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| Caminando en un Nuevo Día | 2002-12-01 | 1 | Franca | São Paulo | BR | 00:00:00 | false |
Muy buenas tardes, amados amigos y hermanos presentes; es para mí un privilegio grande estar con ustedes en esta ocasión, para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios y Su Programa correspondiente a este tiempo final.
Reciban también saludos de mi esposa Erica y también de mis niñas América y Yahannah Gabriela. Por aquí tenemos a Erica, tenemos a América que ya tiene 9 años, y a Yahannah Gabriela con América, y a Yahannah Gabriela por aquí también.
Les muestro las fotos para que sepan quién les envía saludos desde Puerto Rico; también la congregación de Puerto Rico, en Cayey, Puerto Rico, les envía saludos.
Para esta ocasión leemos en Jeremías, capítulo 6, verso 16, donde nos dice:
“Así dijo Jehová: Paraos en los caminos, y mirad, y preguntad por las sendas antiguas, cuál sea el buen camino, y andad por él, y hallaréis descanso para vuestra alma.
Mas dijeron: No andaremos.”
Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.
Nuestro tema es: “CAMINANDO EN UN NUEVO DÍA.”
Para caminar en un nuevo día, Dios tiene que haber prometido que habrá un nuevo día y que habrá luz para poder caminar en la luz de ese nuevo día, porque si no hay luz las personas tropiezan y caen; pero el que anda en la luz no tropieza; es como dice el salmista David:
“Lámpara es a mis pies tu palabra,
Y lumbrera a mi camino.” [Nota - Salmos 119:105]
¿Para qué? Para alumbrar el camino de las personas que caminan en un nuevo día. También está prometido en Jeremías, capítulo 21, verso 8, donde nos dice:
“Y a este pueblo dirás: Así ha dicho Jehová: He aquí pongo delante de vosotros camino de vida y camino de muerte.”
O sea, que Dios coloca delante del ser humano el camino de la vida y el camino de la muerte, y recomienda que las personas tomen el camino de la vida para que puedan vivir eternamente; en Proverbios dice que el camino de la vida es hacia arriba, o sea, hacia el Cielo, hacia Dios.
Ahora, Dios ha prometido colocar el Camino de la Vida delante del ser humano y también coloca el camino de la muerte, le muestra el camino de la muerte a las personas para que no entren por ese camino sino que entren por el camino de la Vida eterna.
En Deuteronomio, capítulo 30 dice, verso 19 en adelante:
“A los cielos y a la tierra llamo por testigos hoy contra vosotros, que os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida, para que vivas tú y tu descendencia;
amando a Jehová tu Dios, atendiendo a su voz, y siguiéndole a él; porque él es vida para ti, y prolongación de tus días; a fin de que habites sobre la tierra que juró Jehová a tus padres, Abraham, Isaac y Jacob, que les había de dar.”
Aquí Dios coloca delante del ser humano la Vida y la muerte, por cuanto estaba tratando en este tiempo con el pueblo hebreo, colocó delante del pueblo hebreo la Vida y la muerte, como había hecho con Adán en el Huerto de Edén: colocó delante de Adán en el Huerto del Edén el Árbol de la Vida y el árbol de ciencia del bien y del mal.
El Árbol de la Vida trae Vida eterna; el árbol de ciencia del bien y del mal trae la muerte; la muerte estaba en el árbol de ciencia del bien y del mal, y la Vida eterna en el Árbol de la Vida. El Árbol de la Vida es Cristo, el árbol de ciencia del bien y del mal, el árbol de la muerte, es el diablo. Por lo tanto se requiere que el ser humano tome el camino de la Vida.
Y ahora, veamos también otro pasaje en donde Dios nos habla claramente a todos nosotros, Jeremías, capítulo 31, verso 31 en adelante también, dice:
“He aquí que vienen días, dice Jehová, en los cuales haré nuevo pacto con la casa de Israel y con la casa de Judá.
No como el pacto que hice con sus padres el día que tomé su mano para sacarlos de la tierra de Egipto; porque ellos invalidaron mi pacto, aunque fui yo un marido para ellos, dice Jehová.
Pero este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice Jehová: Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón; y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo.
Y no enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce a Jehová; porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande, dice Jehová; porque perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado.”
En este nuevo día en el cual el pueblo de Dios caminaría, Dios perdonaría los pecados del pueblo y no se acordaría más de sus pecados, y establecería un Nuevo Pacto con Su pueblo, no como el pacto que El estableció con el pueblo hebreo cuando los sacó de Egipto. O sea, que no sería la Ley, ni un pacto igual a la ley, sería un Nuevo Pacto en el cual los pecados de las personas serían perdonados y no serían recordados más, o sea, serían quitados de las personas.
Para ser quitados los pecados de las personas, no puede ser por medio de sacrificios de animalitos, porque los animales no son perfectos, porque no tienen alma, y por consiguiente no puede venir el espíritu del animal a la persona creyente que sacrificó ese animal.
Por lo tanto, en el Antiguo Testamento los pecados de las personas eran cubiertos con la sangre de aquellos sacrificios; pero no eran quitados, solamente cubiertos, y cuando Dios veía a las personas, no veía sus pecados porque estaban cubiertos con la sangre de aquellos animalitos, pero estaban allí los pecados en aquellas personas, pero ellos se habían arrepentido de sus pecados, y la sangre de aquellos sacrificios de animalitos solamente cubrían sus pecados.
Cualquier persona puede arrepentirse de sus pecados y sin embargo sus pecados permanecer sobre ellos (si no se han arrepentido de sus pecados habiendo recibido a Cristo como su Salvador, para que la Sangre de Cristo lo limpie de todo pecado).
Hay muchas personas que han cometido errores, han pecado y se han arrepentido de sus pecados, pero nunca han querido recibir a Cristo como su Salvador, por lo tanto sus pecados están en ellos, porque lo único que quita el pecado es la Sangre de Cristo.
Y ahora, Dios ha prometido en el Antiguo Testamento establecer un Nuevo Pacto con Su pueblo: el pueblo hebreo, con la casa de Israel, el reino del Norte que recibió diez tribus, y el reino del Sur que recibió dos tribus; el reino del Sur es el reino de Judá.
Al rey Salomón, y por consiguiente al rey David y al reino de David, le quedaron solamente dos tribus; las otras diez tribus corresponden a José, y encabezan esas diez tribus: Efraín, la bendición de diez tribus, pasó a Efraín, la bendición de las otras dos tribus quedó con la tribu de Judá; o sea, que a David le quedaron solamente dos tribus, por consiguiente el reino de David quedó solamente con dos tribus, y el reino del Norte quedó con diez tribus bajo la dirección de Efraín.
Por eso el primer rey de las tribus del Norte, cuando se dividió el reino de David, que había sido condenado por Dios bajo el tiempo de Salomón, porque Salomón se apartó de Dios y adoró ídolos, y permitió templos paganos en Israel, y por consiguiente Dios rompería el reino de Salomón, lo iba a dividir.
Pero por amor a David, le dijo: “En tus días no lo voy a dividir, sino en los días de tu hijo.” Y en los días del hijo de Salomón, el reino de David fue dividido en dos: el reino de David quedó con la tribu de Judá y la tribu de Efraín, y del reino del Norte (o sea, la parte Norte) bajo la dirección de Efraín quedó con las otras diez tribus; pero la promesa es en Ezequiel, que Dios va a unificar nuevamente el Reino: las tribus del Norte con las dos tribus del Sur; eso está en Ezequiel 37, Dice en el capítulo 37, verso 15 en adelante de Ezequiel:
“Vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
Hijo de hombre, toma ahora un palo, y escribe en él: Para Judá, y para los hijos de Israel sus compañeros. Toma después otro palo, y escribe en él: Para José, palo de Efraín, y para toda la casa de Israel sus compañeros.
Júntalos luego el uno con el otro, para que sean uno solo, y serán uno solo en tu mano.
Y cuando te pregunten los hijos de tu pueblo, diciendo: ¿No nos enseñarás qué te propones con eso?,
diles: Así ha dicho Jehová el Señor: He aquí, yo tomo el palo de José que está en la mano de Efraín, y a las tribus de Israel sus compañeros, y los pondré con el palo de Judá, y los haré un solo palo, y serán uno en mi mano.”
Ahí nos muestra cómo Dios va a unificar los dos reinos: el Reino de Israel, de las diez tribus del Norte, que es el palo de José en la mano de Efraín, lo va a unir con el palo de Judá, y las dos tribus: la tribu de Judá y la tribu de Benjamín, y todo eso es para un nuevo día, van a caminar en un nuevo día bajo un Nuevo Pacto, un Pacto de Paz, en el cual tendrán la paz que están deseando. Han estado buscando la paz pero no la han encontrado, y cada día tienen más guerras con sus vecinos.
Ahora, podemos ver que la paz para Israel está en un nuevo día bajo un Nuevo Pacto con la Sangre de un Nuevo Pacto: la Sangre del Pacto Eterno, que es la Sangre de Jesucristo nuestro Salvador.
No un pacto como el pacto que Dios hizo con el pueblo hebreo cuando lo sacó de Egipto, en donde fue establecido para ellos el sacrificio de los animalitos, y durante el año tenían diferentes sacrificios, como el cordero pascual siendo sacrificado el día 14 del mes primero del año religioso, y también la expiación del macho cabrío por Jehová el día diez del mes séptimo de cada año.
Ambos sacrificios tipifican a Cristo siendo sacrificado en la Cruz del Calvario, por lo tanto, en el Nuevo Pacto ya no tendrán más animalitos ni sangre de animalitos, sino que tendrán a Jesucristo como el Sacrificio por el pecado, y tendrán la Sangre del Nuevo Pacto, que es la Sangre de Jesucristo derramada en la Cruz del Calvario.
Por lo tanto, ya el pueblo hebreo no necesita más sacrificios de animalitos, ya hay un Sacrificio perfecto y ya hay un pacto perfecto: el Nuevo Pacto bajo la Sangre de Cristo nuestro Salvador, para caminar en un nuevo día sirviendo a Dios en espíritu y en verdad. En el capítulo 32 de Jeremías, verso 37 en adelante, dice:
“He aquí que yo los reuniré de todas las tierras a las cuales los eché con mi furor, y con mi enojo e indignación grande; y los haré volver a este lugar, y los haré habitar seguramente;
y me serán por pueblo, y yo seré a ellos por Dios.
Y les daré un corazón, y un camino, para que me teman perpetuamente.”
Y si les da un camino es para que caminen en él, sirviendo a Dios en temor y temblor, con Amor Divino.
“para que tengan bien ellos, y sus hijos después de ellos.
Y haré con ellos pacto eterno.”
¿Ven que está hablando de un Nuevo Pacto, de un pacto eterno? Por lo tanto, el pacto que Dios dio al pueblo hebreo bajo la Ley es quitado y es establecido un Nuevo Pacto, un Pacto Eterno, en donde estará la Sangre del Pacto Eterno, que es la Sangre de Jesucristo nuestro Salvador.
“Y haré con ellos pacto eterno, que no me volveré atrás de hacerles bien, y pondré mi temor en el corazón de ellos, para que no se aparten de mí.
Y me alegraré con ellos haciéndoles bien, y los plantaré en esta tierra en verdad, de todo mi corazón y de toda mi alma.
Porque así ha dicho Jehová: Como traje sobre este pueblo todo este gran mal, así traeré sobre ellos todo el bien que acerca de ellos hablo.
Y poseerán heredad en esta tierra de la cual vosotros decís: Está desierta, sin hombres y sin animales, es entregada en manos de los caldeos.
Heredades comprarán por dinero, y harán escritura y la sellarán y pondrán testigos, en tierra de Benjamín y en los contornos de Jerusalén, y en las ciudades de Judá; y en las ciudades de las montañas, y en las ciudades de la Sefela, y en las ciudades del Neguev; porque yo haré regresar sus cautivos, dice Jehová.”
Ahora, podemos ver la bendición tan grande que hay para el pueblo hebreo en un nuevo día y bajo un Nuevo Pacto. También en Jeremías, capítulo *33, verso 15 en adelante, dice... aún tenemos que un poquito antes comenzar, verso 14, dice:
“He aquí vienen días, dice Jehová, en que yo confirmaré la buena palabra que he hablado a la casa de Israel y a la casa de Judá.”
Dios confirmará toda esa buena Palabra que El ha hablado al pueblo hebreo, de la bendición tan grande que El les dará bajo un Nuevo Pacto y en un nuevo día, para que el pueblo hebreo camine en el Camino de Dios y esté en paz en su tierra.
“En aquellos días y en aquel tiempo haré brotar a David un Renuevo de justicia, y hará juicio y justicia en la tierra.
En aquellos días Judá será salvo, y Jerusalén habitará segura, y se le llamará: Jehová, justicia nuestra.”
En la actualidad Jerusalén no es una ciudad segura, aunque es la ciudad de Dios y aunque es la ciudad de paz no tiene paz, ¿por qué? Porque rechazó a Cristo, el Príncipe de paz, y pidieron la muerte de Cristo, el Príncipe de paz y mató su paz, por eso no tiene paz.
Pero algún día, en un nuevo día para Israel recibirá al Príncipe de paz y regresará la paz a Israel y a la ciudad de Jerusalén, la ciudad de paz, porque el Príncipe de paz, Cristo, el Melquisedec que le apareció a Abraham, el cual es Sacerdote del Dios Altísimo y Rey de Salem, y El es Príncipe de paz, El es Rey de Justicia y El es Rey de paz también, para traer la paz a Jerusalén, y desde ahí se extenderá la paz para todo el pueblo hebreo y para todas las naciones.
“En aquellos días Judá será salvo, y Jerusalén habitará segura, y se le llamará: Jehová, justicia nuestra (ese fue el texto que habíamos leído hace unos momentos).
Porque así ha dicho Jehová: No faltará a David varón que se siente sobre el trono de la casa de Israel.”
Por lo tanto, el Trono de David será restaurado. En la actualidad el Trono de David no está todavía restaurado por el pueblo hebreo; por eso la clase de gobierno que tienen es diferente a la monarquía.
Pero va a venir el gobierno del Mesías, el Reino de Dios va a venir, va a ser establecido en el pueblo hebreo, y eso será la Monarquía de David siendo restaurada.
Por eso el Arcángel Gabriel dijo a la virgen María que el hijo que ella tendría sería llamado Hijo de Dios, y Dios le dará el Trono de David Su Padre, y reinará para siempre, se sentará sobre ese Trono y reinará para siempre. Eso está en el capítulo 1 de San Lucas, desde el verso 30 al verso 36; pero el verso 31 al 32 es donde testifica acerca de todo esto que les hablé.
Por lo tanto, el Reino de Dios será establecido en la Tierra bajo la Monarquía de David, la cual será restaurada, por eso Cristo es el Hijo de David, heredero al Trono de David, y será restaurado el Reino de David en un nuevo día, y bajo un Nuevo Pacto: bajo el Nuevo Pacto que Cristo ha establecido, y estarán cubiertos con la Sangre del Nuevo Pacto, porque esa es la Sangre del Pacto Eterno, dice San Pablo en Hebreos, capítulo 13, verso 20 al 21, donde dice:
“Y el Dios de paz que resucitó de los muertos a nuestro Señor Jesucristo, el gran pastor de las ovejas, por la sangre del pacto eterno (¿cuál es la Sangre del pacto eterno? La Sangre de Jesucristo),
Os haga aptos en toda obra buena para que hagáis su voluntad, haciendo él en vosotros lo que es agradable delante de él por Jesucristo; al cual sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén.”
Y ahora, bajo el Nuevo Pacto es que tenemos la Sangre eterna, la Sangre del pacto eterno que es la Sangre de Jesucristo; por eso en la última Cena Jesús tomó el pan, lo bendijo y partió y dio a Sus discípulos, y dijo: “Comed, esto es mi cuerpo que por vosotros es partido.” Y tomando la copa vean lo que El dijo, capítulo 26 de San Mateo, verso 27, dice, al 29:
“Y tomando la copa, y habiendo dado gracias, les dio, diciendo: Bebed de ella todos;
porque esto es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada para remisión de los pecados.”
La Sangre del Nuevo Pacto es ¿para qué? Para remisión de los pecados, es lo único que puede quitar el pecado del ser humano.
En el Antiguo Testamento, la sangre de los animalitos no podía quitar el pecado de las personas, pero bajo el Nuevo Pacto hay una Sangre que puede quitar los pecados del ser humano, no los cubre, sino que los quita, y esa es la Sangre del Pacto Eterno, la Sangre de Jesucristo nuestro Salvador.
Y ahora, podemos ver porqué tuvo que morir Jesucristo nuestro Salvador: para establecer un Nuevo Pacto y colocar la Sangre de ese Nuevo Pacto, la cual limpia al ser humano de todo pecado, ya Dios había dicho que establecería con la Casa de Israel y con la Casa de Judá un Nuevo Pacto, no como el pacto antiguo.
Por lo tanto, este Nuevo Pacto ya Cristo lo estableció, y está funcionando para todos aquellos que reciban a Cristo como su Salvador, arrepentidos de sus pecados, y lavan sus pecados en la Sangre de Cristo, Cristo los limpia con Su Sangre de todo pecado, y quedan ¿cómo? Justificados ante Dios (o sea, como si nunca en la vida hubiesen pecado).
Y son bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y Cristo los bautiza con Espíritu Santo y Fuego, y así obtienen el nuevo nacimiento, y así nacen en el Reino de Cristo, nacen en la Iglesia del Señor Jesucristo y quedan dentro del Nuevo Pacto, cubiertos con la Sangre del Nuevo Pacto.
Y en cualquier momento en que cometan alguna falta, algún error o pecado, continuarán adelante porque confesarán a Cristo sus pecados, y Cristo con Su Sangre lo limpiará de todo pecado, pues Jesucristo está en el Cielo, en el Templo Celestial como Sumo Sacerdote, porque Jesucristo es el Sumo Sacerdote, es el Melquisedec que le apareció a Abraham, el Sacerdote del Dios Altísimo del Templo Celestial.
Y El allá está haciendo intercesión con Su propia Sangre por todas aquellas personas que lo reciben como su Salvador, los limpia de todo pecado y comienzan a caminar en un nuevo día, bajo un Nuevo Pacto, con las bendiciones del Nuevo Pacto que vienen sobre los creyentes en Cristo.
Y así caminan en un nuevo día, en una nueva dispensación: la Dispensación de la Gracia, y en un Nuevo Pacto y una nueva Sangre que quita el pecado, no que lo cubre como la sangre de los animalitos, sino que quita el pecado. Eso hace la Sangre de Cristo para usted y para mí.
Por eso si una persona ha fallado en algo contra Dios, se acerca a Cristo arrepentido de sus pecados y pide a Cristo perdón, Cristo lo perdona y Cristo con Su Sangre lo limpia de todo pecado, no solamente de los que cometió antes de recibir a Cristo, sino de los que cometa ya estando caminando en el nuevo camino en el cristianismo, sirviendo a Cristo.
Por eso el cristiano no se puede desanimar en su vida, no puede decir: “Es que yo he fallado a Dios, yo no voy a seguir a Cristo.” Mas bien tiene que reconocer que Cristo es el Sumo Sacerdote del Templo Celestial, y está como Sumo Sacerdote haciendo intercesión por todos aquellos que se acercan a El para pedir perdón a Cristo por sus pecados, y Cristo con Su Sangre lo limpia de todo pecado. En Primera de Juan, capítulo 1, verso 5 en adelante, dice:
“Este es el mensaje que hemos oído de él, y os anunciamos: Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en él.
Si decimos que tenemos comunión con él, y andamos en tinieblas, mentimos, y no practicamos la verdad;
pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado.”
Tenemos la solución a todos nuestros problemas: es la Sangre de Jesucristo; por lo tanto, teniendo un Sumo Sacerdote que abrió el nuevo camino para que andemos en ese nuevo camino y en un nuevo día sirviendo a Dios, continuemos caminando en ese nuevo camino.
¿Y cuál es el Camino? La lectura que tuvimos al principio, dice:
“Preguntad por la Senda antigua cual sea el buen camino y andad por El.”
¿Y cuál es el Buen Camino que en el Antiguo Testamento ha sido prometido que sería dado al pueblo de Dios para que camináramos en él? Vamos a ver cuál es ese camino, en San Juan, capítulo 14, dice Cristo en el verso 6:
“Yo Soy el camino, la verdad y la vida, y nadie viene al padre sino por mí.”
Para llegar a Dios, al Padre Celestial, y por consiguiente llegar al Cielo, hay que caminar en el Camino de Dios, que es Jesucristo, El dijo: “Yo Soy el Camino.” Y ese Camino es un Camino de Luz, un Camino en donde la persona por más torpe que sea no tropezará porque ese camino tiene luz. Cristo dijo en San Juan, capítulo 8, verso 12:
“Otra vez Jesús les habló, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.”
La luz de la Vida eterna.
¿Y cuál es la luz de la Vida eterna? Jesucristo nuestro Salvador, El es la luz, El es la Vida eterna, El es el Camino.
En San Mateo, capitulo 7, verso 13 al 14, dice:
“Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella;
porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan.”
Y ahora, encontramos que hay una Puerta y hay un Camino que lleva a la Vida eterna. El dice: “Entrad por la Puerta angosta.” Y también El dice que caminemos en el Camino angosto. Por lo tanto, la Puerta angosta es la Puerta de ese Camino que lleva al Padre, que lleva a la Vida eterna, y El dijo: “Yo Soy el Camino.” Por lo tanto, Cristo es el Camino y El también es la Puerta.
En San Juan, capítulo 10, verso 9, dice Cristo:
“Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo; y entrará, y saldrá, y hallará pastos.”
Y ahora, Cristo es la Puerta de salvación. No hay otra forma de salvación en el Nuevo Testamento, ni hay otro pacto, es el Nuevo Pacto y tiene una sola Sangre. La Sangre del Nuevo Pacto es la Sangre de Jesucristo nuestro Salvador. En San Lucas, capítulo 13, verso 22 en adelante, Cristo habla de nuevo de la Puerta, dice:
“Pasaba Jesús por ciudades y aldeas, enseñando, y encaminándose a Jerusalén.
Y alguien le dijo: Señor, ¿son pocos los que se salvan? Y él les dijo:
Esforzaos a entrar por la puerta angosta; porque os digo que muchos procurarán entrar, y no podrán.
Después que el padre de familia se haya levantado y cerrado la puerta, y estando fuera empecéis a llamar a la puerta, diciendo: Señor, Señor, ábrenos, él respondiendo os dirá: No sé de dónde sois.”
Para entrar por la Puerta angosta que lleva a la Vida eterna, y caminar en un nuevo día en el Camino de la Vida eterna que es Cristo, El es la Puerta estrecha y El es el camino estrecho para caminar en un nuevo día dispensacional, caminar con Cristo por el Camino angosto, el Camino que lleva la Vida eterna.
Ahora, encontramos que algún día la Puerta de ese camino será cerrada, cuando se complete la Iglesia de Jesucristo, cuando haya entrado por esa Puerta y esté caminando en ese Camino angosto hasta el último escogido de Dios escrito en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, entonces Dios cerrará la Puerta para los gentiles y no entraran por esa Puerta más gentiles, luego se tornará Dios al pueblo hebreo, y entonces llamará y juntará ciento cuarenta y cuatro mil hebreos, que son doce mil de cada tribu.
Esos son los escogidos del pueblo hebreo que recibirán a Cristo en este tiempo final, y entrarán por esa Puerta y entrarán a ese camino para caminar en un nuevo día, y caminar en la luz de ese nuevo día. La luz del nuevo día siempre es la Palabra prometida para ese nuevo día.
De edad en edad han caminado en la luz de un nuevo día los escogidos de Dios, han recibido la Palabra revelada para su edad, la cual ha venido al Mensajero de su edad, y se ha hecho carne en el Mensajero de su edad, y así es como alumbra la luz en cada edad: cuando la Palabra prometida para cada edad se hace carne en el Mensajero de cada edad, y por medio de ese Mensajero empieza a alumbrar, porque el Mensajero comienza a predicar esa Palabra revelada que Cristo le dio; y con esa Palabra revelada que él predica, alumbra el alma y el entendimiento de cada hijo e hija de Dios en cada edad. Esa es la forma en que la luz de cada edad alumbra a cada escogido.
San Pablo en Efesios, capítulo 5, verso 14, dice de la siguiente manera:
“Por lo cual dice:
Despiértate, tú que duermes,
Y levántate de los muertos,
Y te alumbrará Cristo.”
¿Por qué el llamado es a despertar de entre los que duermen y levantarse de entre los muertos para que Cristo alumbre a la persona? Porque desde la caída del ser humano en el Huerto del Edén la muerte entró a la raza humana, la muerte entró por Adán, y por consiguiente, espiritualmente, la raza humana está muerta, y por esa causa también el ser humano vino a ser mortal.
Pero ahora, el llamado es a despertar, la humanidad está dormida y está muerta, pero los hijos e hijas de Dios duermen, porque los santos no mueren, duermen con el mundo muerto: Despiertate tu que duermes y levántate (¿de entre quiénes? Dice) de entre los muertos.
El mundo, la humanidad está muerta desde el Huerto del Edén, cuando el ser humano murió al pecar, murió espiritualmente. “Por cuanto todos pecaron, todos están destituidos de la gloria de Dios.” Por eso la raza humana es mortal, muere físicamente y está muerta espiritualmente.
Pero Dios, en medio de la raza humana, ha colocado almas que tienen sus nombres escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, y al nacer en esta Tierra, han nacido en una raza caída, en una raza muerta, en una raza que no tiene Vida eterna, pero esas almas escritas en el Cielo son los hijos e hijas de Dios.
Y por consiguiente, Cristo, el cual despertó a Lázaro de entre los muertos, es el que llama de edad en edad por medio del Mensajero de cada edad, llama a esas almas de Dios que el Padre le dio para que les dé Vida eterna, esas son las ovejas del Padre, encomendadas a Cristo para que Cristo les dé Vida eterna, y por esa causa el llamado es para las ovejas del Señor, y Cristo dijo: “Mis ovejas oyen mi Voz y me siguen.”
Y aquellos que no querían oír la Voz de Cristo y que no querían seguir a Cristo ¿qué Cristo dijo de ellos? “Ustedes no pueden escuchar mi Palabra, no la pueden recibir” y les dijo la causa. San Juan, capítulo 10, verso 22 en adelante:
“Celebrábase en Jerusalén la fiesta de la dedicación. Era invierno,
y Jesús andaba en el templo por el pórtico de Salomón.
Y le rodearon los judíos y le dijeron: ¿Hasta cuándo nos turbarás el alma? Si tú eres el Cristo, dínoslo abiertamente.”
Ahora, todo el mundo que quiere saber quién es el enviado de Dios - no todo el mundo quiere saberlo para seguirlo, algunos quieren saberlo para tratar de hacerle daño, para criticarlo, para tratar de encontrarle faltas y traerle problemas a esa persona:
“Jesús les respondió: Os lo he dicho, y no creéis.”
Ya se los había dicho en otras ocasiones y no habían creído; es que el incrédulo oye la verdad y no la puede creer porque es incrédulo.
“Las obras que yo hago en nombre de mi Padre, ellas dan testimonio de mí;
pero vosotros no creéis, porque no sois de mis ovejas, como os he dicho.”
Ya les había dicho eso en otras ocasiones también, en una ocasión les había dicho que eran del diablo; y si Jesús dijo que eran del diablo, eran del diablo; eso no les gustó mucho pero era la verdad. La verdad es la verdad guste o no guste.
Algunas veces queremos que la verdad se adapte a nosotros, pero eso no puede ser, nosotros somos los que tenemos que adaptarnos a la verdad. Sigue diciendo Jesús:
“Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen,
y yo les doy vida eterna.”
¿A quiénes es que Cristo les da Vida eterna? A Sus ovejas, y Sus ovejas oyen Su Voz y le siguen, Sus ovejas le siguen caminando en un nuevo día, bajo un Nuevo Pacto.
“Y no perecerán jamás (o sea, vivirán eternamente), ni nadie las arrebatará de mi mano.”
Nadie puede arrebatar de la mano de Cristo a las ovejas que el Padre le dio para que les dé Vida eterna. Una oveja de Dios sigue siendo una oveja de Dios por toda la eternidad, y una oveja de Dios oye la Voz de Cristo, la Voz del Buen Pastor, porque la Voz de Cristo es la Voz de Dios.
“Mi Padre que me las dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre.
Yo y el Padre uno somos.”
Porque el Padre estaba ¿dónde? En Jesús, dentro de Jesús, por lo tanto, el que le dio las ovejas, esos hijos e hijas de Dios estaban en Jesús en toda Su plenitud, la plenitud de la Divinidad, de la Deidad, estaba morando en carne humana en la persona de Jesús; y Dios es Luz, por eso Jesús podía decir.: “Yo Soy la luz del mundo.” Y ahora, el Verbo era con Dios:
“En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios.
Este era en el principio con Dios.
Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho.
En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.” [Nota - San Juan 1:1-4]
Y ahora, el Verbo es la luz, ¿por qué? Porque en el Verbo, que es Cristo, en Su cuerpo angelical, está Dios.
Y ahora, encontramos que el Verbo luego se hizo carne y habitó en medio de la raza humana, en medio del pueblo hebreo y siguió siendo la luz que alumbra a todo hombre: “Yo Soy la luz del mundo, el que me sigue no andará en tinieblas, mas tendrá la luz de la vida (la luz de la Vida eterna es Cristo nuestro Salvador).”
Y ahora, el que sigue a Cristo no andará en tinieblas, Cristo lo saca del reino de las tinieblas, del reino del maligno y lo coloca en el Reino de luz, que es el Reino de Jesucristo nuestro Salvador, que es la Iglesia del Señor Jesucristo, que es el Redil de las ovejas del Señor Jesucristo, y ahí caminan en un nuevo día bajo un Nuevo Pacto, cubiertos con la Sangre del Pacto Eterno, la Sangre de Jesucristo nuestro Salvador.
Y ahora, hemos visto cómo caminar en un nuevo día, en un nuevo día dispensacional y en un nuevo día de edad. De edad en edad han estado caminando en un nuevo día en cada ocasión que una nueva edad ha sido abierta cuando Dios ha enviado un Mensajero para cada edad, y han caminado en un nuevo día de edad bajo la luz y en la luz de ese nuevo día.
Y ahora, estamos en la etapa de la Edad de la Piedra Angular, caminando en un nuevo día bajo la luz de ese nuevo día de la Edad de la Piedra Angular, por lo tanto estamos caminando en la luz de un nuevo día, dentro de un nuevo día como edad: la Edad de la Piedra Angular, esa es una edad eterna, por lo tanto es una luz eterna la que está en la Edad de la Piedra Angular.
En este tiempo se hace un entrelace dispensacional, por consiguiente en este tiempo la luz de la Dispensación de la Gracia se entrelaza con la luz de la Dispensación del Reino.
Y ahora, veamos cómo ocurre este entrelace: para los gentiles en su mayoría, en la mayoría de las naciones gentiles el día termina a la media noche y comienza a la media noche cuando ha terminado el día, ya cuando en el próximo segundo ya es un nuevo día, pero eso ocurre durante la noche conforme al calendario gregoriano; pero para los hebreos no es así, para los hebreos el día termina a la caída del sol y comienza el nuevo día ahí mismo; y a la caída del sol, al terminar ese día, todavía el sol sigue alumbrando.
En algunos países termina el día a las 6:00 de la tarde, en invierno puede terminar antes de las 6:00 de la tarde; no es cuando ya oscurece, es cuando el sol llega a una etapa en que se señala como la caída del sol pero sigue habiendo luz.
Ahora, cuando llega ese momento ha terminado un día y está comenzando otro día, por eso los hebreos comienzan el sábado ¿cuándo? En la tarde del viernes, y en la tarde del viernes cuando comienzan el sábado todavía es de día, todavía hay luz, pero esa luz pertenece al sábado, al séptimo día, porque los días se entrelazan ahí en la tarde donde todavía hay luz.
Ahora, Dios lo estableció así para el pueblo hebreo, porque esto es tipo y figura del Programa que Dios llevaría a cabo en este tiempo final, y es el mismo Programa que lleva a cabo cuando hay un entrelace de dispensaciones.
Ahora, veamos lo que nos dice la Escritura, en el capítulo 14 de Zacarías, verso 6 en adelante, dice:
“Y acontecerá que en ese día no habrá luz clara, ni oscura.
Será un día, el cual es conocido de Jehová, que no será ni día ni noche; pero sucederá que al caer la tarde habrá luz.”
¿Y cómo pueden las personas ver luz al caer la tarde? Porque la caída del día, de la tarde o del sol ocurre en cierta hora y continúa habiendo luz, y así sucede para el pueblo hebreo.
Ahora, ¿hacia dónde los hebreos miran cuando va a ocurrir el cambio de día? Miran hacia el Oeste, porque es en el Oeste que la luz del sol se pone, y cuando llega ese momento que se pone, ahí terminó el día y comienza el otro día, pero sigue habiendo luz.
Ahora, podemos ver porqué en el Oeste ocurre el cambio de día, luego vienen las tinieblas (la noche) y después sale el sol en la mañana por el Este, pero el día ya había comenzado en el Oeste, y se había visto la luz del nuevo día, se había visto en el Oeste por unos momentos, y después sale por el Este para alumbrar muchas horas .
Ahora, vamos a ver algo muy importante que dijo el Rvdo. William Branham, está en la página 69 del libro de “Citas,” párrafo 593, este es un libro que tiene extractos de diferentes Mensajes del Rvdo. William Branham, dice:
“Vendrá una Luz, se levantará. ¿Dónde vendrá? ¿Allá en Jerusalén? No, señor. Las luces de la tarde no se levantarán en Jerusalén. Las luces de la tarde ¿van para dónde? ¡En el Oeste! Ellos tuvieron su día y lo rechazaron, pero la Luz de la tarde se levantará en el Oeste. ¿Para qué? Para brillar sobre la Palabra. ¿Qué? Para madurar la fruta, traer hacia adelante el Arbol Novia.”
Y ahora, ¿dónde es que la luz de la tarde resplandecerá? En el Oeste, no en Jerusalén, Jerusalén está en el medio Oriente, por lo tanto ellos tuvieron su día, la luz estuvo allí, Cristo, y dijo: “Yo Soy la luz del mundo.”
Y ahora, ¿para este tiempo final, la luz de la tarde dónde resplandecerá? En el Oeste.
¿Dónde es que se pone el sol y termina el día y comienza el otro día para los hebreos conforme al calendario de los hebreos? En el Oeste.
Y ahora, el día de la Dispensación de la Gracia terminará en el Oeste y comenzará el día de la Dispensación del Reino, y por consiguiente la luz del día de la gracia es Cristo, la Luz del mundo. Vean ustedes, en el Oeste cambiará de la Dispensación de la Gracia a la Dispensación del Reino.
Recuerden que para los hebreos en el tiempo de la tarde es que ocurre el cambio de día, pero el sol sigue siendo el mismo y sigue dando luz el mismo sol; el mismo sol que dio luz para el día viernes, para todo el día del viernes, luego al caer el sol, luego de ahí en adelante la luz que se ve pertenece al día sábado, por lo tanto pertenece a un nuevo día.
Y ahora, en el Oeste es donde la Iglesia de Jesucristo es manifestada y son llamados y juntados los escogidos de Dios, y de ahí se extiende el Mensaje a otras naciones y a otros continentes, por consiguiente es ahí en el Oeste donde se cumple la etapa de la Edad de la Piedra Angular, donde Cristo resplandece para finalizar la Dispensación de la Gracia y luego sigue resplandeciendo para alumbrar en la Dispensación del Reino.
Por lo tanto, es en el Oeste, en la etapa de la Edad de la Piedra Angular donde hay un cambio de día dispensacional, para caminar en la luz de un nuevo día.
Y ahora, hemos estado caminando en la luz del día de la Dispensación de la Gracia, y todavía estamos caminando en la luz del día de la Dispensación de la Gracia; pero es acá en el Oeste donde nosotros vivimos, la América Latina y el Caribe, que pertenece al continente americano, al Oeste del planeta Tierra, donde se realizará un cambio dispensacional.
Es acá en el Oeste donde se entrelaza la Dispensación del Reino con la Dispensación de la Gracia, así como se entrelazan los días conforme al calendario hebreo en el Oeste, en el Oeste se entrelaza un día con el otro día, se entrelaza el sábado con el viernes, el viernes termina y comienza el sábado en la tarde.
¿Y dónde ocurre todo esto? En el Oeste, porque es en el Oeste donde se pone el sol. Y Cristo, el Sol de justicia, el Sol que ha estado alumbrando en la Dispensación de la Gracia, ¿dónde terminará su recorrido? En el Oeste, salió en el Este y se pone en el Oeste; y ahí mismo cambiará de la Dispensación de la Gracia a la Dispensación del Reino, y por consiguiente el mismo Sol continuará alumbrando por unas horas más, por un lapso de tiempo más para una nueva dispensación.
Y luego el Mensaje que estará en el Reino Milenial, será el Mensaje de un nuevo día dispensacional: del día de la Dispensación del Reino.
Ahora, podemos ver la bendición tan grande de vivir en el Oeste del Planeta Tierra: la América Latina y el Caribe; ya la parte Norte tuvo la visitación de Cristo bajo el ministerio del Rvdo. William Branham, a través del cual dio el avivamiento de la séptima edad de la Iglesia gentil, y corresponde a Norteamérica.
Así como hizo en cada edad del pasado, en Asia Menor el primer avivamiento para los gentiles, la primera edad para los gentiles, la primera edad de la Iglesia entre los gentiles; San Pablo fue el Mensajero a través del cual Cristo trajo el avivamiento de la primera edad.
Luego para la segunda edad, el Espíritu Santo se movió a Europa, y en Europa trajo el avivamiento para la segunda edad y envió allá a Ireneo a Francia. Francia tuvo el avivamiento de la segunda edad, porque se cumplió la segunda edad en Francia.
Y luego en Francia y Hungría se cumplió la tercera edad y Dios envió a Martín, luego en Irlanda y Escocia se cumplió la cuarta edad y Dios envió a Colombo, y dio el avivamiento de esa cuarta edad.
Y luego en Alemania se cumplió la quinta edad y Dios envió el avivamiento de la quinta edad al enviar a Lutero (su Mensajero).
Y luego en Inglaterra se cumplió la sexta edad y Dios trajo el avivamiento para la sexta edad cuando envió a John Wesley o Juan Wesley.
Y luego el Espíritu Santo se movió de Europa, se movió de Inglaterra a Norteamérica, y trajo el avivamiento para la séptima edad de la Iglesia al enviar al Rvdo. William Branham, y por medio de él trajo el avivamiento para la séptima edad de la Iglesia, y luego el Rvdo. William Branham en sus últimos años dijo: “Ya Norteamérica no tendrá más avivamientos.”
Es que cuando termina el avivamiento de una edad, termina esa edad y el Mensajero es llamado a descansar, es llamado al Paraíso y ya el avivamiento terminó en esa nación, en ese territorio y en esa edad; y entonces si hay otro avivamiento tiene Dios que tener otro Mensajero, con un Mensaje para un nuevo avivamiento, para un nuevo despertamiento espiritual, para llamar a los escogidos de Dios de una nueva edad, en el territorio correspondiente a esa nueva edad.
Y con ese Mensaje son llamados directamente en sus almas los escogidos de esa nueva edad, es un llamado directo al corazón de las personas, al alma de las personas, es ahí donde las personas escuchan la Voz de Cristo, la Voz del Espíritu Santo llamándolos y juntándolos en una nueva edad.
Y ahora, ya Norteamérica no tendrá otro avivamiento, pero hay un avivamiento prometido para este tiempo final, y el Rvdo. William Branham dice que los truenos traerán ese avivamiento.
Y ahora, ¿dónde será ese nuevo avivamiento? ¿Quiénes serán las personas que lo recibirán? ¿Dónde están? Estamos aquí recibiendo el avivamiento del Día Postrero, en el Occidente, la América Latina y el Caribe, a donde se ha movido el Espíritu Santo, de Norteamérica a la América Latina y el Caribe, a los latinoamericanos.
Y de ahí se extiende ese avivamiento para todas las naciones, y llegará hasta el pueblo hebreo, porque este es el tiempo de la tarde, donde la luz de la tarde cambia de la luz de la séptima edad a la luz de la Edad de la Piedra Angular, y en donde cambia de la luz de la Dispensación de la Gracia a la luz de la Dispensación del Reino, pero es la misma Luz, es Cristo, el mismo Sol de Justicia. “A los que temen mi nombre, nacerá el sol de justicia y en sus alas traerá salvación.”
Por lo tanto, Cristo es la Luz, Cristo es el Sol de Justicia, y es en el Oeste donde el avivamiento del Día Postrero está prometido, y por consiguiente lo que hemos estado recibiendo es nada menos que el avivamiento del Día Postrero bajo la Luz de Cristo, la Luz de la tarde resplandeciendo en el Oeste, y esa Luz de la tarde es la misma Luz que saldrá por el Este para el pueblo hebreo.
Por lo tanto, lo que fue dicho por el Rvdo. William Branham: que los gentiles así como recibieron de los hebreos el Evangelio, como los hebreos trajeron el Evangelio a los gentiles (esto fue por medio de Pedro y San Pablo), así los gentiles lo llevarán a los hebreos.
Y el ministerio que lleva el Evangelio a los hebreos, es el ministerio de los Dos Olivos, el ministerio de Moisés y Elías, por lo tanto los ministerios de Moisés y Elías estarán en el Oeste, en la Iglesia de Jesucristo en la Edad de la Piedra Angular en este tiempo final, para de ahí llevar el Mensaje a los hebreos.
Por lo tanto, la Luz que el pueblo hebreo recibirá, será la misma Luz que los escogidos de la Iglesia de Jesucristo reciben en este tiempo final, el mismo Mensaje para caminar a la Luz de un nuevo día dispensacional, y a la Luz de un nuevo día Milenial, pues ya comenzamos el Séptimo Milenio de Adán hacia acá conforme al calendario gregoriano, ya estamos en el año 2002, o sea, que llevamos dos años ya dentro del Séptimo Milenio de Adán hacia acá o Tercer Milenio de Cristo hacia acá.
Por lo tanto, la Luz del Séptimo Milenio es Cristo, el cual en este tiempo final estaría en Su Iglesia resplandeciendo y alumbrándonos el alma y el entendimiento, para despertar de entre los muertos y ser alumbrados por Cristo:
“Despiértate, tú que duermes,
Y levántate de los muertos,
Y te alumbrará Cristo.”
Y ahora, hemos visto este misterio de caminar en un nuevo día.
Y ahora, veamos algo más, en la página 155 del libro de “Citas,” párrafo 1383, dice:
“Oh, habrá una verdadera lluvia temprana y tardía en los postreros días sobre ese grupo pequeño que viene con El sobre este asno manso y humilde, sin una denominación, clamando: ‘Hosanna al Rey que viene en el nombre del Señor.”
Y ahora, siendo que hay una promesa de un grupo pequeño que viene con El, y que viene con la Lluvia Temprana y Tardía, ¿en qué territorio tiene que estar ese grupo en el Día Postrero? Donde esté cayendo la Lluvia Temprana y Tardía, la Lluvia Temprana es la predicación del Evangelio de la Gracia viniendo sobre los seres humanos, la Enseñanza del misterio de la Primera Venida de Cristo como Cordero de Dios muriendo en la Cruz del Calvario por cada uno de ustedes y por mí también.
Al conocer ese misterio, el cual es dado a conocer por medio de la predicación del Evangelio de la Gracia, se le da la oportunidad a las personas de que reciban a Cristo como su Salvador, porque ya han escuchado el misterio de la Primera Venida de Cristo como Cordero de Dios y Su muerte en la Cruz del Calvario para quitar nuestros pecados; y toda persona que quiere ser perdonado de sus pecados y limpio de todo pecado, entonces sabe cómo ser limpio de todo pecado: recibiendo a Cristo como su Salvador.
Esa enseñanza la recibe bajo la Lluvia de la Enseñanza Temprana, la Lluvia de la Enseñanza de la predicación del Evangelio de la Gracia, que gira alrededor de la Primera Venida de Cristo, y luego la Lluvia Tardía es la Lluvia de la Enseñanza del Evangelio del Reino, que gira alrededor de la Segunda Venida de Cristo como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo, para la resurrección de los muertos en Cristo y la transformación de nosotros los que vivimos.
Sin ese conocimiento del misterio de la Segunda Venida de Cristo como el León de la tribu de Judá en Su Obra de Reclamo, ninguna persona podrá ser transformada, porque esa revelación es la fe para el Rapto, para ser transformados y raptados, esa es la revelación para la Dispensación del Reino que nos da todas las bendiciones que Cristo tiene en Su Reino.
Ahora, bajo la enseñanza de la Primera Venida de Cristo y Su Obra de Redención en la Cruz del Calvario, recibimos las bendiciones espirituales del Reino de Cristo, y el Reino de Cristo está con nosotros en forma espiritual, y nosotros estamos dentro del Reino de Cristo en forma espiritual, y hemos recibido una transformación espiritual, hemos recibido el nuevo nacimiento.
Pero tenemos la promesa de que vamos a recibir una transformación física y vamos a entrar también físicamente al Reino literal de Cristo, al Reino Milenial de Cristo bajo la Dispensación del Reino.
Y esa enseñanza, esa revelación, viene bajo la Lluvia Tardía, que es la Lluvia Tardía de la Enseñanza del Evangelio del Reino que gira alrededor de la Segunda Venida de Cristo; y en la lectura que tuvimos dijo el Rvdo. William Branham que habrá un grupo que tendrá ambas lluvias: la Lluvia Temprana y la Lluvia Tardía.
Por lo tanto, tendrá la Lluvia de la Enseñanza del Evangelio de la Gracia y la Lluvia de la Enseñanza del Evangelio del Reino, tendrá la revelación divina de la Primera Venida de Cristo y Su Obra de Redención en la Cruz del Calvario, y tendrá la revelación de la Segunda Venida de Cristo y Su Obra de Reclamo.
Y ahora, ¿dónde estará cayendo esa Lluvia Tardía y Temprana sobre ese pequeño grupo que viene con El? En la página 32, párrafo 273 del libro de “Citas,” dice el Rvdo. William Branham:
“En los últimos días habría una lluvia tardía, y la lluvia temprana y tardía estarían juntas. La primera lluvia fue en el Este; la lluvia tardía es en el oeste.”
¿Dónde es la Lluvia Tardía? En el Oeste.
¿Dónde cayó la Lluvia Temprana? El Día de Pentecostés, cuando Pedro predicó su primer mensaje, allí comenzó a caer la Lluvia Temprana de la Enseñanza de la Primera Venida de Cristo como Cordero de Dios muriendo en la Cruz del Calvario.
Y ahora, la Lluvia Tardía está prometida para caer ¿dónde dijo aquí el Rvdo. William Branham?
“La lluvia tardía estará en el oeste (o sea, en el continente americano, en la América Latina y el Caribe) Y en la lluvia tardía, ambas lluvias: temprana y tardía estarán juntas.”
¿Y es posible que dos lluvias estén juntas? Claro que sí, aquí está prometido que habrá una Lluvia Temprana y Tardía.
En Zacarías, capítulo 10, verso 1, dice:
“Pedid a Jehová lluvia en la estación tardía. Jehová hará relámpagos, y os dará lluvia abundante.”
Ahí tenemos la promesa de que habrá una Lluvia Tardía en este tiempo final. También en Oseas, capítulo 6 dice, verso 1 en adelante:
“Venid y volvamos a Jehová; porque él arrebató, y nos curará; hirió, y nos vendará.
Nos dará vida después de dos días; en el tercer día nos resucitará, y viviremos delante de él.
Y conoceremos, y proseguiremos en conocer a Jehová; como el alba está dispuesta su salida, y vendrá a nosotros como la lluvia, como la lluvia tardía y temprana a la tierra.”
Ahí está la promesa de que para el pueblo de Dios vendrá Dios como la Lluvia Temprana y Tardía a la Tierra, por lo tanto el pueblo hebreo escuchará y recibirá la predicación del Evangelio de la Gracia, y recibirá también la predicación del Evangelio del Reino; recibirá la revelación divina de la Primera Venida de Cristo, como el Cordero de Dios quitando nuestros pecados en la Cruz del Calvario al morir por nosotros, y lo recibirán y ahí tendrán la Expiación por el pecado, y sus pecados serán perdonados y quitados.
Y recibirán también la revelación de la Segunda Venida de Cristo como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo, como el Hijo del Hombre e Hijo de David, para reclamar el Trono de David y sentarse sobre el Trono de David, y reinar sobre el pueblo hebreo y sobre todas las naciones. En Joel, capítulo 2, verso 23, también dice algo muy importante:
“Vosotros también, hijos de Sion, alegraos y gozaos en Jehová vuestro Dios; porque os ha dado la primera lluvia a su tiempo, y hará descender sobre vosotros lluvia temprana y tardía como al principio.”
Y aquí tenemos de nuevo la promesa de que Dios hará descender Lluvia Temprana y Tardía sobre Su pueblo.
Y ahora, de la Iglesia del Señor Jesucristo habrá un grupo que tendrá ambas lluvias: la Lluvia Temprana (el Mensaje del Evangelio de la Gracia), y la Lluvia Tardía (el Mensaje del Evangelio del Reino). Y es en la Edad de la Piedra Angular donde ese grupo surge, y es el grupo de la Edad de la Piedra Angular.
Ahora, el Rvdo. William Branham dijo que la Lluvia Tardía y Temprana estaría en el Oeste, o sea, en el continente americano, la América Latina y el Caribe, porque ya en Norteamérica se cumplió la séptima edad de la Iglesia; por lo tanto, del continente americano, del Oeste, solamente queda la América Latina y el Caribe; es ahí donde la Luz de la tarde resplandece sobre los escogidos de Dios en la Edad de la Piedra Angular.
Y ahora, en el tabernáculo que construyó Salomón y el templo que construyó Moisés, ¿dónde está el lugar santísimo? En el Oeste.
Y ahora, Cristo ha estado construyendo un Templo Espiritual, que es Su Iglesia, y ahora se encuentra en el Oeste llamando y juntando Sus escogidos y colocándolos en Su cuerpo Místico de creyentes, en Su Iglesia, que es Su Templo Espiritual.
Por consiguiente, los escogidos de este tiempo final son colocados en el Lugar Santísimo del Templo Espiritual de Cristo; si en el tabernáculo que construyó Moisés estaba en el Oeste el lugar santísimo, y en el tabernáculo o templo que construyó Salomón estaba en el Oeste el lugar santísimo, Cristo no puede construir el Lugar Santísimo de Su Templo Espiritual en el Este, porque entonces no estaría de acuerdo al templo que construyó Salomón y al tabernáculo que construyó Moisés, los cuales fueron hechos conforme al modelo que Dios mostró, y ese modelo es conforme al Templo Celestial.
Y Cristo está construyendo un Templo Espiritual con piedras vivas, con seres humanos, como dice Primera de Pedro, capítulo 2, verso 4 al 10, que somos piedras vivas, así como Cristo es la Piedra viva que los edificadores desecharon, la cual ha venido a ser piedra del Ángulo.
Y ahora, nosotros somos piedras vivas para ser un Templo Santo en el Señor. Cristo está construyendo Su Templo Espiritual con piedras vivas que son seres humanos.
Y ahora, este Templo comenzó a ser construido allá en el Este, pero se completa en el Oeste con la construcción del Lugar Santísimo del Templo Espiritual de Jesucristo; por lo tanto, el Lugar Santísimo del Templo Espiritual de Cristo es en el Oeste, la Lluvia Tardía es en el Oeste también, la Luz de la tarde resplandece en el Oeste también.
Conforme al calendario de los hebreos los días terminan en el Oeste y comienzan en el Oeste, por lo tanto, el grupo pequeño comparado con los millones de seres humanos que hay en la Tierra, ¿dónde tiene que aparecer? En el Oeste.
¿Y dónde está ese grupo? Aquí estamos con la Lluvia Temprana: el Evangelio de la Gracia y la Lluvia Tardía del Evangelio del Reino, cayendo ambas lluvias, ambas enseñanzas sobre ustedes y sobre mí, y cayendo sobre nosotros la Luz de Cristo, la luz de la Dispensación de la Gracia y la luz de la Dispensación del Reino para caminar en un nuevo día delante de Dios, sirviendo a Dios en espíritu y en verdad.
“CAMINANDO EN UN NUEVO DÍA.”
Bajo la luz de un nuevo día y bajo la Lluvia Tardía, Temprana y Tardía que está cayendo sobre ese grupo de escogidos del Día Postrero, en la etapa de la Edad de la Piedra Angular, que es una edad eterna, un día eterno.
“CAMINANDO EN UN NUEVO DÍA.”
¿Vieron todo lo que hay en este tema de un nuevo día y de cómo caminar en este nuevo día? Caminando en un nuevo día dentro de un Nuevo Pacto establecido por Cristo, cubiertos con la Sangre nueva del Nuevo Pacto, que es la Sangre de Cristo, ya no es sangre de animalitos sino la Sangre nueva del Nuevo Pacto que es la Sangre de Cristo nuestro Salvador. Por lo tanto, continuaremos caminando en este nuevo día.
Y ahora, todos los que están caminando en este nuevo día son los que han recibido a Cristo como su Salvador, han lavado sus pecados en la Sangre de Cristo, han sido bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo y han recibido el Espíritu Santo, han nacido de nuevo, han nacido en el cuerpo Místico de Cristo, en la Iglesia del Señor Jesucristo, en el Reino de Dios, y por consiguiente tienen Vida eterna y tienen la Lluvia Temprana y la Lluvia Tardía, y tienen el Nuevo Pacto, están dentro del Nuevo Pacto cubiertos con la Sangre de Cristo, y tienen Vida eterna. “Y no vendrán a condenación, mas han pasado de muerte a vida.”
Los que no han recibido a Cristo como su Salvador no tienen Vida eterna, por lo tanto no podrán vivir eternamente en el Reino de Cristo, serán juzgados en el juicio final después del Reino Milenial, y serán echados al lago de fuego, que es la segunda muerte, donde serán exterminados en cuerpo, espíritu y alma, Cristo dijo: “Yo les enseñaré a quién ustedes deben temer, no teman a los que matan el cuerpo y después no pueden matar el espíritu, teman a aquel que puede matar el cuerpo y el alma en el infierno.” A ese es al que hay que temer, y ese es Dios.
Y ahora, en San Marcos, capítulo 16, verso 15 al 16, dice:
“Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.
El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.”
Nadie quiere ser condenado, pero por incrédulos son condenados los que no creen y reciben a Cristo como su Salvador; pero el que recibe a Cristo como su Salvador es porque ha creído en Jesucristo y es bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y Cristo lo bautiza con Espíritu Santo y Fuego y la persona obtiene el nuevo nacimiento y obtiene Vida eterna, y queda dentro del Nuevo Pacto caminando en un nuevo día, un nuevo día espiritual, un nuevo día dispensacional, y un nuevo día de edad también.
En Hechos, capítulo 2, verso 34 en adelante, dice Pedro predicando:
“Porque David no subió a los cielos; pero él mismo dice:
Dijo el Señor a mi Señor:
Siéntate a mi diestra,
Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies.
Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo.”
Por eso es que a Jesús lo llamamos “Señor Jesucristo,” porque Dios lo ha hecho Señor y Cristo, por cuanto en El habitó la plenitud de la Divinidad, la plenitud de Dios: Padre, Hijo y Espíritu Santo, todo habitó en Jesucristo, Cristo decía: “El Padre que mora en mí, El hace las obras.” Y también El dijo: “El espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido.”
Por lo tanto, en el Hijo de Dios, Jesucristo, habitó la plenitud de la Divinidad, que es Padre, Hijo y Espíritu Santo, y por eso el Nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo es SEÑOR JESU-CRISTO. Ahí tenemos a nuestro amado Señor Jesucristo hecho por Dios: Señor y Cristo.
Por eso, la orden de bautizar que dio Cristo a Sus Apóstoles en el capítulo 28, versos 18 al 19 de San Mateo, de ir por todo el mundo y predicar, enseñar... vamos a verlo aquí, capítulo 28, verso 18 al 19 de San Mateo:
“Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra.
Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.”
Y ahora, ¿cuál es el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo? Por cuanto Dios ha hecho a Jesús Señor y Cristo, el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo es “Señor Jesucristo.”
Ahora, continuemos leyendo en el libro de los Hechos, capítulo 2, verso 37 que es la continuación, este es Pedro predicando el Día de Pentecostés lleno del Espíritu Santo.
Cristo dijo que el Espíritu Santo vendría y los guiaría a toda justicia y a toda verdad, y que les enseñaría todas las cosas, por lo tanto Pedro ungido con el Espíritu Santo está hablando lo que le fue enseñado, por lo tanto el Espíritu Santo estaba hablando a través de San Pedro:
“Al oír esto, se compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos?
Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo.”
Ahora, podemos ver porqué Pedro ordenó que fueran bautizados en el Nombre de Jesucristo, ¿por qué? Porque el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo es “Señor Jesucristo:”
“Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare.
Y con otras muchas palabras testificaba y les exhortaba, diciendo: Sed salvos de esta perversa generación.
Así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil personas.”
Los que recibieron la Palabra habían sido compungidos de corazón y preguntaron: “¿Qué haremos?” Pedro les dice: “Arrepentíos y bautícese cada uno de nosotros en el Nombre de Jesucristo para perdón de los pecados, y recibiréis el don del Espíritu Santo.”
Y ahora, todos los que no han recibido a Cristo como su Salvador, pueden hacer como hicieron estas personas: recibir a Cristo como su Salvador arrepentidos de sus pecados, y fueron bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y Cristo les dio el Espíritu Santo y fueron añadidos a la Iglesia de Jesucristo como tres mil personas.
Toda persona desea recibir el perdón de sus pecados, y desea ser salvo de sus pecados y desea vivir eternamente con Cristo en un nuevo día dispensacional, en un nuevo día Milenial y en un nuevo día eterno, en la eternidad.
Por lo tanto, toda persona que todavía no ha recibido a Cristo como su Salvador puede hacerlo en esta ocasión, para que Cristo perdone sus pecados, lo limpie con Su Sangre preciosa, sea bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo y Cristo lo bautice con Espíritu Santo y Fuego y sea colocado en el Reino de Cristo, obtenga el nuevo nacimiento y sea colocado en el Reino de Cristo con nuestro amado Señor Jesucristo, y viva caminando en un nuevo día con Cristo.
“CAMINANDO EN UN NUEVO DÍA.”
Hemos visto cómo caminar en un nuevo día con Cristo nuestro Salvador.
Ha sido para mí una bendición grande estar con ustedes en esta ocasión, dándoles testimonio de nuestro tema: “CAMINANDO EN UN NUEVO DÍA.”
Dejo al Rvdo. Miguel Bermúdez Marín con ustedes nuevamente, para que ore por las personas que levantarán sus manos para recibir a Cristo como su Salvador, porque quieren caminar en un nuevo día con nuestro amado Señor Jesucristo, porque quieren vivir con Cristo eternamente en el Reino de nuestro amado Señor Jesucristo.
Dejo al Rvdo. Miguel Bermúdez Marín con nosotros en esta ocasión, para orar por las personas que quieren caminar en un nuevo día con Cristo nuestro Salvador, quieren vivir eternamente, quieren recibir el perdón de sus pecados y quieren por consiguiente recibir la salvación de su alma. “El que creyere y fuere bautizado será salvo, mas el que no creyere será condenado.”
Pero todos ustedes han creído en Jesucristo, y los que todavía no lo han recibido éste es el momento para recibirlo, porque ya han escuchado acerca de Cristo y han creído que Jesucristo es el único que puede salvar su alma y que puede perdonar sus pecados, y que lo puede limpiar con Su Sangre de todo pecado; por lo tanto este es el momento entonces para que reciban a Cristo como su Salvador.
También los niños de 13 años en adelante pueden recibir a Cristo como su Salvador, y los que se habían apartado de Cristo pueden ser reconciliados también con Cristo, Cristo está todavía en el Cielo, en el Trono de Intercesión para extender Su Amor y Misericordia sobre todos aquellos que quieren que Cristo tenga Misericordia de ellos.
Dejo al Rvdo. Miguel Bermúdez Marín para que ore por los que levantarán sus manos para recibir a Cristo como su Salvador.
Muchas gracias por vuestra amable atención, y que Jesucristo nuestro Salvador continúe bendiciéndoles a todos ustedes y a mí también. Amén.
“CAMINANDO EN UN NUEVO DÍA.”