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El Hijo Prometido 2002-12-27 1 Cayey PR 01:08:58 false

Muy buenas noches, amados amigos y hermanos presentes; es para mí una bendición grande estar con ustedes en esta ocasión, para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios y Su Programa correspondiente a este tiempo final. Para esta ocasión leemos en Isaías, capítulo 9, verso 6 al 7, y Apocalipsis, capítulo 21, versos 6 al 7 también. Dice Isaías, capítulo 9, verso 6 al 7:

Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz.

Lo dilatado de su imperio y la paz no tendrán límite, sobre el trono de David y sobre su reino, disponiéndolo y confirmándolo en juicio y en justicia desde ahora y para siempre. El celo de Jehová de los ejércitos hará esto.”

Y en Apocalipsis 21, verso 6 al 7, dice:

Y me dijo: Hecho está. Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin. Al que tuviere sed, yo le daré gratuitamente de la fuente del agua de la vida.

El que venciere heredará todas las cosas, y yo seré su Dios, y él será mi hijo.”

Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.

Nuestro tema es: “EL HIJO PROMETIDO.”

A través del Antiguo Testamento Dios prometió enviar Su Hijo, y a través de las diferentes profecías del Antiguo Testamento, encontramos la promesa de la Venida del Hijo prometido. Allá cuando Dios habló en el Huerto del Edén, acerca de la simiente de la mujer que heriría a la serpiente en la cabeza, está hablando ahí de la Venida del Hijo prometido, el Hijo de Dios, el cual heriría en la cabeza a la serpiente, y por consiguiente al diablo, que era el que estaba en la serpiente.

Esta promesa fue cumplida en la persona de Jesucristo nuestro Salvador. El fue el Hijo prometido en el cumplimiento de la Primera Venida de Cristo, la Primera Venida del Mesías, El fue este Hijo del cual habló aquí la Escritura en Isaías, capítulo 9, verso 6 al 7: “Este es mi hijo, que nacería al pueblo hebreo y en medio del pueblo hebreo en la ciudad de David, o sea, en Belén de Judea; porque así está escrito: que de Belén de Judea saldría un guiador, un gobernador, uno que gobernaría al pueblo hebreo.” Eso fue lo que citaron los sabios allí, los doctores allí de la ley, los escribas, y estas personas muy entendidas en cuanto a las cosas de la Escritura.

Dice San Mateo, capítulo 2, verso 1 en adelante, dice:

Cuando Jesús nació en Belén de Judea en días del rey Herodes, vinieron del oriente a Jerusalén unos magos,

diciendo: ¿Dónde está el rey de los judíos, que ha nacido? Porque su estrella hemos visto en el oriente, y venimos a adorarle.

Oyendo esto, el rey Herodes se turbó, y toda Jerusalén con él.

Y convocados todos los principales sacerdotes, y los escribas del pueblo, les preguntó dónde había de nacer el Cristo.

Ellos le dijeron: En Belén de Judea; porque así está escrito por el profeta:

Y tú, Belén, de la tierra de Judá,

No eres la más pequeña entre los príncipes de Judá;

Porque de ti saldrá un guiador,

Que apacentará a mi pueblo Israel.”

Esta era la profecía de la Venida del Hijo prometido, el cual tenía que nacer en Belén de Judea. Cuando Dios habló acerca de la Venida del Hijo prometido allá en el Huerto del Edén, solamente dijo que sería la simiente de la mujer, que heriría en la cabeza a la serpiente. Luego, a través de la historia de la raza humana encontramos los tipos y figuras en aquellos animalitos de sacrificio, los cuales representaban al Mesías, representaban la Venida del Hijo prometido y Su Sacrificio que realizaría en la Cruz del Calvario.

Y luego también encontramos las diferentes profecías habladas por el Espíritu Santo, a través de los Profetas, hablando acerca de la Venida del Mesías, lo cual es, los cuales son las profecías de la Venida del Hijo prometido. Fue representado también en Isaac, el hijo que Dios le prometió a Abraham. Abraham había pasado por sus diferentes etapas, y no había tenido hijos a través de Sara, pues Sara era estéril y llegó a ponerse ya avanzada en edad, y Abraham también. Pero Dios le había prometido un hijo. Ese era el hijo prometido a Abraham, que fue Isaac, el cual tipifica a Jesucristo nuestro Salvador.

Isaac fue el heredero de Abraham; por eso es hijo de Abraham. Y por eso el Mesías, Cristo, uno de Sus títulos es: Hijo de Abraham; porque El es el Hijo prometido, tipificado en Isaac. También tipificado en Jacob y también tipificado en José.

Y ahora, encontramos todas esas personas en las cuales el Mesías, el Hijo prometido, se reflejó. Y luego cuando se manifestó a través de los diferentes Profetas, estaba allí reflejándose Cristo, el Hijo prometido. Por lo tanto, cuando apareciera el Hijo prometido, sería un Profeta.

Ahora, también sería uno del pueblo hebreo por nacimiento; porque toda persona que nace en un país, es ciudadano de ese país, tiene la ciudadanía de ese país.

Ahora, encontramos que el Hijo prometido cuando se llegó el tiempo para Dios cumplir esa promesa, apareció naciendo a través de una virgen, la virgen María, allá en Belén de Judea, la cual era descendiente del rey David.

Y ahora, María tipifica la Iglesia del Señor Jesucristo. Por lo tanto, a través de la Iglesia del Señor Jesucristo Dios traería hijos e hijas de Dios, así como a través de María nació Jesucristo, el Hijo de Dios.

Ahora, encontramos que Dios tiene muchos hijos, y todos estos hijos tienen que venir a ser manifestados en la Tierra, y venir a ser creyentes en Cristo nacidos de nuevo, nacidos en Cristo, en medio de la Iglesia del Señor Jesucristo.

Ninguna persona está manifestado en la Tierra como un hijo o una hija de Dios, excepto aquellos que han recibido a Cristo como su Salvador, han lavado sus pecados en la Sangre de Cristo, han sido bautizados en agua en Su Nombre y han recibido el Espíritu Santo, y por consiguiente han obtenido el nuevo nacimiento, han nacido en el Reino de Dios como hijos e hijas de Dios. El resto no está manifestado como hijos e hijas de Dios, solamente los creyentes en Cristo.

Así como ninguna persona está manifestada en esta Tierra, a menos que haya nacido en esta Tierra. ¿Ven? Y a menos que una persona haya nacido de nuevo, no está en el Reino de Cristo, no ha nacido en la Iglesia del Señor Jesucristo.

Ahora, Cristo tiene muchos hijos, muchos hijos e hijas, los cuales estaban en El, y a través de Cristo El los manifestaría en Su Reino, Su Iglesia, de etapa en etapa. Así como Dios tiene muchos hijos e hijas de Dios, pero tiene el Hijo Primogénito, que es Jesucristo nuestro Salvador. Y en Cristo estaban todos los hijos e hijas de Dios que serían manifestados. Y toda la creación estaba en Cristo.

Como les dije el domingo pasado: que en la parte más pequeña de una semilla estaban todos los árboles que vendrían a través de esa semilla siendo sembrada y naciendo esa semilla. Así en Cristo estaban todos los hijos e hijas de Dios, y estaba toda la creación; como en una semilla está el árbol, el tallo, las ramas, están también las hojas, están también las flores y está también el fruto. Y así, vean ustedes, en Cristo está todo el Universo, están todos los seres de ese Universo, tanto del Universo invisible como del visible. ¿Ven?

Por lo tanto, toda la creación divina estaba en Cristo, porque Cristo es la simiente original, de donde Dios traería a existencia toda Su creación; y sería Dios en Cristo llevando a cabo toda esa creación.

Ahora, así como Dios tiene muchos hijos... pero vean, de entre todos los hijos e hijas de Dios, hay uno que es el Primogénito y también el Unigénito.

¿Por qué es Primogénito y Unigénito? Un unigénito obligatoriamente es primogénito. Pero un primogénito no tiene que ser obligatoriamente unigénito, porque puede tener más hermanos.

Ahora, en la Escritura dice, hablando de Cristo, en Hebreos:

Anunciaré a mis hermanos tu nombre.” (Nota - Hebreos 2:12).

Por lo tanto, eso está hablando de Cristo, hablando Cristo acerca de Sus hermanos. Y si Cristo tiene más hermanos, entonces no podría ser unigénito, porque unigénito es: “Único,” “hijo único.” ¿Pero cómo entonces dice la Escritura que Cristo es el Hijo Unigénito de Dios, y tiene más hermanos? Si uno no comprende ese misterio, dice: “Hay alguna contradicción ahí; o es el primogénito o es unigénito.” Pues es Primogénito y es también Unigénito; porque de Dios, luego que salió Cristo, el Unigénito de Dios, no siguieron saliendo más hijos.

¿Y de dónde vienen los hijos de Dios, de dónde salen? Del Unigénito Hijo de Dios, de Cristo; porque Dios colocó en Cristo toda la creación, como nos dice San Pablo en Colosenses, capítulo 1, verso 15 en adelante, dice:

El es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación.”

O sea, que lo primero de toda creación es Cristo. Por lo tanto, el origen de toda la creación es Cristo; porque en El fueron creadas todas las cosas; como en esa vida que hay, esa partecita tierna que hay en una semilla, ahí está creado todo, está creado el árbol completo con todo el fruto. Pero vean, está en forma abstracta, porque la gente mira y no pueden ver lo que hay ahí; como podían mirar en Cristo y no ver nada, no veían una Iglesia, no veían hijos e hijas de Dios en Cristo; pero estábamos en El; solamente se requería que conforme a la ley de la reproducción El se manifestase en esa reproducción.

Y El reproduciéndose, ¿qué va a producir? Hijos e hijas de Dios.

Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles en invisibles...”

O sea, que el mundo visible fue creado en Cristo, y el mundo invisible también fue creado en Cristo.

...sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él.”

Los hijos e hijas de Dios son para Cristo.

Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten.”

Como en un árbol. ¿Cómo usted podría destruir un árbol, antes de existir ese árbol? ¿Saben ustedes cómo? Destruyendo la semilla de la cual ese árbol tiene que venir. Cuando destruyen una semilla, destruyeron el árbol que vendría de esa semilla.

Ahora, si esa semilla se enferma, el árbol que nace es un árbol enfermo; si está en salud es un árbol saludable.

Y ahora, todo lo que venga por medio de Cristo, bajo el nuevo nacimiento, vean ustedes, está sanado en Cristo. Vean dónde fue que se llevó a cabo nuestra sanidad espiritual y nuestra sanidad física también: en Cristo Jesús.

Ahora, todo está en Cristo, y nosotros también estábamos en El. “Y si alguno está en Cristo nueva criatura es.”

Ahora, vean lo que nos dice aquí:

Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten;

y él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia, él que es el principio, el primogénito de entre los muertos, para que en todo tenga la preeminencia;

por cuanto agradó al Padre que en él habitase toda plenitud.”

Ahora, podemos ver que nuestro amado Señor Jesucristo es la persona más importante de todo el Universo. Cuando estuvo en la Tierra en carne humana, la Tierra tuvo el privilegio de tener en ella el hombre más importante, el hombre en quien estaba Dios con Su cuerpo angelical, el hombre en donde estaba el que creó el planeta Tierra y todo el Universo.

¿Y dónde estábamos nosotros? En Cristo y con Cristo. En todo lugar a donde Cristo fue, fuimos nosotros también; como a todo lugar que usted lleva una semilla, va el árbol que va a nacer a través de esa semilla, y todos los árboles que van a nacer a través de las semillas de los árboles que nacerán por medio de la semilla del árbol que ha de nacer.

Así que, vean, así estábamos nosotros en Cristo; por consiguiente en la Primera Venida de Cristo estábamos nosotros con El aquí en la Tierra; cuando El murió, nosotros estábamos muriendo con El; cuando El fue sepultado, estábamos siendo sepultados con El; cuando El bajó al infierno, bajamos nosotros con El al infierno; cuando El resucitó, resucitamos también nosotros; y cuando El ascendió, ascendimos también, y fuimos sentados en lugares celestiales con Cristo Jesús, Señor nuestro.

Y ahora, podemos ver la bendición tan grande que nosotros tenemos, es la bendición de que somos parte de El. Por lo tanto, no nos podemos perder. Por eso El ha llevado a cabo el Programa de Redención para reconciliarnos con Dios y así ser restaurados a la Vida eterna.

Ahora, todo los hijos e hijas de Dios, Dios los dio a Cristo para que les dé Vida eterna. Por eso Cristo habla de los hijos e hijas de Dios que el Padre le dio, como las ovejas que el Padre le dio, para que les dé Vida eterna. El dijo que el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido. Eso está en San Lucas, capítulo 19, verso 10, y San Mateo, capítulo 18, verso 11.

Y ahora, hemos visto la misión de Cristo en la Tierra: Buscar y salvar lo que se había perdido.

Ahora, todos los hijos e hijas de Dios han sido dados a Cristo. Por eso El podía decir: “Anunciaré a mis hermanos Tu Nombre.” Y también dice: “He aquí yo y los hijos que Dios me dio.” Eso está en Hebreos, capítulo 2.

Y ahora, Cristo y por medio de Cristo es que vienen a manifestación todos los hijos e hijas de Dios.

Y ahora, Cristo tiene muchos hijos e hijas, y vienen a ser los miembros de la Iglesia del Señor Jesucristo, los cuales aparecen en esta Tierra en cuerpos mortales, corruptibles, para hacer contacto con Cristo, la Vida eterna, y ser restaurados a la Vida eterna; y obtener por consiguiente el nuevo nacimiento, y nacer de nuevo, nacer en el Reino de Cristo.

Y ahora, de todos los hijos e hijas que Cristo tiene, los cuales el Padre le dio para que les dé Vida eterna, Cristo tiene unos hijos que son primeros y otros que son después; porque en la familia, aunque el padre los tiene todos en los lomos, en cuanto a lo físico; como Abraham tenía a Isaac, a Jacob, a Leví, y a todos los patriarcas. Pero hay un orden en que tienen que aparecer, ser manifestados. Así también es en el Reino de Cristo, en lo espiritual.

Ahora, vean ustedes, en la Tierra, Jesucristo, el Hijo de Dios, apareció unos cuatro mil años después de Adán, y Juan dijo que el que vendría después de él era mayor que él, y que era primero que él, y nació después de Juan, seis meses después de Juan el Bautista. Y Cristo hablando de Sí mismo dice: “Abraham, vuestro padre, deseó ver mi día; lo vio y se gozó.” Le dijeron los judíos: “No tienes aun cincuenta años, ¿y dices que has visto a Abraham?” Cristo le dice: “Antes que Abraham fuese, yo soy.” (San Juan, capítulo 8, versos 56 al 58).

Ahora, El era antes de Abraham, no en Su cuerpo físico sino en Su cuerpo angelical; pero vino después de Abraham físicamente en un cuerpo físico.

Y ahora, encontramos que Cristo ha tenido muchos hijos e hijas manifestados en Su Iglesia. Y todos tienen la promesa de ser herederos de Dios y coherederos con Cristo, Señor nuestro, para ser Reyes y Sacerdotes y Jueces en el Reino Milenial de Cristo.

Ahora, ¿no tendrá Cristo hijos primeros e hijos después?, porque no todos nacen a la misma vez, pero todos estaban en Cristo.

Ahora, aquí en la Escritura dice en el capítulo 21, que les leí de Apocalipsis. Capítulo 21, verso 6 al 7:

Y me dijo: Hecho está. Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin. Al que tuviere sed, yo le daré gratuitamente de la fuente del agua de la vida.

El que venciere heredará todas las cosas, y yo seré su Dios, y él será mi hijo.”

Ese Hijo heredero de Cristo es coheredero con Cristo, ese es en el que se cumplirá la promesa de Cristo: “Al que venciere, yo le daré que se siente conmigo en mi Trono; así como yo he vencido y me he sentado con mi Padre en Su Trono.” Es en forma paralela: lo que el Padre hizo con Su Hijo Primogénito y Unigénito, ahora Cristo lo hará con ese Hijo prometido que estará en Su Iglesia.

Ahora, Cristo va a sentar en Su Trono con El al Vencedor. En la parábola del siervo fiel y prudente Cristo pregunta: “¿Quién es el siervo fiel y prudente, al cual su Señor puso sobre Su casa, para que les dé el alimento a tiempo?.” Dice: “Bienaventurado aquel siervo, al cual cuando su Señor venga, le halle haciendo así. De cierto os digo que sobre todos Sus bienes le pondrá.” Capítulo 24, versos 44 al 47 de San Mateo.

Y ahora, Cristo va a adoptar en Su Casa, Su Iglesia, a este Siervo fiel y prudente, que es ése que va a obtener la victoria estando vivo, y va a ser adoptado. Los otros Mensajeros de edades pasadas ya terminaron su tiempo aquí en la Tierra, y solamente recibieron la Adopción Espiritual. Pero la física, que es la transformación del cuerpo, en donde obtendremos el cuerpo eterno, donde obtendremos la Redención del cuerpo, donde obtendremos la inmortalidad física, esa no la obtuvieron los Mensajeros de las edades pasadas ni los Apóstoles tampoco.

Pero para este tiempo final habrá un hijo de Dios que vendrá por medio de Cristo en Su Iglesia, y ese obtendrá la victoria, será adoptado, y será transformado, y vendrá la Adopción física de todos los hijos e hijas de Dios.

Ese es el Hijo que Cristo ha prometido que sentará con El en Su Trono, ese es el Hijo que Cristo ha prometido, al cual Cristo le dará autoridad sobre las naciones, y cumplirá Apocalipsis 11, en donde recibirá poder sobre toda la naturaleza y sobre todas las naciones. Eso será al ser adoptado ese Hijo de Jesucristo en Su Iglesia. Ese es el Hijo que Cristo ha prometido que tendrá en el Día Postrero como Mensajero y que será el Ángel del Señor Jesucristo en la Iglesia del Señor Jesucristo, del cual Cristo dice en Apocalipsis, capítulo 22, verso 16:

Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias.”

El Rvdo. William Branham hablando de este Ángel, dice que ese es un Profeta, dice: “Pudo haber sido el Profeta Elías o alguno de los Profetas (o sea, pudo haber sido Elías o alguno de los Profetas).” Dice: “Este que le está dando a Juan esta revelación del Apocalipsis es un Espíritu de Profeta.” O sea, que no estaba en cuerpo de carne en el tiempo del Apóstol San Juan. Pero le estaba dando la revelación del Apocalipsis.

Así como Cristo antes de venir a la Tierra en carne humana y nacer en Belén de Judea, antes de eso, El estaba en medio del pueblo hebreo en Su cuerpo angelical teofánico, llamado: “El Ángel de Jehová.” Y por medio de los Profetas El se manifestaba y usaba esos cuerpos de los Profetas temporalmente, ungía esos cuerpos de los Profetas, ungía esos Profetas, y a través de ellos le hablaba al pueblo hebreo.

Y ahora, encontramos que en la misma forma en que obraba el Ángel de Jehová en el Antiguo Testamento, ahora encontramos al Ángel de Jesucristo, enviado para darle a Juan el libro del Apocalipsis, la revelación del Apocalipsis. Y ese Ángel ha estado en la Iglesia del Señor Jesucristo todo el tiempo, como estaba el Ángel de Jehová en medio del pueblo hebreo todo el tiempo.

El pueblo hebreo es la Iglesia del Antiguo Testamento, y los creyentes en Cristo son la Iglesia del Nuevo Testamento.

Y ahora, para este tiempo final, así como Dios envió Su Ángel, el Ángel de Jehová en carne humana, nacido de una virgen, Cristo enviará Su Ángel en carne humana en este tiempo final.

Ahora, la virgen María tipifica la Iglesia virgen del Señor Jesucristo. Por lo tanto, a la Iglesia virgen del Señor Jesucristo tiene que nacerle el Hijo prometido, que Cristo ha prometido que adoptará, que Cristo ha prometido que le dará autoridad sobre las naciones, que Cristo ha prometido que le dará a comer del Árbol de la Vida, que Cristo ha prometido que sentará, lo sentará con El en Su Trono, que Cristo ha prometido también darle de la Fuente del Agua de la Vida.

Y ahora, hemos visto que este Hijo que Cristo ha prometido manifestar en Su Iglesia, tiene bendiciones paralelas a las que el Padre le dio a Jesucristo. Y por cuanto somos herederos de Dios y coherederos con Cristo, vean ustedes, somos herederos paralelos con el Señor Jesucristo, somos coherederos. A todo lo que Cristo es heredero, nosotros también somos herederos.

Ahora, para este tiempo final la Iglesia del Señor Jesucristo tendrá un hijo que Cristo ha prometido darle o traer a/y en medio de Su Iglesia. Y ése es el Ángel que El dice:

Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias.”

Apocalipsis 22, verso 16. Y Apocalipsis 22, verso 6, dice:

Y me dijo: Estas palabras son fieles y verdaderas. Y el Señor, el Dios de los espíritus de los profetas, ha enviado su ángel, para mostrar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto.”

Y ahora, el Señor, el Dios de los Espíritus de los Profetas, el Dios de los cuerpos teofánicos, cuerpos angelicales de los Profetas. Dice: “Ha enviado Su Ángel.” O sea, ha enviado un Espíritu de Profeta, llamado el Ángel del Señor Jesucristo, para manifestar, para mostrar, a Sus siervos, las cosas que deben suceder pronto.

Ahora, ese Ángel, dijo el Rvdo. William Branham que es un Profeta, un Águila, un Espíritu de Profeta; y por consiguiente tiene que manifestarse en carne humana en la Tierra.

Por lo tanto, así como Jesús podía decir: “Antes que Abraham fuese, Yo Soy.” Vean, antes de los siete Ángeles Mensajeros, vean, ya encontramos a este Ángel dándole a Juan la revelación del Apocalipsis; o sea, en el tiempo en que estaba Juan el Apóstol; ya para ese tiempo San Pablo había partido, ¿verdad Miguel? Era Juan el último de los Apóstoles que quedaban. Pero ese Ángel del Señor Jesucristo estaba antes de Juan, y también antes de San Pablo, y antes de los Apóstoles también; porque Dios es el Dios de los Espíritus de los Profetas.

Y ahora, hay un misterio muy grande ahí, el cual por el momento no me es permitido abrirlo, darlo a conocer. Pero es un misterio muy grande, que algún día Dios me va a permitir lo abra para todos ustedes. Mientras tanto tengo que mantener ese misterio solamente para mí. Pero es tan grande que si ustedes conocieran una milésima parte de él, solamente, comprenderían muchas cosas. Pero hasta el momento no puede ser abierto públicamente.

Pero recuerden, hay un misterio grande en el Ángel del Señor Jesucristo, y así como hubo un misterio grande en el Ángel de Jehová del Antiguo Testamento. Va a llegar el momento en donde Dios me va a permitir hablarles claramente acerca del misterio que hay en el Ángel del Señor Jesucristo, y nos vamos a gozar grandemente al conocer aunque sea la mitad de ese misterio.

Recuerden, ¿qué del misterio del Ángel de Jehová? Cuando se hizo carne, los mismos discípulos de Jesucristo no sabían ni una décima parte, ni una décima parte entendían de ese misterio. Pero después fue abierto ese misterio. Y todavía Dios sigue dándonos más cosas de ese misterio del Ángel de Jehová hecho carne, llamado Jesús. Hay todavía personas que no saben que el Ángel de Jehová del Antiguo Testamento es nuestro amado Señor Jesucristo, se hizo carne y habitó en medio del pueblo hebreo.

Ahora, el Ángel del Jesucristo no es el Señor Jesucristo, es Su Ángel, Su Mensajero, pero no es el Señor Jesucristo. Por eso no aceptó la adoración que Juan quiso ofrecerle. Este Ángel del Señor Jesucristo es el Hijo de Cristo y Su Iglesia virgen, Su Iglesia redimida con Su Sangre, es uno de los hijos de Dios, a través de Cristo, trayéndolos, trayendo esos hijos e hijas de Dios a través de Su Iglesia.

Por lo tanto, tendrá que estar obligatoriamente ese hijo, ¿dónde? En la Iglesia del Señor Jesucristo, tiene que nacer a través de esa Iglesia virgen, representada en la virgen María; y tiene que esa Iglesia ser como María: María era descendiente del rey David.

Y ahora, ¿cómo va una Iglesia a ser descendiente del rey David? Eso es mucho más sencillo que lo que era para María ser una descendiente de David.

¿Y cómo podemos ser descendientes del rey David? ¿Y la Iglesia Novia de Cristo cómo puede ser descendiente del rey David? Porque viene de Cristo, el Hijo de David. Estábamos en Cristo, y Cristo es el Hijo de David nacido de la virgen María, la cual es descendiente del Rey David, y nacido en Belén de Judea. ¿Ven? Todos los creyentes en Cristo nacidos de nuevo son descendientes de Dios a través de Jesucristo nuestro Salvador. Y Cristo es el Hijo de David, el descendiente de David. ¿Ven?

Y ahora, la Casa de David, la Familia de David y por consiguiente el Reino de David, está siendo restaurado, con y en, y con hijos e hijas de Dios, ya no con descendientes, hijos de siervos, sino descendientes hijos e hijas de Dios, que es un nivel más alto. Por lo tanto, vean cómo la Casa de David está siendo restaurada, la descendencia de David.

Y Cristo sentará con El en Su Trono ese hijo que El ha prometido tener por medio de Su Iglesia en el Día Postrero; y también todos los creyentes en Cristo son Reyes y Sacerdotes para reinar con Cristo en ese Reino Milenial. Pero a uno de ellos le tocará la bendición de la Primogenitura, como el Primogénito de todos esos hijos de Dios, de esos hijos de Dios por medio de Cristo.

Ahora, encontramos que esa descendencia de Cristo es una descendencia Celestial, es la descendencia de Dios, hijos e hijas de Dios. Cualquier persona escucha decir que somos descendientes de Dios, y puede decir: “Esto es imposible.” Es imposible para los que no creen que Dios es nuestro Padre. Pero cuando una persona sabe, cree, y reclama que Dios es nuestro Padre Celestial, pues si El es nuestro Padre, nosotros somos Sus hijos; y si somos Sus hijos, pues somos Su descendencia. ¿Ven?

Cuando una persona reconoce a su padre, reconoce que es descendiente de esa persona. Y cuando una persona reconoce a Dios como Su Padre Celestial, reconoce que es un descendiente de Dios. Somos descendientes de Dios. Y somos manifestados como hijos e hijas de Dios por medio de Jesucristo nuestro Salvador.

Por lo tanto, todos somos los hijos prometidos. Y entre todos los hijos prometidos hay uno que le toca el lugar de ser el Primogénito. Por lo tanto, le tocará una doble porción de bendición. Lo cual hablaremos en otra ocasión.

Pero ahora ya con lo que hemos visto de que así como Dios prometió un hijo, el cual fue el Ángel de Jehová, el Ángel del Pacto, el cual se hizo carne y llevó a cabo la Obra de Redención en la Cruz del Calvario. Ese fue el Hijo que nació a través de una virgen, a través de la virgen María.

Y ahora, Cristo ha prometido un hijo, y ése tiene que nacer a través de la Iglesia virgen del Señor Jesucristo. No puede Cristo engendrar, producir el nuevo nacimiento de un hijo Suyo, fuera de Su Iglesia, no puede Cristo tener hijos a través de religiones paganas, tiene que ser a través de Su Iglesia. Para eso es que El tiene Su Iglesia, y Su Iglesia es Su Esposa, para tener hijos e hijas de Dios.

Y ahora, así como el Ángel de Jehová, el que al hacerse carne vino después de Adán, de Noé, de Abraham, de Elías, de Moisés, de Elías, y aun de Juan el Bautista, con todo y eso era primero que todos ellos. Y así también el hijo que Cristo ha prometido, aunque está prometido para ser manifestado en este tiempo final, es primero que todos los demás Mensajeros que Cristo ha tenido en Su Iglesia en edades pasadas.

Por lo tanto, la parte física no es la que determina quién es primero o quién es después, es cómo hemos estado nosotros en el Programa Divino, en el Plano Divino.

Por lo tanto, lo que Cristo dice ahora tiene sentido: “Los primeros serán ¿qué? Postreros, y los Postreros primeros.”

Y ahora, hemos visto: “EL HIJO PROMETIDO.” Cristo, el Ángel de Jehová del Antiguo Testamento, el cual se hizo carne; y luego en el Nuevo Testamento, el Ángel del Señor Jesucristo prometido para ser manifestado en carne en el Día Postrero en medio del Israel Celestial, que es la Iglesia del Señor Jesucristo.

Recuerden que todo corre paralelo. Si mantienen eso en sus mentes: de que todo el Programa que Cristo lleva a cabo en el Nuevo Testamento corre paralelo a lo que Dios llevó a cabo en el Antiguo Testamento, entonces estaremos viendo el paralelo de lo que fue en el pasado, con lo que será en el presente; lo que fue en el Antiguo Testamento con lo que sería en el Nuevo Testamento.

Vean, el Israel terrenal en el Antiguo Testamento tipifica al Israel Celestial en el Nuevo, que es la Iglesia del Señor Jesucristo. Y así por el estilo encontramos todo corriendo en forma paralela.

El pueblo hebreo tenía el cordero pascual en el Antiguo Testamento, y ahora en el Nuevo Testamento nosotros tenemos el Cordero Pascual, que es Jesucristo nuestro Salvador; tenían el macho cabrío de la expiación allá, y ahora en el Nuevo Testamento tenemos a Cristo, el Macho Cabrío de la Expiación, el que murió llevando nuestros pecados, todo corre en forma paralela.

Así que corriendo todo en forma paralela vemos el Hijo prometido, prometido en el Antiguo Testamento y cumplido en Cristo; y el hijo prometido en el Nuevo Testamento, prometido por Cristo para ser manifestado en el Nuevo Testamento, que será cumplido en este tiempo final, en la Iglesia de Jesucristo como el Ángel del Señor Jesucristo. Pero el Ángel no es el Señor Jesucristo, pero Cristo estará en Su Ángel manifestándose en este tiempo final, como estuvo en cada Ángel Mensajero manifestándose y llamando y juntando los escogidos en cada edad.

Y por medio de cada Mensajero Cristo se reflejó, Cristo, la Luz del mundo, alumbró en cada edad por medio de cada Ángel Mensajero en esa etapa de la noche, de las siete edades de la Iglesia. Y para el Día Postrero Cristo estará manifestado en Su Ángel, revelándose en medio de Su Iglesia, y resplandeciendo y alumbrándonos el alma, el espíritu y todo nuestro ser, para poder comprender todas estas cosas que deben suceder pronto en este tiempo final.

Y ahora, estando nosotros en una temporada, en la cual celebran las navidades, en conmemoración al nacimiento de Cristo; aunque no fue en esta fecha de Diciembre el nacimiento de Cristo, pero lo conmemoran, conmemoran Su nacimiento en este tiempo, pero fue en otra estación del año. Pero no importa. Lo importante es que nació, murió (y murió por nosotros), y resucitó y ascendió al Cielo, y está como Sumo Sacerdote intercediendo por mí, ¿y por quién más? Por cada uno de ustedes y por los que faltan de llegar al Cuerpo Místico del Señor Jesucristo.

Y ahora, hemos llegado al tiempo en donde así como el Hijo prometido que nacería a través de la virgen tenía que nacer en medio del pueblo hebreo porque el tiempo estaba cumplido. Ahora ha llegado el tiempo en que el Hijo prometido, para nacer por medio de la Iglesia Novia del Señor Jesucristo, tiene que nacer y estar en medio de la Iglesia de Jesucristo en este tiempo final; y ése será el Ángel del Señor Jesucristo, ese es el Hijo prometido que Cristo ha prometido colocar sobre Su Trono; como el Padre lo colocó sobre Su Trono Celestial, Cristo lo colocará al Vencedor, a Su Ángel, sobre el Trono de David, con El; se sentará con Cristo en Su Trono, y Cristo también le dará autoridad sobre las naciones, le dará también a comer del Árbol de la Vida.

Por lo tanto, comerá espiritualmente del Árbol de la Vida, para obtener Vida eterna espiritual, y luego obtener Vida eterna física también; comer del Árbol de la Vida es comer de la Primera Venida de Cristo y luego comer de la Segunda Venida de Cristo; de la Primera Venida de Cristo para obtener el nuevo nacimiento y obtener Vida espiritual. Y luego así obtener esa transformación espiritual y obtener el nuevo nacimiento y obtener el cuerpo angelical.

Y luego, comer de la Segunda Venida de Cristo, comer la revelación de la Segunda Venida de Cristo, para obtener Vida eterna física, o sea, obtener nuestra transformación.

Por eso es que la fe para el Rapto, o fe del Rapto, o fe para ser transformados y raptados, es la fe, la revelación, de la Segunda Venida de Cristo, que los Siete Truenos de Apocalipsis 10 dan a conocer. Y los Siete Truenos es la Voz de Cristo clamando como cuando ruge un león.

Por lo tanto, esta revelación está ligada a nuestra transformación que ha sido prometida para ser llevada a cabo en el Día Postrero, que es el Séptimo Milenio. Pero nos sabemos en qué año del Séptimo Milenio.

Ahora, lo importante es que habrá un hijo en medio de la Iglesia, que será el hijo que Cristo ha prometido tener en y con Su Iglesia, y eso será el cumplimiento de la manifestación del Ángel de Jesucristo en carne humana. Y en él y a través de él, Cristo cumplirá todo Su Programa para este tiempo final, en medio de Su Iglesia. Y todo será en forma sencilla.

Por lo tanto, habrá gente sencilla para entender las cosas sencillas de Dios. Siempre las cosas grandes de Dios son manifestadas en forma sencilla; y la gente grande de Dios siempre son manifestadas en forma sencilla también.

EL HIJO PROMETIDO.”

Ha sido para mí una bendición grande estar con ustedes en esta ocasión, dándoles testimonio de: “EL HIJO PROMETIDO.”

Muchas gracias por vuestra amable atención amados hermanos y amigos presentes, y nos veremos Dios mediante el domingo en la mañana, para tener el tema correspondiente al domingo, que será, vamos a ver: “LOS EVENTOS MÁS GRANDES EN LA RAZA HUMANA: LA PRIMERA VENIDA Y LA SEGUNDA VENIDA DE CRISTO.” ¿Ese es el tema Miguel? Bueno, ese tema está ligado con esto que hemos hablado en esta noche.

Por lo tanto, vamos a colocar, vamos a colocar aquí unido a este tema del próximo domingo éste, porque está totalmente ligado, a tal grado que solamente al de esta noche, lo único que hay que cambiarle es el tema, y sigue teniendo, siendo, el mismo contenido.

Por lo tanto, esta noche ha sido como una introducción al tema del próximo domingo. El de mañana sábado para los ministros es más comprometedor todavía, es: “EL ESPÍRITU SANTO HACIÉNDOSE CARNE EN EL DÍA POSTRERO.” También, solamente se cambia el tema y el contenido es lo mismo.

Así que esperamos mañana en la reunión de ministros que Dios nos dé grandes bendiciones, nos revele Su Palabra. También habrá actividades con los niños. ¿verdad Miguel? Antes de la reunión de los ministros. Primero la de los niños y también después hay otra en la tarde, ¿o algo Miguel? La de los Valientes. O sea, que tenemos tres actividades mañana. Ya casi estamos como en México, ¿verdad Miguel? En México algunas veces hemos tenido ¿hasta cuántas actividades Miguel? Hasta cinco actividades. Miguel ha estado desde ¿qué horas allá con los ministros reunidos, Miguel? En México... como desde las 6:00 ó 7:00 de la mañana por ahí, o de 7:00 a 8:00 de la mañana, y de ahí hasta las 10:00 de la noche.

Y mientras Miguel ha estado en la reunión y yo he ido, he estado con ellos, después he tenido que salir para ir a otros lugares, y algunas veces hasta una o dos horas de distancia uno de los otros; y hasta hemos tenido ¿hasta cuántas actividades en ese día? Hasta cinco actividades me dice Miguel; yendo de un sitio a otro, a otro, y llegar ya a la casa a las 12:00 ó 1:00 de la mañana, dormir algunas horas para ya a las 5:00 estar en pie, y continuar al otro día. Eso fue una semana completa. ¿Verdad? Una semana completa.

Y para Miguel también fue un poquito duro, pero Miguel se quedaba y nosotros nos íbamos a los demás lugares, y era también un poquito duro, pero logramos tener todas las actividades que estaban programadas.

Siempre en la República Mexicana, pues es el lugar donde más actividades siempre se han tenido en un solo día, y eso ha sido algunas veces todo el recorrido, el mes completo algunas veces, ¿verdad Miguel? Así teniendo una, dos, tres, cuatro y hasta cinco actividades en un solo día; y eso ha sido, pues, también de grande bendición para nosotros y para todos los hermanos, porque hemos logrado visitar diferentes lugares, diferentes congregaciones.

Bueno, vamos a tener por aquí nuevamente a nuestro amigo y hermano, el Rvdo. Miguel Bermúdez Marín, para que él continúe. Solamente era un saludito el mío, ¿verdad Miguel? Un saludito con un tema que nos colocaron por aquí. Y esperamos ya el domingo, ya pues, ya tenemos la introducción. El domingo esperamos que Dios, pues, nos permita entender más ampliamente todo este tema que tenemos para el próximo domingo, que será la continuación del que hemos tenido hoy. Y el de hoy fue: “EL HIJO PROMETIDO.”

Bueno, que Dios les continúe bendiciendo a todos, y recuerden que ustedes también son hijos prometidos, prometidos para ser manifestados en la Iglesia en este tiempo final.

Bueno, que Dios les continúe bendiciendo a todos, Dios les guarde, y con nosotros nuevamente el Rvdo. Miguel Bermúdez Marín. “EL HIJO PROMETIDO.”