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Nuestra Meta: La Nueva Jersualén 2003-09-21 1 Cayey PR 00:00:00 false

Muy buenos días, amados amigos y hermanos presentes; es para mí una bendición y privilegio grande estar con ustedes en esta ocasión, para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios y Su Programa correspondiente a este tiempo final.

Para lo cual hemos de leer en Apocalipsis, capítulo 21, versos 1 al 8, donde nos dice Dios:

Vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no existía más.

Y yo Juan vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén, descender del cielo, de Dios, dispuesta como una esposa ataviada para su marido.

Y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios.

Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron.

Y el que estaba sentado en el trono dijo: He aquí, yo hago nuevas todas las cosas. Y me dijo: Escribe; porque estas palabras son fieles y verdaderas.

Y me dijo: Hecho está. Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin. Al que tuviere sed, yo le daré gratuitamente de la fuente del agua de la vida.

El que venciere heredará todas las cosas, y yo seré su Dios, y él será mi hijo.

Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda.”

Nuestro tema es: “NUESTRA META: LA NUEVA JERUSALÉN.”

Nuestra meta es la Nueva Jerusalén, la ciudad de Dios Celestial que Él establecerá en este planeta Tierra, ésta es la ciudad que buscaba Abraham. En Hebreos, capítulo 11, nos dice el verso 8 al 10, dice:

Por la fe Abraham, siendo llamado, obedeció para salir al lugar que había de recibir como herencia; y salió sin saber a dónde iba.

Por la fe habitó como extranjero en la tierra prometida como en tierra ajena, morando en tiendas con Isaac y Jacob, coherederos de la misma promesa;

porque esperaba la ciudad que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios.”

También en el verso 16 dice, de este mismo capítulo 11 de Hebreos:

Pero anhelaban una mejor, esto es, celestial; por lo cual Dios no se avergüenza de llamarse Dios de ellos; porque les ha preparado una ciudad.”

Esa ciudad es la Nueva Jerusalén, la cual será establecida en este Planeta Tierra después del Reino Milenial.

Ésta es la ciudad a la cual todos los que leen la Biblia y creen las promesas de la Biblia anhelan llegar, ésa es la meta por consiguiente de todo creyente en Jesucristo nuestro Salvador, es la meta de la Nueva Jerusalén, de vivir en la Nueva Jerusalén eternamente con nuestro amado Señor Jesucristo en cuerpos glorificados, cuerpos eternos como el cuerpo glorificado de Jesucristo nuestro Salvador.

Ahora, no solamente con el deseo de vivir, de llegar a esa ciudad, no con el deseo es suficiente, hay un Programa al cual las personas que van a llegar y a habitar en esa ciudad eterna siguen, ése es el Programa de la Redención realizado por nuestro amado Señor Jesucristo. Cristo dijo:

Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.

El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.”

Los que creen son bautizados, y Cristo los bautiza con Espíritu Santo y Fuego y obtienen el nuevo nacimiento, y entran al Reino de Cristo, obtienen una transformación interior, obtienen un cuerpo angelical eterno, y luego cuando Cristo complete Su Iglesia, serán resucitados los creyentes en Cristo que ya han muerto físicamente, serán resucitados en cuerpos eternos igual al cuerpo glorificado y eterno de Jesucristo, y los que vivimos si permanecemos vivos hasta ese momento, seremos transformados, y entonces todos seremos a imagen y semejanza de Jesucristo, a imagen con cuerpos angelicales, y a semejanza con cuerpo físico glorificado.

Y entonces tendremos el cuerpo que necesitamos tener para llegar a la meta de la Nueva Jerusalén, la ciudad eterna, que será establecida en este planeta Tierra, la ciudad de nuestro Dios, la cual tiene por nombre el Nombre de Dios.

Los habitantes de esa ciudad son todos aquellos que han creído en Jesucristo como su Salvador, todos los escogidos nacidos de nuevo del Nuevo Testamento. También entrarán a esa ciudad Abraham, Isaac, Jacob, los patriarcas y los Profetas de Dios; todos ellos estarán en esta ciudad en la parte que les corresponde.

Todo lo que Dios tiene en el Cielo, Él lo materializa en esa ciudad celestial que estará establecida en este Planeta Tierra después del Reino Milenial.

Por consiguiente en la misma forma en que han aparecido en este planeta Tierra los que han de morar en esa ciudad y han creído en Cristo, ya sea en el tipo y figura que fue en el Antiguo Testamento, el cual estaba representado en los sacrificios de aquellos animalitos por el pecado y la paz del ser humano, las personas del Antiguo Testamento que creían y practicaban con fe esos sacrificios, pertenecen a las personas del Antiguo Testamento que estarán en esa ciudad, la Nueva Jerusalén.

Allí también estarán los siete Profetas más grandes de la historia de la raza humana, que son los siete Profetas dispensacionales con los siete Mensajes dispensacionales, los cuales son:

• Adán, para la Dispensación de la Inocencia.

• Set para la Dispensación de la Conciencia.

• Noé para la Dispensación del Gobierno Humano.

• Abraham para la Dispensación de la Promesa.

• Moisés para la Dispensación de la Ley, la quinta dispensación.

• Jesús para la Dispensación de la Gracia.

• Y el Ángel del Señor Jesucristo para la Dispensación del Reino.

Ésos son los que tienen el lugar más importante en esa Nueva Jerusalén, y con esos Mensajeros estarán todos los creyentes del Antiguo Testamento y del Nuevo Testamento, ésos son (como Mensajeros dispensacionales) las siete columnas de la Casa de Dios, de la Nueva Jerusalén para el Reino eterno después del Reino Milenial.

Ahora, en la Iglesia del Señor Jesucristo las siete columnas bajo la Dispensación de la Gracia son los siete Ángeles Mensajeros, los cuales son siete columnas en la Iglesia del Señor Jesucristo. Pero ahora en Apocalipsis, capítulo 3, verso 12, Él dice:

Al que venciere, yo lo haré columna en el templo de mi Dios.”

El Templo de Dios como la Nueva Jerusalén tendrá las siete columnas, que son los siete Profetas dispensacionales con los siete Mensajes dispensacionales para las siete dispensaciones.

Ahora, encontramos que en la Iglesia del Señor Jesucristo, Cristo ha tenido los Apóstoles allá en el tiempo de Su ministerio, los cuales todavía no habían nacido de nuevo hasta el Día de Pentecostés, y de ahí en adelante esos fueron los instrumentos que Dios usó en medio del pueblo hebreo.

Y luego por medio de Pedro, al cual usó para abrir la puerta a los hebreos, la puerta de la Dispensación de la Gracia, que es Cristo, la puerta, fue abierto el misterio de Dios, el Padre en Jesucristo, y fue abierto el misterio de la Primera Venida de Cristo y Su Obra de Redención en la Cruz del Calvario. De ahí en adelante ya no requería Dios sacrificios de animalitos por el pecado del ser humano, porque ya el Sacrificio por el pecado fue realizado por Jesucristo con Su propio cuerpo, fue hecho un Sacrificio universal por el pecado de la raza humana y por consiguiente de todo ser humano.

Y el Día de Pentecostés se abrió ese misterio para la raza humana y se dio a conocer el porqué Cristo tuvo que morir en la Cruz del Calvario, lo cual aparentemente fue una desgracia para Cristo y Sus discípulos, pero era el Programa de Dios para redimir al ser humano, el cual no comprendió lo que sucedió allá hasta el Día de Pentecostés, donde Pedro con las llaves del Reino de los Cielos abrió la Puerta, el misterio de la Primera Venida de Cristo y Su Obra de Redención en la Cruz del Calvario, y entraron como tres mil personas al Reino de Cristo cuando Pedro predicó su primer Mensaje, ya nacido de nuevo.

Ahora, encontramos que todo eso estuvo moviéndose en Jerusalén y luego en toda la tierra de Israel, porque Cristo dijo que comenzaran en Jerusalén, en Judea y en toda la tierra de Israel, y luego se extendieran por el mundo entero dando a conocer estas buenas nuevas.

“Evangelio,” significa: “Las buenas nuevas,” las buenas nuevas de la Primera Venida de Cristo y Su Obra de Redención en la Cruz del Calvario en favor del ser humano, en favor de la raza humana.

Para el tiempo de los Apóstoles, la Iglesia era una Iglesia joven, que había nacido el Día de Pentecostés, luego encontramos que más adelante Dios llamó a Saulo de Tarso, el cual fue convertido a Cristo y el cual fue bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo y Cristo lo bautizó con Espíritu Santo y Fuego, y luego él fue a Arabia, y allá recibió la revelación divina de todo el Programa de Dios, estuvo tres años recibiendo esa revelación divina y escribió luego los diferentes libros o cartas a las diferentes iglesias, al pueblo hebreo y a los romanos.

Y vino a ser San Pablo el primer Ángel Mensajero de la primera edad de la Iglesia entre los gentiles, lo cual o la cual fue en Efeso, y de ahí cubrió toda Asia Menor el Mensaje, y de ahí pasó luego también a diferentes lugares de Europa. Y encontramos que colocó Cristo en Su Casa en el Lugar Santo la primera columna entre los gentiles.

Luego encontramos que siguió colocando las diferentes columnas en Su Casa, Su Iglesia, en el Lugar Santo, que fueron los otros Ángeles Mensajeros, comenzando con San Pablo, el primer Ángel Mensajero de la primera edad entre los gentiles, y terminando con el Rvdo. William Branham, con el séptimo Ángel Mensajero, la séptima columna en la Casa de Dios, la Iglesia de Jesucristo en el Lugar Santo; pero ahora pasamos al Lugar Santísimo donde están dos querubines de madera de olivo cubiertos de oro.

Ahí tenemos dos grandes columnas, dos querubines de olivo cubiertos de oro; esos representan, esos dos querubines representan los ministerios de los Dos Olivos de Apocalipsis, capítulo 11, verso 3 en adelante y también Zacarías, capítulo 4, verso 1 al 14.

Y esto no es una Obra humana sino que es la Obra del Espíritu Santo, porque la construcción de la Iglesia de Jesucristo y la colocación de esas columnas en la Casa de Dios, la Iglesia de Jesucristo es una Obra del Espíritu Santo. “No es con ejércitos ni es con fuerza, sino con mi Espíritu ha dicho Jehová,” así dice en Zacarías, capítulo 4, en donde le mostró a Zacarías la Iglesia en ese candelabro de oro con siete lámparas y los dos árboles de olivo y las dos ramas de olivo que vertían aceite como oro a través de unos tubos de oro.

Ahora, podemos ver los Dos Olivos como dos grandes columnas junto a la Iglesia de Jesucristo y en la Iglesia del Señor Jesucristo. El mismo aceite, el Espíritu Santo, que estaba en los Dos Olivos sería el mismo aceite, el Espíritu Santo, que estaría fluyendo en el candelabro, en las siete lámparas del candelabro, las siete edades en los siete Ángeles Mensajeros y en todos los creyentes en Cristo de todas las edades.

Ahora, en la Casa de Dios como la Iglesia de Jesucristo, encontramos todas estas cosas, luego la Iglesia del Señor Jesucristo habitará en la Nueva Jerusalén, la cual será establecida en la Tierra después del Reino Milenial, y cada creyente en Cristo así como estuvo en una etapa de la Iglesia de Jesucristo, esas etapas comenzaron de abajo hacia arriba, así también en la Nueva Jerusalén estarán colocados los creyentes de las diferentes etapas.

Por eso encontramos a los Apóstoles en la parte de abajo de la Nueva Jerusalén, porque ellos corresponden a esa parte, y ellos estarán como Jueces en la puerta de la Ciudad, en cada puerta habrá tres Apóstoles, por eso están los nombres de los Apóstoles también en el muro, el muro tiene doce fundamentos y en cada fundamento un nombre de un apóstol, ellos se sentarán en doce tronos para juzgar a las doce tribus de Israel, los cuales llegarán hasta la puerta, pero allí no podrán entrar personas, excepto los que dice la Escritura que pueden entrar.

En el capítulo 21 del Apocalipsis, verso 24 en adelante, dice, vamos a ver un poquito antes... capítulo 21, verso 21 en adelante, dice:

Las doce puertas eran doce perlas; cada una de las puertas era una perla. Y la calle de la ciudad era de oro puro, transparente como vidrio.

Y no vi en ella templo; porque el Señor Dios Todopoderoso es el templo de ella, y el Cordero.

La ciudad no tiene necesidad de sol ni de luna que brillen en ella; porque la gloria de Dios la ilumina, y el Cordero es su lumbrera.”

O sea, que la Columna de Fuego estará en la parte alta de la Ciudad y desde ahí alumbrará la Ciudad día y noche, o sea, las 24 horas del día, pues allí no habrá noche; así como les alumbraba el camino a los hebreos durante la noche y durante el día le era una nube que les protegía del sol, así estará la Columna de Fuego, Cristo en la Columna de Fuego alumbrando sobre la ciudad y también protegiéndolos del sol.

Es una ciudad que tiene luz propia y tiene también agua propia, porque del Trono de Dios sale un río que corre, recorre toda la ciudad y riega toda la ciudad; ésa es la Ciudad a la cual todos queremos llegar, ésa es nuestra meta como ciudad: la Nueva Jerusalén.

Y las naciones que hubieren sido salvas andarán a la luz de ella; y los reyes de la tierra traerán su gloria y honor a ella.

Sus puertas nunca serán cerradas de día, pues allí no habrá noche.”

Será una ciudad que no dormirá porque en el nuevo cuerpo no hay necesidad de dormir; si uno quiere recostarse, dormir un poco, ya eso es algo personal, pero no hay necesidad de dormir.

Encontramos que Cristo antes de morir y resucitar, durmió en la barca de San Pedro y en otras ocasiones, pero después que resucitó, no se dice que durmió en algún lugar.

Y llevarán la gloria y la honra de las naciones a ella.”

Otra cosa, Cristo está en el Cielo en Su cuerpo glorificado, y las 24 horas del día está haciendo intercesión por todos los que le reciben como su Salvador en el mundo entero y por todos los hijos e hijas de Dios que ya le han recibido como su Salvador, pero que cometen algún error, falta o pecado, y lo confiesan a Cristo y Cristo los perdona y con Su Sangre los limpia de todo pecado. ¿Ven? Cristo desde que ascendió al Cielo victorioso, glorificado no ha dormido ni un minuto, las 24 horas al día nuestro, ha estado despierto haciendo intercesión como Sumo Sacerdote.

Encontramos que en el día de la expiación, en el capítulo 23 de Levítico, versos 26 al 29, y capítulo 16, verso 1 en adelante, el sumo sacerdote el día diez del mes séptimo de cada año entraba con la sangre de la expiación al lugar santísimo y realizaba la labor correspondiente, esa labor no le tomaba dos minutos ni cinco minutos, esa labor la comenzaba desde bien temprano él en el día décimo y aun durante la noche anterior al comienzo de ese día, porque los días para el pueblo hebreo y conforme a la Biblia comienzan en la tarde.

El día diez del mes séptimo de cada año comenzaba en la tarde cuando terminaba la tarde del día nueve a la caída del sol que todavía era de día, comenzaba luego el día diez, y el sumo sacerdote toda esa noche tenía que estar despierto y estudiando, y para que no se durmiera tenía personas que estaban con él, le leían las Escrituras y todo tenía que girar alrededor de la labor que él iba a llevar ese día cuando amaneciera.

Y él tenía también que estar desde una semana antes ya en el templo, en la cámara correspondiente a él, y todos esos días tenía que él estar haciendo los sacrificios para que cuando le tocara hacer el sacrificio más importante, el sacrificio de la expiación del macho cabrío, no cometiera ningún error, porque el día de la expiación y el sacrificio de ese macho cabrío de la expiación le tocaba al sumo sacerdote hacerlo, realizarlo en el atrio, o sea, que otra persona no podía realizar el sacrificio por el pecado, el sacrificio del macho cabrío de la expiación.

Porque el Sacrificio por el pecado para la raza humana no lo podía realizar ninguna persona, excepto el Sumo Sacerdote del Templo Celestial el cual es Jesucristo nuestro Salvador, por eso Él tuvo que venir a la Tierra para realizar el Sacrificio por el pecado y luego Él mismo ascender al Cielo con Su propia Sangre y entrar al Lugar Santísimo y colocar Su propia Sangre sobre el Propiciatorio, que es el Trono Celestial de Dios.

Ahora, podemos ver porqué tantos requisitos para el sumo sacerdote. El sumo sacerdote era la persona más importante en el templo, era el príncipe del pueblo como líder religioso, era el tipo y figura de Melquisedec, el Sumo Sacerdote del Templo Celestial; y él con todo el orden sacerdotal que trabajaba con él, era el - y todo ese orden sacerdotal levítico eran tipo y figura del orden sacerdotal del Templo Celestial.

Y así como Cristo es el Sumo Sacerdote del Templo Celestial, cada creyente en Cristo nacido de nuevo es Sacerdote del Orden Celestial, Sacerdote con Cristo, no sumo sacerdote sino un Sacerdote, el cual a través de Cristo eleva oraciones, eleva alabanzas a Dios, eleva oraciones, sacrificios espirituales y así por el estilo, pero todo a través de Jesucristo, el Sumo Sacerdote del Templo Celestial.

Ahora, encontramos que todos los creyentes en Cristo pertenecen a un Orden Sacerdotal Celestial, porque estas personas son celestiales, son del Cielo, son almas de Dios que han existido eternamente en Dios. Y cuando Dios se hizo carne, todas estas personas estaban en Jesucristo nuestro Salvador. Cristo lo mostró en una forma clara y sencilla cuando dijo en el capítulo 12, verso 24 de San *Juan:

Si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto.”

Todos los granos de trigo que nacen a una planta de trigo ¿dónde estaban? Estaba la planta de trigo y los granos de trigo estaban en el grano de trigo que fue sembrado en tierra, en la semilla.

Y Cristo es la semilla, es la simiente de Dios en quien estaban todos los hijos e hijas de Dios; así como potencialmente en un grano de trigo hay una planta de trigo con muchos granos de trigo, y es manifestado todo lo que hay potencialmente ahí cuando nace ese grano de trigo, nace en la forma de una planta de trigo y se reproduce en muchos granos de trigo.

Y Cristo es el grano de trigo que fue sembrado en Tierra y la Iglesia es la planta de trigo, y todo creyente en Cristo nacido de nuevo ha nacido en la Iglesia del Señor Jesucristo como un grano de trigo, como uno - un hijo o una hija de Dios, uno que es el producto de Cristo reproduciéndose a través de Su Iglesia; por lo tanto somos una reproducción de Cristo, los hijos e hijas de Dios vienen de Jesucristo el Hijo de Dios a través de Jesucristo el Hijo de Dios.

Y ahora, eternamente estábamos en Dios, y cuando Dios se manifestó en Su cuerpo angelical, que es Cristo en Su cuerpo angelical, ahí estábamos nosotros con Cristo, porque por medio de Cristo creó Dios los Cielos y la Tierra. O sea, que Dios no ha hecho nada a menos que haya sido a través de Jesucristo nuestro Salvador. De esto también nos habla San Pablo en Hebreos, capítulo 1, verso 1 al 3, cuando dice:

Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas,

en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo.”

Vean, Dios por medio de Jesucristo hizo el Universo, y Jesucristo es el heredero de todo el Universo, de toda la Creación. Ninguna persona tiene nada, todo le pertenece a Jesucristo nuestro Salvador, vean Él es... también dice ahí mismo el verso 3:

El cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas.”

Y ahora, el resplandor de Su gloria y la imagen misma de Su sustancia, de la sustancia de Dios es ¿quién? Jesucristo nuestro Salvador, Él es la imagen del Dios invisible, Él es el cuerpo angelical de Dios, llamado en el Antiguo Testamento el Ángel de Jehová, el Ángel del Pacto. En el capítulo 1, verso 15 en adelante, de Colosenses, dice San Pablo, hablando de Cristo, dice:

El es la imagen del Dios invisible.”

Nadie jamás ha visto a Dios. ¿Y qué de los creyentes del Antiguo Testamento que dieron testimonio de que habían visto a Dios y el mismo Jacob dijo que había visto a Dios cara a cara?, vieron a Dios a través de Cristo en Su cuerpo angelical; porque Cristo es la imagen del Dios invisible, lo que vieron fue al Ángel de Jehová que es Cristo en Su cuerpo angelical en quien estaba Dios en toda Su plenitud.

Y luego cuando se hizo carne el Verbo, el Ángel de Jehová, el Ángel del Pacto allí también estaba Dios en toda Su plenitud.

El es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación.

Porque en él fueron creadas todas las cosas.”

Como en el grano de trigo está creado ya, la planta de trigo está creada, y todos los granos de trigo, todo lo que va a tener esa planta de trigo ya todo está creado en ese grano de trigo, y no solamente la planta, una planta, sino las demás plantas de trigo que sean, que nazcan a través de los granos de trigo de esa planta de trigo que producirá muchos granos de trigo.

Si siguen sembrando los granos de trigo que nacen de esa planta de trigo y luego sembrando los granos de trigo que nacen de esas otras plantas de trigo que nacieron, se llena el planeta Tierra completo y se llena el Universo completo de plantas de trigo y de granos de trigo.

Vean, pero todo estaba en un grano de trigo, y ese grano de trigo es Jesucristo, y los granos de trigo son los hijos e hijas de Dios y la planta de trigo es la Iglesia del Señor Jesucristo.

Así que en Él fueron creadas todas las cosas. Todo lo que Dios llevaría a cabo en Su creación estaba en Jesucristo, lo creó Dios en Jesucristo. Por lo tanto, de Cristo surgiría toda la Creación, Dios por medio de Jesucristo realizando toda la Creación.

Toda la Creación original está en Jesucristo, y a través de Jesucristo vino a existencia. A través de Jesucristo vino a existencia cada cosa en su debido tiempo, y todo lo que falte vendrá a existencia en su debido tiempo.

El Espíritu, el cuerpo angelical que los escogidos tendrían ¿dónde estaban? En Jesucristo; y cuando la persona recibe a Cristo como su Salvador y lava sus pecados en la Sangre de Cristo y es bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, Cristo lo bautiza con Espíritu Santo y Fuego, y la persona ha obtenido el nuevo nacimiento, ha obtenido un espíritu del Cielo, Celestial, un cuerpo angelical igual al cuerpo angelical de Jesucristo, ¿de dónde salió? De Jesucristo nuestro Salvador. En Gálatas, capítulo *4, verso 4 al 6, dice:

Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley,

para que redimiese a los que estaban bajo la ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos.”

La Adopción espiritual de hijos es el bautismo del Espíritu Santo donde obtenemos el Espíritu de Cristo y obtenemos así el nuevo nacimiento, y obtenemos un cuerpo angelical, un cuerpo espiritual parecido a nuestro cuerpo pero de la sexta dimensión, un cuerpo joven y eterno.

Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: ¡Abba, Padre!

Así que ya no eres esclavo, sino hijo; y si hijo, también heredero de Dios por medio de Cristo (o sea, por medio de Cristo).”

Todo lo que recibiremos de parte de Dios es por medio de Jesucristo nuestro Salvador.

Ahora, encontramos que la Adopción espiritual es el bautismo del Espíritu Santo donde obtenemos el nuevo nacimiento y obtenemos el cuerpo angelical, la Adopción física es nuestra transformación.

Ésa es la Adopción, la Redención del cuerpo en donde recibiremos un cuerpo nuevo, eterno, inmortal, incorruptible y glorificado igual al cuerpo glorificado de Jesucristo nuestro Salvador, y así estaremos listos para cuando llegue el tiempo en que esta ciudad Celestial sea establecida en la Tierra, estemos como ciudadanos de esa Nueva Jerusalén que será establecida en la Tierra en el territorio de Israel donde está la Jerusalén actual.

Allí por medio de los volcanes se levantará un gran monte de mil quinientas millas aproximadamente de ancho y mil quinientas millas de largo en forma cuadrada, y hacia arriba mil quinientas millas aproximadamente en forma de pirámide, y ahí vendrán a habitar todos los que han recibido a Cristo como su Salvador, han lavado sus pecados en la Sangre de Cristo y han sido bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y Cristo los ha bautizado con Espíritu Santo y Fuego y han obtenido el nuevo nacimiento y han obtenido el cuerpo angelical, y luego obtienen el cuerpo físico glorificado cuando Cristo complete Su Iglesia.

Y así es como Cristo prepara a todas las personas que habitarán en la Nueva Jerusalén, porque allí, dice... dice:

No entrará en ella ninguna cosa inmunda, o que hace abominación y mentira, sino solamente los que están inscritos en el libro de la vida del Cordero.”

Los que están escritos en el Libro de la Vida del Cordero son los que entrarán a esa ciudad y habitarán como ciudadanos de esa ciudad, de la Nueva Jerusalén. Por lo tanto, ésa es nuestra meta: entrar a la Nueva Jerusalén como ciudadanos de la Nueva Jerusalén, la cual estará en la Tierra después del Reino Milenial.

Todos los miembros de esa ciudad, vean aparecen aquí en Hebreos, capítulo 12, verso 22 en adelante, donde dice:

Sino que os habéis acercado al monte de Sion, a la ciudad del Dios vivo, Jerusalén la celestial.”

Y ahora, Jerusalén la Celestial es la Ciudad a la cual pertenecen todos los creyentes en Cristo nacidos de nuevo. Así como somos ciudadanos terrenales, somos ciudadanos de la nación en que hemos nacido, y está ahí registrado nuestro nombre, porque nuestros padres registraron nuestro nombre luego de haber nacido.

Y ahora, así como tenemos una ciudadanía terrenal a causa de nuestro nacimiento físico, tenemos una ciudadanía celestial a causa de nuestro nacimiento espiritual al recibir a Cristo como nuestro Salvador, lavar nuestros pecados en Su Sangre y ser bautizados en agua en Su Nombre y recibir el Espíritu Santo y obtener el nuevo nacimiento, por eso Cristo dijo a Nicodemo: “De cierto, de cierto te digo, que el que no nazca del Agua y del Espíritu, no puede entrar al Reino de Dios.”

Por lo tanto se requiere nacer de nuevo para entrar a formar parte de la Iglesia del Señor Jesucristo y por consiguiente venir a formar parte de la Jerusalén Celestial; y esa Jerusalén Celestial compuesta por los creyentes en Cristo del Nuevo Testamento y los creyentes en Cristo, los tipos y figuras del Antiguo Testamento, los cuales resucitaron cuando Cristo resucitó, estarán en la Tierra, en el Reino Milenial en la tierra de Israel desde donde gobernarán, porque son Reyes, Sacerdotes y Jueces también, por lo tanto la capital será Jerusalén y todo el territorio de Israel será el Distrito Federal, y el resto serán todas las naciones sobre las cuales Cristo con Su Iglesia gobernará sobre ellas.

Y ahora, y aun todavía la Nueva Jerusalén no estará en la Tierra durante el Reino Milenial, pero después del Reino Milenial y después del juicio final, sí estará sobre la Tierra, y después del Reino Milenial el centro del Universo será el planeta Tierra, porque el Trono de Dios estará en la Tierra, el Trono Celestial de Dios estará en la Nueva Jerusalén y por consiguiente Dios estará gobernando desde el planeta Tierra, desde la Nueva Jerusalén, estará gobernando no solamente sobre este planeta Tierra sino sobre el Universo completo. El Universo va a ser poblado por todos los que entrarán a la Vida eterna.

Por lo tanto, así como en la parábola de las minas, Él dice a los que usaron correctamente esas minas y las multiplicaron, eran minas no de oro sino eran monedas, era dinero como los talentos también.

Ahora, en la parábola de las minas, al que multiplicó las minas le fueron dadas tantas ciudades para que gobernara sobre ellas. Eso nos habla de que aun en el Reino Milenial habrá ciudades sobre las cuales, hijos de Dios serán los que estarán como gobernadores. Y en cuanto a los Mensajero de Cristo, Cristo los colocará sobre Tronos también como a los Apóstoles, tendrán una posición mayor.

Y los Ángeles Mensajeros dispensacionales, los Profetas dispensacionales tendrán una posición bien importante tanto en el Reino Milenial de Cristo como en el Reino después del Milenio, o sea, en el Reino ya cuando se entre a eternidad, y ahí es donde también no solamente será sobre una ciudad, o sobre dos ciudades, o sobre tres ciudades, o sobre cinco ciudades, que Cristo colocará a los vencedores, sobre todo los Profetas Mensajeros dispensacionales, y los Apóstoles, y los Ángeles Mensajeros, sino que también sobre el Universo, será repartido por Cristo todo el Universo, pero Cristo será el Rey de reyes y Señor de señores.

No solamente Rey en este planeta Tierra sobre el pueblo hebreo sino también sobre todo el planeta Tierra y sobre todo el Universo, sobre el mundo físico y también sobre el mundo invisible o espiritual, pero nosotros somos coherederos con Él.

Ahora, vean ustedes, Cristo recompensará a cada uno según sea su obra; ¿quiere usted tener grandes bendiciones y tesoros con Cristo en Su Reino? Él dijo: “Haced tesoros (¿dónde?) En los Cielos, donde ladrones no minan.”

En la Tierra los tesoros que se hagan están expuestos a ladrones y a otros problemas económicos que surgen en las diferentes naciones; y a negocios malos que hagan o le hagan a la persona, donde se puede quedar sin nada, y dice: “Tanto que yo tenía y ahora no tengo nada.” Pero el que lo almacenó en el Reino de Cristo, dice: “Yo tenía mucho y aseguré lo que yo tenía.” “¿Y qué hiciste con lo que tenías porque ahora te veo que no tienes todo lo que tenías primero?” “Ya yo lo aseguré en el banco celestial con Jesucristo en Su Reino.” Por lo tanto eso es un tesoro para toda la eternidad. “El que siembra escasamente, escasamente cosechará, el que siembra abundantemente, abundantemente cosechará.”

Así que recuerden que no solamente vamos a reinar en este planeta Tierra sino reinaremos con Cristo en el Universo entero.

Así que ahí muchos tendrán quizás un planeta, otros podrán tener dos planetas pero habrá algunos que tendrán una Galaxia completa, y algunos tendrán más de una Galaxia completa.

Así que en el Reino de Cristo lo que Él tiene para nosotros son grandes bendiciones, toda la herencia de Dios a la cual Cristo es heredero y la comparte con Su Iglesia, y por consiguiente con cada miembro de Su Iglesia; y luego cuando termine el Reino Milenial aun en el Reino Milenial los cuarteles de Cristo y Su Iglesia estarán en esta Tierra en Jerusalén y en todo el territorio de Israel, porque de Sion saldrá la Ley y de Jerusalén la Palabra de Jehová.

¿Ven? Así como de la capital de cada nación salen las leyes que son establecidas por la cámara y el senado, las cuales confirma el presidente, o gobernador o rey; y así también de Jerusalén saldrá la Palabra de Dios, de Sion, Sion es Jerusalén, Sion es la Iglesia del Señor Jesucristo. Por lo tanto, a través de la Iglesia del Señor Jesucristo y en medio de la Iglesia del Señor Jesucristo serán y saldrán las leyes Divinas.

Cristo con Su Iglesia y a través de Su Iglesia establecerá las Leyes que regirán el Reino Milenial; y por cuanto estaremos con Él en Jerusalén, donde será la Capital de Su Reino, aunque podemos tener en otras naciones también posiciones importantes, pero así como un senador o un representante puede vivir en cualquier parte del país, pero cuando le toca estar para legislar, tiene que estar ¿dónde? En la capital, en el lugar donde se establecen las leyes.

Así que cuando estén siendo establecidas las Leyes, allí estaremos. Pero también tendremos la oportunidad de viajar por todo el planeta Tierra y por todas las naciones; y sobre todo las naciones que pertenezcan a la parte de la etapa que nos tocó vivir en la Tierra, porque cada Ángel Mensajero tendrá su territorio con su grupo.

Ahora, todavía eso es en el Reino Milenial, y si así es en el Reino Milenial, ¿cómo será luego en la eternidad? Será multiplicado por millones de veces.

Ahora, en el Reino Milenial será restaurado el Trono de David, al cual Cristo es el heredero conforme a las promesas que Dios hizo al rey David; por consiguiente las promesas hechas al rey David y luego confirmadas por los diferentes Profetas como Isaías, como Jeremías y como Ezequiel, serán cumplidas en la persona de Jesucristo nuestro Salvador.

Vean aquí un cuadro claro de lo que será Ezequiel, capítulo 37, dice... capítulo 37, verso 21 en adelante, dice: “Y les dirás...” esto es cuando habla de los dos palos, verso 19 vamos a comenzar ahí, dice:

diles: Así ha dicho Jehová el Señor: He aquí, yo tomo el palo de José que está en la mano de Efraín, y a las tribus de Israel sus compañeros...”

Las tribus de Israel son las tribus del Norte, que son diez tribus; y la bendición de José está en la mano de Efraín, el cual fue bendecido con la bendición primera que le echó Jacob a Efraín.

...y a las tribus de Israel sus compañeros, y los pondré con el palo de Judá, y los haré un solo palo, y serán uno en mi mano.”

Y ahora, el palo de Judá está en la mano de Judá, y Judá con la tribu de *Efraín forman el reino del Sur, que es el reino de Judá. Fue dividido el reino de David no en el tiempo de Salomón, sino en el tiempo del hijo de Salomón, a causa de que Salomón pecó contra Dios, y permitió las religiones paganas y aun asistió a las actividades paganas y hasta adoró en la religión pagana, lo cual fue causa de pecado contra Dios; pero no se perdió, luego se arrepintió, pero no se perdió.

Ahora, la sentencia de Dios fue que el Reino sería dividido y quedaría con la descendencia de David dos tribus: la tribu de Judá y la tribu de *Efraín, y las otras diez tribus pasarían a José y por consiguiente a Efraín, que fue el que se llevó la Bendición de la Primogenitura.

Luego sigue diciendo... ahora vean, desde los días de la división del reino, encontramos que han tratado de unir esos dos reinos, pero es en este tiempo final donde realmente son unidos esos dos reinos y es consolidado el reino de David, que es el Reino de Dios en la Tierra; y el Trono de David es restaurado, y el Trono de David es el Trono de Dios en la Tierra, el Trono terrenal de Dios, al cual Jesucristo es el heredero.

Y los palos sobre que escribas estarán en tu mano delante de sus ojos.”

Ahora, Dios le dice al Profeta Ezequiel que escribiera: “Palo de Judá,” en un palo, y en otro palo: “Palo de José,” y luego los colocara (los dos palos) en una misma mano, porque el Profeta allí está representando a Dios.

Y los palos sobre que escribas estarán en tu mano delante de sus ojos,

y les dirás: Así ha dicho Jehová el Señor: He aquí, yo tomo a los hijos de Israel de entre las naciones a las cuales fueron, y los recogeré de todas partes, y los traeré a su tierra;

y los haré una nación en la tierra, en los montes de Israel, y un rey será a todos ellos por rey; y nunca más serán dos naciones, ni nunca más serán divididos en dos reinos.”

Lo que unificará al pueblo hebreo en un solo reino, será el cumplimiento de esta profecía.

Ni se contaminarán ya más con sus ídolos, con sus abominaciones y con todas sus rebeliones; y los salvaré de todas sus rebeliones con las cuales pecaron, y los limpiaré; y me serán por pueblo, y yo a ellos por Dios.

Mi siervo David será rey sobre ellos, y todos ellos tendrán un solo pastor; y andarán en mis preceptos, y mis estatutos guardarán, y los pondrán por obra.”

Y ahora, ese David, que será su pastor, es el David mayor, que es Jesucristo nuestro Salvador, el Hijo de David. Dice:

Habitarán en la tierra que di a mi siervo Jacob, en la cual habitaron vuestros padres; en ella habitarán ellos, sus hijos y los hijos de sus hijos para siempre; y mi siervo David será príncipe de ellos para siempre.

Y haré con ellos pacto de paz, pacto perpetuo será con ellos; y los estableceré y los multiplicaré, y pondré mi santuario entre ellos para siempre.

Estará en medio de ellos mi tabernáculo, y seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo.

Y sabrán las naciones que yo Jehová santifico a Israel, estando mi santuario en medio de ellos para siempre.”

Y ahora, encontramos aquí que habrá un Reino Milenial en el cual el Trono de David será restaurado, y el Reino de David será restaurado, el cual es el Reino de Dios sobre el pueblo hebreo. Y el David mayor, que es Cristo, se sentará en el Trono de David.

Así está prometido tanto en los Salmos, como también en el capítulo 1 de San Lucas, verso 31 al 32 (31 al 33), dice el Arcángel Gabriel hablando a la virgen María (San Lucas, capítulo 1, verso 31 en adelante), dice:

Y ahora, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS.

Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre;

y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin.”

Aquí podemos ver claramente que Cristo es el heredero al Trono de David.

Y ahora, ya que fue dicho que los Apóstoles se sentarán en doce tronos, ¿habrá algún otro lugar o algún otro trono para que alguien más se siente?, dice Cristo que los postreros serán primero. En el capítulo 3, verso 21 dice, del Apocalipsis:

Al que venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono.”

En este Trono de Cristo que es el Trono de David, el Trono terrenal de Cristo, porque el Trono donde Cristo está sentado en la actualidad es el Trono del Padre en el Cielo; pero ahora Cristo nos habla aquí de Su Trono terrenal: el Trono de David, y Él dice que así como Él se ha sentado con el Padre en Su Trono, en Su Trono Celestial, le dará al Vencedor que se siente con Él en Su Trono (en Su Trono terrenal); o sea, que Cristo hace en la misma forma que el Padre ha hecho con Él.

Por lo tanto, de entre todos los hijos de Dios un Vencedor (que tiene que ser un Mensajero, tiene que ser un Profeta y tiene que obtener la victoria en el Amor Divino en el Día Postrero), se sentará con Cristo en Su Trono. Eso es lo que querían Jacobo y Juan cuando pidieron a Cristo que les permitiera, que ordenara que en Su Reino se sentara uno a Su diestra y el otro a Su siniestra (uno a la derecha y el otro a la izquierda).

Vean, Cristo se sentó a la diestra de Dios en el Cielo, y ahora en el Reino de Cristo Jacobo y Juan querían estar uno a la diestra y el otro a la izquierda, a la siniestra; porque ellos saben, sabían que una bendición grande hay en el Reino Milenial de Cristo.

Pero Cristo dijo que eso no era de Él darlo, sino a aquellos a quienes está ordenado por el Padre Celestial; o sea, que eso no es para cualquier persona, eso es para alguien que ya desde antes de la fundación del mundo ha sido preordenado, ya está predestinado para ese propósito.

Así como los Apóstoles obtuvieron la bendición de sentarse en doce tronos; por eso aparecen en Apocalipsis, capítulo 4, verso 5 al 6 sentados en doce tronos, los cuales son los veinticuatro ancianos, doce patriarcas y doce Apóstoles.

Ahora, lo más grande no es sentarse en un trono, lo más grande es sentarse con Cristo en Su Trono; por lo tanto, esta bendición la conquista aquél que ha sido predestinado para conquistar esa bendición; y tiene que ser un Profeta Mensajero dispensacional en medio de la Iglesia del Señor Jesucristo.

Y, vean ustedes, el que se sentó en el Trono del Padre es nada menos que Jesucristo, el cual es el Profeta de la Dispensación de la Gracia, y el cual es nada menos que el Ángel de Jehová, el Ángel del Pacto; por lo tanto tiene que ser el Ángel de aquél que lo sentará en Su Trono.

El Ángel de Jehová fue el que se hizo carne, apareció en carne humana, obtuvo la victoria, ascendió al Cielo victorioso glorificado y se sentó con el Padre en Su Trono.

Y ahora, Cristo dice que así como Él venció y se sentó con Su Padre en Su Trono, así es como Él hará con el Vencedor.

Le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono.”

Luego Él dijo también en una ocasión en San Mateo, capítulo 28, verso 16 en adelante: “Todo poder me es dado en el Cielo y en la Tierra (o sea, que al sentarse con el Padre en Su Trono, recibió todo el poder conferido al Trono y al que se sienta con Dios en Su Trono).”

¿Y le conferirá Cristo poder al que se sentará con Él en Su Trono, en ese Reino Milenial? Vamos a ver; si Cristo lo dice Él lo cumplirá. En Apocalipsis, capítulo 2, verso 26 en adelante, dice:

Al que venciere y guardare mis obras hasta el fin, yo le daré autoridad sobre las naciones,

y las regirá con vara de hierro, y serán quebradas como vaso de alfarero; como yo también la he recibido de mi Padre.”

¿Ven? Como Él la recibió del Padre ahora la otorga al Vencedor, y como Él se sentó en el Trono del Padre, siendo el Ángel de Jehová, el Ángel del Pacto que se hizo carne, se hizo hombre en medio de la raza humana para llevar a cabo la Obra de Redención, ahora en esa misma forma Cristo otorgará al Vencedor el sentarse con Él en Su Trono, y recibirá autoridad sobre todas las naciones, así como Cristo tiene autoridad sobre los Cielos y la Tierra.

Ahora, eso es una bendición muy grande, y eso tiene que ver - y cubrirá todo el Reino de Jesucristo en este planeta Tierra. Eso será cumplido en el siervo fiel y prudente, el cual estará dando el Alimento a tiempo a todos los hijos de Dios en la Casa de Dios, la Iglesia de Jesucristo en el Día Postrero cuando el Señor venga, y dice: “¿Quién es el siervo fiel y prudente al cual cuando su Señor venga le halle haciendo así? De cierto os digo que sobre todos sus bienes le pondrá.” O sea, le hará el administrador en ese Reino Milenial de Cristo.

El único que estará en un nivel más alto que ese siervo fiel y prudente será Jesucristo. En ese Reino Milenial él será ese siervo fiel y prudente, será el que se sentará con Cristo en Su Trono, y será el que trabajará con Cristo en ese Reino Milenial, y tendrá que ver con toda la administración del Reino Milenial de Cristo, no solamente lo que tenga que ver con Jerusalén y la tierra de Israel, sino con el planeta Tierra completo, y por consiguiente ése será el Ángel del Señor Jesucristo.

Así como para sentarse en el Trono de Dios tuvo que ser el Ángel de Jehová para sentarse en el Trono de Jehová, en el Trono de Dios Celestial, para sentarse en el Trono del Padre, tuvo que ser el Ángel de Jehová, el Hijo de Dios el cual se hizo carne (el Verbo) y habitó en medio de la raza humana y llevó a cabo la Obra de la Redención.

Ahora, para sentarse con Cristo en Su Reino tiene que ser el Ángel del Señor Jesucristo, y tiene que ser por consiguiente un hijo de Jesucristo nuestro Salvador. Por lo tanto vean lo sencillo que es todo, todo es tan sencillo que hasta los niños lo puede entender.

Ahora, la bendición para los escogidos de nuestro tiempo, estará en Cristo en Su manifestación final a través de Su Ángel Mensajero, como la bendición para cada escogido de cada edad, estaba en Cristo en la manifestación de Cristo en el Ángel Mensajero de cada edad.

Y ahora, ¿quiénes estarán con Cristo y Su Ángel en la administración a nivel mundial, a nivel mundial de todo el Reino? Los que en este tiempo final estarán con el Ángel del Señor Jesucristo. Y los Mensajeros con el grupo de cada edad, tendrán que ver con la administración del territorio en donde Dios les coloque esa bendición, y desde Jerusalén, pues estarán también trabajando en favor de ese territorio y de esas personas de ese territorio. Pero el único grupo que trabajará a nivel mundial con Cristo, será el Ángel de Jesucristo con Su grupo.

Los primeros serán postreros y los postreros serán primero, los últimos serán primero, tendrán el primer lugar en el Reino de Jesucristo nuestro Salvador; y eso será en el Reino Milenial, y si así será en el Reino Milenial, ¿cómo será en el Universo completo?

¿Quiénes tendrán la administración de diferentes planetas y diferentes galaxias? Los diferentes Mensajeros de Dios. ¿Pero quiénes tendrán la administración completa con Cristo del Universo completo y de toda la Creación? Los escogidos de Jesucristo del Día Postrero con el Ángel Mensajero del Señor Jesucristo; donde no podrán intervenir los Mensajeros de las siete edades, y los Profetas del Antiguo Testamento y los Profetas de las cinco dispensaciones anteriores, podrán intervenir Jesucristo con Su Ángel y los escogidos de este tiempo final.

La bendición es mayor para todos los escogidos de este tiempo final, porque mejor es el fin del negocio que el principio; y nuestra meta es la Nueva Jerusalén, donde viviremos eternamente en cuerpos glorificados, y desde donde estaremos en la administración, no solamente del planeta Tierra sino del Universo completo con Cristo y Su Ángel Mensajero.

NUESTRA META: LA NUEVA JERUSALÉN.”

Para lo cual tenemos que alcanzar primero la meta de la transformación espiritual: el nuevo nacimiento, y luego la meta de la transformación física para poder habitar en esa Ciudad de Dios que será establecida en este planeta Tierra; por lo tanto somos ciudadanos celestiales. Filipenses, capítulo 3, verso 20 al 21:

Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo,

el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya, por el poder con el cual puede también sujetar a sí mismo todas las cosas.”

Con ese poder que Él tiene va a transformar nuestros cuerpos, porque somos ciudadanos celestiales, nuestra ciudadanía está en los Cielos. Por lo tanto, poned las cosas en las cosas del Cielo, no en las de la tierra. “Levantad vuestras cabezas al Cielo porque vuestra Redención está cerca.”

Nuestra Redención que está cerca es la transformación de nuestro cuerpo, porque ya hemos recibido la Redención espiritual, la Adopción de hijos e hijas de Dios en el campo espiritual y ya tenemos Vida eterna, pero nos falta la Vida eterna física en un cuerpo físico glorificado, lo cual será la Adopción física como hijos e hijas de Dios con Vida eterna.

Así que esperamos llegar a la meta de nuestra transformación, para luego poder llegar a la meta de la Nueva Jerusalén; iremos a la Ciudad de nuestro Dios en el Cielo, y luego esa Ciudad será establecida en este planeta Tierra después del Reino Milenial. Por lo tanto, los cuarteles generales de Dios serán en este planeta Tierra.

Ahora, hemos visto nuestra meta la cual es la Nueva Jerusalén; por lo tanto tenemos que permanecer firmes, sirviendo a Cristo todos los días de nuestra vida, y trabajando siempre en Su Obra y cumpliendo Sus leyes divinas. “Y el que perseverare hasta el fin, éste será salvo.”

Por lo tanto, adelante con nuestra mirada fija en nuestra meta como Ciudad, la cual es la Nueva Jerusalén, la Ciudad Eterna de Dios que será establecida en este planeta Tierra, donde vivirán con Cristo todos los atributos de Dios, los hijos e hijas de Dios que son eternos con Dios, estábamos en Dios y hemos sido redimidos y restaurados a Dios y reconciliados con Dios.

Nosotros potencialmente tenemos el cuerpo glorificado, tenemos ya el nuevo cuerpo pero en forma potencial; como el grano de trigo tiene en él una planta de trigo con muchos granos de trigo; o sea, que la planta de trigo y los granos de trigo están potencialmente en la semilla, en el grano de trigo. Y nosotros potencialmente en Cristo tenemos el cuerpo glorificado, como teníamos también el cuerpo angelical potencialmente, pero cuando recibimos a Cristo como nuestro Salvador, lavamos nuestros pecados en Su Sangre, fuimos bautizados en agua en Su Nombre y Él nos bautizó con Espíritu Santo y Fuego, se convirtió en una realidad, ya no es potencialmente sino es una realidad.

Tenemos el cuerpo angelical, tenemos ese cuerpo espiritual, y eso es la Adopción espiritual, la Adopción espiritual como hijos e hijas de Dios en un cuerpo angelical eterno; y vamos a recibir, la Adopción, la Redención física, que será un cuerpo eterno, inmortal, incorruptible y glorificado; pero ya potencialmente lo tenemos, pero se tiene que convertir en una realidad en ustedes y en mí también.

Por lo tanto, llegaremos a la meta de la Nueva Jerusalén, porque vamos a llegar a la meta del cuerpo físico glorificado.

Recuerden que para llegar a una meta hay un trayecto, algunas veces se pone áspera la trayectoria, pero lo importante es que usted tenga su vista puesta en la meta. No importa los problemas que tenga en la vida, esa trayectoria lo llevará a la meta de un cuerpo eterno, inmortal, incorruptible y glorificado igual al de Jesucristo nuestro Salvador, y lo llevará a la meta de la Nueva Jerusalén.

Por lo tanto, toda persona que ha recibido a Cristo como su Salvador, ha comenzado la carrera rumbo a la meta de la Nueva Jerusalén.

Si alguno no ha recibido a Cristo como su Salvador, todavía no ha entrado a la carrera que lo llevará a la meta de la Nueva Jerusalén para vivir eternamente con Cristo en Su Reino. Pero en esta tarde puede entrar en esa carrera espiritual cristiana, para así tener la meta de la Nueva Jerusalén, y caminar hacia adelante para llegar a la Nueva Jerusalén.

Si hay alguno que todavía no ha recibido a Cristo como su Salvador y no tiene esperanza de la meta de la Nueva Jerusalén, en esta ocasión puede tener una esperanza de llegar a la meta de la Nueva Jerusalén para vivir con Cristo por toda la eternidad.

Y puede levantar su mano y estaré orando por usted para que Cristo le reciba y le coloque en Su Cuerpo Místico de creyentes, y perdone sus pecados y con Su Sangre lo limpie de todo pecado, y pueda ser bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo y Cristo lo bautice con Espíritu Santo y Fuego, y produzca en usted el nuevo nacimiento y le dé un cuerpo angelical como el cuerpo angelical de Jesucristo, y luego le dé el cuerpo físico glorificado para que pueda llegar a la meta de la Nueva Jerusalén.

Por lo tanto, si hay alguna persona que quiere recibir a Cristo puede levantar su mano. Veo una mano levantada en esta sección.

Si hay alguien más puede levantar su mano y pueden también pasar al frente y estaré orando por ustedes en esta ocasión, para que Cristo les reciba, les perdone y con Su Sangre les limpie de todo pecado, y puedan ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y Cristo los bautice con Espíritu Santo y Fuego y obtengan el nuevo nacimiento, nazcan del Agua y del Espíritu.

Pueden pasar al frente los que desean en este día recibir a Cristo como su Salvador personal. Si hay alguien más puede pasar al frente y estaré orando por ustedes para que Cristo les reciba en esta ocasión.

Si hay alguien más puede pasar y estaré orando por ustedes. También los niños de doce años en adelante pueden recibir a Cristo como su Salvador, pueden pasar al frente y estaré orando también por los niños de doce años en adelante.

Todos queremos llegar a la Nueva Jerusalén, ésa es nuestra meta, y por consiguiente hay que seguir las leyes establecidas de parte de Dios para llegar a la meta de la Nueva Jerusalén; como en una competencia, en unas carreras olímpicas hay unas reglas, unas leyes que tienen que ser cumplidas por los que van a tener parte en esas competencias. Y para llegar a la Nueva Jerusalén, que es la meta final, tenemos que seguir las reglas, las leyes establecidas por Cristo para llegar a la Nueva Jerusalén.

El que creyere y fuere bautizado, será salvo.”

Ésas son leyes dadas por Cristo, para todo el que quiere la salvación y Vida eterna y vivir con Cristo en Su Reino en la Nueva Jerusalén.

Pedro predicando el Día de Pentecostés también, dijo en el libro de los Hechos (mientras les leo esta Escritura pueden pasar los que faltan por pasar al frente). Capítulo 2 del libro de los Hechos, verso 19 en adelante, dice:

Y daré prodigios arriba en el cielo,

Y señales abajo en la tierra,

Sangre y fuego y vapor de humo;

El sol se convertirá en tinieblas,

Y la luna en sangre,

Antes que venga el día del Señor,

Grande y manifiesto;

Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo.”

Por eso la persona recibe a Cristo como su Salvador y es bautizada en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, en donde es invocado el Nombre del Señor Jesucristo sobre la persona, pues esa persona invocó el Nombre del Señor Jesucristo cuando lo recibió como su Salvador, confesó el Nombre de Cristo y lo recibió como su Salvador; y en el bautismo es invocado el Nombre del Señor Jesucristo sobre la persona.

En el capítulo 2, verso 36 en adelante del libro de los Hechos San Pedro sigue diciendo:

Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo.”

Por eso es que a Jesús lo llamamos “Señor Jesucristo,” porque Dios lo ha hecho Señor y Cristo:

Al oír esto, se compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos?

Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo.

Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare.

Y con otras muchas palabras testificaba y les exhortaba, diciendo: Sed salvos de esta perversa generación.

Así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil personas.”

Pedro llamó al pueblo al arrepentimiento y a ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo:

El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.”

Dios desea que todas las personas reciban la salvación de su alma, pero toda persona tiene libre albedrío; por lo tanto le corresponde a cada persona pedir a Cristo la salvación y Vida eterna, recibiéndolo como su Salvador.

Se predica en el Nombre del Señor Jesucristo el arrepentimiento y el perdón de los pecados, como Él lo ordenó en San Lucas, capítulo 24, verso 46 al 48. Por lo tanto, toda persona tiene la oportunidad de recibir el perdón de sus pecados, y arrepentido de sus pecados recibe a Cristo como su Salvador personal.

Los que falten pueden pasar y ya estaré orando por todos. Vamos a dar solamente unos segundos para ya orar por todas las personas que todavía no han recibido a Cristo como su Salvador, pero desean vivir en la Nueva Jerusalén con Cristo por toda la eternidad. Para que la persona tenga esa meta, necesita recibir a Cristo como su Salvador personal. Si falta alguno puede pasar ya y ya estaremos orando por los que ya han pasado.

Vamos a estar en pie y oraremos por las personas que han pasado al frente. Pueden repetir conmigo esta oración los que han pasado al frente para recibir a Cristo como su Salvador personal:

Dios Eterno, vengo a Ti en el Nombre del Señor Jesucristo. Reconozco la Primera Venida de Cristo y Su muerte en la Cruz del Calvario para quitar mis pecados, para redimirme.

Reconozco que la Sangre de Jesucristo me limpia de todo pecado; y en esta ocasión Señor Jesucristo, yo Te recibo como mi único y suficiente Salvador.

Señor Jesucristo, vengo a Ti arrepentido de mis pecados, y Te ruego perdones mis pecados, y Te ruego que con Tu Sangre me limpies de todo pecado.

Y Señor Jesucristo, seré bautizado en agua en Tu Nombre, y Te ruego que Tú me bautices con Espíritu Santo y Fuego y produzcas en mí el nuevo nacimiento, y así nazca yo en Tu Reino con Vida eterna y a la Vida eterna.

Señor Jesucristo, Te confieso públicamente como mi único y suficiente Salvador, y Te pido que Tú me confieses delante de Tu Padre Celestial y delante de los santos Ángeles de Dios.

Señor Jesucristo, en Tus manos me encomiendo, salva mi alma en esta ocasión, salva mi alma y dame la Vida eterna. Te lo ruego Señor Jesucristo en Tu Nombre glorioso Señor Jesucristo.

La Sangre de Jesucristo me limpió de todo pecado. La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado. La Sangre del Señor Jesucristo me ha limpiado de todo pecado.

Cristo ha perdonado vuestros pecados y con Su Sangre les ha limpiado de todo pecado. El próximo paso después de haber recibido a Cristo como su Salvador, dijo el mismo Cristo:

El que creyere y fuere bautizado, será salvo.” Y también dijo San Pedro: “Arrepentíos y bautícese cada uno de vosotros en el Nombre de Jesucristo.”

Por consiguiente encontramos que fueron bautizados en el Nombre del Señor Jesucristo en agua todos los que creyeron en ese mismo día.

También cuando Felipe le predicó al etiope eunuco, el cual era un hombre importante, el cual era una persona muy importante allá en Candace, en el territorio de Etiopía, luego el eunuco etiope vio agua, cuando iban en el carro del etiope, y le pregunta a Felipe: “¿Qué impide que yo sea bautizado? Felipe le dice: “Si crees de todo corazón, bien puedes.” Y el etiope eunuco dijo: “Yo creo que Jesucristo es el Hijo de Dios.” Y bajaron del carro y Felipe lo bautizó.

Y se preguntarán ustedes: “Y ahora, ¿qué impide que yo sea bautizado?” Nada impide que ustedes sean bautizados en esta ocasión, porque ustedes han creído de todo corazón que Jesucristo es el Hijo de Dios, y lo han recibido en sus almas, en sus corazones como su único y suficiente Salvador.

Y ahora, yo pregunto al Rvdo. José Benjamín Pérez: “¿Hay agua en la cual puedan ser bautizados estos que han creído? ¿Y hay vestiduras bautismales?” Hay agua y hay vestiduras bautismales, por lo tanto la pregunta: “¿Cuándo puedo ser bautizado?” queda contestada: pueden ser bautizados ya, en estos momentos, por el Rvdo. José Benjamín Pérez, quien estará llevando a cabo los bautismos en agua en esta ocasión.

El Rvdo. José Benjamín Pérez les dirá hacia dónde caminar para llegar a los vestidores y obtener las vestiduras bautismales para ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, donde estarán identificándose con la muerte, sepultura y resurrección de Jesucristo nuestro Salvador.

No es el agua la que les limpia de todo pecado, sino la Sangre de Jesucristo. Pero en el bautismo en agua nos identificamos con Cristo en Su muerte, sepultura y resurrección, y fue un mandato de Cristo el ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo.

Por lo tanto, dejaré al Rvdo. José Benjamín Pérez para que les indique hacia dónde caminar para cambiarse de ropa y ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo.

Si Cristo mismo fue bautizado, el cual no tenía pecados ¿cuánto más nosotros? Si los Apóstoles fueron bautizados ¿cuánto más nosotros?

Así que, es que en el bautismo en agua se representa en nosotros la muerte, sepultura y resurrección de Jesucristo nuestro Salvador, y representa que nosotros hemos muerto con Cristo, hemos sido sepultados con Él y hemos resucitado con Él a una nueva vida: a la Vida eterna, y da testimonio que le hemos recibido y que hemos muerto a la vida del pecado, a la vida del mundo, y hemos sido sepultados y hemos resucitado a una nueva vida: a la Vida eterna. Todo eso está representado en el bautismo en agua.

Que Dios les continúe bendiciendo a todos ustedes, y a ustedes que han pasado en esta ocasión para recibir a Cristo como su Salvador, y que Dios les fortalezca y les ayude a perseverar hasta el fin para llegar a la meta de la Nueva Jerusalén.

Muchas gracias por vuestra amable atención, y nos veremos el viernes Dios mediante y el domingo Dios mediante también.

Ya tenemos al Rvdo. José Benjamín Pérez para indicarles dónde ir para obtener las vestiduras bautismales y ser cambiados allí de ropa.

Que Dios les bendiga y les guarde a todos.

NUESTRA META: LA NUEVA JERUSALÉN.”