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Los misterios de la biblia 2003-08-22 1 Villahermosa Tabasco MX 00:00:00 false

Muy buenas noches, amados amigos y hermanos presentes; es para mí una bendición y privilegio grande estar con ustedes en esta ocasión, para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios y Su Programa correspondiente a este tiempo final. Me acompañan en este recorrido en la República Mexicana, mi esposa Erica y también mis niñas América y Yahannah Gabriela. También el Rvdo. José Benjamín Pérez, mi copastor; y también nos acompaña nuestro hermano Adalberto Pérez, tío de nuestro hermano José Benjamín Pérez.

Para esta noche leemos en Primera de Corintios, capítulo 2, versos 7 en adelante, donde San Pablo dice:

Mas hablamos sabiduría de Dios en misterio, la sabiduría oculta, la cual Dios predestinó antes de los siglos para nuestra gloria,

la que ninguno de los príncipes de este siglo conoció; porque si la hubieran conocido, nunca habrían crucificado al Señor de gloria.

Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios.

Porque ¿quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios.

Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido,

lo cual también hablamos, no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu, acomodando lo espiritual a lo espiritual.

Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente.

En cambio el espiritual juzga todas las cosas; pero él no es juzgado de nadie.

Porque ¿quién conoció la mente del Señor? ¿Quién le instruirá? Mas nosotros tenemos la mente de Cristo.”

Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.

Nuestro tema es: “LOS MISTERIOS DE LA BIBLIA.”

En los misterios de la Biblia encontramos que hay grandes misterios, muchos misterios, pero los más grandes de todos los misterios de Dios son la Primera Venida de Cristo y la Segunda Venida de Cristo. Por lo tanto, estos son los misterios principales de Dios.

Ahora, en la Primera Venida de Cristo estaba el misterio de Dios en Cristo siendo velado y revelado para llevar a cabo la Obra de Redención en la Cruz del Calvario, con la cual Cristo redimiría a todas las ovejas de Dios, a todos los hijos e hijas de Dios.

Por lo tanto, era Dios en Cristo reconciliando consigo mismo al mundo, a Su mundo, a todos los hijos e hijas de Dios. El Apóstol Pablo en Colosenses, capítulo 2, verso 2, dice (2 al 3):

...para que sean consolados sus corazones, unidos en amor, hasta alcanzar todas las riquezas de pleno entendimiento, a fin de conocer el misterio de Dios el Padre, y de Cristo,

en quien están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento.”

Y ahora, el misterio de Dios el Padre, y de Cristo en la Primera Venida de Cristo era que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo mismo al mundo. Por lo tanto, la reconciliación del ser humano es por medio de la manifestación de Dios en Jesucristo nuestro Salvador. Ninguna persona puede ser reconciliada con Dios, a menos que sea a través de Jesucristo nuestro Salvador. Ninguna persona puede obtener el perdón de sus pecados y ser limpio de todo pecado, a menos que sea por medio de Jesucristo, el cual perdona nuestros pecados y con Su Sangre nos limpia de todo pecado. Ninguna persona puede ser salva, a menos que sea por medio de Jesucristo; porque no hay otro Nombre dado a los hombres en que podamos ser salvos, dice San Pedro en el libro de los Hechos, capítulo 4, verso 12.

Es que todas las cosas Dios las hizo, las hace y las hará por medio de Jesucristo nuestro Señor. Él creó los Cielos y la Tierra por medio de Cristo. En Cristo Dios estaba llevando a cabo la Creación del Universo. En Génesis, capítulo 1, verso 1, dice:

En el principio creó Dios los Cielos y la Tierra.”

Pero luego San Pablo en Colosenses, capítulo 2, hablando acerca de la Creación nos dice capítulo 1, verso 15:

El es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación.

Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él.”

Y ahora, Dios creó todas las cosas por medio de Jesucristo nuestro Señor, el cual estaba en Su cuerpo angelical, y por medio de ese cuerpo angelical de Cristo Dios se manifestó y llevó a cabo la Creación.

Ahora, podemos ver que todas las cosas Dios las lleva a cabo por medio de Cristo, y luego cuando Cristo, el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová del Antiguo Testamento, se hizo carne, se hizo hombre de esta dimensión terrenal, la Obra de Redención la llevó a cabo por medio de Jesucristo. Cristo, el Ángel del Pacto, hecho carne, encontramos que fue la persona a través de la cual Dios se manifestó y llevó a cabo la Obra de Redención; porque toda la Obra de Dios es realizada por medio de Jesucristo. Dios en Cristo es el que hace la Obra.

Encontramos aun en el ministerio de Jesucristo, que Él decía: “Yo no hablo nada de mí mismo, sino como Yo oigo al Padre hablar, así es como Yo obro y así es como Yo hablo.” Eran las Palabras de Dios en la boca de Jesucristo y el alma de Jesucristo, el corazón de Cristo, hablándole al pueblo; porque Dios colocó Su Palabra en Su boca. Y era el pensamiento divino transmitido a Cristo y a través de Cristo, y así llevaba Cristo a cabo la Obra de Dios; y era Dios obrando a través de Cristo. Él dijo que la obra que Él hacía no la hacía de Sí mismo. Él dijo: “El Padre que mora en mí, Él hace la Obra.” Era la Obra de Dios, pero por medio de un hombre, de un Profeta llamado Jesús.

Ahora, encontramos que todo fue creado por medio de Él y para Él. O sea, que nadie tiene nada, sino Jesucristo es el dueño de toda la Creación. Pero por cuanto estábamos en Cristo somos coherederos con Cristo nuestro Salvador. Así como en una semilla de trigo, y Cristo se representó en una semilla de trigo, Él dijo: “Si el grano de trigo no cae en Tierra y muere, Él solo queda; pero si cae en Tierra y muere, mucho fruto lleva,” o sea, muchos granos de trigo, muchos hijos e hijas de Dios, porque Cristo es el Hijo de Dios y se reproduce en hijos e hijas de Dios.

Ahora, para un grano de trigo reproducirse, tiene que potencialmente tener en él una planta de trigo, y muchos granos de trigo. Cuando usted ve una planta de trigo, usted puede preguntarse: “¿Y de dónde salió esta planta de trigo con todos estos granos de trigo?” Y la respuesta es: “Salió de un grano de trigo, de una simiente de trigo.” ¿Y de dónde salen todos los hijos e hijas de Dios? De Jesucristo, la Simiente de Dios, el Hijo de Dios, de ahí salen todos los hijos e hijas de Dios.

Pero hay un proceso divino establecido para la reproducción. En la planta de trigo encontramos que el proceso fue la siembra del grano de trigo, donde potencialmente estaban todos los granos de trigo. Ese grano de trigo muere y nace una planta de trigo, la vida de ese grano de trigo surge en forma de una planta de trigo, y va creciendo y ahí surgen granos de trigo, y eso es el grano de trigo que fue sembrado en tierra, reproduciéndose en muchos granos de trigo.

Y ahora, en Jesucristo, el Hijo de Dios, están todos los hijos de Dios, y por medio de Jesucristo muriendo por nosotros, luego el Día de Pentecostés nació la Iglesia de Jesucristo, que es la planta de trigo, a través de la cual Cristo se reproduce en muchos hijos e hijas de Dios. Nosotros estábamos en Jesucristo. Por eso es que somos personas que podemos ser redimibles, porque lo que es redimido es lo que antes estaba en la mano de su dueño original, y por alguna causa lo perdió, ya sea que fue vendido o empeñado, pero tiene derecho a redimirlo, tiene derecho a pagar el precio de redención, el cual está establecido para volver a tener lo que había perdido.

Y todos los hijos e hijas de Dios se habían perdido. Y Cristo dijo que Él, el Hijo del Hombre, vino a buscar y a salvar lo que se había perdido.

Y ahora, encontramos que en el Programa de la Redención, Cristo es el Redentor que pagó el precio de la Redención nuestra en la Cruz del Calvario, para poder nosotros ser restaurados a Dios y por consiguiente a la Vida eterna.

Y ahora, toda esa labor de llamado y recogimiento de los hijos de Dios siendo restaurados a la Vida eterna, Cristo realiza esa labor en Su Iglesia, en la cual Él se reproduce en hijos e hijas de Dios. Así como hubo un primer Adán y una primera Eva, hay un Segundo Adán y una Segunda Eva. El Segundo Adán es Jesucristo nuestro Salvador, y la Segunda Eva es la Iglesia del Señor Jesucristo, la cual salió de Cristo, estaba en Cristo, como Eva estaba en Adán.

Y ahora, por medio de Su Iglesia Cristo se está reproduciendo en hijos e hijas de Dios, ése es un misterio grande del Reino de Dios, el cual está contenido en la Biblia y por consiguiente es uno de los misterios de la Biblia.

Ahora, este misterio de la Biblia encontramos que el pueblo hebreo no lo ha comprendido todavía, pero algún día lo va a comprender. Cristo se está reproduciendo en hijos e hijas de Dios en y a través de Su Iglesia.

Y ahora, este misterio encontramos que viene a causa de la Primera Venida de Cristo, el cual murió por nosotros en la Cruz del Calvario; y allí el ministerio de Dios estaba en Cristo. El Verbo hecho carne, hecho hombre en medio del pueblo hebreo. Bajo este misterio encontramos que Dios lleva a cabo el recogimiento de todos Sus hijos e hijas, de todas esas almas de Dios que estaban en Dios y de Dios pasan a Cristo, y que tienen que ser manifestadas esas almas de Dios aquí en la Tierra, para obtener la Redención, para ser redimidas, restauradas a Dios, y por consiguiente ser restauradas a la Vida eterna.

Esto es un misterio grande; pero vean, es muy sencillo.

Encontramos que este misterio ha estado en estos últimos dos mil años manifestado, y bajo este misterio Dios por medio de Cristo ha estado creando una Nueva Raza con Vida eterna. Nos da primeramente el nuevo nacimiento y por consiguiente nos da un cuerpo angelical de la sexta dimensión, y así obtenemos la imagen de Dios, la imagen de Dios es el cuerpo angelical de Dios, el cual es Cristo, el Ángel de Jehová, el Ángel del Pacto del Antiguo Testamento, y luego nos dará la semejanza física de Dios. La semejanza física de Dios es el cuerpo físico de Jesucristo, el cual ya está glorificado, transformado, y así nos dará Dios un cuerpo eterno, inmortal, incorruptible y glorificado, como el cuerpo glorificado de Jesucristo nuestro Salvador.

Ahora, para la transformación de nuestros cuerpos y la resurrección de los muertos en Cristo se requiere la Segunda Venida de Cristo, y ese misterio de la Segunda Venida de Cristo cuando fue abierto en el Cielo, en el capítulo 8 del Apocalipsis, cuando fue abierto el Séptimo Sello, hubo silencio en el Cielo como por media hora. O sea, que la apertura del misterio de la Segunda Venida de Cristo en el Cielo, causó silencio en el Cielo. Ése es el misterio del cual Cristo dijo que ni los Ángeles sabían, ni el Hijo tampoco.

Ahora, encontramos que ése es el misterio que para este tiempo final Dios estará cumpliendo en esta Tierra en medio del Israel Celestial, que es la Iglesia de Jesucristo, y luego lo manifestará en medio del Israel terrenal. El Rvdo. William Branham dijo que la Séptima Trompeta, o sea, la Séptima Trompeta de Apocalipsis 11, verso 15 en adelante, es para Israel lo mismo que el Séptimo Sello para la Iglesia del Señor Jesucristo. Y dijo: “Es la Venida del Señor.”

¿Y cómo puede ser la Séptima Trompeta, que son Moisés y Elías, cómo pueden ser lo mismo que el Séptimo Sello, que es la Segunda Venida del Señor? Porque el Hijo del Hombre viene con Sus Ángeles, y Sus Ángeles son Moisés y Elías, los Dos Olivos que están en Apocalipsis 11, verso 3 en adelante, y Zacarías, capítulo 4, verso 1 al 14, son los Dos Ungidos que están delante de Dios.

Ahora, estos son misterios de la Biblia, pues están escritos en la Biblia y por consiguiente son misterios de Dios, los cuales cada uno se cumple en su debido tiempo.

Ahora, usted también es un misterio de la Biblia, porque usted es un atributo de Dios, usted es un alma de Dios que ha venido a esta Tierra para vivir en este cuerpo de carne mortal, corruptible, que usted y yo tenemos. Por lo tanto, somos un misterio de la Biblia, el cual necesitamos comprender, para poder comprender el porqué nosotros estamos viviendo en este planeta Tierra. Siendo almas de Dios, atributos de Dios, somos redimibles; y por cuanto somos redimibles y estábamos en Cristo, Cristo murió por mí y por usted, en Su Primera Venida, para redimirnos y reconciliarnos así con Dios, y colocarnos en la Vida eterna con un cuerpo angelical y luego nos dará el cuerpo físico glorificado y entonces todos seremos a imagen y semejanza de Jesucristo nuestro Salvador con Vida eterna espiritual y Vida eterna física también.

Y seremos inmortales y jóvenes para toda la eternidad, representaremos de 18 a 21 años de edad. Ésa será la apariencia física que tendremos en el cuerpo nuevo y glorificado que Jesucristo nos dará, lo cual también es un misterio de la Biblia. La ciencia le gustaría conseguir el secreto de este misterio, y que este misterio sea algo que ellos puedan llevar al laboratorio y producir algo que coloque a la persona con Vida eterna.

Pero esto no es un misterio para ser tratado en un laboratorio, éste es un misterio, el cual Cristo cumplirá con Su poder, resucitando los muertos en Cristo y transformándonos a nosotros los que vivimos, y ese poder no viene en tubos de ensayo de laboratorios. Es el poder de Dios manifestado por medio de Jesucristo, el cual hará esa labor, luego que haya llamado y juntado todos los escogidos de Dios en Su Cuerpo Místico de Creyentes. O sea, en palabras más claras cuando Cristo, el grano de trigo, se haya reproducido en Su Iglesia en todos los granos de trigo, en todos los hijos e hijas de Dios, que Él se tiene que reproducir, entonces seremos transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero.

Y esa parte corresponde a Su Segunda Venida, pues la promesa es que en Su Venida, Su Segunda Venida, Él hará estas cosas.

En Filipenses, capítulo 3, verso 20 al 21, dice:

Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo;

el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya, por el poder con el cual puede también sujetar a sí mismo todas las cosas.”

Aquí podemos ver que la Segunda Venida de Cristo es para transformar nuestros cuerpos físicos, para transformar los cuerpos físicos de todos estos ciudadanos celestiales que han nacido del Cielo, han recibido a Cristo como su Salvador, han lavado sus pecados en la Sangre de Cristo, han sido bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y Cristo los ha bautizado con Espíritu Santo y Fuego, y han obtenido el nuevo nacimiento y han nacido por consiguiente en el Reino de Dios, el Reino de Jesucristo, que es la Iglesia del Señor Jesucristo. Esta bendición es para esas personas.

Cristo dijo en San Marcos, capítulo 16, versos 15 en adelante:

Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.

El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.”

Tan simple como eso. Es un asunto de creer en Jesucristo y Su Sacrificio en la Cruz del Calvario, es un asunto de creer en Su Primera Venida, en medio del pueblo hebreo, y Su Obra de Redención llevada a cabo en la Cruz del Calvario. El Apóstol Pablo, Pedro y Pablo, aquí Pedro el Día de Pentecostés en su primer Mensaje que él predicó lleno del Espíritu Santo, fue el primer Mensaje del nuevo Pedro, o sea, Pedro nacido de nuevo.

En el capítulo 2, verso 34 en adelante, del libro de los Hechos, dice:

Porque David no subió a los cielos; pero él mismo dice:

Dijo el Señor a mi Señor:

Siéntate a mi diestra,

Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies.

Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo.”

Por eso es que llamamos a Jesús SEÑOR JESUCRISTO: porque Dios lo ha hecho Señor y Cristo, y por eso no hay otro nombre dado a los hombres en que podamos ser salvos, solamente hay uno y ese Nombre es Señor Jesucristo.

Al oír esto, se compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos?

Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo.

Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare.

Y con otras muchas palabras testificaba y les exhortaba, diciendo: Sed salvos de esta perversa generación.

Así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil personas.”

Todas esas personas que escucharon la predicación de San Pedro fueron compungidos por el Espíritu Santo, y creyeron y recibieron a Cristo como su Salvador, y fueron bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo; o sea, que como tres mil personas recibieron la Salvación de su alma, fueron salvas y recibieron la bendición de ser restaurados a la Vida eterna.

Y ahora, ¿cuántos han sido restaurados a la Vida eterna por Jesucristo nuestro Salvador? Todos nosotros, porque hemos creído en Jesucristo como nuestro Salvador y hemos sido bautizados en agua en Su Nombre y Él nos ha bautizado con Espíritu Santo y Fuego y hemos obtenido el nuevo nacimiento, hemos nacido en Su Reino, el Reino de Jesucristo nuestro Salvador, que es el Reino de Luz, el Reino de Paz, el Reino de Esperanza, el Reino de Amor, el Reino del Poder de Dios a través de Jesucristo.

Y bajo el misterio del Reino de Dios o Reino de Jesucristo nosotros hemos obtenido la bendición de nacer en Su Reino por medio de la Obra de Cristo en Espíritu Santo en medio de Su Iglesia, y todavía faltan más personas por obtener esta bendición de nacer en el Reino de Cristo. Cristo dijo a Nicodemo: “El que no nazca del Agua y del Espíritu no puede entrar al Reino de Dios.”

Por lo tanto, toda persona que quiere entrar al Reino de Dios necesita nacer del Agua y del Espíritu, lo cual obtiene cuando recibe a Cristo como su Salvador personal, cuando pide a Cristo perdón por sus pecados, Cristo lo perdona, lo limpia con Su Sangre preciosa de todo pecado, y la persona es bautizada por el ministro en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y Cristo lo bautiza con Espíritu Santo y Fuego, y la persona ha obtenido el nuevo nacimiento, ha nacido del Agua y del Espíritu, ha nacido del Evangelio, de la Palabra, y del Espíritu Santo, y es una nueva criatura, una Nueva Creación, es una persona nueva, ha nacido en el Reino de Cristo como un bebé, para ir creciendo espiritualmente en el conocimiento de Jesucristo, en el conocimiento del misterio de Dios el Padre, y de Jesucristo.

Y ahora, toda persona que ya ha recibido a Cristo como su Salvador y arrepentido de sus pecados le ha pedido perdón a Cristo, Cristo lo ha limpiado con Su Sangre preciosa de todo pecado, y ha sido bautizada en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, Cristo lo ha bautizado con Espíritu Santo y Fuego y ha obtenido el nuevo nacimiento, ha nacido en el Reino de Jesucristo nuestro Salvador, lo cual es un misterio para muchas personas, pero ya para usted está abierto ese misterio del nuevo nacimiento, ese misterio de nacer en el Reino de Jesucristo como un hijo o una hija de Dios, eso es nacer del Cielo y ser un ciudadano celestial.

Y ahora, toda persona que todavía no ha recibido a Cristo como su Salvador personal, todavía pues no ha nacido de nuevo y por consiguiente no tiene Vida eterna, y no ha sido reconciliado con Dios. Por lo tanto, no tiene esperanzas de vivir eternamente con Cristo en Su Reino.

Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.

El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.”

Nadie quiere ser condenado y echado al lago de fuego, que es la segunda muerte, donde será destruido, quemado en cuerpo, espíritu y alma, pues todos deseamos vivir eternamente con Cristo en Su Reino. ¿Y cómo puede hacerse esto? Pues recibiendo a Cristo como nuestro Salvador personal, siendo bautizados en agua en Su Nombre, y Él nos bautiza con Espíritu Santo y Fuego, y obtenemos el nuevo nacimiento, nacemos en el Reino de Jesucristo nuestro Salvador, con Vida eterna, nacemos a la Vida eterna, porque el nacimiento físico que obtuvimos en la Tierra a través de nuestros padres terrenales fue un nacimiento a la vida temporal, nacimos a una vida temporal pasajera. Pero ahora el nuevo nacimiento es a una Vida eterna.

Por lo tanto, toda persona que quiere nacer a esa Vida eterna y vivir eternamente con Cristo en Su Reino, y todavía no lo ha hecho, puede hacerlo recibiendo a Cristo como su Salvador personal, y el Rvdo. Miguel Bermúdez Marín estará orando por usted para que Cristo le reciba, le perdone y con Su Sangre Cristo le limpie de todo pecado y sea bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y Cristo lo bautice con Espíritu Santo y Fuego, y nazca usted a la Vida eterna, a una nueva vida que es eterna en el Reino de Jesucristo nuestro Salvador.

Por lo tanto, dejaré al Rvdo. Miguel Bermúdez Marín para que ore por las personas que desean vivir eternamente con Cristo en Su Reino y por consiguiente desean nacer a la Vida eterna.

Ha sido para mí un privilegio muy grande estar con ustedes en esta noche, dándoles testimonio de: “LOS MISTERIOS DE LA BIBLIA.”

Pasen todos muy buenas noches y dejo con nosotros al Rvdo. Miguel Bermúdez Marín, y nos veremos el domingo Dios mediante en la actividad de la mañana.

Que Dios les bendiga y les guarde a todos.

LOS MISTERIOS DE LA BIBLIA.”