obsidian/es/conferencias/2004/07/spa-2004-07-13-2-el_mensaje...

60 KiB
Raw Permalink Blame History

title date activity place city state country duration public youtube translations files
El Mensaje del Precursor 2004-07-13 2 Morelia Michoacán MX 00:00:00 false

Muy buenas noches, amables amigos y hermanos presentes aquí en esta actividad; es para mí una bendición grande estar con ustedes en esta ocasión, para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios y Su Programa correspondiente a este tiempo final. Reciban todos saludos de mi esposa Erica, y también los niños reciban saludos de América y de Yahannah Gabriela.

Para esta ocasión, leemos en el Evangelio según San Juan, en el capítulo 1, versos 19 al 34, donde dice:

Este es el testimonio de Juan, cuando los judíos enviaron de Jerusalén sacerdotes y levitas para que le preguntasen: ¿Tú, quién eres?

Confesó, y no negó, sino confesó: Yo no soy el Cristo.

Y le preguntaron: ¿Qué pues? ¿Eres tú Elías? Dijo: No soy. ¿Eres tú el profeta? Y respondió: No.

Le dijeron: ¿Pues quién eres? para que demos respuesta a los que nos enviaron. ¿Qué dices de ti mismo?

Dijo: Yo soy la voz de uno que clama en el desierto: Enderezad el camino del Señor, como dijo el profeta Isaías.

Y los que habían sido enviados eran de los fariseos.

Y le preguntaron, y le dijeron: ¿Por qué, pues, bautizas, si tú no eres el Cristo, ni Elías, ni el profeta?

Juan les respondió diciendo: Yo bautizo con agua; mas en medio de vosotros está uno a quien vosotros no conocéis.

Este es el que viene después de mí, el que es antes de mí, del cual yo no soy digno de desatar la correa del calzado.

Estas cosas sucedieron en Betábara, al otro lado del Jordán, donde Juan estaba bautizando.

El siguiente día vio Juan a Jesús que venía a él, y dijo: He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.

Este es aquel de quien yo dije: Después de mí viene un varón, el cual es antes de mí; porque era primero que yo.

Y yo no le conocía; mas para que fuese manifestado a Israel, por esto vine yo bautizando con agua.

También dio Juan testimonio, diciendo: Vi al Espíritu que descendía del cielo como paloma, y permaneció sobre él.

Y yo no le conocía; pero el que me envió a bautizar con agua, aquél me dijo: Sobre quien veas descender el Espíritu y que permanece sobre él, ése es el que bautiza con el Espíritu Santo.

Y yo le vi, y he dado testimonio de que éste es el Hijo de Dios.”

Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.

Nuestro tema es: “EL MENSAJE DEL PRECURSOR.”

Juan el Bautista fue el Mensajero que le preparó el camino al Señor en Su Primera Venida. En el Antiguo Testamento estaba prometido que vendría un Mensajero en Isaías, capítulo 40 (que fue el pasaje al cual Juan el Bautista se refirió), en el capítulo 40 de Isaías, verso 3 en adelante, dice:

Voz que clama en el desierto: Preparad camino a Jehová; enderezad calzada en la soledad a nuestro Dios.

Todo valle sea alzado, y bájese todo monte y collado; y lo torcido se enderece, y lo áspero se allane.

Y se manifestará la gloria de Jehová, y toda carne juntamente la verá; porque la boca de Jehová ha hablado.”

Luego en el verso 9 al 11, dice... de este mismo capítulo 40 de Isaías:

Súbete sobre un monte alto, anunciadora de Sion; levanta fuertemente tu voz, anunciadora de Jerusalén; levántala, no temas; dí a las ciudades de Judá: ¡Ved aquí al Dios vuestro!

He aquí que Jehová el Señor vendrá con poder, y su brazo señoreará; he aquí que su recompensa viene con él, y su paga delante de su rostro.

Como pastor apacentará su rebaño; en su brazo llevará los corderos, y en su seno los llevará; pastoreará suavemente a las recién paridas.”

Ahora, todo este pasaje, luego encontramos que se cumplió en Juan el Bautista y otra parte en Jesús de Nazaret; Juan era la voz de uno clamando en el desierto, diciéndole al pueblo que prepararan, se prepararan para la Venida del Mesías. Y luego apareció el Mesías y era un primo de Juan el Bautista, porque Elisabet y la virgen María eran parientas, eran parientas ellas, y por consiguiente según la carne eran primos Jesús y Juan el Bautista.

Juan el Bautista recibió el Espíritu Santo, fue lleno del Espíritu Santo cuando la virgen María visitó a Elisabet, y Elisabet tenía ya sobre seis meses (o sea, seis meses de embarazada), y María estaba comenzando su primer mes y fue a visitar a su parienta Elisabet.

Y cuando llegó y saludó a Elisabet, en el vientre de la parienta de María, o sea, en el vientre de Elisabet estaba Juan el Bautista, y saltó, brincó de gozo en el vientre de Elisabet, y fue lleno del Espíritu Santo aún desde el vientre de su madre. Y esto ya había sido profetizado, vean, dice... ¿lo profetizó quién? El Arcángel Gabriel, que es el Arcángel Profeta de la sexta dimensión, dice en San Lucas, capítulo 1, verso 11 en adelante, dice:

Y se le apareció un ángel...” Esto fue al sacerdote Zacarías cuando ofrecía el incienso a Dios en el templo, dice:

Y se le apareció un ángel del Señor puesto en pie a la derecha del altar del incienso.

Y se turbó Zacarías al verle, y le sobrecogió temor.

Pero el ángel le dijo: Zacarías, no temas; porque tu oración ha sido oída, y tu mujer Elisabet te dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Juan.

Y tendrás gozo y alegría, y muchos se regocijarán de su nacimiento;

porque será grande delante de Dios. No beberá vino ni sidra, y será lleno del Espíritu Santo, aun desde el vientre de su madre.”

Y cuando escuchó la voz de la virgen María, en la cual estaba Jesús, ya el niño (Juan el Bautista que estaba en el vientre de su madre Elisabet) brincó, saltó de gozo, fue lleno del Espíritu Santo ahí. Ahora vean, todo lo que dice el Arcángel Gabriel aquí, dice:

Y hará que muchos de los hijos de Israel se conviertan al Señor Dios de ellos.

E irá delante de él con el espíritu y el poder de Elías, para hacer volver los corazones de los padres a los hijos, y de los rebeldes a la prudencia de los justos, para preparar al Señor un pueblo bien dispuesto.”

¿Ven para lo que vino Juan el Bautista? Para prepararle al Señor un pueblo bien dispuesto, bien apercibido, un pueblo que estuviera esperando la Venida del Señor. Juan el Bautista fue el que le preparó el camino, por eso es el precursor de la Primera Venida de Cristo.

Ahora, ¿quién sería el que vendría después de Juan el Bautista? Uno que era mayor que Juan el Bautista, pero nació después de Juan el Bautista, pero Juan el Bautista dice que era primero que él (primero que Juan).

¿Y cómo puede ser primero si nació después? Vamos a ver, vamos a ver quién es Jesucristo, y entonces veremos que era primero que Juan. Dice en Malaquías, capítulo 3, verso 1 en adelante, dice:

He aquí, yo envío mi mensajero, el cual preparará el camino delante de mí.”

¿Ven? Ese fue Juan el Bautista que vino preparándole el camino al Señor.

Y vendrá súbitamente a su templo el Señor a quien vosotros buscáis, y el ángel del pacto, a quien deseáis vosotros. He aquí viene, ha dicho Jehová de los ejércitos.”

¿Quién vendría? El Señor, el Ángel del Pacto.

¿Y quién es el Ángel del Pacto? El Ángel que le apareció al Profeta Moisés en una llama de fuego y le dijo que había descendido para librar al pueblo hebreo de la esclavitud en Egipto, y le dijo: “Yo soy el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob.”

Ahora vean, era el Señor, Dios, Dios manifestado en Su Ángel, el Ángel de Jehová. El Ángel de Jehová es Jesucristo en Su cuerpo angelical, y por esa causa Cristo en Su cuerpo angelical era primero que Juan el Bautista.

Vean, en su cuerpo de carne Juan nació primero, pero en su cuerpo angelical Jesucristo es primero que Juan, y vamos a ver aún más, en San Juan, capítulo 8, verso 51 en adelante, dice:

De cierto, de cierto os digo, que el que guarda mi palabra, nunca verá muerte.”

O sea, vivirá eternamente con Cristo en Su Reino, aunque su cuerpo físico muera, Cristo lo resucitará en un cuerpo eterno y glorificado; la persona creyente en Cristo nacida de nuevo, si muere físicamente va al Paraíso a vivir, donde están los santos del Nuevo Testamento, los Apóstoles y todos los creyentes de edades pasadas, va a vivir en un cuerpo angelical.

Así como Cristo existía en un cuerpo angelical, ahora todos los creyentes en Cristo cuando mueren, van a vivir en un cuerpo angelical al Paraíso, y allí ni comen, ni duermen, ni trabajan, ni se cansan, allí no hay noche, pero ellos van a regresar de nuevo a la Tierra en cuerpos eternos y glorificados, como el cuerpo glorificado de Jesucristo nuestro Salvador. Y Jesucristo es el que nos dará ese cuerpo eterno y glorificado. Sigue diciendo:

Entonces los judíos le dijeron: Ahora conocemos que tienes demonio. Abraham murió, y los profetas; y tú dices: El que guarda mi palabra, nunca sufrirá muerte.

¿Eres tú acaso mayor que nuestro padre Abraham, el cual murió? ¡Y los profetas murieron! ¿Quién te haces a ti mismo?

Respondió Jesús: Si yo me glorifico a mí mismo, mi gloria nada es; mi Padre es el que me glorifica, el que vosotros decís que es vuestro Dios.

Pero vosotros no le conocéis; mas yo le conozco, y si dijere que no le conozco, sería mentiroso como vosotros; pero le conozco, y guardo su palabra.

Abraham vuestro padre se gozó de que había de ver mi día; y lo vio, y se gozó.

Entonces le dijeron los judíos: Aún no tienes cincuenta años, ¿y has visto a Abraham?

Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Antes que Abraham fuese, yo soy.”

¿Ven? No solamente era antes que Juan el Bautista, sino antes que Abraham también, Cristo en Su cuerpo angelical era antes que Abraham.

Ese Ángel de Jehová que le aparecía a Abraham el que le apareció en una ocasión también como Melquisedec, Sacerdote del Dios Altísimo, Sacerdote del Templo Celestial y Rey de Salem (de Jerusalén), y Rey de Paz y Rey de Justicia, era Jesucristo en Su cuerpo angelical en quien estaba morando Dios. Porque Cristo en Su cuerpo angelical es la imagen del Dios Viviente, la imagen de Dios es el cuerpo angelical de Dios, o sea, Cristo en Su cuerpo angelical, la semejanza física y terrenal de Dios es Cristo en Su cuerpo de carne que nació en Belén de Judea, ya ese cuerpo fue glorificado cuando resucitó y se sentó a la diestra de la majestad en las alturas.

Ahora vean lo grande que es nuestro amado Señor Jesucristo, pero vino en forma tan sencilla que los mismos que lo estaban esperando: el pueblo hebreo y sus líderes religiosos y la religión hebrea y el concilio del sanedrín, el concilio de la religión hebrea no pudieron comprender que ese era el Cristo, el Mesías, el Hijo del Dios Viviente, vino en una forma tan sencilla que no lo pudieron comprender.

Ahora, ya vimos que es el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová, el que era antes que Abraham, y era antes que Abraham y era antes que Noé y era antes que Adán también. Vamos a ver si era antes que todas estas personas que les he mencionado. En Colosenses, capítulo 1, versos 12 en adelante, dice:

Con gozo dando gracias al Padre que nos hizo aptos para participar de la herencia de los santos en luz.”

Los santos en luz son los hijos e hijas de Dios, son aquellas personas que oyen la Voz de Dios y creen de todo corazón y siguen a Jesucristo, porque lo reciben como su único y suficiente Salvador. Cristo dijo: “El que es de Dios, la Voz de Dios oye.” Eso está en el capítulo 8, verso 47 de San Juan, y en el capítulo 10 Cristo dice: “Mis ovejas oyen mi Voz y me siguen.” Eso está en el capítulo 10, verso 14 al 30. Y Cristo dice en este mismo capítulo 10 de San Juan, dice capítulo 10, verso 27 en adelante, dice:

Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen,

y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano.

Mi Padre que me las dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre.

Yo y el Padre uno somos.”

¿Dónde estaba el Padre? En Jesucristo.

¿Dónde estaba el Espíritu Santo? En Jesucristo, porque en Jesucristo moró la plenitud de la Divinidad que es Padre, Hijo y Espíritu Santo, y por consiguiente allí estaba el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo que es Señor Jesucristo, por eso llamamos a Jesús: SEÑOR JESUCRISTO, porque Dios lo ha hecho Señor y Cristo dice San Pedro en el libro de los Hechos, capítulo 2, versos 35 al 41; y también en el capítulo 4, verso 12 del libro de los Hechos San Pedro predicando, dice:

Porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.”

No hay otro nombre. Toda persona que desea vivir eternamente en el Reino de Dios, necesita creer en el Nombre de Jesucristo el Hijo de Dios, y recibir a Jesucristo como su único y suficiente Salvador arrepentido de sus pecados, y Cristo le recibe, le perdona y con Su Sangre le limpia de todo pecado, y es bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y Cristo le bautiza con Espíritu Santo y Fuego y obtiene la persona el nuevo nacimiento, nace en el Reino de Dios que es el Reino de Jesucristo el Hijo de Dios, nace a una nueva vida: a la Vida eterna.

Al nacer en esta Tierra nosotros nacimos a la vida, pero no a la Vida eterna, por eso es que vivimos una temporada en la Tierra y después tenemos que dejar el cuerpo físico, porque se nos acaba el tiempo en el reloj de Dios.

Y nadie sabe cuándo se le va a terminar el tiempo, se le acaba el tiempo de la vida temporera, pero hay una Vida eterna que nunca se acabará, y así como para obtener la vida temporera tuvimos que nacer a través de nuestros padres terrenales, porque de otra forma no podíamos obtener esta vida terrenal, tenía que ser por medio de nacer a través de nuestros padres terrenales.

Y ahora, para obtener la Vida eterna hay que nacer de nuevo, de lo cual Cristo dijo a Nicodemo: “De cierto, de cierto te digo, que el que no nazca de nuevo, no puede ver el Reino de Dios.” Nicodemo le pregunta: “¿Cómo puede hacerse esto? ¿Puede acaso el hombre ya siendo viejo, entrar en el vientre de su madre y nacer?” Cristo le dice: “De cierto, de cierto te digo, que el que no nazca del Agua y del Espíritu, no puede entrar al Reino de Dios.”

Y todos queremos entrar al Reino de Dios, el requisito es nacer de nuevo, nacer del Agua y del Espíritu, del Agua, nacer del Agua es nacer de la predicación del Evangelio de Jesucristo nuestro Salvador, escuchando la predicación del Evangelio de Cristo y ahí nace la fe de Cristo en nosotros, y entonces creemos y lo recibimos como nuestro único y suficiente Salvador, y somos bautizados en agua en Su Nombre.

Y luego Él nos bautiza con Espíritu Santo y Fuego, y entonces nacemos del Espíritu Santo, el bautismo del Espíritu Santo y entonces obtenemos el nuevo nacimiento, nacemos en un nuevo Reino: el Reino de Jesucristo nuestro Salvador, y por consiguiente nacemos a una nueva vida: a la Vida eterna, y así hemos confirmado y hemos asegurado nuestro lugar en la Vida eterna ¿con quién? Con Jesucristo el cual es el Rey de ese Reino eterno.

Sin Cristo el ser humano no puede vivir eternamente, es por medio de Jesucristo nuestro Salvador. Dios nos ha dado Vida eterna, y esta vida está en Su Hijo Jesucristo, eso está en San Juan, Primera de Juan, capítulo 5, versos 8 al 13:

El que tiene al Hijo (o sea, a Jesucristo), tiene la vida (la Vida eterna); el que no tiene al Hijo de Dios (a Jesucristo) no tiene la vida.”

Lo que tiene es una vida temporal o temporera que se le va a terminar en cualquier momento, y la persona no sabe en qué momento se le va a terminar, porque a unos se les termina la vida física a los cien años o más, pero a otros se les termina a los ochenta, a otros a los setenta, a otros a los sesenta, a otros a los cincuenta, a otros a los cuarenta, a otros a los treinta o treinta y algo, a otros a los veinte o veinte y algo, a otros a los quince años, o quince... de los quince a los diez y nueve, a otros a los diez, a otros a los cinco y a otros hasta menos de cinco, y a otros hasta recién nacidos mueren.

Vean, o sea, que no hay un tiempo fijo para cada persona vivir en esta Tierra, por lo tanto como nadie sabe cuántos días o años Dios le ha colocado en Su Libro para que viva la persona aquí en la Tierra, necesita entonces asegurar su futuro eterno ¿con quién? Con Jesucristo, ¿en qué reino? En el Reino eterno de Jesucristo nuestro Salvador.

Si no lo asegura, pues no vivirá eternamente con Cristo en Su Reino, el que no quiere venir a los pies de Cristo, pues no quiere vivir eternamente, por lo tanto Cristo no lo va a tener en Su Reino eterno porque la persona no quiso vivir eternamente con Cristo en Su Reino.

Dios le ha dado libre albedrío al ser humano, para que el ser humano decida si desea vivir eternamente o no desea vivir eternamente; así como en el Huerto del Edén Dios colocó delante del ser humano el Árbol de la Vida y el árbol de ciencia del bien y del mal que era el árbol que el ser humano si comía de él (de ese árbol) moriría (del árbol de ciencia del bien y del mal), pero si comía del Árbol de la Vida viviría eternamente.

Ahora vean, los que no quieren venir a Cristo dice en el capítulo 5 de San Juan, verso 40:

...y no queréis venir a mí para que tengáis vida.”

Los que no quieren venir a Cristo es que no quieren vivir eternamente, el que quiere venir a Cristo es porque quiere vivir eternamente.

Recibimos a Jesucristo como nuestro único y suficiente Salvador porque queremos vivir eternamente, es Vida eterna lo que la persona desea recibir, y cuando sabe que esa Vida eterna está en Jesucristo, pues va a los pies de Jesucristo, lo recibe como su único y suficiente Salvador y le pide perdón a Cristo por sus pecados, y Cristo lo perdona y con Su Sangre lo limpia de todo pecado, y es bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y Cristo lo bautiza con Espíritu Santo y Fuego y produce en la persona el nuevo nacimiento y así la persona nace en el Reino eterno de Jesucristo, nace a la Vida eterna.

Ese es el nuevo nacimiento del cual Cristo le habló a Nicodemo. Por eso también en San Juan, capítulo... eso fue en el capítulo 3 de San Juan que le habló a Nicodemo, del verso 1 al 6, y ahora aquí en el capítulo 6 de San Juan vean lo que dice Cristo, dice verso 39 en adelante, dice:

Y esta es la voluntad del Padre, el que me envió: Que de todo lo que me diere, no pierda yo nada, sino que lo resucite en el día postrero.”

De todo lo que el Padre le dio, o sea, todas las ovejas que el Padre le dio, que son todas esas almas de Dios, esos hijos de Dios los cuales han sido dados a Cristo, para que Cristo los busque y les dé Vida eterna. Por eso Cristo en San Lucas, capítulo 19, verso 10, y San Mateo, capítulo 18, versos 11 al 14, dice que el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido, y esos son seres humanos los cuales están escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, esos son los hijos e hijas de Dios.

Ahora veamos lo que sigue diciendo:

Que de todo lo que me diere, no pierda yo nada, sino que lo resucite en el día postrero.”

Por lo tanto, todo creyente en Cristo aunque muera físicamente, va al Paraíso a vivir en el cuerpo angelical y en el Día Postrero será resucitado en un cuerpo nuevo, eterno, inmortal y glorificado, como el cuerpo glorificado de Jesucristo nuestro Salvador, y entonces tendrá la Vida eterna física en un cuerpo físico glorificado, igual al cuerpo glorificado de Jesucristo nuestro Salvador. Jesucristo está tan joven como cuando ascendió al Cielo hace dos mil años atrás. Sigue diciendo Cristo en el verso 40:

Y esta es la voluntad del que me ha enviado: Que todo aquel que ve al Hijo, y cree en él, tenga vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero.”

Aquí nuevamente promete resucitar a todos los creyentes en Él en el Día Postrero, el Día Postrero es el Séptimo Milenio de Adán hacia acá. En algún año del Día Postrero o en algún año del Séptimo Milenio de Adán hacia acá, Cristo va a resucitar a todos los creyentes en Él que han muerto físicamente, y a los que quedemos vivos en ese tiempo, y estemos vivos cuando Él resucite a todos los creyentes que murieron, nos transformará, transformará nuestros cuerpos físicos y entonces seremos inmortales físicamente y jóvenes para toda la eternidad, estaremos en la flor de la juventud que es de 18 a 21 años de edad.

Estas cosas son señaladas en el Programa Divino para todos los que reciben a Cristo como su único y suficiente Salvador.

Ahora, ¿por qué Cristo puede prometer estas cosas tan grandes y maravillosas que son inconcebibles a la mente humana? Vean, vamos a continuar leyendo en Colosenses, capítulo 1, donde nos detuvimos por unos momentos, donde dice... capítulo 1, verso 12 en adelante, de Colosenses, dice:

Con gozo dando gracias al Padre que nos hizo aptos para participar de la herencia de los santos en luz.”

La Vida eterna es una herencia de los santos en luz, de los hijos e hijas de Dios.

..el cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas.”

O sea, nos ha librado de la potestad del reino de las tinieblas, del reino del diablo, y del príncipe de las tinieblas que es el diablo; así como libró al pueblo hebreo del faraón y del imperio del faraón, así Él nos ha librado a nosotros del imperio del diablo, del imperio del maligno, del reino de las tinieblas y del príncipe de las tinieblas:

...el cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo.”

Vean, Dios por medio de Cristo nos ha librado del reino de las tinieblas y nos ha trasladado al Reino de Jesucristo nuestro Salvador, que es un Reino de luz, de paz, de amor, de esperanza y de Vida eterna:

...en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados.”

Nadie puede obtener el perdón de pecados a menos que sea a través de Jesucristo nuestro Salvador, por eso cuando Él ordenó a Sus discípulos a predicar el Evangelio, Él en San Lucas, capítulo 24 les dijo a ellos, capítulo 24, verso 46 en adelante:

Y les dijo: Así está escrito, y así fue necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos al tercer día;

y que se predicase en su nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones, comenzando desde Jerusalén.

Y vosotros sois testigos de estas cosas.

He aquí, yo enviaré la promesa de mi Padre sobre vosotros.”

Ahora vean, el arrepentimiento y el perdón de los pecados se predica en el Nombre del Señor Jesucristo para que las personas arrepentidas de sus pecados reciban a Cristo como su único y suficiente Salvador y obtengan el perdón de sus pecados.

Como en el Antiguo Testamento el día diez del mes séptimo de cada año se efectuaba el sacrificio de la expiación por el pecado del ser humano en medio del pueblo hebreo, eso está en Levítico, capítulo 23, verso 26 en adelante, y toda persona tenía que arrepentirse de sus pecados y pedir perdón a Dios en ese día, y el sumo sacerdote sacrificaba el macho cabrío de la expiación por Jehová, y llevaba la sangre de la expiación al lugar santísimo del templo, y así hacía la intercesión por todas esas personas que arrepentidas de sus pecados pedían perdón a Dios, esas personas quedaban perdonadas y quedaban cubiertas con la sangre de ese sacrificio, y quedaban restauradas con Dios, o sea, quedaban reconciliadas con Dios para vivir un año más.

¿Y por qué un año más y no para siempre? Porque los sacrificios de animalitos no son perfectos, solamente tipificaban el Sacrificio de Jesucristo en la Cruz del Calvario, pero ahora con el Sacrificio de Cristo en la Cruz del Calvario toda persona que recibe a Cristo como su único y suficiente Salvador arrepentido de sus pecados, queda perdonado y limpiado con la Sangre de Jesucristo y queda restaurado a la Vida eterna, queda reconciliado con Dios para vivir no un años más, sino por toda la eternidad con Cristo en Su Reino eterno.

No necesitamos otro sacrificio por el pecado, solamente el Sacrificio de Jesucristo en la Cruz del Calvario, porque es un Sacrificio perfecto, hecho por un Hombre perfecto: nuestro amado Señor Jesucristo. Ya no se necesitan sacrificios de animalitos como se efectuaban esos sacrificios en medio del pueblo hebreo.

Y ahora, hay un solo Sacrificio para todo ser humano sean hebreos o sean gentiles, solamente hay un Sacrificio para todos, y es el Sacrificio de Jesucristo en la Cruz del Calvario. Por eso Juan el Bautista cuando presentó a Cristo dijo: “He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo.”

Él es nuestro Redentor, Él es el que perdona nuestros pecados y con Su Sangre nos limpia de todo pecado y nos reconcilia con Dios y nos coloca en Su Reino eterno para vivir con Él por toda la eternidad. Sigue diciendo... vean:

en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados (estoy leyendo en Colosenses, capítulo 1, verso 14, continúo al verso 15, dice:). El es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación.”

¿Ven? Es primero que toda la creación, el Primogénito de toda Creación, y es la imagen del Dios invisible, Él es el cuerpo angelical de Dios llamado el Ángel de Jehová, el Ángel del Pacto.

Porque en él fueron creadas todas las cosas (en Cristo fueron creadas todas las cosas), las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él.”

Dios creó por medio de Jesucristo todas las cosas, ¿ven? es primero que toda la creación, creó Dios por medio de Jesucristo todas las galaxias: “En el principio creó Dios los Cielos y la Tierra.” ¿Cómo? Por medio de Jesucristo nuestro Salvador, en quien Dios estaba manifestándose y creando todas las cosas, y Cristo estaba en Su cuerpo angelical. Y vean, dice:

Todo fue creado por medio de él (¿y para quién?) y para él.”

Nadie tiene nada, todo le pertenece a Jesucristo nuestro Salvador, toda la Creación, y vean lo que dice el verso 17:

Y él es antes de todas las cosas.”

Vean, no solamente era antes que Juan el Bautista, y no solamente era antes que Abraham, es antes que toda la creación, que todas las cosas.

Y todas las cosas en él subsisten.”

Él es el Creador, Dios por medio de Cristo es el Creador de todas las cosas, y luego el Sustentador, el que le da la continuidad de vida a toda la creación.

Y él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia, él que es el principio, el primogénito de entre los muertos, para que en todo tenga la preeminencia;

por cuanto agradó al Padre que en él habitase toda plenitud.”

¿Ven? Toda la plenitud de Dios habitó en Cristo, y en Cristo habitó todo el Universo, y de Cristo salió todo el universo, vean lo sencillo que es esto, porque Dios creó, porque en Él fueron creadas todas las cosas. ¿Ven? En Cristo. Ahora:

...por cuanto agradó al Padre que en él habitase toda plenitud,

y por medio de él reconciliar consigo todas las cosas, así las que están en la tierra como las que están en los cielos, haciendo la paz mediante la sangre de su cruz.

Y a vosotros también, que erais en otro tiempo extraños y enemigos en vuestra mente, haciendo malas obras, ahora os ha reconciliado.”

Ahora, ¿cómo es que toda la creación estaba en Cristo y nosotros también? Porque vean, nos dice que en Cristo habitó toda la plenitud: Padre, Hijo y Espíritu Santo, y por consiguiente en Él habitó también todo lo que iba a ser creado: porque en Él fueron creadas todas las cosas.

En una ocasión en el capítulo 12, verso 24 de San Juan, Cristo dijo: “Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, él solo queda, pero si cae en tierra y muere, mucho fruto lleva.” Cuando un grano de trigo es sembrado en tierra y nace, surge una planta de trigo y luego va creciendo y surgen muchos granos de trigo. ¿Dónde estaba esa planta de trigo y dónde estaban esos granos de trigo? En la semilla de trigo.

¿Ven? Ahí estaba creada esa planta de trigo con todos esos granos de trigo, por lo tanto en un grano de trigo potencialmente hay una planta de trigo, con muchos granos de trigo, aunque a la vista humana no puede ser visto, pero científicamente es probado que en el grano de trigo hay una planta de trigo con muchos granos de trigo.

Y no solamente eso, sino que hay miles de plantas de trigo, con muchos granos de trigo. ¿Y cómo es eso? Se siembra el grano de trigo, nace una planta de trigo, va creciendo, echa muchos granos de trigo, usted recoge todos esos granos de trigo, vuelve y los siembra y nacen otras plantas de trigo con muchos granos de trigo más, y sigue haciendo eso, y son miles y después millones de plantas de trigo con millones de granos de trigo. ¿Ven?

¿Y dónde estaba todo eso? En un solo grano de trigo, y en Jesucristo el Grano de trigo, estaba toda la creación potencialmente, y por eso de Jesucristo surgió, salió toda la creación, Dios por medio de Cristo habló la Palabra creadora para la creación de cada galaxia, y la creación de todas las cosas que hay en las diferentes galaxias y de todas las cosas que hay en el planeta Tierra, y de todos los seres: Ángeles, querubines, serafines, Arcángeles y seres humanos también.

Todo surgió de Jesucristo nuestro Salvador, porque en Cristo Dios colocó toda la creación, así como Dios ha colocado en un grano de trigo una planta de trigo con muchos granos de trigo, y luego se siembran esos otros granos de trigo y surgen otras matas o plantas de trigo con muchos granos de trigo también.

Así Cristo el Grano de trigo fue sembrado cuando Él murió en la Cruz del Calvario y luego fue sepultado, y luego el Día de Pentecostés nació la Planta de trigo, que es la Iglesia del Señor Jesucristo para llevar los granos de trigo, que son los hijos e hijas de Dios que reciben a Cristo como su único y suficiente Salvador, y Cristo los perdona y con Su Sangre los limpia de todo pecado y son bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y Cristo los bautiza con Espíritu Santo y Fuego y produce en estas personas el nuevo nacimiento, nacen en la Iglesia del Señor Jesucristo como hijos e hijas de Dios, como granos de trigo en la Planta de trigo producto del Grano de trigo: Jesucristo nuestro Salvador.

Vean lo grande que es nuestro amado Señor Jesucristo, el cual fue menospreciado, no lo estimaron ni supieron quién era nuestro amado Señor Jesucristo: era nada menos que el Verbo que era con Dios y era Dios. Vean, en San Juan, capítulo 1, verso 1 en adelante, dice:

En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios.

Este era en el principio con Dios.

Todas las cosas por él fueron hechas.”

¿Por medio de quién fueron hechas todas las cosas? Por medio del Verbo, el Verbo que era con Dios y era Dios, el cual es Jesucristo nuestro Salvador, en quien estaba Dios:

Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho.

En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.

La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella.

Hubo un hombre enviado de Dios, el cual se llamaba Juan (o sea, Juan el Bautista).

Este vino por testimonio, para que diese testimonio de la luz, a fin de que todos creyesen por él.

No era él la luz (o sea, Juan el Bautista no era la luz), sino para que diese testimonio de la luz.

Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este mundo.”

¿Y cómo venía la Luz verdadera, el Verbo? ¿Cómo venía a la Tierra entre los seres humanos? Venía en forma de hombre y fue llamado Jesús:

En el mundo estaba, y el mundo por él fue hecho; pero el mundo no le conoció.”

¿Ven? El mundo fue hecho por el Verbo, y el Verbo es Jesucristo, el Ángel del Pacto.

A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron.”

O sea, vino al pueblo hebreo y el pueblo hebreo no lo recibió, más bien dijo: “Crucifícale.” Le dijo a Pilato que lo crucificara y fue crucificado.

Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios;

los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios.”

Son engendrados de voluntad divina por medio del nuevo nacimiento que Dios produce en esas personas.

Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad.”

Y cuando el Verbo se hizo carne fue conocido por el Nombre de Jesús, vean quién es nuestro amado Señor Jesucristo: el Verbo que era con Dios y era Dios, el Ángel de Jehová, el Ángel del Pacto en quien estaba Dios y por medio del cual Dios creó los Cielos y la Tierra. Por eso le hablaba al mar embravecido, y le decía: “Enmudece,” y el mar se calmaba; le hablaba al árbol o a la planta de higo, a la higuera, y le dijo: “Nunca jamás nazca fruto de ti, nunca más coman de ti fruto,” y la higuera se secó. ¿Por qué? Porque allí estaba frente a la higuera el Creador a través del cual Dios creó todas las cosas. Cuando estaban predicándole a miles de personas y luego tuvieron hambre, tomó los panes y los peces y los multiplicó, ¿por qué? Porque es el Creador, multiplicó Su creación.

Por lo tanto, Jesucristo es la persona más grande que ha visitado este planeta Tierra. Vean, cuando Pedro no encontraba... Pedro y los discípulos pescando no encontraban peces, y pasaron toda la noche pescando y no pescaron nada, Cristo les dijo: “Tirad la red a la derecha,” la tiraron y hallaron. Cristo creó peces para Pedro y los Apóstoles, porque Cristo es el Creador a través del cual Dios crea todas las cosas.

Cristo es el personaje más grande que ha pisado este planeta Tierra, vean en el verso 18 de este mismo capítulo 1 de San Juan, dice:

A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer.”

¿Y qué de los Profetas del Antiguo Testamento: de Abraham, de Isaac, de Jacob y de todos estos hombres de Dios y de los padres de Sansón que dijeron que habían visto a Dios? ¿Verían a Dios o no verían a Dios? Ellos dijeron que vieron a Dios, y ahora, Juan, el evangelio según San Juan, dice que nadie jamás ha visto a Dios.

Y Dios le había dicho a Moisés: “No me verá hombre y vivirá,” pero vieron a Dios. Pero vieron a Dios en Cristo, Cristo en Su cuerpo angelical, ahí estaba Dios dentro de Cristo, dentro del Ángel de Jehová que es Cristo en Su cuerpo angelical. ¿Vieron lo sencillo que es todo? Todo es tan sencillo que hasta los niños lo pueden entender.

Dios todas las cosas que ha creado, las ha creado a través de Jesucristo nuestro Salvador, y todo lo que Dios está creando, pues está creando una Nueva Raza con Vida eterna, los cuales reciben a Cristo como su único y suficiente Salvador y son bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y Cristo los bautiza con Espíritu Santo y Fuego y produce en ellos el nuevo nacimiento, y eso es una Nueva Creación, y viene a pertenecer a una Nueva Raza con Vida eterna, vienen a pertenecer a la Familia de Dios, hijos e hijas de Dios descendientes de Dios, con Vida eterna.

Ahora, todo lo que Dios hizo, lo que Dios está haciendo y lo que Dios hará, todo es a través de Jesucristo nuestro Salvador, porque Jesucristo en Su cuerpo angelical es el cuerpo angelical de Dios; y Jesucristo en Su cuerpo físico es el cuerpo físico de Dios, Dios está en Jesucristo en toda Su plenitud.

Por lo tanto, es nada menos que Emanuel, “Dios con nosotros.” Como dijo el Profeta Isaías, en el capítulo 7 de Isaías, verso 14:

Por tanto, el Señor mismo os dará señal: He aquí que la virgen concebirá, y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emanuel.”

“Emanuel” significa: “Dios con nosotros.” Por esa causa es que el Nombre que le colocaron al niño que nació a través de la virgen María fue Jesús, porque Jesús es “Dios con nosotros.” Jesús significa “Salvador, Redentor.” Y por cuanto Él es el Redentor de la raza humana, por eso Su Nombre es Jesús.

Encontramos en el capítulo 1 de San Mateo, verso 18 en adelante la experiencia que tuvo José en sueños. Dice:

El nacimiento de Jesucristo fue así: Estando desposada María su madre con José, antes que se juntasen, se halló que había concebido del Espíritu Santo.

José su marido, como era justo, y no quería infamarla, quiso dejarla secretamente.

Y pensando él en esto, he aquí un ángel del Señor le apareció en sueños y le dijo: José, hijo de David, no temas recibir a María tu mujer, porque lo que en ella es engendrado, del Espíritu Santo es.

Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS, porque él salvará a su pueblo de sus pecados.”

Y ahora, le es colocado por Nombre Jesús, porque Jesús significa Salvador, Redentor, porque Él salvaría a Su pueblo de sus pecados, Él es el que salva a Su pueblo de sus pecados. Nadie puede salvar a un ser humano de sus pecados, excepto nuestro amado Señor Jesucristo.

No venden en las tiendas ningún detergente ni ningún químico que la persona pueda usar para quitarse los pecados de encima. Por lo tanto, todo ser humano necesita un Salvador que quite sus pecados, y ese Salvador es Jesucristo, Su Nombre Jesús significa Salvador. Él es el que salvaría a Su pueblo de sus pecados, porque Él recibe a todo aquel que viene a Él arrepentido de sus pecados, y perdona sus pecados y con Su Sangre lo limpia de todo pecado, y así quita los pecados del ser humano.

No hay otra cosa con la cual usted pueda quitar los pecados suyos, solamente es con la Sangre de Jesucristo nuestro Salvador. Esa es la única forma en que el ser humano puede ser libre de sus pecados: con la Sangre de Jesucristo nuestro Salvador. En Primera de Juan, capítulo 1, nos dice en el verso 7, dice:

Pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado.”

Es la Sangre de Jesucristo la que nos limpia de todo pecado. Cristo nos perdona y con Su Sangre nos limpia de todo pecado. Y ahora, en el capítulo 5 de Primera de Juan, versos 10 en adelante, dice (10 al 13):

El que cree en el Hijo de Dios, tiene el testimonio en sí mismo; el que no cree a Dios, le ha hecho mentiroso, porque no ha creído en el testimonio que Dios ha dado acerca de su Hijo.

Y este es el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna; y esta vida está en su Hijo.

El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida (o sea, no tiene la Vida eterna, lo que tiene es una vida temporera que se le va a terminar en algún momento).

Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna (esta es la buena noticia para los creyentes en Cristo), y para que creáis en el nombre del Hijo de Dios.”

Por lo tanto, la buena noticia para los creyentes en Cristo es que tenemos Vida eterna, y esta vida está en Jesucristo nuestro Salvador, Él es el que imparte Salvación y Vida eterna al ser humano que lo recibe como su único y suficiente Salvador.

Ahora, el precursor: Juan el Bautista le preparó el camino a Jesucristo, el cual vendría para quitar el pecado del ser humano y reconciliar al ser humano con Dios, preparó el pueblo para que recibieran a Cristo como su único y suficiente Salvador, para eso es que Dios envía siempre un precursor, para que reciban a aquel que vendrá después del precursor.

Y para la Segunda Venida de Cristo, Dios ha enviado un precursor que le prepare el camino, el cual ya le preparó el camino y se fue, y para el que lo quiera recibir su nombre es William Branham, pero ya se fue, ya terminó su labor de precursor. Por lo tanto, él dijo cómo será la Segunda Venida de Cristo. Pero en estos momentos no tenemos suficiente tiempo para hablar de todo ese misterio de la Segunda Venida de Cristo.

Ahora, es necesario que toda persona que ha recibido a Cristo como su único y suficiente Salvador sepa que tiene Vida eterna, porque ha recibido a Cristo como su único y suficiente Salvador, y arrepentido de sus pecados le ha pedido perdón a Cristo por sus pecados, Cristo lo ha perdonado y con Su Sangre lo ha limpiado de todo pecado, y ha sido bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo. Cristo dijo:

Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.

El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.” San Marcos, capítulo 16, versos 15 al 16.

Y luego los Apóstoles bautizaron a las personas en el Nombre del Señor Jesucristo, porque el Nombre Señor Jesucristo, es el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. La plenitud de la Divinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo estaba en Jesucristo y por consiguiente tenía un Nombre: SEÑOR JESUCRISTO.

Ese es el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, y por esa causa los Apóstoles bautizaban en el Nombre del Señor Jesucristo, y cumplían así el mandato de Cristo bautizándolos en el Nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo, ellos sabían cuál era el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, ese Nombre es: SEÑOR JESUCRISTO. “Porque no hay otro nombre dado a los hombres, en que podamos ser salvos.” Solamente hay un Nombre, y ese Nombre es: Señor Jesucristo, porque ese es el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

Ahora, hemos visto que Juan el Bautista dijo que el que vendría después de él sería el que los bautizaría con Espíritu Santo y Fuego, los discípulos de Juan tenían que luego seguir a Jesús para poder recibir el bautismo del Espíritu Santo y obtener el nuevo nacimiento, como sucedió en el Día de Pentecostés, que todos los creyentes en Cristo que allí estaban reunidos, recibieron el Espíritu Santo, algunos de ellos habían sido discípulos de Juan el Bautista.

Pero los discípulos de Juan el Bautista que no siguieron a Jesús no recibieron el Espíritu Santo; se requería seguir a aquel que bautizaría con Espíritu Santo y Fuego y produciría el nuevo nacimiento en las personas, y los colocaría en Su Reino eterno.

Lo más importante es la Vida eterna. No hay otra cosa más importante. Si esta vida terrenal es importante, mucho más la Vida eterna.

Por lo tanto, tenemos que asegurar nuestro futuro eterno con Jesucristo en Su Reino eterno, para eso es que hemos venido a este planeta Tierra: para recibir a Cristo como nuestro único y suficiente Salvador y así confirmar nuestro lugar en la Vida eterna en el Reino eterno de Jesucristo nuestro Salvador, y así tener la fe y la esperanza de que viviremos nuevamente en esta Tierra en el Reino eterno de Cristo con un cuerpo nuevo y eterno y jóvenes para toda la eternidad.

La vida terrenal aunque es temporera tiene un propósito: que estando aquí en la Tierra recibamos a Cristo como nuestro único y suficiente Salvador. Por eso dice: “El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.” Pierde el derecho a vivir eternamente con Cristo en Su Reino, será condenado, juzgado y echado al lago de fuego, que es la segunda muerte, porque no quiso vivir eternamente, por lo tanto es echado al lago de fuego, donde será echado también el diablo.

Por lo tanto, el que no quiera vivir eternamente con Cristo en Su Reino, pues será echado en el lago de fuego donde estará el diablo, para ser destruido el diablo y ser destruido todo aquel que no quiso la Vida eterna.

Pero nadie quisiera ir al lago de fuego, y nadie quisiera ir a hacerle compañía al diablo, el cual va a ser quemado en el lago de fuego. Por lo tanto, todos necesitamos a Jesucristo como nuestro único y suficiente Salvador, y le dejamos el lago de fuego al diablo, que lo disfrute completo hasta que sea quemado, se lo dejamos completo a él. Se lo merece, ¿verdad? él se merece ese lugar.

Pero nosotros si recibimos a Cristo no tenemos porqué ser echados en el lago de fuego, la promesa es que Él nos resucitará en el Día Postrero si muere nuestro cuerpo físico, pero si estamos vivos en el tiempo que Él resucite a los muertos creyentes en Él, nos transformará, y entonces todos tendremos Vida eterna física, seremos inmortales físicamente y jóvenes para toda la eternidad. Y nosotros no queremos perder esta bendición tan grande, viviremos con Cristo en Su Reino eterno por toda la eternidad, porque lo hemos recibido como nuestro único y suficiente Salvador, porque no hay otro Salvador, solamente hay uno, y no hay otro nombre dado a los hombres bajo el Cielo, en que podamos ser salvos, solamente hay uno, y ese Nombre es SEÑOR JESUCRISTO.

Yo he confirmado mi lugar en la Vida eterna con Cristo en Su Reino eterno, y por eso sé que viviré por toda la eternidad con Cristo en Su Reino eterno y joven para toda la eternidad. ¿Y quién más ha asegurado su lugar en la Vida eterna con Cristo? Cada uno de ustedes también, recibiendo a Cristo como vuestro único y suficiente Salvador, y siendo bautizados en agua en Su Nombre, y Él nos ha bautizado con Espíritu Santo y Fuego y ha producido en nosotros el nuevo nacimiento.

Hemos nacido en el Reino eterno de Cristo a una nueva vida: a la Vida eterna, si se nos acaba la vida temporera, tenemos la más importante, que es la Vida eterna, esa nunca se va a terminar. Si se le acaba la vida al cuerpo físico, Él nos dará un cuerpo nuevo y eterno y viviremos por toda la eternidad con Cristo en Su Reino, como Reyes, como Sacerdotes y como Jueces en ese Reino de Jesucristo nuestro Salvador, tendremos la posición más importante, que es la posición de ser del Gabinete del Reino de Jesucristo nuestro Salvador, Reyes, Sacerdotes y Jueces.

Esa bendición tan grande no la podíamos perder, por lo tanto, recibimos a Cristo como nuestro único y suficiente Salvador.

Si hay alguna persona que todavía no lo ha recibido, no tiene Vida eterna y no tiene esperanzas de vivir eternamente con Cristo en Su Reino, sino que lo que le espera es el lago de fuego, ser juzgado en el juicio final y ser echado en el lago de fuego, donde estará el diablo. Y nadie quiere ir para ese lugar, por lo tanto en esta ocasión tiene la oportunidad de levantar su mano y recibir a Cristo como su único y suficiente Salvador. Ya al escuchar la predicación del Evangelio de Cristo ha nacido en su alma, en su corazón, la fe para creer en Cristo como su único y suficiente Salvador.

Por lo tanto, Cristo dijo: “El que me confesare delante de los hombres, yo le confesaré delante de mi Padre.” Por lo tanto, luego de haber creído, al escuchar la predicación del Evangelio de Cristo porque con el corazón se cree para justicia, y se cree porque la fe viene por el oír, el oír la Palabra.

Por lo tanto, al escuchar la Palabra ha nacido la fe en vuestro corazón, ha sido creada por Cristo esa fe en vuestro corazón para creer en Cristo, en Él, y luego les falta confesar públicamente a Cristo como vuestro único y suficiente Salvador.

Ya ustedes han creído con el corazón en Cristo, como vuestro único y suficiente Salvador, por lo tanto, falta confesar públicamente a Cristo como vuestro único y suficiente Salvador, eso es dar testimonio de vuestra fe en Cristo públicamente, para lo cual en estos momentos tienen la oportunidad de levantar su mano y yo estaré orando por ustedes en esta noche, y pueden pasar al frente para orar por ustedes para que Cristo les reciba, les perdone y con Su Sangre les limpie de todo pecado, y sean bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y Cristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego y obtengan el nuevo nacimiento, nazcan en el Reino de Cristo, obtengan ese nacimiento espiritual en el Reino eterno de Jesucristo nuestro Salvador, y así aseguren su futuro eterno con Cristo en Su Reino eterno.

Ninguna otra persona le puede asegurar a usted su futuro eterno, solamente Jesucristo en la Vida eterna, ni usted mismo por su propia cuenta puede asegurar el futuro eterno suyo, necesita un Salvador, uno que le asegure el futuro eterno, y ese es Jesucristo nuestro Salvador, porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido.

Todos necesitamos a Jesucristo como nuestro único y suficiente Salvador. Pueden levantar su mano y pueden pasar al frente ya para orar por ustedes en esta noche, para que Cristo les reciba en Su Reino, les perdone sus pecados y con Su Sangre les limpie de todo pecado, y puedan ser bautizados en agua en Su Nombre, y Cristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego.

Recuerden que es Vida eterna lo que recibimos cuando recibimos a Cristo como nuestro único y suficiente Salvador.

Recibimos a Cristo, no para ser un religioso más, sino para recibir la Vida eterna. El que cree en el Hijo de Dios: Jesucristo, tiene la Vida eterna, es Vida eterna lo que recibimos al recibir a Cristo, por eso todos tienen la oportunidad en esta noche de recibir a Cristo como su único y suficiente Salvador si todavía no lo habían recibido, para que así aseguren su futuro eterno con Cristo en Su Reino eterno.

Vamos a dar unos minutos en lo que pasan todas las personas que desean vivir eternamente con Cristo en Su Reino y quieren asegurar su futuro eterno con Cristo en Su Reino eterno. Pueden continuar pasando todos los que han creído en su corazón en Cristo, para que así confiesen públicamente, den testimonio público de vuestra fe en Cristo. “El que me confesare delante de los hombres, Yo le confesaré delante de mi Padre.” Cristo le confiesa como un creyente en Él, pero el que le da la espalda a Cristo, Cristo dice: “Mas el que me negare, Yo le negaré delante de mi Padre.” ¿Ven? Es un asunto de vida o muerte, recibir a Cristo es vida, rechazarlo es muerte, y nadie quiere la muerte, nadie quiere dejar de existir, todos queremos vivir eternamente con Cristo en Su Reino eterno. Por lo tanto, es un asunto de Vida eterna recibir a Cristo como nuestro único y suficiente Salvador.

El ser humano tiene la angustia existencial, porque no sabe de dónde ha venido, no sabe porqué está aquí en la Tierra, y no sabe hacia dónde va después que terminan sus días aquí en la Tierra. La ciencia no ha podido solucionar ese problema, y la humanidad tiene esa angustia existencial. Pero cuando la persona recibe a Cristo como su único y suficiente Salvador cesa esa angustia en su alma, porque ya entonces sabe que vino de Dios y que está aquí en la Tierra para recibir a Cristo como su único y suficiente Salvador y entrar al Reino de Jesucristo y así obtener la Salvación y Vida eterna.

Y luego sabe que cuando terminen sus días aquí en la Tierra va al Paraíso donde están los Apóstoles y todos esos santos de las edades pasadas creyentes en Cristo que vivieron en esta Tierra, y luego sabe que cuando Cristo complete Su Iglesia, Su Reino, Cristo resucitará los creyentes en Él que han muerto, los resucitará en cuerpos glorificados y a nosotros los que vivimos nos transformará.

Por lo tanto, sabemos entonces de dónde hemos venido, dónde estamos y porqué estamos aquí y hacia dónde vamos cuando terminen nuestros días terrenales, y luego sabemos que regresaremos a la Tierra en un cuerpo eterno y glorificado, y estaremos con Cristo en Su Reino por toda la eternidad.

También iremos a una Gran Fiesta en el Cielo: la Fiesta más grande e importante de todas las Fiestas del Cielo, que es la gran Cena de las Bodas del Cordero, iremos a esa Fiesta cuando tengamos el nuevo cuerpo, y después regresaremos a la Tierra para el comienzo del Reino Milenial de Jesucristo nuestro Salvador. Son bendiciones las que Cristo tiene en Su Reino para todos los que le reciben como su único y suficiente Salvador.

Hemos visto quién es Jesucristo nuestro Salvador: es la persona más grande e importante que ha pisado este planeta Tierra, el cual era antes del Universo completo, y por medio del cual Dios creó el universo completo, y el que sustenta el universo completo, y Él es el heredero de todo el universo también, y nosotros somos coherederos con Jesucristo nuestro Salvador de toda la creación, de la Vida eterna y del universo completo. Esas son las bendiciones que Cristo tiene en Su Reino para todos los que le reciben como su único y suficiente Salvador.

Tenemos siempre que asegurar nuestro futuro eterno en la Vida eterna con Cristo en Su Reino eterno antes que se nos terminen los días en este cuerpo terrenal, y nadie sabe cuándo se le van a terminar los días en el cuerpo físico.

Por lo tanto, tenemos que asegurar nuestro futuro eterno con Cristo lo más pronto posible, y vivir en el Reino de Cristo sirviéndole de todo corazón.

Vamos a estar puestos en pie y vamos a dar unos segundos más, para en lo que pasan las demás personas que faltan por pasar, porque desean vivir eternamente con Cristo en Su Reino y ya han escuchado la predicación del Evangelio de Cristo y han creído en sus corazones.

Y ahora, vienen al frente para dar testimonio público de su fe en Jesucristo y dar testimonio público de que reciben a Cristo como su único y suficiente Salvador. Unos segundos más y oraremos por todos los que ya han pasado. Vamos a esperar que lleguen los que faltan por llegar.

Recuerden, Cristo dijo: “El que me confesare delante de los hombres, Yo le confesaré delante de mi Padre; mas el que me negare, Yo le negaré delante de mi Padre.” No le podemos dar la espalda a Cristo, porque Él entonces nos daría la espalda delante de nuestro Padre Celestial, y perderíamos la oportunidad y privilegio de vivir en Su Reino por toda la eternidad. Por eso Él dijo:

Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.

El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.”

San Marcos, capítulo 16, versos 15 al 26; y San Juan, capítulo 3, verso 16, dice:

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.”

El que cree en Cristo no se perderá sino que vivirá eternamente con Cristo en Su Reino eterno, pero el que no cree, ya es condenado, y por consiguiente se perderá, dejará de existir, pierde el derecho a la Vida eterna porque no quiso vivir eternamente al no recibir a Cristo como su único y suficiente Salvador, porque no hay otra forma para el ser humano obtener la Vida eterna.

La Vida eterna está en Jesucristo, y para recibir la Vida eterna hay que recibir a Cristo, que es el Vaso donde está la Vida eterna. Si a usted le llevan - si usted pide un vaso de agua y le llevan el vaso, usted tiene que agarrar el vaso para tomarse el agua, no puede decir: “Echenme el agua aquí en las manos.” Y si usted quiere el Agua de la Vida eterna, la cual está en Cristo, Cristo es la Fuente y Cristo es el Vaso donde está la Vida eterna. Por lo tanto, necesitamos tomar a Cristo, recibir a Cristo, agarrar a Cristo para recibir la Vida eterna de parte de Jesucristo.

Por eso Él dijo en una ocasión: “Si alguno tiene sed, venga a mi y beba.” Esto dijo del Espíritu Santo que habían de recibir los que creyesen en Él. Por lo tanto, Él es la Fuente del Agua de la Vida eterna. A la mujer samaritana también le dijo que el Agua que Él da es Agua que salta para Vida eterna, capítulo 4, verso 14 dice...de San Juan:

Mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna.”

¿Ven? Por lo tanto, necesitamos a Cristo para que Él nos dé el Agua de la Vida eterna, Él es la Fuente del Agua de la Vida eterna.

Los conquistadores españoles estaban buscando la fuente de agua, estaban buscando un río o un manantial, el manantial de la juventud, y buscaban y no lo encontraban, es que el Manantial, la Fuente del Agua de la Vida eterna y de la juventud eterna tiene un Nombre, Su Nombre es SEÑOR JESUCRISTO.

Por eso Él dijo: “Si alguno tiene sed, venga a mi y beba,” eso está en San Juan, capítulo 7, versos 37al 39.

Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en él; pues aún no había Él sido glorificado.”

Ahora, podemos ver que todos necesitamos a Cristo si queremos vivir eternamente, el que no quiere vivir eternamente no necesita a Cristo, no necesita a Cristo como Salvador, pero lo va a tener como Juez para condenarlo y echarlo al lago de fuego porque no quiso vivir eternamente.

Los que no quieran vivir eternamente tendrán un lugar: el lago de fuego; los que quieren vivir eternamente tienen un lugar: el Reino de Jesucristo nuestro Salvador. Vamos ya a orar por las personas que han pasado. Si falta alguna otra persona, puede pasar. Los niños también de diez años en adelante pueden pasar para recibir a Cristo como su único y suficiente Salvador. Cristo tiene lugar para los niños también. Él dijo: “Dejad los niños venir a mi, y no se lo impidáis, porque de los tales es el Reino de los Cielos.”

Vamos a orar ya por las personas que han pasado. Vamos a inclinar nuestros rostros para orar. Repitan conmigo esta oración, vamos a levantar nuestras manos rendidos a Cristo:

Señor Jesucristo, he escuchado la predicación de Tu Evangelio y he creído en Ti con todo mi corazón. Creo en Tu Primera Venida y en Tu Sacrificio en la Cruz del Calvario, reconozco que es el Sacrificio por el pecado del ser humano.

Señor Jesucristo, reconozco que Tú eres mi Salvador, Señor Jesucristo, reconozco que Tú eres el único que puedes perdonar mis pecados, y que puedes quitar mis pecados limpiándome con Tu Sangre preciosa.

Señor Jesucristo, creo en Ti con toda mi alma, y Te recibo en esta noche como mi único y suficiente Salvador, Señor Jesucristo, salva mi alma Te lo ruego, perdona mis pecados y límpiame con Tu Sangre de todo pecado, y bautizame con Espíritu Santo y Fuego luego que yo sea bautizado en agua en Tu Nombre, Te ruego produzcas en mí el nuevo nacimiento, quiero vivir contigo en Tu Reino por toda la eternidad.

Señor Jesucristo, quiero entrar a Tu Reino, en Tus manos encomiendo mi alma, salva mi alma Te lo ruego Señor Jesucristo. En Tu Nombre eterno y glorioso Te lo ruego. Amén y amén.

Repitan conmigo: La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado. La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado. La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado.

Cristo les ha recibido en Su Reino, ha perdonado vuestros pecados y con Su Sangre les ha limpiado de todo pecado.

Por cuanto Cristo dijo: “El que creyere y fuere bautizado, será salvo,” ustedes me dirán: “Ya hemos creído de todo corazón en Cristo como nuestro único y suficiente Salvador.” Y me preguntarán: “Y ahora, por cuanto Él dijo: El que creyere (y ya hemos creído) y fuere bautizado, será salvo. ¿Cuándo me pueden bautizar en agua en el Nombre del Señor Jesucristo?”

Por cuanto han creído de todo corazón en Cristo y lo han recibido como Salvador, bien pueden ser bautizados en agua esta misma noche en el Nombre del Señor Jesucristo. Pregunto aquí al ministro, por favor, puede pasar por aquí, si hay agua y si hay ropas bautismales para ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo las personas que han creído en Cristo.

¿Hay agua? ¿Hay ropas bautismales también? ¿Hay lugar dónde cambiarse de ropas? Hay agua, bautisterios, hay ropas bautismales y lugar donde cambiarse de ropas para que ustedes puedan ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y así cumplir todo el mandato del Señor Jesucristo: “El que creyere y fuere bautizado, será salvo.” Ese es el mandato de Cristo nuestro Salvador.

Ha sido para mí un privilegio grande estar con ustedes en esta noche, dándoles testimonio de nuestro tema: “EL MENSAJE DEL PRECURSOR.”

Que las bendiciones de Cristo, el Ángel del Pacto, sean sobre todos ustedes y sobre mí también; y Cristo nuestro Salvador traiga a sus familiares también a sus pies, para que también estén con ustedes en el Reino de Cristo viviendo por toda la eternidad, y les fortalezca a ustedes y les acompañe, les cuide y les bendiga grandemente espiritualmente y materialmente también, y les use también en Su Obra grandemente. En el Nombre del Señor Jesucristo. Amén y amén.

Ha sido para mí un privilegio grande estar con ustedes en esta noche, muchas gracias por vuestra amable atención, y dejo nuevamente al Rvdo. Miguel Martínez con nosotros, para que les indique hacia dónde caminar para cambiarse de ropas y ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo.

Que Dios les bendiga, y buenas noches.

EL MENSAJE DEL PRECURSOR.”