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El Arca de Salvación 2003-11-27 1 Quevedo EC 00:00:00 false

Muy buenas noches, amados amigos y hermanos presentes; es para mí un privilegio y bendición grande estar con ustedes en esta ocasión, para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios y Su Programa correspondiente a este tiempo final. Reciban todos saludos de mi esposa Erica, y también los niños reciban saludos de mis niñas América y Yahannah Gabriela.

Para esta noche leemos en el Génesis, capítulo 6, verso 5 en adelante, donde dice... también el verso 3, verso 3 dice:

Y dijo Jehová: No contenderá mi espíritu con el hombre para siempre, porque ciertamente él es carne; mas serán sus días ciento veinte años.”

Y luego el verso 5 continúa diciendo, del mismo capítulo 6 del Génesis:

Y vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal.

Y se arrepintió Jehová de haber hecho hombre en la tierra, y le dolió en su corazón.

Y dijo Jehová: Raeré de sobre la faz de la tierra a los hombres que he creado, desde el hombre hasta la bestia, y hasta el reptil y las aves del cielo; pues me arrepiento de haberlos hecho.

Pero Noé halló gracia ante los ojos de Jehová.

Estas son las generaciones de Noé: Noé, varón justo, era perfecto en sus generaciones; con Dios caminó Noé.

Y engendró Noé tres hijos: a Sem, a Cam y a Jafet.

Y se corrompió la tierra delante de Dios, y estaba la tierra llena de violencia.

Y miró Dios la tierra, y he aquí que estaba corrompida; porque toda carne había corrompido su camino sobre la tierra.

Dijo, pues, Dios a Noé: He decidido el fin de todo ser, porque la tierra está llena de violencia a causa de ellos; y he aquí que yo los destruiré con la tierra.

Hazte un arca de madera de gofer; harás aposentos en el arca, y la calafatearás con brea por dentro y por fuera.

Y de esta manera la harás: de trescientos codos la longitud del arca, de cincuenta codos su anchura, y de treinta codos su altura.

Una ventana harás al arca, y la acabarás a un codo de elevación por la parte de arriba; y pondrás la puerta del arca a su lado; y le harás piso bajo, segundo y tercero.

Y he aquí que yo traigo un diluvio de aguas sobre la tierra, para destruir toda carne en que haya espíritu de vida debajo del cielo; todo lo que hay en la tierra morirá.

Mas estableceré mi pacto contigo, y entrarás en el arca tú, tus hijos, tu mujer, y las mujeres de tus hijos contigo.

Y de todo lo que vive, de toda carne, dos de cada especie meterás en el arca, para que tengan vida contigo; macho y hembra serán.”

Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.

Nuestro tema para esta ocasión es: “EL ARCA DE SALVACIÓN.”

Para el tiempo de Noé, en el cual Dios le habló a Noé para la construcción de un arca donde se salvaría Noé y su familia, y los animales, y aves y reptiles que entrarían al arca, la humanidad había llegado a una condición de violencia, y el continuo pensamiento del corazón de las personas era de continuo el mal, y Dios dijo: “Ha llegado el fin de toda carne, raeré de la Tierra, de sobre la faz de la Tierra a los hombres que he creado, desde el hombre hasta la bestia y hasta el reptil, y las aves del Cielo, pues me arrepiento de haberlos hecho.”

Aquí podemos ver que Dios juzgó la raza humana antediluviana y la condenó, ya desde el momento en que Dios dio que destruiría la raza humana, la juzgó desde Su Trono Celestial y la condenó.

Noé halló gracia delante de Dios, y Dios le dio a Noé la forma de escapar. “Porque no destruirá Dios al justo con el injusto.” Dios es el Juez de toda la Tierra. Pero Noé ofrecía a Dios el sacrificio por el pecado, esos sacrificios de animalitos por él y por su familia, por lo tanto estaban perdonados sus pecados, y ellos estaban cubiertos con la sangre de esos animalitos que fueron sacrificados. Por lo tanto, Noé y su familia tenían que ser librados del juicio del diluvio. Dios proveyó la forma de escapar.

Ahora, encontramos que Noé era un hombre justo ante Dios, no porque no cometió faltas, no porque no pecó, sino porque él creyó en los sacrificios por el pecado y los ofrecía a Dios, y por esa causa él estaba perdonado y su familia también, y cubiertos con la sangre de esos sacrificios.

Por lo tanto, Dios no vio los pecados de Noé y su familia, y por cuanto no vio sus pecados, vio a Noé justo ante Dios, sin pecado. Y por cuanto Dios no destruye al justo con el injusto, le proveyó la forma de escapar: El arca.

El arca fue el medio de salvación para Noé y su familia, y las aves, animales y reptiles que entraron con Noé en el arca.

La humanidad de aquel tiempo vivía centenares de años. Vean ustedes, Noé tenía quinientos años cuando Dios le habló de la destrucción que vendría sobre la raza humana, y cuando vino el diluvio ya Noé tenía seiscientos años. O sea, que a Noé le tomó cien años construir el arca, pero ya antes de Dios revelarse a Noé y decirle que destruiría la raza humana, y decirle que construyera un arca, veinte años antes ya Dios había visto la condición de la raza humana, y había juzgado la raza humana.

Y encontramos que aquellas personas, eran personas que vivían cientos de años. Miren, Matusalén, mientras Noé construía el arca todavía estaba vivo. Noé trabajaba en el arca y probablemente o seguramente Matusalén le ayudó, porque Matusalén murió el año en que vino el diluvio. Por lo tanto, estaba brazo a brazo con Noé, porque Matusalén encontramos que era un hombre de Dios.

Vamos a ver aquí acerca de Matusalén algo que es muy importante. Veamos aquí a Matusalén en el capítulo 5 del Génesis, Matusalén, vean de quién es hijo. En el capítulo 5, verso 21 en adelante del Génesis, dice:

Vivió Enoc sesenta y cinco años, y engendró a Matusalén.

Y caminó Enoc con Dios, después que engendró a Matusalén, trescientos años, y engendró hijos e hijas.

Y fueron todos los días de Enoc trescientos sesenta y cinco años.”

O sea, que Enoc se fue joven, porque vean:

Caminó, pues, Enoc con Dios, y (¿qué le pasó a Enoc?) desapareció, porque le llevó Dios.”

O sea, fue raptado como fue raptado más adelante el Profeta Elías, y como fue raptado también nuestro amado Señor Jesucristo y los santos del Antiguo Testamento, y como serán raptados ¿quiénes? Todos nosotros:

Vivió Matusalén ciento ochenta y siete años, y engendró a Lamec.

Y vivió Matusalén, después que engendró a Lamec, setecientos ochenta y dos años, y engendró hijos e hijas.

Fueron, pues, todos los días de Matusalén novecientos sesenta y nueve años; y murió.

Vivió Lamec ciento ochenta y dos años, y engendró un hijo;

y llamó su nombre Noé, diciendo: Este nos aliviará de nuestras obras y del trabajo de nuestras manos, a causa de la tierra que Jehová maldijo.”

Aquí podemos ver que estas personas antiguas antes del diluvio, vivían cientos de años. Vean, Matusalén, vivió novecientos sesenta y nueve años. Lamec cuando tenía ciento ochenta y dos años fue que engendró a Noé. A los ciento ochenta y dos años en la actualidad, las personas hacen bastantes años que están muertos físicamente.

Ahora, con tantos años que vivían las personas antes del diluvio, tenían suficiente tiempo para estudiar y para tener grandes científicos que podían culminar sus proyectos; por lo tanto, aquella generación antediluviana era muy avanzada.

Si esta generación que ha venido después del diluvio, encontramos que ha logrado tantos descubrimientos, y principalmente la generación correspondiente al siglo XX y al siglo XXI, ¿cómo sería personas que podían vivir quinientos, seiscientos, setecientos, ochocientos, y novecientos y algo de años?

Adán vivió novecientos treinta años pero murió, porque el fin de la vida temporal, de la vida terrenal es la muerte.

Ahora, aquella generación antediluviana sabía que no llovía, porque en aquellos tiempos se regaba la tierra con un vapor que subía de la tierra durante la noch. Pero Dios dijo que había llegado el fin para toda carne, y le dijo la forma en que iba a ser destruida la humanidad: por un diluvio.

Noé, encontramos que teniendo quinientos años recibió esa revelación divina, Noé era un Profeta y de los grandes: un Profeta dispensacional; y como toda revelación divina viene siempre a un Profeta, por cuanto esa revelación divina era una revelación para toda la humanidad, entonces vino a un Profeta dispensacional, que es un Profeta que tiene que ver con toda la humanidad.

Encontramos que la revelación que Noé recibió era sencilla: un diluvio vendría y destruiría la raza humana; pero eso era inconcebible porque para aquel tiempo no llovía. Pero el que hizo los Cielos y la Tierra e hizo el agua, no tenía ningún problema para hacer llover, porque Dios es el Creador y por consiguiente para Dios no hay nada imposible.

Ahora, a Noé le fue revelado cómo escapar de aquel juicio divino, cómo escapar de la ira de Dios, y Noé construyó el arca, le tomó unos cien años pero la construyó. ¿Por qué tanto tiempo? Noé no tenía mucha cooperación, y lo otro es que Noé tenía que hacer todo de acuerdo a como Dios le ordenó, y mientras construía el arca, también tenía su ministerio de Profeta anunciando lo que iba a venir.

Y luego que Dios había dicho que destruiría la humanidad, ¿por qué Dios se tardó tanto para hacerlo? ¿Por qué tuvo Dios tanta paciencia y soportó aquella humanidad pecadora? Dios tuvo paciencia no con el mundo sino con Noé, tuvo paciencia hasta que Noé construyó el arca, y entraron al arca él, su familia, los animales, los reptiles y las aves, y luego vino el juicio divino.

Ahora, encontramos que Noé quedó seguro ¿dónde? Dentro del arca, porque aquella fue el arca de salvación. Todo lo que estaba fuera del arca pereció.

Y ahora, encontramos que la humanidad ha estado escuchando que Dios va a traer el fin de este mundo, va a traer el fin para los pecadores que se encuentran en la actualidad en la misma condición en que se encontraban las personas del tiempo de Noé.

Y ahora, vean cómo aun los días de Jesús los mismos discípulos del Señor Jesucristo estaban interesados en saber cuándo sería el fin, el fin del siglo, el fin de la humanidad. Dice en el capítulo 24, verso 3 de San Mateo:

Y estando él (o sea, Jesús). Y estando él sentado en el monte de los Olivos, los discípulos se le acercaron aparte, diciendo: Dinos, ¿cuándo serán estas cosas, y qué señal habrá de tu venida, y del fin del siglo?”

Estaban interesados en saber qué señal iba a ser manifestada y ser vista en el fin del siglo, y qué señal iba a ser vista en la Venida del Hijo del Hombre, qué señal habrá de Su Venida y del fin del siglo. Luego en San Mateo, capítulo 24, verso 14 (13 al 14 ), dice:

Mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo.

Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin.”

Aquí Cristo está mostrando las cosas correspondientes al fin. También en San Mateo, capítulo 24, verso 30 en adelante nos habla acerca de la señal que será vista en el Cielo, porque los discípulos preguntaron: “¿Y qué señal habrá de Tu Venida y del fin del siglo?” En el capítulo 24, verso 30 en adelante, dice:

Entonces aparecerá la señal del Hijo del Hombre en el cielo; y entonces lamentarán todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria.

Y enviará sus ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán a sus escogidos, de los cuatro vientos, desde un extremo del cielo hasta el otro.”

Aquí nos muestra una señal: la señal del Hijo del Hombre en el Cielo. Esta señal del Hijo del Hombre en el Cielo sería vista, y en febrero *29 aparecieron en el Cielo siete Ángeles y tomaron, uno de ellos tomó al precursor de la Segunda Venida de Cristo en espíritu, y lo colocó junto a ellos.

Por lo tanto, ocho Ángeles de Dios, ocho Mensajeros de Dios: los siete Ángeles Mensajeros y un Ángel que era diferente a los demás (el Ángel que tiene el Séptimo Sello), aparecieron en el Cielo.

Luego durante el día más adelante, cuando ya había transcurrido el tiempo en que fue arrebatado el Cielo el séptimo Ángel Mensajero de la séptima edad, los científicos se sorprendieron de lo que estaban viendo en el Cielo, y también los fotógrafos de diferentes revistas y otros fotógrafos tomaron fotografías de lo que estaban viendo en el Cielo.

Y esto fue lo que vieron en el Cielo, lo cual salió publicado en la revista “LIFE,” que significa “Vida,” y la revista “CIENCIA.” Febrero 28 de 1963.

Así que podemos ver que esto que aconteció en el Cielo, es algo muy, pero que muy importante para la raza humana y sobre todo para los creyentes en Cristo, porque es una señal muy grande en el Cielo, y Él habló de la señal del Hijo del Hombre en el Cielo.

Siempre que Dios va a hacer algo en la Tierra, lo cual Él ha prometido en Su Palabra y está por consiguiente ya profetizado, Él en el Cielo lo muestra, aparece siempre una señal en el Cielo, de lo que Dios va a cumplir, va a hacer en la Tierra.

Cuando Jesucristo apareció, las profecías del Antiguo Testamento daban testimonio que vendría el Mesías, y también decía la profecía que una estrella saldría de Israel; y cuando Cristo nació en la Tierra, una señal en el Cielo fue vista, fue llamada “La estrella de Belén.” Por muchas personas que han creído en Cristo y Su Evangelio, Sus buenas nuevas.

Siempre en el Cielo Dios da testimonio de lo que Él hará en la Tierra, porque el Cielo es la primera Biblia, la naturaleza la segunda Biblia, y esta Biblia escrita es la tercera Biblia, y ambas concuerdan, la una con la otra dicen lo mismo.

Y por consiguiente lo que Dios ha prometido es cumplido; y cuando se cumple, es la Biblia cumplida, es la Biblia hecha realidad, hecha carne en el tiempo en que Dios cumple lo que Él prometió, esa parte de la Biblia viene a cumplimiento.

Por eso cuando apareció Cristo en la Tierra, Él era el Verbo, la Palabra, Él era la Biblia hecha carne, la profecía mesiánica convertida en una realidad. “Dios no hace nada sin que antes revele Sus secretos (¿a quiénes?) a Sus siervos, Sus Profetas.” Dice Amós, capítulo 3, verso 7.

Por lo tanto, lo que Dios hace en la Tierra está aquí escrito en la Biblia, tiene que estar en la primera Biblia: el Cielo, tiene que estar en la segunda Biblia: la naturaleza, y tiene que estar en la tercera Biblia: la Biblia escrita. Y luego eso se hace carne, se hace realidad, se materializa entre los seres humanos.

Ahora, estamos hablando del fin, del fin para este tiempo en que vivimos, así como llegó el fin para el tiempo de Noé para los antediluvianos. Pero nuestro tema es: “EL ARCA DE SALVACIÓN.” Cristo hablándonos de este tiempo en el cual vivimos, dice en San Mateo, capítulo 24, versos 34, dice:

De cierto os digo, que no pasará esta generación hasta que todo esto acontezca.”

Luego en el mismo capítulo *25, versos 39 en adelante, dice Cristo... aún un poco antes, dice verso 36 en adelante, dice (ó 35):

El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.

Pero del día y la hora nadie sabe, ni aun los ángeles de los cielos, sino sólo mi Padre.

Mas como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del Hombre.”

Y ahora, nos muestra aquí que los días en que el Hijo del Hombre vendrá, serán días como los días de Noé, como los días del mundo antediluviano; para aquel día hubo un Profeta con un mensaje, la humanidad había llegado a su final, ya estaba juzgada y condenada y le vendría el juicio divino. Pero hubo un Profeta de Dios dispensacional con un mensaje claro de lo que sucedería, él vino dando a conocer las cosas que iban a suceder en aquel tiempo:

Porque como en los días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, casándose y dando en casamiento, hasta el día en que Noé entró en el arca,

y no entendieron hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos, así será también la venida del Hijo del Hombre.”

La Venida del Hijo del Hombre será en tiempos como los de Noé.

Y ahora, por cuanto será en tiempos como los de Noé. ¿Dónde está el arca del salvación en este tiempo? ¿Cuál es el arca de salvación? Porque todos queremos ser salvos, no queremos ser destruidos con el juicio divino que ha de venir, tenemos que enfrentarnos a esta realidad. El arca de salvación, así como hubo un arca de salvación allá, el arca del salvación acá es Cristo nuestro Salvador.

Jesucristo es el Arca de Salvación para toda persona obtener la salvación de su alma, y cuando venga el juicio divino sobre la raza humana, la persona antes sea transformada (si está vivo) y sea llevado con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero. Si ha muerto físicamente, será resucitado en un cuerpo físico, eterno, inmortal, incorruptible y glorificado.

En Malaquías, capítulo 4, dice Dios por medio del Profeta Malaquías:

Porque he aquí, viene el día ardiente como un horno, y todos los soberbios y todos los que hacen maldad serán estopa; aquel día que vendrá los abrasará (o sea, los quemará), ha dicho Jehová de los ejércitos, y no les dejará ni raíz ni rama.”

Esto es el juicio divino, el cual no será con un diluvio de agua, sino con fuego conforme a la profecía bíblica. Por lo tanto, fuego atómico, fuego volcánico, y todo fuego que pueda producirse en la Tierra, será manifestado en la Tierra, y entonces el juicio divino como en los días de Noé caerá sobre la raza humana:

Mas a vosotros los que teméis mi nombre, nacerá el Sol de justicia, y en sus alas traerá salvación; y saldréis, y saltaréis como becerros de la manada.”

Aquí nos muestra que para los que temen el Nombre del Señor, que son las personas que han recibido a Cristo como su Salvador, han lavado sus pecados en la Sangre de Cristo, han sido bautizados en agua en Su Nombre, y han recibido el Espíritu Santo y han obtenido el nuevo nacimiento, esas personas escaparán, porque están en Cristo, el Arca de Salvación. “Si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron, he aquí todas son hechas nuevas.”

Toda persona que ha recibido a Cristo como su Salvador, ha lavado sus pecados en la Sangre de Cristo, ha sido bautizada en agua en Su Nombre y Cristo lo ha bautizado con Espíritu Santo y Fuego, ha obtenido el nuevo nacimiento y por consiguiente ha entrado al Arca de Salvación el cual es Cristo, y se encuentra como un miembro de la Iglesia del Señor Jesucristo. Esas personas escaparán del juicio divino.

El juicio divino se derramará en el lapso de tiempo llamado la gran tribulación, que son tres años y medio que corresponden a la segunda parte de la semana número setenta de la profecía de Daniel.

Los primeros tres años y medio de la semana número setenta se cumplieron bajo el ministerio de Jesucristo nuestro Salvador, y por consiguiente a la mitad de esa semana murió Cristo en la Cruz del Calvario.

Luego faltan tres años y medio de esa semana número setenta, la cual va a ser cumplida en medio del pueblo hebreo, y para ese tiempo caerá el juicio divino sobre la raza humana, el juicio divino como en los días de Noé.

Pero los que han recibido a Cristo como su Salvador ya estarán dentro del arca que es Cristo, el arca de salvación, y ya estarán transformados y ya habrán sido raptados, arrebatados al Cielo con Cristo, y llevados a la Casa de nuestro Padre Celestial a la Cena de las Bodas del Cordero, y allí estaremos disfrutando tres años y medio de la gran fiesta de la Cena de las Bodas del Cordero, porque entramos al Arca de Salvación, que es Jesucristo nuestro Salvador.

Cristo nos dijo en San Marcos, capítulo 16, versos 15 al 16, luego que hubo resucitado de entre los muertos, dijo de la siguiente manera:

Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.

El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.”

Solamente hay dos cosas y una de ellas la persona recibirá: o la salvación o la condenación. “El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.” En el tiempo de Noé. Noé creyó con su familia, y fueron salvos del juicio divino que vino sobre la raza humana; los antediluvianos no creyeron y fueron destruidos por el diluvio, y luego que murieron todos aquellos incrédulos, veamos a dónde fueron, en Primera de Pedro, capítulo 3, verso 18 en adelante, dice:

Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios, siendo a la verdad muerto en la carne, pero vivificado en espíritu.”

O sea, que Cristo murió en la carne, Su cuerpo de carne en la Cruz del Calvario, pero Su Espíritu no murió; Cristo fue en Espíritu a donde estaban los espíritus de los antediluvianos. Vean:

...en el cual también fue y predicó a los espíritus encarcelados,

los que en otro tiempo desobedecieron, cuando una vez esperaba la paciencia de Dios en los días de Noé, mientras se preparaba el arca, en la cual pocas personas, es decir, ocho, fueron salvadas por agua.”

Los que fueron desobedientes a Dios en el tiempo de Noé, los cuales no creyeron a Noé y su mensaje, murieron, fueron destruidos por el juicio del diluvio; y al morir luego, lo que muere del ser humano es el cuerpo físico, pero la persona que es alma viviente sigue viviendo en su cuerpo espiritual, que es un cuerpo parecido a nuestro cuerpo físico pero de otra dimensión.

Y los incrédulos van al infierno cuando mueren, pero los creyentes van al Cielo, al Paraíso, que es la sexta dimensión. Por lo tanto, Cristo, por cuanto llevó nuestros pecados, se hizo pecado por nosotros; por cuanto todo pecador tiene que ir al infierno, Cristo por cuanto se hizo pecado por nosotros tuvo que ir al infierno.

Pero allí predicó a las almas o espíritus que estaban allí encarcelados que fueron desobedientes en el tiempo de Noé, y luego también tomó las llaves del infierno y de la muerte, se las quitó al diablo y se levantó victorioso, pasó al Paraíso, y del Paraíso resucitó el domingo de resurrección con los santos del Antiguo Testamento.

Por lo tanto, aquellas personas que estaban en el infierno que fueron desobedientes en el tiempo de Noé, ya no tenían oportunidad de salvación, estaban allí porque fueron desobedientes a Dios, murieron con el juicio del diluvio, y están allí esperando que venga el juicio final donde serán juzgados y condenados y echados al lago de fuego que es la segunda muerte, serán destruidos en el lago de fuego en cuerpo, espíritu y alma.

Porque el lago de fuego es la segunda muerte, donde será echado el diablo y todos los incrédulos, los que fueron desobedientes a Dios en el tiempo que les tocó vivir.

Pero los creyentes en Dios en el tiempo que les ha tocado vivir, vivirán eternamente con Cristo en Su Reino, porque esas personas han entrado al Arca de Salvación.

Cristo está tipificado en el arca de Noé, y luego todos los creyentes del Antiguo Testamento, como Abraham, Isaac, Jacob, los Profetas y así por el estilo, tenían el sacrificio por el pecado, y ese sacrificio tipifica a Cristo, por lo tanto ellos tenían el Arca de Salvación.

Por lo tanto, ellos fueron perdonados y limpiados con la sangre, o cubiertos con la sangre de aquellos sacrificios, y cuando Cristo murió en la Cruz del Calvario fueron limpiados con la Sangre de Jesucristo nuestro Salvador, porque la Sangre de Cristo nos limpia de todo pecado.

Por lo tanto, los creyentes del Antiguo Testamento, creyeron en Cristo el Arca de Salvación en el tipo y figura, que eran los sacrificios de aquellos animalitos. Pero ahora en el Nuevo Testamento lo que era un tipo y figura: animalitos siendo sacrificados, ahora ha sido cumplido en Cristo, y Cristo es el Sacrificio por el pecado, y por consiguiente Él es nuestra Arca de Salvación:

Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.

El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.”

Eso está en San Marcos, capítulo 16, versos 15 al 16, y en San Lucas, capítulo 24, versos 46 en adelante, dice:

...y les dijo: Así está escrito, y así fue necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos al tercer día;

y que se predicase en su nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones, comenzando desde Jerusalén.”

Y ahora, el arrepentimiento y el perdón de los pecados se predica en el Nombre del Señor Jesucristo, para que toda persona arrepentido de sus pecados reciba a Cristo como su Salvador, y Cristo perdone sus pecados y con Su Sangre le limpie de todo pecado, y pueda ser bautizada la persona en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y Cristo le bautice con Espíritu Santo y Fuego, y así obtenga la salvación de su alma y entre a Cristo, el Arca de Salvación, y así asegure su futuro eterno con Cristo en Su Reino, así obtenga el nuevo nacimiento, nazca del Agua y del Espíritu y entre al Reino de Dios.

En el libro de los Hechos San Pedro el día que predicó su segundo mensaje, o predicó a los líderes religiosos del pueblo hebreo, a los miembros del concilio del sanedrín y al sumo sacerdote, dice en el capítulo 4, verso 11 al 12 del libro de los Hechos:

Este Jesús es la piedra reprobada por vosotros los edificadores, la cual ha venido a ser cabeza del ángulo.

Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.”

No hay otro nombre de salvación, solamente hay uno, y ese Nombre es: Señor Jesucristo, por lo tanto, para obtener la salvación y Vida eterna hay que recibir a Jesucristo como nuestro Salvador.

El Día de Pentecostés en el capítulo 2 del libro de los Hechos el Apóstol Pedro predicando, dice en el capítulo 2, versos 34 en adelante:

Porque David no subió a los cielos; pero él mismo dice:

Dijo el Señor a mi Señor:

Siéntate a mi diestra,

Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies.”

Y cuando Cristo ascendió al Cielo victorioso, se sentó en el Trono de Dios, se sentó a la diestra de Dios; por eso dijo en San Mateo 28, versos 16 al 20: “Todo poder me es dado en el Cielo y en la Tierra.” También Él dijo: “Yo estaré con vosotros hasta el fin del mundo:

Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo.”

Por eso es que llamamos a Jesús: SEÑOR JESUCRISTO, porque Dios lo ha hecho Señor y Cristo, porque en Jesús moró la plenitud de la Divinidad, la plenitud de Dios: Padre, Hijo y Espíritu Santo, por eso Él decía: “Las obras que yo hago, no las hago de mí mismo, el Padre que mora en mí, Él hace las obras.” Y también Él decía: “Lo que yo digo, lo que yo hablo, no lo hablo de mí mismo, como yo oigo al Padre hablar, así yo hablo.”

Por lo tanto, era Dios en Jesús hablando, y era Dios en Jesús haciendo aquellas obras maravillosas: milagros, maravillas y señales en medio del pueblo hebreo. Sigue diciendo la Escritura, verso 37 de este mismo capítulo 2 del libro de los Hechos:

Al oír esto, se compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos?

Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo.

Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare.

Y con otras muchas palabras testificaba y les exhortaba, diciendo: Sed salvos de esta perversa generación.

Así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil personas.”

Sed salvos de esta perversa generación.” Sed salvos de la generación que está condenada a la destrucción, sed salvos; por lo tanto recibiendo a Cristo como Salvador, que es el Arca de Salvación, y siendo bautizados en agua en Su Nombre y recibiendo el Espíritu Santo, obtenemos el nuevo nacimiento, y entramos al Arca de Salvación: a Cristo, y así estamos en Cristo y venimos a ser una nueva criatura. “Y las cosas viejas pasaron, he aquí todas son hechas nuevas.”

Usted ha nacido en el Reino de Cristo, ha obtenido el nuevo nacimiento, o sea, ha nacido a una nueva vida: a la Vida eterna, porque cuando usted nació en esta Tierra a través de sus padres terrenales, usted nació a la vida, pero no fue a la Vida eterna; por eso se le acaba la vida que usted tiene y no llega casi nunca la persona a cien años, pocos son los que llegan o pasan de cien años, porque hemos nacido a través de nuestros padres terrenales a la vida, pero no fue a la Vida eterna, fue a la vida temporal, vida corruptible, una vida que se acaba, pero es una vida que Dios ha concedido que tengamos para que hagamos contacto con la Vida eterna, que es Cristo, y entremos al Arca de Salvación para vivir eternamente con Cristo en Su Reino.

Por lo tanto, cuando recibimos a Cristo como nuestro Salvador arrepentidos de nuestros pecados, y somos bautizados en agua en Su Nombre, Cristo perdona nuestros pecados, con Su Sangre nos limpia de todo pecado, y luego de ser bautizados en agua en Su Nombre, Él nos bautiza con Espíritu Santo y Fuego y obtenemos el nuevo nacimiento.

Cristo dijo a Nicodemo: “De cierto, de cierto te digo, que el que no nazca de nuevo, el que no nazca del Agua y del Espíritu, no puede entrar al Reino de Dios.”

Por lo tanto, se requiere que el ser humano nazca de nuevo. ¿Y qué significa nacer de nuevo? Nacemos de nuevo a una Vida eterna, a la Vida eterna, la cual Cristo produce en nosotros.

Obtenemos el nuevo nacimiento, nacemos en el Reino de Cristo a y en la Vida eterna, y así quedamos seguros en el Arca de Salvación que es Jesucristo, y así somos colocados en Su Cuerpo Místico de creyentes que es Su Iglesia, y así es como tenemos la salvación de nuestra alma y la Vida eterna, porque hemos entrado al Arca de Salvación que es Jesucristo nuestro Salvador.

Estamos como en los días de Noé, tiempo en que en algún momento vendrá el juicio divino; pero para los que están en Cristo, los creyentes en Cristo nacidos de nuevo no hay ningún problema, antes de eso los muertos en Cristo serán resucitados en cuerpos glorificados, cuerpos eternos, y nosotros los que vivimos seremos transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero, porque estamos en el Arca de Salvación: Jesucristo nuestro Salvador.

Siendo creyentes en Cristo que lo hemos recibido como nuestro Salvador, hemos pedido perdón a Cristo por nuestros pecados, Cristo nos ha perdonado y con Su Sangre nos ha limpiado de todo pecado, hemos sido bautizados en agua en Su Nombre, y Cristo nos ha bautizado con Espíritu Santo y Fuego y ha producido en nosotros el nuevo nacimiento, hemos nacido en el Reino de Cristo a la Vida eterna, para vivir con Cristo por toda la eternidad.

Por eso es tan importante estar dentro del Arca de Salvación que es Cristo en el Nuevo Testamento, recibiendo a Cristo como nuestro Salvador, y así obtenemos la salvación de nuestra alma para toda la eternidad, y entramos al Nuevo Pacto y quedamos cubiertos con la Sangre del Nuevo Pacto, que es la Sangre de Jesucristo nuestro Salvador.

En Hebreos, capítulo 13, verso 20 San Pablo dice hablando de la Sangre de Cristo, dice:

Y el Dios de paz que resucitó de los muertos a nuestro Señor Jesucristo, el gran pastor de las ovejas, por la sangre del pacto eterno.”

¿Ven? La Sangre del Pacto Eterno, el Nuevo Pacto establecido por Cristo, teniendo la Sangre del Nuevo Pacto, que es la Sangre de Cristo, nos coloca en un Pacto Eterno para vivir con Cristo por toda la eternidad, nos coloca en la Vida eterna.

A esa vida es que los creyentes en Cristo han nacido, eso es el nuevo nacimiento, nacer del Espíritu de Cristo en la Vida eterna, y por consiguiente obtenemos un cuerpo angelical de la sexta dimensión.

La sexta dimensión es el Paraíso, y por consiguiente estamos sellados con el Sello del Dios Vivo, el Sello del Espíritu Santo para el Día de la Redención, para el día en que Cristo resucitará los muertos creyentes en Él en cuerpos glorificados, y nos transformará a nosotros los que vivimos, para que tengamos un cuerpo eterno y glorificado como Su cuerpo glorificado.

Eso es para Su Segunda Venida conforme a Filipenses, capítulo 3, verso 20 al 21, donde dice:

Mas nuestra ciudadanía está en los cielos.”

Es que así como hemos obtenido la ciudadanía terrenal, al nacer a través de nuestros padres terrenales obtuvimos la ciudadanía de la nación donde nacimos; pero ahora por cuanto hemos nacido de nuevo y el nuevo nacimiento es del Cielo, hemos nacido a la Vida eterna y por consiguiente nuestra ciudadanía está en el Cielo, en la Nueva Jerusalén.

...de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo;

el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra.”

¿Ven? Va a transformar nuestro cuerpo, va a darnos un cuerpo como Su cuerpo glorificado. Vean:

...el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya.”

Para tener un cuerpo igual al cuerpo glorificado de Cristo; eso es lo que Cristo tiene para usted y para mí; eso es lo que Cristo tiene para todos los creyentes en Él; eso es lo que Cristo tiene para todas las personas que han entrado al Arca de Salvación, y el Arca de Salvación es Jesucristo.

Porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.” Libro de los Hechos, capítulo 4, verso 12.

Ahora, sigue diciendo Filipenses el verso 21, dice, sigue diciendo:

por el poder con el cual puede también sujetar a sí mismo todas las cosas.”

Con ese poder es que Cristo nos va a transformar, y luego nos llevará con Él al Cielo, a la Casa de nuestro Padre Celestial, a la Casa de nuestro Padre Celestial a la Cena de las Bodas del Cordero, y estaremos disfrutando de esos tres años y medio de fiesta en el Cielo, la fiesta más grande e importante que jamás se haya llevado a cabo en el Cielo, mientras la Tierra y sus habitantes estarán pasando por el juicio divino, en donde los juicios de las plagas y de las copas serán derramados sobre la raza humana.

Como fue derramado el juicio del diluvio sobre el mundo antediluviano, será derramado el juicio divino sobre la raza humana, y vendrán las plagas sobre la humanidad.

Por lo tanto tenemos que estar dentro del Arca de Salvación que es Cristo nuestro Salvador, estar en Cristo. “Y si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron, he aquí todas son hechas nuevas.” Por lo tanto no hay otra forma de salvación, excepto Jesucristo, Él es el Arca de Salvación.

¿Y cuántos ya han entrado al Arca de Salvación? Yo ya he entrado y ustedes también, por lo tanto estamos seguros en Cristo, Él es nuestra Arca de Salvación.

Si alguno todavía no ha recibido a Cristo como su Salvador, todavía no ha entrado al Arca de Salvación y por consiguiente no tiene Vida eterna, y por consiguiente no tiene esperanza de vivir eternamente con Cristo en Su Reino.

Pero en esta noche puede recibir a Cristo como su Salvador y entrar al Arca de Salvación, para la salvación de su alma, para vivir con Cristo eternamente en Su Reino eterno, y yo estaré orando por ustedes en esta noche.

Todos los que levanten sus manos para recibir a Cristo como su Salvador y entrar a Cristo, el Arca de Salvación, yo estaré orando por ustedes en esta noche, pueden levantar sus manos y yo oraré por ustedes en esta ocasión, para que Cristo les reciba, perdone vuestros pecados y con Su Sangre les limpie de todo pecado, y puedan ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y Cristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego y obtengan el nuevo nacimiento, nazcan en el Reino de Cristo en y a la Vida eterna, y así escapen del juicio divino y del lago de fuego que es la segunda muerte, y escapen de la gran tribulación que ha de venir sobre la raza humana, y puedan estar con Cristo en Su Reino en la gran Cena de las Bodas del Cordero, cuando Cristo transforme nuestros cuerpos y resucite a los muertos en Cristo en cuerpos glorificados, y nos lleve a todos con Él a la Casa de nuestro Padre Celestial a la Cena de las Bodas del Cordero.

Por lo tanto, estaré orando por todas las personas que levanten sus manos para recibir a Cristo como su Salvador. Veo manos levantadas acá en esta sección, veo manos levantadas en esta sección, acá en esta sección también, por favor pasen al frente y estaré orando por ustedes.

Toda persona que desea ser incluida en esta oración, en donde estarán recibiendo a Cristo como su Salvador y confesando públicamente que creen en Jesucristo como el Hijo de Dios y lo reciben como su Salvador, yo estaré orando por ustedes para que Cristo extienda Su amor y misericordia a ustedes, perdone vuestros pecados y con Su Sangre les limpie de todo pecado.

Cristo dijo: “El que me confesare delante de los hombres, yo le confesaré delante de mi Padre.” Todos queremos que Cristo nos confiese delante del Padre Celestial, y diga: “Esta persona me ha recibido como su Salvador, esta persona me ha confesado sus pecados y me ha pedido perdón por sus pecados, yo lo he perdonado y con mi Sangre lo he limpiado de todo pecado, y ha sido bautizado en agua en mi Nombre, y Padre, Te pido lo bautices con Espíritu Santo y Fuego y que entre a Tu Reino.” Y el Padre dirá: “Que reciba el Espíritu Santo y entre al Reino de Dios.”

Y así usted estará seguro en el Reino de Cristo, usted habrá asegurado su futuro eterno con Jesucristo en Su Reino eterno.

Lo más importante para el ser humano es la Vida eterna, no hay otra cosa más importante que la Vida eterna, y todos queremos vivir eternamente; si es bueno y maravilloso vivir en estos cuerpos mortales, mucho mejor es en el cuerpo eterno que Jesucristo nos dará para vivir eternamente con Él en Su Reino.

Por lo tanto, todos necesitamos a Jesucristo, el Arca de salvación, para vivir eternamente con Él en Su Reino eterno, con un cuerpo eterno y joven para toda la eternidad, un cuerpo que representará de 18 a 21 años de edad, un cuerpo igual al cuerpo glorificado de Jesucristo nuestro Salvador.

Estamos dando unos minutos para que pasen todos los que desean vivir eternamente con Cristo en Su Reino. Por lo tanto ese deseo de vivir eternamente y de ser joven para toda la eternidad, vean, es el deseo del alma de todos nosotros, el deseo de mi alma y el deseo del alma de cada uno de ustedes, porque hay una Vida eterna en donde todos tendremos un cuerpo eterno y joven para vivir con Cristo en Su Reino eterno.

El único Reino eterno que hay es el Reino de Jesucristo nuestro Salvador, por eso toda persona que desea vivir eternamente necesita recibir a Cristo como su Salvador, porque Cristo es el Arca de Salvación.

Todavía estamos dando unos minutos en lo que pasan todas las personas que faltan por pasar, para luego orar por todos ustedes para que Cristo les reciba, les perdone y con Su Sangre les limpie de todo pecado y puedan ser bautizadas en agua en el nombre del Señor Jesucristo, y Cristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego y obtengan el nuevo nacimiento, nazcan en el Reino de Cristo a la Vida eterna, entren al Reino eterno de Dios, de Cristo.

Todavía continúan pasando más personas que como ustedes desean vivir eternamente con Cristo en Su Reino, porque han reconocido que el arca de salvación es Jesucristo nuestro Salvador. “Porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.” No hay otro nombre, el único Nombre que hay es: SEÑOR JESUCRISTO.

Noé entró al arca con su familia y se salvó de la destrucción. Y en el Nuevo Testamento toda persona que recibe a Cristo ha entrado al Arca de Salvación, y no se perderá, sino que vivirá eternamente con Cristo en Su Reino.

Por lo tanto todos necesitamos a Cristo, recibir a Cristo como nuestro Salvador, porque Él es el Arca de Salvación para todos nosotros en este tiempo final. No hay otra forma de salvación y Vida eterna, solamente hay una, y es Cristo nuestro Salvador.

Nadie puede perdonar tus pecados y mis pecados sino Jesucristo, nadie puede limpiarte de todo pecado, sino Jesucristo con Su Sangre. No hay otra cosa con la cual puedas ser limpio de todo pecado, solamente hay una, y esa es la Sangre de Jesucristo nuestro Salvador, para poder vivir eternamente con Jesucristo en Su Reino.

Todavía continúan pasando más personas que desean vivir eternamente con Jesucristo en Su Reino, por eso estamos dando todavía unos minutos en lo que llegan todos, para luego orar por todos los que ya hayan pasado en este momento.

Es que nuestras almas desean vivir eternamente, y por consiguiente deseamos que Cristo nos perdone y con Su Sangre nos limpie de todo pecado.

Después que la persona termina sus días en esta vida terrenal, ya no tiene más oportunidad de decir: “Yo quiero recibir a Cristo como mi Salvador.” No, eso tiene que hacerlo mientras vive en el cuerpo físico, porque cuando termine su vida en el cuerpo físico, si no recibió a Cristo como su Salvador, va a vivir a donde están aquellos espíritus encarcelados que fueron desobedientes en el tiempo de Noé.

Pero los que han recibido a Cristo aunque mueran físicamente, van al Cielo, al Paraíso a vivir en sus cuerpos espirituales; así que podemos ver que todos necesitamos a Cristo para poder vivir eternamente con Él en Su Reino.

Todavía estamos dando unos segundos para que así puedan pasar los que faltan por pasar. Vamos ya a pedirle que mantengan en silencio, y los que han sido tocados en sus almas que todavía no han pasado, puedan pasar.

Siempre hay una lucha en el alma de las personas, en unos menos y en otros más, pero la persona lo que tiene que decir es: “Yo quiero vivir eternamente, y sé que como único puedo vivir eternamente es recibiendo a Cristo como mi Salvador. Por lo tanto yo me levanto y recibo a Cristo como mi Salvador.”

Cristo le recibe y con Su Sangre le limpia de todo pecado, y entonces puede ser bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo y Cristo le bautiza con Espíritu Santo y Fuego y obtiene el nuevo nacimiento, y nace a la Vida eterna y en la Vida eterna en el Reino eterno de Jesucristo nuestro Salvador.

Cristo dijo: “El que me confesare delante de los hombres, yo le confesaré delante de mi Padre,” y todos queremos que Cristo nos confiese delante de nuestro Padre Celestial y diga: “Este es un creyente en mí, yo lo he perdonado y con mi Sangre lo he limpiado de todo pecado. Padre, dale Vida eterna, quiero que tenga Vida eterna.”

Por lo tanto nuestro Dios, el Padre Celestial nos da Vida eterna, porque hemos entrado al Arca de Salvación, que es Jesucristo nuestro Salvador.

Ya estamos listos para orar por los que ya han pasado, los que han quedado sentados pueden estar en pie para que oremos, para orar por todos los que ya han pasado, para que Cristo les reciba, les perdone y con Su Sangre les limpie de todo pecado. Repitan conmigo esta oración los que han pasado. Inclinemos nuestros rostros:

Señor Jesucristo, vengo a Ti en estos momentos reconociendo que soy pecador, y reconociéndote a Ti como el Hijo de Dios que has venido al mundo y has muerto en la Cruz del Calvario por mi, para así quitar mis pecados y con Tu Sangre limpiarme de todo pecado y darme Vida eterna.

Señor Jesucristo, en esta noche yo confieso públicamente que Te recibo como mi Salvador, creo en Ti Señor Jesucristo, Te recibo como mi Salvador.

Señor Jesucristo, Te ruego perdones mis pecados y con Tu Sangre me limpies de todo pecado, Te ruego salves mi alma y Te ruego me bautices con Espíritu Santo y Fuego, luego que yo sea bautizado en agua en Tu Nombre.

Te ruego Señor Jesucristo, produzcas en mi el nuevo nacimiento, quiero nacer de nuevo, quiero nacer en Tu Reino, quiero vivir eternamente contigo en Tu Reino.

En Tus manos encomiendo mi alma, creo en Ti, Te recibo como mi Salvador públicamente delante de todos estos testigos. En Tu Nombre Señor Jesucristo. Amén.

Repitan conmigo:

La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado. La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado. La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado.

Cristo ha perdonado vuestros pecados y con Su Sangre les ha limpiado de todo pecado. Inclinemos nuestros rostros y los presentaré al Padre Celestial en estos momentos:

Padre nuestro que estás en el Cielo, Santificado sea Tu Nombre, venga Tu Reino, y hágase Tu voluntad en la Tierra como en el Cielo.

Dios Eterno, traigo a Ti todas estas personas que han recibido a Jesucristo, Tu Hijo amado como su Salvador, recíbeles en Tu Reino, y bautízales oh Dios, con Espíritu Santo y Fuego, Te ruego produzcas en ellos el nuevo nacimiento, y Te ruego también les cuides y les guíes todos los días de su vida terrenal.

Te ruego también, oh Dios Eterno, que a sus familiares en sus hogares y demás familiares, Tu los traigas a los pies de Jesucristo, para que reciban la salvación y la Vida eterna y puedan estar con ellos en la eternidad.

En Tus manos los encomiendo, oh Padre Celestial, en el Nombre de Tu Hijo amado, Señor Jesucristo, a quien sea la gloria y la honra por los siglos de los siglos. Amén.

Y ahora, ustedes han hecho una confesión pública de su fe en Jesucristo como vuestro Salvador, y me preguntarán: “Por cuanto he creído con toda mi alma en Jesucristo como mi Salvador, siendo que Él dijo: El que creyere y fuere bautizado, será salvo. Todavía me falta una parte: ser bautizado en agua en Su Nombre, ¿cuándo puedo ser bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo?”

Por cuanto vosotros habéis creído con toda vuestra alma, bien pueden ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo hoy, hoy mismo, esta misma noche.

Le pregunto al ministro aquí si hay agua, ¿hay agua? ¿Hay ropas bautismales también? Hay ropas bautismales también. ¿Hay lugar donde cambiarse de ropa? También hay un lugar donde cambiarse de ropa.

Por lo tanto, así como cuando Pedro predicó y creyeron como tres mil personas y fueron bautizadas en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, esta noche también ustedes pueden ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo.

Estamos viviendo en un tiempo como el tiempo de los Apóstoles, que bautizaban a los creyentes en el mismo día en que creían; y también cuando Jesucristo predicaba eran bautizados todos los que creían el mismo día, en el mismo momento; y cuando Juan el Bautista predicaba, también los bautizaba en el mismo momento, y se iban con la bendición de Dios.

Y ustedes vinieron para buscar y recibir la bendición de Dios completa; por lo tanto en esta noche se llevarán la bendición de Dios completa, digo al ministro: “Bien puede bautizar a todas las personas que han creído en esta noche, porque han creído de todo corazón.”

Ha sido para mí un privilegio grande estar con ustedes en esta noche, dándoles testimonio de nuestro tema: “EL ARCA DE SALVACIÓN.”

Y vimos que el Arca de Salvación es Cristo nuestro Salvador.

Por lo tanto hemos creído en el Arca del Salvación del Nuevo Testamento que es Cristo, para así tener la salvación de nuestra alma y vivir con Cristo por toda la eternidad.

Dejo nuevamente aquí al ministro para que les indique aquí a qué lado y lugar está el lugar para cambiarse de ropa las damas, y hacia qué lugar está el sitio para cambiarse de ropa los varones.

Que Dios les bendiga y les guarde; muchas gracias por vuestra amable atención, y continúen pasando una noche llena de las bendiciones de Jesucristo nuestro Salvador.

Con nosotros el Rvdo. de esta iglesia, para indicarles hacia dónde caminar para cambiarse de ropa, y que Dios me los bendiga y me los guarde, y nos veremos en la eternidad, con cuerpos eternos, en el Reino de Jesucristo nuestro Salvador.

EL ARCA DE SALVACIÓN.”