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| Caminando hacia la perfección | 2002-06-21 | 1 | Austin | Texas | US | 00:00:00 | false |
Muy buenas noches, amados amigos y hermanos presentes; es para mí una bendición grande estar con ustedes en Austin, Texas, de Norteamérica, para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios y Su Programa correspondiente a este tiempo final. Reciban todos saludos de nuestros hermanos en Puerto Rico, y también de mi esposa Erica y de mis niñas, América y Yahannah Gabriela.
Para esta noche tomamos en San Mateo, capítulo 5, verso 48 las palabras de Jesús que dicen:
“Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto.”
Y Hebreos es el otro pasaje que hemos de leer. En Hebreos, capítulo 6, verso 1, donde dice:
“Por tanto, dejando ya los rudimentos de la doctrina de Cristo, vamos adelante a la perfección; no echando otra vez el fundamento del arrepentimiento de obras muertas, de la fe en Dios,
de la doctrina de bautismos, de la imposición de manos, de la resurrección de los muertos y del juicio eterno.
Y esto haremos, si Dios en verdad lo permite.”
Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.
La Escritura final que tuvimos dice que vamos hacia la perfección. VAMOS ADELANTE A LA PERFECCIÓN.
Nuestro tema es para esta ocasión: “CAMINANDO HACIA LA PERFECCION.”
Siempre que una persona va caminando hacia una meta, tiene que ir por un camino que le llevará a esa meta.
Y ahora, siendo que vamos caminando hacia la perfección, entonces tenemos que ir por un camino, pues vamos caminando; y siempre que uno va caminando, va por un camino que le lleva a algún lugar.
Y ahora, el camino que nos lleva a la perfección es el camino más importante para el ser humano andar, es el camino por donde todo ser humano debe caminar.
Ahora, ¿a qué perfección es que nosotros vamos? Es a la perfección del ser humano para ser a imagen y semejanza de nuestro amado Señor Jesucristo, para tener un cuerpo teofánico angelical, el cual recibimos al recibir a Cristo como nuestro Salvador, lavar nuestros pecados en Su Sangre, ser bautizados en agua en Su Nombre y recibir el Espíritu Santo, y así obtener el nuevo nacimiento, y obtener el cuerpo angelical de la sexta dimensión.
Esa es la primera parte de la perfección, y así recibimos perfección espiritual; pero necesitamos obtener la perfección física también. Esa es la segunda parte del Programa de Redención. Y así como para recibir el nuevo nacimiento y obtener el cuerpo angelical, y así nacer en el Reino de Cristo, que es Su Iglesia, necesitamos caminar ¿en qué camino? En el camino de la perfección, que es Jesucristo nuestro Salvador.
El dijo en San Juan, capítulo 14, verso 6: “Yo Soy el Camino, la Verdad y la Vida; y nadie viene al Padre sino por mí.”
Y ahora, hemos descubierto cuál es el camino hacia la perfección, es Jesucristo nuestro Salvador.
Y ahora, toda persona que quiere llegar a la perfección, que quiere llegar a ser una persona eterna con un cuerpo angelical eterno, y un cuerpo físico eterno, igual a Jesucristo nuestro Salvador, necesita caminar en el Camino de la perfección, que es Cristo nuestro Salvador.
Toda persona para llegar a ser a imagen y semejanza de nuestro amado Señor Jesucristo, y así ser perfecto, ser a la estatura de un varón perfecto, nuestro amado Señor Jesucristo, se requiere que haya recibido a Cristo como su Salvador. Sin recibir a Cristo como su Salvador, ninguna persona puede llegar a la perfección. Cristo es el Camino, y también Cristo es la Puerta para entrar al Camino de la perfección. El es la Puerta para las ovejas, El es la Puerta del Redil de las ovejas, y el Redil de las ovejas es la Iglesia del Señor Jesucristo, y tiene la Puerta, el cual es Cristo, nuestro Salvador.
Y ahora, hemos visto cuál es el Camino por donde todo ser humano está llamado a caminar para llegar a la perfección total, llegar a ser a imagen y semejanza de nuestro amado Señor Jesucristo.
Ahora, encontramos que hay personas que quieren caminar en la Ley, porque piensan que al caminar en la Ley dada por Dios a través del Profeta Moisés, pueden llegar a la perfección.
Pero vamos a ver qué nos dice el Apóstol San Pablo sobre este tema, para ver si se requiere que las personas vengan a ser convertidas al judaísmo para caminar en la Ley del Antiguo Testamento. En el capítulo 7 de Hebreos, verso 17 en adelante, dice:
“Pues se da testimonio de él (o sea, de Cristo):
Tú eres sacerdote para siempre, Según el orden de Melquisedec.
Queda, pues, abrogado el mandamiento anterior a causa de su debilidad e ineficacia
(pues nada perfeccionó la ley) (Por lo tanto, por medio de la Ley ninguna persona puede llegar a la perfección), y de la introducción de una mejor esperanza, por la cual nos acercamos a Dios.”
Y ahora, vean el verso 12 también de este capítulo 7 de Hebreos. Vamos a ver, capítulo 7 de Hebreos, verso 11 en adelante, para que tengan el cuadro claro, dice:
“Si, pues, la perfección fuera por el sacerdocio levítico (porque bajo él recibió el pueblo la ley), ¿qué necesidad habría aún de que se levantase otro sacerdote, según el orden de Melquisedec, y que no fuese llamado según el orden de Aarón?
Porque cambiado el sacerdocio, necesario es que haya también cambio de ley.”
Y ahora, vean ustedes, encontramos que hubo un cambio de sacerdocio, ya el sacerdocio Levítico no funciona delante de Dios. Y aunque esto pudo ofender a los hebreos en el tiempo de los Apóstoles, era completamente la verdad; porque el sacerdocio levítico del cual Aarón fue el primer sumo sacerdote, y luego la descendencia de Aarón vinieron a ser sumos sacerdotes, y los levitas vinieron a ser sacerdotes de ese orden sacerdotal.
Ahora, ese orden sacerdotal terrenal estaba reflejando al Orden Sacerdotal Celestial; y por cuanto Cristo es Sumo Sacerdote según el Orden de Melquisedec, vean, no es descendiente de la tribu de Leví.
Y ahora, con todo y eso Cristo es el Sumo Sacerdote, pero no del templo terrenal ni del orden sacerdotal terrenal, porque si fuera del orden sacerdotal terrenal, pues no podía ser sumo sacerdote, porque no nació como descendiente de Aarón, no nació de la tribu de Leví.
Pero vean ustedes, Cristo es el Sumo Sacerdote del Orden Celestial. El es el Melquisedec que le apareció a Abraham en el capítulo 14, en el cual cuando Abraham regresaba de la victoria obtenida sobre cinco reyes que se habían llevado a Lot y su familia, y a muchos de la ciudad donde Lot vivía, le salió al encuentro Melquisedec y le dio pan y vino a Abraham, y Abraham dio a Melquisedec los diezmos de todo.
Dice San Pablo en el capítulo 7, que cuando Abraham diezmó a Melquisedec, estaba también diezmando Leví, el cual estaba en los lomos de Abraham; pues todavía no había nacido Isaac, y mucho menos Jacob, y mucho menos Leví; pero vean, ya estaba diezmando a Dios, a Melquisedec, cuando Abraham diezmó, porque estaba en los lomos de Abraham.
Así como cada uno de nosotros cuando Cristo murió en la Cruz del Calvario, nosotros estábamos muriendo con El; cuando fue sepultado, nosotros estábamos siendo sepultados con El; cuando El fue al infierno, nosotros fuimos al infierno con El; cuando El fue, cuando El resucitó, nosotros resucitamos con El, porque estábamos en los lomos de Cristo.
Ahora, vean ustedes que todo esto es una realidad Bíblica, y por consiguiente encontramos que nosotros antes de la fundación del mundo, estábamos en Cristo, por eso somos las ovejas que el Padre le dio a Cristo, para que nos dé Vida eterna, para que caminemos en el camino de la perfección, que es Jesucristo nuestro Salvador.
Ahora, nada perfeccionó la Ley. Pero ahora Cristo sí. Cristo, que es el cumplimiento de la Ley, en donde toda la Ley fue cumplida y todos los tipos y figuras del Antiguo Testamento fueron cumplidos.
Ahora, Cristo siendo el hombre perfecto, y siendo el segundo Adán, ahora es el Camino hacia la perfección para todo ser humano.
Y ahora, toda persona que quiere llegar a ser perfecto, será en el tiempo que le toca vivir un Cristiano, un creyente en Cristo nacido de nuevo. Cristo dijo a Nicodemo en el capítulo 3 de San Juan: “El que no nazca de nuevo, no puede ver el Reino de Dios. De cierto, de cierto te digo, que el que no nazca de nuevo no puede ver el Reino de Dios.” Dice Nicodemo. Vamos a leerlo para que lo tengan tal y como lo dijo Jesús: capítulo 3, verso 1 en adelante de San Juan:
“Había un hombre de los fariseos que se llamaba Nicodemo, un principal entre los judíos.
Este vino a Jesús de noche, y le dijo: Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro; porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, si no está Dios con él.
Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios (o sea, no lo puede comprender).
Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer?
Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios.
Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es.
No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo.
El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido; mas ni sabes de dónde viene, ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu.”
Y ahora, se requiere que el ser humano nazca de nuevo.
¿Por qué se requiere que el ser humano nazca de nuevo para poder entrar al Reino de Dios? Porque al - el ser humano, luego de la caída en el Huerto del Edén, el ser humano perdió el derecho a la Vida eterna, y por consiguiente perdió la Vida eterna, y perdió la bendición de la imagen y semejanza divina.
Y por consiguiente, todo ser humano que nace luego de la caída del ser humano en el Huerto del Edén, nace en y con un y en un cuerpo físico, mortal, corruptible y temporal; por eso nace, crece, vive un tiempo en donde come, en donde duerme, en donde va creciendo, en donde estudia y luego trabaja y luego se pone viejo y se muere; y algunos se mueren antes de ponerse viejos, en accidentes o por alguna enfermedad.
Ese ciclo por el cual pasa el ser humano es a causa de la caída del ser humano en el Huerto del Edén, y por consiguiente el ser humano no llegó a la perfección. El ser humano al nacer en un cuerpo mortal, corruptible y temporal, nace, pero no nace perfecto. Si fuera perfecto tendría Vida eterna. También recibe un espíritu del mundo al nacer, un espíritu de la quinta dimensión, el cual le inclina hacia el mal.
Por lo tanto, necesita recibir el Espíritu de Dios, para así nacer de nuevo, y nace de nuevo, nace en el Reino de Cristo, y por consiguiente nace en la Iglesia del Señor Jesucristo. No puede ocurrir un nuevo nacimiento, si no es en la Iglesia del Señor Jesucristo; como no podía haber ninguna persona dentro del Pacto de Dios en el Antiguo Testamento, que no fuera parte del pueblo hebreo; aunque fuera un gentil, pero tenía que ser convertido al judaísmo.
Y ahora, en el Nuevo Testamento no hay ninguna persona que haya nacido de nuevo y haya recibido el Espíritu Santo, y tenga Vida eterna y esté en el Reino de Dios, a menos que sea por medio de Jesucristo nuestro Salvador, y esto es en la Iglesia del Señor Jesucristo, porque ese es el Redil para las ovejas del Señor Jesucristo, que el Padre le ha dado para que les dé Vida eterna.
¿Y por qué tiene que ser en el Cuerpo Místico de Cristo, la Iglesia de Jesucristo? Porque la Iglesia del Señor Jesucristo es el producto del grano de trigo, que es Cristo, que fue sembrado en Tierra. ¿No dice San Juan, capítulo 12, verso 24?, Cristo dice: “Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, El solo queda; mas si cae en tierra y muere, mucho fruto lleva.”
Cuando usted ve que un grano de trigo es sembrado en tierra, luego pasado cierto tiempo usted notará que surgirá como una plantita, y esa planta no se parece al grano de trigo, pero es el grano de trigo convertido en una planta de trigo, para poder llevar mucho trigo, para poder llevar muchos hijos e hijas de Dios, igual al grano de trigo que fue sembrado en tierra.
Y ahora, la Iglesia del Señor Jesucristo es Cristo en la forma de Su Iglesia, porque Cristo y Su Iglesia vienen a ser una sola carne.
Y ahora, encontramos que es en la Iglesia del Señor Jesucristo donde están los que han nacido de nuevo, los que han tomado el camino hacia la perfección.
Y ahora, esta perfección de la cual Cristo dijo: “Sed perfectos como vuestro Padre que está en los Cielos es perfecto.” Esa es la perfección que todos deseamos obtener. Y si Cristo dice que seamos perfectos es porque se puede ser perfectos; por lo tanto tiene que haber un Camino, y ya hemos descubierto cuál es el Camino hacia la perfección: es Cristo nuestro Salvador. “Yo Soy el Camino, la Verdad y la Vida; y nadie viene al Padre sino por mí.” (San Juan, capítulo 14, verso 6).
Y ahora, tenemos ya abierto el misterio de cuál es el Camino. Ese es el Camino del cual también Cristo en San Mateo, capítulo 7 habló, verso 13 al 14, cuando dijo:
“Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella;
porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan.”
Y ahora vean, la Puerta es angosta y el Camino es angosto; la Puerta y el Camino que llevan a la Vida eterna, que llevan a la perfección del ser humano es angosta, y es Jesucristo nuestro Salvador.
Ahora, esa Puerta que conecta con ese Camino, el cual es Cristo (Cristo es la Puerta y Cristo es el Camino), algún día se va a cerrar esa Puerta, Cristo, la Puerta de la Misericordia, y así se cerrará la Dispensación de la Gracia; y después ninguna persona podrá entrar ya por esa Puerta, ya no habrá más Misericordia para el ser humano, podrán llorar arrepentidos de sus pecados, pero ya no habrá Misericordia, porque ya Cristo habrá salido del Trono de Intercesión en el Cielo.
¿Dónde está en la actualidad? Haciendo Intercesión como Sumo Sacerdote con Su propia Sangre, por toda persona que tiene su nombre escrito en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero.
Ahora, veamos este misterio de cómo va a ser cerrada la Puerta de Misericordia. En San Lucas, capítulo 13, verso 22 en adelante, dice:
“Pasaba Jesús por ciudades y aldeas, enseñando, y encaminándose a Jerusalén.
Y alguien le dijo: Señor, ¿son pocos los que se salvan? Y él les dijo:
Esforzaos a entrar por la puerta angosta; porque os digo que muchos procurarán entrar, y no podrán.
Después que el padre de familia se haya levantado y cerrado la puerta, y estando fuera empecéis a llamar a la puerta, diciendo: Señor, Señor, ábrenos, él respondiendo os dirá: No sé de dónde sois.
Entonces comenzaréis a decir: Delante de ti hemos comido y bebido, y en nuestras plazas enseñaste.
Pero os dirá: Os digo que no sé de dónde sois; apartaos de mí todos vosotros, hacedores de maldad.
Allí será el llanto y el crujir de dientes, cuando veáis a Abraham, a Isaac, a Jacob y a todos los profetas en el reino de Dios, y vosotros estéis excluidos.”
Aquí nos muestra que la Puerta de la Misericordia, el cual es Cristo, esa Puerta será cerrada algún día, será cuando haya entrado hasta el último escogido de Dios, Primogénito de Dios escrito en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, o sea, escrito en el Libro de los Siete Sellos, que es el Libro de la Vida del Cordero; y entonces Cristo habrá terminado Su Obra de Intercesión en el Cielo, se levantará del Trono del Padre en el Cielo, y tomará el Título de Propiedad, el Libro de los Siete Sellos de Apocalipsis, capítulo 5, lo abrirá en el Cielo, conforme a Apocalipsis, capítulo 6, y capítulo 8, verso 1. Y luego en Apocalipsis, capítulo 10 lo trae a la Tierra y lo entrega a un hombre.
Y Cristo entonces estará realizando la Obra de Reclamo, reclamará a todos los que El ha redimido con Su Sangre preciosa, a todos los que tomaron el Camino hacia la perfección, que es el Camino hacia la Vida eterna, es el Camino hacia la meta de llegar a ser a imagen y semejanza de nuestro amado Señor Jesucristo, en donde obtendremos un cuerpo físico, joven, como de 18 a 21 años de edad en apariencia, eterno, inmortal, incorruptible y glorificado, igual al cuerpo glorificado de nuestro amado Señor Jesucristo.
En la Segunda Venida de Cristo El nos dará ese cuerpo nuevo y glorificado, ¿dónde está eso escrito? Filipenses, capítulo 3, verso 20 al 21, dice:
“Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo;
el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya.”
¿Ven? Cristo en Su Segunda Venida transformará el cuerpo de la humillación nuestra, que es este cuerpo de carne, para que sea semejante al cuerpo Suyo, al cuerpo de Su gloria, para que sea igual al cuerpo glorificado de nuestro amado Señor Jesucristo; y entonces tendremos un cuerpo eterno, inmortal, incorruptible y jovencito para toda la eternidad, entonces habremos llegado a la total perfección.
Al recibir a Cristo como nuestro Salvador, lavar nuestros pecados en Su Sangre, ser bautizados en agua en Su Nombre y recibir Su Espíritu Santo, obtenemos el nuevo nacimiento, y obtenemos un cuerpo angelical, teofánico de la sexta dimensión, y obtenemos la perfección espiritual, pero nos falta la perfección física, que será cuando tengamos el cuerpo nuevo, eterno y glorificado. Por eso también en Primera de Corintios, capítulo 15, dice San Pablo, versos 42 en adelante, dice:
“Así también es la resurrección de los muertos. Se siembra en corrupción, resucitará en incorrupción.
Se siembra en deshonra, resucitará en gloria; se siembra en debilidad, resucitará en poder.
Se siembra cuerpo animal (o sea, que este cuerpo que tenemos es un cuerpo animal), resucitará cuerpo espiritual (o sea, un cuerpo glorificado, es el que obtendrán los santos que han partido cuando sean resucitados). Hay cuerpo animal, y hay cuerpo espiritual.
Así también está escrito: Fue hecho el primer hombre Adán alma viviente; el postrer Adán, espíritu vivificante.
Mas lo espiritual no es primero, sino lo animal...”
Vivir en estos cuerpos mortales, corruptibles y temporales, que son cuerpos... cuerpo, es cuerpo animal, es un privilegio y una bendición para nosotros, porque nos da la oportunidad de entrar por la Puerta angosta, que es Cristo, recibiéndolo como nuestro Salvador, lavando nuestros pecados en Su Sangre y siendo bautizados en agua en Su Nombre, y recibiendo el Espíritu Santo y así obteniendo el nuevo nacimiento, y así naciendo en el Reino de Cristo, y así obteniendo el cuerpo angelical teofánico de la sexta dimensión, para luego en el Día Postrero recibir el cuerpo físico glorificado.
Es un privilegio vivir en esta Tierra en estos cuerpos mortales. Nuestra vida en la Tierra tiene un propósito divino, el cual todo ser humano está llamado a comprender, para que su vida en la Tierra no sea como la de los animales, sino que tenga sentido su vida aquí en la Tierra, y pueda tomar el camino hacia la perfección, para venir a ser a imagen y semejanza de nuestro amado Señor Jesucristo.
Sigue diciendo San Pablo:
“El primer hombre es de la tierra, terrenal; el segundo hombre, que es el Señor, es del cielo.
Cual el terrenal, tales también los terrenales; y cual el celestial, tales también los celestiales.
Y así como hemos traído la imagen del terrenal, traeremos también la imagen del celestial (la imagen de nuestro amado Señor Jesucristo).
Pero esto digo, hermanos: que la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios, ni la corrupción hereda la incorrupción.”
O sea, que no podemos vivir eternamente con estos cuerpos mortales, se requiere un cuerpo nuevo, igual al cuerpo glorificado de nuestro amado Señor Jesucristo.
Hay tres clases de cuerpo: hay cuerpo angelical, el que tienen los Angeles y el que recibimos nosotros cuando obtenemos el nuevo nacimiento, ese es el cuerpo, llamado: ‘espíritu de la persona,’ y también de los Angeles. Y hay cuerpo físico, de carne, el cual nosotros tenemos. Y hay cuerpo celestial, angelical teofánico, o sea, teofánico, como el cuerpo teofánico de los ángeles; pero hay cuerpo físico glorificado, como el cuerpo glorificado de nuestro amado Señor Jesucristo.
Vean, tres clases de cuerpos: cuerpo teofánico angelical, el que tienen los Angeles y el que tiene cada creyente en Cristo, ese cuerpo espiritual que recibe de parte de Cristo. Cuando la persona creyente en Cristo muere, va a vivir al Paraíso, que es la sexta dimensión en ese cuerpo angelical, y es como los Angeles en esa dimensión llamada el Paraíso.
Y hay cuerpo físico glorificado, el cuerpo de nuestro amado Señor Jesucristo. Este tercer cuerpo es el que obtendremos nosotros físicamente, para vivir eternamente en un cuerpo glorificado, igual al cuerpo glorificado de nuestro amado Señor Jesucristo, y así ser restaurados a la Vida eterna físicamente.
Ya hemos sido restaurados a la Vida eterna espiritual, al recibir a Cristo, lavar nuestros pecados en Su Sangre, ser bautizados en agua en Su Nombre, y recibir Su Espíritu Santo, y recibir el nuevo nacimiento y recibir el cuerpo angelical; pero nos falta el cuerpo físico glorificado, el cual El ha prometido dar a cada creyente en Su Segunda Venida.
Y ahora: “He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos...”
O sea, que habrá un grupo de creyentes en Cristo que estará viviendo en el tiempo de la Segunda Venida de Cristo, en el tiempo en que Cristo resucitará a los creyentes que ya han muerto, que ya han partido, los cuales van a ser resucitados en cuerpos glorificados. Pero habrá un grupo de creyentes que no verá muerte, que estará aquí presente en este tiempo final, y verá el cumplimiento de la resurrección de los muertos en Cristo, y verá el cumplimiento de la Segunda Venida de Cristo; ese grupo de personas creyentes en Cristo serán transformados.
Vean, dice: “He aquí, os digo un misterio (recuerden que es uno de los misterios del Reino de Cristo): No todos dormiremos; pero todos seremos transformados (hay una promesa para todo creyente en Cristo para este tiempo final),
en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados.
Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad.”
Es necesario para poder seguir viviendo físicamente, porque de otra forma también nosotros tendríamos que morir como los creyentes en Cristo de edades pasadas. Pero cuando seamos transformados ya no habrá muerte física para nosotros, seremos a imagen y semejanza de Cristo, y así habremos llegado a la perfección, habremos llegado a la meta que Cristo tiene con nosotros.
Y ahora, esto es a la final Trompeta, la final Trompeta es la Trompeta del Evangelio del Reino siendo sonada, la Séptima Trompeta de Apocalipsis, capítulo 11, la suenan los Dos Olivos, que son los ministerios de Moisés y Elías. Y la Séptima Trompeta para el pueblo hebreo es el Séptimo Sello para la Iglesia del Señor Jesucristo.
El Séptimo Sello y la Séptima Trompeta son la Venida del Señor, es la Venida del Señor.
Y ahora, encontramos que el Séptimo Sello siendo abierto, es el Séptimo Sello siendo cumplido y siendo revelado a la Iglesia del Señor Jesucristo. Siendo revelado el misterio de la Segunda Venida de Cristo al pueblo de Dios, a la Iglesia del Señor Jesucristo, siendo abierto ese misterio en cuanto a su cumplimiento, y siendo abierto ese misterio en cuanto a siendo dado a conocer a la Iglesia del Señor Jesucristo en el Día Postrero, en el cual nosotros estamos viviendo.
Y solamente el Espíritu Santo puede abrir ese misterio, y puede hablar, así como habló en edades pasadas por medio de los Profetas en el Antiguo Testamento, y luego por medio de los Apóstoles, y luego por medio de los Siete Angeles Mensajeros de las siete edades; así como habló también por medio de nuestro amado Señor Jesucristo.
Para el Día Postrero estará hablando en forma consecutiva; en cada edad habló por medio de cada Mensajero Cristo en Espíritu Santo, y trajo la revelación divina para cada edad, pero no habló en forma consecutiva, sino que habló por medio del Mensajero, luego terminó de hablar, fueron llamados los escogidos de esa edad, y luego Dios llamó al Mensajero y a su grupo, y hubo una pausa; y luego envió otro Mensajero con la revelación divina para esa nueva edad, se abrió una nueva edad, fueron llamados los escogidos de una nueva edad, y Dios selló a los escogidos de esa nueva edad, y luego murió el Mensajero y los escogidos de esa edad, y hubo una pausa. Y así hasta que fueron pasando las siete etapas o edades de la Iglesia.
Pero para el Día Postrero, Cristo en Espíritu Santo estará hablando en forma consecutiva a través de carne humana. Y la Voz de Cristo hablando en forma consecutiva es la Voz de Cristo, el León de la tribu de Judá, el Rey de reyes y Señor de señores, es la Voz de Cristo, el Angel Fuerte que desciende del Cielo, es la Voz del Espíritu Santo, de la Columna de Fuego hablando a Su Iglesia en forma consecutiva por medio de carne humana, por medio de Su Angel Mensajero, sin cambiar de Mensajero.
Y esos son los siete truenos de Apocalipsis, capítulo 10, la Voz de Cristo hablando en forma consecutiva y revelándole a Su Iglesia el misterio de la Segunda Venida de Cristo como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo, y eso es la revelación del Séptimo Sello, que nos da la fe para ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero.
Así como la revelación de la Primera Venida de Cristo, nos dio la fe para recibir a Cristo como nuestro Salvador, lavar nuestros pecados en Su Sangre, ser bautizados en agua en Su Nombre y recibir Su Espíritu Santo y obtener el nuevo nacimiento y obtener Vida eterna, y así ser nacidos en el Reino de Cristo.
Sin la revelación de la Primera Venida de Cristo, ninguna persona puede tomar el Camino hacia la perfección, ninguna persona puede recibir a Cristo como su Salvador.
Y ahora, ¿cómo se obtiene la revelación de la Primera Venida de Cristo? Por medio de la predicación del Evangelio de la Gracia. Pedro tenía las llaves que le fueron dadas por Cristo, la revelación, y el Día de Pentecostés abrió la Puerta, abrió a Cristo, abrió el misterio de la Primera Venida de Cristo como Cordero de Dios, quintando el pecado del mundo allá en la Cruz del Calvario; y ese día entraron miles de personas al Reino de Cristo.
Y luego continuaron entrando al Reino de Cristo personas, cantidad de personas, ¿por qué? Porque Pedro abrió la Puerta de la Primera Venida de Cristo como Cordero de Dios en Su Obra de Redención en la Cruz del Calvario, abrió ese misterio de la Primera Venida de Cristo, para así las personas poder recibir a Cristo como su Salvador.
Ahora, podemos ver que por medio de la predicación del Evangelio de la Gracia, se obtiene la fe para obtener, para recibir a Cristo como nuestro Salvador, y obtener el perdón de nuestros pecados, y ser bautizados en agua en Su Nombre, y recibir el Espíritu Santo y obtener el nuevo nacimiento.
Y por medio de la predicación del Evangelio del Reino obtenemos la revelación de la Segunda Venida de Cristo, como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo, para obtener así la fe, la revelación, para ser transformados, y ser llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero, para así llegar a la total perfección, para lo cual tenemos que estar ¿dónde? En el Camino de la perfección, que es Jesucristo nuestro Salvador.
Por consiguiente, toda persona para llegar a la perfección tiene que ser un cristiano, no puede ser otra cosa, tiene que venir a ser un cristiano nacido de nuevo, el cual permanece en Cristo, que es el Camino, la Verdad y la Vida, para llegar al Padre, para obtener la imagen y semejanza de Dios, para llegar a ser como nuestro Padre Celestial: perfecto.
Ahora, hemos visto el misterio de cómo llegar a la perfección.
Por lo tanto, las palabras de Cristo: “Sed pues vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los Cielos es perfecto.” No está Cristo exigiendo o pidiendo una cosa que no puede ser posible, sino que El lo que está mostrándonos ahí es que podemos nosotros ser perfectos, que hay un camino para llegar a la perfección, para poder llegar a ser como nuestro amado Señor Jesucristo, en quien estaba y está Dios en toda Su plenitud.
Y ahora, continuamos en el Camino hacia la perfección, como nos dijo San Pablo en Hebreos, capítulo 6, que fue la segunda Escritura que usamos cuando comenzamos a hablar.
“Por tanto, dejando ya los rudimentos de la doctrina de Cristo, vamos adelante a la perfección.”
“CAMINANDO HACIA LA PERFECCION.”
¿Vieron lo sencillo que es caminar hacia la perfección? Caminar en Cristo para llegar a ser a imagen y semejanza de Jesucristo nuestro Salvador, y tener un cuerpo físico, eterno, inmortal, y glorificado, como el cuerpo glorificado de nuestro amado Señor Jesucristo.
Así que caminando hacia la perfección tenemos una meta: llegar a ser iguales a nuestro amado Señor Jesucristo, y esa es la meta también de Jesucristo nuestro Salvador. El vino para darnos Vida eterna, para llevarnos a la perfección. El que comenzó en nosotros la buena obra la perfeccionará hasta el Día de Jesucristo.
Por lo tanto, vamos caminando hacia la perfección.
Si alguna persona no ha tomado el Camino de la perfección, que es Cristo, recibiéndolo como su Salvador, lavando sus pecados en las Sangre de Cristo y siendo bautizado en agua en Su Nombre, para recibir el Espíritu Santo y obtener el nuevo nacimiento, esta noche puede tomar el Camino hacia la perfección, recibiendo a Cristo como su Salvador.
Por lo tanto, si hay alguno que no ha tomado todavía el Camino hacia la perfección, que no ha recibido a Cristo como su Salvador, puede levantar su mano, y nuestro hermano Bermúdez estará orando por usted.
Toda persona que quiere que nuestro hermano Bermúdez ore por usted, para que así usted quede dentro del camino que lo lleva a la perfección, puede hacerlo en esta noche. Cristo quiere que usted tome el Camino que lo lleva a la perfección, y el único Camino es Jesucristo nuestro Salvador. No hay otro camino para el ser humano llegar a la perfección, llegar a ser perfecto como Dios, llegar a ser a imagen y semejanza de nuestro amado Señor Jesucristo.
Ha sido para mí una bendición grande estar con ustedes en esta ocasión, dándoles testimonio de cómo estar caminando hacia la perfección.
Que las bendiciones de Cristo, el Angel del Pacto, nuestro Salvador, sean sobre todos ustedes y sobre mí también; y pronto se complete el número de los escogidos de Dios, en el Reino de Cristo, en la Iglesia de Jesucristo, y pronto Cristo se levante del Trono del Padre, resucite a los muertos creyentes en El y los coloque perfectos en cuerpos perfectos e inmortales y nos transforme a nosotros los que vivimos, y nos coloque así en cuerpos inmortales glorificados, igual al cuerpo glorificado suyo, y así todos estemos perfectos como nuestro amado Señor Jesucristo. En el Nombre Eterno del Señor Jesucristo. Amén y amén.
Muchas gracias por vuestra amable atención, y nos veremos mañana Dios mediante en la actividad de la tardecita, como hoy, en donde el tema será: “LO QUE ESCUDRIÑA EL ESPIRITU DE DIOS.” También estaré con ustedes el domingo en la mañana en el tema: “EL TIEMPO DE DIOS SE HA CUMPLIDO.” Oren mucho por la actividad de mañana, para que Dios me dé todo lo que debo darle a todos ustedes mañana en la noche.
También estaremos en la reunión de ministros, en donde - y también tienen la reunión de damas (mañana también tienen reunión de damas). Así que mañana es un día de fiesta espiritual aquí para todos los que estarán asistiendo a las actividades del día de mañana: Reunión de ministros, también reunión de damas, y así por el estilo, actividad de damas, y no sé si alguna otra actividad también; y luego en la noche o en la tardecita también la actividad con toda la congregación.
Bueno, que Dios les continúe bendiciendo a todos, y dejo a nuestro hermano y amigo Miguel Bermúdez Marín, el Rvdo. Miguel Bermúdez Marín, para que él concluya nuestra parte en esta ocasión, y que toda persona que quiera tomar el Camino de la perfección, el Camino de la Vida eterna, levante su mano y nuestro amigo y hermano, el Rvdo. Miguel Bermúdez Marín estará orando por usted.
Bueno, que Dios les bendiga y les guarde a todos, y pasen todos muy buenas noches. Con nosotros el Rvdo. Miguel Bermúdez Marín.
“CAMINANDO HACIA LA PERFECCION.”