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| Jehová rugiendo desde Sion | 2003-03-30 | 1 | São Paulo | São Paulo | BR | 00:00:00 | false |
Muy buenos días, amados amigos y hermanos presentes; es para mí una bendición y privilegio grande estar con ustedes en esta ocasión, para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios y Su Programa correspondiente a este tiempo final. Reciban todos saludos de mi esposa Erica, y los niños reciban saludos de mis niñas América y Yahannah Gabriela.
Para esta ocasión leemos en el libro del Profeta Joel, en el capítulo 3, verso 14 al 17, y dice de la siguiente manera... vamos a comenzar aquí en el verso 9 mejor para que tengan el cuadro claro, dice:
“Proclamad esto entre las naciones, proclamad guerra, despertad a los valientes, acérquense, vengan todos los hombres de guerra.
Forjad espadas de vuestros azadones, lanzas de vuestras hoces; diga el débil: Fuerte soy.
Juntaos y venid, naciones todas de alrededor, y congregaos; haz venir allí, oh Jehová, a tus fuertes.
Despiértense las naciones, y suban al valle de Josafat; porque allí me sentaré para juzgar a todas las naciones de alrededor.
Echad la hoz, porque la mies está ya madura. Venid, descended, porque el lagar está lleno, rebosan las cubas; porque mucha es la maldad de ellos.
Muchos pueblos en el valle de la decisión; porque cercano está el día de Jehová en el valle de la decisión.
El sol y la luna se oscurecerán, y las estrellas retraerán su resplandor.
Y Jehová rugirá desde Sion, y dará su voz desde Jerusalén, y temblarán los cielos y la tierra; pero Jehová será la esperanza de su pueblo, y la fortaleza de los hijos de Israel.
Y conoceréis que yo soy Jehová vuestro Dios, que habito en Sion, mi santo monte; y Jerusalén será santa, y extraños no pasarán más por ella.”
Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.
Nuestro tema para esta ocasión es: “JEHOVÁ RUGIENDO DESDE SION.”
Esta es una profecía dada por Dios para ser cumplida en este tiempo final. Para que nosotros podamos comprender lo que Dios estará haciendo en este tiempo final, Dios lo muestra con cosas que nosotros conocemos; o sea, que las cosas celestiales las habla a nosotros en forma terrenal con cosas terrenales que nosotros ya conocemos.
Dios rugiendo desde Sion, es Dios en Su Programa como el León de la tribu de Judá.
El Cordero no ruge, el que ruge es el león; y Jesucristo, el Cordero de Dios en Su Primera Venida en Su Obra de Redención dio Su vida en la Cruz del Calvario allá en Jerusalén, por todos los hijos e hijas de Dios, por todas las ovejas que el Padre le dio para que les dé Vida eterna.
Y durante la Dispensación de la Gracia Jesucristo, el Cordero de Dios, ha estado en el Cielo como Sumo Sacerdote intercediendo con Su Sangre (la Sangre del Cordero de Dios), intercediendo con esa Sangre por cada persona que lo recibe como su Salvador; con esa Sangre Cristo limpia de todo pecado a la persona que lo recibe como su Salvador.
El está haciendo esa Obra de Intercesión desde que ascendió al Cielo, como hacía el sumo sacerdote en la Tierra, en el templo terrenal que construyó Salomón y el tabernáculo terrenal que construyó el Profeta Moisés. Todo eso es tipo y figura de lo celestial.
Por lo tanto, así como en el templo terrenal que construyó Salomón y el tabernáculo que construyó Moisés, se llevaba a cabo el sacrificio por el pecado; y el sumo sacerdote una vez al año el día diez del mes séptimo de cada año, entraba al lugar santísimo del templo terrenal, con la sangre de la expiación del macho cabrío, para interceder por el pueblo, para pedir el perdón por los pecados del pueblo, para que quedaran perdonados todos los hebreos y quedaran cubiertos con la sangre del sacrificio del macho cabrío.
Las personas que no se arrepentían de sus pecados y no los confesaban a Dios, y ese día no se afligían en sus almas por haber pecado contra Dios, no quedaban perdonados en ese día, y por consiguiente no quedaban reconciliados con Dios, y por consiguiente la sangre de la expiación no cubría sus pecados. Por lo tanto Dios los miraba y los veía con pecados, y por cuanto la paga del pecado es la muerte, la muerte venía sobre esas personas, perdían el derecho y privilegio de vivir un año más como pueblo de Dios.
Ahora, ese día diez del mes séptimo, el día de la expiación, era el día para la reconciliación de cada hebreo con Dios, era el día más importante para el pueblo hebreo. Vean en Levítico, capítulo 23, verso 26 en adelante, nos habla de la importancia de ese día. Dice:
“También habló Jehová a Moisés, diciendo:
A los diez días de este mes séptimo será el día de expiación; tendréis santa convocación, y afligiréis vuestras almas, y ofreceréis ofrenda encendida a Jehová.
Ningún trabajo haréis en este día; porque es día de expiación, para reconciliaros delante de Jehová vuestro Dios.
Porque toda persona que no se afligiere en este mismo día, será cortada de su pueblo.”
Será cortada del pueblo toda persona que no se afligiere en ese día arrepentida de sus pecados, y confesara a Dios sus pecados, y pidiera perdón y Misericordia de parte de Dios, para que quedaran perdonados sus pecados y quedaran cubiertos con la sangre de la expiación.
La sangre de la expiación no podía quitar los pecados porque era sangre de un animal, y los animales no tienen alma, por lo tanto el espíritu del animal no podía venir al creyente; por lo tanto, la sangre solamente cubría los pecados pero no los quitaba; pero al estar cubiertos los pecados de las personas Dios no veía los pecados de las personas, porque estaban cubiertos con la sangre de la expiación.
Aquel sacrificio del macho cabrío y su sangre representaban el Sacrificio de Cristo y Su Sangre derramada en la Cruz del Calvario, y por cuanto Jesucristo tiene alma, entonces el Espíritu que estaba en Jesucristo podía venir sobre los creyentes en Cristo, y la Sangre de Jesucristo podía limpiar de todo pecado al ser humano creyente en Cristo.
La Sangre de Cristo no cubre los pecados de ninguna persona, la Sangre de Cristo quita los pecados de la persona, porque la Sangre de Jesucristo nos limpia de todo pecado; es como el blanqueador, que no cubre las manchas sino que quita las manchas, vuelve las manchas a lo que eran antes de ser mancha.
Y la Sangre de Cristo quita la mancha del pecado de todos los creyentes en Cristo, y vuelve esa mancha del pecado al dueño original del pecado, que es el diablo.
Y ahora, si tenemos comunión con Cristo, la Sangre de Jesucristo nos limpia de todo pecado; si creemos en Cristo habiéndolo recibido como nuestro Salvador, habiendo confesado a Cristo nuestros pecados, y habiéndole pedido perdón a Cristo por haber pecado contra Dios, Cristo nos ha perdonado y nos ha limpiado con Su Sangre preciosa.
Hemos sido bautizados en agua en Su Nombre, y la promesa es que al ser bautizados, luego de ser bautizados Cristo ha prometido el bautismo del Espíritu Santo.
Juan cuando habló de Cristo dijo: “Este es aquel del cual yo dije: ‘He aquí un varón viene después de mí, éste es aquel varón,’ yo no le conocía, pero el que me envió a bautizar me dijo: ‘Sobre quien tu veas el Espíritu Santo descender en forma de paloma, ese es El,’ y yo le vi y he dado testimonio de que ese es El.” Y estaba señalando a Jesucristo, había dicho también: “He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo.”
Nadie más podía quitar el pecado del ser humano, solamente Jesucristo nuestro Salvador; todos los sacrificios que el pueblo hebreo realizaba en el Antiguo Testamento, todos esos sacrificios eran tipo y figura del Sacrificio de Cristo, todos los animalitos de sacrificio tipificaban a Jesucristo.
Cuando Jesucristo murió en la Cruz del Calvario, cumplió todos los tipos y figuras de los sacrificios que se efectuaban en el Antiguo Testamento. Por lo tanto ya no se requieren sacrificios de animalitos desde que Cristo murió en la Cruz del Calvario, y Dios no acepta ningún sacrificio de animalitos ni sangre de animales, excepto la Sangre de Jesucristo nuestro Salvador y Su Sacrificio realizado en la Cruz del Calvario.
Por lo tanto, ninguna persona se puede acercar a Dios, a menos que sea a través de Jesucristo, Cristo dijo: “Yo Soy el Camino, la Verdad, y la Vida; y nadie viene al Padre, sino por mí.” San Juan, capítulo 14, verso 6.
Y ahora, todo ser humano así como en el Antiguo Testamento se acercaban a Dios efectuando un sacrificio por el pecado, el cual tipificaba a Cristo en Su Primera Venida y Su Obra de Redención en la Cruz del Calvario, ahora, ya Dios no acepta sacrificios de animalitos, por lo tanto ninguna persona se puede acercar a Dios efectuando un sacrificio de un animalito por sus pecados.
Pero toda persona sí se puede acercar a Dios, pero con un Sacrificio perfecto: con el Sacrificio de Cristo en la Cruz del Calvario.
Por lo tanto, ya hay un Sacrificio por el pecado hecho por Jesucristo mismo. Ya las personas no tienen que hacer ningún sacrificio por el pecado, no tienen que estar sacrificando animalitos; ya fue hecho el Sacrificio perfecto para que toda persona se pueda acercar a Dios por medio del Sacrificio de Cristo en la Cruz del Calvario, pueda recibir el perdón de sus pecados, pueda ser limpiado de todo pecado y pueda recibir el bautismo en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y pueda entonces recibir el bautismo del Espíritu Santo y Fuego y obtener el nuevo nacimiento, nacer del Agua y del Espíritu, nacer de la Palabra, del Evangelio, creyendo el Evangelio, y recibiendo el Espíritu Santo luego de ser bautizado en agua, esa persona ha nacido del Agua y del Espíritu y por consiguiente ha entrado al Reino de Dios, ha entrado a formar parte de la Iglesia del Señor Jesucristo, que son los que componen el Reino de Dios.
Ahora, podemos ver este misterio de Cristo como el Cordero de Dios llevando nuestros pecados, y muriendo en la Cruz del Calvario, El es el Cordero Pascual, El es nuestra pascua, y El también es el Macho Cabrío de la Expiación que fue sacrificado por nuestros pecados.
Y ahora, Jesucristo nuestro Salvador ascendió al Cielo y presentó Su Sangre por el pecado ante Dios en el Templo Celestial.
¿Ven? Jesucristo no fue al templo terrenal para presentar Su Sangre en el lugar santísimo, sino que El ascendió al Cielo y entró al Lugar Santísimo del Templo Celestial, y se abrió así en el Cielo el día de la expiación para todo ser humano.
Y ahora, por cuanto un día de Dios para los seres humanos no son veinticuatro horas, ahora, hay días de milenios; un día delante de Dios son mil años, también un día puede ser una edad, también un día puede ser una dispensación.
Y ahora, en el día de la Dispensación de la Gracia, Jesucristo, el Cordero de Dios, está en el Cielo haciendo intercesión con Su propia Sangre, por toda persona que lo recibe como su Salvador, esas personas tienen sus nombres escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero desde antes de la fundación del mundo, por eso es que desde antes de la fundación del mundo Cristo fue sacrificado pero manifestado en los postreros días.
¿Y cómo puede ser posible que El desde antes de la fundación del mundo haya sido destinado cuando todavía no existía este planeta Tierra ni existía el sistema solar nuestro? Es que Dios en Su mente tiene todo Su Programa desde antes de la creación, Dios no hace nada sin primero pensarlo; y todo lo que Dios haría, ya El lo pensó desde antes de la fundación del mundo.
¿Y entonces qué está haciendo Dios? Lo que El está haciendo es lo que El pensó hacer. Algunas personas se preguntan: “Y antes de la creación, ¿qué Dios estaba haciendo?” Pensando, planificando, diseñando toda la Obra que El iba a llevar a cabo. Así que El pensó bien lo que iba a hacer.
No es como algunas personas que hacen cosas y después dicen: “Yo no pensé lo que iba a hacer, no pensé.” Pero Dios piensa todo lo que El va a hacer. Por lo tanto, el Sacrificio de Cristo en la Cruz del Calvario fue algo bien pensado por Dios.
Vean, en Primera de Pedro, capítulo 1, verso 18 en adelante, nos dice la forma en que hemos sido rescatados. Dice:
“Sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata.”
Y ahora, vamos a ver cómo entonces hemos sido rescatados:
“sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación.”
Con la Sangre de Cristo es que hemos sido rescatados, hemos sido rescatados del reino de las tinieblas, hemos sido rescatados del pecado, hemos sido rescatados del diablo, Cristo nos libertó del diablo y su reino y nos colocó ¿dónde? En Su Reino, en el Reino de Cristo hemos sido colocados por Jesucristo, porque El nos rescató con Su Sangre preciosa:
“ya destinado desde antes de la fundación del mundo.”
Desde antes de la fundación del mundo Jesucristo fue destinado como Cordero de Dios para morir en la Cruz del Calvario, y libertarnos, rescatarnos con Su Sangre preciosa. Cristo vino a buscar y a salvar lo que se había perdido, y El muestra que lo que se había perdido son seres humanos, son las ovejas que el Padre le dio para que las busque y les dé Vida eterna.
Y ahora, esto fue destinado desde antes de la fundación del mundo. Antes de nosotros venir a la Tierra y antes del ser humano pecar en el Huerto del Edén, ya Dios había destinado a Cristo como un Cordero para morir en la Cruz del Calvario. O sea, antes del pecado entrar a la raza humana ya Dios tenía la medicina para curar al ser humano del veneno del pecado. Ya todo estaba destinado por Dios para nuestra liberación, para ser rescatados de las garras del enemigo de Dios.
“Pero manifestado en los postreros tiempos por amor de vosotros.”
El Cordero de Dios: Jesucristo, destinado desde antes de la fundación del mundo, fue manifestado en la Tierra en carne humana en los postreros tiempos.
¿Por qué fue manifestado en la Tierra? Por amor. ¿Por amor a quién? A nosotros. “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a Su Hijo Unigénito, para que todo aquel que en El cree, no se pierda, mas tenga Vida eterna.” Para que todo aquel que en El cree sea rescatado y no se pierda, sino que tenga Vida eterna, para eso fue que vino Jesucristo, el cual estaba destinado desde antes de la fundación del mundo, pero manifestado en la Tierra en carne humana en los postreros días.
Por eso el Verbo que era con Dios y era Dios, el cual creó todas las cosas, porque fue Dios a través del Verbo, y el Verbo es Jesucristo, Jesucristo en Su cuerpo angelical. A través de Jesucristo Dios creó los Cielos y la Tierra, por eso Jesucristo es también el heredero de los Cielos y de la Tierra. Veamos aquí en San Juan lo que nos dice acerca de Cristo, capítulo 1 de San Juan, verso 1 en adelante, dice:
“En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios.
Este era en el principio con Dios.
Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho.”
¿Por quién fueron hechas, creadas todas las cosas? Por el Verbo.
“En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.”
Y ahora, vamos a ver quién es el Verbo que era con Dios y era Dios y creó todas las cosas. En el mismo capítulo 1, verso 14 de San Juan, dice:
“Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad.”
Y ahora, el Verbo que era con Dios y era Dios y creó todas las cosas, se hizo carne, se hizo hombre y habitó en medio de la raza humana, en medio del pueblo hebreo, y fue conocido por el nombre de Jesús, El es el Verbo que era con Dios y era Dios y creó todas las cosas; porque en Jesucristo en Su cuerpo angelical estaba Dios, y luego se hizo carne, se hizo hombre, y Dios estaba allí dentro de ese cuerpo de carne llamado Jesús, en Jesucristo estaba la plenitud de la Deidad, de la Divinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Todo estaba en Jesucristo.
Por eso Jesucristo decía que El no hacía nada de Sí mismo, sino que el Padre que estaba en El, El hacía las obras, era el Padre obrando a través de Jesucristo, a través del Hijo de Dios; y Jesucristo también decía que El no hablaba nada de Sí mismo, sino que lo que El escuchaba al Padre hablar, eso era lo que El hablaba, era el Padre colocando en la boca de Jesucristo lo que El tenía que hablar, por lo tanto era la Voz de Dios, la Palabra de Dios hablándole al pueblo.
Y ahora, veamos en Colosenses, capítulo 1, verso 12 en adelante, dice:
“Con gozo dando gracias al Padre que nos hizo aptos para participar de la herencia de los santos en luz;
el cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo.”
El nos ha librado, nos ha libertado del reino de las tinieblas, del reino del maligno, del reino del diablo, nos ha libertado Cristo, y nos ha colocado Cristo en Su Reino, nos colocó en Su Reino.
Y ahora, El es el que ha producido esa liberación, como El llevó a cabo la liberación del pueblo hebreo, del imperio del faraón, libertó al pueblo hebreo del faraón y su imperio, y el pueblo hebreo es tipo y figura de la Iglesia del Señor Jesucristo, el pueblo hebreo es el Israel terrenal, y es tipo y figura del Israel Celestial; y el Israel Celestial es la Iglesia del Señor Jesucristo. Sigue diciendo:
“en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados.”
La redención es por medio de la Sangre de Cristo, y el perdón de nuestros pecados lo otorga Jesucristo; por eso se predica el arrepentimiento y el perdón de los pecados en el Nombre del Señor Jesucristo, esa fue la orden que Cristo dio en San Lucas, capítulo 24, versos 46 al 48.
El ordenó predicar el arrepentimiento y el perdón de los pecados en Su Nombre, por lo tanto, se llama a las personas al arrepentimiento en el Nombre del Señor Jesucristo, para que se arrepientan delante de Jesucristo y pidan perdón a Cristo por sus pecados, porque el perdón de los pecados también es por medio de Jesucristo, El es el único que puede perdonar mis pecados y los pecados de ustedes. Continuamos leyendo:
“El es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación.”
O sea, que lo visible de Dios es Jesucristo, El es la imagen del Dios invisible. Jesucristo en Su cuerpo angelical llamado el Ángel de Jehová, es la imagen del Dios invisible:
“Porque en él fueron creadas todas las cosas...”
¿Y cómo pueden ser creadas en una persona todas las cosas? Eso es lo más sencillo para entender. Yo siempre he dicho que miles de plantas de trigo fueron creadas en una semilla de trigo; en una semilla de trigo hay miles de plantas de trigo ya creadas pero que están en una etapa potencial, potencialmente están ahí esas multitudes de plantas de trigo, potencialmente. O sea, que no están manifestadas todavía como una planta de trigo.
Es como en un huevo hay un pollo, pero es potencialmente, necesita ser colocado debajo de la gallina y pasar por el proceso que dura unos cuantos días, y ahí queda empollado, queda formado el pollo y después nace, pero estaba todo en el huevo, ahí estaba potencialmente un pollo o un gallo, no importa el tamaño de él, todo estaba en un huevo, y usted podía abrir el huevo y decir: “Yo no veo aquí ningún pollo.” Pero ahí estaban hasta las plumas de ese pollo que iba a nacer.
Pero todo tiene que pasar por el proceso que Dios estableció para que cada simiente se reproduzca conforme a su género. Por eso de un huevo de gallina no puede nacer una vaca, ni puede nacer una oveja tampoco, tiene que nacer aquello que es de acuerdo al género, al género correspondiente de ese huevo.
Si es de un gallo y de una gallina, pues tiene que nacer un ave del género de gallo y gallina, no puede nacer tampoco un pato ni un avestruz, porque el huevo de la gallina es de un género, es de la especie de las aves de gallina, no es del género o especie o género de avestruz.
Ahora, podemos ver que en ese huevo estaba un pollo que luego sería un gallo o una gallina, ahí estaban hasta las plumas que tendría esa ave, y también estaban los hijos que tendría ese gallo o gallina, todos los hijos que tendría ese gallo estaban allá en el huevo, pero no se veía allí ningún pollo y mucho menos un gallo. Pero todo estaba allí.
También encontramos que en un grano de trigo hay miles de plantas de trigo, todo eso está allí potencialmente, ese grano de trigo tiene el potencial para reproducirse en miles de plantas de trigo, y en miles o millares o millones de granos de trigo.
Ahora, ¿cómo? Tiene que seguir el orden divino de reproducción, y Jesucristo dijo que el Hijo del Hombre es el grano de trigo.
Ahora vean, usted siembra un grano de trigo y nace una planta de trigo, esa planta de trigo va pasando por diferentes etapas y todavía usted no ve granos de trigo, pero en esa planta de trigo, en cada una de sus etapas está el trigo potencialmente, los granos de trigo.
Pero cuando llega el momento en que nacen los granos de trigo, allí ya tiene usted literalmente granos de trigo, los cuales maduran, son cosechados y usted dice: “Ahora yo tengo cientos de granos de trigo, de aquel granito de trigo que sembré en la tierra.”
Y luego toma esos granos de trigo, los siembra y nacen cientos de plantas de trigo, y luego pasan por el mismo proceso y nacen muchos más granos de trigo, y vuelve y los siembra (todos esos granos de trigo), y nacen miles de plantas de trigo y producen millones de granos de trigo. Pero, ¿y dónde estaba todo eso? En el grano de trigo original que fue sembrado en tierra.
Y ahora, ¿dónde estaba toda la creación y dónde estaban todos los hijos de Dios? En Jesucristo nuestro Salvador. Dice: “Porque en El fueron creadas todas las cosas.” Por lo tanto de El tiene que venir a la existencia todas las cosas. Todas las cosas fueron hechas por El y para El, por El fueron creadas, hechas todas las cosas, toda la creación, y sin El nada fue hecho, de lo que fue creado. Toda la creación viene de Jesucristo.
Ahora, Cristo dijo: “Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, él solo queda.” ¿Cómo sucede con un grano de trigo? Usted se queda con un grano de trigo, ¿y cuántos granos de trigo tendrá? Uno solo, pero usted lo siembra y luego tiene muchos granos de trigo.
Y nuestro Padre Celestial colocó a Jesucristo en la Tierra como el grano de trigo, y Cristo dijo hablando del Hijo del Hombre, hablando de Sí mismo, El dijo: “Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, él solo queda,” y entonces Dios tendría un solo grano de trigo, un solo hijo manifestado como hombre: a Jesucristo.
Pero no podría tener más hijos e hijas de Dios iguales a Jesucristo, a imagen y semejanza de Jesucristo. “Pero si el grano de trigo cae en tierra y muere (dice Jesucristo), mucho fruto lleva (o sea, muchos granos de trigo, muchos hijos e hijas de Dios).” Y entonces todo eso potencial que estaba en Cristo para reproducirse en hijos e hijas de Dios sería manifestado.
Y desde el día que Cristo murió en la Cruz del Calvario dando Su vida por nosotros, fue sepultado, luego resucitó y ascendió al Cielo, vean, ha estado pasando por todo el proceso para la reproducción de Cristo, el grano de trigo, en muchos hijos e hijas de Dios, en muchos granos de trigo.
Por eso es que Jesucristo tipifica a los hijos e hijas de Dios, a los hijos del Reino en el trigo de la parábola del trigo y de la cizaña. Y ahora: “En el fueron creadas todas las cosas...”
Toda la creación viene de Dios pero a través de Jesucristo, no puede venir a través de otra cosa o de otra persona, tiene que ser a través de Jesucristo, en El estaba la vida; por lo tanto, todo lo que vendría a vida tenía que salir ¿de dónde? De donde estaba la vida, y la vida ¿estaba dónde? En Jesucristo, y El es la luz que alumbra a todo hombre, El es la luz de todo hombre:
“Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos (o sea, las invisibles) y las que hay en la tierra (o sea, las visibles, las tangibles), visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él.”
Y ahora, aquí nos habla de tronos, de dominios, de principados, de potestades; o sea, que hay un mundo espiritual que está bien ordenado, en donde hay principados, o sea, eso son príncipes de otra dimensión.
¿Recuerdan al Arcángel Gabriel, cuando le dijo a Daniel en el capítulo 12, que para este tiempo se levantará Miguel, el gran Príncipe que está de parte de los hijos de Israel? O sea, que el Arcángel Miguel es un príncipe de ese Reino Celestial, de ese Reino invisible a la vista humana, él también tiene su poderoso ejército.
Cuando el Arcángel Gabriel fue enviado a Daniel para darle la revelación de lo que él quería saber, para traer la contestación de parte de Dios a la oración que Daniel había hecho, vean lo que dice el Arcángel Gabriel... Recuerden que el Arcángel Gabriel tiene que ver con las oraciones que hacen los hijos de Dios, el pueblo de Dios a Dios, y tiene que ver con la respuesta que Dios da a esas oraciones. Veamos lo que sucedió en el capítulo 10, verso 10 en adelante (lo pueden leer todo el capítulo luego). Dice:
“Y he aquí una mano me tocó, e hizo que me pusiese sobre mis rodillas y sobre las palmas de mis manos.
Y me dijo: Daniel, varón muy amado, está atento a las palabras que te hablaré, y ponte en pie.”
Son hermosas palabras las que escuchó Daniel cuando el Arcángel Gabriel le dice: “Daniel, varón muy amado.” Daniel es muy amado en el Cielo. Y ahora le dice:
“está atento (a mis palabras) a las palabras que te hablaré, y ponte en pie; porque a ti he sido enviado ahora.”
Y ahora, Dios le envía un Arcángel al Profeta Daniel:
“Mientras hablaba esto conmigo, me puse en pie temblando.
Entonces me dijo: Daniel, no temas; porque desde el primer día que dispusiste tu corazón a entender y a humillarte en la presencia de tu Dios, fueron oídas tus palabras; y a causa de tus palabras yo he venido.”
Daniel quería entender y oró para que Dios le diera entendimiento, y para eso le envió un Arcángel: para que le diera entendimiento, para que le enseñara; y dice que Daniel oró a Dios y su oración fue oída en el Cielo, y a causa de la oración de Daniel, a causa de las palabras de Daniel, el Arcángel Gabriel fue enviado por Dios al Profeta Daniel:
“y a causa de tus palabras yo he venido.
Mas el príncipe del reino de Persia se me opuso durante veintiún días.”
Así como hubo un príncipe físico, un rey allá en Persia, hubo un príncipe del mundo espiritual, del Reino espiritual, un príncipe perteneciente al reino de las tinieblas, porque el Reino de los gentiles el cual comenzó en Babilonia, iba pasando por diferentes etapas, y ese reino lo ha estado controlando el enemigo de Dios: el diablo.
Por lo tanto, el reino de los gentiles ha estado bajo el control del reino de las tinieblas, y el reino de las tinieblas tiene diferentes príncipes y son colocados en diferentes naciones, en diferentes imperios, y así por el estilo.
Y ahora, el príncipe espiritual, el príncipe que estaba allí en Persia a cargo de ese reino, se le opuso al Arcángel Gabriel, había llegado el tiempo para un cambio de imperio, tenía que ser cambiado del reino Medo-persa a la etapa del reino de Grecia, y para esos cambios el Arcángel Gabriel se hace presente, y también tiene otro Arcángel que lo ayuda cuando él necesita ayuda.
Vean, el príncipe de Persia es un príncipe de otra dimensión, pero tenía que usar también al príncipe o rey físico que tenía el imperio.
Ahora, vean ustedes, el pueblo hebreo tiene un príncipe también, pero no es de las tinieblas, es del Reino de Dios y se llama el Arcángel Miguel. ¿Ven? Así como el pueblo hebreo tiene un príncipe invisible, las diferentes naciones tienen príncipes invisibles espirituales de otra dimensión.
Y encontramos que cuando hay guerras en la Tierra, en el mundo espiritual es donde más recia está la guerra; en estos mismos días en el mundo espiritual hay una guerra, por eso se está reflejando en la Tierra este tiempo de guerra.
Ahora, veamos lo que nos dice el Arcángel Gabriel:
“Mas el príncipe del reino de Persia se me opuso durante veintiún días; pero he aquí Miguel, uno de los principales príncipes, vino para ayudarme, y quedé allí con los reyes de Persia.”
Miguel como Gabriel pertenecen a los principados del mundo invisible:
“He venido para hacerte saber lo que ha de venir a tu pueblo en los postreros días; porque la visión es para esos días.”
Los postreros días delante de Dios para los seres humanos son los milenios postreros, que son el quinto milenio, sexto milenio y séptimo milenio; por lo tanto, durante este término de tiempo cosas estarían pasando con el pueblo hebreo, las cuales ellos no podrían comprender, aún el Profeta Daniel no comprendía pero el Arcángel Gabriel vino para darle entendimiento:
“He venido para hacerte saber lo que ha de venir a tu pueblo en los postreros días; porque la visión es para esos días.
Mientras me decía estas palabras, estaba yo con los ojos puestos en tierra, y enmudecido.
Pero he aquí, uno con semejanza de hijo de hombre tocó mis labios. Entonces abrí mi boca y hablé, y dije al que estaba delante de mí: Señor mío, con la visión me han sobrevenido dolores, y no me queda fuerza.”
El que estaba delante de Daniel con apariencia o semejanza de hombre, semejanza de Hijo del Hombre era el Arcángel Gabriel. Gabriel significa hombre de Dios, varón de Dios, un varón de Dios de otra dimensión, de la dimensión del mundo invisible, él es un príncipe en ese mundo invisible, como lo es también el Arcángel Miguel.
Este Arcángel Gabriel tiene que ver con la revelación divina de todas las cosas que han de suceder, es el que tiene acceso a todas las cosas que han de suceder, y es enviado por Dios para darle a Daniel la revelación de las cosas que han de suceder, pero se las da en esa forma de símbolos y queda grabado todo en la Escritura, todas las cosas que han de suceder:
“¿Cómo, pues, podrá el siervo de mi señor hablar con mi señor? Porque al instante me faltó la fuerza, y no me quedó aliento.
Y aquel que tenía semejanza de hombre me tocó otra vez, y me fortaleció (o sea, el Arcángel Gabriel),
y me dijo: Muy amado, no temas.”
Ahora, le vuelve a repetir que él es muy amado, Daniel es muy amado en el Cielo. ¿Y quiénes más son muy amados en el Cielo? Todos nosotros.
“Y me dijo: Muy amado, no temas; la paz sea contigo; esfuérzate y aliéntate. Y mientras él me hablaba, recobré las fuerzas, y dije: Hable mi señor, porque me has fortalecido.”
Y ahora, le va a hacer una pregunta, la misma pregunta que puede hacer cada Ángel Mensajero de cada edad:
“El me dijo: ¿Sabes por qué he venido a ti? Pues ahora tengo que volver para pelear contra el príncipe de Persia; y al terminar con él, el príncipe de Grecia vendrá.”
El Arcángel Gabriel estaba peleando contra el príncipe de Persia, y recibió ayuda del Arcángel Miguel, hizo una pausa en esa batalla que tenía para venir a donde Daniel, pero vean, estuvo peleando por veintiún días, o sea, que fue una guerra en el mundo espiritual que le tomó veintiún días, y se hizo una pausa y vino a donde el Profeta Daniel para traer la contestación a la oración de Daniel, y luego regresaría para continuar la guerra. Dice:
“...Pues ahora tengo que volver para pelear contra el príncipe de Persia; y al terminar con él, el príncipe de Grecia vendrá.”
Y ahora, no había terminado la batalla, pero tomó unos momentos para ir donde Daniel, pero tenía que regresar para continuar la batalla, y dice que iba a ganar la batalla. Dice:
“Y al terminar con él (o sea, que lo iba acabar, iba a ganar la batalla) ...y al terminar con él, el príncipe de Grecia vendrá,” otro príncipe, el cual estaría a cargo del reino de Grecia, y entonces aparecería un príncipe físico, el cual vino a ser Alejandro el grande:
“Pero yo te declararé lo que está escrito en el libro de la verdad...” Vean, este Arcángel tiene acceso al Libro de la verdad, él conoce lo que está escrito ahí, y sabe el significado de lo que está escrito ahí:
“Pero yo te declararé lo que está escrito en el libro de la verdad; y ninguno me ayuda contra ellos, sino Miguel vuestro príncipe.”
Ahora, aquí el Arcángel Gabriel no se presenta como el príncipe del pueblo hebreo, se presenta como el príncipe ¿de dónde? ¿De quién?... ahora él presenta al Arcángel Miguel como el príncipe del pueblo hebreo. Gabriel es el príncipe de la Iglesia del Señor Jesucristo, y él es un buen guerrero, él sabía que iba a ganar la batalla contra el príncipe de Persia, porque él conocía lo que está escrito en el Libro de la verdad.
Daniel fue el Profeta del Antiguo Testamento que tuvo más conocimiento de quién era el Ángel que lo visitaba y le revelaba todas esas cosas que iban a suceder.
Y ahora, el Arcángel Gabriel habla muy bien del Arcángel Miguel, Miguel lo ayuda cuando Gabriel necesita ayuda, Miguel tiene un poderoso ejército, el cual en Apocalipsis, capítulo 12, aparece peleando contra el dragón, la serpiente antigua, que se llama diablo y Satanás.
Vean, Gabriel dijo que en ese tiempo, o sea, para ese tiempo de la gran tribulación, que es del cual está hablando, se levantará Miguel, el gran príncipe que está por los hijos de Israel, y será tiempo de angustia, cual nunca fue desde que hubo hombres, desde que hubo gente. El tiempo de la gran tribulación es el tiempo de más angustia para la raza humana, es el tiempo donde los juicios divinos van a caer sobre la raza humana y Dios va a traer el juicio como El dijo que lo iba a traer.
¿Y por qué va a traer el juicio divino Dios sobre la raza humana? Porque para ese tiempo ya Cristo no estará en el Trono de Intercesión, haciendo Intercesión con Su propia Sangre como Sumo Sacerdote, ya Cristo no estará como Cordero de Dios, Cristo estará como León de la Tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo; por lo tanto, será tiempo de angustia, para ese tiempo es que Jehová, el cual en el Nuevo Testamento es Cristo, estará rugiendo desde Sion y estará dando Su Voz desde Jerusalén. Esa fue la lectura que tuvimos, donde dice Dios por medio del Profeta Joel:
“Muchos pueblos en el valle de la decisión (ese es el capítulo 3, verso 14 en adelante de Joel); porque cercano está el día de Jehová en el valle de la decisión.
El sol y la luna se oscurecerán, y las estrellas retraerán su resplandor.
Y Jehová rugirá desde Sion.”
Ya no será Cordero, sino León, porque el león es el que ruge. Y en Apocalipsis, capítulo 10, Cristo, el Ángel Fuerte que desciende del Cielo, coloca Su pie derecho sobre el mar y el izquierdo sobre la Tierra, El viene envuelto en una nube y el Arco Iris alrededor de Su cabeza, o sea, que viene con el Pacto Divino; porque un Arco Iris o el Arco Iris es el Pacto Divino, porque El es el Ángel del Pacto, y El clama como cuando un león ruge y siete Truenos emiten sus voces.
Ahí tenemos a Jehová, a Cristo, el Ángel del Pacto clamando, rugiendo desde Sion. Sion es la Iglesia del Señor Jesucristo, ese es Sion celestial. El Sion terrenal es Jerusalén, pero el Sion Celestial es la Iglesia del Señor Jesucristo, por lo tanto, Jehová rugirá desde Sion y dará Su Voz desde Jerusalén, o sea, que Cristo hablará como el León de la Tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo desde Sion; desde Sion, porque Sion es la Iglesia de Jesucristo y la Iglesia de Jesucristo es el Templo Espiritual de Jesucristo.
Y en el templo que construyó Salomón y en el tabernáculo que construyó Moisés cuando vino Dios en la Columna de Fuego, cuando fue dedicado el templo de Salomón y el tabernáculo de Moisés, entró al templo y pasó al lugar santísimo, y se colocó sobre el propiciatorio en medio de los dos querubines de oro; el propiciatorio es la tapa del arca del pacto, y allí permanecía Dios y desde allí le hablaba al Profeta Moisés todas las cosas que Moisés tenía que decirle al pueblo hebreo.
Y ahora, hay un Nuevo Templo, el cual Cristo ha estado construyendo con piedras vivas, con seres humanos que han estado recibiendo a Cristo como su Salvador personal y han estado pidiendo a Cristo perdón por sus pecados, Cristo los ha perdonado, Cristo los ha lavado con Su Sangre preciosa, han sido bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y Cristo los ha bautizado con el Espíritu Santo y Fuego, y han obtenido el nuevo nacimiento, han nacido del Agua y del Espíritu, y han entrado a formar parte del Sion celestial, de la Iglesia del Señor Jesucristo, que es el Monte de Sion celestial, pues el Reino de Dios pasó de los hebreos a la Iglesia del Señor Jesucristo.
Cristo en San Mateo, capítulo 21, versos 42 al 46, dice al pueblo hebreo que el Reino de Dios será quitado de en medio de ellos y dado a gente que produzca los frutos del Reino. El pueblo que produciría hijos e hijas de Dios es la Iglesia del Señor Jesucristo, los hijos del Reino son el fruto del Reino de Dios.
Y ahora, encontramos que el Reino corresponde a la Iglesia del Señor Jesucristo, por eso somos Reyes con Cristo, coherederos con Cristo del Reino Milenial y del Reino celestial también, del Reino para toda la eternidad. Somos Reyes, somos Sacerdotes con Cristo también y somos Jueces con Cristo, Cristo siempre es el Mayor, somos Jueces, pero el Juez supremo es Cristo, porque Dios lo ha hecho Juez de vivos y muertos, El juzgará a los vivos y a los muertos, porque El es el Juez que juzgará a vivos y muertos; pero nosotros somos Jueces con El, pertenecemos a la Corte divina de Cristo, pero El es el Juez supremo, el Juez principal.
También somos Reyes del Reino de Cristo, pero el Rey principal es Jesucristo nuestro Salvador; cada Ángel Mensajero es un príncipe del Reino de Cristo, como los Apóstoles también son príncipes del Reino de Cristo. Por eso Cristo dijo a Sus Apóstoles: “Ustedes que me habéis seguido se sentarán en doce tronos y juzgarán a las doce tribus de Israel, son príncipes del Reino de Cristo, por eso serán colocados en doce tronos. Hay veinticuatro tronos que están delante de Dios, doce pertenecen a los doce Apóstoles y los otros doce pertenecen a los doce patriarcas.
Ahora, encontramos que ellos tienen que ver con el pueblo hebreo, los Ángeles Mensajeros de cada edad tienen que ver con los gentiles, tienen que ver con la Iglesia del Señor Jesucristo de en medio de los gentiles; por lo tanto, cada Ángel Mensajero con el grupo de su edad es un príncipe con su ejército que Dios le dio para trabajar en la edad que Dios lo envió.
Por eso cuando el Rvdo. William Branham visitó el Paraíso antes de partir definitivamente al Paraíso, lo colocaron en un lugar alto, y él preguntó: “¿Por qué ustedes hacen eso conmigo?” Ellos le dijeron (los que estaban en el Paraíso, que eran los creyentes convertidos a Cristo bajo el ministerio del Rvdo. William Branham), le dijeron: “Porque tú en la Tierra fuiste un líder.” El dijo: “Yo quiero ver a Jesús.” Le dijeron: “No puedes ver a Jesús todavía.” Y él preguntó: “¿Por qué?” Le dijeron: “El está más arriba (o sea, El está en la séptima dimensión, donde está haciendo Intercesión).” Y el Rvdo. William Branham y todos los convertidos a Cristo bajo el ministerio del Rvdo. William Branham estaban más abajo, o sea, en la sexta dimensión, que es el Paraíso.
Y le dijeron a él: “El vendrá a ti.” Pues allí están esperando la Venida del Señor, y le dicen: “El vendrá a ti primero y te juzgará; y si tú entras nosotros entraremos contigo, regresaremos a la Tierra, tomaremos cuerpos (o sea, cuerpos físicos pero glorificados) y seremos tus súbditos.” ¿Por qué sus súbditos? Porque el príncipe de su edad es el Mensajero, y el pueblo de ese príncipe es el grupo de creyentes de esa edad.
Por lo tanto, así como está ordenado el mundo invisible, Cristo tendrá todo ordenado en Su Reino Milenial; por lo tanto, habrá personas en el Reino Milenial en cuerpos glorificados que pertenecerán al principado de San Pablo, le preguntaremos: “¿A qué principado tú perteneces? ¿A qué reino del Reino de Cristo, o a qué principado del Reino de Cristo, bajo qué príncipe del Reino de Cristo tú estás?,” los de San Pablo dirán: “Bajo el príncipe San Pablo, él es el principal del grupo de la primera edad de la Iglesia entre los gentiles;” y así por el estilo podremos preguntar a cada persona que esté allí y cada uno sabrá contestar a qué principado pertenece. Si nos preguntan a nosotros, también nosotros vamos a saber qué contestar.
Ahora, podemos ver que Dios tiene todo bien ordenado, Dios es un Dios ordenado, el cual antes de hacer las cosas las pensó desde antes de la fundación del mundo; por lo tanto, lo que Dios está haciendo es lo que ya El pensó llevar a cabo.
Ahora, siendo que la Iglesia del Señor Jesucristo es Sion, el Monte de Sion celestial, el Israel celestial y la Jerusalén celestial, siendo que también es el Templo Espiritual de Cristo, así como El ha estado hablando por medio de Su Espíritu Santo a través de cada Ángel Mensajero en cada edad en el Lugar Santo del Templo Espiritual de Cristo que corresponde a las siete edades de la Iglesia, para este tiempo Cristo en Espíritu Santo estará hablando desde Su Templo Espiritual que es el Monte de Sion celestial, y estará hablando como león, estará rugiendo como el León de la Tribu de Judá, hablando como el Rey de reyes y Señor de señores, como Hijo del Hombre e Hijo de David; y desde Sion, desde el Lugar Santísimo del Templo Espiritual de Cristo, que es la edad de la piedra Angular estará hablando lo que El desea que nosotros escuchemos y lo que El desea hablarle al mundo entero y al pueblo hebreo.
Desde el Lugar Santísimo de Su Templo Espiritual es que El estará hablando como cuando ruge un león, y por consiguiente estaremos escuchando la Voz de Cristo en forma consecutiva como los siete Truenos de Apocalipsis, capítulo 10, y eso es Jehová, Jesucristo rugiendo desde Sion.
Y ahora, encontramos que Jesucristo, nuestro Salvador estará rugiendo desde Sion, desde Su Iglesia, desde la etapa de la Edad de la Piedra Angular, que es el Lugar Santísimo de ese Templo Espiritual. ¿Y después qué hará? Después dará Su Voz desde Jerusalén, estará hablándole al pueblo hebreo.
Ahora, la Jerusalén celestial es la Iglesia de Jesucristo y la Jerusalén terrenal es la capital del pueblo hebreo; por lo tanto, todo el Programa Divino que Cristo ha estado llevando a cabo en Su Iglesia, luego lo dará a conocer al pueblo hebreo cuando llegue el tiempo, lo cual hará por medio de los ministerios de los Dos Olivos, por medio de los ministerios de Moisés y Elías, siendo operados por el Espíritu Santo en el Ángel que viene con el Sello del Dios Vivo para llamar y juntar ciento cuarenta y cuatro mil hebreos, doce mil de cada tribu; y eso será la Voz de Jehová, de Cristo desde Jerusalén, para el pueblo hebreo, eso será Jehová, Jesucristo dando Su Voz desde Jerusalén; y temblarán los Cielos y la Tierra.
Ahora, vean dónde es colocado todo esto de los Cielos y la Tierra ser estremecidos; cuando el Mensaje se torne al pueblo hebreo serán estremecidos los Cielos y la Tierra, aunque en la actualidad también hemos visto grandes estremecimientos del Cielo y de la Tierra, pero el grande viene cuando Dios esté hablando hacia el pueblo hebreo, cuando se torne el Mensaje de Dios para el pueblo hebreo para llamar y juntar ciento cuarenta y cuatro mil hebreos, para ese tiempo los Cielos y la Tierra estarán siendo estremecidos, y eso nos habla del terremoto grande que ha de venir sobre la raza humana.
Para la resurrección habrá un terremoto grande como lo hubo cuando Cristo resucitó con los santos del Antiguo Testamento; y para este tiempo también habrá un terremoto grande en este planeta Tierra. Pero queremos estar preparados antes que ocurra ese terremoto grande, porque queremos ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero.
No deseamos pasar por la gran tribulación, por lo tanto, estemos preparados escuchando la Voz de Cristo rugiendo desde Sion, rugiendo desde Su Iglesia en y desde la Edad de la Piedra Angular, desde la parte alta del Monte de Sion, que es la Iglesia de Jesucristo, ese es el Sion espiritual y celestial, como nos dice San Pablo en Hebreos, capítulo 12, versos 22 en adelante, donde nos muestra que ahora no nos hemos acercado al monte Sinaí, sino que estamos en otro monte, no nos hemos acercado al monte que se podía tocar, se podía palpar, sino que nos hemos acercado a otro monte. Capítulo 12, verso 22 de Hebreos, dice San Pablo:
“Sino que os habéis acercado al monte de Sion, a la ciudad del Dios vivo, Jerusalén la celestial, a la compañía de muchos millares de ángeles.”
Aquí nos dice que nos hemos acercado al Monte de Sion, a la ciudad del Dios vivo, Jerusalén la celestial. Por eso San Pablo en Filipenses, capítulo 3, verso 20 al 21, dice que nuestra ciudadanía está en los cielos... “de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo;
el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya, por el poder con el cual puede también sujetar a sí mismo todas las cosas.”
El tiene el poder para transformar nuestro cuerpo, y El lo ha prometido y lo va a cumplir, y vamos a ser transformados y vamos a tener un cuerpo eterno, inmortal, incorruptible y glorificado y joven para toda la eternidad, igual al cuerpo glorificado de Jesucristo nuestro Salvador, porque nos hemos acercado al Monte de Sion, a la Jerusalén celestial, a la ciudad del Dios vivo, a la multitud, a la compañía de muchos millares de Ángeles, a la congregación de los Primogénitos que están inscritos en los Cielos.
Los Primogénitos son los hijos e hijas de Dios creyentes en Cristo, nacidos de nuevo, esos son los miembros de la Iglesia de Jesucristo, esos son los ciudadanos de la Jerusalén celestial, de la ciudad del Dios vivo, del Monte de Sion, del monte celestial de Dios.
“A Dios el Juez de todos, a los espíritus de los justos hechos perfectos.”
Los espíritus de los justos hechos perfectos es el cuerpo angelical, el cuerpo espiritual que cada creyente en Cristo recibe cuando recibe el Espíritu Santo, obtiene el nuevo nacimiento y obtiene un cuerpo angelical teofánico, igual al cuerpo angelical teofánico de Jesucristo nuestro Salvador, el cual es llamado en el Antiguo Testamento el Ángel de Jehová.
En Exodo, capítulo 23, verso 20 al 23, tenemos al Ángel de Jehová enviado por Dios, en el cual está el Nombre de Dios, por lo cual Dios dice: “No le seas rebelde...” capítulo 23 del Exodo, verso 20 en adelante, dice:
“He aquí yo envío mi Angel delante de ti para que te guarde en el camino, y te introduzca en el lugar que yo he preparado.”
Vean, Dios en el Antiguo Testamento obraba a través de Su Ángel, envió a Su Ángel para libertar al pueblo hebreo y para guiarlo hacia la tierra prometida, para introducirlos en la tierra prometida. El Ángel de Jehová es el cuerpo angelical de Dios, el cual es Cristo en Su cuerpo angelical, Su cuerpo teofánico:
“Guárdate delante de él, y oye su voz; no le seas rebelde; porque él no perdonará vuestra rebelión, porque mi nombre está en él.”
¿Dónde estaba en el Antiguo Testamento el Nombre de Dios? En el Ángel de Jehová. Por eso cuando Moisés en el capítulo 3, verso 13 en adelante le preguntó cuál era Su Nombre, el Ángel de Jehová, el cual le había dicho a Moisés en el mismo capítulo 3: “Yo Soy el Dios de tu Padre (o sea, el Dios de Amram, el padre de Moisés), el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob.”
Y ahora, el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob es el Ángel de Jehová, ¿por qué? Porque en El está Dios, por lo tanto Dios manifestado en Su Ángel, en Su cuerpo angelical es el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, el cual fue visto en algunas ocasiones en la forma de un hombre, pero de otra dimensión. Y aquí en el capítulo 3 del Exodo, verso 13 al 14, dice:
“Dijo Moisés a Dios: He aquí que llego yo a los hijos de Israel, y les digo: El Dios de vuestros padres me ha enviado a vosotros.
Si ellos me preguntaren: ¿Cuál es su nombre?, ¿qué les responderé?
Y respondió Dios a Moisés: YO SOY EL QUE SOY.
Y dijo: Así dirás a los hijos de Israel: YO SOY me envió a vosotros.”
Cuando buscamos en los originales encontramos que el “YO SOY” son cuatro letras consonantes, las cuales son: “Y (que es la ‘i,’ griega) H W H.” Y ahí está el Nombre de Dios; la pronunciación de ese nombre la escuchó Moisés, por lo tanto Moisés sabía pronunciar el Nombre de Dios.
Moisés para el Día Postrero conocerá también el Nombre de Dios. Moisés hablaba la Palabra que Dios ponía en su boca y las cosas sucedían, y en Apocalipsis, capítulo 11, están los Dos Olivos, que son Moisés y Elías, Moisés nuevamente, el ministerio de Moisés conocerá el Nombre de Dios, el nombre que todavía los teólogos con todos sus doctorados en divinidad, todavía no conocen y todavía no han podido pronunciarlo bien, solamente conocen esas cuatro consonantes, pero no saben cuál es el sonido, cómo se pronuncia ese nombre. Ni los teólogos, los doctores en divinidad de la religión hebrea no saben, ni los teólogos del cristianismo tampoco, mucho menos los de otras religiones que no son del cristianismo o del judaísmo.
Ahora, el Nombre de Dios ¿dónde dice Dios que está? En el Éxodo 23, así como en el Éxodo, capítulo 3, el Ángel de Jehová le dijo cuál era Su Nombre, ¿por qué? Porque el Nombre de Dios estaba en El, y aquí cuando Dios dice: “Guardate delante de él...” capítulo 23, verso 21:
“Guárdate delante de él, y oye su voz; no le seas rebelde; porque él no perdonará vuestra rebelión, porque mi nombre está en él (¿dónde estaba el Nombre de Dios? En el Ángel de Jehová).
Pero si en verdad oyeres su voz e hicieres todo lo que yo te dijere, seré enemigo de tus enemigos, y afligiré a los que te afligieren.
Porque mi Angel irá delante de ti...”
Dios envió Su Ángel delante del pueblo hebreo para guiarlos por el camino e introducirlos a la tierra prometida.
Y ahora, en el Nuevo Testamento encontramos que la misma forma en que Dios, Jehová, el Padre Celestial hizo a través de Su Ángel, colocó Su Nombre en Su Ángel, a través de Su Ángel guió al pueblo hebreo; y luego cuando llegó el tiempo el Ángel de Jehová se hizo hombre y habitó en medio del pueblo hebreo, y allí estaba el Nombre de Dios: “Yo he venido en nombre de mi Padre,” dijo Cristo. Y también dijo: “Padre glorifica Tu Nombre.” Y Dios dijo: “Lo he glorificado y lo glorificaré otra vez.” Lo glorificó en la Primera Venida del Hijo del Hombre, de Cristo, y lo glorificará en Su Segunda Venida.
Y ahora, así como el Padre colocó Su Nombre en Su Ángel, y Su Ángel es Cristo, el Ángel del Pacto, el cual se hizo carne y habitó en medio del pueblo hebreo.
Y ahora, la Escritura nos dice en Apocalipsis 19, donde nos muestra la Venida del Señor, en el capítulo 19, verso 11 en adelante del Apocalipsis:
“Entonces vi el cielo abierto; y he aquí un caballo blanco, y el que lo montaba se llamaba Fiel y Verdadero, y con justicia juzga y pelea.
Sus ojos eran como llama de fuego, y había en su cabeza muchas diademas; y tenía un nombre escrito que ninguno conocía sino él mismo.”
No es el nombre Jesús, porque el nombre Jesús todo el mundo lo conoce, es un nombre que nadie conoce, es el nombre correspondiente a la Segunda Venida de Cristo. Y si era un misterio grande la Primera Venida de Cristo, la cual se cumplió cuando se hizo carne el Verbo, el Ángel de Jehová, y dijo: “Yo he venido en nombre de mi Padre.” Ahora, si fue grande aquel misterio y el Nombre de Dios manifestado allá, es grande también el misterio de la Segunda Venida de Cristo y el nombre que nadie conoce. En Apocalipsis, capítulo 2, verso 17, dice:
“Al que venciere, daré a comer del maná escondido, y le daré una piedrecita blanca, y en la piedrecita escrito un nombre nuevo, el cual ninguno conoce sino aquel que lo recibe.”
Alguien va a recibir la Piedrecita Blanca y va a recibir el nombre de esa Piedrecita Blanca. El ha prometido darle esa Piedrecita Blanca al Vencedor, y darle el nombre de esa Piedrecita Blanca.
Ese nombre que nadie conoce no es Jesús, es el Nombre nuevo del Señor, es el Nombre que será revelado en la Segunda Venida de Cristo.
Todas las personas, todos los teólogos, todos los doctores en divinidad dicen: “Estamos esperando la Segunda Venida de Cristo, y cuando El venga vamos a conocerlo.” Y están esperando que cuando venga se llame “Jesús.” Pero no se han dado cuenta, no se han percatado que El dice que esa Piedrecita Blanca tiene un Nombre Nuevo, esa Piedrecita Blanca es la misma Piedra que vio el Profeta Daniel y el rey Nabucodonosor, que fue cortada del monte, del Monte de Dios, y vino e hirió a la imagen en los pies de hierro y de barro cocido, o sea, hirió al reino del anticristo, de la bestia en este tiempo final.
Y ahora, esa Piedrecita no cortada de manos es la Segunda Venida de Cristo con un Nombre Nuevo que nadie conoce sino aquel que lo recibe, y el que lo recibe es el que recibe la Piedrecita Blanca, el que recibirá a Cristo en Su Segunda Venida, ése será el que conocerá ese misterio del Nombre nuevo, ése será el que recibirá la Estrella resplandeciente de la Mañana, y la Estrella resplandeciente de la Mañana es Jesucristo.
En Apocalipsis, capítulo 2, verso 28, dice:
“Y le daré la Estrella de la Mañana.”
Y en Apocalipsis 22, verso 16, dice:
“Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias. Yo soy la raíz y el linaje de David, la estrella resplandeciente de la mañana.”
Le va a ser dado al Vencedor la Estrella resplandeciente de la Mañana, le va a ser dado Cristo, va a tener a Cristo, Cristo estará en él, Cristo en Espíritu Santo estará manifestado en él, y por consiguiente ahí estará Cristo con Su Nombre Nuevo que ninguno conoce, lo va a escribir sobre el Vencedor.
¿Que Cristo va a escribir el Nombre de nuestro Dios, de la ciudad de nuestro Dios y Su Nombre Nuevo sobre el Vencedor? Que lo diga Cristo mismo. Vamos a leer a ver si El lo dice, y si El lo dice entonces todos decimos: “Amén, así tiene que ser, porque Cristo dice que será así.” Apocalipsis, capítulo 3, verso 12, nos dice:
“Al que venciere, yo lo haré columna en el templo de mi Dios...” O sea, que lo hará una persona muy importante en el Templo de Dios, y el Templo de Dios es la Iglesia del Señor Jesucristo.
Cuando se dice que tal persona es una columna o en la Iglesia o en la ciudad donde vive, significa que es una persona muy importante en esa ciudad, y si se dice que es la columna principal, pues es la persona principal de esa ciudad o de la Iglesia:
“...y nunca más saldrá de allí; y escribiré sobre él el nombre de mi Dios, y el nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén, la cual desciende del cielo, de mi Dios, y mi nombre nuevo.”
¿Dice Cristo que va a escribir el Nombre de nuestro Dios y el Nombre de la ciudad de nuestro Dios, y Su Nombre nuevo sobre el Vencedor? Lo hemos leído, por lo tanto, nosotros decimos: “Amén, así es, porque Cristo lo dice.” Aunque suene un poco extraño, pero miren, lo que suena extraño es que una persona diga que no puede ser eso así.
Cualquier persona que diga que eso no puede ser así, se le hizo muy tarde para opinar, porque esto está aquí escrito desde hace cerca de dos mil años, Dios lo dijo antes de cualquier persona decir que no podía ser así.
POR LO TANTO, SEA TODA PALABRA DE HOMBRE MENTIROSA, MAS LA DE JESUCRISTO VERDADERA. POR LO TANTO, COMO EL HA DICHO ASÍ ES.
Y ahora, este misterio, vean ustedes, llega al punto en donde Cristo va a escribir sobre el Vencedor, sobre un hombre, el Nombre de nuestro Dios, el nombre de la Ciudad de nuestro Dios y el Nombre nuevo Suyo.
Cuando El ascendió victorioso al Cielo recibió un Nombre nuevo que nadie conoce, ese es el Nombre que El escribirá sobre el vencedor, y ese es el Nombre que está ligado a la Segunda Venida de Cristo; y si era misterioso el tema de la Segunda Venida de Cristo, más misterioso es al saber que viene con un Nombre nuevo.
Y ahora, para ser revelado ese Nombre tiene que mantener el orden en que fue revelado el Nombre de Dios para Redención, porque el Nombre Nuevo del Señor es para la Obra de Reclamo, está ligado a la Obra de Reclamo.
Y ahora, ¿dónde estaba el Nombre de Dios en el Antiguo Testamento? En el Ángel de Jehová, por lo tanto tiene que escribirlo Cristo en un Ángel. Y para el Día Postrero El tiene que tener un Ángel Mensajero en carne humana, en el cual Cristo escriba el Nombre de nuestro Dios, nombre de la Ciudad de nuestro Dios y Su Nombre Nuevo. Y ese misterio lo conocerá aquel que recibirá esa Piedrecita Blanca, aquel sobre el cual Cristo escribirá el Nombre de nuestro Dios, nombre de la Ciudad de nuestro Dios y Su Nombre Nuevo, ese misterio lo conocerá ese Ángel Mensajero. Por eso Cristo dice:
“Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias.” (Apocalipsis 22, verso 16)
Así como Dios envió Su Ángel, el Ángel de Jehová en el Antiguo Testamento, en el cual estaba el Nombre de Dios. Y ahora, Cristo en el Nuevo Testamento envía Su Ángel, en ese Ángel vendrá la revelación del misterio del Nombre de Dios, de la Ciudad de nuestro Dios y Nombre Nuevo del Señor Jesucristo, ese será el único que podrá revelar el misterio de ese Nombre y el misterio de la Segunda Venida de Cristo, y eso lo hará rugiendo como león desde el Monte de Sion, que es la Iglesia de Jesucristo, y luego dando su Voz desde Jerusalén, dando el Mensaje, y llamando y juntando ciento cuarenta y cuatro mil hebreos. Eso es lo que está prometido para este tiempo final, y ahí está la bendición de Cristo para mí y ¿para quién más? Para todos ustedes también.
Ahora, podemos ver: “EL MISTERIO DE JEHOVÁ RUGIENDO DESDE SION.”
Es Cristo en Espíritu Santo en medio de Su Iglesia en la Edad de la Piedra Angular hablándonos, dándonos Su Mensaje final, y trayéndonos la Lluvia Tardía y la Lluvia Temprana a la misma vez, trayéndonos el Evangelio del Reino y el Evangelio de la Gracia a la misma vez, dándonos la Enseñanza del misterio de la Primera Venida de Cristo, y dándonos la Enseñanza del misterio de la Segunda Venida de Cristo.
Hablándonos esos dos misterios alrededor de los cuales gira la Dispensación de la Gracia y la Dispensación del Reino, nos da la fe para ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero.
Ahora, hemos visto: “EL MISTERIO DE JEHOVÁ RUGIENDO DESDE SION.”
Y en Apocalipsis, capítulo 10 encontramos al Ángel Fuerte el cual es Cristo, el Ángel del Pacto. Veamos, capítulo 10, verso 1 en adelante del Apocalipsis, dice:
“Vi descender del cielo a otro ángel fuerte, envuelto en una nube, con el arco iris sobre su cabeza; y su rostro era como el sol, y sus pies como columnas de fuego.
Tenía en su mano un librito abierto; y puso su pie derecho sobre el mar, y el izquierdo sobre la tierra;
y clamó a gran voz, como ruge un león; y cuando hubo clamado, siete truenos emitieron sus voces.”
Y aquí tenemos a Cristo, el Ángel Fuerte que desciende del Cielo, clamando como cuando ruge un león y siete truenos emitiendo sus voces.
¿Y desde dónde El ruge? El ruge cuando tiene un pie sobre el mar y el otro sobre la tierra, el derecho sobre el mar y el izquierdo sobre la tierra, y entonces rugió, clamó como cuando ruge un león, y eso es Jehová rugiendo desde Sion, Jehová, Jesucristo rugiendo como el León de la tribu de Judá, hablándonos y siete truenos emitiendo sus voces. Un mensaje completo, eso es un mensaje dispensacional: el Mensaje del Evangelio del Reino, y así es como estaríamos escuchando a Jehová rugiendo desde Sion.
Y ahora, veamos lo que dijo el Rvdo. William Branham en la página 57 del libro de “Los Sellos,” en español, dice:
“Y vi otro ángel fuerte descender del cielo, cercado de una nube, y el arco celeste sobre su cabeza (está refiriendose a Apocalipsis, capítulo 10)...
Ahora, si Ud. se fija bien, notará que esta persona es Cristo, porque aun en el Antiguo Testamento El fue llamado el Angel del Pacto...”
Vean, es Cristo, el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová, descendiendo del Cielo:
“Y El ahora viene directamente a los Judíos porque la iglesia ha llegado a su fin (eso es para dar Su Voz en Jerusalén). Bien, ahora continuando:
...y su rostro era como el sol, y sus pies como columnas de fuego.
¿Recuerdan el ángel de Apocalipsis capítulo uno? Este es el mismo. Un ángel es un mensajero, y él es un mensajero a Israel. ¿Ve Ud.? La iglesia está a punto de ser raptada, El viene por Su iglesia.”
Y ahora, Cristo, el Ángel del Pacto, el cual es el Mensajero a Israel y vino en carne humana en medio del pueblo hebreo y fue rechazado, ahora en Su Venida viene para Israel, pero la Iglesia todavía está en la Tierra y tiene que ser raptada, por lo tanto El viene por Su Iglesia (Su Iglesia es Su Reina).
El tiene que transformarnos cuando haya completado Su Iglesia. Y luego que seamos transformados estaremos de 30 a 40 días aquí, como Cristo y los santos del Antiguo Testamento luego que resucitaron estuvieron unos 40 días en la Tierra, y luego Cristo fue raptado y también con El ascendieron al Cielo los santos del Antiguo Testamento que habían resucitado con Cristo. Tiene que mantener el mismo orden del pasado.
Ahora, podemos ver que el Ángel Fuerte que desciende del Cielo en Apocalipsis, capítulo 10, es Cristo, el Ángel del Pacto, y El viene directamente a los Judíos; pero por cuanto la Iglesia está aquí en la Tierra y está a punto de ser raptada, El viene por Su Iglesia, El viene al Monte de Sion, que es la Iglesia de Jesucristo, y clama como cuando un león ruge y siete truenos emiten sus voces, es la Voz de Cristo hablándonos y revelándonos el misterio del Séptimo Sello, el misterio de Su Venida.
Por lo tanto, eso es Cristo, el Ángel Fuerte descendiendo del Cielo y viniendo al Monte de Sion que es la Iglesia del Señor Jesucristo, eso es lo que está prometido para este tiempo final.
Por lo tanto, cuando Cristo termine Su Obra de Intercesión en el Cielo, El se va a manifestar en toda Su plenitud en medio de Su Iglesia y va a transformar nuestros cuerpos, va a resucitar a los muertos creyentes en El, y entonces Cristo estará manifestado en Su Iglesia en toda Su plenitud.
Y El tendrá ungido al Mensajero del Día Postrero, y El clamará a través de Su Mensajero en el Monte de Sion, que es Su Iglesia; y luego de ahí, luego irá el Mensaje al pueblo hebreo. Pero primero le toca a la Iglesia del Señor Jesucristo, porque el pueblo hebreo rechazó a Cristo y ahora la bendición está en la Iglesia del Señor Jesucristo, que es el Monte de Sion Celestial, la Ciudad del Dios Vivo, Jerusalén la Celestial.
Pero luego vendrá al Monte de Sion terrenal, a la Jerusalén terrenal allá en medio del pueblo hebreo. Pero primero la bendición es para el Monte de Sion Celestial, para la Jerusalén Celestial, que es la Iglesia del Señor Jesucristo.
Así que ellos no pueden recibir la bendición de Dios primero que nosotros, ellos la tuvieron y la rechazaron en la Primera Venida de Cristo; la Segunda Venida de Cristo corresponde a la Iglesia de Jesucristo.
Es en la Iglesia de Jesucristo que está la promesa para la Segunda Venida de Cristo, y el pueblo hebreo luego verá el cumplimiento de la Segunda Venida de Cristo en medio de la Iglesia, y verá las cosas que Cristo estará realizando en medio de Su Iglesia, y dirá: “Este es el que nosotros estamos esperando.”
Pero El viene por Su Iglesia, por Su Novia, para llevarla a la Cena de las Bodas del Cordero. Por eso es que Jehová, Jesucristo, para este tiempo final estará en medio de Su Iglesia. ¿Dónde ha estado por todos estos años desde el Día de Pentecostés en adelante? Ha estado en y con Su Iglesia.
Y para este tiempo final podemos ver que ha hablado por medio de Su Espíritu Santo a través de Sus diferentes Mensajeros, y para este tiempo Cristo estará rugiendo como cuando ruge un león, ¿dónde? En medio de Su Iglesia.
Por lo tanto, El tendrá un instrumento a través del cual estará hablándonos y revelándonos todas estas cosas. Apocalipsis 22, verso 6, dice:
“Y me dijo: Estas palabras son fieles y verdaderas. Y el Señor, el Dios de los espíritus de los profetas, ha enviado su ángel, para mostrar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto.”
Es por medio de Su Ángel Mensajero que Cristo estará manifestado en el Día Postrero en el Monte de Sion Celestial, que es Su Iglesia, y estará rugiendo como un león y siete truenos estarán emitiendo sus voces, y estará revelándonos estos misterios de este tiempo final, estará revelándonos el misterio de la Segunda Venida de Cristo como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo, y eso nos dará la fe, la revelación para ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero.
Y ahora, hemos visto que así como Dios envió Su Ángel, el Ángel de Jehová en el Antiguo Testamento y luego lo manifestó en carne humana, para el Día Postrero así como Cristo envió a Su Ángel a Juan el Apóstol y lo ha mantenido en Su Iglesia (a Su Ángel), para el Día Postrero lo enviará en carne humana, como ha enviado en carne humana a los otros Ángeles Mensajeros, que son Príncipes en el Reino de Cristo.
Y ahora, hemos visto en el Programa Divino lo que corresponde a nuestro tiempo. ¿Qué es lo que corresponde a nuestro tiempo en la Iglesia del Señor Jesucristo? Lo que corresponde es Jehová, Cristo, rugiendo desde Sion, es ahí donde estará el Mensaje del Día Postrero, el Mensaje del Evangelio del Reino juntamente con el Mensaje del Evangelio de la Gracia, y de ahí pasará al pueblo hebreo.
Hemos visto: “EL MISTERIO DE JEHOVÁ RUGIENDO DESDE SION.” Es Jesucristo en el Nuevo Testamento hablando como el León de la tribu de Judá desde Su Iglesia, a todos los gentiles, a toda Su Iglesia, y luego le estará hablando al pueblo hebreo, por eso dice que dará Su Voz en Jerusalén o desde Jerusalén.
Por lo tanto, el Mensaje que estará en medio de la Iglesia de Jesucristo luego pasará al pueblo hebreo. Por lo tanto Jehová, Jesucristo rugiendo desde Sion, luego dará Su Voz desde Jerusalén en medio del pueblo hebreo. Pero primero ruge, nos habla como león en medio de la Iglesia en este tiempo final.
Cuando El complete Su Iglesia, entonces adoptará a todos Sus hijos que estarán vivos, eso será nuestra transformación, adoptará a Su Ángel y se manifestará en El y a través de El en toda Su plenitud, y resucitará los muertos en Cristo en cuerpos glorificados y eso será la Adopción para ellos.
La Adopción es la Redención del cuerpo donde obtenemos un nuevo cuerpo glorificado.
“JEHOVÁ, JESÚS, RUGIENDO DESDE SION.”
El Jehová del Antiguo Testamento es el Jesús del Nuevo Testamento.
“JEHOVÁ, JESÚS, RUGIENDO DESDE SION.”
Ha sido para mí un privilegio grande estar con ustedes en esta ocasión, dándoles testimonio de nuestro tema: “JEHOVÁ RUGIENDO DESDE SION.”
Y ahora, ¿dónde están las personas que han escuchado la Voz de Cristo en este tiempo final? Aquí estamos habiendo escuchado Su Voz y habiendo recibido a Cristo como nuestro Salvador, y habiendo sido limpiados con la Sangre de Cristo, perdonados por Cristo, bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo.
Y Cristo nos ha bautizado con Espíritu Santo y Fuego, y ha producido en nosotros el nuevo nacimiento, ha producido el nacimiento del Agua y del Espíritu y hemos entrado al Reino de Cristo, El nos ha colocado en Su Reino con Vida eterna. Por lo tanto tenemos Vida eterna, no pereceremos jamás, ya El nos salvó y ya no nos puede perder. El salva para siempre.
Y ahora, si hay alguna persona que todavía no ha recibido a Cristo como su Salvador, quiero decirle que usted todavía no tiene Vida eterna, usted todavía está perdido. Pero Cristo, el Hijo del Hombre, vino a buscar y a salvar lo que se había perdido, ya El nos buscó a nosotros, nos encontró y nos salvó.
Y usted es una oveja del Señor a la cual Cristo vino a buscar y a salvar también, por lo tanto usted está en esta ocasión en esta actividad, porque Cristo por Su Espíritu Santo lo ha traído a usted, para que usted escuche la Palabra de Cristo acá en su alma, y usted despierte a la realidad de que usted es un hijo o una hija de Dios:
“Despiértate, tú que duermes,
Y levántate de los muertos,
Y te alumbrará Cristo.”
Dice San Pablo en Efesios, capítulo 5, verso 14. Por lo tanto usted tiene que despertar acá en su alma, su alma, lo cual es usted, porque usted es alma viviente, tiene que despertar, para despertar a la Vida eterna, despertar como un hijo o una hija de Dios en el Reino de Cristo, para que pueda vivir eternamente con Cristo en Su Reino.
Por lo tanto, en esta ocasión usted tiene la oportunidad de recibir a Cristo como su Salvador personal, para que Cristo perdone sus pecados, lo limpie con Su Sangre preciosa de todo pecado, sea bautizado en agua en Su Nombre, y Cristo lo bautice a usted con Espíritu Santo y Fuego, y así usted reciba Vida eterna. En San Marcos, capítulo 16, verso 15 al 16, dice Cristo luego de resucitado:
“Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.
El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.”
¿Qué desea usted: desea usted ser condenado, o desea usted ser salvo? Los que sean condenados serán echados al lago de fuego y serán destruidos en cuerpo, espíritu y alma; pero tal cosa nadie lo desea para sí mismo, todos deseamos ser salvos y vivir eternamente con Cristo en Su Reino. Por lo tanto necesita usted creer y ser bautizado:
“El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.”
Por lo tanto, creyendo en nuestro amado Señor Jesucristo como su Salvador personal, arrepentido de sus pecados y pidiéndole perdón a Cristo por sus pecados, Cristo lo perdonará, lo lavará con Su Sangre preciosa, usted será bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y Cristo lo bautizará con Espíritu Santo y Fuego y usted recibirá Vida eterna.
En el libro de los Hechos, capítulo 2, Pedro predicando dijo, capítulo 2, verso 36 en adelante:
“Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo.
Al oír esto, se compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos?
Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo.
Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare.”
O sea, que el bautismo del Espíritu Santo y Fuego es para todos los que el Señor Jesucristo llame.
Y ahora, el Señor Jesucristo les está llamando a ustedes que todavía no han recibido a Cristo como su Salvador, para que ustedes le reciban como Salvador, y ustedes reciban el perdón de sus pecados, sean lavados con la Sangre de Cristo, sean bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y Cristo los bautice con Espíritu Santo y Fuego, y así sean colocados en el Reino de Cristo.
“No hay otro nombre dado a los hombres en que podamos ser salvos, solamente en el Nombre del Señor Jesucristo.” Ese es el Nombre para Redención, ese es el Nombre en que se predica la salvación del alma de todo ser humano, ese es el Nombre en el que se predica el arrepentimiento y el perdón de los pecados.
Por lo tanto, en esta ocasión ustedes que no han recibido a Cristo todavía como su Salvador, tienen la oportunidad de hacerlo, como lo hicieron estas personas que escucharon el Mensaje y la invitación de San Pedro:
“Y con otras muchas palabras testificaba y les exhortaba, diciendo: Sed salvos de esta perversa generación.”
La generación humana descendiente de Adán está condenada a muerte, pero hay un Salvador que salva todas las personas que lo reciban:
“Así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil personas.”
Como tres mil personas recibieron la Palabra y fueron bautizadas en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y fueron añadidas a la Iglesia de Jesucristo como tres mil personas.
Y ahora, la oportunidad la tienen los que todavía no han recibido a Cristo como su Salvador para que Cristo los reciba, perdone sus pecados, los limpie con Su Sangre preciosa, sean bautizados en agua en el Nombre de Jesucristo, y Cristo los bautice con Espíritu Santo y Fuego, y sean añadidos a la Iglesia del Señor Jesucristo, y así tengan Vida eterna y así hayan asegurado su alma con Vida eterna.
La Vida eterna es lo más importante para todo ser humano. El dinero se acaba, cuando la persona muere no se lo puede llevar para donde va; las riquezas terrenales no se las pueden llevar. Todo lo que estudió en las universidades tampoco se lo puede llevar, allá no puede decir: “Yo soy abogado, yo me gradué de la universidad, por lo tanto yo quiero defender mi caso.”
No, en el Cielo hay solamente un Abogado defensor, y es Jesucristo nuestro Salvador en la Corte Divina, otro abogado no sirve allí, todo abogado de aquí de la tierra en el Cielo necesita un abogado que lo defienda, y solamente hay uno, se llama “Señor Jesucristo.” El es nuestro Abogado el cual intercede por nosotros ante Dios, ante el Juez de los Cielos y de la Tierra.
Por lo tanto, en estos momentos todos los que levanten sus manos para recibir a Cristo, recibirán el perdón de sus pecados, Cristo los limpiará con Su Sangre preciosa, serán bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo y Cristo los bautizará con Espíritu Santo y Fuego.
Por lo tanto, voy a dejar al Rvdo. Miguel Bermúdez Marín para que ore por todas las personas que levantarán sus manos para que Cristo tenga Misericordia de ustedes. Voy a pedirle al Rvdo. Miguel Bermúdez Marín pase acá, para que ore por todas las personas que levanten sus manos para recibir a Cristo como su Salvador personal.
Este es el momento más importante de la vida de ustedes que todavía no han recibido a Cristo como su Salvador, ha llegado el momento para recibir a Cristo como su Salvador, para así tener Vida eterna y tener una nueva esperanza: la esperanza de vivir eternamente con Cristo en Su Reino por toda la eternidad.
Muchas gracias por vuestra amable atención, amables amigos y hermanos presentes. Con nosotros nuevamente el Rvdo, Miguel Bermúdez Marín, para orar por todas las personas que levantarán sus manos y pasarán al frente para que el Rvdo. Miguel Bermúdez Marín ore por ustedes. Desde ya pueden estar pasando al frente para que el Rvdo. Miguel Bermúdez Marín ore pronto por ustedes y Cristo les perdone, y los lave, los limpie con Su Sangre preciosa.
Que Dios les bendiga, que Dios les guarde; y muchas gracias por vuestra amable atención.
“JEHOVÁ RUGIENDO DESDE SION.”