tendremos en cuerpos nuevos y glorificados, y ya serán jóvenes en ese cuerpo nuevo y glorificado; y nosotros todos seremos jóvenes también en el nuevo cuerpo que Cristo nos va a dar, el cual será un cuerpo eterno, inmortal, incorruptible y glorificado como el cuerpo glorificado de Jesucristo nuestro Salvador.

Este es el plan de Dios a través de Jesucristo, es un plan de salvación y Vida eterna para vivir con Cristo en Su Reino por toda la eternidad.

Todavía veo personas que vienen de camino, por lo tanto vamos a esperar unos segundos en lo que pasan, para luego orar por las personas que ya han pasado, si falta alguna otra persona de las que todavía están sentadas, pueden ponerse en pie y pasar.

Recuerden que en algunas ocasiones a algunas personas les sucede que al escuchar la predicación del Evangelio de Cristo creen de todo corazón, pero para pasar al frente y dar confesión pública, testimonio público de su fe en Cristo, se aguantan [detienen], sienten algo que los aguanta. Pero eso que los aguanta no es de Dios, porque es necesario que la persona confiese públicamente a Cristo como su único y suficiente Salvador.

Por lo tanto, la persona dice: “Pues yo ya he creído de todo corazón, por lo tanto yo quiero vivir eternamente con Cristo en Su Reino, me levanto, paso al frente y doy testimonio público de mi fe en Cristo recibiendo a Cristo como mi único y suficiente Salvador.” Y ahí termina la lucha para la persona y la persona obtiene la victoria. Y esa confesión pública, la cual viene de su fe en Cristo acá en su alma y de esa decisión personal que hace de recibir a Cristo como Salvador es la que le coloca en el Reino de Cristo y por consiguiente en la Vida eterna, y así asegura la persona su futuro eterno con Cristo en Su Reino eterno.

Todavía pueden pasar las personas que faltan por pasar para que queden incluidas en esta oración que estaré haciendo por todos los que estarán aquí presentes. Todavía veo más personas que vienen de camino en ambos lados, por lo tanto estamos dando unos segundos en lo que pasan las personas que vienen de camino. La Escritura dice en Efesios, capítulo 5, verso 14, y en otras Escrituras también, en Efesios, capítulo 5, verso 14, dice:

Por lo cual dice: Despiértate, tú que duermes,

levántate de entre los muertos,

Y te alumbrará Cristo.”

Y también dice la Escritura: “Si oyes hoy Su Voz, no endurezcas tu corazón.” Por lo tanto, tenemos que abrir nuestro corazón a Cristo y Su Palabra, y recibirlo como nuestro único y suficiente Salvador, para que Él nos dé la bendición de la salvación y Vida eterna, porque nosotros queremos vivir eternamente con Cristo en Su Reino eterno. El Reino de Cristo es el único Reino eterno, por eso es que tenemos que recibir al Rey de ese Reino eterno.

Todavía veo personas caminando, vamos a esperar unos segundos más en lo que llegan las personas que faltan por llegar. Recuerden que es un asunto de Vida eterna recibir a Cristo como nuestro único y suficiente Salvador. Veo personas que vienen caminando, estamos esperando que lleguen para ya orar por todas las personas que han pasado. Vamos a prepararnos para orar en lo que llegan las personas, vamos a estar puestos en pie todos. Si falta alguna otra persona puede pasar. Veo personas que vienen de camino, estamos esperando que lleguen para que queden incluidas en esta oración que estaré haciendo por todos ustedes.

¿Por qué vienen tantas personas a recibir a Cristo como Salvador? Porque todos quieren vivir eternamente con Cristo en Su Reino, por eso yo recibí a Cristo y cada uno de ustedes también lo está recibiendo. Si hay también alguna persona que en alguna ocasión estaba en los caminos del Señor y se apartó, puede venir a los pies de Cristo para ser reconciliado con Jesucristo nuestro Salvador. Recuerde que estamos en el Día de Salvación todavía.

Vamos a inclinar nuestros rostros para orar. Repitan comigo esta oración las personas que han pasado al frente. Nuestras manos levantadas a Cristo, al Cielo:

Señor Jesucristo, vengo a Ti en estos momentos creyendo en Ti de todo corazón; creo en Tu Primera Venida y creo en Tu Sacrificio en la Cruz del Calvario, como el sacrificio de la expiación por mis pecados.

Señor Jesucristo, reconozco que Tú eres el único que puedes perdonar mis pecados y me puedes limpiar con Tu Sangre de todo pecado. Señor Jesucristo, reconozco que Tú eres el único que puedes salvar mi alma. Señor Jesucristo creo en Ti de todo corazón, he escuchado la predicación de Tu evangelio y ha nacido en mi alma, en mi corazón la fe en Ti, por lo tanto doy testimonio público de mi fe en Ti y Te recibo como mi único y suficiente Salvador.

Señor Jesucristo, Te ruego perdones mis pecados y Te ruego me limpies con Tu Sangre de todo pecado, y Te ruego me bautices con Espíritu Santo y Fuego luego que yo sea bautizado en agua en Tu Nombre. Señor Jesucristo, Te ruego produzcas en mí el nuevo nacimiento, quiero nacer en Tu Reino a la Vida eterna para vivir contigo por toda la eternidad.

Señor Jesucristo, en Tus manos encomiendo mi alma, salva mi alma, Te lo ruego Señor Jesucristo. En Tu Nombre Eterno y glorioso Señor Jesucristo, Te lo ruego. Amén y Amén.

Y ahora repitan conmigo: La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado. La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado. La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado. La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado.

Cristo les ha recibido en Su Reino, Cristo ha perdonado vuestros pecados y con Su Sangre les ha limpiado de todo pecado. Él dijo:

Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.

El que creyere y fuere bautizado, será salvo.”

Ustedes me dirán: “Ya yo he creído en Cristo de todo corazón y he dado testimonio público de mi fe en Cristo recibiéndolo como mi único y suficiente Salvador, pero todavía me falta una cosa: me falta ser bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, porque Él dijo: El que creyere y fuere bautizado, será salvo. Y yo quiero cumplir el mandato de Cristo completo, quiero ser bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo.” Y me dirán ustedes, me preguntarán ustedes: “¿Cuándo me pueden bautizar en agua en el Nombre del Señor Jesucristo?” Como dijo el eunuco a Felipe luego que Felipe le explicó, le habló el Evangelio, el eunuco dijo (cuando pasaron cerca a un lugar con agua) dijo: “He aquí hay agua, ¿qué impide que yo sea bautizado?” Felipe le dice: “Si crees de todo corazón, bien puedes ser bautizado.” Y el eunuco dijo: “Yo creo que Jesucristo es el Hijo de Dios.” Y bajaron a las aguas bautismales y lo bautizó en agua en el Nombre del Señor Jesucristo.

Y ahora, por cuanto ustedes han creído en Cristo de todo corazón, bien pueden ser bautizados en agua en el Nombre de nuestro amado Señor Jesucristo, en donde se identificarán con Cristo en Su muerte, sepultura y resurrección.

Cuando la persona recibe a Cristo como su Salvador muere al mundo, y así como cuando una persona físicamente muere, luego hay que enterrarla, y el bautismo en agua es tipológico, es simbólico.

Ustedes ha muerto al mundo, ha muerto al reino de las tinieblas, y ahora hay que sepultarlo en agua (espiritualmente hablando) en el bautismo, y el ministro cuando lo toma a usted para bautizarlo ya usted murió al mundo, y ahora lo va a sumergir en las aguas, que significa la sepultura, y luego cuando el ministro lo saca de las aguas eso tipifica la resurrección.

Así como Cristo resucitó a la Vida eterna, así también usted ha resucitado a la Vida eterna con Cristo en Su Reino eterno. Por lo tanto, bien pueden ser bautizados en agua en estos momentos en el Nombre del Señor Jesucristo.

Pregunto al Rvdo Aquí si hay agua, hay un bautisterio acá, hay allá bautisterios también, hay cuatro bautisterios. ¿Hay ropas bautismales también? También hay ropas bautismales, y hay ministros, bautistas; los bautistas, los que bautizan que están ya listos para bautizar a todas las personas que van a ser bautizadas; hay ropas bautismales también.

Por lo tanto, voy a dejar al Rvdo. aquí Bladimiro para que él les indique hacia donde caminar para cambiarse de ropas, colocarse las ropas bautismales para que no mojen las ropas que ustedes tienen puestas y luego sean bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y luego se cambian de nuevo de ropa, se colocan la ropa seca de ustedes, y regresen a sus hogares gozosos dándole gracias a Dios por Jesucristo y por la salvación que Cristo ha hecho en vuestras almas, dando gracias a Dios por la salvación de vuestra alma.

Así que dejaré al Rvdo. Bladimiro para que les indique inmediatamente hacia dónde caminar para cambiarse de ropas y ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, porque Cristo dijo: “El que creyere y fuere bautizado, será salvo.”

Nuestro tema ha sido: “EL Día de Salvación.” Y ustedes han aprovechado ese Día de Salvación, o sea, el Día de la Dispensación de la Gracia que está al final, pero todavía estamos en el Día de Salvación, y ustedes han aprovechado bien en esta ocasión el Día de Salvación haciendo lo que tenían que hacer: recibiendo a Cristo como vuestro único y suficiente Salvador.

Que las bendiciones de Jesucristo, el Ángel del Pacto, sean sobre todos ustedes y sobre mí también; y Cristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego, luego que ustedes sean bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo. Amén y amén.

Con nosotros el Rvdo. Bladimiro para continuar. Dios les bendiga y les guarde a todos. “EL DÍA DE SALVACIÓN.”