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| La familia de la fe | 2003-02-26 | 1 | Iquitos | Loreto | PE | 00:00:00 | false |
Muy buenos días, amados hermanos y amigos presentes aquí en Iquitos, República del Perú; es para mí una bendición grande estar aquí en la congregación del Rvdo. César Ortiz, en donde estamos recibiendo una grande bendición de parte de Dios.
Para esta ocasión quiero leer en Gálatas, capítulo 6, verso 10 en adelante, donde dice:
“Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y mayormente a los de la familia de la fe.”
Nuestro tema es: “LA FAMILIA DE LA FE.”
“LA FAMILIA DE LA FE.”
Toda persona desea ser de esta Familia: la Familia de la fe.
¿Cómo podemos llegar a ser parte de la Familia de la fe? ¿Y cuál es la Familia de la Fe? En Gálatas, capítulo 3, dice San Pablo, verso 26 en adelante, dice:
“Pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús;
porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos.
Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús.
Y si vosotros sois de Cristo, ciertamente linaje de Abraham sois, y herederos según la promesa.”
Ahora, podemos ver que los que son de la fe en Cristo, estos son linaje de Abraham, estos son los hijos de la fe, pertenecientes a la Familia de la fe; y la Familia de la fe es la Iglesia del Señor Jesucristo compuesta por todos los creyentes en Cristo.
En el mismo capítulo 3, verso 6 al 9, dice (de Gálatas):
“Así Abraham creyó a Dios, y le fue contado por justicia.
Sabed, por tanto, que los que son de fe, éstos son hijos de Abraham.
Y la Escritura, previendo que Dios había de justificar por la fe a los gentiles, dio de antemano la buena nueva a Abraham, diciendo: En ti serán benditas todas las naciones.
De modo que los de la fe son bendecidos con el creyente Abraham.”
Estos son los que componen la Familia de la fe: todos los creyentes en Cristo, todos los de la fe en Cristo Jesús. Y por la fe en Cristo alcanzamos la bendición de Abraham y, por consiguiente, por la fe en Cristo recibimos la promesa del Espíritu Santo, el bautismo del Espíritu Santo, y entramos en y al reposo de Dios, del Nuevo Testamento, que es el Bautismo del Espíritu Santo.
Cristo dijo: “Venid a mí todos los trabajados y cargados o cansados, y yo os haré descansar.” Por lo tanto, el descanso para la Familia de la fe es el bautismo del Espíritu Santo. Esta Familia de la fe es la Iglesia del Señor Jesucristo compuesta por todos los creyentes en Cristo; y esta familia de la fe son hijos de Abraham por la fe en Cristo, son simiente de Abraham, son linaje de Abraham. “Y si vosotros sois de Cristo, ciertamente linaje de Abraham sois, y herederos según la promesa.”
Y ahora, por la fe heredamos la promesa del Espíritu Santo. Vean, en el capítulo 3, verso 13 en adelante de Gálatas dice:
“Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición (porque está escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero),
para que en Cristo Jesús la bendición de Abraham alcanzase a los gentiles, a fin de que por la fe recibiésemos la promesa del Espíritu.”
Por la fe en Cristo es que recibimos la promesa del Espíritu.
“Hermanos, hablo en términos humanos: Un pacto, aunque sea de hombre, una vez ratificado, nadie lo invalida, ni le añade.
Ahora bien, a Abraham fueron hechas las promesas, y a su simiente. No dice: Y a las simientes, como si hablase de muchos, sino como de uno: Y a tu simiente, la cual es Cristo.”
Y ahora, por la fe en Cristo es que nosotros recibimos la promesa del Espíritu Santo y venimos a ser la Familia de la fe. Esta Familia de la fe, de la cual Cristo también nos habló, cuando le dijo a Nicodemo: “De cierto, de cierto te digo, que el que no nazca de nuevo no puede ver el Reino de Dios.” Y Nicodemo ya siendo un hombre viejo le pregunta a Cristo: “¿Cómo puede hacerse esto? ¿Puede el hombre ya siendo viejo entrar en el vientre de su madre y nacer?” Cristo le dice: “De cierto, de cierto te digo, que el que no nazca del Agua y del Espíritu no puede entrar al Reino de Dios.”
El Reino de Dios, la Iglesia del Señor Jesucristo, es la Familia de la fe, es el Redil de las ovejas del Señor Jesucristo, donde Cristo llama y junta Sus ovejas, y Cristo es el Buen Pastor. Y todas esas ovejas con Cristo son la Familia de la fe.
Ahora, veamos aquí en Hebreos, capítulo 3 también, nos habla de esta Familia de la fe. Capítulo 3, verso 5 al 6 de Hebreos, dice San Pablo:
“Y Moisés a la verdad fue fiel en toda la casa de Dios, como siervo, para testimonio de lo que se iba a decir;
pero Cristo como hijo sobre su casa, la cual casa somos nosotros, si retenemos firme hasta el fin la confianza y el gloriarnos en la esperanza.”
Vean, esta Casa de Dios, sobre la cual Cristo ha sido colocado es la Iglesia del Señor Jesucristo compuesta por los creyentes en Cristo. Esta es la Casa de Dios, y por consiguiente esta es la Familia de la fe. En Efesios, capítulo 2 también San Pablo nos dice (capítulo 2, verso 17 al 22), dice:
“Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios.”
Esta Familia de Dios son ¿quiénes? Los creyentes en Cristo que componen la Iglesia del Señor Jesucristo y por consiguiente son la Familia de la fe, de la fe en Jesucristo nuestro Salvador. Estos son los miembros de la Familia de Dios: los descendientes de Dios.
“...edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo,
en quien todo el edificio, bien coordinado, va creciendo para ser un templo santo en el Señor.”
Esta Familia de la fe es un Templo Espiritual. Como individuos cada uno es un Templo Espiritual para Dios morar en él. Y como miembros de la Iglesia de Jesucristo son miembros, son parte del Templo Espiritual de Cristo como Iglesia del Señor Jesucristo; porque la Iglesia de Jesucristo es un Templo Espiritual, es una Casa Espiritual, es una Familia Espiritual Celestial, la Familia de Dios.
“... en quien todo el edificio (esta es la Iglesia), bien coordinado, va creciendo para ser un templo santo en el Señor;
en quien vosotros también sois juntamente edificados para morada de Dios en el Espíritu.”
Vean, es en la Familia de la fe, como individuos y como Iglesia de Jesucristo, que Dios mora en Espíritu Santo; porque por la fe en Cristo es que recibimos la promesa del Espíritu Santo, y la promesa del Espíritu Santo es el descanso, el reposo correspondiente al Nuevo Testamento, que El daría a los Creyentes en Cristo; y fue representado en el día sábado, día de descanso, en donde se descansaba el cuerpo físico.
Pero ahora en el descanso que Cristo ofrece, se descansa el alma, descansa el alma en Cristo, que es nuestro reposo, y Cristo en Espíritu Santo dentro de nosotros nos da reposo a nuestra alma, reposamos en nuestra alma, y ya pertenecemos por consiguiente a la Familia de la fe, la Familia que ha reposado de las cargas y de los trabajos del mundo y del pecado; y ahora en la Familia de la fe estamos reposando en Cristo nuestro Salvador, con el Espíritu de Cristo, que es nuestro Reposo, nuestro descanso, el cual nos da paz al alma.
Para el día de reposo físico estaba prohibido llevar cargas; y en el reposo espiritual, en el reposo espiritual, que es el Espíritu Santo en nosotros, está prohibido llevar cargas de pecado. ¿Ven?
Ahora, la carga Cristo dijo: “Venid a mí todos los trabajados y cargados y yo os haré descansar.” El toma nuestra carga. El dice: “Trae tu carga a mí y yo la tomaré.”
Y ahora, hemos dejado en las manos de Cristo nuestros pecados, y El los ha quitado con Su Sangre preciosa, los ha borrado; y ahora en este descanso espiritual, así como en el día de descanso físico estaba prohibido llevar cargas, ahora en el descanso espiritual se prohíbe, Cristo prohíbe llevar cargas de pecado.
Por lo tanto, estemos en el reposo de Cristo sin cargas de pecados, viviendo con la fe en Cristo nuestro Salvador, porque pertenecemos a la Familia de la fe, que es la Iglesia del Señor Jesucristo, esa es la Casa de Dios, la Familia de Dios, la Familia de la fe.
Cuando una persona recibe a Cristo como su Salvador, arrepentido de sus pecados, y lava sus pecados en la Sangre de Cristo, y es bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y Cristo lo bautiza con Su Espíritu Santo y Fuego, esa persona ha obtenido el nuevo nacimiento y ha nacido en la Familia de la fe, por medio del nuevo nacimiento; y así ha nacido del Agua y del Espíritu en el Reino de Dios, que es la Iglesia del Señor Jesucristo, la cual es la Familia de la fe.
Y ahora, podemos ver que cuando recibimos a Cristo como nuestro Salvador, lavamos nuestros pecados en Su Sangre, fuimos bautizados en Agua en Su Nombre y recibimos Su Espíritu Santo, obtuvimos el nuevo nacimiento, nacimos del Agua y del Espíritu, y nacimos por consiguiente en la Familia de la fe.
Ha sido para mí un privilegio grande estar con ustedes en esta ocasión, dándoles testimonio de: “LA FAMILIA DE LA FE.”
Perseveremos en la Familia de la fe, sirviendo a Cristo nuestro Salvador todos los días de nuestra vida, sabiendo que pertenecemos a la Familia de la fe, la cual es una Familia Celestial, nuestra ciudadanía está en los Cielos. Somos ciudadanos de la Familia de la fe, que es una Familia Celestial, que es la Familia de Dios, la descendencia de Dios, los hijos e hijas de Dios. Cada hijo es descendiente ¿de quién? De su padre. Por lo tanto, somos descendientes de Dios, como hijos e hijas de Dios, ¿dónde? En la Familia de la fe, que es la Familia de Dios, que es la Iglesia del Señor Jesucristo.
Que las bendiciones de Cristo, el Ángel del Pacto, nuestro Salvador, sean sobre todos ustedes y sobre mí también, y siga derramando Cristo Sus bendiciones sobre y en la Familia de la fe, sobre cada miembro de la Familia de la fe. En el Nombre del Señor Jesucristo. Y siga añadiendo a la Familia de la fe todos los demás hijos que faltan por nacer en la Familia de la fe. En el Nombre del Señor Jesucristo. Amén, amén.
Vamos a dejar nuevamente al Rvdo. Miguel Bermúdez Marín para finalizar nuestra parte en esta ocasión, y que Cristo siga añadiendo en esta congregación más hijos e hijas en la Familia de la fe y a la Familia de la fe.
Bueno, Dios les continúe bendiciendo a todos, ha sido para mí un privilegio grande estar con ustedes en esta ocasión. Este era el Mensaje, Miguel, el tema que te había dado para algún lugar, y miren, aquí vino este tema. No sé si Miguel lo apuntó para alguna ocasión. Así que vean, este tema que tenía hacía algunos días, vean, era para este lugar.
Que Dios les bendiga grandemente y les guarde, y nuevamente nuestro amigo y hermano Miguel Bermúdez Marín con nosotros.
Y fue un privilegio grande estar nuevamente en Iquitos, Perú. ¿Ya hacía cuánto tiempo no llegaba por acá? Cinco años hacía que no estaba acá con ustedes. Pero vean, volvimos a estar con ustedes, porque ustedes son la Familia de la fe, son parte de la Familia de la fe.
Bueno, que Dios les continúe bendiciendo a todos. Con nosotros nuestro amigo y hermano Miguel Bermúdez Marín.
“LA FAMILIA DE LA FE.”