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Cristo da Vida en Abundancia 2002-03-08 1 Cárdenas Tabasco MX 01:00:56 false

Muy buenas tardes, amados amigos y hermanos presentes; es para mí una bendición grande estar con ustedes en esta ocasión, para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios y Su Programa correspondiente a este tiempo final. Reciban todos saludos también de mi Esposa Erica y también de mis niñas América y Yahannah Gabriela.

Para esta ocasión leemos en San Juan, capítulo 10, versos 9 al 16, donde Jesús hablando dice:

Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo; y entrará, y saldrá, y hallará pastos.

El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia (o sea, Vida eterna).

Yo soy el buen pastor; el buen pastor su vida da por las ovejas.

Mas el asalariado, y que no es el pastor, de quien no son propias las ovejas, ve venir al lobo y deja las ovejas y huye, y el lobo arrebata las ovejas y las dispersa.

Así que el asalariado huye, porque es asalariado, y no le importan las ovejas.

Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas, y las mías me conocen,

así como el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; y pongo mi vida por las ovejas.

También tengo otras ovejas que no son de este redil; aquéllas también debo traer, y oirán mi voz; y habrá un rebaño, y un pastor.”

Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.

Nuestro tema es: “CRISTO DA VIDA EN ABUNDANCIA.” (O sea, Vida eterna).

Tomado este tema de las palabras de Cristo cuando dijo: “Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.”

Toda persona desea vivir eternamente, pues toda persona desea entonces Vida eterna.

Y ahora, ¿cómo podemos obtener Vida eterna? Ya que el ser humano al caer en el Huerto del Edén perdió la Vida eterna, perdió el derecho a vivir eternamente en el cuerpo físico; y por eso es que desde la caída del Huerto del Edén en adelante el ser humano nace en la Tierra, crece, trabaja, estudia y luego trabaja, y luego se va poniendo viejo y se muere.

Cualquier persona que se ponga con detenimiento y sabiduría a pensar en esto, se podrá dar cuenta que si en su alma desea vivir eternamente es porque hay Vida eterna en algún lugar; y si hay Vida eterna en algún lugar, entonces alguien puede otorgarle Vida eterna a los que no tienen Vida eterna.

Y ahora, si la vida fuera solamente nacer en la Tierra, crecer, estar comiendo, durmiendo, luego estudiar y luego graduarse y tener un trabajo, e ir poniéndose la persona vieja a medida que van pasando los años y después morir, eso no tendría sentido para el ser humano. Pero la vida sí tiene sentido.

Ahora, ¿cómo le podremos encontrar sentido a la vida? Cuando encontramos a Cristo entonces le encontramos el sentido a la vida, y entonces comprendemos que estamos aquí en la Tierra con y por un propósito divino: para nosotros recibir a Cristo como nuestro Salvador, lavar nuestros pecados en Su Sangre, ser bautizados en agua en Su Nombre, y recibir Su Espíritu Santo y así obtener Vida eterna.

Vean, en San marcos, capítulo 16, dice Jesucristo:

Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.

El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.”

Ahora, vean lo sencillo que es recibir Vida eterna: se recibe solamente por medio del que la tiene. ¿Y quién tiene Vida eterna? Jesucristo nuestro Salvador. Por lo tanto El es el único que puede darle al ser humano Vida eterna. “En El estaba la vida.” Dice San Juan, capítulo 1... San Juan, capítulo 1 dice, verso, vamos a leer verso 1 en adelante:

En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios.

Este era en el principio con Dios.

Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho.

En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.

La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella.

Hubo un hombre enviado de Dios, el cual se llamaba Juan (o sea, Juan el Bautista).

Este vino por testimonio, para que diese testimonio de la luz, a fin de que todos creyesen por él.

No era él la luz (o sea, Juan el Bautista no era la luz)...

No era él la luz, sino para que diese testimonio de la luz (o sea, para que anunciase que la luz vendría después de él).”

Juan el Bautista solamente era una antorcha que ardía, una lámpara que ardía en la séptima edad de la iglesia hebrea bajo la Ley; pero Cristo es la Luz del mundo entero, Cristo es la Luz eterna, la Luz que alumbra a todo hombre.

Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este mundo.”

Venía a este mundo la luz verdadera que alumbra a todo hombre, ¿y cómo iba a venir? Vamos a verlo dentro de un momento:

En el mundo estaba, y el mundo por él fue hecho; pero el mundo no le conoció.

A lo suyo vino (o sea, al pueblo hebreo), y los suyos no le recibieron.

Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios;

los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios.

Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad.”

Y ahora, ¿cómo vendría la luz que alumbra a todo hombre, el Verbo que era con Dios? Vendría en carne humana, se hizo carne al nacer a través de la virgen María; y en carne humana habitó el Verbo que era con Dios y era Dios. O sea, el cuerpo angelical de Dios, cuerpo teofánico de Dios, que es el Verbo que era con Dios en el cual Dios ha estado. Y a través de ese cuerpo angelical Dios creó toda la Creación, todo el Universo lo creó Dios por medio del Verbo que era con Dios y era Dios; y luego se hizo carne y lo conocimos por el Nombre de Jesucristo.

Y ahora, en Jesucristo estaba Dios en toda Su plenitud, en Jesucristo estaba la manifestación de la divinidad corporalmente, y por consiguiente en El estaba el Padre y en El estaba el Espíritu Santo; por lo tanto en El estaba Dios en toda Su plenitud. Todo lo que Dios es estaba ¿dónde? En Jesús de Nazaret.

Por eso cuando le dicen a Jesús, Felipe le dice: “Muéstranos al Padre y nos basta,” Cristo le dice: “Tanto tiempo hace que estoy con vosotros Felipe ¿y todavía no me has conocido? ¿No sabes que el que me ha visto a mí ha visto al Padre? ¿Cómo pues dices tú: Muéstranos al Padre y nos basta? ¿No crees que yo estoy en el Padre y el Padre en mí?”

Ahora, el misterio del Padre en Jesús, vean, es el misterio contenido en la Primera Venida de Cristo para llevar a cabo la Obra de Redención. Dios creó al ser humano a Su imagen y a Su semejanza, por lo tanto para poder estudiar a Dios y conocerlo hay que estudiar al ser humano, al hombre; y para poder conocer verdaderamente a Dios hay que estudiar al hombre Jesús, en el cual está la plenitud de la divinidad.

Ahora, el ser humano es cuerpo, espíritu y alma; y Dios es el Creador del ser humano; por lo tanto El creó el ser humano a Su imagen y a Su semejanza; por lo tanto si podemos conocer lo que es el ser humano: cuerpo, espíritu y alma, entonces podemos buscar en Jesús el cual y en el cual estaba la plenitud de Dios, podemos buscar el cuerpo, el Espíritu y el alma allí, porque en Jesús estaba Dios manifestado en toda Su plenitud.

Y ahora, así como el ser humano tiene un cuerpo físico, tenemos el cuerpo físico de Jesucristo, o sea, Jesucristo, tiene un cuerpo físico: Dios en Jesucristo (o sea, el cuerpo físico de Dios es el cuerpo físico de Jesucristo).

Y para ver a Dios en Espíritu, el Espíritu estaba en Jesús, el Espíritu de Dios, que es llamado el Angel de Jehová en el Antiguo Testamento; y para ver el alma de Dios, pues es Dios en Cristo nuestro Salvador, Dios en Cristo con Su cuerpo angelical, llamado el Angel de Jehová o Angel del Pacto.

El Angel de Jehová es Jesucristo en Su cuerpo angelical, en quien moró Dios en toda Su plenitud; y cuando se hizo carne, se hizo hombre Dios moró en carne humana en toda Su plenitud. Ahí tenemos a Dios en Alma, Espíritu y Cuerpo en la persona de nuestro amado Señor Jesucristo; así como usted está en su cuerpo de carne y usted es alma viviente, usted está en toda su plenitud en el cuerpo de carne porque usted está en alma, está en espíritu y en cuerpo viviendo en medio de los seres humanos.

Ahora, lo más importante del ser humano es su alma, eso es lo que en realidad es el ser humano; por eso también Cristo hablando del Padre dijo: “El Padre...” Hablando de las ovejas que el Padre le dio dijo: “Nadie las puede arrebatar de mi mano, mi Padre que me las dio es mayor que todos.”

Vean, lo más grande es Dios, Dios en Cristo es lo más grande; y en el ser humano como persona, como ser humano, lo más grande es su alma.

Y ahora, “el alma que pecare, esa morirá.” Eso está allá en el Antiguo Testamento, y esto es a causa de que: “por cuanto todos pecaron, todos están destituidos de la gloria de Dios.” Romanos, capítulo 3, verso 23. Y en Romanos, capítulo 6, verso 23, dice:

Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.”

La dádiva de Dios es Vida eterna a través de Jesucristo para ustedes y para mí. Ninguna persona puede obtener Vida eterna, a menos que sea por medio de Jesucristo nuestro Salvador, El es la Vida eterna, y El tiene Vida eterna para ustedes y para mí. Por eso Cristo en San Juan, capítulo 14, verso 6, dijo:

Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.”

No hay otra forma para ir a Dios y vivir eternamente, solamente por medio de nuestro amado Señor Jesucristo. El vino para darnos vida en abundancia (o sea, Vida eterna), El vino a buscar y a salvar lo que se había perdido: todas esas almas de Dios que tienen sus nombres escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero.

Cuando la persona ha recibido a Cristo como su Salvador (al escuchar la predicación del Evangelio), y ha confesado sus pecados a Cristo, y ha lavado sus pecados en la Sangre de Cristo y ha sido bautizado en agua en Su Nombre, Cristo le da Su Espíritu Santo y la persona obtiene el nuevo nacimiento.

¿Y por qué ocurre todo esto en unas personas y en otras no? Porque esto ocurre con los que están escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero; con los que no están escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero no puede ocurrir.

Ahora vean, lo que dice en San Juan, capítulo 11, versos 49 en adelante, dice... esto fue cuando estaban juzgando a Cristo el concilio de la religión hebrea (el concilio del sanedrín) encabezado por el sumo sacerdote, dice capítulo 11, verso 49 en adelante:

Entonces Caifás, uno de ellos, sumo sacerdote aquel año, les dijo: Vosotros no sabéis nada;

ni pensáis que nos conviene que un hombre muera por el pueblo, y no que toda la nación perezca.

Esto no lo dijo por sí mismo, sino que como era el sumo sacerdote aquel año, profetizó que Jesús había de morir por la nación;

y no solamente por la nación, sino también para congregar en uno a los hijos de Dios que estaban dispersos.”

¿Ven? Para congregar en uno: en el Cuerpo Místico de Cristo, que es la Iglesia de Jesucristo, congregar ahí a todos los hijos e hijas de Dios que estaban dispersos por el mundo entero. Y por eso Cristo ordenó predicar el Evangelio a todo el mundo y en todo el mundo: porque los hijos e hijas de Dios están dispersos en el mundo entero.

Y de edad en edad el Mensaje de Cristo por medio del Mensajero de cada edad ungido con el Espíritu Santo, ha estado llamando y juntando los hijos e hijas de Dios de cada edad, llamándolos y juntándolos en el Redil del Señor, que es la Iglesia del Señor Jesucristo.

Y ahora, Cristo murió no solamente por la nación hebrea, sino por todos los hijos e hijas de Dios; y en la labor de la predicación del Evangelio encontramos que se realiza la labor para el recogimiento de todos los hijos e hijas de Dios en el Cuerpo Místico de Jesucristo, donde son colocados con Vida eterna.

Porque al recibir al Cristo como nuestro Salvador, lavar nuestros pecados en Su Sangre, y ser bautizados en agua en Su Nombre y recibir Su Espíritu Santo obtenemos el nuevo nacimiento y nacemos en el Cuerpo Místico de Cristo, que es la Iglesia del Señor Jesucristo con Vida eterna; y así nos da Cristo Vida en abundancia: Vida eterna, y así obtenemos un cuerpo angelical teofánico de la sexta dimensión, igual al cuerpo angelical de nuestro amado Señor Jesucristo conocido en el Antiguo Testamento como el Angel de Jehová.

Para los creyentes en Cristo tenemos la promesa de que todos obtienen un cuerpo angelical teofánico, y eso es el Angel de Dios para cada creyente en Cristo. Y cuando la persona muere físicamente va al Cielo, al Paraíso, es llevado por los Angeles de Dios y va en ese cuerpo angelical que ha recibido cuando Cristo lo bautizó con Su Espíritu Santo, y ahí obtuvo la persona el nuevo nacimiento.

Siempre que hay un nacimiento un cuerpo tiene que haber nacido, y ahí el cuerpo angelical es el resultado del nuevo nacimiento que Cristo opera en los creyentes en El.

Y ahora, han partido de esta Tierra millones de creyentes en Cristo pero con vida en abundancia, con Vida eterna, se encuentran en el Paraíso junto al Mensajero que les tocó en la edad que cada uno de ellos vivió. Pero están allí con la promesa de que Cristo va a pasar por el Paraíso y los va a resucitar en cuerpos glorificados, cuerpos eternos, igual al cuerpo glorificado de Jesucristo nuestro Salvador, el cual es un cuerpo jovencito para toda la eternidad.

Y los creyentes en Cristo que permanezcamos vivos hasta que ocurra la resurrección de los muertos en Cristo, ¿qué pasará con nosotros? Seremos transformados y entonces tendremos el cuerpo nuevo, eterno, inmortal, incorruptible y glorificado, igual al cuerpo glorificado de Jesucristo nuestro Salvador.

Ahora, ya tenemos vida en abundancia: Vida eterna, pero el cuerpo físico todavía es mortal; pero El nos dará un cuerpo nuevo y eterno, eso es la Redención del cuerpo, esa es la Adopción para cada hijo e hija de Dios por la cual clama toda la Creación, está clamando por la manifestación de los hijos de Dios en cuerpos eternos, inmortales, incorruptibles y glorificados, igual al cuerpo glorificado de Jesucristo nuestro Salvador.

Vamos a ser libertados de la muerte física cuando El nos dé el cuerpo eterno igual al cuerpo Suyo, igual a Su cuerpo glorificado.

Vean, así como Dios libertó al pueblo hebreo de la esclavitud en Egipto, El por medio, Dios por medio de Su Angel, el Angel del Pacto, el Angel de Jehová, que es Cristo en Su cuerpo angelical, libertó al pueblo hebreo usando al Profeta Moisés, y luego los llevó al Monte Sinaí y allí les dio las leyes divinas en dos tablas de piedra, y luego es dicho que la Ley fue dada por comisión de Angeles, ¿por qué? Porque el Angel de Jehová, el Angel del Pacto, que es Cristo en Su cuerpo angelical, fue el que le dio, le dio al pueblo hebreo la Ley.

Y ahora, encontramos que este mismo Angel de Jehová, Angel del Pacto, se hizo hombre, se hizo carne y habitó en medio de la raza humana y fue conocido por el Nombre de Jesús; era el Angel de Jehová en quien está Dios en toda Su plenitud dentro de un cuerpo de carne llamado Jesús, para llevar a cabo la Obra de Redención muriendo en la Cruz del Calvario, y llevar a cabo el Segundo Exodo para la liberación de los hijos e hijas de Dios, libertarlos del imperio, del reino del faraón, del diablo, libertarlos del reino del diablo, el reino de las tinieblas, ¿y llevarlos a dónde? Al Reino de Jesucristo, al Reino de luz, Reino de Jesucristo nuestro Salvador. De esto nos dice San Pablo en Colosenses, capítulo 1, verso 12 en adelante:

Con gozo dando gracias al Padre que nos hizo aptos para participar de la herencia de los santos en luz;

el cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo,

en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados.”

Y ahora vean, por medio de Jesucristo tenemos Redención por medio de Su Sangre y perdón de los pecados; y por cuanto la paga del pecado es la muerte, si son quitados nuestros pecados, pues entonces tenemos vida en abundancia, Vida eterna.

Y ahora, espiritualmente tenemos Vida eterna y tenemos un cuerpo angelical de la sexta dimensión, y estamos en el Reino de Jesucristo nuestro Salvador, que es el Reino de luz. ¿Ven?

Ahora, todo esto Cristo lo ha hecho llevando a cabo el Segundo Exodo; y en el Segundo Exodo El ha libertado al Israel Celestial, que es Su Iglesia, a la cual pertenecen todas las personas escritas en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero.

Y pronto se realizará el Tercer Exodo, en donde seremos libertados físicamente de la muerte física y seremos libertados físicamente del reino de las tinieblas, porque el diablo, vean ustedes, físicamente todavía tiene control del cuerpo de las personas y por eso el ser humano muere. Pero pronto la muerte va a ser vencida por Cristo (la muerte física del cuerpo de los escogidos de Dios), así como El venció la muerte física, venció la muerte de Su cuerpo y resucitó glorificado.

Ahora, la muerte va a ser absorbida con victoria. En Primera de Corintios es que nos dice San Pablo, capítulo 15 nos dice, versos 46 en adelante, aún un poquito antes parece que tenemos que leer, capítulo 15, verso 44 en adelante, dice:

Se siembra cuerpo animal...”

O sea, que el cuerpo físico que tenemos en la actualidad es cuerpo animal, porque a causa del pecado en donde la serpiente engañó a Eva, a causa del pecado el ser humano ahora viene con cuerpo animal y sin Vida eterna en su cuerpo físico, es un cuerpo temporal. Por cuanto un animal engañó a Eva, ahora el ser humano nace con cuerpo animal.

Se siembra cuerpo animal, resucitará cuerpo espiritual. Hay cuerpo animal, y hay cuerpo espiritual.”

Resucitará cuerpo espiritual, o sea, el cuerpo glorificado igual al cuerpo glorificado de Jesucristo nuestro Salvador.

Así también está escrito: Fue hecho el primer hombre Adán alma viviente; el postrer Adán, espíritu vivificante.

Mas lo espiritual no es primero, sino lo animal; luego lo espiritual.”

Por lo tanto, estando en estos cuerpos de carne mortal, corruptible y temporal animal, es que tenemos la oportunidad de hacer contacto con la Vida eterna, que es Jesucristo, recibirlo como nuestro Salvador, lavar nuestros pecados en Su Sangre, ser bautizados en agua en Su Nombre, y entonces El nos da Su Espíritu Santo y nos da así el nuevo nacimiento y nacemos en el Reino de Cristo.

Recibimos un cuerpo angelical espiritual de la sexta dimensión, con la promesa que cuando todos los que están escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero hayan entrado al Cuerpo Místico de Cristo, entonces Cristo nos dará el cuerpo físico glorificado, igual a Su cuerpo glorificado, y entonces seremos inmortales físicamente también. Ahora, continuando sigue diciendo:

El primer hombre es de la tierra, terrenal; el segundo hombre, que es el Señor, es del cielo.

Cual el terrenal, tales también los terrenales; y cual el celestial, tales también los celestiales.

Y así como hemos traído la imagen del terrenal, traeremos también la imagen del celestial.”

Por eso es que seremos a imagen y semejanza de Jesucristo cuando tengamos el cuerpo físico glorificado; pero primero recibimos la imagen, que es el cuerpo angelical, y después recibiremos la semejanza física, que es el cuerpo físico glorificado.

Pero esto digo, hermanos: que la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios, ni la corrupción hereda la incorrupción.

He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos.”

O sea, no todos vamos a morir, porque habrá un grupo de personas que no verán muerte, porque la resurrección de los muertos en Cristo será llevada a cabo, y luego los que estén vivos en ese tiempo, creyentes en Cristo nacidos de nuevo, serán transformados y luego seremos llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero, a la Casa de nuestro Padre Celestial, que es la séptima dimensión; es llamado también el Rapto o arrebatamiento de la Iglesia del Señor Jesucristo.

He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos transformados.”

Todos vamos a tener un cuerpo transformado, un cuerpo glorificado, eterno, inmortal, incorruptible y jovencito para toda la eternidad. Ahora, ¿cuándo será? Dice:

en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados (aquí está la promesa divina).

Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad.”

Cuando seamos transformados estaremos vestidos de inmortalidad, porque sera un cuerpo glorificado como el cuerpo glorificado de Jesucristo nuestro Salvador.

Y cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en victoria.”

¿Ven? Sorbida es la muerte en victoria, desaparecerá la muerte de nuestro cuerpo, porque será un cuerpo glorificado con Vida eterna, con vida en abundancia, y entonces tendremos la victoria física que Cristo nos dará, esa es Su victoria y por consiguiente es la victoria para nosotros.

Llegaremos a la inmortalidad al recibir el cuerpo eterno inmortal, incorruptible y glorificado, y ya de ahí en adelante han terminado todos los problemas suyos y los míos también: los de salud, los económicos, los sociales; todos los problemas terminan cuando tengamos el nuevo cuerpo.

Ya no seremos personas de la clase media ni de la clase pobre, porque somos herederos de Dios y coherederos con Cristo Jesús, y cuando tengamos el nuevo cuerpo entonces heredaremos con Cristo todas las cosas, y heredaremos el Reino, ese Reino de Cristo con Cristo como coherederos, y estaremos como Reyes.

Y en el Reino de Cristo no habrá Reyes pobres, son todos galardonados por Cristo, y estaremos también como Sacerdotes del Orden de Melquisedec, y como Reyes del Orden de Melquisedec y como Jueces del Orden de Melquisedec también, y Jesucristo es Melquisedec, el Sumo Sacerdote del Dios Altísimo del Templo Celestial.

De ese Orden Celestial es que nosotros somos parte, y por consiguiente todo lo que Cristo es lo somos también nosotros.

Vean, El dijo en una ocasión: “Yo Soy la Luz del mundo.” Y luego dijo a los creyentes en El: “Vosotros sois la Luz del mundo.” ¿Ven? Porque todo lo que Cristo es lo son también los creyentes en El, son parte de Jesucristo nuestro Salvador, El es nuestro hermano mayor, y El llevó a cabo la Obra de Redención para darnos vida en abundancia, Vida eterna.

Y ahora, sabemos cómo obtener Vida eterna, vida en abundancia. El alma de todo ser humano y la persona, toda persona desea vivir eternamente, nunca ponerse vieja, nunca enfermarse y ser rica también, son cosas que el ser humano siempre ha deseado, y todo eso es posible por medio de Jesucristo nuestro Salvador.

Este cuerpo es temporal, confirmamos nuestro lugar en la Vida eterna al recibir a Cristo como nuestro Salvador, lavar nuestros pecados en Su Sangre, ser bautizados en Su Nombre y recibir Su Espíritu Santo, y así ya tenemos Vida eterna.

Tenemos Vida eterna, nuestra alma tiene Vida eterna aunque todavía el cuerpo físico no tiene Vida eterna, pero recibirá un cuerpo nuevo glorificado con Vida eterna.

Y ahora, vean cómo Cristo salva nuestra alma, lo más importante en nosotros es nuestra alma. Cristo dijo: “¿De qué le vale al hombre si ganare todo el mundo y pierde su alma?” De nada le sirve al ser humano vivir en esta Tierra como una persona grande, importante, rica, sin Cristo.

Sin Cristo la persona es nada, sin Cristo la persona está sin vida en abundancia, sin Vida eterna. Cristo dijo: “¿De qué le vale al hombre si ganare todo el mundo y pierde su alma? Porque el Hijo del Hombre vendrá con Sus Angeles y entonces pagará a cada uno conforme a sus obras.” Y todos los que han recibido a Cristo como su Salvador tienen Vida eterna, y no vendrán a condenación, mas han pasado de muerte a vida, a vida en abundancia, a Vida eterna.

El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida.” San Juan, capítulo 5, verso 24.

Y en San Juan, capítulo 6, verso 39 al 40, dice.

Y esta es la voluntad del Padre, el que me envió: Que de todo lo que me diere, no pierda yo nada, sino que lo resucite en el día postrero.

Y esta es la voluntad del que me ha enviado: Que todo aquel que ve al Hijo, y cree en él, tenga vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero.”

Tenemos la promesa de una resurrección en el Día Postrero para todos los creyentes en El que han partido, y de una transformación para los que estemos vivos en el momento que Cristo resucite a los creyentes en El.

Por lo tanto lo más importante para el ser humano es la Vida eterna, la vida en abundancia que Cristo otorga a los creyentes en El; y solamente se puede obtener recibiendo a Cristo como nuestro Salvador, creyendo en nuestro amado Señor Jesucristo, confesando a El nuestros pecados, siendo bautizados en agua en Su Nombre y recibiendo Su Espíritu Santo, y así recibimos vida en abundancia, Vida eterna.

Cristo dijo: “Buscad primeramente el Reino de Dios y Su justicia.” Eso es lo que Cristo enseñó que el ser humano está llamado a buscar en esta Tierra. Y solamente en Cristo encontramos el Reino de Dios y la Vida eterna, por lo tanto recibiendo a Cristo es que recibimos todas esas bendiciones del Reino de Dios.

Lo más importante entonces para todo ser humano es la Vida eterna. No hay nada más importante para el ser humano, solamente la Vida eterna, y esta vida está escondida ¿dónde? En Jesucristo nuestro Salvador.

Los conquistadores españoles estaban buscando la fuente de la juventud y no la encontraron, se murieron; es que la Fuente de la juventud es Jesucristo, El es la Fuente del Agua de la Vida eterna.

Y el que encuentra a Cristo, recibe a Cristo como su Salvador, ha encontrado la Fuente de la juventud, la Fuente del Agua de la Vida eterna, de la cual Cristo ofreció a la mujer samaritana, y dijo: “Si tú supieses quién es el que te pide de beber, tú pedirías de El y El te daría agua que salta para Vida eterna.”

¿Ven? Eso es el Espíritu Santo que El nos da, El nos da esa agua que salta para Vida eterna, que es el Espíritu Santo, y así obtenemos el nuevo nacimiento y obtenemos el cuerpo angelical.

Cristo también dijo en otra ocasión, capítulo 7, verso 37 en adelante de San Juan... eso fue en la fiesta de los tabernáculos, dijo capítulo 7, verso 37 al 39:

En el último y gran día de la fiesta, Jesús se puso en pie y alzó la voz, diciendo: Si alguno tiene sed, venga a mí y beba.

El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva.

Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en él; pues aún no había venido el Espíritu Santo, porque Jesús no había sido aún glorificado.”

Y ahora vean cómo esta agua que salta para Vida eterna es el Espíritu Santo que nos da Jesucristo al recibirlo como nuestro Salvador, lavar nuestros pecados en Su Sangre, ser bautizados en agua en Su Nombre y entonces El nos da el Espíritu Santo, y así obtenemos el nuevo nacimiento y obtenemos el cuerpo angelical de la sexta dimensión.

Y ya tenemos Vida eterna, vida en abundancia, y solamente nos falta perseverar en Cristo, sirviéndole todos los días de nuestra vida estando en el Cuerpo Místico de Cristo, la Iglesia de Jesucristo, esperando nuestra transformación si permanecemos vivos hasta que El termine Su Obra de Intercesión en el Cielo y resucite a los muertos creyentes en El.

Pero si alguno parte antes, será resucitado en un cuerpo glorificado; nosotros los que vivimos cuando los veamos a ellos resucitados seremos transformados, y entonces tendremos vida en abundancia física, lo cual es Vida eterna física en un cuerpo físico, eterno, inmortal, incorruptible y glorificado que El nos dará, igual a Su cuerpo glorificado.

Ahora, hemos visto que... hemos visto el misterio de la Vida en abundancia, la Vida eterna, ¿y quién es el que tiene esa Vida eterna para darle a todo ser humano que desee vivir eternamente, que desee esa Vida eterna? “Si alguno tiene sed venga a mí y beba.” Dijo Cristo nuestro Salvador. Por lo tanto, es El el que puede darle de la Fuente del Agua de la Vida al creyente en El.

En Apocalipsis, capítulo 21, verso 7, dice: “El que venciere heredará todas las cosas...” Un poquito antes dice:

Al que tuviere sed, yo le daré gratuitamente de la fuente del agua de la vida.

El que venciere heredará todas las cosas, y yo seré su Dios, y él será mi hijo.”

Y ahora, podemos ver que hay que tomar de la Fuente del Agua de la Vida, y Cristo es la Fuente del Agua de la Vida.

Nuestra vida está escondida ¿dónde? En Cristo, que es la Fuente del Agua de la Vida eterna; y El nos da de la Fuente del Agua de la Vida eterna en Su Primera Venida y El nos da de la Fuente del Agua de la vida en Su Segunda Venida, nos da la Fuente del Agua de la Vida y nos da Su Espíritu Santo, y nos da el nuevo nacimiento y nos da el cuerpo angelical.

Y en el Día Postrero nos da de la Fuente del Agua de la Vida y nos da el cuerpo físico y glorificado en adición al cuerpo angelical teofánico. Cristo en Su primera Venida y en Su Segunda Venida viene para darnos vida, y vida en abundancia (o sea, Vida eterna).

Hemos visto quién es el que tiene esta Vida eterna, y hemos visto el orden divino para todos nosotros poder obtener esa Vida eterna, la cual desea el alma de toda persona.

Y ahora, hemos visto que hay un Programa para obtener vida en abundancia, Vida eterna: recibiendo a Cristo como nuestro Salvador al oír la predicación del Evangelio, y confesando a Cristo nuestros pecados, lavando nuestros pecados en Su Sangre, siendo bautizados en agua en Su Nombre y recibiendo el Espíritu Santo, y así tenemos vida en abundancia, Vida eterna, la cual Cristo nos ha dado al recibirlo como nuestro Salvador y El darnos Su Espíritu Santo.

Hemos recibido vida en abundancia, por eso es que tiene que venir en el Día Postrero la resurrección de los muertos en Cristo y la transformación de nosotros los que vivimos, porque hemos recibido de parte de Jesucristo vida en abundancia, la cual es Vida eterna, ¿y nuestra vida está escondida dónde? En Cristo nuestro Salvador.

Cristo vino para darnos vida en abundancia, Cristo da vida en abundancia, porque para eso El vino y murió en la Cruz del Calvario: para darnos vida en abundancia, Vida eterna. Así que todos ya sabemos que Cristo da vida en abundancia, Vida eterna.

Y ahora, teniendo vida en abundancia, Vida eterna por medio de Jesucristo, del cual la hemos recibido, le damos gracias al Padre Celestial por Jesucristo nuestro Salvador, por darnos Vida eterna, vida en abundancia a través de Jesucristo nuestro Salvador.

Que las bendiciones de Jesucristo, el Angel del Pacto, sean sobre todos ustedes y sobre mí también, y siga Cristo añadiendo a Su Iglesia los que han de ser salvos, los que están escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero; y pronto se complete el número de los escogidos de Dios, y pronto Cristo se levante del Trono del Padre, resucite a los muertos creyentes en El y a nosotros nos transforme, y nos lleve con El a la Cena de las Bodas del Cordero en el Cielo. En el Nombre Eterno del Señor Jesucristo. Amén y amén.

Ha sido para mí una bendición y privilegio grande estar con ustedes en esta noche, esta tarde, dándoles testimonio de Cristo, y de que Cristo da vida en abundancia al ser humano.

CRISTO DA VIDA EN ABUNDANCIA.”

Ahora, hemos visto que nuestros nombres están escritos ¿dónde? En el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero. Por eso las palabras de Cristo: “El que es de Dios, la Voz de Dios oye,” y también: “Mis ovejas oyen mi Voz y me siguen,” se han estado cumpliendo ¿en quiénes? En ustedes y en mí.

Cristo ha estado llamando Sus ovejas y las ha estado colocando ¿dónde? En Su Redil, en Su Iglesia. “Y habrá un Rebaño y un Pastor.” Cristo es el Pastor y la Iglesia de Jesucristo es el Rebaño donde El nos ha colocado como Sus ovejas que han escuchado Su Voz.

Y ahora, las ovejas de Cristo que el Padre le ha dado, las cuales El ha colocado en Su Redil, Su Iglesia, tienen Vida eterna, tienen vida en abundancia, porque Cristo, el cual da vida en abundancia nos ha dado vida en abundancia, Vida eterna.

Así que, conscientes de esta verdad permanezcan en el Redil del Señor, sirviendo a Cristo como nuestro Salvador todos los días de nuestra vida. “Y el que perseverare hasta el fin será salvo.” Dice Cristo, dice la Escritura. Por lo tanto perseveremos hasta que seamos transformados, y seamos luego llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero.

Ya estamos muy cerca de esa transformación, por lo tanto, adelante sirviendo a Cristo todos los días de vuestra vida, y disfrutando esa vida en abundancia espiritual que El nos ha dado, y preparándonos para recibir la vida física en abundancia, que es Vida eterna en el cuerpo eterno que El nos dará.

Bueno, que Dios les continúe bendiciendo a todos, que Dios les guarde, muchas gracias por vuestra amable atención, y continúen pasando una tarde o una noche llena de las bendiciones de Jesucristo nuestro Salvador. Con nosotros nuevamente el Rvdo. Miguel Bermúdez Marín, para finalizar nuestra parte en esta ocasión.

Que Dios les bendiga y les guarde a todos.

CRISTO DA VIDA EN ABUNDANCIA.”