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| El verano está cerca | 2004-04-30 | 1 | Cayey | PR | 00:00:00 | false |
Muy buenas noches, amados amigos y hermanos presentes; es una bendición grande estar con ustedes en esta ocasión, para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo alrededor del Programa de Dios conforme a como está en la Palabra de Dios. Hemos estado viendo lo que Dios está haciendo en el África, en donde han clamado por el Mensaje y el Mensaje les ha llegado, y quieren más Palabra, más Alimento Espiritual correspondiente a este tiempo final.
En el mundo hay hambre y sed, no hambre de pan, ni sed de agua, sino de oír la Palabra del Señor. Eso está en Amós, capítulo 8, verso 11, donde vamos a leerlo aquí inmediatamente:
“He aquí vienen días, dice Jehová el Señor, en los cuales enviaré hambre a la tierra, no hambre de pan, ni sed de agua, sino de oír la palabra de Jehová.”
Esto es lo que está ocurriendo en medio de la raza humana en este tiempo final. Pero por cuanto Cristo dijo que oraran, que los discípulos, los creyentes en Él, oraran, diciendo: “El Pan nuestro de cada día, dánoslo hoy.” [Nota - San Mateo 6:11; San Lucas 11:3] Por lo tanto, todo ser humano tiene que clamar, no solamente por el pan físico sino por el espiritual, que es el más importante; el físico alimenta el cuerpo físico, pero el espiritual alimenta el alma y el espíritu; y trae Vida eterna para la persona.
Ahora, para saber dónde encontrar el Alimento Espiritual, hay que conocer el tiempo.
Y vean aquí en San Lucas, capítulo 21, versos 25 en adelante, dice la Escritura (25 al 36):
“Entonces habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, confundidas a causa del bramido del mar y de las olas;
desfalleciendo los hombres por el temor y la expectación de las cosas que sobrevendrán en la tierra; porque las potencias de los cielos serán conmovidas.
Entonces verán al Hijo del Hombre, que vendrá en una nube con poder y gran gloria.
Cuando estas cosas comiencen a suceder, erguíos y levantad vuestra cabeza, porque vuestra redención está cerca.”
O sea, la Redención del cuerpo, la cual para los muertos en Cristo es la resurrección en un cuerpo glorificado; y para los vivos en Cristo la transformación de nuestros cuerpos, para así tener la Redención física, que es la Adopción del cuerpo, en donde obtendremos un nuevo cuerpo eterno, inmortal, incorruptible y glorificado, igual al cuerpo glorificado de Jesucristo nuestro Salvador.
“Cuando estas cosas comiencen a suceder, erguíos y levantad vuestra cabeza, porque vuestra redención está cerca.
También les dijo una parábola: Mirad la higuera y todos los árboles.
Cuando ya brotan, viéndolo, sabéis por vosotros mismos que el verano está ya cerca.
Así también vosotros, cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que está cerca el reino de Dios.
De cierto os digo, que no pasará esta generación hasta que todo esto acontezca.
El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.
Mirad también por vosotros mismos, que vuestros corazones no se carguen de glotonería y embriaguez y de los afanes de esta vida, y venga de repente sobre vosotros aquel día.
Porque como un lazo vendrá sobre todos los que habitan sobre la faz de toda la tierra.
Velad, pues, en todo tiempo orando que seáis tenidos por dignos de escapar de todas estas cosas que vendrán, y de estar en pie delante del Hijo del Hombre.”
Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.
Cuando ya brotan, nos da la parábola aquí de la higuera: “Mirad la higuera y todos los árboles.” Él nos habla que cuando veamos la higuera y todos los árboles que han brotado, dice: “El verano está cerca, el verano está cerca.” Y dice luego, explicando esto, dice: “Así también vosotros, cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que está cerca el reino de Dios.”
Y ahora, el tiempo del verano aquí está señalando el tiempo en donde se cumplirá la Venida del Reino de Dios; o sea, que la Venida del Reino de Dios es tipificado en la Venida del verano. Por eso es que Cristo orando también dijo en el capítulo 6, verso 10 de San Mateo, que orando, una de las cosas que teníamos que pedir a Dios era la Venida del Reino: “Venga Tu Reino, hágase Tu voluntad como en el Cielo, así también en la Tierra.”
Y ahora, orar por la Venida del Reino es orar por la Venida del verano. El verano es el tiempo de la cosecha, el verano es tiempo de bendición. En el verano es el tiempo en donde el pueblo se goza, porque tiene la alegría de la cosecha; la cosecha produce gozo, produce alegría, porque se recoge el fruto de toda aquella semilla que fue sembrada, que se convirtió luego en plantas, y luego produjo el grano de trigo, y luego viene la cosecha.
Cuando Cristo resucite a los muertos creyentes en Él y nos transforme a nosotros, ahí estará todo el fruto del grano de trigo que fue sembrado en Tierra; y eso traerá gozo grande para toda la Iglesia del Señor Jesucristo, porque estará con cuerpos glorificados; y este tiempo está muy cerca. Cuando veamos la higuera y los demás árboles que brotan, Cristo dijo: “El verano está cerca.” Lo cual significa: “Está cerca el Reino de Dios.” Por lo tanto, hemos estado viendo cómo el pueblo hebreo ha brotado como una nación libre y soberana, y también como otras naciones, otros pueblos, han sido libertados y se han convertido en naciones libres y soberanas; han brotado y han florecido; como también la higuera, que tipifica al pueblo hebreo.
Ahora vean, estos misterios del Reino de Dios son tipificados con las cosas de la naturaleza, con la higuera, con los demás árboles, y también el tiempo de la Venida del Reino de Dios está tipificado en el verano; o sea, la Venida del Reino de Dios está tipificada en la venida del verano. Por esa causa es que en San Mateo cuando le preguntan, quieren saber acerca de la Venida del Señor. En San Mateo, capítulo 24, verso 1 en adelante, dice:
“Cuando Jesús salió del templo y se iba, se acercaron sus discípulos para mostrarle los edificios del templo.
Respondiendo él, les dijo: ¿Veis todo esto? De cierto os digo, que no quedará aquí piedra sobre piedra, que no sea derribada.
Y estando él sentado en el monte de los Olivos, los discípulos se le acercaron aparte, diciendo: Dinos, ¿cuándo serán estas cosas, y qué señal habrá de tu venida, y del fin del siglo?”
Ahora, aquí preguntan los discípulos: “¿Cuándo serán estas cosas? (O sea, la destrucción del templo y de los edificios del templo, la destrucción de Jerusalén) ¿Y qué señal habrá de Tu Venida? (Qué señal habrá de la Segunda Venida de Cristo y del fin del siglo) ¿Qué señal habrá de la Segunda Venida de Cristo y del fin del siglo? (O sea, cuáles serán las señales que estarán siendo manifestadas) ¿Qué señales se estarán viendo cuando sea el tiempo para Tu Segunda Venida y para el fin del siglo? ¿Cuáles señales estarán manifestadas?” La higuera siendo manifestada brotando, o sea, el pueblo hebreo como nación siendo restaurado a una nación libre y soberana; y los demás árboles, otras naciones, otros pueblos, siendo libertados y convirtiéndose en naciones libres y soberanas.
¿Y cuáles, qué otras señales habrá? Vamos a ver señales de Su Venida y del fin del siglo. En San Mateo, capítulo 24, verso 31, dice:
“Y enviará sus ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán a sus escogidos, de los cuatro vientos, desde un extremo del cielo hasta el otro.”
Esa es una señal muy grande, tanto para el pueblo hebreo como para la Iglesia del Señor Jesucristo. Los ministerios de los Ángeles del Hijo del Hombre con el Mensaje de la gran Voz de Trompeta del Evangelio del Reino, llamando y juntando a todos los escogidos de Dios, primeramente los escogidos de Dios de entre los gentiles, los escogidos de Dios de y para la Iglesia del Señor Jesucristo, ¿dónde? En el Cuerpo Místico de Cristo, donde son juntados, recogidos, todos los escogidos escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero; y luego los escogidos del pueblo hebreo que son ciento cuarenta y cuatro mil hebreos, doce mil de cada tribu, los cuales también serán llamados y juntados en este tiempo final. Y esas son señales del fin del tiempo, del fin del siglo.
En el capítulo 13 de San Mateo, verso 30 en adelante, dice Cristo en la parábola del trigo y de la cizaña:
“Dejad crecer juntamente lo uno y lo otro hasta la siega; y al tiempo de la siega yo diré a los segadores: Recoged primero la cizaña, y atadla en manojos para quemarla; pero recoged el trigo en mi granero.”
Aquí nos habla del tiempo de la siega; y el tiempo de la siega viene a ser también el tiempo del verano, porque es en el tiempo del verano en donde se lleva a cabo la cosecha, la siega. Luego, en el mismo capítulo 13, versos 34 en adelante, dice:
“Todo esto habló Jesús por parábolas a la gente, y sin parábolas no les hablaba;
para que se cumpliese lo dicho por el profeta, cuando dijo:
Abriré en parábolas mi boca;
Declararé cosas escondidas desde la fundación del mundo.”
En las parábolas de Jesús hay cosas que están o que estaban escondidas desde la fundación del mundo, y Cristo las colocó en esas parábolas; y al entender esas palabras y al cumplirse esas parábolas, se estarán cumpliendo esas cosas que están y que estaban escondidas desde la fundación del mundo.
Por ejemplo, la parábola del trigo y de la cizaña, hay un misterio que ha estado escondido desde antes de la fundación del mundo, en donde Cristo con esa parábola muestra que en este planeta Tierra hay hijos de Dios e hijos del diablo, una realidad que no puede ser negada, y de la cual Cristo habló en la parábola del trigo y de la cizaña; y en otras ocasiones hablaba directamente también de eso: hijos de Dios e hijos del diablo.
En esta parábola, vean ustedes, lo que Él dice:
“Entonces, despedida la gente, entró Jesús en la casa; y acercándose a él sus discípulos, le dijeron: Explícanos la parábola de la cizaña del campo.
Respondiendo él, les dijo: El que siembra la buena semilla es el Hijo del Hombre.
El campo es el mundo; la buena semilla son los hijos del reino, y la cizaña son los hijos del malo.”
Aquí habla directamente a Sus discípulos de seres humanos representados, unos en el trigo, los hijos del Reino, los hijos de Dios; y otros representados en la cizaña, los cuales son los hijos del malo, los hijos del diablo. Y hablando de los hijos del diablo, Cristo dice:
“El enemigo que la sembró es el diablo (o sea, el enemigo que sembró la cizaña, el enemigo que sembró los hijos del malo, es el diablo); la siega es el fin del siglo...”
Y ahora, ¿qué señal grande habrá del fin del siglo, como señal del fin del siglo? La siega, la cosecha.
“...y los segadores son los ángeles.”
Por lo tanto, para el tiempo de la cosecha, que es el tiempo del fin y para el fin del mundo, la presencia de los Ángeles del Hijo del Hombre será la señal más grande de que se ha llegado al tiempo señalado como el fin del mundo o fin del siglo; la siega es el fin del siglo, y los segadores son los Ángeles.
“De manera que como se arranca la cizaña, y se quema en el fuego, así será en el fin de este siglo.
Enviará el Hijo del Hombre a sus ángeles...”
El Señor, el Hijo del Hombre, Cristo, es el que envía Sus Ángeles. Por eso enviará Sus Ángeles con gran Voz de Trompeta y juntarán a Sus escogidos. El ministerio de los Ángeles del Hijo del Hombre obrarán, obrarán esos ministerios en favor de los hijos del Reino, de los hijos de Dios; o sea, de los miembros de la Iglesia de Jesucristo, porque por medio de ese ministerio de los hijos de Dios del tiempo final, serán llamados y juntados en el Cuerpo Místico de Jesucristo; y serán preparados para ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero.
Pero también estos ministerios tendrán que ver con el mundo, con la cizaña, dice:
“...y recogerán de su reino a todos los que sirven de tropiezo, y a los que hacen iniquidad,
y los echarán en el horno de fuego; allí será el lloro y el crujir de dientes.”
O sea, serán echados en la gran tribulación, ese periodo de tiempo que consta de tres años y medio; y esos tres años y medio de la gran tribulación es en realidad el fin del mundo y fin del siglo, porque en esos tres años y medio es que Dios le pondrá fin al reino de los gentiles, y luego será establecido el Reino de Dios, en la Tierra, al final de la gran tribulación. Al finalizar la gran tribulación será establecido el Reino Milenial de Cristo.
Antes de la gran tribulación Cristo llama y junta Sus escogidos del Día Postrero, de Su Iglesia, les da la fe para ser transformados y raptados, la fe de Rapto; y esa fe de Rapto, esa revelación de Rapto gira alrededor de la Segunda Venida de Cristo como el León de la Tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo. Esa fe, esa revelación de Rapto, es la revelación del Evangelio del Reino, que gira alrededor de la Segunda Venida de Cristo; como la revelación para obtener el perdón de nuestros pecados, y obtener salvación y Vida eterna, y ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y recibir el Espíritu Santo y obtener el nuevo nacimiento. Esa revelación gira alrededor de la Primera Venida de Cristo, y esa revelación es la predicación del Evangelio de la Gracia.
Y cuando las personas escuchan esa revelación de la Primera Venida de Cristo contenida en el Evangelio de la Gracia, están recibiendo la fe para salvación, la fe para creer en Cristo como Salvador, ser bautizados en agua en Su Nombre, y recibir el Espíritu Santo y obtener el nuevo nacimiento y obtener la salvación y Vida eterna.
Ahora, para este tiempo final tenemos las señales de la Venida de Cristo, del Hijo del Hombre, y del fin del siglo o fin del tiempo. Estas señales están enumeradas en la Escritura. Tenemos la señal de la higuera; la higuera representa al pueblo hebreo, los demás árboles representan otras naciones.
Vean en San Mateo, capítulo 24, versos 32 en adelante, dice:
“De la higuera aprended la parábola: Cuando ya su rama está tierna, y brotan las hojas, sabéis que el verano está cerca.
Así también vosotros, cuando veáis todas estas cosas, conoced que está cerca, a las puertas.
De cierto os digo, que no pasará esta generación hasta que todo esto acontezca.”
O sea, que el pueblo hebreo, el cual ha sido establecido como un pueblo libre, una nación libre y soberana, no pasará, no dejará de existir, hasta que Cristo cumpla estas promesas; o sea, el pueblo hebreo va a permanecer en su tierra. Sigue diciendo:
“El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.
Pero del día y la hora nadie sabe, ni aun los ángeles de los cielos, sino sólo mi Padre.
Mas como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del Hombre.”
La humanidad estará viviendo en días paralelos, similares a los días que vivió el Profeta Noé; o sea, que la humanidad estará como en los días de Noé. La humanidad del tiempo en que Cristo cumplirá estas promesas, será como el mundo antediluviano, que no conocieron, no conocieron el Programa de Dios para aquel tiempo, no conocieron que habían llegado al final. Y el único que conocía el tiempo era un hombre, un Profeta dispensacional. Nadie más conocía en esos días antes de Noé, pues Enoc sí conocía. Pero luego siguió Noé.
Y luego cuando Dios le revelo a Noé que había llegado el tiempo para la destrucción de la raza humana, vean, Noé lo dio a conocer pero no creyeron. La humanidad no conoció, no conoció el tiempo en que estaba viviendo; y así será la humanidad que estará viviendo en el tiempo en que estas profecías tienen que ser cumplidas. Y la humanidad ha llegado a una condición paralela a la humanidad del tiempo de Noé. Estamos viviendo en días como los de Noé. Estos son los días prometidos para la Venida y manifestación del Hijo del Hombre. Sigue diciendo:
“Porque como en los días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, casándose y dándose en casamiento, hasta el día en que Noé entró en el arca,
y no entendieron hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos, así será también la venida del Hijo del Hombre (será como aquellos días).”
El verso 42 en adelante, dice:
“Velad, pues, porque no sabéis a qué hora ha de venir vuestro Señor.
Pero sabed esto, que si el padre de familia supiese a qué hora el ladrón habría de venir, velaría, y no dejaría minar su casa.
Por tanto, también vosotros estad preparados; porque el Hijo del Hombre vendrá a la hora que no pensáis.
¿Quién es, pues, el siervo fiel y prudente, al cual puso su señor sobre su casa para que les dé el alimento a tiempo?
Bienaventurado aquel siervo al cual, cuando su señor venga, le halle haciendo así.
De cierto os digo que sobre todos sus bienes le pondrá.”
En cada etapa de la Iglesia del Señor Jesucristo, Cristo colocó un siervo fiel y prudente, el cual fue el Mensajero correspondiente a cada etapa de la Iglesia del Señor Jesucristo. Y por medio de ese Mensajero Cristo en Espíritu Santo se manifestó y trajo el Alimento Espiritual para el alma de todos los hijos e hijas de Dios en la Iglesia del Señor Jesucristo.
Por lo tanto, cada Mensajero en su edad fue el siervo fiel y prudente de su edad. Pero ahora Cristo pregunta cuál es el siervo fiel y prudente al cual cuando su Señor venga, le halle haciendo así, o sea, esté dando el Alimento Espiritual a tiempo a los hijos e hijas de Dios en la Iglesia del Señor Jesucristo.
Por lo tanto, el que esté en este tiempo como Mensajero de Jesucristo, vivo en la Iglesia de Jesucristo, dando ese Alimento Espiritual a la Iglesia de Jesucristo, será el siervo fiel y prudente del Día Postrero, en el cual estará Cristo manifestado en Espíritu Santo. Ese Mensajero no será Jesucristo, pero Jesucristo estará en Espíritu Santo manifestado en Él, dando por medio de ese Mensajero el Alimento Espiritual para el alma de todos los hijos e hijas de Dios; y por medio de ese Mensajero Cristo en Espíritu Santo estará operando los ministerios del Día Postrero, los ministerios de los Ángeles del Hijo del Hombre, que son los ministerios de los Dos Olivos, los ministerios de Moisés y Elías, lo cual será una señal muy grande de que la humanidad ha llegado al tiempo en donde todas estas señales estarán siendo manifestadas y siendo vistas; y los entendidos, entenderán; verán esas señales y reconocerán que estarán viviendo en el tiempo profético, y tiempo del cumplimiento de estas profecías, que son las señales de y para la Venida del Hijo del Hombre, y del fin del siglo y fin del mundo.
Por lo tanto, en la Iglesia del Señor Jesucristo, estará Cristo en Espíritu Santo manifestado, llamando y juntando Sus escogidos del Día Postrero; y la humanidad verá que algo estará pasando, pero no comprenderá que es que Cristo está llamando y juntando Sus últimos escogidos en Su Cuerpo Místico de creyentes; será una obra sobrenatural la que estará siendo realizada por Cristo en Espíritu Santo en medio de Su Iglesia.
Cuando vemos cómo en toda la América Latina y el Caribe están recibiendo la Palabra de Cristo, la Palabra de Dios; y luego en el África también; no podemos decir otra cosa sino que Cristo está llamando y juntando Sus escogidos, como Él ha prometido. Es Cristo en Espíritu Santo en medio de Su pueblo, llevando a cabo esa Obra. Nosotros somos instrumentos de Cristo, pero Cristo es el que hace la Obra. “Porque no es con ejércitos ni es con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los Ejércitos.” Eso está en el capítulo 4 de Zacarías.
Ha sido así todo el tiempo en la Creación del Templo Espiritual de Cristo, de la Iglesia del Señor Jesucristo, y así es en el este tiempo en el cual nosotros vivimos: es con el Espíritu de Cristo, de Dios, que está siendo construida, creada la Iglesia de Jesucristo, el Templo Espiritual de Jesucristo.
Por lo tanto, tenemos las señales que dio Cristo, como señales que estarían siendo manifestadas y que mostrarían que el tiempo de la Venida del Reino había llegado. Veamos en San Mateo, capítulo 16, verso 1 al 3, dice:
“Vinieron los fariseos y los saduceos para tentarle, y le pidieron que les mostrase señal del cielo.
Mas él respondiendo, les dijo: Cuando anochece, decís: Buen tiempo; porque el cielo tiene arreboles.
Y por la mañana: Hoy habrá tempestad; porque tiene arreboles el cielo nublado. ¡Hipócritas! que sabéis distinguir el aspecto del cielo, ¡mas las señales de los tiempos no podéis!
La generación mala y adúltera demanda señal; pero señal no le será dada, sino la señal del profeta Jonás. Y dejándolos, se fue.”
Y ahora vean, las señales de los tiempos no las podían ellos comprender, entender; las señales de los tiempos son muy importantes porque esas son las que marcan el tiempo en que las personas están viviendo; o sea, que cada tiempo profético está enmarcado en las señales correspondientes a ese tiempo.
Por lo tanto, las señales correspondientes a la Venida del Hijo del Hombre, y al fin del siglo, son inconfundibles, porque de ellas Cristo habló claramente. Él habló de la higuera, que es el pueblo hebreo, habló de los otros árboles también, todos ellos brotando, naciones siendo formadas, siendo libertadas y siendo establecidas como naciones libres y soberanas, incluyendo al pueblo hebreo, y luego también Cristo, el Hijo del Hombre, enviando Sus Ángeles para recoger el trigo, los hijos e hijas de Dios, en el tiempo final.
Y los Ángeles del Hijo del Hombre son los ministerios de los Dos Ungidos, los ministerios de Moisés y Elías siendo operados por Cristo en Espíritu Santo en el Día Postrero, y por medio de esa manifestación de esos ministerios, serán llamados y juntados todos los escogidos del Día Postrero; o sea, que el recogimiento de los escogidos en el tiempo final, por medio de los Ángeles del Hijo del Hombre, llamando con Voz de Trompeta, con la gran Voz de Trompeta del Evangelio del Reino, llamando a los escogidos y juntándolos en el Cuerpo Místico de Cristo, en la Iglesia de Jesucristo, es la señal más grande de que hemos llegado al tiempo profético, en donde tenemos que tener nuestras cabezas levantadas al Cielo, porque nuestra Redención, nuestra transformación, está cerca.
Levantad vuestras cabezas al Cielo, a las cosas de Dios, a las cosas del Reino de Cristo, porque nuestra Redención, nuestra Adopción, nuestra transformación, está cerca para nosotros; y la resurrección de los muertos en Cristo en cuerpos glorificados está cerca.
¿Por qué todavía no ha ocurrido? Porque todavía falta que Cristo complete Su Iglesia, que Cristo haya llamado hasta el último escogido en Su Cuerpo Místico de creyentes. Por eso continuamos evangelizando, llevando el Evangelio de Cristo por todos los lugares, para que Cristo llame y junte hasta el último escogido Suyo en Su Iglesia, Su Cuerpo Místico de creyentes.
Podemos ver que Cristo está haciendo una Obra rápida, ¿por qué? Porque el tiempo se está terminando. El tiempo de Redención, el tiempo de salvación se está terminando. El tiempo que Cristo tiene que estar en el Lugar Santísimo del Templo Celestial como Sumo Sacerdote, se está terminando. El día se está terminando, y Cristo tiene que salir del Trono del Padre, para tomar el Título de Propiedad, el Libro de los Siete Sellos y abrirlo en el Cielo, y reclamar todo lo que Él ha redimido con Su Sangre Preciosa, resucitar a los muertos en Cristo en cuerpos glorificados, y transformarnos a nosotros los que vivimos, para así que seamos a Su imagen y a Su semejanza con cuerpos físicos glorificados y eternos, y podamos ir con Él a la Cena de las Bodas del Cordero.
Pero Cristo no puede salir del Trono del Padre para tomar el Título de Propiedad, el Libro de los Siete Sellos, hasta que haya entrado a Su Cuerpo Místico de creyentes hasta el último escogido de Dios, hasta que haya sido redimido por Cristo y limpiado con la Sangre de Cristo hasta el último escogido, no puede Cristo salir del Trono del Padre.
Por eso Juan cuando en el libro del Apocalipsis, capítulo 5, escuchó que se hizo el llamado para que alguien se presentara y tomara el Título de Propiedad, el Libro de los Siete Sellos y lo abriera en el Cielo, no aparecía nadie para tomar ese Libro y abrirlo, y Cristo tampoco aparecía, porque Él estaba en la Obra de Intercesión como Sumo Sacerdote, porque todavía faltaban personas por recibir a Cristo como su Salvador; personas que están escritas en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero.
Por esa causa es que continuamos evangelizando, continuamos trabajando en la Obra misionera, para que Cristo llame y junte hasta el último escogido Suyo en Su Iglesia, Su Cuerpo Místico de creyentes.
Pero de un momento a otro entrará hasta el último escogido de Dios en el Cuerpo Místico de Cristo, y entonces Cristo habrá terminado Su Obra de Intercesión en el Cielo, se cerrará la Puerta de la Dispensación de la Gracia, y Cristo entonces se convertirá en el León de la Tribu de Judá, tomará el Título de Propiedad, el Libro de los Siete Sellos, que es el Título de Propiedad de los Cielos y de la Tierra, de toda la Creación, lo abrirá en el Cielo, y hará Su Obra de Reclamo; y vendrá con el Librito abierto en Su mano, conforme a Apocalipsis, capítulo 10, verso 1 en adelante, para la resurrección de los muertos en Cristo y la transformación de nosotros los que vivimos.
Por lo tanto, viendo todas esas señales que Cristo dijo que estarían siendo manifestadas, como señal de y para la Venida del Hijo del Hombre, y del fin del siglo, podemos reconocer; y al reconocer, decir: “El verano está cerca.” ¿Por qué? Porque estamos viendo todas esas señales que Cristo dijo que estarían siendo manifestadas, cuando estuviera cerca el verano, el Reino de Dios.
“EL VERANO ESTÁ CERCA.”
El Reino de Dios está cerca. La Venida del Reino de Dios, por la cual Cristo dijo que oráramos, está cerca. EL VERANO ESTÁ CERCA. El Reino de Dios está cerca.
Que las bendiciones de Cristo, el Ángel del Pacto, sean sobre todos ustedes y sobre mí también, y nos use grandemente en Su Obra, llevando el Evangelio de Cristo por todos los lugares, para que Cristo llame y junte hasta el último escogido Suyo en Su Templo Espiritual, Su Iglesia. En el Nombre del Señor Jesucristo. Amén y amén.
Que Cristo les use grandemente en Su Obra, en esta Obra final que Cristo está llevando a cabo. Póngase en las manos de Cristo y Cristo le usará en una forma o en otra forma para ese propósito de la recolección de todos los hijos e hijas de Dios en la Iglesia del Señor Jesucristo, en el Reino de Cristo. Trabajen en la Obra misionera lo más que puedan. Y recuerden siempre San Juan, capítulo 5. Les dejo este pasaje como recuerdo para que sepan los resultados que usted obtendrá al trabajar en la Obra de Cristo, en la Obra Misionera y en toda la Obra de Jesucristo. Capítulo 4, versos 34 en adelante de San Juan, dice:
“Jesús les dijo: Mi comida es que haga la voluntad del que me envió, y que acabe su obra.
¿No decís vosotros: Aún faltan cuatro meses para que llegue la siega? He aquí os digo: Alzad vuestros ojos y mirad los campos, porque ya están blancos para la siega.
Y el que siega recibe salario, y recoge fruto para vida eterna...”
El fruto que se recoge es para Vida eterna en la siega del trigo, de los hijos e hijas de Dios.
“Y el que siega recibe salario, y recoge fruto para vida eterna, para que el que siembra goce juntamente con el que siega.
Porque en esto es verdadero el dicho: Uno es el que siembra, y otro es el que siega.
Yo os he enviado a segar lo que vosotros no labrasteis; otros labraron, y vosotros habéis entrado en sus labores.”
Y así es para nuestro tiempo también: otros trabajaron, labraron, y ahora nosotros hemos entrado para la labor de la cosecha en este tiempo final. Por lo tanto, estamos en el tiempo en que todos los que trabajan en la Obra de Cristo de este tiempo final, recibirán grandes galardones en el Reino de Jesucristo nuestro Salvador; y serán bendiciones, galardones, para toda la eternidad, porque lo que se recoge, el fruto, es también para Vida eterna. Los escogidos que son recogidos es para Vida eterna.
Así que recuerden este pasaje siempre, porque estamos en el tiempo más importante de todos los tiempos, porque el verano está cerca.
“EL VERANO ESTÁ CERCA.”
Que Dios les continúe bendiciendo a todos, y oren mucho por estas labores misioneras del misionero Miguel Bermúdez Marín y demás misioneros en el África, y en los demás países. Y oren mucho por mí también, para que Cristo me use conforme a Su voluntad.
Que Dios les continúe bendiciendo a todos, y nos veremos el domingo Dios mediante, en la mañana. Estará también con nosotros el misionero, Rvdo. Miguel Bermúdez Marín.
Por aquí tenemos al Rvdo. José Benjamín Pérez, ya para continuar. En lo que él llega... ¡Qué sorpresa sería que los últimos escogidos fueran del continente Africano! Bueno, si ya han entrado los del continente Americano, pues que entren los que falten de otros continentes también. Pero si falta alguno del continente Americano, queremos también trabajar para que entre; y para los que ya han entrado, queremos continuar trabajando en favor de ellos, para que sigan siendo alimentados y se mantengan firmes en la Iglesia del Señor Jesucristo.
Bueno, que Dios les continúe bendiciendo a todos, ya con nosotros el Rvdo. José Benjamín Pérez para continuar.
Dios les bendiga y les guarde a todos.
“EL VERANO ESTÁ CERCA.”