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title: 'Escogidos para salvación'
date: 2003-01-17
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city: Cayey
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Muy buenas noches, amables amigos y hermanos presentes; es para mí una bendición grande estar con ustedes en esta noche, para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios y Su Programa correspondiente a este tiempo final. Para lo cual leemos en Segunda de Tesalonicenses, capítulo 2, verso 13 al 14 (verso 13 en adelante), dice:
“*Pero nosotros debemos dar siempre gracias a Dios respecto a vosotros, hermanos amados por el Señor, de que Dios os haya escogido desde el principio para salvación, mediante la santificación por el Espíritu y la fe en la verdad,*
*a lo cual os llamó mediante nuestro evangelio, para alcanzar la gloria de nuestro Señor Jesucristo.*
*Así que, hermanos, estad firmes, y retened la doctrina que habéis aprendido, sea por palabra, o por carta nuestra.*
*Y el mismo Jesucristo Señor nuestro, y Dios nuestro Padre, el cual nos amó y nos dio consolación eterna y buena esperanza por gracia,*
*conforte vuestros corazones, y os confirme en toda buena palabra y obra.”*
Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.
Nuestro tema es: **“ESCOGIDOS PARA SALVACIÓN.”**
San Pablo dice: *“De que Dios os haya escogido desde el principio para salvación, mediante la santificación por el Espíritu y la fe en la verdad.”* ¿Para qué? Para alcanzar... *“a lo cual os llamó mediante nuestro evangelio, para alcanzar la gloria de nuestro Señor Jesucristo.”* O sea, para ser a imagen y semejanza de Jesucristo nuestro Salvador. Para eso hemos sido escogidos por Dios desde antes de la fundación del mundo.
Ninguna persona es escogida para salvación cuando está aquí en la Tierra, sino que ha sido escogida la persona desde antes de la fundación del mundo; porque Dios por Su propia voluntad eligió a los que han de formar Su Cuerpo Místico de creyentes, que es Su Iglesia.
Y ahora, podemos ver que las personas han sido escogidas para salvación.
Y ahora, **¿quiénes serán los que creerán al Evangelio, y recibirán a Cristo como su Salvador?** Los escogidos para salvación. Dios sabía desde antes de la fundación del mundo quién iba a creer y quién no iba a creer.
También encontramos al Apóstol San Pablo hablándonos en su carta a los Romanos, acerca de la elección divina. Dice él en el capítulo 8, verso 28 en adelante (dice):
“*Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.*
*Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos.”*
Y ahora, los que antes conoció, antes de la fundación del mundo, los predestinó, ¿para qué? Para que fuesen hechos conforme a la imagen de Su Hijo, para que sean a imagen de Cristo, para que todos seamos a imagen y semejanza de nuestro amado Señor Jesucristo, para que todos seamos como Jesucristo nuestro Salvador, seamos hijos e hijas de Dios con cuerpos angelicales, que es la imagen de Dios, y cuerpos físicos glorificados, que es la semejanza física de Dios; y la semejanza física de Dios es el cuerpo físico de nuestro amado Señor Jesucristo; y la imagen de Dios es el cuerpo angelical del Señor Jesucristo, llamado el Ángel de Jehová en el Antiguo Testamento.
Por lo tanto, Jesucristo es la imagen del Dios viviente, y es también la semejanza física de Dios, porque Dios estaba en Jesucristo en toda Su plenitud. En Cristo Dios estando en toda Su plenitud, en Cristo estaba el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, todo en una persona llamada Señor Jesucristo. Por eso San Pedro dice que Dios ha hecho a Jesús: Señor y Cristo.
Por lo tanto, en Cristo está el misterio de Dios revelado al ser humano; y para todos los escogidos para salvación, el misterio de Dios en Cristo es revelado, porque Dios estaba en Cristo reconciliando consigo mismo al ser humano, al mundo, a todos aquellos escogidos para salvación.
Ninguna persona puede ser reconciliada con Dios, a menos que sea a través de nuestro amado Señor Jesucristo. Y ninguna persona puede ser limpia de todo pecado, a menos que sea por medio de la Sangre de Jesucristo; y para eso pues la persona tiene que creer en Cristo, recibirlo como su Salvador.
Y ahora, encontramos que por medio de Cristo es que el ser humano obtiene la salvación y Vida eterna. Todos los que han sido escogidos para salvación son reconciliados con Dios por medio de nuestro amado Señor Jesucristo, porque Dios estaba en Cristo, reconciliando consigo mismo al mundo, al ser humano, a todos los escogidos para salvación. Y en esta manifestación que Dios tuvo en Cristo, Dios mostró Su amor para con todos nosotros.
Dice en Romanos, capítulo 5, el Apóstol San Pablo, versos 8 en adelante:
“*Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.*
*Pues mucho más, estando ya justificados en su sangre, por él seremos salvos de la ira.*
*Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida.*
*Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en Dios por el Señor nuestro Jesucristo, por quien hemos recibido ahora la reconciliación.”*
Ahora, los escogidos para salvación son los que han sido reconciliados con Dios y han recibido a Cristo como su Salvador.
Ahora, **¿dónde estábamos nosotros antes de aparecer en este planeta Tierra?** Así como los árboles antes de aparecer en la tierra como árboles, ¿dónde estaban? En la semilla que nacería y se convertiría en un árbol.
**¿Y dónde estábamos nosotros antes de ser manifestados en la Tierra, en el tiempo que nos ha tocado vivir?** Estábamos en la semilla, que es Cristo nuestro Salvador. Cristo dijo en San Juan, capítulo 12, verso 24: “Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, él solo queda; pero si cae en tierra y muere, mucho fruto lleva.” Cristo es el grano de trigo, el Hijo de Dios.
Y ahora, así como todas las plantas de trigo vienen de una semilla, cada planta de trigo nace de una semilla; y luego esa planta de trigo lleva muchos granos de trigo; y Cristo se representa en el grano de trigo, el Hijo de Dios, que tenía que morir para llevar muchos granos de trigo, muchos hijos e hijas de Dios.
Y ahora, en la parábola del trigo y de la cizaña también Cristo dice que el trigo son los hijos del Reino, y esos son los hijos e hijas de Dios, esos son los escogidos para salvación.
Y ahora, **¿dónde estábamos nosotros antes de la fundación del mundo?** En Cristo, porque El es el grano de trigo que fue sembrado en Tierra, que murió para reproducirse en muchos granos de trigo, muchos hijos e hijas de Dios.
Vean, en Colosenses, capítulo 1, verso 12 en adelante, dice:
“*Con gozo dando gracias al Padre que nos hizo aptos para participar de la herencia de los santos en luz;*
*el cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo,*
*en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados.*
*El es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación.*
*Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él.*
*Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten;*
*y él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia, él que es el principio, el primogénito de entre los muertos, para que en todo tenga la preeminencia;*
*por cuanto agradó al Padre que en él habitase toda plenitud,*
*y por medio de él reconciliar consigo todas las cosas, así las que están en la tierra como las que están en los cielos, haciendo la paz mediante la sangre de su cruz.*
*Y a vosotros también, que erais en otro tiempo extraños y enemigos en vuestra mente, haciendo malas obras, ahora os ha reconciliado*
*en su cuerpo de carne, por medio de la muerte, para presentaros santos y sin mancha e irreprensibles delante de él.”*
Y ahora, nosotros estábamos en Cristo, así como Leví estaba en Abraham, cuando Abraham pagó los diezmos a Melquisedec. Y Leví, vean ustedes, estaba en Abraham; y todavía no había nacido Jacob y todavía no había nacido tampoco Isaac, y ya estaba Leví en los lomos de Abraham.
Y ahora, nosotros antes de nacer en esta Tierra estábamos en Cristo, aunque no estábamos en un cuerpo físico, pero estábamos en El, porque El es el grano de trigo, la simiente de Dios, que se reproduciría en muchos granos de trigo, en muchos hijos e hijas de Dios.
Y ahora, encontramos que ninguna persona puede decir: “Yo quiero ser un hijo de Dios.” Todo hijo e hija de Dios estaba en Cristo, estaba en Cristo desde antes de la fundación del mundo; como todo grano de trigo que nace en una planta de trigo, antes estaba en el grano de trigo que fue sembrado. Y así vemos en la naturaleza, en las cosas naturales, en los árboles y en los animales lo mismo; porque los hijos están ¿dónde? En el Padre.
Y ahora, encontramos que Cristo habría de traer a gloria y Vida eterna muchos hijos e hijas de Dios. Dice en Hebreos, capítulo 2, verso 10 en adelante, dice... vamos a ver, verso 9 en adelante, dice:
“*Pero vemos a aquel que fue hecho un poco menor que los ángeles, a Jesús, coronado de gloria y de honra, a causa del padecimiento de la muerte, para que por la gracia de Dios gustase la muerte por todos.*
*Porque convenía a aquel por cuya causa son todas las cosas, y por quien todas las cosas subsisten, que habiendo de llevar muchos hijos a la gloria, perfeccionase por aflicciones al autor de la salvación de ellos.”*
Y ahora, Cristo habrá de llevar muchos hijos a la gloria, El habrá de llevar muchos hijos a ser a imagen y semejanza suya, ser eternos, con cuerpos físicos glorificados, y espíritus teofánicos angelicales; todo eterno. El ha de llevar muchos hijos a la Vida eterna. Por lo tanto, sigue diciendo la Escritura:
“*Porque el que santifica y los que son santificados, de uno son todos; por lo cual no se avergüenza de llamarlos hermanos,*
*diciendo:*
*Anunciaré a mis hermanos tu nombre,*
*En medio de la congregación te alabaré.*
*Y otra vez: Yo confiaré en él.*
*Y de nuevo: He aquí, yo y los hijos que Dios me dio.*
*Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo,*
*y librar a todos los que por el temor de la muerte estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre.”*
Y ahora, encontramos que todo hijo e hija de Dios estaba en Cristo, y por consiguiente es manifestado en esta Tierra para un propósito divino, el cual es el principal propósito, porque esa persona ha sido escogida para salvación.
Por lo tanto, el propósito principal de nuestra existencia en la Tierra es recibir salvación y Vida eterna. Por eso Cristo dice: “Buscad primeramente el Reino de Dios y Su justicia.” Estamos aquí en la Tierra para recibir a Cristo como nuestro Salvador, lavar nuestros pecados en Su Sangre, ser bautizados en agua en Su Nombre, y recibir Su Espíritu Santo, y así obtener el nuevo nacimiento, y así nacer en el Reino de Cristo, nacer en la Iglesia del Señor Jesucristo, que es el Reino de Cristo en la etapa espiritual, en el cual hemos sido colocados.
El nos ha libertado del reino de las tinieblas, El nos ha libertado como libertó al pueblo hebreo del imperio egipcio, y del faraón egipcio, y los llevó a la Tierra prometida.
Ahora, en el Nuevo Testamento Cristo ha libertado por medio de Su muerte, sepultura, y resurrección, ha libertado a todos los hijos e hijas de Dios, que son los escogidos para salvación.
El nos ha sacado del reino de las tinieblas, del reino del maligno, del reino de Satanás, el diablo, el cual es llamado también Lucero. De ese reino de las tinieblas Cristo nos libertó, como libertó Dios al pueblo hebreo del reino del faraón.
Y ahora, Cristo nos ha colocado en Su Reino.
Y ahora, el Reino de Cristo está en una etapa espiritual. Por eso es que recibimos el nuevo nacimiento y entramos al Reino de Cristo. Cristo enseñó a Nicodemo: “El que no nazca del agua y del Espíritu no puede entrar al Reino de Dios.” Se requiere nacer de nuevo para poder ver y entrar al Reino de Dios, nacer del agua y del Espíritu.
Por lo tanto, toda persona necesita recibir a Cristo para poder recibir el bautismo en agua en Su Nombre, y recibir el Espíritu Santo y obtener el nuevo nacimiento; y así ser colocados en el Reino de Cristo, nacer en el Reino de Cristo. Toda persona al nacer en este planeta Tierra, nace en el reino de las tinieblas; porque con la caída del ser humano en el Huerto del Edén, toda la Tierra con la raza humana cayó en el reino de las tinieblas, fue tomado por el reino de las tinieblas, y por consiguiente el príncipe de este mundo, dice Cristo que es el diablo, el cual le ofreció a Cristo los reinos de este mundo.
Por lo tanto, toda persona que nace por medio de la unión de un hombre y de una mujer, nace en el Reino de las tinieblas, y necesita ser libertado; como el pueblo hebreo y todo hebreo allá en Egipto necesitaba ser libertado del imperio del faraón, y ser llevado a la tierra prometida, en donde el Reino de Dios estaría establecido.
Ahora, encontramos que toda persona al nacer en esta Tierra recibe un espíritu del mundo en la permisiva voluntad de Dios, y recibe un cuerpo físico, mortal, corruptible y temporal, un cuerpo de este mundo terrenal. Y por eso el ser humano es inclinado al mal, por causa del espíritu del mundo que recibe.
Pero Cristo ha dicho que es necesario nacer de nuevo para entrar al Reino de Dios. Por lo tanto, no se entra al Reino de Dios porque la persona sea buena, sino que se entra al Reino de Dios por medio del nuevo nacimiento.
Y ahora, encontramos que ya Dios desde antes de la fundación del mundo sabía quiénes recibirían a Cristo como su Salvador.
Ahora, para Dios no fue una sorpresa que el pueblo hebreo rechazara a Cristo y pidiera la muerte de Cristo en la Cruz, ya Dios había pre-ordenado la muerte de Cristo, y lo había hecho, lo había pre-ordenado desde antes de la fundación del mundo. Dice en Primera de Pedro, capítulo 1, verso 18 en adelante:
“*Sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata,*
*sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación,*
*ya destinado desde antes de la fundación del mundo...”*
**¿Desde cuándo Cristo fue destinado para morir y limpiárnos con Su Sangre preciosa y rescatarnos del reino de las tinieblas?** Fue destinado desde antes de la fundación del mundo.
“*...pero manifestado en los postreros tiempos por amor de vosotros,*
*y mediante el cual creéis en Dios, quien le resucitó de los muertos y le ha dado gloria, para que vuestra fe y esperanza sean en Dios.”*
Y ahora, Cristo fue destinado desde antes de la fundación del mundo para morir, derramar Su Sangre y limpiarnos de todo pecado, y rescatarnos así. Y si fue pre-ordenado, destinado, desde antes de la fundación del mundo, también fueron destinados desde antes de la fundación del mundo aquellas personas que serían limpias con la Sangre de Cristo. O sea, que Dios destinó a Cristo como el Cordero de Dios para limpiarnos con Su Sangre preciosa al morir en la Cruz del Calvario. Eso ya Dios lo destinó desde antes de la fundación del mundo.
Y encontramos que si El destinó a Cristo para morir, y derramar Su Sangre y con Su Sangre limpiarnos de todo pecado, también estaban destinados aquellos por los cuales El moriría en la Cruz del Calvario. Dice la Escritura, el mismo Cristo hablando en San Lucas, capítulo 19, verso 9 al 10:
“*Jesús le dijo: Hoy ha venido la salvación a esta casa; por cuanto él también es hijo de Abraham.*
*Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido.”*
Por lo tanto, antes del ser humano perderse, antes de los escogidos para salvación perderse, estaban en Dios, no estaban perdidos. Pero con la caída del ser humano se perdieron todos los hijos de Dios.
Pero ahora, vean ustedes, de todos modos teníamos que venir a esta Tierra, y al llegar nos encontramos perdidos y nos encontramos en el reino de las tinieblas; y el Hijo del Hombre, Cristo, vino a buscar y a salvar lo que se había perdido, o sea, las ovejas del Padre, las cuales el Padre le dio a Cristo para que las busque y las salve y les dé Vida eterna.
Por eso en San Juan, capítulo 10, Cristo habla de la siguiente manera, dice, capítulo 10, verso 14 en adelante, dice:
“*Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas, y las mías me conocen,*
*así como el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; y pongo mi vida por las ovejas.*
*También tengo otras ovejas que no son de este redil* (o sea, que no son del pueblo hebreo)*; aquéllas también debo traer, y oirán mi voz; y habrá un rebaño, y un pastor.”*
El Rebaño es la Iglesia del Señor Jesucristo y el Pastor es Cristo. Y Cristo en Espíritu Santo en medio de Su Iglesia es el Pastor de Su Iglesia, El es el Pastor de todas las ovejas que el Padre le dio para que les dé salvación y Vida eterna.
“*Por eso me ama el Padre, porque yo pongo mi vida, para volverla a tomar.*
*Nadie me la quita, sino que yo de mí mismo la pongo. Tengo poder para ponerla, y tengo poder para volverla a tomar. Este mandamiento recibí de mi Padre.”*
Y ahora, pasamos al mismo capítulo 10, verso 27 en adelante, dice:
“*Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen,*
*y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano.*
*Mi Padre que me las dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre.*
*Yo y el Padre uno somos.”*
Y ahora, las ovejas de Cristo, el Buen Pastor, son las ovejas del Padre, que le han sido dadas para que Cristo les dé Vida eterna. Por eso Cristo, el Buen Pastor, vino a la Tierra: para morir por todas las ovejas que el Padre le dio, para que les dé Vida eterna; estaban perdidas, pero Cristo vino a buscar y a salvar esas ovejas que se habían perdido. En el capítulo 17, verso 1 en adelante, dice:
“*Estas cosas habló Jesús, y levantando los ojos al cielo, dijo: Padre, la hora ha llegado; glorifica a tu Hijo, para que también tu Hijo te glorifique a ti;*
*como le has dado potestad sobre toda carne, para que dé vida eterna a todos los que le diste.”*
Veamos: *“Como le has dado potestad sobre toda carne, para que dé vida eterna a todos los que le diste.”* A todos los que el Padre le dio para que les dé Vida eterna, Cristo les da Vida eterna.
“*Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado.*
*Yo te he glorificado en la tierra; he acabado la obra que me diste que hiciese.*
*Ahora pues, Padre, glorifícame tú para contigo, con aquella gloria que tuve contigo antes que el mundo fuese.*
*He manifestado tu nombre a los hombres que del mundo me diste; tuyos eran* (¿de quién eran? De Dios)*... tuyos eran, y me los diste, y han guardado tu palabra.”*
Todos los hijos de Dios, que son las ovejas del Padre, han sido dadas a Cristo para que las busque y les dé Vida eterna. Ninguna persona puede recibir Vida eterna, a menos que sea a través de nuestro amado Señor Jesucristo; porque Dios le ha dado potestad a Cristo, para dar Vida eterna a todos aquellos que el Padre le ha dado, para que les dé Vida eterna, para que así sean reconciliados por Dios a través de Jesucristo nuestro Salvador, y sean restaurados a Dios, y por consiguiente, a la Vida eterna. Estas personas son los escogidos para salvación. Por eso la Biblia nos habla tanto de los escogidos de Dios. Por ejemplo, en el Evangelio según San Mateo, Cristo dice que son muchos los llamados pero pocos los escogidos.
También en San Mateo, capítulo 24, verso 31, dice:
“*Y enviará sus ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán a sus escogidos, de los cuatro vientos, desde un extremo del cielo hasta el otro.”*
Hay escogidos entre los gentiles, que son las personas que reciben a Cristo como su Salvador, lavan sus pecados en la Sangre de Cristo y son bautizados en agua en Su Nombre, y Cristo los bautiza con Espíritu Santo y Fuego, y así obtienen el nuevo nacimiento, nacen en el Reino de Cristo como hijos e hijas de Dios; y esas personas reciben Vida eterna, son restaurados a la Vida eterna, y son restaurados a Dios, son reconciliados con Dios, y están en paz con Dios.
Ahora, hay escogidos entre los gentiles y hay escogidos entre los hebreos, que forman la Iglesia del Señor Jesucristo; y también hay escogidos del pueblo hebreo que no forman la Iglesia de Jesucristo, y que serán llamados en este tiempo final, y que son el grupo de Apocalipsis, capítulo 7, que son llamados por el Ángel que viene por el Sello del Dios vivo, o sea, el Ángel que viene con el Espíritu Santo, porque el Espíritu Santo es el Sello del Dios vivo; son llamados bajo el ministerio de los Dos Olivos, que son los ministerios de Moisés y Elías.
Esos escogidos que serán llamados son ciento cuarenta y cuatro mil hebreos, doce mil de cada tribu, conforme a Apocalipsis, capítulo 7; y en Apocalipsis, capítulo 14, verso 1 en adelante, aparecen ya llamados, juntados y sellados en sus frentes, y con el Nombre del Padre, y el Nombre del Cordero escrito en sus frentes. Esos son los escogidos del pueblo hebreo de este tiempo final, que serán llamados y juntados por medio del ministerio de los Ángeles del Hijo del Hombre, que son los ministerios de Moisés y Elías, que estarán en el Ángel que viene con el Sello del Dios vivo en Apocalipsis, capítulo 7, verso 2 en adelante.
Ahora, hemos visto los escogidos para salvación, que son los miembros de la Iglesia de Jesucristo, y también hemos visto los escogidos del pueblo hebreo como nación, que son ciento cuarenta y cuatro mil hebreos, doce mil de cada tribu, que serán llamados y juntados en este tiempo final.
Ahora, antes de ser llamado el grupo de ciento cuarenta y cuatro mil hebreos, tiene que completarse la Iglesia del Señor Jesucristo, tienen que ser llamados y juntados hasta los últimos escogidos de Dios del Cuerpo Místico de Cristo. Esos son los escogidos para salvación, esos son los hijos e hijas de Dios. Los ciento cuarenta y cuatro mil hebreos son siervos de Dios, porque el pueblo hebreo como nación es el pueblo de los siervos de Dios. La Iglesia del Señor Jesucristo es el Israel Celestial, compuesta por los hijos e hijas de Dios. Por eso el Israel Celestial, que es la Iglesia de Jesucristo, es mayor que el Israel terrenal; el Israel terrenal es el pueblo de los siervos, y el Israel Celestial es el pueblo de los hijos e hijas de Dios.
**¿Y qué es mayor para Dios, un hijo o un siervo?** Un hijo es mayor. Por eso Juan el Bautista, siendo de los siervos de Dios, del pueblo de los siervos, y estando bajo la Dispensación de la Ley, Cristo dijo que de los nacidos de mujer no hubo ninguno mayor que Juan el Bautista, y dijo: “Pero el más pequeño del Reino de los Cielos es mayor que Juan, es mayor que él.”
¿Y cómo una persona sencilla que ni siquiera sea un Profeta, que sea un hermano o una hermana, cómo va a ser mayor que Juan el Bautista, cómo va a ser mayor que un Profeta como Juan el Bautista, que fue el precursor de la Primera Venida de Cristo? En la misma forma que Eliezer, el siervo principal, el mayordomo de Abraham, era un siervo de Abraham, un hijo de esclavo nacido en la casa de Abraham, y era el mayordomo de Abraham, era la persona al cual Abraham le había encargado la administración.
Y Abraham luego que llegó a una edad de anciano, dijo a Dios: “¿Qué me darás? ¿Qué me vas a dar? Porque ya estoy anciano y no tengo hijos, no me has dado prole, y me va a heredar, va a ser mi heredero este Eliezer, mayordomo de mi casa, nacido en mi casa.” Dios le dijo: “No te va heredar éste, no te va a heredar un siervo nacido en tu casa, te va a heredar un hijo tuyo nacido de tus entrañas.” Y Abraham ahí se puso muy contento. No puede heredar el siervo, sino que el que tiene que heredar es el hijo.
Y ahora, el siervo de Abraham, Eliezer, era el mayordomo de la casa, era la persona más importante que Abraham tenía allí; pero cuando nació Isaac, ese niñito tan pequeño llorando, que ni sabía leer ni escribir, ni sabía hablar, para Abraham era mayor que Eliezer. ¿Por qué? Porque Eliezer era un siervo de Abraham, nacido en la casa de Abraham, pero Isaac era un hijo de Abraham, nacido a través de su esposa Sara; y así para Dios los hijos Suyos son mayores que Sus siervos, los hijos e hijas de Dios, que son los creyentes en Cristo nacidos de nuevo, los escogidos para salvación son mayores que los siervos de Dios del pueblo hebreo.
Ahora, del pueblo hebreo también Dios ha tenido hijos de edad en edad, los cuales han recibido a Cristo como su Salvador. Esos ya no son siervos sino hijos e hijas de Dios, aunque nacieron en medio de los siervos de Dios, del pueblo de los siervos de Dios.
Y los hijos e hijas de Dios de entre los gentiles, pues nacieron físicamente en medio de los esclavos del reino de las tinieblas; pero Cristo nos ha libertado, nos ha sacado del reino de las tinieblas y nos ha colocado en Su Reino, que es el Reino de Dios, y que está en forma espiritual en la forma de la Iglesia del Señor Jesucristo, en donde recibimos un cuerpo angelical teofánico primero; y luego cuando se complete el número de la Iglesia de Jesucristo, entonces Cristo se levantará del Trono del Padre, resucitará a los muertos creyentes en El, y nos transformará a nosotros los que vivimos, y nos dará así un cuerpo nuevo, eterno, inmortal, incorruptible y glorificado, como Su cuerpo glorificado; y entonces todos seremos iguales a nuestro amado Señor Jesucristo, a Su imagen y a Su semejanza.
Ahora, cada persona al nacer en la Tierra, encontramos - y también toda persona que es un hijo o una hija de Dios - al nacer en la Tierra encontramos que su nombre está escrito en el libro de la Vida. En ese libro está recogido todo el récord, o se recoge todo el récord de la vida de la persona.
Los Ángeles de Dios siendo los que trabajan con Dios en Su Reino, y siendo los que están a cargo de las oficinas celestiales, se encargan de recoger todas las cosas que hablen o hagan los seres humanos aquí en la Tierra, que llevan un récord de todo lo que todo ser humano hace en la Tierra; y queda escrito en el Cielo todo lo que la persona ha hecho, y aun lo que las personas han pensado, porque los pensamientos de los seres humanos hablan más fuerte en el Cielo, y se oyen más fuerte en el Cielo que las Palabras de los seres humanos.
Y por cuanto Dios juzga el corazón, vean ustedes, El sabe lo que cada persona piensa en su corazón. Por eso dice la Escritura que sobre toda cosa guardada, dice: “Guarda tu corazón, porque de él mana la vida.” También Cristo dice que del corazón salen los buenos y los malos pensamientos. Por lo tanto, lo bueno o lo malo sale ¿de dónde? Del corazón del ser humano.
Y ahora, encontramos que en el Libro de la Vida, están los nombres de las personas que nacen en la Tierra, y el récord de la vida de esas personas es colocado ahí junto al nombre de la persona.
**¿Y cómo una persona puede hacer para que sea borrado todo su récord de su vida de pecado?** Solamente que reciba el perdón de sus pecados, y para eso tiene que recibir a Cristo como su Salvador, no hay otra forma. Y así cuando recibe a Cristo como su Salvador, la persona obtiene su perdón, porque se ha arrepentido de sus pecados, no de los pecados de Adán y Eva, sino que cada persona se arrepiente de su propio pecado; y entonces la persona es lavada con la Sangre de Cristo, son borrados sus pecados, queda sellado ahí, perdonado.
Con la Sangre de Cristo queda escrito: “PERDONADO,” ha sido perdonada la persona, y la persona ha sido bautizada en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y la persona ha sido llena del Espíritu de Dios, Cristo lo ha bautizado con Espíritu Santo y fuego, y todo ese récord de la persona ha sido tomado y echado en el mar del olvido por Dios.
Así como en el Antiguo Testamento el macho cabrío de la expiación tipifica a Cristo, y el otro macho cabrío que no era sacrificado, pero que se confesaban sobre él, el sumo sacerdote colocaba las manos sobre este macho cabrío, sobre la cabeza del macho cabrío, confesaba los pecados del pueblo, y sus pecados, y lo enviaban lejos, y los pecados del pueblo eran llevados lejos del pueblo.
Por lo tanto, ya no eran recordados por Dios, y eso era bajo la sangre de un macho cabrio, que los pecados eran cubiertos, y luego eran llevados lejos por el otro macho cabrío. Ambos representan a Cristo: El macho cabrío de la expiación sacrificado, representa a Cristo en Su cuerpo físico siendo crucificado y muriendo por todos nosotros, llevando nuestros pecados; y por esa causa fue que Cristo murió: porque nuestros pecados El los tomó; y la paga del pecado es muerte.
Luego Cristo en Espíritu, en cuerpo espiritual, que es el cuerpo angelical, llamado en el Antiguo Testamento el Ángel de Jehová, en ese cuerpo Cristo bajó al infierno y predicó a las almas o espíritus encarcelados que habían sido desobedientes en el tiempo de Noé; y luego salió del infierno, tomó las llaves del infierno y de la muerte, que el diablo tenía, se las quitó y pasó al Paraíso, donde estaban Abraham, Isaac, y Jacob, y todos los santos del Antiguo Testamento, y luego de ahí salió con ellos el domingo en la mañana, bien temprano en la mañana, resucitó con todos ellos, y apareció luego gradualmente a Sus discípulos.
Ahora, Cristo cuando fue al infierno, ése era el macho cabrío que no había sido sacrificado, porque Cristo fue sacrificado solamente en Su cuerpo de carne; pero en Su cuerpo espiritual, llamado el Ángel de Jehová, no fue sacrificado; el cuerpo angelical de Cristo no murió, lo que murió fue el cuerpo de carne. En el cuerpo angelical Cristo fue y predicó a los espíritus encarcelados que fueron desobedientes en el tiempo de Noé.
Ahora, Cristo luego, vean, Cristo murió como pecador, no porque tenía pecados El de Sí mismo, sino por nuestros pecados que estaban en El, El los tomó; y luego El fue al infierno como pecador, porque El llevó nuestros pecados. Pero luego cuando resucitó, resucitó justificado, como si nunca hubiese tenido ningún pecado, porque dejó en el infierno nuestros pecados, se los dejó ¿a dónde? Al originador, que es el diablo. El los retornó al dueño original del pecado, que es el diablo. Por eso Cristo es nuestro Redentor, y El ha remitido nuestros pecados.
Por lo tanto, sin Cristo ninguna persona puede obtener el perdón de sus pecados; ya El murió por nosotros e hizo la Obra de Redención, y ya El en la Cruz del Calvario perdonó nuestros pecados. Pero ese perdón no es efectivo para la persona, a menos que lo reciba. Si no recibe a Cristo no recibe el perdón, porque El es el que perdona todas nuestras iniquidades.
Es como si alguna compañía o algún gobierno hace un cheque en favor de usted, ese cheque no es efectivo para usted, hasta que usted lo reciba; aunque está ya hecho, pero usted tiene que recibirlo, y entonces se hace real para usted y usted puede usarlo.
Ahora, así es la salvación a través de Cristo; ya El la realizó en la Cruz del Calvario con Su muerte, pero cuando la persona lo recibe (a Cristo) está recibiendo la Salvación y Vida eterna, y así los pecados de la persona quedan eliminados, lavados con la Sangre de Cristo, quedan desintegrados.
Ahora, hemos visto que cuando eso sucede ¿qué ha sucedido? Todos los pecados que estaban escritos en el Libro de la Vida, estaban escritos los pecados de la persona, bajo el nombre de la persona, pues está en el libro de la Vida (la persona) con el nombre que recibe aquí en la Tierra.
Ahora, cuando la persona ha recibido a Cristo como su Salvador, ha lavado sus pecados en la Sangre de Cristo, ha sido bautizado en agua en Su Nombre y ha recibido el Espíritu Santo, la persona ha nacido de nuevo. El Libro de la Vida contiene el Nombre del nacimiento natural que la persona obtuvo a través de sus padres terrenales.
Pero ahora, al nacer de nuevo, esa persona ha pasado de muerte a vida, y esa persona ha pasado de esta creación terrenal a una creación celestial. La persona, ahora, al obtener el nuevo nacimiento, ya no tiene nada que ver con esa sección del Libro de la Vida, donde está el nombre de la persona que recibió cuando nació en esta Tierra; ahora ya esa hoja de vida, de la vida terrenal, bajo el nacimiento natural, ya es eliminada, es echada en el mar del olvido, por Dios; y ahora le comienza a contar a la persona en el Libro de la Vida del Cordero; en la sección del Libro de la Vida del Cordero, ahora lleva Dios su récord, es una nueva criatura, pertenece a una Nueva Creación.
En la sección del Libro de la Vida del Cordero están escritos todos los nombres de todos los escogidos de Dios para salvación; en esa sección del Libro de la Vida, llamada esa sección el Libro de la Vida del Cordero, están escritos todos los que recibirían a Cristo como su Salvador. En esa sección llamada el Libro de la Vida del Cordero están escritos los nombres de todos los escogidos de Dios, desde antes de la fundación del mundo. En esa sección es que están ustedes y estoy yo.
Tenemos que estar conscientes de esta realidad bíblica, para saber que hemos sido escogidos para salvación, ¿desde cuándo? Desde antes de la fundación del mundo, pues estábamos en Dios y de Dios pasamos a Cristo nuestro Salvador; y es Cristo el que nos restaura a la Vida eterna, porque hemos venido de Dios.
Y ahora, hemos sido escogidos para salvación, saber que hemos sido escogidos para salvación es realmente una bendición grande que nos llena de seguridad, nos llena de conocimiento divino, y nos da a conocer que no estamos aquí por mera casualidad, estamos aquí porque hemos sido escogidos para salvación, por eso hemos sido llamados y juntados en el Cuerpo Místico de Cristo, que es la Iglesia del Señor Jesucristo.
Por eso hemos escuchado la predicación del Evangelio de la Gracia, hemos recibido a Cristo como nuestro Salvador, hemos lavado nuestros pecados en Su Sangre, arrepentidos de nuestros pecados, hemos sido bautizados en agua en Su Nombre, y Cristo nos ha bautizado con Espíritu Santo y Fuego, y ha producido Cristo en nosotros el nuevo nacimiento, hemos nacido de nuevo, hemos nacido en el Reino de Cristo.
Hemos obtenido ese nuevo nacimiento, del cual le habló Cristo a Nicodemo, en el capítulo 3, verso 1 al 6, y por consiguiente somos una nueva criatura, pertenecientes a esta Nueva Creación que Cristo está realizando, una Nueva Raza con Vida eterna, de la cual Cristo es el primero. El es la cabeza de esa Nueva Creación, El es el principio de la creación de Dios, de esta Nueva Creación, y El es el Segundo Adán.
El primer Adán, vean, ha traído una creación mortal, corruptible, temporal, porque Adán y Eva pecaron allá en el Huerto del Edén. Pero ahora el Segundo Adán está trayendo a existencia, a creación, una Nueva Raza con Vida eterna.
Muchas personas al escuchar la predicación del Evangelio y al escuchar el llamamiento que se hace para que reciban a Cristo como su Salvador, han pensado algunos que están pidiéndoles a ellos que se metan a alguna religión o a alguna secta religiosa. Pero no es así, es que reciban a Cristo para que obtengan el nuevo nacimiento y vengan a formar parte de una Nueva Raza con Vida eterna, es para que entren a la Nueva Raza con Vida eterna, que Dios por medio de Cristo está creando.
El está creando una Nueva Raza con Vida eterna, y así como Cristo es el primero de esa Nueva Raza, El antes de tener el cuerpo físico, tenía Su cuerpo angelical teofánico, llamado en el Antiguo Testamento el Ángel de Jehová. Por eso El podía decir: “Abraham, vuestro padre, deseó ver mi día, lo vio y se gozó.” Le dijeron los judíos: “No tienes aun cincuenta años, ¿y dices que has visto a Abraham?” Cristo dice: “Antes que Abraham fuese, Yo Soy.” Eso está en San Juan, capítulo 8, verso 56 al 58.
**¿Cómo era Cristo antes de Abraham?** Cristo era el Ángel de Jehová, el Ángel del Pacto. Ese cuerpo teofánico que aparecía en la forma de un hombre en el Antiguo Testamento era Cristo en Su cuerpo teofánico, Su cuerpo angelical. Luego obtuvo un cuerpo físico creado por Dios en el vientre de María. En el vientre de María, Dios por medio de Su Espíritu Santo, creó una célula de vida, la cual se multiplicó célula sobre célula, y así fue creado, formado, el cuerpo de Jesús.
Jesús en Su cuerpo físico es el único Hijo de Dios engendrado, los demás no son engendrados a través de una mujer, para ser hijos de Dios, sino que es por medio del nuevo nacimiento que obtenemos ese nacimiento como hijos e hijas de Dios.
Pero ahora, el único Hijo de Dios engendrado en una mujer virgen es Jesucristo. El es el unigénito Hijo de Dios, el único.
Ahora, encontramos que así como Cristo tenía primero un cuerpo angelical y después obtuvo el cuerpo físico, cada hijo e hija de Dios de esta Nueva Raza, de esta Nueva Creación, primero obtienen, por medio del nuevo nacimiento, un cuerpo angelical teofánico de la sexta dimensión. Por eso la Escritura dice que el Ángel de Jehová acampa en derredor de los que le temen y los defiende. Cada hijo e hija de Dios tiene su Ángel, que es su cuerpo angelical teofánico.
Los Ángeles de estos pequeñitos, representados los pequeñitos, los hijos de Dios en los niños de aquel tiempo, de los cuales Jesús habló y tomó como tipos y figuras, de los cuales dice: “Los Ángeles de estos pequeñitos ven el rostro de mi padre cada día.” El Ángel siempre es el cuerpo angelical, el cuerpo espiritual, llamado el espíritu de la persona.
Y ahora, obtenemos un cuerpo angelical teofánico, un espíritu angelical teofánico, al recibir el bautismo del Espíritu Santo, y así somos nacidos en el Reino de Cristo; y así ya tenemos esa primera etapa en la creación de esta Nueva Raza de hijos e hijas de Dios con Vida eterna. Y eso no es otra cosa, sino Cristo, el grano de trigo que fue sembrado en tierra, reproduciéndose en la planta de trigo, reproduciéndose en hijos e hijas de Dios, reproduciéndose en muchos granos de trigo.
La planta de trigo es la Iglesia del Señor Jesucristo, los granos de trigo son los miembros de la Iglesia de Jesucristo, que son los creyentes en Cristo nacidos de nuevo; y esos son los escogidos para salvación; esos son los escogidos de Dios que serían a imagen y semejanza de Dios; y esto es a imagen y semejanza de Jesucristo nuestro Salvador.
Al recibir el bautismo del Espíritu Santo hemos recibido la imagen de Dios, hemos recibido la imagen de Dios, hemos recibido el cuerpo angelical teofánico. Y cuando seamos transformados y los muertos en Cristo sean resucitados en cuerpos glorificados, entonces habremos recibido la semejanza física de Dios, que es el cuerpo físico glorificado de Jesucristo, habremos recibido un cuerpo físico glorificado, igual al cuerpo físico glorificado de Jesucristo nuestro Salvador; y entonces seremos todos jovencitos, representando físicamente de 18 a 21 años de edad; y eso para toda la eternidad.
Nunca nos pondremos viejos, nunca nos enfermaremos, nunca estaremos débiles, nunca tendremos los problemas que tenemos en este cuerpo físico, mortal, corruptible y temporal. Cuando seamos transformados entonces estaremos plenamente a la imagen y semejanza de Jesucristo nuestro Salvador, y así estaremos restaurados totalmente a la imagen y semejanza de Dios, y eso será la Adopción de los hijos e hijas de Dios, la Redención del cuerpo, que es nuestra transformación.
La Redención espiritual la hemos recibido, hemos obtenido la parte espiritual, y nos falta la parte física.
**¿Quiénes serán los que serán transformados en este tiempo final?** Nosotros. ¿Por qué? Porque hemos sido escogidos para salvación, y ya tenemos la primera parte. Solamente serán transformados aquellos que habrán recibido a Cristo como su Salvador, habrán lavado sus pecados en la Sangre de Cristo arrepentidos de sus pecados, habrán sido bautizados en Su Nombre, y habrán recibido el Espíritu Santo, y por consiguiente habrán recibido el nuevo nacimiento.
Los que serán transformados serán los que habrán nacido de nuevo del agua y del Espíritu, y esos son los miembros de la Iglesia del Señor Jesucristo, los que ya han partido y los quedamos vivos en la Tierra. Por eso es tan importante recibir a Cristo como nuestro Salvador, lavar nuestros pecados en Su Sangre, arrepentidos de nuestros pecados, y ser bautizados en agua en Su Nombre, para recibir el bautismo del Espíritu Santo, y así obtener el nuevo nacimiento y entrar al Reino de Dios, que es la Iglesia del Señor Jesucristo; porque el Reino de Dios está en la forma espiritual, en la forma de la Iglesia del Señor Jesucristo.
Y ahora, hemos visto quiénes son los escogidos para salvación: son los miembros de la Iglesia del Señor Jesucristo, escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, desde antes de la fundación del mundo.
Todos los que están escritos en la sección del Libro de la Vida no resucitarán en este tiempo final, cuando Cristo resucite a los creyentes en El; pero los que están en la sección del Libro de la Vida del Cordero, si han muerto físicamente serán resucitados en cuerpos glorificados, y los que estamos vivos seremos transformados, porque esos son los escogidos para salvación, los escogidos para ser a imagen y semejanza de Jesucristo nuestro Salvador.
Por lo tanto, esto ya fue destinado por Dios desde antes de la fundación del mundo. Cristo dijo: “Tuyos eran y me los diste.” Esas son las ovejas que el Padre le dio. Somos los atributos del pensamiento divino. En los primeros que Dios pensó son en los escogidos para salvación, son los Primogénitos de Dios escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero. Esas personas escritas en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, no se pueden perder; más bien con la caída del ser humano se perdieron y Cristo vino a buscar y a salvar lo que se había perdido; porque esos son los escogidos de Dios para salvación y Vida eterna, para vivir eternamente con Dios en Su Reino. Y esos son la descendencia de Dios, los hijos e hijas de Dios, son parte de Dios.
Por lo tanto, ustedes son hijos e hijas de Dios, descendientes de Dios para salvación y Vida eterna, y yo también. Estamos aquí con y por un propósito divino, para obtener salvación y Vida eterna, para ser reconciliados con Dios. Estamos aquí para recibir a Cristo como nuestro Salvador, lavar nuestros pecados en Su Sangre, ser bautizados en agua en Su Nombre y recibir Su Espíritu Santo y obtener el nuevo nacimiento y así nacer en el Reino de Dios, que es la Iglesia del Señor Jesucristo, y así estar salvos en el Reino de Cristo nuestro Salvador, y saber que vamos a vivir con Cristo por toda la eternidad.
No nos podemos perder. Por eso El murió por nosotros, porque Dios no puede perder ninguna de sus ovejas, nadie las puede arrebatar de Su mano, y Cristo las recibió de parte del Padre para que les dé Vida eterna, y nadie las puede arrebatar de la mano de Cristo. No se pueden perder los escogidos para salvación. Hemos sido ordenados para vivir eternamente con Cristo en Su Reino. Eso nos da tranquilidad, nos da paz, nos da seguridad; y eso aumenta nuestro amor por nuestro amado Señor Jesucristo, y nuestro agradecimiento a El, el cual vino para buscar y salvar lo que se había perdido, vino para buscarnos, salvarnos y colocarnos así en el Reino de Dios, reconciliarnos con Dios.
Y ahora, saber que somos los escogidos para salvación, eso nos llena de gozo *acá* en nuestra alma, nos llena de paz y de seguridad, y de agradecimiento a Dios por Jesucristo nuestro Salvador.
Y podemos decir con Palabras de agradecimiento a Dios: Somos los escogidos para salvación. Y eso lo puede decir todo creyente en Cristo nacido de nuevo, no solamente nosotros aquí, cada uno de los creyentes en Cristo nacidos de nuevo, en el país donde se encuentre.
Así que para los escogidos para salvación, hemos visto que Dios tiene un Programa, es el Programa que está llevando a cabo en Su Iglesia, los coloca en Su Iglesia, que es el Redil de las ovejas de Dios, de los escogidos de Dios.
Y ahora, le damos gracias a Dios por Jesucristo, el cual nos escogió para salvación. “No es del que quiere ni del que corre, sino de Dios que tiene Misericordia”, fue El el que nos escogió. Cristo dijo: “No me escogisteis vosotros a mí, yo os escogí a vosotros.”
Por lo tanto, es Cristo el que llama Sus ovejas. “Mis ovejas oyen mi Voz y me siguen.” ¿Ven? Porque reconocen *acá* en sus almas que le pertenecen a Cristo, que son escogidos para salvación. Es El el que nos escogió para salvación; por lo cual le damos gracias a Dios por Jesucristo, a través del cual El nos escogió y nos llamó para salvación y Vida eterna.
Por lo tanto, adelante siempre sabiendo que hemos sido escogidos para salvación. No se desanimen nunca en su trayectoria cristiana, sigan adelante siempre, no importa los problemas que tengan o que puedan tener en su vida en el futuro.
Hemos sido escogidos para salvación. Cuando tengan problemas recuerden que en la Biblia nos habla de muchas personas de Dios que también tuvieron problemas. Por lo tanto, vean también a Cristo, el cual siendo el Hijo de Dios fue la persona que más problemas tuvo en esta vida terrenal. No hubo ninguna persona que haya tenido más problemas que nuestro amado Señor Jesucristo. Pero todo obró para bien.
Ahora, delante de Dios encontramos que el único problema que tuvo fue que los pecados de todos los seres humanos vinieron sobre Jesucristo nuestro Salvador, y por consiguiente el juicio divino cayó sobre Cristo, pero después fue resucitado, justificado y glorificado.
Por lo tanto, ahora está sentado a la diestra de Dios, haciendo intercesión por todos los escogidos para salvación. Por lo tanto, cuando fallamos en algo a Cristo, le pedimos perdón y que nos limpie con Su Sangre preciosa, que interceda por nosotros y nos limpie con Su Sangre preciosa, y así El lo haga; pues El con Su Sangre está como Sumo Sacerdote en el Cielo, haciendo Intercesión por todos los escogidos para salvación.
“**ESCOGIDOS PARA SALVACIÓN.”**
**¿Dónde están y quiénes son los escogidos para salvación?** Somos nosotros, los creyentes en Cristo que hemos recibido a Cristo como nuestro Salvador, hemos confesado a Cristo nuestros pecados, hemos sido lavados con la Sangre de Cristo, hemos sido bautizados en agua en Su Nombre, y hemos recibido Su Espíritu Santo y hemos obtenido el nuevo nacimiento.
Somos los escogidos para salvación porque hemos obtenido el nuevo nacimiento, hemos nacido de nuevo del agua y del Espíritu, y hemos sido colocados en el Reino de Cristo, en la Iglesia del Señor Jesucristo. Ninguna persona puede nacer fuera de la Iglesia de Jesucristo, ninguna persona puede recibir el nuevo nacimiento fuera de la Iglesia del Señor Jesucristo, no puede recibir el nuevo nacimiento en una religión pagana o por su propia cuenta tampoco, tiene que ser en la Iglesia del Señor Jesucristo.
Nacemos por el Espíritu Santo en la Iglesia del Señor Jesucristo, así como los granos de trigo no pueden nacer fuera de la planta de trigo. ¿Ven? Así también los hijos e hijas de Dios no pueden nacer fuera de la Iglesia del Señor Jesucristo, no pueden obtener el nuevo nacimiento fuera de la Iglesia del Señor Jesucristo. Cristo, por medio de Su Iglesia, se está reproduciendo en hijos e hijas de Dios, y esos son los escogidos para salvación.
Ha sido para mí un privilegio grande estar con ustedes en esta noche, dándoles testimonio de: “LOS ESCOGIDOS PARA SALVACIÓN.”
Estaré nuevamente con ustedes el próximo domingo en el otro auditorio, aquí mismo en los terrenos nuestros, y nuestro tema será: “ENTRANDO A LOS MISTERIOS DE LA BIBLIA.” Y ahí veremos algunos misterios de la Biblia, y veremos el significado de esos misterios, o lo que hay dentro de esos misterios, en donde están todos los misterios de Dios. Todos los misterios de Dios están *aquí* en la Biblia; y de tiempo en tiempo, y de edad en edad, y de dispensación en dispensación, Dios da más Luz sobre los misterios de la Biblia.
Por lo tanto, entraremos el domingo próximo a ver LOS MISTERIOS DE LA BIBLIA. Así que estaremos entrando a los misterios de la Biblia, para ver algunos de esos misterios de la Biblia, los más que podamos ver el próximo domingo Dios mediante.
Los escogidos para salvación son o es un misterio de la Biblia también. Hemos visto, ya hemos adelantado esta noche con uno de los misterios grandes de la Biblia: Los escogidos para salvación. Hay muchos más misterios, todos los misterios de Dios están (les dije) *aquí* en la Biblia. Vamos a ver todo lo que podamos ver el próximo domingo Dios mediante.
Oren mucho por mí, para que Dios me dé todo lo que debo yo hablar el domingo próximo, y queden abiertos todos los misterios que toquemos el próximo domingo, queden abiertos para nuestro entendimiento, para nuestra mente y para nuestra alma también. Que El nos abra los misterios de la Biblia el próximo domingo Dios mediante.
Mucha gracias por vuestra amable atención, amados amigos y hermanos presentes, y continúen pasando una noche llena de las bendiciones de Dios, de las bendiciones para los escogidos para salvación. Vamos a dejar por aquí nuevamente al Rvdo. José Benjamín Pérez para finalizar nuestra parte en esta noche, y ya él se encargará de lo que falte: la oración de despedida y también algún cántico final, él se encargará con el director de los cánticos, nuestro hermano Félix, de esa parte final.
Bueno, que Dios me los continúe bendiciendo a todos y me los guarde, y nos veremos Dios mediante el domingo próximo en la mañana. Pasen todos muy buenas noches.
“**ESCOGIDOS PARA SALVACIÓN.”**