66 KiB
| title | date | activity | place | city | state | country | duration | public | youtube | translations | files |
|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|
| ¿Qué pensáis del Cristo? | 2003-07-16 | 2 | Boa Vista | Roraima | BR | 00:00:00 | false |
Muy buenas noches, amables amigos hermanos presentes; es para mí una bendición grande estar con ustedes en esta noche, para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios y Su Programa correspondiente a este tiempo final.
Para lo cual leemos en San Mateo, capítulo 22, versos 41 al 45, ó 46:
“Y estando juntos los fariseos, Jesús les preguntó,
diciendo: ¿Qué pensáis del Cristo? ¿De quién es hijo? Le dijeron: De David.
El les dijo: ¿Pues cómo David en el Espíritu le llama Señor, diciendo:
Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi derecha,
Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies
Pues si David le llama Señor, ¿cómo es su hijo?
Y nadie le podía responder palabra; ni osó alguno desde aquel día preguntarle más.”
“¿Qué pensáis del Cristo? ¿De quién es Hijo?”
Nuestro tema es: “¿QUÉ PENSÁIS DEL CRISTO?”
En el tiempo del Señor Jesucristo los teólogos de la religión hebrea habían interpretado humanamente todo lo relacionado al Cristo de Dios.
Cristo significa “Mesías,” significa “Ungido.” Habían interpretado todo lo relacionado al Ungido de Dios, al Mesías prometido que aparecería en medio del pueblo hebreo como Hijo de David.
Pues Dios prometió a David darle lámpara, Dios prometió a David que no faltaría uno que se sentaría en Su Trono; o sea, que David tendría siempre un descendiente suyo para sentarse en el Trono de David; y llegaría a tal momento que aparecería un descendiente de David que se sentaría en el Trono de David para reinar para siempre. Y para reinar para siempre tenía que ser eterno; esa persona es el Cristo, el Cristo de Dios, el Ungido de Dios.
Y ahora, Cristo preguntó: “¿Qué pensáis del Cristo? ¿De quién es hijo?” Ahora, recuerden que Dios le había hablado al rey David. Veamos en el libro de Reyes, capítulo 11, verso 36:
“Y a su hijo daré una tribu, para que mi siervo David tenga lámpara todos los días delante de mí en Jerusalén, ciudad que yo me elegí para poner en ella mi nombre (una lámpara, tenga lámpara, o sea, tenga un hijo).”
El que se sentaría en el Trono de David sería una lámpara de David, un descendiente de David. Vean, las siete lámparas de Dios en Apocalipsis, capítulo 4, vean lo que son, capítulo 4 del Apocalipsis, verso 4 al 5:
“Y alrededor del trono había veinticuatro tronos; y vi sentados en los tronos a veinticuatro ancianos, vestidos de ropas blancas, con coronas de oro en sus cabezas.”
Esos veinticuatro ancianos sentados en veinticuatro tronos, son los doce patriarcas hijos de Jacob y los doce Apóstoles del Nuevo Testamento. Por eso Cristo dijo a Sus discípulos en San Mateo, capítulo 19, versos 28 en adelante:
“Y Jesús les dijo: De cierto os digo que en la regeneración (o sea, en el Reino Milenial), cuando el Hijo del Hombre se siente en el trono de su gloria (o sea, en el Trono de David), vosotros que me habéis seguido también os sentaréis sobre doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel.”
Esos doce tronos son doce de esos veinticuatro que aparecen en Apocalipsis, capítulo 4, versos 5. Cuando Judas Iscariote vendió a Jesús, perdió la bendición de sentarse en uno de esos tronos.
Toda persona que deja a Cristo, pierde la bendición de estar con Cristo en Su Reino y ocupar una posición importante en el Reino de Cristo como Rey, como Sacerdote y como Juez; o sea, que pierde una bendición grande en el Reino de Cristo y se queda sin bendición.
En San Lucas, capítulo 22, versos 28 al 30, también Cristo habla de esta bendición, y dice:
“Pero vosotros sois los que habéis permanecido conmigo en mis pruebas.”
Porque toda persona está llamada a permanecer con Cristo, sirviéndole aun en los momentos difíciles, en los momentos de pruebas.
“Yo, pues, os asigno un reino, como mi Padre me lo asignó a mí,
para que comáis y bebáis a mi mesa en mi reino, y os sentéis en tronos juzgando a las doce tribus de Israel.”
Ésa es una posición bien importante. Hombres como los Apóstoles, estarán con Cristo en Su Reino Milenial ocupando una posición bien importante, serán Príncipes, serán Reyes gobernando sobre las tribus de Israel. Es una posición bien importante en el Reino de Cristo.
Ahora, hay veinticuatro tronos para los veinticuatro ancianos; esos veinticuatro tronos ya están delante de Dios, y luego se fueron materializando todo en las personas que ocuparán esos tronos: en los doce patriarcas y luego en los Apóstoles del Señor. Cuando Judas vendió el Maestro, perdió el derecho a ese trono, y luego ese trono le tocó a otra persona.
Ahora, veamos algo muy importante, cuando los Apóstoles Pedro, Jacobo y Juan estuvieron en el Monte de la Transfiguración viendo la Venida del Reino de Dios en visión, ellos vieron al Hijo del Hombre, a Jesucristo, transfigurado delante de ellos, con Su rostro como el sol, Sus vestiduras resplandecientes; o sea, lo vieron transfigurado; y vieron a Moisés a un lado de Jesús y a Elías al otro lado de Jesús, ahí aparecieron en sus cuerpos teofánicos, sus cuerpos angelicales.
Y ahora, por cuanto aquello era la Venida del Reino de Dios siendo mostrado en una visión; literalmente no vino el Reino de Dios, sino que lo que vino a ellos fue una visión de lo que será el cumplimiento de la Venida del Reino de Dios. Luego cuando ellos bajaron del Monte de la Transfiguración, Jesús dijo a ellos en el verso... capítulo 17, verso 9 en adelante:
“Cuando descendieron del monte, Jesús les mandó, diciendo: No digáis a nadie la visión, hasta que el Hijo del Hombre resucite de los muertos.” (Nota - libro de San Mateo)
Y ahora, en el capítulo 20 de San Mateo, verso 20 en adelante, donde los discípulos del Señor Jesucristo vinieron a Jesucristo en San Marcos, capítulo 10, versos 35 al 45, vinieron ahí también, pero aquí en San Mateo, capítulo 20 dice que vinieron con su madre, o sea, con Salomé, la madre de Jacobo y Juan:
“Entonces se le acercó la madre de los hijos de Zebedeo con sus hijos (eso es capítulo 20, verso 20 en adelante de San Mateo), postrándose ante él y pidiéndole algo.
El le dijo: ¿Qué quieres? Ella le dijo: Ordena que en tu reino se sienten estos dos hijos míos, el uno a tu derecha, y el otro a tu izquierda.”
En la visión de la Venida del Reino en el Monte de la Transfiguración, ellos vieron a Jesús transfigurado, y a cada lado de Jesús a un hombre: a Moisés a un lado y a Elías al otro lado; por consiguiente en la Venida del Reino de Dios estarán dos personajes importantes, uno a la derecha y el otro a la izquierda del Hijo del Hombre, de Jesucristo.
Y ahora, podemos ver porqué Jacobo y Juan deseaban siempre hacer como Elías.
En una ocasión en que Jesús se encaminaba hacia Jerusalén, tenía que pasar la noche en un lugar antes de llegar a Jerusalén, y mandó a Sus discípulos que consiguieran lugar en Samaria, en una Ciudad de Samaria y no los quisieron recibir, y regresan Jacobo y Juan contándole a Cristo o diciéndole a Cristo: “¿Quieres que mandemos a descender fuego del Cielo y los consuma a todos como hizo Elías?” O sea, que ya hubo un hombre que había mandado a descender fuego del Cielo, y había consumido, había quemado unos ejércitos con unos capitanes que habían sido enviados por el rey Acab.
Encontramos que el rey mandó un capitán con cincuenta soldados a buscar a Elías, y Elías dijo: “Si soy siervo de Dios, descienda fuego del Cielo y quémalos a todos, consúmalos a todos.” Y descendió fuego del Cielo y los consumió a todos. Elías tenía poder, autoridad, dominio sobre la naturaleza.
También en una ocasión dijo: “No habrá lluvia, ni siquiera rocío sobre la tierra, sino por mi Palabra.” Y así fue. Un hombre que tenía dominio con todo sobre la naturaleza.
Por la Palabra de Elías fue detenida la lluvia por tres años y medio, y no pudo llover sobre la Tierra hasta que Elías dijo que viniera la lluvia.
Ahora, Elías fue uno de los que apareció al lado de Jesús en el Monte de la Transfiguración, y el otro fue Moisés, el cual también tenía control sobre la naturaleza; lo vemos hablando las plagas allá en Egipto y también abriendo el Mar Rojo, y también hiriendo la roca y dándole agua al pueblo.
Ésos dos Profetas son tipo y figura de los ministerios del Día Postrero en la Venida del Hijo del Hombre con Sus Ángeles, los Ángeles del Hijo del Hombre son los ministerios de Moisés y Elías manifestados en el Día Postrero en un hombre del Día Postrero, en quien estará el Espíritu de Cristo, Cristo en Espíritu Santo manifestado operando el ministerio de Jesús, de Elías y de Moisés.
Ahora, Jacobo y Juan querían los ministerios de Moisés y Elías, por eso vinieron con su madre buscando esa bendición. Y su madre habló por ellos.
“Ordena que en tu reino se sienten estos dos hijos míos, el uno a tu derecha, y el otro a tu izquierda.” (San Mateo, capítulo 20, verso 21).
Entonces Jesús respondiendo, dijo: No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber del vaso que yo he de beber, y ser bautizados con el bautismo con que yo soy bautizado? Y ellos le dijeron: Podemos.”
Porque el que está buscando la bendición de Dios tiene que tener una mente positiva, tiene que creer que puede obtener lo que está buscando; porque para el que cree todas las cosas son posibles.
Ellos sabían que si Jesucristo decía que se sentarían con Él en Su Reino, el uno a la derecha y el otro a la izquierda, ellos se sentarían en ese Reino, uno a la derecha y el otro a la izquierda, y ellos podrían también beber de la copa que Cristo bebería y ser bautizados con el bautismo con que Cristo es bautizado; ellos dijeron: “Sí podemos.”
Por lo tanto, todo creyente en Cristo sí puede ser como Cristo y recibir las bendiciones que Cristo tenía. ¡Sí podemos!
Ahora, hay cosas que Cristo no las puede otorgar a una persona o a dos personas si ya están predestinadas, ordenadas por Dios para cierta persona, porque no le puede quitar la bendición a uno para dársela a otro, no se la puede quitar. Si Dios ha predestinado el ministerio para una edad, lo ha predestinado para manifestarlo en tal hombre, por ejemplo: para la primera edad en San Pablo, Él no le podía dar ese ministerio a otro hombre, tenía que ser a San Pablo, porque estaba ya ordenado, predestinado por Dios desde antes de la fundación del mundo.
Luego, el ministerio del segundo Ángel Mensajero no lo podía dar a cualquier persona que dijera: “Yo quiero ser el Mensajero para la segunda edad.” Así no se consiguen las cosas delante de Dios, tiene que ser para aquél que Dios predestinó, ése puede decir: “Señor, en Tus manos estoy, opera en mí el ministerio que Tú has predestinado para operar en mí.” Y Cristo lo operará en él por medio de Su Espíritu Santo, porque ese hombre fue elegido desde antes de la fundación del mundo para ese propósito divino.
Ahora, el sentarse a la derecha y a la izquierda de Cristo, eso ya fue predestinado para alguien y no para Jacobo y Juan; ellos vieron en el Monte de la Transfiguración a Moisés a un lado y a Elías al otro lado. Por lo tanto en quién estén los ministerios de Moisés y de Elías, se cumplirá esta promesa de sentarse a la diestra y a la siniestra de Cristo. Veamos aquí:
“El les dijo: A la verdad, de mi vaso beberéis, y con el bautismo con que yo soy bautizado, seréis bautizados; pero el sentaros a mi derecha y a mi izquierda, no es mío darlo (o sea, no es mío darlo), sino a aquellos para quienes está preparado por mi Padre.”
“No es mío darlo a quien yo quiera darlo, sino a aquellos para los cuales está preparado por mi Padre.” O sea: “Yo tengo que ver esa posición de sentarse a mi derecha y a mi izquierda, pero no la puedo dar (esa posición) a cualquier persona.”
A los Apóstoles les dijo: “Ustedes se sentarán en doce tronos.” Ésa fue la posición que les podía dar en el Reino Milenial de Cristo a Sus Apóstoles, porque esa posición estaba predestinada para ser dada a los Apóstoles del Señor.
Pero el sentarse a su derecha y a su izquierda, esa posición Él no la podía dar a ninguno de Sus Apóstoles de aquel tiempo, ni a ninguno de los siete Ángeles Mensajeros de las siete edades, porque esa posición es otorgada en la Venida del Hijo del Hombre en Su Reino, para aquél en quien estará el Espíritu Santo operando el ministerio de Moisés y de Elías, los ministerios de los Dos Ungidos.
Ni siquiera el primer Elías, ni el segundo, ni el tercero, ni el cuarto pueden ocupar esa posición, tiene que ser para el quinto Elías y el segundo Moisés, y esos son los ministerios de Moisés y de Elías operados por el Espíritu Santo en el Día Postrero en el Ángel del Señor Jesucristo, porque ése es el ungido con el Espíritu Santo, ése es el que viene con el Sello del Espíritu Santo, con el Sello del Dios Vivo en Apocalipsis, capítulo 7, verso 2 en adelante, ése es el Ángel que sube de donde nace el sol y tiene el Sello del Dios Vivo.
¿Y cuál es el Sello del Dios Vivo? El Espíritu Santo. Ese Ángel que viene con el Sello del Dios Vivo, con el Espíritu Santo, viene para llamar, juntar y sellar ciento cuarenta y cuatro mil hebreos (doce mil de cada tribu). Ese Ángel viene con el Espíritu Santo en el Día Postrero, después que ya ha terminado el ministerio de los siete Ángeles Mensajeros de las siete edades.
Cuando ya ha terminado el ministerio de los siete ungidos Mensajeros de las siete edades, aparece el Ángel del Señor Jesucristo, el Ángel que viene con el Sello del Dios Vivo, con el Espíritu Santo, en quien estará operando el Espíritu Santo los ministerios de Moisés y de Elías y de Jesús, y ese Ángel es el Ángel que recibirá esa bendición.
Los Apóstoles trataron (Jacobo y Juan) de agarrar esa bendición pero no pudieron, ya estaba predestinada, ordenada por Dios para el Ángel del Señor Jesucristo con los ministerios de Moisés y Elías siendo operados en Él por el Espíritu Santo. Por eso es que Cristo en Apocalipsis, capítulo 3, verso 21, dice:
“Al que venciere, yo le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono.”
Y el que se siente con Cristo en Su Trono será aquél que estará a la diestra y a la siniestra, a su derecha y a su izquierda.
Ser la mano derecha de Cristo en Su Reino es la posición más importante que Cristo da a un hombre en Su Reino Milenial, ser la mano derecha y la izquierda de Cristo es lo más grande, porque en usted como individuo su mano derecha y su mano izquierda es la cosa más grande con la cual usted trabaja.
Usted toma las herramientas de trabajo con su mano derecha o con su mano izquierda o con las dos manos; usted toma la cuchara o el tenedor y el cuchillo para comer con la mano derecha o con la mano izquierda, y así por el estilo su mano derecha y su mano izquierda son muy importantes.
¿Qué haría usted sin su mano derecha y su mano izquierda? No podría hacer nada. Para manejar un auto, tendría que manejar con los pies. Para trabajar en una fábrica, tendría que trabajar con los pies. Para comer, tendría que comer con los pies, y eso está fuera de lo normal.
El Reino de Cristo es un Reino perfecto, por lo tanto todas las cosas están ordenadas para ser cumplidas en ese Reino; por lo tanto, la mano derecha y la mano izquierda de Cristo serán Moisés y Elías.
Cuando una persona dueña de una fábrica o de algún negocio, o un hombre rico, dice: “Fulano de tal es mi mano derecha en mi negocio, sin él mi negocio no funciona.” ¿Por qué? Porque es la persona más importante para esa persona, es el que conoce el negocio de esa persona, y es la persona a través de la cual el dueño de ese negocio hace muchas cosas, le dice: “Has tal cosa.” Él la hace, le dice: “Paga las deudas, has cheque y envíales a todos aquellos a quienes les debemos.”Y él viene y hace esa labor y así por el estilo.
Así como la mano derecha de Dios es Cristo, Cristo es la diestra de Dios, Cristo se sentó en el Trono de Dios, y Dios no hace nada a menos que sea a través de Jesucristo.
Cristo es el Rey de los Cielos y de la Tierra a través del cual Dios reina sobre toda la Creación, y a través del cual Dios sostiene toda la Creación. Por eso Jesucristo es Rey de reyes y Señor de señores: Rey en la séptima dimensión (la dimensión de Dios), eso es Rey-Dios sentado en el Trono de Dios.
Él es el Rey-Teofanía, Rey en Su cuerpo angelical, Rey de la sexta dimensión, y Él es Rey para esta dimensión terrenal, para reinar sobre el pueblo hebreo y sobre todas las naciones, por eso Él es Rey de reyes y Señor de señores, Rey-Dios, Rey Teofanía y Rey-Jesús, tres Reyes a la misma vez, lo cual es nuestro amado Señor Jesucristo, porque Él es la diestra de Dios. Sin Cristo Dios no hace nada, Dios todo lo hace a través de Jesucristo porque Él es la Diestra de Dios.
Y ahora, en Apocalipsis, capítulo 3, verso 21, Cristo dice de la siguiente manera:
“Al que venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono.”
Y ahora, ¿cómo se va a sentar Cristo en Su Trono? En la misma forma que Cristo se sentó con el Padre en Su Trono. Vean:
“Así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono.”
Y al sentarse con el Padre en Su Trono, todas las cosas que Dios hace, las hace a través de Jesucristo, Cristo es el heredero de toda la creación, Cristo es el heredero de Dios y nosotros somos coherederos con Cristo.
Ahora, en el Reino Milenial de Cristo, Cristo sentará con Él en Su Trono al Vencedor, del cual ya sabemos que será el Ángel del Señor Jesucristo. Por lo tanto, Él será el que estará sentado a la diestra de Cristo en Su Trono. Ése es el Ángel ministrador de Cristo, así como Cristo es el Ángel ministrador de Dios en el Reino Celestial sentado en el Trono de Dios.
Y ahora, este Reino Milenial de Cristo será de paz, de amor, de felicidad y de prosperidad para la raza humana; al saber estas cosas, deseamos ya estar en ese Reino Milenial, pero tenemos que esperar hasta que se complete la Iglesia del Señor Jesucristo y Cristo se levante del Trono del Padre, resucite a los muertos creyentes en Él en cuerpos glorificados y nos transforme a nosotros los que vivimos, y nos lleve con Él a la Cena de las Bodas del Cordero, a la Casa de nuestro Padre Celestial, a esa gran fiesta celestial que es la Fiesta más grande del Universo completo, es la fiesta más grande del Cielo, la Gran fiesta de la Cena de las Bodas del Cordero.
Y son bienaventurados todos los que son llamados a la Cena de las Bodas del Cordero, son personas bienaventuradas que están escritas en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero desde antes de la fundación del mundo.
Esos son los que son llamados y juntados de edad en edad, por medio de Cristo en Espíritu Santo manifestado a través de cada Ángel Mensajero en cada edad, y así Cristo llama y junta Sus ovejas en Su Redil.
El Redil de Cristo y Sus ovejas es Su Iglesia, y las ovejas de Cristo que son llamadas y colocadas en ese Redil son los escogidos de Dios, las ovejas que el Padre le dio para que les dé Vida eterna, y el Buen Pastor es Jesucristo nuestro Salvador.
Ahora, hemos visto todos estos misterios del Reino de Dios que Cristo ha estado materializando cada uno en su tiempo, y los que corresponden a este tiempo también los estará materializando, y los que corresponden al Reino Milenial también los va a materializar, porque Dios por medio de Cristo es que obra; por lo tanto, a través de Cristo Dios materializará todo lo que Él ha prometido.
Ahora, ¿qué piensan del Cristo? El Cristo, nuestro Salvador, es nada menos que el Ángel de Jehová, el Ángel del Pacto, el cuerpo angelical de Dios, el cual luego se hizo carne y habitó en medio de la raza humana.
Pero Él antes de venir en carne humana era el Cristo, porque Cristo lo que significa es “el Ungido,” y Él es el Ángel de Jehová ungido con la presencia de Dios, es el Ángel de Jehová en quien Dios estaba, está y estará; y cuando se hizo carne, hombre de esta dimensión terrenal, ahí estaba Dios, era nada menos que el hombre ungido, el Cristo de Dios.
Y ahora, así como Dios tiene Su Cristo, Su hombre ungido, Su hombre ungido de la sexta dimensión, y luego cuando se hace hombre de esta dimensión terrenal, sigue siendo el hombre ungido, el Ángel de Jehová hecho hombre en medio de la raza humana, el ungido de Dios, el Cristo de Dios.
Estaba ungido antes de venir en carne humana; luego cuando fue bautizado por Juan el Bautista, Juan el Bautista vio el Espíritu de Dios descender en forma de paloma sobre Jesús, y luego más adelante en San Lucas, capítulo 4, dice la Escritura que Cristo fue a Nazaret donde se había criado y entró en la sinagoga, y tomando el libro - y se le dio el libro del Profeta Isaías, y abriendo el libro dice que encontró un lugar donde el Profeta Isaías hablaba... capítulo 4 de San Lucas, verso 17 en adelante.
“Y se le dio el libro del profeta Isaías; y habiendo abierto el libro, halló el lugar donde estaba escrito:
El Espíritu del Señor está sobre mí (está identificándose como el ungido con el Espíritu del Señor),
Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres;
Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón;
A pregonar libertad a los cautivos,
Y vista a los ciegos;
A poner en libertad a los oprimidos;
A predicar el año agradable del Señor.
Y enrollando el libro, lo dio al ministro, y se sentó; y los ojos de todos en la sinagoga estaban fijos en él.
Y comenzó a decirles: Hoy se ha cumplido esta Escritura delante de vosotros.”
Y ahora, podemos ver cómo Jesucristo estaba consciente de quién Él era, y Él estaba consciente de que era el ungido, el Cristo, el ungido con el Espíritu de Dios, Él sabía quién Él era estando en la Tierra, y Él sabía quién Él era antes de venir a la Tierra, Él sabía que Él era el ungido antes de venir a la tierra, Él era el Ángel de Jehová, el Ángel del Pacto donde estaba Dios, estaba ungido con el Espíritu de Dios, y ahora cuando llega a la Tierra y se hace carne, Él sabía que el Espíritu de Dios estaba en Él. Por lo tanto, era nada menos que el ungido de Dios, el Cristo, el Mesías de Dios.
Y ahora, en el Nuevo Testamento Cristo ha enviado diferentes Mensajeros como los Apóstoles, los cuales fueron ungidos con el Espíritu de Dios. Y la Iglesia del Señor Jesucristo como Cuerpo Místico de creyentes es la Iglesia ungida con el Espíritu de Dios, con el Espíritu de Cristo, la Iglesia Mesías, la Iglesia cristiana, la Iglesia ungida con el Espíritu de Dios, la Iglesia Mesías, la Iglesia Cristo.
Y ahora, cada Ángel Mensajero o cada Apóstol, luego del Día de Pentecostés eran los Apóstoles ungidos con el Espíritu de Dios, en ellos estaba el Espíritu de Cristo ungiéndolos, y era el Espíritu de Cristo Él obraba esas maravillas a través de los Apóstoles.
Luego entre los gentiles Cristo envió Sus Ángeles Mensajeros, los cuales son los Ángeles Mensajeros ungidos con el Espíritu de Dios, ellos fueron los ungidos Mensajeros de la Iglesia de Jesucristo en cada edad.
Y luego encontramos que para el Día Postrero Jesucristo dice:
“Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias.”
Ése es el Ángel Mensajero de Jesucristo, ungido con el Sello del Dios Vivo, con el Espíritu Santo, ése es el Ángel ungido con el Espíritu de Cristo, ése es el Ángel que viene con el Sello del Dios Vivo, el ungido para el Día Postrero.
No es ungido por un sistema religioso, no es ungido por un grupo de líderes religiosos, es ungido por el Espíritu Santo, es ungido por Cristo colocando en él el Espíritu Santo y operando el misterio de Moisés, de Elías y de Jesús en el Día Postrero, en medio de la Iglesia de Jesucristo y después en medio del pueblo hebreo, ése es el Ungido del Señor Jesucristo.
Ahora, ¿qué piensa usted del Cristo ungido con el Espíritu de Dios, el cual fue Jesucristo nuestro Salvador? Muchos en aquel tiempo pensaban que Jesús era un impostor, era un falso Profeta, que era Beelzebú que tenía demonios y que echaba fuera los demonios por el dedo de Beelzebú. Otros decían: “Es samaritano y tiene demonios.”
Eso era lo que pensaban acerca de Jesús el Cristo. Pero cuando Cristo pregunta a Sus discípulos: “¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre?” comienzan los discípulos a decirle a Jesús en el capítulo 16 de San Mateo de la siguiente manera, y vamos a leer... verso 13 en adelante:
“Viniendo Jesús a la región de Cesarea de Filipo, preguntó a sus discípulos, diciendo: ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre?
Ellos dijeron: Unos, Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, Jeremías, o alguno de los profetas.”
O sea, que la opinión del pueblo era que Jesús era Juan el Bautista que había resucitado; otros pensaban que era Elías, el Profeta Elías que había regresado, porque la promesa para aquel tiempo era que Dios enviaría a Elías para restaurar el corazón de los padres a los hijos, pero ese Elías era Juan el Bautista y ya se había ido. Y otros pensaban que era Jeremías, y otros pensaban que era alguno de los Profetas que había resucitado pero no sabían quién era, no podían decir: “Tiene que ser fulano de tal, tiene que ser tal Profeta.” Eso era la opinión de los que creían que Jesús era un Profeta.
En una ocasión cuando resucitó al hijo de la viuda de Naín, dijeron las personas: “Dios ha visitado Su pueblo, porque un gran Profeta se ha levantado entre nosotros.”
Cuando Dios visita Su pueblo, lo hace a través de carne humana en un hombre, en un Profeta, y eso es Dios ungiendo con Su Espíritu Santo un hombre, a través del cual se manifiesta Dios en Espíritu Santo y obra lo que Él ha prometido para ese tiempo, y eso es la visitación de Dios.
Cuando Cristo lloró sobre Jerusalén dijo en San Lucas, capítulo 19; luego continuamos este pasaje que hemos comenzado a leer, capítulo 19 de San Lucas dice, desde el verso 41 al 44, esto fue en la entrada triunfal de Cristo a Jerusalén:
“Y cuando llegó cerca de la ciudad, al verla, lloró sobre ella,
diciendo: ¡Oh, si también tú conocieses, a lo menos en este tu día, lo que es para tu paz! Mas ahora está encubierto de tus ojos.
Porque vendrán días sobre ti, cuando tus enemigos te rodearán con vallado, y te sitiarán, y por todas partes te estrecharán,
y te derribarán a tierra, y a tus hijos dentro de ti, y no dejarán en ti piedra sobre piedra, por cuanto no conociste el tiempo de tu visitación.”
No conocía el día de la visitación de Dios a Jerusalén y al pueblo hebreo.
Cuando las personas, o las ciudades, o los países no reconocen la visitación de Dios en carne humana en el ungido por el Espíritu de Dios, no puede recibir las bendiciones de Dios sino que le vienen los juicios divinos; como le sucedió a Jerusalén: En el año 70 en general romano Tito, destruyó a Jerusalén y destruyó por consiguiente al templo también, por cuanto no conocieron el tiempo de la visitación de Jerusalén, la visitación de Dios a Jerusalén a través de Jesús de Nazaret.
Ahora, continuamos leyendo en San Mateo, capítulo 16.
“Entonces él les dijo: Y vosotros, ¿quién decís que soy?”
O sea: “Ustedes que me habéis seguido ¿quién dicen ustedes que es el Hijo del Hombre? ¿Quién dicen ustedes que Yo Soy?, porque ya ustedes me dijeron qué piensa la gente acerca de mí, qué piensan que Soy Yo.” Pero ahora Yo quiero saber qué piensan ustedes.”
“Respondiendo Simón Pedro, dijo: “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente.”
El Cristo, o sea, el Ungido, el Hijo del Dios Viviente, el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová hecho carne en medio del pueblo hebreo, el Verbo que era con Dios y creó todas las cosas ahora se hizo carne y estaba en medio del pueblo hebreo, y estaba ungido con el Espíritu de Dios en Él.
El Espíritu de Dios en Él era el que hacía todas las cosas, era Dios por medio de Su Espíritu, por medio del Ángel de Jehová manifestado en carne humana en la persona de Jesús, realizando todos los milagros y maravillas, y predicando y hablando al pueblo hebreo, era Dios en Jesús, era Dios en Su Ungido, estaba ungido con la presencia de Dios.
Y ahora, Cristo dice a Pedro:
“Entonces le respondió Jesús: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos.”
La revelación de quién es el Hijo del Hombre, el ungido de Dios, esa revelación viene del Cielo, viene de Dios porque la teología humana que tenían los sacerdotes de aquel tiempo, no les sirvió para comprender que Jesús era el Cristo, el Ungido de Dios, el Mesías, el Ángel de Jehová hecho hombre en medio del pueblo hebreo, la lámpara de David que Dios le daría y que se sentaría en el Trono de David. Recuerden que la lámpara es un hombre, como las lámparas que están delante de la presencia de Dios.
Y ahora, continuamos acá en Apocalipsis, capítulo 4 con lo que habíamos comenzado hace unos cuantos minutos. Nos habíamos detenido en el pasaje donde vimos los veinticuatro tronos y veinticuatro ancianos sentados en veinticuatro tronos, que son los doce patriarcas y los doce Apóstoles. Luego el verso 5 del capítulo 4 del Apocalipsis, dice:
“Y del trono salían relámpagos y truenos y voces; y delante del trono ardían siete lámparas de fuego, las cuales son los siete espíritus de Dios.”
En Proverbios, capítulo 20, verso 27 nos dice:
“Lámpara de Jehová es el espíritu del hombre,
La cual escudriña lo más profundo del corazón.”
El espíritu del hombre está señalado como lámpara de Jehová, como lámpara de Dios; esas siete lámparas de fuego en su manifestación en la Tierra, son los siete Ángeles Mensajeros de las siete edades de la Iglesia, son las siete lámparas de fuego encendidas, son los siete Ángeles Mensajeros con las siete edades de la Iglesia.
En Apocalipsis, capítulo 5, verso 5 también aparecen, pues son los siete espíritus de Dios.
“Y uno de los ancianos me dijo: No llores. He aquí que el León de la tribu de Judá, la raíz de David, ha vencido para abrir el libro y desatar sus siete sellos.
Y miré, y vi que en medio del trono y de los cuatro seres vivientes, y en medio de los ancianos, estaba en pie un Cordero como inmolado, que tenía siete cuernos, y siete ojos (los siete cuernos son las siete edades de la Iglesia, y los siete ojos son los siete Ángeles Mensajeros), los cuales son los siete espíritus de Dios enviados por toda la tierra.”
Los siete Ángeles Mensajeros son los siete hombres ungidos con el Espíritu de Dios operando el ministerio correspondiente a cada edad, son siete ungidos con el Espíritu de Dios en las siete etapas o edades de la Iglesia entre los gentiles para la Dispensación de la Gracia.
Y después, ¿se acabaron los ungidos de Dios? ¿Se acabaron los hombres ungidos en la Iglesia de Jesucristo? Vamos a ver, en Apocalipsis, capítulo 7, verso 2, dice:
“Vi también a otro ángel que subía de donde sale el sol, y tenía el sello del Dios vivo.”
Aquí tenemos al último ungido con el Espíritu de Dios, con el Sello del Dios Vivo, porque el Sello del Dios Vivo es el Espíritu Santo.
“Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención.” (Dice San Pablo en Efesios, capítulo 4, verso 30).
“Y clamó a gran voz a los cuatro ángeles, a quienes se les había dado el poder de hacer daño a la tierra y al mar,
diciendo: No hagáis daño a la tierra, ni al mar, ni a los árboles, hasta que hayamos sellado en sus frentes a los siervos de nuestro Dios.
Y oí el número de los sellados: ciento cuarenta y cuatro mil sellados de todas las tribus de los hijos de Israel.”
Y ahora, éste es el Ángel ungido con el Espíritu de Cristo para llamar y sellar ciento cuarenta y cuatro mil hebreos, éste es el Ángel en el cual el Espíritu de Cristo viene operando los ministerios de Jesús, de Moisés y de Elías, para llamar y juntar ciento cuarenta y cuatro mil hebreos.
Bajo el ministerio de este Ángel del Señor Jesucristo viene la Lluvia Tardía y Temprana a la Iglesia de Jesucristo, y surge el grupo del Día Postrero sobre el cual la Lluvia Tardía de la Enseñanza del Evangelio del Reino, que gira alrededor de la Segunda Venida de Cristo, viene, cae, sobre ese grupo.
Y ese grupo obtiene el conocimiento del misterio de la Segunda Venida de Cristo, y obtiene la fe, la revelación, para ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero, y también cae la Lluvia Temprana de la Enseñanza de la Primera Venida de Cristo, como el Cordero de Dios quitando el pecado del mundo en la Cruz del Calvario, para llamar y juntar los escogidos de este tiempo final en el Cuerpo Místico de Cristo.
Porque para las personas obtener el nuevo nacimiento tienen que recibir el Mensaje del Evangelio de la Gracia, que les revela el misterio de la Primera Venida de Cristo, para recibir a Cristo como su Salvador personal y obtener el perdón de sus pecados, ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo y recibir el Espíritu Santo, y obtener el nuevo nacimiento.
Y después por medio de la Lluvia Tardía de la Enseñanza del Evangelio del Reino, obtienen la fe, la revelación, para ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero. Todo esto viene manifestado en el Ángel que viene con el Sello del Dios Vivo en el Día Postrero. Ése es el Ungido de Jesucristo para el Día Postrero.
Así como Dios ungió a Jesús con Su Espíritu Santo, ahora Jesús ha ungido Sus Mensajeros de etapa en etapa; y en el Día Postrero la promesa es que ungirá este Ángel que viene con el Sello del Dios Vivo, lo unge con Su Espíritu Santo, y ahí viene el Espíritu Santo manifestado en carne humana, hecho carne en el Día Postrero en medio de la Iglesia del Señor Jesucristo en el Ángel del Señor Jesucristo. Ése es el hombre ungido, el Profeta ungido del Señor Jesucristo con el Espíritu Santo.
Así como Dios ungió a Cristo con Su Espíritu Santo, ahora Cristo en el Nuevo Testamento unge Sus Mensajeros, Sus Apóstoles y Sus Ángeles Mensajeros de cada edad, y en el Día Postrero al Ángel del Señor Jesucristo en la etapa de la Edad de la Piedra Angular.
Ese Ángel del Señor Jesucristo es un Profeta dispensacional, ese Ángel es el que le dio a Juan el Apóstol la revelación del Apocalipsis. Por lo tanto, ese Ángel antes de venir en carne humana ya estaba ungido con el Espíritu Santo, es el Ángel ungido con el Espíritu Santo antes de aparecer en carne humana.
Y cuando aparece en carne humana es el Ángel ungido con el Espíritu Santo estando en carne humana, para Cristo por medio de él hablarle a Su Iglesia todas estas cosas que deben suceder pronto, y revelarnos así el misterio del Séptimo Sello, el misterio de la Segunda Venida de Cristo, y darnos así la revelación, la fe para ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero, y después le dará revelación al pueblo hebreo y serán llamados ciento cuarenta y cuatro mil hebreos (doce mil de cada tribu).
Ninguna otra persona podrá llamar y juntar ciento cuarenta y cuatro mil hebreos, porque eso no es una obra humana, es una obra de Cristo en Espíritu Santo prometida para ser llevada a cabo por Cristo en Espíritu Santo a través del Ángel ungido con el Espíritu Santo, a través del Ángel con el Sello del Dios Vivo. Y ese Ángel es el Ángel del Señor Jesucristo, el cual le dio a Juan el Apóstol la revelación del Apocalipsis.
El Ángel que le dio a Juan la revelación del Apocalipsis es un Profeta, el cual estaba en espíritu, en cuerpo espiritual todavía cuando le dio a Juan la revelación del Apocalipsis, pero que estará en este tiempo final en carne humana; así como las siete lámparas de fuego que estaban delante de la presencia de Dios son las siete edades de la Iglesia con los siete Ángeles Mensajeros, los cuales estaban delante de la presencia de Dios antes de venir a la Tierra, como también los veinticuatro ancianos, los cuales están en doce tronos los doce patriarcas, y en doce tronos los doce Apóstoles. Ellos estaban allí ante la presencia de Dios.
Ahora, en Apocalipsis, capítulo 11 también encontramos sobre este misterio palabras muy reveladoras, Apocalipsis, capítulo 11, verso 3 en adelante, dice:
“Y daré a mis dos testigos que profeticen por mil doscientos sesenta días, vestidos de cilicio.
Estos testigos son los dos olivos, y los dos candeleros que están en pie delante del Dios de la tierra.”
Son los dos testigos, los Dos Olivos, los candeleros que están en pie delante del Dios de toda la Tierra. Esto nos lleva directamente en referencia a Zacarías, capítulo 4. El Profeta Zacarías también vio los Dos Ungidos, los Dos Olivos, en el capítulo 4, verso 10 en adelante, dice.
“Porque los que menospreciaron el día de las pequeñeces se alegrarán, y verán la plomada en la mano de Zorobabel. Estos siete son los ojos de Jehová, que recorren toda la tierra.”
Vean, vio a los siete Ángeles Mensajeros como los siete ojos de Jehová que recorren toda la Tierra, esto es algo que ya está preordenado por Dios y tenía que manifestarse en la Iglesia del Señor Jesucristo. El capítulo 4 de Zacarías es la visión de la Iglesia de Jesucristo siendo creada, tipificada en el templo siendo restaurado:
“Hablé más, y le dije: ¿Qué significan estos dos olivos; a la derecha del candelabro y a su izquierda?
Hablé aún de nuevo, y le dije: ¿Qué significan las dos ramas de olivo que por medio de dos tubos de oro vierten de sí aceite como oro?
Y me respondió diciendo: ¿No sabes qué es esto? Y dije: Señor mío, no.
Y él dijo: Estos son los dos ungidos que están delante del Señor de toda la tierra.”
Y ahora, ¿quiénes son los Dos Ungidos que están delante del Señor de toda la Tierra? Los Dos Olivos y las dos ramas de olivo que son los Dos Ungidos de Apocalipsis, capítulo 11, son los ministerios de Moisés y de Elías en el Ángel del Señor Jesucristo, en el Ángel de Apocalipsis 7 que viene con el Sello del Dios Vivo para llamar y juntar ciento cuarenta y cuatro mil hebreos.
Pero primero llama a los escogidos de la Iglesia de Jesucristo, que no sabemos cuál es el número de los escogidos de este Día Postrero de la Iglesia de Jesucristo. Pero sí sabemos cuánto es el número de los escogidos del pueblo hebreo; y ojalá que el número de los escogidos de la Iglesia de Jesucristo sea mayor que el número de los escogidos del pueblo hebreo.
O sea, que el número de los escogidos de la Iglesia de Jesucristo de este Día Postrero, sea mayor que el número de los escogidos del pueblo hebreo, porque el número de los escogidos del pueblo hebreo son ciento cuarenta y cuatro mil hebreos (doce mil de cada tribu), los cuales son llamados y juntados, y aparece en Apocalipsis, capítulo 14 sobre el Monte de Sion con el Cordero.
Ahora, hemos visto el misterio del Cristo. ¿Qué pensáis del Cristo? ¿Qué pensáis del Ungido? Cuando pensamos acerca del ungido de Cristo, luego también tenemos que pensar de los ungidos de Cristo: los Apóstoles, los siete Ángeles Mensajeros y el Ángel del Señor Jesucristo.
¿Qué piensan ustedes de los Apóstoles? Que son los que se sientan en doce tronos en el Reino Milenial de Cristo, fueron ungidos con el Espíritu Santo el Día de Pentecostés, y estarán en el Reino Milenial con Cristo sentados sobre doce tronos.
Luego, ¿qué piensan ustedes de los siete Ángeles Mensajeros? Fueron los siete ungidos Mensajeros de las siete edades de la Iglesia entre los gentiles, los cuales se sentarán también en siete tronos en el Reino Milenial de Cristo, y tendrán que ver con el Reino de Cristo entre los gentiles, porque Cristo reinará sobre los hebreos y sobre los gentiles en el Reino Milenial, porque Cristo es el Hijo del Hombre. Como Hijo del Hombre Él es Rey sobre el planeta Tierra, sobre los hebreos y sobre los gentiles.
¿Y qué piensan ustedes del Ángel de Jesucristo ungido? Que se sentará con Cristo en Su Trono como Cristo ha prometido, ése es el instrumento de Cristo para este tiempo final cuando ya terminaron sus ministerios los siete Ángeles Mensajeros.
A través de este Mensajero: el Ángel de Jesucristo, será que Cristo obrará, Cristo en Espíritu Santo en Su Ángel estará obrando y cumpliendo todo lo que Él ha prometido para este tiempo final, y estará llamando y juntando a Sus escogidos con Gran Voz de Trompeta, o sea, con el Mensaje del Evangelio del Reino. Y luego llamará y juntará los escogidos del pueblo hebreo, que son ciento cuarenta y cuatro mil hebreos.
Ninguna otra persona podrá hacer esa labor, porque esa labor no es una labor humana, es la labor de Cristo en Espíritu Santo a través de Su Ungido para el Día Postrero.
Ahora, ¿qué pensáis del Cristo? Él dijo: “¿De quién es Hijo?” le dijeron: “De David.”
Ahora, hemos visto que todos estos ungidos de Cristo: los Apóstoles, los siete Ángeles Mensajeros y el Ángel del Señor Jesucristo, por medio de Cristo, el cual produce el nuevo nacimiento en todos los creyentes en Él, estos Mensajeros son miembros del Cuerpo Místico de Cristo.
Y por cuanto Cristo es descendiente del Rey David según la carne, todos estos ungidos y todos los miembros de la Iglesia de Jesucristo, por cuanto han nacido de nuevo, han nacido en el Reino de Cristo, pertenecen a la descendencia de David, porque Cristo es el Hijo de David.
Por lo tanto, la Casa de David siendo restaurada, es la Iglesia de Jesucristo con todos los miembros de la Iglesia de Cristo, por consiguiente somos Reyes, somos Sacerdotes y somos Jueces también, para reinar con Cristo en el Reino Milenial y luego por toda la eternidad. Todos los miembros de la Iglesia de Jesucristo también son los ungidos con el Espíritu de Cristo, con el Espíritu Santo cada uno en la edad que le tocó vivir.
Y ahora, tenemos a Cristo, el ungido con el Espíritu de Dios, y tenemos a los miembros de la Iglesia de Jesucristo, los ungidos con el Espíritu de Dios; y tenemos a los Apóstoles, los Apóstoles ungidos con el Espíritu de Dios; y tenemos a los siete Ángeles Mensajeros, los ungidos de cada edad como Mensajeros en medio de la Iglesia de Jesucristo entre los gentiles. Y tenemos para el Día Postrero el ungido con el Espíritu de Cristo en medio de la Iglesia y después en medio del pueblo hebreo, el Ángel del Señor Jesucristo.
¿Qué pensáis del Cristo? Que es el ungido de Dios con el Espíritu de Dios, que es nada menos que el Hijo de Dios; y los ungidos con el Espíritu de Dios son los hijos e hijas de Dios.
¿Qué pensáis del ungido? ¿Qué piensan ustedes del Hijo del Hombre? Pregunta Cristo: “¿Y ustedes quién dicen que es el Hijo del Hombre?” “Tú eres...” vamos a ver: “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios Viviente.” Dijo Pedro a Jesús, y ésa fue la contestación correcta.
Y ahora, ¿qué piensan ustedes de los Ángeles Mensajeros ungidos, los Apóstoles ungidos, los siete Ángeles Mensajeros ungidos y el Ángel de Jesucristo ungido con el Espíritu de Cristo? Que son hijos e hijas de Dios Mensajeros de Cristo.
¿Y qué piensan ustedes acerca de los ungidos con el Espíritu de Cristo que forman la Iglesia de Jesucristo? Que son los hijos e hijas de Dios. Eso es lo que pensamos de Cristo y los ungidos con el Espíritu de Cristo.
Cristo es el Hijo del Dios Viviente, y los ungidos con el Espíritu de Cristo son los hijos e hijas de Dios. Cuando vino al mundo para obtener la bendición y ser restaurados a la Vida eterna, ser reconciliados con Dios.
Toda persona que ha recibido a Cristo como su Salvador, es porque ha escuchado la predicación del Evangelio. Cristo dijo en San Marcos, capítulo 16, versos 15 al 16:
“Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.
El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.” Tan simple como eso.
Y ahora, toda persona que no ha creído no ha sido bautizada, por consiguiente en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, esa persona no tiene futuro, dice: “Será condenada,” será condenada en el juicio final y será echada en el lago de fuego.
Pero nadie quiere ser echado en el lago de fuego, toda persona dese vivir eternamente con Cristo en Su Reino, y entonces ¿qué puede hacer esa persona? Lo mismo que han hecho los que han creído en Cristo.
Ahora, “el que creyere y fuere bautizado, será salvo.” Esas personas son las que han recibido a Cristo como su Salvador arrepentidos de sus pecados, y han pedido perdón a Cristo por sus pecados, Cristo los ha perdonado, Cristo los ha limpiado con Su Sangre preciosa de todo pecado, han sido bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y Cristo los ha bautizado con Espíritu Santo y Fuego, y han obtenido el nuevo nacimiento, y han sido reconciliados con Dios y tienen Vida eterna, y no perecerán jamás, han sido salvados por Cristo.
“El que creyere y fuere bautizado, será salvo,” tienen la salvación, tienen la Vida eterna, y no perecerán jamás, vivirán eternamente con Cristo en Su Reino.
No hay nada más importante que la Vida eterna, y se recibe a través de Jesucristo, recibiendo a Cristo como nuestro Salvador.
Por lo tanto, toda persona que ha recibido a Cristo como su Salvador, ha lavado sus pecados en la Sangre de Cristo, ha sido bautizado en agua en Su Nombre, y Cristo lo ha bautizado con Espíritu Santo y Fuego, tiene Vida eterna, no perecerá jamás, ha sido reconciliado con Dios para vivir por toda la eternidad con Cristo en Su Reino.
Los que no han hecho así, los que no han recibido a Cristo no tienen Vida eterna, perecerán, serán juzgados, condenados y echados al lago de fuego. Pero, ¿qué pueden hacer esas personas estando vivas aquí en la Tierra? Lo mismo que hemos hecho nosotros, recibir a Cristo como su Salvador personal.
Ahora, ¿cuántos ya han recibido a Cristo como su Salvador personal? Ustedes y yo tenemos Vida eterna, viviremos eternamente con Cristo en Su Reino, y eso es lo más importante para usted y para mí.
No hay nada más importante que la Vida eterna, y la Vida eterna es Jesucristo, y se recibe recibiendo a Cristo que es la Vida eterna, y Él nos imparte Vida eterna.
Y ahora, toda persona que todavía no ha recibido a Cristo como su Salvador, puede hacerlo en esta noche, para que Cristo perdone sus pecados, Cristo lo limpie con Su Sangre preciosa de todo pecado, sea bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y Cristo lo bautice con Espíritu Santo y Fuego y obtenga el nuevo nacimiento, nazca en el Reino de Dios como un hijo o una hija de Dios y tenga Vida eterna, y sea así ungido con el Espíritu Santo, sea una persona ungida con el Espíritu de Cristo y viva eternamente en el Reino de Cristo.
Recibimos a Cristo para recibir Vida eterna; por lo tanto en esta noche toda persona que todavía no ha recibido a Cristo como su Salvador no tiene Vida eterna; pero puede recibir a Cristo como su Salvador para que reciba Vida eterna, puede levantar su mano y estaré orando por usted para que Cristo le reciba, perdone sus pecados y con Su Sangre Cristo le limpie a usted de todo pecado, y sea bautizado luego en agua en el Nombre del Señor Jesucristo y Cristo lo bautice con Espíritu Santo y Fuego, y usted obtenga el nuevo nacimiento y entre así al Reino de Cristo, nazca en el Reino de Cristo como un hijo o una hija de Dios.
Y ahora, estaré orando por todas las personas que levanten sus manos para que Cristo tenga Misericordia de ustedes y les reciba, les perdona y les limpie con Su Sangre preciosa.
Así que todas las personas que desean recibir a Cristo, para que Cristo les perdone, pueden levantar su mano y estaré orando por ustedes.
Y ahora, ¿quién desea recibir a Cristo, para que Cristo tenga Misericordia de usted y le perdone y le limpie con Su Sangre preciosa? Vamos a ver las manos de las personas que quieren que Cristo tenga Misericordia de ustedes. Pueden levantar sus manos en señal de que reciben a Cristo como su Salvador y que desean que ore por ustedes en esta noche. Y pueden ya ir pasando al frente para orar por ustedes.
Aquí al lado vemos algunas manos levantadas, vamos a pedirles, pasen acá al frente para que Cristo les reciba, tenga Misericordia de ustedes y les coloque en Su Reino, pues lo que queremos es vivir con Cristo en Su Reino por toda la eternidad, eso es lo que Cristo nos ofrece cuando le recibimos como nuestro Salvador personal.
Pueden continuar pasando al frente y estaré orando por ustedes en esta noche, para que Cristo tenga Misericordia de ustedes y les perdone, le limpie de todo pecado con Su Sangre preciosa, y sean bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y Cristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego.
Por eso fue que San Pedro el Día de Pentecostés cuando predicó aquel hermoso mensaje lleno del Espíritu Santo, finalizando el mensaje dijo: “Sepa...” capítulo 2, verso 34 en adelante:
“Porque David no subió a los cielos; pero él mismo dice:
Dijo el Señor a mi Señor:
Siéntate a mi diestra,
Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies.
Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo.”
Por eso le llamamos a Jesús SEÑOR JESUCRISTO: porque Dios lo ha hecho Señor y Cristo:
“Al oír esto, se compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos?
Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo.
Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare.
Y con otras muchas palabras testificaba y les exhortaba, diciendo: Sed salvos de esta perversa generación.
Así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil personas.”
Como tres mil personas creyeron y recibieron a Cristo como su Salvador, y fueron bautizadas en agua en el Nombre del Señor Jesucristo y Cristo les bautizó con Espíritu Santo y Fuego, como tres mil personas que creyeron y fueron bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo.
¿Y por qué damos la oportunidad a las personas para que reciban a Cristo como su Salvador personal? En el libro de los Hechos, capítulo 4, verso 12 San Pedro dice:
“Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.”
No hay otro nombre, por eso le damos la oportunidad a las personas que reciban a Cristo como su Salvador, porque Él es el único que puede salvar su alma, Él es el único que puede perdonar sus pecados y puede limpiarlo con Su Sangre de todo pecado, y puede darle salvación y Vida eterna. Porque no hay otro nombre, no hay otra persona, solamente hay uno, y se llama “Señor Jesucristo.” Por eso la salvación se predica en el Nombre del Señor Jesucristo.
El arrepentimiento y el perdón de los pecados se predica en el Nombre del Señor Jesucristo. “Porque no hay otro nombre dado a los hombres bajo el Cielo, en que podamos ser salvos.” Solamente en el Nombre del Señor Jesucristo. Y toda persona desea la salvación, toda persona desea vivir eternamente con Cristo en Su Reino; por eso es que recibimos a Cristo como nuestro Salvador personal.
Y ahora, estamos esperando que pasen los últimos que faltan, para ya orar por las personas que ya están al frente esperando la oración por ellos, para que Cristo les reciba, les perdone y les limpie con Su Sangre preciosa, y sean bautizados en el Nombre de Jesucristo, y Cristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego.
Y ahora, vamos a ver por aquí los que faltan de pasar que se encuentran en esta sección y desean vivir eternamente con Cristo y todavía, pues no han recibido a Cristo como su Salvador, por lo cual necesitan recibir a Cristo.
También vamos a ver en esta otra sección, por aquí ya vienen pasando más personas. Vamos a ver también en esta otra sección acá, los que faltan por pasar para orar por ustedes también.
Recuerden que es un asunto de vida o muerte: si rechazamos a Cristo dice que el que no creyere, será condenado: “mas el que no creyere, será condenado.” Pero para el que cree, dice:
“Mas el que creyere y fuere bautizado, será salvo.” Será salvo, vivirá eternamente con Cristo en Su Reino en un cuerpo nuevo, eterno, inmortal, incorruptible y glorificado, como el cuerpo glorificado de Jesucristo nuestro Salvador. Cuando tengamos ese nuevo cuerpo diremos: “Éste era el cuerpo que yo deseaba tener, este cuerpo no se pone viejo, este cuerpo ni una gripe le da, este cuerpo no le sale ni una arruga, este cuerpo ni una cana le sale.”
Y pasarán años, siglos, milenios, y millones de años y permanecerá jovencito, como desde el momento en que usted lo ha recibido. ¿Por qué? Porque será un cuerpo igual al cuerpo glorificado de Jesucristo nuestro Salvador. Ésa es la clase de cuerpo que Jesucristo tiene para todos aquellos que lo reciben como su Salvador.
Él nos salva de la muerte eterna y nos da Vida eterna, para eso fue que Él vino, y por eso predicamos la salvación y la Vida eterna en el Nombre del Señor Jesucristo: para que toda persona tenga la oportunidad de recibir la Vida eterna, porque no hay nada más importante que la Vida eterna.
Cristo dijo: “¿De qué le vale al hombre si ganare todo el mundo y pierde su alma? ¿Y qué recompensa dará el hombre por su alma? Porque el Hijo del Hombre vendrá con Sus Ángeles, y entonces pagará a cada uno conforme a sus obras.”
Por lo tanto, no le vale de nada al ser humano vivir en esta Tierra sin Cristo, no tiene valor la vida sin Cristo. Pero con Cristo sí tiene la valor, con Cristo usted ha sellado su futuro eterno en el Reino de Cristo, para vivir eternamente en un nuevo cuerpo glorificado, inmortal, incorruptible y joven para toda la eternidad, y estar con Cristo en Su Reino como Rey o Reina, como Sacerdote y como Juez.
En ese Reino es que tenemos una posición importante; aunque en esta Tierra no tengamos una posición muy importante, recuerden, en esta Tierra todo es temporal, pero en el Reino de Cristo todo es eterno, y ahí es que queremos tener una buena posición, y la posición es de Reyes, de Sacerdotes y de Jueces. Esa posición es la más grande en el Reino de Cristo, y es ¿para quién? Para ustedes y para mí también.
Ahora, hemos visto que el propósito de nuestra existencia en la Tierra es que recibamos a Cristo como nuestro Salvador personal, para que seamos sellados en el Reino de Cristo con Vida eterna. Éste es el propósito de nuestra estadía en este planeta Tierra.
Por lo tanto, al recibir a Cristo como nuestro Salvador, estamos haciendo aquello para lo cual Dios nos envió a vivir en este planeta Tierra, estamos haciendo lo más importante que tenemos que hacer. No hay nada más importante. Lo más importante es recibir a Cristo como nuestro Salvador, y eso es lo que ustedes están haciendo en esta noche. Por lo tanto, ustedes están haciendo lo más importante de la vida de ustedes, como lo hice yo y como lo han hecho todos los que ya han recibido a Cristo como su Salvador personal.
Por eso es que tenemos la promesa de vivir con Cristo en Su Reino por toda la eternidad, porque hemos hecho aquello para lo cual Dios nos envió a la Tierra, hemos recibido a Cristo como nuestro Salvador personal.
Todavía siguen pasando más personas, y por eso es que no hemos comenzado a orar por ustedes, pero ya dentro de algunos momentos se habrá completado el grupo que en esta noche desea recibir a Cristo como su Salvador personal.
Vamos a dar unos segundos aquí, para las personas de esta sección, para que pasen al frente, y también las personas de esta otra sección que desean recibir a Cristo como su Salvador, para que puedan pasar inmediatamente y así orar por todos en esta noche.
Todavía siguen pasando más personas, ¿por qué? Porque desean vivir eternamente con Cristo en Su Reino, por eso también yo recibí a Cristo como mi Salvador, y pasé al frente así como ustedes lo están haciendo en esta noche. Éste es el momento más grande y glorioso para ustedes, como lo fue para mí también.
Recibir a Jesucristo como nuestro Salvador es la decisión más grande que uno hace en la vida, es una decisión que nos coloca en la Vida eterna.
Ya están pasando más personas por este lugar también, por esta área siguen pasando más personas porque desean vivir eternamente con Cristo en Su Reino, ése es el propósito: vivir eternamente con Cristo en Su Reino, y para eso es que hay que recibir a Cristo como nuestro Salvador personal. Toda persona que recibe a Cristo como su Salvador personal, vivirá eternamente con Cristo en Su Reino.
Todavía siguen pasando más personas, porque Dios tiene mucho pueblo, muchos hijos e hijas de Dios en esta Ciudad de Boa Vista, Brasil, y eso es una bendición para esta Ciudad, que Dios tenga muchos hijos e hijas de Dios. Por cuanto al tener muchos hijos e hijas de Dios la bendición de Dios viene para la Ciudad también.
Todavía siguen pasando más personas, porque están sedientas de Vida eterna, de vivir eternamente con Cristo en Su Reino, y para eso es que Cristo murió en la Cruz del Calvario, para eso es que yo estoy aquí también hablándoles, predicándoles de Cristo: para que ustedes puedan recibir a Cristo como su Salvador personal. Podemos ver que continúan pasando personas para recibir Cristo como su Salvador personal.
¿Sabían ustedes una cosa? Que ustedes vinieron a esta actividad guiados por el Espíritu de Dios, porque el alma de ustedes quería recibir a Cristo como su Salvador, ustedes sentían en sus almas una necesidad y un vacío, y estaban buscando a llenar ese vació. Y el único que llena ese vacío es Jesucristo cuando le recibimos acá en nuestra alma, porque este lugar ahí es para Cristo habitar, ése es el trono en nosotros en donde Cristo entra, se sienta y gobierna nuestras vidas.
Ahora, hemos visto el porqué ustedes vinieron a esta actividad: ustedes vinieron a esta actividad porque ustedes en sus almas deseaban recibir a Cristo como su Salvador personal, y en esta noche tuvieron la oportunidad de hacerlo, y en esta noche Cristo entra a vuestra alma, para habitar ahí en su alma y darle Vida eterna, y darle la esperanza de una Vida eterna después de esta vida terrenal.
Por lo tanto, en esta noche usted ha hecho la decisión correcta, la decisión que le coloca a usted en el Reino de Cristo con Vida eterna. Usted sabía que algún día usted recibiría a Cristo como su Salvador, porque usted desea vivir eternamente.
Y toda persona que desea vivir eternamente en su alma desea recibir la Vida eterna, y Jesucristo es la Vida eterna. Por lo tanto, desea recibir a Cristo como su Salvador, aunque primero no lo comprendía, pero ya esta noche a través de lo que hemos hablado ahora lo ha comprendido, y por eso ha venido para recibir a Cristo como su Salvador personal.
Todavía siguen pasando más personas porque desean vivir eternamente con Cristo en Su Reino. Pueden continuar pasando para orar por ustedes en esta noche.
Todavía continúan pasando más personas. Recuerden que esta es la decisión más grande que usted ha hecho en su vida, esta decisión en donde usted recibe Vida eterna, es la decisión que hicieron como tres mil personas cuando Pedro predicó el Día de Pentecostés, ¿por qué? Porque ellos deseaban recibir Vida eterna, y esta Vida eterna está escondida en Jesucristo nuestro Salvador.
Todavía continúan pasando más personas, vamos a ver, los que todavía faltan de pasar, los cuales en sus almas desean Vida eterna, y estaremos orando por ustedes, para que Cristo les dé Vida eterna y ustedes aseguren su futuro eterno.
Hay que asegurar el futuro eterno, y con quien único lo podemos asegurar es con Jesucristo nuestro Salvador. Ninguna otra persona le puede asegurar a usted su vida después de esta vida terrenal, por lo tanto, el futuro suyo después que termine esta vida terrenal el único que se lo puede asegurar es Jesucristo.
Por eso recibimos a Cristo, y Él nos asegura una Vida eterna para después que termine esta vida terrenal. Todavía continúan pasando más personas en esta noche, que desean vivir eternamente con Cristo en Su Reino, y eso es importante para ustedes y para mí también, es una decisión tan importante, que de esa decisión depende nuestro futuro eterno. No hay otro nombre en el cual podamos ser salvos y vivir eternamente, solamente en el Nombre del Señor Jesucristo.
Ya estamos para orar por las personas que han pasado al frente, diríamos que como la mitad de los que han asistido en esta noche, es que ustedes desean vivir eternamente y ya saben el secreto de la Vida eterna, saben cómo vivir eternamente: recibiendo a Cristo como su Salvador personal, ése es el secreto.
Y ahora, vamos ya a orar por los que han pasado al frente. Si queda alguna persona, puede pasar inmediatamente y estaremos orando también por ustedes. Por aquí vienen más personas.
Dios tiene muchos hijos e hijas de Dios en esta Ciudad, Dios tiene muchas personas escritas en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero desde antes de la fundación del mundo. Por eso están recibiendo a Cristo como su Salvador personal.
Ya vamos a orar. Unos segunditos para las últimas personas que faltan. Vamos a inclinar nuestros rostros y vamos a orar a Dios en estos momentos:
Padre nuestro que estás en el Cielo, santificado sea Tu Nombre, venga Tu Reino, hágase Tu voluntad en la Tierra como en el Cielo. El pan nuestro físico y espiritual dánoslo hoy en tiempo presente, y perdona nuestras deudas, nuestros pecados.
Dios Eterno, vengo a Ti con todas estas personas que han pasado al frente para recibir a Cristo como su Salvador personal, Te ruego que por medio de Cristo perdones sus pecados y con la Sangre de Cristo les limpies de todo pecado, y les justifiques, les dejes como si nunca en la vida hubiesen pecado, y sean bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo y Tú les bautices con Espíritu Santo y Fuego y produzcas en ellos el nuevo nacimiento, entren al Reino de Dios, nazcan al Reino de Dios, al Reino de Cristo, y así sean añadidos a la Iglesia del Señor Jesucristo.
En Tus manos los entrego ¡Oh, Padre Celestial! En el Nombre del Señor Jesucristo recíbelos y salva sus almas. En el Nombre del Señor Jesucristo.
Y ahora, repitan esta oración que he de hacer en favor de ustedes:
Señor Jesucristo, he escuchado y he reconocido que Tú eres el único que puedes salvar mi vida, mi alma, yo sé que Tú eres el único que puedes perdonar mis pecados, y Tu Sangre me limpia de todo pecado.
Señor Jesucristo, Te recibo como mi Salvador, Te ruego perdones mis pecados, y Te ruego me limpies con Tu Sangre preciosa de todo pecado, y Te ruego Señor Jesucristo que me bautices con Espíritu Santo y Fuego luego de ser bautizado en agua en Tu Nombre.
Yo he creído en Ti, Te he recibido como mi Salvador, y seré bautizado en Tu Nombre en agua porque yo he creído en Ti y Te he recibido como mi Salvador, Tú dijiste: “El que creyere y fuere bautizado, será salvo.” Yo he creído y seré bautizado en agua en Tu Nombre, y, Señor, Tú me salvarás.
Señor, en Tus manos encomiendo mi alma, salva mi alma. Creo con toda mi alma que Tu Sangre me limpia de todo pecado.La Sangre de Jesucristo me limpia de todo pecado. La Sangre de Jesucristo me limpió de todo pecado.
Y ahora en Tus manos me encomiendo, soy Tuyo Señor Jesucristo, en Tus manos me encomiendo. ¡Oh, Dios Eterno! En Tus manos estoy, guía mi vida. Y, Señor, que cuando termine mi vida terrenal yo continúe viviendo contigo en Tu Reino. Te lo ruego ¡Oh, Padre Celestial! En el Nombre del Señor Jesucristo. Amén y amén.
Cristo les ha recibido, Cristo ha perdonado vuestros pecados, y Jesucristo les ha limpiado con Su Sangre de todo pecado, Cristo los ha justificado, los ha dejado como si nunca en la vida hubiesen pecado.
Y ahora, por cuanto toda persona en la Biblia que recibió a Cristo como su Salvador, sabiendo que Cristo dijo: “El que creyere y fuere bautizado, será salvo.” Siempre cuando recibían a Cristo como su Salvador preguntaban: “¿Qué impide que yo sea bautizado?”
El eunuco vio agua y le dijo a Felipe: “¿Qué impide que yo sea bautizado? He aquí agua.” Felipe le dijo: “Si crees, bien puedes.” Y él dijo: “Yo he creído.” Por lo tanto Felipe lo bautizó en agua.
Y ahora ustedes luego de haber creído se preguntan: “¿Cuándo seré bautizado?” Y cuando ven que hay un bautisterio con agua allá, preguntan: “¿Qué impide que yo sea bautizado? Allá hay agua.” Si ha creído de todo corazón bien puede ser bautizado, y usted dice: “Yo he creído con todo mi corazón en Jesucristo como mi Salvador, lo he recibido como mi Salvador.”
Por lo tanto, nada impide que usted sea bautizado, usted bien puede ser bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo esta misma noche.
Por lo tanto, dejaré al Rvdo. correspondiente aquí, Isaltino Fonseca de Souza, para indicarles dónde obtener las ropas bautismales para que la ropa que ustedes tienen no se les moje; para que ustedes puedan ser bautizados y luego cambiarse de ropa de nuevo e ir a sus hogares con la ropa seca que ustedes tienen, les proveerán ropas bautismales para ser bautizados en esta noche.
Así que dejo al Rvdo. Isaltino Fonseca de Souza para indicarles dónde están las ropas bautismales y los lugares dónde cambiarse de ropa, les estarán ayudando para que puedan ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo esta misma noche en la cual ustedes han creído.
“El que creyere y fuere bautizado, será salvo.” Esta es noche de salvación para cada uno de ustedes.
Que las bendiciones de Jesucristo, el Ángel del Pacto, sean sobre todos ustedes y sobre mí también, y continúen pasando una noche llena de las bendiciones de Jesucristo nuestro Salvador.
Ya tenemos al Rvdo. Isaltino Fonseca para indicarles dónde obtener las ropas bautismales aquí mismo.
Que Dios les bendiga y les guarde a todos.
“¿QUÉ PENSÁIS DEL CRISTO?”