obsidian/es/conferencias/2002/12/spa-2002-12-15-2-sube_aca-S...

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title: 'Sube acá'
date: 2002-12-15
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Muy buenas noches, amados amigos y hermanos presentes; es para mí una bendición grande estar con ustedes en esta ocasión, para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios y Su Programa correspondiente a este tiempo final.
Reciban también saludos de mi esposa Erica, para quienes no la conocen, para que sepan de quién les estoy dando saludos, es *ella*; y también reciban saludos de mi niña América, quien está *aquí* en estas dos fotos, para que también sepan quién es América, ya tiene 9 años de edad y les envía también muchos saludos a los niños, a los cachorritos del León de la tribu de Judá, y también reciban saludos de Yahannah Gabriela, la cual está *aquí* con América y la cual tengo *aquí* también en una foto más ampliada.
Ya tiene un año, y lo cumplió el día 13 del mes pasado, y ya actualmente comenzó a caminar y no hay quién la detenga, porque cuando los niños comienzan a caminar lo toman en serio, es para caminar, y aunque se caigan algunas veces, se levantan de nuevo y siguen caminando.
Y así es con el creyente en Cristo: ha recibido a Cristo y ha comenzado a caminar con Cristo, y no hay quien lo detenga, y si en alguna ocasión tiene algún tropiezo o alguna caída, se levanta de nuevo y sigue caminando con Jesucristo nuestro Salvador. Bien dijo Jesús que teníamos que ser como los niños.
Así que los niños siguen caminando hacia adelante, desde que comienzan ya a caminar, y después ya no gatean, ni se pueden ya tener en la cuna, hay que tenerle ya su camita, porque después ya más adelante ellos mismos se suben y se bajan de la cama, y también comen ellos mismos su comida, ellos mismos aprender a tomarla.
Ahora, así es con el creyente, la toma de parte de Cristo en cada edad, cuando Cristo la reparte por medio de Su Espíritu Santo a través del Mensajero de cada edad, cada uno en su grupo, en su congregación.
Como dijo Cristo en una ocasión en que no tenían comida, y El dijo: “Dadle vosotros de comer,” y ellos dijeron que no tenían nada, Cristo les dijo que los recostaran sobre la grama de cincuenta en cincuenta.
Tomó el pan y lo partió, y dio a Sus discípulos y Sus discípulos al pueblo, y comieron, y dio también - tomó el pan, los peces, los partió y dio a Sus discípulos que comieran, o sea, eso fue una obra, un milagro de multiplicación de algo que ya estaba creado, Dios a través de Cristo multiplicando Su creación.
O sea, que Cristo partía eso en forma multiplicada, y cuando venía el otro con su canasta para tomar y repartir, Cristo seguía partiendo, seguía multiplicando los panes y los peces.
Y ¿saben lo que sucedió? Que todos comieron, y eran ¿cuántos? En una ocasión eran cinco mil y en la otra como cuatro mil, y luego el milagro fue tan grande que cuando terminaron todos de comer, sobraron más, sobró más que lo que hubo cuando El comenzó a multiplicar los panes y los peces.
Ahora, vean ustedes, Cristo ha colocado a Sus hijos en diferentes congregaciones y ahí reciben el alimento, el cual el pastor trae a través de la forma en que esté preparado para los hijos de Dios.
Así que puede venir en...viene en folletos, en videos, en cintas magnetofónicas, y ahí recibimos el pan de la Palabra de Dios, y somos alimentados en nuestras almas.
De cincuenta en cincuenta los mandó a sentarse, en grupos. Vean, y eso nos habla de que todos los que serían alimentados con la Palabra de Cristo de edad en edad, estarían bajo el Día de Pentecostés, el día cincuenta, vean los colocó de cincuenta en cincuenta. El cincuenta es muy importante en el Programa Divino; también nos habla del año cincuenta que es el año del jubileo, lo cual corresponde a nuestro tiempo.
Ahora, para esta ocasión vamos a leer en Apocalipsis, capítulo 4, verso 1 en donde nos dice:
“*Después de esto miré, y he aquí una puerta abierta en el cielo; y la primera voz que oí, como de trompeta, hablando conmigo, dijo: Sube acá, y yo te mostraré las cosas que sucederán después de estas.”*
Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.
Nuestro tema es: **“SUBE ACÁ.”**
A través de la historia de la Iglesia del Señor Jesucristo, podemos ver que ha estado pasando por diferentes etapas o edades, en las cuales Cristo en Espíritu Santo ha estado en Su Iglesia y ha enviado diferentes Mensajeros, envió a los Apóstoles primero y luego a los siete Ángeles Mensajeros, a través de los cuales ha estado de etapa en etapa llamando y juntando a todos los escogidos de Dios en el Cuerpo Místico de Cristo que es la Iglesia del Señor Jesucristo.
El Rvdo. William Branham nos habló de ese Programa que se llevó a cabo en edades pasadas en la Iglesia del Señor Jesucristo.
Ahora, encontramos que por cuanto en el Programa que Dios lleva a cabo está manifestada la ciencia de Dios, y para que algo sea ciencia, algo sea algo científico, tiene que ser probado; por lo tanto, tiene un diagrama, un plano, o un mapa, todo lo que realmente es científico. Y el programa que Dios lleva a cabo es el programa más científico, pero no de la ciencia terrenal sino de la ciencia de Dios.
Por lo tanto, así como el cuerpo tiene un diagrama, encontramos que ya la ciencia ha dicho que el genoma humano lo ha descubierto completo, ha estado ya mostrando todo lo del genoma humano y viendo lo que hay ahí. Eso no es otra cosa sino un plano que tiene el cuerpo en donde está todo en un diagrama, y para uno comprender las cosas, pues lo más fácil es buscar el plano o diagrama de eso que uno quiere conocer y entonces lo puede comprender y puede trabajar en eso.
Por ejemplo, una persona que nunca ha ido a una ciudad, ¿cómo puede moverse en una ciudad, si quiere moverse a pie o él mismo manejando? Pues busca el mapa de la ciudad, y ahí se puede mover a los lugares que él desea, y conoce la ciudad primero en el plano y después se va a verla físicamente.
Ahora, toda obra de Dios tiene un plano, el cual Dios hizo antes de llevar a cabo esa obra, porque Dios primero piensa lo que va a hacer; por lo tanto, vean el agua, cualquiera ve ese líquido y dice: “¿Cómo estará hecha?” pero la ciencia ha descubierto que está compuesta de Hidrógeno y Oxígeno (H2O), y la ciencia puede tomar el Hidrógeno y el Oxígeno, que son gases y los junta, y produce un líquido.
¿Ven? Y eso lo puede hacer una vez y produce agua, lo hace por segunda vez, ¿y qué va a producir? Agua también, y lo hace por tercera vez ¿y qué va a producir? Agua también.
¿Y quién inventó esa fórmula? Dios, y la ciencia la ha descubierto. Y así son todas las obras de Dios: tienen un plano perfecto. Y vean ustedes, cuando Dios le ordenó al Profeta Moisés construir un tabernáculo, Dios le mostró, le dio el diseño; y también cuando Salomón fue a construir el templo, David le dio los planos de la construcción que iba a llevar a cabo, y le dijo que fueron trazados ¿por quién? Por la mano de Dios. Eso está por ahí por primera de Reyes o Segunda de Reyes.
Y vamos a ver para que lo tengan claro, en Primera de Crónicas, capítulo 28, dice, verso 18 al 19:
“*Además, oro puro en peso para el altar del incienso, y para el carro de los querubines de oro, que con las alas extendidas cubrían el arca del pacto de Jehová.*
*Todas estas cosas, dijo David, me fueron trazadas por la mano de Jehová, que me hizo entender todas las obras del diseño.”*
¿Ven?, el tabernáculo que construyó Moisés tuvo un plano, fue diseñado por Dios conforme al diseño del Templo Celestial, y el templo que construyó el rey Salomón también tenía un plano.
Y si el tabernáculo que construyó Moisés y el templo que construyó Salomón tenían un plano, y fueron construidos de acuerdo al diseño del Templo Celestial, y ambos templos tipifican a la Iglesia del Señor Jesucristo, ¿tendrá entonces la Iglesia un plano divino? Claro que sí; si no tuviera un plano divino, entonces Dios estaría tratando de hacer algo, pero no, Dios no está tratando de hacer algo, El está haciendo la Obra que El diseñó desde antes de la fundación del mundo para llevar a cabo.
Por lo tanto, en el Templo Espiritual de Jesucristo (que es la Iglesia de Jesucristo), el Nuevo Templo, porque ya no está el tabernáculo que construyó Moisés ni el templo que construyó el rey Salomón, y el pueblo hebreo está sin templo, el pueblo hebreo está sin templo, pero Dios en la Tierra no está sin templo, El tiene un nuevo Templo que está siendo construido, y es un Templo Espiritual llamado: La Iglesia del Señor Jesucristo, de lo cual el Apóstol San Pedro en Primera de Pedro, capítulo 2, nos dice con palabras claras, verso 4 en adelante:
“*Acercándoos a él, piedra viva, desechada ciertamente por los hombres, mas para Dios escogida y preciosa,*
*vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo.”*
Y ahora, somos piedras vivas, seres humanos vivos; como Cristo es la Piedra viva, la piedra del ángulo que los edificadores, los sacerdotes, los líderes religiosos del pueblo hebreo rechazaron, pero ha venido a ser cabeza del ángulo, es la piedra principal, es el principio de la creación de Dios, es el principio, el primero de esa nueva creación de seres con Vida eterna; es Cristo, el Segundo Adán para una nueva raza con Vida eterna que Dios está creando.
Y esa creación de esa nueva raza, Dios la lleva a cabo por medio de Su Palabra creadora, porque es por medio de Su Palabra creadora que Dios lleva a cabo toda Su Obra de creación.
Por lo tanto, Dios, por medio de Cristo, ha estado creando una nueva raza, y de esa nueva raza Cristo (que es el Segundo Adán) es la cabeza, es el primero, por lo tanto así como es el primero, ¿serán quiénes? Los demás, ¿y quiénes son los demás? Todos nosotros, el Programa Divino es que todos seamos a imagen y semejanza de Jesucristo.
Por lo tanto, en el Programa Divino, en el plano divino está Dios crear primero esa nueva creación en el campo espiritual; por lo cual, así como Cristo antes de estar en carne humana ya existía en cuerpo angelical, llamado en el Antiguo Testamento, el Ángel de Jehová o Ángel del Pacto, el cual le apareció a Moisés y le dijo: “Yo Soy el Dios de tu padre (o sea, el Dios de Amram que era el padre de Moisés), el Dios de Abraham, el Dios de Isaac, el Dios de Jacob.”
Y ahora, el Ángel de Jehová le está diciendo a Moisés que El es el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, y ¿quién es entonces el Ángel de Jehová? El Ángel de Jehová es Cristo en Su cuerpo angelical, en quien estaba la plenitud de Dios en ese cuerpo angelical; y cuando se hizo carne también estaba la plenitud de Dios en Su cuerpo angelical y Su cuerpo de carne llamado Jesús, el cuerpo angelical de Dios es Cristo en Su cuerpo angelical llamado el Ángel de Jehová, el cual estaba dentro del cuerpo de carne.
La promesa dada al pueblo hebreo con relación a la Venida del Mesías, dice en Malaquías, capítulo 3, que sería la Venida del Señor, del Ángel de Jehová. Dice Malaquías, capítulo 3, verso 1 al 2 - verso 1 (también *aquí* nos habla de la Venida del precursor; el precursor fue Juan el Bautista, ya todos lo sabemos, ahora aquí está el precursor y el precursado), dice:
“*He aquí, yo envío mi mensajero, el cual preparará el camino delante de mí* (y ese fue Juan el Bautista, ¿quién lo envió? Lo envió aquel al cual le sería preparado el camino)*; y vendrá súbitamente a su templo el Señor a quien vosotros buscáis, y el ángel del pacto, a quien deseáis vosotros. He aquí viene, ha dicho Jehová de los ejércitos.”*
¿Quién vendría? El Señor, el Ángel del Pacto que es Cristo, el Ángel de Jehová, y en Cristo el Ángel de Jehová manifestado en carne humana estaría ¿quién? Dios, el Padre Celestial.
El Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob lo encontramos en el Antiguo Testamento en Su cuerpo angelical que es Cristo en Su cuerpo angelical, y luego lo encontramos en carne humana en la persona de Jesús; por eso Cristo podía decir: “El Padre y yo una cosa somos.”
Y también podía decir: “El que me ha visto a mí, ha visto al Padre. ¿Cómo, pues, dices tu Felipe: Muestranos al Padre y nos basta? ¿No crees que yo estoy en el Padre y el Padre en mí?, y las palabras que yo hablo no las hablo de mí mismo.”
Porque Cristo no hablaba de Sí mismo nada, sino que como El escuchaba al Padre hablar, así El hablaba, y las obras que El hacía, no eran las obras de un hombre, eran las obras de Dios a través de un hombre.
Para que lo puedan comprender: la forma en que Dios obraba a través de Cristo, para que puedan comprender las obras que Cristo hacía y las palabras que El hablaba, es sencillo: Cristo decía que eran las obras de Dios y era la palabra de Dios, y El dijo: “El que es de Dios, la Palabra de Dios oye,” y también dijo: “Mis ovejas oyen mi voz y me siguen,” también El dijo: “También tengo otras ovejas que no son de este redil, las cuales también debo traer, y oirán mi voz, y habrá un rebaño y un pastor.”
El rebaño es la Iglesia de Jesucristo y el pastor es Jesucristo nuestro Salvador en Espíritu Santo en medio de Su Iglesia.
Y ahora, ¿cómo era que funcionaba todo en Cristo? ¿Cómo era que Dios obraba a través de Cristo, y las obras que las personas veían que Jesús, un hombre, un sencillo carpintero de Nazaret, las cuales obras que El hacía, las cuales El estaba haciendo, Cristo decía que no eran de El, que eran del Padre que estaba en El.
Porque ningún hombre puede sanar a una persona, ningún hombre puede resucitar a un muerto, ningún hombre puede darle la vista a un ciego, solamente Dios, por lo tanto era Dios obrando a través de un hombre llamado Jesús.
Y por cuanto en Cristo Jesús moró la plenitud de la Divinidad, en Cristo estaba todo: Padre, Hijo y Espíritu Santo, por eso es que Jesucristo es nada menos que Emanuel, Dios con nosotros visitando la raza humana en un cuerpo de carne humana.
El cuerpo angelical de Dios es el cuerpo teofánico angelical, el cuerpo angelical de Cristo, Cristo en Su cuerpo angelical, esa es la imagen del Dios invisible, y el cuerpo físico de Dios es Jesús.
¿Ven lo sencillo que es?, por lo tanto Dios estando en Jesús, está Dios en carne humana como un ser humano en medio del pueblo hebreo, pero el pueblo hebreo no se dio cuenta que el que estaba dentro de aquel velo de carne era Dios, estaba en Jesús la plenitud de la divinidad.
Antes de Jesús, Dios había usado velos de carne, cuerpos, pero no cuerpos que El había creado sino cuerpos que habían nacido a través de la unión de un hombre y de una mujer.
Por lo tanto ninguno de esos cuerpos fue el cuerpo de Dios, el cuerpo propio de Dios, pero el cuerpo de Jesús sí fue el propio cuerpo de Dios porque fue el cuerpo que Dios se creó para Sí mismo, para El habitar en El en toda Su plenitud.
Por lo tanto, siendo que Dios creó al ser humano a Su imagen y semejanza, ahí podemos ver que hay un plano divino, y por consiguiente si el ser humano es a imagen y semejanza de Dios, y el ser humano es cuerpo físico, espíritu (que es un cuerpo de otra dimensión) y es alma, el ser humano lo que es, es alma viviente, viviendo en un cuerpo espiritual dentro y - dentro y con El dentro del cuerpo de carne.
Por lo tanto, el ser humano cuando hace algo, algún trabajo con sus manos, ¿quién es el que está haciendo ese trabajo? Usted ve las manos de la persona, pero el que lo está haciendo es la persona que es alma viviente, es el alma de esa persona la cual está obrando a través del cuerpo de carne, y para obrar a través de ese cuerpo de carne tiene que tener un espíritu, si le sacan el espíritu a la persona, ¿qué es? Un cadáver que no puede mover ni un dedo.
Ahora, encontramos que el ser humano al tener espíritu, que es un cuerpo de otra dimensión, a través de ese cuerpo de otra dimensión obra dentro del cuerpo de carne y hace todas las labores cotidianas de la vida terrenal, pero el que obró fue el alma, la persona que es alma viviente.
Y ahora, en Jesús estando Dios en toda Su plenitud estaba en Jesús: Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Por lo tanto, encontramos que el cuerpo de carne llamado Jesús es la Casa terrenal de Dios, es el Templo terrenal de Dios, el Templo humano de Dios, el cuerpo físico de carne de Dios, y el Ángel de Jehová que es el cuerpo angelical de Dios, que es Cristo en Su cuerpo angelical estaba dentro del cuerpo de carne.
Ahí tenemos, vean a Dios en cuerpo, espíritu y alma, Dios, Dios morando dentro de un cuerpo angelical teofánico con un cuerpo de carne en el cual estaba todo, Dios con Su cuerpo angelical dentro del cuerpo de carne, y estaba obrando por medio de ese cuerpo de carne y llevando a cabo todo el programa que El había diseñado desde antes de la fundación del mundo, para llevar a cabo en ese tiempo y reconciliar al ser humano con Dios, para hacer al ser humano, restaurar al ser humano a la imagen y semejanza de Dios.
Por eso, en la restauración del ser humano a la imagen y semejanza de Dios, la primera parte que es restaurado al ser humano es su interior, su espíritu; el ser humano es restaurado a un espíritu angelical, teofánico de la sexta dimensión, porque el que recibimos cuando nacimos a través de nuestros padres terrenales, es un espíritu del mundo que inclina al ser humano hacia el mal. Por lo tanto, necesita el ser humano nacer de nuevo.
Al nacer en esta Tierra hemos nacido en medio de una raza y en una raza caída, la cual está esclavizada en el reino de las tinieblas que es el reino del diablo, por lo tanto está esclavizada por el diablo (la raza humana).
Pero ahora, Cristo liberta al ser humano, liberta el alma del ser humano del reino de las tinieblas y lo coloca Cristo en Su Reino con Vida eterna, le da Su Espíritu Santo a la persona que recibe a Cristo como su Salvador, lava sus pecados en la Sangre de Cristo y es bautizado en agua en Su Nombre, en el Nombre del Señor Jesucristo, esa persona recibe el perdón de sus pecados y Cristo lo bautiza con Espíritu Santo y Fuego, y esa persona ha obtenido el nuevo nacimiento, ha nacido en el Reino de Cristo como una nueva criatura con Vida eterna de una nueva raza descendiente del Segundo Adán, que es Jesucristo nuestro Salvador.
Y así recibimos la primera parte del Programa de la Redención, de la restauración del ser humano; recibimos el cuerpo angelical teofánico de la sexta dimensión, un cuerpo angelical, como el cuerpo angelical de Jesucristo llamado el Ángel de Jehová, el cuerpo angelical de Jesucristo es llamado el Ángel de Jehová en el Antiguo Testamento, y el cuerpo angelical de cada creyente es llamado el Ángel de Jehová que acampa en derredor de los que le temen y los defiende.
Por lo tanto, cada creyente en Cristo nacido de nuevo tiene un cuerpo angelical teofánico, como el cuerpo angelical teofánico de nuestro amado Señor Jesucristo.
Y así como Dios creó en el vientre de María una célula de vida, de sangre, la cual se multiplicó célula sobre célula y así se formó el cuerpo de Jesús, el cuerpo de carne en donde habitó Dios en toda Su plenitud.
Y ahí tenemos a Dios en toda Su plenitud manifestado en carne humana, ahí tenemos a Dios en Jesucristo en imagen, la imagen de Dios, el cuerpo angelical de Cristo, y la semejanza de Dios, el cuerpo de carne de Jesucristo.
Así como nosotros tenemos la semejanza física de carne, y así como tenemos la imagen invisible que es el cuerpo espiritual.
Y ahora, Cristo nos restaura a la imagen de Dios, dándonos un cuerpo angelical teofánico de la sexta dimensión, lo cual obtenemos al recibir a Cristo como nuestro Salvador, lavar nuestros pecados en Su Sangre, ser bautizados en agua en Su Nombre y recibir el Espíritu Santo, y así obtenemos el nuevo nacimiento y entramos al Reino de Dios con Vida eterna, nacemos en el Reino de Cristo como niños espirituales.
Cristo dijo en San Juan, capítulo 3, verso 1 al 6 a Nicodemo: “Que el que no nazca de nuevo no puede entrar al Reino de Dios.” El que no nazca del agua y del espíritu no puede entrar al Reino de Dios. Por lo tanto se requiere que toda persona nazca de nuevo para que entre al Reino de Dios con Vida eterna y pueda vivir eternamente con Cristo en Su Reino.
Lo cual se obtiene cuando la persona ha recibido a Cristo como su Salvador, ha lavado sus pecados en la Sangre de Cristo y ha sido bautizado en agua en Su Nombre y ha recibido el Espíritu Santo, la persona ha nacido de nuevo, ha nacido en el Reino de Cristo, ha entrado al Reino de Dios que es la Iglesia del Señor Jesucristo.
Y ahí va creciendo espiritualmente a medida que va alimentándose con la Palabra de Dios para su tiempo.
Ahora, encontramos que el mismo plano con el cual Dios lleva a cabo la Obra de la creación de esta nueva raza, la cual es la Iglesia del Señor Jesucristo, también es el mismo plano con el cual obra Cristo en cada uno de los creyentes en El.
Así que, así como la Iglesia del Señor Jesucristo pasa por diferente etapas, cada creyente pasa por diferentes etapas.
Y el Rvdo. William Branham hablándonos en el Mensaje: *“La Estatura de un hombre perfecto,”* usó este diagrama, en donde presenta aquí, el tiempo aquí de los Apóstoles y luego las siete edades de la Iglesia representadas en las siete Iglesias de Asia menor que fueron señaladas en el libro del Apocalipsis, y en cada edad se manifestó una virtud.
O sea, que la Iglesia del Señor Jesucristo así como cada individuo tiene virtudes que serían manifestadas.
Y ahora, estas siete virtudes son: fe, virtud, ciencia, templanza, paciencia, temor de Dios, amor fraternal, o sea, amor hermanable.
Y luego, viene un espacio ahí en donde el Espíritu Santo obra y luego se sube a la Piedra Angular, que es amor, lo cual es Dios: Dios es amor.
Por lo tanto, la Iglesia del Señor Jesucristo va subiendo de etapa en etapa, y el Espíritu Santo se va moviendo de edad en edad, va manifestándose en Su Iglesia en cada edad y unge, envía al Mensajero ungido con Su Espíritu Santo, lo usa, habla y llama a los escogidos a la edad que está vigente para ese tiempo, ahí son llamados y juntados.
Y luego viene la otra edad y llama a los escogidos de esa otra edad, y forman esa etapa del Templo Espiritual de Cristo, y así sigue llamando el Espíritu Santo al pasar de una edad a otra, y sigue enviando un Mensajero en cada edad, en el territorio correspondiente a cada edad.
Y esas no son cosas que surgen por casualidad, todas están en el Programa Divino, en la mente de Dios ya fueron pensadas para ser llevadas a cabo.
Como cuando usted ve un edificio, usted se pregunta, cuando lo ve de momento, en un lugar donde usted no lo había visto, y no había pasado por ese lugar cuando lo estaban construyendo y dice: “Oye, pero ¿de dónde salio este edificio?” Salió de la mente del que pensó en ese edificio.
Por lo tanto, todo el plano que se usó para la construcción de ese edificio salió de la mente del arquitecto, y el constructor lo hizo realidad con los obreros de construcción, porque ellos recibieron el plano del arquitecto; y el Arquitecto de toda la creación ¿es quién? Dios, y siendo el ser humano parte de la creación de Dios, está en el plano del Arquitecto Divino.
Por lo tanto, la Iglesia del Señor Jesucristo también es una Obra de creación divina, por lo tanto está en el plano del Arquitecto Divino y creador del Universo completo, del mundo físico y del mundo invisible, del mundo espiritual, porque Dios es Creador del mundo visible y del invisible.
Y recuerden una cosa muy importante: que Dios toda Su Obra de creación la ha llevado a cabo a través de Jesucristo, el cual es nada menos que el Ángel de Jehová, el cuerpo angelical de Dios.
Por eso es que podemos conciliar la Escritura que dice: *“En el principio creó Dios los Cielos y la Tierra,”* Génesis, capítulo 1,verso 1; y luego conciliar *aquí* lo que dice San Pablo en Hebreos, capítulo 1 también, versos 1 al 3, donde dice:
“*Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas,*
*en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo.”*
¿Por quién Dios hizo el Universo? Por medio de Jesucristo, por medio de Jesucristo en Su cuerpo angelical, el cual es llamado el Ángel de Jehová o Ángel del Pacto. También en Colosenses nos habla acerca del Ángel de Dios y de Cristo, y de la Obra de creación, y dice El - ahora, nos faltó algo aquí en Hebreos, dice:
“*...el cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia...”*
¿Quién es la imagen misma de la sustancia de Dios? Jesucristo en Su cuerpo angelical, y en Su cuerpo físico Jesucristo es la semejanza física de Dios.
“*A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él* (le declaró, o sea) *le ha dado a conocer.”* San Juan, capítulo 1, verso 18.
“*...y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas.”*
Y ahora, hemos visto que Cristo es la imagen del Dios invisible, la imagen misma de Su sustancia; por eso ¿de dónde salió Cristo en Su cuerpo angelical? De Dios, El es la imagen misma de Su sustancia.
Y ahora, en Colosenses, capítulo 1, dice, verso 14 en adelante:
“*En quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados.”*
Ninguna persona puede obtener el perdón de sus pecados a menos que sea a través de Jesucristo, y no puede ninguna persona quitarse sus pecados a menos que sea la Sangre de Jesucristo quien le limpie de todo pecado; Cristo con Su Sangre es el único que puede limpiar de todo pecado a todo ser humano.
“*El es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación.*
*Porque en él fueron creadas todas las cosas”.*
¿Que en Jesucristo fueron creadas todas las cosas, y cómo se entiende eso? Dios colocó en Jesucristo en Su cuerpo angelical, El colocó toda la creación, y ¿cómo es posible que en Cristo estando todavía sin el cuerpo de carne Dios colocara toda su creación?
“*En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios.*
*Este era en el principio con Dios.*
*Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho.”* San Juan, capítulo 1, verso 1 al 4, también en San Juan, capítulo 1, verso 14, dice:
“*Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad.”*
El Verbo que era con Dios y era Dios se hizo hombre, se hizo carne y habitó en medio de la raza humana allá en medio del pueblo hebreo, y ahí tenemos a Dios en Su imagen: el cuerpo angelical, y en Su semejanza física el cuerpo de carne de Jesús, a través del cual obró bajo ese tiempo de la manifestación de Dios en carne en la persona de Jesús.
Ahora, ¿cómo era que en Cristo, Dios había colocado toda la creación? Porque en El fueron creadas todas las cosas.
Usted toma una semilla de trigo o de aguacate, o de naranja, o de algún otro árbol, y en esa semilla está creada o creado todo árbol que pueda venir a través de esa semilla.
Por lo tanto, en una semilla de naranja o en una semilla de aguacate o de mango, o de trigo que tenga vida, ahí hay millones de árboles; si es de naranja, de mango o de aguacate, o si es de trigo, ahí hay millones de plantas de trigo.
Por lo tanto, ahí están también las hojas de los aguacates o de mango o de naranjas, y también está ahí el tallo y la espiga y todo lo del trigo, y también está el fruto, ¿y cómo puede estar en una semilla? Porque Dios colocó en esa semilla todo ese potencial, para materializar todo eso, ¿y cómo en esa semilla hay millones? Sencillo, usted siembra esa semilla ¿y qué nace? Si es de mango, pues nace un árbol de mango o de mangó, y va creciendo, hecha sus ramas, hecha hojas y luego hecha el fruto, el cual se madura y ahí usted cosecha cientos de mangos o de aguacates, o de naranjas, o de trigo, si es una planta de trigo, pero no habían millones.
Vamos a ir poco a poco, porque siempre la Obra de Dios es en una forma progresiva.
Luego, toma todas esas semillas que puede comer la parte que se come del fruto, y la semilla, todas sus semillas, digamos que tuvo trecientas, trecientos mangos, y el de naranja tuvo trecientas naranjas y el de aguacate tuvo trecientos aguacates, bueno se comió el fruto, pero la semilla, la siembra, son trecientas semillas, y cuando nacen son trecientos árboles los de naranja, de acuerdo a la semilla de naranja que sembró, y los de aguacate así también, cada simiente, pues produce según su genero.
Y luego, vean de una semilla nació un árbol, y ahora ese árbol produjo trecientos frutos y la semilla de ese fruto se siembra y produce trecientos árboles, ¿ven? Se va multiplicando; y esos trecientos árboles, digamos, que produzcan trecientos frutos cada uno, trecientos por trecientos son como nueve mil (¿verdad?), nueve mil frutos.
Y ahora vean ustedes, luego se comen el fruto y siembran esas nueve mil semillas y ya son nueve mil árboles de fruto que han nacido, y producen —digamos— trecientos frutos más, trecientos por nueve mil, ¿cuánto es? Como veintisiete mil, por ahí, o dos millones setecientos mil, por ahí (dos millones setecientos mil, lo único que tuve que añadirle unos cuantos ceros más al veintisiete ya).
Ahora, vean cómo va multiplicándose, ya vamos por millones; les dije que en aquella semilla habían millones, y si se siembran esos millones, esas millones de semillas (me quedé corto al decir que habían millones), luego van a ver billones de billones de millones.
Así que en esa forma es que Dios obra en una forma progresiva, llevando a cabo Su Programa.
Y ahora, en la Iglesia del Señor Jesucristo, vean ustedes, Cristo dijo en San Juan, capítulo 12, verso 24:
“*Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, él solo queda; pero si cae en tierra y muere, mucho fruto lleva.”*
En esa misma forma conforme a la ley de siembra y cosecha, vean ustedes, Cristo, el grano de trigo tuvo que morir, y el Día de Pentecostés, esa semilla de trigo brotó en la forma de una planta de trigo que es Su Iglesia.
Y esa planta de trigo ha ido creciendo de etapa en etapa, de edad en edad; y en todas esas edades en donde Cristo en Espíritu Santo ha estado manifestado llamando y juntando a Sus escogidos, todos esos escogidos han pertenecido a la planta de trigo; y aunque no se veía el fruto, el grano de trigo, como grano de trigo sino que se veía la planta; porque así es como se ve la planta de trigo hasta que llega el tiempo de verse, de verse el fruto: los granos de trigo; pero sin embargo todas esas personas creyentes de esas edades eran trigo potencialmente.
Pero no estaban manifestados como trigo, sino como planta de trigo; pero es en el tiempo final donde el grano de trigo que fue sembrado en Tierra, se manifiesta, se multiplica porque es la Vida de Cristo, el Espíritu Santo que es la Vida del grano de trigo, es la Vida de la Sangre; ha estado moviéndose a través de la planta de trigo de edad en edad.
Por lo tanto, en cada edad ha estado la Vida de Cristo, la sabia de las raíces ha ido subiendo de edad en edad.
Por lo tanto, los que han recibido la Palabra de su edad a través del Espíritu Santo en el Mensajero de cada edad, Mensaje que se ha extendido en cada edad, porque Dios ha colocado Mensajeros de edad en edad, y a su lado ha colocado maravillosos colaboradores para trabajar en la Obra de Cristo.
Y ese Mensaje se ha extendido en esa edad, en el territorio correspondiente a esa edad, y de ahí a otros territorios; y así han nacido en el Reino de Cristo los hijos e hijas de Dios, en la Iglesia del Señor Jesucristo.
Y luego para este tiempo final, Cristo en Espíritu Santo llama y junta a Sus últimos escogidos, que serán los granos de trigo que madurarán y serán a imagen y semejanza de Cristo.
Ahora, todo ser humano creyente en Cristo nacido de nuevo, ha recibido la imagen de Cristo, ha recibido el cuerpo angelical; pero le falta el cuerpo físico glorificado, le falta la semejanza física de Cristo que es el cuerpo nuevo, eterno, inmortal, incorruptible y glorificado.
Y solamente para los escogidos del Día Postrero, del tiempo final está la promesa: que estando vivos recibirán el cuerpo físico y glorificado; pero si alguno se va antes de los nuestros, no es ningún problema, regresará a nosotros con un cuerpo nuevo y glorificado.
Por lo tanto, mantengase bien agarrado de Cristo. Que la Vida de Cristo, la Vida del Espíritu Santo fluya en nuestras vidas todos los días de nuestra vida, para que permanezca en la planta de trigo, la Iglesia del Señor Jesucristo.
Ahora, hemos visto que así como hay un plano en los árboles para la vida de los árboles, la cual la ciencia ha descubierto, lo cual la ciencia ha descubierto, y ha metido su mano y ha hecho un poco de daño en eso; la Iglesia del Señor Jesucristo como la planta de trigo, producto de Cristo, tiene un plano para ir de edad en edad, de etapa en etapa creciendo esa planta, y llevar fruto en abundancia: granos de trigo: “Si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, él solo queda; pero si cae en tierra y muere, mucho fruto lleva.”
El grano de trigo es Jesucristo el Hijo de Dios, ¿qué va a llevar como fruto? Hijos e hijas de Dios.
Ese es el fruto del grano de trigo, Cristo, el cual murió en la Cruz del Calvario.
Por eso en la Iglesia de Jesucristo que es la planta de trigo es que nacen los hijos e hijas de Dios, los granos de trigo en este tiempo final, como en cada edad nacieron los hijos de Dios de cada edad en la parte de la planta de trigo; eran diferentes partes de la planta de trigo: tallo y así por el estilo.
Y la séptima edad de la Iglesia era la parte de la cascara del grano de trigo; por lo tanto, los granos de trigo tenían que salir de la cascara, tenían que salir para así que el Sol de Justicia, Cristo les dé con Su luz de la revelación divina del Día Postrero, y los madure en este tiempo final, para ser cosechados, para ser transformados y ser llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero.
Y ahora, el Rvdo. William Branham en el Mensaje: *“La Restauración de la Novia,”* de la Iglesia Novia, él dice que son cuatro etapas; él dice también que es la copa del árbol (del árbol-Novia), que el fruto es madurado y luego es cosechado.
Y ahora, la copa del árbol-Novia es la parte de arriba: la Edad de la Piedra Angular.
En la primera, segunda, tercera, cuarta, quinta, sexta o séptima edad, no maduraron allí, por lo tanto, no fueron adoptados, no fueron transformados físicamente; donde único, los hijos e hijas de Dios madurarán y llegarán a la adopción física que es la transformación de nuestros cuerpos, donde obtendremos el cuerpo físico glorificado, es en la etapa de la Edad de la Piedra Angular.
Por eso en Apocalipsis dice: “Sube acá, y yo te mostraré las cosas que sucederán después de estas.” Las cosas que sucederán después de las que ya han sucedido en las siete etapas de la Iglesia, las siete edades de la Iglesia.
Y ahora, hay cosas que sucederían después de las siete edades de la Iglesia, y Cristo dijo: “Sube acá.”
Ahora, ¿dónde vamos a subir espiritualmente? Vamos a subir a la Edad de la Piedra Angular, porque ya Cristo en Espíritu Santo no está en ninguna de estas siete edades pasadas; la última fue de las siete: la edad correspondiente a la Iglesia de Laodicea, se reflejó la Iglesia de Laodicea en Asia Menor, y esa edad se cumplió en Norte América y su Mensajero fue el Rvdo. William Branham, y ya se fue.
Y el Espíritu de Dios, dice el Rvdo. William Branham, que voló de Norte América, se fue para otro lugar. ¿Para dónde se habrá ido, si se iba de una edad a otra y de un territorio a otro?, hay que buscar para qué edad se ha ido: pues para la Edad de la Piedra Angular, subió más arriba, porque ha ido subiendo de edad en edad.
Y si se fue de Norte América, y la manifestación del Día Postrero, la lluvia tardía y temprana es para el Oeste, el continente americano, y ya se fue de Norte América, tiene que estar en algún lugar, en algún territorio del continente americano, en donde los escogidos de Dios, correspondientes a este continente, serán llamados y juntados en el Día Postrero, en la Edad de la Piedra Angular; y si hay escogidos en otras naciones y continentes, hasta allá les llegará el Mensaje también; y serán llamados y colocados en la etapa de la Edad de la Piedra Angular para recibir la revelación divina de todas las cosas que deben suceder en este tiempo final.
Por lo tanto, ¿a dónde subimos? A la etapa de la Edad de la Piedra Angular, la etapa de la Piedra de Corona.
Esa es la Piedra de Corona de la Iglesia del Señor Jesucristo, esa es la Edad del Hijo del Hombre, las otras edades ya han terminado.
Por eso, de edad en edad vean ustedes, Dios dio un avivamiento a Su pueblo, a Su Iglesia en cada edad cuando envió... cuando el Espíritu Santo envió a cada Mensajero en cada edad, y a través de cada Mensajero se manifestó y trajo el avivamiento de cada edad.
Y ahora, encontramos que de las siete edades, el último avivamiento de las siete edades fue el séptimo avivamiento y fue en Norte América, y el Rvdo. William Branham fue el Mensajero para esa séptima etapa de la Iglesia; y el Rvdo. William Branham dice: “Ya no habrá más avivamientos para Norte América, el avivamiento en Norte América se acabó.”
Y luego en otro lugar dice el Rvdo. William Branham, se pregunta algo muy importante, vamos a ver... él pregunta si habrá otro avivamiento. Esto está en el libro de *“Citas,”* página 166, párrafo 1485, dice:
“*Ahora, yo estaba... poniéndome bastante viejo y pensé, ¿Habrá otro avivamiento, veré otro tiempo?”*
O sea, otro avivamiento como los que se llevaron a cabo de edad en edad, los cuales trajo el Espíritu Santo de edad en edad, usando al Mensajero de cada edad, y llamando a los escogidos de cada edad.
Por lo tanto, si el hermano Branham piensa: “¿habrá otro avivamiento?” También ahí tiene que estar el pensamiento: “¿habrá otro pueblo?, ¿Habrá otro territorio?, ¿Habrá otro Mensajero?, ¿Habrá otro Mensaje?” Todo eso va en un avivamiento.
“*...sólo recuerden, del oeste vendrá un jinete en un caballo blanco. Cabalgaremos esta senda otra vez...”*
El cuarto Elías, precursor de la Segunda Venida de Cristo y Ángel Mensajero de la séptima edad, ahora está diciendo que del Occidente vendrá un Jinete en un Caballo Blanco.
Por lo tanto, la bendición continúa en el Occidente que es el continente americano; pero ya no en Norteamérica, porque ya su edad terminó; por lo tanto tiene que haber otro territorio en el continente americano, ¿y cuál es?, ¿y cuál es ese pueblo del continente americano en donde estará ese próximo avivamiento después de la séptima edad? Somos el pueblo donde ese avivamiento estaría cumpliéndose.
Y para eso vendrá un Jinete en un Caballo Blanco, dice el Rvdo. William Branham, en el Occidente. *“Cabalgaremos esta senda otra vez.”* Elías dice: *“Cabalgaremos esta senda otra vez,”* Si Elías cabalga la senda otra vez, la senda ministerial otra vez - la cabalgó en Elías Tisbita la primera vez, en Eliseo la segunda vez, en Juan el Bautista la tercera vez, en el Rvdo. William Branham la cuarta vez, y la cabalgará de nuevo por quinta vez.
Por lo tanto, en y con ese Jinete del Caballo Blanco vendrá Elías en su quinta manifestación, y vendrá con Moisés.
“*Eso es correcto. Tan pronto como estamos listos. Ven Uds. es una promesa.”*
¿Y dónde más habló de un próximo avivamiento? En el libro de *“Los Sellos”* página 212, dice el Rvdo. William Branham, en el primer párrafo, al final, dice:
“*La Novia todavía no ha tenido un avivamiento; todavía no ha habido allí ningún avivamiento, ninguna manifestación de Dios para sacudir a la Novia. Estamos esperando eso. Se necesitarán esos siete truenos misteriosos para despertarla. El los mandará, lo ha prometido.”*
Y ahora, vean cómo el avivamiento para la Iglesia de Jesucristo en el Día Postrero, después de la séptima edad, viene por medio de los Siete Truenos. Los Siete Truenos es la Voz de Cristo, la Voz del Ángel Fuerte que desciende del Cielo con el Librito abierto en Su mano.
Y ahora, ¿a dónde tiene que venir? A la Edad de la Piedra Angular, porque El, Cristo es la Piedra Angular, por lo tanto tiene que venir a Su edad, la Edad de la Piedra Angular en Su manifestación final, para hablarnos con esa Gran Voz de los Siete Truenos de Apocalipsis, capítulo 10, con esa Gran Voz de León, clamando como cuando un león ruge y siete truenos emitiendo sus voces, y así dándonos esa revelación.
¿Qué revelación contienen los Siete Truenos? La revelación del Séptimo Sello, que es la revelación de la Segunda Venida de Cristo.
Por lo tanto, la Voz de Cristo hablándonos en este tiempo final en forma consecutiva; en las edades habló a través de cada Mensajero de una edad, se detuvo y luego de un tiempito habló a través de otro Mensajero, y así fue hablando en forma gradual, en forma intercalada. Pero acá habla en forma consecutiva a través del mismo instrumento que tenga sin necesidad de otro instrumento.
Y ahora, vamos a ver a través del libro del Apocalipsis cómo es que vamos a escuchar todas estas cosas que deben suceder pronto siendo reveladas a nosotros en este tiempo final. La promesa es: “Sube acá, y yo te mostraré las cosas que sucederán después de estas.” O sea, las cosas que van a suceder después de las que ya han sucedido durante el tiempo de las siete edades de la Iglesia.
Y ahora, ya los siete Ángeles Mensajeros se fueron; ellos fueron los instrumentos de Dios a través de los cuales el Espíritu Santo habló la Palabra de Dios para cada edad a la Iglesia del Señor Jesucristo, ¿cómo nos hablará el Espíritu Santo, en este tiempo final, la Palabra de Dios para darnos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto? ¿tendrá algún instrumento, tendrá algún Mensajero? Que lo diga el mismo Cristo, porque El fue el que hizo la promesa de darnos a conocer todas estas cosas que han de suceder pronto, después de las que ya han sucedido en las edades pasadas.
Toda revelación tiene que venir por medio de un Profeta, porque viene a un Profeta y luego de ese Profeta pasa al pueblo de Dios; por lo tanto todos los que estarán escuchando esa Voz, dando a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto, estarán en la edad correspondiente a este tiempo donde Cristo en Espíritu Santo estará hablándonos estas cosas, pero ¿por medio de quién estará hablándonos estas cosas que han de suceder pronto? Que lo diga el mismo Cristo, el cual en Apocalipsis 22 nos dice cómo va a ser.
Recuerde que hay un plano, un diagrama en el cual está todo diseñado, todo lo que Dios hará en la Iglesia del Señor Jesucristo, y la forma en que Dios obrará. Apocalipsis, 22, verso 6, dice:
“*Y me dijo: Estas palabras son fieles y verdaderas. Y el Señor, el Dios de los espíritus de los profetas, ha enviado su ángel, para mostrar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto.”*
¿Cómo es que Cristo va a dar a conocer estas cosas que deben suceder pronto? Dice que ha enviado a Su Ángel para dar a conocer estas cosas que han de suceder.
Es por medio del Ángel del Señor Jesucristo, el cual es el Ángel con la revelación de Jesucristo, el cual le apareció a Juan el Apóstol alrededor, cerca de dos mil años atrás, y le dio la revelación del Apocalipsis, a través de ese Ángel que siempre ha estado en la Iglesia de Jesucristo.
\*El, en el Día Postrero, estará dándonos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto, porque Cristo enviará en carne humana a Su Iglesia para darle a conocer estas cosas que deben suceder pronto, porque ya no tienen a los siete Ángeles Mensajeros de las siete edades, a través de los cuales El estuvo hablando en las edades pasadas, por lo tanto hablará a través de Su Ángel Mensajero. En Apocalipsis, capítulo 22, verso 16, del Apocalipsis dice el mismo Jesús:
“*Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias.”*
¿Quién es el enviado de Cristo para dar testimonio de estas cosas, de todas estas cosas que deben suceder pronto? El Ángel del Señor Jesucristo, está bien identificado en el libro del Apocalipsis.
El Profeta Mensajero más identificado por Cristo mismo, en el libro del Apocalipsis, es el Ángel del Señor Jesucristo.
No hay ningún Mensajero más identificado proféticamente en la Escritura que el Ángel del Señor Jesucristo en el Nuevo Testamento. En San Juan, capítulo 13, verso 20, dice Cristo:
“*De cierto, de cierto os digo: El que recibe al que yo enviare, me recibe a mí; y el que me recibe a mí, recibe al que me envió.”*
¿Por qué? Porque el que recibe al enviado de Cristo en cada edad, está recibiendo a Cristo que viene manifestado en Espíritu Santo en ese Mensajero, y así es para este tiempo final también.
El que recibe al Ángel del Señor, de cada edad, está recibiendo a Cristo manifestado en ese Ángel, y por consiguiente está recibiendo también al Padre que envió a Jesucristo; y el que recibe al Ángel del Señor Jesucristo en el Día Postrero, está recibiendo a Cristo que vendrá manifestado en Espíritu Santo en Su Ángel Mensajero, y por consiguiente está recibiendo al que envió a Jesucristo, y por consiguiente Cristo a través de él estará dando a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto ¿a quiénes? A los que han subido a la Edad de la Piedra Angular, al lugar donde Cristo dijo: “Sube acá, y yo te mostraré las cosas que sucederán después de estas.”
Y luego, esto es para la Iglesia así, y para cada individuo subiendo espiritualmente a una edad más alta, la edad perfecta de la Iglesia del Señor Jesucristo, donde obtendremos la perfección física que será nuestra transformación.
Luego, cuando estemos transformados tendremos una manifestación plena del Poder de Cristo en la Tierra que estremecerá a la humanidad, como nunca antes se ha visto en la Iglesia de Jesucristo, el Poder de Cristo manifestado será visto en este tiempo final cuando nosotros estemos transformados. Y eso cumplirá en toda su plenitud la Tercera Etapa, de la cual habló el Rvdo. William Branham que dijo que será: para el mundo, para las vírgenes fatuas y también para la Novia.
Ahora, podemos ver las bendiciones que hay para todos aquellos que suben a donde Cristo llama a Sus hijos en este tiempo final.
Y ahora, podemos ver que esa es la etapa de la edad del Amor Divino. La séptima edad fue la etapa del amor hermanable, fraternal; pero la etapa de la Edad de la Piedra Angular es la etapa de la edad del Amor Divino.
Ahora, podemos ver dónde la Iglesia en este tiempo final estaría en el Cuerpo Místico de Cristo representado en este diagrama que hizo el Rvdo. William Branham, que usó el Rvdo. William Branham para explicar este Mensaje de la Estatura de un hombre perfecto, donde presenta el mismo programa para el individuo y también para la Iglesia del Señor Jesucristo pasando de edad en edad hasta llegar a la Edad de la Piedra Angular, la edad del Amor Divino, la edad del Hijo del Hombre.
Y ahora, podemos ver porqué el llamado de subir arriba, a la Edad de la Piedra Angular que es una edad eterna y es una edad celestial; no es una edad terrenal humana sino celestial, para un pueblo celestial.
Por lo tanto, en esta Edad de la Piedra Angular es que comprenderemos, veremos y comprenderemos, entenderemos todo lo que Juan vio allá cuando subió: él vio una Puerta abierta, y Cristo en San Juan, capítulo 10 dijo: *“Yo Soy la puerta, el que por mí entrare, será salvo, y saldrá y hallará pastos.”*
Y ahora, Cristo en Su Primera Venida es la Puerta abierta y Cristo en Su Segunda Venida es la Puerta abierta también. Esa Puerta abierta es Cristo, por lo tanto, Cristo siendo esa Puerta abierta en el Cielo, eso es el misterio de la Segunda Venida de Cristo siendo abierto en el Cielo.
Cristo es esa Puerta por quien entramos todos en este tiempo final, para obtener la fe para ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero.
Es importante entender estas cosas porque de otra forma nunca podríamos comprender el misterio de cómo subir a donde Cristo dice: “Sube acá, y yo te mostraré las cosas que han de sucederán después de estas.”
Pero ahora sí podemos comprender estas cosas y podemos saber por medio de quién Cristo estará dándonos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto en este tiempo final.
Por lo tanto, Juan el Apóstol subiendo y entrando por esa Puerta tipifica a la Iglesia de Jesucristo en este tiempo final saliendo de la séptima edad de la Iglesia y subiendo a una edad más alta y entrando por esa Puerta abierta.
Ahora, en Apocalipsis, capítulo 3, verso 20 al 21, dice:
“*He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo.”*
Para este tiempo final se abre una Puerta celestial, se abre ese misterio del Séptimo Sello, el misterio de la Segunda Venida de Cristo; esa es la Puerta abierta en el Cielo para entrar por esa Puerta, para ver todas las cosas que deben suceder pronto, y comprender todo lo que Juan vio en el Cielo.
Y ahora, ¿cuántos han subido respondiendo al llamado de Cristo en este tiempo final? Todos nosotros hemos subido a la Edad de la Piedra Angular; luego, cuando seamos transformados y raptados subiremos literalmente al Cielo, a la Casa de nuestro Padre Celestial.
Para subir en el rapto, hay que subir en este rapto espiritual, subir a una edad celestial que es la Edad de la Piedra Angular, y escuchar todas estas cosas que deben suceder pronto, y así obtener la fe para ser transformados y raptados; es ahí donde la Voz de los Siete Truenos emiten sus voces y nos revelan el misterio del Séptimo Sello, y nos revelan todas estas cosas que deben suceder pronto.
Juan el Apóstol quiso adorar al Ángel porque vio esa manifestación de Cristo en él, pero el Ángel le dijo que no lo hiciera, porque el Ángel del Señor Jesucristo no es el Señor Jesucristo, el Ángel es el Profeta Mensajero de la Séptima Dispensación enviado por Cristo a Su Iglesia, y a través de él, Cristo en Espíritu Santo nos da a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto.
Por lo tanto, hay que subir, hay que subir a la Edad de la Piedra Angular, hay que subir más arriba de la séptima edad de la Iglesia, y no hay otro lugar sino la Edad de la Piedra Angular.
Por lo tanto, toda persona es llamada en este tiempo a subir a esa edad donde está la vida de Cristo, el Espíritu Santo llamando y juntando a Sus escogidos y produciendo el nuevo nacimiento en todos los escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, y así formando esa etapa: la etapa de la Edad de la Piedra Angular que es el Lugar Santísimo de este Templo Espiritual de Jesucristo, que es la Iglesia del Señor Jesucristo.
Hemos visto en el plano de Dios todos estos pasos o etapas de la Iglesia, y hemos visto en qué etapa de la Iglesia nos encontramos en este tiempo final, y hemos visto en qué territorio se está cumpliendo esa etapa: la etapa de la Edad de la Piedra Angular, la etapa del Amor Divino; y hemos visto cuál es el Mensaje para este tiempo final y cuál es el Mensajero de Jesucristo para este tiempo final: es el Ángel del Señor Jesucristo.
Y ¿cuál es el pueblo para este tiempo final que es llamado y juntado en el Cuerpo Místico de Cristo, en la Edad de la Piedra Angular? Todos nosotros, y desde la América Latina y el Caribe se extiende el Mensaje para otras naciones y continentes, para llamar y juntar los escogidos que haya en diferentes naciones y continentes.
Por lo tanto, el llamado de: “Sube acá” se ha convertido en una realidad ¿para quiénes? Para todos nosotros, hemos escuchado Su Voz llamándonos a subir más arriba, y hemos subido más arriba de las siete edades de la Iglesia, hemos subido a la edad del Amor Divino, a la Edad de la Piedra Angular, la edad perfecta de la Iglesia de Jesucristo nuestro Salvador, para escuchar la Voz de Cristo, la Voz del Espíritu Santo por medio de Su Ángel Mensajero dándonos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto.
Hemos visto el misterio de subir más arriba y de cómo Cristo con esa Voz de Trompeta nos daría a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto.
Y ahora, El está llamando y juntando Sus escogidos de este tiempo final para completar Su Iglesia, por lo cual el Evangelio se sigue predicando en la Edad de la Piedra Angular, y viene la lluvia del Evangelio de la Gracia y la lluvia del Evangelio del Reino a la misma vez, para los escogidos del Día Postrero en la Edad de la Piedra Angular.
Cristo dijo en San Marcos, capítulo 16, verso 15 al 16:
“*Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.*
*El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.”*
Toda persona quiere ser salvo, quiere la salvación de su alma, quiere vivir eternamente con Cristo en Su Reino, por lo tanto necesita creer al Evangelio que presenta a Cristo como nuestro Salvador, por lo tanto necesita creer en Cristo y recibirlo como nuestro Salvador y ser bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, para que así la persona reciba el perdón de sus pecados y sea lavado con la Sangre de Cristo, y Cristo lo bautice con Espíritu Santo y Fuego, y obtenga así la persona el nuevo nacimiento, nazca del agua y del Espíritu en el Reino de Cristo, nazca como un bebé cristiano en el Reino de Cristo, para crecer espiritualmente con Cristo en Su Reino.
En el libro de los Hechos, capítulo 2, verso 34 en adelante, en el primer Mensaje que San Pedro predicó lleno del Espíritu Santo el Día de Pentecostés, dice:
“*Porque David no subió a los cielos; pero él mismo dice: Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi diestra,*
*Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies.*
*Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo.”*
Por eso es que a Jesús se le llama en el Nuevo Testamento: “Señor Jesucristo” porque Dios lo ha hecho Señor y Cristo, porque en El moró la plenitud de la Divinidad, y el Nombre de la Divinidad es: Señor Jesucristo.
Por eso al bautizar, los Apóstoles bautizaban en el Nombre del Señor Jesucristo a todos los creyentes, porque ese es el Nombre de Dios para salvación, ese es el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, y Cristo ordenó bautizar en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo y hay que saber cuál es el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
¿Cuál es el Nombre del Hijo? Jesús, ¿ven?, por lo tanto, Señor Jesucristo es el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, para que toda persona que quiere recibir salvación y Vida eterna, la reciba en el Nombre del Señor Jesucristo, “porque no hay otro nombre dado a los hombres en que podamos ser salvos,” no hay otro Nombre, el Nombre es Señor Jesucristo. *“No hay otro Nombre dado a los hombres en que podamos ser salvos,”* dijo el Apóstol Pedro en el capítulo 4, verso 12 del libro de los Hechos.
“*Al oír esto, se compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos?*
*Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo.*
*Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare.*
*Y con otras muchas palabras testificaba y les exhortaba, diciendo: Sed salvos de esta perversa generación.*
*Así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil personas.”*
Y ahora, toda persona que quiere recibir el perdón de sus pecados y recibir la salvación y Vida eterna, necesita recibir a Cristo como su Salvador, necesita, arrepentido de sus pecados, confesar a Cristo sus pecados y Cristo lo limpiará con Su Sangre preciosa de todo pecado, perdona sus pecados, será limpio de todo pecado, será justificado, será bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo y Cristo lo bautizará con Espíritu Santo y Fuego, y así la persona habrá obtenido el nuevo nacimiento y habrá nacido en el Reino de Cristo nuestro Salvador, y la persona así tiene Vida eterna.
No hay otra forma para recibir Vida eterna; por lo tanto, todos los que han recibido a Cristo como su Salvador, han lavado sus pecados en la Sangre de Cristo, han sido bautizados en agua en Su Nombre y han recibido el Espíritu Santo, han nacido de nuevo, han nacido en el Reino de Dios, en la Iglesia de Jesucristo y tienen Vida eterna, ¿y quiénes son esas personas? Todos nosotros.
El dijo: “El que creyere y fuere bautizado, será salvo.” Nosotros hemos creído, lo hemos recibido como nuestro Salvador, hemos sido bautizados en agua en Su Nombre y hemos obtenido la salvación y Vida eterna.
Ahora, los que no han recibido a Cristo como su Salvador, no tienen Vida eterna, y sus pecados no están perdonados, y sus pecados están sobre ellos, por lo tanto, no tienen Vida eterna y no podrán vivir en el Reino de Cristo por toda la eternidad, serán echados al lago de fuego que es la segunda muerte cuando Cristo los juzgue, los condene y los eche en el lago de fuego.
Pero nadie quiere ir para el lago de fuego, nadie quiere ser quemado en el lago de fuego en cuerpo, espíritu y alma.
¿Qué pueden hacer ustedes que no han recibido a Cristo como su Salvador y que no tienen Vida eterna todavía? Pues para ser librados de la condenación del lago de fuego, entonces lo único que pueden hacer es recibir a Cristo como su Salvador, no hay otra cosa que ustedes puedan hacer, y Cristo perdonará vuestros pecados, y Cristo los limpiará de todo pecado con Su Sangre preciosa, y ustedes serán bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y Cristo los bautizará con Espíritu Santo y Fuego y así obtendrán el nuevo nacimiento, nacerán en el Reino de Cristo y tendrán Vida eterna, y vivirán con Cristo en el Reino eterno por toda la eternidad.
Y eso es lo que ustedes quieren: vivir con Cristo por toda la eternidad. Nadie quiere ser echado al lago de fuego donde estará el diablo y el anticristo, nadie quiere ir a donde va a ir el diablo y el anticristo, nadie quiere ir al lago de fuego donde serán destruidos; por lo tanto, no hay otra cosa para usted hacer sino recibir a Cristo como su Salvador.
Toda persona que en esta noche desea recibir a Cristo como su Salvador, puede levantar su mano y el Rvdo. Mauricio Vivas estará orando por ustedes, para que Cristo extienda Su misericordia hacia ustedes, perdone sus pecados, sean bautizados en el Nombre del Señor Jesucristo en agua, y Cristo los bautice con Espíritu Santo y Fuego, y reciban así el nuevo nacimiento y entren al Reino de Dios.
Por lo tanto, tendrán su oportunidad en esta ocasión para recibir a Cristo como su Salvador.
Ha sido para mí un privilegio grande estar con ustedes dándoles testimonio de nuestro tema: **“SUBE ACÁ.”**
Muchas gracias por vuestra amable atención amados amigos y hermanos presentes, y continúen pasando una noche llena de las bendiciones de Jesucristo nuestro Salvador.
Y nos veremos pasado mañana Dios mediante en la actividad pública que será en el lugar donde el Rvdo. Mauricio Vivas les estará informando.
El también estará orando por las personas que en esta noche recibirán a Cristo como su Salvador. Lo más grande es recibir a Cristo como nuestro Salvador para recibir Vida eterna, y eso es lo que Cristo quiere darle a todo ser humano: Vida eterna, para eso fue que El vino: para dar Vida eterna al ser humano, restaurarlo a la Vida eterna.
Con nosotros nuevamente el Rvdo. Mauricio Vivas para orar por todas las personas que levantaran sus manos para recibir a Cristo como su Salvador. Que Dios les continúe bendiciendo a todos.
“**SUBE ACÁ.”**