obsidian/es/conferencias/2003/05/spa-2003-05-13-1-una_doctri...

63 KiB
Raw Permalink Blame History

title date activity place city state country duration public youtube translations files
Una Doctrina con Autoridad 2003-05-13 1 Zacatecas Zacatecas MX 00:00:00 false

Muy buenas noches, amados amigos y hermanos presentes; es para mí un privilegio y bendición grande estar con ustedes en esta ocasión, para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios y Su Programa correspondiente a este tiempo final. Reciban todos saludos de mi esposa Erica, y también los niños reciban saludos de América mi niña, y también de Yahannah Gabriela mi otra niña.

Para esta noche leemos en San Mateo, capítulo 7, versos 21 al 29, donde dice:

No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.

Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?

Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad.

Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca.

Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca.

Pero cualquiera que me oye estas palabras y no las hace, le compararé a un hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena;

y descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y dieron con ímpetu contra aquella casa; y cayó, y fue grande su ruina.

Y cuando terminó Jesús estas palabras, la gente se admiraba de su doctrina;

porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas.”

Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.

Nuestro tema es: “UNA DOCTRINA CON AUTORIDAD.” “UNA DOCTRINA CON AUTORIDAD.”

Una doctrina es una enseñanza, una Enseñanza con autoridad hay solo una: la de Dios; cualquier otra enseñanza que no sea la Enseñanza de Dios para el pueblo de Dios, no es una enseñanza con autoridad, no es una enseñanza con la autoridad de Dios, la autoridad del Cielo.

Y ahora, toda persona desea escuchar una enseñanza con autoridad, por lo tanto necesita entonces escuchar la Enseñanza que viene del Cielo, que viene con la autoridad de Dios, la Enseñanza que Dios respalda, porque es la Enseñanza de Dios para el pueblo de Dios.

Todos los Profetas de Dios han traído una Enseñanza para el pueblo de Dios con autoridad; esa autoridad es la autoridad de Dios, porque son enviados por Dios y con la autoridad de Dios, por eso hablan sin titubeos la palabra que les ha sido dada a ellos para el pueblo. En Isaías, capítulo 28, verso 9, dice:

¿A quién se enseñará ciencia, o a quién se hará entender doctrina? ¿A los destetados? ¿a los arrancados de los pechos?”

Y ahora en San Mateo, capítulo 11, veamos cómo esta Enseñanza, Ciencia y Doctrina divina, es dada por revelación divina a los niños; y los niños, no significa literalmente que sean niños pequeños, sino personas, personas que no tienen unos doctorados en teología, personas que no son teólogos, como los eran los doctores de la Ley, los fariseos y saduceos, los sacerdotes y el sumo sacerdote, que eran personas que tenían sus doctorados en teología, eran los sabios de aquel tiempo.

Ahora, en San Mateo, capítulo 11, versos 25 al 27, dice:

En aquel tiempo, respondiendo Jesús, dijo: Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y de los entendidos, y las revelaste a los niños.

Sí, Padre, porque así te agradó.

Todas las cosas me fueron entregadas por mi Padre; y nadie conoce al Hijo, sino el Padre, ni al Padre conoce alguno, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar.”

Y ahora, encontramos en este pasaje, que Dios ha escondido de los sabios y entendidos (esto es de los sacerdotes, del sumo sacerdote, de los doctores de la Ley, de los fariseos y de los saduceos de aquel tiempo había escondido estas cosas), esta Doctrina Celestial, esta Enseñanza Celestial: la revelación divina de quién es Jesucristo nuestro Salvador en Su Primera Venida.

¿Quién es Jesucristo? Muchos pensaban que era un Profeta, otros pensaban que era un farsante, y así por el estilo.

Ahora, veamos en San Mateo, capítulo 16, versos 13 en adelante, dice:

Viniendo Jesús a la región de Cesarea de Filipo, preguntó a sus discípulos, diciendo: ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre?

Ellos dijeron: Unos, Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, Jeremías, o alguno de los profetas.”

Esa era la opinión del pueblo. La opinión del sumo sacerdote y de los doctores de la ley y del concilio del sanedrín, era que Jesús era un loco, era un samaritano que tenía demonios y que era un engañador, que estaba engañando al pueblo, y que por el dedo de Beelzebú, el príncipe de los demonios, echaba fuera los demonios. Esa era la opinión de los grandes líderes religiosos de aquel tiempo, los mismos líderes religiosos que sabían y que le leían al pueblo que Dios enviaría al Mesías, y que el Mesías sería el que salvaría a Israel.

Pero vean, vino el Mesías y ahora el misterio de la Primera Venida de Cristo está escondida de todos esos sabios y entendidos en teología, en asuntos religiosos, estaba escondido ese misterio de esos grandes líderes religiosos, de la religión y sus líderes religiosos del pueblo hebreo; o sea, estaba escondida esa revelación de los líderes religiosos de la religión hebrea, del concilio de la religión hebrea, del concilio del sanedrín.

Pero ahora Cristo aquí, luego de preguntar: “¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre?” Obtiene la respuesta de que el pueblo piensa que es Juan el Bautista que ha resucitado, como también Herodes (uno de los reyes), pensaba así.

Ahora, otros pensaban que era el Profeta Elías, porque estaba prometido que el Profeta Elías vendría; pero ya había venido, era Juan el Bautista, y no lo recibieron. Porque cuando Dios promete que va enviar un Profeta, el cual ya vino y se fue, lo que sucede es que Dios envía el ministerio que estuvo en aquel Profeta, lo envía en otro hombre, en otro Profeta, aunque no se llame del mismo nombre que tenía el otro Profeta.

Por eso cuando Dios prometió que enviaría a Elías, luego cuando apareció era Juan el Bautista. El mismo Arcángel Gabriel hablando al sacerdote Zacarías, que es el padre de Juan el Bautista, le dijo que tendría un hijo, y que le llamaría, le pondría por nombre: “Juan,” y que él vendría con el espíritu y virtud de Elías.

Vean, en San Lucas, capítulo 1, verso 13 en adelante, dice:

Pero el ángel le dijo: Zacarías, no temas; porque tu oración ha sido oída, y tu mujer Elisabet te dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Juan.”

Zacarías, el sacerdote, había orado para que Dios le concediera tener un hijo por medio de su esposa Elisabet, la cual era estéril, y ya para ese tiempo ya estaba avanzada en edad.

Y ahora, el Arcángel Gabriel es enviado por Dios al sacerdote Zacarías, y le dice: “Tu oración ha sido escuchada.” Eso nos muestra que luego de nosotros orar a Dios y hacer nuestras peticiones a Dios, tenemos que con paciencia esperar; porque Dios ha escuchado nuestra oración y luego Él envía Su respuesta para cumplir el deseo de nuestro corazón, si está conforme a la Palabra de Dios.

Y tendrán gozo...” Vamos a ver...

Pero el ángel le dijo: Zacarías, no temas; porque tu oración ha sido oída, y tu mujer Elisabet te dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Juan.

Y tendrás gozo y alegría, y muchos se regocijarán de su nacimiento;

porque será grande delante de Dios. No beberá vino ni sidra, y será lleno del Espíritu Santo, aun desde el vientre de su madre.

Y hará que muchos de los hijos de Israel se conviertan al Señor Dios de ellos.

E irá delante de él con el espíritu y el poder de Elías, para hacer volver los corazones de los padres a los hijos, y de los rebeldes a la prudencia de los justos, para preparar al Señor un pueblo bien dispuesto.”

Y ahora, vean cómo la profecía de que Dios mandaría a Elías para tornar el corazón de los padres a los hijos; lo cual es tornar el corazón del pueblo hebreo bajo la Ley, tornarlos a la fe de los Apóstoles, a la fe cristiana.

Y ahora, Juan el Bautista vino, y los grandes líderes religiosos del pueblo hebreo estaban esperando la venida del Profeta Elías, y como el Profeta Elías se había ido en un carro de fuego o platillo volador, pues esperaban que viniera en un platillo volador o en un carro de fuego. Pero vino en una forma sencilla: naciendo a través de Elisabet y el sacerdote Zacarías; porque lo que vendría de Elías sería el ministerio de Elías repitiéndose en otro hombre. Y el único que tiene ministerios es el Espíritu Santo, el Espíritu Santo vendría manifestado en Juan el Bautista operando el ministerio que había operado en el Profeta Elías.

Y ahora, podemos ver que ellos perdieron la bendición de ver al Profeta Elías prometido para ese tiempo, porque el Profeta Elías prometido para ese tiempo era Juan el Bautista que vino con el espíritu y poder de Elías y no lo reconocieron.

En San Mateo, capítulo 17 también, versos 10 al 13, dice:

Entonces...” Luego que Jesús bajó del Monte de la Transfiguración, dice:

Entonces sus discípulos le preguntaron, diciendo: ¿Por qué, pues, dicen los escribas que es necesario que Elías venga primero?

Respondiendo Jesús, les dijo: A la verdad, Elías viene primero (o sea, un Elías para el futuro)... y restaurará todas las cosas.

Mas os digo que Elías ya vino, y no le conocieron, sino que hicieron con él todo lo que quisieron; así también el Hijo del Hombre padecerá de ellos.

Entonces los discípulos comprendieron que les había hablado de Juan el Bautista.”

Para el Señor Jesucristo el Elías prometido para venir en esos días (para Jesús), era Juan el Bautista el cumplimiento de esa promesa. También, de esto también dio testimonio Jesús en el capítulo 11 de San Mateo, versos 11 en adelante, aún un poquito antes, dice: “Mientras...” versos 7 en adelante:

Mientras ellos se iban, comenzó Jesús a decir de Juan a la gente: ¿Qué salisteis a ver al desierto? ¿Una caña sacudida por el viento?

¿O qué salisteis a ver? ¿A un hombre cubierto de vestiduras delicadas? He aquí, los que llevan vestiduras delicadas, en las casas de los reyes están.

Pero ¿qué salisteis a ver? ¿A un profeta? Sí, os digo, y más que profeta.

Porque éste es de quien está escrito: He aquí, yo envío mi mensajero delante de tu faz, El cual preparará tu camino delante de ti.

De cierto os digo: Entre los que nacen de mujer no se ha levantado otro mayor que Juan el Bautista; pero el más pequeño en el reino de los cielos, mayor es que él.”

¿Cómo puede ser posible que una persona pequeña en el Reino de los Cielos; o sea, un creyente en Cristo recién nacido en el Evangelio, un creyente en Cristo sencillo; cómo puede ser posible que sea mayor que un Profeta tan grande como Juan el Bautista? Sencillo, vean, aquí sigue diciendo:

Porque todos los profetas y la ley profetizaron hasta Juan.

Y si queréis recibirlo, él es aquel Elías que había de venir.”

Ahora, los Profetas y la Ley hasta Juan profetizaron, Juan el Bautista fue el último de los Profetas de la Ley, y los que están bajo la Ley o estaban bajo la Ley son los siervos de Dios, el pueblo hebreo; los del Reino de los Cielos son los hijos e hijas de Dios que han recibido a Cristo como su Salvador, han lavado sus pecados en la Sangre de Cristo, han sido bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y Cristo los ha bautizado con Espíritu Santo y Fuego, y han obtenido el Nuevo nacimiento, han nacido de nuevo, han nacido del Agua y del Espíritu y han entrado al Reino de Dios, han nacido en el Reino de Dios como un bebé, un bebé, un creyente en Cristo pequeñito, pero ese niño espiritual que ha nacido en el Reino de Dios, es mayor que Juan el Bautista, el cual fue un Profeta tan grande, tan poderoso.

¿Por qué? Porque los creyentes en Cristo nacidos de nuevo, son los miembros de la Iglesia de Jesucristo y pertenecen al Israel Celestial, que está compuesto por los hijos e hijas de Dios. Y los de la Ley de Cristo hacia atrás, las personas que estaban bajo la Ley, pertenecen al pueblo de los siervos, al pueblo hebreo.

¿Y qué es más grande: un siervo o un hijo de Dios? Un hijo de Dios es más grande que un siervo.

Vean, cuando nació Isaac, el hijo de Abraham: en aquel tiempo Abraham tenía un siervo muy grande y se llamaba Eliezer, y ese siervo era el administrador, el más importante, era el más grande de todos después de Abraham, después de Abraham y Sara. Pero cuando nació Isaac, un bebé tan pequeño era el más grande que el siervo más grande. ¿Por qué? Porque el que nació era, no un siervo de Abraham sino un hijo de Abraham.

Y cuando nace un hijo de Dios en el Reino de Dios, nace uno mayor que Juan el Bautista, ya sea hombre o mujer, los creyentes en Cristo son mayores que Juan el Bautista; el más pequeño del Reino de los Cielos es mayor que él, que Juan el Bautista. ¿Vieron lo sencillo que es?

Y ahora, los Profetas y la Ley hasta Juan profetizaron, el último Profeta fue Juan, pero de la Ley, y de la Gracia el primero y el Mayor es nuestro amado Señor Jesucristo, y después vinieron más Profetas como San Pedro y otros Apóstoles, y también San Pablo, que era Apóstol y Profeta también. Y encontramos las profecías de San Pedro y de San Pablo en el Nuevo Testamento. ¿Ven?

Ahora, encontramos que hasta Juan profetizaron los Profetas del Antiguo Testamento; pero para el Nuevo Testamento, los Profetas del Nuevo Testamento comenzaron con Jesucristo nuestro Salvador, con el más grande. Por eso es que Cristo también dice que enviará Profetas a Su Iglesia. Y San Pablo dice que Dios ha colocado en Su Iglesia Apóstoles, Profetas, Evangelistas, Pastores y Maestros. Eso está en Efesios, capítulo 4.

Por lo tanto, podemos ver que ahora en el Nuevo Testamento hay un Nuevo Pacto, y ya no hay que estar sacrificando animalitos como se hacía en el Antiguo Testamento, ya no hay necesidad de sacrificios de animalitos para cubrir el pecado con la sangre de esos animalitos, porque ya se ha llevado a cabo un Sacrificio perfecto, que es el Sacrificio de nuestro amado Señor Jesucristo. Ya Dios no acepta sacrificios de animalitos por el pecado, excepto uno sólo: el de Jesucristo nuestro Salvador. Por eso Juan el Bautista, cuando vio a Jesús dijo: “He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo.”

Ahora, el pueblo hebreo, ya no ha podido tener sacrificios en el templo (porque ya no tiene templo), no ha podido tener el sacrificio de la expiación por el pecado del día diez, del mes séptimo de cada año, que es el sacrificio de la expiación para la reconciliación del pueblo hebreo con Dios por un año. Pero ahora, Dios ha establecido un Sacrificio perfecto para la reconciliación de hebreos y también de gentiles, no por un año, sino por toda la eternidad, una reconciliación para toda la eternidad.

Por lo tanto, ya toda persona sea hebrea o no sea hebrea, sea de entre los hebreos o sea de entre los gentiles, tiene al alcance el Sacrificio por el pecado para obtener el perdón de sus pecados, ser limpio de todo pecado, ya no cubierto con la sangre de un animalito, sino limpio con la Sangre de Jesucristo nuestro Salvador; porque la Sangre de Cristo no cubre el pecado, sino que lo quita, lo limpia, lo vuelve a su origen, lo regresa al diablo que fue el originador del pecado.

Por lo tanto, en el Nuevo Testamento toda persona puede ser reconciliada con Dios, una persona puede confesar a Dios sus pecados a través de Cristo, y puede obtener el perdón de sus pecados, puede ser limpiado de todo pecado, y puede ser bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y puede recibir el Espíritu Santo y obtener el Nuevo Nacimiento y así nacer en el Reino de Dios con Vida eterna.

Ahora, ya no está tratando Dios con una nación, con los hebreos, sino que está tratando con individuos hebreos o gentiles. Por lo tanto, todos tienen el mismo privilegio de acercarse a Dios a través del Sacrificio de Cristo para obtener el perdón de sus pecados, ser limpiados de todo pecado con la Sangre de Jesucristo, ser bautizados en agua en el Nombre Señor Jesucristo y recibir el Espíritu Santo y obtener el Nuevo nacimiento y obtener salvación y Vida eterna y obtener la reconciliación con Dios. Vean lo sencillo.

Ahora, esa no es una doctrina humana, esa no es una Enseñanza humana; eso es una Doctrina, una Enseñanza del Cielo, Celestial; por lo tanto esa es una Doctrina con autoridad. Ninguna otra persona le puede ofrecer a usted salvación y Vida eterna, ninguna otra persona le puede perdonar a usted los pecados, solamente: Jesucristo nuestro Salvador. Por lo tanto Jesucristo es el que tiene la Enseñanza, la Doctrina con autoridad del Cielo, y nosotros hemos recibido esa Doctrina con autoridad: hemos recibido el Evangelio de la Gracia, el Evangelio de Cristo, para darlo a conocer a todo ser humano, para que todo aquel que en Él cree no se pierda, mas tenga Vida eterna.

Vean, en San Juan, capítulo 3, nos dice hablándonos acerca de Jesucristo nuestro Salvador, capítulo 3, verso 14 en adelante, Cristo hablando, dice:

Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado,

para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.”

Así como Moisés levantó la serpiente de bronce en el desierto, cuando el pueblo hebreo, a causa de pecar contra Dios le vino juicio y serpientes venenosas mordían a los hebreos allá en el desierto; y toda persona mordida por una serpiente venenosa está condenado a muerte, estando vivo ya está muerto, porque solamente le quedan algunos minutos o segundos, depende la clase de serpiente venenosa que lo haya mordido; y solamente le queda entonces un corto tiempo para hablar algunas palabras. Pero Dios le dijo al Profeta Moisés: “Prepara una serpiente de bronce, levántala en una vara, en una asta, en un asta; y cuando son moridos por serpientes venenosas, que miren a esa serpiente de bronce y vivirán (o sea, no morirán, vivirán).”

¿Qué misterio tenía esa serpiente de bronce? Por cuanto la serpiente de bronce representa el pecado ya juzgado, porque el bronce representa el juicio divino; los pecados del pueblo hebreo estaban ya juzgados en esa serpiente de bronce, y por lo tanto toda persona mordida por serpientes venenosas que miraba con una mirada de fe a esa serpiente de bronce, el veneno, el veneno de la serpiente que lo había mordido quedaba anulado, y por consiguiente vivía, porque ya la condenación de muerte desaparecía; quedaba anulado el veneno de muerte, y por consiguiente quedaba anulada la muerte para la persona, era una mirada de fe, no había ninguna química física, era solamente una mirada de fe.

¿Y por qué hubo ese poder en esa serpiente de bronce, que cuando la miraban quedaban sanados? Porque esa serpiente de bronce representa a Jesucristo crucificado llevando Él nuestro pecados.

Y ahora, por cuanto la raza humana fue mordida por una serpiente, la serpiente antigua allá en el Huerto del Edén, vean, el diablo en la serpiente engañó a Eva y trajo el pecado a la raza humana. Y el pecado entró a la raza humana por Adán y Eva, y eso fue una causa por la cual, o la única causa por la cual de ese tiempo hacia acá el ser humano nace, pero nace ya con la condenación, con la condena o con la sentencia de muerte.

Y ya el ser humano en sí murió a la Vida eterna cuando pecó, murió a la Vida eterna, ya el ser humano lo que tiene es vida temporal; y tan frágil la vida, que el ser humano no sabe cuándo terminan sus días aquí. Porque no puede decir: “Todos los seres humanos van a morir a los 70 años.” Entonces los jóvenes podrían decir: “Yo tengo mi futuro asegurado por 70 años.” Pero no es así, mueren los niños recién nacidos, mueren los niños de meses, de años y también mueren los niñitos ya grandes, mueren los jóvenes, mueren los adultos y mueren los ancianos también; en cualquier edad el fruto del veneno del pecado que entró a la raza humana, puede manifestarse en cualquier persona, y la sentencia de la muerte puede venir a la persona en cualquier edad. Por lo tanto, nadie tiene su vida aquí asegurada para decir que va a vivir 70 años ó que va a vivir 100 años.

Ahora, el ser humano tiene una oportunidad única cuando llega a este planeta Tierra para hacer contacto con la Vida eterna y ser reconciliado con Dios a través de Jesucristo nuestro Salvador, para ser sellado y confirmado en la Vida eterna y poder vivir con Cristo en Su Reino por toda la eternidad. El que no aprovecha sus días aquí en la Tierra para recibir a Cristo como su Salvador, ha perdido la única oportunidad que Dios le da al ser humano para ser restaurado a la Vida eterna.

Y para esa restauración a la Vida eterna, solamente el ser humano necesita una mirada de fe, una mirada de fe a Cristo crucificado y creer en Cristo como nuestro Sacrificio por el pecado, recibirlo como nuestro Salvador, Él perdonará nuestros pecados, nos limpiará con Su Sangre de todo pecado y somos bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y Cristo nos bautizará con Espíritu Santo y fuego, y así hemos obtenido el Nuevo Nacimiento, hemos nacido del Agua y del Espíritu y hemos entrado al Reino de Dios, y en el Reino de Dios tenemos Vida eterna.

Toda persona creyente en Cristo nacida de nuevo ya tiene Vida eterna, esa persona no perecerá jamás, aunque su cuerpo físico muera, ya esa persona tiene Vida eterna acá en su corazón, en su alma; y si muere físicamente, va al Paraíso a vivir en el cuerpo angelical teofánico que recibió cuando obtuvo el Nuevo Nacimiento, y luego cuando Cristo resucite a los creyentes en Él que ya han muerto físicamente, esa persona resucitará con todos los demás creyentes en Cristo que han partido.

Y los que estamos vivos para ese tiempo seremos transformados, y entonces tendremos también un cuerpo nuevo, eterno, inmortal, incorruptible y glorificado. Esa es la promesa de la Doctrina de Jesucristo; por lo tanto esa es una promesa de una Doctrina con autoridad. Cristo con autoridad nos habla y nos dice que el que creyere... vamos a ver...

Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado,

para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.” (Nota - Juan 3:13).

Esas son Palabras con autoridad en la Enseñanza, en la Doctrina de Jesucristo, que es una Doctrina con autoridad. Sigue diciendo:

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.”

El que cree no se pierde, sino que tiene Vida eterna; el que no cree se pierde, perdió la oportunidad, y si pierde la oportunidad de salvación, perdió la oportunidad de la Vida eterna. Por eso San Pablo decía a Timoteo: “Echa mano de la Vida eterna.” Y la oportunidad de echar mano de la Vida eterna es mientras estamos viviendo en estos cuerpos mortales. ¿Y cómo echamos mano a la Vida eterna? Echando mano de Jesucristo nuestro Salvador, recibiéndolo como nuestro Salvador.

Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él.

El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios.”

¿Ven? El que no cree ya es condenado. Como las personas que eran mordidas por serpientes venenosas, ya estaban condenadas a muerte; las personas que no creen, ya están condenados a muerte, a la segunda muerte, que es el lago de fuego. Pero el que cree, pues sale de esa condenación y no morirá, no será echado en el lago de fuego, sino que vivirá eternamente con Cristo en Su Reino.

Y ahora, ¿por qué? Porque Cristo tomó nuestros pecados y con Su Sangre nos ha limpiado de todo pecado, y si ha quitado el pecado, por consiguiente la muerte desaparece, y entonces lo que hay es Vida eterna.

Esta es una Enseñanza, una Doctrina con autoridad, porque es una Enseñanza del Cielo, una Enseñanza Celestial, es la Enseñanza para los seres humanos que viven en el planeta Tierra, para que salgan de la angustia existencial en que se encuentra la humanidad en este tiempo, como se encontraba en otros tiempos, en donde no ha sabido de dónde ha venido. La ciencia no ha podido saber de dónde ha venido el ser humano y cómo ha surgido el ser humano, y no sabe porqué está aquí en la Tierra, y no sabe hacia dónde va, no sabe qué será después de esta vida terrenal, no sabe qué será cuando la persona muere.

La ciencia no le puede decir a usted: “Estén tranquilos que cuando ustedes mueran van a ir a una ciudad o van a ir a otra dimensión, a otro mundo a vivir.” La ciencia no lo sabe, no lo cree ¿por qué? Porque esa no es una enseñanza con autoridad, no es una enseñanza del Cielo, pero la ciencia de Dios es una Enseñanza con autoridad, porque es una Enseñanza del Cielo que ha venido por medio del Espíritu Santo para los seres humanos, para que sepan de dónde han venido: el ser humano ha venido de Dios, y está aquí en la Tierra para buscar la reconciliación con Dios a través de Jesucristo y obtener la salvación de su alma y obtener la Vida eterna.

En San Lucas capítulo... capítulo 19, dice Cristo en el verso 10:

Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido.”

La raza humana desde la caída en el Huerto del Edén, desde que pecó en el huerto del Edén, la raza humana está perdida; pero Cristo vino a buscar y a salvar lo que se había perdido. Y por cuanto el ser humano tiene libre albedrío, cada persona tiene que escapar por sí misma, cada persona tiene que recibir a Cristo personalmente para poder obtener la salvación de su alma.

Ya Dios ha hecho Su Programa de salvación por medio de Cristo muriendo en la Cruz del Calvario, y no hay otra forma para la salvación del alma del ser humano. El ser humano es cuerpo: la parte física, espíritu: eso es un cuerpo espiritual y alma; y el alma es lo más importante, porque eso es lo que en realidad es la persona: alma viviente.

Por lo tanto, el Apóstol Pablo decía: “Si nuestra casa terrestre (o sea, el cuerpo), se deshiciese (o sea, muere), tenemos un edificio no hecho de manos (o sea, otro cuerpo de parte de Dios para vivir).”

Así que lo más importante es nuestra alma, y por consiguiente lo más importante para nuestra alma es la salvación, es la Vida eterna. Por lo tanto, lo más importante y la Persona más importante para todo ser humano es Jesucristo nuestro Salvador, el cual es el Camino, la Verdad y la Vida, y dijo: “Y nadie viene al Padre, sino por mí.” (San Juan, capítulo 14, verso 6).

Y ahora, hemos visto que lo más importante es la Vida eterna, y Jesucristo es la Vida eterna, el cual se manifestó en carne humana, para llevar a cabo el Sacrificio por el pecado, para que nosotros podamos tener Vida eterna, para que podamos ser restaurados a la Vida eterna y salir así de la condenación de la muerte que viene a causa del pecado. Si Él quita el pecado de nosotros, entonces la muerte ya no existe para nosotros, sino la Vida eterna; y si nuestro cuerpo físico muere, Él nos va a dar otro nuevo, eterno, inmortal, incorruptible y glorificado como Su cuerpo glorificado, y viviremos con Él por toda la eternidad, y seremos jóvenes, representando siempre de 18 a 21 años de edad.

Esas son promesas de Dios que están en la Escritura, y por consiguiente esas son doctrinas con autoridad, autoridad del Cielo, autoridad de Dios. Y cuando se hablan estas doctrinas, las personas comprenden que esta es una Doctrina con autoridad, con la autoridad de Dios; por lo tanto, esa es la clase de Doctrina que usted y yo necesitamos escuchar y recibir en nuestra alma, para así asegurar nuestro destino eterno.

Y ahora, toda persona necesita asegurar su destino, el que dice: “A mí no me interesa saber qué será de mi vida después de esta vida terrenal.” Pues ya su destino, ¿saben cuál será? El lago de fuego, que es la segunda muerte, donde Dios echará a las personas que no han querido obtener la reconciliación con Dios, no han querido obtener el perdón de sus pecados y no han querido ser reconciliados con Dios, para poder vivir eternamente; por lo tanto pierden el derecho a la Vida eterna, por consiguiente son echados en el lago de fuego, que es la muerte segunda.

Cuando Dios lleve a cabo el juicio final, en donde Cristo juzgará a todos los seres humanos que han vivido en la Tierra, entonces echará en el lago de fuego a todos aquellos que no recibieron a Cristo como su Salvador personal; porque el que no cree, ya es condenado, luego el ser echado en el lago de fuego viene más adelante.

Ahora, tenemos que ver que la Vida eterna es lo más importante para nosotros y no la puede obtener el ser humano por sí mismo, la tiene que obtener a través de Jesucristo, el cual es la Vida eterna, y el que tiene Vida eterna para usted y para mí - hay que obtenerla del que la tiene: de Jesucristo nuestro Salvador.

Cristo, vean, en las promesas que ha hecho para los creyentes en Él, nos dice en San Juan, capítulo 6, versos 39 al 40:

Y esta es la voluntad del Padre, el que me envió: Que de todo lo que me diere, no pierda yo nada, sino que lo resucite en el día postrero.”

¿Ven? Aquí Cristo está diciendo que Él va a resucitar a todos los creyentes en Él, a todos los que el Padre le ha dado, esos son las ovejas que el Padre le ha dado.

Y esta es la voluntad del que me ha enviado: Que todo aquel que ve al Hijo , y cree en él , tenga vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero. ”

¿Quiénes son los que tienen Vida eterna, los que reciben Vida eterna? Los que creen en Jesucristo, los que lo han recibido como su Salvador personal. Si mueren físicamente no tienen ningún problema, serán resucitados en el Día Postrero dijo Jesucristo en la lectura que les dí hace unos momentos. Esa es una Enseñanza, una Doctrina con autoridad que Jesucristo dio, y esa Doctrina contiene el futuro para aquellos creyentes en Cristo. Dice que Él los resucitará - al creyente en Él que ha muerto, lo resucitará en el Día Postrero.

El Día Postrero es el Séptimo milenio de Adán hacia acá, el cual es también el tercer milenio de Cristo hacia acá; porque un día delante del Señor es como mil años, y mil años como un día. Un día delante del Señor es como mil años para los seres humanos.

Ahora, en San Juan, capítulo 11, Cristo hablando con Marta, la hermana de Lázaro cuando Jesús fue a resucitar a Lázaro, el cual es tipo y figura de todos los creyentes en Cristo que hayan muerto y que serán resucitados en el Día Postrero. Vean, Jesús, aquí en San Juan, capítulo 11, verso 23 en adelante, Jesús le habla a Marta y le dice:

Jesús le dijo: Tu hermano resucitará.

Marta le dijo: Yo sé que resucitará en la resurrección, en el día postrero.”

Porque ya Cristo había enseñado que todos los creyentes en Él que morirían, serían resucitados en el Día Postrero, y Marta lo creía con toda su alma. Pero Cristo iba a dar un tipo y figura de lo que Él va a hacer con todos los creyentes en Él que han muerto a través de las diferentes edades.

Cristo, el cual ha prometido una resurrección para el Día Postrero, iba a mostrar allí que Él tiene el poder para llevar a cabo la resurrección para los muertos en Cristo. ¿Y cómo lo podía probar? Resucitando a un muerto, a un muerto que colocó como el tipo y figura, como el ejemplo de todos los muertos en Cristo que van a ser resucitados.

Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá.

Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto?

Le dijo: Sí, Señor; yo he creído que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, que has venido al mundo.”

Ella lo creyó. Por lo tanto ella, la cual ya murió físicamente, está en el Paraíso, Lázaro también está en el Paraíso y María también está en el Paraíso (María la hermana de Marta y de Lázaro), y van a ser resucitados en el Día Postrero, o sea, en el Séptimo Milenio de Adán hacia acá; pero no sabemos en que año del Séptimo Milenio de Adán hacia acá.

Ahora, el creyente en Cristo, cuando le llega el momento de morir físicamente, muere con una esperanza que no tienen las otras personas que no son creyentes en Cristo: muere con la esperanza de que Jesucristo lo va a resucitar en el Día Postrero en un nuevo cuerpo, eterno, inmortal, incorruptible y glorificado. Por eso muere tranquilo, y se despide de su familia diciéndole: “Les veré nuevamente. Nunca se aparten del camino del Señor. Yo volveré, estaré con ustedes, pero vendré jovencito o jovencita, y les veré de nuevo, y cuando regrese, ustedes van a ser transformados también y tendrán un nuevo cuerpo, como el cuerpo nuevo que Cristo me va a dar a mí.”

Por lo tanto, las personas creyentes en Cristo, mueren físicamente con la esperanza de una resurrección en un cuerpo nuevo. Y los familiares de los que parten, permanecen con la esperanza de volverlos a ver. Por lo tanto, eso consuela el alma de los que quedan acá en la Tierra y que sufren por la partida de su papá o de su mamá o de sus hermanos, tienen ese sufrimiento, pero también tienen dentro un consuelo, y es que van al Paraíso esas personas, esos familiares, y están mejor que lo que estaban acá en la Tierra y que van a regresar en un nuevo cuerpo glorificado, el cual Cristo les dará, porque Cristo los va a resucitar.

Por lo tanto, quedamos aquí en la Tierra con la esperanza de pronto ver a nuestros familiares queridos regresando jovencitos en nuevos cuerpos.

Y ahora, podemos ver que estas no son enseñanzas humanas, sino que estas son Enseñanzas, Doctrinas con autoridad. Por eso Jesucristo enseñaba con autoridad: porque estaba enseñando la verdad Celestial, la Verdad de Dios. La verdad de Dios cuando se enseña es una Enseñanza, una Doctrina con autoridad. Él dijo: “El que oye mi palabra y cree al que me envió, tiene Vida eterna, y no vendrá a condenación, mas pasó de muerte a vida.” (San Juan, capítulo 5, verso 24).

Y ahora, podemos ver porqué las personas que seguían a Jesús, lo seguían gozosos y les gustaba escuchar a Jesús predicar: porque les enseñaba con autoridad; no como los doctores de la ley, como los fariseos y saduceos y sacerdotes, que enseñaban sin autoridad. PERO CUANDO CRISTO ENSEÑABA ESO ERA ASÍ DICE EL SEÑOR, ASÍ DICE DIOS, ASÍ DICE JEHOVÁ DE LOS EJÉRCITOS.

De edad en edad y de dispensación en dispensación, ha venido del Cielo una Enseñanza con autoridad, y las personas que han vivido en cada uno de esos tiempos han recibido esa Enseñanza con autoridad a través de la manifestación del Espíritu Santo por medio del Mensajero que Él tiene en cada tiempo.

Vean, en el tiempo de los Apóstoles estaba viniendo de parte del Cielo a través del Espíritu Santo en los Apóstoles una Doctrina con autoridad; luego a través de San Pablo entre los gentiles llegó una Doctrina con autoridad, con la autoridad divina, y los que recibieron esa Enseñanza, esa Doctrina, recibieron la salvación y Vida eterna de su alma.

Así ha sido de edad en edad, porque de edad en edad el Espíritu Santo ha venido dando al pueblo a través del Mensajero de cada tiempo la revelación divina de Su Palabra. Y esta revelación divina de la Palabra de Dios prometida para cada edad es la Enseñanza o Doctrina con autoridad para el pueblo de Dios; esa es la que lleva el Sello de la autoridad de Dios, porque viene por medio del Espíritu Santo.

Y ahora, hemos llegado al tiempo en que todos deseamos una Enseñanza con autoridad en este tiempo final. Y el único que nos puede dar una Enseñanza con autoridad es el Espíritu Santo, Dios por medio de Su Espíritu Santo en medio de Su Iglesia. Y en esa Enseñanza con autoridad, Él estará dándonos a conocer todo lo que nosotros necesitamos conocer en este tiempo final.

En Apocalipsis, capítulo 4, verso 1, dice:

Después de esto miré, y he aquí una puerta abierta en el cielo; y la primera voz que oí, como de trompeta, hablando conmigo, dijo: Sube acá, y yo te mostraré las cosas que sucederán después de estas.”

Y ahora, la promesa es que Dios va a mostrar, a darnos a conocer las cosas que han de suceder después de las que ya sucedieron en edades pasadas. Y esta revelación divina será una Doctrina, una Enseñanza con autoridad.

Y ahora, ¿cómo vamos a recibir esa Enseñanza, esa Doctrina con autoridad que nos dará a conocer todas las cosas que han de suceder en este tiempo final? Vamos a la Escritura y veamos a través de quién vendrá esa Doctrina, esa Enseñanza con autoridad. En Apocalipsis, capítulo 22, verso 6, está la respuesta:

Y me dijo: Estas palabras son fieles y verdaderas. Y el Señor, el Dios de los espíritus de los profetas, ha enviado su ángel, para mostrar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto.”

Hemos visto a través de quién vendrá esa Enseñanza, esa Doctrina con autoridad mostrándonos todas las cosas que han de suceder pronto en este tiempo final; esa Enseñanza, esa Doctrina con autoridad vendrá por medio del Espíritu Santo en el Ángel del Señor Jesucristo; ése será el que traerá la Doctrina con autoridad en el Día Postrero.

En Apocalipsis, capítulo 22, verso 16, también Cristo dice:

Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias.”

¿Quién es el enviado por Cristo y de Cristo? El Ángel del Señor Jesucristo. ¿Para qué es enviado? Para dar testimonio de estas cosas en las iglesias. Y si es el enviado para dar testimonio de estas cosas en las iglesias, él viene con la autoridad de Jesucristo para mostrar, para dar a conocer, para enseñar todas estas cosas que han de suceder pronto en este tiempo final.

Ese mismo Ángel del Señor Jesucristo, que le dio a Juan el Apóstol la revelación del Apocalipsis es el enviado por Jesucristo para este tiempo final, para darnos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto. Cuando Dios envió este Ángel a Juan el Apóstol en Apocalipsis, capítulo 1, encontramos que Juan se encontraba en la Isla de Patmos, y allí le apareció el Ángel del Señor Jesucristo. Apocalipsis, capítulo 1, verso 1 en adelante dice (1 al 3):

La revelación de Jesucristo, que Dios le dio, para manifestar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto; y la declaró enviándola por medio de su ángel a su siervo Juan,

que ha dado testimonio de la palabra de Dios, y del testimonio de Jesucristo, y de todas las cosas que ha visto.

Bienaventurado el que lee, y los que oyen las palabras de esta profecía, y guardan las cosas en ella escritas; porque el tiempo está cerca.”

Son bienaventurados los que leen y los que oyen las Palabras de esta profecía que trae el Ángel del Señor Jesucristo, porque esas son Palabras de Jesucristo dadas a Juan el Apóstol y luego a toda la Iglesia de Jesucristo por medio del Ángel del Señor Jesucristo.

Este Ángel del Señor Jesucristo es un Profeta, el cual en el tiempo en que le da la revelación apocalíptica a Juan, está en cuerpo angelical, cuerpo igual al cuerpo angelical del Señor Jesucristo. El cuerpo angelical del Señor Jesucristo en el Antiguo Testamento es llamado el Ángel de Jehová. Así como Jehová, Dios, tiene Su Ángel allá en el Antiguo Testamento, el cual le apareció a Moisés y en el cual estaba Dios y a través del cual Dios libertó al pueblo hebreo usando al Profeta Moisés. Dios por medio de Su Ángel se manifestó en Moisés y libertó al pueblo hebreo.

Por eso, vean ustedes acá en el Antiguo Testamento en el libro del Éxodo, capítulo 23, lo que nos dice Dios acerca de Su Ángel; vean en la misma forma en que Cristo en el Nuevo Testamento está hablando acerca de Su Ángel, Dios habla en el Antiguo Testamento acerca de Su Ángel. En Éxodo, capítulo 23, verso 20 en adelante, dice:

He aquí yo envío mi Angel delante de ti para que te guarde en el camino, y te introduzca en el lugar que yo he preparado.

Guárdate delante de él, y oye su voz; no le seas rebelde; porque él no perdonará vuestra rebelión, porque mi nombre está en él.

Pero si en verdad oyeres su voz e hicieres todo lo que yo te dijere, seré enemigo de tus enemigos, y afligiré a los que te afligieren.

Porque mi Angel irá delante de ti.”

Y ahora, ¿dónde estaba el Nombre de Dios? En el Ángel de Dios, el Ángel de Jehová.

¿Y cómo Dios le hablaba a Moisés y al pueblo hebreo? Por medio de Su Ángel, porque Dios estaba en Su Ángel, y Su Ángel es el cuerpo angelical de Dios, y ese cuerpo angelical de Dios es Cristo en Su cuerpo angelical. Por eso Jesucristo en San Juan, capítulo 8, puede hablar estas Palabras que para muchas personas era una herejía, una blasfemia; pero para los creyentes en Cristo es una verdad revelada. En San Juan, capítulo 8, verso 56 al 58, dice, hablando Cristo a los judíos, dice:

Abraham vuestro padre se gozó de que había de ver mi día; y lo vio, y se gozó.

Entonces le dijeron los judíos: Aún no tienes cincuenta años, ¿y has visto a Abraham?

Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Antes que Abraham fuese, yo soy.”

¿Cómo era Cristo antes de Abraham? Era el Ángel de Jehová, el Ángel del Pacto. El mismo Ángel que le habló a Adán, que le habló a Abel, que le habló a Set, que le habló a Enoc, que le habló a Noé, ese mismo Ángel de Jehová es Jesucristo en Su cuerpo angelical. Él es el Verbo que era con Dios y era Dios, el cual creó todas las cosas y el cual venía a este mundo, y cuando vino, vino en un cuerpo de carne manifestado, llamado Jesús.

Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad.” Eso está en San Juan, capítulo 1, verso 14, y lo anterior estaba en San Juan, capítulo 1, verso 1 en adelante.

Y ahora, Dios por medio de Jesucristo en Su cuerpo angelical, fue que creó los Cielos y la Tierra; por Él fueron hechas todas las cosas, y sin Él nada de lo que ha sido hecho fue hecho, Él es el Primogénito de toda la creación; y por medio de Él fue que Dios trajo a existencia toda la creación, ¿y para quién? Para Él. Toda la creación le pertenece a Jesucristo nuestro Salvador, Él es el heredero de toda la creación; por medio de Él fueron hechas todas las cosas: los Cielos y la Tierra, el mundo visible y el mundo invisible también.

Vean, aquí lo dice San Pablo en Colosenses, capítulo 1, verso 13 en adelante... vamos a ver... dice, 12 en adelante:

Con gozo dando gracias al Padre que nos hizo aptos para participar de la herencia de los santos en luz;

el cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas...”

Nos ha librado de la potestad de las tinieblas, nos ha librado de la potestad del reino de las tinieblas, del reino del maligno, como libró Dios al pueblo hebreo a través del Profeta Moisés. Dios libró al pueblo hebreo del imperio egipcio y del faraón egipcio; el faraón representa al diablo y el imperio egipcio representa al reino del diablo, el reino de las tinieblas; y el pueblo hebreo representa, tipifica la Iglesia del Señor Jesucristo, que es el Israel Celestial; y Él nos ha libertado de la potestad de las tinieblas, del imperio de las tinieblas, del reino de las tinieblas y del príncipe de las tinieblas, que es el diablo.

Sigue diciendo:

...y trasladado al reino de su amado Hijo (y nos ha trasladado al Reino de Jesucristo nuestro Salvador).

en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados.”

Nadie puede obtener la Redención de su alma y el perdón de sus pecados, excepto por medio de Jesucristo y Su Sangre derramada en la Cruz del Calvario; no hay otra forma: una, esa es la verdadera, la que Dios tiene por medio de Jesucristo y la Enseñanza de esa verdad es una Doctrina con autoridad, porque es una Doctrina del Cielo, para salvación a todos los que creen en Jesucristo nuestro Salvador.

Sigue diciendo en el verso 15, de ahí en adelante:

El es la imagen del Dios invisible...”

La imagen es el cuerpo angelical, llamado el Ángel de Jehová.

El es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación.”

Antes de Él no hubo creación. Él es el principio y a través de Él fue que Dios trajo a existencia toda la creación. Sigue diciendo:

Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él.”

Así que ninguna otra persona tiene nada, todo le pertenece a uno sólo: a Jesucristo nuestro Salvador. Nosotros somos coherederos con Él. A todo lo que Él es heredero, nosotros también somos coherederos, pero el heredero es Él, y Él lo comparte con nosotros.

Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten;

y él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia, él que es el principio, el primogénito de entre los muertos, para que en todo tenga la preeminencia;

por cuanto agradó al Padre que en él habitase toda plenitud.”

Toda la plenitud de Dios habitó en Jesucristo nuestro Salvador: Padre, Hijo y Espíritu Santo, todo estaba en Jesucristo. Por eso Él decía que las Obras que Él hacía no las hacía de Sí mismo, sino que el Padre que estaba en Él era el que hacía las Obras, y lo que Él hablaba, no lo hablaba de Sí mismo, sino que como Él escuchaba al Padre hablar, así Él hablaba al pueblo. Sigue diciendo:

...y por medio de él reconciliar consigo todas las cosas, así las que están en la tierra como las que están en los cielos, haciendo la paz mediante la sangre de su cruz.

Y a vosotros también, que erais en otro tiempo extraños y enemigos en vuestra mente (esto es los gentiles) haciendo malas obras, ahora os ha reconciliado

en su cuerpo de carne, por medio de la muerte, para presentaros santos y sin mancha e irreprensibles delante de él.”

Y ahora, podemos ver que la reconciliación es a través de Jesucristo y que todas las cosas pertenecen a Cristo. Él es Señor de vivos y muertos, ¿por qué? Porque todo le pertenece a Jesucristo nuestro Salvador.

Y ahora, viendo quién es nuestro amado Señor Jesucristo y viendo que Él existía antes de nacer en Belén de Judea a través de la virgen María, existía en Su cuerpo angelical, y en Él estaba Dios en toda Su plenitud y por medio de Él era que Dios obraba, llevó a cabo la creación de todas las cosas, llevó a cabo la liberación del pueblo hebreo. Dios por medio de Su Ángel, el Ángel de Jehová, se manifestó en Moisés y llevó a cabo la liberación del pueblo hebreo.

Y ahora, así como Jehová, Dios, en el Antiguo Testamento tenía Su Ángel y luego Su Ángel se hizo carne, se hizo hombre y habitó en medio de la raza humana y fue conocido por el Nombre de Jesús; ahora en el Nuevo Testamento Jesucristo dice que tiene Su Ángel. ¿Que Jesucristo tiene un Ángel? El Ángel de Jesucristo que le dio a Juan la revelación del libro del Apocalipsis.

Y ahora, así como Dios hizo en el Antiguo Testamento con Su Ángel, hasta que lo hizo carne en medio de la raza humana; Jesucristo hace con Su Ángel. En el tiempo de Juan el Apóstol estaba en cuerpo angelical y le dio la revelación a Juan el Apóstol, la revelación del Apocalipsis. Ese Ángel siempre ha estado en la Iglesia del Señor Jesucristo de edad en edad a través de toda la trayectoria de la Iglesia de Jesucristo.

Y para este tiempo final, ese Ángel tiene que aparecer en medio de la Iglesia de Jesucristo en carne humana, para darnos la revelación de todas estas cosas que deben suceder pronto en este tiempo final. Y Jesús dice:

Yo Jesús he enviado mi Angel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias.”

Por lo tanto, Él vendrá con una Enseñanza, con una Doctrina con autoridad, con la autoridad de Jesucristo, el que lo envió.

Y ahora, en este Ángel es que Cristo colocará el Nombre de Dios, porque Él ha prometido colocar el Nombre de Dios en el Vencedor. Este Ángel será el que obtendrá la gran Victoria en el Amor Divino en el Día Postrero. Vean, en Apocalipsis, capítulo 3, verso 12, dice:

Al que venciere, yo lo haré columna en el templo de mi Dios, y nunca más saldrá de allí; y escribiré sobre él el nombre de mi Dios, y el nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén, la cual desciende del cielo, de mi Dios, y mi nombre nuevo.”

Hay personas que no saben que Jesucristo tiene un Nombre nuevo. Él recibió un nombre nuevo cuando ascendió al Cielo victorioso. Y así como Jehová, Dios, ¿dónde colocó Su Nombre? En Su Ángel, en el Ángel de Jehová. Y Cristo dice que tiene un Nombre nuevo y dice que escribirá el Nombre de nuestro Dios y Nombre de la Ciudad de nuestro Dios y Su Nombre Nuevo en el Vencedor; ése será el Ángel del Señor Jesucristo, que estará en medio de la Iglesia de Jesucristo en el Día Postrero en carne humana, dándonos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto; y estará enseñándonos, dándonos la Doctrina con autoridad de parte de Jesucristo nuestro Salvador; será una Enseñanza de Jesucristo que vendrá a través del Ángel del Señor Jesucristo.

Y con esa Enseñanza será que serán llamados y juntados los escogidos del Día Postrero, esa Enseñanza será la gran Voz de Trompeta o Trompeta final prometida en Primera de Corintios, capítulo 15, versos 50 en adelante: “Y a la final trompeta,” nos dice el Apóstol San Pablo. Él dice que a la final Trompeta será la resurrección de los muertos en Cristo.

Por lo tanto, cuando ese Ángel esté dando esa Doctrina, esa Enseñanza con autoridad, ¿qué estará sucediendo? Estará sonando la Trompeta final; porque la Trompeta final es la Voz de Cristo hablándole a Su Iglesia por medio de Su Ángel Mensajero y dándole a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto.

Dice en el capítulo 15, verso 49 de Primera de Corintios, verso 49 en adelante, dice:

Y así como hemos traído la imagen del terrenal, traeremos también la imagen del celestial.”

O sea, que seremos a imagen y semejanza de Jesucristo nuestro Salvador.

Pero esto digo, hermanos: que la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios, ni la corrupción hereda la incorrupción (o sea, que con estos cuerpos de carne no podemos vivir eternamente; son mortales).

He aquí, os digo un misterio (y ahora este es un misterio del Reino de Dios): No todos dormiremos (o sea, no todos vamos a morir); pero todos seremos transformados.”

Ahí está la promesa: una transformación física para todos los creyentes en Cristo que estén viviendo en este tiempo final y permanezcan vivos hasta que Cristo resucite a los creyentes que ya han muerto físicamente.

...en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados.

Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad.

Y cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en victoria.”

Y entonces desaparece la muerte física, porque ya tendremos un cuerpo nuevo, un cuerpo glorificado igual al cuerpo glorificado de Jesucristo nuestro Salvador, y entonces seremos inmortales físicamente. Ya somos inmortales interiormente, nuestra alma tiene Vida eterna; pero nos falta la inmortalidad física, la cual Él nos dará en el tiempo en que la Trompeta final esté sonando, esa gran Voz de Trompeta, con la cual son llamados y juntados todos los escogidos de Dios conforme a San Mateo, capítulo 24, verso 31, donde dice:

Y enviará sus ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán a sus escogidos, desde un extremo del cielo hasta el otro.”

Esa es la gran Voz de Trompeta de la predicación del Evangelio a través del Ángel del Señor Jesucristo.

Ahora, estamos viviendo en el tiempo final, y Dios está llamando y juntando Sus últimos escogidos, los cuales están escritos en el Cielo en el Libro de la Vida del Cordero; esas son ovejas que el Padre le dio, las cuales estarán presentes en este tiempo, así como estuvieron presentes en otros tiempos las ovejas de cada edad. Cristo dijo que Él llamaría esas ovejas.

En San Juan, capítulo 10, verso 14 en adelante, dice:

Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas, y las mías me conocen,

así como el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; y pongo mi vida por las ovejas.

También tengo otras ovejas que no son de este redil; aquéllas también debo traer, y oirán mi voz; y habrá un rebaño, y un pastor.”

Cómo van a escuchar la Voz de Cristo esas ovejas que el Padre le dio para que les dé Vida eterna? Pues Cristo está en el Cielo sentado a la Diestra de Dios con Su cuerpo glorificado, pero el Espíritu de Cristo, el Espíritu Santo ha venido desde el Día de Pentecostés y está en medio de Su Iglesia, y es Cristo por medio de Su Espíritu Santo, el que ha estado llamando y juntando Sus ovejas de edad en edad, a través de cada Mensajero de cada edad Cristo ha hablado por medio de Su Espíritu Santo, y ha llamado y ha juntado Sus ovejas de cada edad.

Y para este tiempo final Cristo en Espíritu Santo, o sea, el Espíritu Santo, el Espíritu de Cristo, estará en el Ángel del Señor Jesucristo llamando y juntando las ovejas del Señor Jesucristo con gran Voz de Trompeta. Y cuando Cristo termine de llamar y juntar todas Sus ovejas de este tiempo final, se habrá completado el Redil del Buen Pastor, el Redil de Jesucristo nuestro Salvador. El Redil es la Iglesia de Jesucristo y las ovejas de ese Redil son los creyentes en Cristo de edad en edad.

Y para este tiempo final, Cristo tendría también ovejas que Él llamaría a Su Redil, escucharían la Voz de Cristo, la Voz de Dios, a través del Ángel del Señor Jesucristo en este tiempo final, y serían colocados en el Redil del Señor Jesucristo; porque este Ángel, así como vinieron los otros Ángeles Mensajeros con una Doctrina con autoridad, una Doctrina del Cielo, así este Ángel estará en medio de la Iglesia de Jesucristo con una Doctrina Celestial, con una Enseñanza Celestial; por lo tanto vendrá con una Doctrina con autoridad, con la autoridad de Jesucristo nuestro Salvador.

Y estarán siendo llamados y juntados todos los escogidos de Dios, porque escucharán la Voz de Cristo a través de Su Ángel, esa Voz les llegará acá a lo profundo de su alma, porque es una Doctrina, una Enseñanza con autoridad que viene directamente al alma de las personas, en donde el alma de las personas despierta a la realidad. La Escritura dice:

Despiértate, tú que duermes,

Y levántate de los muertos,

Y te alumbrará Cristo.” (Efesios, capítulo 5, verso 14).

Por lo tanto, los creyentes en Cristo, antes de venir a Cristo, son personas que están dormidas espiritualmente con los muertos espirituales, y el Evangelio se predica en esta Tierra en medio de una raza muerta, una raza que murió a la Vida eterna. Pero Dios tiene muchas simientes, hijos e hijas, acá en el alma son hijos e hijas de Dios, y son llamados y son despertados a Vida eterna, y son colocados en el Redil del Señor, la Iglesia del Señor Jesucristo, y ahí perseveran hasta que terminen sus días aquí en la Tierra, ya sea que muera su cuerpo físico o que se complete la Iglesia y Cristo resucite a los muertos creyentes en Él en cuerpos glorificados y nos transforme a nosotros los que vivimos.

Porque habrá un grupo, quedará un grupo que no verá muerte, sino que será transformado; y entonces tendremos el cuerpo eterno y glorificado, igual al cuerpo glorificado de Jesucristo nuestro Salvador; entonces seremos jóvenes para toda la eternidad, y tendremos el cuerpo que hemos deseado tener toda nuestra vida: el cuerpo en el cual no tendrá ninguna falla, ningún defecto, será un cuerpo perfecto con todo el equipo por dentro.

Ahora, todos los creyentes en Cristo nacidos de nuevo ya tienen Vida eterna; esa es la buena noticia para los creyentes en Cristo.

Y ahora, ¿quiénes están esperando recibir un cuerpo nuevo, eterno, inmortal, incorruptible y glorificado? Todos nosotros, porque somos creyentes en Jesucristo nuestro Salvador. Hemos recibido a Cristo como nuestro Salvador, hemos pedido a Cristo perdón por nuestros pecados, Cristo nos ha perdonado y nos ha lavado con Su Sangre preciosa de todo pecado y hemos sido bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo y Cristo nos ha bautizado con Espíritu Santo y Fuego y ha producido en nosotros el nuevo nacimiento, hemos nacido del Cielo, tenemos una nueva ciudadanía.

Tenemos la ciudadanía terrenal del nacimiento físico que tuvimos, pero tenemos una superior: la ciudadanía celestial, por causa ¿de qué? Del nuevo nacimiento, el cual es un nacimiento no de la Tierra, sino del Cielo, es un nacimiento celestial. Por eso San Pablo hablándonos de nuestra ciudadanía celestial, dice en Filipenses, capítulo 3, verso 20 al 21:

Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo;

el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra (transformará este cuerpo que tenemos), para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya (para que sea semejante al cuerpo glorificado que Él tiene)... por el poder con el cual puede también sujetar a sí mismo todas las cosas.”

Con ese poder que Él tiene para sujetar a Sí mismo todas las cosas, toda la creación, con ese poder nos transformará a todos nosotros; eso es para los creyentes en Cristo nacidos de nuevo, eso es para los creyentes en Cristo que lo han recibido como su Salvador, han lavado sus pecados en la Sangre de Cristo, han sido bautizados en agua en Su Nombre y han recibido el Espíritu Santo y han obtenido el muevo nacimiento; esos son hijos e hijas de Dios, esos son los que recibirán un cuerpo nuevo y eterno, e irán con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero en el arrebatamiento de la Iglesia del Señor Jesucristo, antes que comience la gran tribulación; el resto se quedará aquí en la Tierra para pasar por la gran tribulación.

¿Qué pueden hacer las personas que no han recibido a Cristo como su Salvador, porque no tienen Vida eterna, y no tienen esperanza de ser transformados y ser llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero en el Cielo? ¿Qué pueden hacer para ser incluidos en la Cena de las Bodas del Cordero, y ser transformados cuando Cristo transforme a los creyentes que están vivos en la Tierra? Pueden, pues, hacer lo que hemos hecho nosotros: Recibir a Cristo como su Salvador, lavar sus pecados en la Sangre de Cristo pidiéndole perdón a Cristo por sus pecados, Cristo los perdonará, los limpiará con Su Sangre preciosa, y serán bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo y Cristo los bautizará con Espíritu Santo y Fuego, y así obtendrán el Nuevo nacimiento, así habrán obtenido el Nuevo nacimiento, habrán nacido del Agua y del Espíritu y habrán entrado al Reino de Dios.

Esa es la única forma para entrar al Reino de Dios, no hay otra forma establecida.

Y ahora, veamos el porqué entonces Cristo dijo estas Palabras; San Marcos, capítulo 16, versos 15 al 16, dice:

Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.

El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.”

Los que no han recibido a Cristo como su Salvador, están bajo condenación; los que han recibido a Cristo como su Salvador y han sido bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, están salvos; por lo tanto, tienen Vida eterna.

¿Qué pueden hacer los que todavía no tienen Vida eterna? Pues recibir a Cristo como su Salvador, arrepentidos de sus pecados pedirle perdón a Cristo, Cristo los perdonará y los limpiará con Su Sangre preciosa y serán bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo y Cristo los bautizará con Espíritu Santo y Fuego, y así obtendrán el Nuevo nacimiento, nacerán del Agua y del Espíritu y entrarán al Reino de Dios con Vida eterna.

“El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.” Esas son Palabras con autoridad de parte de Jesucristo nuestro Salvador en Su Doctrina con autoridad.

UNA DOCTRINA CON AUTORIDAD.”

Y ahora, ustedes a través de esta Doctrina con autoridad, de esta Enseñanza con autoridad, de Jesucristo en Persona y luego a través de Sus Apóstoles y de Sus Ángeles Mensajeros, a través de Su manifestación en Espíritu Santo en medio de Su Iglesia, nos ha mostrado que en esa Doctrina con autoridad está la esperanza para usted y para mí, ahí es donde están las promesas de Vida eterna para usted y para mí.

Por lo tanto, la Doctrina con autoridad es la Enseñanza de Jesucristo nuestro Salvador para mí y para ustedes también.

Y en esta noche, hemos visto también a través de quién Cristo nos dará una Doctrina con autoridad, una Enseñanza con autoridad del Cielo, con la autoridad de Jesucristo nuestro Salvador. ¿Quién será el que Cristo dijo que enviaría?

Yo Jesús he enviado mi Ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias.” (Nota - Apocalipsis 22:16). Y en San Juan, capítulo 13, verso 20, dice Cristo:

De cierto, de cierto os digo: El que recibe al que yo enviare, me recibe a mí; y el que me recibe a mí, recibe al que me envió (al Padre).”

Por lo tanto, el enviado de Jesucristo para el Día Postrero ya hemos visto que será: el Ángel del Señor Jesucristo, los que estarán recibiéndolo y están recibiendo la Doctrina con autoridad que traerá de parte de Cristo, estarán recibiendo a Cristo y al Padre, los cuales estarán en Su enviado.

Cristo estará en Su enviado hablándonos, enseñándonos, dándonos una Enseñanza, una Doctrina con autoridad, es la autoridad de Jesucristo nuestro Salvador, enseñándonos todas estas cosas que deben suceder pronto en este tiempo final; y eso es una Doctrina con autoridad; no es un quizás, o un tal vez, es un ¡ASÍ DICE EL SEÑOR JESUCRISTO!

UNA DOCTRINA CON AUTORIDAD.” Ese ha sido nuestro tema para esta ocasión.

Y ahora, los que todavía no han recibido a Cristo, y quieren salir de la condenación que hay para los que no creen y recibir la salvación del alma, en esta ocasión lo pueden hacer levantando sus manos y el Rvdo. Miguel Bermúdez Marín estará orando por ustedes, para que Cristo extienda Su Misericordia hacia ustedes y perdone sus pecados y les limpie de todo pecado con Su Sangre preciosa.

Dejo al Rvdo. Miguel Bermúdez Marín para que ore por ustedes que levantarán sus manos en esta ocasión.

Que las bendiciones de Jesucristo, el Ángel del Pacto, sean sobre todos ustedes y sobre mí también; y pronto Cristo complete Su Iglesia y nos lleve con Él a la Cena de las Bodas del Cordero. En el Nombre del Señor Jesucristo.

Muchas gracias por vuestra amable atención, y continúen pasando una noche llena de las bendiciones de Jesucristo nuestro Salvador.

Con nosotros el Rvdo. Miguel Bermúdez Marín, para orar por las personas que levantarán sus manos en esta noche para que Cristo tenga Misericordia de ustedes.

Con nosotros el Rvdo. Miguel Bermúdez Marín.

Dios les bendiga.

UNA DOCTRINA CON AUTORIDAD.”