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Escudriñad las Escrituras 2003-04-02 1 Santiago de Cali Valle del Cauca CO 02:05:46 false true

Muy buenas noches, amados ministros, compañeros en el Cuerpo Místico de Cristo en la Edad de la Piedra Angular; es para mí una bendición y privilegio grande estar con ustedes en esta ocasión, para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios y Su Programa correspondiente a este tiempo final.

Leemos el pasaje bíblico de San Juan, capítulo 5, versos 39… vamos a comenzar un poquito antes, verso 33 en adelante, dice… aún hay que comenzar un poco antes, verso 30 en adelante, dice:

“No puedo yo hacer nada por mí mismo; según oigo, así juzgo; y mi juicio es justo, porque no busco mi voluntad, sino la voluntad del que me envió, la del Padre.

Si yo doy testimonio acerca de mí mismo, mi testimonio no es verdadero.

Otro es el que da testimonio acerca de mí, y sé que el testimonio que da de mí es verdadero.

Vosotros enviasteis mensajeros a Juan, y él dio testimonio de la verdad.

Pero yo no recibo testimonio de hombre alguno; mas digo esto, para que vosotros seáis salvos.

Él era antorcha que ardía y alumbraba; y vosotros quisisteis regocijaros por un tiempo en su luz.

Mas yo tengo mayor testimonio que el de Juan; porque las obras que el Padre me dio para que cumpliese, las mismas obras que yo hago, dan testimonio de mí, que el Padre me ha enviado. También el Padre que me envió ha dado testimonio de mí.

Nunca habéis oído su voz, ni habéis visto su aspecto,ni tenéis su palabra morando en vosotros; porque a quien él envió, vosotros no creéis.

Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí;

y no queréis venir a mí para que tengáis vida. Gloria de los hombres no recibo.

Mas yo os conozco, que no tenéis amor de Dios en vosotros.

Yo he venido en nombre de mi Padre, y no me recibís; si otro viniere en su propio nombre, a ese recibiréis.

¿Cómo podéis vosotros creer, pues recibís gloria los unos de los otros, y no buscáis la gloria que viene del Dios único?

No penséis que yo voy a acusaros delante del Padre; hay quien os acusa, Moisés, en quien tenéis vuestra esperanza.

Porque si creyeseis a Moisés, me creeríais a mí, porque de mí escribió él.

Pero si no creéis a sus escritos, ¿cómo creeréis a mis palabras?”.

Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.

Nuestro tema es: “ESCUDRIÑAD LAS ESCRITURAS”.

Y ahora, ¿por qué se requiere que escudriñemos las Escrituras? ¿Cuál es el motivo por el cual tenemos que escudriñar las Escrituras? Porque todo lo que Dios ha de hacer está ya profetizado en las Escrituras, ya Dios ha hablado lo que va a hacer; porque Dios piensa y luego habla lo que Él va a hacer, y luego lo hace, ese es el orden divino.

Ahora, por medio de las Escrituras está hablado todo el pensamiento divino. Las Escrituras es el pensamiento divino en forma de letra. Eso es la Sagrada Escritura, la Biblia.

Y ahora, para conocer las cosas que han de suceder, tenemos que ir al testimonio de la Escritura, tenemos que escudriñar las Escrituras, porque ahí está todo lo que Dios va a hacer.

Y ahora, encontramos que cuando el pueblo hebreo por medio de la Escritura sabía que Dios iba a enviar al Mesías, y antes de llegar el Mesías enviaría al precursor, uno como Elías, preparándole el camino, porque así está profetizado en Malaquías, capítulo 3, verso 1, donde dice:

“He aquí, yo envío mi mensajero, el cual preparará el camino delante de mí; y vendrá súbitamente a su templo el Señor a quien vosotros buscáis, y el ángel del pacto, a quien deseáis vosotros. He aquí viene, ha dicho Jehová de los ejércitos”.

Y ahora, aquí tenemos la promesa del precursor y del precursado. Eso estaba en la Mente de Dios y eso es lo que Dios cumpliría con relación a la Venida del Mesías, a la Venida de un hombre, en el cual estaría Dios manifestado en toda Su plenitud.

También a través del profeta Isaías, en el capítulo 7, fue dicho:

“Por tanto, el Señor mismo os dará señal: He aquí que la virgen concebirá, y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emanuel”.

Por lo tanto, aquí tenemos el testimonio de la Escritura, que habla acerca de la Venida del Mesías, habla aquí en la Escritura que tuvimos en estos momentos, de que va a nacer un niño a través de una virgen, y será Emanuel, que quiere decir: “Dios con nosotros”. O sea, que en la Escritura tenemos las profecías de la Venida del Mesías, tenemos las profecías de su nacimiento, ¿y a través de quién? A través de una virgen descendiente del rey David.

Ahora, veamos aquí también en el capítulo 9 de Isaías, también está el testimonio de la Escritura, que dice (verso 6 en adelante):

“Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable,

Consejero, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz.

Lo dilatado de su imperio y la paz no tendrán límite, sobre el trono de David y sobre su reino, disponiéndolo y confirmándolo en juicio y en justicia desde ahora y para siempre. El celo de Jehová de los ejércitos hará esto (o sea que será una Obra Divina, no será algo hecho por los seres humanos, sino por Dios)”.

Y también en Isaías, capítulo 11, verso 1 en adelante, dice:

“Saldrá una vara del tronco de Isaí, y un vástago retoñará de sus raíces (está hablando del Mesías).

Y reposará sobre él el Espíritu de Jehová; espíritu de sabiduría

y de inteligencia, espíritu de consejo y de poder, espíritu de conocimiento y de temor de Jehová.

Y le hará entender diligente en el temor de Jehová. No juzgará según la vista de sus ojos, ni argüirá por lo que oigan sus oídos; sino que juzgará con justicia a los pobres, y argüirá con equidad por los mansos de la tierra; y herirá la tierra con la vara de su boca, y con el espíritu de sus labios matará al impío.

Y será la justicia cinto de sus lomos, y la fidelidad ceñidor de su cintura”.

Aquí tenemos un cuadro claro de la Venida del Mesías como un descendiente del rey David, como un vástago que retoñará de las raíces de David. “Acontecerá en aquel tiempo…”. Vean, aquí dice de Isaí, el padre de David; o sea que su ascendencia llega hasta Isaí.

“Acontecerá en aquel tiempo que la raíz de Isaí (vean, en el verso 10)

Acontecerá en aquel tiempo que la raíz de Isaí, la cual estará puesta por pendón a los pueblos (o sea, por bandera a los pueblos), será buscada por las gentes; y su habitación será gloriosa.

Así mismo acontecerá en aquel tiempo, que Jehová alzará otra vez su mano para recobrar el remanente de su pueblo que aún quede en Asiria, Egipto, Patros, Etiopía, Elam, Sinar y Hamat, y en las costas del mar.

Y levantará pendón a las naciones, y juntará los desterrados de Israel, y reunirá los esparcidos de Judá de los cuatro confines de la tierra.

Y se disipará la envidia de Efraín, y los enemigos de Judá serán destruidos. Efraín no tendrá envidia de Judá, ni Judá afligirá a Efraín”.

Y ahora, vean ustedes cómo esta profecía nos habla, tanto de la Primera Venida de Cristo como de la Segunda Venida de Cristo. En la Escritura está el testimonio de Dios, de lo que Dios hará en cuanto a Su Primera Venida, la Primera Venida del Mesías, y la Segunda Venida del Mesías. En la Escritura está todo el Programa que Dios llevaría a cabo desde el principio hasta el final; porque la Escritura son los pensamientos de Dios transmitidos a los profetas, y los profetas transmiten esos pensamientos divinos al pueblo de Dios.

Y ahora, por eso es tan importante conocer las Escrituras, escudriñar las Escrituras: porque son el pensamiento divino en forma de letra.

¿Usted quiere saber cómo Dios piensa? Escudriñe las Escrituras.

¿Usted quiere saber qué Dios ha prometido hacer para nuestro tiempo? Escudriñe las Escrituras.

¿Usted quiere saber en qué territorio Dios hará la Obra prometida para el Día Postrero? Escudriñe las Escrituras.

Ahora, encontramos que en los días de Juan el Bautista y Jesús, Dios estaba cumpliendo las Escrituras correspondientes a aquel tiempo. Y Dios estaba velado y revelado en la persona de Jesucristo en toda Su plenitud, en el cumplimiento de la promesa divina correspondiente a aquel tiempo; o sea, que Dios cumple lo que Él prometió. Y toda manifestación de Dios es conforme a las Escrituras.

Toda visitación de Dios tiene que ser conforme a las Escrituras, tiene que estar en el Programa Divino, colocado en las Escrituras. O sea, que Dios no se puede inventar una cosa, tiene que ser lo que Él ya ha prometido.

Ahora, encontramos que aunque todo está en las Escrituras, en el tiempo de la Venida del precusor de la Primera Venida de Cristo, y en el cumplimiento de la Venida del Mesías, el cumplimiento de la Primera Venida de Cristo, todo estaba ahí en las Escrituras prometido; pero la gente de aquel tiempo veían a Jesús, lo veían como un joven carpintero, lo veían como un predicador que no estaba de acuerdo con el sistema denominacional de su tiempo, un rabí, un maestro, un predicador que no tenía títulos, y le llamaban: “Rabí”. Pero no tenía títulos porque no se había graduado de ningún seminario ni de ningún instituto bíblico.

Por eso decían: “¿Cómo sabe este letras sin haber estudiado?”.

Y estaba opacando a los grandes doctores que tenían los títulos de teología, los títulos de doctores en divinidad. Y ahora un joven carpintero los estaba opacando a todos, y está haciendo cosas que ellos no pueden hacer. Ellos no podían echar fuera demonios, ellos no podían sanar los paralíticos, ellos no podían resucitar a los muertos, y un joven carpintero lo está haciendo.

Así que estaban muy celosos de que un joven carpintero sin tener un título de teología, sin ser graduado, sin tener letras, estaba haciendo cosas que ellos no podían hacer, y las cuales estaban en la Biblia que serían hechas.

Ahora, solamente Cristo, el Mesías, podía hacer esas cosas, porque las Escrituras daban testimonio de que el Mesías haría esas cosas. ¿Y dónde está eso escrito que el Mesías haría estas cosas? Veamos en el capítulo 61 de Isaías, dice:

“El Espíritu de Jehová el Señor está sobre mí, porque me ungió Jehová; me ha enviado a predicar buenas nuevas a los abatidos, a vendar a los quebrantados de corazón, a pregonar libertad a los cautivos, y a los presos apertura de la cárcel;

a proclamar el año de la buena voluntad de Jehová, y el día de venganza del Dios nuestro; a consolar a todos los enlutados;

a ordenar que a los afligidos de Sion se les dé gloria en lugar de ceniza, óleo de gozo en lugar de luto, manto de alegría en lugar del espíritu angustiado; y serán llamados árboles de justicia, plantío de Jehová, para gloria suya”.

Y ahora, veamos lo que Cristo dice acerca de ese pasaje de Isaías, en el capítulo 4, verso 14 de San Lucas, dice:

“Y Jesús volvió en el poder del Espíritu a Galilea (eso fue después que ayunó), y se difundió su fama por toda la tierra de alrededor.

Y enseñaba en las sinagogas de ellos, y era glorificado por todos.

Vino a Nazaret, donde se había criado; y en el día de reposo entró en la sinagoga, conforme a su costumbre, y se levantó a leer.

Y se le dio el libro del profeta Isaías; y habiendo abierto el libro, halló el lugar donde estaba escrito:

El Espíritu del Señor está sobre mí,

Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres;

Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; A pregonar libertad a los cautivos,

Y vista a los ciegos;

A poner en libertad a los oprimidos;

A predicar el año agradable del Señor.

Y enrollando el libro, lo dio al ministro, y se sentó; y los ojos de todos en la sinagoga estaban fijos en él.

Y comenzó a decirles: Hoy se ha cumplido esta Escritura delante de vosotros.

Y todos daban buen testimonio de él, y estaban maravillados de las palabras de gracia que salían de su boca, y decían: ¿No es este el hijo de José?

Él les dijo: Sin duda me diréis este refrán: Médico, cúrate a ti mismo; de tantas cosas que hemos oído que se han hecho en Capernaum, haz también aquí en tu tierra.

Y añadió: De cierto os digo, que ningún profeta es acepto en su propia tierra.

Y en verdad os digo que muchas viudas había en Israel en los días de Elías, cuando el cielo fue cerrado por tres años y seis meses, y hubo una gran hambre en toda la tierra;

pero a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una mujer viuda en Sarepta de Sidón.

Y muchos leprosos había en Israel en tiempo del profeta Eliseo; pero ninguno de ellos fue limpiado, sino Naamán el sirio.

Al oír estas cosas, todos en la sinagoga se llenaron de ira;

y levantándose, le echaron fuera de la ciudad, y le llevaron hasta la cumbre del monte sobre el cual estaba edificada la ciudad de ellos, para despeñarle.

Mas él pasó por en medio de ellos, y se fue”.

Ahora vean, Cristo se identifica en y con la Escritura. Por eso es tan importante escudriñar las Escrituras: porque lo que Dios hace es de acuerdo a como Él lo prometió. Por lo tanto, toda revelación divina tiene que venir enmarcada en la Escritura, sino no puede ser recibida.

Ahora, toda revelación de Dios, toda manifestación de Dios, tiene que ser de acuerdo a la Escritura, de acuerdo a como Él prometió. Por ejemplo, en los días del profeta Daniel, no podía Daniel venir diciendo: “Yo soy el precursor de la Primera Venida de Cristo, El viene después de mí”. ¿Ve? Porque no cuadraba con las Escrituras, porque conforme a las Escrituras tenían que transcurrir esas semanas que el Arcángel Gabriel le dijo al profeta Daniel. Y a la mitad de la semana número setenta, la vida le sería quitada al Mesías.

Por lo tanto, el Mesías comenzaría Su ministerio al comienzo de la semana número setenta, y Daniel estaba viviendo antes del tiempo de esa semana.

Por lo tanto, Daniel si salía diciendo: “Yo soy el precursor de la Venida del Mesías”, eso no cuadraba con la Escritura, aunque Daniel era un poderoso profeta.

Ahora, todo tiene que estar de acuerdo a las Escrituras para su tiempo, su sazón, su estación, tiene que ser de acuerdo al tiempo, de acuerdo a la edad, de acuerdo a la dispensación y de acuerdo al hombre que Dios escogió para esa labor. Si no es así, no es de Dios.

Ahora, vean ustedes aquí lo que dice el reverendo William Branham… Si no es en esa forma la persona está haciendo un servicio a Dios, pero fuera de la voluntad de Dios, es por consiguiente un impostor, haciéndose pasar por alguien que no es, aunque tenga buenas intenciones. En la página… vamos a ver, en la página 150 del libro de Citas, dice párrafo 1337 y el 1341, esos dos párrafos vamos a leerlos: 1337, dice:

1337 - “Él sabe a quién escoger y a quién no escoger (o sea, que no es escogimiento humano sino divino), lo que hacer y cuánto hacerlo (o cuándo hacerlo). No importa cuánto pensamos que cierta persona es capaz de hacer cierto trabajo, Dios sabe quién es capaz para el tiempo y la estación, o el tiempo y el tiempo cierto para hacerlo (el tiempo correcto). Y el real, verdadero Cristiano; el real verdadero Creyente a Dios, espera al Señor por estas cosas. Espere su ministerio. Si usted siente una llamada esté seguro que es Dios. Esté seguro de que es cierto. Esté seguro de que es oportuno de lo que usted está diciendo”.

Y ahora, el párrafo 1341, dice… recuerden que esto está en el mensaje: “Haciendo a Dios un servicio sin su voluntad”, o sea, fuera de su voluntad. Ese párrafo fue el párrafo o la página 10. Ahora vamos a leer en la página 21 y 22 de ese mensaje, pero está aquí el extracto en el libro de Citas, página 150, párrafo 1341, dice:

1341 - “Para guardar los mandamientos de Dios, para hacer alguna cosa bien para Dios, para hacer un servicio a Dios correctamente, hay cinco cosas indispensables, para hacer el servicio de Dios correctamente. / Primero, tiene que ser Su tiempo para hacerlo. / Tiene que ser ser en Su sazón, tiempo y sazón. Y ser de acuerdo a Su Palabra que ha sido hablada. / (o sea, según la Escritura) tiene que ser por medio de la persona que Él ha escogido para dárselo y para que lo haga. (o sea, que tiene que ser hecho por la persona escogida por Dios para esa labor). / Y tiene que venir primero a Sus profetas (así que tiene que ser por medio de un profeta automáticamente, porque la Palabra viene ¿a quién? A Sus profetas). / Y el profeta tiene que ser vindicado por la Palabra de Dios. Allí tienen sus cinco cosas indispensables. Tiene que ser de esa manera”.

Y ahora, ¿cómo el profeta puede ser vindicado por la Palabra de Dios? Escudriñen, escudriñen las Escrituras, tiene que estar ahí prometido. Las Escrituras son las que dan testimonio del Enviado de Dios para esa edad, para esa dispensación, para esa estación, para ese tiempo.

Y ahora, hemos visto que no es del que quiere ni del que corre, ni tampoco es de muchas personas, es de Dios a través de un mensajero en cada edad, en cada estación, y en cada tiempo llevando a cabo Su Obra, Cristo en Espíritu Santo a través de ese hombre, y junto a ese hombre Dios coloca maravillosos colaboradores, maravillosos ministros que trabajan brazo a brazo con ese hombre, y esas personas están en la perfecta voluntad de Dios, haciendo un servicio para Dios en la perfecta voluntad de Dios. Fuera de eso se estaría o se está fuera de la voluntad de Dios. Ahora, no importa cuánto aparezcan o cuanto parezcan estar correctos muchos, si no están en la estación y el tiempo y con el hombre enviado por Dios, están haciendo un servicio a Dios fuera de la voluntad de Dios.

Ahora, si no es de acuerdo al Programa de Dios, si no cumple esos requisitos, olvídese. Todo está fuera, entonces, de la perfecta voluntad de Dios, por lo tanto estarán trabajando en la permisiva voluntad de Dios, como David cuando estaba llevando el arca a Jerusalén, pero en un carro nuevo, y tenía que ser en los hombros de los sacerdotes.

Ahora, vamos a ver el párrafo 1342, lo estaba buscando por otro lugar, pero aquí está. La misma página 150, dice:

1342 - ““Muchas personas sinceras se unen a una organización, o un grupo, o una secta de algún tipo, y allí mueren espiritualmente. Uno no les puede decir nada. Ellos reciben esas cosas enseñadas a ellos: Pues estos obispos dijeron esto. Y este dijo esto, este dijo esto. Uno les muestra aquí mismo en la Palabra de Dios donde es ASI DICE EL SEÑOR. (¿Qué dice?) Pero nuestro pastor... No me importa lo que dice su pastor, no me importa lo que digo yo, o dice cualquier otra persona. Si es contrario a la Vindicada Palabra de Dios, la hora, el tiempo, el Mensaje, y así sucesivamente, olvídenlo. ¡Quédense lejos de ello!”.

Si no es de acuerdo a la Palabra vindicada de Dios, a la Palabra prometida de Dios para ese tiempo, siendo vindicada, o sea, siendo cumplida, siendo hecha realidad. Si no es de acuerdo a esa Palabra siendo cumplida en ese tiempo, olvídese, no… quédese lejos de eso.

Por eso usted tiene que escudriñar las Escrituras. Todos tenemos que escudriñar las Escrituras, para saber en qué estación del Programa Divino estamos viviendo, en qué tiempo del Programa Divino estamos viviendo, cuál es la Palabra prometida para este tiempo, y cuál es el mensajero prometido para este tiempo. Tiene que ser de acuerdo a la Escritura, si no es de acuerdo a la Escritura, está fuera de la perfecta voluntad de Dios, como lo estuvo David; aunque David era un rey que amaba y servía a Dios, pero no estaba de acuerdo a la Palabra de Dios lo que él o la forma en que él lo estaba haciendo, porque la Escritura decía que tenía que ser cargada el arca en los hombros de los sacerdotes, y él la estaba llevando en un carro nuevo, porque así lo consultó con sus capitanes, con sus oficiales, y ellos le dijeron que lo hiciera así.

Siguió el consejo de esos líderes militares, en vez de seguir el consejo de la Palabra de Dios, hablada por Dios a través del profeta Moisés, no escuchó a Moisés. Y si no escuchó a Moisés, entonces hizo las cosas mal, aunque tenía buena intención; pero la buena intención no basta, tiene que ser de acuerdo a la Escritura. Por lo tanto, para hacer un servicio a Dios bien hecho, primero hay que escudriñar las Escrituras, para saber qué es lo que Dios ha prometido para el tiempo en que uno está viviendo, y saber cuál es el Mensaje y el mensajero y la edad en la cual uno está viviendo, y la dispensación. Si uno no entiende esas cosas entonces no sabe ni dónde se encuentra ni qué está haciendo, ni para qué edad está trabajando.

Ahora, es muy importante entonces conocer el tiempo en que uno está viviendo, y qué es lo que Dios ha prometido para el tiempo en que uno está viviendo.

Ahora, vamos a leer en dos lugares: página 120, vamos a ver lo que nos dice aquí. Página 120, párrafo 1065, dice (hablando de Cristo dice):

1065 - “Él era la Luz vindicada de ese día. ¿Ve? Pero hay más Palabra para ser vindicada. Él tiene que vindicar más palabra (o sea, cumplir más Palabra, vivificar, o sea, traer a vida, a cumplimiento más Palabra, porque hay más Palabra prometida). Y cuando la última Palabra sea vindicada, entonces la muerte es sorbida con victoria y los muertos en Cristo se levantarán, y entrará el Milenio…”.

Y ahora, hay una última Palabra que tiene que ser vindicada. Y con la vindicación de esa Palabra final los muertos en Cristo serán resucitados y nosotros los que vivimos seremos transformados.

Y ahora, las personas que esperan la transformación de sus cuerpos, y esperan ver a los muertos en Cristo resucitados, necesitan ver primero la Palabra final, la última Palabra siendo vindicada, siendo traída a cumplimiento, siendo vivificada, siendo materializada en medio de la Iglesia del Señor Jesucristo.

Y vean que esa última Palabra siendo vindicada traerá la bendición de los muertos en Cristo siendo resucitados en cuerpos glorificados, y los vivos siendo transformados. “Cuando la última Palabra sea vindicada, entonces la muerte es sorbida en victoria y los muertos en Cristo se levantarán y entrará el Milenio”. Entonces hay que buscar la Palabra final, la última Palabra.

La última Palabra tiene que ver también con la última Trompeta o Trompeta Final; porque si la última Palabra trae la resurrección de los muertos en Cristo y la transformación de nosotros los que vivimos, y la Trompeta Final trae la resurrección de los muertos en Cristo y la transformación nuestra, vean, esa última Palabra es esa última Trompeta, esa última Trompeta sonando y revelando el misterio correspondiente a este tiempo, revelando el misterio de la Palabra vindicada para este tiempo final.

Y ahora, vamos a ver aquí en la página 156, párrafo 1396, dice:

“Pero en obediencia, esta mujercita de fe, que vive por fe, la Novia; la persona que está aquí, allá o lejos en alguna otra parte, alguna otra iglesia, alguna otra denominación, sea lo que sea, y... Cree la Palabra de Dios, obediente,esperando en amor a que la promesa de la edad sea confirmada. Ella está vigilando por eso. Ella es parte de esa Palabra, y Ella (¿la promesa de qué? De la edad sea confirmada)”.

Y ahora, la promesa de la primera edad fue confirmada cuando Dios envió a San Pablo ungido con el Espíritu Santo, a través del cual llamó y juntó los escogidos de su edad. Y así por el estilo en cada edad la Palabra prometida para cada edad fue vivificada, fue manifestada, fue cumplida, fue hecha realidad cuando Dios envió al mensajero de su edad, al mensajero de cada edad ungido con el Espíritu Santo, y así vindicó la Palabra prometida para cada edad; y solamente falta, después de las siete edades ¿qué? La última Palabra vindicada para la Iglesia, para la Edad de la Piedra Angular.

Vamos a ver:

“… esperando en amor a que la promesa de la edad sea confirmada. Ella está vigilando por eso. Ella es parte de esa Palabra, y Ella está vigilando para que su vida manifieste esa Palabra”.

Y ahora, la Iglesia-Novia es parte ¿de qué? De esa Palabra prometida que tiene que ser vindicada. Así ha sido la Iglesia-Novia en cada edad: ella es parte de la Palabra prometida para cada edad, vindicada en cada edad. Y entonces tiene, la Iglesia-Novia de Cristo, en cada edad, tiene la Palabra vindicada de cada edad; pero le falta, después de las siete edades, la última Palabra que sea vindicada a ella, y eso es lo último que ella necesita para luego ser transformada y llevada con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero.

Vamos a ver:

“Ella es parte de esa Palabra, y está vigilando para que su vida manifieste esa Palabra”.

O sea, que tiene que ser manifestada esa Palabra, ¿dónde? En la Iglesia. No puede ser manifestada en una religión pagana, es en la Iglesia, porque la Iglesia es la que tiene de parte de Dios la promesa de que esa Palabra prometida será vindicada, cumplida, hecha realidad en medio de ella, de la Iglesia, en la etapa que le corresponde.

Por eso de edad en edad tiene que subir a una edad, a la edad nueva, donde la Palabra vindicada de esa nueva edad es cumplida, es vindicada, es hecha realidad, y la Iglesia se hace parte de esa Palabra, porque es parte de esa Palabra en y para cada edad. Por eso va subiendo de una edad a otra: porque Dios va vindicando de edad en edad la Palabra prometida para cada edad, no se puede quedar en una edad que ya pasó.

Y ahora, dice:

1396 - “Hermanos, ¿no pueden ver eso? Espero que eso no les haya pasado por alto. El Cuerpo está esperando (el cual es la Palabra), esperando por la Vida (que es el Espíritu), que lo confirme o lo haga vivo. Eso es lo que Ella está esperando. Ninguna otra vida funcionará en Ella”.

O sea, ninguna otra vida funcionará en la Iglesia, es la Palabra prometida para esta edad; como no funcionó en la Iglesia de Jesucristo en las edades pasadas otra cosa, sino la Palabra prometida para cada edad. Eso fue lo que Dios vindicó, lo que Dios cumplió, lo que Dios trajo a vida, trajo a vida lo que El prometió para cada edad, y se hizo realidad. Y cuando apareció el mensajero y aparecieron los escogidos de su edad, ¿qué estaba sucediendo? La Palabra prometida para esa edad se hizo carne en ellos, era la Palabra viviente: el mensajero con su grupo.

Y ahora, la Iglesia-Novia se hace la Palabra, y la Palabra se hace carne en ella a medida que la Iglesia recibe la Palabra, la Palabra de la edad en que está viviendo; porque ya la Palabra de edades pasadas, ya se hizo carne en la Iglesia en los escogidos de esas edades. Pero la Palabra prometida para el Día Postrero, ¿en quién se tiene que hacer carne? En los escogidos de este tiempo final, se tiene que hacer realidad en ellos, porque ellos son parte de esa Palabra prometida para este tiempo final.

1396 - “Ninguna otra cosa funcionará en ella…”, como tampoco en el pueblo hebreo, vean ustedes, han tratado de convertir el pueblo hebreo a Cristo, y ninguna cosa les ha funcionado. ¿Por qué? Porque tiene que ser la Palabra prometida para ellos, para este tiempo final, han tratado de traerle la Palabra de la primera edad y no funcionó, a Pablo lo apedrearon allá, Pablo quiso convertir el pueblo hebreo a Cristo, también el apóstol Pedro, pero no pudieron, solamente creyeron los que estaban ordenados para vida eterna, para formar parte de la Iglesia del Señor Jesucristo.

Pero vean, durante la Dispensación de la Gracia Cristo ha estado llamando y juntando sus escogidos de entre los hebreos y también de entre los gentiles; pero con el pueblo hebreo no ha estado tratando como nación. Pero el pueblo hebreo va a ser restaurado, el pueblo hebreo va a recibir la Palabra, el pueblo hebreo va a recibir el Espíritu de Dios, porque el Ángel con el Sello del Dios vivo va a ser manifestado en medio del pueblo hebreo. Esa es la forma que el Espíritu de Dios regresará al pueblo hebreo; porque Dios trata con el pueblo hebreo como nación.

Esa es la forma en que los huesos secos luego que reciben nervios, carne y piel, luego les falta espíritu, el espíritu, y es el Espíritu de Dios el que regresará allá, y es llamado de los cuatro vientos, y es llamado por un profeta. Por lo tanto, nadie puede hacer que el Espíritu de Dios llegue al pueblo hebreo y sean convertidos a Dios, a Cristo, excepto un profeta, el cual está señalado como el Ángel que viene con el Sello del Dios vivo en Apocalipsis 7, el Ángel que sella en sus frentes a los escogidos de Dios, los 144.000 hebreos, y en Apocalipsis 14 ya están ahí sellados y colocados en el Monte de Sion.

Y el ministerio que hará eso será el ministerio del Ángel que viene con el Sello del Dios vivo, el Ángel que viene con el Espíritu Santo, y el Espíritu Santo viene manifestando en ese mensajero los ministerios de los Dos Olivos, los ministerios de Moisés y Elías. El ministerio de Elías en su quinta manifestación. Por eso cuando Elías en su cuarta manifestación quiso ir al pueblo hebreo le fue prohibido, no funcionaría como está prometido que tiene que ser. Por lo tanto, lo que se hubiese formado sería una confusión.

Ahora, hubieran sido llevados, ¿a qué? A sistemas denominacionales.

Ahora, vamos a continuar aquí leyendo:

1396 - “Ninguna otra vida funcionará en Ella. Ella no puede venir a vida de ningún otro modo. Ella todavía lo siente allí afuera, y Ella sabe que va a suceder; entonces allí sucede, y entonces ella despierta. Dios dijo: Que así sea, y ella salió como la primera salió”.

¿Y de qué está hablando? De la Iglesia-Novia del Señor, que luego de las siete edades saldrá la Novia, como era al principio. Eso es el cumplimiento de la visión de la Novia, en donde el reverendo William Branham tuvo esa visión, vio la Novia al principio salir, y después vio las diferentes edades, y después… y él estaba muy triste, pero le fue dicho… vean, la última que había visto fue la Iglesia de América, de Norteamérica; y estaba muy triste y estaba llorando, y decía: “Esto es lo único que hemos nosotros como predicadores, lo que hemos podido hacer, esto es lo único que hemos podido nosotros como ministros hacer para presentarle a Cristo”. O sea, algo así, y él estaba muy triste porque eso no era la Novia. Y le fue dicho: “Ella viene. Ahí viene la Novia”. Y cuando él vira ve un grupo de jóvenes que venían al son de un himno como: “Firmes y adelante, huestes de la fe. Sin temor alguno, que Jesús nos ve”. Y esa era la Novia del Día Postrero. ¿Ven? No la Novia de la séptima edad, no la Iglesia de la séptima edad.

Por lo tanto, ¿a qué etapa pertenece? A la Edad de la Piedra Angular.

Y ahora, vamos a ver si hay un grupo así prometido para venir. Ya en la visión de la Novia él dijo que la Novia pasaría de nuevo, le fue dicho: “La Novia pasará de nuevo, la Iglesia-Novia”.

Ahora, en la página 155, párrafo 1383, dice:

1383 - “Oh, habrá una verdadera lluvia temprana y tardía en los postreros días sobre ese grupo pequeño que viene con El sobre este asno manso y humilde, sin duda, sin denominación,”.

Sin duda, porque sabe que está en el tiempo, en la estación, y con el Mensaje correcto para este tiempo final, y en la edad correcta, viene sin duda y sin denominación. No es un grupo denominacional, es un grupo que viene con Él y sobre el cual está la Lluvia Tardía y Temprana, la Lluvia Tardía y Temprana como al principio. Por eso es la Novia que pasa de nuevo. ¿Ven? Porque es una Novia como la Novia del principio, y viene con la Lluvia Temprana y Tardía, la Lluvia Temprana, pues ya hemos visto que es el Evangelio de la Gracia, que revela el misterio de la Primera Venida de Cristo con esa enseñanza del Evangelio de la Gracia.

Con esa Lluvia de Enseñanza del Evangelio de la Gracia se recibe la fe, la revelación de la Primera Venida de Cristo y Su Obra de Redención en la Cruz del Calvario, y se obtiene el conocimiento de que hay un Salvador que murió por nosotros en la Cruz del Calvario como el Cordero de Dios para quitar el pecado del mundo.

Y con ese conocimiento la persona viene a comprender que no hay otro nombre dado a los hombres en que podamos ser salvos, sino en el Nombre del Señor Jesucristo, en el cual se predica el arrepentimiento y el perdón de pecados. Y cuando se le explica bajo la predicación del Evangelio de la Gracia todo este misterio y se les dice que Cristo dijo [San Marco 16:15]:

“Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.

El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado”.

Las personas al escuchar esa Palabra siendo predicada, siendo hablada, Cristo les habla directamente a sus almas, ¿por qué? Porque está cayendo sobre ellos, sobre sus almas, la Lluvia Temprana de la Enseñanza de la Primera Venida de Cristo para que reciban salvación y vida eterna, reciban el perdón de sus pecados y reciban el bautismo en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y reciban el Espíritu Santo y obtengan así el nuevo nacimiento y obtengan salvación y vida eterna.

Sin la predicación del Evangelio de la Gracia ninguna persona puede recibir salvación y vida eterna, porque ¿cómo van a creer? Porque la fe viene por el oír y por el oír de la Palabra de Dios.

¿Y cómo van a creer si no han escuchado? ¿Y cómo van a escuchar si no hay alguien que les predique? Así que vean, hay un orden divino, y ese orden divino se ha estado moviendo de etapa en etapa, de edad en edad.

Y ahora, ¿para nuestro tiempo, cómo van a creer si no hay quien les predique? En cada edad el Espíritu Santo ha estado predicándole a la gente en la Iglesia de Jesucristo y desde la Iglesia de Jesucristo al mundo entero a través del mensajero de cada edad, y ese Mensaje se ha extendido a través de los ministros colaboradores que Dios ha colocado junto a ese mensajero.

Después que ese mensajero ha partido, ¿qué ha sucedido con el grupo que ha quedado, y que dice que cree en el Mensaje de ese mensajero? Vamos a ver lo que dice el reverendo William Branham que ha sucedido con esas Pero también dice que habrá un grupo que vendrá sin denominación, un grupo que vendrá con la Lluvia Temprana y Tardía, la Lluvia Tardía es la Lluvia de la Enseñanza de la Segunda Venida de Cristo como León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo, y así recibimos la fe para ser transformados y raptados, la fe, la revelación para nuestra transformación, y el arrebatamiento con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero.

Ahora vean en la página 100 del libro de Las edades, dice el reverendo William Branham, hablando del mensajero de cada edad, y del grupo de cada edad, vean lo que dice:

“90. La iglesia nunca ha aprendido esto de las Escrituras o de la historia. Cada vez que Dios da una visitación del Espíritu Santo y la gente obtiene su libertad, después de un tiempo se esclavizan en la misma cosa de donde salieron. Cuando Lutero salió del catolicismo, la gente quedó libertada por un tiempo. Pero cuando él murió, la gente simplemente organizó lo que pensaban que él creía y establecieron sus propios credos e ideas, y repudiaban a todo aquel que profesaba diferente a ellos. Volvieron directamente al catolicismo con una forma un poco diferente. Y aun hoy día hay muchos luteranos que están listos para volver al lugar de donde salieron”.

¿Qué sucede cuando parte el mensajero en cada edad? Luego la gente que queda, los ministros que quedan, dicen: “Esto es lo que él creía”. Y hacen, organizan todo, y a todos los que no creen en esa forma, le dan de codo.

¿Pero qué es lo que ha hecho Dios siempre? Dios lo que ha hecho es: envía otro mensajero con un Mensaje para una nueva edad, y abre una nueva edad y deja a toda esa gente allá. ¿Por qué? Porque cuando se organizan, se denominacionalizan, ahí mueren. Vamos a ver si eso es cierto o no.

En la lectura que tuvimos vamos a ver si lo decía… Vamos a buscar un lugar donde podamos ver más claramente que él dice, no lo que nosotros pensamos que él creía, sino lo que él dijo. En la página 282 dice, vamos a leer una partecita aquí, dice:

“Yo acabo de decir que esta edad dio lugar a un gran desarrollo del espíritu denominacional. Si la actitud de los corintios de: “Yo soy de Pablo, yo de Cefas” en alguna ocasión fue manifestada, ha sido ahora. Hubo luteranos, hussitas, el partido de Zwinglio, etc. Tal fragmentación del Cuerpo fue deplorable, estaban viviendo un nombre pero estaban muertos. Ciertamente estaban muertos, murieron en el mismo momento en que se organizaron”.

En el momento en que se organizaron, en el momento en que hicieron una denominación murieron. Miren lo que las personas que buscan a formar una organización, una denominación, miren lo que hacen: traen la muerte al pueblo, y son responsables delante de Dios.

“Los grupos grandes se organizaron y se unieron en matrimonio con el Estado. Allí encontraron el fin, fueron liquidados”.

Vamos a ver aquí en la 1280, y aquí hay algo también. Esto lo pueden leer luego ustedes. Voy a leer aquí en el libro de Citas, página 167, párrafo 1489, dice:

1489 - “La muerte del Pentecostés (o sea, de los pentecostales) produce el arrebatamiento de la Novia. ¿Ven? La muerte de Lutero produjo a Wesley. ¿Ven? La muerte de Wesley produjo Pentecostés. La muerte de Pentecostés produce el Mensaje ahora”.

Y luego el otro párrafo, el párrafo 1490, dice:

1490 - “Y ustedes tienen que morir a la edad pentecostal, no dejar nada de ello sobrado, quemarlo con fuego, porque va a ser quemado como el tallo de donde salió el trigo. El tallo, la denominación, tiene que ser quemado. Por eso, no lleven su denominación al Mensaje nuevo. Esta es la Palabra”.

Y arriba en el párrafo 1488, al final en ese párrafo dice:

1488 - “Ahora…” Vamos a comenzarlo total, dice:

1488 - “Ahora, ¿han notado ustedes, cada tres años después de una gran reunión, lo que tiene lugar? Una denominación. Esto es veinte años y ninguna denominación. Querido Cordero moribundo, que nunca haga eso. Si yo me voy en esta generación, que la gente que cree este Mensaje nunca vayan a aceptar una denominación.

¡Dios! ¡ustedes morirán allí mismo! ¡Recuerden eso! La misma hora que ustedes mencionen denominación entre ustedes, no me importa cuán sinceros ustedes son, tomen hombre por su líder en vez del Espíritu Santo para confirmar esta Palabra, esa es la hora que ustedes mueren!”.

Y ahora, ¿quién es el que tiene que confirmar, vindicar, la Palabra de la hora? El Espíritu Santo. Así como lo hizo el Espíritu Santo en cada edad a través del mensajero de cada edad. Por lo tanto, para este tiempo final el Espíritu Santo tiene que confirmar la Palabra prometida para nuestro tiempo, tiene que hacerla realidad, y por consiguiente tiene que tener un hombre, un profeta, porque solamente a los profetas viene la Palabra de Dios. Eso también lo dice el reverendo William Branham en el libro de Los Sellos, página 301 y 302. En la 302 nos habla del Ángel del Señor Jesucristo y nos dice:

“106. Noten bien: En el tiempo cuando Dios iba a librar al mundo antes del diluvio (o sea, cuando iba a librar a Noé y su familia), Él mandó un águila. Cuando decidió librar a Israel, también mandó un águila (o sea, a Moisés). ¿No cree usted que cuando Juan estaba en la Isla de Patmos, este mensaje era tan perfecto que aún no podía ser confiado a un Ángel? Ahora, un ángel es un mensajero, pero ¿sabía usted que aquel mensajero era un profeta? ¿Lo creen? Vamos a probarlo. Apocalipsis 22:9 para ver si no fue un águila. Él era un ángel, un mensajero, pero era un profeta, el cual reveló a Juan completamente este libro de Apocalipsis. Ahora veamos lo que Juan vio:

Yo Juan soy el que ha oído y visto estas cosas. Y después que hube oído y visto, me postré para adorar delante de los pies del ángel que me mostraba estas cosas.

Y él (el ángel) me dijo: Mira que no lo hagas (ningún verdadero profeta recibiría adoración, o mensajero cualquiera): porque yo soy siervo contigo, y con tus hermanos los profetas, y con los que guardan las palabras de este libro. Adora a Dios.

(Apocalipsis 22:8-9)”.

Y ahora paso a la página 302:

“107. Ahora, el Libro era tan importante, y es la Palabra de Dios. ¡Cuidado! Cuando la Palabra de Dios es revelada, tiene que ser traída por el profeta porque solamente a él llega la Palabra de Dios”.

Solamente al profeta llega la Palabra de Dios. Y si Dios ha prometido vindicar Su Palabra prometida para este tiempo final, si Él ha prometido vindicar a la Iglesia la Palabra que Él ha prometido para este tiempo final, para la Iglesia, entonces tiene que tener un profeta al cual venga la Palabra, para que así la dé a conocer a la Iglesia del Señor Jesucristo en este tiempo final, y para que así Cristo por medio de Su Espíritu Santo cumpla Su Palabra prometida para nuestro tiempo.

Eso es la vindicación de la Palabra, la Palabra prometida para nuestro tiempo siendo vindicada, siendo traída a vida, siendo traída a existencia, siendo materializada en medio de la Iglesia del Señor Jesucristo.

Ahora, en la Biblia, las Sagradas Escrituras, está todo el pensamiento divino en forma de letra. Encontramos que todo lo que Dios haría está en la Escritura.

Y ahora, las cosas que Dios habló a través del reverendo William Branham, no es otra cosa sino lo mismo que está aquí escrito, Dios dando más luz acerca de lo que está en la Palabra. Él no podía añadir otra cosa a la Palabra, el Espíritu Santo no podía añadir otra cosa a la Palabra, pero sí podía dar más luz acerca de los diferentes temas que están contenidos en las Sagradas Escrituras.

Y ahora, por eso es que el Mensaje del reverendo William Branham es la Palabra de Dios; porque es la misma Palabra que está escrita aquí, siendo traída con más luz para este tiempo final. Dios dando más luz de lo que está en la Escritura.

Por eso: “Escudriñad las Escrituras, porque ellas son las que dan testimonio de mí”, dice Cristo. “Escudriñad las Escrituras; porque en ellas os parece que tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí” [San Juan 5:39].

Ahora, las Escrituras dan testimonio no solamente de Cristo sino de los diferentes mensajeros que Él enviaría para cada edad de Su Iglesia, en los cuales Cristo estaría manifestado.

Y ahora, encontramos que por cuanto Cristo es la Palabra, y la Palabra es Cristo, entonces, por cuanto estábamos en Cristo desde antes de la fundación del mundo, tenemos que estar aquí también, en la Palabra.

Y ahora, cuando la Palabra para una edad es vindicada, es cumplida, es hecha realidad, eso es lo que estaba esperando la Iglesia del Señor Jesucristo: que se hiciera realidad, que Dios vindicara lo que Él prometió para ese tiempo, lo trajera a vida, a cumplimiento; y la Iglesia-Novia de Cristo ahí recibe la Palabra, recibe el mensajero y sube a una nueva edad.

Ya la edad anterior murió. Cuando se le fue el mensajero: se le fue la Luz de la edad, se fue la lámpara, fue apagada esa lámpara, fue apagada esa mecha; y por consiguiente, cuando usted en una lámpara de aceite apaga la luz, la mecha, está quedándose sin luz esa lámpara.

Recuerden que las siete edades de la Iglesia están representadas en el candelabro con siete lámparas encendidas, cada una es encendida en la edad que le corresponde. Y ahí viene la Luz para esa edad en y para la Iglesia y para el mundo; porque la Iglesia es la Luz del mundo también, como Cristo es la Luz del mundo; por lo tanto, Cristo se refleja a través de Su Iglesia en cada edad.

Cada lámpara es cada edad, y cada mecha encendida con fuego es cada mensajero encendido con el Espíritu Santo, con el Fuego del Espíritu Santo; y a través de ese mensajero corre el Espíritu Santo, el Aceite (que es el Espíritu Santo); y ahí se enciende el Fuego de Dios en cada edad, y es alumbrada esa edad.

Cuando se denominacionalizan, ya se apagó la Luz de esa edad. Se denominacionalizan cuando el mensajero se va. Se va el mensajero: se fue la Luz, se fue la mecha, se fue la Luz, quedó a oscuras. Y entonces comienzan a caminar a tientas y diciendo: “Esto es lo mejor que debemos hacer, y esto es lo mejor; y esto es lo mejor para proteger la edad, para proteger el Mensaje”. Y se denominacionalizan, y hacen sus verjas denominacionales; y todos los que no están de acuerdo con ellos, les dan de codo, y ahí rompen el compañerismo los unos con los otros.

Eso fue lo que encontró Cristo cuando vino a la Tierra en carne humana. El mundo denominacional con sus grandes líderes ¿qué hicieron? Le dieron de codo a Cristo.

Ellos eran nada menos que ortodoxos, que es el grupo de gente y de líderes religiosos que, en adición a la Escritura, tienen las diferentes interpretaciones de sus doctores en divinidad. Por eso ellos eran ortodoxos y Jesús no era ortodoxo.

Jesús no iba con las interpretaciones de los doctores en divinidad, sino que Jesús iba directo a lo que la Escritura decía: “Escrito está”.

¿Ve? Él nunca dijo: “El doctor en teología Fulano de Tal, el doctor en divinidad Fulano de Tal, el teólogo Fulano de Tal dijo tal cosa”; no. Él decía: “Moisés dijo, o Isaías dijo, o David dijo”. ¿Ven? Y eso no es ser ortodoxo; eso es ser heterodoxo: que se basan exclusivamente en la Escritura. Y eso es ASÍ DICE EL SEÑOR.

Eso no es: “Así dice el teólogo Tal o el doctor en divinidad Tal”, sino ASÍ DICE DIOS, ASÍ DICE DIOS POR MEDIO DE SU ESPÍRITU SANTO A TRAVÉS DE SUS INSTRUMENTOS.

Zacarías, capítulo 7, lo confirma cuando dice… en el capítulo 7, verso 11 al 12…; y vean, el pueblo no quiso escuchar a los profetas:

“Pero no quisieron escuchar, antes volvieron la espalda, y taparon sus oídos para no oír;

y pusieron su corazón como diamante, para no oír la ley ni las palabras que Jehová de los ejércitos enviaba por su Espíritu, por medio de los profetas primeros; vino, por tanto, gran enojo de parte de Jehová de los ejércitos”.

Dios se enoja cuando no quieren escuchar Su Voz, la Voz de Dios a través de Su Espíritu Santo por medio de los profetas que Él envía. Así ha sido en el Antiguo Testamento y así es en el Nuevo Testamento.

Ahora, podemos ver el por qué Cristo ordenó escudriñar las Escrituras.

Él no dijo: “Escudriñen lo que los rabinos han dicho, escudriñen lo que los doctores en divinidad han dicho, escudriñen lo que los teólogos han dicho”; Él no dijo: “Escudriñen en esos otros libros”. Él dijo: “Escudriñen las Escrituras”.

Porque los otros libros, de interpretaciones teológicas, son el pensamiento de los grandes doctores en teología; pero las Escrituras son el pensamiento de Dios expresado a través de Sus profetas, y luego escrito para el pueblo de Dios.

Así que la recomendación de Cristo es: “Escudriñad las Escrituras; porque en ellas os parece que tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí”.

Y ahora, todo lo que sucedería en el Nuevo Testamento está en el Antiguo Testamento también. Y en el Nuevo Testamento se materializa lo que fue profetizado en el Antiguo Testamento que sucedería.

Y ahora, el Antiguo Testamento es la sombra, el tipo del Nuevo Testamento. Por lo tanto, en el Antiguo Testamento está lo mismo que está en el Nuevo Testamento: en el Nuevo Testamento tenemos a Jesucristo como el Cordero de Dios, en el Antiguo Testamento tenemos el Cordero Pascual. ¿Ven? Y así por el estilo usted encuentra en el Antiguo Testamento el tipo y figura.

Ahora, podemos ver que en las Escrituras está todo el pensamiento divino.

¿Pero quién conoció la mente de Dios? Así como, ¿quién conoció la mente de las personas, sino el espíritu del hombre que está en el hombre? Y nadie conoció las cosas que Dios sino el Espíritu de Dios. Y es por medio del Espíritu de Dios que viene la revelación de las cosas de Dios que han estado en Dios eternamente y son reveladas por Dios a través de Su Espíritu Santo a Su pueblo.

Y ahora, todo lo que está en la Escritura cumplimiento tiene. Cristo decía: “Lo que está escrito de mí cumplimiento tiene. Por lo tanto, mi muerte, mi sepultura y mi resurrección no ha sido otra cosa sino lo que estaba escrito de mí”. Eso en palabras acá nuestras. Vamos a leerlo en la forma en que Cristo lo dijo a Sus discípulos. Capítulo 24, versos 25 en adelante, dice:

“Entonces él les dijo: ¡Oh insensatos, y tardos de corazón para creer todo lo que los profetas han dicho!

¿No era necesario que el Cristo padeciera estas cosas, y que entrara en su gloria?

Y comenzando desde Moisés, y siguiendo por todos los profetas, les declaraba en todas las Escrituras lo que de él decían”.

Él sabía lo que las Escrituras decían de Él. Por eso Él podía decir: “De mí escribió Moisés”. Él podía decir también: “Las Escrituras son las que dan testimonio de mí, ellas son las que dan testimonio de mí. Escudriñad las Escrituras porque en ellas parece que tenéis la vida eterna, y ellas son las que dan testimonio de mí”.

El testimonio de las Escrituras es el testimonio del Padre Celestial, de Dios, hablando por medio de Su Espíritu Santo a través de Sus profetas en las diferentes etapas del Antiguo Testamento, y terminando con Juan el Bautista, el cual fue el último de los profetas del Antiguo Testamento, que dio testimonio de Cristo, y él dio testimonio ahí frente a Cristo diciendo: “He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo, este es aquél del cual yo dije: Después de mí viene un varón, un hombre, del cual yo no soy digno de desatar la correa de su calzado” [San Juan 1:29]. Él dijo: “Él es antes que yo (o sea, primero que yo)” [San Juan 1:15]. También dijo: “Él es mayor que yo, más grande que yo” [San Juan 14:28]. Y también Él dijo: “Yo les bautizo con agua, yo les bautizo con agua, bautismo de arrepentimiento; pero Él les bautizará con Espíritu Santo y Fuego” [San Mateo 3:11].

Por lo tanto, Juan enseñó a Sus discípulos a creer en el que vendría después de Él. Y toda persona que deseaba recibir el Espíritu Santo, tenía que creer en el que vendría después de Juan. Aun los discípulos de Juan en el capítulo 19 del libro de los Hechos, no había recibido el Espíritu Santo, ¿por qué? Porque no habían creído todavía en Cristo, aunque eran creyentes del precursor de la Primera Venida de Cristo.

Por lo tanto, no habían recibido la transformación interior, no habían recibido el nuevo nacimiento y no habían recibido el cuerpo angelical teofánico, y por consiguiente no habían entrado al Reino de Dios. Para el Día Postrero, así como no bastó con ser solamente discípulos del precursor, para recibir la transformación interior espiritual y recibir el cuerpo angelical, en el Día Postrero no bastará con ser un discípulo del precursor de la Segunda Venida de Cristo para recibir la transformación física y recibir el cuerpo físico, eterno, inmortal, y glorificado que Cristo ha prometido para todos los escogidos de Dios.

Los que van a ser transformados recibirán la Palabra vindicada de este tiempo final, como la recibieron cada uno de los escogidos de cada edad, en la edad que les tocó vivir. La Palabra vindicada para este tiempo final, ni la tuvo San Pedro, ni la tuvo San Pablo, ni la tuvo Ireneo, ni la tuvo Martín, ni la tuvo Colombo, ni la tuvo Lutero, ni la tuvo Wesley, ni la tuvo el reverendo William Branham, porque él fue el precursor de lo que Dios estará haciendo en este tiempo final. La Palabra vindicada para nuestro tiempo es lo que Dios ha prometido para este tiempo final, en donde tenemos grandes promesas.

Vean, aquí por ejemplo en la página 131, dice:

“131. Y ahora Jesús: Su Nombre sobre la tierra fue Jesús el Redentor, porque fue el Redentor cuando estuvo sobre la tierra; pero cuando conquistó el infierno y la muerte; los venció y ascendió, entonces recibió un nuevo Nombre. Por esa razón es que gritan y hacen tanto ruido y no reciben nada. Será revelado en los Truenos”.

Aquí tenemos la promesa que los truenos van a revelar el misterio del Jinete del caballo blanco de Apocalipsis 19 con un Nombre Nuevo.

“[131].0 Será revelado en los Truenos.

132. Fíjense en el misterio. El viene cabalgando. Tiene que haber algo para cambiar esta iglesia. Ustedes saben eso. ¡Tiene que venir algo!”.

¿Y qué es lo que va a cambiar la Iglesia? El Jinete del caballo blanco de Apocalipsis 19, el cual viene con un Nombre Nuevo que nadie entiende sino El mismo, y Su Nombre es el Verbo de Dios; y el Verbo de Dios dos mil años atrás se hizo carne y habitó en medio del pueblo hebreo y vino con el Nombre de Salvación. Y el Verbo para este tiempo final está prometido que vendrá en un caballo blanco, y ese será el que traerá la bendición para nuestra transformación, eso es la Palabra prometida que tiene que ser vindicada en este tiempo final.

“[132]. Él viene cabalgando. Tiene que haber algo para cambiar esta iglesia. Uds. saben eso. ¡Tiene que venir algo! Ahora noten: Nadie entendía ese nombre, sino El mismo.

Y estaba vestido de una ropa teñida en sangre: y su nombre es llamado EL VERBO DE DIOS.

Y los ejércitos que están en el cielo le seguían en caballos, vestidos de lino finísimo, blanco y limpio.

Y de su boca sale una espada aguda, para herir con ella las gentes; y él los regirá con vara de hierro; y él pisa el lagar del vino del furor, y de la ira del Dios Todopoderoso.

Y en su vestidura y en su muslo tiene escrito este nombre: REY DE REYES Y SEÑOR DE SEÑORES.

(Apocalipsis 19:13-16).

133. Allí viene el Mesías, allí es donde está”.

Por lo tanto, en el cumplimiento de esa profecía es que estará lo que la Iglesia-Novia del Señor Jesucristo está esperando, y eso es la Palabra prometida para la Iglesia siendo vindicada para este tiempo final, esa es la Palabra que funcionará para nuestra transformación en este tiempo final. Otra Palabra no funcionará. Veamos en la página 256, lo que nos dice que será el Jinete del caballo blanco de Apocalipsis 19. Dice:

“121. Pero cuando nuestro Señor aparezca sobre la tierra, Él vendrá sobre un caballo blanco como la nieve, y será completamente Emanuel —la Palabra de Dios encarnada en un hombre—”.

Eso es la Palabra prometida que tiene que ser vindicada a la Iglesia en este tiempo final, y la Iglesia-Novia verá la Palabra siendo vindicada, esa es la única Palabra prometida para la Iglesia, la cual hará la Obra, la única que funcionará y nos dará la fe, la revelación, para ser transformados y ser llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero, nos dará la revelación de la Venida del Jinete en el caballo blanco de Apocalipsis 19.

En la página 134… recuerden que el Espíritu Santo ha estado en la Iglesia de Jesucristo de edad en edad manifestándose en cada ángel mensajero de cada edad. En la página 134 del libro de Los Sellos, dice:

“142. Y noten ustedes Cuando este Espíritu Santo que tenemos llegue a encarnarse, el que está en nuestro medio ahora mismo en la forma del Espíritu Santo, cuando Él llegue a ser encarnado en la Persona de Jesucristo, entonces nosotros le coronaremos como Rey de Reyes y Señor de Señores”.

La promesa es que el Espíritu Santo vendrá a la Iglesia, se encarnará, vendrá encarnado. Y vamos a ver cómo será que vendrá encarnado el Espíritu Santo, ¿cómo estará encarnado? Dice:

[142]. “Cuando este Espíritu Santo que tenemos llegue a encarnarse”. Vamos a ver cómo es que se encarnará.

En la página 146, párrafo final, dice:

“[192]. Y al mismo tiempo que el diablo cae del Cielo y se encarna en un hombre, el Espíritu Santo sube y viene encarnado en un hombre”.

Ahora, podemos ver que todo este misterio de la Palabra prometida para la Iglesia para el Día Postrero, para darle la fe para ser transformados y raptados gira alrededor de la manifestación de Dios por medio de Su Espíritu Santo en medio de Su Iglesia, manifestándose a través de carne humana. Y esto hay que verlo en las Escrituras. Cuando el Verbo se hizo carne dos mil años atrás, ¿qué era? La Palabra prometida vindicada, hecha realidad en un hombre llamado Jesús, vino en carne humana, era el Verbo hecho carne.

La página 352 del libro de *Las Edades, dice el penúltimo párrafo (Nota - Libro de Los Sellos):

“[107]. Y sucederá que al tiempo cuando el anticristo venga en su plenitud, Dios también vendrá en Su plenitud para redimirnos. Siempre corren paralelos. Caín y Abel, el cuervo y la paloma en el arca, Judas y Jesús”.

Y ahora, hemos visto cómo es que el Espíritu Santo vendrá en Su plenitud, dice aquí. Porque en cada ángel mensajero fue en la porción correspondiente a cada edad. Pero ninguno de los ángeles mensajeros, ninguno de ellos recibió la doble porción. La doble porción, eso es la plenitud. El bautismo del Espíritu Santo es la primera porción, las primicias del Espíritu. Luego la otra porción es nuestra transformación. Cuando recibamos el nuevo cuerpo, tendremos entonces la porción del cuerpo angelical teofánico, y la porción del cuerpo físico glorificado, y entonces tendremos ambas porciones y por consiguiente tendremos la plenitud.

Y ningún mensajero fue transformado físicamente estando vivo. Para el Día Postrero Dios va a adoptar un mensajero, lo va a transformar, porque la adopción es la redención del cuerpo, en donde el cuerpo físico es transformado y es la persona convertida en un inmortal físico con un cuerpo nuevo, eterno, inmortal, incorruptible y glorificado, igual al cuerpo glorificado de Jesucristo nuestro Salvador.

Ahora, hemos visto aquí lo que está prometido para la Iglesia, que será la Palabra que Cristo vindicará a Su Iglesia, que Cristo cumplirá, que Cristo materializará, que Cristo hará una realidad a la Iglesia del Señor Jesucristo, a la Iglesia-Novia que va a ser transformada y llevada con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero. Otra Palabra no va a funcionar, es la Palabra prometida para este tiempo, que tiene que ser cumplida, vindicada.

Ahora, hemos visto que todo eso está en la Palabra, tanto en las Escrituras, la Biblia, como en los mensajes del reverendo William Branham, porque los mensajes del reverendo, William Branham son la misma Palabra dando más luz acerca de todos esos temas bíblicos del Antiguo y del Nuevo Testamento.

Ahora, hemos visto el por qué tenemos que escudriñar las Escrituras, escudriñamos las Escrituras, la Biblia, y también tenemos la ayuda de las mismas Escrituras, tenerlas en los Mensajes del reverendo William Branham, a través de los cuales el Espíritu Santo nos ha dado más luz acerca de los diferentes temas de la Biblia.

Ahora, tenemos que escudriñar las Escrituras, y tenemos para escudriñar también los Mensajes del reverendo William Branham, que tienen luz acerca de esas Escrituras, porque el Espíritu Santo nos ha dado luz por medio de la manifestación que ha tenido en el reverendo William Branham, nos ha dado luz de las Escrituras.

Así que podemos ver porqué es necesario que todos examinemos las Escrituras, porque ellas son las que dan testimonio de Juan el Bautista, de Jesús, de San Pedro y los demás Apóstoles, de San Pablo y su grupo, y de cada ángel mensajero, del reverendo William Branham también y su grupo, y de nuestro tiempo también.

Y cada territorio, vean ustedes, en el cual se ha cumplido cada edad, ha sido identificado por el Espíritu Santo a través del ministerio que ha tenido en el reverendo William Branham. Hubo un territorio donde se cumplió cada edad y donde Dios envió a cada mensajero. Fue el Espíritu Santo en el reverendo William Branham trayendo a la luz esos misterios que fueron cumplidos en esas edades.

Y ahora, siendo que Cristo lo que está construyendo es un Templo espiritual, el cual es Su Iglesia, tiene que ser conforme al orden en que Dios le dio a Moisés para construir el tabernáculo y también la revelación que le dio a David para la construcción del templo en Jerusalén; porque es tipo y figura del Templo Celestial y por consiguiente es tipo y figura de la Iglesia del Señor Jesucristo, en quien se materializa todo lo que estaba allá en el tabernáculo que construyó Moisés y el templo que construyó el rey Salomón.

Si el atrio estaba en el este, pues no puede ser colocado en el oeste en la Iglesia del Señor Jesucristo, que es el Templo espiritual de Cristo. Si el sacrificio se hacía en el atrio, en el atrio, en el este del Templo, entonces no podía el sacrificio de Cristo como Cordero de Dios ser realizado en el oeste, en el continente americano, tenía que ser realizado allá en la tierra de Israel. Y la Primera Venida de Cristo no podía ser cumplida en el oeste, sino en el este, porque allá era donde tenía que hacer el sacrificio por el pecado, y de allá comenzó la construcción del templo, de esa parte del este. Y las edades luego entraron.

Y encontramos, que tanto los apóstoles como las diferentes edades corresponden también al Lugar Santo. O sea, el lugar santo del templo que construyó Salomón y del tabernáculo que construyó Moisés, corresponden a las diferentes etapas del cristianismo durante la Dispensación de la Gracia.

Antes de la Primera Venida de Cristo estaba el cristianismo, pero en tipos y figuras; porque cuando los creyentes en los sacrificios dados por Dios para ser realizados en el Antiguo Testamento, ofrecían esos sacrificios a Dios, estaban creyendo en la Primera Venida de Cristo y Su Obra de Redención en la Cruz del Calvario, porque esos sacrificios tipificaban a Cristo, eran creyentes en Cristo, eran cristianos en tipos y figuras. Por lo tanto, corresponden al atrio.

Ahora, luego de la trayectoria de las siete edades que corresponden al Lugar Santo, ahora, luego del Lugar Santo, vean, viene del este, viajando de la tierra de Israel a Asia Menor, Europa, donde se cumplieron cinco edades, y Norteamérica en el oeste, donde se cumplió la séptima edad de la Iglesia.

Y ahora, encontramos que el Lugar Santo ha sido construido. Pero un templo sin lugar santísimo no es un templo que pueda ser dedicado para morar de Dios en él. Como una criatura sin alma no puede ser un templo para Dios morar, no puede ser un templo humano para Dios morar en él, porque si no tiene alma, el alma es el lugar santísimo del ser humano, y por lo tanto ahí es el Trono de Dios, para Dios morar en él, y reinar en la vida de la persona desde su alma.

Ahora, la Iglesia del Señor Jesucristo, así como el tabernáculo que construyó Moisés y el templo que construyó el rey Salomón, no podían ser dedicados a Dios, si no tenían el lugar santísimo construido con todo lo correspondiente al lugar santísimo, tenían que tener el arca del pacto dentro con las tablas de la ley, la vara de Aarón que reverdeció y el maná en la vasija, en una vasija de oro allí dentro, y tenía que tener el propiciatorio, que es la tapa del arca del pacto, tenía que tenerla colocada sobre el arca.

Y ese propiciatorio tenía que tener los dos querubines de oro; y luego que estuvo todo completo, tanto en el tabernáculo que construyó Moisés como en el templo que construyó el rey Salomón; luego en el tabernáculo que construyó Moisés, luego Moisés lo dedicó a Dios, y Dios vino y moró en ese tabernáculo. Y Dios entró hasta el lugar santísimo y se colocó sobre el propiciatorio en medio de los dos querubines de oro, y desde ahí le hablaba a Moisés todas las cosas para el pueblo hebreo. Dice Éxodo, capítulo 25, verso 21 al 22 o 23, ahí está eso.

Y ahora, encontramos que cuando Salomón dedicó el templo a Dios, también vino Dios en la Columna de Fuego, y entró al templo y se colocó sobre el arca del pacto, sobre el propiciatorio en medio de los dos querubines de oro. Allí tenía también en el lugar santísimo dos querubines gigantes de madera de olivo cubiertos de oro, porque eso es tipo y figura que en el Templo espiritual de Cristo, que es Su Iglesia, Cristo tendrá los Dos Querubines de madera de olivo, los Dos Olivos, y la parte de oro representa la divinidad, la divinidad manifestada en los ministerios de Moisés y Elías, que son los Dos Olivos.

En Zacarías, capítulo 4, verso 1 al 14: ahí está representada la Iglesia y los dos árboles de olivo. ¿Ven? Ahí están los Dos Olivos y las dos ramas de olivo. ¿Ven? Todo eso entonces tiene que estar también en la Iglesia. Y es por obra, no humana, no es con ejércitos ni con fuerza, sino con mi espíritu ha dicho Jehová, ha dicho el Señor Jehová. Por lo tanto, es la obra, no de un hombre sino la Obra de Dios por medio de Su Espíritu Santo, construyendo Su Templo espiritual, Su Iglesia.

Y ahora, en el oeste tiene Cristo que construir el Lugar Santísimo de Su Templo espiritual. Y ya en el oeste, en la parte norte, construyó la séptima edad, la séptima etapa del lugar santo. Y ahora lo único que queda para la construcción, para ser construido en el Templo del Señor es el Lugar Santísimo, y tiene que hacerlo en el oeste también.

Y ahora, se ha movido a la América Latina y el Caribe, que pertenece al oeste, en donde ha estado llamando y juntando Sus escogidos del Día Postrero, y los ha estado colocando ¿dónde? En Su Iglesia, en la etapa de la Edad de la Piedra Angular, que es la etapa del Lugar Santísimo del Templo espiritual de Cristo.

Y ahora, podemos ver dónde nos encontramos en la Escritura, dónde nos encontramos en la Biblia, dónde nos encontramos en la Palabra de Dios. Y el reverendo William Branham da testimonio de este tiempo, el tiempo en que él vivió él lo señala como el tiempo entre la séptima edad y la Edad de la Piedra Angular.

Aunque él estuvo en la séptima edad, pero luego cuando salió de la séptima edad, quedó en una brecha entre la séptima edad y la Edad de la Piedra Angular. Por lo tanto, el Espíritu Santo quedó fuera de la séptima edad (quedó fuera de la séptima edad), la séptima edad, la edad de Laodicea murió.

Y ahora quedó fuera el Espíritu Santo manifestándose a través del reverendo William Branham. Pero tiene la Edad de la Piedra Angular a donde sube para su manifestación final.

Ahora, vamos a ver lo que dice el reverendo William Branham en la página 134, párrafo 1197, dice:

1197 - “Él prueba todas Sus Palabras - todas Sus Palabras. Sólo piensen en ello: ¡Todas Sus Palabras! Y ustedes eran Su Palabra. Él era la Palabra, y ustedes eran parte de Su Palabra. Y esa es la razón por la cual ustedes fueron enviados acá, para

confirmar su lugar en la vida. No creo que ustedes captaron eso. Él es la Palabra. ¿Ahora lo captan? Él estaba en los pies en Lutero, en los muslos en Wesley, en los hombros en Pentecostés. ¿Ven lo que quiero decir? Él es la Cabeza. Ustedes tienen una parte que une todo eso, en esta hora que ahora estamos viviendo. No la parte de los pies, no la parte de los muslos, no la parte del hombro, sino la parte del cuello”.

Esa fue esta parte aquí, en donde el Espíritu Santo estaba en el reverendo William Branham, cuando estaba ya fuera de la séptima edad, tocando a la puerta, pero la puerta estaba cerrada, la puerta de la séptima edad de la Iglesia, y no le abrían la puerta para entrar. Por eso dice: “Yo estoy a la puerta y llamo”.

Ahora, encontramos que luego de la séptima edad, la próxima es la Edad de la Piedra Angular, luego de esa brecha también de la etapa del cuello, donde estuvo el reverendo William Branham con su grupo, el cual tenía o tiene que subir, si quiere recibir la fe, la revelación para ser transformados y raptados. Si quiere recibir y ver la Palabra vindicada para este tiempo final, si quiere ver a Cristo en Su manifestación final, si quiere ver al Espíritu Santo viniendo manifestado en carne humana en el Día Postrero. El mismo que se manifestó en carne humana en cada edad en el mensajero de cada edad, en la porción correspondiente a cada edad.

Para este tiempo final tenemos la promesa que el Espíritu Santo estará en Su Iglesia en carne humana, y eso será la Palabra vindicada para este tiempo final.

Ahora, cualquier persona puede decir: “Yo no lo veo en la Biblia ni en los mensajes del reverendo William Branham”. Pero lo leímos y está ahí.

Ahora, para poder comprender estas cosas, Cristo dice [Apocalipsis 22:16]:

“Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias”

Solamente pueden ser comprendidas por medio de ese ministerio, en el cual el Espíritu Santo estará manifestado mostrándonos por medio de Su Ángel todas estas cosas que deben suceder pronto. Con los ojos humanos e intelectuales no pueden ser vistas estas cosas, porque están escondidas de los sabios y de los entendidos, están escondidas de los teólogos, están escondidas de todos los sabios intelectuales, de todos los teólogos y doctores en divinidad, como estuvieron escondidas en los días de Jesús: estuvo escondida la Primera Venida de Cristo, la Venida del Verbo hecho carne. Y estará escondida la Venida del Verbo hecho carne, conforme a Apocalipsis 19, el Verbo hecho carne, el Jinete del caballo blanco de Apocalipsis 19. Todo eso estará escondido de los sabios y entendidos.

Pero para verlos tenemos que verlos por revelación divina. Y para que lo veamos bien los profetas, ¿qué son? Vamos a ver en Apocalipsis, capítulo 5, verso 6, dice:

“Y miré, y vi que en medio del trono y de los cuatro seres vivientes, y en medio de los ancianos, estaba en pie un Cordero como inmolado, que tenía siete cuernos, y siete ojos, los cuales son los siete espíritus de Dios enviados por toda la tierra”.

¿Qué son los ojos? Los videntes. Tuvo siete videntes, siete hombres elegidos por Dios y enviados por Dios para las siete edades. Y para el Día Postrero tendrá los Dos Olivos, los Dos videntes, los ministerios de Moisés y Elías; y así como a través de cada ojo, de cada vidente en cada edad, los escogidos vieron la Palabra prometida para cada edad, porque la Iglesia ve a través de sus videntes. Esos son los ojos de Cristo en Su Iglesia.

¿Dónde estaban los siete ojos? En los siete cuernos. Los siete cuernos son las siete edades. Pero un cordero además de tener los siete cuernos con los siete ojos, tiene dos ojos también, y esos son los ministerios de los Dos Olivos, los ministerios de Moisés y Elías manifestados en el Ángel de Jesucristo, para ver las cosas que deben suceder pronto, y para poder escudriñar las Escrituras por medio del Espíritu Santo, y ver el contenido de lo que está escrito para este tiempo final.

Las Escrituras, vean ustedes, para el día de Jesús, aunque estaban todas las promesas divinas ahí en la Escritura, el cumplimiento de esas promesas divinas no podía ser entendido, visto como el cumplimiento de esas promesas cuando se estaban cumpliendo en Jesús todas esas promesas. Ellos no podían ver que Jesús y su ministerio era el cumplimiento de la promesa mesiánica para ese tiempo en medio del pueblo hebreo.

Y aunque podían estudiar y ver que ya estaban viviendo en la semana número setenta, en los días en que Jesús estaba predicando, ellos no podían creer que Jesús era el cumplimiento de la Palabra prometida para aquel tiempo, de la Palabra mesiánica para aquel tiempo; porque Dios escondió de los ojos de los sabios y de los entendidos estas cosas, escondió la Palabra prometida para aquel tiempo, la escondió de los sabios y entendidos y la reveló a los niños.

Por eso gente sin educación, sin mucha educación, eran los que seguían a Jesús, aunque entre los que creían, algunos habían estudiado. Pero miren, Jesús, dicen: “¿Cómo sabe este letras sin haber estudiado?” Y de Pedro tampoco se sabe que era un hombre de letras, porque decían de Pedro y de Juan, que eran hombres del vulgo, del pueblo, sin letras, eran personas comunes, pero veían que habían estado con Jesús, por la forma en que hablaban.

Y ahora, la Biblia escrita para muchas personas es como estos cuadros que están aquí, ven muchas letras aquí y aquí ven muchas cosas ahí, muchos dibujos, cosas ahí. Pero si yo les pregunto a ustedes: ¿Qué es lo que realmente está aquí? ¿Qué es lo que hay aquí? ¿Y qué es lo que hay aquí? Entonces tiene que poner su vista en cierta forma, para poder entrar ahí adentro y ver la realidad que está ahí dentro.

Y para ver la realidad que está aquí en la Escritura, hay que entrar dentro de la dimensión divina. Esto aquí le llaman: “Un cuadro de tercera dimensión o de tres dimensiones”. Pero aquí tenemos un cuadro, un cuadro aquí que viene de la séptima dimensión, pasando por la sexta dimensión, y luego pasa a esta dimensión en forma de letra, para ser materializado en forma de carne en medio del pueblo de Dios. Cuando fue materializado en forma de carne en Jesús, la gente no podía ver que lo que estaba en este cuadro bíblico, la realidad era Jesús.

No pudieron ver a Jesús aquí en la Escritura. Pero los que pusieron su mirada correcta para ver bien, vieron que Jesús era el cumplimiento de lo que estaba aquí escrito, vieron que Jesús estaba cumpliendo y en Jesús Dios estaba cumpliendo todo lo que Él prometió para la Primera Venida del Mesías. Las obras que Él hacía eran las obras que Dios había dicho que haría el Mesías, y las palabras que Jesús hablaba eran las palabras que Dios dijo que el Mesías hablaría, era el Mensaje que el Mesías predicaría, vendría predicando el día, el año de la buena voluntad de Jehová.

Así que podemos ver que Cristo fue identificado por las Escrituras y fue identificado por las palabras que Él hablaba, por Su Mensaje, y fue identificado por las obras que Él hacía, que eran las obras de Dios, que estaban prometidas por Dios, para Dios hacerlas a través del Mesías. Y viendo a Cristo como el cumplimiento de las Escrituras, eso era viendo la realidad que hay detrás de ese grupo de dibujos o de colores que usted ve ahí.

Ahora, los fariseos y saduceos, el sumo sacerdote y el Concilio del Sanedrín y los doctores de la ley, los doctores en teología, los doctores en divinidad, veían las Escrituras, pero las veían así. No podían ver que dentro de esas Escrituras lo que estaba prometido se estaba cumpliendo en Jesús.

Y cuando crucificaron a Cristo, pensaron: “Ya salimos de este fanático”. Pero se estaba cumpliendo en Jesús lo que estaba en las Escrituras.

Y ahora, aquí está un cuadro, como aquí está el cuadro de Dios, que no podía ser entendido, visto, de los sabios y entendidos, estaban ciegos al Programa de Dios.

Y así sucede cuando miramos un cuadro así, y decimos: “Ahí hay algo para ver”. Pero usted mira y no ve nada, tiene que saber colocar la vista, enfocar bien. Por lo tanto, hay que enfocar bien la vista para poder ver. No sé cuántos saben enfocar bien la vista para ver un cuadro así.

¿Cuántos saben? Y hay que escudriñar bien dentro para ver lo que hay dentro. Y cuando uno entra dentro de ese cuadro, uno ve todo lo que hay ahí dentro. Pero si no entra no ve nada, y si no entra al cuadro divino, no ve lo que hay ahí, solamente ve letras y así por el estilo, pero que no significa para la persona nada de lo que está sucediendo, no puede ver la realidad de lo que está aquí escrito. La realidad de lo que está escrito es el cumplimiento de lo que está aquí escrito.

Ahora, ¿cuántos quieren mirar aquí, y el primero que vea algo, pero que no sepa, que no sepa de antemano lo que hay ahí, diga: Yo veo, y lo que hay ahí dentro es tal cosa. Aquí está bien… en este cuadro, ¿hay alguien que puede ver algo? De cerca no… tiene que ser de allá, sí, porque de cerca pues entonces se le confunde todo. El que vea levanta la mano pero no diga nada para… hasta que hayan dos o tres, y todos hayan visto.

Este tipo de cuadros nos da un cuadro claro de lo que es el cuadro divino, que es de otra dimensión, traído acá a la Tierra a través de la Escritura. Puedes… este es el que estamos viendo… el… ya el tiempo se les acabó… ¿Alguien vio…? Así también el tiempo se les acabó a los hebreos de la Dispensación de la Ley, se les acabó, y no saben que se les acabó.

Ahora, para que otros que deseen puedan mirar y… si ve algo levanta la mano pero no diga nada. Esto es algo que no hay que ir a una universidad para aprender ciertas materias para después poder ver. Es algo en donde tiene que mirar la persona correctamente para ver lo que hay; y para ver correctamente tiene que enfocar, y al enfocarse uno un poco los ojos en lo que entra al cuadro, pues… Mira bien lo que hay y después yo te voy a preguntar lo que viste. No, no, si eso es de allá, de cerca es que no se puede ver.

¿Cuántos más han visto algo? Bueno, ya pueden, ya se les acabó el tiempo, ya pueden sentarse. No, todavía… Miguel si… Miguel no pudo ver ayer, pues… Si alguien más quiere tratar, pues puede…

¿Tienes el libro de Citas ahí?…

Bueno, ya… ¿cuántos ya vieron? Bueno, ¿qué vio? (Nota - Uno de los ministros dice: “Al Señor Jesucristo crucificado”.) ¿Qué más vieron acá? ¿Vieron? En algo que no parece tener nada, está ahí Cristo crucificado. Entonces para ver tuvieron que tener la habilidad para ver.

Y ahora, vamos a ver lo que dice aquí. Ya pueden tomar asiento.

Página 6 y 7 de Las Edades, dice:

“15. Recordarán que mencioné al principio de este mensaje que este libro que estamos estudiando es la revelación real de Jesucristo en la Iglesia y Su obra en las edades futuras (o sea, que en el libro del Apocalipsis está todo lo que Cristo haría en las diferentes edades, y luego lo que haría después de las edades también; ahí está todo y por eso nos lleva hasta la eternidad también). Entonces mencioné que solamente por medio del Espíritu Santo obtendremos revelación, o nos pasará por alto. Uniendo estos dos pensamientos, veremos que no será solamente estudio y pensamiento natural lo que hará que este libro sea real. Se necesitará la operación del Espíritu Santo. Eso quiere decir que este libro no puede ser revelado a nadie más que a un pueblo especial. Será una clase de gente con percepción profética. Necesitará la habilidad para oír de Dios. Necesitará instrucción sobrenatural…”.

Y ahora, vean, así como necesitó, necesitaron (los que vieron) tener la habilidad para poder ver, fue la mayoría la que no vio, y dos o tres fueron lo que vieron; así es en lo espiritual también.

Ahora, no todos ven el cuadro bíblico cuando se cumple en cada edad. Pero los escogidos de cada edad, ellos ven que Dios está obrando en esa edad, son llamados y juntados en esa edad, son recogidos, y son colocados en el Cuerpo Místico de Cristo; así es para nuestro tiempo también. Y todo está en la Escritura.

Lo que Dios ha prometido hacer está en la Escritura, y cuando lo cumple ha materializado lo que está en la Escritura, y uno puede ver el cuadro bíblico profético, lo que está en las Escrituras lo puede ver convertido en una realidad. Ya no estará viendo letras solamente, sino que estará viendo la parte donde está cumplida esa letra.

Y entonces las Escrituras dan testimonio de esa manifestación en carne humana de Dios, en el cumplimiento de lo que El prometió en Su Palabra. La Escritura da testimonio, el Mensaje que trae ese mensajero da testimonio; porque otro no puede traer ese Mensaje, solamente ese mensajero. Y las obras que él hace en el Programa de Dios, son las obras que están prometidas que serán hechas en la Iglesia de Jesucristo.

Y ahora, podemos ver en el tiempo de Jesús, que Él vino predicando el año de la buena voluntad de Jehová, Cristo está anunciando el Mensaje del Evangelio de la Gracia que va venir, que va a venir una nueva dispensación, y va venir un nuevo Mensaje, en el cual serán llamadas las gentes al arrepentimiento, para que reciban el perdón de sus pecados, y reciban el bautismo en agua en el Nombre del Señor Jesucristo y reciban el Espíritu Santo, y obtengan el nuevo nacimiento.

Y ahora, Su Mensaje daba testimonio de quién era Jesucristo. Y ahora, Él decía que Sus palabras, lo que Él hablaba, no lo hablaba de Sí mismo, era la Palabra del Padre, de Dios, que le era revelada, era colocada en Su corazón y en Su boca, y Él la hablaba; y las obras que El hacía no las hacía de Sí mismo, sino que eran las obras que el Padre hacía a través de Jesús.

Por lo tanto, era la Obra Divina en el cumplimiento de lo que Dios prometió para ese tiempo. Y así ha sido de edad en edad cuando Dios ha enviado el mensajero de cada edad. Y así es para este tiempo final también en el cual nosotros estamos viviendo.

Por lo tanto, “escudriñad las Escrituras, las que dan testimonio de mí”, dijo Cristo. Él dijo: “A vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna, y ellas son las que dan testimonio de mí” [San Juan 5:39]. Por lo tanto, el testimonio de la Escritura es indispensable.

No puede aparecer una persona en una ocasión diciendo que él es el mensajero de ese tiempo y no estar respaldado por la Escritura, y no estar haciendo las obras que fueron dichas que haría el mensajero para ese tiempo. Y si para ese tiempo no hay anunciado un mensajero en las Profecías, pues no puede aparecer un verdadero mensajero, aparecen entonces imitadores para interrumpir lo que Dios va a hacer a través de un mensajero más adelante.

Ahora, cuando aparece el mensajero, ese es el tiempo, esa es la estación, esa es la edad y la dispensación en donde Dios enviaría ese mensajero con la Palabra revelada para ese tiempo, para llamar y juntar los escogidos de ese tiempo. Otra cosa no va a funcionar, va a funcionar solamente lo que Dios prometió, y va a hacer la labor que Dios prometió: llamar y juntar los escogidos de ese tiempo, y revelar el Programa de Dios para ese tiempo.

“ESCUDRIÑAD LAS ESCRITURAS”.

Ese fue nuestro tema, basado en lo que Cristo dijo, cuando dijo: “Escudriñad las Escrituras, porque en ellas os parece que tenéis la vida eterna, y ellas son las que dan testimonio de mí”.

Ha sido para mí una bendición y privilegio grande estar con ustedes en esta ocasión, dándoles testimonio de nuestro tema: “ESCUDRIÑAD LAS ESCRITURAS”.

Que Dios les bendiga, que Dios les guarde, muchas gracias por vuestra amable atención, y nos veremos mañana Dios mediante a las 8:00 o 9:00 de la mañana… ¿a qué hora es? Así que, ya estaremos allá viéndonos. Yo espero llegar a las 8:00 o antes de las 8:00 (como siempre), para estar allá estudiando y esperando allí hasta que llegue el momento de hablar al pueblo.

Así que oren mucho por mí, para que Dios me dé todo lo que debo hablar mañana, y me use grandemente en Su Obra.

Que Dios les bendiga y les guarde, y muchas gracias por vuestra amable atención, y continúen pasando una noche llena de las bendiciones de Jesucristo nuestro Salvador.

Con nosotros nuevamente el reverendo Miguel Bermúdez Marín para continuar.

“ESCUDRIÑAD LAS ESCRITURAS”.