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El Poder prevaleciente 2004-07-26 1 Juárez Chiapas MX 00:00:00 false

Muy buenas noches, amados amigos y hermanos presentes; es para mí una bendición y privilegio grande estar con ustedes en esta ocasión, para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios y Su Programa correspondiente a este tiempo final. Reciban todos saludos de Erica mi esposa, y también los niños reciban saludos de América y de Yahannah Gabriela.

Para esta noche o esta tarde leemos en San Lucas, capítulo 24, versos 44 en adelante donde dice, ya Cristo resucitado hablando con Sus discípulos, dice:

Y les dijo: Estas son las palabras que os hablé, estando aún con vosotros: que era necesario que se cumpliese todo lo que está escrito de mí en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos.

Entonces les abrió el entendimiento, para que comprendiesen las Escrituras;

y les dijo: Así está escrito, y así fue necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos al tercer día,

y que se predicase en su nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones, comenzando desde Jerusalén.

Y vosotros sois testigos de estas cosas.

He aquí, yo enviaré la promesa de mi Padre sobre vosotros; pero quedaos vosotros en la ciudad de Jerusalén, hasta que seáis investidos de poder desde lo alto.”

Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.

Nuestro tema es: “EL PODER PREVALECIENTE.”

Ese poder prevaleciente es el poder de Dios; y el poder de Dios es manifestado por el Mismo Dios a través de Jesucristo nuestro Salvador. Toda la Creación fue hecha por Dios por medio de Su poder, y ese poder de Dios fue manifestado por el Mismo Dios a través de Jesucristo. “En el principio creó Dios los cielos y la tierra.” Dice Génesis, capítulo 1, verso 1.

Pero ahora veamos cómo fue que Dios creó los Cielos y la Tierra; es como cuando se dice de un edificio: “Ese edificio lo construyó tal persona.” O sea, puede decir el nombre del dueño del edificio. “Sí, fulano de tal construyó ese edificio.” Pero cuando se va con más tiempo a investigar cómo fue que lo construyó, podemos ver que hubo un plano y un contratista, un ingeniero, y un contratista se encargó de toda la construcción. Pero se dice del dueño: “Fulano de tal que es el dueño construyó ese edificio en ese lugar.” Pero vean, ¿cómo lo hizo? ¿Qué mecanismos usó?

Ahora, en el principio creó Dios los Cielos y la Tierra, Dios es el Arquitecto y Constructor de todo el Universo, Él conforme a Su Programa, Él llevó a cabo la Creación del Universo completo, del mundo invisible y del mundo visible también.

Pero ahora vamos a ver con detenimiento cómo fue este gran misterio de la Creación del Universo, pues la ciencia todavía está buscando el origen de la creación; pero miren, está aquí en la Biblia: Génesis, capítulo 1, verso 1, dice:

En el principio creó Dios los cielos y la tierra.”

Pero ahora en San Juan, capítulo 1, verso 1 en adelante dice cómo fue que Dios lo hizo. Dice capítulo 1, verso 1 en adelante de San Juan, dice:

En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios.

Este era en el principio con Dios.”

¿Y quién es el Verbo? Jesucristo en Su cuerpo angelical:

Todas las cosas por él fueron hechas.”

Ahora vean, todas las cosas fueron hechas por el Verbo que era con Dios y era Dios, todas las cosas fueron hechas por Jesucristo nuestro Salvador en quien estaba, está y estará Dios eternamente.

Dios estaba en Cristo, el Ángel del Pacto, porque Cristo antes de venir a la Tierra en carne humana y tener por Nombre Jesús, Él existía y era llamado en el Antiguo Testamento el Ángel de Jehová, el Ángel del Pacto, aquel que le apareció a Abraham en diferentes ocasiones, y que fue llamado Elohim y también fue llamado Melquisedec, es el Mismo Señor Jesucristo en quien estaba Dios.

Y ahora, Dios en Cristo estuvo creando todo el Universo, porque Cristo en Su cuerpo angelical es la imagen del Dios invisible, todas esas apariciones de Dios a Adán, a Enoc, a Noé, a Abraham y así por estilo a todos estos hombres de Dios, fue a través de Jesucristo en el cuerpo angelical de Cristo, llamado el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová.

Por esa causa es que luego que todos estos hombres de Dios han dicho que vieron a Dios cara a cara, luego San Juan, capítulo 1, verso 18 dice de la siguiente manera. Vean:

A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer.”

Y ahora, luego que todos estos Profetas de Dios han dicho que vieron a Dios cara a cara, ahora aquí San Juan dice, y este fue el testimonio que Juan el Bautista dio, ahora dice que a Dios nadie le vio jamás. Si es así entonces aparentemente hay una contradicción en la Biblia, pero la Biblia no se contradice.

Vean por ejemplo el caso de Génesis capítulo 32 que es el caso de Jacob, comenzando en el verso 24 del Génesis, capítulo 32, verso 24 al 32 del Génesis, dice:

Así se quedó Jacob solo; y luchó con él un varón hasta que rayaba el alba.

Y cuando el varón vio que no podía con él, tocó en el sitio del encaje de su muslo, y se descoyuntó el muslo de Jacob mientras con él luchaba.

Y dijo: Déjame, porque raya el alba. Y Jacob le respondió: No te dejaré, si no me bendices.

Y el varón le dijo: ¿Cuál es tu nombre? Y él respondió: Jacob.

Y el varón le dijo: No se dirá más tu nombre Jacob, sino Israel; porque has luchado con Dios y con los hombres, y has vencido.

Entonces Jacob le preguntó, y dijo: Declárame ahora tu nombre. Y el varón respondió: ¿Por qué me preguntas por mi nombre? Y lo bendijo allí.

Y llamó Jacob el nombre de aquel lugar, Peniel; porque dijo: Vi a Dios cara a cara, y fue librada mi alma.”

Vean, Jacob dice que vio a Dios cara a cara, y ahora Juan el Bautista dice que nadie jamás ha visto a Dios. Pero Jacob vio a Dios cara a cara, pero nadie ha visto a Dios.

Ahora, esto es sencillo: usted me está viendo a mi y yo lo estoy viendo a usted, pero lo que yo estoy viendo de usted es la casa terrenal donde usted vive, el cuerpo de carne, pero usted es alma viviente y yo también. Por lo tanto, lo que nos vemos el uno al otro es el velo de carne donde nosotros vivimos, pero no nos estamos viendo, solamente nos estamos viendo el cuerpo de carne.

Y cuando Jacob vio al Ángel de Jehová, ese Varón con el cual Jacob luchó, un hombre de otra dimensión, estaba viendo a Dios cara a cara, pero lo que estaba viendo era el cuerpo angelical de Dios, pero Dios estaba dentro de ese cuerpo angelical. El cuerpo angelical es Cristo en Su cuerpo angelical, pero dentro de Cristo en Su cuerpo angelical estaba Dios.

Ahora, nosotros somos almas vivientes, y estamos viviendo dentro de un cuerpo espiritual llamado el espíritu de la persona, que es un cuerpo de otra dimensión; y en adición tenemos un cuerpo de esta dimensión terrenal de carne, por lo tanto, nos hablamos los unos a los otros y nos expresamos a través de este cuerpo de carne, de esta casa terrenal. Pero no nos podemos ver el alma, ni aún el espíritu que es un cuerpo de otra dimensión.

Ahora, así es con Cristo, pues Dios creó al ser humano a Su imagen y a Su semejanza, si el ser humano tiene alma, espíritu y cuerpo, Dios entonces tiene alma, Espíritu y cuerpo. Dios es el alma eterna, y luego tiene un cuerpo espiritual llamado el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová, y tiene un cuerpo de carne llamado Jesús, el cual ya está glorificado.

¿Ven lo sencillo que es todo? Dios hizo al ser humano a Su imagen y a Su semejanza, por eso cuando Dios fue manifestado en carne humana ¿a qué se parecía? Al ser humano, era un hombre en medio del pueblo hebreo llamado Jesús.

Pero ese cuerpo de carne era la casa donde Dios moraba, por esa causa fue que en una ocasión Cristo en San Juan, capítulo 2... vamos a ver, capítulo 2, verso 19 dice, 19 al... cuando le dijeron que les mostrara alguna señal, capítulo 2, verso 18 al 21, dice:

Y los judíos respondieron y le dijeron: ¿Qué señal nos muestras, ya que haces esto? (Esto fue cuando sacó a los mercaderes del templo).

Respondió Jesús y les dijo: Destruid este templo, y en tres días lo levantaré.

Dijeron luego los judíos: En cuarenta y seis años fue edificado este templo, ¿y tú en tres días lo levantarás?

Mas él hablaba del templo de su cuerpo.”

¿Ven? Ahora, el cuerpo físico es un templo en donde mora Dios, y ese templo físico como persona es el cuerpo de Jesús. Y un templo espiritual como hombre, el templo espiritual de Dios como hombre es el Ángel del Pacto, es el mismo Cristo en Su cuerpo angelical.

Y para nosotros nuestro templo físico es el cuerpo físico, nuestro templo espiritual en nosotros es nuestro espíritu, que es un cuerpo de otra dimensión, parecido a nuestro cuerpo pero de otra dimensión. Por eso cuando el ser humano muere, sigue viviendo en ese otro cuerpo, en ese otro templo espiritual, que es el cuerpo angelical.

Si es un creyente en Cristo nacido de nuevo tiene un cuerpo angelical de la sexta dimensión, del Paraíso, y va a vivir al Paraíso con los santos que están allá: los Apóstoles y los diferentes Mensajeros de las diferentes edades de la Iglesia de Jesucristo, porque ya tenemos Vida eterna porque hemos recibido a Cristo como nuestro único y suficiente Salvador, le hemos pedido perdón a Cristo por nuestros pecados, Cristo nos ha perdonado y con Su Sangre nos ha limpiado de todo pecado, y hemos sido bautizados en agua en Su Nombre, y Cristo nos ha bautizado con Espíritu Santo y Fuego y hemos obtenido el nuevo nacimiento, hemos nacido de nuevo, hemos nacido a una nueva vida: a la Vida eterna, y hemos nacido en un nuevo reino: en el Reino eterno de Jesucristo nuestro Salvador.

Cristo nos ha libertado del reino de las tinieblas que es el reino del maligno, y nos ha colocado en Su Reino eterno por medio de Su poder, por medio del poder de Su Espíritu Santo Él ha realizado este milagro en nuestras vidas.

Ahora veamos, así como somos nosotros almas vivientes y tenemos un cuerpo espiritual llamado el espíritu, y tenemos un cuerpo físico, este cuerpo de carne, vean, por cuanto hemos sido creados a imagen y semejanza de Dios, Dios también tiene alma, espíritu y cuerpo. El cuerpo físico de Dios es llamado Jesús, el cual murió en la Cruz del Calvario y el cual ya resucitó y ascendió al Cielo, el cual está glorificado y ya es un cuerpo físico que no puede morir.

Hay tres clases de cuerpos: Cuerpo espiritual (el de los Ángeles), y el cuerpo espiritual de cada persona que es el espíritu de cada persona; y hay cuerpo de carne, que es el cuerpo que tenemos nosotros; y hay cuerpo glorificado que es el cuerpo físico glorificado que tiene Jesucristo, y esa es la clase de cuerpo que Él nos va a dar para que vivamos eternamente con Él en Su Reino, esa es la clase de cuerpo que es eterno y que nunca se pone viejo.

Jesucristo está tan joven como cuando ascendió al Cielo, y esa es la clase de cuerpo que todos deseamos, porque nadie quiere ponerse viejo y nadie quiere morir, porque lo que se da por viejo está cerca de desaparecer.

Todo es así, por eso le llaman a todo ese territorio europeo y por ahí por todos esos lugares: “el viejo mundo,” y eso quiere decir que está cerca de desaparecer, durante la gran tribulación morirá el viejo mundo.

Pero a la América Latina y el Caribe, al continente en el cual vivimos ¿cómo le llaman? “El nuevo mundo.” Por lo tanto, tiene vida, y tenemos la bendición de que Cristo nos está bendiciendo en el nuevo mundo, y esperamos que el nuevo mundo entre al Reino Milenial.

La manifestación final de Cristo se iniciaría, surgiría ¿dónde? En el nuevo mundo, en la América Latina y el Caribe. Ya Cristo en Espíritu Santo ha pasado por la tierra de Israel, por Asia Menor, por Europa y por Norteamérica, y ahora le ha tocado la América Latina y el Caribe. Todo eso estaba en el Programa Divino desde antes de la fundación del mundo, por eso nos colocó en la América Latina y el Caribe.

Y de la América Latina y el Caribe en este tiempo final sale hacia otras naciones y continentes la Palabra revelada de Dios para nuestro tiempo, para la Edad de la Piedra Angular.

Y si Dios no hubiera tenido en Su Programa a la América Latina y Caribe para tener la manifestación final, entonces ¿qué hubiera sido de nosotros? Pues estaríamos en la manifestación correspondiente a este tiempo.

Si era en Norteamérica, pues estaríamos viviendo en Norteamérica. Si era en Europa, pues estaríamos viviendo en Europa. Si era en China, estaríamos en China hablando chino y comiendo arroz con palillos. Pero por cuanto la manifestación de Dios para el Tiempo final era para la América Latina y el Caribe, y de ahí surgiría para todas las naciones, por eso nos colocó en la América Latina y el Caribe.

Por lo tanto, el poder prevaleciente de Dios, así como se ha manifestado en diferentes naciones y continentes, está prometido para ser manifestado en este tiempo final en la América Latina y el Caribe, ese mismo poder con el cual Dios creó los Cielos y la Tierra.

Ahora, el poder prevaleciente de Dios ha sido, es y será manifestado exclusivamente a través de Jesucristo, y Jesucristo es el que lo manifiesta, lo ha manifestado a través de Sus diferentes Mensajeros en medio de Su pueblo.

En el Antiguo Testamento en medio del pueblo hebreo, fue Cristo, el Ángel del Pacto en Su cuerpo angelical el que y a través del cual manifestó Dios Su poder en medio de todos los creyentes del Antiguo Testamento: a través de Adán, de Abel, de Set, de Enoc, de Noé, a través de Abraham, a través de Moisés, a través de Josué, a través de los diferentes Profetas, a través también de Juan el Bautista.

Y luego Dios Mismo se creó un cuerpo de carne llamado Jesús, y a través de ese cuerpo vimos el poder de Dios manifestado en toda Su plenitud; por eso Cristo fue en el poder del Espíritu Santo predicando por todos los lugares. A través de Él es que el poder de Dios es manifestado siempre.

Y ahora, luego que Cristo murió y resucitó y ascendió al Cielo, Él envió Su Espíritu Santo, y por consiguiente Cristo en Espíritu Santo manifiesta el poder prevaleciente de Dios en medio de Su Iglesia, y usa diferentes instrumentos como a los Apóstoles, y como a Pedro, a Pablo, y como a cada Mensajero de cada tiempo en cada territorio, y para nuestro tiempo tenemos la promesa que Él manifestará Su poder.

Dios por medio de Cristo, y Cristo en Espíritu Santo en medio de Su Iglesia estará manifestando Su poder, a tal grado que llegará un momento en donde lo manifestará en toda Su plenitud, o sea, sin limitaciones.

Ahora, ese poder de Dios que ha estado siendo manifestado en medio de la Iglesia de Jesucristo por Cristo en Espíritu Santo, es el poder que ha estado libertando millones de seres humanos a través de la historia del cristianismo. Dice el Mismo Cristo en San Juan, capítulo 8... en San Juan, capítulo 8 nos dice nuestro amado Señor Jesucristo de la siguiente manera, y vamos a leer este pasaje que es muy importante. Dice capítulo 8, verso 31 de San Juan, dice:

Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos;

y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres (y la verdad os hará libres).

Le respondieron: Linaje de Abraham somos, y jamás hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo dices tú: Seréis libres?

Jesús les respondió: De cierto, de cierto os digo, que todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado.

Y el esclavo no queda en la casa para siempre; el hijo sí queda para siempre.

Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres.”

Y ahora, es Cristo el Hijo de Dios el que liberta al ser humano del pecado y de la muerte y del reino de las tinieblas, lo liberta como libertó al pueblo hebreo de la esclavitud en Egipto.

Ahora, Cristo es nuestro libertador en el Nuevo Testamento, libertándonos no del Egipto literal ni del faraón literal, sino del Egipto espiritual que es el reino de las tinieblas y del faraón espiritual que es el diablo. Y nos liberta del diablo y del reino del diablo, y nos coloca ¿dónde? Cristo nos coloca en Su Reino eterno, Su Reino de Vida eterna.

Dice San Pablo hablándonos en Corintios, en la Carta a los Corintios, Segunda de Corintios, capítulo 3 nos dice de la siguiente manera, y vamos a leer ese pasaje. Segunda de Corintios, capítulo 3, verso 17 dice:

Porque el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad.”

¿Ven? Y el Espíritu del Señor Jesucristo está en Su Iglesia, y por eso en medio de Su Iglesia se proclama la liberación, se proclama la libertad que Cristo realiza y liberta a todo ser humano del reino de las tinieblas.

Por lo tanto, donde está el Espíritu de Dios, el Espíritu de Cristo, allí hay libertad, porque allí está el poder de Dios, ese poder prevaleciente para libertar a toda persona del reino de las tinieblas, del pecado y de la muerte, y colocarlos ¿dónde? En el Reino eterno de nuestro amado Señor Jesucristo.

Ahora, veamos también lo que nos dice San Pablo en Su carta a los Colosenses, en el capítulo 1, verso 12 en adelante, donde dice:

Con gozo dando gracias al Padre que nos hizo aptos para participar de la herencia de los santos en luz;

el cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo.”

¿Ven? Dios por medio de Cristo nos ha libertado de la potestad, del poder del reino de las tinieblas, y nos ha colocado ¿dónde? En el Reino de Jesucristo, el Hijo de Dios. Eso es lo que Dios ha hecho por medio de Jesucristo. Y por medio de Jesucristo en Espíritu Santo en medio de Su Iglesia es que el poder prevaleciente de Dios ha estado manifestado de etapa en etapa, de edad en edad, a través de las diferentes etapas de la Iglesia del Señor Jesucristo.

Por lo tanto, toda persona necesita que en su vida Dios manifieste Su poder por medio de Cristo en Espíritu Santo en medio de Su Iglesia, y lo liberte del reino de las tinieblas y lo coloque en el Reino eterno de Jesucristo nuestro Salvador. Vean, en el capítulo 4, del libro o carta a los Gálatas dice San Pablo, capítulo 4, verso 1 en adelante de Gálatas, dice:

Pero también digo: Entre tanto que el heredero es niño, en nada difiere del esclavo, aunque es señor de todo;

sino que está bajo tutores y curadores hasta el tiempo señalado por el padre.

Así también nosotros, cuando éramos niños, estábamos en esclavitud bajo los rudimentos del mundo.

Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley,

para que redimiese a los que estaban bajo la ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos.

Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: ¡Abba, Padre!

Así que ya no eres esclavo, sino hijo; y si hijo, también heredero de Dios por medio de Cristo.”

Somos herederos de Dios por medio de Cristo, o sea, que la persona de sí misma, indirectamente, no puede ser heredero de Dios, es a través de Jesucristo. Y el poder de Dios para la persona no puede ser manifestado a menos que sea a través de Jesucristo nuestro Salvador.

En Romanos, capítulo 8 también nos dice el Apóstol San Pablo comenzando en el verso 14. Romanos, capítulo 8, versos 14 en adelante, dice:

Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios.

Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre!

El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios.

Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados.”

Ahora, podemos ver que somos coherederos con Cristo de toda la herencia divina, y Él nos ha dado Su Espíritu Santo y por consiguiente ya no somos esclavos sino hijos e hijas de Dios, Él nos ha libertado.

Ahora, Él nos ha dado el Espíritu de hijos, por lo tanto, vean, aquí dice, en este pasaje dice:

Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre!”

El Espíritu de Adopción, el Espíritu Santo. Por lo tanto, Él ha producido en nosotros el nuevo nacimiento, nos ha dado un nuevo espíritu, nos ha dado el espíritu de Adopción, y ahora tenemos un cuerpo angelical de la sexta dimensión.

Y por consiguiente ese cuerpo angelical es el cuerpo en el cual nosotros vamos a vivir si muere nuestro cuerpo físico, y vamos al Paraíso y ahí disfrutamos la vida en el Paraíso hasta que Cristo pase por el Paraíso y resucite a los muertos creyentes en Él en nuevos cuerpos, cuerpos eternos y glorificados.

Y con ese cuerpo angelical de la sexta dimensión todos los santos que están allá, resucitarán, y entonces ese cuerpo angelical estará dentro del cuerpo físico glorificado que Cristo les dará; y nosotros los que vivimos y permanecemos vivos hasta ese momento de la resurrección de los muertos en Cristo, seremos transformados y entonces viviremos en un nuevo cuerpo eterno y glorificado, con el cuerpo angelical dentro del cuerpo físico glorificado, y dentro del cuerpo angelical estaremos nosotros como almas vivientes.

El cuerpo angelical y el cuerpo físico glorificado son dos cuerpos, dos casas pero eternas; pero el alma es lo que somos nosotros.

Por lo tanto, el poder de Dios manifestado por medio de Cristo es el que ha estado realizando esa labor tan importante en beneficio de cada uno de nosotros, es el poder prevalecedor el que ha estado siendo manifestado por Cristo, ese es el poder de Dios.

Y ahora, lo ha estado manifestando en medio de Su Iglesia y ha estado libertando a todos los hijos e hijas de Dios, todas esas almas de Dios que están escritas en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero desde antes de la fundación del mundo, y por consiguiente esas personas son las ovejas del Padre que le fueron dadas a Cristo para que viniera a la Tierra a buscarlas y a darles Vida eterna. “Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido.”

Esas son las almas de Dios que estarían en cuerpos físicos pero que recibirían a Cristo como su único y suficiente Salvador, por esas personas Cristo murió en la Cruz del Calvario llevando nuestros pecados. Por consiguiente la predicación del Evangelio de Cristo, de la cual Cristo dijo:

Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.

El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.”

¿Quiénes son las personas que creerían? Todos nosotros, porque nuestros nombres están escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, somos las ovejas que el Padre le dio a Cristo para que nos buscara y nos diera Vida eterna, por nosotros Cristo murió en la Cruz del Calvario.

Cristo dijo: “Mis ovejas oyen mi Voz y me siguen.” Él también dijo: “También tengo otras ovejas que no son de este Redil, las cuales también debo traer, y oirán mi Voz; y habrá un Rebaño y un Pastor.” Eso está en San Juan, capítulo 10, verso 14 al 16. Y también en el mismo capítulo 10, verso 26 en adelante al 30, Cristo dijo:

Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen,

y yo les doy vida eterna.”

¿Para qué escuchan la Voz las ovejas de Dios, las almas de Dios que Dios le ha dado a Cristo? Es para escuchar la Voz de Cristo y seguir a Cristo y Cristo darles Vida eterna.

Por eso recibimos a Cristo para que Él nos dé Vida eterna. Por lo tanto toda persona necesita a Cristo para poder obtener la Vida eterna, y eso es lo que queremos: la Vida eterna para vivir con Cristo por toda la eternidad en Su Reino glorioso y eterno, ese Reino de amor, de paz, de felicidad y de poder prevaleciente; es en ese Reino donde yo voy a vivir con Cristo. ¿Y quién más? Cada uno de ustedes también.

Ese Reino en la Tierra está en la fase espiritual, en esa fase espiritual; y cuando Él complete todos los miembros de Su Reino, todos los escogidos, luego viene la fase física en donde Él nos dará el cuerpo nuevo y glorificado, y luego nos vamos con Él a la Cena de las Bodas del Cordero al Cielo que durarán tres años y medio, mientras en la Tierra la humanidad estará pasando por la gran tribulación.

Pero luego regresaremos a la Tierra después de la Cena de las Bodas del Cordero para el establecimiento del glorioso Reino Milenial de Cristo, donde Cristo establecerá literalmente Su Reino; y el poder prevaleciente de Dios a través de Cristo estará manifestado en ese Reino, y ahí estaremos con Cristo y tendremos también todos ese poder prevaleciente, ese poder que permanece, y ese poder que obtiene la victoria en contra de cualquier otro poder.

Por lo tanto, ese es el poder que ha estado siendo manifestado en medio de la Iglesia de Jesucristo, por Dios a través de Cristo en Espíritu Santo en medio de Su Iglesia, ese es el poder manifestado de Dios en medio de la Iglesia de Jesucristo, y el Evangelio de Cristo se predica con ese poder.

Y por esa causa es que las personas al escuchar la predicación del Evangelio de Cristo bajo el poder prevaleciente de Dios, son tocadas acá en su alma, esa Palabra llega a su alma y la persona obtiene la bendición de que Dios le abre el entendimiento, y la persona comienza a entender lo que se predica en el Evangelio de Cristo, comienza a entender el motivo de la Primera Venida de Cristo y el motivo de la muerte de Cristo en la Cruz del Calvario por nosotros, y comienza a comprender todo ese Programa, y dice: “Yo lo creo.” Comienza ahí en su alma a creer, porque la fe viene por el oír la Palabra de Dios, el Evangelio de Cristo.

Y luego la persona comienza a creer, porque con el corazón se cree para justicia, y luego la persona al escuchar que se le da la oportunidad a todo ser humano para que se levante, pase al frente y reciba a Cristo como su único y suficiente Salvador y así dé testimonio público de su fe en Cristo, recibiendo a Cristo como su único y suficiente Salvador, se levanta de su asiento, pasa al frente para dar testimonio público de su fe en Cristo, recibiendo a Cristo como su único y suficiente Salvador, y así se cumple lo dicho por Cristo cuando dijo:

Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.

El que creyere y fuere bautizado, será salvo.”

Por lo tanto, la persona escucha y cree y recibe a Cristo como su único y suficiente Salvador, y Cristo lo recibe, lo perdona y con Su Sangre lo limpia de todo pecado, y es bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y Cristo lo bautiza con Espíritu Santo y Fuego y obtiene el nuevo nacimiento, Cristo produce el nuevo nacimiento en la persona, y la persona nace de nuevo, nace a la Vida eterna en el Reino eterno de Jesucristo nuestro Salvador.

Así como para vivir en este planeta Tierra en esta vida temporera, en esta vida terrenal, tuvimos que nacer, usted no vino de otra forma, usted tuvo que nacer a través de sus padres terrenales. Por medio del nacimiento es que nosotros estamos aquí en la Tierra en este reino temporero.

Y para entrar al Reino eterno de Dios que es el Reino de Jesucristo tenemos que nacer de nuevo, y eso es el nuevo nacimiento que opera Cristo en toda persona que lo recibe como su único y suficiente Salvador, y así la persona nace de nuevo, nace en un nuevo Reino y a una nueva vida: a la Vida eterna en el Reino eterno de Jesucristo nuestro Salvador. Y así queda asegurada la persona en la Vida eterna para vivir con Cristo por toda la eternidad.

Toda persona que viene por este planeta Tierra a vivir necesita asegurar su futuro eterno con Cristo en Su Reino eterno, porque el propósito de nuestra vida en este planeta Tierra no es el comer, dormir, trabajar y después morir; el propósito es que busquemos el Reino de Dios primero, y aseguremos nuestro futuro eterno en el Reino de Dios, en el Reino de Jesucristo. ¿Cómo? Recibiendo a Cristo como nuestro único y suficiente Salvador, así es como aseguramos nuestro futuro eterno con Cristo en la Vida eterna. No hay otra cosa más importante para el ser humano que la vida; y si esta vida terrenal es importante, millones y millones de veces más importante es la Vida eterna, y esa es la más importante, por lo tanto esa es la que hay que asegurar.

¿Y quién nos va a asegurar la Vida eterna? Jesucristo, Él es el único que puede asegurarle al ser humano la Vida eterna. ¿Y cómo nos asegura la Vida eterna? Recibiéndolo como nuestro único y suficiente Salvador, para lo cual Cristo murió en la Cruz del Calvario.

Vean, el Día de Pentecostés San Pedro predicando en una parte de su mensaje dice, en el capítulo 2 del libro de los Hechos, párrafo 34 en adelante, dice:

Porque David no subió a los cielos; pero él mismo dice:

Dijo el Señor a mi Señor:

Siéntate a mi diestra,

Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies.

Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo.”

Por eso es que llamamos a Jesús: SEÑOR JESUCRISTO, porque Dios lo ha hecho Señor y Cristo, porque en Jesús moró la plenitud de Dios, la plenitud de la Divinidad, que es Padre, Hijo y Espíritu Santo, y por consiguiente la plenitud de la Divinidad en Jesús tenía un Nombre: Señor Jesucristo.

Al oír esto, se compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos?

Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo.

Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare.

Y con otras muchas palabras testificaba y les exhortaba, diciendo: Sed salvos de esta perversa generación.

Así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil personas.”

Como tres mil personas escucharon la predicación del Evangelio de Cristo por San Pedro lleno del Espíritu Santo, lleno del poder prevaleciente, y creyeron, nació en sus corazones la fe para creer en Cristo, y dieron testimonio público de su fe en Cristo, recibiendo a Cristo como su Salvador arrepentidos de sus pecados, y siendo bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, para recibir el Espíritu Santo y obtener el nuevo nacimiento y así ser añadidos a la Iglesia de nuestro amado Señor Jesucristo, y así entrar al Reino de Dios. Porque el que no nazca del Agua y del Espíritu no puede entrar en el Reino de Dios, pero el que nazca del Agua y del Espíritu si entra al Reino de Dios, porque esa es la forma de entrar al Reino de Dios.

Nacer del agua es nacer de la predicación del Evangelio de Cristo, y recibirlo como su único y suficiente Salvador, y ser bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo; y nacer del Espíritu Santo es nacer del bautismo del Espíritu Santo, Cristo bautizarlo con Espíritu Santo y Fuego.

Y así la persona nace de nuevo, obtiene el nuevo nacimiento y entra al Reino de Dios, nace en el Reino de Dios, el Reino de nuestro amado Señor Jesucristo por el poder prevaleciente de Dios que Cristo manifiesta en Espíritu Santo en medio de Su Iglesia. Es una obra de Cristo por medio del poder prevaleciente de Dios que Cristo manifiesta en medio de Su Iglesia.

Por lo tanto, toda persona que ha escuchado la predicación del Evangelio de Cristo, y ha creído y ha recibido a Cristo como su único y suficiente Salvador, y ha sido bautizado en agua en Su Nombre, y Cristo lo ha bautizado con Espíritu Santo y Fuego, ha nacido de nuevo, ha nacido en el Reino de Cristo, ha entrado al Reino de Cristo y tiene Vida eterna. ¿Y quiénes son esas personas? Todos nosotros.

Si hay alguna que todavía no ha recibido a Cristo, no tiene Vida eterna y por consiguiente no tiene su seguro asegurado con Cristo en Su Reino eterno, y no sabe cuántos días Dios le ha dado para vivir en este planeta Tierra.

Por lo tanto, necesita asegurar su futuro eterno con Cristo en la Vida eterna en Su Reino eterno. Por lo tanto, tiene la oportunidad de hacerlo en esta noche, dando testimonio público de su fe en Cristo y recibiéndolo como su único y suficiente Salvador, porque mientras escuchaba la predicación del Evangelio de Cristo nació en su alma, en su corazón, la fe para creer en Cristo y Su Sacrificio en la Cruz del Calvario, porque la fe viene por el oír la Palabra de Dios, y con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se hace confesión para salvación.

Por lo tanto, toda persona que en esta noche desea recibir a Cristo como su único y suficiente Salvador porque ya ha creído de todo corazón, puede levantar su mano y puede pasar al frente y yo estaré orando por usted en esta noche, para que Cristo le reciba, le perdone y con Su Sangre le limpie de todo pecado, y sea bautizado en agua en Su Nombre, en el Nombre del Señor Jesucristo, y Cristo le bautice con Espíritu Santo y Fuego y produzca en usted el nuevo nacimiento, y usted entre al Reino eterno de Jesucristo nuestro Salvador y así asegure con Cristo su futuro eterno.

Pueden pasar al frente y estaré orando por todos ustedes, para que así Cristo con Su poder prevaleciente obre en sus vidas y les coloque en Su Reino eterno, pues todos queremos vivir eternamente con Cristo en Su Reino eterno. Ese es el propósito: que vivamos con Cristo por toda la eternidad en Su Reino eterno. Para eso es que se predica el Evangelio de Cristo. Por eso Cristo dijo:

Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.

El que creyere y fuere bautizado, será salvo.”

¿Ven? El propósito de la predicación del Evangelio de Cristo es la salvación de todo ser humano que escucha y cree en Jesucristo como su único y suficiente Salvador; esa es la meta: La salvación y Vida eterna para toda persona que escucha y cree y recibe a Cristo como su único y suficiente Salvador.

Pueden continuar pasando los que faltan por pasar, para orar por todos ustedes en esta noche, para que Cristo manifieste Su poder prevaleciente, el poder de Dios, y obre en ustedes el perdón de pecados, les limpie con Su Sangre preciosa de todo pecado, y sean bautizados en agua en Su Nombre y Cristo les bautice con el Espíritu Santo y Fuego, y así reciban el poder prevaleciente de Dios, y produzca en ustedes el nuevo nacimiento, nazcan en el Reino eterno de Jesucristo nuestro Salvador, y así aseguran su futuro eterno con Jesucristo en Su Reino eterno.

Todavía vienen más personas. Vamos a esperar unos segundos en lo que pasan las otras personas que también como ustedes desean vivir eternamente con Cristo en Su Reino eterno.

Vamos a estar puestos en pie todos, y vamos a esperar unos segundos en lo que pasan las personas que faltan por pasar, para que Cristo también les reciba en Su Reino y les asegure su futuro eterno en Su Reino eterno; y allí nos veremos en este Reino de Cristo con cuerpos eternos y glorificados, cuando llegue el momento de Cristo resucitar a los muertos creyentes en Él y transformarnos a nosotros los que vivimos, y así es como obtendremos la inmortalidad física también.

Unos segundos y ya oraremos por las personas que han pasado; si falta alguna otra persona puede pasar inmediatamente. Los niños también de diez años en adelante, pueden pasar para recibir a Cristo como su único y suficiente Salvador, y para ser bautizados también en agua en el Nombre del Señor Jesucristo. Si falta alguna otra persona puede pasar.

Siempre hay personas que luego de escuchar la predicación del Evangelio de Cristo, nace en sus corazones la fe para creer en Cristo y creen, pero cuando llega el momento de la decisión más importante de su vida, que es recibir a Cristo públicamente como su único y suficiente Salvador, sienten que algo los aguanta (Nota - detiene), eso que los aguanta no es de Dios. Y sienten esa fuerza que los aguanta. Pero lo que la persona tiene que decir es: “Yo he escuchado el Evangelio de Cristo, y he creído en Cristo como mi único y suficiente Salvador, y ahora doy testimonio público de mi fe en Cristo y me levanto y paso al frente y doy testimonio público de mi fe en Cristo, recibiéndolo como mi único y suficiente Salvador.”

Cristo dijo: “El que me confesare delante de los hombres, Yo le confesaré delante de mi Padre; mas el que me negare, Yo le negaré delante de mi Padre.” Nadie quiere que Cristo lo niegue delante del Padre Celestial, todos queremos que Cristo nos confiese como creyentes en Él que lo hemos recibido de todo corazón y hemos sido bautizados en agua en Su Nombre. Y el Padre entonces nos da el bautismo del Espíritu Santo y produce en nosotros el nuevo nacimiento.

Todavía unos segundos para las personas que faltan por pasar y oraremos ya por los que han pasado. Vamos a inclinar nuestros rostros para orar. Repitan conmigo esta oración. Vamos a levantar nuestras manos al Cielo, a Cristo, rindiéndonos a Cristo con nuestras manos levantadas:

Señor Jesucristo, ante Tu presencia vengo, reconociéndote como único y suficiente Salvador.

Señor Jesucristo, creo en Tu Primera Venida y en Tu Sacrificio en la Cruz del Calvario, creo que Tu Sacrificio es el Sacrificio de la expiación por mis pecados. Por lo tanto, Señor Jesucristo, doy testimonio público de mi fe en Ti y Te recibo públicamente como mi único y suficiente Salvador.

Señor Jesucristo, en Tus manos encomiendo mi alma, salva mi alma Señor Jesucristo, perdona mis pecados y con Tu Sangre límpiame de todo pecado. Señor Jesucristo, bautízame también con Espíritu Santo y Fuego luego que yo sea bautizado en agua en Tu Nombre.

Señor Jesucristo, quiero vivir contigo en Tu Reino por toda la eternidad; por lo tanto, en Tus manos encomiendo mi alma, salva mi alma Señor Jesucristo, Te lo ruego. En Tu Nombre Eterno y glorioso Señor Jesucristo Te lo ruego. Amén y amén.

Y ahora repitan conmigo: La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado. La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado. La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado.

Cristo les ha recibido en Su Reino, ha perdonado vuestros pecados y con Su Sangre les ha limpiado de todo pecado, porque ustedes han escuchado la predicación del Evangelio de Cristo y han creído en Cristo como vuestro único y suficiente Salvador.

Ustedes me dirán: “Todavía me falta algo que Cristo dijo, Él dijo: El que creyere (y ya he creído) y fuere bautizado, será salvo.” Todavía me falta ser bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo. ¿Cuándo me pueden bautizar?” Es la pregunta del corazón de cada uno de ustedes.

Por cuanto han creído de todo corazón en Cristo como vuestro único y suficiente Salvador, bien pueden ser bautizados en agua esta misma noche en el Nombre del Señor Jesucristo, y pregunto al ministro si hay agua.

Hay agua aquí, hay un bautisterio aquí, y hay otro bautisterio acá. ¿Hay ropas bautismales también? También hay ropas bautismales. ¿Hay lugar dónde cambiarse de ropas también? También tienen lugar dónde cambiarse de ropa para que la ropa que ustedes tienen no se moje sino que esté sequecita y sean bautizados en agua con ropas bautismales que tienen preparadas, y luego de ser bautizados en agua se cambian de ropa nuevamente y regresan a sus hogares llenos del gozo del Señor y agradecidos al Señor por la salvación de vuestra alma.

Así que dejaré al ministro aquí para que les indique hacia dónde caminar para cambiarse de ropas y ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo.

Ha sido para mí un privilegio grande estar con ustedes en esta noche, dándoles testimonio de: “EL PODER PREVALECIENTE.” El poder que permanece, el poder con el cual Dios vence todo poder contrario, ese es el poder que Él manifiesta en todos nosotros.

Que las bendiciones de Jesucristo, el Ángel del Pacto, sean sobre cada uno de ustedes y sobre mí también; y que Jesucristo traiga a Sus pies los familiares de ustedes, para que también reciban la salvación y Vida eterna y estén con ustedes en el glorioso Reino de Jesucristo nuestro Salvador, viviendo por toda la eternidad. Amén.

Bueno, que Dios les continúe bendiciendo a todos, y dejo nuevamente al ministro aquí para continuar. Buenas noches.

EL PODER PREVALECIENTE.”