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| Los grandes misterios de Dios | 2003-06-04 | 1 | San Bartolomé, Milpas Altas | Sacatepéquez | GT | 00:00:00 | false |
Muy buenas noches, amados amigos y hermanos presentes; es para mí una bendición grande estar con ustedes en esta ocasión, para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios y Su Programa correspondiente a este tiempo final. Para lo cual leemos en San Mateo, capítulo 13, verso 33 en adelante, 33 al 35, Jesús hablando aquí una parábola, dice:
“Otra parábola les dijo: El reino de los cielos es semejante a la levadura que tomó una mujer, y escondió en tres medidas de harina, hasta que todo fue leudado.
Todo esto habló Jesús por parábolas a la gente, y sin parábolas no les hablaba;
para que se cumpliese lo dicho por el profeta, cuando dijo:
Abriré en parábolas mi boca;
Declararé cosas escondidas desde la fundación del mundo.”
Y el Salmo 78, verso *1, es donde esta Escritura, donde dice:
“Escucha, pueblo mío, mi ley;
Inclinad vuestro oído a las palabras de mi boca.
Abriré mi boca en proverbios;
Hablaré cosas escondidas desde tiempos antiguos.”
Y ahora, nuestro tema es: “LOS GRANDES MISTERIOS DE DIOS.”
Todos los grandes misterios de Dios están contenidos en la Biblia, la Palabra de Dios; y son muchos los misterios divinos que el ser humano ha deseado conocer. Por ejemplo, tenemos el mismo misterio de Dios, quién es Dios. Tenemos el misterio de Dios Padre, tenemos el misterio del Hijo de Dios, tenemos el misterio del Espíritu Santo; estos son los misterios mayores.
Luego tenemos el misterio del Libro de la Vida del Cordero, que es el Libro sellado con Siete Sellos que aparece en Apocalipsis, capítulo 5, verso 1 en adelante. Ese Libro contiene los nombres de todos los escogidos de Dios, que son las ovejas del Padre, las cuales han sido dadas a Cristo, para que les dé Vida eterna.
En ese Libro está contenido todo el Programa de la Creación de Dios. Antes de existir la Creación, ya Dios había pensado todo lo que Él iba a crear, y por consiguiente todo está registrado en el Libro de la Vida del Cordero, que es el Libro de los Siete Sellos, es un Libro abstracto, por consiguiente todo lo que está en ese Libro es lo que Dios crearía; y ahí están ustedes y estoy yo también. Por lo tanto, cada uno de nosotros teníamos que venir a esta Tierra para recibir a Cristo como nuestro Salvador, y así el nombre nuestro que está en ese Libro ser manifestado aquí en la Tierra, y nosotros así recibir a Cristo como nuestro Salvador.
Y hasta que haya venido a la Tierra hasta el último de las personas que tienen sus nombres escritos en el Libro de la Vida del Cordero, que es el Libro sellado con Siete Sellos de Apocalipsis, capítulo 5, verso 1 en adelante, hasta que haya venido a la Tierra y haya recibido a Cristo como su Salvador, puede Cristo salir del Trono de Intercesión. Por consiguiente, Cristo permanecerá allí hasta que hasta el último escrito en ese Libro sea cubierto con la Sangre de Cristo nuestro Salvador.
Cristo dijo en San Mateo, capítulo 18, versos 11 al 14:
“Porque el Hijo del Hombre ha venido para salvar lo que se había perdido.”
¿Para qué vino Cristo? Para salvar lo que se había perdido. En San Lucas, capítulo 19, verso 10, dice:
“Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido.”
Y son las ovejas del Padre las que se habían perdido.
Ahora, vean aquí a continuación, donde leímos en San Mateo, capítulo 18, verso 11 en adelante, dice:
“Porque el Hijo del Hombre ha venido para salvar lo que se había perdido.
¿Qué os parece? Si un hombre tiene cien ovejas, y se descarría una de ellas, ¿no deja las noventa y nueve y va por los montes a buscar la que se había descarriado?
Y si acontece que la encuentra, de cierto os digo que se regocija más por aquélla, que por las noventa y nueve que no se descarriaron.
Así, no es la voluntad de vuestro Padre que está en los cielos, que se pierda uno de estos pequeños.”
No es la voluntad de Dios que se pierda ninguna oveja del Padre. No es la voluntad de Dios que las ovejas de Dios, las ovejas del Padre, que son esas almas de Dios, esos hijos e hijas de Dios, no es la voluntad de Dios que se pierdan esas personas. Por eso en San Juan, capítulo 10, Cristo dice (verso 1 en adelante)... vamos a ver:
“De cierto, de cierto os digo: El que no entra por la puerta en el redil de las ovejas, sino que sube por otra parte, ése es ladrón y salteador.
Mas el que entra por la puerta, el pastor de las ovejas es.
A éste abre el portero, y las ovejas oyen su voz; y a sus ovejas llama por nombre, y las saca.”
¿Por qué el Buen Pastor llama por nombre, por el nombre, a la ovejas? Porque de todas las ovejas del Padre, porque el nombre de cada una de esas ovejas está escrito en el Libro de la Vida del Cordero.
“Y cuando ha sacado fuera todas las propias, va delante de ellas; y las ovejas le siguen, porque conocen su voz.”
Recuerden que la Voz del Buen Pastor es Su Palabra, es la Voz de Cristo.
“Mas al extraño no seguirán, sino huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños.
Esta alegoría les dijo Jesús; pero ellos no entendieron qué era lo que les decía.
Volvió, pues, Jesús a decirles: De cierto, de cierto os digo: Yo soy la puerta de las ovejas.
Todos los que antes de mí vinieron, ladrones son y salteadores; pero no los oyeron las ovejas.
Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo; y entrará, y saldrá, y hallará pastos.”
Aquí podemos ver que Cristo es el Buen Pastor, Cristo también es la Puerta del Redil de las ovejas. ¿Y quiénes son las ovejas? Todos nosotros. El Redil de las ovejas es la Iglesia del Señor Jesucristo, donde Él llama y coloca Sus ovejas. También aquí mismo en el capítulo 10, verso 14 en adelante, dice Cristo:
“Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas, y las mías me conocen,
así como el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; y pongo mi vida por las ovejas.
También tengo otras ovejas que no son de este redil (o sea, que no son del pueblo hebreo, sino que son de entre los gentiles); aquéllas también debo traer, y oirán mi voz; y habrá un rebaño, y un pastor.”
El Rebaño es la Iglesia del Señor Jesucristo, donde estarán colocadas las ovejas del Señor, y el Buen Pastor es Cristo. Y el Buen Pastor, aunque Él murió, fue sepultado, resucitó y luego ascendió al Cielo, Él en Espíritu Santo está en medio de Sus ovejas, está en medio de Su Iglesia, y está llamando y juntando Sus ovejas de etapa en etapa, de siglo en siglo, de cada edad en cada edad.
Y es Cristo en Espíritu Santo el que llama y junta a Sus ovejas, cuando envía cada uno de Sus Mensajeros de edad en edad, y las ovejas de Dios oyen la Voz de Cristo a través del Mensajero que Él envía para cada edad, y reciben a Cristo como su Salvador, lavan sus pecados en la Sangre de Cristo, son bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y Cristo los bautiza con Espíritu Santo y Fuego, y así obtienen el nuevo nacimiento, nacen en el Reino de Dios, nacen en el Redil del Buen Pastor, nacen en la Iglesia del Señor Jesucristo, como ovejas del Buen Pastor.
Por lo tanto, Cristo en medio de Su Iglesia es el que lleva a cabo esa Obra: Cristo en Espíritu Santo en medio de Su Iglesia. Y Él en medio de Su Iglesia en Espíritu Santo estaría dándonos a conocer los misterios del Reino de Dios.
Vean, en San Mateo, capítulo 13, verso 11 en adelante, dice... vamos a ver, verso 9 en adelante, dice:
“El que tiene oídos para oír, oiga.
Entonces, acercándose los discípulos, le dijeron: ¿Por qué les hablas por parábolas?
El respondiendo, les dijo: Porque a vosotros os es dado saber los misterios del reino de los cielos; mas a ellos no les es dado.”
Aquí podemos ver que a unas personas les es dado a conocer los misterios del Reino de los Cielos. ¿Quiénes son esas personas? Las ovejas que el Padre le da, para que las llame y las junte en Su Redil, y ahí Él les enseña los misterios del Reino de los Cielos, porque Él está en medio de Su Iglesia en Espíritu Santo, guiando a Su Iglesia.
También encontramos en San Mateo, capítulo 11, verso 25 en adelante, a Cristo hablando en la siguiente forma:
“En aquel tiempo, respondiendo Jesús, dijo: Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y de los entendidos, y las revelaste a los niños.
Sí, Padre, porque así te agradó.
Todas las cosas me fueron entregadas por mi Padre; y nadie conoce al Hijo, sino el Padre, ni al Padre conoce alguno, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar.”
El conocimiento de quién es Jesucristo depende de Jesucristo y aquél a quien Cristo lo quiera revelar. “Mis ovejas oyen mi Voz y me siguen.” Esas son las personas que obtendrán de parte de Cristo la revelación divina de quién es Jesucristo y quién es el Padre, y la Obra que Dios el Padre ha realizado a través de Jesucristo nuestro Salvador.
Y así, con esa revelación divina, las personas escritas en el Cielo en el Libro de la Vida del Cordero oyen la Voz de Cristo, el Buen Pastor, ¿y qué hacen? Reciben a Cristo como su Salvador personal, lavan sus pecados en la Sangre de Cristo, son bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y Cristo los bautiza con Espíritu Santo y Fuego, y así obtienen el nuevo nacimiento, nacen en el Reino de Dios, la Iglesia de Jesucristo como hijos e hijas de Dios, nacen así en el Reino de Cristo con Vida eterna.
Porque el nacimiento natural que obtuvimos a través de nuestros padres terrenales, no nos colocó con Vida eterna aquí en la Tierra. Pero el nuevo nacimiento nos coloca en el Reino de Cristo con Vida eterna.
Por lo tanto, ya la persona que ha recibido a Cristo como su Salvador, tiene Vida eterna, y no perecerá jamás; si muere el cuerpo físico, no tiene ningún problema, sigue viviendo porque tiene Vida eterna, sigue viviendo en otra dimensión llamada: “El Paraíso,” que es la sexta dimensión, sigue viviendo la persona en el cuerpo angelical, que ha recibido de parte de Cristo; y por consiguiente esa persona se encuentra feliz en el Paraíso, y espera allí junto con las demás personas que están allí, que ya han partido de esta dimensión terrenal, pero que habían recibido a Cristo como su Salvador personal; esperan allí hasta que Cristo complete Su Iglesia, y Él ha estado formando Su Iglesia con las personas que tienen sus nombres escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero; personas que son llamadas y juntadas en el Cuerpo Místico de Cristo, en el Redil del Señor, porque esas son las ovejas que el Padre le dio a Cristo, para que les dé Vida eterna.
Y ahora, entre los misterios de Dios, los grandes misterios de Dios, usted y yo somos un misterio grande.
Vean, antes de conocer a Cristo (ustedes) no sabían ustedes quiénes eran, pensaban que habían llegado aquí por casualidad. Pero ahora sabemos que hemos sido enviados por Dios del Cielo a esta Tierra, para cumplir el propósito divino de recibir a Cristo como nuestro Salvador, y ser limpios con la Sangre de Cristo, y ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo. Cristo dijo: “El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.”
Los que no creen pues no son ovejas de Dios, ovejas que el Padre le dio a Cristo. Como los que no querían creer en Cristo en aquellos días que Cristo estaba en la Tierra predicando, ¿qué les dijo Cristo a ellos? Vamos a ver, que lo diga el mismo Cristo en el capítulo 10 de San Juan, en el mismo capítulo que estamos leyendo, donde Cristo habla de las ovejas que el Padre le dio, dice el capítulo 10, verso 22 en adelante:
“Celebrábase en Jerusalén la fiesta de la dedicación. Era invierno,
y Jesús andaba en el templo por el pórtico de Salomón.
Y le rodearon los judíos y le dijeron: ¿Hasta cuándo nos turbarás el alma? Si tú eres el Cristo, dínoslo abiertamente.
Jesús les respondió: Os lo he dicho, y no creéis; las obras que yo hago en nombre de mi Padre, ellas dan testimonio de mí;
pero vosotros no creéis, porque no sois de mis ovejas, como os he dicho.”
Y aunque esas son palabras duras, porque hay personas que piensan que todos los seres humanos son las ovejas de Dios, las ovejas que el Padre le dio a Cristo, para que les dé Vida eterna. Pero no es así. Cristo aquí dice que estas personas aunque eran personas muy religiosas, no eran ovejas de Cristo. Vean:
“...pero vosotros no creéis, porque no sois de mis ovejas, como os he dicho.
Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen.”
¿Ven la identificación de las ovejas de Cristo que el Padre le dio para que les dé Vida eterna? Oyen la Voz de Cristo y siguen a Cristo. ¿Y qué hace Cristo con esas ovejas que oyen Su Voz y le siguen? “Y Yo les doy Vida eterna.” La recompensa o la dádiva, el don gratuito, que Dios da a esas personas es Vida eterna, por escuchar la Voz de Cristo, creer en Cristo como nuestro Salvador, ser bautizados en agua en Su Nombre, y Cristo los bautiza con Espíritu Santo y Fuego, y reciben Vida eterna, reciben el Espíritu de Vida eterna, el Espíritu Santo, y así obtienen el nuevo nacimiento, nacen en el Reino de Cristo como unos bebés, nacen en el Redil del Señor, que es la Iglesia de Cristo, como unos corderitos o corderitas. Sigue diciendo:
“...y no perecerán jamás (o sea, que vivirán eternamente con Cristo en Su Reino), ni nadie las arrebatará de mi mano.
Mi Padre que me las dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre.”
Por lo tanto, esas ovejas nunca se perderán, esas ovejas tienen Vida eterna y no perecerán jamás, vivirán eternamente con Cristo en Su Reino. Ése es uno de los grandes misterios de Dios, y es un misterio que se relaciona con usted y conmigo, y con Cristo. Por lo tanto, ése es un misterio que ya está abierto para todos nosotros.
Hemos escuchado la Voz de Cristo, hemos recibido Su Palabra, hemos creído en el Evangelio, hemos creído en Su Primera Venida y Su Obra de Redención en la Cruz del Calvario, muriendo por nosotros, porque somos de Sus ovejas, somos de Sus ovejas, y por eso hemos escuchado Su Voz en este tiempo final.
Vean también aquí en San Juan, capítulo 16, verso 12 en adelante, dice:
“Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis sobrellevar.
Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir.”
Por lo tanto, el Espíritu Santo vino el Día de Pentecostés y ha permanecido en la Iglesia de Jesucristo, guiando a Su Iglesia y enseñándole todas las cosas que han de suceder, y guiándola a toda justicia y a toda verdad, y enseñándole las cosas que Cristo dijo que tenía que decirle a Su Iglesia, pero que en aquellos días no las podían sobrellevar. Sigue diciendo:
“El me glorificará; porque tomará de lo mío, y os lo hará saber.
Todo lo que tiene el Padre es mío; por eso dije que tomará de lo mío, y os lo hará saber.”
Y ahora, es el Espíritu Santo el que ha venido desde el Día de Pentecostés en adelante en la Iglesia de Jesucristo, para guiarla a toda justicia y a toda verdad, y enseñárle todas las cosas que Cristo enseñó, y para recordarle todas esas cosas, y para darle a conocer las cosas que han de venir. En San Juan, capítulo 14, verso 26, dice:
“Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho.”
Aquí también encontramos lo que Cristo dice que hará el Espíritu Santo en medio de Su Iglesia. En el capítulo 15 también de San Juan, verso 26, dice Cristo, hablando del Espíritu Santo dice:
“Pero cuando venga el Consolador, a quien yo os enviaré del Padre, el Espíritu de verdad, el cual procede del Padre, él dará testimonio acerca de mí.
Y vosotros daréis testimonio también, porque habéis estado conmigo desde el principio.”
Y ahora, podemos ver que es el Espíritu de Cristo en Su Iglesia, guiando a la Iglesia de Jesucristo y enseñándole todas las cosas que han de suceder, y recordándole todas las cosas que Cristo enseñó cuando estuvo aquí en la Tierra en carne humana. Por lo tanto, Cristo ha estado, está y estará en medio de Su Iglesia en Espíritu Santo, hablándole a Su Iglesia, y llamando y juntando a Sus ovejas en el Redil del Señor, el Redil del Buen Pastor, que es la Iglesia del Señor Jesucristo, hijos de Dios.
Y ahora, encontramos que Cristo dijo que estaría con nosotros, ¿hasta cuándo? En San Mateo, capítulo 28... capítulo 28 de San Mateo, dice del verso 18... Capítulo 28, verso 18 en adelante de San Mateo, dice:
“Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra.
Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo;
enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.”
Él tenía que irse pronto, pero Él vendría en Espíritu Santo, y vino el Día de Pentecostés, y permanece en Su Iglesia desde aquél entonces, y ha estado guiando a Su Iglesia a toda justicia y a toda verdad, y ha estado revelándole todas las cosas que deben suceder pronto, y ha estado llamando y juntando Sus ovejas en el Redil del Señor, que es la Iglesia del Señor Jesucristo. Y ahí es donde está el misterio de Cristo, en donde está velado y revelado.
El misterio de Cristo en Su Iglesia está velado y revelado, y de edad en edad Cristo en Espíritu Santo se vela en carne humana en un Mensajero y a través de ese Mensajero llama y junta Sus ovejas en esa edad, y las coloca en unión completa con Cristo en el Cuerpo Místico de Cristo, que es Su Iglesia.
Así ha estado sucediendo de etapa en etapa, de edad en edad. Y hemos llegado al tiempo de la Edad de la Piedra Angular, donde el Espíritu Santo todavía continúa en Su Iglesia, y está llamando y juntando Sus escogidos de este tiempo final. ¿Dónde los llama y los junta? En Su Cuerpo Místico de creyentes, que es Su Iglesia en la etapa correspondiente a este tiempo, que es la etapa de la Edad de la Piedra Angular.
Y ahora, la Iglesia del Señor Jesucristo es uno de los grandes misterios de Dios, porque la Iglesia del Señor Jesucristo es una Nueva Raza que está siendo creada por Dios a través de Cristo. Cristo es el Segundo Adán. El primer Adán tenía una comisión divina, y era traer hijos e hijas de Dios con Vida eterna; pero por cuanto pecó, por cuanto Adán y Eva pecaron, ya los hijos que trajeron a existencia eran mortales, trajeron hijos pero sin Vida eterna; por consiguiente no pudieron traer los hijos e hijas de Dios que están escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero. No pudieron traer esos hijos de Dios con Vida eterna a la Tierra.
Pero Cristo nuestro Salvador, que es el Segundo Adán, traería hijos e hijas de Dios a existencia en el Programa de la Creación de esa Nueva Raza, porque esa Nueva Raza es la raza original que Dios predestinó, la raza original que Dios tuvo en Su mente para crear con Vida eterna.
Por lo tanto, el Segundo Adán ha estado llamando y juntando en Su Iglesia millones de seres humanos, y ha estado produciendo la creación de una Nueva Raza con Vida eterna. Por eso es que cuando las personas reciben a Cristo como su Salvador, lavan sus pecados en la Sangre de Cristo y son bautizados en agua en Su Nombre, Cristo los bautiza con Espíritu Santo y Fuego, y esas personas obtienen el nuevo nacimiento, nacen de nuevo, nacen en el Reino de Dios, nacen del Cielo, porque el nuevo nacimiento es del Cielo.
El nacimiento que obtuvimos por nuestros padres terrenales es terrenal, pero el nuevo nacimiento es celestial. Por lo tanto, el Segundo Adán está trayendo a existencia una Nueva Raza con Vida eterna, es en la raza que estaba en el Programa de la Creación original, para que Adán y Eva trajeran a existencia esa raza. Pero pecaron y por consiguiente no pudieron traer a existencia con Vida eterna esa raza. Pero con todo y eso en medio de esa raza caída, la cual murió a la Vida eterna, en medio de esa raza caída, vean ustedes, han estado naciendo esas almas de Dios, para luego recibir a Cristo como su Salvador, y obtener el nacimiento celestial, el nuevo nacimiento, y así nacer del Cielo con Vida eterna.
Y pasan por la primera etapa, que es el nuevo nacimiento, donde obtienen el cuerpo angelical de la sexta dimensión; y después obtendrán el cuerpo físico glorificado, igual al cuerpo glorificado de Jesucristo nuestro Salvador. Eso es un misterio grande del Reino de Dios, un misterio grande de Dios. Por eso cuando San Pablo habló en Primera de Corintios, capítulo 15, versos 49 al 58, él dijo que esto era un misterio, es un misterio de Dios: “He aquí (dice), he aquí os digo un misterio.” Vamos a ver Primera de Corintios, capítulo 15, para que veamos cómo él lo expresa aquí. Capítulo 15, verso 49 en adelante, dice, de Primera de Corintios:
“Y así como hemos traído la imagen del terrenal, traeremos también la imagen del celestial.
Pero esto digo, hermanos: que la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios, ni la corrupción hereda la incorrupción.
He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos transformados.”
Así como hemos recibido una transformación interior y hemos obtenido el nuevo nacimiento, obtendremos una transformación física, y obtendremos el cuerpo nuevo, el cuerpo glorificado, igual al cuerpo glorificado de Jesucristo nuestro Salvador. Aquí mismo lo dice, dice:
“He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos transformados,
en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados.
Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad.
Y cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en victoria.”
Y ya cuando seamos transformados físicamente, la muerte física ya no existirá para nosotros; como al ser transformados espiritualmente y obtener el nuevo nacimiento, la muerte espiritual ya desapareció para nosotros, ya tenemos Vida eterna. Pero falta la transformación física, para que también desaparezca la muerte física, y obtengamos un cuerpo físico, glorificado, eterno, inmortal, incorruptible, como el cuerpo de nuestro amado Señor Jesucristo. Esto es uno de los grandes misterios de Dios.
Así que entre todos los misterios de Dios hemos visto que está el misterio de Dios mismo, el misterio del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo; el misterio del Padre y Jesucristo. Ese misterio del Padre y de Jesucristo es el misterio de Dios morando en Jesucristo nuestro Salvador (Nota - Aquí hubo un corte en el audio original)... Universo visible también. “Porque lo que se ve fue hecho de lo que no se veía,” dice San Pablo en Hebreos, capítulo 11, verso 1 en adelante, cuando dice:
“Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.
Porque por ella alcanzaron buen testimonio los antiguos.
Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía.”
Por ejemplo, tenemos el caso de Adán: antes de Adán tener el cuerpo físico de carne, que fue creado del polvo de la Tierra, el cual Dios le creó para Adán, antes de tener esa forma visible, Adán tenía un cuerpo invisible, un cuerpo angelical. ¿Ven? Y luego vino a existencia lo visible a la vista humana.
Por lo tanto, lo que se ve es hecho de lo que no se veía. Hay un mundo invisible y hay un mundo visible también. Hay cuerpos visibles y hay cuerpos invisibles a la vista humana.
Ahora, podemos ver que todo eso está en el Programa de Creación de Dios, y por consiguiente corresponden estas cosas a los grandes misterios de Dios.
Tenemos también: “La Creación,” es un misterio la Creación del planeta Tierra. Pero Dios fue el que creó el planeta Tierra y el que estableció en el planeta Tierra al ser humano. Vamos a ver en Proverbios, capítulo 30, dice... capítulo 30, Dios hablándole a Job, vamos a ver... o corrijo, el de Job es el 37. Y aquí en Proverbios, vamos a ver aquí lo que nos dice capítulo 30 ó Proverbios 30, verso 4 en adelante, dice:
“¿Quién subió al cielo, y descendió?
¿Quién encerró los vientos en sus puños?
¿Quién ató las aguas en un paño?
¿Quién afirmó todos los términos de la tierra?
¿Cuál es su nombre, y el nombre de su hijo, si sabes?”
O sea, fue Dios, y el Nombre de Su Hijo es Jesucristo.
Y ahora, veamos lo que fue dicho acá en Job, para que tengamos el cuadro claro aquí, de lo que Dios ha dicho con relación a la Creación del Universo, lo cual es un misterio para el ser humano. Siendo un misterio para el ser humano, siendo un misterio para el ser humano, entonces solamente Dios es el que puede abrir estos misterios al ser humano. Job capítulo 38, verso 4 en adelante, dice, y aun un poquito antes, es Dios hablándole a Job, dice:
“Entonces respondió Jehová a Job (vamos a comenzar en el verso 1) desde un torbellino, y dijo:
¿Quién es ése que oscurece el consejo
Con palabras sin sabiduría?
Ahora ciñe como varón tus lomos;
Yo te preguntaré, y tú me contestarás.
¿Dónde estabas tú cuando yo fundaba la tierra?
Házmelo saber, si tienes inteligencia.
¿Quién ordenó sus medidas, si lo sabes?
¿O quién extendió sobre ella cordel?
¿Sobre qué están fundadas sus bases?
¿O quién puso su piedra angular,
Cuando alababan todas las estrellas del alba,
Y se regocijaban todos los hijos de Dios?”
Y ahora, todas las estrellas del alba y todos los hijos de Dios se regocijaban cuando Dios estaba creando este planeta Tierra.
Y ahora, el propósito de este planeta Tierra es que sea el centro del Universo, sea la capital del Universo completo. Por eso es que en el libro del Apocalipsis, en el capítulo 21, encontramos que la Nueva Jerusalén estará sobre este planeta Tierra, y ahí estará el Trono de Dios y del Cordero. El Trono Celestial de Dios estará en este planeta Tierra, y el Trono del Cordero, que es el Trono de David, estará sobre este planeta Tierra en esa misma ciudad, la Nueva Jerusalén.
Ahora, podemos ver que el planeta Tierra es un misterio. Pero el misterio es que éste es el lugar que Dios en Su Programa de Creación, el centro de operaciones de Dios, luego del Reino Milenial. Desde este planeta Tierra se gobernará el Universo completo, y eso es un misterio grande, pero vean, está aquí en la Palabra de Dios; porque todos los misterios de Dios están en Su Palabra, porque la Palabra de Dios son los pensamientos de Dios expresados por medio de Sus Profetas, por medio de Sus Mensajeros.
Vean en el libro del Apocalipsis, capítulo 21, versos 22 al 27, dice:
“Y no vi en ella templo; porque el Señor Dios Todopoderoso es el templo de ella, y el Cordero.
La ciudad no tiene necesidad de sol ni de luna que brillen en ella; porque la gloria de Dios la ilumina, y el Cordero es su lumbrera.
Y las naciones que hubieren sido salvas andarán a la luz de ella; y los reyes de la tierra traerán su gloria y honor a ella.
Sus puertas nunca serán cerradas de día, pues allí no habrá noche.
Y llevarán la gloria y la honra de las naciones a ella.
No entrará en ella ninguna cosa inmunda, o que hace abominación y mentira, sino solamente los que están inscritos en el libro de la vida del Cordero.”
Esa Nueva Jerusalén es la Ciudad para todas las personas que tienen sus nombres escritos en el Libro de la Vida del Cordero. Muchas personas tratan de conseguir la ciudadanía de algún país importante, y allí tener un pasaporte y poder trabajar en esa nación, y vivir mucho mejor de lo que vivían primero. Y si pensaran bien, buscarían la mejor ciudad y la mejor nación, y esta es la Ciudad Celestial, la Nueva Jerusalén.
Y para ser ciudadanos de la Nueva Jerusalén, hay que nacer en esa Ciudad. ¿Y cómo podemos nacer en esa Ciudad? Para nacer en esa Ciudad, las personas lo logran recibiendo a Cristo como su Salvador personal, y así son perdonados sus pecados, son lavados en la Sangre de Cristo, son limpios de todo pecado por la Sangre de Cristo, y son bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y Cristo los bautiza con Espíritu Santo y Fuego, y obtienen el nuevo nacimiento, la Vida eterna entra a ellos y son nacidos del Cielo, y por consiguiente su ciudadanía nueva es celestial, es del Cielo.
Así como al nacer en la Tierra a través de nuestros padres terrenales, obtuvimos una ciudadanía terrenal de la nación donde hemos nacido, cuando obtenemos el nacimiento celestial, el nuevo nacimiento, obtenemos la ciudadanía celestial.
Por eso San Pablo en Filipenses, capítulo 3, verso 20 al 21, dice:
“Mas nuestra ciudadanía está en los cielos.”
Eso es para todos los creyentes en Cristo nacidos de nuevo, porque han nacido del Cielo, porque el nuevo nacimiento es celestial; y por consiguiente toda persona que obtiene el nuevo nacimiento ha obtenido la ciudadanía celestial, en donde tendrá todas las bendiciones del Cielo. Y en el Reino Milenial tendrá las bendiciones del Cielo manifestadas en la Tierra, y vivirá en la Tierra con Cristo en Su Reino, como Rey, Sacerdote y Juez, así será para cada creyente en Cristo, porque Él nos ha limpiado con Su Sangre preciosa y nos ha hecho para nuestro Dios Reyes y Sacerdotes, y reinaremos con Él, con Cristo, por mil años y luego por toda la eternidad.
“Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo;
el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya, por el poder con el cual puede también sujetar a sí mismo todas las cosas.”
Con ese poder con el cual Él sujeta a Sí mismo todas las cosas, con ese poder es que Él nos va a transformar y nos va a dar el cuerpo nuevo y eterno, y entonces seremos inmortales físicamente también, y seremos personas celestiales, y viviremos con Cristo en este planeta Tierra, en Jerusalén, y gobernaremos con Cristo sobre el planeta Tierra completo. Y luego del Reino Milenial estaremos en el juicio final como jueces con Cristo. “Porque los santos juzgarán al mundo, y aun a los ángeles (a los ángeles caídos).”
Y luego regresaremos a la Tierra para vivir eternamente con Cristo, y desde aquí, desde el planeta Tierra, se gobernará, no solamente las diferentes naciones que estarán en la Tierra, sino se gobernará todo el Universo. Desde este planeta Tierra estará Dios en Cristo con Su Iglesia, gobernando el Universo completo.
Por lo tanto, el Universo va a ser poblado y nosotros estaremos reinando con Cristo en la eternidad, no solamente sobre el planeta Tierra, sino sobre todo el Universo. Todas esas galaxias, todos esos sistemas solares, todo estará siendo gobernado por Cristo y Su Iglesia desde este planeta Tierra; y estará poblado, se poblará el Universo completo. “Porque lo que se ve es hecho de lo que no se ve.” Por lo tanto, el mundo invisible se va a materializar, de lo invisible se materializará lo que será visible en el Universo completo.
Por lo tanto, continuará hacia adelante el Programa de Creación Divina en el campo físico también.
Ahora, este es uno de los grandes misterios de Dios, y lo vamos a dejar quietecito, ya que queremos aprovechar y ver lo que corresponde a nuestro tiempo, porque de eso depende nuestro futuro. De nada nos serviría saber lo que va a venir en el futuro, y no estar preparados para vivir en el futuro.
Por lo tanto, tenemos que enfrentar la realidad del presente, Cristo dijo:
“Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.
El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.”
Para estar preparados para vivir eternamente con Cristo en Su Reino, y disfrutar esta Vida eterna en este planeta Tierra y en el Universo completo, tenemos que estar preparados; y como nos preparamos es recibiendo a Cristo como nuestro Salvador personal, y así somos restaurados a la Vida eterna, y somos reconciliados con Dios para vivir eternamente con Cristo en Su Reino.
Hay otros misterios que solamente los voy a mencionar así rápidamente: les hablé del misterio de Dios, el misterio del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo; el misterio del Libro de la Vida del Cordero y los nombres escritos en ese Libro, hemos visto que ahí es donde están nuestros nombres, es el Libro de la Redención, es el Título de Propiedad de los Cielos y de la Tierra.
Les hablé también de la Creación del ser humano, de Adán y Eva; también les hablé de la Creación el mundo invisible y del mundo visible; la Creación del planeta Tierra; la Creación también de un pueblo, una nación, la Creación del pueblo hebreo como nación, eso es una Obra de Creación que Dios llevó a cabo usando al Profeta Moisés.
Luego tenemos los misterios de Adán, de Eva, de Abel, de Set; está también el misterio de la serpiente, está también el misterio de Caín, está también el misterio de la descendencia de Caín, y el misterio de la descendencia de Set, está también el misterio de Noé; como también anteriormente el misterio de Enoc, que fue transpuesto sin ver muerte, y para no ver muerte; está el misterio también de Matusalén, que vivió 1969 años, el hombre que más ha vivido en la Tierra; está también el misterio de Noé, ese Profeta de Dios dispensacional.
Está también el misterio de los Profetas de Dios, de diferentes edades, y el misterio de los Profetas dispensacionales de Dios, que son solamente siete Profetas dispensacionales, de los cuales Adán fue el primero, Set el segundo, y el tercero fue Noé, el cuarto fue Abraham, el quinto fue Moisés, el sexto Jesús, y el séptimo el Ángel del Señor Jesucristo.
También el misterio de las dispensaciones: la primera dispensación: la Dispensación de la Inocencia, la segunda: la Dispensación de la Consciencia, la tercera: la Dispensación del Gobierno Humano, la cuarta: la Dispensación de la Promesa, la quinta: la Dispensación de la Ley, la sexta: la Dispensación de la Gracia, y la séptima: la Dispensación del Reino.
Vean, todos esos son grandes misterios de Dios, grandes misterios divinos. Ya estamos viviendo en el tiempo final, por lo tanto estamos viviendo en el tiempo en que la séptima dispensación se entrelaza con la sexta dispensación. Y el Mensaje de la séptima dispensación se entrelaza con el Mensaje de la sexta dispensación. El Mensaje de la séptima dispensación es el Evangelio del Reino, y el Mensaje de la sexta dispensación es el Mensaje del Evangelio de la Gracia.
El Evangelio de la Gracia gira alrededor de la Primera Venida de Cristo y el Evangelio del Reino gira alrededor de la Segunda Venida de Cristo.
Esos dos son los grandes misterios: la Primera Venida de Cristo y la Segunda Venida de Cristo, esos son los dos misterios mayores del Reino de Dios.
Ahora, tenemos el misterio de la Iglesia del Señor Jesucristo, como también tenemos el misterio de la Primera Venida de Cristo y Su Sacrificio en la Cruz del Calvario en Su Obra de Redención, luego el misterio de la Iglesia de Jesucristo naciendo el Día de Pentecostés, luego el misterio de la Iglesia de Jesucristo pasando por las diferentes etapas, la etapa en medio del pueblo hebreo y luego las diferentes etapas en medio de los gentiles, hasta llegar a este tiempo final, en donde la Iglesia de Jesucristo se encuentra en la etapa de la Edad de la Piedra Angular, y esa etapa ha estado cumpliéndose, ha estado manifestándose en la América Latina y el Caribe, y eso es un misterio grande del Reino de Dios.
Por esa causa es que en la América Latina y el Caribe están recibiendo la Palabra de Dios en este tiempo final, y miles de personas están recibiendo a Cristo como su Salvador personal, y un grande avivamiento está manifestándose en la América Latina y el Caribe, y aun se está extendiendo hacia otras naciones y continentes. Este avivamiento está pasando al África también.
Por lo tanto, esto es un misterio del Reino de Dios que corresponde a este tiempo final. Bajo este misterio es que son llamados y juntados los escogidos de este tiempo final, y son preparados para ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero; porque bajo este misterio correspondiente a este tiempo final es que la gran Voz de Trompeta, la Voz de Cristo, llama y junta a los escogidos de Dios de este tiempo final.
Pues Cristo dijo que el Hijo del Hombre enviará a Sus Ángeles con gran Voz de Trompeta y juntarán a Sus escogidos. Y están los escogidos de entre los gentiles de la Iglesia de Jesucristo, y están los escogidos del pueblo hebreo. Antes de ser llamados y juntados los escogidos del pueblo hebreo, que son ciento cuarenta y cuatro mil, doce mil de cada tribu, primero son llamados y juntados los escogidos de Dios de la Iglesia del Señor Jesucristo. Y los últimos escogidos son los escogidos del Cuerpo Místico de Cristo, los miembros de la Iglesia de Jesucristo de este tiempo final.
Y pronto se completará la Iglesia de Jesucristo y entonces el misterio de la Iglesia de Jesucristo y el misterio de la Edad final de la Iglesia de Jesucristo, la Edad de la Piedra Angular, se habrá completado. Esa Edad es una Edad eterna, por lo tanto, es la etapa en donde los escogidos de Dios entrarán físicamente a eternidad, obtendrán el cuerpo nuevo y glorificado, los que vivimos, y los que han partido serán resucitados en cuerpos inmortales, cuerpos glorificados.
Por lo tanto, la etapa de la Edad de la Piedra Angular es la etapa más importante de la Iglesia de Jesucristo, y eso era un misterio grande de Dios, el cual ha sido abierto para nosotros en este tiempo final, y ha sido abierto también el misterio del territorio donde este misterio se abriría, se manifestaría.
Ahora, hemos visto que en la misma forma en que Dios obró con Su Iglesia de edad en edad, estaría obrando en este tiempo final: un Mensaje, un Mensajero, un territorio, un pueblo. Y a nosotros nos han caído las cuerdas en lugares deleitosos, y grande es la heredad que nos ha tocado a nosotros en la América Latina y el Caribe. La bendición que nos ha tocado es grande en los grandes misterios de Dios.
Y ahora, hemos visto que éramos un misterio, los latinoamericanos y caribeños éramos un misterio, pero ese misterio ya está abierto, era el pueblo donde Dios cumpliría la etapa de la Edad de la Piedra Angular, y donde Él llamaría y juntaría los escogidos del Día Postrero, y de ahí se extendería el llamado y el Mensaje a otros territorios, en donde el Mensaje llama y junta los escogidos que haya en esos territorios, para que se complete el número de la Iglesia de Jesucristo, y Cristo se levante del Trono del Padre, tome el Título de Propiedad, lo abra en el Cielo y reclame, haga Su Obra de Reclamo, y resucite a los muertos creyentes en Él, y a nosotros nos transforme y nos lleve con Él a la Cena de las Bodas del Cordero, a la Casa de nuestro Padre Celestial.
Y ahora, siendo que usted y yo somos uno de los grandes misterios de Dios, hemos visto el porqué hemos escuchado la predicación del Evangelio y hemos recibido a Cristo como nuestro Salvador personal, y así también será para todos los que aún no lo han recibido, pero que lo recibirán en alguna ocasión, y entonces el misterio de quién es la persona, se abrirá para la persona, y entonces tendrá el conocimiento, la revelación divina, que es un hijo o una hija de Dios.
Y ahora, ¿para cuántos ya el misterio de quién es usted, fue abierto? (Nota - La congregación responde: “Amén.”) Para mí también. Somos hijos e hijas de Dios, somos la Familia de Dios, la descendencia de Dios. Y por eso es que Él nos ha llamado y nos ha juntado en Su Redil, Su Cuerpo Místico de creyentes, que es Su Iglesia; y por consiguiente ya tenemos Vida eterna, estamos esperando nuestra transformación, estamos esperando ser transformados, y por consiguiente ser colocados físicamente en la Vida eterna también, en la Vida eterna física, que será nuestra transformación.
Pero toda persona que no ha recibido a Cristo como su Salvador, todavía no tiene Vida eterna, todavía no ha sido restaurado a la Vida eterna, todavía no ha sido perdonado, todavía no ha sido lavado con la Sangre de Cristo, todavía no ha sido reconciliado con Dios, por lo tanto, su futuro no está en el Reino de Cristo, usted no ha puesto su futuro con Cristo en Su Reino, y necesita colocar su futuro en las manos de Cristo para vivir con Cristo eternamente en Su Reino, pues ése es el único Reino que permanecerá para toda la eternidad.
Por lo tanto, en esta noche tendrá la oportunidad (usted) de recibir a Cristo como su Salvador, y así asegurar su futuro en el Reino de Cristo, y así poder dormir tranquilo todas las noches, sabiendo que si en algún momento tiene que partir de esta Tierra, va al Paraíso. Pero si no tiene que partir, lo que le espera entonces será la transformación de su cuerpo estando vivo.
Pero si parte, pues luego lo que le espera, va al Paraíso y luego le espera la resurrección en un cuerpo nuevo y eterno. Cuando uno tiene esta esperanza, uno duerme tranquilo, y uno vive una vida tranquila con la paz de Cristo en el alma, sabiendo que es una oveja del Señor, un hijo o una hija de Dios, que tuvo que venir a esta Tierra para hacer contacto con Cristo, la Vida eterna, recibirlo como su Salvador, y obtener el perdón de sus pecados, y ser limpiado con la Sangre de Cristo, y ser bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, para recibir el Espíritu de Cristo, el Espíritu de Vida eterna, para así nacer en el Reino de Cristo, obtener el nuevo nacimiento y ser así sellado con el Espíritu Santo para el Día de la Redención, para el Día de la transformación de nuestros cuerpos, para el Día en que recibiremos un cuerpo eterno y glorificado.
¿Y dónde están esas personas que van a recibir ese cuerpo eterno y glorificado? Aquí estamos, estamos aquí esperando ese cuerpo glorificado; todos los días lo estamos esperando, y algún día lo hemos de obtener. Ya sabemos que lo hemos de obtener porque ya hemos obtenido el cuerpo angelical primero, y luego recibiremos el cuerpo físico glorificado.
Por lo tanto, en esta noche le damos gracias a Dios por Jesucristo, porque Él vino para buscar y salvar lo que se había perdido, o sea, vino para buscarnos y salvarnos a todos nosotros.
Y ahora, estamos esperando que Cristo complete Su Iglesia, para que Él resucite a los muertos creyentes en Él en cuerpos glorificados y nos transforme a nosotros los que vivimos.
Toda persona que todavía no ha recibido a Cristo como su Salvador, y escuchado en esta noche, tiene la oportunidad para que Cristo perdone sus pecados, lo limpie con Su Sangre preciosa de todo pecado, y sea bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y Cristo lo bautice con Espíritu Santo y Fuego, y obtenga el nuevo nacimiento y entre así al Reino de Dios, nazca en el Reino de Dios.
Por lo tanto, esta noche es la oportunidad, para los que todavía no han recibido a Cristo como su Salvador personal, y el Rvdo. Miguel Bermúdez Marín estará orando por ustedes. También los niños de doce años en adelante pueden recibir a Cristo como su Salvador personal; y los que en alguna ocasión habían servido a Cristo y se apartaron, pueden reconciliarse con Cristo.
El Rvdo. Miguel Bermúdez Marín ya está por aquí listo para orar por las personas que quieren que Cristo salve sus almas. Las personas que todavía no han recibido a Cristo, lo pueden hacer en esta noche, y Cristo salvará su alma.
Ha sido para mí un privilegio grande estar con ustedes en esta noche, dándoles testimonio de nuestro tema: “LOS GRANDES MISTERIOS DE DIOS.”
Hemos visto así a la ligera todos estos misterios de Dios, y hemos visto que somos también nosotros un misterio de Dios. Así que siendo un misterio de Dios tenemos que entrar al Programa de Dios para Vida eterna.
Bueno, dejo al Rvdo. Miguel Bermúdez Marín, para que ore por las personas que quieren ser reconciliadas con Dios, las personas que quieren que Cristo salve sus almas.
Con nosotros el Rvdo. Miguel Bermúdez Marín. Muchas gracias por vuestra amable atención, y continúen pasando una noche llena de las bendiciones de Jesucristo nuestro Salvador; y nos veremos mañana Dios mediante en la capital, donde serán las actividades de mañana, de pasado mañana, y del domingo en la mañana; la del domingo en la mañana será en “El Palacio de Industria,” algo así. El Rvdo. Tirzo Ramiro Girón les dirá la dirección correcta, cuando le toque a él, y allá también en las actividades de mañana y pasado mañana, que serán en la zona 7, y luego el domingo en la mañana, pues será en un lugar más amplio, para que quepan todas las personas.
Bueno, que Dios les continúe bendiciendo a todos, que Dios les guarde, y nos veremos mañana Dios mediante. Y ya tenemos al Rvdo. Miguel Bermúdez Marín, para que ore por las personas que no han recibido a Cristo y que en esta noche quieren recibir a Cristo, porque quieren vivir eternamente con Cristo en Su Reino.
Que Dios les bendiga y pasen todos muy buenas noches.
“LOS GRANDES MISTERIOS DE DIOS.”