60 KiB
| title | date | activity | place | city | state | country | duration | public | youtube | translations | files |
|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|
| El Gran Misterio de Dios | 2003-08-24 | 1 | Villahermosa | Tabasco | MX | 00:00:00 | false |
Muy buenos días, amables amigos y hermanos presentes; es para mí una bendición y privilegio grande estar con ustedes en esta ocasión aquí en Villahermosa Tabasco, República Mexicana. Me acompañan también mi esposa Erica y mis niñas América y Yahannah Gabriela, quienes están en este lado, también nos acompañan en esta actividad y en este viaje el Rvdo. José Benjamín Pérez, mi copastor y también nuestro hermano Adalberto Pérez de Puerto Rico: que Dios te bendiga Adalberto y te guarde y te use grandemente en Su Obra. También nos acompaña la doctora Nelly Fuentes del Perú, quien también la tenemos en este lado.
Para esta ocasión leeremos en el libro del Apocalipsis, el último libro de la Biblia, en el capítulo 10, verso 1 en adelante, donde dice:
“Vi descender del cielo a otro ángel fuerte, envuelto en una nube, con el arco iris sobre su cabeza; y su rostro era como el sol, y sus pies como columnas de fuego.
Tenía en su mano un librito abierto; y puso su pie derecho sobre el mar, y el izquierdo sobre la tierra;
y clamó a gran voz, como ruge un león; y cuando hubo clamado, siete truenos emitieron sus voces.
Cuando los siete truenos hubieron emitido sus voces, yo iba a escribir; pero oí una voz del cielo que me decía: Sella las cosas que los siete truenos han dicho, y no las escribas.
Y el ángel que vi en pie sobre el mar y sobre la tierra, levantó su mano al cielo,
y juró por el que vive por los siglos de los siglos, que creó el cielo y las cosas que están en él, y la tierra y las cosas que están en ella, y el mar y las cosas que están en él, que el tiempo no sería más,
sino que en los días de la voz del séptimo ángel, cuando él comience a tocar la trompeta, el misterio de Dios se consumará, como él lo anunció a sus siervos los profetas.”
Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla, nos abra las Escrituras y nos abra nuestro entendimiento para comprender. En el Nombre del Señor Jesucristo. Amén.
Para esta ocasión tenemos como tema: “EL GRAN MISTERIO DE DIOS.”
El gran misterio de Dios contenido en este pasaje de Apocalipsis es la Segunda Venida de Cristo. El misterio de Dios es la Venida del Señor, y la Venida del Señor tiene dos partes las cuales son Su Primera Venida como Cordero de Dios para quitar el pecado del mundo.
Su Primera Venida fue cumplida en el Este, o sea, en la tierra de Israel; y con el Mensaje del Evangelio de la Gracia se da a conocer el misterio de la Primera Venida de Cristo para que toda persona pueda obtener el perdón de sus pecados, arrepentirse de sus pecados y venir a Cristo y recibir el perdón de sus pecados y ser bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo y Cristo lo bautiza con Espíritu Santo y Fuego, y así la persona ha obtenido el nuevo nacimiento y por consiguiente ha nacido en el Reino de Jesucristo, el Hijo de Dios, y tiene Vida eterna porque el Reino de Jesucristo es un Reino con Vida eterna porque Cristo es la Vida eterna.
Ahora, el Evangelio de la Gracia vino del Este hacia el Oeste recorriendo toda esa trayectoria, para con ese Mensaje del Evangelio de la Gracia ser llamados y juntados todos los escogidos de Dios en los diferentes países, pueblos y naciones, esas personas están escritas en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero.
Y hasta que entre hasta el último escogido de Dios en el Cuerpo Místico de Cristo, Cristo no se puede levantar del Trono de Intercesión en el Cielo para tomar el Título de Propiedad que es el Libro de los Siete Sellos y abrir ese Libro en el Cielo y hacer Su Obra de Reclamo, y venir con ese Libro abierto para entregárselo a un hombre que se lo coma y se haga carne en Él ese Título de Propiedad, y sea así restaurado el Título de Propiedad a la raza humana y pueda una parte de la raza humana ser restaurada a la Vida eterna física.
Ahora, aunque todavía no ha sido tomado por Cristo ese Título de Propiedad en el Cielo, ese Libro de los Siete Sellos, por cuanto Él está como Intercesor, como Sumo Sacerdote intercediendo con Su propia Sangre por todas las personas que tienen sus nombres escritos en ese Libro, el Libro de la Vida del Cordero, ese Libro de los Siete Sellos ha estado cumpliéndose de etapa en etapa, de edad en edad.
Por lo tanto, los que están escritos en ese Libro de la Vida del Cordero, el Libro de los Siete Sellos, han estado siendo llamados cada uno en su tiempo, en su edad, para lo cual Dios por medio de Su Espíritu Santo envió un Mensajero del Cielo, el cual viene a ser el Ángel Mensajero correspondiente a cada edad.
Y estando ese Ángel Mensajero en la edad que le corresponde en carne humana, el Espíritu de Cristo, el Espíritu de Dios se manifiesta en ese Mensajero, le da a él la revelación de Su Palabra correspondiente a esa edad, y ese Mensajero proclama ese Mensaje que ha recibido de parte de Dios por revelación divina, y Dios comienza a hacer la Obra correspondiente a esa edad, y comienza a llamar y a juntar los escogidos de esa edad en el Cuerpo Místico de Cristo, que es la Iglesia del Señor Jesucristo. Y así se ha ido formando la Iglesia del Señor Jesucristo de etapa en etapa, como se construye un edificio, como se construye un templo.
Y Cristo está construyendo un Templo Espiritual para Dios morar en él en Espíritu Santo, porque la Iglesia del Señor Jesucristo es un Templo Espiritual, es un Templo para Dios morar en él en Espíritu Santo, ésa es la Casa de Dios del Nuevo Testamento.
Ya la Casa de Dios del pueblo hebreo, la cual construyó Salomón (aquel templo), fue destruido, después hicieron restauraciones e hicieron otros templos en el mismo lugar allá en Jerusalén, pero fueron también destruidos, y el último templo que tuvo el pueblo hebreo lo construyó el rey Herodes y luego fue destruido por el general Romano Tito cuando destruyó a Jerusalén en el año 70.
Cristo ya había profetizado que por cuanto no conocieron el día de Su visitación, el día asignado por Dios para visitar Dios al pueblo hebreo en un cuerpo de carne llamado Jesús, el pueblo hebreo rechazó a Jesús y rechazó la bendición de Dios que venía en Jesús, el pueblo hebreo rechazó a su propio Rey, rechazó al heredero del Trono de David, el Cristo, el Mesías, el que conforme a la promesa divina se sentaría en el Trono de David.
Cuando entró a Jerusalén sobre un burrito, allí estaba entrando como Rey; pero, vean ustedes, hubo un grupo de personas sencillas que clamaban: ¡Hosanna al Rey que viene en el Nombre del Señor!
Aquellas personas sí tenían el conocimiento, la revelación divina de quién era Jesús, y era el que estaba cumpliendo la profecía correspondiente a aquel tiempo, pues estaba prometido que vendría en un burrito conforme a la profecía de Zacarías, capítulo 9, verso 9, donde nos dice el Profeta Zacarías de la siguiente manera, y vamos a leerlo, para que tengamos el cuadro claro de lo que sucedió en la entrada triunfal de Cristo a Jerusalén:
“Alégrate mucho, hija de Sion; da voces de júbilo, hija de Jerusalén; he aquí tu rey vendrá a ti, justo y salvador, humilde, y cabalgando sobre un asno, sobre un pollino hijo de asna.”
Por eso cuando le tocó a Jesucristo entrar a Jerusalén (Su última entrada), Él entró en un burrito conforme a la profecía, para cumplir así la profecía.
Cristo estaba consciente de lo que Él estaba haciendo, pero el pueblo hebreo en su mayoría no comprendió lo que estaba sucediendo, no comprendió que aquél que estaba entrando a Jerusalén era el Mesías conforme a como estaba prometido. Por eso vean en el capítulo 21 la entrada triunfal de Cristo a Jerusalén. Capítulo 21 de San Mateo, dice verso 1 en adelante:
“Cuando se acercaron a Jerusalén, y vinieron a Betfagé, al monte de los Olivos, Jesús envió dos discípulos,
diciéndoles: Id a la aldea que está enfrente de vosotros, y luego hallaréis una asna atada, y un pollino con ella; desatadla, y traédmelos.
Y si alguien os dijere algo, decid: El Señor los necesita; y luego los enviará.
Todo esto aconteció para que se cumpliese lo dicho por el profeta, cuando dijo:
Decid a la hija de Sion:
He aquí, tu Rey viene a ti,
Manso, y sentado sobre una asna,
Sobre un pollino, hijo de animal de carga.
Y los discípulos fueron, e hicieron como Jesús les mandó;
y trajeron el asna y el pollino, y pusieron sobre ellos sus mantos; y él se sentó encima.
Y la multitud, que era muy numerosa, tendía sus mantos en el camino; y otros cortaban ramas de los árboles, y las tendían en el camino.
Y la gente que iba delante y la que iba detrás aclamaba, diciendo: ¡Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Hosanna en las alturas!
Cuando entró él en Jerusalén, toda la ciudad se conmovió, diciendo: ¿Quién es éste?
Y la gente decía: Este es Jesús el profeta, de Nazaret de Galilea.”
Ahí podemos ver que Cristo cumplió la profecía que decía que vendría sobre un pollino hijo de asna, hijo de animal de carga; y los que iban con Él, clamaban ¡Hosanna al Rey que viene en el Nombre del Señor! ¡Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en el Nombre del Señor! Pero el sumo sacerdote Caifás y su suegro Anás que era el sumo sacerdote del año anterior no comprendieron que se estaba cumpliendo la profecía, y tampoco les gustaba a Jesús como el Rey de Israel, y decían ellos: “No reinará éste sobre nosotros.” Así hablaron en una ocasión acerca de Cristo.
Ahora, vean ustedes no lo querían ni como Rey, ni como Profeta, ni siquiera como ciudadano hebreo, pues querían matarlo, quisieron matarlo en diferentes ocasiones, pero no lo podían matar hasta el día asignado por Dios para que así se cumpliera el Sacrificio por el pecado del ser humano.
Ahora, encontramos que aun el concilio de la religión hebrea, el concilio del sanedrín encabezado por el sumo sacerdote, no creían en Jesús, no creían en su propio Rey, pues ellos no creían las profecías que hablaban acerca de Cristo, no creían que esas profecías estaban siendo cumplidas en Jesucristo.
Y ahora, ¿qué decimos nosotros de todo eso que pasó? Gracias a Dios que todo eso pasó y Cristo murió en la Cruz del Calvario llevando nuestros pecados.
Él había dicho: “Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, él solo queda, pero si cae en tierra y muere, mucho fruto lleva,” o sea, muchos granos de trigo, muchos hijos e hijas de Dios, porque Cristo, el grano de trigo, es el Hijo de Dios, y un grano de trigo lleva más granos de trigo, y un Hijo de Dios, el Hijo de Dios: Jesucristo lleva más hijos e hijas de Dios, hijos e hijas de Dios por medio del nuevo nacimiento.
La planta de trigo es la Iglesia del Señor Jesucristo donde nacerían todos los granos de trigo, todos los hijos e hijas de Dios, donde obtendrían el nuevo nacimiento todos los escogidos de Dios, los cuales escucharían la predicación del Evangelio de la Gracia y recibirían a Cristo como su Salvador personal arrepentidos de sus pecados y Cristo los perdonaría, y Cristo con Su Sangre los limpiaría de todo pecado, y serían bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, porque Cristo dijo:
“Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.
El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.”
Es un asunto de creer o no creer al Evangelio de Cristo y ser bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo si la persona cree, si no cree, pues no va a ser bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo.
Ahora, todo esto está establecido por Cristo para Su Iglesia, para que así puedan nacer de nuevo todos aquellos que están escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, los cuales cada uno en su tiempo es manifestado en esta Tierra en carne humana.
El propósito de nuestra existencia aquí en la Tierra es para recibir a Cristo como nuestro Salvador y obtener el perdón de nuestros pecados, y ser limpios con la Sangre de Jesucristo nuestro Salvador, y ser bautizados en agua en Su Nombre y recibir el Espíritu Santo y obtener el nuevo nacimiento, y así nacer en el Reino de Jesucristo nuestro Salvador, porque el nacimiento natural que hemos obtenido a través de nuestros padres terrenales ha sido en la permisiva voluntad de Dios, y hemos obtenido un cuerpo mortal, corruptible y temporal, y un espíritu del mundo. Ese espíritu del mundo inclina a los seres humanos hacia el mal, por lo tanto se requiere nacer de nuevo.
Cristo dijo a Nicodemo: “No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo.” Le dijo: “El que no nazca del Agua y del Espíritu, no puede entrar en el Reino de Dios.”
Y toda persona quiere entrar al Reino de Dios.
Y ahora, Nicodemo pregunta: “¿Cómo puede hacerse esto, puede a caso el hombre ya siendo viejo entrar en el vientre de su madre, y nacer?” Cristo le explica: “De cierto, de cierto te digo, que el que no nazca de Agua y del Espíritu, no puede entrar al Reino de Dios.”
Ahora, esto no es una cosa para maravillarnos. “No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo.” Esto es algo para nosotros averiguar, investigar, cómo obtener el nuevo nacimiento.
¿Y cómo vamos a obtener el nuevo nacimiento? Conforme a como está en la Escritura: a través de la predicación del Evangelio de la Gracia, el cual gira alrededor de la Primera Venida de Cristo y Su Obra de Redención en la Cruz del Calvario como el Cordero de Dios, obtenemos el conocimiento, la revelación, la fe para creer y para recibir a Cristo como nuestro Salvador, lavar nuestros pecados en Su Sangre, ser bautizados en agua en Su Nombre y recibir Su Espíritu Santo y obtener el nuevo nacimiento y así entrar al Reino de Cristo. ¿Ven lo sencillo que es todo?
Hay un Programa establecido por Cristo para la persona obtener el nuevo nacimiento y entrar al Reino de Dios, y obtener un cuerpo angelical de la sexta dimensión, del Paraíso; y si la persona muere físicamente va al Paraíso a vivir con ese cuerpo angelical, es llevado por los Ángeles de Dios al Paraíso, y allí espera con todos los santos que están allí que ya han partido, esperan hasta la Segunda Venida de Cristo, Cristo pasará por el Paraíso y los traerá, los resucitará en cuerpos glorificados y eternos, y a nosotros nos transformará. Todo eso corresponde a la Segunda Venida de Cristo.
Ahora, les dije que el misterio de Dios, el misterio más grande de Dios es la Venida del Señor, y la Venida del Señor tiene dos partes, ya la primera parte se cumplió, eso fue la Primera Venida de Cristo como el Cordero de Dios, el cual murió en la Cruz del Calvario por todos nosotros.
Y de la Primera Venida de Cristo y Su Obra de Redención surge el Mensaje del Evangelio de la Gracia, porque el Evangelio de la Gracia gira alrededor de la Primera Venida de Cristo y Su Obra de Redención en la Cruz del Calvario, para darnos la fe para obtener el nuevo nacimiento, la fe para ser transformados interiormente, y para ser restaurados a la Vida eterna, porque no hay otra cosa más importante para el ser humano que la Vida eterna.
Si examinamos bien todas las cosas que rodean al ser humano, encontraremos que no hay nada más importante que la vida y sobre todo la Vida eterna, si la vida natural física y temporal es importante, mucho más importante es la Vida eterna. Cristo preguntó en San Mateo, capítulo 16, verso 26 en adelante:
“Porque ¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma?
Porque el Hijo del Hombre vendrá en la gloria de su Padre con sus ángeles, y entonces pagará a cada uno conforme a sus obras.”
Y ahora, ¿de qué le vale al ser humano, al hombre ganar todo el mundo, luchar, trabajar y convertirse en una persona rica, multimillonaria y perder su alma? De nada le sirvió vivir en esta Tierra, le sucedió como el hombre rico del cual habla Cristo, el cual era tan rico que cada día hacía banquetes, hacía fiestas y un día murió, y cuando murió, fue llevado al infierno y allí el hombre rico era tan pobre que no tenía ni un vaso de agua para tomar, porque el ser humano no se puede llevar el dinero que ha ganado aquí en la Tierra, no se lo puede llevar para el lugar donde va después que muere físicamente.
Por lo tanto, el hombre rico era rico aquí en la Tierra económicamente, pero cuando llegó al infierno, allí era el pobre rico, era el pobre rico que no tenía ni agua para saciar su sed.
Por lo tanto, ¿de qué le valió ganar tanto dinero y convertirse en una persona multimillonaria y perder su alma? De nada le sirvió.
Luego murió el mendigo Lázaro, el cual se sentaba en la puerta de la casa del hombre rico deseando comer de las migajas que caían de la mesa del hombre rico; Lázaro, el méndigo, luego murió también, porque en estos cuerpos mortales todos somos mortales, si no llega pronto la transformación nuestra, también nuestros cuerpos morirán.
Ahora, Lázaro murió y fue llevado por los Ángeles al Seno de Abraham, al Paraíso, y cuando el hombre rico mira hacia el Paraíso, porque en aquellos tiempos el Paraíso estaba colocado en cierto lugar desde donde se podía mirar hacia el infierno, solamente hubo una separación entre el Paraíso y el infierno, y esa separación era un grande abismo que hubo entre el infierno y el Paraíso.
Y el hombre rico cuando ve a Lázaro allá en el Paraíso en el Seno de Abraham y ve a Abraham, le dice: “Padre Abraham, envía a Lázaro con su dedo mojado en agua para que lo coloque sobre mi lengua, porque yo estoy atormentado aquí.”
Ahora vean, por no servir a Dios, por no tener el sacrificio por el pecado, fue al infierno, y ahora quería que el Padre Abraham enviara a Lázaro al infierno, pero el Padre Abraham dijo: “No hijo, tú tuviste tus vienes allá en la Tierra y Lázaro lo que tuvo fue males, y ahora tú eres atormentado ahí en el infierno y Lázaro es consolado acá en el Paraíso.”
Y entonces se recordó el hombre rico de sus hermanos que estaban en la misma condición en que él estaba, y le dice: “Pues entonces envía a Lázaro a mis hermanos,” o sea, quería primero que lo enviara al infierno (a Lázaro), pero ni de visita Lázaro quería ir al infierno. Si Lázaro servía a Dios no para ir al infierno, sino para ir al Cielo, para ir al Paraíso.
Y servimos a Dios para ir al Cielo, al Paraíso si morimos; no servimos a Dios para ir al infierno, el que no sirve a Dios es el que tiene seguro el infierno, no se tiene que preocupar por ese lugar, lo tiene seguro si no sirve a Dios.
Ahora, el hombre rico se recuerda de sus hermanos, o sea, que tanto en el infierno como en el Paraíso hay consciencia, la persona está consciente aunque no tiene su cuerpo físico.
Ahora, encontramos que le pide a Abraham: “Padre Abraham, entonces envía a Lázaro a mis hermanos,” o sea, que Lázaro resucite y aparezca a sus hermanos y les cuente cómo es el infierno, para que no vayan sus hermanos a ese lugar. Las personas que van al infierno no quisieran que sus familiares fueran al infierno.
Ahora, el Padre Abraham le dice: “A Moisés y a los Profetas tienen, si no creen a ellos (a Moisés y a los Profetas), tampoco creerán que alguno de entre los muertos se levante (o sea, resucite).”
Vean, lo que dijo el Padre Abraham en lo que contó Cristo es así; cuando Jesucristo murió y resucitó, ni el sumo sacerdote creyó, ni el concilio del sanedrín, excepto José, Gamaliel y Nicodemo, y quizás algún otro del concilio, pero uno o dos más, si acaso hubo alguno más.
Y vean, aún cuando Lázaro había muerto y llevaba cuatro días de muerto, lo cual significa que ya su cuerpo estaba corrompiéndose y era imposible una resurrección, y todos los judíos sabían lo que había pasado, y va Jesucristo al cuarto día y lo resucita, y la gente ven a Lázaro y los líderes del concilio del sanedrín podían ver a Lázaro y no creyeron. ¿Ven?
Lo mismo que dijo Cristo que Abraham dijo: “Si no creen a Moisés y a los Profetas, no creerán si alguno de entre los muertos se levanta.”
Ahora, las personas del tiempo de Jesús, los líderes religiosos de aquel tiempo no creían lo que Moisés y los Profetas decían acerca del Mesías, no creían que eso estaba cumpliéndose en Jesucristo nuestro Salvador, pero sí se estaba cumpliendo, pero lo conceptuaban como un hombre loco, decían que por el dedo de Beelzebú, el príncipe de los demonios, echaba fuera los demonios, pero eso no era así, era por el dedo de Dios; y si era por el dedo de Dios, entonces el Reino de Dios estaba en medio de ellos, allí estaba el Rey de ese Reino, y por cuanto ellos rechazaron al Rey, rechazaron el Reino de Dios.
Si ellos recibían a Cristo, entonces recibían el Reino y el Reino de Israel sería restaurado, pero por cuanto lo rechazaron, ahora el Reino de Dios, había dicho Cristo en San Mateo 21, versos 43 en adelante, que el Reino de Dios sería quitado en medio de ellos (el pueblo hebreo) y sería dado a otro pueblo que llevara los frutos del Reino.
Y ahora, el Reino de Dios pasó de los hebreos a los gentiles, y entre los gentiles encontramos a la Iglesia del Señor Jesucristo, por lo tanto el Reino de Dios pasó de los hebreos a la Iglesia del Señor Jesucristo.
Y ahora, los hijos del Reino, el fruto del Reino de Dios, los hijos e hijas de Dios ahora han estado naciendo en el Reino de Cristo en la Iglesia del Señor Jesucristo; y algunos han nacido físicamente en medio del pueblo hebreo, pero el nuevo nacimiento no se lleva a cabo como un creyente en la ley de Moisés, sino que se lleva a cabo como un creyente en Jesucristo nuestro Salvador.
Por lo tanto, es en la Iglesia de Jesucristo donde el Reino de Dios está, es la Iglesia de Jesucristo la que tiene el Reino de Dios y el Reino de Dios está en una fase espiritual, en donde Dios está creando una Nueva Raza con Vida eterna, esos son los hijos del Reino representados en el trigo de la parábola que Cristo dio acerca del trigo y de la cizaña.
Los hijos e hijas de Dios están obteniendo el nuevo nacimiento y están naciendo en el Reino de Dios en medio de la Iglesia de Jesucristo al escuchar la predicación del Evangelio de la Gracia, que gira alrededor de la Primera Venida de Cristo y recibir a Cristo como su Salvador personal, y ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y Cristo los bautiza con Espíritu Santo y Fuego y obtienen el nuevo nacimiento, nacen del Agua y del Espíritu, nacen ¿dónde? En el Reino de Dios, el Reino de Cristo, la Iglesia del Señor Jesucristo.
Ninguna persona puede nacer fuera de la Iglesia del Señor Jesucristo, ninguna persona puede obtener el nuevo nacimiento, nacer de nuevo fuera de la Iglesia de Jesucristo.
Como ningún grano de trigo puede nacer fuera de una planta de trigo, y Cristo es el grano de trigo que fue sembrado en tierra y la Iglesia de Jesucristo es la planta de trigo, y todos los hijos e hijas de Dios que obtienen su nuevo nacimiento nacen ¿dónde? En la planta de trigo, en la Iglesia del Señor Jesucristo, en donde se predica a Cristo, se predica el Evangelio de la Gracia, se predica la Primera Venida de Cristo y Su Obra de Redención en la Cruz del Calvario, para que toda persona pueda recibir a Cristo como su Salvador y pueda obtener el perdón de sus pecados, y pueda obtener la salvación y Vida eterna de su alma, y obtener un cuerpo angelical igual al cuerpo angelical de Jesucristo y obtener también un cuerpo físico glorificado.
Primero obtenemos el cuerpo angelical, el cual obtenemos al nacer de nuevo, y luego obtendremos el cuerpo físico glorificado en la Segunda Venida de Cristo, conforme a Filipenses, capítulo 3, versos 20 al 21, donde dice:
“Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo;
el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya, por el poder con el cual puede también sujetar a sí mismo todas las cosas.”
Y ahora, San Pablo nos dice que nuestra ciudadanía está en los Cielos.
Así como obtuvimos la ciudadanía terrenal de la nación donde hemos nacido, ahora tenemos la ciudadanía celestial porque hemos obtenido el nuevo nacimiento y el nuevo nacimiento es del Cielo, por lo tanto somos ciudadanos celestiales. Para esas personas es que en la Segunda Venida de Cristo, Cristo los transformará, si están vivos, les dará el cuerpo nuevo y eterno, pero si han muerto físicamente, Cristo los resucitará en cuerpos nuevos, eternos, inmortales y glorificados, estas personas son la Familia de Dios, son las personas que han sido redimidas por la Sangre de Jesucristo, el Cordero de Dios, y forman la Familia de Dios, forman la Iglesia del Señor Jesucristo, que es la Familia de la fe, de la fe en Jesucristo nuestro Salvador. San Pablo en Efesios, capítulo 2, verso 19 en adelante dijo:
“Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios.”
Un hijo o una hija de Dios es un miembro de la Familia de Dios, así como en un hogar todos los hijos de esa familia son miembros de esa familia.
“... edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo,
en quien todo el edificio, bien coordinado, va creciendo para ser un templo santo en el Señor.”
La Iglesia del Señor Jesucristo como Cuerpo Místico de creyentes es un Templo Espiritual que va creciendo a medida que Dios va añadiendo a Su Iglesia los que han de ser salvos. Para ser un Templo Divino, para Dios morar en Espíritu Santo en ese Templo.
“... en quien todo el edificio, bien coordinado, va creciendo para ser un templo santo en el Señor;
en quien vosotros también sois juntamente edificados para morada de Dios en el Espíritu.”
También cada persona creyente en Cristo nacido de nuevo es como individuo un Templo también, un Templo en el cual Dios mora acá en el alma y gobierna, reina en la vida de la persona. El Apóstol Pablo también nos habló en su carta a los Hebreos, en el pasaje del capítulo 3, versos 5 al 6, y dijo:
“Y Moisés a la verdad fue fiel en toda la casa de Dios, como siervo, para testimonio de lo que se iba a decir;
pero Cristo como hijo sobre su casa, la cual casa somos nosotros, si retenemos firme hasta el fin la confianza y el gloriarnos en la esperanza.”
Y ahora, la Casa de Dios, la Familia de Dios, somos nosotros: todos los creyentes en Cristo nacidos de nuevo, los cuales hemos nacido en el Reino de Cristo, la Iglesia del Señor Jesucristo, somos la Casa de Dios, la Familia de Dios, el Templo de Dios, donde Dios en Espíritu Santo mora y donde Dios de edad en edad por medio de Su Espíritu Santo ha estado manifestándose, velándose y revelándose en cada Ángel Mensajero, y ha estado por medio de cada Ángel Mensajero llamando y juntando Sus escogidos en Su Cuerpo Místico de creyentes. Ésa es una Obra que ha estado haciendo Dios por medio del Espíritu de Cristo en la Iglesia del Señor Jesucristo.
Y cuando complete Su Iglesia, cuando complete Su Familia, cuando complete en Su Iglesia todos aquellos que están escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, o sea, en el Libro de los Siete Sellos, entonces se habrá completado la Iglesia del Señor Jesucristo, habrán obtenido todos el nuevo nacimiento y ya lo que les falta será la transformación de nuestro cuerpo para obtener, tanto nosotros los que vivimos como los muertos en Cristo, recibir un cuerpo a la semejanza del cuerpo físico de Jesucristo, el cuerpo físico glorificado de Jesucristo nuestro Salvador.
Él nos dará un cuerpo así, un cuerpo físico glorificado igual a Su cuerpo glorificado, y entonces seremos jóvenes para toda la eternidad representando de 18 a 21 años de edad.
Tendremos entonces el cuerpo perfecto que queríamos tener, porque todo el mundo quiere tener un cuerpo perfecto, por eso es que cuando nos miramos en el espejo, le encontramos alguna falta al cuerpo que tenemos.
Pero recuerde una cosa: mucho hicieron papá y mamá, no son científicos, ni son arquitectos, ni son ingenieros y miren, nos dieron un cuerpo con el cual, nosotros que somos alma viviente y vivimos en este cuerpo de carne, podemos movernos de una lado al otro, podemos leer, para poder leer la Biblia, que es lo más importante que podemos leer: la Palabra de Dios y podemos ir a las actividades para oír la predicación de la Palabra, podemos ir a trabajar en la Obra de Cristo y podemos glorificar a Cristo, cantarle a Él, alabar Su Nombre y así por el estilo, y podemos también trabajar físicamente para sostener la familia.
Ahora, la ciencia todavía no ha podido hacer un cuerpo así como el que papá y mamá nos dio, y sin embargo papá y mamá no son científicos.
Ahora, la ciencia quizás argumenta de que han logrado en laboratorios producir hijos de probeta, pero, ¿y la materia prima dónde la consiguieron? ¿Ven? Así que fue de un hombre y de una mujer, por lo tanto no tienen de qué gloriarse los científicos, pero papá y mamá sí pueden gloriarse, nuestros padres pueden gloriarse de que sin ser sabios, se han reproducido en hijos e hijas.
Ahora, esto es de acuerdo a la ley de la reproducción y Cristo se ha estado reproduciendo en hijos e hijas de Dios por medio de Su Iglesia, en Su manifestación que ha tenido en cada edad por medio de Su Espíritu Santo manifestado en cada Ángel Mensajero enviado a Su Iglesia, y ha estado así Cristo materializando todo lo celestial, lo ha estado materializando en Su Iglesia.
Y ahora, todo esto gira alrededor del misterio grande de la Venida del Señor, de la primera parte de ese misterio, que es la Primera Venida del Señor. La segunda parte es la Segunda Venida de Cristo, la cual es para reclamar todo lo que Él ha redimido con Su Sangre preciosa, para resucitar a los muertos creyentes en Él y transformarnos a nosotros los que vivimos, y así realizar esa segunda parte de Redención, que es la Redención del cuerpo, donde nos dará un cuerpo eterno, un cuerpo glorificado como Su cuerpo glorificado.
Ahora, ese misterio de la Segunda Venida de Cristo es el misterio que fue abierto en el Cielo, en el capítulo 8 del Apocalipsis, cuando el Séptimo Sello fue abierto, es el mismo misterio del cual Cristo habló y dijo que nadie sabía, ni los Ángeles, nadie sabía cuándo sería el día y la hora; o sea, que nadie sabía cuándo sería el día y la hora de la Segunda Venida de Cristo. Él dijo: “Ni aún los Ángeles, ni aún el Hijo,” porque en ese momento todavía Jesucristo no sabía cuándo sería el día y la hora de la Segunda Venida de Cristo.
Pero luego que Él murió, resucitó y fue glorificado, resucitó glorificado, y ascendió al Cielo y se sentó en el Trono de Dios en el Cielo, ya Él obtuvo el conocimiento de ese misterio, pero antes no lo conocía.
¿Y cómo puede ser que Jesucristo tuvo algo que no conoció, cuando los mismos discípulos decían: “Ahora sabemos que tú sabes todas las cosas”? Y Dios estando en Cristo, vean, todavía no le había revelado ese misterio y la posición que Él tendría.
Ahora, encontramos que todo es sencillo. Vean, Dios estaba en Cristo reconciliando consigo mismo al mundo, a la humanidad, al ser humano.
Y ahora, Dios estaba en Jesucristo en toda Su plenitud, por consiguiente siendo que en Jesucristo estaba la plenitud de la Divinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo, todo estaba en Jesús manifestado. Él dijo: “El Padre que mora en mí, Él hace las obras.”
Él también cuando fue bautizado por Juan, recibió, vino el Espíritu Santo sobre Él en forma de paloma y permaneció sobre él, Juan el Bautista lo vio y dijo que el que lo mandó a bautizar le dijo que sobre aquél que él viera el Espíritu Santo venir y permanecer sobre Él, ése era aquél que vendría después de él; y Juan dio testimonio que vio al Espíritu Santo descender sobre Él, y Juan dijo: “Ése es el que bautiza con Espíritu Santo y Fuego.” O sea, que el precursor solamente bautizaba en agua para arrepentimiento, pero el que vendría después de él bautizaría con Espíritu Santo y Fuego; aunque también encontramos que los seguidores de Jesús fueron bautizados por los Apóstoles del Señor Jesucristo, porque Cristo no bautizaba, pero sí Sus Apóstoles.
Ahora, encontramos que el que bautizaría con Espíritu Santo y Fuego y produciría el nuevo nacimiento en las personas era Jesucristo; por eso Él dijo que Él enviaría el Espíritu Santo.
Ahora, encontramos que no es el precursor el que bautiza con Espíritu Santo y Fuego, y produce el nuevo nacimiento y produce esa transformación interior, sino el que viene después del precursor.
Y ahora, el que vino después del precursor fue Cristo en Su Primera Venida, pero vean, cuando apareció y Juan lo presentó ya hacía cerca de treinta años que estaba en la Tierra. Pero ese misterio estaba oculto aunque estaba el velo de carne aquí en la Tierra, el cual había nacido en Belén de Judea; pero cuando comenzó Su ministerio comenzó el ministerio mesiánico prometido para aquel tiempo.
Ahora, el Rvdo. William Branham dice que el Séptimo Sello cuando comience será un secreto completamente según la Biblia, el Séptimo Sello es la Segunda Venida de Cristo, el Séptimo Sello es la segunda parte de la Venida del Señor. La primera parte fue Su Primera Venida como Cordero de Dios muriendo en la Cruz del Calvario para quitar el pecado del mundo o quitando el pecado del mundo, y la segunda parte de la Venida del Señor es Su Segunda Venida como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo.
Ahora, ese gran misterio cuando fue abierto en Apocalipsis, capítulo 8, causó silencio en el Cielo; no fue permitido dar a conocer ese gran misterio a las personas. Capítulo 8, verso 1 de Apocalipsis, dice:
“Cuando abrió el séptimo sello, se hizo silencio en el cielo como por media hora.”
Ése es el misterio que nadie conocía, ése es el misterio que Cristo dijo que ni aún los Ángeles conocían; pero ahí, cuando es abierto en el Cielo en Apocalipsis, capítulo 8, lo cual será abierto cuando llegue el momento, ese misterio causó silencio en el Cielo para que así nadie supiera, nadie conociera ese misterio, para que así el enemigo de Dios: el diablo, no conociera ese misterio y no pudiera interrumpir el Programa que se llevaría a cabo bajo ese misterio.
Porque el diablo es un imitador, y a través de las diferentes edades estuvo imitando todo lo que Cristo por medio de Su Espíritu Santo hizo a través de los Mensajeros y a través de Su Iglesia.
A todo lo que Cristo realizó durante las diferentes edades de la Iglesia, el diablo le sacó una imitación. Por eso, vean, el Hijo del Hombre sembró trigo, y el diablo sembró cizaña. El Hijo del Hombre sembró el trigo que son los hijos del Reino, y el diablo sembró cizaña que son los hijos del malo, en el mismo campo. En el mismo campo del cristianismo hay trigo y hay cizaña, hay hijos de Dios y hay hijos del diablo.
Cristo dijo que hay hijos de Dios y hay hijos del diablo, por lo tanto eso no lo podemos adornar y decir que todos son hijos de Dios, sino que hay hijos de Dios y hay hijos del diablo.
Por lo tanto, tenemos que ser realistas, y tenemos que comprender que los hijos de Dios en el Nuevo Testamento son aquellas personas escritas en el Cielo, en el Libro de la Vida, los cuales cuando escuchan la predicación del Evangelio reciben a Cristo como su Salvador personal, y son bautizados en agua en Su Nombre y Cristo los bautiza con Espíritu Santo y Fuego y obtienen el nuevo nacimiento.
Así son identificados los hijos e hijas de Dios. “El que es de Dios, la Voz de Dios oye (San Juan, capítulo 8, verso 47).” Y en San Juan, capítulo 10 también Cristo nos habla de este gran misterio de los hijos e hijas de Dios, de los que son de Dios, y nos dice... y nos dice... y también nos habla de los que no son de Dios. Veamos en el capítulo 10 del Evangelio según San Juan, verso 22 en adelante, dice:
“Celebrábase en Jerusalén la fiesta de la dedicación. Era invierno,
y Jesús andaba en el templo por el pórtico de Salomón.
Y le rodearon los judíos y le dijeron: ¿Hasta cuándo nos turbarás el alma? Si tú eres el Cristo, dínoslo abiertamente.
Jesús les respondió: Os lo he dicho, y no creéis; las obras que yo hago en nombre de mi Padre, ellas dan testimonio de mí;
pero vosotros no creéis, porque no sois de mis ovejas, como os he dicho.”
Y ahora, los seres humanos que no son de las ovejas que el Padre le dio para que les dé Vida eterna, pues no escucharán la Voz de Cristo.
“Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen,
y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano.
Mi Padre que me las dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre.
Yo y el Padre uno somos.”
Ahora, podemos ver que estas ovejas que el Padre le dio a Cristo para que les dé Vida eterna, son seres humanos, son las almas de Dios que estaban en Dios eternamente y están escritas en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, y tienen que pasar por este planeta Tierra en carne humana para escuchar la Voz de Cristo, el Buen Pastor, y ser llamadas y juntadas y colocadas ¿dónde? En el Redil del Señor, que es la Iglesia del Señor Jesucristo.
Y ahora, cada hijo e hija de Dios es identificado ¿cómo? En que escucha la Voz de Cristo, la Voz de Dios, la Voz del Buen Pastor, y viene a ser colocado ¿dónde? En el Redil del Buen Pastor, que es la Iglesia del Señor Jesucristo.
Ahora, hemos visto que para este tiempo final se estará haciendo el llamado final a las últimas ovejas escritas en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, las cuales formarán el grupo final de la Iglesia de Jesucristo, en la etapa de la Edad de la Piedra Angular, y luego serán llamados ciento cuarenta y cuatro mil hebreos. Cuando se haya completado la Iglesia del Señor Jesucristo, Cristo se levantará del Trono de Padre y hará Su Obra de Reclamo, resucitará a los muertos creyentes en Él en cuerpos glorificados y a nosotros nos transformará, todo eso corresponde a la Segunda Venida de Cristo, todo eso corresponde al Séptimo Sello.
Bajo el Séptimo Sello es que los escogidos de Dios en el Día Postrero obtienen la revelación divina del Séptimo Sello, obtienen la fe para ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero; porque así como la fe para obtener el perdón de nuestros pecados y ser limpios de todo pecado por la Sangre de Cristo, y ser bautizados en agua en Su Nombre, y recibir el Espíritu Santo y obtener el nuevo nacimiento, gira alrededor de la Primera Venida de Cristo.
La fe para esa transformación interior, vean, está basada en la Primera Venida de Cristo y se recibe por medio de la predicación del Evangelio de la Gracia, ahí recibe la fe, la revelación para recibir a Cristo para poder obtener la transformación interior y obtener el cuerpo angelical.
Y la fe para obtener nuestra transformación física y obtener el cuerpo físico glorificado, está basada, gira alrededor de la Segunda Venida de Cristo como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo.
Sin esa revelación de la Segunda Venida de Cristo, sin esa revelación del Séptimo Sello, no hay fe para ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero, ése es el misterio más grande de todos los misterios de la Biblia, y ése es el misterio que corresponde a la segunda parte de la Venida del Señor.
Y solamente puede ser conocido ese misterio por la Gran Voz de Trompeta del Evangelio del Reino, revelando el misterio del Séptimo Sello, el misterio de la Segunda Venida de Cristo como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo. Eso es también la revelación de Apocalipsis, capítulo 19, verso 11 en adelante, el Jinete que viene en un Caballo Blanco, y que Su Nombre es el Verbo de Dios. El Nombre que nadie entiende sino Él mismo.
El Verbo de Dios cuando vino dos mil años atrás, “y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros, y fue conocido por el Nombre de Jesús.” Verbo no es nombre, pero el Verbo tiene un Nombre en Su Primera Venida, y Su Nombre es Jesús que significa: “Redentor, Salvador,” para Su Obra de Redención.
Y el Verbo en Su Segunda Venida tiene un Nombre Nuevo que nadie conoce, ése es el Nombre para Su Obra de Reclamo, y ese misterio solamente puede ser revelado a los escogidos de Dios, la Iglesia del Señor Jesucristo en este tiempo final en la Edad de la Piedra Angular, y ese misterio es el misterio que causó silencio en el Cielo como por media hora.
Es tan grande ese misterio que Dios no permitió que hicieran ningún movimiento en el Cielo, se paralizó el Cielo completo, el único momento en la historia del Cielo en que el Cielo se mantuvo en silencio. Todo eso en la apertura del Séptimo Sello en el Cielo. Los Ángeles dejaron de cantar y todo en el Cielo se silenció.
Ahora, ése es un misterio tan grande que tiene tan grandes bendiciones para los creyentes en Cristo de este tiempo final, que nos dará la fe, la revelación, para ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero.
Ninguna persona que esté viviendo en este tiempo final estando viva, no podrá ser transformada y llevada con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero sin conocer el misterio del Séptimo Sello, sin conocer el misterio de la Segunda Venida de Cristo como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo con un Nombre Nuevo. Es tan grande que hasta un Nombre Nuevo Cristo tiene para el cumplimiento de Su Segunda Venida.
Cualquier persona podrá decir: “Pero yo no sabía que Cristo tenía un Nombre Nuevo.” Y otras personas pueden decir: “Eso es imposible.” Pero todas las argumentaciones que nosotros podamos tener, se vuelven nada frente a la Palabra de Dios.
Por lo tanto, no es asunto de estar discutiendo si tiene o no tiene un Nombre Nuevo. Vamos a preguntarle al mismo Jesucristo si Él tiene un Nombre Nuevo o si no tiene un Nombre Nuevo; que Él nos conteste a través de Su Palabra, porque ésta es la revelación de Jesucristo. En el capítulo 3 del libro del Apocalipsis, verso 12, dice:
“Al que venciere, yo lo haré columna en el templo de mi Dios, y nunca más saldrá de allí; y escribiré sobre él el nombre de mi Dios, y el nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén, la cual desciende del cielo, de mi Dios, y mi nombre nuevo.”
Y ahora, ¿qué decimos a eso? Yo digo: “¡Amén, Jesucristo tiene un Nombre Nuevo!” Y Él dice que lo escribirá sobre el Vencedor; por lo tanto algún hombre será la persona privilegiada sobre el cual Jesucristo escriba el Nombre de Dios, el Nombre de la Ciudad de nuestro Dios y Su Nombre Nuevo, y será un Vencedor, el Vencedor del tiempo final.
Y ahora, también... ahora, las personas, cualquier persona que decía que era imposible, ahora puede decir: “¡Ah, yo no había visto eso!” Pero ahora lo vio; y si Él dice que lo tiene, ¿cómo va a decir la persona que no lo tiene? Es imposible, estaría contradiciendo a Jesucristo.
Ahora, en el capítulo 2, verso 17 hay algo también, donde dice.
“El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias (es el Espíritu Santo hablando a las iglesias). Al que venciere, daré a comer del maná escondido, y le daré una piedrecita blanca, y en la piedrecita escrito un nombre nuevo, el cual ninguno conoce sino aquel que lo recibe.”
Cristo es la piedra no cortada de manos, y Cristo siendo la piedra no cortada de manos, es esa piedrecita blanca con un Nombre Nuevo, el cual ninguno conoce sino aquél que lo recibe.
Por lo tanto, el Vencedor recibe esa piedrecita, recibe la Segunda Venida de Cristo y recibe el Nombre Nuevo; ese vencedor será el único que conocerá ese Nombre Nuevo, será el único que conocerá el misterio de ese Nombre Nuevo y el misterio de la Segunda Venida de Cristo.
Ahora, también nos habla en el capítulo 2, verso 28 hablando del Vencedor, dice:
“...y le daré la estrella de la mañana.”
Ahora, ese Vencedor va a recibir muchas bendiciones, la Estrella de la mañana es Cristo, por lo tanto ese Vencedor va a recibir a Cristo en Su Segunda Venida. Por lo tanto, él es el único que podrá darnos a conocer el misterio de la Segunda Venida de Cristo.
Ese Vencedor también recibirá esta bendición del capítulo 2, verso 26 en adelante del Apocalipsis, dice:
“Al que venciere y guardare mis obras hasta el fin, yo le daré autoridad sobre las naciones,
y las regirá con vara de hierro, y serán quebrantadas como vaso de alfarero; como yo también la he recibido de mi Padre.”
En la misma forma que Cristo recibió del Padre toda autoridad y fue sentado en el Trono de Dios para gobernar el Universo completo, toda la Creación; y Cristo dijo en una ocasión en San Mateo, capítulo 28, verso 16 en adelante: “Todo poder me es dado en el Cielo y en la Tierra.”
Por lo tanto, el único que tiene poder es Jesucristo, tiene todo el poder del Cielo y de la Tierra. ¿Y se quedó Dios sin poder? No, porque Dios está en Jesucristo, es Dios y Su poder en Jesucristo manifestado.
Pero ahora vean, en esa misma forma en que Cristo recibió del Padre todo ese poder y autoridad, ahora Cristo dice que da poder y autoridad al Vencedor sobre todas las naciones; o sea, que el poder que Dios le dio a Cristo, poder en el Cielo y en la Tierra, ahora Cristo le va a dar al Vencedor de ese poder de la Tierra, de ese poder en la Tierra, sobre toda la Tierra (eso incluye naciones, pueblos, lenguas e incluye toda la naturaleza).
Por eso en que en Apocalipsis, capítulo 11 los Dos Ungidos tienen poder sobre toda la naturaleza, pueden ordenar que no llueva en los días de su ministerio y no llueve, como hizo el Profeta Elías cuando dijo que no llovería, que no habría lluvia ni rocío sobre la Tierra sino por Su Palabra.
Ahora, encontramos que aquello es un tipo y figura de lo que Dios estará haciendo con y a través del Vencedor del Día Postrero.
Y ahora, veamos también en el capítulo 3, verso 21 lo que Cristo dice aquí:
“Al que venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono.”
En la misma forma en que Cristo venció y se sentó con el Padre en el Trono, Dios le dio que se sentara con Él en Su Trono Celestial, ahora Cristo dice para el Vencedor, que le dará que se siente con Él en Su Trono.
El Trono sobre el cual Cristo se sentó en el Cielo es el Trono del Padre, pero Jesucristo tiene un Trono, es el Trono de David aquí en la Tierra, porque el Trono de David en la Tierra es el Trono de Dios terrenal, al cual Cristo es el heredero.
Y por cuanto le pertenece a Cristo, y por cuanto somos coherederos con Él, un vencedor va a ser coheredero con Cristo de ese Trono, porque Cristo le va a dar que se siente que Él en Su Trono, va a ser la mano derecha de Cristo en el ese Reino Milenial, es el siervo fiel y prudente sobre el cual o al cual Cristo colocará sobre todos Sus bienes.
En el siervo fiel y prudente de San Mateo, capítulo 24, versos 42 al 46 ó al 44, vamos a ver hasta... San Mateo, capítulo 24, versos 42 al 47, leyendo solamente aquí, verso 44 en adelante, dice:
“Por tanto, también vosotros estad preparados; porque el Hijo del Hombre vendrá a la hora que no pensáis.
¿Quién es, pues, el siervo fiel y prudente, al cual puso su señor sobre su casa para que les dé el alimento a tiempo?”
Ahora, el siervo fiel y prudente estará dando el alimento en la Casa de Dios, en la Iglesia de Jesucristo, ¿qué alimento? El Alimento Espiritual que es la Palabra de Dios, el Mensaje de Dios para este tiempo final:
“Porque no solamente de pan vivirá el hombre, sino de toda Palabra que sale de la boca de Dios (ése es el Alimento para nuestra alma)
Bienaventurado aquel siervo al cual, cuando su señor venga, le halle haciendo así.”
Será el Mensajero final de Cristo que estará en la Tierra cuando Jesucristo venga en Su Segunda Venida:
“De cierto os digo que sobre todos sus bienes le pondrá.”
Por lo tanto, lo adoptará, o sea, lo transformará, y por consiguiente todo el poder de Cristo estará manifestado a través de ese siervo fiel y prudente; y el grupo de ese siervo fiel y prudente también será adoptado, serán transformados y entonces todo el poder de Dios estará en ese siervo fiel y prudente y en todos los escogidos de Dios de este tiempo final, que será el grupo que viene con Él en este tiempo final.
Ahora, todo esto corresponde a este tiempo final, ese siervo fiel y prudente es el Mensajero del Día Postrero para la Edad de la Piedra Angular, el Ángel del Señor Jesucristo sobre el cual Cristo colocará, escribirá el Nombre de nuestro Dios, Nombre de la Ciudad de nuestro Dios, y Su Nombre Nuevo.
Pero, ese misterio de cómo Cristo lo escribe sobre él, se lo guardará él en secreto hasta que sea transformado, o si Cristo le permite antes darlo a conocer, lo dará a conocer.
Por lo tanto, no se preocupen ni estén haciendo conjeturas de cómo es que Cristo escribirá, o escribió o escribirá el Nombre de nuestro Dios, Nombre de la Ciudad de nuestro Dios y Su Nombre Nuevo sobre ese Vencedor del Día Postrero.
Lo importante es que esté en medio de la Iglesia de Jesucristo y que Cristo a través de él haga la Obra correspondiente a este tiempo final, y llame y junte a todos los escogidos de Dios de este tiempo final.
Ese siervo fiel y prudente será el único Mensajero dispensacional que Jesucristo enviaría a Su Iglesia, es el único Profeta dispensacional, y por consiguiente tiene un Mensaje dispensacional: el Mensaje de la Dispensación del Reino, que es el Evangelio del Reino; y el Evangelio del Reino gira alrededor de la Segunda Venida de Cristo, y ese Mensaje es la Lluvia Tardía para traer las bendiciones de Dios a Su Iglesia.
Y sobre el grupo del Día Postrero que estará con él, estará cayendo la Lluvia Tardía de la Enseñanza del Evangelio del Reino que gira alrededor de la Segunda Venida de Cristo, y estará cayendo también la Lluvia Temprana de la predicación del Evangelio de la Gracia que gira alrededor de la Primera Venida de Cristo. Y por consiguiente ese grupo será el único grupo que tendría ambas lluvias: la Lluvia de la predicación del Evangelio de la Gracia, y la Lluvia de la predicación del Evangelio del Reino.
Con la Lluvia de la predicación del Evangelio del *Reino recibimos la fe para recibir a Cristo, obtener el perdón de nuestros pecados, ser bautizados en agua en Su Nombre, y recibir el Espíritu Santo y obtener el nuevo nacimiento, obtener por consiguiente esa transformación interior, y obtener por consiguiente el cuerpo angelical y por consiguiente también entrar al Reino de Cristo.
Con la Lluvia Tardía, así como la Lluvia Temprana fue del Este al Oeste, o sea, de la tierra de Israel al continente americano, la Lluvia Tardía es del Oeste, el continente americano al Este, o sea, hacia la tierra de Israel; comienza en el Oeste, en la América Latina y el Caribe, que pertenece al continente americano, pertenece al Oeste.
Cristo dijo: “Como el relámpago que sale del Oriente y se muestra en el Occidente, así será la Venida del Hijo del Hombre.” Eso está por ahí por San Mateo, capítulo 24, versos 27 al 28.
Y ahora, en el Occidente el Hijo del Hombre resplandece, en el Occidente es el lugar para este gran evento del Séptimo Sello, este gran evento de la Segunda Venida de Cristo.
El pueblo hebreo no está esperando la Segunda Venida de Cristo, la Iglesia del Señor Jesucristo es la que está esperando la Segunda Venida de Cristo, y la Iglesia de Jesucristo en su etapa final, que es la etapa de la Edad de la Piedra Angular, se encuentra esa etapa en la América Latina y el Caribe llevándose a cabo, y de ahí se extiende hacia otras naciones y continentes.
El Mensaje del Evangelio del Reino es un Mensaje de Oeste a Este, como el Mensaje de la Primera Venida de Cristo es un Mensaje que comenzó en el Este y ha recogido toda la trayectoria hasta el Oeste.
Ahora, hemos visto: “EL GRAN MISTERIO DE DIOS.”
El gran misterio de Dios es la Venida del Señor. La primera parte ya se cumplió allá en el Este, en la tierra de Israel.
Y ahora, la Segunda Venida corresponde al Oeste, al Israel Espiritual que es la Iglesia del Señor Jesucristo. Y cuando el pueblo hebreo vea a Cristo manifestado en Su Iglesia, dirá: “Éste es el que nosotros estamos esperando.”
“EL GRAN MISTERIO DE DIOS.”
Para este tiempo en el cual vivimos, de la Venida del Señor, del misterio de la Venida del Señor, la segunda parte es la que corresponde a este tiempo: la Segunda Venida de Cristo.
Por lo cual es muy importante que todos estemos preparados, es muy importante que todos hayamos recibido a Cristo como nuestro Salvador personal, hayamos obtenido el perdón de nuestros pecados, hayamos sido lavados con la Sangre de Cristo de todo pecado, y hayamos sido bautizados en agua en Su Nombre, y hayamos recibido Su Espíritu Santo, y por consiguiente hayamos obtenido el nuevo nacimiento.
Mientras falte algún escogido de venir al Cuerpo Místico de Cristo, de recibir a Cristo como su Salvador, Cristo no puede terminar Su Obra de Intercesión en el Cielo, y no puede salir para tomar el Título de Propiedad y abrirlo en el Cielo y hacer Su Obra de Reclamo, resucitar a los muertos creyentes en Él y transformarnos a nosotros los que vivimos.
Por lo tanto, si hay alguna persona presente que todavía no ha recibido a Cristo como su Salvador, en esta ocasión puede recibirlo como su Salvador, para que Cristo lo perdone y lo limpie con Su Sangre de todo pecado, y sea bautizado en agua en Su Nombre, y reciba el Espíritu Santo y obtenga el nuevo nacimiento, nazca en el Reino de Cristo, entre al Reino de Cristo. Porque Cristo dijo:
“ Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.
El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.” San Marcos, capítulo 16, versos 15 al 16.
Y en el libro de los Hechos, capítulo 2, San Pedro en el Día de Pentecostés predicando, dijo en el capítulo 2 del libro de los Hechos, verso 36 en adelante:
“Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo.”
Por eso es que llamamos a Jesús SEÑOR JESUCRISTO: porque Dios lo ha hecho Señor y Cristo. San Pedro dijo en el capítulo 4, verso 12 del libro de los Hechos:
“Porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.”
Y ahora, continuando aquí, dice:
“Al oír esto, se compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos?
Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo.
Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare.
Y con otras muchas palabras testificaba y les exhortaba, diciendo: Sed salvos de esta perversa generación.
Así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil personas.”
Fueron llamados al arrepentimiento y a ser bautizados en agua en el Nombre del Señor, en el Nombre de Jesucristo.
Toda persona que no ha sido bautizada en el Nombre del Señor Jesucristo, todavía no está bautizada y todavía no ha obtenido el Espíritu Santo, todavía no ha nacido de nuevo, todavía no ha entrado al Reino de Dios aunque sea un creyente profesante, aunque pueda tener dones del Espíritu. Una cosa es tener dones del Espíritu, y otra cosa es tener el bautismo del Espíritu Santo en donde se obtiene el nuevo nacimiento.
Ahora, toda persona que ha recibido a Cristo como su Salvador, ha confesado a Cristo sus pecados, Cristo lo ha perdonado y Cristo lo ha limpiado de todo pecado con Su Sangre preciosa, y ha sido bautizada en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y Cristo lo ha bautizado con Espíritu Santo y Fuego, esa persona ha obtenido el nuevo nacimiento, esa persona ha entrado al Reino de Dios.
¿Y quiénes son esas personas? Somos nosotros, nosotros que hemos recibido a Cristo como nuestro Salvador; y toda persona aunque no esté aquí presente que haya recibido a Cristo como su Salvador, y haya sido bautizado en agua en Su Nombre y haya recibido el Espíritu Santo, esa persona ha nacido de nuevo, ha entrado al Reino de Dios, es una nueva criatura.
Pero toda persona que no ha recibido a Cristo como su Salvador y no ha sido bautizada en agua en Su Nombre, no ha recibido el Espíritu Santo y por consiguiente no tiene Vida eterna, y por consiguiente está bajo condenación.
¿Qué puede hacer esa persona? Lo mismo que nosotros hemos hecho: recibir a Cristo como su Salvador personal arrepentido de sus pecados, y confesar a Cristo sus pecados, Cristo lo perdonará, y Cristo con Su Sangre lo limpiará de todo pecado y será bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y Cristo lo bautizará con Espíritu Santo y Fuego, y obtendrá el nuevo nacimiento.
Así habrá nacido del Agua y del Espíritu y habrá entrado al Reino de Dios y tendrá Vida eterna, y vivirá eternamente con Cristo en Su Reino y así habrá asegurado su futuro eterno, así tendrá la esperanza de volver a vivir en un nuevo cuerpo eterno, inmortal, incorruptible y glorificado, como el cuerpo glorificado de Jesucristo nuestro Salvador.
Por lo tanto, toda persona que ha recibido a Cristo ya tiene Vida eterna, y tiene la esperanza de vivir eternamente con Cristo en Su Reino. Los que no lo han recibido no tienen esa esperanza.
¿Dónde están los que tienen esa esperanza? Aquí estamos.
Ahora, los que no tienen esa esperanza porque no han recibido a Cristo, lo pueden hacer en esta ocasión, recibir a Cristo como su Salvador, Cristo los perdonará, los limpiará con Su Sangre preciosa de todo pecado, serán bautizados en agua en Su Nombre, y Cristo los bautizará con Espíritu Santo y Fuego y así habrán obtenido el nuevo nacimiento, habrán nacido del Agua y del Espíritu.
Los niños también de doce años en adelante pueden recibir a Cristo como su Salvador personal.
Así que todas las personas que desean recibir a Cristo como su Salvador, pueden levantar sus manos y el Rvdo. Miguel Bermúdez Marín estará orando por ustedes.
Y pueden también pasar acá al frente para que el Rvdo. Miguel Bermúdez Marín ore por ustedes en esta ocasión, y así Cristo les perdone, les limpie con Su Sangre preciosa y sean bautizados en agua en Su Nombre y Cristo los bautice con Espíritu Santo y Fuego y obtengan el nuevo nacimiento, y así obtengan la salvación y Vida eterna para el alma de cada uno de ustedes, y así tengan la esperanza de vivir eternamente con Cristo en Su Reino en un cuerpo glorificado y eterno, como el cuerpo de Jesucristo nuestro Salvador.
Ha sido para mí un privilegio grande estar con ustedes, dándoles testimonio de: “EL GRAN MISTERIO DE DIOS,” que es la Segunda Venida de Cristo.
Que las bendiciones de Jesucristo, el Ángel del Pacto, sean sobre todos ustedes y sobre mí también, y que Dios les continúe bendiciendo a todos.
Muchas gracias por vuestra amable, y continúen pasando un día o una tarde llena de las bendiciones de Jesucristo nuestro Salvador.
Ya tenemos al Rvdo. Miguel Bermúdez Marín para orar por todas las personas que pasarán acá al frente, para recibir a Cristo como su Salvador, para que Cristo tenga Misericordia de ustedes y les bendiga grandemente.
Con nosotros el Rvdo. Miguel Bermúdez Marín para orar por todas las personas que pasarán al frente. Ya vemos personas viniendo para recibir la oración de la confesión de fe en Cristo. “El que me confesare delante de los hombres, Yo también le confesaré delante de mi Padre que está en los Cielos, y delante de Sus Ángeles también.” Por lo tanto, esta es una confesión pública, que confesamos a Cristo como nuestro Salvador, y Cristo nos confesará delante de nuestro Padre Celestial.
Que Dios les bendiga, y con nosotros el Rvdo. Miguel Bermúdez Marín para orar por todas las personas que pasarán al frente para recibir la oración por la confesión de fe de cada uno de ustedes en Cristo Jesús.
“EL GRAN MISTERIO DE DIOS.”